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    V;rrcla, liJ.,'l'lrortlps()rt, U. y ltosch, t'). (1997), I)t: c.ut:r1tr) l)t.csL,yI(. Ls c.i*tc.itscognitiaas y la experiencia humana, Gedisa, Barcclo'a.vattimo, G. (1990), La sociedad transparente, paids, Barcelona.- (1989), Ms all del swieto: Nietzsche, Heidegger y la hermenutica, paid,s,Barcelona.- (1986)' El fin de la modernidad: nibilismo y bermenutica en la cwltwra post-mo derna, Gedisa, Barcelona.Vidal Beneyto, J. (dir.) (2002), La ventana global. Ciberespacio, esfera pblicamwndial y wniverso meditico, Taurus/{.Jnesco, Madrid.Virilio, P. (1993), L'art du motea Galile, pars.- (1989), La mqwina de visin, Ctedra, Madrid.Wiewiorke, M. (1997), (Jne societ fragmente? Le mwhicubwralisme en d.bat,La Decouverte, Pars. Comunicacin social y cambio tecnolgico:un escenario de mltiplesdesordenamientosGuillermo Oroz co Gnl,ez

    IntroduccinPor ubicarme como investigador en el lado de la recepcin y las audien-cias televisivas y buscar transformar sus interacciones mediticas a partirde la exploraci ny posterior intervencin pedag gica de sus procesos co-municativos y de las mediaciones y contextos que los circundan, mis in-cursiones en el amplio campo de la comunicacin (y ahora en particularvinculado con el cambio tecnolgico en el contexto de la sociedad del co-nocimiento) han implicado siempre una fuerte tensin entre dos perspec-tivas. De una parte la perspectiva que otorga un granpeso especfico a laemisin y por tanto a los referentes mediticos en los efectos que provo-cafivt por ende, una perspectiva que otorgara primaca a la tecnologacomo motor principal de las transformaciones que estamos presenciandoy aunde la revolucin que (muchos sostienen) estamos experimentando;una perspectiva tecnocntrica, dominante hoy en da en el pensamientocomunicacional. Y de otra parte aquella perspectiva que privilegiaraunacomprensin de la comunicacin y de la misma produccin de conoci-

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    Portantes que actualmente pareccn estarse perdiendo dc vista. Ij,n la sc-gunda parte abordo con ms detalle algunos de los desordenamienrosdesde los actores sociales y sus prcticas comunicativas. En la ltimaParte tratar de calibrar estos desordenamientos en relacin con sus efec-tos en el campo de la educacin dentro del nuevo ecosistema comunica-tivo en el que estamos.Si alguna tesis sostengo en este captulo es en todo caso que muchoscambios que estamos presenciando en este primer lustro del siglo xxr yque seguiremos presenciando en el futuro inmediato en el mbito de lacomunicacin social, no se deben rcdava al potencial tecnolgico msreciente que se desprend era de las ltimas tecnologas o de la racionali-dad tecnoinformtica como tal, sino a la extendida presencia de los me-dios y tecnologas menos nuevas nacidas en la modernidad. Cambioscomo el del trnsito de un paradigma dela literalidad a uno de la ima-gen son los que estn prefigurando principalmente las transformacionesfuturas posibles, por lo que hay que acabar de entenderlos para no caeren el terreno de las especulaciones o de los futurismos idealistas u opti-mistas.La nueva centralidad de lo mediticoen la sociedad del conocimientoEn primer lugar me gustara partir de un reconocimiento (que alude auna mediacin geopoltica, por lo que en Amrica ladna nos resulta casiobvio, pero que en otras regiones se puede prestar a cierta polmica.Creer que los medios y tecnologas de informacin gestados al amparode la modernidad e insertos socialmente durante el siglo pasado -comola televisin abierta o la televisin de pago en sus diversas modalidadesde recepcin- han perdido relevancia frente al cambio o conjunto decambios tecnolgicos ms recienres (Piscitelli, 1995), -o que hasta hanmuerto como afirmaran algunos (Prez da Silva, 2000)- parece un espe-jismo tecnocrtico. Y como tal, insostenible por aquellos que no acepta-mos ese evolucionismo tecnolgico reduccionista que automticamenteva haciendo obsoletas las tecnologas anteriores.

