Generosidad y felicidad - Investigación y Ciencia · 2014-01-07 · lación). Las participantes...

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4 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 ENCEFALOSCOPIO L a mayoría de nosotros he- mos experimentado al- guna vez la satisfacción de gastar dinero en otra persona, sea a través de un regalo o un donativo. Un equipo interna- cional de psicólogos da cuenta ahora de que la relación entre el gasto generoso y la felicidad constituye un fenómeno váli- do en todo el mundo, incluso en países empobrecidos como India o Uganda. «Aquí, en Nor- teamérica, podemos pensar que podemos permitirnos el lujo de gastar dinero extra en otros, mientras que a los habi- tantes de lugares más pobres les resultaría preferible inver- tir en sí mismos sus limitados recursos», explica la autora principal del estudio, Lara Ak- nin, de la Universidad Simon Fraser. Y apunta: «Pero hemos visto que la generosidad es pro- vechosa en los países ricos y en los pobres». Esta conclusión brota de una encuesta realizada a 200.000 personas adultas de 136 países a quienes se les preguntaba sobre sus donativos y su bie- nestar subjetivo. Tras descartar ciertas variables (demográficas, ingresos familiares y otras), se observó una correlación po- sitiva entre los donativos y la felicidad en 120 de estos países, tanto ricos como pobres. Según las respuestas, el refuerzo en el LA BOCA PSICOLOGÍA SOCIAL Generosidad y felicidad Las personas son tanto más felices cuanto más donan a las obras de caridad PERCEPCIÓN Más olfato durante la ovulación Relacionan la capacidad olfativa de las mujeres con las funciones del sistema reproductor E l estado de ánimo y el apetito de la mujer se encuentran en relación con su ciclo menstrual. También se dan cambios, aunque más sutiles, en la forma de pensar y el comportamiento. En particular, el sentido del olfato se agudiza cuando la fertilidad es máxima, es decir, en la segunda mitad del ciclo. Un estudio publicado en marzo pasado en Hormones and Be- havior comparaba la sensibilidad olfativa de 16 mujeres que to- maban anticonceptivos orales con la de otras 17 que seguían su ciclo natural. Se analizaron dos períodos: en torno a la fecha de ovulación y durante la fase luteínica (justo después de la ovu- lación). Las participantes olisquearon aromas de limón, menta, rosa, almizcle, así como las feromonas masculinas androstenona y androsterona. Las mujeres que seguían su ciclo menstrual natural mostraron, en las proximidades de la ovulación, más acusada sensibilidad al almizcle y a las feromonas que las que tomaban anticonceptivos. No obstante, el efecto puede que no se limite a los aromas masculinos. Un estudio de marzo de 2013 publicado en Physiology and Behavior apuntaba que la mujer posee, en ge- neral, un sentido olfativo más agudo durante su fase luteínica. A fin de comprobarlo, los investigadores midieron la capacidad de las participantes para detectar el olor de n-butanol, un alcohol de aroma muy sutil. Los resultados son típicos de la investigación en este ámbito, pues los efectos son leves y no todos los estudios concuerdan en los detalles. Aun así, los hallazgos respaldan la hipótesis extendida de que las concentraciones hormonales en el organismo femenino

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4 MENTE Y CEREBRO 64 - 2014

ENCEFALOSCOPIO

La mayoría de nosotros he-

mos experimentado al-

guna vez la satisfacción de

gastar dinero en otra persona,

sea a través de un regalo o un

donativo. Un equipo interna-

cional de psicólogos da cuenta

ahora de que la relación entre

el gasto generoso y la felicidad

constituye un fenómeno váli-

do en todo el mundo, incluso

en países empobrecidos como

India o Uganda. «Aquí, en Nor-

teamérica, podemos pensar

que podemos permitirnos el

lujo de gastar dinero extra en

otros, mientras que a los habi-

tantes de lugares más pobres

les resultaría preferible inver-

tir en sí mismos sus limitados

recursos», explica la autora

principal del estudio, Lara Ak-

nin, de la Universidad Simon

Fraser. Y apunta: «Pero hemos

visto que la generosidad es pro-

vechosa en los países ricos y en

los pobres».

