Globalifóbicos y Globalitarios

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Globalifóbicos vs. globalitarios Andrés Serbin Palabras clave: globalización, movimientos sociales, sociedad civil, América Latina y el Caribe. A partir de la emergencia del llamado «multilateralismo complejo» y de las reacciones antiglobalización, este artículo analiza el rol de los actores no estatales en la actual dinámica de la globalización, focalizando su atención sobre la sociedad civil y los movimientos sociales transnacionales y su cristalización en el marco de los pro- cesos de integración regional en América Latina y el Caribe. En fun- ción de este eje, se subraya la consolidación de una sociedad civil transnacional como actor relevante en el sistema internacional, con un entramado derivado de sus debilidades, fortalezas, estrategias, agendas y estructuras organizativas. Luego del análisis de una so- ciedad civil regional emergente, se consideran los principales desa- fíos que enfrentan las incipientes sociedades civiles regionales en el marco de los actuales procesos de regionalización en curso. E n tiempos recientes las manifestaciones de Seattle, Melbourne, Was- hington, Praga, Génova colocaron en la primera plana mediática 1 las movilizaciones antiglobalización y una emergente sociedad civil global que, en forma creciente, parece ir adquiriendo una influencia sobre el sistema internacional. Por otra parte, en Windsor, Québec y Puerto Alegre similares manifestaciones y concentraciones como las del Foro Social Mundial han Fortalezas y debilidades de una sociedad civil regional emergente ANDRÉS SERBIN: presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y So- ciales - Cries, Managua; y del Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Políticos - Invesp, Caracas. 1. Como señala Sartori, la diferencia de los movimientos antiglobalización con las situacio- nes de violencia y masacres que se producen en otros lugares (como es el caso de Ruanda o Sudán) está dada por la televisión, por un lado, que pone en un primer plano y en forma inmediata el hecho en sí, y por el otro, por la capacidad de convocatoria coyuntural de internet (Sartori).

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Globalización, movimientos sociales en la postmodernidad.

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  • 67NUEVA SOCIEDAD 176Globalifbicos vs. globalitarios

    Andrs Serbin

    Palabras clave: globalizacin, movimientos sociales, sociedad civil, Amrica Latina y el Caribe.

    A partir de la emergencia del llamado multilateralismo complejoy de las reacciones antiglobalizacin, este artculo analiza el rol delos actores no estatales en la actual dinmica de la globalizacin,focalizando su atencin sobre la sociedad civil y los movimientossociales transnacionales y su cristalizacin en el marco de los pro-cesos de integracin regional en Amrica Latina y el Caribe. En fun-cin de este eje, se subraya la consolidacin de una sociedad civiltransnacional como actor relevante en el sistema internacional, conun entramado derivado de sus debilidades, fortalezas, estrategias,agendas y estructuras organizativas. Luego del anlisis de una so-ciedad civil regional emergente, se consideran los principales desa-fos que enfrentan las incipientes sociedades civiles regionales en elmarco de los actuales procesos de regionalizacin en curso.

    En tiempos recientes las manifestaciones de Seattle, Melbourne, Was-hington, Praga, Gnova colocaron en la primera plana meditica1 lasmovilizaciones antiglobalizacin y una emergente sociedad civil global que,en forma creciente, parece ir adquiriendo una influencia sobre el sistemainternacional. Por otra parte, en Windsor, Qubec y Puerto Alegre similaresmanifestaciones y concentraciones como las del Foro Social Mundial han

    Fortalezas y debilidades de unasociedad civil regional emergente

    ANDRS SERBIN: presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Econmicas y So-ciales - Cries, Managua; y del Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Polticos - Invesp,Caracas.

    1. Como seala Sartori, la diferencia de los movimientos antiglobalizacin con las situacio-nes de violencia y masacres que se producen en otros lugares (como es el caso de Ruanda oSudn) est dada por la televisin, por un lado, que pone en un primer plano y en formainmediata el hecho en s, y por el otro, por la capacidad de convocatoria coyuntural de internet(Sartori).

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    puesto en evidencia que nuestra regin y el hemisferio no son inmunes aestos fenmenos y a las diversas formas de resistencia promovidas por losllamados descontentos con la globalizacin.

    El desarrollo de estos procesos, tanto en el mbito global como hemisfrico,demuestra una vez ms la progresiva presencia en el sistema internacionalde una serie de actores no estatales con una amplia incidencia sobre los asun-tos y temas internacionales, en el marco de un incipiente multilateralismocomplejo (Cox 1997; OBrien et al.)2 de acuerdo con los especialistas, o de lanueva diplomacia segn los funcionarios internacionales (Annan)3, articu-lados al desarrollo de la globalizacin. Esta presencia, adems, se vuelve par-ticularmente relevante cuando una multiplicidad de actores internacionalesplantea la necesidad de profundizar, en el marco de los actuales procesos deglobalizacin, en el desarrollo de una gobernanza4 global o cuestionan los pre-supuestos bsicos tanto del proceso como de la distribucin desigual de suseventuales beneficios. Sin embargo, independientemente de su composiciny desarrollo, la diversidad de actores que emerge en el sistema internacionalno afecta la esencia de la globalizacin sino que le da una nueva configura-cin al proceso de acumulacin de capital en el mbito global y a las resisten-cias al mismo, con el despliegue de un conjunto de fuerzas heterogneas yfrecuentemente en colisin que hacen a la dinmica del mundo global. A lavez, pone en juego una diversidad de enfoques y actitudes ante la globaliza-cin y da lugar al despliegue de una diversidad de estrategias para adaptar-se o resistir a ella. En este contexto, los actores no estatales que aparecen enprimer plano, no son solo las corporaciones trans y multinacionales, ni la ban-ca privada, ni siquiera las instituciones financieras internacionales prota-gnicos gestores de la nueva arquitectura de poder mundial asociada al de-sarrollo del capitalismo en esta fase globalizadora en conjunto con la persis-

    2. Cox se refiere a un nuevo multilateralismo que intenta reconstituir sociedades civiles yautoridades polticas a una escala global, construyendo un sistema de gobernanza globaldesde abajo (Cox 1997, p. XXXVII). Desde esta perspectiva, OBrien et al. plantean el desa-rrollo de un multilateralismo complejo caracterizado por cinco rasgos distintivos: 1) modifi-caciones institucionales variadas de las instituciones pblicas internacionales en respuestaa los actores de la sociedad civil; 2) la mayora de los participantes en este proceso estndivididos por motivaciones y propsitos en conflicto; 3) como resultado las formas emergen-tes tienen caractersticas ambiguas en la actualidad; 4) el multilateralismo complejo queas se genera tiende a tener impactos diferenciales sobre los Estados, de acuerdo con susituacin preexistente en el sistema internacional, de tal manera que refuerza el rol de losEstados ms poderosos y debilita el de los menos desarrollados; y 5) ampla la agenda depolticas internacionales al incluir temas sociales (pp. 5-6).3. Cit. por Edwards 2001, p. 1.4. El trmino gobernanza o buen gobierno, afn al ingls governance, se ajusta mejor a esteproceso de multilateralismo complejo que el de gobernabilidad, bsicamente referido a cmoejercen el poder y la autoridad los Estados. En el nuevo contexto internacional, la gobernan-za del sistema internacional depende de una multitud de actores y no solo de los Estados ygenera nuevos problemas en el anlisis del poder y la autoridad en el mbito global. A los efec-tos de facilitar la lectura del texto, y sin abundar en este debate, utilizamos el trmino go-bernanza como equivalente a buen gobierno. [NE: los interesados en aclarar la dispersinterminolgica derivada de las adaptaciones de governance, pueden consultar esta y otraspginas de Unin Latina: .]

