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Globalización, derecho y Ciencias Sociales : Hacia una nueva teoría del conocimiento 1 . INTRODUCCIÓN Por JUAN JESÚS MORA MOLINA Universidad «Pablo de Olavide» de Sevilla Desde finales de la década de los sesenta se ha acelerado a escala planetaria un proceso de profundo e intenso cambio . Los logros obte- nidos desde los avances de la Nuevas Tecnologías de la Información han propiciado una transformación hasta ahora ausente no sólo en las relaciones humanas más básicas, sino también en las correspondien- tes a los Estados, a sus formas políticas ya sus organizaciones inter- nacionales . Dicha particularidad no debe resultarnos en absoluto sorprendente, puesto que cada época de la Historia ha estado caracte- rizada por la presencia de unos rasgos pertinentes, los cuales han ser- vido para pergeñar modelos de actuación y para delinear sistemas de referencia para los mismos . La aceleración que nuestra coordenada civilizacional está pade- ciendo en relación a la emergencia de tales signos específicos, por su contingencia e inestabilidad, conlleva ciertamente cuestionamientos desestabilízadores tanto para los esquemas teóricos como prácticos de cuño tradicional . Parece muy difícil obviar que nos hallamos inmer- sos en una Gran Transformación -análoga pero disímil a otras ya acae- cidas en el devenir histórico mundial, como acaeció durante la belle epoque- a partir de la crisis del petróleo de 1973/74 y la caída del muro de Berlín en 1989 . La seguridad de nuestros modos de vida pla-

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Globalización, derecho y Ciencias Sociales:Hacia una nueva teoría del conocimiento

1. INTRODUCCIÓN

Por JUAN JESÚS MORA MOLINAUniversidad «Pablo de Olavide» de Sevilla

Desde finales de la década de los sesenta se ha acelerado a escalaplanetaria un proceso de profundo e intenso cambio . Los logros obte-nidos desde los avances de la Nuevas Tecnologías de la Informaciónhan propiciado unatransformación hasta ahora ausente no sólo en lasrelaciones humanas más básicas, sino también en las correspondien-tes a los Estados, a sus formas políticas y a sus organizaciones inter-nacionales . Dicha particularidad no debe resultarnos en absolutosorprendente, puesto que cada época de la Historia ha estado caracte-rizada por la presencia de unos rasgos pertinentes, los cuales han ser-vido para pergeñar modelos de actuación y para delinear sistemas dereferencia para los mismos.

La aceleración que nuestra coordenada civilizacional está pade-ciendo en relación a la emergencia de tales signos específicos, por sucontingencia e inestabilidad, conlleva ciertamente cuestionamientosdesestabilízadores tanto para los esquemas teóricos como prácticos decuño tradicional . Parece muy difícil obviar que nos hallamos inmer-sos en unaGran Transformación -análoga pero disímil a otras ya acae-cidas en el devenir histórico mundial, como acaeció durante la belleepoque- a partir de la crisis del petróleo de 1973/74 y la caída delmuro de Berlín en 1989 . La seguridad de nuestros modos de vida pla-

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centeros se ve amenazada por implicaciones que tienden a metamor-fosear las condiciones del mercado de trabajo, las instituciones socia-les fundamentales, las ideas, los hábitos de comportamiento, formasde sociabilidad,. . . y, por tanto, el derecho; en suma, nuestro abanicoinveterado de ilusiones y esperanzas . Es decir, una implosión de igno-tas variantes comienzan a entrar en el escenario de nuestras vidas,reorganizándolas sin ser conscientes de ello prácticamente, pues for-mamos parte inseparable de dicho proceso. Asimismo, los sistemassociales conforman la condición donde operar ese abierto programade ingeniería social, cuya denominación -en un primer momento- essusceptible de catalogarse bajo el apelativo de «globalización». Enefecto, la amplitud de miras de ésta se contempla como auténtícamen-te planetaria, aunque con unos efectos desconcertantes según lassociedades y regiones .

Las ciencias sociales, por su parte, tienen que hacer frente a la con-figuración de esta nueva realidad, para cuya tarea no poseen aúnherramientas adecuadas . Parafraseando a N. Luhmann, estamos obli-gados a llevar a cabo una «Ilustración de la Ilustración» . Las vetustascategorías socio-político-económicas no resultan útiles para interpre-tar el desafío planteado por la «realidad global». Por ello, las cienciasjurídicas no representan excepción alguna a este planteamiento .Ahora bien, la redefinición del rol del derecho habrá de provenir aresultas de consecuencia directa de una «revolución epistemológica»que acompañe al conjunto de la sociología, la ciencia política y laeconomía. Y el porqué de este itinerario se ha de cimentar en lamisma naturaleza (básicamente, a posteriori) del propio derecho.

