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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO CARRERA DE POSTGRADO EN BIOLOGÍA PROBIOL GRANIVORÍA POR HORMIGAS DEL GÉNERO POGONOMYRMEX EN EL MONTE CENTRAL: RESPUESTAS FUNCIONALES A LAS VARIACIONES EN LA DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS RODRIGO GABRIEL POL Director de Tesis: JAVIER LOPEZ DE CASENAVE Tesis presentada para optar al título de Doctor de la Universidad Nacional de Cuyo en el área de Ciencias Biológicas, Orientación Ecología Mendoza, Junio de 2008 Grupo de Investigación en Ecología de Comunidades de Desierto (Ecodes) Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (Iadiza), CCT-Mendoza

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO

CARRERA DE POSTGRADO EN BIOLOGÍA PROBIOL

GRANIVORÍA POR HORMIGAS DEL GÉNERO POGONOMYRMEX EN EL MONTE CENTRAL:

RESPUESTAS FUNCIONALES A LAS VARIACIONES EN LA DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS

RODRIGO GABRIEL POL

Director de Tesis: JAVIER LOPEZ DE CASENAVE

Tesis presentada para optar al título de Doctor de la Universidad Nacional de Cuyo en el área de Ciencias Biológicas, Orientación Ecología

Mendoza, Junio de 2008

Grupo de Investigación en Ecología de Comunidades

de Desierto (Ecodes)

Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (Iadiza),

CCT-Mendoza

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II

GRANIVORÍA POR HORMIGAS DEL GÉNERO POGONOMYRMEX EN EL

MONTE CENTRAL: RESPUESTAS FUNCIONALES A LAS VARIACIONES EN LA DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS

RESUMEN En los desiertos, la distribución, densidad y tasa de renovación del recurso pueden modificar el

comportamiento de alimentación de las hormigas granívoras (un efecto “desde abajo”). El

objetivo de este trabajo fue determinar si las hormigas granívoras Pogonomyrmex rastratus, P.

pronotalis y P. inermis modifican el comportamiento de forrajeo y la selección de los sitios de

alimentación en función de las variaciones espaciales y temporales en la disponibilidad de

semillas en el Monte central, así como evaluar los factores que afectan la distribución espacial

de las colonias. Cuando el alimento fue escaso las obreras aumentaron el tiempo de búsqueda

de alimento y ampliaron su dieta, excepto por P. inermis que sólo removió semillas de

gramíneas. Las hormigas extrajeron semillas principalmente del suelo (predación

postdispersiva) y explotaron preferentemente los micrositios con características asociadas a

una mayor abundancia de semillas. P. inermis utilizó una estrategia de forrajeo grupal, mientras

que P. rastratus y P. pronotalis emplearon una individual, aunque esta última pasó a forrajear

en grupo cuando se agregaron experimentalmente semillas cerca del nido. Estas hormigas

parecen detectar los cambios en la disponibilidad de semillas y regular los niveles de actividad

forrajera conforme las variaciones del éxito de forrajeo. Las diferencias comportamentales entre

especies estarían relacionadas con la flexibilidad de la dieta y la estrategia de forrajeo. Las

colonias de P. pronotalis y P. inermis están ubicadas en sitios con características edáficas

particulares y contrastantes, sugiriendo que las restricciones edáficas, más que la limitada

capacidad dispersiva de las hembras reproductivas pueden determinar el patrón espacial de las

colonias. Este estudio muestra que muchos aspectos del comportamiento de forrajeo de las

Pogonomyrmex son afectados por las variaciones en la disponibilidad de semillas, a la vez que

brinda información sobre la distribución de las colonias y los patrones espaciales y temporales

de forrajeo necesaria para evaluar los efectos de la granivoría por hormigas en el desierto del

Monte.

Palabras clave: ecología de comunidades, comportamiento de forrajeo, disponibilidad de

semillas, granivoría, distribución de las colonias, hormigas, Pogonomyrmex inermis,

Pogonomyrmex pronotalis, Pogonomyrmex rastratus, desierto del Monte.

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III

GRANIVORY OF POGONOMYRMEX SEED HARVESTER ANTS IN THE CENTRAL MONTE DESERT: FUNCTIONAL RESPONSES TO VARIATIONS

IN SEED AVAILABILITY ABSTRACT

Variations in distribution, density and input rate of resources may influence the foraging

behavior and abundance of deserts harvester ants (a bottom-up effect). The objective of this

study was to determine whether the harvester ants Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis and

P. inermis modify the foraging behavior and selection of foraging sites in response to spatial

and temporal variation in seed availability in the central Monte desert, and to evaluate factors

that affects colony distribution. When food was scarce, workers spent more time searching for

food and increased diet diversity, except for P. inermis, which only removed seeds of grasses.

Ants collected seeds mainly from the soil (postdispersal predation) and from patches where

they are more abundant. P. inermis is a group-foraging specie, whereas P. rastratus and P.

pronotalis are solitary foraging ants, but P. pronotalis exhibits a group-foraging strategy when

confronted with seeds experimentally added near the nest. These ants seems to adjust the

foraging activity levels to changes in seed availability responding to variations in foraging

success. Diet and foraging strategy flexibility could explain interspecific differences in foraging

behavior. P. pronotalis and P. inermis colonies are located in particular and contrasting soil

sites, suggesting that soil constrains, but not the limited dispersal distance of reproductive

females, could determine the spatial pattern. This study shows that behavioral foraging of

Pogonomyrmex ants is affected by changes in seed availability, and gives information about

colony distribution and spatial and temporal foraging patterns required to assess ant granivory

effects in the Monte desert.

Key words: community ecology, foraging behavior, seed availability, granivory, colony

distribution, ants, Pogonomyrmex inermis, Pogonomyrmex pronotalis, Pogonomyrmex rastratus,

Monte desert.

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IV

AGRADECIMIENTOS Quiero comenzar esta tesis agradeciendo a aquellos que tuvieron una decisiva

participación en la realización de la misma. Mi director Javier Lopez

de Casenave por su profesionalidad, su acompañamiento, su apoyo,

confianza y especial tolerancia ante mis frecuentes distracciones. A Luis

Marone, quien me brindo la posibilidad de ser parte de Ecodes, su disposición

para compartir con generosidad sus conocimientos, generando espacios de

diálogo y reflexión. A Fernando Milesi por su permanente disposición y ayuda,

siempre atento a las necesidades y preocupaciones que me surgían. Sus

aportes fueron decisivos en la preparación de varios capítulos de este trabajo.

A Victor Cueto, Gabriela Pirk y demás miembros de Ecodes que me brindaron

su colaboración y compañía en los trabajos de campo y a distancia. A María del

Mar Beaumon Fantozzi y Bárbara Pavan en la obtención y análisis de las

muestras de suelos. A Silvia Ferrer por sus consejos para el análisis de datos

genéticos. A Sergio Camín y Rafael González del Solar, quienes compartieron

mis ansiedades y me brindaron su especial calidez humana. Además de mi

director, las siguientes personas contribuyeron con sus críticas y acertados

comentarios a mejorar los distintos capítulos de este trabajo: Luis Marone,

Fernando Milesi, Gabriela Pirk y Sergio Camín. A Juergen Gadau, Heike

Felhaard, Robert Johnson, quienes junto a Javier Lopez de Casanave,

Fernando Milesi y Luis Marone posibilitaron mi viaje a Alemania, circunstancia

decisiva para la concreción de los análisis genéticos del capítulo 5. A mis

amigos y colegas Paola Sassi, Leandro Rojo y Magdalena Mont por su

compañía desde que empezamos a estudiar Biología. A mi familia y Analía por

su infinita paciencia, siempre a mi lado estimulándome para seguir avanzando.

Sin su cariño y apoyo no podría haber concluido este trabajo. Gracias a

CONICET, La Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, UBACyT y El

Programa de Becas Alßan por el financiamiento otorgado. Al apoyo institucional

de Iadiza y al Probiol.

