Gramsci y La Emancipación de Lo Subalterno

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Gramsci y la emancipación de lo subalterno Autor: Admin Autor: Marcos del Roio * ** En los Cuadernos de la cárcel Gramsci trabajó con la noción de clases subalternas y grupos subalternos, conceptos actualmente muy utilizado en las ciencias sociales y la historiografía. Correlativamente, aparecen las cuestiones del sentido común, folklore, religión. Es importante interrogarse sobre las implicaciones teóricas y políticas de la elaboración de Gramsci contextualizándola en el conjunto de su producción teórico- política, tanto para valorar el uso habitual de este concepto y su efectiva relación con Gramsci, como para juzgar llega la actualidad de este autor para la interpretación de las luchas sociales en el capitalismo contemporáneo. 1. Introducción Un gran número de conceptos (re) elaborados por Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel, de una u otra manera en las últimas décadas pasaron a ser de uso común dentro y fuera de la academia, aunque con significados muy diferentes de los utilizados por el intelectual revolucionario originario de Cerdeña. Así, no resulta sencillo saber de qué se trata cuando se hace referencia a temas ligados a hegemonía y a sociedad civil, por ejemplo. Sea por el carácter de work in progress de la obra de Gramsci, sea también por su fragmentación o incluso por su enorme complejidad, su obra posibilitó múltiples usos. Esto indica riqueza y posible vigencia temporal, pero también abre la posibilidad de apropiación o deformación por otras vertientes culturales y políticas en las que Gramsci posiblemente no se reconocería. Ciertamente, la apropiación o interpretación de mayor impacto político y cultural fue la que se hizo con el concepto de sociedad civil. Un conocido e influyente texto de Norberto Bobbio, de 1967, presentó una lectura de la noción de sociedad civil en Gramsci según la cual ésta sería una parte de las superestructuras, de modo que habría una diferencia fundamental con respecto al uso del mismo término en Hegel y principalmente en Marx, para quien la sociedad civil estaría identificada con la infraestructura. Esta interpretación, en rigor, ubica a

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Gramsci y la emancipacin de lo subalternoAutor: Admin

Autor:Marcos del Roio***En losCuadernos de la crcelGramsci trabaj con la nocin de clases subalternas y grupos subalternos, conceptos actualmente muy utilizado en las ciencias sociales y la historiografa. Correlativamente, aparecen las cuestiones del sentido comn, folklore, religin. Es importante interrogarse sobre las implicaciones tericas y polticas de la elaboracin de Gramsci contextualizndola en el conjunto de su produccin terico-poltica, tanto para valorar el uso habitual de este concepto y su efectiva relacin con Gramsci, como para juzgar llega la actualidad de este autor para la interpretacin de las luchas sociales en el capitalismo contemporneo.

1. IntroduccinUn gran nmero de conceptos (re) elaborados por Gramsci en susCuadernos de la crcel, de una u otra manera en las ltimas dcadas pasaron a ser de uso comn dentro y fuera de la academia, aunque con significados muy diferentes de los utilizados por el intelectual revolucionario originario de Cerdea. As, no resulta sencillo saber de qu se trata cuando se hace referencia a temas ligados a hegemona y a sociedad civil, por ejemplo. Sea por el carcter dework in progressde la obra de Gramsci, sea tambin por su fragmentacin o incluso por su enorme complejidad, su obra posibilit mltiples usos. Esto indica riqueza y posible vigencia temporal, pero tambin abre la posibilidad de apropiacin o deformacin por otras vertientes culturales y polticas en las que Gramsci posiblemente no se reconocera.Ciertamente, la apropiacin o interpretacin de mayor impacto poltico y cultural fue la que se hizo con el concepto de sociedad civil. Un conocido e influyente texto de Norberto Bobbio, de 1967, present una lectura de la nocin de sociedad civil en Gramsci segn la cual sta sera una parte de las superestructuras, de modo que habra una diferencia fundamental con respecto al uso del mismo trmino en Hegel y principalmente en Marx, para quien la sociedad civil estara identificada con la infraestructura. Esta interpretacin, en rigor, ubica a Gramsci en el campo terico del liberalismo y por eso mismo tuvo gran repercusin en la disputa hegemnica, contribuyendo para hacer del terico marxista un autor casi inocuo desde ese punto de vista. De hecho, Bobbio fue un autor importante en la induccin de la llamada crisis del marxismo en la Italia de fines de los aos 70 a los aos 80.[1]Otra expresin de cuo gramsciano que paso a ser usada por las ciencia polticas y sociales es la referida a clases subalternas o grupos sociales subalternos, cuyo estudio se convirti en una tendencia bastante influyente en la literatura cientfica. Desde los aos 50, con la primer publicacin de losCuadernos de la crcel, la Antropologa o Ciencia del Folklore como se la denominaba, hizo uso de Gramsci para avanzar en los estudios y en la interpretacin de la cultura popular. Ernesto De Martino inici una serie de estudios sobre las clases subalternas y sobre el folklore, particularmente del sur de Italia, que aliment el debate sobre tal punto hasta los aos 70.[2]La difusin de la obra de Gramsci en el mundo anglo-americano, en un momento de reflujo en la influencia de su pensamiento en Italia y de fragmentacin del movimiento poltico y cultural crtico de la economa poltica del capitalismo que pareca encarnar el movimiento obrero, posibilit la reapropiacin y reordenamiento de su pensamiento desde una perspectiva fuertemente culturalista. Una de estas posturas, la vinculada a los llamadoscultural studies, tiende a considerar a la cultura como elemento determinante, mientras otra -que no excluye a la primera- de clara inspiracin posmoderna, tiende a considerar la fragmentacin de las clases subalternas como un presupuesto metodolgico y como identidad histrica marcada de positividad.[3]Muchos de estos estudios se relacionan con una perspectiva terica acoplada a las elaboraciones de Foucault o Derrid. Otros autores de gran importancia, que ampliaron el campo de estudios sobre los grupos sociales subalternos, son Raymond Williams y Edward Thompson y, ms recientemente Edward Said y Stuart Hall. Y es importante sealar el grupo de lossubaltern studiesformado por intelectuales hindes como Ranajit Guha y Gayatri Spivak. Ms que discutir la diferencia entre estos autores o evaluar la contribucin de cada uno, cabe advertir que el uso del concepto de "subalterno" se ampla enormemente. Se parte como presupuesto de Gramsci y sus referencias al campesino meridional particularmente, pero se avanza hacia el mundo colonial y post-colonial, el migrante, el refugiado.[4]No hay dudas de que la misma perspectiva universalizante de Gramsci sugiere una ampliacin y diversificacin del concepto de subalterno para analizar el capitalismo contemporneo, como tendremos ocasin de discutir. Al fin de cuentas, subalterno desde el punto de vista etimolgico significa apenasel otroinferior o inferiorizado. Pero lo que por ahora cabe destacar es que parte significativa de esos estudios parten de presupuestos tericos-metodolgicos que se colocan en un terreno muy distante de Gramsci, que parta de presupuestos muy diferentes sino antagnicos. Para Gramsci la determinacin esencial se encuentra en los fundamentos materiales de la realidad en movimiento contradictorio. Decir que la cultura o la poltica estn en cualquier parte de la vida social e incluso en la economa, no es lo mismo que negar la determinacin en ltima instancia de la reproduccin de la vida material dentro del complejo de determinaciones que componen la totalidad.La vida fragmentada de las clases subalternas era vista por Gramsci como una caracterstica de la misma situacin social en que se encuentran esos agrupamientos, pues en la medida que esas clases dejan de ser subalternas y pasan a disputar la hegemona, ganan organicidad y la perspectiva de totalidad. Es patente la diferencia entre la visin conservadora en que incurren el culturalismo y el post-modernismo, limitados a la defensa de la identidad y de los derechos particulares, y la visin revolucionaria de Gramsci.Claro es que Gramsci no poda prever el uso que se hara de esta categora de clases subalternas, pero eso no resuelve la cuestin del porqu Gramsci pas a utilizarla, aparentemente en detrimento de nociones ms consagradas en el mbito del marxismo, como proletariado, clase obrera, campesinado. La hiptesis de que sera para esquivar eventuales problemas con la censura carcelaria no parece ciertamente una explicacin razonable. Resulta incluso ms tentador asumir que se trat de un desenvolvimiento de su elaboracin, que parti desde la especificidad de la cuestin obrera hacia niveles cada vez ms elevados de complejidad y generalidad, siempre en busca de explicacin a la materialidad de la esfera subjetiva antagnica en el curso de la historia. En la bsqueda de elementos que podran conformar una nueva sociedad civil anticapitalista, la indeterminacin y fluidez sugerida por la expresin clases o grupos subalternos podra ser enriquecedora.2. De unmeridionalismoa otro, con la mediacin de la clase obreraLa experiencia de los consejos de fbrica fue la culminacin de una intensa vivencia de Gramsci en la "Turn obrera y socialista". La lucha obrera por mejores condiciones de vida y el esfuerzo para desenvolver su auto-educacin y su formacin cultural en contra de la burguesa, todo eso involucr hasta lo ms profundo de su ser a Gramsci. La reflexin terica derivada de la experiencia de los consejos particularmente en las pginas deL Ordine Nuovo, estimularon en Gramsci la concepcin de una revolucin que naca de la autonoma y de la auto-organizacin del proceso fabril por iniciativa de los trabajadores, en la que los consejos se constituiran en los fundamentos de una democracia obrera. La influencia de Sorel es patente en Gramsci, pero tambin las de Karl Korsch y de Rosa Luxemburgo, en relacin al nfasis puesto en la auto-organizacin de los trabajadores y la centralidad de la fbrica en la lucha poltica y social. En Turn se desarrollaba, en verdad, el ltimo captulo de la revolucin socialista internacional que originada en la Rusia de loa zares se difundira en los llamados imperios centrales (Alemania y Austria-Hungra).