Grandes Violinistas de Todos Los Tiempos.
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Grandes violinistas de todos los tiempos
BARROCO
Arcangelo Corelli: es uno de los personajes más importantes en la historia de la
música. Fue discípulo de Bassani (creador del arco de “cremallera”) y fundó en Roma la
primera escuela de violín, de la que salieron alumnos como Geminiani, Locattelli,
Somis,… Corelli vivió en una época de plena expansión del violín y en un país donde el
arte de la luthería había alcanzado la perfección. En Italia, el violín reinaba con poderío,
a la altura de la voz humana con la que rivalizaba a menudo.
Investiga sobre problemas técnicos y fisiológicos del instrumento, fijando además la
forma de la “sonata” antigua (lento-vivo-lento-vivo) y del “concerto grosso”. Gracias a
Corelli, diversos constructores crearon un arco más perfeccionado, apto para ser
utilizado en la nueva literatura violinística que se estaba escribiendo. Además, aconsejó
a otros compositores sobre la conveniencia de que el registro del violín no sobrepasara
los límites de la voz de una soprano ligera.
Francesco Maria Veracini: Calificado en su tiempo como el más grande violinista de
Europa. Entre sus sonatas destacan las 12 “Sonatas académicas” Op. 2, escritas para
interpretarse en conciertos privados y 12 sonatas para violín y bajo continuo sin número
de opus. dedicadas al Príncipe Federico Augusto.
Antonio Vivaldi: La influencia de Vivaldi en su generación y en la que le siguió
inmediatamente es innegable. Realizó una intensa actividad como director, violinista y
compuso 207 conciertos para violín, 26 de ellos para dos violines, 5 para más de dos
violines y 3 para violín, dos orquestas y continuo. Además fijó la definitiva forma
tripartita del concierto para solista, destacando e independizando la línea del solista de
la orquesta.
Jean-Marie Leclair: fue violinista alumno de Somis y representante de la escuela
francesa de violín. Abre el camino hacia el periodo clásico, culminando la síntesis de
estilos francés e italiano. Este sigue el modelo vivaldiano, pero con sentido más
profundo de la ornamentación que, como sucede en los compositores franceses, está
rigurosamente acabada y no a la merced del gusto y de la improvisación de los
ejecutantes, como ocurre en la escuela italiana.
Francesco Geminiani: Nacido en Italia, desplegó toda su carrera como violinista de
Inglaterra. La escritura en sus composiciones es, a veces, más avanzada incluso que la
de Corelli, del que recibió enseñanzas. Exige del instrumentista una agilidad
extraordinaria, con cambios de cuerda frecuentes y saltos de más de una octava.
Escribió un tratado llamado “Arte de tocar el violín” en 1740 y trató temas inusuales
para la época, como por ejemplo, el empleo de diferentes cuerdas para producir un
cambio de timbre como modo expresivo, diferentes digitaciones para un mismo pasaje,
y sobre todo una novedad importante como fue la de reflejar la colocación del violín
sobre la clavícula en vez de sobre el pecho, como comúnmente se venía haciendo hasta
entonces.
**__CLASICISMO__**
**Leopold Mozart**: vivió entre 1719 y 1787 y publicó un trabajo en 1756 que llevó el
título de “Tratado de los principios fundamentales de la técnica del violín”. Aunque
Leopold Mozart era austriaco, este método es representativo de la antigua escuela
alemana de violín. En este trabajo nos ilustra sobre la forma de interpretar del siglo
XVIII, golpes de arco, ornamentación,… siendo especialmente interesantes las
explicaciones sobre el modo de sujetar el violín. La clavícula no es ya apoyo suficiente,
especialmente durante los cambios de posición, por lo cual, es necesario utilizar el
mentón sobre la tapa del violín en el lado derecho del cordal, su colocación primitiva.
**Pierre Gavinies**: este francés fue uno de los virtuosos más importantes de su
tiempo. Desarrolló la técnica del arco; en sus valiosos 24 “Matineés” (1794), trata y
desarrolla una serie de conceptos como extensiones, décimas, saltos de cuerda, dobles
cuerdas, dobles trinos, etc., mezclando en cada ejercicio varias dificultades. Hay que
decir que en el Clasicismo, París se convierte en el centro de la interpretación del violín
gracias a la creación de su Conservatorio en 1795.