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V

ÍNDICE

RESUMEN …………………………………………………………………………... II ABSTRACT ………….…….…………………………………………………………. III AGRADECIMIENTOS …..……….…..….……………………………………………. IV ÍNDICE ………...……..……..………………………………………………………. V CAPÍTULO 1. Introducción General ….……….………………………………... 1

Desiertos, semillas y granivoría …………………………………………. 2 Estructura y Objetivos de la Tesis ..…………………………………….. 6 El área de estudio ………………………………………………………… 7

El desierto del Monte ....……………………………………………………………… 7 La Reserva de Ñacuñán ....………………………………………………………….. 8

Las hormigas granívoras del género Pogonomyrmex………………… 12 Las semillas de gramíneas ….………………..………………………….. 15 Interacciones hormigas/semillas: efectos “desde abajo” .....………..… 19

CAPÍTULO 2. Comportamiento de forrajeo y disponibilidad de semillas I: distancias, tiempos, éxito de forrajeo y dieta ……………….………...… 21

Resumen …..………………………………………………………………. 21 Introducción ……………………………………………………………….. 22 Objetivos e hipótesis ……………………………………………………... 25 Métodos ………………………………………………………………….… 25

Características generales del forrajeo ….………………………………………….. 25 Efecto de la disponibilidad de semillas sobre el comportamiento de forrajeo …. 26

Resultados …………………………………………………………………. 27 Características generales del forrajeo ….………………………………………….. 27 Efecto de la disponibilidad de semillas sobre el comportamiento de forrajeo …. 30

Discusión ……………………….………………………………………….. 33 CAPÍTULO 3. Comportamiento de forrajeo y disponibilidad de semillas II: Selección de sitios de forrajeo…………………………………….………. 38

Resumen …..………………………………………………………………. 38 Introducción ……………………………………………………………….. 39 Objetivos e hipótesis ……………………………………………………... 41 Métodos ………………………………………………………………….… 42

Selección de micrositios de forrajeo ……………………………………………….. 42 Recolección desde las panojas y suelo….……………………………………..….. 44

Resultados …………………………………………………………………. 45 Discusión ……………………….………………………………………….. 49

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VI

CAPÍTULO 4. Comportamiento de forrajeo y disponibilidad de semillas III: Estrategias de forrajeo……………….…………………………………….. 55

Resumen …..………………………………………………………………. 55 Introducción ……………………………………………………………….. 56 Objetivos e hipótesis ……………………………………………………... 59 Métodos ………………………………………………………………….… 59

Estrategias de forrajeo ………………………………………………………………. 59 Efecto de la abundancia de semillas sobre la estrategia de forrajeo………...…. 61

Resultados …………………………………………………………………. 63 Estrategias de forrajeo ………………………………………………………………. 63 Efecto de la abundancia de semillas sobre la estrategia de forrajeo………...…. 70

Discusión ……………………….………………………………………….. 77 CAPÍTULO 5. Determinantes de la distribución espacial de las colonias de Pogonomyrmex pronotalis y P. inermis ……………………………..…. 82

Resumen …..………………………………………………………………. 82 Introducción ……………………………………………………………….. 83 Objetivos e hipótesis ……………………………………………………... 86 Métodos ………………………………………………………………….… 87

Análisis genéticos: ADN mitocondrial y microsatélites ……………..................... 87 Análisis de suelos …………………………………………………………………….. 92

Resultados …………………………………………………………………. 93 ADN mitocondrial …………………………………………………………………….. 93 Microsatélites …………………………………………………………………………. 96 Suelos …………………………………………………………………………………. 99

Discusión ……………………….………………………………………….. 101 CAPÍTULO 6. Discusión general …………..……….………………………….... 106

Efectos de la disponibilidad de semillas sobre el forrajeo (un efecto “desde abajo”) ..……………………………………….…………………... 106Efectos potenciales de la remoción de semillas sobre el banco de suelo (un efecto “desde arriba”)………..………………………………... 109

BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………………. 112 APÉNDICE…………………………………………………………………………… 125

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CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN GENERAL

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CAPÍTULO 1

2

DESIERTOS, SEMILLAS Y GRANIVORÍA

Uno de los grandes desafíos de la ecología de comunidades es comprender si

los patrones de distribución, abundancia y diversidad de las especies en los

ecosistemas están determinados o controlados mayormente por procesos

“desde abajo” (bottom-up), en los cuales los organismos productores controlan

a los consumidores, o “desde arriba” (top-down), en los que los predadores

controlan a sus presas, y si la magnitud y el predominio de dichos procesos

varían temporal y espacialmente (Oksanen et al. 1981, Polis 1999, Oksanen y

Oksanen 2000, Ernest y Brown 2001, Meserve et al. 2003, Jaksic y Marone

2007, Marone et al. 2008). En los ambientes áridos y semiáridos el agua es el

principal recurso limitante y la cantidad y la estacionalidad de las

precipitaciones afectan fuertemente la productividad primaria, determinando así

la materia y energía disponible para los consumidores (Moen et al. 1993,

Whitford 2002). En estos ambientes la productividad primaria es siempre baja,

lo que llevó a pensar que todos los procesos ecológicos a nivel poblacional y

comunitario podían ser entendidos como respuestas directas a las lluvias (Noy-

Meir 1973) y que, por lo tanto, habría un fuerte control “desde abajo” de la

composición y estructura de la comunidades de plantas que, a su vez, regularía

la abundancia y la dinámica de las poblaciones de consumidores (Oksanen y

Oksanen 2000). Sin embargo, varios estudios experimentales han mostrado

que los herbívoros pueden ejercer un fuerte control sobre la abundancia y la

diversidad de sus presas en comunidades de zonas áridas (Parmenter y

MacMahon 1983, Brown y Heske 1990, Curtin et al. 1999, Gutiérrez y Meserve

2000). Los mecanismos involucrados incluyen, entre otros, el consumo de

tejidos vegetativos (folivoría) y de semillas (granivoría) (Inouye et al. 1980,

Kerley et al. 1997). Estos patrones aparentemente contradictorios surgen como

resultado de respuestas no lineales entre las precipitaciones, la producción

primaria y los consumidores (Brown et al. 2001), que implicarían variaciones

temporales en el predominio de los controles “desde abajo” y “desde arriba”

sobre las interacciones tróficas y la estructura de las comunidades (Oksanen

1988, Meserve et al. 2003, Kelt et al. 2004, Báez et al. 2006).

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CAPÍTULO 1

3

En los desiertos las lluvias son eventos poco frecuentes, discretos y en gran

medida imprevisibles (Noy-Meir 1973), por lo que el agua suele presentarse en

forma de pulsos intercalados entre períodos más o menos prolongados de

disponibilidad limitada o sequía (Schwinning y Sala 2004). Las plantas han

desarrollado numerosas adaptaciones y estrategias que les permiten sobrevivir

a las condiciones de sequía (MacMahon 2001). Algunas de estas adaptaciones

afectan a las semillas y a los bancos de semillas del suelo (i.e., el conjunto de

semillas viables que constituyen el reservorio para la siguiente generación de

plantas; Baker 1989). Por ejemplo, las hierbas anuales pasan la mayor parte de

su vida como semillas latentes en el suelo hasta que las condiciones

ambientales son favorables para su germinación, formando bancos de semillas

persistentes. Otras especies, como las gramíneas perennes, producen gran

cantidad de semillas que tienden a desaparecer del sistema durante el mismo

año en que se producen, formando bancos transitorios (Baker 1989, Kemp

1989, Marone et al. 2000a, 2008). A pesar de mostrar diferentes estrategias de

supervivencia, para muchas especies del desierto las semillas son el principal

medio de dispersión y acceso a nuevos hábitats (Brown et al. 1979, Kemp

1989).

Los bancos de semillas de los desiertos son espacial y temporalmente muy

heterogéneos (Reichman 1984, Kemp 1989, Marone et al. 1998a, 2000a,

2004). Gran parte de la variabilidad temporal está asociada a las fluctuaciones

en la producción y dispersión de las semillas (Beatley 1974, Nelson y Chew

1977, Marone et al. 1998a). Una vez que las semillas llegan al suelo pueden

ser redistribuidas por el viento y el agua hacia depresiones del terreno o sitios

con vegetación densa y mantillo donde son retenidas y se acumulan (Reichman

1984, Chambers y MacMahon 1994, Marone et al. 2004). Muchas de estas

semillas desaparecen del banco del suelo por distintos factores, entre los que

se incluyen la muerte por senescencia, el enterramiento profundo, el ataque por

patógenos (hongos y bacterias), la germinación y el consumo por los animales

granívoros (Kemp 1989, Chambers y MacMahon 1994, Marone et al. 1998a,

1998b, 2000a, 2008).

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CAPÍTULO 1

4

Las semillas constituyen una importante fuente de alimento para muchos

animales en los desiertos, ya que son recursos abundantes, relativamente

estables en el tiempo y tienen un alto valor nutritivo (Brown et al. 1979).

Además, puesto que las semillas se descomponen más lentamente que otros

recursos, pueden ser recolectadas y almacenadas para utilizarlas durante las

épocas de escasez (Mares 1999). En ambientes como los desiertos, donde la

producción primaria suele ser irregular, la especialización en el consumo de

semillas podría conferir una ventaja adaptativa ya que, en cierta medida, libera

a los granívoros de la necesidad de seguir los patrones de producción de

semillas (Gordon 1993). Sin embargo, la disponibilidad de semillas es

temporalmente dinámica en algunos casos (bancos transitorios), razón por la

cual habría que tomar con cautela este tipo de generalizaciones acerca de la

ecología de los animales de desierto.