Esta conclusión brota de una

encuesta realizada a 200.000

personas adultas de 136 países

a quienes se les preguntaba

sobre sus donativos y su bie-

nestar subjetivo. Tras descartar

ciertas variables (demográficas,

ingresos familiares y otras), se

observó una correlación po-

sitiva entre los donativos y la

felicidad en 120 de estos países,

tanto ricos como pobres. Según

las respuestas, el refuerzo en el

LA B

OC

A

PSICOLOGÍA SOCIAL

Generosidad y felicidadLas personas son tanto más felices cuanto más donan a las obras de caridad

PERCEPCIÓN

Más olfato durante la ovulaciónRelacionan la capacidad olfativa de las mujeres con las funciones del sistema reproductor

El estado de ánimo y el apetito de la mujer se encuentran en

relación con su ciclo menstrual. También se dan cambios,

aunque más sutiles, en la forma de pensar y el comportamiento.

En particular, el sentido del olfato se agudiza cuando la fertilidad

es máxima, es decir, en la segunda mitad del ciclo.

Un estudio publicado en marzo pasado en Hormones and Be-

havior comparaba la sensibilidad olfativa de 16 mujeres que to-

maban anticonceptivos orales con la de otras 17 que seguían su

ciclo natural. Se analizaron dos períodos: en torno a la fecha de

ovulación y durante la fase luteínica (justo después de la ovu-

lación). Las participantes olisquearon aromas de limón, menta,

rosa, almizcle, así como las feromonas masculinas androstenona y

androsterona. Las mujeres que seguían su ciclo menstrual natural

mostraron, en las proximidades de la ovulación, más acusada

sensibilidad al almizcle y a las feromonas que las que tomaban

anticonceptivos. No obstante, el efecto puede que no se limite a

los aromas masculinos. Un estudio de marzo de 2013 publicado

en Physiology and Behavior apuntaba que la mujer posee, en ge-

neral, un sentido olfativo más agudo durante su fase luteínica. A

fin de comprobarlo, los investigadores midieron la capacidad de

las participantes para detectar el olor de n-butanol, un alcohol

de aroma muy sutil.

Los resultados son típicos de la investigación en este ámbito,

pues los efectos son leves y no todos los estudios concuerdan en

los detalles. Aun así, los hallazgos respaldan la hipótesis extendida

de que las concentraciones hormonales en el organismo femenino

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bienestar por haber donado en el

último mes resultaba el mismo,

aunque los ingresos del encuesta-

do se hubieran duplicado.

A continuación se llevaron a

cabo varios experimentos con

el fin de verificar si la donación

reforzaba el sentimiento de feli-

cidad. Se pidió a participantes de

Canadá y África del Sur, seleccio-

nados al azar, que optasen entre

comprar una bolsa sorpresa para

sí mismos o para un niño enfermo

que no conocían y que se hallaba

hospitalizado en su localidad. Aun-

que el PIB y la renta per cápita en

África del Sur son muy inferiores

a los canadienses, quienes optaron

por entregarle el obsequio al niño

se manifestaron más felices que

aquellos que gastaron el dinero

en ellos mismos.

Según los estudios, publicados

en mayo de 2013 en Journal of

Personality and Social Psycholo-

gy, los experimentos ofrecen una

robusta coherencia transcultural,

la cual respalda la idea de que la

relación entre donar a otros y el

bienestar propio constituye un

rasgo universal de humanidad.

