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Número 7 / 2012 1 Nueva Época Publicación del Archivo Histórico Universitario de la BUAP Ejemplar Gratuito NUEVA ÉPOCA | NÚMERO 8 | 2013 www.tiempouniversitario.buap.mx

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Número 7 / 2012

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Publicación del Archivo Histórico Universitario de la BUAP

Ejemplar GratuitoNUEVA ÉPOCA | NÚMERO 8 | 2013

www.tiempouniversitario.buap.mx

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Archivo Histórico Universitario

Imagen de Portada: Julio Glockner en la toma de protesta.Imagen de Portada:la toma de protesta.

l nombramiento de Julio Glockner Lozada como rector interino de

la UAP fue lo máximo que podía soportar la derecha poblana en 1961,

cuyo proyecto se fi ncaba en comba-tir “la conspiración judeo-masónico-

comunista”.Julio Glockner1 desde muy joven participaba en

la logia masónica Emancipadores de Puebla, donde llegó al grado decimoctavo (el 9 de mayo de 1991, post mortem, se le distinguió con el grado 33 por sus méritos en defensa de la libertad y de la educación). También es cierto que para mayo había recién ingresado al Partido Comu-nista Mexicano; falta saber si alguno de sus antepasados era judío.

Hombre profundamente amante de la libertad, rechazó las decisiones del PCM, que bajo las consignas del centralismo de-mocrático pretendía imponer acuerdos que pudieron conducir a la división de los estudiantes carolinos. Mantenía estrecha amistad con personas que diariamente acudían a su consultorio, ya fuera por las enfermedades venéreas que padecían, o bien en busca de una amistad despojada de cualquier prejuicio.

Cuentan los viejos universitarios que ya desde joven daba muestras claras de un sentido del humor del que durante toda su vida haría gala, a grado tal que horas antes de su muerte y frente a la petición que le formularan estudiantes del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec en el sentido de que retornara a sus clases porque el profesor sustituto no conocía la materia, Glockner

E

Puebla de los Ángeles contra Puebla de Zaragoza

Por Alfonso Yáñez Delgado

A cincuenta y dos años de los acontecimientos de 1961 en la Universidad Autónoma de Puebla, la Gaceta “Tiempo Univer-sitario” continúa la publicación de capítulos seleccionados del libro La manipulación de la fe, Fúas contra Carolinos en la Universidad Poblana (1996) del C.P. Alfonso Yáñez Delgado, destacado periodista y funcionario de esta universidad en diferentes periodos, además de activo protagonista de los movimientos universitarios de los sesentas y setentas.

Este proceso de enfrentamiento de ideas y proyectos para la universidad convulsionó a la política, la cultura y a la propia sociedad poblana. La lectura del libro en cuestión resulta necesaria para la comprensión de los elementos mo-tivadores de un movimiento que logró, incluso, la destitución de un gobernador.

Esperamos que la selección realizada cubra la expectativa de motivación para realizar la lectura completa de este y otros títulos relativos a un periodo trascendental para la historia de la Universidad Autónoma de Puebla.

Julio Glockner

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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

ARCHIVO HISTÓRICO UNIVERSITARIO

NUEVA ÉPOCA | NÚMERO 8 | 2013

Imagen de Portada: Julio Glockner en la toma de protesta.

T i e m p o U n i v e r s i t a r i o

Tiempo Universitario

www.tiempouniversitario.buap.mxÉPOCAÉPOCA

Rector: Dr. Enrique Agüera Ibáñez

Secretario general: Mtro. José Alfonso Esparza Ortiz

Tesorero: M.A. Óscar Gilbón Rosete

Directora Archivo Histórico: Lic. Georgina Maldonado Lima

Diseño gráfico: LDG. Armando López Vázquez

Tiempo Universitario es una publicación del Archivo Histórico Universitario.

Nueva Época, número 8/2013. Impreso en: El Errante Editor. Tiraje: Diez mil ejemplares. Los autores son responsables por los textos publicados. Esta publicación se puede adquirir en La Casa de la Memoria Universitaria, Avenida Reforma 531, Puebla, Pue. Teléfono: 2 32 74 79. Se aceptan colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria. Comentarios e informes en:

E-mail: [email protected]

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Su designación como rector, más la decisión del gobierno federal de con-tinuar repartiendo los libros de texto gratuito y de comprar toda la producción de trigo -a 913 pesos la tonelada- a los ejidatarios que habían recibido respuesta negativa por parte de los propietarios de molinos de trigo2 (que participaban en el frente de apoyo a los fúas), exacerbaron a quienes combatían la conspiración " judeo-masónico-comunista” que, se-gún ellos, dentro y fuera del gobierno se extendía y se intensifi caba.

El 11 de mayo Julio Glockner hizo un llamado para reanudar las clases. Fue una muestra tanto de su tolerancia como de la del movimiento, al solicitar que “los grupos minoritarios” retomaran su com-promiso fundamental: continuar con sus estudios, con respeto a su libre creencia.

Sólo que para este tiempo la contra-parte de los carolinos ya no aceptaba

tregua, y menos como rector a un hombre que era considerado la

personif icación del demonio. La campaña contra quienes

ocupaban el edifi cio Carolino y sus autoridades había arreciado en el estado

y el país. Las revistas Señal, Mundo Me-jor y La Nación, llamaban a una cruzada que habría de desembocar en grandes manifestaciones que a partir del 4 de julio, aniversario de la independencia de Estados Unidos, efectuaría la derecha nacional.

Mientras los carolinos se nutrían y divulgaban el pensamiento de Ortega y Gasset, José Ingenieros, José María Luis Mora y otros humanistas, sus oponentes se allegaban textos como Defensa de la hispanidad de Ramiro de Maeztu, La gran conspiración judía de Traian Ro-manescu, Los protocolos de los sabios de Sión (de autores anónimos de la Rusia zarista), El judío internacional de Henry Ford, Derrota mundial de Salvador Bo-rrego, etcétera.

En esta confrontación no fa l-taba lo que con el tiempo algunos comunistas llamaron (por evitar su compromiso)“posición tercerista”. De pronto en los periódicos, en inserciones pagadas, apareció un “círculo de orato-ria” que el día 11, después de sustraer al gobierno del estado del confl icto univer-sitario, solicitó al licenciado Armando Guerra Fernández que asumiera su responsabilidad como rector; esta solici-tud la hizo después de sus afi rmaciones contra la “reacción y los comunistas”. Al día siguiente este fantasmal “círculo de oratoria” (como fantasmales habrían de ser muchos membretes que aparecieron durante los primeros treinta años del movimiento universitario) cambió de posición: dio apoyo irrestricto al movi-miento universitario e implícitamente reconoció a Julio Glockner como rector, aquél a quien había solicitado abandonar la rectoría.

En ésas estaba el movimiento estu-diantil cuando se conoció un análisis sobre la Iglesia católica mundial y los movimientos sociales, comentado por Agustín Navarro Vázquez, quien pu-blicó en La Opinión una extraordinaria defensa de la Iglesia católica y la resolu-ción de los obispos norteamericanos de reconocer la necesidad de satisfactores materiales. De hecho, este análisis es un anticipo a los eventos que a partir del 15 de mayo de ese año habrían de

respondió “Sólo que las clases se las dé por medio de ouija, pues a mí ya me va a llevar la chingada.”