Las aves, los roedores y las hormigas son los grupos taxonómicos de

granívoros dominantes en los desiertos (Brown et al. 1979, Lopez de Casenave

et al. 1998). Como se afirmó previamente, varios estudios han mostrado un

efecto de la granivoría (remoción y consumo de semillas) sobre la abundancia,

la composición y la distribución de las semillas en los bancos del suelo, lo cual

puede, en definitiva, afectar la estructura de las comunidades de plantas

(Brown et al. 1979, Reichman 1979, Marone et al. 1998b). En particular, las

hormigas granívoras pueden tener importantes efectos sobre la vegetación

(Tevis 1958, Hölldobler y Wilson 1990, MacMahon et al. 2000). Para inferir la

magnitud de esos efectos deben estudiarse los patrones temporales y

espaciales de forrajeo y la selección de semillas dentro de los parches de

forrajeo (Crist y MacMahon 1992), ya que aquellos dependerán de factores

como los niveles de actividad de las hormigas, la distancia al nido y la

estrategia de forrajeo utilizada por la colonia (MacMahon et al. 2000). Como

forrajeras de sitio central, las hormigas pueden reducir la abundancia de

semillas cerca del nido y alrededor de los senderos (Crist y MacMahon 1992,

Mull y MacMahon 1996, Pirk 2007), y si la recolección se realiza

preferentemente en parches con alta densidad de semillas, también pueden

disminuir la heterogeneidad espacial de la abundancia de las semillas

(Reichman 1979, Crist y MacMahon 1991a, Avgar et al. 2008). Por su parte, las

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CAPÍTULO 1

5

fluctuaciones en la distribución, abundancia y tasa de renovación de los

recursos pueden modificar el comportamiento de alimentación y la abundancia

de las hormigas granívoras (Bernstein 1975, Davidson 1977, Hölldobler y

Lumsden 1980, Kotler y Brown 1999). Se ha observado un ajuste del

comportamiento de alimentación de colonias de hormigas granívoras en

función de los cambios en la disponibilidad de semillas. Las hormigas

granívoras de los géneros Messor y Pogonomyrmex, por ejemplo, modifican

sus niveles de actividad de forrajeo (Whitford y Ettershank 1975, Crist y

MacMahon 1991a, Gordon 1991), la estrategia de forrajeo (Rissing y Wheeler

1976, Goss y Deneubourg 1989, López et al. 1993, 1994), el reclutamiento de

obreras (Bernstein 1975, Hölldobler 1976, Whitford 1978, Mehlhop y Scott

1983, Hahn y Maschwitz 1985, Crist y MacMahon 1991b, 1992, Detrain et al.

2000) y la dieta (Whitford 1978, Mehlhop y Scott 1983, Rissing 1988, Pirk 2007)

en función de la oferta cambiante de semillas. Estas respuestas

comportamentales permitirían a las hormigas concentrar el esfuerzo de forrajeo

en los sitios y momentos en los que las semillas son más abundantes,

maximizando así la eficacia colectiva de búsqueda y recolección de alimento.

En el desierto del Monte, las hormigas son el grupo granívoro más importante

durante la primavera y el verano (Lopez de Casenave et al. 1998, Marone et al.

2000b). El ensamble de hormigas que acarrean semillas está constituido por

más de 25 especies (Marone et al. 2000b, Lopez de Casenave et al., datos no

publicados), entre las que se destacan algunas granívoras especialistas como

las del género Pogonomyrmex (Claver y Fowler 1993, Marone et al. 2000b, Pirk

2007, Lopez de Casenave et al., datos no publicados). La dieta de estas

especies está constituida mayoritariamente por semillas de gramíneas, algunas

de las cuales son altamente preferidas (Pirk et al. 2004, Pirk y Lopez de

Casenave 2006, Pirk 2007). Como la abundancia de semillas de gramíneas en

el Monte central presenta marcadas fluctuaciones temporales y espaciales

(Marone y Horno 1997, Marone et al. 1998a, 2000a, 2000b, 2004, Pol et al.

datos no publicados), se espera que estas hormigas modifiquen su

comportamiento de alimentación en función de la disponibilidad de semillas.

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CAPÍTULO 1

6

ESTRUCTURA Y OBJETIVOS DE LA TESIS

El objetivo principal de este trabajo de tesis es estudiar el comportamiento de forrajeo y la selección de sitios de alimentación de las hormigas granívoras Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis en el Monte central, así como los factores que afectan la distribución espacial de sus colonias.

En primer lugar, se describirá el sistema de estudio (el área de estudio, la

ecología de las hormigas granívoras del género Pogonomyrmex y la ecología

de las gramíneas en el Monte central), haciendo hincapié en las variaciones de

la disponibilidad de semillas a lo largo de la estación de actividad de las

hormigas granívoras en el área de estudio (este capítulo). Luego, se estudiarán

los efectos de las fluctuaciones en la disponibilidad de semillas sobre distintos

componentes del comportamiento de forrajeo: distancias, tiempos, éxito y dieta

(capítulo 2). A continuación, se evaluará si las obreras forrajeras seleccionan

determinados micrositios para obtener su alimento, si esa selección guarda

relación con la distribución espacial de las semillas de gramíneas y si modifican

la tasa de remoción desde el suelo y desde las plantas a lo largo de la

temporada de actividad (capítulo 3). Más adelante se determinará la estrategia

de forrajeo (i.e., individual o grupal) utilizada por las tres especies en

condiciones naturales y se evaluará experimentalmente si las colonias la

modifican cuando se enfrentan a una oferta abundante y agregada de semillas

(capítulo 4). Posteriormente, se evaluarán algunos procesos que pueden

afectar la distribución espacial de las colonias de P. inermis y P. pronotalis y

que, por lo tanto, podrían determinar cuáles sitios están más expuestos a los

efectos de estos granívoros (capítulo 5). Finalmente, se resaltarán y discutirán

en conjunto los principales resultados obtenidos conforme al marco conceptual

presentado en este capítulo (capítulo 6).

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CAPÍTULO 1

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ÁREA DE ESTUDIO El desierto del Monte

La región del Monte se extiende latitudinalmente en forma de faja al este de la

cordillera de los Andes desde Salta, ensanchándose hasta el Océano Atlántico

en Río Negro y Chubut, y abarcando más de 2000 km. Dentro de esta gran

extensión se han descripto dos eco-regiones que se diferencian principalmente

en sus características geomorfológicas: el Monte de Sierras y Bolsones, que

abarca la zona norte hasta el sur de San Juan, y el Monte de Llanuras y

Mesetas, que abarca desde el sur de San Juan hasta Chubut (Burkart et al.

1999). La aridez y la composición florística son bastante homogéneas en toda

su extensión. El clima es cálido y seco con una alta variación térmica diaria y

entre estaciones, aunque es notable la isotermia a lo largo del gradiente

latitudinal, considerando que abarca 20° geográficos y la temperatura promedio

anual solo varía entre 13.4° en Trelew y 17.5° en Tinogasta (Cabrera 1976).

Las precipitaciones muestran un marcado gradiente este-oeste y son muy

variables: entre 80 mm y alrededor de 300 mm anuales (con algunos registros

excepcionales), aunque en pocos lugares superan los 200 mm. La estación

seca dura hasta un máximo de nueve meses y las lluvias están restringidas al

verano, excepto en el sur donde tienden a distribuirse más regularmente a lo

largo del año (Lopez de Casenave 2001).

El tipo de vegetación predominante en el Monte es la estepa arbustiva alta

caracterizada mayormente por la comunidad del jarillal, con presencia de

cactáceas columnares y bosques de algarrobo en algunas zonas. La cobertura

herbácea es muy variable y depende fuertemente de las precipitaciones y del

impacto de la ganadería. Desde el punto de vista faunístico, el Monte ha sido

definido como distrito subandino, teniendo en cuenta la distribución de los

vertebrados (Ringuelet 1961). Esta región ha sido tradicionalmente considerada

como un Chaco empobrecido en su diversidad. Sin embargo, estudios de la

fauna de insectos en la parte norte del Monte indican que existe una alta

proporción de géneros y especies endémicas pertenecientes a diferentes

familias (Roig-Juñent et al. 2001).

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CAPÍTULO 1

8

La Reserva de la Biosfera de Ñacuñán

La Reserva de la Biosfera de Ñacuñán (34º 03’ S, 67º 54’ O) se encuentra

ubicada en la porción central del desierto del Monte (Fig. 1.1), en la playa de

divagación de las Huayquerías, en la Travesía del Tunuyán (una llanura aluvial

del este de la provincia de Mendoza). Tiene una superficie de 12800 ha y la

altitud promedio es de 540 m sobre el nivel del mar. Desde 1971, cuando se

construyó el alambrado perimetral, no se ha registrado pastoreo, con la

excepción de una pequeña área en su interior en donde se mantienen unos

pocos caballos.

Figura 1.1. Provincia Biogeográfica del Monte (en color negro) y ubicación de la Reserva de la

Biosfera de Ñacuñán en la porción central. Tomado de Lopez de Casenave (2001).