De hecho, otra investigación apoya

esta conclusión. Aknin y sus cole-

gas publicaron en enero del año

pasado, en PLOS ONE, que los be-

bés sonreían con mayor frecuencia

cuando compartían un regalo que

al recibirlo. Además, en un conjun-

to de estudios publicados en 2012

en Nature, se demostraba que la

donación resulta más espontánea

que la codicia, pues esta última re-

quiere una mayor capacidad para

pensar.

Aknin opina que la donación

suscita buenos sentimientos en to-

das las personas por la misma ra-

zón que la comida y el sexo: nues-

tro cerebro dispone de un sistema

de recompensas inmediatas ante

ciertas conductas fruto de la selec-

ción natural, que, a la larga, contri-

buye a la supervivencia. Ninguno

de nuestros antepasados hubiese

podido sobrevivir por sí mismo,

señala Aknin. «Si la generosidad

alentaba los vínculos sociales, es

posible que fuera una estrategia

adaptativa.»

—Marina Krakovsky

influyen en sus sentidos y preferencias, de manera que

promueven la reproducción.

«Creo que estas variaciones en sensibilidad olfativa

se hallan íntimamente vinculadas a las funciones del

sistema reproductor. Asimismo, la capacidad de identi-

ficar ciertos aromas aumenta cuando la probabilidad

de procrear aumenta», corrobora Jessica McNeil, doc-

toranda de psicología en la Escuela de Educación Física

y Deportes de la Universidad de Ottawa y coautora del

estudio «Hormonas y comportamiento». Sin embargo

advierte que ciertos estudios han expuesto resultados

contradictorios. Con todo, los mecanismos fisiológicos

responsables de estos efectos restan por elucidar. De

momento, la investigación no ha hallado una relación

entre las concentraciones de hormonas concretas y la

sensibilidad olfativa.

—Tori Rodriguez

Altruismo contagioso

La conducta altruista se pega, confirman nume-

rosos estudios. En cierto experimento con 24 pro-

bandos, un acto inicial de bondad por parte de

unos sujetos indujo a terceros a hacer donativos,

si bien en cantidades cada vez más bajas. Aun así,

la suma total donada triplicó la inicial. Esta cas-

cada, identificada por James Fowler, de la Univer-

sidad de California en San Diego, y por Nicholas

Christakis, director del Laboratorio de Naturaleza

Humana en la Universidad de Harvard, constituye

una forma de cartografiar el altruismo contagio-

so. Sobre estas líneas se muestra un extracto de

la investigación.

Eleni Lucas100 € 10 €

5 €Erika

Lysander

JamesJay

Brecken Harla

20 €

8 €

5 €5 €

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ENCEFALOSCOPIO

PSICOLOGÍA

Cambios emocionales durante la menstruación Los sentimientos femeninos hacia la pareja varían sutilmente cuando la fertilidad es máxima

COGNICIÓN

Inteligencia aviariaLos hallazgos en la capacidad cognitiva de los córvidos contribuyen al conocimiento

de la evolución de las destrezas sociales

La inteligencia de la familia de los cór-

vidos, grupo de aves al que pertene-

cen cuervos, grajos, grajillas, cornejas y

urracas, entre otras especies, rivaliza con

la de monos y delfines. Estudios recientes

revelan impresionantes detalles relativos

al razonamiento social de los córvidos y

ofrecen indicios acerca del modo en que

pudo evolucionar nuestra propia inteli-

gencia interpersonal.

Una de las capacidades que ha merecido

la atención en fecha reciente es la respues-

ta de estas aves al ver rostros humanos.

Según informaban Barbara Clucas y sus

colaboradores, de la Universidad estatal

Humboldt, en Ethology en abril de 2013,

los grajos alzan el vuelo con mayor rapidez

cuando la persona que se les acerca los mira

directamente que si fija la vista hacia otro

lado. Los investigadores se aproximaron a

pie a grupos de grajos de tres zonas de los

alrededores de Seattle, ora con la mirada

fija en los pájaros, ora observando algún

punto distante. Los córvidos se dispersaron

antes cuando les observaban, a diferencia

de otros animales, que evitan a las personas

sea como sea.

