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JUSTIFICACIÓN ECONOMICA DE LA DESCENTRALIZACIÓN La justificación económica de la descentralización se da por tres razones la eficiencia, la equidad y la estabilización (Albi, 2009a, p.160), para que los gobiernos de nivel regional y local alcancen de mejor manera sus metas y objetivos. Esta idea nos lleva al título preliminar de la Ley Orgánica de Municipalidades donde se establece que los gobiernos locales son los órganos de gobierno promotores del desarrollo local con autonomía económica, política y administrativa. La primera razón de la descentralización es la eficiencia, que está íntimamente ligada a los denominados bienes públicos locales (Albi, 2009b, p.160). La mayoría de los bienes públicos son locales en cierto grado, y es que nos dice que un bien público es local, cuando los beneficios que este bien otorga, es limitado espacialmente. Esta limitación se podría tomar como el espacio geográfico de un gobierno local, cuyos residentes gozan de la dotación de bines que la jurisdicción de su municipalidad le provee. Son justamente los gobiernos locales los que al tomar decisiones de provisión tendrán en cuenta únicamente los beneficios y costes de los residentes de su jurisdicción; coincidiendo con el artículo 4° de la ley orgánica, donde la finalidad de un gobierno local es la prestación de servicios públicos locales. Se dice también de que si un gobierno local decidiera sobre la provisión de bienes de ámbito espacial superior a su jurisdicción, el resultado de esta dotación sería ineficiente. La eficiencia en la provisión de los bienes públicos por parte de un gobierno local, no justifica la descentralización. Una de las razones por la que se da la descentralización, es que para proveer los bienes públicos de manera eficiente se debe tener información de la valoración de los individuos de la jurisdicción hacia estos (Albi, 2009c, p.162). Esta información es imperfecta y asimétrica, y por ende un gobierno local (descentralizado) se le haría más fácil resolver la provisión de los bienes públicos que a un gobierno central, porque conocerían mejor las preferencias de su jurisdicción y podrían realizar estimaciones más precisas. Esto último nombra la ley orgánica de municipalidades en el artículo 5°, donde se cita que en el

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JUSTIFICACIÓN ECONOMICA DE LA DESCENTRALIZACIÓN

La justificación económica de la descentralización se da por tres razones la eficiencia, la equidad y la estabilización (Albi, 2009a, p.160), para que los gobiernos de nivel regional y local alcancen de mejor manera sus metas y objetivos. Esta idea nos lleva al título preliminar de la Ley Orgánica de Municipalidades donde se establece que los gobiernos locales son los órganos de gobierno promotores del desarrollo local con autonomía económica, política y administrativa.

La primera razón de la descentralización es la eficiencia, que está íntimamente ligada a los denominados bienes públicos locales (Albi, 2009b, p.160). La mayoría de los bienes públicos son locales en cierto grado, y es que nos dice que un bien público es local, cuando los beneficios que este bien otorga, es limitado espacialmente. Esta limitación se podría tomar como el espacio geográfico de un gobierno local, cuyos residentes gozan de la dotación de bines que la jurisdicción de su municipalidad le provee. Son justamente los gobiernos locales los que al tomar decisiones de provisión tendrán en cuenta únicamente los beneficios y costes de los residentes de su jurisdicción; coincidiendo con el artículo 4° de la ley orgánica, donde la finalidad de un gobierno local es la prestación de servicios públicos locales. Se dice también de que si un gobierno local decidiera sobre la provisión de bienes de ámbito espacial superior a su jurisdicción, el resultado de esta dotación sería ineficiente.

La eficiencia en la provisión de los bienes públicos por parte de un gobierno local, no justifica la descentralización. Una de las razones por la que se da la descentralización, es que para proveer los bienes públicos de manera eficiente se debe tener información de la valoración de los individuos de la jurisdicción hacia estos (Albi, 2009c, p.162). Esta información es imperfecta y asimétrica, y por ende un gobierno local (descentralizado) se le haría más fácil resolver la provisión de los bienes públicos que a un gobierno central, porque conocerían mejor las preferencias de su jurisdicción y podrían realizar estimaciones más precisas. Esto último nombra la ley orgánica de municipalidades en el artículo 5°, donde se cita que en el marco de un proceso de descentralización y conforme al criterio de subsidiaridad, el gobierno más cercano a la población es el más idóneo para ejercer la competencia o función, por lo tanto el gobierno nacional no debe asumir competencias que puedan ser cumplidas más eficientemente por los gobiernos regionales/locales.

Otra de las razones que justifica que la descentralización sea más eficiente es la de restricciones del gobierno central a la diversificación de ofertas regionales/locales; que nos indica que si un gobierno central dota de bienes públicos uniformemente a todas las regiones estará incurriendo en un resultado ineficiente, puesto que cada jurisdicción contará con necesidades diferentes, y valorará de diferente manera los bienes públicos que se proveerá. Puesto que los gobiernos locales no están sujetos a estas restricciones de uniformidad, les permitirá diferenciar las ofertas de bienes públicos, haciendo más eficiente la asignación de estos. Cumpliendo el denominado teorema de la descentralización de Oates. Según la ley orgánica de municipalidades las funciones de los gobiernos locales se dan en visión de un estado democrático, descentralizado y desconcertado.

Por último, el derecho de las minorías es otra razón que justifica la descentralización, evitando que las políticas de un gobierno se hagan en función de las preferencias mayoritarias. En la ley

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orgánica de municipalidades, una de las finalidades es la representación del vecindario por parte de la autoridad elegida (artículo 4°).