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CAPÍTULO 1

9

El clima en la reserva es árido-semiárido, estacional, con veranos cálidos y

relativamente húmedos e inviernos fríos y secos. La temperatura promedio

anual es de 15.9ºC (1972–2004), con registros de máxima absoluta de 42.5ºC y

mínima absoluta de -13ºC. La oscilación diaria de la temperatura es muy

grande (promedio: 16.2ºC), con importantes diferencias de temperatura entre

micrositios con el suelo expuesto y bajo la sombra de la vegetación (Milesi

2006). Las precipitaciones anuales promedio son de 342 mm (1972–2004, n =

33 años). Más del 75% de las lluvias anuales ocurre en los meses de primavera

y verano (262 mm, rango: 104–453 mm, n = 33 años), lo que coincide con el

periodo de mayores temperaturas (Fig. 1.2) y determina la temporada de

crecimiento de las plantas (octubre-marzo). A pesar del importante aporte de

agua que se produce durante esta estación, el balance hídrico es deficitario a lo

largo de todo el año (i.e., la evapotranspiración siempre es mayor que las

precipitaciones; Roig 1971). Este estudio se realizó entre los años 2001 y 2005,

un periodo que presentó una alta variación interanual y estacional en las

precipitaciones: se registraron los valores máximo (2001) y mínimo (2003) de

lluvias anuales desde 1972 (Tabla 1.1). Las precipitaciones durante la estación

de crecimiento fueron superiores (en 2001-2002), inferiores (en 2002-2003) y

similares (en 2003-2004 y 2004-2005) a los valores promedio históricos (Tabla

1.1).

Figura 1.2. Climatograma correspondiente a la Reserva de la Biosfera de Ñacuñán. La línea

llena indica las temperaturas promedio mensuales y la línea discontinua las precipitaciones

mensuales. Los registros fueron obtenidos en la estación meteorológica de la reserva entre

1972 y 2004.

0

5

10

15

20

25

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J A S O N D E F M A M J0

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CAPÍTULO 1

10

Tabla 1.1. Temperaturas promedio (± desvío estándar) y precipitaciones totales en la Reserva

de la Biosfera de Ñacuñán en los años en los que se realizó este estudio. Se muestran los

valores anuales y los correspondientes a la temporada de crecimiento (octubre-marzo) y su

respectivo promedio histórico (± desvío estándar).

Año Temperatura (°C) Precipitaciones (mm) 2001 15.6 ± 7.9 585.4 2002 16.2 ± 6.6 414.6 2003 17.4 ± 7.2 91.2 2004 16.6 ± 6.7 471.6 2005 - 330.0

Promedio histórico 15.9 ± 0.9 343.6 ± 111.9 Octubre-marzo

2001-2002 21.5 ± 2.9 302.0 2002-2003 23.1 ± 2.5 154.0 2003-2004 23.8 ± 2.1 222.2 2004-2005 - 245.7

Promedio histórico 21.2 ± 1.4 263.7 ± 81.1

Los tres ambientes representativos de Ñacuñán son: (1) el algarrobal de

Prosopis flexuosa; (2) el jarillal de Larrea cuneifolia, restringido a franjas de

suelo arcilloso; y (3) la comunidad de los médanos (medanal) (Roig 1971). La

mayor parte de la reserva está ocupada por el algarrobal (Fig. 1.3). Se trata de

un bosque abierto con estratos bien definidos (Fig. 1.4). El estrato arbóreo está

representado por el algarrobo (Prosopis flexuosa), que alcanza hasta unos 10

m de altura y posee una cobertura de 4-12% (Marone 1991, Milesi 2006), y por

el chañar (Geoffroea decorticans), de menor altura y cobertura, a menudo en

grupos de numerosos individuos. En el estrato arbustivo predomina

marcadamente la jarilla Larrea divaricata, que alcanza una cobertura de 11-

32% y alturas de hasta 3 m (Marone 1991, Milesi 2006). Otros arbustos de

importancia son Condalia microphylla, Capparis atamisquea y Atriplex lampa.

Puede distinguirse un estrato subarbustivo de especies que raramente

sobrepasan el metro de altura; las más abundantes son Lycium chilense,

Lycium tenuispinosum, Verbena aspera y Acantholippia seriphioides.

Finalmente, en el estrato herbáceo predominan las gramíneas perennes, con

una cobertura de 25-50% (Marone 1991, Milesi et al. datos no publicados).

Aunque la mayoría de ellas son especies C4 (e.g., Pappophorum spp., Digitaria

californica, Trichloris crinita, Aristida spp., Sporobolus cryptandrus y Setaria

leucopila), la gramínea C3 Stipa ichu incrementó su cobertura de <1 a 11%

entre 1997 y 2001 (Marone et al., datos no publicados). Numerosas especies

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CAPÍTULO 1

11

de dicotiledóneas contribuyen al estrato herbáceo (principalmente

Chenopodium papulosum, Phacelia artemisioides, Sphaeralcea miniata,

Parthenium hysterophorus, Glandularia mendocina y Descurainia spp.), aunque

su presencia y cobertura, usualmente menor que la de las gramíneas, varían

mucho entre años en respuesta a las precipitaciones (Marone 1990, Milesi

2006).

Figura 1.3. Mapa de la Reserva de la Biosfera de Ñacuñán, Mendoza. Se muestran los

ambientes predominantes: el algarrobal de Prosopis flexuosa (blanco), el jarillal de Larrea

cuneifolia (gris claro) y el medanal (gris oscuro). Los ambientes de poca extensión están

señalados con letras (C: chañaral, R: retamal, D: jarillal de Larrea divaricata). Las líneas negras

corresponden a los principales caminos de la reserva, las líneas discontinuas a los cauces

temporarios y la doble línea corresponde a la ruta 153 y a la vía del ferrocarril. Se indica la

ubicación del pueblo de Ñacuñán (Ñ) y de la Estación Biológica (EB). Tomado de Lopez de

Casenave (2001).

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CAPÍTULO 1

12

Figura 1.4. Una vista del bosque abierto de algarrobo (Prosopis flexuosa) en la Reserva de la

Biosfera de Ñacuñán.

LAS HORMIGAS DEL GÉNERO POGONOMYRMEX

Las especies del género Pogonomyrmex evolucionaron dentro de la subfamilia

Myrmicinae hace unos 30 millones de años durante la fase seca del Oligoceno

(Kusnezov 1951, Burnham 1978, Lattke 2003), en paralelo con la

diversificación de árboles deciduos, gramíneas e hierbas (Lehmann 1992).

Morfológicamente, la mayoría de las obreras de estas especies presentan

adaptaciones para la recolección y procesamiento de semillas, como el

desarrollo de una cabeza grande con mandíbulas y músculos mandibulares

extremadamente fuertes. Además, todas las especies presentan un conjunto de

pelos largos ubicados por debajo de la cabeza, llamado psamóforo, que es

utilizado para transportar semillas pequeñas, arena u otras partículas del suelo

de pequeño tamaño (Porter y Jorgensen 1990), huevos (Nagel y Rettenmeyer

1973) y hasta gotas de agua (Taber 1998). Estas hormigas exhiben un patrón

biogeográfico muy particular, con cerca de la mitad de las especies descriptas

distribuidas en América del Sur (n = 30), la otra mitad en América del Norte (n =

28) y solo tres especies en América Central (Taber 1998). Una de las hipótesis

acerca de la evolución de las especies del género sugiere que evolucionaron a

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CAPÍTULO 1

13

partir de especies del género Myrmica de la región boreal de América del

Norte, las cuales se habrían dispersado hacia América del Sur (Wheeler 1914).

Sin embargo, la evidencia actual apoya la hipótesis de que se habrían

originado en el norte de América del Sur y posteriormente se habrían separado

en dos grandes grupos, uno que dio origen a las especies de América del Norte

y Central y otro a las de América del Sur (Taber 1998).

En América del Norte estas especies han sido extensamente estudiadas, ya

que, por su importancia numérica y funcional, representan gran parte del

ensamble granívoro y ejercen un papel preponderante en la ecología de los

desiertos (MacKay 1991, Johnson 2000, 2001, MacMahon et al. 2000). Algunos

estudios indican que son capaces de remover grandes cantidades de semillas

del suelo (Tschinkel 1999), pudiendo extraer hasta el 10% de la producción de

una temporada (Pulliam y Brand 1975, Whitford 1978, Crist y MacMahon 1992).

Sin embargo, su impacto es mucho mayor sobre las semillas de las especies

preferidas, de las cuales pueden remover el total de la producción en las

cercanías del nido (Crist y MacMahon 1992). Esta remoción selectiva puede

alterar la abundancia relativa de especies de plantas, causando cambios

cualitativos en la estructura de la vegetación (Brown et al. 1979, Inouye et al.

1980). Pero los efectos de estas especies en los ecosistemas de desierto no

solo se limitan a la remoción de semillas. La construcción y el mantenimiento

del nido pueden también afectar otros procesos ecológicos relevantes. Las

hormigas extraen una gran cantidad de materia orgánica de la superficie, que

es acumulada en el nido y sus alrededores. Aunque es difícil estimar la

cantidad de materia orgánica que incorporan al nido, el efecto acumulativo de

la concentración de materia orgánica es evidente: los suelos cercanos a los

nidos presentan un mayor contenido de nitrógeno, fósforo y potasio en

comparación con sus alrededores (Rogers y Lavigne 1974, Whitford y DiMarco

1995). Además, las hormigas remueven una gran cantidad de suelo desde

horizontes profundos hasta la superficie (Rogers y Lavigne 1974) y pueden

modificar la distribución de las partículas del suelo de distinto tamaño (Mandel y

Sorensen 1982), incrementando la porosidad y permeabilidad al agua de los

suelos donde se encuentran los nidos (Laundré 1990). Todas estas

modificaciones físicas y químicas pueden tener efectos sobre las comunidades

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CAPÍTULO 1

14

de artrópodos del suelo (Friese et al. 1993) y favorecer el establecimiento y

desarrollo de algunas plantas que crecen en los nidos abandonados (Rissing

1986, Carlson y Withford 1991, Crist y Wiens 1996).

