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    Juego profundo:notas sobre la ria de gallos en BaliLa incursin policial

    A principios de abril de 1958, mi mujer y yo, con algo de fiebre paldica ydesconfiados, llegamos a una aldea de Bali que nos proponamos estudiar como antroplogos. Era una poblacin pequea de alrededor de quinientos habitantes y relativamente alejada de todo centro, era un mundo en s misma. Nosotros ramos intrusos,intrusos profesionales, y los aldeanos nos trataron como, segn parece, los baline-ses siempre tratan a la gente que no pertenece a su vida, pero que, as y todo, se lesimpone: como si no estuviramos all. Para ellos, y hasta cierto punto para nosotros mismos, ramos seres humanos invisibles, no personas, espectros.Nos alojamos en la morada de una familia numerosa y extendida (esto ya haba sido arreglado por el gobierno provincial) perteneciente a una de las cuatro facciones principales de la vida de la aldea. Pero salvo nuestro aposentador y jefe de la aldea, de quien aqul era primo y cuado, todo el mundo nos ignoraba como slo losbalineses pueden hacerlo. Cuando andbamos por el pueblo inseguros y deseosos deagradar, la gente pareca mirar a travs de nosotros unos varios metros ms all conlos ojos clavados en alguna piedra o algn rbol. Casi nadie nos saludaba; pero tampoco nadie nos pona mala cara o nos deca algo desagradable, lo cual habra sido casi ms satisfactorio para nosotros. Si nos aventurbamos a acercarnos a alguien (yuno en semejante atmsfera se senta profundamente inhibido) la persona se alejabacon paso negligente, pero se alejaba definitivamente. Si no logrbamos atraparla,sentada o apoyada contra unapared, no deca nada o refunfuaba un "s", que para losbalineses es el colmo de lo inexpresivo. Esa indiferencia era desde luego deliberada;los habitantes de la aldea observaban todos nuestros movimientos y tenan abundante y exacta informacin de quines ramos y sobre lo que nos proponamos hacer.Pero se comportaban como si sencillamente no existiramos, que era lo que nos informaba su estudiada conducta o, por lo menos, que todava no existamos paraellos.

    Semejante actitud es general de Bali. En otros lugares de Indonesia que visity ms recientemente en Marruecos, cuando me llegaba a una nueva aldea, la genteacuda de todas partes y se precipitaba sobre m para mirarme de cerca y a menudo para tocarme. En las aldeas de Bali, por lo menos en aquellas que estn alejadas de loscircuitos tursticos, no ocurre nada de eso. La gente contina andando por las calles,charlando, haciendo ofrendas, m irandofijamenteel vaco, llevando de aqu para allcestos, m ientras uno deambula con la sensacin de estar vagamente desencarnado. Ylo mismo ocurre en el plano individual. Cuando uno conoce por primera vez a unhombre de Bali, ste parece virtualmente no mantener ninguna relacin con uno; est, para decirlo con la ya famosa expresin de Gregory Bateson y Margaret Mead,"au-339

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    Pero como en virtud de otra cosa de esas paradojas que acosan a la esttica esa subjetividad no existe propiamente hasta estar as organizada, las formas dearte generan y regeneran esa misma subjetividad que ellas pretenden solamente desplegar. Cuartetos, naturalezas muertas y rias de gallos no son meros reflejos de unasensibilidad preexistente analgicamente representada, sino que son agentes positivos en la creacin y mantenimiento de tal sensibilidad. Si nos vemos a nosotrosmismos como un hato de M icawber, ello se debe a que leemos demasiado a Dickens(si nos vemos como realistas sin ilusiones, ello se debe a que lo leemos demasiadopoco).Y lo mismo ocurre con los balineses, los gallos y las rias. Es de esta manera, es decir, coloreando la experiencia con la luz que proyectan sobre ella (ms quepor obra de los efectos materiales que las artes pueden tener) cmo las artes desempean su papel, como artes, en la vida social.41De modo que en la ria de gallos, el balines forma y descubre su temperamento y al mismo tiempo el temperamento de su sociedad. , ms exactamente, formay descubre una determinada faceta de esos temperamentos. No slo hay muchosotros textos culturales que constituyen comentarios sobre la jerarqua del status y laautoestima en Bali, sino que existen muchos otros sectores crticos de la vida baline-sa adems del estratificatorio y del agonstico. La ceremonia que consagra a un sacerdote brahmn, un asunto de control de la respiracin, de inmovilidad en la postura yde absoluta concentracin en las profundidades del ser, exhibe una propiedad radicalmente diferente (pero para los balineses igualmente real) de la jerarqua social: sualcance trascendente y numinoso. Colocada no en la matriz de la emocionalidad cintica de los animales, sino en la de la serenidad esttica de la mente divina, esa ceremonia expresa tranquilidad, no inquietud. Los festivales masivos de los templos delas aldeas que movilizan a toda la poblacin local en elaboradas recepciones a los dioses visitante cnticos, danzas, ofrendas, dones afirman la unidad espiritual delos miembros de la aldea frente a su desigualdad de status y proyectan un ambientede amistad y confianza.42 La ria de gallos no es la clave de la vida de Bali, as comolas corridas de toros no lo son de la de Espaa. Lo que la ria dice sobre esa vida noest en contradiccin con lo que dicen de ella otros igualmente elocuentes testimonios culturales. Pero en esto no hay nada sorprendente, como no lo hay en el hechode que Racine y Moliere fueran contemporneos o que la misma gente que cultivacrisantemos forje espadas.43

    cieron los antroplogos para hablar del cristianismo y del totemismo en el mismo tono. Pero como todas las cuestiones ontolgicas estn entre parntesis (deberan estarlo) en la sociologa dela religin, las cuestiones de juicio estn entre parntesis (o deberan estarlo) en la sociologadel arte. En todo caso, el intento de desprovincializar el concepto de arte no es ms que una partede la general estrategia antropolgica de desprovincializar todos los conceptos sociales importantes matrimonio, religin, derecho, racionalidad y, aunque esto representa una amenaza a lasteoras estticas con respecto a ciertas obras de arte que estn ms alia del alcance del anlisis sociolgico, no constituye una amenaza a la conviccin (por la cual, segn pretende Roben Graves,hubo de ser reprendido en las aulas de Cambridge) la conviccin de que algunos poemas son mejores que otros.4 2 Sobre la ceremonia de consagracin, V. E. Kom. "The Consecration of the Priest", enSwellengrebel, ed., Bali: Studies, pgs. 131-154; sobre la comunin de la aldea (aunque algo exagerado), vase R. Goris, "The Religious Character of the Balinese Village", ibd. pgs. 79-100.4 3 Que lo que la ria de gallos tiene que decir sobre Bali no carece de cierta profundidad y quelo" inquietante que ella expresa sobre la estructura general de la vida balinesa no carece enteramente de fundamento est atestiguado por la circunstancia de que en dos semanas de diciembre de1965, durante las conmociones que siguieron al infructuoso golpe de estado de Jakarta, fueron

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    Vale la pena citar todo el siguiente pasaje que nos remite de nuevo a Aristteles (aunque no a la Hermenutica, sino a su Potica):Pero el poeta (en oposicin al historiador), dice Aristteles, nunca hace verdaderas enunciaciones categricas, ni particulares, ni especficas. La misin delpoeta consiste en decirnos no lo que ocurri sino lo que ocurre, no lo que tuvolugar, sino la clase de cosas que siempre acaecen. El poeta nos presenta elevento tpico, reiterado, o lo que Aristteles llama el evento universal. Unono recurre a Macbeth para aprender la historia de Escocia, sino que uno acude aMacbeth para aprender lo que un hombre siente despus de haber ganado un reino y perdido su alma. Cuando en Dickens encontramos un personaje como Mi-cawber, uno no piensa que Dickens tiene que haber conocido a un hombreexactamente igual a ese personaje, sino que siente que hay un poco de M icaw-ber en casi cada una de las personas que uno conoce, incluso en uno mismo.Nuestras impresiones de la vida humana son recogidas una por una y en la mayor parte de nosotros perduran sueltas y desorganizadas. Pero en la literaturaencontramos constantemente cosas que de pronto coordinan muchas de esas impresiones que quedan focalizadas; esto es en parte lo que quiere decir Aristteles cuando habla del evento humano picoo universal.39En esta clase de focalizacin de experiencias separadas de la vida cotidiana loque realiza la ria de gallos (independientemente de que sta sea "slo un juego" yconstituya algo "ms que un juego"); de esta manera crea lo que podramos llamarantes que tpico o universal un evento humano paradigmtico, esto es, un hecho quenos dice menos lo que ocurre que el gnero de cosas que ocurriran si (como no es elcaso) la vida fuera arte y estuviera libremente modelada por los estilos de sentimien

    to que forman el Macbeth o el David Copperfield.Desarrollada y vuelta a desarrollar sin fin, la ria de gallos permite a los bali-neses (as como leer y releer el Macbeth nos permite a nosotros) ver una dimensinde su propia subjetividad. Cuando el balines observa ria trasriacon la activa atencin del propietario del gallo y del apostador (pues la ria de gallos no tiene ms inters como puro espectculo deportivo que nuestro croquet o la carrera de perros), seva familiarizando con la ria y con lo que ella le dice, as como el atento oyente decuartetos de cuerda o el absorto espectador de una naturaleza muerta va familiarizndose lentamente cada vez ms con esas formas de arte de tal manera que ellas leabren a s mismo su propia subjetividad.403 9 Frye, The Educated Imaginaiion, pgs. 63-64.4 0 El empleo de un lenguaje visual, que es muy "natural" en los europeos, para designar lapercepcin "ver", "observar", "mirar", etc. es aqu ms engaoso que en otros contextospues el hecho de que, segn ya dijimos, los balineses sigan el desarrollo de la lucha tanto (y quiz ms, puesto que los gallos de ria, en realidad, son difciles de ver pues presentan el espectculo de una confusin en movimiento) con sus cuerpos como con los ojos ya que mueven los miembros, la cabeza y el tronco siguiendo mmicamente los movimientos de los gallos, significa quegran parte de la experiencia individual de la ria es anestsica antes que visual. Si hay realmenteun ejemplo de la definicin que da Kenneth Burke de un acto simblico como "la danza de una actitud", ese ejemplo es la ria de gallos. Acerca de la enorme importancia de la percepcin cinest-sica en la vida de Bali, vase Bateson y Mead, Balinese Characer, pgs. 84-88; sobre la naturale

    za activa de la percepcin esttica en general, vase Goodman, Language ofArt, pgs. 241-244.4 1 Todo este cotejo de lo grande occidental con lo vil oriental indudablemente chocar a cierta clase de estticos as como chocaron a ciertas clases de telogos los primeros esfuerzos que hi-

