FICHA TÉCNICA

> GESTIÓN DE LA PREVENCIÓN

Nº 60 • Mayo de 2009Gestión Práctica deRiesgos Laborales36 •

AUTOR: BUXÓ I LOZANO, Àngel

TÍTULO: El graduado social, asesor en prevención de riesgos laborales en las pequeñas empresas

FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos La-borales, nº 60, pág. 36, mayo 2009.

RESUMEN: Son muchas ya las pequeñas y medianas empresas, y especialmente los autónomos y las microempresas, que cuentan con el graduado social como asesor en diversas disciplinas como le-gislación laboral, Seguridad Social y pre-vención de riesgos laborales. El gradua-do social no debe limitarse en materia preventiva a acompañar o representar al empresario ante la inspección y recurrir las posibles sanciones administrativas. Su asesoramiento es fundamental, ya que no tiene interés de parte, al no poder actuar como SPA, ya que incurriría en prohibición de la propia Ley de Preven-ción de Riesgos Laborales.

DESCRIPTORES: • Gestión de la prevención• Graduado social• Tendencias• Pequeñas y medianas empresas• Real Decreto 39/1997

El graduado social, asesor en prevención de

riesgos laborales en

las pequeñas empresas

Puede recomendar a sus clientes la modalidad organizativa preventiva

más conveniente para la empresa y, además, prescribir el servicio de pre-

vención que a su juicio le dará un mejor servicio. El graduado social que se

haya formado como técnico en prevención de riesgos laborales se convier-

te en el mejor aliado de los empresarios de las pymes y microempresas.

Àngel Buxó i Lozano, presidente de la Comisión de Prevención de Riesgos Laborales del Ilustre Colegio de Graduados Sociales de Barcelona.

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www.riesgos-laborales.com

E l graduado social, o diplomado en Rela-ciones Laborales, no sólo en su forma-ción universitaria se ha especializado en la seguridad y salud laboral en su tercer

año de carrera, sino que también muchos de ellos se han formado específicamente en la formación regulada en el Real Decreto 39/1997, como téc-nicos intermedios hasta su desaparición en 2004, o como técnicos superiores en prevención de ries-gos laborales. La mayoría de pequeñas y medianas empresas, y especialmente los autónomos y las microempresas, tiene al graduado social como ase-sor en diversas disciplinas, legislación laboral, de Seguridad Social, administrativas, fiscales, etcétera, y, cómo no, en prevención de riesgos laborales.

El graduado social no sólo recomienda a sus clientes la modalidad organizativa que en materia de prevención de riesgos laborales debe asumir, sino que a menudo prescribe el servicio de pre-vención que a su juicio le dará un mayor beneficio. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales dice textualmente que el empresario debe planificar sus actividades preventivas a partir de la evaluación ini-cial de los riesgos. Por ello, en esta evaluación ini-cial, y sólo en ésta, el graduado social que además se haya formado como técnico en prevención de riesgos laborales, según lo comentado, tiene una labor fundamental en asesorar al empresario en cómo debe organizar la gestión de la prevención.

A menudo, muchos empresarios se han limi-tado a concertar exclusivamente con un servicio de prevención ajeno, modalidad que en la legislación española es perfectamente legal, aunque, a mi juicio, a menudo insuficiente. No hay que olvidar que la Directiva 89, donde se inspiró la legislación española, habla primero –en su artículo 7– de la designación de trabajadores, y en su apartado 3 di-ce que si las competencias de estos son insuficien-tes, se deberá recurrir a competencias externas. Por ello, el graduado social normalmente aconseja que el empresario (compañías de menos de seis trabajadores) o el trabajador designado, además del servicio de prevención ajeno, sea la modalidad organizativa más adecuada.

Algunos ejemplos

En el caso de una pequeña empresa de tipo industrial, cuando un trabajador se incorpora a la compañía en su fase de adiestramiento, ¿quién de-be hacer de recurso preventivo? ¿Acaso ven,drán

los técnicos del servicio de prevención ajeno –SPA–? ¿Quién le dará la formación teórico-prac-tica suficiente y adecuada en el momento de su contratación y no después de ésta? Cuando tengamos un accidente de trabajo, por leve que éste sea, ¿quién coordinará su investigación de accidentes? Cuando modifiquemos un proceso de producción, ¿quién debe avisar al SPA para revisar la evaluación efectuada en su día?

Es básica, pues, esta función del trabajador designado, tanto es así que la Estrategia para la Seguridad y Salud en el Trabajo, firmada por el Gobierno y los agentes sociales en junio de 2007, parece empezar a entender la importancia de esta modalidad organizativa mixta. En su Objetivo 2, 2.1 dice que se establecerán bonificaciones en la co-tización de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales a las empresas que, sin tener la obli-gación legal de constituir un servicio de prevención propio, decidan tener recursos preventivos propios.

También indica que se establecerán boni-ficaciones para la contratación de trabajadores designados con formación de nivel intermedio y dedicación efectiva a tareas preventivas (incluidos aquellos designados por la empresa para actuar como interlocutor para relacionarse con el servi-cio de prevención ajeno). En su Objetivo 6, 6.5 dice que se articularán soluciones, con carácter urgente, para atender el déficit de profesionales para el desempeño de funciones de nivel inter-medio, buscando fórmulas equilibradas basadas en la titulación de la FP como técnico superior de prevención de riesgos profesionales, la obtención del certificado de profesionalidad de la ocupación de riesgos laborales u otras vías de capacitación basadas en una dilatada experiencia profesional.