2. OTRA REALIDAD, OTROS CONCEPTOS Y CATEGORÍAS

Hemos de partir de la consideración de que conceptos tales comolos de «frontera», «nación», «Estado», «territorio», «soberanía»,«clase social», «trabajo», «mercado», «autonomía», «espacio»,«tiempo», «gobierno» -entre otros muchos-denotan una etapa histó-rica constreñida en el centro neurálgico del Estado-Nación . Es plena-mente cierto que mientras éste no ha precisado de reformas sustanti-vas, su análisis e interpretación no ha revelado anomalías . Sinembargo, al cambiar las conexiones y nexos que estructuraban unapretendida «posibilidad de realidad», esto es, al ejecutarse una altera-ción en el modo de acumulación capitalista -sobre todo, tras la caídadel Telón de Acero-, la pretérita concepción del Estado-Nación sufreel impacto de unavorágine inesperada, arrolladora. Las denominacio-nes de «aldea global», «fin de la historia», «mundo virtual», «des-trucción de la geografía», «muerte de las ideologías», «mundo sinfronteras», «gobierno global», «sociedad civil global», . . . inician su

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función-fuente para un nuevo imaginario en pos de conceptos abier-tos vinculables gracias a categorías de inédito origen .

Pero, ¿qué significan todas esas expresiones alegóricas y vagas?En cierta manera, apuntan hacia una nuevo método y paradigma paralas ciencias sociales : la globalización como pilar y germen de herme-néuticapara las relaciones sociales, políticas y económicas . La dura-bilidad teórica que ofrecía el proscenio del Estado-Nación se desva-nece y es sustituida por la recreación, la disolución, la transitoriedad .En verdad, lo que permanece de la vieja visión es arrojado al crisol dela transformación . Ideas, representaciones, símbolos, . . ., modifican susentido . Espacio y tiempo dibujan inexploradas nexualizacionesen neo-conceptos como «local», «regional», «mundial», «planeta-rio», «internacional», «transnacional», «multinacional», «global»,«global» .

No cabe el menor atisbo de duda de que no nos enfrentamos a unatransformación continuista del pasado . Quizás presenciemos una«quiebra histórica» representada por un período en el que las fórmu-las del mercado adquieren el papel estructuralizador de la sociedad .¿Cómo se está manifestando dicho proceso? En esta tardomoderni-dad, podemos observar -desde mi punto de vista- el siguiente cuadrode interrelación :

Esto es tanto como afirmar que la Sociología, las ciencias Políticasy la Economía deben considerar nuevos patrones sociales, políticos yeconómicos que exceden al Estado-Nación. Así, la Sociología nopuede dejar atrás la afinidad que media entre una sociedad transcultu-ral, un gobierno transnacional y la estructuración de una sociedad dela información; las ciencias Políticas, por su parte, alumbran el naci-miento de una sociedad civil global, incardinada con un gobiernosupranacional (en sus distintas modalidades), el cual determina unasociedad del conocimiento ; y la Economía -si interpretamos el «glo-

SOCIOLOGÍA POLÍTICA ECONOMIA

TRANSCULTU-MODELO RALIDAD SOCIEDADSOCIAL GLOBALISMO CIVIL GLOBAL

LABORAL

MODELO SUPRANACIO- TRANSNACIO- GLOBALISMOPOLÍTICO NALIZACIÓN NALIZACIÓN DE LA

MERCADURÍA

MODELO SOCIEDAD SOCIEDAD GLOBALISMOECONÓMICO DELCONO- DE LA

FINANCIEROCIMIENTO INFORMACIÓN

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balismo» en virtud de síntesis reduccionista de la «globalización»-no podrá desprenderse de los efectos de la nueva configuración socialy política : las fronteras no serán obstáculos ni para la movilidad labo-ral, ni para la colocación de mercancías en mercados locales o en lospropios domicilios de los particulares a través de Internet, ni para eldesplazamiento del capital financiero .