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    dero (o el esfuerzo de Marx de tratarlos como glosa de las relaciones de propiedad) yel reemplazo freudiano del enigmtico texto de los sueos manifiestos por el clarotexto de los sueos latentes son todos antecedentes de esta posicin, aunque no todos igualmente recomendables.37 Sin embargo, la idea no est todava desarrolladatericamente; y el ms profundo corolario, por lo menos en lo que atae a la antropologa, de que las formas culturales pueden ser tratadas como textos, como obras deimaginacin construidas con materiales sociales aun no se ha explotado sistemticamente.38En el caso que estamos considerando, tratar la ria de gallos como un textopermite hacer resaltar un rasgo de ese fenmeno (a mi juicio su rasgo central) que elhecho de tratarlo como un rito o un pasatiempo (las dos alternativas ms evidentes)tendera a oscurecer: la emocin utilizada para fines cognitivos. Lo que la ria de gallos dice con un vocabulario emotivo: el estremecimiento del riesgo, la desesperacin de la prdida, el placer del triunfo. Sin embargo lo que dice es, no meramenteque elriesgosea excitante, que perder sea deprimente y que triunfar sea gratificante(banales tautologas de afecto), sino que de esas emociones as ejemplificadas estconstituida la sociedad y que ellas son las que unen a los individuos. Para los baline-ses asistir a lasriasde gallos y participar en ellas es una especie de educacin sentimental. Lo que el balines aprende all es cmo se manifiestan el ethos de su culturay su sensibilidad personal (o, en todo caso, ciertos aspectos del ethos y de su sensibilidad) cuando se vuelcan exteriormente en un texto colectivo; aprenden que ambas cosas estn lo suficientemente cerca para articularse en la simblica de un solo textocomo es la ria, y que ese texto la parte inquietante del fenmeno en que se realiza esta revelacin consiste en que un gallo hace pedazos a otro insensatamente.Cada pueblo, segn afirma el proverbio, ama su propia forma de violencia. Laria de gallos es en Bali el reflejo de esa forma en su apariencia, en su fuerza, en sufascinacin. Abarcando casi todos los niveles de la experiencia balinesa, lariade gallos rene temas salvajismo animal, narcisismo masculino, juego por dinero, rivalidad de status, excitacin de las masas, sacrificio cruento, cuya principal conexin es su relacin con el furor y con el temor al furor, al sujetar estas cosas a unaserie de reglas que, por un lado, las contienen y que, por otro, les permiten desplegarse, crea una estructura simblica en la que una y otra vez la realidad de su ntima significacin puede sentirse inteligiblemente. Si, para citar de nuevo a Northrop Frye,nosotros vamos a ver Macbeth para saber lo que siente un hombre despus de haberganado un reino y perdido su alma, los balineses van a lasriasde gallos para experim entar lo que siente un hombre habitualmente compuesto en sus maneras, distanciado de los dems, casi absorto obsesivamente en s mismo, en una especie de auto-cosmo moral, cuando, atacado, atormentado, desafiado e insultado hasta los extremos del furor, alcanz un triunfo total o qued del todo derrotado.

    3 7 Ibd.3 8 El "estructuralismo" de Lvi-Straus podra parecer una excepcin. Pero lo es slo aparentemente pues en lugar de tomar los mitos, los ritos totmicos y las normas matrimoniales comotextos que hay que interpretar, Lvi-Strauss los toma como cdigos que hay que descifrar, lo cualno es ciertamente lo mismo. Lvi-Strauss no trata de comprender las formas simblicas desde elpunto de vista de cmo stas funcionan en situaciones concretas para organizar percepciones (significaciones, emociones, conceptos, actitudes); trata de comprenderlas enteramente desde el puntode vista de la estructura interna de dichas formas simblicas, Independent de toul sujet, de lout ob-jet, et de toute contexte. Vase captulo 13.

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    el enfrentamiento de gallos con la divisin de status significa suscitar una transferencia de percepciones desde el primer fenmeno al segundo, una transferencia que alpropio tiempo es una descripcin y un juicio. (Lgicamente la transferencia podra,desde luego, producirse en el sentido contrario, pero igual que la mayor parte de nosotros, los balineses estn mucho ms interesados en comprender a los hombres queen comprender a los gallos.)Lo que coloca lariade gallos en un lugar aparte en el curso ordinario de la vida, lo que la eleva por encima de la esfera de las cuestiones prcticas cotidianas y larodea de una aureola de subida importancia es no, como la sociologa funcionalistapretende, el hecho de que la ria refuerce las distinciones de status (ese refuerzo enmodo alguno es necesario en una sociedad en la que todo acto proclama dichas distinciones), sino el hecho de que la ria suministra un comentario metasocial sobre todala cuestin de clasificar a los seres humanos en rangos jerrquicos fijos y luego organizar la mayor parte de la existencia colectiva atendiendo a esa clasificacin. La funcin de la ria de gallos, si es lcito llamarla as, es interpretativa: es una lectura dela experiencia de los balineses, un cuento que ellos se cuentan sobre s mismos.

    Decir algo de algoFormular la cuestin de esta manera significa adoptar un reenfoque metafricopropio, pues dicha formulacin desplaza el anlisis de las formas culturales desdeuna empresa que presenta un paralelo general con la de disecar un organismo, diagnosticar un sntoma, descifrar un cdigo u ordenar un sistema las analogas dominantes en la antropologa contempornea a una empresa que presenta un paralelogeneral con la penetracin e interpretacin de un texto literario. Si uno considera la

    ria de gallos, o cualquier otra estructura simblica colectivamente sustentada, comoun medio de "decir algo de algo" (para invocar la famosa frmula aristotlica). Luego se halla uno frente a un problema, no de mecnica social, sino de semntica social.36 Para el antroplogo interesado en formular principios sociolgicos y no enapreciar y evaluar rias de gallos, la cuestin es sta: qu puede uno aprender sobretales principios al enfocar la cultura como un conjunto de textos?Extender de esta manera el concepto de un texto ms all del material escrito yan ms all del material verbal no es desde luego algo enteramente nuevo, aunquesea un paso metafrico. La tradicin de la interpretatio naturae de la Edad Media que,culminando en Spinoza, intentaba leer la naturaleza como las Escrituras, el esfuerzonietszcheano de tratar sistemas de valores como comentarios sobre la voluntad de potes (Opta 16) y est tomada de H. H. Drager, "The Concept of Tonal Body"' en Reections onArt, ed. S. Langer (Nueva York, 1961), pg. 174; acerca de Hogarth y sobre todo este problemallamado all de "mltiples matrices", vase E. H. Gbmbrich, "The Use of Art for the Study ofSymbols", en Psycology and the visual Arts, ed. J. Hogg (Baltimore, 1969), pgs. 149-170. La expresin ms habitual para designar esta especie de alquimia semntica es "transferencia metafrica" y buenas discusiones tcnicas de esta cuestin pueden encontrarse en M. Black, Models andMetaphors (Ithaca, N.Y., 1962), pgs. 25 y siguientes; Goodman, Language as Art, pgs. 44 ysiguientes; and W. Percy, Metaphor as Mistake", Sewane Review 66 (1958); pgs. 78-99.

    36 La frmula est contenida en el segundo libro del Organon, "Sobre la interpretacin". Seencontrar una exposicin de esta cuestin y de toda la argumentacin para liberar "el conceptode texto...del concepto de escritura" para construir as una hermenutica general en P. Ricoeur,Freud and Philosophy (New H aven, 1970), pgs. 20 y siguientes.

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    ria, no de los dueos de los animales (o en todo caso, no necesariamente), quienesparecen en verdad complacerse profundamente en la contienda. La carnicera del reidero no es una pintura literal de la manera en que se tratan los hombres, sino que es(lo cual casi resulta peor) una pintura de la manera en que, vistos desde un determinado ngulo, los hombres son imaginativamente.34Ese ngulo de visin es, desde luego estratificatorio. Segn ya vimos, lo quela ria de gallos expresa con ms vigor son las relaciones de status, y lo que dice sobre ellas es que son cuestiones de vida y muerte. Que el prestigio es asunto de profunda seriedad resulta evidente en cualquier parte de Bali que uno mire, en la aldea, lafamilia, la economa, el estado. Peculiar fusin de tulospolinesios y de castas hindes, esa jerarqua del prestigio es la columna vertebral moral de la sociedad. Pero slo en la ria de gallos se revelan con sus colores naturales los sentimientos en quedicha jerarqua reposa. Envueltos en una niebla de etiqueta, en una espesa nube de eufemismos y ceremonias, de gestos y alusiones en todas las otras esferas, esos sentimientos se expresan en la ria slo con el disfraz ms tenue de una mscara animal, una mscara que en realidad los muestra ms efectivamente en lugar de ocultarlos. Los celos constituyen una parte de la vida de Bali, como el equilibrio, y lo mismo cabe decir de la envidia y la gracia, de la brutalidad y el encanto; pero sin las rias de gallos los balineses comprenderan mucho menos esos sentimientos y probablemente sta sea la razn de que las valoren en tal alto grado.Toda forma expresiva obra (cuando obra) desarreglando contextos semnticosde maneta tal que propiedades convencionalmente atribuidas a ciertas cosas son atribuidas de manera no convencional a otras, que entonces se ven como poseedoras detales propiedades. Llamar al viento un tullido, como hace Stevens, fijar el tono ymanipular el timbre, como hace Schoenberg, o, ejemplo ms prximo a nuestro caso, pintar a un crtico de arte como un oso disoluto, como hace Hogarth, significacruzar fronteras conceptuales; las conjunciones establecidas entre los objetos y suscualidades quedan alteradas y los fenmenos el tiempo otoal, la forma meldicao el periodismo cultural adquieren el ropaje de significantes que normalmenteapuntan a otros referentes.35 Anlogamente, relacionar y relacionar y relacionar

    3 4 Hay otros dos valores opuestos en Bali que, relacionados con la temporalidad puntual, porun lado, y con la agresividad desenfrenada, por el otro, refuerzan esta sensacin de que la ria degallos es al mismo tiempo continua con la vida social ordinaria y una directa negacin de ella:lo que los balineses llaman ram y lo que llaman paling. Ram significa apiado, ruidoso, activoy se refiere al estado social: el mercado donde se apia la muchedumbre, los festivales masivos,las calles activas son ram, como lo es por supuesto y en grado extremo una ria de gallos. Rames lo que acontece en los momentos "plenos" (su contrario sepi, "quieto", es lo que acontece enmomentos "vacos"). Paling es vrtigo social, esa sensacin de estar perdido, desorientado, desconcertado cuando no resulta claro el lugar que ocupa uno en las coordenadas del espacio social, yes un estado de tremenda, inmensa ansiedad. Los balineses consideran el exacto mantenimientode la orientacin espacial ("no saber dnde est el norte" es locura), el equilibrio, el decoro, lasrelaciones de status, etc. como cosas fundamentales de una vida ordenada (krama) y Baling, la clase de arremolinada confusin (que el revoltijo de gallos ejemplifica) com o el ms terrible enemigo y la peor contradiccin. Sobre el ram, vase Bateson y Mead, Balinese Character, pgs. 3,64; sobre el paling, ibd., pg. 11 , y Belo, ed., Traditional Balinese Culture, pgs. 90 y siguientes.

