Garbo El Hombre Que Salvo Al Mundo

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n el último Festival de Cine Europeo de Sevilla (Noviem- bre 2009) pudimos disfru- tar del estreno de un insóli- to documental acerca de un insólito personaje, héroe de la Segunda Guerra Mundial y de nuestra Tierra de Na- die entre Iberia y Centropa, el espía doble Juan Pujol. Este hombre, al que ya se habían dedicado varios li- bros y películas, se convir- tió en la obsesión del joven productor catalán Edmon Roch. Hasta el extremo de realizar sobre él su primera, y preciosa, película, con la que le cayeron, cual fruta madura, los premios en los fes- tivales de cine de Sevilla y Ámsterdam y el Premio Goya 2009 al mejor documental. Entrevista con Edmon Roch 1 (director, guionista y productor). ¿Qué es Garbo. El espía? Es una historia extraordinaria y, al mismo tiempo, verídica hasta lo inverosímil. Es la historia de Alaric, el mejor agente nazi de la Segunda Guerra Mundial, cuya red reu- nía a la flor y nata de los espías nazis en Gran Bretaña. Pero es también la historia de Garbo, que trabajaba para el MI5, y es también la historia de un desertor de la Guerra Civil, y la de un agente doble que murió en Angola en 1949. Y es la historia de un novelista inglés que empezó a bus- car a un muerto convencido de que esta- ba vivo, y que lo desenterró dos veces… equivocándose de cadáver. Y es la historia de una mujer que sabía demasia- do, y de una red de agentes que jamás existió. Es, en definitiva, la historia de un gran desconocido: Juan Pujol, a quienes los servicios de Inte- ligencia Británica denominaron como «el mejor actor de todos los tiempos» y a quien la prensa inglesa bautizó como «el hom- bre que salvó al mundo». Una historia compuesta de muchas historias… Efectivamente. Cuando tiras de cada hilo descubres que todos tienen múltiples rami- ficaciones, a cada cual más apasionante. La historia del piloto de la RAF que trans- portaba cartas de amor de un español que decía que tenía a su mujer en Lisboa; la del espía que enferma misteriosamente y mue- re cuando más se le necesita; o la del se- ñor de Barcelona que trabajaba para los alemanes en Londres cuando en realidad estaba en Lisboa y no tenía nociones de in- glés ni alemán. Cada historia te lleva a otra, y hay más de mil historias. Literalmente. Se trata de un mockumentary (falso documental), ¿verdad? No, no: es fiel a la realidad. Aunque es tal la locura, la imaginación y tiene un ritmo tan trepidante que cualquiera que no co- nozca la verdad de primera mano puede sentirse tentado a creer que contiene cier- tas dosis de invención. Tal vez se deba a que Pujol era un gran fabulador, segura- mente uno de los escritores más importan- tes del siglo XX. Y no por su calidad lite- raria, que era barroca y tosca, sino porque tenía a un grupo selecto de lectores que le creían a pies juntillas. Pujol no escribía pa- ra el gran público, sino para convencer y manipular a los enemigos. La realidad siempre supera la ficción. Usted la define como un thriller documental Sí. Pero también como una comedia y co- mo un relato con ciertos toques de Gra- ham Greene. Greene, como después John LeCarre, estaba íntimamente conectado con los servicios de inteligencia británicos, y por eso sus historias son terriblemente ve- races. De hecho, se considera que Greene, conocedor de la historia de Garbo, se ins- piró en ella para escribir Nuestro hombre en La Habana. Y The Counterfeit Spy de Sefton Delmer también se basa en ella. ¿Qué hizo Garbo? Según sus propias palabras, «poner su gra- nito de arena para el bien de la humani- dad». Salvó muchas vidas y de hecho se convirtió en el gran maestro de lo que se llama «el arte de la intoxicación», es de- cir: hacer creer al enemigo lo que podría ser pero no es, sin posibilidad de ser des- cubierto. También afirmaba que había luchado dos guerras sin haber disparado un solo tiro… Es verdad. Y su familia y sus hijos, tanto de España como de Venezuela, sus primos, siempre recuerdan que esto era lo que más le enorgullecía. Esto y haber salvado a mi- les de vidas tanto en el desembarco de Nor- mandía como en los bombardeos nazis so- bre Londres al final de la Segunda Guerra Mundial. ¿Jamás se equivocaba? Al contrario, en repetidas ocasiones: Pujol no conocía Londres, no tenía nociones de inglés, y era un espía de despacho sin ape- nas contacto con la realidad. No podía de- jar de cometer errores, como cuando ha- blaba de los ingleses que «ofrecían infor- mación a cambio de una botella de vino», o cuando se hacía un lío con el sistema monetario in- glés, pasando unas cuentas de gas- 54 Magazin 19 Theorie und Praxis DaF Teoría y Práctica Garbo el hombre que salvó al mundo EDMOND ROCH Barcelona E Según sus propias palabras, «poner su granito de arena para el bien de la humanidad». Salvó muchas vidas y de hecho se convir- tió en el gran maestro de lo que se llama «el arte de la intoxicación», es decir: hacer creer al enemigo lo que podría ser pero no es, sin posibilidad de ser descubierto. ] [