[5]La derrota de la revolucin socialista internacional puso la diversidad nacional en primer plano, como Lenin destacara precozmente ya en 1920.[6]Paulatinamente, pero principalmente a partir de 1923, Gramsci pas a buscar (y continu hacindolo hasta el final de su vida) las razones de la derrota delbiennio rossoy los nuevos caminos de la revolucin socialista en Italia y en el mundo. Ampliando siempre su ngulo de visin, encarando nuevos y siempre ms complejos problemas, Gramsci jams dej de concebir la centralidad del trabajo en la produccin de la vida social y de la fbrica en la reproduccin del capital, aunque algunas lecturas pretendan lo contrario.Ya en 1919, Gramsci, desde una perspectiva fuertemente marcada por la guerra y por la revolucin socialista internacional, notaba queel campesinado se transformaba en una fuerza motriz de la revolucin socialista, sea en Rusia o en Italia. Perciba entonces que cuatro aos de trinchera y de derramamientos de sangre cambiaron radicalmente la psicologa de los campesinos. Este cambio se verific principalmente en Rusia y es una de las condiciones esenciales de la revolucin. Lo que el industrialismo no determin con su normal proceso de desarrollo fue producido por la guerra.[7]El marxismo de Gramsci se desenvuelve paralelamente a este nuevomeridionalismo. Conservando conciencia de la importancia de la cuestin campesina, Gramsci se entreg a la experiencia de los consejos de fbrica, defendiendo al mximo la centralidad de la fbrica y del trabajo industrial en la cuestin de la transformacin revolucionaria, considerando que es ese el nicho de la explotacin del trabajo y de la reproduccin del capital. La derrota obrera y las condiciones en que se funda el Partido Comunista Italiano, en medio del avance del fascismo, hicieron ineludible una situacin de subordinacin de Gramsci ante la perspectiva terica de Bordiga. ste segua de alguna manera la tradicin socialista de despreciar la cuestin campesina, insistiendo en la exclusividad de la clase obrera como fuerza de la revolucin. Aunque originario de Npoles, Bordiga entenda que la revolucin socialista sera obra precisamente de un partido revolucionario dotado del conocimiento cientfico de la Historia, conocimiento que debera difundir en la clase obrera con el fin de que esta cumpliese su tarea de derribar el capitalismo. En cuanto al campesinado, lo que importaba era su transformacin lo ms rpido posible en proletariado, de tal modo que slo exista la cuestin del capitalismo en Italia, y no una cuestinmeridionalcomo particularidad de la cuestin agraria y campesina.A partir de 1923, cuando Gramsci desat la lucha contra Bordiga por la direccin del PCI, debido a las dificultades en el enfrentamiento con el fascismo y principalmente por los grandsimos problemas que los comunistas italianos encontraban en su relacionamiento con la Internacional Comunista, se produjo finalmente el encuentro con la teora poltica de Lenin. El meridionalismo original de Gramsci facilit mucho la comprensin ytraduccindel pensamiento de Lenin para las circunstancias concretas de Italia. Adems, la poltica defrente nicosugerida por la IC y la consigna de "gobierno obrero y campesino" terminaron por propiciar en Gramsci una nueva lectura de la cuestin meridional y de la relacin entre la clase obrera y el campesinado.Hacia fines de 1923, completada la ruptura con Bordiga, Gramsci ya tena claridad de la importancia de la cuestin meridional como cuestin nacional y de la conexin que sta tena con la poltica de frente nico que la Internacional Comunista procuraba desarrollar desde 1921, aunque de forma titubeante. Lamentaba entonces el hecho de que:"Nosotros no conocemos Italia. Peor an: nos faltan los elementos adecuados para conocer Italia, tal como es realmente, de modo que nos encontramos en la imposibilidad de hacer previsiones, de orientarnos, de establecer lneas de accin que tengan cierta probabilidad de ser exactas. No existe una historia de la clase obrera italiana. No existe una historia de la clase campesina."[8]Sin conocer la historia de la particular lucha de clases que forj el capitalismo italiano sera imposible la realizacin de un frente nico antifascista y anticapitalista, as como la formulacin de un proyecto revolucionario centrado en la clase obrera y en la alianza obrero-campesina. La relativa ignorancia del proceso histrico era agravada por el involucramiento ideolgico impuesto por las clases dominante italianas y que alcanzaban de lleno a la clase obrera industrial del Norte por medio de cierta concepcin sociolgica positivista, particularmente conservadora y discriminatoria en relacin al campesinado. El propio campesinado meridional, a su vez, era mantenido sumiso por medio de la religin catlica y del dominio clerical.Con todo, durante el perodo en que desempe el papel de dirigente poltico en el movimiento obrero italiano (e internacional), Gramsci apenas pudo conocer a la clase obrera italiana por su accin poltica y cultural en un momento histrico muy particular de eclosin revolucionaria, seguida de una cada histrica de graves proporciones. El movimiento de los consejos de fbrica, que finaliz con una seria derrota, fue seguido por la marcha triunfal del fascismo. Esa fase de resistencia al fascismo que se consolidaba como rgimen, estuvo marcada por el esfuerzo de separar a la clase obrera de la tradicin cultural y poltica del socialismo italiano, en cuanto ste representaba su subordinacin dentro del campo ideolgico de la burguesa y era responsable, en alguna medida, de la derrota reciente.Una de las matrices de formacin cultural de Gramsci es elmeridionalismo, una concepcin poltica-cultural difusa y multifaceteada, que tuvo en Gaetano Salvemini una figura de avanzada. Salvemini era un socialista cuya concepcin se distanciaba en mucho de la que prevaleca en el PSI, precisamente por percibir en el campesinado meridional un potencial vuelco hacia la trasformacin social. Sin embargo, as como Croce, Salvemini dio entusiasta apoyo a la participacin de Italia en la guerra, por lo que Gramsci se alej de l. En la posguerra, a travs de jvenes intelectuales que traban contacto con el mundo obrero, se comienza a formar un nuevo meridionalismo, de carcter revolucionario, que adverta en el campesinado meridional una fuerza social propulsora de cambios indispensables.En calidad de diputado comunista y de principal dirigente del PCI, Gramsci se encontraba entonces imbuido en el empeo de disear la estrategia del frente nico para Italia, que debera encontrar en la alianza obrero-campesina el ncleo generador de la revolucin socialista. La frmula poltica de frente nico fue la llave para que Gramsci no slo tradujese a Lenin a la particularidad de Italia, sino que pudiese encontrar un nuevo lugar para el campesinado en la estrategia revolucionaria. Este sujeto revolucionario, tan importante por el peso econmico y demogrfico que desempeaba, fue ms tarde -enCuadernos de la crcel-colocado en un conjunto denominado "clases subalternas".En el ensayo inacabado de 1926, que constitua en verdad una profundizacin de las tesis del III Congreso del PCI, realizado en Lyon a comienzos de ese mismo ao, Gramsci aborda la cuestin meridional como particularidad de la cuestin agraria en Italia, como elemento de la cuestin nacional, siguiendo el mtodo leniniano y haciendo, por lo tanto, sutraduccin.Publicado a comienzos de 1930 -con el ttuloAlgunos temas de la cuestin meridional-- el texto estaba de hecho apuntado a atraer al nuevo meridionalismo, cuyos intelectuales observaban en el campesinado del Sur la fuerza propulsora decisiva de la revolucin nacional y democrtica, pero perciban tambin la importancia del obrero septentrional en ese proceso.[9]Gramsci asuma ya el problema de la unificacin de las clases subalternas de Italia como una contribucin a la unificacin del gnero humano. La cuestin meridional es entonces, de hecho, una cuestin internacional. La reflexin de Gramsci, en la misma medida que particulariza / nacionaliza la cuestin meridional italiana, la internacionaliza. La unificacin de las clases subalternas de Italia, por lo tanto, debe unificar a la clase obrera dentro de un perspectiva poltica y cultural que reconozca la necesidad de la alianza con el campesinado, en un contexto internacional de actualidad de la revolucin socialista.Un conjunto de fragmentos ideolgicos sistematizados bajo la forma del reformismo impeda la unificacin de la clase obrera en la perspectiva pregonada por Gramsci y tambin impeda la alianza obrero-campesina. Por lo tanto, la canalizacin de la rebelda campesina hacia una accin poltica transformadora de sus condiciones sociales slo podra ocurrir en caso de fractura en la burocracia estatal y en el bloque intelectual que daba sustento a aquel orden social. De ah se sigue la necesaria crtica a los grandes intelectuales meridionales que elaboran la hegemona burguesa en Italia, con Croce en primer lugar.En verdad, el debate trabado entre Gramsci y la revistaQuarto Statoera no slo una lucha por la conformacin del frente nico y de la alianza obrero-campesina, sino tambin una disputa por la hegemona en el interior de la coalicin de las fuerzas revolucionarias, situacin en la cual los intelectuales y la cultura desempearan un papel esencial. Es patente la analoga de esa disputa entre aliados, con la disputa sostenida en el proceso revolucionario ruso entre los marxistas bolcheviques y los neo-narodnikes.Este problema ganaba mas importancia en la reflexin de Gramsci porque eran los intelectuales tradicionales, el meridionalismo conservador, quienes preservaban el bloque agrario y con l la dominacin de los industriales y banqueros del Norte. As que, gracias a la mediacin de un bloque intelectual conservador "el Mezzogiorno puede ser definido como una gran desagregacin social; los campesinos que constituyen la gran mayora de su poblacin, no tienen ninguna cohesin entre s".