GeneracióN Replicante

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Artículo de El País sobre el cambio de concepto de "juventud"

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EL PAÍS, viernes 18 de septiembre de 2009 43

LA CUARTA PÁGINA OPINIÓN

El significado histórico de los estudiantesy la universidad, la forma en que losunos y la otra existen en el presente,

puede describirse como una metáfora,como una reproducción en miniatura de

un estado histórico más elevado,metafísico. (Walter Benjamin, 1915)

E n 1968—cuando la juventud busca-ba la playa bajo los adoquines—Philip K. Dick publicó una novela

de ciencia-ficción con un título inquietan-te (¿Sueñan los androides con ovejas eléc-tricas?), en la que Ridley Scott inspiraríaen 1982 su película Blade Runner. El rela-to gira en torno a un grupo de androides,virtualmente idénticos al ser humano, alos que llamó replicantes, superiores enfuerza e iguales en inteligencia a los inge-nieros genéticos que los habían creado, pe-ro utilizados como esclavos en la peligrosacolonizaciónde otros planetas. Trasunmo-tín en Marte, los replicantes buscan refu-gio en la Tierra, donde son declarados ile-gales y perseguidos por patrullas policialesespeciales, las unidades blade runner. Ladescripción que la novela hace del líder dela revuelta es sintomática: Roy “tiene unaire agresivo y decidido”, “indujo al grupoa intentar la fuga”, “robó diversos psicofár-macos y experimentó con ellos”, y busca“una experiencia de grupo”.

Si cambiamosMarte por el espacio esco-lar, la Tierra por el espacio público, lospsicofármacos por combinados etílicos, losreplicantes por jóvenes al borde de la ma-yoría de edad, y los blade runners por adul-tos al borde de un ataque de nervios, quizápodamos encontrar alguna analogía con elmoderno botellón.

La palabra “diversión” tiene una doblefiliación latina: la más conocida viene dedistractione, que significa fiesta y pasatiem-po, pero también remonta a diversione, quesignificadivergencia y contestación. Ambossignificados confluyen en los sucesos dePo-zuelo deAlarcón, en los que el botellón,másque como la causa (de todos losmales de lajuventud actual) o la consecuencia (de to-dos los pecados de la sociedad adulta), apa-rece como un síntoma, como unametáforade la generación que entra ahora en la uni-versidad. Pues, como ya intuyese WalterBenjaminen su tiempo, los estudiantes sue-len reproducir en miniatura —en forma decomedia o de tragedia— las esperanzas ylos miedos de cada momento presente.

Así como los sueños de la razón produ-cen monstruos, el súbito despertar de unajuventud aparentemente dormida suele in-vocar nuestros propios fantasmas familia-res. Adolescentes acomodados rebelándo-se por el derecho a consumir alcohol en elespacio público, universitarios protestan-do contra Bolonia,mileuristas hiperforma-dos condenados a la precariedad laboral,bandasurbanas provocando pánicosmora-les: son las múltiples caras de una genera-ción inquieta, que suscita, sin términosme-dios, compasión o condena, ya sea en for-ma de prédica parental o de carta al direc-tor. Pero si queremos ir más allá del bote-llón, quizá debiéramos preguntarnos si loque está cambiandono es el propio concep-to de juventud como fase más o menosprolongada de transición a la vida adulta.Me explicaré con un símil literario, quealude a tresmodelos distintos de juventud:Tarzán, Peter Pan y Blade Runner.

Elmodelo tradicional de juventud se ba-sa en lo quepodemosdenominar el “síndro-me de Tarzán”. Fue inventado por Rous-seau a finales del siglo XVIII y perduró has-tamediados del siglo XX. Se basa en el eter-

no debate entre naturaleza y cultura: ¿pue-de todo menor ser “encauzado” mediantebuenas prácticas de crianza o de socializa-ción? El adolescente aparece como el buensalvaje que inevitablemente tiene que sercivilizado, un ser que contiene todos lospotenciales de la especie humana, que aúnno ha desarrollado porque semantiene pu-ro e incorrupto. La rápida transición deljuego al trabajo, la temprana inserciónpro-fesional y matrimonial, la participación enritos de paso como el servicio militar, se-

rían rasgos característicos de un modelode adolescencia basado en una inserción“orgánica” en la sociedad. Se trata de unrelato de juventud que narra el paso de lacultura oral a la cultura escrita, de la ga-laxia Homero a la galaxia Gutenberg.