    3 5 Con respecto a Stevens, la referencia es a su "The Motive for Metaphor" ("Nos agrada bajo los rboles en otoo/ porque todas las cosas estn a medias muertas./ El viento se mueve como un tullido entre las hojas y repite palabras sin significado"). [Copyright 1947 by wallace Stevens, tomado de The Collected Poems of Wallace Stevens con permiso de Alfred A. Knopf, Inc. yFaber Ltd.]; con respecto a Schoenberg, la referencia es a la tercera de sus Cinco piezas orquesta-

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    aparta un poco de l, mira a otra parte, lo deja que asimile su momentneo descensoal no ser, que recomponga sus facciones y que regrese ileso e intacto a la refriega,Tampoco se felicita a los ganadores; una vez terminada una rifia la atencin de la mu-chedumbre se vuelve totalmente a la siguiente. Nadie mira hacia atrs. Sin duda en-tre los principales actores y quiz tambin en algunos de los testigos de una luchaprofunda persiste un resabio de la experiencia como esa sensacin que queda en noso-tros cuando salimos del teatro despus de haber visto una vigorosa pieza bien repre-sentada; pero esa sensacin se desvanece pronto, para convertirse en el mejor de loscasos en un recuerdo esquemtico un difuso destello o un abstracto estremecimien-to, y generalmente ni siquiera eso. Toda forma expresiva slo vive en su propiopresente, el presente que ella misma crea. Pero aqu, ese presente est dividido enuna serie de destellos, algunos ms brillantes que otros, pero todos ellos cuanta est-ticos inconexos. Sea lo que fuere lo que la rifia de gallos dice, lo dice a borbollones,a saltos.Pero, como hube de exponerlo ampliamente en otro lugar, los balineses vivena saltos.31 Su vida, tal como ellos la disponen y la perciben, es menos un fluir enuna direccin que viene del pasado, pasa por el presente y se dirige al futuro que unapulsacin y una alternancia de significado y vacuidad, una alternancia arrtmica debreves perodos en que "algo" (es decir, algo significativo) ocurre, e igualmente bre-ves perodos en que no ocurre "nada" (es decir, no gran cosa); sta es la diferenciaque hay entre lo que ellos mismos llaman momentos "plenos" y momentos "va-cos", o tambin "ocasiones" y "huecos". Al concentrar la actividad hasta el puntofocal de un espejo ustorio, la rifia de gallos es algo tpicamente balines, de la mismamanera en que lo son todas las dems cosas desde los mondicos encuentros de la vi-da cotidiana y el resonante puntillo de la msica del gamelan hasta las celebracionesen el templo el da de la visita de los dioses. Larifiano es una imitacin del carcterpuntual de la vida social balinesa, ni es una pintura de ella y ni siquiera una expre-sin de esa vida; en un ejemplo de ella cuidadosamente preparado.32Si una dimensin de la estructura de la rifia de gallos (su falta de direccintemporal) la hace parecer un fragmento tpico de la vida social general, la otra dimen-sin empero (su crasa agresividad de cabeza contra cabeza o de espoln contra espo-ln) la hace parecer una contradiccin, una inversin y hasta una subversin de aqu-lla. En el curso normal de las cosas, los balineses son tmidos hasta el punto de laobsesin frente a la posibilidad de un conflicto. Oblicuos, cautelosos, controlados,maestros del arte del disimulo lo que ellos llaman alus, "lo pulido", lo "suave",rara vez hacen frente a lo que pueden eludir, rara vez ofrecen resistencia a lo quepueden evitar. Pero aqu, en la rifia , se pintan como seres salvajes y asesinos, conmanacas explosiones de crueldad pulsional. Una vigorosa versin de la vida comola que los balineses no desean en modo alguno (para adaptar aqu una frase que Fryeemple al referirse a la ceguera de Gloucester) es colocada en el contexto de unamuestra de la vida tal como en realidad la tienen.33 Y como el contexto sugiere quela versin, si bien menos que una descripcin directa, es ello no obstante algo msque una vacua fantasa, es aqu donde nace lo inquietante, el carcter inquietante de la

    31 Vase captulo 14, "Calendarios taxonm icos y tiempo puntual".3 2 Sobre la necesidad de distinguir entre "descripcin", "representacin", "ejemplificacin" y"expresin" (y la irrelevancia de la "imitacin" en todas ellas) como modos de referencia simblica , vase Goodman, Languages of Art. pgs. 61-110, 45-91, 225-241.3 3 N. Frye, The Educated Imagimation (Bloomingtoo, Lid., 1964), pg. 99.

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    En aos recientes ha llegado a ser el centro mismo de la teora esttica lacuestin de saber cmo percibimos cualidades en las cosas en pinturas, libros, me-lodas, piezas de teatro, cualidades de las que sentimos que no podemos afirmar li-teralmente que estn en otras cosas. Ni los sentimientos del artista, que son suyos,ni los sentimientos del pblico, que tambin son del pblico, pueden explicar la agi-tacin de una pintura o la serenidad de otra. Atribuimos grandeza, ingenio, desespera-cin, exuberancia a los sonidos que producen las cuerdas, atribuimos ligereza, ener-ga, violencia,fluideza bloques de piedra. Se dice que las novelas tienen fuerza, quelos edificios tienen elocuencia, que las piezas de teatro tienen impulso y los balletsreposo. En esta esfera de excntricos predicados, decir que la ria de gallos, por lomenos en los casos perfectos, es "inquietante" parece bastante natural, slo que, co-mo acabo de negarle consecuencias prcticas, resulta algn tanto enigmtico.Ese carcter inquietante procede,"en cierto modo", de la conjuncin de tres atri-butos de larifla:su dramtica forma inmediata, su contenido metafrico y su contex-to social. Siendo unafiguracultural que se destaca sobre un fondo social, la lucha esa la vez un convulsivo estallido de odio animal, un remedo de guerra entre el yosimblico de los circundantes y una simulacin formal de tensiones jerrquicas, demanera que su fuerza esttica procede de su capacidad de unir estas diversas realida-des. Es inquietante, no a causa de sus efectos materiales (pues aunque tenga algunos,stos son menores); la razn de que sea inquietante consiste en que al unir el orgulloa la personalidad, la personalidad a los gallos y los gallos a la destruccin, la ria ha-ce percibir imaginativamente una dimensin de la experiencia balinesa que normal-mente est oculta a la vista. Se comunica un sentido de gravedad a lo que en s mis-mo es un puro espectculo sin variaciones, un agitado batir de alas y de patas, al in-terpretrselo como la expresin de algo perturbador y descompuesto que hay en lamanera en que viven sus autores y el pblico, aun ms ominosamente, en lo queellos son.Como forma dramtica, lariaexhibe una caracterstica que no parece notablehasta que uno se da cuenta de que esa caracterstica no debera estar all: una estructu-ra radicalmente atomista.30 Cada ria es un mundo concluso en s mismo, una mani-festacin particular de forma. Est la concertacin de la ria, estn las apuestas, estla ria misma, est el resultado triunfo total y derrota total y est el apresuradoy embarazoso traspaso del dinero apostado. Nadie consuela al perdedor. La gente se

    29 Se encontrarn cuatro tratamientos algn tanto diferentes en S. Langer, Feeling and Form(Nueva York, 1953) . [Hay traduccin espaola: Sentimiento y Form a, Mxico, Centro de EstudiosFi losf icos , 1967 . ] R . Wol lhe im, Art and lis Objels (Nueva York, 1968); N. Goodm an, Languagesof Art (Indianpolis, 1968); M. Merleau-Ponty, "The Eyes and the Mind", en su The Primacy ofPerception (Evanston, 111. , 1964) , pgs. 159-190.

    3 0 En Gran Bretaa las r ias de gallos (que all fueron prohibidas en 1840) parecen no habertenido esta estructura y haber generado por eso una familia enteramente diferente de formas. Lamayor parte de las rias britnicas eran "principales"; en ellas se alineaban en dos equipos un nmero convenido de gallos que luchaban en serie . Se l levaba cuenta de los tantos y las apuestas sehacan sobre las r ias individuales as como la principal en su conjunto. En Inglaterra y en e lcontinente haba tambin "contiendas reales" en las cuales se soltaba simultneam ente un grannmero de gallos y e l lt imo que quedaba como sobreviviente de la refr iega era e l vencedor. EnGa le s , la l lamada "principal galesa" segua un esquema eliminatorio, ms o menos como ocurreactualmente en torneos de tenis, en los cuales los vencedores pasan a la vuelta siguiente . Comognero , la r ia de gallos quiz tenga m eno s f lexibilidad de com pos ic in q ue, diga mo s, la comedialat ina, pero no carece enteramente de f lexibil idad. Sobre la r ia de gallos en general, vase A. Ru-port, The Art of Cockfighting (Nueva York, 1949); G. R. Scott , History of Cockftghting (Londres, 1957) y L. Filz-Barnard, Fighting Sports (Londres, 1921)

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    mente no puede subir por ella. Ni tampoco puede uno descender por ella.28 Todocuanto uno puede hacer es gozar y saborear, o sufrir y padecer la confusa sensacinde un drstico y momentneo movimiento a travs de una semejanza esttica de esaescala jerrquica, una especie de salto en el status que tiene la apariencia de la movili-dad, pero no su realidad.Como toda forma de arte pues en definitiva de eso nos estamos ocupan-do, la ria de gallos hace que la experiencia corriente y cotidiana resulte compren-sible al presentarla como actos y objetos despojados de sus consecuencias prcticasy reducidos (o , si se prefiere elevados) al nivel de las puras apariencias en el que lasignificacin de esos actos y objetos puede estar vigorosamente ms articulada y serms exactamente percibida. La ria de gallos, es "realmente real" slo para los ga-llos; no mata a nadie, no castra a nadie, no reduce a nadie a la condicin animal, noaltera las relaciones jerrquicas entre las personas, ni modifica las jerarquas; ni si-quiera redistribuye el dinero de una manera significativa. Lo que hace es lo que ha-cen, en el caso de otros pueblos con otros temperamentos y otras convenciones, Elrey Lear y Crimen y Castigo; recoge estos temas muerte, masculinidad, furor, or-gullo, prdidas, ganancias, azar y, al ordenarlos en una estructura general, los pre-senta de una manera tal que pone de relieve una particular visin de la naturalezaesencial de dichos temas. Hace una interpretacin de ellos, los hace (para quienes es-tn histricamente situados en la posicin de apreciar la interpretacin) significati-vos, visibles, tangibles, aprehensibles...,"reales en el sentido de la ideacin. Siendouna imagen, una ficcin, un modelo, una metfora, la ria de gallos es un medio deexpresin; su funcin no consiste ni en mitigar las pasiones sociales ni en exacerbar-las (aunque este jugar con fuego determina un poquito de ambas cosas), sino que con-siste en desplegarlas en medio de plumas, sangre, muchedumbre y dinero.roe del cuento todava no lo sabe. Al cabo de un tiempo el hombre decide visitar a su hijo y reco-ger el gallo prometido. Elevado hasta la presencia de Siva, ste le da a elegir entre tres gallos. Elprimero cacarea: "He vencido a quince rivales". El segundo cacarea: "He vencido a veinticinco ri-vales". El tercero cacarea: "Yo he vencido al rey". "Elijo ste, el tercero", dice el hroe y regresacon l a la tierra.