[10]La posibilidad de una revolucin campesina, dada la imposibilidad de esta camada de generar intelectuales orgnicos, estaba en forjar una alianza con la clase obrera por medio de los intelectuales meridionalistas liberal-revolucionarios de la estirpe de Gobberti o Dorso, a los cuales - junto con los comunistas - cabra escindir el bloque intelectual meridional y luchar contra el capitalismo, aliando el campesinado a la clase obrera.3. De la alianza obrero-campesina a las clases subalternas.Gramsci, un meridionalista de nuevo tipo y que delMezzogiornoslo conoca la Cerdea natal, sorprendentemente pas a tener conciencia de la enorme diversidad cultural de la Italia meridional recin en la crcel, de su carcter de rebelda pre-poltica, de cmo era real la "desagregacin social" pero tambin de cmo muchas mediaciones estaban presentes. En una carta enviada ya en 1926 desde la prisin de stica, Gramsci le planteaba a Tnia de la posibilidad de "hacer observaciones de psicologa y de folklore de carcter nico". Deca que "cuatro divisiones fundamentales existen: los septentrionales, los centrales, los meridionales (con Sicilia), los sardos". Notaba que los sardos vivan apartados de los otros grupos, que los septentrionales no se organizaban, los romanos se organizaban bien, y que "los meridionales son organizadsimos, en relacin a lo que se dice, pero entre ellos hay subdivisiones: el Estado napolitano, el Estado pugliese, el Estado siciliano".[11]Ahora Gramsci ya comenzaba a notar importantes mediaciones en la "desagregacin social" de los subalternos, particularmente del Mezzogiorno. Haba diferencias culturales y valorativas que distinguan a las diversas regiones originarias de los segregados, lo que sera un impedimento para colocar a toda Italia meridional dentro de un mismo encuadramiento. Las observaciones de Gramsci continuaban y clasificaba incluso a los mismos prisioneros polticos: "Los ms calmos, serenos y comedidos son los campesinos, despus vienen los obreros, despus los artesanos, por fin los intelectuales, entre los cuales ocurren explosiones imprevisibles de locura absurda e infantil."[12]Ms tarde, profundizando sus observaciones, Gramsci escriba que eran cuatro los Estados de la marginalidad meridional, agregando el Estado calabrs a los tres antes enunciados. Pero esta vez, casi como un nuevo descubrimiento, narraba que "los sicilianos son un caso aparte; hay ms semejanzas entre un calabrs y un piamonts que entre un calabrs y un siciliano."[13]Fue el inicio de la vida de prisionero una experiencia que provoc en Gramsci el renovado inters por temas que ocupaban su mente de estudiante universitario en Turn, temas ligados a la antropologa lingstica, al folklore, a la cultura italiana. Las observaciones "etnogrficas" que tuvo ocasin de hacer en la crcel ofrecieron tambin un material emprico bastante rico para pensar la complejidad de los grupos subalternos de Italia. Podemos decir entonces que esta investigacin de campo forzada, -donde se mezclaban prisioneros polticos de diversos orgenes con marginales tambin de orgenes bastante diferentes- sugiri a Gramsci que las clases subalternas eran un universo muy amplio y complejo. Darse cuenta de esa realidad era imprescindible a fin de realizar una poltica revolucionaria capaz de unificar a esos grupos y elevarlos culturalmente a un nivel superior de conciencia crtica.Estas observaciones que Gramsci llamaba una actividad "bizantina", seguramente contribuyeron para la formulacin del proyecto de investigacin que pretenda desarrollar en la crcel. As, su primer plan de estudio apuntaba a "una investigacin sobre los intelectuales italianos", una "lingstica comparada", la "transformacin del gusto teatral italiano", "las novelas de folletn y el gusto popular en la literatura". El hilo conductor de todo el proyecto estara en la bsqueda de los grados y fases de desarrollo del "espritu popular creativo".[14]Cul es la relacin existente entre este comienzo de vida carcelaria, con los sufrimientos y las observaciones y reflexiones que implic y, sobre todo, el plan de estudio elaborado en el escrito sobre la cuestin meridional, redactado apenas cuatro meses antes? Entre un texto de crtica poltica y polmica ideolgica, y este temario de perfil casi acadmico que ahora es presentado como plan de estudio? En verdad, hay una relacin de continuidad. En el escrito sobre la cuestin meridional el objetivo poltico inmediato se haca evidente al defender la necesidad de que los intelectuales crticos, fuesen marxistas o liberal-revolucionarios, procedieran a la fractura del bloque meridional conservador para as posibilitar la organizacin del campesinado y su alianza con la clase obrera.Ahora el plan es de mayor amplitud y profundidad, pero siegue siendo el mismo. Se trata de conocer Italia, de conocer la cultura popular, ms precisamente el folklore o el sentido comn de las clases subalternas (aunque esa expresin todava no aparezca). Ms an, de saber cmo ese sentido comn se articula con la concepcin de los intelectuales y cmo pueden ser ambas transformadas.El "espritu popular creativo" que conduce y unifica la investigacin podra ser la bsqueda de elementos de creacin y de rebelda popular frente a las diversas formas de dominacin?Sera el folklore una forma en que las clases subalternas interpretan la visin sistematizada de los grupos sociales dominantes y de sus intelectuales y con la que transforman la opresin y la sumisin en condicin soportable?O podra tambin mimetizar formas de respuesta y rebelda?No estara buscando Gramsci elementos de rebelda espontnea presentes en la vida social de las masas, particularmente del campesinado, que correspondera a los intelectuales revolucionarios canalizar como voluntad colectiva? A pesar de las muchas modificaciones en el plan de estudio de la vida carcelaria, no parece que Gramsci haya escapado mucho al enfoque original de esas preguntas. En losCuadernos de la crcel, sin embargo, Gramsci ya no us ms la expresin "espritu popular creativo", posiblemente para evitar caer un alguna trampa de cuo idealista.[15]Por otro lado, y siempre en losCuadernos de la crcel, Gramsci pas a utilizar la expresin "clases subalternas" y "grupos subalternos", en una posible ampliacin del mismo campo analtico. Hay alguna implicacin terico-metodolgica en ese cambio? Hay alguna implicacin poltica?Ya en el primer cuaderno y en el cuaderno 2, algunas notas de Gramsci sugeran la ampliacin de la nocin de meridional a todo el mediterrneo, dentro de la dialctica nacional / internacional, de la subalternidad impuesta por el colonialismo. El cuaderno 3, redactado en 1930 y considerado una miscelnea, comienza con anotaciones principalmente sobre intelectuales y el americanismo, temas cruciales de la investigacin de Gramsci. Y casi imprevistamente aparece una nota, la nmero 14, denominadaHistoria de la clase dominante e historia de las clases subalternas, que trae una observacin esencial de carcter metodolgico. En esta nota extraordinariamente sinttica se destacan desde luego dos observaciones decisivas para dilucidar el razonamiento de Gramsci: 1) "la historia de las clases subalternas es necesariamente disgregada y episdica"; 2) "hay en la actividad de estas clases una tendencia a la unificacin aunque sea al menos en planos provisionales, pero esa es la parte menos visible y que slo se demuestra despus de consumada."[16]La primera afirmacin tiene un carcter bastante general e indica la situacin histrica de las clases subalternas, que "sufren la iniciativa de la clase dominante, incluso cuando se rebelan: estn en estado de defensa alarmada". La segunda observacin, cuyas implicancias no son desarrolladas en este pasaje, sugiere que las clases subalternas, por "iniciativa autnoma", tienden a la unificacin y en esa disposicin a la superacin de la subalternidad, hay hegemona. Las clases subalternas unificadas en torno de una perspectiva autnoma proponen una nueva hegemona, un nuevo orden social.