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    tencia (as sea redefinida) de los Estados, sino un conjunto de organizacio-nes y movimientos que configuran un nuevo referente internacional bajo laambigua y poco definida figura de una sociedad civil global.

    El debate acerca de la configuracin de esta sociedad civil global parece dar-se en la actualidad en torno de la relevancia y de las caractersticas de lasorganizaciones no gubernamentales internacionales (ONGIs), por un lado, yde los movimientos sociales globales (MSG), por otro, como sus componentesprincipales (Edwards; OBrien et al.; Higgot et al.). El nfasis en un compo-nente u otro implica, a su vez, distintas concepciones y enfoques acerca de laglobalizacin y de su rol en su desarrollo, difcilmente integrables entre s,pero que trataremos de esbozar esquemticamente. De hecho, diferentes en-foques en la interpretacin de la globalizacin implican a su vez diferentesvisiones en la altamente compleja comprensin de la dinmica del poder y dela autoridad en las relaciones internacionales y de la posibilidad de introdu-cir formas de gobernanza global (Serbin 2000). El eje de la discusin, sin em-bargo, gira en torno de la compatibilidad del desarrollo del capitalismo glo-bal con el desarrollo y la ampliacin de formas de democracia liberal en elgobierno global del planeta.

    En este marco, el presente artculo intenta esbozar algunas preguntas y al-gunas consideraciones alrededor de tres temas vinculados con la emergenciade este fenmeno. En primer lugar, algunas consideraciones esquemticasde carcter conceptual, sobre este nuevo actor emergente la sociedad civilglobal y la resistencia a la globalizacin en sus actuales formas y modalida-des. En segundo lugar, un breve anlisis de su gnesis, desarrollo y evolucinreciente en el contexto de nuestro hemisferio. Y en tercer lugar, una serie deconsideraciones acerca de sus debilidades y fortalezas en funcin de su de-sarrollo futuro. Asimismo es importante sealar que abunda la literaturaactual sobre el desarrollo, la composicin y las orientaciones conceptuales ydoctrinarias de la sociedad civil global en ciernes, pero que este artculo enfatizafundamentalmente el entramado dinmico de vnculos y nexos que la distingue,y la estructura, en trminos de agendas, composicin y estrategias, que asume.

    Existe una sociedad civil global?

    Ms all de la exposicin meditica de los movimientos globalifbicos, esevidente que en las ltimas dcadas se ha producido una expansin y unaproliferacin de organizaciones y redes sin fines de lucro o de poder que pro-mueven, con base en distintos pases y con actividades en el mbito transna-cional, una serie de causas vinculadas con el bienestar general de la humani-dad y de su hbitat planetario y que, en pocas ms recientes, han llevado aun primer plano diversas temticas globales que van ms all de las preocu-paciones y reivindicaciones locales o nacionales. Entre ellas ocupa crecien-temente un lugar primordial el cuestionamiento a las modalidades actualesde la globalizacin y de diversos efectos correlativos de la misma, tanto en elplano eminentemente econmico como social y poltico.

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    Las redes y movimientos transnacionales preceden en mucho a la actualetapa de globalizacin y se comienzan a desarrollar desde mediados del sigloXIX, con una proliferacin de organizaciones econmicas, profesionales o soli-darias que bsicamente responden a una visin universalista, individualizaday racionalista5. Baste citar a la Cruz Roja Internacional o a los Boy Scouts pa-ra ilustrar este punto. Muchas surgen motivadas y promovidas en funcin decausas solidarias o profesionales, sin aspirar a una incidencia directa sobrelos asuntos mundiales pero con la expectativa de modificar aspectos impor-tantes de la cultura mundial y contribuir a los bienes comunes de la huma-nidad (Boli/Thomas). Estas y otras redes y organizaciones transnacionalesno siempre han ocupado el espacio meditico de una manera tan visible comolas movilizaciones citadas al principio de este artculo, desarrollando en ge-neral un trabajo consistente pero de bajo perfil en el mbito internacional,pero en un contexto internacional distinto.

    El nuevo panorama, sin embargo, signado por el desarrollo de una serie deprocesos de globalizacin, implica, fundamentalmente, una novedosa articu-lacin entre las fuerzas sociales en torno de renovadas formas de acumula-cin del capital y de las resistencias que engendran, dando lugar, asimismo,a nuevas formas de articulacin de organizaciones y redes transnacionales.Este entramado de organizaciones y redes solidarias y sin fines de lucro y demovimientos de diverso tipo ha ido conformando en la actualidad una inci-piente sociedad civil transnacional, que no se limita a las ONGIs y configuraun amplio espectro de asociaciones e instituciones en el mbito mundial, delcual aquellas son, como seala una publicacin, tan solo la punta del ice-berg, probablemente ms visible y expuesta, pero que encubre un espectromucho ms amplio de redes y organizaciones transnacionales forjando efec-tivamente los elementos de una sociedad civil global. Muchas son las inte-rrogantes, sin embargo, acerca de la sostenibilidad futura tanto de las redesy organizaciones ms visibles, como, en menor medida, de las ms silencio-sas. Esta sostenibilidad depende en un grado significativo de la visibilidadque les permita cumplir con sus objetivos y mandatos respectivos que, a suvez, se encuentra asociada con su capacidad de recaudacin de fondos, perotambin de la capacidad y eficacia con que los cumplen, de las estrategiasque desarrollan y de las estructuras que permiten sustentarlas, del grado detransparencia y democratizacin que logren internamente, y de la legitimi-dad y representacin con que sean percibidas, tanto por la opinin pblicaen general, como por los gobiernos, los organismos internacionales, las fir-mas y corporaciones y, en particular por los propios interlocutores, socios ycompetidores de la sociedad civil. No obstante, en los ltimos aos las activi-dades de las ONGIs han logrado, por un lado, una visibilidad sin precedentespara aquellas organizaciones que focalizan sus campaas y sus prioridadessobre diversos aspectos sociales y polticos en la promocin o defensa de bie-nes pblicos globales (erradicacin de la pobreza y la desigualdad, defensa

    5. Como sealan Boli/Thomas (p. 63), desde 1850 ms de 35.000 organizaciones privadas,no lucrativas con un foco internacional han debutado en el escenario internacional.