De Glockner se podrían contar mu-chas cosas, pero entre todas ellas sobre-sale su claridad sobre los procesos histó-ricos del pueblo mexicano y la necesidad de supervivencia de cada individuo. Por esto mismo había participado como estudiante en apoyo del proyecto de edu-cación socialista que había organizado Narciso Bassols cuando era secretario de Educación del general Lázaro Cár-denas; también lo hizo, decididamente, en la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz. Consecuente con sus ideas y sobre todo con el respeto que le merecían las opiniones ajenas, incluyen-do las de sus hijos, no se opuso a que dos de ellos, Julieta y Napoleón, se sumaran al movimiento guerrillero que respondió a la represión de 1968.

Sin contradicciones teóricas y sin prejuicios sociales, nuestro personaje lo mismo compartía su amistad con altos miembros de la sociedad política o científi ca (a estos últimos los respetaba profundamente) que con la gente más humilde. Si tenía hambre era capaz de comerse un taco en la esquina o de ene-mistarse con el secretario de Goberna-ción, Gustavo Díaz Ordaz, quien había sido su condiscípulo, igual que Rodolfo Brena Torres (gobernador de Oaxaca) en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde habían cursado estudios de preparatoria de 1924 a 1928.

Julio Glockner, en resumen, era el rector ideal. Además de popular tenía un profundo conocimiento de las mate-rias que impartía, y ya no se diga de su especialidad: enfermedades venéreas. Se llegó a autocalifi car como “el primer curavergas de la ciudad”.

tregua, y menos como rector a un hombre que era considerado la

personif icación del demonio. La campaña contra quienes

ocupaban el edifi cio Carolino y sus autoridades había arreciado en el estado

y el país. Las revistas jor y La Naciónque habría de desembocar en grandes manifestaciones que a partir del 4 de julio, aniversario de la independencia de Estados Unidos, efectuaría la derecha nacional.

Mientras los carolinos se nutrían y divulgaban el pensamiento de Ortega y Las revistas Señal,

Mundo Mejor y La Nación llamaban a una cruzada que habría de

desembocar en grandes manifestaciones

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iniciarse para celebrar los setenta años de la encíclica Rerum Novarum, de la cual ampliamente hablaran las revistas Señal y La Nación.

Por cierto que el numero 344 de Señal, en torno al proceso que en Israel se ha iniciado contra Adolph Eichmann -acusado de siete crímenes contra la humanidad y cuatro contra el pueblo judío-, hace un desmentido "contra los rumores equivocados que se esparcieron en los últimos meses, en el sentido de que El Vaticano había facilitado la huída de Eichmann después de la derrota alemana...”

La persecución de Eichmann se inició en 1949, cuando Israel era ya un Estado independiente. De 1951 a 1960 Ei-chmann anduvo huyendo y ocultándose, bajo el nombre de Richard Klement,3 en Australia, España y Argentina; en este último país fue aprehendido por los agentes israelíes el 11 de mayo de 1960. Para las fuerzas que apoyan al FUA, la aprehensión de Eichmann fue un elemento más para “demostrar” la injerencia judía en América Latina.

Esta actitud antisemita motivó a algunas familias judías avecindadas en Puebla a contribuir, discreta pero gene-rosamente, con fondos para la causa de los carolinos, que solo pedían respeto a la Constitución política del país y, en respuesta, sus líderes eran acusados de despojo, daños en propiedad ajena, etcétera.

Algunos miembros de lo que había sido el Consejo Universitario y el Con-sejo de Honor, apoyadores del FUA, presentaron (el 10 de mayo) acusaciones contra Julio Glockner Lozada y algunos líderes estudiantiles; por ese motivo se determinó nombrar como defensores a Ignacio Flores Rojas, Jesús Romero Tejeda, José I. Valencia, Marcos Ramí-rez Calva y Jaime Rodríguez Espíndola. Asimismo se cambió la dirección del Comité Estudiantil Poblano, ahora

compuesto por Manuel Muñoz Tagle, Raúl Landini y Arturo Guzmán, quienes serían presidente, secretario y tesorero, respectivamente. Melitón Morales y su corriente limitaron su presencia en la dirección estudiantil.

Como rector interino, Julio Glockner invitaba a la reanudación de las labores docentes; sin embargo este propósito estaba muy lejos de cumplirse, debido a que la mayoría de los profesores apo-yaban al FUA o había adoptado una conducta de supuesta imparcialidad, esperando que el tiempo defi niera cuál de los bandos podía asegurar empleo en la UAP. Este hecho condujo a nombrar nuevas autoridades en las escuelas uni-versitarias, quedando, a partir del 12 de mayo, en la forma siguiente:

José María Cajica, derecho; Cons-tantino Solano, ingeniería química (no

aceptó); Fernando Arruti, enfermería y obstetricia; Rodolfo Reyes Burgos, odontología; Alberto Cosío, preparato-ria diurna; Enrique Aguirre, preparato-ria nocturna; Jorge Ávila Parra, ciencias económico-administrativas; Héctor Labastida Muñoz, medicina; Maricar-men Ancona, fi sicomatemáticas; Rubén Guzmán Santos, arquitectura; Francis-co Melgarejo Nanni, ingeniería civil; Rafael García, electrónica; e Ignacio Ibarra Mazari en arte dramático.

Voluntad no faltaba para iniciar las clases, pero había escuelas como arquitectura e ingeniería donde más del 80 por ciento de los profesores no asistía; unos porque dependían profe-sionalmente de las contrataciones de la iniciativa privada; otros, por temor a las represalias. Para paliar esta situación algunos de los nuevos directores invita-ron a los estudiantes de años superiores a impartir clases a sus compañeros de niveles inferiores; además se extendió la invitación a otros profesionales.

Desde luego que la atención del fren-te académico no implicaba descuido del frente político. El 15 de mayo ocurrieron dos hechos signifi cativos: la publicación de un manifi esto signado por los profe-sores que apoyaban al grupo carolino, pero que habían sido autoridades o profesores durante el rectorado de Armando Guerra Fernández; y un acto que se efectuaría, con motivo del día del maestro, en el Paraninfo.

El manifi esto de los profesores no es extenso pero sí defi nitivo en respaldar a Julio Glockner, y “adherirse a los ideales sustentados por el CEP, tendientes a la reestructuración de nuestra universidad bajo los supremos postulados de nuestra Carta Magna”.

iniciarse para celebrar los setenta años , de la

cual ampliamente hablaran las revistas

Por cierto que el numero 344 de Adolph Eichmann -acusado de siete

crímenes contra la humanidad y cuatro

contra el pueblo judío

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(Firman:) “Consejo de Honor, in-geniero Joaquín Ancona Albertos. Directores de escuelas y facultades: doctor Héctor Labastida Muñoz; pro-fesor Wulfrano Labastida. Consejeros universitarios: doctor Eduardo Vázquez Navarro; doctor Fernando Arruti; doctor Salvador Rosales; profesor Ignacio Ibarra Mazari; profesor Humberto Figueroa; ingeniero Gabriel Jara; señor Jaime Mo-neda Gómez; señor José Antonio Velasco y profesor Alberto Cosío.