Tres especies del género Pogonomyrmex habitan en la Reserva de la Biosfera

de Ñacuñán: Pogonomyrmex rastratus (Mayr), Pogonomyrmex pronotalis

(Santschi) y Pogonomyrmex inermis (Forel) (Figura 1.5). El estatus taxonómico

de la población de P. pronotalis de Ñacuñán se encuentra actualmente en

revisión y algunos autores la consideran como una especie nueva (R. A.

Johnson, com. pers.). El periodo de actividad superficial de estas hormigas se

extiende aproximadamente desde octubre hasta abril y son exclusivamente

diurnas, con cambios estacionales en el patrón diario de actividad que

responden mayormente a variaciones en la temperatura del suelo (Pol y Lopez

de Casenave 2004). Su dieta está constituida casi exclusivamente por semillas,

la cual complementan ocasionalmente con otros ítems como partes de

artrópodos, frutos, flores, restos de hojas y heces de vertebrados (Pirk et al.

2004, Pirk y Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007). Más del 90% de las semillas

consumidas pertenecen a especies de gramíneas perennes, entre las que se

destacan Aristida mendocina, Pappophorum spp., Trichloris crinita, Setaria

leucopila, Digitaria californica y Stipa ichu (Pirk et al. 2004, Pirk y Lopez de

Casenave 2006, Pirk 2007). Las obreras colectan en su gran mayoría semillas

maduras, en buen estado, que no presentan signos de ataque por patógenos y

que muy probablemente han sido producidas durante la misma temporada de

crecimiento (Pirk 2007). Se ha observado que las obreras de estas especies

son capaces de remover semillas tanto del suelo como directamente de las

panojas de las gramíneas (Marone et al. 2000b), pero al parecer no

desentierran semillas del suelo (Lopez de Casenave y Pol, obs. pers.). Aunque

la cantidad de semillas removidas por estas especies representa una fracción

baja del banco de suelo, el impacto sobre las especies preferidas (e.g., sobre

Aristida mendocina) puede ser de importancia (Pirk y Lopez de Casenave

2006, Pirk 2007), y su consumo selectivo puede alterar la abundancia relativa

de semillas de estas plantas, al menos en los parches localizados en las

cercanías de los nidos (Pirk 2007).

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CAPÍTULO 1

15

Figura 1.5. Obreras (arriba) y nidos (abajo) de las hormigas granívoras del género

Pogonomyrmex de la Reserva de Ñacuñán: P. rastratus (izquierda), P. pronotalis (centro) y P.

inermis (derecha).

LAS SEMILLAS DE GRAMÍNEAS

Las gramíneas pertenecen a la familia Poaceae y constituyen las especies de

hierbas más ampliamente distribuidas en el mundo (McNaughton 1991). A

pesar de que carecen de órganos especializados para almacenar agua,

espinas y otras estructuras comúnmente presentes en las plantas de desierto,

constituyen una parte importante del estrato herbáceo en muchos de ellos, y

son incluso dominantes (en diversidad y cobertura) en algunas regiones

semiáridas como los pastizales de desierto (McNaughton 1991). Se pueden

distinguir dos grandes grupos de especies de gramíneas según sus

características morfo-fisiológicas asociadas al proceso de fotosíntesis

(Ehleringer et al. 1997, Collatz et al. 1998): las C3, cuyo desarrollo se dispara a

temperaturas relativamente bajas durante los primeros y últimos meses de la

estación reproductiva (evitando los periodos de temperaturas más extremas) y

que suelen ser más abundantes en regiones relativamente frías, con bajos

niveles de radiación solar y precipitaciones, y las C4, que son más activas a

temperaturas altas, con desarrollo en verano y principios de otoño, y que

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CAPÍTULO 1

16

predominan en regiones con altos niveles de radiación solar, escasas

precipitaciones y temperaturas elevadas (Ode et al. 1980, Tieszen et al. 1997).

Aunque la temperatura ha sido propuesta como el principal factor que afecta el

crecimiento y determina la abundancia relativa de gramíneas C3 y C4 en los

ecosistemas (Hattersley 1983), esto parece no ocurrir en regiones donde la

disponibilidad de agua es limitante durante la temporada de crecimiento, como

en las áreas semiáridas de América del Norte y de Argentina, donde serían las

precipitaciones de verano las que favorecen el desarrollo y abundancia de las

gramíneas C4 sobre las C3 (Paruelo y Lauenroth 1996, Paruelo et al. 1998).

En ambientes no perturbados del Monte central, las gramíneas perennes

constituyen el grupo predominante del estrato herbáceo. Estas especies

dependen exclusivamente de las semillas para reproducirse, por lo que la

disponibilidad de propágulos puede ser un factor clave para su mantenimiento y

regeneración (Aguiar y Sala 1997, Marone et al. 2000a). En consecuencia,

tanto las lluvias que modulan la producción de biomasa como los animales

granívoros que modulan las pérdidas de semillas pueden afectar la

composición y abundancia de los pastizales (i.e., pueden definir cuáles

especies y cuántas plántulas se establecen, y en qué microhábitats lo hacen;

Marone et al. 1998a, 1998b, 2000a, 2004, 2008). La producción de semillas de

las gramíneas más abundantes en la Reserva de Ñacuñán ocurre

principalmente durante el verano y principios de otoño (Marone y Horno 1997,

Marone et al. 1998a; Fig. 1.6), a excepción de Stipa ichu que inicia su

producción en primavera y, si las condiciones hídricas son favorables, la

continúa durante el verano (Fig. 1.6). Variaciones en la frecuencia y el tamaño

de los pulsos de lluvia durante la temporada de crecimiento pueden hacer que

la producción de semillas varíe varios órdenes de magnitud entre años

húmedos y secos, o que la producción de semillas se adelante o retrase según

el momento en que tienen lugar las primeras lluvias intensas de la temporada.

No obstante, estas plantas son capaces de producir una gran cantidad de

semillas (e.g., más de 20 millones de semillas/ha), incluso en años de extrema

sequía (Marone et al. 2000a, Pol et al., datos no publicados).

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CAPÍTULO 1

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Aristida mendocina

Pappophorum spp.

Trichloris crinita

Setaria leucopila

Digitaria californica Sporobolus cryptandrus

Stipa ichu

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Mill

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TC1 TC2 TC3

TC1 TC2 TC3

ns

Figura 1.6. Producción de semillas de las gramíneas más abundantes en la Reserva de

Ñacuñán durante la primavera (barras negras) y el verano (barras grises) de las temporadas de

crecimiento 2001-2002 (TC1), 2002-2003 (TC2) y 2003-2004 (TC3). Los valores están

expresados como el promedio (+ EE) de semillas producidas (n = 20 individuos). Las

diferencias entre la producción de semillas de primavera y verano por temporada fueron

evaluadas con la Prueba de Mann-Whitney (*: P < 0.05; ns: no significativo). Tomado de Pol et

al., datos no publicados.

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CAPÍTULO 1

18

El ingreso de las semillas de gramíneas al banco del suelo ocurre a partir de

principios del verano y hasta el otoño, con un aporte muy bajo durante el

invierno y la primavera (aunque Sporobolus cryptandrus completa su dispersión

primaria recién durante la primavera siguiente; Marone et al. 1998a). En

consecuencia, la mayor acumulación de semillas en el suelo ocurre en otoño-

invierno y el mínimo se produce a fines de primavera y principios de verano

(Marone y Horno 1997, Marone et al. 1998a). La mayor parte de las semillas de

gramíneas ingresan al banco del suelo en sitios expuestos, sin cobertura

vegetal leñosa (Marone et al. 1998a, 2004). En particular, las semillas

medianas y grandes (las más consumidas y preferidas por las hormigas

granívoras del género Pogonomyrmex; Pirk et al. 2004, Pirk y Lopez de

Casenave 2006, Pirk 2007) lo hacen en micrositios con alta cobertura de

gramíneas. Las semillas no permanecen en estos micrositios, porque muchas

son arrastradas por el viento y el agua hacia depresiones del terreno o hacia

micrositios protegidos bajo el dosel de árboles y arbustos, donde quedan

retenidas en el mantillo (Marone et al. 2004). Una porción importante de la

producción (>50%; Marone et al. 1998b, 2008) no solo se redistribuye

espacialmente sino que se pierde debido al consumo de los granívoros durante

otoño e invierno (Marone et al. 1998b, 2000a, 2000b, 2008).