Clucas conjetura que el hecho de ignorar

a los humanos que se acercan mirando a

otro lado constituye una adaptación apren-

dida de la vida en la gran ciudad. Múltiples

estudios han demostrado que los grajos

aprenden conductas de prudencia unos

de otros.

El equipo de John Marzluff, de la Univer-

sidad de Washington y coautor con Clucas

del artículo citado, comprobó las faculta-

des de aprendizaje de estos pájaros. Los ex-

perimentadores se aventuraron en diversos

parques de Seattle divididos en dos grupos

que se distinguían por una máscara que

les cubría el rostro. Unos enmascarados

atraparon pájaros; los demás, con otra ca-

reta, sencillamente, pasaron de largo. Cinco

años después, ambos grupos volvieron al

parque portando sus respectivas másca-

ras. Los pájaros que fueron capturados la

primera vez recordaban qué careta corres-

pondía a los capturadores; acto seguido,

transmitieron la información a sus crías y

a otros grajos. Todos ellos graznaron con

fuerza y huyeron de los investigadores que

portaban la máscara amenazante.

Según Marzluff, aunque esta reacción

pueda considerarse normal, resulta un tipo

de aprendizaje social complejo a nivel cog-

nitivo, además de raro en el reino animal.

«Una cosa es aprender por experiencia pro-

pia y otra muy diferente observar lo que les

ocurre a otros individuos e inferir de ello lo

que nos pasará a nosotros», subraya.

Los cuervos reconocen rostros humanos

valiéndose de las mismas vías visuales ce-

En los días de máxima fertilidad, las mujeres tienden a pre-

ferir hombres sexualmente deseables, constatan varios

estudios. Quedaba por saber si estas variaciones afectan a sus

relaciones sentimentales a largo plazo. Psicólogas de la Univer-

sidad de California en Los Ángeles encuestaron a 65 mujeres con

pareja estable para indagar cómo variaban sus sentimientos

hacia su consorte a lo largo del mes. Los resultados indicaron

que los días más fértiles, las mujeres que consideraban a su

compañero menos deseable sexualmente se sentían menos

ligadas a él y eran más críticas con sus fallos. Por el contrario,

las mujeres con una pareja más atractiva física y sexualmente

manifestaban una mayor satisfacción con su relación y se sen-

tían más unidas a su compañero durante esas mismas fechas.

No obstante, la intención general de mantener su relación no

variaba en función del momento del mes.

Las investigadoras afirman que sus resultados apoyan la teo-

ría de que las mujeres seleccionan a su pareja poniendo en la ba-

lanza su deseo hacia genes de «elevado rendimiento» (hombres

sexy posiblemente promiscuos) y varones fiables y dispuestos

a comprometerse como padres. Muchos hombres reúnen am-

bas cualidades, por lo que es probable que numerosas mujeres

experimenten tan solo variaciones sutiles en la atracción y sa-

tisfacción durante su ciclo menstrual.

—Tori Rodríguez

THIN

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Fluctuaciones en fertilidad y humor

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28

Fase folicularMaduración de oocitos(óvulos) en los ovarios

OvulaciónFertilidadelevada

Fase luteínicaEl útero se apresta

a la gestación

Con

cen

trac

ión

hor

mon

al

Mejor humor

Menos confianzaen los demás

Reacciones másacusadas a fármacos

Mayor toleranciaal dolor Mayor

motivaciónsexual

Mejor humorConviccionesmás firmes

Olfatoagudizado

Menordeseo

de fumar

Mayorvulnerabilidad

emotiva

Fuertescambios

de humor

MenstruaciónDías del ciclo

Premenstruación

Hormona folículo-estimulante Estrógeno Hormona luteinizante Progesterona

Habilidades de las avesINSTRUMENTOS

El pinzón picama-

deros de las Islas

Galápagos sabe utili-

zar una ramita para

extraer insectos de

las cortezas.