Pues bien, la globalización se ha de presentar como el conjunto detodos esos factores, los cuales se modifican unos a otros : los cambiospolíticos devienen muy sensibles a las contingencias económicas,cuyos efectos se hacen patentes en la estructuración social ; etcétera.No es de extrañar, entonces, que una de las demandas más perentoriasde este nuevo orden se refiera a un ordenamiento jurídico global, elcual dote de seguridad y protección a los bienes originados por cadauna de estas tres parcelas, sintetizados por la máxima «comunicaciónplanetaria, permanente, inmediata e intemporal» . La incidencia enlas distintas zonas del mundo se corresponderá con la capacidad delas mismas para la percepción y materialización de todo este grupo defactores . En realidad, ese ordenamiento jurídico global nacerá de unaexpresión siempre inacabada : la deslocalización, o sea, la pérdidatotal de sentido de lo local como categoría aglutinante a favor de larelocalización .

En definitiva, la nueva configuración espacio-temporal provocaaludes de posibilidades ocultas hasta este instante : ni los territorios, nilos Estados, ni las naciones se encontrarán exentos de asumir respon-sabilidades. Las condiciones socio-político-económicas globalesabren la senda para actuaciones concretas bajo la égida de la máximaanterior. Pongamos por casos que, gracias a las exigencias inherentesa la transculturalidad (denominadapor algunos «glocalidad» o «trans-localidad»), los derechos humanos podrán obtener cobertura univer-sal (v.gr., caso Pinochet o Tribunal Penal Internacional) ; que median-te la transnacionalización, se podrá intervenir a nivel local aunandofuerzas dispersas de índole ya gubernamental ya no-gubernamental(v.gr, Balcanes, Ruanda, Guerra del Golfo) ; y, producto del mercadofinanciero global, será posible mover rápidamente capitales en ayudade mercados locales (v.gr., México, Nueva Zelanda, Hong-Kong) . Detodos modos, no debemos ser incautos como para dejarnos seducirpor símiles cantos de sirena, puesto que -como atenderemos más ade-lante- el lado oculto de esta Gran Transformación no se describe tanbenignamente .

El Derecho -concebido como un plus ultra del Estado-Nación- seencontrará impelido a conformarse en aras de esas fuentes materiales,garantizando y tutelando ese orden global : a saber, el Derecho comoherramienta de ypara el cambio . Mas no hemos de caer en la cómo-da y torpe tentación neoliberal de decretar la desaparición del Estado-Nación y de sus instituciones, ya que sin Estados-Naciones poderososel gobierno de lo local no se torna viable y, por lo tanto, la utopía delo global se difumina.

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Llegados a este punto, si concedemos ante la imperiosa necesidadde reformular nuestros conceptos y categorías relativos al Estado-Nación como provincia aislada del mundo, entonces dicha reestructu-ración afectará también a los relacionados con las fuerzas internasque habitan en los distintos Estados-Naciones : «opinión pública»,«partidos políticos», «movimientos sindicales y sociales», «ciudada-nía», «representación», «legitimidad democrática» . . . Todos ellos severán completamente afectados por la reconceptualización y la reca-tegorización de los elementos teóricos precedentes.

¿Qué líneas de transformación les alcanzan? Una de las pseudo-afirmaciones en torno a la globalización se cifra en el pretendido espí-ritu que le anima: homogeneidad y unidad universal . Los aconteci-mientos, en cambio, que se siguen desarrollando en el Estado-Nacióndesmienten dicha presunción ; antes bien, alumbran el acontecerde movimientos pendulares : relativismo/universalismo ; integración/fragmentación; identidad/diversidad ; nacionalismo/cosmopolitismo ;aculturación/interculturalidad ; mercado capitalista libre/neosocialis-mo; . . . Consecuentemente, tales procesos remodelan y crean concep-tos y categorías alrededor de sí mismos en armonía con los principiosque presiden la innovación epistemológica de las ciencias socialespara un mundo global . O sea, las más arriba mencionadas «sociedadde la información y del conocimiento», la «glocalidad», etcétera-amén de sus resistencias- sirven a modo de columna vertebral a finde dar coherencia plena a las piezas de esta nueva cosmovision para-digmática . De hecho, el sofisma que encierra la «homegenidad» y la«unidad» deriva en el nudo gorgiano de que si ambas se consiguiesen,la propia globalización dejaría de ser. Sin diferencias -incluso abis-males- lo global (al menos en cuanto a los mercados financieros) sesumergiría en lo inconcebible .A pesar de las reticencias que se alzan frente al vasto cataclismo