[17]Estas observaciones traen a colacin una vez ms la continuidad y el dilogo permanente de Gramsci con los interlocutores, muchas veces implcitos, que estuvieron presentes en su concepcin terico-poltica desarrollada en la accin durante los das vividos con los consejos de fbrica de Turn. Las referencias explcitas a Sorel y a Rosa Luxemburgo nunca fueron numerosas en Gramsci, ni en el perodo revolucionario de 1917-1921, ni en losCuadernos de la crcel, lo que no significa que no estuviesen presentes preocupaciones comunes e influencias en el pensamiento. Como se sabe, Sorel fue un importante exponente terico delsindicalismo revolucionarioy Rosa Luxemburgo una notable personalidad de laNeue Linkedel PSD (Partido Socialdemcrata de Alemania) y fundadora, despus, del KPD (Partido Comunista de Alemania). Sin desmedro de las muchas diferencias entre estos sectores, en Gramsci incida la comn preocupacin con la auto-actividad de las masas, la auto-organizacin y el autogobierno. En suma, con un "espritu de ruptura" presente en la actividad de las clases sometidas. El problema pasa a ser la direccin que toma la "iniciativa autnoma" de las masas y cmo la "tendencia a la unificacin" debe o puede ocurrir.Gramsci no indica el cmo y el por qu de esta tendencia; podra suponerse que una posible explicacin se encuentra en la proposicin marxiana de la dinmica del capital como agente de unificacin de la clase obrera, pero la misma se revela falsa si admitimos la presencia de alguna forma de economicismo en Marx. Por otro lado, es falsa tambin esa suposicin, por cierto, si consideramos grupos sociales subalternos de formaciones sociales pre-capitalistas.Gramsci parte de este sustrato comn, de la preocupacin compartida con Sorel y Rosa por la iniciativa espontnea de las masas, por lo que podramos llamar "espritu de escicin" o "espritu popular creativo". En Sorel critica la permanencia en la subalternidad cultural al liberalismo, al mantener la divisin entre lo econmico y poltico. La concepcin terica de organizar a los trabajadores estrictamente en el campo econmico, educados en torno del mito de la huelga general contra el capital y el Estado poltico, era insuficiente para crear una situacin nueva de hegemona, precisamente por negar la poltica y la actividad intelectual revolucionaria. El economicismo presente en Sorel, Gramsci lo critica tambin en Rosa Luxemburgo, por lo menos en su trabajo sobre la revolucin Rusa de 1905. Segn argumenta Gramsci, tambin en Rosa habra una tendencia economicista al sugerir que crisis econmicas pudiesen ser generadoras espontneas de situaciones revolucionarias.[18]Todo indica que para Gramsci cualquier forma de economicismo representa una variante de subalternidad terica. Pero esta afirmacin tiene un significado todava ms incisivo: la emancipacin de los subalternos supone que la unificacin pase tambin por la emancipacin cultural, por la percepcin de que lo econmico y lo poltico (y lo filosfico) son expresiones de una misma realidad en movimiento: la emancipacin de lo subalterno pasa por la construccin de un nuevo bloque histrico y, como constitutivo de este proceso, de una reforma moral e intelectual (una revolucin cultural generada mediante la auto-educacin de las masas). Tales las razones de la gran importancia del estudio del folklore, de la religiosidad, del sentido comn, de las formas de organizacin de las clases subalternas. Es el socrtico "concete a ti mismo" como condicin de la transformacin.4. Clases subalternas e intelectuales.Pasajes disociados de diferentes cuadernos pueden hacer pensar que la expresin "clases subalternas" lleva un grado de abstraccin y generalidad tal que la torna estril desde el punto de vista analtico o incluso poltico.[19]Por qu entonces Gramsci la utiliza, adems de ir todava ms lejos, con el uso del trmino "grupos subalternos"? La respuesta posible puede apuntar en dos direcciones diferentes y complementarias. La primera, es la posibilidad de extenderse el campo analtico en el tiempo y en el espacio. El indicio claro de esto est en pargrafos subsecuentes del cuaderno 3, en los cuales Gramsci trata de las clases subalternas de lascomuneitalianas de la poca medieval (& 16) y de la antigua Roma (& 18). Con estas cuestiones en mente pueden ser sopesadas las diversas camadas culturales que componen el folklore y el sentido comn de Italia, particularmente del campesinado.Con esta lgica puede (debe) ser estudiado el origen y la formacin de la clase obrera, como particularidad esencial del mundo moderno. Esta categora de clases o grupos subalternos permite adems que el campo analtico se ample hacia zonas coloniales, como ya fue sugerido, exactamente como Gramsci entenda era la condicin de la propia Italia meridional o incluso hasta Amrica Latina, como sugiere el pargrafo 5 de este mismo cuaderno 3. O sea, la generalidad del trmino "clases subalternas" o "grupos subalternos" posibilita el anlisis ms apurado de las mas diversas particularidades dentro de una tendencia general a la unificacin del gnero humano.Pero esa ampliacin del campo de visin analtica no implicara tambin la indefinicin prctica y poltica? Aqu la respuesta no puede pasar del terreno de las hiptesis, a menos que se proceda a una investigacin mucho ms aguda. La importancia que Gramsci daba al americanismo y al fordismo como tema de investigacin comprueba que la centralidad del trabajo fabril persista en su crtica de la modernidad capitalista, lo que apunta en la direccin opuesta a una posible dilucin de la clase obrera en el seno de indefinidos y pulverizados "grupos subalternos". Manteniendo la centralidad obrera en la construccin de una nueva hegemona en la antpoda del dominio del capital, las clases subalternas de la poca capitalista ganan una columna vertebral mediante la cual pueden ganar organicidad y marchar en la tendencia a la unificacin y la hegemona.El problema pasa a ser entonces el de distinguir, social y culturalmente, cules seran entre los grupos subalternos los posibles aliados de la clase obrera. Sera slo el campesinado? O el campesinado sera tan diverso en su formacin cultural, en su folklore, que ni analtica ni polticamente podra ser visto como una entidad exactamente homognea, incluso por ser una clase en transicin, una clase que de pre-capitalismo podra ser colaboradora de la transicin socialista, conforme haba demostrado la elaboracin del ltimo Lenin? Ms ampliamente, habra incluso que cuestionarse cunto habra de particularismo en los diferentes estratos campesinos heredados de la poca feudal en Europa o si el llamado campesinado de bastas zonas coloniales no tendra tambin su enorme diversidad?La teora de la historia que Gramsci desarroll en losCuadernos de la crcelnada tena de esquemtica ni lineal, as como su concepcin de clase social. La nocin de subalterno puede parecer demasiado elstica, sin embargo es un hecho que la cuestin meridional italiana ya ganaba una nueva complejidad, as como la misma nocin de cuestin meridional ya se ampliaba hacia la zona colonial del imperialismo. La cuestin de la unificacin de las clases subalternas italianas es una cuestin nacional, pero al mismo tiempo es la cuestin de la unificacin de las clases subalternas de todo el mundo, la cuestin de unificacin del gnero humano.Esta interpretacin slo es posible, por ende, con la lectura de otros muchos pasajes de losCuadernos de la crcel, particularmente del cuaderno 13 en el que Gramsci analiza formas y modos por los cuales las clases subalternas pueden superar su condicin. En verdad, en el cuaderno 13, donde retoma anotaciones hechas en cuadernos anteriores, Gramsci trata en particular de la situacin de la clase obrera, desde un punto de vista metodolgico, de su forma de ser como clase capaz de dirigir un arco de alianzas compuesto por el conjunto de las clases subalternas contra la dominacin burguesa. Subsiste por tanto, en el fondo, el problema de la alianza obrero-campesina y del frente nico, esbozado en el periodo inmediatamente precedente al encarcelamiento, especialmente enAlgunos temas de la cuestin meridional.Gramsci se cuestiona cmo se forma una voluntad colectiva, o sea, el cmo se unifican las clases subalternas. O, dicho de otra manera, cmo la cultura de las clases subalternas se rompe y se transforma en cultura y voluntad colectiva antagnica a la de las clases dominantes, rompindose as la subalternidad. Este problema es crucial no slo en el conjunto de losCuadernos de la crcel, sino tambin en toda la elaboracin de la cultura poltica del marxismo.Un movimiento de emancipacin slo puede partir de la auto-actividad de las masas, de su autonoma, de la ruptura con la clase dominante. Gramsci interpreta el Prncipe de Maquiavelo con los anteojos de Sorel, precisamente para destacar a ese personaje imaginario como la representacin de la voluntad colectiva autnoma que se auto-organiza en oposicin al orden social vigente, generando una ruptura que contesta a la subalternidad. Esta requiere sin embargo unareforma moral e intelectual, una transformacin cultural de gran envergadura histrica, que supere y sustituya a la cultura de la vieja clase dominante. Por lo tanto, la visin de Sorel es insuficiente para asimilar que no basta la negacin radical del orden. Es preciso tambin, y al mismo tiempo, que se materialice la nueva subjetividad, lo que significa organizar la vida material y cultural sobre nuevas bases. La negacin del viejo orden significa tambin elaboracin terico-prctica de un proyecto de nueva vida. No un proyecto en abstracto, sino construido segn la conduccin posible del movimiento de lo real y que parte de "una voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la accin".[20]La nueva subjetividad, crtica y negativa de la condicin subalterna, parte necesariamente de las condiciones reales existentes, de las contradicciones de lo real, de los fragmentos que componen la ideologa subalterna, de los impulsos de rebelda de los dominados (podra decirse del "espritu popular creativo"). La recomposicin de los fragmentos culturales e ideolgicos surgidos de la rebelda de los dominados, en la perspectiva de la negacin de la subalternidad, demanda necesariamente una reforma moral e intelectual de largo alcance, en el sentido de la recomposicin de toda la vida material y cultural.Este movimiento histrico slo se torna posible en la medida que las clases subalternas generen un grupo de intelectuales orgnicos. Orgnicos porque surgidos del seno de la propia clase y porque actan histricamente en razn de los intereses de clase de la cual se origin. Organizados constituyen el Prncipe moderno, un organismo que es "un elemento de sociedad complejo en el cual ya tiene principio el concretarse de una voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la accin."