Los loros Kea son diestros

en resolver problemas: pue-

den usar palitos o cordeles

para empujar o jalar comida

y ponerla a su alcance.

COMUNICACIÓN

Alex, un loro gris

africano, aprendió

más de 100 palabras

y las etiquetas de al menos

35 objetos. Era capaz de

emplear de manera correcta

palabras en una frase, así

como de decir «no»,

«ven aquí» y «quie-

ro un plátano».

Incluso de exigir con un

«quiero volver» que le

llevaran de nuevo a su

jaula tras un período de

pruebas cansinas.

El arrendajo siberia-

no modula sus cantos

de alarma para advertir

a sus congéneres de si

un halcón cercano repo-

sa, busca una presa o está

atacando.

ALIMENTACIÓN

Los cuervos compar-

ten información

sobre la ubica-

ción de la ca-

rroña.

El indica-

dor dorsipar-

so encamina a humanos

u otros animales hacia las

colmenas. Cuando sus in-

genuos cómplices las abren,

estos pájaros aprovechan los

despojos.

Las charas floridanas po-

seen una memoria espacial

exraordinaria: localizan

comida que han visto ocul-

tar a otras.

DESTREZAS VISUALES

Las palomas pueden apren-

der a distinguir un cuadro

de Picasso de uno de Monet.

Las urracas pueden di-

ferenciar un rostro entre

miles.

rebrales que las personas, se constató en

2012. Mediante tomografía por emisión de

positrones se halló que cuando los grajos

veían caras humanas a las que asociaban

con amenaza o, por el contrario, con aten-

ciones, aumentaba en su cerebro la activi-

dad de la amígdala, el tálamo y el tallo cere-

bral, regiones vinculadas al procesamiento

de las emociones y al aprendizaje del mie-

do. También fulgieron áreas que regulan la

percepción, atención y huida en respuesta

a rostros amenazantes.

La similitud con la actividad cerebral

humana y los paralelismos en cuanto a la

inteligencia social revisten importancia,

ya que pueden haber evolucionado tras la

existencia de nuestro último antepasado

común hará unos 300 millones de años. Las

semejanzas de nuestra especie serían así un

caso de evolución convergente que acon-

tece cuando dos organismos sumamente

diferentes desarrollan, por separado, unos

mismos rasgos. Alex Taylor, experto en

córvidos de la Universidad de Auckland,

afirma: «La evolución ha llegado repetida-

mente a una misma solución».

—Harvey Black

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ENCEFALOSCOPIO

Nuestros cinco sentidos

delimitan el mundo que

percibimos. No alcanzamos a

oír tonos que sean demasiado

agudos o graves, ni podemos

ver la luz ultravioleta o la in-

frarroja, a pesar de que estos fe-

nómenos no son diferentes de

los sonidos y las imágenes que

nuestros oídos y ojos pueden

detectar. Pero ¿y si fuera posi-

ble alejar las fronteras senso-

riales allende las limitaciones

de la anatomía?

En un estudio publicado en fe-

cha reciente en Nature Commu-

nications, se utilizaron implantes

cerebrales para «enseñar» a ratas

a ver la luz infrarroja (por lo co-

mún, este tipo de luz les resulta

invisible). Si el cerebro fuese tan

versátil que aprendiera a proce-

sar señales sensoriales de nuevo

tipo, tal vez llegásemos a tener

tacto mediante extremidades

protésicas, ver el calor por la luz

infrarroja e incluso desarrollar

un sexto sentido para la orien-

tación magnética.

Miguel Nicolelis, de la Univer-

sidad Duke, y sus colegas, entre-

naron a seis ratas para que me-

tieran el hocico en un portillo

cuando se encendía un led azul

situado sobre aquel. Después, fi-

jaron cámaras infrarrojas en la

cabeza de las ratas y las conec-

taron a electrodos implantados

en la corteza somatosensorial

primaria de los roedores, región

cerebral responsable de proce-

sar las señales de los sentidos.