    Cuando llega al reidero le piden que pague la entrada y el hombre replica: "No tengo dine-ro , pagar despus de haber vencido mi gallo". Como todos saben que el hombre nunca gana, s-lo puede entrar a causa del rey que se encuentra all jugando, que lo detesta y que espera hacerlo suesclavo cuando pierda y no pueda pagar. Para estar seguro de que el hombre pierda, el rey escogesu mejor gallo para combatir contra el del hroe. Una vez colocados los gallos frente a frente, elde nuestro hombre huye y la multitud encabezada por el arrogante rey estalla en carcajadas. Enton-ces el gallo del hroe del cuento vuela en direccin al rey y le da muerte al clavarle el espoln enla garganta. El hroe huye. Su casa es rodeada por los hombres del rey. El gallo se transforma enGaruda, la gigantesca ave mtica de la leyenda ndica, y se lleva consigo al cielo al hroe y a sumujer.

    Cuando el pueblo ve aquello, nombran rey al hombre y reina a su mujer, quienes regresancomo tales a la tierra. Luego, el hijo, dejado en libertad por Siva, tambin regresa y el nuevo reyanuncia su intencin de hacerse ermitao. ("Ya no jugar ms en rias de gallos. Apost por loinvisible y gan"). Entonces se retira a una ermita y su hijo se convierte en rey.2 8 Los jugadores desenfrenados realmente no quedan rebajados socialmente (pues su status es ,como el de cualquier otro, heredado) sino que quedan empobrecidos y personalmente abatidos. Eljugador empedernido ms prominente de la zona que yo estudi era en realidad un chatria de castamuy elevada que vendi la mayor parte de sus considerables tierras para satisfacer sus hbitos.Aunque todo el mundo lo miraba privadamente como a un loco o algo peor an (algunos ms cari-tativos lo consideraban un enfermo), era tratado pblicamente con todas las deferencias y corte-sas debidas a su rango. Sobre la independencia de la reputacin personal y el status pblico enBali, vase el captulo 14.

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    Argumentos inversos caben en el caso de los juegos ms superficiales que llegan, con signo inverso, a culminar en los entretenimientos del juego de la peonza ylos dados. En las contiendas profundas no hay lmites superiores absolutos, aunque,desde luego, los hay prcticos y hay un gran nmero de cuentos legendarios sobrecombates y duelos en el sol entre seores y prncipes de los tiempos clsicos (puesla ria de gallos fue siempre tanto una aficin de la lite como del pueblo), relatosmucho ms profundos de los que hoy podran inventarse en toda Bali.En verdad, uno de los grandes hroes de la cultura de Bali es un prncipe llamado por la pasin que senta por esta actividad, el "Gallero" quien por casualidad estaba ausente y empeado en una muy profunda ria de gallos con un prncipe vecinoen el momento en que toda su familia padre, hermanos, mujeres, hermanas fueasesinada por usurpadores plebeyos. El prncipe salv as su vida, luego regres parasofocar la sublevacin, recuper el trono, reconstituy la elevada tradicin balinesay construy el estado ms poderoso, ms glorioso y ms prspero de la isla. Juntocon todas las dems cosas que los balineses ven en las rias de los gallos se ven as mismos, ven a su orden social, ven el odio abstracto, la masculinidad, la fuerzademonaca tambin ven el arquetipo del que prendado del honor juega con verdadero fuego, el arrogante y resuelto prncipe chatria.27

    Plumas , sangre , muchedumbre y d inero"La poesa no hace que acontezca nada", dice Auden en su elega a Yeats, "lapoesa perdura en el valle de sus dichos... un modo de acontecer, una voz." La riade gallos tampoco es este sentido coloquial hace que acontezca nada. Los hombrescontinan humillando aleg ricamente a otros y siendo alegricamente humillados

    por otros, da tras da, complacindose silenciosamente en la experiencia si triunfaron y sintindose demolidos si no triunfaron, lo cual manifiestan slo ligeramentems en pblico. Pero realmente no cambia el status de nadie. Uno no puede ascenderpor la escala jerrquica por haber ganado en la ria de gallos; como individuo real-

    y en virtud de qu mecanismos es otra cuestin, una cuestin a la que intent arrojar alguna luz enla discusin general.27 En otro de los cuentos populares de Hooykaas-van Leeuwen Boomkamp's ("De Gast", Spro-okjes en Verhalen van Bali, pgs. 172-180) un hombre de la casta baja sudra, generoso, piadosoy alegre es tambin un cabal entusiasta de la ria de gallos, pero pierde ria tras ria hasta queya no le queda ms que su ltimo gallo. Sin embargo el hombre no desespera y dice: "Apostarpor el mundo invisible". Su esposa, una mujer buena y trabajadora, sabiendo cuan aficionado esel marido a las rias de gallos le entrega el ltimo dinero que le queda en aquellos tiempos de escasez para que vaya a apostar. Pero lleno de recelo a causa de su racha de mala suerte, el hombredeja el gallo en su casa y hace apuestas slo en la periferia. Pronto lo pierde todo salvo un parde monedas; entonces con intencin de tomar un bocado se dirige a un local de comidas donde encuentra apoyado en un bculo a un anciano mendigo decrpito, maloliente y de aspecto poco agradable. El mendigo le pide comida y el hroe del cuento se gasta sus ltimas monedas para procurrsela. El anciano le pide entonces pasar la noche en su casa, y el hombre alegremente lo invitaa pernoctar en ella. Como all no hay ninguna comida, el hombre dice a su mujer que mate al ltimo gallo para servirlo en la cena. Cuando el viejo mendigo descubre este hecho, dice al hroe dela historia que tiene tres gallos en su choza de la montaa y le ofrece uno de ellos para la ria degallos. Y tambin pide que el hijo del hroe lo acompae en calidad de sirviente y, despus de haber aceptado el hijo esa situacin, queda concertado el arreglo.

    El anciano resulta ser Siva, de manera que vive en un gran palacio en el cielo, aunque el h-

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    16. Uno debe apostar por los gallos del grupo propio no slo por razones delealtad, sino porque la gente podra decir: "Cmo! Es tan orgulloso que nos desdea? Tiene que ir a Java o a Den Pasar (la ciudad capital) para apostar? Es acaso unhombre tan importante?" De manera que existe una presin general para hacer apuestas, pues uno debe mostrar que es importante localmente pero no tan importante quemire a los dems, ni siquiera a susrivales,como contrincantes inapropiados. De lamisma manera, la gente de la aldea debe apostar contra los gallos procedentes de afuera porque de otra manera los de afuera los acusarn un grave cargo de limitarsesencillamente a cobrar los derechos de entrada y no estar realmente interesados en laria de gallos y los acusarn tambin de ser arrogantes y despectivos.

    17. Por ltimo, los campesinos balineses tienen plena conciencia de todas estas cosas y pueden manifestarlas, por lo menos a un etngrafo, en aproximadamenteen los mismos trminos en que yo lo he hecho. Casi todo balines con quien convers este tema declar que la ria de gallos es como jugar con fuego, slo que uno nose quema. La ria activa lasrivalidadesy hostilidades de la aldea y de los grupos deparentesco, pero lo hace en forma de "juego"; a veces se acerca peligrosa y arrebata-doramente a la expresin de una agresin interpersonal e intergrupal directa y pblica (algo que desde luego casi no ocurre nunca en el curso normal de la vida ordinaria), pero no llega a tanto porque, despus de todo, se trata "slo de una ria degallos".Podran exponerse ms observaciones de este tipo, pero quizs el cuadro general est ya, si no completo, por lo menos bien delineado, de suerte que todo lo dichohasta ahora podra resumirse tilmente en un paradigma formal.

    CUANTO MAS SE ENTABLA EL LANCE...1) entre iguales en cuanto status (y/o enemigos personales),2) entre individuos de elevado statusMAS PROFUNDO ES EL LANCE.CUANTO MAS PROFUNDO ES EL LANCE1) ms ntima es la identificacin de gallo y hombre (o, ms exactamente,cuanto ms profundo es el juego ms se expondr el hombre su ms ntimaidentificacin con el gallo),2) mejores sern los gallos que intervienen y estarn ms exactamente equiparados,3) mayor ser la emocin suscitada por el lance y ms profunda la absorcinen l,4) ms elevadas sern las apuestas centrales y perifricas, ms tendern stas amenores diferencias y mayor ser el volumen de las apuestas en general,5) ms "solventes" sern los ciudadanos que juegan y el sentido del lance sermenos "econmico" y ms una cuestin de status."26

    2 6 Como ste es un paradigma formal, ha sido diseado para exhibir la estructura lgica, nola estructura causal de la ria de gallos. Cul de estas consideraciones lleva a la otra, en qu orden

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    la apuesta contraria, la situacin crear tensiones. Esta regla es explcita y rgida yse toman elaboradas y hasta artificiales precauciones para evitar transgredirla. Por lomenos debe uno fingir que no advierte cul es la apuesta que est haciendo el parien-te o amigo y sta fingir ignorar lo que uno hace.11. Hay una palabra especial para designar el acto de apostar contra la corrien-

    te; esa palabra tambin "perdn" (mpura). Se mira mal hacerlo aunque, si la paradacentral es pequea, a veces se disculpa el hecho siempre que no se incurra en l condemasiada frecuencia. Pero cuanto mayor sea la parada y cuanto ms frecuentementeuno recurra al "perdn" lanto ms disociacin social implica la circunstancia.12. De hecho la relacin de hostilidad institucionalizada, puik, comienza for-malmente (aunque sus causas residen siempre en otra parte) con esa apuesta de "per-dn" en un juego profundo, pues simblicamente viene a ser como echar lea al fue-go. Del mismo modo, el fin de la hostilidad y la reanudacin del trato social normalestn sealados por el hecho de que uno u otro de los enemigos apueste al gallo del

    otro.13. En situaciones viscosas de cruzada adhesin (de las cuales hay muchas eneste sistema social extraordinariamente complejo), toda vez que un hombre se veobligado a prestar su lealtad a dos partes ms o menos con iguales derechos a ella,suele alejarse para beber una taza de caf o hacer cualquier otra cosa afinde no tenerque apostar:una forma de conducta que recuerda a la de los votantes norteamericanosen anlogas situaciones.2514. Las personas que participan en la parada central son (especialmente en ju-

    gadas profundas) virtualmente siempre miembros rectores de su grupo. Adems,aquellos que apuestan perifricamente (incluso esas personas) son, como ya lo hicenotar, miembros sobresalientes de la aldea, ciudadanos conspicuos. Las rias de ga-llos son apropiadas para aquellos que intervienen en la poltica cotidiana y tienenprestigio, no para los jvenes, para las mujeres, para los subordinados, etc.15. En lo que se refiere al dinero, la actitud explcitamente expresada es la deque el dinero es una cuestin secundaria. Como ya dije, esto no quiere decir que notenga importancia; como a todo el m undo, a los balineses no les gusta perder los in-gresos de varias semanas; pero miran los aspectos monetarios de la ria de gallos

    principalmente como una cuestin que se equilibra por s misma, una cuestin decirculacin de dinero entre el bien definido grupo de los galleros serios. Las ganan-cias y prdidas realmente importantes son las que se dan en otros planos y la actitudgeneral ante las apuestas no es la esperanza de dar un buen zarpazo (con excepcin delos jugadores viciosos) sino que es la splica del jugador de caballos: "Oh, Dios,haz que salga sin ganar ni perder". Pero en punto a prestigio uno no desea salir em-patado, sino que aspira a obtener una victoria categrica, aunque sea momentnea.De lo que se habla continuamente es de la ria contra tal gallo de tal persona que elgallo de uno hizo pedazos; nadie habla del dinero que gan; la gente rara vez lo re-cuerda durante mucho tiempo, aun tratndose de paradas muy altas.2 5 Berelson, P. F. Lazersfeld y W. N. McPhee, Voting: A Siudy of Opinin Formal ion in aPresidential C ampaign (Chicago, 1954).