que afecta a nuestro mundo, podemos comprobar empíricamente quela implantación de la revolución epistemológica y metodológica crecemás allá de la urgencia científica de la misma. Las formas de repre-sentar, pensar e imaginar el mundo se centran en fenómenos incardi-nados desde no más de treinta años, que han venido hundiendo en eldesconcierto a las «narrativas» de la ortodoxia oficial pre-postmoder-nista. Es cierto que se podrá argüir en nuestra contra que el imperia-lismo y el colonialismo no son sino precedentes de tales evidenciashistóricas . Pero una cosa es la occidentalización del mundo (más bien,regionalizaciones particularistas de Estados-Naciones expandidos) yotra muy distinta la planetización de occidente por medio de las Nue-vas Tecnologías de la Información. La disposición de este nuevopatrón en las relaciones humanas ha sido adelantada por autores pro-cedentes de variopintos campos del conocimiento, cuyo precedentemás inmediato podemos ubicarlo en el primer capítulo de «La Condi-ción Posmodema» de F. Lyotard. Desde esa visión proyectista apare-cerá una legión de pensadores (filósofos, historiadores, economistas,

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politólogos, sociólogos y también juristas -desde la órbita de las rela-ciones internacionales y del derecho internacional-) atravesadosmuchos de ellos -en cierta medida- por la omnipresente presencia deA. Giddens mediante sus ideas esbozadas antes y después de «LasConsecuencias de la Modernidad»: J. Urry, S . Lash, I. Wallerstein,J. Rosenau, R.Gilpin, D. Held, K. Robins, A. Appadurai, N. Elias,S. Huntington, Z. Bauman, F. Jameson, F. Braudel, U. Beck, O. Ianni,M. Berman, I. Sartori, I. Ramonet, G. Steiner, B . De Sousa, S. Amin,R. Robertson, J. Gray . . .

Frente a esta pléyade inconclusa, hemos de inferir el hecho de quelas posturas referentes al fenómeno de la globalización distan de serunívocas ; más bien sucede todo lo contrario: historicistas, sistemáti-cos, neomarxistas, funcionalistas, neoweberianos, . . . La razón máspalmaria para esta cohabitación metodológica no es otra que la faltade acuerdo ya no sólo sobre el origen mismo de la propia globaliza-ción y de su desarrollo interno, sino también sobre la bonanza o apo-calipsis de sus consecuencias . Dado el grado de incertidumbre en elque nos vemos obligados a transitar, únicamente cabe la opción deedificar no teorías de largo alcance omnicomprensivas y holísticas deesa realidad social-política-económica ; antes bien, nos inclinamos aque favorecerá la comprensión reflexiva a través del análisis científi-co -no importa el enfoque que se escoja, pues imperará la autoelimi-nación por deficiencia explicativa- la delineación de planteamientosteóricos de alcance medio, encaminados hacia parcelas restringidasde las distintas revelaciones del comienzo de la era global.

3. CARACTERÍSTICAS DELA NUEVA REALIDAD

La alteración de la bina lógico-conceptual más estable -nos esta-mos refiriendo al «espacio-tiempo»-, de manera que el espacio hasido disociado del tiempo (al multiplicarse los espacios para el tiempoy los tiempos para el espacio) ha coadyuvado a originar un nuevotodo representado por la razón negativa y dialéctica : es decir, un des-conocido panorama histórico, social y geopolítico-económico surgeidentificado con los atributos de a) complejidad, b) simultaneidad, c)contradicción y d) absorción.

Ciertamente, dichos atributos han de contemplarse a modo de cate-gorías bajo las que relacionar los conceptos redefinidos junto a aque-llos otros de reciente creación. Por ejemplo, dos casos paradigmáticospueden ser vislumbrados en los conceptos «ciudadanía» y «sobera-nía» : por un lado, no es excluyente ser español y cosmopolita, mien-tras que simultáneamente se es andaluz y onubense, allende la clasesocial a la que pertenezca el sujeto ; por otro, un Estado no deja de serEstado por incluirse en una organización cuya virtualidad radique enla supranacionalidad, simplemente se ve sometido a una transforma-