Cuando la cámara detecta-

ba luz infrarroja, estimulaba

neuronas correspondientes a

los bigotes de los animales. El

estímulo se intensificaba cuan-

to más se acercaban a la luz

infrarroja, o cuanto más vol-

vían la cabeza en esa dirección,

emulando la activación cerebral

correspondiente a la luz que ven

los ojos. A continuación, se dejó

a los múridos sueltos en sus

jaulas. Esta vez se utilizó luz in-

frarroja, en lugar de los led azu-

les, para señalarles los portillos

que debían visitar.

Al principio, ninguna de las

ratas entendió las señales in-

frarrojas. Sin embargo, pasa-

dos 26 días de entrenamiento,

todas habían aprendido a usar

la luz antes invisible para ellas

para localizar los portillos

correctos. Incluso seis meses

después, los roedores eran

capaces de responder a la es-

timulación neuronal a través

de sus bigotes; también a la

luz infrarroja. Según los in-

vestigadores, ello sugiere que

las neuronas sensoriales son

capaces, en caso necesario, de

responder a múltiples tipos

de indicaciones.

Esta metodología podría

contribuir en la creación de

«canales sensoriales» desti-

nados a personas necesitadas

de prótesis. Los miembros ar-

tificiales les proporcionarían

retroalimentación sensible

y les facilitarían su control.

Además, según los hallazgos, el

cerebro es capaz de gestionar

un repertorio sensorial más

extenso. Es posible que algún

día veamos, oigamos, olamos

o toquemos lo que ahora no

podemos percibir.

—Melinda Wenner Moyer

SUEÑO

Excitación neuronal inversa durante el descansoUna actividad cerebral peculiar podría contribuir a fijar los recuerdos mientras dormimos

PERCEPCIÓN

Implantes sensorialesDescubren en ratas la posibilidad de ampliar la capacidad perceptiva de los sentidos

Aunque se conoce desde hace tiempo

la importancia del dormir para la

formación y conservación de los recuer-

dos, persiste el misterio sobre el modo

en que operan estos procesos. Un estu-

dio publicado en marzo pasado propone

que una extraña actividad eléctrica, con

intervención de neuronas antidrómicas,

interviene en ello.

De ordinario, la actividad neuronal exi-

ge una señal que llega a los sentidos (un

sabor, o un olor, por ejemplo) y que reciben

las dendritas de las células nerviosas. Se-

guidamente, esa señal se transmite en for-

ma de mensaje electroquímico, mediante

largos axones, hasta otras neuronas. El ce-

rebro, al dormir, se encuentra en su mayor

parte «cerrado» a las señales sensoriales,

puede pensarse. Sin embargo, los datos

indican que, durante el sueño, impulsos

eléctricos que se propagan por el cerebro

a modo de ondas controlan la neuronas.

En 2011 se descubrió que estas ondas

eléctricas inducen a ciertas células nervio-

sas del hipocampo (centro de la memoria) a

activarse en una dirección inversa a la habi-

tual (antidrómica) mientras dormimos, en-

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MENTE Y CEREBRO 64 - 2014 9

Cuando el cerebro es sacudido por una

explosión, la conmoción resultante

desemboca a veces en problemas psico-

lógicos irreductibles, como depresión,

ansiedad, irritabilidad, trastornos del sue-

ño, dolores y dificultades de recordación

o aprendizaje. Se estima que, tan solo en

EE.UU., decenas de miles de militares vete-

ranos padecen este síndrome postconmo-

cional (SP), antes asociado al trastorno de

fatiga de combate. Nuevos indicios apun-

tan a que esta cronificación podría deberse

a un desequilibrio hormonal. De ser así,

un tratamiento de reemplazo hormonal

podría lograr una impresionante recuperación.