Los mecanismos de ingreso y egreso de semillas de gramíneas al banco de

suelo fueron evaluados con relativa precisión en el Monte central y,

específicamente, en Ñacuñán (Marone et al. 1998a, 1998b, 2000a). Los

resultados de estos estudios han permitido establecer un modelo cuantitativo

de la dinámica de las semillas de gramíneas (Fig. 1.7; Marone et al. 2000a).

Según este modelo, la granivoría otoño-invernal (principalmente por parte de

las aves) sería responsable de alrededor del 50% de las pérdidas (Marone et

al. 1998b), mientras que el enterramiento profundo produciría el egreso del

30% de las semillas (aunque la mayoría de estas son semillas pequeñas, de

menos de 0.10 mg; Marone et al. 1998a). Las pérdidas por germinación serían

muy bajas, de hasta un 5% en años excepcionalmente favorables (Marone et

al. 2000a). El banco de semillas de gramíneas en Ñacuñán no es estable: las

semillas presentan bajos niveles de dormición (Sartor 2001) y muy pocas

sobreviven de una temporada de crecimiento a la siguiente, debido

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CAPÍTULO 1

19

principalmente al alto consumo por parte de animales granívoros (Marone et al.

1998b, 2008).

Fig. 1.7. Modelo cuantitativo de los principales mecanismos de ingreso y egreso de semillas de

gramíneas en el Monte central. Tomado de Marone et al. (2000a).

INTERACCIONES ENTRE HORMIGAS GRANÍVORAS Y SEMILLAS DE GRAMÍNEAS

Para evaluar los efectos “desde abajo” de las fluctuaciones en la abundancia

de las semillas sobre el comportamiento de forrajeo de las especies del género

Pogonomyrmex de Ñacuñán es preciso determinar primero cuáles son los

recursos que están disponibles para las hormigas y cómo varían a lo largo de la

temporada de actividad. A partir de los estudios previos realizados en el Monte

central, detallados en las secciones anteriores, es posible acotar el espectro de

recursos potencialmente disponibles para estas hormigas, centrándose en las

semillas de gramíneas perennes, principalmente de Aristida mendocina,

Trichloris crinita, Pappophorum spp., Digitaria californica y Stipa ichu,

producidas durante la misma temporada de crecimiento (i.e., semillas nuevas),

que se encuentran en buenas condiciones (i.e., bien conformadas, maduras y

sin ataques de patógenos) y que están ubicadas en las panojas de las

gramíneas o en la superficie del suelo. Sobre la base de estos criterios y en

función de las fluctuaciones observadas en la abundancia de semillas en el

Monte central, es posible distinguir dos épocas según su disponibilidad: una de

baja y otra de alta disponibilidad de alimento.

La época de baja disponibilidad de semillas abarca el periodo comprendido

entre octubre y diciembre. En ese lapso se dispara el crecimiento vegetativo de

INGRESOS EGRESOS FUENTE

Patógenos ?

Germinación 0-5%

Enterramiento 30%(> 2 cm)

BANCO DE SEMILLAS

DEL SUELO

Marone et al., 2000

Granívoros 50%

Marone et al., 1988

Marone et al., 1988

Banco potencial de semillas 60 millones de semillas/ha

(Marone et al., 1998b)

Marone et al. 2000a

Marone et al. 1998a

Marone et al. 1998b

(Marone et al. 1998a)

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CAPÍTULO 1

20

las gramíneas y se generan las estructuras reproductivas que se convertirán en

flores y frutos al avanzar el verano, pero hay muy pocas semillas nuevas y bien

conformadas en las plantas (Fig. 1.8). La remoción de semillas durante el otoño

y el invierno, las pérdidas por enmohecimiento, enterramiento profundo y

germinación, hacen que exista una gran escasez de semillas de gramíneas en

el banco del suelo, encontrándose solo algunas plantas que preservan semillas

de la anterior temporada en sus panojas (Aristida spp.) o que son capaces de

producir semillas nuevas en primavera (Stipa ichu) (Fig. 1.6). En la época de

alta disponibilidad, que comprende los meses de enero a abril, se dispara la

producción de semillas de las gramíneas, que tiende a incrementarse hacia

fines de verano y principios de otoño (Fig. 1.6 y 1.8). En pocas semanas las

semillas maduras son dispersadas e ingresan al banco del suelo, lo que

determina que la disponibilidad de semillas de gramíneas para las hormigas

sea máxima (Fig. 1.8).

0

5

10

15

Prim01 Ver 02 Prim02 Ver 03 Prim03 Ver 04

Mill

ones

de

sem

illas

/ha

Figura 1.8. Abundancia promedio de semillas en las plantas de las cinco especies de

gramíneas más consumidas y preferidas por las hormigas del género Pogonomyrmex durante

la primavera (Prim) y el verano (Ver) de las temporadas de crecimiento 2001-2002, 2002-2003

y 2003-2004 en Ñacuñán.

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CAPÍTULO 2

COMPORTAMIENTO DE FORRAJEO Y

DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS I: DISTANCIAS, TIEMPOS, ÉXITO DE FORRAJEO Y DIETA

RESUMEN- En los desiertos, la distribución, densidad y tasa de renovación del

recurso pueden modificar el comportamiento de forrajeo de las hormigas

granívoras. El objetivo de este capítulo fue evaluar el efecto de las

fluctuaciones en la disponibilidad de semillas de gramíneas sobre la distancia,

los tiempos, el éxito de forrajeo y la dieta de las hormigas granívoras

Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis en el desierto del Monte.

Durante las temporadas 2000-01, 2001-02 y 2002-03 se realizaron

observaciones de las obreras forrajeando en varias colonias de cada especie y

se registraron las distancias, los tiempos, el éxito de forrajeo y la dieta de cada

colonia. Las obreras no modificaron la distancia de forrajeo entre las épocas de

baja y alta disponibilidad de semillas, pero tendieron a aumentar el tiempo de

búsqueda de alimento y ampliaron su dieta (excepto P. inermis) cuando las

semillas eran escasas. Las variaciones en la disponibilidad de semillas

afectaron el éxito de forrajeo, principalmente en P. inermis, cuya dieta está

constituida exclusivamente por semillas de gramíneas. Los resultados de este

capítulo muestran que el comportamiento de forrajeo, la dieta y el éxito de

forrajeo de las especies del género Pogonomyrmex de Ñacuñán dependen en

alguna medida de la disponibilidad de semillas en el ambiente.

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CAPÍTULO 2

22

INTRODUCCIÓN

La supervivencia, el crecimiento y la reproducción de los animales dependen

en gran parte de su habilidad para detectar y conseguir alimento. La Teoría de

Forrajeo Óptimo predice que los consumidores maximizan la ganancia neta de

energía a largo plazo [(ganancias - costos)/tiempo; Schmid-Hempel 1987,

Krebs y Davies 1993)]. Por consiguiente, el tiempo y la energía que cada

consumidor invierte en la recolección de alimento son cruciales para maximizar

las ganancias energéticas (e.g., Heinrich 1975, Pyke 1980). Para la mayoría de

los animales los recursos se encuentran distribuidos en parches que varían en

espacio y tiempo (Hansson et al. 1995). Para optimizar el éxito de forrajeo en

ambientes con recursos fluctuantes, los consumidores deben buscar y explotar

sistemáticamente los recursos más rentables (Dreisig 1995). Por lo tanto,

deben relacionar la elección de un sitio de alimentación con la distribución

temporal y espacial del recurso (e.g., para minimizar el tiempo de búsqueda),

así como con la calidad del recurso (e.g., su densidad) (Pyke 1980, Cresswell

et al. 2000).

La distribución temporal y espacial de los recursos es particularmente

importante para animales como las hormigas y otros insectos sociales cuyas

actividades están centradas en el nido. En estas especies el éxito de forrajeo

está determinado a nivel de la colonia más que al de los individuos que la

componen (Carrol y Janzen 1973). Es de suponer, entonces, que las

estrategias de forrajeo en las hormigas hayan evolucionado para maximizar la

eficacia colectiva en la recolección de alimento. Sobre la base de este

supuesto, cada colonia debería distribuir las obreras que salen a forrajear, de

manera tal de regular la inversión de energía y tiempo en los parches más ricos

y cercanos al nido con el propósito de recolectar alimentos de la manera más

eficiente posible.

En los desiertos los recursos están distribuidos de manera heterogénea en

tiempo y espacio (Reichman 1984, Kemp 1989, Chambers y MacMahon 1994)

y las hormigas son sensibles a estas fluctuaciones en su abundancia. Las

especies granívoras, por ejemplo, modifican el comportamiento de forrajeo en

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CAPÍTULO 2

23

función de la abundancia de semillas (Mehlhop y Scott 1983, Crist y MacMahon

1992, Kunin 1994). Numerosos estudios en hormigas granívoras de los

géneros Messor y Pogonomyrmex encontraron que estos insectos son capaces

de modificar los niveles de actividad de forrajeo (Whitford y Ettershank 1975,

Crist y MacMahon 1991a, Gordon 1991), la estrategia de forrajeo (Rissing y

Wheeler 1976, Goss y Deneubourg 1989, López et al. 1993, 1994), el

reclutamiento de obreras hacia los sitios de alimentación más ricos y cercanos

al nido (Bernstein 1975, Hölldobler 1976, Whitford 1978, Mehlhop y Scott 1983,

Hahn y Maschwitz 1985, Crist y MacMahon 1991a, 1992, Detrain et al. 2000) y

su dieta (Whitford 1978, Mehlhop y Scott 1983, Rissing 1988, Pirk 2007) en

función de la oferta de semillas. En ambientes donde la producción de semillas

es irregular, estos cambios comportamentales permiten a las colonias

concentrar el esfuerzo de forrajeo en los sitios y momentos en los que las

semillas son más abundantes, maximizando así la eficacia colectiva de

forrajeo.