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    del medio ambiente, equidad de gnero y desarrollo, defensa y promocin delos derechos humanos) y, por otro, una innegable aunque incipiente influen-cia en la dinmica del sistema internacional, como lo ilustra la suspensindel Acuerdo de Inversiones Mutuas (AMI) por la OCDE, o el retiro de algunosproductos del mercado mundial por parte de corporaciones transnacionales.En este contexto, la articulacin entre alta exposicin y visibilidad mediticaen un mundo altamente informatizado y comunicado, y la capacidad efectivade influir sobre los actores ms relevantes de la dinmica internacional, pare-ce haber sido fundamental para proyectar a esta sociedad civil global en cier-nes y, en particular a sus componentes ms visibles y, en algunos casos, msestridentes. Esta sociedad civil global incipiente se caracteriza tanto por suheterogeneidad y fragmentacin, como por estar inserta en un sistema inter-nacional multicntrico que, a diferencia de las sociedades civiles domsticas,no tiene por referencia a un Estado. Por otra parte, como acertadamente se-alan algunos autores, en realidad es ms transnacional que global, en tantosu entramado no alcanza a cubrir la totalidad de la dinmica globalizadora yse articula sobre diversos tejidos sociales transnacionales.

    En este marco, como bien seala Edwards, la sociedad civil global no es unacosa, sino un escenario complejo de diversas organizaciones, movimientos yactores que no necesariamente constituyen una fuerza uniforme y homogneaen los asuntos internacionales y que presentan tensiones, clivajes y contra-dicciones internas evidentes. No obstante, pese a su heterogeneidad y fragmen-tacin y a la diversidad de estrategias que impulsan, conforman un referenteno estatal crecientemente presente en la dinmica de la globalizacin, a talpunto que, en la ltima dcada, instituciones multilaterales como el BancoMundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han reformulado sus pro-pias polticas de relacin con la sociedad civil para una mayor legitimacinde sus agendas6, proceso que cuenta con el importante antecedente de la pre-sencia de ONGs en el Consejo Econmico y Social (Ecosoc) y ante otras agen-cias de las Naciones Unidas en dcadas previas. Este reconocimiento pro-gresivo ha tenido, tal vez, su mejor ilustracin en las iniciativas de ayuda adiversas poblaciones, tanto las afectadas por conflictos y situaciones de ex-trema pobreza como por desastres naturales, donde las acciones, generalmen-te lentas, de las organizaciones intergubernamentales han tenido que arti-cularse, de una manera compleja y a veces poco efectiva, con la capacidad demovilizacin y accin de numerosas ONGs, tanto en Cambodia o Bosnia comoen Centroamrica o Ruanda, por solo citar algunos ejemplos, pero tambinse ilustra con el crecimiento exponencial de las manifestaciones antiglobali-zacin que citbamos al principio.

    Sin embargo, el amplio panorama de redes y ONGs presentes en el mbitointernacional y que se asoman con frecuencia a los medios de comunicacinglobales, no refleja a cabalidad la complejidad y heterogeneidad de este en-tramado. La heterogeneidad y diversidad de la incipiente sociedad civil glo-

    6. Y segn algunos analistas, de la cooptacin de las organizaciones de la sociedad civil.

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    bal se expresa tanto en su composicin, donde convergen ONGs del Norte ydel Sur, movimientos sociales transnacionales de viejo (sindicatos y partidospolticos) y nuevo cuo (ecologistas, feministas, movimientos tnicos), aso-ciaciones y organizaciones solidarias, asociaciones profesionales y think tanks,movimientos cooperativos, como en las agendas temticas, con la priorizacinde temas especficos y globales (pobreza, desarrollo, derechos humanos, equi-dad de gnero, medio ambiente, transparencia y corrupcin, como los temasms visibles en la actualidad), y en las diferentes estrategias de incidenciaque impulsan. En lneas generales, entre las ONGs la parte ms visiblehasta la recin emergente sociedad civil global, la tendencia predominantees a promover una visin universalista y de voluntarismo racionalista entorno de valores universales que, con frecuencia, refleja las preocupaciones yaspiraciones de sectores de las sociedades industrializadas y no siempre tomaen cuenta las particularidades culturales de las sociedades del Sur, asumien-do, sin embargo, la representacin de sus intereses, tanto en trminos de lospobres en general como de algunos pases pobres en particular. En este con-texto, la capacidad financiera y la experiencia acumulada de las organiza-ciones y movimientos del Norte industrializado, con frecuencia han definidoagendas que son exportadas al Sur, priorizando temticas globales que nosiempre se encuentran en el horizonte cognitivo y de demandas locales y quecon frecuencia responden a un tratamiento conceptual y metodolgico occi-dental, sin mencionar las diferenciaciones que se establecen al seleccionarrecipendarios, socios o contrapartes, de acuerdo con el lenguaje de las diver-sas ONGs y agencias de cooperacin del Norte.

    Por otra parte, mientras que los movimientos sociales de viejo cuo puedenseguir lineamientos similares en el marco de concepciones de poder ms es-pecficas, los nuevos movimientos sociales transnacionales tienden a combi-nar elementos de las ONGs, en cuanto a sus formas organizativas, definicinde objetivos y agendas, modalidades de financiamiento y de incidencia, conestrategias de cambio que cuestionan algunos de los presupuestos bsicos dela globalizacin en diversas reas7. Este proceso ha generado un extenso de-bate sobre si sus objetivos, en general, apuntan asimismo a la lucha por elpoder, desde la perspectiva de sus propios miembros y de grupos vinculados,dando lugar a nuevas formas de hacer poltica en el mbito transnacionalcon el propsito de introducir cambios sustanciales o si comparten una visin

    7. Como sealan OBrien et al., los movimientos sociales son un subconjunto de numerososactores que operan en el mbito de la sociedad civil. Son grupos de gente con un interscomn que se agrupan para la bsqueda de una transformacin de largo alcance de la socie-dad. Su poder se basa en la movilizacin popular para influir a los que detentan el podereconmico y poltico, y su visin es ms amplia que la de los grupos de presin que, como lasONGs, buscan transformaciones de menor escala. En este sentido, un movimiento social esaquel que opera en el mbito global y, a la vez, en el espacio local, nacional e internacionaly como acotan, el trmino movimiento social global se refiere a grupos de gente en todo elmundo trabajando en un plano transmundial en busca de un cambio de largo alcance (ibd.),en donde el adjetivo global implica que la sociedad civil y los movimientos sociales son msdiferenciados y menos cohesivos que sus contrapartes domsticas, entre otras razones por-que su relacin con los Estados es ms ambivalente y difusa.