    [-A emergencia cle un complejo ecosistelna colnunicativrt[, quc yr-r picnscl es que toclos los medios, viejos y nucvos, as cotn

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    rialnctrtc cclmpite con otros, cn situacioncs diversas, erl clifercntcs cscc-narios cuyas consecuencias no solo causa 1.No obstante, y aun entendido as, me interesa recalcar que la sociali-dad es precisamente lo que ms se est trastocando en comunic acin apartir de las nuevas determinaciones que en ella suponen los cambiostecnolgicos, ya que, como afirma Echeverra (1999), la provisin de losnuevos servicios telemtic os on-line que el cambio tecnolgico permitesuPone nuevas dependencias de los usuarios, quienes para ejercer con li-bertad sus diversas ..interactividades' tienen que conectarse a las gran-des redes e infraestructuras, las cuales ni gobiernan ni controlan ni tam-Poco han creado. Asi la asimetra que ya c^racterizaba las anterioresdependencias entre los usuarios de los viejos medios, como los televi-dentes y los dueos de la industria de la televisin, ahora cambia de co-lor y de estilo, pero no desaparece. Por el contrario, se ampla disolvin-dose en innumerables actos que aparentemente reflejan total libertad.Actos que finalmente se anclan en una capa epidrmica de opciones so-bre las cuales los decisores parecen tener control.Laparadoiaaques que mientras ms se amplaunacapade opciones,las otras capas ms profundas quedan cadavez ms centralizadas. Fen-meno que se vive ya con relacin a los medios viejos, donde se apreciauna creciente tendencia de proliferacin homogen eizante y que prefigu-ra su extensin en el futuro, dadas las todava ms centralizadas fuerzasque controlan las nuevas tecnologas (\flolton,2000).Las prcticas comunicativas generan hbitos y promueven regulari-dades que los actores sociales desarroll an, aveces hasta de maner a auto-matizada, en la medida en que han interorizada comporramientos ymodelos o patrones de reaccin frente a los referentes comunicativos. Aveces lo ms difcil de modificar son precisamente estas cosrumbres co-lectivas e individuales frente a los referentes informativos, mediticos yno mediticos, que son los que sustentan lo que aqu entiendo como laritualidad comunicatva. Esta ritualidad, generada tanto con relacin amedios como a gneros programticos y por supuesto con relacin a tec-nologas, es la que en todo caso va reflejando grados de apropiacin deesos referentes o de abandono. Procesos que suponen habituacin ytiempo.

    La explosin de las mediacionesOriginalmente el concepto de mediacin en el mbito de la comunica-cin social fue inaugurado como propiedad exclusiva de los medios(Martn Serrano, 1982). En ingls o francs es ms sencillo ver estaderivacin de media a "mediation>. Posteriormenre, Martn-Barbero(1,987) usa el concepto con otra intencionalidad y para significar eldescentramiento de la comunicacin de los medios, lo que l llamel mediacentrismo en este campo de esrudios. La cultura, entonces,vino a ser asumida como la mediacin principal o "mediacin con ma-ysculas> y posteriormente deriv en diversas mediaciones ms espe-cficas.Entender el proceso de comunicacin, entonces, supone como puntode partida abano narlaidea de que las mediacior., pr".den slo de losmedios y que stas, en cierta manera, son su extensin. Las mediacionesa las que me refiero son procesos estructurantes que provienen de diver-sas fuentes, que inciden en los procesos de comunicacin y que confor-man las interacciones comunicativas de los actores sociales.