”(Apoyan el manifi esto los catedráti-cos:) Raúl Hernández Jáuregui, Manuel Gil Barbosa, Guillermo Ruiz Reyes, Raymundo Ruiz Reyes, Rubén Tamayo Pérez, Vicente Suárez Soto, Efrén Pala-cios Cuevas, Rolando Olivier Arruel, Alberto Guerrero Covarrubias, Héctor Aquiles González, Jaime Tinoco Loera, René Maldonado, Ariel Couoh Hernán-dez, José Luis Pérez, Jesús Gasca Nieto, Gustavo Lozada, Froylán Mora, Jaime Paredes Ugarte, Francisco Arellano Ocampo, Ignacio Hermoso Ruiz, Es-teban Aguirre, Guillermo Pacheco Pu-lido, María del Carmen Pérez H., Jorge Rubén Huerta, Cesar Garibay, Armando Porras, Rafael García García, Gabriel Aguirre Carrasco, Angelina Armenta Barradas, Enrique Aguirre Carrasco, Jesús Martínez, Héctor Silva Andraca, Nathán Lubitz, Mauro Abascal, Octavio Sánchez Jiménez, Francisco Melgarejo Nanni, José Hernández, Víctor Ley Koo, Maricarmen Ancona, Teresa Acosta y Agustín Santillán.”

Se menciona el nombre de todos los profesores que signaban el manifi esto para hacer hincapié en que el movi-miento de reforma universitaria de 1961 convocó (vía defensa de la Constitución y del artículo Tercero en particular) a un amplio abanico de fuerzas políticas que se toleraban entre sí por la fuerza

inimaginable del adversario, la que ha-ría cambiar muchos de los propósitos gubernamentales, como se verá.

El 15 de mayo se afi narían los postu-lados ideológicos y políticos del confl ic-to. En Puebla, en el Paraninfo de la UAP se efectuó un homenaje a los maestros; en la ciudad de México, con la asisten-cia de miles de personas, se celebró el setenta aniversario de la encíclica Rerum Novarum; y, en esta misma fecha, en la arquidiócesis de Puebla se hizo circular la carta pastoral de Octaviano Márquez y Toriz, arzobispo de Puebla.

De acuerdo con el programa de tra-bajo de Julio Glockner, las actividades docentes se iniciarían después del ho-menaje a los maestros con el programa siguiente:

1. Voz del estudiante.Lectura del documento “La Reforma

Universitaria”, de Antonio Pérez y Pérez. Palabras del estudiante Arturo Santilla-na Santillana, campeón internacional de oratoria.

2. Voz del maestro.

La Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, desarrolló sus trabajos del 5 al 8 de marzo de 1961 en la capital de la República Mexicana, con la presidencia colectiva de Lázaro Cárdenas, Alberto T. Casella (Argentina) y Domingos Vellasco (Brasil). La conferencia dividió sus labores en cuatro comisiones de trabajo, a saber: la de Soberanía Nacional, presidida por Vicente Lombardo Toledano; la de Emancipación Económica, dirigida por David Turner, de Panamá; la de América y la Paz, encabezada por José Venturelli, de Chile; y la de Acciones Comunes, presidida por Luis Figueroa, líder sindical chileno.

Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz

Vicente Lombardo Toledano

Palabras de los doctores Héctor La-bastida Muñoz y Efrén Palacios, director de la escuela de medicina y catedrático de la escuela preparatoria diurna, res-pectivamente.

3. Voz de la rectoría.Palabras del doctor Julio Glockner

Lozada.

De hecho, la celebración del día del maestro de ese 1961 fue el principal acontecimiento académico-político de la

universidad; se defi nió el rumbo que toma-ría el movimiento durante varios lustros.

El Paraninfo estaba lleno. Radio UAP, “la voz de la justicia y la razón”, así lo con-signaba. Además de los estudiantes y profe-sores de la UAP, estaban en primera fi la las autoridades de la Normal México, Madero, Flores Magón, Venustiano Carranza, etc.; dirigentes de varios organismos juveniles, entre ellos Tulio Hernández Gómez, líder nacional de las juventudes del PRI y con los años gobernador de Tlaxcala; los “fenetos”,

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pectivamente.3. Voz de la rectoría.Palabras del doctor Julio Glockner

Lozada.

De hecho, la celebración del día del maestro de ese 1961 fue el principal acontecimiento académico-político de la

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encabezados por Vicente Oria Razo y Leonardo Ramírez Pomar (jefe de prensa de la UNAM durante los recto-rados de Jorge Carpizo y José Sarukhán Kermez); “las juventudes cristianas” con Carlos Ramírez Pérez, los padres de familia, que comentaban la recupera-ción física de los heridos del 24 de abril. Todo era bullicio, pero terminó cuando Gabriel Aguirre Carrasco, maestro del acto, dijo con voz clara y firme:

"Hoy nos hemos congregado para rendir homenaje al maestro, pero no sólo a los universitarios, sino también a aquellos que han sufrido persecución, mutilación fisica4 y encarcelamiento.5 Este acto también es un homenaje para todos ellos que han luchado por una educación laica, científ ica y libre de prejuicios dogmáticos..."

Después de la introducción, Antonio Pérez y Pérez dio lectura al documento Reforma Universitaria, que hacía re-ferencia al movimiento de Córdoba, Argentina, y después, pasando a México, se mencionaba el compromiso que de-bían tener las instituciones de educación superior.

En su turno, Arturo Santillana habló de José María Luis Mora, uno de los ideólogos de la primera reforma y autor del decreto que autorizó al gobierno para modificar la enseñanza pública en todas sus ramas.

Los maestros Labastida Muñoz y Efrén Palacios fueron aplaudidos en sus intervenciones, seguidas por los oradores que no estaban programados pero que querían expresar su solidaridad; entre éstos destacó Tulio Hernández, quien defendió el gobierno lopezmateísta y el artículo Tercero Constitucional, con fuertes críticas al clericalismo político.

Por su parte, Julio Glockner leyó un extenso documento acotado con comen-tarios improvisados. Dijo:

"Vive la universidad el momento

histórico más importante de toda su existencia. La juventud, convertida en fuerza motriz, ha dado batalla y ha vencido a una facción minoritaria, insidiosamente fanática, que pretendía implantar una educación cimentada en viejos prejuicios y en el alejamiento de los valores morales, sustituyéndolos por los valores materiales; esa educación cuyo ideal es la formación, en el seno de nuestras universidades, de hombres de negocios que sean al mismo tiempo hábiles mercenarios y respetables ciu-dadanos..."

No concluía cuando alguien gritó: “¡Mueran!”, y a continuación estalló una carcajada general. Glockner continuó:

"La sociedad poblana6 se horrorizó cuando un grupo de universitarios lapi-daron un colegio confesional, pero no se horrorizó cuando nueve estudiantes fueron gravemente heridos con cadenas, palos y navajas... extraña forma de medir las cosas. Algunos de esos estudiantes heridos llevarán en su rostro las huellas de su valentía."

Después de analizar las informacio-nes periodísticas y de haber calificado a José García Valseca de “injerto de ci-clista y coronel” (lo que motivó jubilosos aplausos), Julio Glockner hizo referencia

a la información de La Opinión, y en ese momento se escucharon porras y vivas para el director y reporteros de ese perió-dico, Manuel Sánchez Pontón, Gabriel Sánchez Andraca y Eduardo Romero, respectivamente, que ahí estaban.