**Giovanni Battista Viotti**: alumno de Pugnani, es el principal creador de la escuela
de interpretación moderna de violín, a través de la línea descendente: Corelli, Somis,
Pugnani, Viotti. Está considerado como el mejor violinista de su tiempo y sus obras
ejercieron influencia sobre músicos tan importantes como el mismo Beethoven. Aunque
piamontés de nacimiento, Viotti se asimila a la escuela francesa de violín por la acción
decisiva que tuvo sobre ella y por el hecho de que tuvo en París a sus mejores alumnos
y discípulos. Tuvo como alumnos a Rode, Kreutzer y Baillot, consolidadores de la
escuela francesa de violín comenzada por Leclair. El manejo del arco, cuya nueva
morfología impulsó, fue un factor importante en el desarrollo violinístico de sus
contemporáneos. Se le atribuye una especialidad técnica, sea por haberla inventado, sea
por haberla prescrito como ejercicio útil: el llamado golpe de arco de Viotti.
**Rodolphe Kreutzer**: fue un violinista francés que compuso varios métodos para
violín: sus 40 “Estudios-caprichos” (1807) constituyen el “vademecum” de cualquier
violinista. También compuso junto con Baillot y Rode el “Método de violín” (1810)
oficial que se utilizó en el Conservatorio de París, en el que se reflejan todos los
aspectos técnicos de la escuela franco-belga aunque pobre en explicaciones.
Tocaba un Stradivari y poseía un gran sonido y un gusto por el uso del arco en legatto,
de hecho, en sus conciertos hay ausencia de spicatto y de posiciones agudas. Compuso
19 conciertos para violín, con claras influencias de Stamitz y Viotti, 3 sinfonías
concertantes para dos violines, 1 sinfonía concertante para violín y chelo.
__**ROMANTICISMO**__
Niccolò Paganini: sigue siendo el mayor virtuoso que ha conocido la historia del violín,
considerado como la encarnación del artista romántico, con una imagen misteriosa, casi
demoníaca, y una técnica deslumbrante. Célebre en toda Europa, fascinó a sus
contemporáneos gracias a una técnica tal que la leyenda le atribuyó un poder
sobrenatural. En los conciertos interpretaba sus propias obras, plagadas de extremada
dificultad, realizando un autentico espectáculo circense en cada aparición, sonidos
“diabólicos” que dejaban hechizado al público asistente.
Autodidacta, este gran virtuoso estuvo muy influenciado por la ópera que estaba en
pleno auge. Contemporáneos suyos fueron Rossini, Bellini, Donizetti,… en cuyas obras
imperaban las agilidades y virtuosismos para la voz así como largas frases y melodías
de lirísmo muy del gusto popular. Pagannini dio ese mismo trato al violín, está por
encima de todo, es el “divo”.
Tocaba también la guitarra y la viola (es para este instrumento para el que Berlioz
escribió, por encargo de Paganini, la obra Harold en Italia, que este no llegó a tocar
nunca), pero fue al violín al que dedicó sus principales composiciones. Supo explotar
hasta el límite sus múltiples posibilidades, extendiendo su tesitura más de tras octavas y
exaltando el instrumento a través de las dificultades más espectaculares: dobles notas
agudas, modificación de la afinación (scordatura), stacatto, armónicos, deslizamientos
cromáticos, ejecución sobre la cuarta cuerda, saltos de arco, dobles trinos, armónicos
artificiales y dobles armónicos, etc. Incluso parece que fue el creador del golpe de arco
ricochet.
Analizando los grabados de la época, se ha podido constatar que mantenía la parte
superior del brazo derecho pegada al cuerpo, que utilizaba preferentemente el antebrazo
para guiar el arco, que sostenía este con el pulgar y el índice, controlando su equilibrio
con el meñique, y que tenía una flexibilidad extraordinaria en su mano izquierda.
Él, que no perteneció a ninguna escuela como compositor, dejó solamente un discípulo
real, Camillo Sivori. La originalidad de sus obras inspiró a Chopin, Liszt, Schumann,
Brahms o Rachmaninov, quienes llevaron a cabo estudios y variaciones para piano a
partir de temas de Paganini.
La obra de Paganini, como ya hemos dicho, está consagrada al violín y a la guitarra, y
sin duda su composición más conocida son sus 24 Caprichos para violín solo Op. 1.
Estos tuvieron modelos en el siglo XVIII, como por ejemplo, los 24 Caprichos para
violín solo de Locatelli. Los 24 Caprichos de Paganini son fragmentos de concierto
brillantes y variados, a la vez que estudios trascendentales que tratan de todos los
problemas inherentes a la técnica del violín, no sin cierta poesía y con una
extraordinaria imaginación, especialmente en cuanto a la escritura armónica. En efecto,
en estas piezas ricas en modulaciones, hay algunas ambigüedades tonales asombrosas.
Cada capricho está constituido por varios episodios contrastados que se encadenan unos
a otros. Todos son obras de alto virtuosismo.
Eugéne Ysaye: nacido en Lieja, estudió violín desde los 4 años con su padre.