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n el último Festival de CineE u ropeo de Sevilla (Noviem-b re 2009) pudimos disfru-tar del estreno de un insóli-to documental acerca de uninsólito personaje, héroe dela Segunda Guerra Mundialy de nuestra Ti e rra de Na-die entre Iberia y Centro p a ,el espía doble Juan Pujol.Este hombre, al que ya sehabían dedicado varios li-b ros y películas, se convir-tió en la obsesión del joven

p roductor catalán Edmon Roch. Hasta ele x t remo de realizar sobre él su primera, yp reciosa, película, con la que le cayero n ,cual fruta madura, los premios en los fes-tivales de cine de Sevilla y Ámsterdam y elP remio Goya 2009 al mejor documental.E n t revista con Edmon Roch1 ( d i re c t o r,guionista y pro d u c t o r ) .

¿Qué es Garbo. El espía?

Es una historia extraordinaria y, al mismotiempo, verídica hasta lo inverosímil. Es lahistoria de Alaric, el mejor agente nazi dela Segunda Guerra Mundial, cuya red re u-nía a la flor y nata de los espías nazis enGran Bretaña. Pero es también la historiade Garbo, que trabajaba para el MI5, y estambién la historia de un desertor de laG u e rra Civil, y la de un agente doble quemurió en Angola en 1949. Y es la historiade un novelista inglés que empezó a bus-car a un muerto convencido de que esta-ba vivo, y que lo desenterró dos veces…equivocándose de cadáver. Y es la historia

de una mujer que sabía demasia-do, y de una red de agentes quejamás existió. Es, en definitiva, lahistoria de un gran desconocido:

Juan Pujol, a quienes los servicios de Inte-ligencia Británica denominaron como «elmejor actor de todos los tiempos» y a quienla prensa inglesa bautizó como «el hom-b re que salvó al mundo».

Una historia compuesta de muchas historias…

Efectivamente. Cuando tiras de cada hilod e s c u b res que todos tienen múltiples rami-ficaciones, a cada cual más apasionante.La historia del piloto de la RAF que trans-p o rtaba cartas de amor de un español quedecía que tenía a su mujer en Lisboa; la delespía que enferma misteriosamente y mue-re cuando más se le necesita; o la del se-ñor de Barcelona que trabajaba para losalemanes en Londres cuando en re a l i d a destaba en Lisboa y no tenía nociones de in-glés ni alemán. Cada historia te lleva a otra,y hay más de mil historias. Literalmente.

Se trata de un m o c k u m e n t a ry

(falso documental), ¿verd a d ?