A continuación se refirió a los “anti”: “los antihidalgos, los antimorelos, los antijuárez, los anticastristas, los antico-munistas...”

Al agradecer el apoyo para el movi-miento estudiantil de parte de grupos de religiosas y de cristianos (entiéndase me-todistas), el rector mencionó las visitas diarias del sacerdote Facundo Mendoza, quien había sido llevado al Carolino por Benjamín García Corona (como se ha dicho, dirigente de la juventud del PRI en Puebla). El clérigo recibió prolongado aplauso. Fue la última vez que se le vio por la UAP; alguien hizo correr el chis-me y los carolinos perdieron un amigo (años mas tarde, a partir de la III Celam realizada en Puebla, los universitarios perderían a los “curas de vecindad o curas rojos” que en la iglesia de El Parral realizaban excelentes estudios sociales, algunos de ellos publicados por la Uni-versidad Autónoma de Puebla).

El discurso de Glockner citó a Juan XXIII: “es indudable que el mundo vive en la más oprobiosa desigualdad económica, es urgente un mejor reparto de la riqueza”. El rector agregó “estamos esperando la hora en que aquellos que nos han calificado de comunistas por renovar nuestra universidad y encauzarla por el camino del progreso, llamen co-munista al santo varón, jefe de la iglesia católica...”

Al finalizar, anunció la reanudación de clases para el día siguiente. Sin em-bargo, las cosas no eran tan fáciles, por la falta de profesores y medios económicos; cierto es que los padres de familia ayuda-ban al movimiento con dinero y con ali-mentos, pero nunca fueron suficientes.

Por eso extrañó la información que

La mañana del 10 de septiembre de 1961 los capitanes Fernando Gutiérrez Barrios y Luis de la Barreda Morales iniciaron una acción policiaca, apoyados por 250 agentes del Servicio Secreto de la Dirección Federal de Seguridad, que acabó con la reunión donde el general Celestino Gasca Villaseñor y un numeroso grupo de hombres y mujeres pretendían dar golpe de Estado contra el gobierno de López Mateos para el 15 de septiembre de ese año. Gutiérrez Barrios y De la Barreda brincaron la barda de la casona del general Gasca Villaseñor ubicada en el número 25 de la calle Tigre, de la colonia Actipan, para permitir el paso de los soldados y policías. Fueron aprehendidos 229 hombres y 23 mujeres.

El Golpe contra López Mateos

Los presuntos rebeldes Araujo, Gasca, Nava y Siegrits escuchan el auto de formal prisión.

Adolfo López Mateos fue presidente de México de 1958 a 1964 teniendo como Secretario de Gobernación a Gustavo Díaz Ordaz.

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La Nación (semanario del Partido Ac-ción Nacional) había dado el 14 de mayo.

El semanario atribuía a Horacio Labastida Muñoz, director de Bolsa de Trabajo de la UNAM, el origen de los fondos, y agregaba:

"Como tal vez los fondos de la Bolsa de Trabajo de la UNAM no basten, los comunistas acuden al chantaje: en Puebla se sabe que dos comerciantes en muebles y calzado, Benito Toyber y Jacobo Sahaguian Nagarian (judíos ruso y armenio, respectivamente) están aportando fondos para la agitación, quizá porque tienen parientes en Rusia y los tienen perpetuamente amenazados con represalias si no colaboran."

Aprovechando la costumbre católica de dedicar el mes de mayo a la Virgen María, en los púlpitos de cada una de las parroquias e iglesias se mencionaba que el principal enemigo de la patria y de la Virgen era el comunismo, y du-rante la primera quincena se invitó a la celebración del setenta aniversario de la encíclica Rerum Novarum.

La celebración tuvo como escenario la monumental plaza de la Basílica de Guadalupe, y según el reportero panista Gerardo Medina Valdés: "Llovía y el viento helado calaba los huesos; pero el clima pasaba a ser en aquella ceremonia en que se actualizaban las encíclicas Rerum Novarum y Cuadragessimo Anno, símbolo cabal de la realidad a la que se ha enfrentado desde hace 20 siglos el cristianismo, que avanza siempre en medios adversos, combatido, perseguido y siempre vencedor."

Según la crónica de Gerardo Medina Valdés en La Nación del 21 de mayo de ese año, en el evento no hubo medios tonos. “La definición fue categórica: Cristianismo sí, comunismo no, y de vez en vez, levantado por el viento, el pregón electrizante de ¡Viva Cristo Rey! y la oración común de los cubanos en el exilio: Emperatriz de América: Salva la Iglesia de Cuba."

La crónica dice que se reunieron más de cincuenta mil personas, y está acompañada de fotografías de la mu-chedumbre, así como de los oradores, entre ellos de Pedro Velázquez, director del Secretariado Social Mexicano, quien recordó la frase papal: “el comunismo es intrínsecamente perverso".

Finalmente dice la crónica: "el padre Velázquez dio claramente a entender que aquella multitudinaria reunión que

estaba resistiendo el tiempo inclemente era sólo la primera. ‘Necesitamos -dijo Velázquez- que estén todos dispuestos para cuando los llamemos...”’

del “clima de decoro”, de los resultados de la política de colaboración y de los alcances del salario de los trabajadores. En Puebla, con una población de un millón 973 mil 837 habitantes, el número de casas-habitación era de 368 mil 785.

Sólo para señalar el “clima de de-coro” de los poblanos, es preciso hacer mención que 248 mil 371 habitaciones de un solo cuarto eran ocupadas por un millón 238 mil 636 personas. Es decir, la cocina y la sala, incluida el área de esparcimiento, se concentraban en viviendas no mayores de veinte metros cuadrados, habitadas por cinco personas en promedio.

Continuando con su discurso, el arquitecto Bernardo Pacheco dijo:

"Proclamamos que la colaboración entre las clases no es de ninguna manera violatoria de los derechos de cada grupo (...) sostenemos también que el salario debe ser suficiente cuando menos para satisfacer todas las necesidades normales de un trabajador y de su familia, y para remunerar en forma justa y proporcional el esfuerzo, la pericia y la eficiencia del trabajador. No olvidemos la tronante frase de León XIII: “Defraudar a una persona del salario que se le debe es un gran crimen que clama al cielo por venganza"

Seguramente el arquitecto Bernardo Pacheco hablaba de la soga en casa del ahorcado, por esto resultaba contra-dictorio lo que había expresado en esa multitudinaria reunión: “Donde no está Dios caben todas las explotaciones.”

Miguel Ángel Portillo, presidente general de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, habló a nombre de la juventud (católica, desde luego) e hizo referencia al incendio de un templo en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, “al asalto de un colegio católico en Puebla, al incendio de un centro de cultura en Morelia...”, hechos a los que aludió para “reclamar de la juventud estudiosa de México la aceptación de dar testimonio, con su ejemplo, con toda su vida, de su cristianismo”.