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    grandes sumas y mostrar as que en la aldea no son tacaos. En realidad esas "riascon el exterior", aunque poco frecuentes, tienden a mejorar las diferencias entre losmiembros de la aldea que exacerban las constantes "rias locales", donde intervienenfacciones opuestas.5. Casi todas las rias son sociolgicamente relevantes. Rara vez encuentra

    uno dos gallos del exterior que combatan entre s o dos gallos que no tengan el res-paldo de un grupo particular o que tengan el respaldo de un grupo cuyos miembrosno estn mutuamente relacionados de una manera clara. Cuando se da esa situacin,el juego es muy superficial, las apuestas se hacen muy lentamente y todo el espec-tculo resulta aburrido pues, salvo los que intervienen directamente y algn jugadorvicioso, nadie muestra inters en apostar.6. Tambin rara vez se encuentran en lucha dos gallos pertenecientes al mis-mo grupo y ms raramente aun pertenecientes a la misma subfaccin (que la mayorparte de los casos representara una familia extensa). Anlogamente, en las rias que

    se libran fuera de la aldea, muy rara vez dos gallos de la aldea lucharn uno contra elotro, aun cuando, siendo sus dueos enconadosrivales, o haran con entusiasmo enla propia aldea.7. En el nivel individual, una persona que mantiene una relacin de hostilidadinstitucionalizada con otra, relacin llamada puik, en la que no se hablan ni tienenque ver nada la una con la otra en otras cuestiones (las causas de esta ruptura formalde relaciones son mltiples: seduccin de una esposa, cuestiones de herencia, diferen-cias polticas) apostar fuertes sumas, a veces casi maniticamente, contra la otra enlo que es un ataque franco y directo a la masculinidad misma, al fundamento ltimo

    de la condicin del contrincante.8. La coalicin de la parada central est en todas las rias, salvo en las ms su-perficiales, siempre formada por aliados estructurales y aqu no entra en juego "dine-ro exterior". Lo que sea "exterior" depende por supuesto del contexto, pero conside-rando que existe algo exterior no entra en la apuesta principal ningn dinero exte-rior; si los interesados directos no pueden reunirlo, la parada no se hace. La apuestacentral, especialmente en los juegos profundos, es pues la expresin ms directa yfranca de oposicin social, lo cual es una de las razones por las que esa apuesta y lasoperaciones para que los dos gallos resulten proporcionados en fuerzas estn rodeadasde una atmsfera de cierto malestar y sean ms o menos furtivas y embarazosas.9. La regla sobre tomar dinero en prstamo uno puede pedir prestado para ha-cer una apuesta pero no en una apuesta procede (y los de Bali tienen plena concien-cia de ello) de anlogas consideraciones: de esa manera uno no queda nunca econmi-camente a merced del enemigo. Las deudas de juego, cuyo monto puede ser muyelevado y que son siempre a corto plazo, son deudas contradas entre amigos, nuncacon enemigos.10. Cuando dos gallos son estructuralmente irrelevantes o neutros en lo que auno respecta (aunque, como ya dije, casi nunca son irrelevantes entre s), uno no de-be preguntar a un pariente o a un amigo por cul animal est apostando, porque siuno sabe de qu manera est apostando y l sabe que uno lo sabe y adems uno hace

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    los dos ms importantes contra los dos ms pequeos a los que se unen las personasque no estn afiliadas a ninguno de los dos grupos. A veces operan independientemente. Dentro de los grupos hay tambin facciones y subfacciones dentro de las sub-facciones, de manera que se alcanzan niveles de distincin bastantes delicados. Y segundo, est la aldea misma, casi enteramente endogmica, opuesta a todas las otrasaldeas de los alrededores y dentro de la jurisdiccin de la ria de gallos (que constituye la regin del mercado); pero la aldea forma tambin alianzas con algunas de susvecinas contra otras en varios contextos polticos y sociales que trascienden los intereses de la aldea m isma. La situacin exacta es pues, como en todas partes en Bali,perfectamente distintiva; pero el esquema general de la jerarqua de status y de las rivalidades entre grupos en alto grado solidarios aunque con diferentes bases (y lo mismo ocurre entre los miembros de los grupos) es enteramente comn.Consideremos pues (como apoyo a la tesis general de que la ria de gallos, yespecialmente la ria profunda, es fundamentalmente una dramazacion de interesesde status) los hechos siguientes que para evitar extensas descripciones demogrficasdeclarar simplemente que son hechos aunque, por otra parte los testimonios concretos, ejemplos, declaraciones y nmeros que podran aducirse en apoyo de la tesis sonextensos e inequvocos:

    1. Un hombre no apuesta virtualmente nunca contra un gallo perteneciente aun miembro de su propio grupo de parentesco. Generalmente se siente obligado aapostar por el animal y tanto ms obligado cuanto ms ntimo es el vnculo de parentesco y ms profunda es la ria. Si tiene la certidumbre de que no habr de ganarpuede abstenerse de apostar, especialmente si se trata del gallo de un primo segundoo si la ria es superficial. Pero, por lo general, sentir que debe prestarle apoyo y,cuando se trata de juegos profundos, generalmente siempre apuesta. De manera queesa gran mayora de personas que gritan tan ostensiblemente "cinco" o "moteado" estn expresando su adhesin a su pariente, no la evaluacin del gallo ni su versacinen la teora de las posibilidades y ni siquiera sus esperanzas de ganar algn dinero.

    2. Este principio es una extensin lgica. Si en la ria no interviene el pariente, uno apostar en favor de un grupo aliado contra otro que no lo es y as sucesivamente a travs de las muy intrincadas redes de alianzas que forman, como dije, estaaldea, as como toda otra aldea de Bali.3. Lo propio cabe decir de la aldea misma como todo. Si un gallo del exterior

    de la aldea ha de combatir con uno de la propia aldea, todos tendern a jugar al gallolocal. Si, lo cual ocurre en raras circunstancias pero as y todo ocurre de vez en cuando, un gallo exterior a la jurisdiccin de rias de la propia aldea debe luchar con ungallo perteneciente a esa jurisdiccin, uno apostar tambin en favor del gallo "local".4. Los gallos que llegan de lejos son casi siempre favoritos, pues se sostienela teora de que su dueo no se habra atrevido a llevarlo si no se tratara de un animal muy bueno y tanto ms bueno cuanto ms alejado est su lugar de origen. Losacompaantes del dueo del animal estn por supuesto obligados a darle su apoyo ycuando se desarrollan las rias de gallos ms importantes y legales (en los das feriados) los hombres de la aldea echan mano de los gallos que consideran mejores, independientemente de quienes sean sus dueos, y van al reidero para apostar por ellos

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    ellas. Siendo el elemento focal de estas reuniones focalizadas, estos hombres generalmente dominan y definen la actividad deportiva as como dominan y definen la sociedad. Cuando un varn de Bali habla, casi con tono de veneracin, de "verdaderos galleros", del verdadero bebatoh ("apostador") o del djuru kurung ("cuidador de jaulas")se refiere a esa clase de personas, no a los que se entregan al trivial juego de los guisantes ocultos, ni a los jugadores empedernidos (pott, vocablo que tiene la significacin secundaria de ladrn o reprobo), ni al vido oportunista. Para ese varn balines,la ria de gallos se aproxima ms a un affaire d'honneur (aunque, considerando al talento balines tocante a fantasa prctica, la sangre que se derrama es humana slo ensentidofigurado)que al estpido mecanismo de una mquina automtica.De manera que lo que hace de la ria de gallos en Bali un juego profundo es,no el dinero en s mismo, sino lo que (cuanto ms dinero entra en juego tanto msintensamente es as) el dinero hace que ocurra: el desplazamiento de status en la jerarqua balinesa, desplazamiento proyectado en la ria de gallos. Psicolgicamente setrata de una representacin espica del yo masculino relativamente narcisista, ideal ydemonaco; sociolgicamente se trata de una representacin tambin espica de loscomplejos campos de tensin determinados por la interaccin controlada, callada, ceremoniosa pero as y todo profundamente sentida, del yo de quienes mantienen contacto en el contexto de la vida cotidiana. Los gallos pueden ser sustitutos de las personalidades de sus dueos, espejos animales de la forma psquica, pero la ria es o, ms exactamente, se hace deliberadamente que sea una simulacin de la matriz social, del sistema de grupos cruzados, superpuestos y en alto grado solidariosgrupos de aldeas, grupos de parentesco, sociedades de irrigacin, congregaciones delos templos, "casta" en los cuales viven los individuos. Y as como el prestigio, la necesidad de afirmarlo, de defenderlo, de celebrarlo, de justificarlo y de sencillamente baarse en l (pero no buscarlo, considerando el carcter fuertemente atributivo de la estratificacin en Bali), sea quiz la fuerza motriz central de la sociedad,as tambin, independientemente de ser penes ambulantes, sacrificios de sangre e intercambios monetarios el prestigio es tambin la fuerza motriz de la ria de gallos. Esta aparente diversin y deporte, para emplear otra frase de Erving Goffman,"un bao de sangre en el status".La manera ms sencilla de aclarar esto y demostrarlo por lo menos hasta ciertopunto es considerar la aldea cuyasriasde gallos tuve ocasin de observar directamente, esa aldea en que fui testigo de aquella incursin policial y de la cual procedenmis datos estadsticos.Como todas las aldeas de Bali, sta Tihingan, situada en la regin de Klung-kung, en el sudeste de Bali est intrincadamente organizada y forma un laberintode alianzas y oposiciones. Pero a diferencia de muchas otras, aqu se destacan particularmente dos clases de grupos solidarios que son tambin grupos de status, en loscuales podemos concentramos para describirlos sin indebidas deformaciones.Primero, la aldea est dominada por cuatro grandes grupos en parte endogmi-cos por la lnea paterna que se hallan en constante rivalidad y que forman las principales facciones de la poblacin. A veces se agrupan dos contra dos y generalmente