No, no: es fiel a la realidad. Aunque es talla locura, la imaginación y tiene un ritmotan trepidante que cualquiera que no co-nozca la verdad de primera mano puedesentirse tentado a creer que contiene cier-tas dosis de invención. Tal vez se deba aque Pujol era un gran fabulador, segura-mente uno de los escritores más import a n-tes del siglo XX. Y no por su calidad lite-raria, que era barroca y tosca, sino porq u etenía a un grupo selecto de lectores que lec reían a pies juntillas. Pujol no escribía pa-ra el gran público, sino para convencer ymanipular a los enemigos. La re a l i d a ds i e m p re supera la ficción.

Usted la define como un t h r i l l e r d o c u m e n t a l

Sí. Pero también como una comedia y co-mo un relato con ciertos toques de Gra-

ham Greene. Greene, como después JohnL e C a rre, estaba íntimamente conectado conlos servicios de inteligencia británicos, ypor eso sus historias son terriblemente ve-races. De hecho, se considera que Gre e n e ,conocedor de la historia de Garbo, se ins-piró en ella para escribir N u e s t ro hombreen La Habana. Y The Counterfeit Spy d eSefton Delmer también se basa en ella.

¿Qué hizo Garbo?

Según sus propias palabras, «poner su gra-nito de arena para el bien de la humani-dad». Salvó muchas vidas y de hecho sec o n v i rtió en el gran maestro de lo que sellama «el arte de la intoxicación», es de-cir: hacer creer al enemigo lo que podríaser pero no es, sin posibilidad de ser des-c u b i e rt o .

También afirmaba que había luchado dos

g u e rras sin haber disparado un solo tiro …

Es verdad. Y su familia y sus hijos, tantode España como de Venezuela, sus primos,s i e m p re re c u e rdan que esto era lo que másle enorgullecía. Esto y haber salvado a mi-les de vidas tanto en el desembarco de Nor-mandía como en los bombardeos nazis so-b re Londres al final de la Segunda Guerr aM u n d i a l .

¿Jamás se equivocaba?

Al contrario, en repetidas ocasiones: Pujolno conocía Londres, no tenía nociones deinglés, y era un espía de despacho sin ape-nas contacto con la realidad. No podía de-jar de cometer erro res, como cuando ha-blaba de los ingleses que «ofrecían infor-mación a cambio de una botellade vino», o cuando se hacía unlío con el sistema monetario in-glés, pasando unas cuentas de gas-

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Theorie und Praxis DaF Teoría y Práctica

G a r b o el hombre que salvó al mundo

EDMOND ROCH�Barcelona

E

Según sus propias palabras, «poner su granito de arena para el bien de la humanidad». Salvó muchas vidas y de hecho se convir-tió en el gran maestro de lo que se llama «el arte de la intoxicación», es decir: hacer creer al enemigo lo que podría ser pero no es,sin posibilidad de ser descubierto. ][

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tos extravagantes. Pero su mérito fue in-t e r p retar su papel mejor que nadie, por esolos ingleses le llamaron Garbo. No es ca-sualidad que Greta Garbo hubiera encar-nado a Mata Hari, la gran agente doble dela pantalla.

A Pujol jamás se le podía echar nada encara. Cuando se le atacaba por sus erro-res, él contraatacaba indignado ante lo queconsideraba minucias dentro de un traba-jo agotador y muy importante. Por otrap a rte siempre acababa comunicando aque-llo que los nazis querían escuchar; afirm a-ba que le movía su odio a las democraciasy su amor por el Te rcer Reich. De hecho,Pujol se lo debía pasar en grande inven-tando todas esas mentiras. Con su c o r p u sde más de cincuenta volúmenes de textos

y mensajes, se podría decir que fue uno delos grandes a u t o re s de los cuarenta, y, sinduda, el que tuvo mayor influencia en eldevenir de la humanidad.

El gran público conoce a Mata Hari,

p e ro no a Garbo. ¿A qué se debe?