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    8. Como apunta de manera acertada Amartya Sen, el tema central en estos casos, directa oindirectamente, es la desigualdad que caracteriza al proceso de globalizacin, tanto entrelas naciones como dentro de ellas (Clarn, 24/7/01, Buenos Aires, p. 19).

    no poltica y meramente solidaria con las ONGs. Estos clivajes internos enel seno de la emergente sociedad civil global entre movimientos socialesinternacionales y transnacionales de viejo y nuevo cuo y ONGs; entre prio-ridades temticas, metodologas y estrategias diversas; y entre los enfoquesdel Norte y del Sur hacen a la dificultad de identificar una sociedad civilglobal homognea como algo ms que un conjunto inorgnico de redes y mo-vimientos sociales transnacionales, y abren una serie de interrogantes sobresu devenir, recientemente expuestos en la literatura y el debate respectivosentre acadmicos, funcionarios y practitioners de la misma, en especial, cuan-do se abordan, en el marco internacional, los desafos de una gobernanzaglobal en el contexto ampliamente democrtico y participativo de una ciuda-dana global. El proceso de toma de decisiones en el mbito internacional,reducido a una serie de funcionarios y representantes que con frecuenciapueden ignorar o distorsionar sus mandatos especficos y que no cuentan concontroles de la sociedad civil, genera un dficit democrtico reiteradamen-te mencionado en las crticas ciudadanas a la dinmica de los organismos yforos globales y regionales que, eventualmente, afecta las posibilidades dedesarrollo de esta gobernanza internacional. En este marco, la participacinciudadana est orientada fundamentalmente a establecer mecanismos co-rrectores o a resolver este dficit a travs del activismo de las organizacionesciudadanas para el desarrollo de campaas dirigidas a promover agendas es-pecficas o mecanismos de consulta, asesora, participacin y monitoreo msefectivos por parte de la ciudadana. Los planteos bsicos en este contextoestn referidos a los derechos civiles y polticos de ejercer derechos de unaemergente ciudadana global o regional, con el fin de corregir las distorsionesque surgen en el intento de desarrollar la democracia en el mbito global.

    Pero el dficit democrtico, particularmente (pero no solamente) en las so-ciedades del Sur, se encuentra asociado a lo que eufemsticamente se deno-mina un dficit social, en tanto no solo son limitados o conculcados los de-rechos ciudadanos de participacin en la toma de decisiones, sino tambinlos derechos sociales y econmicos de amplios sectores de la poblacin, afec-tados por los programas de ajuste y el impacto de la globalizacin asociadosal discurso legitimador del Consenso de Washington. En este sentido, elcuestionamiento de muchos de los sectores y movimientos globalifbicos vams all de la crtica de un establishment globalitario que se impone con laactual arquitectura de poder mundial y que no abre espacios a la participa-cin ciudadana a pesar de sus invocaciones democrticas, y apunta ms biena cuestionar las desigualdades y la pobreza crecientes que genera la globali-zacin8 en esta etapa de desarrollo del capitalismo.

    La diferenciacin entre la priorizacin del cuestionamiento del dficit demo-crtico, inherente a la globalizacin y a los procesos de integracin regional

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    y subregional, y la articulacin de este cuestionamiento con la crtica al ca-rcter excluyente y no igualitario que acompaa a la exclusin social y losefectos perversos de la globalizacin (en particular la injusta distribucin deoportunidades y beneficios) estn, con frecuencia, en la raz de las diferen-cias entre ONGs y movimientos sociales, entre sus metodologas y estrate-gias de incidencia, y en especial en la formulacin e implementacin de suspresupuestos ideolgicos y doctrinarios, sus agendas y sus objetivos y prio-ridades, pero tambin conllevan una convergencia implcita en torno de losrasgos eminentemente inequitativos, ya sea en el plano poltico o en el econ-mico-social, de la globalizacin en su modalidad actual, y una comn deci-sin de combatirlos en funcin de los intereses de los ciudadanos del planetay de la humanidad en su conjunto.

    En la actualidad, la metodologa de incidencia de las ONGIs y de algunosmovimientos sociales transnacionales, con una alta exposicin meditica yuna elevada visibilidad no disociada de sus estrategias de recaudacin defondos, ha convertido a estas organizaciones en la quintaesencia de la socie-dad civil global, bsicamente para la implementacin de estrategias de inci-dencia sobre los actores protagnicos de la estructura de poder que se apoyanen el cabildeo en el mbito internacional, la eleccin de causas y temas queconciten la atencin y la movilizacin de la opinin pblica, de los medios y delos fondos de la poblacin mundial con mayores recursos, y el desarrollo deredes de comunicacin e intercambio de informacin y contactos significati-vamente facilitados en la coyuntura actual por la misma informtica y eldesarrollo de las comunicaciones y del transporte.

    Esta metodologa, originada en las ONGs de los pases industrializados y de-sarrollada en el marco de sociedades civiles domsticas consolidadas y dinmi-cas, se canaliza, no obstante, en el mbito global, a travs de dos estrategiasprincipales: por un lado, una de carcter predominantemente participatorioy cuyo referente es la accin ciudadana en la formulacin, diseo e implemen-tacin de polticas pblicas a travs de la interlocucin, presin e influenciasobre los gobiernos de diferentes grupos de presin y, por otro, una confron-tacional generalmente promovida por diversos movimientos sociales que cues-tionan tanto el rol de los gobiernos (en particular en relacin con los actoresdel mercado) como las caractersticas actuales de la globalizacin. En algu-nas circunstancias ambas estrategias pueden combinarse, utilizando a la vezla movilizacin y el cabildeo pero, en general, tienden a identificar dos ver-tientes diferenciadas de la accin de los diversos actores que configuran lasociedad civil global, y a referir a contextos y culturas polticas diferentes.

    En este sentido, a la par de una creciente visibilidad e incidencia de diversossectores de la sociedad civil global en los foros y mbitos internacionales,surgen interrogantes sobre su representatividad y legitimidad, por contras-te con gobiernos democrticamente electos y sus funcionarios y representan-tes en el mbito internacional en el marco de un mandato electoral de suspropias poblaciones. Con frecuencia ni los donantes que proveen fondos a las

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    organizaciones, ni siquiera los propios miembros de ellas o de sus juntas di-rectivas, desarrollan mecanismos de transparencia y de rendicin de cuentasque contribuyan a legitimarlas. No obstante, es paradjico que otros actoresno estatales, como las corporaciones transnacionales, ms all de rendir cuen-tas a sus accionistas, difcilmente sean requeridas de las mismas modalidadesde representatividad que las organizaciones de la sociedad civil, en particu-lar en el marco de los procesos de integracin regional basados en acuerdosde libre comercio.

    En este contexto, y a los efectos del anlisis de la sociedad civil global, es tiltener en cuenta la distincin entre una representacin entendida como unmandato o una delegacin de las bases para ser representadas ante la socie-dad o los poderes pblicos, y una representacin como resultante de la sin-tona del foro (u organizacin en particular) con las aspiraciones de la socie-dad y con los problemas que les afectan (Chiriboga 2001b, p. 88). Mientrasque la primera modalidad se vincula con el rol de partidos polticos y sindica-tos y su eventual expresin en la conformacin, a travs de procesos electo-rales, de gobiernos, la segunda caracteriza a las ONGs y organizaciones dela sociedad civil en general. En este sentido, no siempre estas organizacio-nes son representativas por haber sido electas por diferentes sectores de lapoblacin para cumplir un mandato, sino que asumen un rol en la influenciasobre los asuntos pblicos en funcin de su compromiso voluntario con ladefensa y promocin de algn bien pblico.

    La representatividad de estas redes y movimientos transnacionales se veespecialmente cuestionada dentro de las nuevas complejidades de la articula-cin entre diversos mbitos de interaccin del sistema internacional. En estemarco, la dificultad de articular demandas locales, nacionales, regionales yglobales se asocia, asimismo, con las dificultades de desarrollar agendas con-sistentes con los intereses y prioridades de los sectores ms activos en cadauno de estos mbitos. Adicionalmente, afecta asimismo la capacidad de inci-dencia sobre organismos internacionales, regionales, nacionales y locales.