Al concluir Miguel Ángel Portillo, tres estudiantes de colegios particulares pidieron la palabra, y según la crónica de Gerardo Medina Valdés “no estaban las chicas en el programa, pero eso no importaba”. La juventud quería hacerse oír y ahí estaba también Manuel Ulloa, estudiante de la facultad de economía de la UNAM:

Defraudar a una persona del salario que se le debe es un gran crimen que clama al cielo por venganza

Después el orador fue Gumersindo Magaña, quien sería años después jefe máximo de la Unión Nacional Sinar-quista y presidente del Partido Demó-crata Mexicano que lograra el registro electoral durante el gobierno de Luis Echeverría, y como consecuencia de ello Magaña fue diputado federal. En aquella ocasión Gumersindo habló en nombre de los campesinos:

"Esta agua que está sobre nosotros -afirmó- es apenas un anuncio de la tormenta que se nos viene encima. Es-tamos preparados, no tenemos miedo, nuestra doctrina social cristiana tiene que vencer.”

En su turno, el arquitecto Bernardo Pacheco, de la Unión de Empresarios Católicos, dijo que la propiedad privada es un derecho natural y que “ésta no sólo existe para provecho del propietario, sino que sirve también para vivir en un clima de decoro entre los demás”.

En mayo ya se empezaban a cono-cer los primeros datos estadísticos del censo de 1960, que hablaban muy bien

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"Nosotros los estudiantes católicos -proclamaba- tenemos que ir al rescate de la universidad, tenemos que arras-trarlos a todos a la sola revolución que merece tal nombre, la revolución del cristianismo. ¡Que arda la llama de la dignidad humana! Que todos estemos convencidos de que lo que se necesita no es solo el pedazo de pan, sino la conciencia de ser miembros, todos, del cuerpo místico."

Seguramente que por lo candente de los discursos expresados en la celebra-ción del setenta aniversario de la encí-clica mencionada, o porque ya se habían radicalizado los planes para combatir el comunismo ateo, la masonería y el judaísmo, en el Colegio Benavente, bajo la euforia de otros discursos o de la lectura de la pastoral local, se coreaba entre otras cosas lo siguiente: “Eje, eje, eje, queremos sangre de hereje”.

Una voz de alarma para las autori-dades de la República pudo haber sido la pastoral del arzobispo de Puebla, don Octaviano Márquez y Toriz, que con motivo de la celebración de la encíclica se había enviado a toda la arquidiócesis. Por cierto que en el museo Ramón Iba-rra y González, ubicado en la 5 Poniente 115, se vende una compilación de las pastorales de Octaviano Márquez y To-riz, con excepción de las del 15 de mayo y del 4 de junio de 1961; ¿lamentable olvido?, podría preguntarse.

La pastoral inicia con la preocu-pación sobre los acontecimientos de Puebla y otros lugares de la república:

"Se engañan aquellos que creen que se trata de problemas puramente locales, o de reducidos grupos de per-sonas, o que atañen tan sólo a ciertos aspectos económicos o estudiantiles de la vida local. No, no es así. Tenemos argumentos para afi rmar que muchas de las cosas que están sucediendo en nuestra patria, y últimamente en nuestra ciudad de Puebla, están profundamente ligadas a conjuras internacionales, a todo un plan mundial de destrucción de nuestra civilización cristiana, a un titánico esfuerzo de los poderes del mal para adueñarse de nuestra patria y de todas las naciones."

Ciertamente hay una conjura inter-nacional, decía días después la revista Política (1 de junio de 1961); y Carlos Fuentes, en su articulo “Puebla de los Ángeles contra Puebla de Zaragoza”, sostenía que

"A través de una carta pastoral del arzobispo de Puebla, desde el púlpito diariamente, en los colegios confesiona-les privados, con magnavoces y volantes, proclamas e inserciones pagadas, en la ciudad de Puebla y en los pueblos aleda-ños la jerarquía eclesiástica azuza a los fi eles, los cita a concentraciones públicas y defi ne claramente el objetivo inme-diato: tomar de nuevo la universidad de Puebla, reducto del “comunismo”, y devolverla a sus legítimas autoridades: la UNS, el PAN, el FUA, los industriales y los comerciantes."

Seguramente Carlos Fuentes, según la pastoral de Márquez y Toriz, era considerado

"uno de los corifeos del mal (que...) a veces llegan hasta el ridículo de hacer creer que sólo se trata de lucha de ideas entre liberales y conservadores, lucha completamente pasada, anacrónica, que es insensato y ridículo pretender

resucitar, puesto que a cien años de distancia las generaciones ac-

tuales nada tienen que ver con lo de hace un siglo. Cada uno es responsable de sus propios

actos. Lo pasado pertenece a la historia y nada más."

Muy distinto pensaba Carlos Fuen-tes cuando se pregunta:

"¿Qué hay detrás de los hechos? In-dudablemente, el ensayo general de la derecha mexicana, destinado a medir la cantidad y el poder de sus propias fuerzas contra la de los movimientos liberales y progresistas y, aun, contra las del gobierno. El manifi esto lanzado el 28 de mayo en Puebla por la Unión Nacional Sinarquista no puede ser más explícito.

'El problema universitario de Pue-bla -dicen los sinarquistas- no es un confl icto interno; tan no lo es que los vándalos no sólo pretenden destruir toda autoridad, sino que haciendo acopio de blasfemia, han injuriado abiertamente y en actitud de reto a toda una sociedad cristiana insultando a la Santa Iglesia y sus prelados.'

Dice mas adelante el manifi esto: 'un gobierno que da muestras de impoten-cia, que es irresponsable y que desatien-de su función de gestor del bien común, es un gobierno que no merece subsistir'. Es un secreto a voces en Puebla que estos elementos han hecho acopio de armas en varios pueblos cercanos y que por ello no es una baladronada que proclamen:

'Aquí estamos los sinarquistas dis-puestos a unir nuestros brazos y nuestro corazón a los de todos los patriotas que sincera y decididamente quieren el bien de México. Vamos levantando la cara todos y démonos cuenta de que la crisis actual no se remedia con lamentos, sino

Tras derrotar a Richard Nixon por apenas 0.1 % de los votos en una de las elecciones más reñidas de la historia, John Fitzgerald Kennedy, de 43 años de edad, tomó posesión del cargo de presidente de los Estados Unidos de Amé-rica el 20 de enero de 1961, convirtiéndose en el primer presidente católico de ese país.

Menos de dos meses después, propuso a todos los países latinoamericanos unirse en una “Alianza para el Progreso” (ALPRO), un plan de ayuda económica y cooperación técnica y cultural. A cambio, las repúblicas latinoamericanas deberían “perfeccionar y fortalecer sus instituciones democráticas, abstenerse de nacionalizar empresas y estimular el libre comercio”.

Discurso de Kennedy en la Casa Blanca en el cual presenta la Alianza para el Progreso frente al cuerpo diplomático de América Latina el 13 de marzo de 1961.

Kennedy y la “ALPRO”

Carlos Fuentes publicó en la revista Política del 1 de junio de 1961 el articulo “Puebla de los Ángeles contra Puebla de Zaragoza”.

resucitar, puesto que a cien años de distancia las generaciones ac-

tuales nada tienen que ver con lo de hace un siglo. Cada uno es responsable de sus propios

actos. Lo pasado pertenece a la historia y nada más."

Muy distinto pensaba Carlos Fuen-tes cuando se pregunta:

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con actos generosos que nos llevan a defender las esencias vitales de la cris-tiandad de nuestro mundo occidental.'