Los mejores espías son los que perm a n e c e nen secreto; el espía exhibicionista anda másen busca de notoriedad; el avaro, ansía elbeneficio económico. Pujol no: se diría queera un trabajo que se le daba bien, que lle-vaba en la sangre, y era muy discre t o .De hecho, se habría llevado su secreto a latumba de no ser por el empeño de NigelWest. Karl Erich Kuhlenthal, su contro l a-dor alemán, falleció en los setenta conven-cido de que Pujol había sido su mejor es-

pía, un luchador infatigable para el III Reich.Y el alto mando alemán le condecoró conla Cruz de Hierro, un honor que jamás ha-bía merecido nadie que no fuera alemán oque hubiera luchado en el fre n t e .Salvo Pujol.

P e ro la historia de Pujol empieza durante

la Guerra Civil…

Allí es donde pone a prueba sus dotes deinvención y descubre su enorme poder defabulación. En la Guerra Civil, Pujol estu-vo a punto de fallecer; desertó porque noquería empuñar un arma y se escondió co-mo un t o p o durante más de un año en Bar-celona. Le descubrieron y encarc e l a ron, pe-ro escapó y se ocultó en un piso detrás dela Catedral de Barcelona donde, en poco

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más de un año, había adelgazado 20 kilosy perdido casi todo su cabello. Era un an-ciano con tan solo 25 años. Entonces dioun paso adelante.

¿Se fue al fre n t e ?

Primero a Sant Joan de les Abadeses pa-ra ejercer de gestor de una granja de po-llos. Pero eso era una tapadera: Pujol al-bergaba la intención de cruzar los Piri-neos, y para eso entrenaba cada día. Te-nía una fuerza de voluntad enorme. Pe-ro también era muy prudente. Así que,cuando estaba a punto de dar el paso, su-po que los republicanos fusilaban a losdesertores que intentaban cruzar a Fran-cia. Entonces ideó su primera gran men-tira: con un documento falso pretendien-do tener el doble de edad, se presentó co-mo voluntario ante las tropas republica-nas, afirmando que era un experto enmorse y telecomunicaciones. Pero lo cier-to es que no tenía ni idea. ¿Su finalidad?Cruzar las líneas y cambiar de bando. Locierto es que lo hizo tan mal que, el díaque 14 huyó, perdió la orientación y re-gresó a sus propias filas, creyendo quellegaba a las contrarias. Recibió tal alu-vión de tiros que sobrevivió de puro mi-lagro.

Y de ahí decide hacerse espía...

P r i m e ro encuentra a su mujer, Araceli Gon-zález, quien jugó una parte muy import a n-te en su brillante trayectoria posterior. Ycon una tremenda ingenuidad visita a losbritánicos, que le toman por un i n f i l t r a d onazi. Pero Pujol no se amedrenta, y ma-quina un plan más atrevido todavía: cola-borar con el Te rcer Reich para ganarse lassimpatías aliadas. Sorprendentemente losalemanes le creen, le ofrecen un cursillo rá-pido en las técnicas de espionaje y un suel-do. ¿Objetivo? Obtener información de im-p o rtancia militar desde Gran Bretaña. Pu-jol afirma que lo podía conseguir. Y, ma-nos a la obra, pronto empezaron a llegarlos mensajes de Londre s …

¿Se fue a Londre s ?

¡No! Estaba en Lisboa, viendo noticiariosy leyendo la prensa extranjera para saberqué ocurría en Gran Bretaña. Pujol no po-día permanecer callado si quería conser-var su empleo. Así que con la ayuda de undiccionario y una guía de horarios de tre-nes, empieza a enviar mensajes pre t e n d i e n-

do vivir en Londres y que un piloto ami-go suyo de la RAF los deposita en un apar-tado de correos en Lisboa. Para que el pi-loto no sospeche, Pujol cuenta a sus con-t ro l a d o res que le ha engañado con la his-toria de que tiene a su mujer en Lisboa yque son cartas de amor. Sus contro l a d o re slo celebran, sin saber que los únicos enga-ñados son ellos. No había tal piloto: era elmismo Pujol quien dejaba las cartas en ela p a rtado de correos, desde donde lo re c o-gían los alemanes. De esta forma los so-b res no tenían por qué llevar matasellos yPujol podía escribir noticias contrastadas,simplemente poniendo una fecha anteriora la publicación de las noticias. Era perf e c-to. Sencillo y perf e c t o …