Elmodelomoderno de juventud se basaen lo que podemos denominar el “síndro-me de Peter Pan”. Lo asumieron los felicesteenagers de posguerra y fue teorizado porlos ideólogos de la contracultura (comoTheodore Roszak), así como por algunasestrellas del rock (como The Who y losBeatles). En el mundo occidental este mo-delo se convirtió en hegemónico durantela segunda mitad del siglo XX, con el telónde fondo de la sociedad de consumo yaquel capitalismo maduro que había pro-

clamado como lema el Forever Young. Eladolescente aparece como el nuevo sujetorevolucionario —o el nuevo héroeconsumista— que se rebela contra la socie-dad adulta y se resiste a formar parte de suestructura, al menos temporalmente. Ellose consigue alargando el periodo de escola-ridad y creando espacios-tiempo de ocio enlos que los jóvenes puedan vivir su particu-lar País de Nunca Jamás (aunque algúndía, como Wendy, acaben por regresar almundo real). Las lentas transiciones a laedad adulta, el alargamiento del periodoformativo, la emergencia de “tribus” y desubculturas juveniles, serían los rasgos ca-racterísticos de un modelo de inserción“mecánica” en la sociedad. Se trata de unrelato de juventud que narra el paso de lacultura escrita a la cultura visual, de lagalaxia Gutenberg a la galaxia McLuhan.

El modelo posmoderno de juventud sebasa en lo que podemos denominar el “sín-

drome de Blade Runner”. Emerge a finalesdel siglo XX y está llamado a convertirse enhegemónico en el siglo XXI. Sus teóricosson los ideólogos de la sociedad red—tantolos oficiales como los hackers alter-nativos— que preconizan la fusión entretrabajo y ocio, entre inteligencia artificial yexperimentación social, e intentan expor-tar al mundo adolescente sus sueños deexpansión mental, tecnologías humaniza-das y autoaprendizaje. Los adolescentes se-rían seres artificiales, medio robots y me-dio humanos, escindidos entre la obedien-cia a los adultos que los han engendrado yla voluntad de emanciparse. Como no tie-nen “memoria”, todavía no tienen “concien-cia”, y por lo tanto no son plenamente li-bres para construir su futuro. En cambio,han estado programados para utilizar to-das las potencialidades de las nuevas tecno-logías, por lo que son losmejor preparadospara adaptarse a los cambios, para afron-tar el futuro sin los prejuicios de sus proge-nitores. Pero su rebelión está condenada alfracaso: sólo pueden protagonizar revuel-tas episódicas y estériles, esperando adqui-rir algún día la “conciencia” que los haráadultos. Como los replicantes, tienen todoel mundo a su alcance, pero no son amosde sus destinos. Y como blade runners, losadultos sienten hacia ellos una mezcla defascinación y de miedo.

El resultado es unmodelo híbrido y am-bivalente de adolescencia, a caballo entreuna creciente infantilización social, que setraduce en dependencia económica y faltade espacios de responsabilidad, y una cre-ciente versatilidad intelectual, que se ex-presa en el acceso privilegiado a las nuevastecnologías, corrientes estéticas e ideológi-cas. Las transiciones discontinuas hacia laedadadulta, el retraso en el acceso al traba-jo y a la residencia, la configuración deredes adolescentes a escala planetaria, laemergencia de paraísos artificiales comolas comunidades de Internet o el propiobotellón—en el que vivir cada semana cier-ta experiencia de comunidad, de aquel “di-vino social” teorizado por MichelMaffesoli— serían los rasgos característi-cos de un modelo de inserción “virtual” enla sociedad. Se trata de un relato de juven-tud que narra el paso de la cultura visual alhipertexto, de la galaxia McLuhan a la ga-laxia Gates.

Tarzán, Peter Pan y Blade Runner noconstituyen modelos excluyentes, sinomás bien variantes de la experiencia juve-nil que pueden convivir en el momentopresente. Hoy siguen existiendo institucio-nes en las que predomina el modelo detransición a la vida adulta simbolizado porTarzán, otras en las que persiste el modelode resistencia a hacerse adulto caracteriza-do por Peter Pan, y otras en las que emergeel modelo yo-yo representado por la figuradel replicante. Si la juventud ha dejado deser un rito de paso para convertirse en unaritualización del impasse (un sueño del quecuesta despertar), el botellón aparece co-mo una especie de limbo, un espacio limi-nar entre el infiernomileurista y el paraísoyuppy. Entre la represión indiscriminadadel botellón y la promoción del vinum etcircenses a cargo de las administracionespúblicas, quizá exista una tercera vía quetrate a los jóvenes, no como replicantes,sino comociudadanos capaces de inventar-se como actores sociales.

Carles Feixa es profesor de antropología socialen la Universidad de Lleida y visiting fellow en lade Newcastle (Reino Unido). Ha publicado Dejóvenes, bandas y tribus (Ariel, 4ª edición 2008).

Generación replicanteComo los androides de ‘Blade Runner’, los jóvenes occidentales del siglo XXI tienen todo el mundo a sualcance, pero no son amos de sus destinos. Las redes de Internet o el ‘botellón’ son sus paraísos artificialesPor CARLES FEIXA

eulogia merle

Quedan atrás Tarzány Peter Pan, Gutenbergy McLuhan. Se entraen la galaxia Gates

El ‘botellón’ es una especiede limbo, un espacio entreel infierno ‘mileurista’y el paraíso ‘yuppy’