[21]Si as es, resulta evidente que no se puede pensar la condicin subalterna y la lucha por su emancipacin disociada de los grupos intelectuales. En Gramsci, entonces, la historia del folklore, de la religiosidad, del sentido comn de las clases subalternas en definitiva, no puede estar disociada de las formas de dominio que le son impuestas con la decisiva contribucin de los grupos intelectuales. As tambin, la negacin/ superacin de la condicin subalterna no puede prescindir de la formacin de un grupo intelectual autnomo forjado por las propias clases subalternas en lucha contra su condicin. Aqu se percibe cmo el cuaderno 12, que trata de la historia de los intelectuales, y el cuaderno 27, que habla de la historia de las clases subalternas, constituyen partes de una misma investigacin. De hecho, en el cuaderno 12 Gramsci se refiere implcitamente a los intelectuales orgnicos de la burguesa y a los necesarios del proletariado:Cada grupo social, naciendo en el terreno originario de una funcin esencial en el mundo de la produccin econmica, se crea al mismo tiempo, orgnicamente, una o ms capas de intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia de su propia funcin no slo en el campo econmico, sino tambin en el social y poltico.Despus ampla la cuestin hacia los intelectuales originados en la poca feudal y remata: "La categora de los eclesisticos puede ser considerada la categora intelectual orgnicamente ligada a la aristocracia terrateniente."[22]Gramsci encuentra la explicacin de las causas por las que en la Italia del siglo XVI no se form una voluntad colectiva que unificase a la pennsula bajo la forma de monarqua absoluta, en las caractersticas cosmopolitas de los intelectuales, cuyo origen se remonta al Imperio Romano y que la Iglesia de Roma preserv y desarroll. El Renacimiento fue un emprendimiento cultural de elevada calidad y valor, pero fue una iniciativa de fracciones de la nobleza que colocaron a los intelectuales y artistas bajo su gida, no permitiendo que se transformase en fenmeno de masas, que alcanzase a las camadas sociales subalternas. La Reforma religiosa, por el contrario, signific una reforma moral e intelectual de largo alcance, no slo por la tendencial laicizacin de la vida terrena, como la valorizacin del trabajo y la acumulacin de riqueza, sino por la negacin del universalismo de la Iglesia de Roma. El contacto inmediato del fiel con su dios, mediado por el pastor, rompi la jerarqua catlica y regionaliz la organizacin religiosa, contribuyendo as a la formacin de Estados territoriales. En determinadas regiones (como Alemania), la reforma reforz el poder local de la nobleza, pero en otros contribuy en la gestacin de la revolucin burguesa (como en Holanda, Inglaterra y Estados Unidos). De todos modos, estuvo muy lejos de alcanzar un padrn cultural que se aproximase al menos al del Renacimiento. Esto significa que la Reforma desarroll un papel contradictorio, pero contribuy tambin para que hiciera eclosin el jacobinismo en la Revolucin Francesa: jacobinismo aqu entendido como grupo intelectual que expresa la voluntad colectiva nacional-popular. Pensando as, Gramsci poda ver en Maquiavelo un precursor del jacobinismo, como alguien que, al percibir en el universalismo de la Iglesia de Roma el enemigo a derrotar para que prevaleciera una voluntad colectiva representada en la figura del Prncipe, como la manera mediante la cual las clases subalternas se haran protagonistas de la formacin de un Estado territorial a travs del cual se difundiese el Renacimiento como fenmeno de masas. La difusin del Renacimiento como fenmeno de masas podra ser la generadora de una civilizacin de hombres universales, como Gramsci perciba en Leonardo da Vinci.Sorel sealaba a los intelectuales y polticos de las clases dominantes como partcipes de un mismo bloque histrico, pero precava a la clase de los productores contra la generacin de intelectuales o dirigentes que podran llegar a ser beneficiarios de otras formas de dominacin. De ah su anti-jacobinismo, su postura de ruptura de la vida poltica e intelectual de los dominantes, y su negacin de la forma partido poltico. Gramsci, que en su juventud tuvo una visin bastante emparentada a esa, en losCuadernospasa a ver al jacobinismo precisamente como la accin de un grupo dirigente generado orgnicamente en vinculacin con las clases subalternas, aunque en grados y medidas diferentes.En su dilogo con Sorel (mediado por Maquiavelo), Gramsci concibe el partido revolucionario, intelectual orgnico colectivo, conformado como instrumento concreto capaz de canalizar la rebelda de los subalternos, de recomponer los fragmentos ideolgicos de rechazo del orden, promover una reforma moral e intelectual que niegue la subalternidad, concibiendo un nuevo proyecto de vida social. La rebelda espontnea de las clases subalternas es conducida hacia un proyecto de hegemona, y no librada al espontanesmo, como en Sorel.Continuando la interlocucin con Sorel, siempre en el cuaderno 13, Gramsci discute cmo las diversas formas de sindicalismo y corporativismo mantienen la condicin subalterna de la clase obrera, precisamente por no colocar en el horizonte el problema de la hegemona, imprescindible para la formacin de un nuevo orden, de un nuevo Estado. El lmite terico del sindicalismo corporativo -incluso en la vertiente revolucionaria soreliana- es el economicismo, ante todo porque reproduce la visin de la vida social que es propia del liberalismo, de la ideologa de la clase dominante. Al identificar todo lo poltico como instancia de dominacin de clase en el poder, el sindicalismo revolucionario reconoce como real la falsa dicotoma entre lo econmico y lo poltico, entre la sociedad civil y el Estado. De modo que el sindicalismo es una variante del economicismo, es ideologa de una clase que contina siendo subalterna: el sindicalismo terico"en la medida en que se refiere a un grupo subalterno, al cual con esta teora se le impide llegar a ser alguna vez dominante, desarrollarse ms all de la fase econmico-corporativa para elevarse a la fase de hegemona tico-poltica en la sociedad civil y dominante en el Estado".[23]En la teora y en la accin poltica "la lucha puede y debe librarse desarrollando el concepto de hegemona",[24]condicin para que la clase obrera pueda emanciparse de la situacin de subalternidad. Qu puede significar esta afirmacin? Que la condicin subalterna slo puede ser superada en la medida en que la clase obrera asume la perspectiva de la totalidad.Asumir la perspectiva de totalidad comporta dos significados plausibles, que se completan. El primero sera que la clase obrera asume la perspectiva de los intereses del conjunto de las clases subalternas en el proceso de negacin de la subalternidad, o sea, en el proceso de emancipacin de la explotacin y de la opresin, implicando un programa, un proyecto, un momento de construccin. El segundo sera que debera dotarse de una perspectiva cultural y terica adecuada, que metodolgicamente parta del principio que "economa" y "poltica", sociedad civil y Estado son una misma y nica realidad, que puede ser abordada desde diferentes puntos de aproximacin; esta perspectiva de la totalidad no podra ser otra que la ofrecida por la filosofa de la praxis.Es cierto que las clases subalternas no son slo la clase obrera y el campesinado, incluso cuando se la discusin gira en torno de la crtica al capitalismo, si bien mucho dependa del grado y de la fase de desarrollo en que se encuentra determinada nacin o pueblo. Los artesanos tambin son sobrevivientes del orden feudal, as como lo son estratos de comerciantes o de intelectuales tradicionales. Todos estos grupos sociales son subalternos y tienden a sufrir la hegemona burguesa, "la iniciativa de la clase dominante". Lo mismo ocurre con la clase obrera, con el proletariado industrial, a no ser por un punto decisivo: la clase obrera produce la plusvala de la cual el capital se alimenta, y es capaz, aunque con enormes dificultades, de producir tambin intelectuales orgnicos y cultura crtica. Por otro lado, "la masa de los campesinos, por ms que desempee una funcin esencial en el mundo de la produccin, no elabora sus propios intelectuales orgnicos y no asimila ningn estrato de intelectuales tradicionales, ()".[25]Cabra entonces a la clase obrera, una clase subalterna particular, agrupar al conjunto de las clases subalternas para la lucha contra el capitalismo y por un nuevo orden social. Para eso era imprescindible conocer / transformar sus culturas particulares y fragmentarias que se expresaban como folklore, como religin, como sentido comn y por medio de un "progreso intelectual de masas" generar una nueva cultura, involucrada en una nueva hegemona y de un nuevo bloque histrico. Para todo esto la formacin de una camada de intelectuales orgnicos sera imprescindible.Lo que Gramsci hace, al fin de cuentas, es profundizar y desarrollar la frmula poltica del frente nico y de la alianza obrero-campesina, con las cuales trabaja en el perodo carcelario. Solamente una coalicin del conjunto de las clases subalternas, orientadas por la clase obrera y sus intelectuales orgnicos -el Prncipe moderno- podra constituirse en fuerza antagnica y alternativa al capitalismo.As, el conjunto de las clases subalternas, negando su condicin por medio de una reforma moral e intelectual, y con su asociacin de voluntades, se transformara en una nueva sociedad civil (y en un nuevo Estado), materializando una nueva hegemona. Cuando habla de nueva sociedad civil y de nuevo Estado, Gramsci supone el Estado obrero, el Estado socialista. Este Estado es obra del conjunto de los grupos sociales que se emanciparon de la subalternidad y que alcanzaron el estatuto de constructores e una nueva civilizacin.5. Gramsci en Frmia.Un indicio fuerte de esta lectura se encuentra precisamente en el desarrollo del trabajo de Gramsci despus de ser transferido desde la crcel de Turi hacia la clnica de Frmia. Retoma entonces, en el cuaderno 22, el proyecto de reflexin crtica sobre el americanismo y fordismo, que pareca haber sido dejado a tras, apuntado a insistir y mostrar la importancia crucial de la clase obrera en el mundo moderno.Si en los cuadernos 25 y 27 Gramsci trata de la historia y de la cultura de los grupos subalternos que subsisten, en el cuaderno 22 se explaya sobre lonovssimoproducido por el capitalismo: elamericanismo fordista. El americanismo fordista es para Gramsci un intento de anular la ley tendencial de la cada de la ganancia capitalista, y por tanto "las fuerzas subalternas, que deberan que ser manipuladas y racionalizadas segn los nuevos fines, necesariamente resisten".