(...) Las fuerzas están formadas. De un lado, los estudiantes, los profesores y los profesionistas liberales de Puebla. Frente a ellos la organización poderosa de la industria, la banca, el comercio, los sinarquistas, el PAN, el Frente Uni-versitario Anticomunista sostenido por Ia embajada de los Estados Unidos y el clero. En el centro, como siempre, un gobierno que quisiera lavarse las manos y dejar que los problemas se resolvieran solos. Pero esta vez, lejos de contentarse con el escudo de la "iniciativa privada”, las fuerzas conservadoras se han desca-rado y han puesto al frente de la batalla a los sinarquistas y al clero. ¿Tolerará el gobierno el reto abierto de las fuerzas históricas combatidas por la Indepen-dencia, la Reforma y la Revolución?, ¿re-conocerá, por fi n, que los eternos enemi-gos de México siguen en pie dispuestos a vengarse de sus derrotas históricas?, ¿se dará cuenta de que Iturbide y Gutiérrez Estrada, Labastida y Miramón, Victoria-no Huerta y Aureliano Blanquet no son fantasmas ni han sido liquidados, por más que hoy se disfracen con las togas de la 'iniciativa privada' y 'la civilización occidental'?"

La pastoral del arzobispo Octaviano Márquez y Toriz del 15 de mayo de 1961 dice que el comunismo fomenta el odio, el engaño, la contradicción, la desvergüenza, la calumnia, la amena-za, la violencia, la fuerza. "Los hechos están demostrando la verdad de esas afi rmaciones.”

Seguramente la pastoral hacía re-ferencia a los cientos de volantes que sostenían que los barrios, los pueblos y la propiedad eran objeto de ataque por par-te del grupo carolino, cuyos miembros -según la campaña calumniosa-, además de violar religiosas en la universidad,

habían colocado a la entrada un Cristo crucifi cado, con el objeto de que pasaran por encima de él todas las personas que ingresaran al Carolino.

“Otra monstruosidad del comunis-mo”, decía la pastoral, “es arrancar a los padres de familia los sagrados derechos que tienen sobre sus hijos y sobre la educación de los mismos...” Desde luego que estas apreciaciones estaban enfi ladas contra el gobierno federal, que continuaba con la distribución del texto gratuito, independientemente de que el propio gobierno parecía tener una posi-ción equidistante en el confl icto.

no ser diferente ni estar aparte del gran mundo exterior; ya no querían ser una élite aislada, era necesario integrarse en la humanidad, formar parte activa y efectiva de las luchas del hombre por ser él mismo. Se necesitaba un catalizador que hiciera esto posible."

Y un catalizador se dio en Puebla, donde los estudiantes, al igual que los modernistas que sostenían el humanis-mo integral, rechazaban la escolástica (fundamentar teóricamente la concep-ción religiosa del mundo). Según Mala-chi Martin

"el tomismo, sistema de teología y fi losofía ofi cial de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, ya era para mu-chos -jesuitas y no jesuitas- un sistema tan estéril, tan muerto como el cráter de Copérnico; Tyrrel y Teilhard fueron castigados, en parte, por decir que la Iglesia debía liberarse de toda esa carga de fi losofía escolástica medieval."

Pero la pastoral del arzobispo de Puebla sostenía que “no se puede ser católico y comunista al mismo tiempo”, y agregaba:

"Recuerden todos que el comunismo ha sido expresamente condenado por los sumos pontífi ces, aun bajo penas muy severas (...) Y que nadie diga que está con Cristo pero no con la Iglesia. Cristo dejó a su Iglesia como depositaria de su doctrina y de su autoridad. El verda-dero católico, repetimos, está obligado a obedecer y a poner en práctica las enseñanzas de la Iglesia. Hoy más que nunca el católico debe ser creyente de una sola pieza. O todo o nada: o se acepta y practica la doctrina de Cristo enseñada y sostenida por la Iglesia, o se traiciona vergonzosamente a Jesucristo.

No quisiéramos que ninguno de nuestros amados fi eles sufriera el es-

tigma de ser un vergonzoso claudicante de la

religión."

no se puede ser católico y comunista al

mismo tiempo

Es importante considerar que la gran mayoría de estudiantes y padres de fami-lia que formaban parte de los carolinos eran católicos, y su discrepancia era por la intromisión del clero político en los asuntos de su universidad. Intromisión que se hacia a través de miembros del Opus Dei y de otras organizaciones de este tipo. Para los carolinos no existía contradicción entre su credo y su voca-ción republicana; sin embargo, la Iglesia de México, y en particular la de Puebla, no podía tolerar (por su atraso derivado de la fi losofía escolástica en la que se había formado) lo que llamaba “medias tintas”; por eso repetía una y mil veces aquello de “quien no está conmigo está contra mi”.

La Iglesia local estaba muy distante del modernismo de los humanistas integrales, quienes, con Pierre Teilhard de Chardin a la cabeza, realizaban ex-perimentos esperanzadores. El proyecto de los sacerdotes obreros -que veía con simpatía un reducido grupo de univer-sitarios- en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial fue uno de esos experimentos. Según Malachi Martin en su libro Los jesuitas, estos curas del modernismo "celebraban ocasionalmente simposios y diálo-gos con los marxistas. Pero nada de ello resolvía el problema. Se nece-sitaba llegar a algo que permitiera

tigma de ser un vergonzoso claudicante de la

religión."

perimentos esperanzadores. El proyecto de los sacerdotes obreros -que veía con simpatía un reducido grupo de univer-sitarios- en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial fue uno de esos experimentos. Según Malachi

estos curas del modernismo "celebraban ocasionalmente simposios y diálo-gos con los marxistas. Pero nada de ello resolvía el problema. Se nece-sitaba llegar a algo que permitiera

esos experimentos. Según Malachi

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Al fi nalizar, la pastoral exhortaba:

"Católicos de Puebla, ¡hombres libres! ¡Ciudadanos honradosl, ¿vamos a claudicar vergonzosamente de esas conquistas de la civilización cristiana, para caer en las redes maléf icas del comunismo? (...) Os decimos con toda la fuerza de nuestro espíritu: mirad la táctica diabólica del enemigo. Desde la Rusia soviética manda sus emisarios. Los está diseminando por todo el mun-do y ahora particularmente en nuestra América Latina."

En cuanto a “la táctica diabólica del enemigo”, la pastoral poblana coincidía con lo que expresaba Traian Roma-nescu7 en su libro La gran conspiración judía, que en mayo de 1961 llegaba a su tercera edición (publicado por la Edito-rial Jus, había tenido un éxito notable). Romanescu consideraba que:

"Sólo hay un camino para salvar al mundo de ese negro destino:8 paralizar totalmente y sin vacilaciones la acción judía.

En el momento en que la acción política de los cristianos se organice en todo el mundo, el judaísmo político y la masonería y el bolchevismo serán domi-nados. Y el elemento de la cristiandad que puede y debe asumir esta tarea es el sector estudiantil apoyado por los verdaderos intelectuales."

En cuanto a las consideraciones de quienes son comunistas, el libro sostiene que “lo peor ocurrió en América, con la elección del senador ‘demócrata’ iz-quierdista John Fitzgerald Kennedy, ‘ca-tólico’ rodeado de una camarilla judío-masónica abiertamente fi locomunista...” Después Romanescu menciona a varios personajes de la política norteamericana, y el que no es judío es comunista, y si no es ni lo uno ni lo otro, es masón.