Hasta que le re c l u t a ron los ingleses…

Costó mucho. Pujol ya estaba tan deses-perado que planeaba fugarse con su fami-lia a Brasil. Los servicios británicos le ha-bían rechazado ¡cuatro veces!, tratándolede farsante. Hasta que uno de sus mensa-jes creó una bola de nieve tan grande quep rovocó un conflicto diplomático entre Ro-ma y Berlín: la historia del convoy, inexis-tente, que había superado la vigilancia ita-liana para romper el sitio de Malta. Al man-dar los alemanes una flota naval detrás delfalso convoy, los británicos se pre g u n t a-ron: «¿quién es ese espía, que dice estar enL o n d res y que obviamente no está en Lon-d res, que envía información falsa pero quetiene una reputación tan grande entre el al-to mando alemán?» Cuando descubriero nque era el mismo que se había ofrecido tan-tas veces, le pre g u n t a ron si todavía queríacolaborar con la causa aliada; Pujol dijoque sí. Así que se lo llevaron a Londre s ,donde le interro g a ron para asegurarse deque no ocultaba otras intenciones. Era muyextraño un caso como el de Pujol que nose movía por dinero, ni por circ u n s t a n c i a sf a m i l i a res, ni patrióticas.Pocos espías escapan a una de esas cate-gorías. Pujol sí.

Vd. tiene una extensa carrera como

p ro d u c t o r. ¿Por qué decide debutar como

d i rector en un largometraje como GARBO?

A mi me interesan las historias. Ésta erauna historia extraordinaria que merecía sercontada. Y cuando Sandra Hermida meo f reció el guión de María Hervera, no hu-bo marcha atrás… En esa época aún no sehabía publicado el magnífico libro de Ja-

vier Juárez Juan Pujol, el espía que derro-tó a Hitler. Con lo que empecé a investi-gar y me sorprendí de que todavía nadiehubiera intentando relatarla más allá deb reves episodios televisivos; me enamorédel personaje, de lo que había supuesto, ypensé que era necesario dedicarme a él encuerpo y alma. Era una de esas rarísimashistorias que n e c e s i t a b a ser contada.

¿Cuánto duró este proceso de investigación?

Cinco años. Con Patricia Ruiz estuvimosbuscando en todas las fuentes, leyendo, tra-bajando mano a mano con los mejores co-n o c e d o res de Garbo y su historia: sus fa-m i l i a res, Nigel West (el hombre que le ha-bía devuelto a la luz), Xavier Vinader (conquien había rememorado su vida), espíasde la época como Aline Griffith o especia-listas en Garbo como Mark Seaman. Gra-bamos más de 600 horas de entrevista, ro-damos durante meses, viajamos a Londre s ,Berlín, Caracas y Lisboa, y estuvimos casiun año en la sala de montaje. Era como lasm a t r i u s h k a s : empezábamos con una his-toria y siempre encontrábamos otra en sui n t e r i o r. Es fascinante: creer saberlo todoy hallar una nueva verdad reveladora quea p o rta nueva luz sobre el proceso. Un di-rector es como un detective, que debe in-vestigar la historia que cuenta, y las moti-vaciones de sus personajes: entrar en la pieldel otro hasta dar con el relato. Con la par-ticularidad de que un documental siemprees una obra abierta que se escribe sobre lam a rcha, con sus fragmentos de arc h i v o s ,las entrevistas, los nuevos hallazgos… unp roceso de modelación continua. Así co-mo en una película de ficción el dire c t o rc rea una obra, en un documental se esta-blece un diálogo entre el material existen-te y el dire c t o r, en el que el montaje re s u l-ta decisivo.