La regulación de las actividades de la colonia en algunas hormigas parece no

tener un control central (Gordon 1999). En estos casos, para regular los niveles

de actividad de forrajeo en función de la disponibilidad de alimento, las obreras

deben detectar los cambios en la abundancia de semillas en las cercanías del

nido, comunicárselos a sus compañeras, y decidir, entre otras cosas, si es

conveniente seguir forrajeando y con qué intensidad (Gordon 1999). Cuando la

disponibilidad de alimento es baja, aumenta el tiempo que necesitan las

obreras forrajeras para encontrarlo y la probabilidad de que vuelvan sin él al

nido, por lo que disminuye la tasa de regreso de forrajeras “exitosas” y, en

última instancia, la actividad forrajera de la colonia. Estudios en colonias de

Pogonomyrmex barbatus mostraron que claves simples como el cambio en la

tasa de regreso de forrajeras con alimento pueden disparar cambios en los

niveles de actividad superficial de la colonia. Schafer et al. (2006) encontraron

que la actividad de forrajeo de P. barbatus es estimulada por el regreso de

forrajeras cargadas, mientras que el regreso de obreras sin carga parece no

tener efecto alguno. Esto indica que existe una estrecha relación entre los

niveles de actividad de forrajeo y la disponibilidad de alimento alrededor de la

colonia.

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CAPÍTULO 2

24

La duración de una excursión de forrajeo es un factor crucial para determinar el

éxito de forrajeo en colonias de hormigas. La Teoría de Forrajeo Óptimo

predice que la duración de la excursión de forrajeo será menor cuando existen

parches con abundantes recursos. El aumento en la duración está relacionado

con un aumento en la distancia a los parches de alimentación, debido muy

probablemente a una reducción en la calidad de los parches cercanos al nido,

que son los primeros en ser explotados (Cresswell et al. 2000). Por lo tanto, un

aumento en la disponibilidad de semillas probablemente estará relacionado con

una disminución en las distancias y en los tiempos de forrajeo en las hormigas

granívoras.

Las fluctuaciones en la disponibilidad de semillas también inciden en la dieta de

las hormigas granívoras. Las especies del género Pogonomyrmex, por ejemplo,

muestran marcadas preferencias por semillas de determinadas especies (Crist

y MacMahon 1992, Pirk y Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007) y han mostrado

ser altamente selectivas (Pulliam y Brand 1975, Whitford 1978, Melhhop y Scott

1983, Crist y MacMahon 1992, Pirk 2007). No obstante, varias especies

muestran variaciones temporales en la composición de su dieta que parecen

responder a las fluctuaciones en la disponibilidad de semillas en el ambiente

(Whitford 1978, Rissing 1988, Mehlhop y Scott 1983, Pirk 2007).

En el Monte central, la dinámica fenológica de los pastos y la dinámica del

banco de semillas del suelo imponen marcadas fluctuaciones temporales en la

disponibilidad de semillas de gramíneas (Marone y Horno 1997, Marone et al.

1998a, 2000a, 2004, Pol et al. datos no publicados), el principal componente de

la dieta de las hormigas granívoras Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P.

inermis (Pirk et al. 2004, Pirk y Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007). En

función de las variaciones en la abundancia de estas semillas, es posible

distinguir una época de baja (de octubre a diciembre) y una de alta (de enero a

abril) disponibilidad de alimento (ver Capítulo 1) a lo largo de la temporada de

actividad de estas hormigas (Pol y Lopez de Casenave 2004). Frente a estas

fluctuaciones en la disponibilidad de recursos es de esperar que estas

hormigas modifiquen su comportamiento de forrajeo, lo que a su vez podría

influir sobre los patrones espaciales y temporales de remoción de semillas.

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CAPÍTULO 2

25

OBJETIVOS E HIPÓTESIS Los objetivos de este capítulo son (1) describir las características generales del

forrajeo de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis en Ñacuñán, y

(2) evaluar el efecto de las fluctuaciones en la disponibilidad de semillas de

gramíneas sobre el comportamiento de forrajeo (distancia, tiempo, éxito y dieta)

de estas hormigas. La hipótesis general planteada en este capítulo es que las

colonias modifican su comportamiento de forrajeo y la composición de la dieta

en función de la disponibilidad de alimento, de manera tal de regular la

inversión de energía y tiempo. Por lo tanto, se espera que los componentes del

comportamiento de forrajeo varíen a lo largo de la temporada de actividad en

función de los cambios en la disponibilidad relativa de semillas. De acuerdo a

esto, las predicciones específicas que se pusieron a prueba fueron: (1) la

distancia y el tiempo de forrajeo serán menores durante la época de alta

disponibilidad de semillas que durante la de baja disponibilidad, (2) el éxito de

forrajeo será mayor durante la época de alta disponibilidad de semillas que

durante la de baja disponibilidad, y (3) la proporción de semillas en la dieta será

mayor durante la época de alta disponibilidad de semillas que durante la de

baja disponibilidad.

MÉTODOS

Características generales del forrajeo

Para describir las características generales del forrajeo de Pogonomyrmex

rastratus, P. pronotalis y P. inermis en el algarrobal de Ñacuñán, se realizaron

observaciones directas del comportamiento de las obreras forrajeando durante

las temporadas de actividad (i.e., entre octubre y abril: Pol y Lopez de

Casenave 2004) de 2000-2001, 2001-2002 y 2002-2003. A lo largo de cada

temporada se realizaron observaciones en hasta seis ocasiones (octubre,

noviembre, diciembre, enero, febrero y abril). De cada colonia se siguieron

entre 5 y 48 obreras (dependiendo del nivel de actividad) durante su excursión

de forrajeo, registrándose la distancia de forrajeo (desde la entrada del nido

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CAPÍTULO 2

26

hasta donde se recolectaba el alimento) y los tiempos de forrajeo: el tiempo

transcurrido desde que la hormiga salía del nido hasta que encontraba un ítem

(tiempo de búsqueda), el tiempo que pasaba manipulando el ítem (tiempo de

manipuleo), el tiempo que tardaba en regresar al nido (tiempo de regreso) y el

tiempo total de la excursión de forrajeo (la sumatoria de todos los tiempos

anteriores).

Las mismas obreras que eran seguidas para determinar las distancias y los

tiempos de forrajeo fueron capturadas antes de ingresar al nido, registrándose

si volvían con o sin carga, y recolectándola en el primer caso. Las obreras eran

liberadas rápidamente en la entrada del nido. Los ítems recolectados fueron

guardados en frascos rotulados para su posterior determinación. En el

laboratorio y bajo lupa binocular se clasificaron los ítems en dos grandes

categorías: semillas de gramíneas y otros ítems (e.g., flores, hojas, partes de

artrópodos y otras semillas). El éxito de forrajeo fue estimado como el

porcentaje del total de hormigas seguidas por colonia que volvían de su

excursión de forrajeo cargadas con algún ítem.

La unidad de muestreo considerada fue la colonia, ya que los individuos

provenientes de una misma colonia no se consideraron independientes. Por

ello, se calcularon los promedios de distancia, tiempos, éxito de forrajeo y dieta

de las obreras de cada colonia durante el periodo de muestreo, los que, a su

vez, fueron nuevamente promediados para obtener un valor para cada especie.

Efecto de la disponibilidad de semillas sobre el comportamiento de forrajeo

Para determinar si el comportamiento de forrajeo de Pogonomyrmex rastratus,

P. pronotalis y P. inermis varía en relación a la disponibilidad de semillas, se

compararon la distancia, los tiempos, el éxito de forrajeo y la dieta de las

colonias entre las épocas de baja (octubre-diciembre) y alta (enero-abril)

disponibilidad de semillas de gramíneas (ver Capítulo 1 para una descripción

más detallada de las variaciones en la disponibilidad de semillas de gramíneas

en el algarrobal de Ñacuñán). Para ello, solo se tuvieron en cuenta las colonias

en las que se siguieron al menos cinco obreras por época en una de las tres

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CAPÍTULO 2

27

temporadas de muestreo. Sobre la base de este criterio y debido a la dinámica

de las colonias de estas especies en Ñacuñán (e.g., movimiento, inactividad o

desaparición), muchas colonias debieron ser descartadas del análisis, por lo

que finalmente se trabajó con 7-9 colonias de P. rastratus, 3-6 de P. pronotalis

y 2 de P. inermis. El bajo número de colonias usadas en el análisis para esta

última especie se debió a que prácticamente no presenta actividad forrajera

durante la época de baja disponibilidad de semillas (ver también Pirk 2007).