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ción de convergencia paradógica entre lo estatal y lo local comomiembro de una regionalización ; o bien, la particularidad de tratarinter pares con ONGs no desvirtúa la idiosincrasia del Estado, ya queéste reconoce que existen parcelas que escapan de su esfera de com-petencia o actuación . Bueno, qué decir de los conceptos aledaños queacompañan al de Estado-Nación . Todos ellos se ven afectados justa-mente por la mismadinámica : de la sociedad nacional se pasa hacia laglobal ; el derecho nacional abre sus puertas para acoger al suprana-cional ; las fronteras ocupan un lugar cuasi-cartográfico, . . . ; en suma,el ámbito de lo local (= el Estado-Nación) sigue gobernado por susinstituciones que no permanecen ilesas frente al envite irresistible delo regional y/o global . Además, la pervivencia de lo regional y/o glo-bal en lo local dependerá exclusivamente de la fortaleza del Estado-Nación para hacer cumplir las exigencias de este nuevo concierto .

¿Qué factor podemos destacar como exponente más resaltable afin de lograr una dilucidación lo más satisfactoria posible en cuanto ala penetración irrefrenable de lo global en lo local y viceversa? Sinlugar a dudas, las Nuevas Tecnologías de la Información están jugan-do un papel insustituible en la dinámica de cambio social, político yeconómico que determinan la globalización . Internet supone elencumbramiento de la ciber-racionalidad . Así, mediante la Red deRedes los mercados financieros se tornan transfronterizos, la informa-ción campa a sus anchas descontroladamente entre los usuarios de lamisma, las transacciones comerciales se realizan en tiempo real entrelugares distantes y lejanos, se dan a la luz nuevas vías de relacioneshumanas, el poder mediático hace sentir más su peso a la vez que gru-pos de protesta elevan su voz antes relegada o minimizada, se propa-ga el «pensamiento débil» de igual forma que se procura estableceruna nueva hegemonía, . . . Esto es, lo complejo, lo simultáneo, lo con-tradictorio y lo absorbente se manifiestan como atributos categorialesde la novísima estructura de racionalidad que Internet alberga; apartede éstos, se ha de conjugar su presencia con la máxima envolventeseñalada en el epígrafe anterior : «comunicación planetaria, perma-nente, inmediata e intemporal» . Con lo cual, las mencionadas catego-rías deben incorporar los cuatro componentes de dicha máxima amodo de valores supremos y límites de la ciber-racionalidad .

¿Qué implica semejante afirmación, o sea, cómo nos afecta ennuestra cotidianeidad? La manifestación más abrumadora de la globa-lización se desnuda en la actualidad en el globalismo (= globalizaciónde la economía como motor y/o única globalización factible) . Y éstano se ha producido por la revolución del proletariado como intuíaMarx o por las fuerzas internas del mercado comunista como pensabaStalin : a saber, el capitalismo ha ganado la guerra económica. ¿Cuáles el proyecto del capitalismo para expandir planetariamente sus fuer-zas productivas? La respuesta puede enunciarse como que todo pro-ceso de acumulación genera transformaciones más allá del área eco-nómica : las instituciones sociales, jurídicas y políticas son también

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empujadas. Dicho de manera más llana, el capitalismo supone unconcepto de civilización y de cultura, es un «sistema-mundo» (hoydía «americanizado», al tratar de imponer las multinacionales USA sutradición económica y mercantil) . Mas, ahora -provisto con la Red deRedes- podría convertir al mundoen un único sistema: expandir ideasque configuren la conciencia de los individuos bajo el prisma de un«pensamiento único» ; disolución del «otro» en localismos globaliza-dos; consumo dirigido ; creación de un «presente eterno», sometiendola riada de información a la presión de «lo efímero» ; . . . La «sociedadde la información y del conocimiento» se contempla como el flaman-te «sistema-mundo» que se profetiza en concluir como «aldea-glo-bal», es decir, el conjunto de individuos, colectividades, Estados yorganizaciones del planeta Tierra organizados a resultas de un«mundo-sistema» . La doblez que soporta este argumento aparentereside en la eventualidad de no reconocer que la formación del capita-lismo global no comporta la emergencia de un único modelo de capi-talismo: la «red de bambú» china y el anarcocapitalismo en Rusiaaparejan dos maneras radicalmente divergentes de originar y acumu-lar capital. Es más, si aplicamos este disimulo teórico al fenómeno dela transnacionalización de la economía, no sería arduo concluir, defacto, en el parangón más diáfano de la inversión del «sistema-mundo». La metáfora del «mundo-reloj» comprendería la compren-sión de la pretendida mecanización inherente al globalismo . Así, pues,si el capitalismo sólo obtiene su razón de ser en el beneficio y en lareproducción incesante del capital, entonces Intemet -al inaugurar lafinanciarización de la economía- es invocada simultáneamente comonuevo sistema y medio de producción . Congruentemente, la acumula-ción de capital (renuente a la permanencia espacio-temporal y, porende, a gravámenes por movimiento -v. gr., Tasa Tobin-) quedarásupeditada a la ya mentada «comunicación planetaria, permanente,inmediata e intemporal».