[26]Aqu la iniciativa de la clase dominante es de tal orden que "la racionalizacin ha determinado la necesidad de elaborar un nuevo tipo humano, conforme el nuevo tipo de trabajo y de proceso productivo".[27]La clase obrera fordista est todava siendo elaborada por la iniciativa hegemnica de la burguesa, de modo que no se mostr todava capaz de crear superestructuras de clase que la lleven a plantear la cuestin de la hegemona. En verdad, dadas las condiciones en que se implant el fordismo "la hegemona nace de la fbrica y no tiene necesidad de ejercerse ms que por una cantidad mnima de intermediarios profesionales de la poltica y de la ideologa".[28]Esto es: la novsima clase obrera todava est en construccin, no es y an est lejos de ser una clase en condiciones de plantearse la disputa de la hegemona. Por el momento es an un grupo subalterno, una clase subalterna que no consigue unificarse y mucho menos ser el ncleo de un arco de alianzas que exprese el frente nico de las clases subalternas. Por un lado es mucho ms avanzada que la clase obrera rusa que hizo la revolucin socialista o la clase obrera italiana que llev a la prctica la tan marcante experiencia de los consejos de fbrica, pero por otro lado es una fuerza poltica y cultural apenas potencial y muy embrionaria. La racionalizacin capitalista de la produccin bajo la forma taylorista y fordista, como avance del maquinismo y el automatismo, genera una situacin contradictoria de profundizacin de la alienacin y de creacin de condiciones para la negacin de la subalternidad obrera. Crea condiciones para que el individuo trabajador se apropie parcialmente de la tcnica productiva, pero lo asla y fragmenta como clase obrera.En el cuaderno 25, Gramsci reproduce con pocos cambios las anotaciones anteriormente hechas y les atribuye el nombre, en ese cuaderno especial, deAl margen de la historia (Historia de los grupos sociales subalternos).El trabajo previsto es significativamente inmenso y Gramsci ofrece apenas algunos pocos indicios, pero la orientacin de la investigacin est clara y definida. De cierta forma es un contrapunto con el temario del cuaderno 22.En este cuaderno 25, el & 14 del cuaderno 3 es trascripto con modificaciones. Antes que nada, el ttulo asume el carcter deCriterios metodolgicos. Se percibe que la expresin "clases subalternas" es sustituida por "grupos subalternos", pero no desaparece del texto. Ahora Gramsci explicita que la tendencia a la unificacin de estos grupos es continuamente destrozada por la iniciativa de los grupos dominantes, de modo que esta tendencia puede ser demostrada slo en caso de triunfo. Gramsci tambin explicita mejor el pasaje del cuaderno 3:Los grupos subalternos sufren siempre la iniciativa de los grupos dominantes, an cuando se rebelan y sublevan: slo la victoria "permanente" rompe, y no inmediatamente, la subordinacin. En realidad, an cuando parecen triunfantes, los grupos subalternos estn slo en estado de defensa activa.[29]Este pasaje es ms explcito y al mismo tiempo ms amplio y profundo. La expresin "grupos subalternos" se refiere incluso a capas sociales que no pueden ser definidas como clase propiamente dicha, como el caso de grupos intelectuales o incluso a clases que no se formaron todava como tales. Por otro lado, Gramsci acenta lo difcil que es romper la subalternidad y el riesgo de ilusionarse con la victoria. Pareciera que aqu Gramsci refleja las dificultades y problemas que se desarrollaron en la URSS.[30]Gramsci profundiza sus observaciones metodolgicas en el & 5 en el cual muestra cabalmente la imposibilidad de hacer una historia (y de hacer poltica) de las clases subalternas disociadas de la totalidad social, que se expresa a partir del Estado de las clases dirigentes. Dice Gramsci a propsito: "La unidad histrica de las clases dirigentes ocurre en el Estado, y la historia de aquellas es esencialmente la historia de los Estados y de los grupos de Estados". De modo quela unidad histrica fundamental, por su concrecin, es el resultado de las relaciones orgnicas entre Estado o sociedad poltica y "sociedad civil". Las clases subalternas, por definicin, no estn unificadas y no pueden unificarse mientras no puedan convertirse en "Estado": su historia, por lo tanto, est entrelazada con la de la sociedad civil, es una funcin "disgregada" y discontinua de la historia de la sociedad civil y, por este medio, de la historia de los Estados o grupos de Estados.[31]Las clases subalternas pueden componer un nuevo Estado, una nueva totalidad, precisamente a partir del momento en que niegan la subalternidad y se emancipan. Conocer y transformar son aspectos y momentos de la filosofa de la praxis, de la ciencia de la historia y de la poltica. Por esto Gramsci enuncia algunos puntos esenciales de investigacin para quien se arriesga a hacer historia de las clases subalternas teniendo en mente el proyecto de su emancipacin. Aqu historiador no es slo el especialista en el estudio de los acontecimientos del pasado, sino que lo es el intelectual orgnico que hace la historia junto con las clases subalternas, en el sentido de praxis. Es preciso conocer el origen y el desarrollo de los grupos sociales subalternos, su grado de adhesin al orden existente, su capacidad de imponer reivindicaciones propias, el surgimiento de formaciones de los grupos dirigentes volcados a mantener la subalternidad, el surgimiento de formaciones de grupos subalternos que afirmen sus intereses dentro del orden o que luchen contra la subalternidad.Al fin de cuentas, Gramsci insiste en el problema planteado en 1923: la necesidad de conocer Italia a fin de transformarla. Y contina tambin su dilogo con Sorel. Slo que ahora su ngulo de visin es mucho ms amplio y universal. Para Gramsci, en sntesis: "el historiador debe sealar y justificar la lnea de desarrollo hacia la autonoma integral, desde las fases ms primitivas, debe sealar cada manifestacin espritu de escisin soreliano.". Son inmensas, por lo tanto, las dificultades para ste historiador, no slo debido a la fragmentacin de los grupos subalternos, sino en razn de "las repercusiones mucho ms eficaces, por estar apoyadas por el Estado, de los grupos dominantes sobre los subalternos y sus partidos."[32]Gramsci comienza el cuaderno 25 precisamente sugiriendo un trabajo monogrfico de investigacin. Aborda el fenmeno histrico-social de Davide Lazaretti (1834-1878) un lder rebelde surgido de las capas subalternas de Toscana. Profeta mstico, Lazzaretti era tambin un predicador opositor a la monarqua, tal como la presentaba la Iglesia. Gramsci critica la bibliografa existente sobre ese acontecimiento marcando una tendencia a aislar el hecho, con el fin de que fuese atribuida una naturaleza patolgica al personaje central de la trama, ya que "para una elite social, los elementos de los grupos subalternos tienen siempre algo de brbaro y de patolgico."[33]As, la literatura existente, ciertamente contemporizando con los intereses de las clases dominantes, procuraba"ocultar las causas del malestar general que existan en Italia despus del 70, dando, de los episodios aislados de explosin de tal malestar, explicaciones restrictivas, individuales, folkloristas, patolgicas etctera. Lo mismo ha sucedido mas en grande con el "bandolerismo" meridional y de las islas".[34]El inters de Gramsci por este episodio particular se encuentra precisamente en la manifestacin de "popularidad y espontaneidad", as comoqu tendencia subversiva-popular-elemental poda nacer entre los campesinos a consecuencia del abstencionismo poltico clerical y del hecho de que las masas rurales, en ausencia de partidos regulares, buscaban dirigentes locales que surgan de la masa misma, mezclando la religin y el fanatismo al conjunto de las reivindicaciones que de forma elemental fermentaban en las zonas rurales.[35]En las pginas de este cuaderno, Gramsci teje consideraciones sobre aspectos de la historia de los grupos subalternos en la Roma antigua y en la poca feudal y destaca que "en el Estado antiguo y en el medieval, el centralismo tanto poltico-territorial como social (y uno no es sino funcin del otro) era mnimo". En esta situacin "los grupos subalternos tenan una vida propia, autosuficiente, instituciones propias etctera, y en ocasiones estas instituciones tenan funciones estatales, que hacan del Estado una federacin de grupos sociales con funciones diversas no subordinadas". En contraposicin, "El Estado moderno substituye al bloque mecnico de los grupos sociales por su subordinacin a la hegemona activa del grupo dirigente y dominante, por consiguiente deroga algunas autonomas, que sin embargo renacen en otra forma, como partidos, sindicatos, asociaciones de cultura". Y refirindose al fascismo, Gramsci agrega que "Las dictaduras contemporneas derogan legalmente incluso estas nuevas formas de autonoma y se esfuerzan para incorporarlas en la vida estatal: la centralizacin legal de toda la vida nacional en las manos del grupo dominante se hace totalitaria".