    Desde esta concepcin de las mediaciones, lo que actualmente esra-mos presenciando es un interjuego distinto de sus pesos especficos en lacomunicacin social. Si antes las mediaciones institucionales propias delas diversas instituciones sociales a las que las audiencias pertenecan eranmuy importantes en la definicin y orientacin de las producciones desentido, como la escuela o el Estado por ejemplo, ahoraesas institucionestpicas de la modernidad y del siglo pasado han perdido fuerza. Que ha-ya sido la globalizacino el mercado, o el estadio especfico del capitalis-mo, no importa tanto en este punto de la discusin ya que aquello que sedesordena es justamente el ordenamiento tradicional de mediaciones. Eneste interjuego, la mediacin tecnolgica adquiere una importancia quizdesmedida, al tiempo que otras mediaciones casi desaparecen o se atrin-cheran en fundamentalismos desde donde buscan tener alguna oportuni-dad de incidencia en el intercambio socieal en su conjunto.Las mediaciones cognoscitivas, como la misma capacidad de per-cepcin, se alteran debido a las posibilidades tecnolgicas de transmi-sin y consumo de informacin y principalmente de imgenes. Con lirtecnologa audiovisual y la convergencia tecnolgica entre lo digital ylo televisivo, la percepcin adquiere dimensiones inslims que inclusotrastocan el mismo sistema nervioso y las habilidades visomotoras.

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    Desde el caso de los efectos de epilepsia en nios que en Japn vieronprogramas de Pokmon en 1 997,hasta el paroxismo que envuelve la vi-sin en pantallas lquidas o en pantallas de tres dimensiones, la percep-cin est en el centro de las transformaciones presentes y futuras en elmbito de la comunicacin, cada vez ms estimulada por la mediacintecnolgica.Junto con lo perceptivo, otro de los mayores desordenamientos co-municativos vigentes es la autolegitimacin de la imagen y en particularde la imagen en movimiento, de la imagen que constituye esa visualidadtecnificad e,yeque se est convirtiendo en principio o criterio esencial deautoridad, por medio de la enorme verosimilitud que alcanza con lasms recientes tecnologas. Los simulacros de realidad, que a veces resul-tan hasm ms reales que la realidad misma que simulan, no son sinoejemplos de la explosin de lo que podemos considerar la mediacin vi-sual en las creencias de los usuarios y en los criterios de verdad (Levis,leee).

    La ,raudienciacin', como escenario y estmuloa la emergente formacin de redesPrimero fue el pueblo, luego la masa y despus de la modernidad sonquiz las redes las estructuras atravs de las cuales las sociedades con-temporneas se organizan e interactan. Por lo menos esto es lo que pro-fezaranvarios autores. Pero a m me parece que, en el mbito especfi-co de la comunicacin, de la masa se est pasando a las redes por mediodel que quizsea el fenmeno o tendencia contempornea ms generali-zada, aun en las sociedades del Primer Mundo: el fenmeno de la..audienciacin". Asi sta es en s una estancia y no slo el paso hacia unestatus diferente, lo que a su vez confiere estatus concretos a los sujetosque las configuran. Entender esta caracterstica me parece fundamenmlp^ra poder entender posteriores cambios socioculturales estimuladospor la mediacin tecnolgica.En la medida en que se ha realizado una mediatzacin-que algunosllaman