En conclusión sobre la eficiencia, en los gobiernos descentralizados hay un mejor gasto y una mejor dotación de servicios públicos hacia su respectiva jurisdicción. El artículo 32° de la ley orgánica de municipalidades habla sobre modalidad de prestación de servicios que se puede dar por gestión directa o indirecta, asegurando la eficiencia y eficacia del servicio, y un adecuado control municipal. El artículo 33° de dicha ley, nos habla que un gobierno local puede concesionar obras públicas de infraestructura y servicios públicos locales, cuyas concesiones se reembolsarán mediante los rendimientos de la obra o aprovechamiento sostenido d los recursos naturales generados. El artículo 35° de la ley, aborda la creación de empresas municipales para la prestación de servicios públicos locales, estableciendo que no podrán en ningún caso constituir competencia desleal para el sector privado ni proveer de bienes y servicios al propio municipio en una relación comercial directa y exclusiva.

La segunda razón de la justificación económica de la descentralización es la de equidad. Los problemas básicos de la descentralización de la redistribución (Albi, 2009d, p. 167) son: primero, que no se conoce hasta que punto es legítimo éticamente que cada gobierno local decida de manera unilateral cuanta redistribución amerita. El segundo problema es que las regiones o gobiernos locales con mayor pobreza, estarán en desventaja puesto que contarán con menos recursos para ser redistribuidos en su jurisdicción, caso contrario en las regiones o gobiernos locales con recursos abundantes. La redistribución entre individuos entonces estaría tomando una forma ambigua, puesto que por la redistribución se reduciría la desigualdad entre individuos de una misma jurisdicción, pero aumentaría entre individuos que residen en jurisdicciones diferentes.

Como conclusión es inevitable que un gobierno central diseñe y se involucre en las políticas redistributivas (Albi, 2009e, p.167).

Sobre la redistribución entre jurisdicciones, si se toma el supuesto de que cada jurisdicción financia los bienes públicos locales con impuestos pagados por los residentes, se llegara a la conclusión de que los gobiernos regionales o locales más pobres serán capaces de proveer una menor cantidad de servicios públicos, que las regiones o gobiernos locales con mayor captación de recursos. En teoría esto debe generar movimiento migratorio y en un largo plazo este proceso acabaría igualando las rentas de las jurisdicciones. En conclusión la igualación por la vía de la migración plantea dos problemas: es a muy largo plazo, y segundo no es aceptable ni ética ni políticamente.

En relación a la redistribución por parte de la ley orgánica de gobiernos municipales, cita en el TITULO IV que trata sobre el régimen económico municipal, en el CAPITULO I, artículo 53° (prepuesto de los gobiernos locales), donde habla del presupuesto participativo anual que vendría hacer una forma de democracia participativa en un monto determinado destinado a la municipalidad; siendo el presupuesto participativo parte del sistema de planificación de los gobiernos municipales. El artículo 69° habla sobre las rentas municipales, entre las más importantes tenemos:

Rentas a favor de las municipalidades (tributos) Contribuciones, tasas, arbitrios, licencias, multas y derechos. FONCOMUN Asignaciones y transferencias del gobierno central. Canon y rentas de aduanas Recursos provenientes de concesiones y privatizaciones.

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El tercer punto de la justificación económica de la descentralización es la estabilización. La estabilización tiene caracteres macroeconómicos y por ello se evidencia un amplio consenso de que el objetivo de la estabilización debe estar centralizado. Se dan tres razones: primera razón es que los gobiernos locales carecen de política monetaria, por ende no podrían diseñar políticas de estabilización, que también está relacionada a una política fiscal. Segundo, se dice que las variables macroeconómicas más resaltantes como son el nivel de precios, el tipo de cambio, tasa de interés; se determinan en mercados de ámbito nacional (Albi, 2009f, p. 170). Y por último que una política fiscal causaría efectos externos positivos y negativos en la jurisdicción, por la integración económica de un país.

Si un gobierno local estableciera políticas fiscales, podría incurrir en lo que se denomina competencia fiscal, y por lo general la competencia fiscal entre regiones o municipalidades conducen a asignaciones Pareto inferiores.

La ley orgánica de municipalidades no establece competencia fiscal ni monetaria a los gobiernos locales, por lo que estas están centralizadas. En cambio el artículo 124° establece que las relaciones que mantiene las municipalidades de ser de cooperación y asociación, con respeto mutuo de sus competencias.

DESCRENTRALIZACION EN LA PRACTICA

La base económica clara de la descentralización es que los gobiernos locales gastan mejor que los gobiernos centrales. La descentralización de los impuestos es una consecuencia de la descentralización de los gastos. A la propiedad que los gobiernos subcentrales financien una parte sustantiva de su gasto mediante impuestos visibles para los contribuyentes se le denomina correspondencia fiscal (Albi, 2009g, p.176).

La descentralización de los impuestos no produce ganancias claras de eficiencia, equidad o gestión. Las formas más frecuentes de descentralizar un impuesto son:

La participación en los impuestos, que habla sobre la transferencia del gobierno central a los gobiernos subcentrales de lo recaudado por un determinado impuesto.

Sistema de recargos, que habla sobre la iniciativa de un gobierno subcentral para adecuar un impuesto que en principio es diseñado por el gobierno central.

Impuestos propios, que es un impuesto exclusivo de los gobiernos subcentrales.

El artículo 70° de la ley orgánica de municipalidades indica que las municipalidades sostienen convenios con la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT), orientada a optimizar la fiscalización y recaudación de tributos, tasas, arbitrios, licencias.

El artículo 148° dicta que los gobiernos locales están sujetos a las normas de transparencia y sostenibilidad fiscal del manejo de recursos públicos.