    No obstante, y pese a los propsitos bsicamente altruistas de los diversossectores que configuran la sociedad civil global, las preguntas ticas sobre larepresentatividad y la legitimidad de las organizaciones de la sociedad civiltransnacional quedan en pie, ms que nada en funcin de sus dinmicas in-ternas: representan efectivamente a los ciudadanos o a los pobres u a otrossectores que dicen representar?; aplican en su seno las mismas demandasde informacin, transparencia y rendicin de cuentas que exigen a los otrosactores?; establecen mecanismos efectivos de monitoreo de la participacindemocrtica y equitativa en su seno?; monitorean y evalan efectivamentela eficiencia y transparencia de los fondos que recaudan?; generan mecanis-mos participatorios de debate democrtico en el seno de su membresa sobrelos temas y agendas que establecen y priorizan?; contribuyen a una mayordemocratizacin y a la eliminacin de las desigualdades que caracterizan alsistema internacional en el actual proceso de globalizacin? (Clark). Estas in-

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    terrogantes, vlidas para la dinmica interna de las organizaciones de la so-ciedad civil, sean ONGs o movimientos sociales, se vinculan asimismo consus particulares formas de articulacin con el cambiante y complejo mundoglobalizado, tanto en trminos de la definicin de sus objetivos, prioridades yagendas, como de las estrategias impulsadas para dar cumplimiento a ellos,en el marco de un entorno internacional de alta complejidad, diversidad yacelerado cambio.

    La heterogeneidad del campo de la sociedad civil global choca con la realidadde un sistema internacional complejo, de mltiples actores, mbitos y nive-les de interaccin, particularmente en el marco del proceso de globalizacinque, frente a los clivajes y contradicciones internas de la sociedad civiltransnacional abre interrogantes sobre su efectiva capacidad de desarrollaruna incidencia y una presencia sostenible en el mundo global. Muchos ana-listas se preguntan si la visibilidad e incidencia de algunas ONGIs y de losmovimientos sociales transnacionales actuales puede mantenerse como unafuerza de peso en la dinmica internacional. La pregunta no est desvinculadade las interrogantes enunciadas ms arriba, fundamentalmente en funcinde la propia consolidacin, eventual institucionalizacin, consistente represen-tatividad y legitimidad y mayor transparencia de las mismas organizacionesque la configuran. Esta interrogante ha dado lugar en los ltimos aos a unaserie de cambios internos en las organizaciones y redes emergentes de la so-ciedad civil global, con el desarrollo de ms profundos mecanismos de demo-cratizacin y rendicin de cuentas internas, con comits de monitoreo de lagestin, la transparencia y la eficacia de sus acciones e iniciativas, y con unmayor seguimiento de la opinin pblica de sus controles internos tanto parael manejo de fondos como el de programas, campaas y estrategias diversas.En este marco, Gaventa resume muy bien algunos de los desafos que abreesta pregunta a la sociedad civil global en sus diversos componentes, a partirde las lecciones que haya podido aprender en los ltimos aos:

    a) La necesidad de que la accin ciudadana implique y pueda abarcar unadiversidad de enfoques y de resultados, lo cual significa asumir su diversi-dad sin afectar las comunalidades propias, especialmente en funcin de po-der lidiar con los conflictos que emerjan en su seno, en particular teniendoen cuenta su heterogeneidad y complejidad.

    b) El reconocimiento de que la accin a desarrollar debe darse en diferentesmbitos local, nacional e internacional que han de estar articulados poralianzas verticales efectivas que contribuyan al aprendizaje de trabajar atravs de fronteras geogrficas, culturales y polticas y que, eventualmente,ayuden a superar los obstculos en la relacin entre Norte y Sur.

    c) La necesidad de reforzar estos vnculos verticales por medio de redes yalianzas horizontales que, a su vez, estn fuertemente arraigadas en el m-bito local.

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    d) El reforzamiento y la consolidacin de la accin ciudadana a travs demodalidades participativas de investigacin, con una capacidad slida sofis-ticada de anlisis de polticas, y permanente aprendizaje organizacional.

    e) La atencin y seguimiento permanentes de las formas internas de gober-nanza democrtica de las organizaciones para que sean efectivamente par-ticipativas, transparentes y accountable (pp. 280-284).

    Existe una sociedad civil regional en Amrica Latina y el Caribe?

    La dcada de los 90 ha sido prolfica, en Amrica Latina y el Caribe, en el de-sarrollo de redes regionales y subregionales de diversas organizaciones de lasociedad civil. Hemos analizado algunos de estos procesos en otros trabajos9,al punto de argumentar a favor de la emergencia de una incipiente sociedadcivil regional, particularmente en el rea del Gran Caribe, pero eventual-mente ampliable al conjunto de Amrica Latina y el Caribe. Ms all de quelos procesos de regionalizacin en nuestro hemisferio puedan llevar la im-pronta predominante de acuerdos de libre comercio, orientados por el discur-so legitimador en boga y articulados, como complemento o como reaccin, alos procesos de globalizacin, una serie de elementos hacen pensar que, efecti-vamente, estamos asistiendo al desarrollo regional de un fenmeno similar,con sus particularidades pero no necesariamente disociado de la gnesis deuna sociedad civil global. En este sentido, tanto las orientaciones doctrina-rias y conceptuales como las agendas, estructuras y estrategias de las organi-zaciones y movimientos que configuran una incipiente sociedad civil regional,tienden, de una manera similar a la sociedad civil global, a estar condicionadaspor los enfoques y percepciones no solo de la globalizacin, sino tambin de losprocesos de regionalizacin.

    En nuestra regin, el surgimiento de las ONGs ha estado fuertemente aso-ciado, en las dcadas del 60 y del 70, a una serie de rasgos muy definidos. Porun lado, su surgimiento a partir de organizaciones de bases, frecuentementevinculadas con la Iglesia Catlica, les ha conferido histricamente un fuertesentido de misin, una tendencia a privilegiar la superioridad moral de susiniciativas, y el desarrollo de diagnsticos esquemticos y de respuestas si-milares a los problemas de pobreza, desigualdad y represin, especialmenteen el marco de los regmenes militares que asolaron entonces al continente.(Wils, p. 13). Estos orgenes, con frecuencia asociados a un alto grado de poli-tizacin e ideologizacin, han condicionado su evolucin en tiempos recientesy su transformacin y ampliacin en redes nacionales y regionales. MuchasONGs han tenido dificultades en adaptarse a los nuevos tiempos e introdu-cir cambios significativos en sus objetivos y estrategias, ampliando su mar-

    9. Tanto el Invesp y la Cries, en la regin del Gran Caribe, y otros organismos como elCentro de Formacin para la Integracin Regional (Cefir) y el Instituto para la Integracinde Amrica Latina y el Caribe (Intal), ms en el mbito andino y del Cono Sur, han produci-do abundantes estudios y contribuciones a este respecto.