[36]Gramsci evala pues que los grupos subalternos de la antigedad clsica y de la poca medieval se acoplaban al grupo dominante, pero tenan una vida propia, normas y padrones culturales propios. En caso de salvarse la dificultad documental, no sera difcil elaborar la historia de estos grupos. En la poca burguesa, el Estado tiende a centralizar la actividad de la clase dominante, tiende a coordinar la hegemona sobre la clase obrera y el conjunto de los grupos subalternos. Estos, a su vez, manifiestan su autonoma por medio de organizaciones econmicas, polticas y culturales. El empeo del Estado y de la clase dominante es someter esa autonoma y bloquear el eventual desarrollo del "espritu de ruptura", camino hacia la negacin de la subalternidad, constituyendo la hegemona.En la misma lnea de reflexin sigue el cuaderno 27, compuesto apenas por algunas pocas pginas deObservaciones sobre el "Folklore".Gramsci observa cmo la literatura existente, que es siempre una expresin de la "ciencia" de las clases dominantes, concibe a la Ciencia del Folklore apenas como una coleccin de informaciones pintorescas que pueden manifestarse como conocimiento erudito. Para Gramsci, sin embargo, el Folklore debera ser estudiado, tal como entienden ciertas corrientes de la Antropologa, como cultura, o ms especficamente como cultura popular. Dice entonces Gramsci sobre el Folklore:Habra que estudiarlo, por el contrario, como "concepcin del mundo y de la vida", implcita en gran medida en determinados estratos (determinados en el tiempo y en el espacio) de la sociedad, en contraposicin (tambin esta por lo general implcita, mecnica, objetiva) con las concepciones del mundo "oficiales" (o en sentido ms amplio, de las partes cultas de la sociedad histricamente determinadas) que han sucedido en el desarrollo histrico. (De ah la estrecha relacin entre folklore y "sentido comn", que es el folklore filosfico). Concepcin del mundo no slo no elaborada y sistemtica, porque el pueblo (o sea el conjunto de las clases subalternas e instrumentales de toda forma de la sociedad que hasta ahora ha existido) por definicin no pueden tener concepciones elaboradas, sistemticas y polticamente organizadas y centralizadas en su desarrollo, aunque ste sea contradictorio, sino incluso mltiples -no slo en el sentido de distinto y yuxtapuesto, sino tambin en el sentido de estratificado desde lo ms burdo hasta lo menos burdo sino es que adems debe hablarse de un conglomerado indigesto de fragmentos de todas las concepciones del mundo y de la vida que se han sucedido en la historia, de la mayor parte de las cuales, adems, slo en el folklore se encuentran los documentos sobrevivientes mutilados y contaminados.[37]Este largo y poco claro pasaje bien exige un comentario. En rigor, para Gramsci el Folklore est conformado por la concepcin del mundo y de la vida de las clases subalternas. Pero esta concepcin del mundo y de la vida tambin se contrapone a la visin del mundo y de la vida de los grupos dirigentes y, ms especficamente de sus intelectuales. Esa contraposicin, en general, se da bajo la forma de re-lectura fragmentada de la cultura de los grupos dirigentes en sucesin histrica. An ms, la concepcin del mundo y de la vida de las clases subalternas es mltiple, estratificada, yuxtapuesta y mezclada, ya que estas camadas sociales, por su propia condicin, no pueden contar con una visin del mundo y de la vida sistemtica y elaborada como Filosofa.El "sentido comn" es el sedimento superior del folklore, por cuanto es folklorizacin de la Filosofa de las clases dirigentes. As, la Filosofa y la Ciencia modernas ofrecen continuamente nuevos elementos que se transforman en sentido comn, en folklore. Pareciera que lo que Gramsci llama "lorianismo" es precisamente una forma de folklore de la ciencia. As que "el folklore puede ser comprendido slo como un reflejo de las condiciones de vida cultural del pueblo, si bien ciertas condiciones propias del folklore se prolongan incluso despus de que las condiciones son (o parecen) modificadas o dan lugar a combinaciones extraas".[38]La religin es otro elemento conectado con el folklore (y con el sentido comn), en especial por configurar una moral. Ntese que en el catolicismo, y tambin en la vertiente ortodoxa del cristianismo, hay diferencia entre la religin popular (de los simples) y la religin de los intelectuales. En este campo de la moral religiosa tambin deben ser discernidos los diversos estratos culturales:los fosilizados que reflejan condiciones de vida pasada y por consiguiente conservadores y reaccionarios, y los que son una serie de innovaciones, a menudo creativas y progresivas, determinadas espontneamente por formas y condiciones de vida en proceso de desarrollo y que estn en contradiccin, o solamente son distintas, de la moral de los estratos dirigentes.[39]Vase cmo en la reflexin de Gramsci aparecen elementos que enriquecen y diversifican el concepto y el entendimiento de folklore. Lejos de ser un universo fijo y estril, el folklore es presentado como un universo de representaciones ideolgicas en la cual la religin, la moral, la ciencia y la filosofa se estratifican y se mezclan, ganando formas diversas y mviles de dominacin y de imposicin de la subalternidad. Pero Gramsci no deja de notar la presencia del "espritu popular creativo" en el folklore, creaciones culturales espontneas que pueden ser elementos de negacin de la subalternidad. En el folklore aparecen espontneamente momentos de autonoma y de antagonismo de los grupos sociales subalternos.De la misma manera, Gramsci tambin sugiere que, frente a la filosofa de la praxis, toda la religin y toda la filosofa de las clases dirigentes y de sus intelectuales pueden ser encaradas como folklore, como estratos culturales de un tiempo que debera ser pasado. En verdad, la misma filosofa de la praxis pude registrar aspectos de folklore en su proceso de desarrollo y de difusin. Solamente con la profundizacin de esta perspectiva crtica es que se podr inducir"el nacimiento de una nueva cultura en las grandes masas populares, o sea que desaparecer la distincin entre cultura moderna y cultura popular o folklore. Una actividad de este tipo, hecha en profundidad, correspondera en el plano intelectual a lo que fue la Reforma en los pases protestantes".[40]6. Consideraciones finales.Al finalizar este artculo, es posible adelantar algunas conclusiones muy provisorias. Se puede decir, ante todo, que en el conjunto de la obra de Gramsci hay una significativa continuidad de preocupaciones. Desde muy joven, Gramsci apunt su accin poltica y cultural hacia el problema de la emancipacin, hacia la cuestin de la libertad. Partiendo de una conciencia relativamente difusa de la situacin de opresin en que viva Cerdea, Gramsci formula un anlisis que considera toda la regin meridional de Italia como una zona colonial, que hace del campesinado una camada social particularmente sometida. Sin embargo, fue la vivencia con la clase obrera de Turn la que inform a Gramsci de la contradiccin y de la explotacin capitalista, y madur en l la conviccin de la necesidad del desarrollo del "espritu de escisin" como condicin fundamental de la emancipacin del trabajo.As, desde sus acciones y reflexiones sobre los consejos de fbrica, en 1919-1920, hasta el estudio sobre el americanismo-fordismo contenido en el cuaderno 22, de 1934, Gramsci estuvo sumergido en la cuestin de la emancipacin de la clase obrera. En verdad, incluso antes, cuando escriba artculos periodsticos de crtica cultural, literaria y artstica, la reflexin de Gramsci mantena este objetivo y desde luego le hizo comprender que la emancipacin no podra jams limitarse pura y simplemente a un cambio de las condicione materiales o jurdicas, y que incluso esto exigira una capacidad de auto-organizacin, de auto-educacin y de autonoma de las masas ejercitando y desarrollando el "espritu popular creativo".Se puede decir que incluso antes de la fundacin del Partido Comunista en 1921, en el despertar cultural y terico de Gramsci ya se encontraban presentes los elementos que le posibilitarn el desarrollo terico realizado luego y culminara en losCuadernos de la crcel. En su rol de dirigente del PCI, Gramsci persigui el objetivo de emancipar a la clase obrera de la ideologa reformista positivista que garantizaba la subalternidad obrera y tambin contribua fuertemente a mantener la situacin de opresin a la que estaban reducidos los campesinos. Desde el comienzo (an con Bordiga) se preocup por la unificacin de la clase obrera, pero luego su campo de visin se ampli y se focaliz en la cuestin de la alianza obrera-campesina y en el problema de la unificacin de las clases explotadas y oprimidas bajo el capitalismo. Fue el momento de ruptura con Bordiga y detraduccinde Lenin a la particularidad italiana en el contexto del capitalismo.Gramsci era ya consciente del modo en que los intelectuales socialistas eran subalternos a las clases dirigente y cmo servan de intermediarios en el mantenimiento de la clase obrera en una situacin de impotencia. Reflexionaba cada vez con ms atencin en el papel de los intelectuales en la conservacin de la situacin de atraso delMezzogiorno. Sin que la clase obrera formase sus propios intelectuales y sin que se desorganizase elbloque intelectual meridional, la emancipacin de los trabajadores no sera posible. En vsperas de ser encarcelado, Gramsci haba concebido ya una estrategia para la revolucin anti-fascista y anticapitalista, sintetizada en la frmula poltica del frente nico y de la alianza obrero-campesina.En la crcel, Gramsci profundiz y ampli notablemente su lnea de reflexin e investigacin. Percibi la enorme diversidad del mundo campesino, su riqueza cultural, las manifestaciones del "espritu popular creativo", en busca siempre de virtualidades antagnicas del campesinado y de la cultura popular que pudiesen enriquecer la alianza con la clase obrera que propugnaba Gramsci. De igual forma, Gramsci ampli su radio de visin, avizorando a partir de la cuestin meridional italiana, una cuestin meridional planetaria, conformada por