¿AIgo tendría que ver esto con la conjura para asesinar a Kennedy?

Mientras, en la UAP los estudiantes carolinos organizaban una manifesta-ción para el 16 de mayo, que debería recorrer las principales calles de la ciudad.

Para las nueve de la mañana, el frontis del edifi cio Caroli-no, que después se llamó Plaza de la Democracia,

estaba casi lleno; jóvenes y padres de familia comentaban los sucesos del día anterior y pequeños grupos coreaban glorias a la universidad; otros más, una porra de cierto triunfalismo:

Manta, pantalón y jerga,manta, pantalón y jerga,a los carolinos...¡nos pelan la verga!

Por cierto que algunas de las jóvenes universitarias también coreaban la porra anterior, pero absteniéndose de pronun-ciar la ultima frase; sin embargo, esto no impidió su propósito de encabezar la manifestación.

Insistieron y volvieron a insistir en encabezar la demostración de apoyo al artículo Tercero Constitucional.

Gloria Oropeza, Guadalupe Ro-mero, Magdalena Rosales, Karina Vélez, María Luisa Contreras, Cristina González, Gloria Torres, Luz Rosales, Cristina Martínez, Minerva Glockner, Cristina Aguirre y otras más encabeza-ban la festiva manifestación de más de tres mil personas, que para su tiempo

sólo se podría comparar con las que se realizaron en el mes de julio de 1972 con motivo de la muerte del arquitecto Joel Arriaga Navarro.

La manifestación se hacia con tran-quilidad, pero a la altura del restaurante Royalty injurias lanzadas por personas al parecer identif icadas con los fúas iniciaron un ataque contra la manifes-tación. Según la crónica de La Opinión, por instrucciones de Abraham Franco Castañeda, comandante de la policía de a pie, debería impedirse la manifes-tación, argumentando que quedaban prohibidas a partir del 29 de abril, según un manifi esto fi rmado por el presidente municipal Eduardo Cue Merlo y por el secretario del ayuntamiento, Mario Salazar Riveroll.

Ciertamente existía esa prohibición anticonstitucional, pero también existía la del cierre de comercios por motivos políticos; sin embargo nada se hizo fren-te a ésta ni ante la suspensión de pago de impuestos, que era otra forma de violar la ley, ésta de carácter federal.

Con órdenes de Franco Castañeda se inició otra batalla entre los universitarios y la policía armada con gases lacrimóge-nos. Algunas cápsulas nunca estallaron, pues el equipo enviado por Gustavo Díaz Ordaz era de desecho.

La batalla abrió dos frentes: uno cercano al Palacio Municipal, que se fue reduciendo a la esquina de Maximino Ávila Camacho y 4 Sur. El otro sobre la 3 Oriente y 2 Sur, donde no faltó, de nuevo, una pedrea a El Sol de Puebla y una que otra mentada a sus directores; este frente se redujo a la 3 Oriente y 4 Sur.

El auxilio de las alumnas de la Academia Moderna Comercial, que se ubicaba arriba del portal Hidalgo, y de algunos clientes del restaurant Royalty, impidieron que las universitarias fueran seriamente lesionadas y sólo sacaron

estaba casi lleno; jóvenes y padres de familia comentaban los sucesos del día

conjura para asesinar a Kennedy?Mientras, en la UAP los estudiantes

carolinos organizaban una manifesta-ción para el 16 de mayo, que debería recorrer las principales calles de la

Para las nueve de la mañana, el frontis del edifi cio Caroli-no, que después se llamó

recorrer las principales calles de la

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unos cuantos macanazos. En la parte masculina universitaria, salieron heridos los doctores Rubén Landini e Ignacio Hermoso (jefe de información y prensa de la UAP) y los alumnos Gregorio Moi-sés de Gante, Armando Flores, Mauro González, Vicente Martínez Tello, En-rique Torres, etcétera.

Las bajas de la policía fueron: Floren-tino Zavala, Felipe Romero Hernández, José Carmelo Negrete Ramírez, Jesús Barajas Silva, Manuel Hernández Oso-rio, Antonio Gómez Cuéllar y Abraham Franco Castañeda.

Sin deberla ni temerla fueron heri-dos Jesús Lastra, Daniel Birth Zapata, Gerardo Soto Campa y Guadalupe Jaramillo, quienes ante la injusta acción policiaca se sumaron, días después, a los carolinos.

La agresión provocó indignación y motivó la solidaridad con el movimiento carolino, que ya para entonces había invitado al grupo de Armando Guerra Fernández a retirarse de las instalaciones de la escuela de medicina. El desalojo del inmueble lo llevó, por gestiones del gobierno local, al edificio que ocupaba el Conservatorio de Música y Declamación del Estado, ubicado en la 5 Poniente 129.

En los días posteriores, una buena parte de los simpatizantes carolinos propagaban el resultado de la mani-

festación y ponderaban la decisión del rector Julio Glockner de entregar a la policía a un grupo de ésta que había sido trasladado al edificio Carolino. En él estaban el mayor Juan González Olazo y Felipe Hernández Romero y Clementino Zavala Ambrosio. Por cierto, esta acción de Glockner se repitió en 1964, cuando otro grupo de universitarios detuvo a varios motociclistas y funcionarios del gobierno de Nava Castillo.

La generosidad universitaria no era correspondida por las autoridades gubernamentales que, presionadas por la iniciativa privada y por membretes tales como la Federación Nacional de Lasallistas que decía representar a 85 mil miembros, pedían, mediante costosos desplegados publicados en El Sol de Pue-bla y La Voz de Puebla, la consignación de "los autores materiales e intelectuales del ataque al Benavente”.

Para estas fechas, el acoso político era visible. Esto motivó que Enrique Cabre-ra escribiera una extensa carta que ex-plicaba los motivos de su liderazgo y de su aprehensión. Desde luego que no se habían ejecutado aprehensiones porque al frente de la Procuraduría General de Justicia del estado estaba el distinguido maestro Carlos M. Ibarra, quien, como demostró en una carta publicada en la primera quincena del mes de junio (una vez que había sido relevado del cargo), creía en una solución universitaria y no policiaca.

Frente a las amenazas de aprehensión que se encargaban de difundir algunos funcionarios gubernamentales en com-plicidad con el FUA, Julio Glockner da a conocer el 17 de mayo los primeros resultados de una auditoría que buscaba detectar malversación de fondos univer-sitarios. Los resultados finales, por algu-na extraña razón, nunca fueron dados a conocer públicamente; pero fueron estos primeros informes los que motivaron el

acuerdo tomado por el Consejo Universi-tario, ya integrado con la representación magisterial, en el sentido de que el ma-nejo financiero de la UAP nunca tendría carácter confidencial. Por el contrario, debería ser conocido ampliamente por la comunidad universitaria, diaria y mensualmente, el corte de caja,9 y esta misma resolución fue reiterada durante los movimientos de 1967 y 1972. Con los años, este principio, por el cual lucharon cientos de universitarios, se olvidó.

Sobre la malversación, La Opinión dice que de 1954 a 1961, 37 incunables y cinco mil libros fueron robados. Durante ese periodo fueron rectores Gonzalo Bautista O’Farrill, Rafael Artasánchez Romero, Manuel Santillana Santillana y Armando Guerra Fernández.