En ésta ultima quiero pensar que la actual cri-sis económica y, por tanto, de empleo, no haga que el carácter urgente sea eclipsado. Además, me permito recomendar que la formación conti-nua sea una vía ideal para que en la pyme y micro pyme, donde no se necesita un trabajador desig-nado que sólo esté formado en prevención de riesgos laborales, sino que entre otras competen-cias profesionales pueda realizar esta función de manera complementaria. Es, por tanto, función del graduado social asesorar al empresario acerca de cómo organizar un sistema de gestión preventivo, siendo la más común entre sus clientes la fórmula que ya preveía la Directiva 89: trabajador designa-do más servicio de prevención ajeno.

El graduado social no sólo recomienda la modalidad

organizativa que se debe asumir en prevención,

también prescribe el servicio más

beneficioso

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El graduado social no debe limitarse en ma-teria preventiva a acompañar o representar al empresario ante la inspección y recurrir, si así se estima, las posibles sanciones administrativas. Su asesoría es fundamental, ya que no tiene interés de parte, al no poder actuar como SPA, ya que incurriría en prohibición de la propia Ley de Pre-vención de Riesgos Laborales.

Este profesional debe analizar muy detallada-mente, los servicios que ofrece el SPA a su clien-te. A menudo hay ofertas económicas muy atra-yentes, pero luego hay sorpresas, como las que están sucediendo últimamente en el sector de la construcción y en los metalúrgicos que trabajan para este sector, dado que la formación que sus trabajadores deben recibir no es la clásica de unas horas anuales en riesgos generales, ya que el con-venio colectivo de estas actividades desde 2007 detalla su contenido, que a título de ejemplo son ocho horas de carácter general y veinte especificas sobre su profesión u oficio. Ahora, algunos servi-cios de prevención ajenos quieren facturar esta formación aparte, con un recargo.

A veces incluso hay ofertas que no incluyen las cuatro especialidades y esto supone un serio problema en determinadas empresas que requie-

ren de todas ellas. Especialmente las pymes y mi-cro pymes, donde la atención dispensada por el SPA es, en cuanto a dedicación a la empresa, muy deficitaria. Personalmente prefiero aquel SPA que concierta unas horas anuales de servicio mínimas y que (de aquí su importancia) el trabajador de-signado puede controlar si éstas son suficientes.

En el caso de una pyme que tenga un traba-jador que, entre otras competencias, sea técnico superior en seguridad, ¿debe esta empresa con-tratar todas las modalidades preventivas a un SPA? Entiendo que no, porque ello puede suponer a la empresa un gran ahorro en servicios externos, ya que sólo necesitará la vigilancia de la salud y, si fuese menester, la ergonomía y psicosociología y la higiene. Este mismo trabajador podrá asumir la formación de sus trabajadores y actuar como recurso preventivo. Pero no querría que se inter-pretara esta fórmula desde el punto de vista eco-nómico, ya que estimo que al tener en plantilla un trabajador preparado al efecto, toda la organi-zación mejoraría en seguridad y salud laboral.

Otra faceta muy importante en la mejora de la gestión de la prevención en la empresa es la de integrarla en toda la estructura jerárquica de ésta y, en especial, en los mandos intermedios. Estos

son fundamentales en que la cultura preventiva en la empresa se implante, ya que dada su expe-riencia profesional del oficio o trabajo que realizan sus colaboradores, y su capacidad de organización de trabajo, les permite estar en primera línea del cumplimiento de las normas y procedimientos, y en la detección de situaciones de riesgo. Es fun-damental que estos mandos intermedios puedan formarse como recurso preventivo (formación de nivel básico de 30 o 50 horas).

Y aquí el graduado social debe analizar si esta formación conviene más que la del propio SPA, que aunque capacitado para ello, hace a veces preferible buscar vías externas. Recordemos que esta formación puede obtenerla el empresario a través de organizaciones empresariales y/o sin-dicales y que, por tanto, está subvencionada, o mediante el sistema bonificado de la Fundación Tripartita. Otro aspecto a tener en cuenta es el de formación de los trabajadores, como dice el artí-culo 19 de la Ley de Prevención de Riesgos Labo-rales: “En cumplimento del deber de protección, el empresario deberá garantizar que cada tra-bajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, tan-to en el momento de su contratación cualquiera que sea la modalidad o duración de ésta, como cuando se produzcan cambios en las funciones que desempeñe”.

Ya que he entrado en la formación subven-cionada o bonificada, una forma en que el empre-sario puede mejorar y reducir su coste de servicio de prevención ajeno es realizar la formación de los trabajadores con aquellos profesionales o centros que estime convenientes, y aprovechar los fondos que dispone para ello. A título ilustrativo, una em-presa de menos de cinco trabajadores dispone de, cómo mínimo, 420 euros anuales para ello, el res-to de empresas puede recuperar buena parte de la cotización que como formación profesional está realizando y que representa un 0,7% de las bases de cotización de sus trabajadores. Los graduados sociales le pueden informar al respecto, ya que se canalizan mediante los seguros sociales. Las pymes y micro pymes son las que menos utilizan estos fondos y cada año sobran más de un 30%.

El graduado social un elemento clave en la influencia de una mejora en nuestras empresas en seguridad y salud laboral. Convendría que la Ad-ministración tenga en cuenta esa influencia para conseguir los objetivos que se pretendan.

La asesoría del graduado social en materia de riesgos laborales resulta de especial interés para las pequeñas y medianas empresas.

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