Posteriormente estudió en Bruselas con Wieniawsky y en París con Vieuxtemps, así se
convirtió en el violinista más importante de su tiempo. Ysaye fue un prodigioso artista
que transmitió al siglo XX la tradición de Vieuxtemps y Wieniawsky, en especial su
intenso vibrato, pero rompiendo con los excesos del Romanticismo y desarrollando una
sonoridad única de la cual sería Kreisler heredero. Ysaye es pionero de la escuela
moderna de violín.
Como compositor es menos renombrado, pero las “6 Sonatas para violín solo” Op. 27,
son piezas calificadas como “monumento de la técnica moderna del violín”. Estas 6
Sonatas constituyen la síntesis violinística del intérprete excepcional que fue Ysaye. Su
envergadura técnica se basa en: la polifonía, la técnica del acorde, del arpegio, de la
doble, triple, cuádruple cuerda con la que da dos, tres, cuatro, cinco y, a veces, hasta
seis sonidos casi simultáneos. En ellas, todo el trabajo compositivo se produjo bajo el
signo de Bach, por quien el músico estuvo realmente obsesionado.
Cada sonata está dedicada por el autor a un violinista amigo suyo, y está adaptada a la
forma de interpretar y a la personalidad de cada uno de ellos:
- Sonata nº1: Josef Szigeti
- Sonata nº2: Jacques Thibaud
- Sonata nº3: Georges Enesco. Esta sonata consta de una sola parte llamada Balada
- Sonata nº4: Fritz Kreisler
- Sonata nº5: Mathieu Crickboom
- Sonata nº6: Manuel Quiroga
Henryk Wieniawsky: Nacido en Polonia y precozmente dotado para el violín, fue un
gran violinista virtuoso. Fue uno de los representantes de la escuela franco-belga de
violín y dio clases en el Conservatorio de San Petersburgo y en el de Bruselas.
Wieniawsky es uno de los más eminentes violinistas de su época, diferenciándose de los
demás virtuosos por la firmeza de su personalidad y la seguridad de su técnica. La
impetuosidad de su temperamento eslavo, fue probablemente el rasgo característico de
su estilo, reflejado en sus obras. La crítica de su tiempo le censuraba su propensión a
sobrepasar, a veces, arrebatado por su temperamento, los límites del buen gusto, sobre
todo en los adornos y rubatos, y en sus cadencias. Sus obras tienen reminiscencias de
Paganini pero con un sabor eslavo muy especial.
Henri Vieuxtemps: violinista y compositor belga, es el más prestigioso representante
de la escuela franco-belga de violín, afamado en los recitales por su extraordinaria
brillantez. Comenzó su carrera a la edad de 6 años y posteriormente estudió con Beriot
en Bruselas. Años después ocupó la cátedra de su profesor en Bruselas, donde sería el
maestro de Ysaye. Desgraciadamente, una infortunada parálisis le apartó de los recitales
públicos.
Louis Sphor: fue considerado uno de los mejores violinistas alemanes del siglo pasado
y representante de la escuela alemana de violín, sin despreciar sus actividades como
director de orquesta y como compositor. Además es uno de los principales
representantes del romanticismo germano, en la línea de Mendelssohn.
Pablo de Sarasate: nacido en Pamplona, fue el violinista español más célebre de toda
la historia, y recibió las enseñanzas de la escuela Franco-Belga en el Conservatorio de
París, donde estudió con Alard, obteniendo a los 13 años el primer premio de violín de
dicho conservatorio, tras solo un año de preparación. Su fama y prestigio internacional
contribuyeron a que Lalo le dedicara el Concierto en Fa y la Sinfonía Española, Bruch
su Segundo Concierto y la Fantasía Escocesa, Wieniawsky su Segundo Concierto,
Joachim sus Variaciones para violín y orquesta, Saint-Säens su Tercer Concierto y
Dvorak su “Mazurek”. Cabe destacar que, durante su carrera, tocó dos violines
Stradivari.
Su sonido fue uno de los más claros, dulces, refinados y elegantes de la época. Según se
tiene constancia, hasta esa época, no era corriente una claridad del sonido y ausencia de
sonidos secundarios, así como el uso del vibrato amplio y continuo que empleó
Sarasate.
Aquí tenemos una grabación del mismo Sarasate tocando sus "Aires gitanos", increible.
Jesús de Monasterio: nacido en un pueblo de Santander, fue uno de los primeros
violinistas que importan las enseñanzas de otras escuelas a nuestro país. Estudió en
Bruselas con Charles de Bériot y posteriormente impartió clase en el Conservatorio de
Madrid donde tuvo alumnos tan destacados como Arbós. Aunque hizo una gran carrera
de conciertos y obtuvo muchos éxitos, siempre quedó por debajo de la fama de Sarasate,
que eclipsó a todos los violinistas de su época.