En ésas estaban, cuando el 18 de mayo de 1961 se dio a conocer la re-nuncia, como miembro del Consejo de Honor, del doctor Gonzalo Bautista O’Farrill.

La dimisión creó expectación dentro y fuera de la UAP, debido a sus relaciones con el gobierno (su padre había sido go-bernador del estado entre 1941 y 1945), por su ascendencia con algunos grupos del sector privado de los cuales formaba parte, y por sus relaciones políticas (en esa fecha ya había sido postulado por el PRI como candidato a diputado federal por el V distrito electoral, en Acatlán).

Bautista O’Farrill sostiene en su renuncia que:

"por mi espíritu ortodoxo de estricto apego a la esencia de la Ley Orgánica de la UAP, consideré hasta hoy que mi posición correcta era la de sostener a las autoridades universitarias. Ante una situación de derecho existe una realidad de hecho que ha culminado victoriosa-mente para quienes aspiran a un nuevo derrotero en el destino de nuestra máxi-ma casa de estudios."

La primera película filmada en 1961 en México fue Los hermanos Del Hierro, un filme clave en la historia del “western” mexicano. Estelarizada por Tony Aguilar, Julio Alemán, Columba Domínguez y la bella debutante Patricia Conde, contó con breves apariciones de varios actores recios del cine nacional como Emilio Fernán-dez, Pedro Armendáriz, Ignacio López Tarso, Víctor Manuel Mendoza y David Silva.

Los hermanos Del Hierro es una de las mejores películas de Ismael Ro-dríguez, quien, para realizarla, adaptó un argumento del gran escritor Ricardo Garibay basado en hechos reales.

Los hermanos Del Hierro

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Notas

1 El apellido Glockner es alemán y signifi ca campanero o mas propia-mente sacristán. Probablemente es de origen campesino y no judío. Los apellidos judíos (sobre todo del siglo XVIII, a raíz del edicto de José II de Austria) eran rimbombantes, jalados de los pelos, o francamente ridículos: Blumenthal, valle de fl ores; Goldberg, montaña de oro; Apfelbaum, árbol de manzanas; o Tierhof, corral de animales son cuatro posibles casos de apellidos típicamente judíos del centro de Europa. Antes de su ex-pulsión de España y hasta su refugio en los Países Bajos y en Polonia, los judíos usaban sus nombres hebreos tradicionales, tales como Mosés Levin (levita o letrado) o Iheuda ben Samuel (hijo de Samuel). Los judíos ricos derivaban sus patronímicos de sus lugares de origen: Nathán de Burgos y Ioshua Wertheimer (de Wertheim) son ejemplos de orígenes sefarditas y askenazíes, respectivamente. Los pobres deformaban sus nombres: de Samuel nació Schmul y de Emmanuel, Mendel. El caso Glockner no encaja en ninguna de esas posibilidades y opino que lo de su judaísmo es resabio nazi.

2 Los propietarios mas conspicuos de molinos de trigo eran entonces las cabezas y los miembros de las familias Benítez (Enrique Benítez), Posada (Rafael Posada Vélez), Maurer, etc. Según el censo industrial de 1956, en el estado de Puebla había 21 molinos de trigo y en 1962 operaban en su capital siete, cuyos dueños -la mayo-ría- eran parte de las “fuerzas activas” involucradas en el confl icto.

3 Adoptó el alias desde su evasión en Baviera, donde fue capturado e identifi cado por las fuerzas del general estadounidense George Smith Patton, quien lo liberó poco después de apre-henderlo, en abril de 1945.

4 Aguirre se refería a los profesores desorejados por campesinos instigados por clericales durante el gobierno de Lázaro Cárdenas-

5 Clara alusión a los profesores de la sección 9 del Distrito Federal, que en ese tiempo estaban en Lecumberri.

6 Así se conocía a la suma de grupos enriquecidos, algunos de ellos de origen ibé-rico o libanés, ligados o no con funcionarios gubernamentales.

7 Carlos Pacheco Reyes, en la tercera de forros de Política del 15 de agosto de 1966, en torno al misterioso mercado de libros de corte anticomunista, antisemita y de propaganda nazi dice: “un paranoico que en Guadalajara formó el grupo reaccionario de los tecos, el licenciado Cuesta Gallardo -más tarde internado en el sanatorio siquiátrico de Zapopan-, empezó a publicar bajo el seudó-nimo de Traian Romanescu y haciéndose pasar por asilado político rumano, una serie de libros escandalosísimos ‘denunciando' Ia ‘conspiración judeo-comunista contra Occidente”.

8 O sea, de caer en las redes maléfi cas del comunismo, según la pastoral.

9 El acuerdo del Consejo Universitario de ese año fue recogido en la Ley Orgánica universitaria de 1963, y durante casi quince años periódicamente se publicaban los es-tados fi nancieros universitarios de acuerdo con los gastos que hacia cada entidad uni-versitaria. Contrario a lo que ahora sucede, que se dan informes fi nancieros globales, con lo cual se limita la crítica de cada escuela o facultad a la cual se le cargan gastos sin saber por qué.

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Mexicanoen venta

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El Archivo Histórico Universitarioinvita a nuestros lectores a ser parte dela historia de nuestra Universidad.Si conoces o eres familiar de personas que hayan estado ligadas a esta institución en sus diversas etapas (Colegio del Estado, Uni-versidad de Puebla, Universidad Autónoma de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) los invitamos a donar fotografías y/o documentos que atestigüen la actividad en las aulas, laboratorios, departamentos, eventos, etc.Queremos rescatar nuestra historia y uste-des son parte importante de ella.Para los que deseen sólo compartirnos una copia digital, podemos digitalizar sus docu-mentos originales. Favor de hacer una cita vìa telefónica al 2 32 74 79 en Reforma 531, Centro Histórico. Puebla. Pue.

SÉ PARTE DE LA HISTORIA

¡Gracias por rescatar nuestra

memoria universitaria!

Después expresa su solidaridad al doctor Julio Glockner y ofrece colaborar sin reservas “para encauzar por senderos de la legalidad al movimiento revolucio-nario estudiantil”.

La renuncia al Consejo de Honor tenía un doble origen: las presiones que en su primera página venía haciendo La Opinión, af irmando que Bautista O’Farrill era uno de los profesores que agitaban en favor del FUA; el otro mo-tivo era su inminente postulación como candidato a diputado, pues al renunciar pidió permiso para ausentarse de sus la-bores docentes en la escuela de medicina.

El general Donato Bravo Izquierdo consideró que el “doctor Gonzalo no hizo sino actuar de acuerdo con sus convicciones”, y prometió que el PRI, del cual era el máximo jerarca en Puebla, daría a conocer su postura respecto al confl icto, lo que nunca ocurrió, a pesar de que muchos dirigentes de niveles medios y de la base priista militaban, simpatizaban y defendían el movimiento de Reforma Universitaria.

Al igual que Bravo Izquierdo, los candidatos a diputados federales Ciriaco Tista Montiel por Cholula; Antonio J. Hernández por Atlixco; Amador Her-nández por Tehuacán y otros guardaban total hermetismo.

Acababan de ser “palomeados” por Gustavo Díaz Ordaz.