una inmensa y diversificada zona colonial. De all la importancia cultural y poltica del estudio de la lingstica, del folklore y de otros temas que se propuso abordar en su vida de prisionero del fascismo.Gramsci not tambin que la propia clase obrera era de una composicin histrica y social diferenciada. No era la misma en Rusia, en Alemania, en Italia o en los Estados Unidos. Por evidente que pueda parecer esta afirmacin, en ella est implcita una cuestin de mtodo muy importante y con implicaciones polticas bastantes serias. Evaluar el origen social e histrico, la experiencia pretrita de lucha y cultura popular es importante en el proceso de constitucin de la clase obrera en si misma, de su capacidad de elevarse culturalmente y proponer una nueva hegemona, superando la subalternidad.Pareciera que Gramsci percibi en la crcel que la clase obrera de Europa, con toda su diversidad, haba sido derrotada en 1921 y que la "poca de la revolucin pasiva" que entonces se iniciara, entre otras cosas, tenda a remodelar el perfil de la clase obrera, como "iniciativa de los grupos dominantes". Era el caso ejemplar del americanismo-fordismo con su potencial universalizante en el contexto del capitalismo. La clase obrera haba sufrido una grave derrota histrica y comenzaba a ser recompuesta bajo el padrn fordista-taylorista de produccin capitalista y la misma URSS se encontraba en una etapa "econmico-corporativa", o sea, en una etapa muy primaria de transicin socialista.No sera entonces oportuno ampliar y profundizar el campo de visin analtica, tanto de la clase obrera como del campesinado y de la intelectualidad, todos ellos grupos sociales en mutacin y viviendo tiempos histricos diferentes, y pasar a utilizar un concepto ms amplio, ms abarcativo, como el de clases subalternas o de grupos sociales subalternos? El problema terico-prctico continuaba siendo el mismo, pero consciente ahora del grado inmenso de complejidad: cmo forjar un frente nico de las clases subalternas teniendo en vista su emancipacin de la explotacin y opresin del capital, partiendo de su diversidad y fluidez y de la produccin de siempre nuevas formas de folklore, que pas a ser conocida como cultura de masas. Categoras fijas e inmutables poco o nada contribuiran para la construccin del devenir histrico.Creo que el mtodo de Gramsci, su historicismo radical, cre condiciones no slo para que su obra fuese mal entendida o incluso manipulada, sino para que algunas de las categoras utilizadas encontraran otros usos que nada tenan que ver con los objetivos del autor sardo. Pero, por otro lado, la fluidez de los grupos subalternos percibida por Gramsci en el momento que escriba, tiene semejanzas significativas con el mundo de hoy, cuando mucho se habla de la crisis del movimiento obrero, de la sociedad del trabajo, del fordismo, cuando se pone en discusin la misma existencia de una clase obrera. La fluidez de la lucha social, la existencia de movimientos de grupos subalternos de lo ms variados, localizados o globalizados, permiten que Gramsci viva en el siglo XXI y nos coloque el desafo de develar lonovssimo,que podra (o no) conducir a la formacin del frente nico de las clases subalternas del capitalismo mundializado como Imperio. Pero condicin para que esto ocurra es que la misma filosofa de la praxis no sea tomada como una especie de folklore.[41]Referncias bibliogrficas:ANGELI, Pietro. Gramsci, De Martino e la crise della scienza del Folclore. In: AAVV.Gramsci e il progresso intellettuale di massa.(a cura di Giorgio Baratta e Andrea Catone). Milan: Unicopli, p. 53-78.BARATTA, Giorgio.Le rose e i Quaderni: il pensiero dialgico di Antonio Gramsci.Roma: Carocci, 2003.BOBBIO, Norberto. Gramsci e la concezione della societ civile. In: AAVV.Gramsci e la cultura contempornea.(a cura di Pietro Rossi). Roma: Riuniti, vol. 1, 1969, p. 75-100.BUTTGIEG, Joseph A. I "subalterni"nel pensiero di Gramsci. In: AAVV.Gramsci e la rivoluzione in Occidente.(a cura di Alberto Burgio e Antonio A. Santucci). Roma: Riuniti, 1999, p. 193-205.CURTI, Ldia. Percorsi di subalternit: Gramsci, Said, Spivak. In: AAVV.Esercizi di potere: Gramsci, Said e il postcoloniale.(a cura di Iain Chambers). Roma: Maltemi, 2006, p.17-26.DEL ROIO, Marcos.Os prismas de Gramsci: a frmula poltica da frente nica (19119-1926).San Pablo: Fapesp / IAP / Xam, 2005.GRAMSCI, Antonio.Disgregazione sociale e rivoluzione: scritti sul Mezzogiorno.(a cura di Francesco Biscione). Napoli: Liguori, 1995.GRAMSCI, Antonio.Lettere del crcere.(a cura di Antonio Santucci).Palermo: Sellerio, 1996.GRAMSCI, Antonio.Per la verit: scritti (1913-1926).(a cura di R. Martinelli). Roma: Riuniti, 1964.GRAMSCI, Antonio.Quaderni del carcere.(a cura di Valentino Gerratana)Torino: Einaudi, Seconda edizione, 1977. Edicin en castellano: Mxico, ERA y Universidad de Puebla, 6 volmenes, 1981/2000.LENIN, Vladimir. La enfermedad infantil del izquierdismo nel comunismo. In: ______ .Obras escogidas en doce tomos.Mosc: Progreso, tomo XI, 1976, p. 01-100.MONAL, Isabel. Gramsci, a sociedade civil e os grupos subalternos. In: VVAA.Ler Gramsci, entender a realidade.(organizao de Carlos Nelson Coutinho e Andra de Paula Teixeira). Rio de Janeiro: Civilizao Brasileira, 2003, p. 189-200.

*Artculo enviado por el autor, traducido al castellano paraHerramientapor Ral Perea y revisin de Aldo Casas.**Profesor de Ciencias Polticas de la UNESP-EFC, Presidente del Instituto Atrojildo Pereira, integra el consejo de redaccin de la revistaNovos Rumosy el consejo asesor deHerramienta.[1]Bobbio, Norberto. Gramsci e la concezione della societ civile. In: AAVV.Gramsci e la cultura contempornea.Roma: Riuniti, v.1, 1969, p.75-100.[2]Angeli, Pietro. Gramsci, De Martino e la crise della scienza del folklore. In: AAVV.Antonio Gramsci el il "progresso intellettuale di massa".(acura de Giorgio Baratta e Andrea Catone). Milan. Unicopli, 1995, p 53-78[3]Buttigieg, Joseph A. I "subalterni" nel pensiero di Gramsci. In: AAVV.Gramsci e la rivoluzione in Occidente.(a cura di Alberto Burgio e Antonio Santucci). Roma: Riuniti, 1999,p.193-204[4]Curti, Lidia. Percorsi di sualternit: Gramsci, Said, Spivak, In: AAVV. Esercizi di potere: Gramci, Said el il postcoloniale. (a cura di Iain Chambers). Roma:Maltemi, 2006, p. 17-26[5]Del Roio, Marcos.Os Prismas de Gramsci: a frmula poltica da frente nica(1919-1926). San Pablo:Xama, 2005, cap.1[6]Lenin, Vladimir. La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo. In:Obras escogidas en doce tomos.Mosc:Progreso, Tomo XI, 1976, p.01 - 100.[7]Gramsci, Antonio. Operai e contadini.LOrdine Nuevo, anno I, n 12, 02 agosto, 1919. InDisgregaziones sociale e rivoluzione: scritti sul Mezzogiorno. (a cura di Francesco Biscione). Napoli:Liguori, 1995, p.93[8]Gramsci, Antonio. Che fare?. InPer la verit: Scritti (1913 - 1926) (a cura de R. Martinelli) Roma: Riuniti, 1964, p. 268-269[9]Gramsci, Antonio. Alcuni temi della cuestione medidionale.Lo Stato Operario, anno IV, n 01, 1930. InDisgregazione sociale e rivoluzione: scirtti sul Mezzogiorno(a cura de Francesco Biscione). Npoles: Liguori, 1995.[10]Idem, ibdem, p. 174.[11]Gramsci, Antonio. Lettera a Tnia, 19 diciembre 1926. In:---Lettere del crcere(1926-1930. A cura di Antonio Santucci) Palermo: Sallerio, 1996, p.19[12]Gramsci, Antonio. Lettera a Tnia, 7 gennaio 1927. In:Ibidem,p. 32[13]Gramsci, Antonio. Lettera a Tnia. 11 aprile 1927. In:Ibidem, p. 70.[14]Gramsci, Antonio. Lettera a tnia, 19 marzo 1927. In:Ibidem,p. 56[15]Este pasaje en particular, como tambin el conjunto del texto se debe al estimulante dilogo con Giorgio Baratta, cuyo punto de partida puede ser visto en Baratta, Giorgio.Le rose e i quaderni: il pensiero dialgico de Antonio Gramsci.Roma:Carocci, 2003, p. 32-35[16]Gramsci, Antonio.Quaderni del crcere(a cura di Valentino Gerranata). Torino:Einaudi, Seconda edizione, 1977, Q. 3 & 14, p. 299-300 (en la edicin en castellano de ERA/Universidad de Puebla: vol. 2, pag. 27).[17]Idem, ibdem.[18]Gramsci, Antonio. Q 13, & 24, p. 1613. (ERA/UP: vol. 5 pag. 60).[19]Lo mismo puede ser dicho de la categora de "revolucin pasiva", que est fuera de los objetivos del presente escrito.[20]Gramsci, Antonio. Q. 13, & 1, p. 1537 (ERA/UP: vol. 5 pag. 15).[21]Ibidem. Q. 13, & 1, p. 1558 (ERA/UP: vol. 5 pag. 15).[22]Q. 12, & 1, p. 1513 - 1514 (ERA/UP: vol. 4 pag. 354).[23]Ibidem, Q. 13 & 18, p. 1590. (ERA/UP: vol. 5 pag. 41).[24]Ibidem, Q. 13 & 18, p. 1595 - 1596. (ERA/UP: vol. 5 pag. 46)[25]Ibidem, Q. 12 & 1, p. 1514. )ERA/UP: vol. 4 pag. 354).[26]Ibidem, Q. 22 & 1, p. 2139. (ERAUP: vol. 6 pag. 61).[27]Ibidem. Q.22, & 2, p. 2146.(ERA/UP: vol. 6 pags. 66/7)[28]Ibidem, Q.22, & 2, p. 2146.[29]Ibidem, Q. 25. & 2, p. 2283 - 2284. (ERA/UP: vol. 6 pag. 178/9).[30]Es bueno recordar que una referencia aislada muy poco puede garantizar, pero si observamos otras lneas de los Cuadernos en los cuales Gramsci sugiere que la URSS est en un nivel "econmico-corporativo", se advierte que considera que la subalternidad no haba sido efectivamente vencida en aquellos pases.[31]Gramsci, Antonio. Q. 25, & 5, p. 2288. (ERA/UP: vol 6. pag. 182).[32]Ibidem, Q. 25, & 5, p. 2288-89. (ERA/UP: vol. 5 pag. 183).[33]Ibidem, Q.25, & 1, p. 2279. (ERA/UP: vol. 5 pag. 175).[34]Ibidem, Q. 25 & 1, p. 2280.[35]Ibidem, ibdem, p. 2280 (bis) (ERA/UP: vol. 5 pag. 176).[36]Ibidem, Q. 25, & 4, 2287 (ERA/UP: vol. 5 pags. 181/2).[37]Ibidem, Q. 27, & 1, p. 2311-2312 (ERA/UP: vol. 5 pgs. 203/4).[38]Ibidem, Q. 27, & 1, p. 2312 (ERA/UP: vol. 5 pg. 204).[39]Ibidem. Q. 27, & 1. P.2313 (ERA/UP: vol. 6 pag.204/5)[40]Ibidem, Q. 27, & 1, p. 2314 (ERA/UP: vol. 6 pags. 205/6).[41]MONAL. Isabel. Gramsci, a sociedade civil e os grupos subalternos. In: VVAA.Ler Gramsci, entender a realidade.(organizado por Carlos Nelson Coutinho e Andra de Paula Teixeira). Rio de Janeiro: Civilizao Brasileira, 2003, p. 189-200.