    2 3 Se encontrar una descripcin ms completa de la estructura social rural de Bali en C. Ge-ertz, "Form and Variation in Balinese Village Structure", American Anthropotogisl 61 (1959); pgs. 94-108; "Tihingan, a Balise", en R. M. Koentjaraningral,V//ag&s in Indonesia (Iihaca, 1967), pgs.210-243; y aunque no se refiere directamente a las aldeas balinesas, vase V. E. Kom, Do Dorps-republiek tnganan Pagringsingan ( Santpoort, Netherlands, 1933 ).5 4 Goffrnan, Encouners, pgs. 78

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    de la apuesta en las grandes rias, virtualmente no se dan importantes cambios en lafortuna material de aquellos que participan regularmente en lasriasde gallos, por-que a la larga las cosas se van ms o menos compensando y equilibrando. Es en lasrias superficiales, pequeas, donde uno encuentra el puado de jugadores del tipoms vicioso aquellos principalmente interesados en el dinero y donde se produ-cen "verdaderos" cambios de posicin social, generalmente en sentido descendente.Los hombres de este gnero, jugadores desenfrenados, son despreciados por los "ver-daderos galleros" quienes los tienen por tontos que no comprenden el aspecto deporti-vo de la ria, hombres vulgares que sencillamente confunden todas las cosas. Esosjugadores viciosos son considerados cmoda presa por los genuinos entusiastas,sos que saben de qu se trata, para sacarles algo de dinero, operacin que les resultabastante fcil, pues explotando la codicia de aqullos los tientan a hacer apuestas irra-cionales sobre gallos claramente desparejos. La mayor parte de estos jugadores searruinan en muy breve tiempo, pero siempre queda uno o quedan dos que ofrecen daren prenda su tierra y que venden sus ropas para obtener dinero y poder apostar.^Esta clara correlacin de "jugarse el status" con las rias profundas y, por otrolado, la correlacin de "jugar dinero" con rias superficiales es en realidad general.Los mismos apostadores forman una jerarqua sociomoral en estos trminos. En losalrededores del lugar donde se desarrollan las rias de gallos hay una gran cantidad deinsignificantes puestos de juego de puro azar (ruleta, dados, peonza, guisantes ocul-tos bajo media cascara de nuez) regenteados por concesionarios. Slo mujeres, ni-os, adolescentes y otras varias clases de personas que no concurren (o todava no lohacen) a las rias de los gallos los extremadamente pobres, los socialmente despre-ciados y los personalmente atpicos se entregan a estos juegos en los que arries-gan desde luego slo unos centavos. Los hombres vinculados con lasriasde gallosse avergonzaran de acercarse siquiera a semejantes lugares. Ligeramente por encimade quienes se entregan a estos triviales juegos estn aquellos que, si bien ellos mis-mos no poseen gallos, apuestan perifricamente en rias menores. Luego estn losque intervienen directamente enriaspequeas u ocasionalmente medianas, pero noestn en la posicin de intervenir en las grandes, aunque pueden apostar de vez encuando perifricamente tambin en las grandes rias; y, por ltimo, estn aquellosmiembros realmente importantes de la comunidad, los ciudadanos slidos alrededorde los cuales gira la vida local y que intervienen en las grandes rias y apuestan enlemento financiero lo sea todo. Frecuentemente tuve ocasin de or decir a hombres que el honorde ganar era mucho ms importante que el dinero que estaba en juego. Los muchachos de la esquina consideran jugar por dinero la prueba verdadera de habilidad, y a menos que un hombre se comporte bien cuando el dinero est en juego, no es considerado un buen competidor". W. F. Whyte,Sreet Crner Society, 2a. ed. (Chicago, 1955), pg. 140.2 2 Los extremos a que puede llegar esta locura y el hecho de que sea considerada una locura estn demostrados por el cuento popular balines / Tuhung Kuning. Un jugador llega a estartan alterado por su pasin que debiendo ausentarse en un viaje ordena a su mujer embarazada quecuide bien de la criatura que haya de nacer si es varn, pero que la d como alimento a sus gallosde ria si es mujer. La madre da a luz una nia, pero en lugar de entregrsela como alimento a losgallos da a stos una gran rata y oculta a la hija en casa de su madre. Cuando regresa el maridolos gallos cacareando le informan sobre el engao y el hombre furioso se dispone a dar muerte aln nia. Entonces baja del cielo una diosa que recoge a la nia y se la lleva con ella a las alturas.Los gallos mueren por el mal alimento que se les dio, el dueo recupera su sensatez, la diosa devuelve a la nia al padre, quien se rene con su mujer. El cuento est dado como "Geel Komkom-mertje" en J. Hooykaas-van Leeuwen Boomkamp, Sprookjes en Vehalen van Bali (La Haya, 1956),pgs. 19-25.

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    chistas, nios, tontos, salvajes que necesitan ser protegidos contra s mismos. Peropara los balineses aunque naturalmente no formulan la explicacin con tantas palabras, sta reside en el hecho de que en el juego profundo el dinero es menos una medida de utilidad (obtenida o esperada) que un smbolo de alcance moral (percibido oimpuesto).En realidad, es en los juegos superficiales, en aquellos en que se arriesgan pequeas cantidades de dinero, donde los incrementos o disminuciones de dinero efectivo son ms sinnimos de utilidad e inconvenientes en el sentido ordinario y no muydifundido de placer y sufrimiento, felicidad y desdicha. En los juegos profundos, enlos que se apuestan grandes cantidades de dinero, lo que est en juego es algo msque las ganancias naturales: la consideracin pblica, el honor, la dignidad, el respeto, en una palabra (aunque en Bali este vocablo tiene una compleja carga de significacin) el status.70 Pero el status est en juego simblicamente, pues (salvo en unospocos casos de jugadores viciosos arruinados) el status no se altera por la obra del resultado de una ria de gallos; es slo, y eso-momentneamente, afirmado o afrentado. Pero, para los balineses, para quienes nada es ms placentero que una afrentaoblicuamente proferida o ms penoso que una afrenta obcuamente recibida especialmente cuando estn observando lo que ocurre conocidos de ambas partes, esedrama de evaluacin es ciertamente profundo.Debo hacer notar enseguida que esto no significa afirmar que a los balinesesno les importe el dinero o que les d lo mismo perder quinientos ringgits que perderquince. Semejante conclusin sera absurda. Precisamente porque el dinero importa eimporta mucho en esta sociedad en modo alguno antimaterialista es por lo que cuanto ms dinero se arriesga tantas ms cosas diferentes se arriesgan, como el orgullo,el equilibrio, la serenidad, la m asculinidad, aunque slo sea momentneamente, perotodas estas cosas se arriesgan tambin pblicamente. En las rias de gallos profundas el dueo del animal y sus colaboradores as como, segn veremos, los demsque apuestan al mismo animal, aunque lo hacen en menores cantidades, colocan sudinero segn el status que tienen.En gran parte es porque los inconvenientes marginales de perder son tan grandes en los niveles superiores de apuesta, que lanzarse a semejante riesgo equivale aexponer pblicamente el yo de uno de una manera alusiva y metafrica a travs desu propio gallo. Y aunque para un discpulo de Bentham esto parecera acrecentarmucho ms la irracionalidad de la accin, para los balineses lo que principalmenteaumenta es la significacin de toda la accin. Y como (para seguir ahora a Weber yno a Bentham) imponer significacin a la vida es elfinprimordial y la condicin primaria de la existencia humana, ese aumento de significacin hace ms que compensar los costos econmicos del caso.21 En realidad, considerando la condicin pareja

    2 0 Desde luego ni siquiera en Bentham el concepto de utilidad se limita a las prdidas y ganancias monetarias y aqu yo podra formular mi argumento ms cuidadosamente agregando que paralos balineses, lo mismo que para cualquier otro pueblo, la utilidad (placer, felicidad.) no se identifica meramente con la riqueza. Pero estos problemas terminolgicos son en todo caso secundarios frente al punto esencial: la ria de gallos no es la ruleta.2 1 M. Weber, The sociology of Religin (Boston, 1963). [Hay traduccin espaola: Ensayossobre sociologa de la religin, Madrid, Tauros, 1984.] Por supuesto, no hay nada especialmentebalines en esta ahondada significacin del dinero, como lo demuestra la descripcin que haceWhyte de los muchachos que juegan en la esquina de un distrito de la clase trabajadora de Boston:" El juego por dinero desempea una parte importante de la vida de Comervle. Cualquiera sea eljuego a que se entregan los muchachos de la esquina casi siempre lo hacen por dinero. Cuando nohay nada en juego, la partida no se considera una verdadera contienda. Esto no significa que el e-

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    santes, no es la fuente de su fascinacin, la sustancia de su profundidad. La cuestinde saber por qu esas rias son interesantes a decir verdad para los balineses sonexquisitamente absorbentes nos saca de la esfera de las preocupaciones formales,nos lleva a esferas ms ampliamente sociolgicas y sociopsicolgicas y nos conduce a una idea menos puramente econmica de lo que implica "la profundidad" en eljuego.18

    Jugar con fuegoEl concepto de "juego profundo" de Bentham se encuentra expuesto en su TheTheory of Legistation. Con esta expresin el autor designa el juego en el cual loque se arriesga es tanto que, desde el punto de vista utilitario, es irracional que loshombres se lancen a semejante juego. Si un hombre cuya fortuna alcanza a mil libras (o ringgits) apuesta quinientas en una parada igual, la utilidad marginal de las libras que se propone ganar es claramente menor que la inconveniencia de lo que arries

    ga perder. En el genuino juego profundo, sta es la situacin de ambas partes. Unasituacin temeraria. Se reunieron en busca de un momento agradable y entraron enuna relacin que deparar a los participantes sufrimiento antes que placer. Por esoBentham llegaba a la conclusin de que el juego profundo era inmoral en principio yque, como es tpico en este autor, debera prohibrselo legalmente.Pero ms interesante que el problema tico, por lo menos desde nuestro puntode vista en nuestro actual contexto, es el hecho de que a pesar de la fuerza lgica delanlisis de Bentham los hombres se entregan a semejante juego apasionadamente y amenudo hasta afrontando losrigoresde la ley. Para Bentham y para quienes piensancomo l (hoy en da principalmente abogados, economistas y algunos psiquiatras) laexplicacin est, como ya dije, en que esos hombres son irracionales, viciosos, feti-

    18 Adems de las apuestas hay otros aspectos econmicos de la ria de gallos, especialmentesu estrecha conexin con el sistema del mercado local, aspectos que, aunque secundarios en cuanto a su motivacin y a su funcin no dejan de tener su importancia. Las rias de gallos son acontecimientos pblicos a los que puede concurrir todo el mundo que lo desee, y a veces la gente acude desde regiones distantes y ms del noventa por ciento, posiblemente el noventa por ciento delos negocios tratados son locales; la localidad en cuestin est definida, no por la aldea y ni siquiera por el distrito administrativo, sino por el sistema del mercado rural. Bali tiene una semanade mercado de tres das con la familiar rotacin del tipo del " sistema solar ". Aunque los mercados nunca estuvieron muy desarrollados en muy alto grado, en la plaza de la aldea se realizan pequeos negocios matinales, pero la rotacin segn ese sistema solar, afecta a toda microrregin ysta abarca unas diez o veinte millas cuadradas con siete u ocho aldeas vecinas (lo cual, en Balicontempornea, representa ms o menos de cinco mil a diez u once mil almas); de esa microrregin procede el grueso o virtualmente la totalidad del pblico que acude a las rias de gallos. Lamayor parte de stas est organizada y patrocinada por pequeas asociaciones de insignificantescomerciantes rurales que comparten con todos los balineses la idea de que las rias de gallos sonbuenas para el comercio porque " sacan dinero de la casa y lo hacen circular". Puestos en los quevenden clases de mercaderas as como puestos de juego de puro azar (vase ms adelante) estninstalados alrededor de la zona del reidero, de manera que sta viene a asumir la calidad de un pequea feria. Esta relacin de la ria de gallos con los mercados y con los vendedores del mercadoes muy antigua como, entre otras cosas, lo indica su aparicin conjunta en inscripciones [R. Go-ris, Prasasti Bali, 2 Vols Banding, 1954]. El comercio sigui a los gallos durante siglos en laBali rural y esa actividad fue uno de los principales factores de la monetizacin de la isla.