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    10. Es interesante mencionar al respecto un caso recientemente documentado por el inves-tigador holands Kees Bieckard, quien revis la creacin y promocin de la Asociacin de Or-ganizaciones Campesinas Centroamericanas para la Cooperacin y el Desarrollo (Asocode),por parte de la Organizacin Holandesa para la Cooperacin Internacional al Desarrollo (Novib),y su abandono una vez que la agenda y las prioridades de la Novib fueron cambiadas.

    gen de accin e incorporndose a programas de ms amplio alcance promovi-dos por gobiernos y organizaciones internacionales, no obstante el hecho quedesde sus inicios los fondos para sus operaciones tuvieron, en general, unorigen externo. En este marco, la transicin desde actitudes y estrategias con-frontacionales desarrolladas en las primeras dcadas a estrategias partici-pativas en marcos democrticos tampoco ha sido fcil, en particular toman-do en cuenta la desconfianza frente al Estado y sus organismos presente enpocas anteriores y, en especial, durante los regmenes militares. La combi-nacin de un alto sentido de misin con la dificultad de ampliar sus enfoquese iniciativas a una escala mayor que la comunal o local, se articul, adicional-mente, a componentes propios de las culturas polticas latinoamericanas ca-racterizadas por un alto grado de liderazgo personalizado, clientelismo y cor-porativismo que, con frecuencia, siguen vigentes tanto en las ONGs como enlos movimientos sociales emergentes en la regin, afectando seriamente suinstitucionalizacin y su capacidad de gestin e incidencia.

    En este contexto, el salto al desarrollo de redes regionales y subregionalesorientadas a lidiar tanto con aspectos de la integracin regional o subregio-nal como con los efectos de los programas de ajuste de la dcada del 80 y dela globalizacin en general, no ha sido fcil. Es necesario matizar esta afir-macin de acuerdo con las diferencias entre los diversos contextos regiona-les. Mientras que en Amrica del Sur la promocin de redes ms amplias nopudo quedar disociado, en el contexto de los procesos de redemocratizacin,de los derechos humanos y polticos de la ciudadana, en Centroamrica y elCaribe este desarrollo se vincul de una manera tal vez ms definida, con laconsolidacin de la paz y de la democracia pero tambin con la promocin deldesarrollo econmico-social y la lucha por la erradicacin de la pobreza. Aeste cuadro cabe agregar que las dificultades para cambiar a una visin msamplia de los condicionamientos estructurales de muchos de los problemasde las sociedades latinoamericanas y del Caribe, han estado fuertemente sig-nadas por el parroquialismo y la dificultad de desarrollar perspectivas regio-nales y/o globales en amplios sectores de la poblacin.

    Por otra parte, la expansin de redes y ONGs regionales en Amrica Latinay el Caribe ha estado marcada, en los ltimos aos, por una serie de condi-cionamientos externos, particularmente en lo que a agendas y a fondos serefiere. En este sentido, el rol de las agencias de cooperacin y de las ONGsdel Norte con frecuencia ha condicionado el desarrollo de las ONGs en cuan-to a sus prioridades, estructura organizativa y estrategias10, de la mismamanera que, ms recientemente, lo han hecho los organismos multilaterales

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    que, como el BM y el BID, en la ltima dcada han comenzado a promoverprogramas con la sociedad civil. Como resultado, el surgimiento y desarrollode una incipiente sociedad civil regional o subregional, en las diferentes re-giones del rea y ms all de la uniformidad lingstica y cultural, ha adole-cido de una serie de marcadas dificultades, tanto endgenas como exgenas.Hemos analizado en otros trabajos cmo estas redes incipientes se han desa-rrollado, desde arriba o desde abajo, en contextos como el del Cono Sur,los pases andinos, Centroamrica y el Caribe (Jcome; Serbin; Yanes). Sinembargo, una serie de factores endgenos de la regin han contribuido a suactual expansin y desarrollo. Por un lado, la aceleracin y profundizacin(cuando no la ampliacin) de los procesos de integracin regional y subregio-nal desde la dcada del 80 al calor de la proliferacin de acuerdos de librecomercio articulados a las nuevas estrategias de crecimiento econmico pro-movidas por el Consenso de Washington y, por otro, la dinmica extracomercial(poltica y social) generada por el proceso de creacin del ALCA.

    Estos procesos endgenos, propios de la regin y del hemisferio, se han idoarticulando a otros exgenos, tales como las negociaciones de Lom con laUE y las de la OMC, siempre dentro de una dimensin eminentemente econ-mica y comercial que, sin embargo, ha concitado la reaccin de amplios secto-res de la poblacin, en convergencia pero no siempre vinculados a los proce-sos de reaccin antiglobalizacin en el mbito mundial.

    Un breve panorama de las iniciativas regionales y hemisfricas en nuestraregin permite delinear algunos de los mbitos en dnde se desarrollan re-des y organizaciones con capacidad de incidencia, en un entorno cambiante.Por un lado, existen iniciativas que surgen desde la ciudadana, tendientes aincrementar el rol participativo de la sociedad civil en el proceso de toma dedecisiones regionales. En algunos casos, con una directa interlocucin con or-ganismos regionales, como el del Foro de la Sociedad Civil del Gran Caribe yde la Coordinadora Regional de Investigaciones Econmicas y Sociales (Cries)en relacin con la Asociacin de Estados del Caribe (AEC), el Sistema de In-tegracin Centroamericana (SICA) y la Comunidad del Caribe (Caricom),fundamentalmente sobre la base del impulso de una agenda de desarrollo al-ternativo y una estrategia de incidencia participativa, frecuentemente obs-taculizada por los gobiernos respectivos o poco asumida por ellos. En otroscasos con una incidencia claramente marginal, como en el del Foro Econmi-co Social del Mercosur, donde las iniciativas intersocietales tienden a desa-rrollarse al margen de los esquemas intergubernamentales, en los mbitosacadmicos, fronterizos, comunales y municipales. Las relaciones con agen-cias donantes, en estos casos, son aleatorias y esculidas, permitiendo unamayor autonoma en la confeccin de las agendas y de las estrategias, perotambin reduciendo los mrgenes de desarrollo efectivo y de incidencia.

    Por otro lado, se han fomentado una serie de iniciativas en torno del ALCA yde las actividades de los organismos multilaterales, en especial el BID. En elcaso del ALCA, desde la Cumbre de Miami y culminando con la reciente de

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    Qubec, un grupo de iniciativas desarrolladas por diversas redes ha ido to-mando cuerpo. Junto con las consultas a las ONGs de todo el hemisferio rea-lizadas por la Fundacin Canadiense para las Amricas (Focal), el GrupoEsquel y Participa de Chile, con un carcter participativo y en bsqueda deuna mayor interlocucin e incidencia sobre el proceso de conformacin delALCA, y sobre las decisiones gubernamentales respectivas, se ha impulsadoun movimiento ms confrontacional, claramente ejemplificado con la confor-macin de la Alianza Social Continental y la realizacin de asambleas de lospueblos, paralelas a las cumbres, a travs de su cuestionamiento al desarrollode acuerdos de libre comercio, a los programas de ajuste y a una regionaliza-cin concebida segn los parmetros del Consenso de Washington. Mientrasque en el primer caso el financiamiento ha provenido tanto de apoyos guber-namentales como de organismos multilaterales, en el segundo las principa-les fuentes han sido los sindicatos, como el CUT brasileo y los sindicatoscanadienses y de organizaciones como la Organizacin Regional Interameri-cana de Trabajadores (ORIT), y de fundaciones progresistas y organizacio-nes religiosas y ciudadanas.