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    Como contrapartida, la representacin rneclitica y la virtualiclaclcontinan su crecimiento vertiginoso y se consolidan doblemente comoproductos y procesos, a lavez que como mediaciones privilegiadas paraconocer, sentir y gustar.La mediacin videotecnolgica sedimentada en las ..virtudes" impl-citas que como medio posee la televisin -instantaneidad, verosimilitudy altafidelidad- confiere ala evidencia visual veracidad, al tiempo que lapone ..frente a los propios ojos del televidente". Esta mediacin ancla sunaruralizacin y legitimidad en la ancestral (y bblica) confianza de lossujetos (televidentes) en aquello que ven. Por su parte, la mediacin in-formacional (digital), sedimenmda en la interactividad que parece diluirlas fronteras entre productores y consumidores de conocimiento, natu-ra\za su influencia al ofrecer a las audiencias y usuarios la sensacin deser no slo receptores, sino tambin emisores del conocimiento cons-truido.Y aqu realmente yo tengo una gran duda. Ser que la nueva tecno-loga nos permitir de verdad modificar sustancialmente las condicionesde produccin de conocimiento que queremos o slo nos permitiraciertos rangos de liberady creatividad mayores, pro siempre enmarca-dos en condiciones que no fueron ni de nuestra produccin ni de nues-tra eleccin? Estas mediaciones (visuales y digitales) invaden y erosio-nan los modos ilustrados, orales y escritos de percepcin, apropiacin,producci6ny circulacin de saberes, conocimientos, juicios, opiniones ynociones, incidiendo tambin en una transformacin desbocada de algu-nos usos sociales de lo percibido, apropiado y (re)producido por los ac-tores sociales.En tercer lugar, el estar-siendo audiencia trastoca tambin los lmitesespacio-temporales del intercambio socie tal y deslocali za a sv v ez la par -ticipacin real de los actores. Sin un claro sentido del lugar (Meyrowitz,19S5) las audiencias no solo se encuentran a la deriva, sino que sus ancla-jes en lo real se vuelven difusos, movedizos, bastante impredecibles, loque provoca un proceso inflacionario de dispersin-reencuentros conataduras momentneas a con el siguiente captulo de la telenovela, a los piado-sos que, ya sin sentimientos de culpa y sin salir de casa, reverberan losoficios religiosos en pantalla, o a los "ciudadanos>> que sacian sus ansiasde novedady sensacionalismo siguiendo al ..Gran Flermano', o sientensatisfechas sus responsabilidades cvicas con el

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    irc()tdrrs y con :rltas dosis de rcaccin frcntc a csos rcfcrcntes telcvisivosquc nunca clecidicron (Orozco Gmez,2QQl).Transformaciones identitariasLa erosin de las identidades radicionales es una consecuencia del jue-go de mediaciones entre las que destacan la mediticay la tecnolgica. Sien la premodernidad las identidades se definan ms por aspectos fsicosy materiales, ms bien naturales, I posteriormente en la modernidad porla aadidura de ciertos atributos menos tangibles o naturales adquiridosen el trnsito a ese ..Tercer Entorno" que nos narra Echeverra (1999),lasidentidades de hoy son menos esencialishs y ms amalgamadoras (Mar-tn-Barbero, 2000). stas se van constituyendo de mestizajes e hibrida-ciones sedimentadas en manifestaciones y representaciones, sobre todovisuales. Y si bien es cierto que permanecen remanentes propias de otrasetapas y modelos identitarios, tanto los placeres y sensaciones que pro-porcionan como las gratificaciones mediticas y tecnolgicas obtenidaspor los actores van encuadrando y prefigurando sus identidades emer-gentes.

    Quizs uno de los fenmenos sustantivos ms caractersticos de estecambio de poca con relactn a las identidades no sea ni su fragmenta-cin ni su volatilidad, sino jusmmente su centralidad en l y consecuen-temente su cada vez mayor dependencia de 1. Reconocimiento que soloes posible gracias a la tecnologa meditica que permite tener visibilidaden pantallas y que cada vez se hace ms se hace sinnimo de ella.Los movimientos sociales, reivindicativos, de distinta ndole y caladopugnan actualmente por ser reconocidos en su distintividad, manifiesta yamplificada audiovisualmente. En esa dimensin de visibilidades tecnifi-cadas tambin la poltica y los polticos luchan por la popularidad, medi-da cadavez ms como objeto de rating y no necesariamente de liderazgoreal. Acceder al micrfono y a la videocmara, al tiempo que se convier-ten en objetivos sustanciales para los movimientos y las organizacionessociales, premoniza el acceso a Internet, el reconocimiento en los sitiosweb y la aceptacin en los chats como estrategias imprescindibles para elreconocimiento de los sujetos sociales en su trnsito a ser sujetos-red.El resultado que tenemos enfrente es una creciente dependencia de latecnologa y en particular de la meditic a y digital en la vida coti diana.112