No obstante, hemos dejado indicado el hecho de que se torna tareatan ciclópea como estéril generar una teoría omnicomprensiva o pare-ja reduccionista de la globalización . A causa de esta razón -creemosde relevancia-, las diversas manifestaciones de la misma deben serestudiadas singular, aunque multipolarmente . Cómo se actualice ladinámica globalizante y civilizatoria en la triada de los distintos siste-mas sociales, políticos y económicos precisará de diseños de investi-gación proporcionados y adecuados a su objeto ; mientras tanto, úni-camente estamos en condiciones de detectar los fines a fin dedescubrir los valores que deforma pretendida motivan tales sistemas :libertad, seguridad y beneficio, respectivamente .

En caso de que nos veamos en la obligación de conceder ante lamayor «el Estado-Nación requiere ser reformulado», entonces podre-mos colegir que las instituciones transnacionales (y también suprana-cionales) presiden y planifican todo el proceso de globalización . Elcorolario que podemos establecer se constriñe a los fríos datos : la

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información, las fuerzas productivas de las Nuevas Tecnologías, lamisma división del trabajo, la producción cultural, los circuitos decapital, hasta la misma planificación de la economía real, . . . pasanpor la voluntad del Fondo Monetario Internacional, de la Organiza-ción Mundial del Comercio o del G-7 . De cualquier modo, parece unaestimación extremista a primera vista si se confunden en el análisis«enfoques objetivos de los acontecimientos» con los «componentesideológicos particulares» de esos agentes tan poderosos . Esas entida-des transnacionales disfrutan de su poder muy heterogéneamente, yaque su pujanza para presionar sobre los distintos gobiernos tiene queser analizada desde el vigor de las peculiares economías nacionales .Resulta claro que economías poco saneadas -como las latinoamerica-nas- condenan a sus Estados a una dependencia de las corporacionestransnacionales, planificando éstas las políticas nacionales, con locual, la autonomía gubernamental es afectada por aquéllas ; mientrasque el caso europeo se dibuja de diferente manera, aunque con enor-mes matizaciones según los países .

Sin embargo, el denominador común que podemos extraer detodas las actuaciones que se están llevando a término, a fin de favore-cer el proceso globalista, redunda en un marco específico de reformaestatal: a saber, el abandono pausado pero incesante de políticas deplanificación e intervención en las secuelas del mercado afavor de unmayor papel tutelar por parte de las diversas Administraciones delEstado . En congruencia, la reforma de la Administración correlacionauna rectificación de su Derecho so el espíritu de aquélla. Ahora bien,los planteamientos neoliberales fundamentalistas -y también loscorrespondientes a la ligeramente denominada «tercera vía», puestoque su querencia se camina a dibujarse como «neoliberalismo débil»-conceden un creciente nivel de confianza a la liberalización de lasactividades comerciales, laborales y financieras. Y éstas sólo puedensobrevenir si y únicamente si el Estado ofrece cobertura legal para lasmismas . Dicho con otras palabras, las empresas sustituyen el cometi-do del Estado en la tarea de planificación económica, acomodando suordenamiento jurídico a las necesidades de la desregulacíón.

4. ESTADO, SOCIEDAD YDERECHO

¿Se halla, pues, el Estado indefenso ante este cúmulo de adversi-dades? El ordenamiento jurídico estatal sirve a un modelo de Estadodeterminado. Si un país se encuentra asfixiado por su flaqueza econó-mica, entonces el modelo de Estado le vendrá sugerido por las entida-des transnacionales, que condicionarán su ayuda a la reforma del viejopatrón estatal . Mas, si su economía es lo suficientemente robusta paramantener su modelo bajo el menor número de alteraciones posibles,el ordenamiento jurídico y las instituciones estatales no retrocederán

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de manera apremiante . De hecho, las parcelas jurídicas más sensiblesa las sugerencias de los reformadores de los ordenamientos radican enmaterias como el medio-ambiente (eco-dumping), el mercado laboral(social-dumping) y la presión fiscal para actividades mercantiles ybursátiles (business-dumping) . En definitiva, aquellos países quedependan profundamente de las pretensiones del FMI, el BM o el G-7relajarán tales áreas del Derecho.