Desde la Primera Guerra Mundial, la medicina ha tratado de

averiguar la causa de que al menos un diez por ciento de las con-

mociones cerebrales en adultos (de cualquier causa, trátese de

accidentes, caídas o lesiones deportivas) provocan dolencias psi-

cológicas y físicas persistentes. Charles Wilkinson, endocrinólogo

de Asuntos de los Veteranos de Puget Sound y de la Universidad

de Washington, y sus colegas se sintieron intrigados por estudios

que señalaban deficiencias hormonales pituitarias (afectan solo al

uno por ciento de la población general) en numerosas personas

que habían sufrido una conmoción cerebral. Hasta entonces no

se había investigado si la conmoción a causa de una explosión

podría perturbar al sistema hormonal.

El equipo de Wilkinson examinó a 35 soldados que habían ex-

perimentado el estallido de una bomba cercana. Descubrieron que

alrededor de la mitad de los sujetos

mostró un descenso abrupto de las

hormonas sexuales y de crecimien-

to comparados con otros soldados

movilizados que no sufrieron nin-

guna conmoción. Los datos fueron

presentados en el Congreso de Biolo-

gía Experimental de 2013, en Boston.

Los investigadores conjeturan

que la fuerza de una explosión per-

turbó la capacidad de la glándula

pituitaria para producir o trans-

portar sus hormonas. En el cerebro

existen receptores de la hormona de

crecimien to y de su subproducto, la hormona IGF-1. La ubica-

ción de estos receptores (regiones como la amígdala, la corteza

prefrontal, el putamen y el hipocampo) se corresponde con la

de funciones trastornadas en el SP (entre ellas, el estado de áni-

mo, el sueño y la memoria). Se cree, además, que las hormonas

afectan a la plasticidad, el mantenimiento y la protección del

cerebro. Wilkinson y sus colaboradores prevén ensayar si la te-

rapia de sustitución hormonal podría beneficiar a pacientes de

SP. El investigador se muestra optimista, pues se ha demostrado

que dicha terapia mejora esos mismos síntomas en personas con

deficiencias hormonales por otras causas. «Existen indicios de

que los problemas cognitivos y anímicos consiguientes a la defi-

ciencia en la hormona del crecimiento pueden tratarse mediante

sustitución hormonal», ratifica Wilkinson.

—Stephani Sutherland

PSIQUIATRÍA

Relacionan la conmoción cerebral con la deficiencia hormonalEl hallazgo podría explicar por qué las lesiones cerebrales en apariencia leves pueden provocar enfermedades persistentes

viando, en vez de recibir, una señal eléctrica

desde sus axones hacia sus propias dendri-

tas, no hacia otras neuronas. Un reciente

trabajo, publicado en Proceedings of the

National Academy of Sciences USA confir-

ma el insólito comportamiento neuronal.

También propone que esta activación a la

inversa debilita la capacidad de las dendri-

tas para recibir señales de otras neuronas.

Según R. Douglas Fields, director de

laboratorio en los Institutos Nacionales

de Salud de Estados Unidos y coautor

del estudio, el debilitamiento de las co-

nexiones neuronales puede tener una

doble función. Los autores proponen que

esta conducción antidrómica contribu-

ye a reforzar las señales eléctricas de las

neuronas vecinas, fenómeno necesario

para consolidar los recuerdos, así como

para liberar en el cerebro espacio donde

almacenar los nuevos recuerdos una vez

despiertos.

Aunque el estudio se ha llevado a cabo

en ratones, los científicos creen que el sue-

ño podría inducir a una excitación inversa

en las neuronas humanas. Fields explica

que este peculiar comportamiento eléctri-

co puede subyacer a los efectos positivos de

la estimulación cerebral profunda, método

que todavía no se comprende del todo. Sin

embargo, ha demostrado mejorar los sínto-

mas de la enfermedad de Parkinson y otros

trastornos neurológicos. —Erica Westly

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