    l)cpcrrrlcciir rtrc sin c'nrb:u'go cst: siclttltl cxrltlt;rtlir y clllll;ll'('.1(l:l ll() l)()l'rAz()ltcs clc clcsarollo hurnano, sin

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    tcl'ttporal, clorrdc pareccra dar lo rnismo olrservar la realiclad transmitidaque ver una telenovela, una pelcula o un ..documentalr' (de ficcin, porsupuesto) sobre la vida de los dinosaurios en el Discovery Channel! Pe*daggicamente esta situacin tiene repercusiones no slo para aprehen*der la historia, el futuro y la propia ubicacin en el mundo de los suje-tos-audiencia, sino sobre todo entre los nios, cuya comprensin de lostiempos conlleva un esfuerzo especfico, nada sencillo, pero que ellosparecen superar frente a la televisin en tanto que se muestran segurosde que los que mueren en pantalla siempre pueden resucitar o tener evo-luciones ..a lo Pokmon" despus, y les cuesta mucho entender la situa-cin de la vida y la muerte reales.En las pantallas puede pasar prcticamente todo, en el momenro quese quiera; y 10 que ha pasado antes o mucho antes, como los dinosaurios,recobra vida en una simulacin escnica dotada de una enorme verosi-militud. Y con el ordenador, adems, se incluye la participacin de lospropios usuarios a travs de procesos ms interactivos.Pero los destiempos educativos de los actores, sujetos-audiencia, tam-bin se manifiestan en la comparacin con la vida escolar. La escuela y launiversidad tienen horarios fijos, turnos determinados, localtzaci.onesprecisas. En cierta medida se mantienen como reductos de la instrucci 6nyde la preservacin de la culrura y las tradiciones autcronas. Volcada alpa-sado y resistente a mirar al presente global, la escuela (pblica) actual veamenazado su futuro y "estalla> ante el siempre presente meditico-infor-mtico, innovador y sin horarios, hecho posible por las ms recienres tec-nologas de la informacin A ese referente se puede acceder en cualquiermomento y casi desde cualquier lugar: no hay que hacer traslados fsicos.Desplazamientos educativosOtra fuente de incertidumbre se encuentra en los despl azamtentos edu-cativos, que no encuentran sosiego, provocados por los medios y las msnuevas tecnologas. Entre las deslocalizaciones que introducen en laeducacin, la de la autoridad es quizla ms importante. Esta deslocali-zacn conlleva diversas facetas. Una es el mismo desplazamiento delaprendizaje de la escuela y aun de la vida, por el de las pantallas.El cuarto donde se usa el ordena dor y/o se ve la televisin se recon-vierte en escenario de mltiples vivencias y experiencias, aunque stas114