¿Qué cambios se suelen observar en los ordenamientos de paísesdonde se instaura el proyecto del libre mercado, o bien, se plasma unaprogresiva e incesante planificación empresarial en detrimento de laactuación benefactora de control por parte las instituciones estatalespara la incorporación al mundo global?

A)

El nivel de protección de la naturaleza queda evadido o, en sudefecto, se distensiona hasta límites críticos ;

B)

La flexibilización laboral (esto es, negociaciones a la baja entorno a sueldo, contratación y despido) se impondrá a las necesidadessociales bajo la argumentación del «mito de los costes»;

C) Las grandes empresas multinacionales se establecen enterritorios no gravosos para sus beneficios, al igual que el capitalfinanciero .

D)

Privatizaciones de sectores públicos imprescindibles.E)

Las partidas presupuestarias destinadas a seguridad pública,cárceles y justicia se incrementan enormemente en respuesta a laintensificación de la delincuencia a causa de la marginación y laexclusión social .

F)

Desaparición progresiva de las medidas de protección social .

Por otro lado, ciertamente las sociedades civiles nacionales sufrenmodificaciones graves cuando se endiosan las magnitudes macroeco-nómicas:

A)

La tasa de divorcio aumenta, apareciendo nuevos tipos de«familia» .

B)

Baja el nivel de natalidad.C)

Se acrecentan los movimientos migratorios .D)

Aumenta el nivel de criminalidad . . .

La trascendencia para las ciencias jurídicas encargadas de normarinstituciones sociales importantes radica en su prolongada metamor-fosis, pues su objeto se desdibuja con suma plasticidad.

A)

El derecho medioambiental pierde eficacia, al ponderarseotros derechos frente al mismo.

B)

El derecho laboral se acomoda a las necesidades de la compe-titividad, rebajando o eliminando derechos de los trabajadoresmediante nuevas figuras contractuales con la quimérica esperanza deelevar el nivel de ocupación .

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C)

El derecho fiscal se vuelve muy permisivo frente a las exi-gencias de disminución de los rendimientos del capital.

D)

El derecho represor se expande (v. gr., Gran Bretaña bajo losgobiernos de M. Thatcher, en EE.UU. durante la era Reagan, enNueva Zelanda o en México bajo los dictámenes de De la Madrid) .

E)

El derecho de familia tiene que enfrentar nuevas formas depaternidad-maternidad monoparental, nacientes modelos de convi-vencia . . .

Los caducos patrones sociológicos de estudio no escapan tampocoa dichas convulsiones . No hemos de olvidar que la sociología es ladisciplina más genuinamente hija de la modemídad; supone una acti-vidad reflexiva de autoconocimiento de la gran transformación quesacude al modo de vida europeo tras el inicio de las revolucionesindustriales . En este momento histórico, el modus vivendi se encuen-tra afectado por el conjunto de modificaciones dimanados de la eraglobal : movilidad, interdependencia, sustitución progresiva de lafamilia tradicional, nuevas construcciones de la figura del «sujeto»,reconversión social . . .

Ahora, más que nunca, se han de reivindicar los estudiossociojurídicos, de modo que sean susceptibles de analizarse lasáreas de mutua influencia entre la sociedad y el Estado (nacional,supranacional o transnacional) creador de Derecho. Antes bien,el hecho de que indefectiblemente se estén produciendo enormescambios en las sociedades nacionales no implica, en absoluto, queel derecho constreñido a una parcela geográfica resulte impotentee ineficaz . Todo lo contrario . La pervivencia del Estado-Naciónestriba en garantizar que las particularidades nacionales no consti-tuyan obstáculo para las pretensiones globales . Lo propio y carac-terístico de normas de ámbito nacional o regional tiene que poner-se a disposición de lo global, pero sin renunciar a su sustancia.Como dijimos más arriba, se trata de un proceso siempre inconclu-so de deslocalicación/relocalización ; esto es, buscar la pondera-ción entre las limitaciones locales y las exigencias globales, deforma que ninguna se arbitre como factores exclusivistas . Si asífuera, en el primer caso se tendería -como Ramón Soriano y yodenominamos en otro lugar- al aldeanismo y, en el segundo, haciala desidentificación .