Ahí la participación de Alexander Adamstambién fue esencial.

¿Qué fue lo más difícil a la hora de contar

esta historia?

Contar la historia de GARBO implica de-jar de contar muchas otras. Obliga a se-l e c c i o n a r, porque el material da para va-rias series: con trece capítulos de una ho-ra aún nos quedaríamos en la superf i c i e .Es como intentar explicar la obra de Dic-kens en una película, con la diferencia quelos 50 volúmenes de relatos que escribióGarbo, estaban encaminados en una sola

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d i rección. Se puede decir que es una de lasobras literarias más influyentes del sigloXX, que tuvo lectores ávidos entre los gran-des mandos del nazismo, y que el hechode que la creyeran a pies juntillas perm i-tió a los aliados asestar los golpes clavespara ganar la guerr a .

¿Existen documentos de GARBO?

Muy pocos. Tan sólo los mensajes, sus me-morias, los testimonios de quienes le co-n o c i e ron y el material propio de la época.P e ro, paradójicamente, cuanta mayor es-casez de material, mayor libertad tiene eld i re c t o r, ya que no se debe someter a unavisión determinada, sino puede encontrarun camino fiel al personaje. Y con un fa-bulador como Pujol, el camino era el cine:las historias de espías de la pantalla, quei n f l u y e ron de una forma tan determ i n a n-te en su personalidad. Un espía real expli-cado a través de espías de cine; un espíabautizado como una actriz a través de losa c t o res que habían encarnado a persona-jes similares. De películas coetáneas comola serie de M r. Moto, Mata Hari, o P i m-p i rnel Smith. Todas íntimamente ligadas aPujol: Mata Hari por el mismo nombre deGarbo, Greta, interpretando a la agentedoble más famosa del séptimo arte. M r.M o t o por Peter Lorre, quien tuvo que huirdel Te rcer Reich para terminar haciendode pérfido alemán en Hollywood. Y P i m-p i rnel Smith por Leslie Howard, quien fa-

lleció cuando el avión de la RAF que, su-puestamente, llevaba el correo de Pujol aLisboa fue abatido por fuego nazi; Pujolse quejó tan enérgicamente que ningún otroavión correo sufrió un ataque similar. Ysin olvidar películas posteriores como N u e s-t ro hombre en La Habana, El día más lar-g o o P a t t o n, que también tocan el tema dePujol de cerc a .

¿No se sintió tentado a re c o n s t ruir

la historia con actore s ?

No a la manera de un docudrama. Expli-carla en clave de ficción habría re b a j a d o

el hecho de que nosotros no inventamosnada. Para inventar ya estaba Pujol…

También evita la voz en off …

Es una convención del documental: lavoz omnisciente que lo narra todo. Pe-ro eso implica tomar un partido, una di-rección, y habría reducido la riqueza delas múltiples miradas. El reto era dejarque las múltiples voces conformaran unasola película.

Como en R a s h o m o n, cada espectadordebe hallar su propia verd a d .

A pesar de la seriedad del tema,

Vd. utiliza un tono cercano a la comedia

Para Pujol ser espía era también un juego.Un juego terriblemente serio, pero no hayque olvidar que él no tenía una form a c i ó nacadémica, era un autodidacta provisto debrillante ingenio y de una gran capacidadde sobrevivir a las situaciones más com-p rometidas. En inglés «jugar» e «interpre-tar» son un mismo verbo, y Pujol era unm a e s t ro en ambas cosas. Luchó en dos gue-rras, en los dos bandos, tuvo dos familias,dos vidas, e incluso dos muert e s .

No hay mejor definición del agented o b l e .

N o t a s1. Reproducida con la amable autorización del autor.

Fuente: http://www. g a r b o t h e m o v i e . c o m

Garbo, el hombre que salvó al mundo