    serrr vicariirs y virturlcs y dcvcngrn cn rtrltilrles..leccittltt's. l)lt':l l.tvicl:r. Lo quc sc:rprencle ah rcsultir rtruchrs vcces nrris rclcvrttlt('quc lt,quc se arrendc en instituciones eclucativas formalcs. [,1 rltcril cxposi-cin de las audicncias a la imagen en las diferentes pantallas posilrlcssupera cuantitativamente su exposicin alas pizarras y a las figuras demagisterio en las aulas. El mero contacto con el saber y los saberes, conlos conocimientos legitimados, se reduc e cada vez ms en las institu-ciones educativas, bombardeadas por las ausencias de figuras de magis-rerio, los das festivos, los requerimientos sindicales de los docentes,las polticas de los ministros de Educacin de turno, etctera, y aumen-ta geomtricamente ante la proliferacin de ofertas mediticas y ciber-nticas.Otra faceta de esta deslocali zacin se manifiesta con respecto a lasfuentes legitimadoras de los aprendizajes. Antes, el libro tena con res-pecro al maestro la "ltima palabra". Ahora,Ialtima imagen est en lapantalla y la ltimapalabrala tienen los sujetos-audiencia, fundamental*mente sus ojos: "Si lo veo en pantalla, lo creo, es verdico; si no lo veo,puedo dudar y desconfiarrr. La vista se reconvierte entonces en una legi-dmadora de 1o que pasa por ella, sin importar si ello es verdico, valioso,entendible, estructurado o simplemente banal, falso, manipulador o ses-gado en tanto producto necesario de representaciones. Desde las interac-ciones mediticas, los sujetos educandos cuestionan al maestro, cuestio-nan sus saberes enciclopdicos vaciados de significado frente a laproliferante significacin representacional y policro mtica de sus ecosis-temas comunicativos.Las salas para ver la televisin y navegar instituidas en ..escuelas sinlicenciar'; los medios convertidos en protagonistas y no solo en media-dores o reproductores del acontecer social; ..las, razones y no ..latt ra-z\n,reconvertidas en las ltimas legitimadoras de lo verosmil, son ape*nas algunas de las facetas que permiten apreciar las dimensiones variadaspero profundas, del deslocalizamiento de la autoridad en las sociedades-audiencia contemporneas.Hacia un cambio de paradigmaEl proceso de aprendizaje propio del paradigma que posibilita la tecno-loga informacional es por descubrimiento (exploracin), no por imita-

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    ciirrr (rcprocluccin), corno ha sido c[ caso preclclrninantc hasta ahclra enmuchas culturas y en la misma educacin escolar.Este paradigma del descubrimiento, entonces, no es nuevo como tal.Su novedad estriba en que ahora ser el predominante, por una parte ypor otra, en que los descubrimientos que se posibilitan con la tecnologade la informacin -y por tanto el conocimiento que se construye- unavezlogrados, sirven de base para nuevos descubrimientos, por lo que seesmblece no una cadena, ni una serie, sino ms bien un rbol alavezim-predecible en su crecimiento subsiguiente y vinculado con ..nodos" (co-mo Castells [1998] enfarza en el modelo de estructuracin de las redes).Independientemente de las ventajas que un proceso cognoscitivo deesta naturaleza traiga, ahora y en el futuror por el momento planteaunaamenaza mltiple, y abre una seria confrontacin que a su vez provocareacciones desajustadas. Sobre todo a los educadores, aunque no sola-mente a ellos.Las ya de por s erosionadas -por la visualidad tecnificada de los me-dios* figuras de raz6n y autoridad tradicionales, desde el establecido ycelosamente custodiado en bibliotecas e instituciones hasta el del profe-sor que se preciaba de sus dotes enciclopdicas, y por supuesto el libro,medio por excelencia que ha sostenido el paradigma hegemnico hastaahora de la repetici ny la reproduccin de conocimientos, as como tan-tas otras instituciones que durante siglos han contribuido a legitimarciertos conocimientos y metodologas, hoy se ven sacudidas, confronta-das, y estn en el momento de mayor reaccin.Los docentes manifiestan un temor profundo a ser reemplazados porlas nuevas tecnologas de informacin puestas al servicio de objetivos deaprendizaje. Y las instituciones educativas no acaban de comprender lamagnitud del cambio, e insisten tercamente en continuar con una visinreduccionista que solo reparaen el aspecto instrumental tanto de medioscomo de tecnologas. La dotacin de mquinas en las escuelas no es lanica alternativaparaatajar el desafo, como se han empeado en asegu*rar muchos ministerios latinoamericanos de Educacin. Debatir y re-pensar los para qu de la educacin y la comunicacin en un gran cam-bio de poca como el actual, es lo que necesitamos seguir haciendo.

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