Por consiguiente, las sociedades que no sepan captar esta dialécti-ca originarán unanueva fuente de anomia de medios y defines entresus ciudadanos, quedando relegadas de los beneficios que pudieransobrevenir de la globalización, aunque sufriendo exclusivamente losavatares dantescos del globalismo .

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5 . REPENSAR LAS SINGULARIDADES DEL ESTADO

Pero, ¿qué ocurre con las, hasta ahora, competencias peculiares dela Administración del Estado Benefactor? La demanda su disminu-ción -sin requisito de alcanzar el «Estado mínimo»- conlleva gradosde minimización de la actividad legisladora y reglamentadora delderecho público en algunos sectores pero su vasta ampliación enotros, como las inversiones en infraestructuras y liberalización desuelo para la captación de empresas, concesiones, privatizaciones . . .La secuela más diáfana se expone en la contingencia de que el dere-cho privado va adornando cada vez más la vida de los sujetos auspi-ciando una terciarizacíón del cuerpo social, al disponer aquéllos demayor libertad negativa : a saber, ensanchamiento del margen de auto-nomía y de no injerencia estatal .

Asimismo, hemosde señalar que las prácticas del globalismo soca-van las condiciones de su propia pervivencia en los Estados. La «cul-tura de Davos», constreñida a la difusión de la democracia formal ydel libre mercado, elimina la aplicación de los derechos fundamenta-les más elementales. La Historia nos viene enseñando que el capitalis-mo -sin trabas- debe transgredir imprescindiblemente tales derechos-considerados vetustos y poco eficaces- para sobrevivir. La democra-cia más allá de su formalidad en aras del control y la seguridad supo-ne una amenaza para el «sistema-mundo» capitalista en virtud de quela materialidad de aquélla impone frenos para el beneficio rápido yconstante acumulación de capital al amparo de la égida del individua-lismo y la justicia retributiva .

No podemos perder de nuestro horizonte la razón de que el capitalhoy se mueve transfronterizamente con una libertad de acción antesinsospechada. Los Estados únicamente suponen un tablero de apues-tas. Cómo modificar la realidad hasta ahora concebida es susceptiblede vislumbrarse en los siguientes puntos :

A)

La soberanía y la autonomía nacional han de contemplarsedesde otra perspectiva teórica . La nueva configuración del prosceniomundial transnacionalizado (regional o globalmente) precisa de con-troles regulativos, de manera que los Estados no sean anulados .

B)

La construcción de una sociedad civil transnacional debeestar auspiciada por una labor de concienzación frente afenómenosglobales . Así, los nuevos movimientos sociales no estarán del todoconstreñidos a los territorios nacionales .

C)

El cosmopolitismo debe ir ocupando paulatinamente ellugar de la ciudadanía nacional . Dicha afirmación no tiende a anularlas señas identitarias de grupos o naciones, sino procurar realzar laurgencia de fusionar la pluralidad en la diversidad a fin de dar solu-ciones satisfactorias a las tensiones entre sociedades civiles naciona-les, las cuales forman parte de ese todo mayor que es la sociedadcivil global .

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6. CONCLUSIONES

Debemos percatarnos de que, a la luz de lo expuesto,A)

El Estado, la sociedad civil, el derecho y la economía sehallan parametrados desde unatrama triangular : lo mundial o planeta-rio, lo regional y lo estrictamente nacional .

B)

Tanto el derecho y las instituciones nacionales como la eco-nomía y la sociedad civil de un país han de arrostrar tal trilema, pues-to que los intereses de la globalización tratan de materializarse desdearriba hacia abajo.

C)

Ya que el sistema social se ha complejizado a causa de unintrincado entramado que hace opaco a los propios individuos, la eraglobal está precisada de líneas paradigmáticas de análisis . Y, además,como la dialéctica y la negación presiden la marcha de la nueva reali-dad, la ausencia de certidumbre nos urge a la creación de teorías dealcance medio poco pretensiosas y con vocación de eventualidad .

D)

El Derecho volverá a ser invocado como instrumento dearmonización pero también de control y represión . Armonización enla esfera de lo mundial; control en el ámbito de lo regional ; represiónen las cuestiones más domésticas para mantener un Estado fuerte .Tales funciones, empero, mantedrán una relación puramente subsidia-ria y complementaria entre sí (v. gr., no se podrá armonizar lo globalsin represión ni mecanismos de control de la misma) .