    Junto con ellas, algunas redes como la Asociacin Latinoamericana de Orga-nizaciones de Promocin (ALOP), conformada por ONGs vinculadas ms altrabajo de desarrollo de base rural, y una serie de organizaciones ciudadanasen los mbitos nacionales Colombia, Panam, Repblica Dominicana, sehan ido constituyendo una red de iniciativas en los mbitos regional y subre-gional con el apoyo del BM y del BID, respectivamente. Si bien el BID noaborda directamente la problemtica de la sociedad civil regional, el desarro-llo de estas redes puede configurar un entramado para su articulacin regio-nal desde bases nacionales. Asimismo la OEA, a partir de una interlocucincon organizaciones y redes no gubernamentales de derechos humanos, haido ampliando el espectro de vinculacin con organizaciones de la sociedadcivil orientadas por otras prioridades, en el marco de un proceso de bsque-da de fortalecimiento de la democracia.

    En todas estas iniciativas se genera una orientacin comn de crtica y cues-tionamiento, ya sea al dficit democrtico presente en estos procesos, o a laexclusin y al dficit social que engendran, particularmente por la articula-cin entre los rasgos de la globalizacin globalitaria y tendencias similaresen el desarrollo de iniciativas regionales o hemisfricas, con una creciente ex-clusin poltica y social.

    Sin embargo, si bien estas redes tienden a configurarse desde distintos sec-tores de la sociedad civil en las Amricas con el propsito de enfrentar lascaractersticas actuales de la regionalizacin, se caracterizan asimismo porsu alto grado de heterogeneidad y su complejidad organizativa y estructural.En algunos casos responden a un modelo de ONG inspirado en el Norte y des-plegado en condiciones de creciente participacin en temas puntuales de laciudadana en el mbito nacional, en otros reflejan un desarrollo de movimien-to social con aspiraciones a cambios ms profundos, fuertemente marcados

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    por las tradiciones polticas de la regin. En todos los casos, la conformacinde redes responde al incremento de nodos organizacionales sobre cuya basese despliegan coordinaciones ms amplias con otras organizaciones y movi-mientos, tanto regionales como del mbito global. Es interesante notar la con-vergencia entre la Focal, el Grupo Esquel y Participa por un lado, y CommonFrontiers y otras organizaciones y sindicatos de Canad, organizaciones re-ligiosas y ciudadanas de EEUU, la Red Mexicana de Accin frente al LibreComercio (Rmalc), el CUT brasileo y la ORIT por otro (estas ltimas en elmarco de la Alianza Social Continental), como la participacin de las organi-zaciones vinculadas con estas ltimas en el Foro Mundial Social en PuertoAlegre y en otras ini-ciativas similares (Seoane/Taddei).

    La conformacin de redes en s, as sean de ONGs o de movimientos socialesdiferentes, incluyendo sindicatos, organizaciones y redes sindicales, confronta,en este marco, una serie de desafos especficos. En primer lugar, diversosretos del entorno regional y global. Por un lado, los gobiernos son poco recep-tivos a sus planteos, as sean llevados en un marco dialgico o confrontacio-nal, cuestionando su legitimidad y representatividad versus la representati-vidad de gobiernos electos democrticamente (ms all de que stos no seacojan a sus mandatos respectivos). Esta limitada receptividad (cuando nola franca reticencia o antagonismo de los gobiernos que perciben a ONGs ymovimientos sociales como esencialmente antigubernamentales) se mani-fiesta por igual en la reticencia a proveer a las organizaciones de la sociedadcivil de acceso a informacin adecuada y a las caractersticas generalmentereservadas de muchas negociaciones comerciales, como a la ausencia de fon-dos gubernamentales para apoyar el desarrollo de sus actividades. Por otraparte, mltiples iniciativas desde los organismos regionales y multilatera-les, si bien pueden generar una asistencia econmica sustantiva en el marcode proyectos y consultoras, son percibidas, por las propias organizaciones dela sociedad civil, como mecanismos de cooptacin ms que de reconocimientoefectivo de sus demandas. Sin embargo, y pese a la poca incidencia que pue-dan alcanzar, las interlocuciones con los gobiernos y agencias multilateralesredundan, evidentemente, tanto en una legitimacin potencial de las deman-das de estos movimientos y organizaciones como en una mayor incidencia atravs de la presin y del cabildeo, una vez abiertos los canales de interlocu-cin adecuados. No obstante, inclusive al ser abiertos estos canales, los cam-bios frecuentes en los interlocutores y, en especial, en sus agendas y priorida-des, hacen difcil mantener una lnea consistente de dilogo e interlocucinen funcin de mandatos especficos y requieren de un alto grado de flexibili-dad originando, a su vez, acusaciones de cooptacin o subordinacin a los pro-psitos gubernamentales o intergubernamentales. La frecuente persistenciade concepciones mesinicas o ideolgicas antigubernamentales o antisist-micas, heredadas de las experiencias polticas de dcadas anteriores, no con-tribuye a la superacin progresiva de estos problemas.

    A su vez, gran parte de las dificultades generadas por un entorno regional yglobal cambiante est relacionada con los fondos para el desarrollo de las

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    actividades de redes de ONGs y movimientos sociales regionales. En princi-pio, las agencias de cooperacin y otras fuentes de financiamiento tienden asubestimar los alcances del trabajo regional o colocar a ste en una escala deprioridades muy secundaria, privilegiando el trabajo local o en el mbitonacional como ms efectivo y acorde a sus propias agendas, y estableciendorelaciones privilegiadas con aquellas organizaciones y redes que, efectiva opotencialmente, pueden representar estos intereses. Adicionalmente, per-siste la tendencia de estas agencias a promover sus propias agendas y prio-ridades en los apoyos que impulsan. En este sentido, en la ltima dcada hahabido tanto un desplazamiento de las prioridades regionales en particularen el caso de las agencias europeas y norteamericanas, con nfasis en Euro-pa oriental primero y en Africa ms recientemente, como de las prioridadestemticas que, con frecuencia, varan regularmente desde la importancia asig-nada coyunturalmente a los desastres y cataclismos naturales y a los proce-sos de fortalecimiento democrtico de diversas instituciones.

    En este entorno internacional cambiante, la adaptacin y supervivencia demuchas redes y organizaciones de la sociedad civil, en tanto requieren de fon-dos externos o logran una adecuada receptividad en sus propios pases o re-giones que genere fondos para sus actividades, sigue dependiendo significa-tivamente de las agendas y del apoyo externo, sean stas de las agencias decooperacin gubernamental, fundaciones u ONGs del Norte.