    19 La frase se encuentra en la traduccin de Hildreth, Internacional Library of Psychology(1931), nota de la pgina 106; vase L. L. Fuller, The Morality of Law (New Haven, 1964),pgs. 6 y siguientes.

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    na de mnimo y mximo en la cual se realiza el grueso (segn mis conjeturas, dedos tercios a tres cuartos, en la mayor parte de los casos) de las apuestas, zona queen la escala est situada tres o cuatro puntos ms hacia el extremo de las menores desigualdades en los casos de rias con elevadas apuestas centrales que en los casos delas rias de pequeas paradas, habiendo generalmente situaciones intermedias. Por supuesto, en los detalles la coincidencia no es exacta, pero el esquema general es consecuente y slido: la fuerza que tiene la parada central para atraer las apuestas perifricas a su esquema de paridad es directamente proporcional a su monto, porque ste esdirectamente proporcional al grado en que los gallos son realmente parejos. En cuanto a la cuestin del volumen de las apuestas, las paradas totales son mayores en lasgrandesriascon grandes apuestas centrales porque esas rias se consideran ms "interesantes", no slo en el sentido de que son menos predecibles, sino sustancialmen-te n el sentido de que lo que est en juego en tales rias es algo ms que el dinero;es la calidad de los gallos y, en consecuencia, como veremos, el prestigio social.17La paradoja de la moneda sana en el centro y viciada en la periferia es, pues,slo aparente. Los dos sistemas de apuesta, aunque formalmente incongruentes, noson en realidad contractorios entre s, sino que forman parte de un sistema mayor enel cual la apuesta central es, por as decirlo, el "centro de gravedad" que, cuanto mayor es, ms atrae las apuestas perifricas hacia el extremo de menores desigualdadesde la escala. La parada central "determina el juego" o, quiz sea mejor decir, lo define, y seala lo que, siguiendo una idea de Jeremy Bentham, llamar su "profundidad". Los balineses procuran organizar una contienda interesante, "profunda", si sequiere, haciendo que la parada central sea lo ms elevada posible de manera que losgallos debern ser tambin, lo ms parejos que sea posible y, por lo tanto, el desenlace lo ms impredecible que sea posible. No siempre alcanzan esa meta; casi la mitad de las rias son espectculos relativamente triviales, relativamente carentes deinters o "superficiales" para decirlo con la terminologa que acabo de tomar en prstamo. Pero esta circunstancia no invalida mi interpretacin, pues el hecho de que lamayor parte de los pintores, poetas y dramaturgos sean mcdriocres no invalida laconcepcin de que el esfuezo artstico est enderezado a la profundidad y que con alguna frecuencia se aproxima a ella. La imagen de la tcnica artstica es por cierto exacta: la puesta central es un medio, un expediente para crear contiendas "interesantes","profundas"; no es la razn (o por lo menos no la principal razn) de que sean intere-

    17 La reduccin de las apuestas en las rias ms pequeas (una de las razones por las cuales lagente encuentra poco interesante las rias pequeas es la de que se apuesta menos en ellas, en tanto que en las grandes ocurre lo contrario) se realiza de tres maneras q ue se refuerzan recprocamente . Primero se registra una simple falta de inters cuando la gente se aleja para beber una taza decaf o charlar con un amigo; segundo, los balineses no reducen matemticamente las posturas sino que apuestan directamente segn las diferencias de postura establecidas como tales. As en elcaso de una apuesta de nueve a ocho, un hombre arriesga nueve ringgits y el otro ocho; en el caso de una apuesta de cinco a cuatro, uno arriesga cinco y el otro cuatro. De manera que por unidadde moneda, como por ejemplo un rnggit, est en juego una cantidad de dinero 6,3 veces mayoren una apuesta de diez a nueve que en una de dos a uno, como ya se hizo notar, en las rias pequeas las apuestas tienden a situarse hacia el extremo de las diferencias mayores del espectro. Porfin, las apuestas concertadas suelen sealarse con un dedo en lugar de dos, tres o (en algunas delas rias ms importantes) cuatro o cinco dedos. (Los dedos indican los mliplos de las diferentesproporciones de la puesta en juego, no cifras absolutas. Dos dedos en una situacin de seis a cinco significan que un hombre desea apostar diez ringgits al gallo ms dbil contra doce ringgits.Tres dedos en una situacin de doce a siete significa veintiuno contra veinticuatro, etc.)

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    puesto a jugarle quinientos ringgits. De manera que en las rias con grandes apuestas, en las que desde luego intervienen los mejores animales, se pone enorme cuidado para que los gallos sean aproximadamente proporcionados en cuanto al tamao,el estado fsico general y la belicosidad en la medida de lo humanamente posible. Para asegurar esta situacin se recurre a diferentes maneras defijar os espolones de losanimales. Si un gallo parece ms fuerte que el otro, se llega al acuerdo de colocarlelos espolones en un ngulo ligeramente menos ventajoso, lo cual constituye una especie de handicap en cuya realizacin los que fijan los espolones son extremadamente diestros, segn se dice. Tambin se pone mayor cuidado en emplear hbiles galleros y en que stos sean tambin parejos en su habilidad.En suma, en una ria en la que entran grandes apuestas, la presin para hacerque la contienda resulte genuinamente pareja es enorme y se la siente como tal. Encaso deriasmedianas la presin es algo menor y en el caso de las pequeas es menor an, aunque siempre se trata de que los animales sean por lo menos aproximadamente iguales, pues aun en el caso de apostar quince ringgits (el trabajo de cincodas) nadie desea hacer una apuesta de uno a uno en una situacin claramente desfavorable. Y lo cierto es que las estadsticas que poseo tienden a confirmar esta aseveracin. En las cincuenta y siete rias que estudi, el favorito venci treinta y tresveces en total, y el gallo ms dbil veinticuatro, una proporcin de 1,4:1. Pero siuno considera las cifras de las apuestas centrales en sesenta ringgits, la proporcin resulta 1,1:1 (doce favoritos y once gallos ms dbiles) en los casos en que las apuestas estn por encima de esta lnea de sesenta 1,6:1 (veintiuno y trece) en los casos deapuestas por debajo. Ahora bien, si uno toma los extremos, en el caso deriasmuyimportantes, aquellas con paradas centrales de ms de cienringgits, a proporcin es1:1 (siete y siete); y en el caso de las paradas muy pequeas, aquellas de menos decuarenta ringgits, la proporcin es 1,9:1 (diecinueve y diez).16

    Ahora bien, de esta coincidencia la coincidencia de que cuanto ms elevadaes la parada central, ms exactamente proporcionada es lariase siguen ms o menos dos cosas: 1) cuanto ms elevada es la apuesta central, mayor es el impulso delas apuestas perifricas hacia el extremo de menores desigualdades en el espectro delas apuestas, y viceversa; 2) cuanto ms elevada es la apuesta central, mayor es elvolumen de apuestas perifricas y viceversa.Y la lgica es similar en ambos casos. Cuanto ms cerca est la ria de laigualdad de los contendientes, menos atractivo ser el extremo de las desigualdadesmayores y, por lo tanto, se jugar hacia el otro extremo para que haya quienes haganenvites. Que esto es as resulta evidente de la mera observacin, del anlisis de lacuestin que hacen los propios balineses y de los datos sistemticos que logr reunir. Debido a la dificultad de obtener un registro preciso y completo de las apuestasperifricas, este argumento es difcil de formular en trminos numricos, pero en todos los casos que estudi, los que dan envite y los que lo aceptan lo hacen en una zo-

    16 Considerando slo la variabilidad binmica, la divergencia respecto de una expectacin deuno a uno, en el caso de apuestas de sesenta ringgils y por debajo de esta lnea, es de desviaciones de 1,38, o sea 8 en un centenar de posibilidades; en el caso de sumas inferiones a cuarentaringgits, las desviaciones corrientes son de 1,65 o sea cinco en un centenar. El hecho de que estas desviaciones, aunque reales, no sean extremadas indica ciertamente que aun en las riaa mspequeas persiste la tendencia a enfrentar gallos por lo menos razonablemente parejos. Aqu setrata de mitigar relativamente las presiones hacia la compensacin, no de alimentarlas. En el caso de las paradas elevadas, la tendencia a que las proposiciones sean de cara o cruz es desde luegoaun ms notable y sugiere que los balineses saben muy bien lo que hacen.