    En segundo lugar, las redes regionales se enfrentan con una serie de desa-fos internos, de cuya resolucin depende su sostenibilidad y permanencia.La heterogeneidad y diversidad de los componentes de las diversas alianzasestratgicas sobre las que se basan para su articulacin regional, hace difcilmantener una consistencia de visin y de misin compartidas, ms all delos principios generales que puedan posibilitar una convergencia. Con fre-cuencia, esta diversidad incide sobre la emergencia de tensiones y conflictosen torno de la definicin y duracin de los mandatos de sus membresas locual, a su vez, incide sobre las dificultades para desarrollar una capacidadpropositiva consistente y una estructura sostenible afn al desarrollo de susobjetivos y estrategias de incidencia efectivas. La tendencia a la profesiona-lizacin e institucionalizacin de muchas organizaciones en los ltimos aos,con la prdida consecuente del voluntariado o la militancia que caracteriza-ba a muchas de ellas, choca al mismo tiempo con las limitaciones financierasy las caractersticas frecuentemente personalizadas de la gestin de estasorganizaciones en el contexto de la cultura poltica local. Estas dificultades,inherentes al trabajo de las ONGs y de los movimientos sociales en general,se articulan en el caso de las redes con una frecuente duplicacin y falta decoordinacin entre sus organismos miembros, la competencia por fondos ypor el liderazgo respectivo, y la amplia dispersin y fragmentacin de estasiniciativas. En esencia, los procesos de institucionalizacin de estas organi-zaciones chocan con frecuencia, a pesar de su gnesis diferencial, con proble-mas similares a los que presentan las instituciones gubernamentales en losprocesos de consolidacin democrtica en curso, replicando virtudes, pero

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    especialmente, vicios de las instituciones estatales y de su politizacin. Fi-nalmente, en tercer lugar, un elemento que hace de parteaguas en la sosteni-bilidad y consistencia de las redes regionales es el de las estrategias de inci-dencia que desarrollan en su articulacin con la dinmica gubernamental,intergubernamental y, en ocasiones, de sectores empresariales. En este sen-tido, la polarizacin, en el marco de Amrica Latina y el Caribe, entre la ten-dencia participativa y confrontacional con frecuencia hace dificultosa, cuandono imposible, la articulacin de iniciativas consistentes y conjuntas de inci-dencia ante estos interlocutores. Pese a que, como seala Chiriboga, es con-veniente la combinacin de ambas estrategias, con frecuencia sta no lograarticularse por las tradiciones y backgrounds polticos e ideolgicos diversosa que responden los respectivos promotores y protagonistas, desgarradosentre una tradicin contestataria y antiestatista de la izquierda latinoame-ricana, y las concepciones polticamente liberales de las vertientes de la par-ticipacin ciudadana.

    Esta problemtica, junto con los desafos polticos y financieros de un entor-no regional y global cambiante, y las dificultades organizativas que arrastranuna gran parte de las redes, organizaciones y movimientos que conforman ala incipiente sociedad civil regional, plantean las interrogantes cruciales acer-ca de su desarrollo y sostenibilidad en el contexto regional. En este marco,las preguntas sobre la legitimidad y representatividad de estas organizacio-nes se articulan asimismo a su capacidad de superar las dificultades finan-cieras, de gestin y de articulacin de agendas y estrategias para poder con-vertirse en interlocutores vlidos en los procesos de integracin regional yhemisfrica y, eventualmente, de asumir un rol ms protagnico en el mbi-to global y en la promocin de una gobernanza democrtica global.

    Crticas y desafos pendientes

    Independientemente de las estructuras que las caractericen y de las estrate-gias que desarrollen, las ONGs y movimientos sociales que progresivamentevan conformando una incipiente sociedad civil regional, confrontan una se-rie de crticas a su desempeo, y una serie de desafos para su sostenibilidadfutura.

    En cuanto a las crticas, abarcan un amplio espectro, particularmente en elmbito de Amrica Latina y el Caribe. Las principales apuntan a la ausenciade instrumentos crticos de autoevaluacin, tanto de las ONGs como de losmovimientos sociales globales; a los vnculos y alianzas externas y, princi-palmente en el caso de las ONGs, a las fuentes de financiamiento; a las rela-ciones generalmente tensas y conflictivas con los gobiernos y organismos in-tergubernamentales; a la burocratizacin y profesionalizacin de estas redes yorganizaciones que termina por atentar contra sus principios democratiza-dores (Alternatives Sud, pp. 30-31); y a su falta de legitimidad y representa-tividad (Foweraker/Landman). Por otra parte, en trminos de los contenidosde sus agendas, Chiriboga sintetiza las mismas en torno de las dificultades

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    de combinar lo econmico con lo social; la falta de desarrollo de sus capacida-des; y los obstculos para articular agendas regionales (2001b, p. 100) que,evidentemente, afectan sus capacidades propositivas.

    Desde esta perspectiva, los desafos que se presentan para su sostenibilidady desarrollo se pueden resumir en algunos retos externos y otros internos.Entre los externos se cuentan la necesidad de desarrollar una mayor interlo-cucin con los gobiernos, tanto en el mbito nacional como comunal y local,dejando de lado posiciones antiestatistas sin abandonar la capacidad de cr-tica y cuestionamiento, pero articulndolas a una mayor capacidad propositivay al desarrollo de policy networks con interlocutores vlidos en las distintasinstancias gubernamentales e intergubernamentales; de superar las asime-tras existentes con los donantes y generar nuevas fuentes de financiamientotanto con gobiernos como a travs de recursos internos, sin condicionar susagendas; de impulsar mayores interlocuciones con los sectores empresaria-les coincidiendo en torno de propuestas de desarrollo ms equitativas y me-nos excluyentes; de desarrollar una mayor capacidad de diagnstico y cono-cimiento de los entornos regional y global y capacitar a sus miembros en unamejor comprensin de estas dinmicas, particularmente en el mbito econ-mico; y de promover alianzas con diversas redes en los mbitos regional yglobal en funcin de no duplicar esfuerzos ni dilapidar recursos escasos.

    Por otra parte, en el plano interno, los desafos que se presentan son: la ur-gencia de desarrollar una mayor capacidad propositiva sobre la base de aso-ciaciones con think tanks y centros y redes de investigacin tanto regionalescomo internacionales; la necesidad de promover mejores mecanismos quegaranticen su legitimidad y representatividad a travs de una eficaz articu-lacin entre las demandas locales, nacionales y regionales; la necesidad desatisfacer la demanda de desarrollar mecanismos de mayor transparencia yeficacia en la toma de decisiones y en el manejo de fondos en el marco de lasredes; la necesidad de generar condiciones para superar aspectos de las cul-turas polticas a que responden en aras de promover una participacin de-mocrtica a todos los niveles; y la viabilidad de articular agendas posibilistasde incidencia y cambio puntual con agendas maximalistas a largo plazo y, ala vez, vincularlas con estrategias combinadas de participacin crtica y demovilizacin.

    Estos desafos, presentados de una manera esquemtica que desde luegorequieren de un amplio debate para su implementacin, constituyen sin em-bargo los principales condicionamientos para el desarrollo de una sociedadcivil regional articulada al desarrollo de una sociedad civil global, ms allde las evidentes diferencias y clivajes entre sus componentes y de la ambi-gedad de un concepto que, con frecuencia, mucho abarca pero que resultatil al identificar las principales fuerzas contrahegemnicas que cuestionano se enfrentan a las diversas manifestaciones de la globalizacin y, en nues-tro caso particular, a sus expresiones en los procesos de integracin regionaly subregional.

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