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    uno a uno, la gran mayora de las paradas entra en el campo situado entre cuatro atres y ocho a siete.Cuando se aproxima el momento en que los cuidadores sueltan los gallos, losalaridos, por lo menos en una ria en la que la parada central es elevada, alcanzanproporciones casifrenticascuando los apostadores que todava no han concertadooperacin tratan desesperadamente de encontrar en el ltimo minuto un contrincantecuyas condiciones resulten tolerables. (Cuando la parada del centro es pequea, ocurre lo contrario: el entusiasmo de las apuestas se desvanece, se produce silencio y lagente pierde inters.) En el caso de una parada alta, de unariabien equilibrada laclase de ria que los balineses consideran una "verdaderariade gallos", tiene unola sensacin de que est a punto de estallar el caos en medio de todos aquellos hombresfrenticosencaramados que agitan las manos y gritan, sensacin que sube depunto al producirse el profundo silencio que de pronto sobreviene cuando suena elgong, como si se hubiera cortado la corriente elctrica. Entonces se sueltan los gallos y comienza la lucha.Cuando sta termina (unos quince segundos o unos cinco minutos despus),se pagan inmediatamente todas las apuestas. Aqu no hay ninguna clase de pagars.Por supuesto, puede uno pedir dinero prestado a un amigo antes de hacer un envite ode aceptarlo, pero para ofrecer o aceptar una apuesta uno ya debe tener en la mano eldinero y, si uno pierde, tiene que pagar al punto, antes de que comience la prximaria. Esta es una regla frrea, y as como nunca o que se disputara la decisin del arbitro (aunque indudablemente esto debe de ocurrir alguna vez), tampoco o decir queuna apuesta no fuera pagada, quiz porque en medio de una multitud acalorada y enel ambiente de la ria de gallos las consecuencias para los defraudadores podran serdrsticas e inmediatas.En todo caso, es esta formal asimetra entre las equilibradas apuestas centralesy las desiguales apuestas perifricas lo que plantea el problema analtico crtico auna teora que concibe las apuestas de las rias de gallos como el lazo que conecta laria misma con el mundo ms amplio de la cultura de Bali. Y esa asimetra tambinsugiere la manera de resolver el problema y de demostrar el lazo de conexin.El primer punto que hay que sealar en esta cuestin es el hecho de que cuantoms elevada es la parada central, ms probable es que la ria sea verdaderamente unaria pareja. Simples consideraciones de sentido comn lo sugieren.Aun cuando sienta uno que el animal al que apuesta pueda ser no muy promisorio, as y todo podr estar dispuesto a arriesgar quinceringgits ugando a ese galloen la proporcin de uno a uno. Pero es probable, muy probable, que uno no est dis-

    15 La dinmica precisa del movimiento de las apuestas es uno de los aspectos de la ria msdifciles de estudiar pues es sumamente complicado a causa de la condicones turbulentas en que serealiza el juego. Probablemente un registro cinematogrfico, adems de mltiples observadores sera necesario para estudiar efectivamente este aspecto. Pero aun fundndonos slo en impresionesel nico enfoque de que dispone un solitario etngrafo inmerso en semejante confusin, esevidente que ciertos hombres determinan cul haya de ser el favorito (es decir, nombrando al comien zo e l tipo de g allo al que apuesta, fase que siempre inicia- el proc eso) y adems dirigen el mo vimiento de las apuestas; estos "directores de la opinin" son los jugadores ms cumplidos y losciudadanos ms solidos a los que luego nos referiremos. Si estos hombres comienzan a cambiarsus deseos, otros los siguen; si comienzan a hacer apuestas, otros las hacen y aunque siemprehay un buen nmero de apostadores frustrados que gritan distintas proporciones de apuestas hastael final el movimiento general ms o menos cesa. Pero para comprender todos los detalles deeste proceso habr que esperar, jay!, lo cual no es muy probable que acontezca, la aparicin de unterico armado con observaciones precisas de la conducta individual.

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    Cuando los que hacen los envites (los que juegan al gallo ms dbil) y los qoelos aceptan (los que juegan al gallo favorito) llenan el ambiente con sus gritos, co-mienzan a fijarse los unos en los otros como potenciales parejas para concertarapuestas, a menudo desde el otro lado del reidero. El que hace el envite trata de lle-var a quien lo acepte a las desigualdades mayores, en tanto que ste replica a gritoscon nmeros de desigualdades menores.14 El primero, que en esta situacin es el cor-tejado, indicar la cantidad que est dispuesto a arriesgar en la desigual apuesta, queanuncia a gritos y manteniendo en alto y agitando el nmero de dedos correspondien-te. Si el otro, el que hace de cortejante, replica de la misma manera queda concertadala apuesta; si no lo hace, las miradas de cada cual se dirigen hacia otros probablespartcipes.Las apuestas perifricas, que se realizan despus de haberse concertado la para-da del centro y de haberse anunciado su monto, consisten en un crescendo de gritoslanzados por los que juegan al animal ms dbil y exponen sus proposiciones aquien quiera aceptarlas, en tanto que quienes juegan al favorito pero no estn satisfe-chos con las condiciones ofrecidas gritan con igual frenes el color del gallo paramostrar que tambin ellos desean desesperadamente apostar pero con desigualdadesmenores.Casi siempre los ofrecimientos de apuestas desiguales (que tienden a ser encierto modo homogneas pues en algn momento dado casi todos los jugadoresestn ofreciendo lo mismo) comienzan aproximadamente en la zona de las desigual-dades mayores cinco a cuatro o cuatro a tres y luego se mueve, tambin por con-senso hacia el extremo de las desigualdades menores del campo con mayor o menorrapidez o en medida mayor o menor. Los hombres que gritan "cinco" y se ven res-pondidos slo por gritos de "pardo", comienzan a gritar "seis"y luego o bien atraen aotros jugadores con bastante rapidez o bien se retiran de la escena cuando son acepta-das sus ofertas demasiado generosas. Si se produce un cambio y los participantesson todava escasos, el procedimiento se repite en un movimiento que llega a "siete"y slo rara vez se llega a los niveles ltimos de "nueve" o "diez" en el caso de las ri-as verdaderamente grandes. En ocasiones, si los gallos son claramente desiguales,puede no registrarse ningn movimiento hacia arriba o hasta se produce un movi-miento descendente en la escala de cuatro a tres, de tres a dos y muy raramente dedos a uno, descenso que va acompaado de un nmero declinante de apuestas, as co-mo los movimientos hacia arriba van acompaados por un nmero creciente deapuestas. Pero lo ms general es que las apuestas se desplacen hacia uno u otro extre-mo de la escala y, como en el caso de las apuestas perifricas no existe el polo deregistradas en manuscritos de hoja de palma y los balineses (que no todos tienen idnticos siste-mas) las discuten sin cesar. Un anlisis completo de los componentes y smbolos que intervie-nen en las clasificaciones de los gallos sera sumamente valiosa, tanto como aditamento a la des-cripcin general de la ria de gallos, como en s mismo. Pero mis datos sobre el asunto, aunqueextensos y variados, no parecen lo bastante completos y sistemticos para que yo pueda intentartal anlisis aqu. Acerca de las ideas cosmolgicas balinesas en general, vase Belo, ed. Tradilio-nal Balinese Culture J. L. Swellengrebel, ed., Bali: Sludies in Ufe, Thoug ht, and Ritual (La Haya,1960).14 Desde un punto de vista etnogrfico habra que observar que el hombre que apuesta al favo-rito el que acepta la diferencia de postura puede hacer una apuesta en la cual gana si su gallovence o si la ria queda en un empate (no poseo suficientes casos para dar una cifra exacta peroparece que los empates se registran alrededor de una vez cada quince o veinte rias). El hombre in-dica su deseo de apostar de esta manera gritando sapih ("empate") en lugar de indicar el tipo de ga-llo; pero esta clase de apuestas es en realidad poco frecuente.

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    a veces muy elevada, no es concertada solamente por el propietario en cuyo nombrese hace, sino que la formaliza l mismo con cuatro o cinco, a veces siete u ocho aliados: parientes, compaeros de aldea, vecinos, amigos ntimos. Si el dueo del animal no es una persona especialmente acomodada ni siquiera es el principal contribuyente, aunque su contribucin debe ser significativa, aunque slo sea para mostrarque no est envuelto en alguna trapacera.De las cincuenta y sieteriassobre las cuales tengo datos exactos y dignos deconfianza en lo tocante a la parada central, las posturas van desde quince ringgits aquinientos con un trmino medio de ochenta y cinco; aqu se puede hacer una divisin en tres clases: las rias pequeas (15 ringgitsa 35) representan alrededor delcuarenta y cinco por ciento del nmero total; las rias medianas (20 ringgits a 70),forman alrededor del veinticinco por ciento; y las grandes rias (75 ringgits a 175) representan alrededor del veinte por ciento; en los extremos se sitan unas pocas muypequeas y otras muy grandes. En una sociedad en la cual el salario diario normal deun trabajador manual un ladrillero, un pen comn de granja, un mandadero demercado era de unos tresringgitsy considerando que lasrias enan lugar aproxi

    madamente cada dos das y medio en la zona inmediata que yo estudiaba, esto indicaclaramente una seria pasin por el juego aun cuando las paradas se renan con contribuciones de varios individuos.Pero las apuestas perifricas son algo completamente diferente. En lugar deese pacto solemne y legalista efectuado en el centro del reidero, las apuestas se realizan un poco a la manera de las transacciones de la bolsa en medio de gritos. Hay unparadigma fijo y conocido de la desigualdad de apuestas que constituye una serie continua de diez a nueve en el extremo de las desigualdades menores y de dos a uno enel extremo de las desigualdades mayores: 10-9, 9-8, 8-7, 7-6, 6-5, 5-4, 4-3, 3-2,2-1. El hombre que desea jugar al gallo ms dbil (dejando de lado el nmero de favoritos, kebut, y animales dbiles, ngai que haya en el momento) grita un nmerodel lado de las menores desigualdades que indica las condiciones en que est dispuesto a jugar. Es decir, si grita gasal (cinco), desea jugar al gallo dbil en la proporcinde cinco a cuatro ( o sea gana cinco y pierde cuatro); si grita cuatro desea la proporcin de "cuatro" a tres (e s decir, que l apuesta "tres"); si grita "nueve" desea jugaren la proporcin de nueve a ocho, etc. Un hombre que juega al favorito y que considera la posibilidad de aceptar apuestas desiguales en condiciones que estima aceptables, lo indica gritando el tipo de color del gallo: "pardo", "moteado", etc.13

    13 En realid ad, la clasificacin de los gallos, que es extremadamente refina da (he reun ido msde veintisiete clase s y ciertamente esto no repr esenta una lista complet), no se basa solamenteen el color, sino tambin en una serie de otras dimensiones que incluyen adems del color, el ta-mao, la solidez de los huesos, el plumaje y el temperamento del animal. (Pero no el pedigree;los balineses no cran gallos como una actividad significativa, ni que yo sepa, lo han hecho nun-ca. El asil, o gallo de la selva, que constituye la clase principal de gallo de ria y que se encuen-tra en todas las partes en que se practica esta actividad, es oriundo del Asia Meridional, y uno pue-de comprar un buen ejemplar en la seccin de aves de casi cualquier mercado balines por una sumaque va desde cuatro o cinco ringgits a cincuenta o ms). El elemento del color es el que normal-mente se usa para designar el tipo, salvo cuando los dos gallos de diferentes tipos como enprincipio deben serlo tienen el mismo color, en ese caso se agrega una indicacin secundariade una de las otras dimension es ("el grande moteado" frente al "pequeo moteado", etc.) Lostipos estn coordinados con varias ideas cosmolgicas que ayudan a organizar rias parejas, demanera que, por ejemplo, uno juega por un gallo pequeo, pero voluntarioso, blanco con man-chas castaas, el plumaje liso y patas delgadas desde el lado oriental del reidero cierto da delcomplejo calendario balines y por un gallo grande, cauteloso, negro, con plumaje como espesamata y patas gruesas desde el lado septentrional del reidero otro da, etc. Todas estas cosas estn

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    que estaban gravadas las rias, que generalmente se desarrollaban en el da del merca-do, eran una impo