Las diferencias en la distancia, los tiempos, el éxito de forrajeo y la dieta entre

las épocas de baja y alta disponibilidad de semillas de gramíneas fueron

evaluadas utilizando la Prueba de Wilcoxon y la Prueba de t para muestras

pareadas, según la distribución de los datos. El bajo tamaño de muestra no

permitió realizar análisis estadísticos en el caso de P. inermis, por lo que para

esta especie solo se muestran las tendencias de los datos.

RESULTADOS Características generales del forrajeo

En general, las tres especies del género Pogonomyrmex estudiadas

presentaron un comportamiento de forrajeo muy similar. La distancia de

forrajeo promedio fue de 3-4 m, y la mayoría de los eventos de obtención de

alimento (más del 80%) ocurrieron a menos de 7 m de la entrada del nido (Fig.

2.1; Tabla 2.1). Las distancias de forrajeo se ajustaron a una distribución

normal en las colonias de P. inermis (Prueba de Chi-cuadrado, X2 = 8.58, P =

0.13), y logarítmica en las de P. pronotalis (X2 = 5.03, P = 0.17) y P. rastratus

(X2 = 14.16, P = 0.08) (Fig. 2.1). La distancia máxima de forrajeo registrada fue

de 10.80 m para P. inermis, 16.43 m para P. rastratus y 20.85 m para P.

pronotalis.

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CAPÍTULO 2

28

0

10

20

0-1 1-2 2-3 3-4 4-5 5-6 6-7 7-8 8-9 9-10 10-11 11-12 12-13 >13

Distancia (m)

%

Figura 2.1. Distribución de frecuencia relativa (en porcentaje) de los valores de distancia de

forrajeo de Pogonomyrmex inermis (barras blancas), P. pronotalis (barras negras) y P. rastratus

(barras grises) en el algarrobal de Ñacuñán. El número de obreras/colonias muestreadas

fueron 114/5 para P. inermis, 113/11 para P. pronotalis y 192/15 para P. rastratus.

Las excursiones de forrajeo duraron en promedio entre 12 y 17 min según la

especie (Tabla 2.1), siendo P. rastratus la que necesitó más tiempo y P.

pronotalis la más rápida. Las obreras invirtieron la mayor parte del tiempo (más

del 60%) en llegar al parche de alimentación y buscar un ítem adecuado: P.

rastratus necesitó en promedio un poco más de 11 min, mientras que P.

inermis y P. pronotalis lo hicieron en unos 8–9 min, respectivamente (Tabla

2.1). Una vez que una obrera encontraba una semilla, la manipulaba un par de

minutos antes de emprender el retorno al nido. Este comportamiento difirió

entre especies. Las obreras de P. rastratus removían todas las proyecciones

(aristas) y brácteas (glumas y glumelas) de las semilla de gramíneas

llevándose solo el cariopse o, en su defecto, removían solo las aristas,

posiblemente para facilitar su transporte. En cambio, las obreras de P.

pronotalis y P. inermis generalmente acarreaban las semillas completas, y solo

en las que poseen aristas (e.g., Trichloris crinita, Aristida spp., Stipa ichu)

ocasionalmente extraían o quebraban algunas de ellas. A pesar de estas

diferencias, los tiempos de manipuleo fueron muy similares entre especies

(Tabla 2.1). El tiempo de regreso al nido fue menor en P. pronotalis que en las

otras dos especies (Tabla 2.1).

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CAPÍTULO 2

29

Tabla 2.1. Características generales del forrajeo de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis en el algarrobal de Ñacuñán. Se indican el promedio

± EE de la distancia de forrajeo, los tiempos, el éxito de forrajeo y el porcentaje de semillas de gramíneas en la dieta para cada especie. Entre paréntesis se

indica el número de obreras/colonias muestreadas para cada caso.

Tiempos (min)

Especies Distancia (m) Búsqueda Manipuleo Regreso Total

Éxito (%) Gramíneas en la dieta (%)

P. rastratus 3.36 ± 0.36 (192/15) 11.30 ± 1.31 2.51 ± 0.21 2.58 ± 0.20 17.10 ± 1.33

(222/15) 86.34 ± 3.42

(268/15) 90.60 ± 3.51

(224/15)

P. pronotalis 3.76 ± 0.50 (113/11) 8.09 ± 0.56 2.43 ± 0.24 2.18 ± 0.13 12.45 ± 1.23

(115/9) 85.79 ± 4.01

(186/11) 83.89 ± 5.42

(154/11)

P. inermis 3.97 ± 0.83 (114/5) 8.51 ± 1.44 2.07 ± 0.24 3.09 ± 0.41 14.08 ± 2.31

(114/5) 85.73 ± 6.09

(150/5) 99.09 ± 0.76

(108/5)

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CAPÍTULO 2

30

El éxito de forrajeo fue considerablemente alto y muy similar en las tres

especies: alrededor del 86% de las obreras que salieron del nido por alimento

retornaron al nido con algún ítem (Tabla 2.1). La dieta estuvo constituida

fundamentalmente por semillas de gramíneas. Las obreras de P. inermis

prácticamente no acarrearon otros ítems que no fuesen semillas de gramíneas,

mientras que P. rastratus y P. pronotalis incluyeron un 10-16 % de otros ítems

(e.g., partes de artrópodos, frutos, flores, restos de hojas, semillas de hierbas,

heces de animales; Tabla 2.1).

Efecto de la disponibilidad de semillas sobre el comportamiento de forrajeo

La distancia de forrajeo fue muy similar en las tres especies (entre 3 y 4 m) y

no difirió entre las épocas de baja y alta disponibilidad de semillas (Fig. 2.2).

Tampoco hubo diferencias significativas en los tiempos de forrajeo entre

épocas para P. rastratus y P. pronotalis, aunque ambas mostraron una

tendencia de mayores tiempos de búsqueda en la de menor disponibilidad (Fig.

2.3). De manera similar, las obreras de P. inermis necesitaron mucho más

tiempo para encontrar alimento en la época de baja disponibilidad, lo que se

reflejó en una notable diferencia en el tiempo total de forrajeo (Fig. 2.3).

0

2

4

6

P. rastratus P. pronotalis P. inermis

Dis

tanc

ia (m

) nsns

63/9 43/6 23/2 136/9 71/6 45/2

Figura 2.2. Distancia de forrajeo promedio (+ EE) de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y

P. inermis durante la época de baja (barra negra) y alta (barra blanca) disponibilidad de

semillas en el algarrobal de Ñacuñán. Se muestra dentro de las barras el número de

obreras/colonias muestreadas para cada caso. ns: no significativo; Prueba de Wilcoxon y

Prueba de t para muestras pareadas.

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CAPÍTULO 2

31

P. pronotalis

0

10

20

Tiem

po (m

in) ns

ns ns

ns

P. inermis

0

10

20

Búsqueda Manipuleo Regreso Total

Tiem

po (m

in)

P. rastratus

0

10

20

Tiem

po (m

in) ns

ns ns

ns

133/9 60/9

56/3 31/3

45/2 23/2

Figura 2.3. Tiempos de forrajeo promedio (+ EE) de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y

P. inermis durante la época de baja (barra negra) y alta (barra blanca) disponibilidad de

semillas en el algarrobal de Ñacuñán. Se muestra dentro de las barras del tiempo total el

número de obreras/colonias muestreadas. ns: no significativo; Prueba de Wilcoxon y Prueba de

t para muestras pareadas.

El éxito de forrajeo aumentó considerablemente durante la época de alta

disponibilidad de semillas en las colonias de P. rastratus y P. inermis. En

cambio, el porcentaje de obreras de P. pronotalis que regresaron cargadas al

nido fue similar en ambas épocas (Fig. 2.4).

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CAPÍTULO 2

32

La mayor parte los ítems acarreados por las obreras de P. rastratus, P.

pronotalis y P. inermis fueron semillas de gramíneas. Sin embargo, durante la

época de baja disponibilidad el porcentaje de semillas de gramíneas fue

significativamente menor que durante la época de alta disponibilidad en las

colonias de P. pronotalis y P. rastratus. Por el contrario, P. inermis no alteró su

dieta entre épocas (Fig. 2.5).

0

25

50

75

100

P. rastratus P. pronotalis P. inermis

Éxito

(%)

52/2 86/2 63/4 76/4 86/7 136/7

ns *

Figura 2.4. Éxito de forrajeo promedio (+ EE) de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P.

inermis durante la época de baja (barra negra) y alta (barra blanca) disponibilidad de semillas

en el algarrobal de Ñacuñán. Se muestra dentro de las barras el número de obreras/colonias

muestreadas para cada caso. *: P < 0.05; ns: no significativo; Prueba de Wilcoxon y Prueba de

t para muestras pareadas.

0

25

50

75

100

P. rastratus P. pronotalis P. inermis

Sem

illas

de

gram

ínea

s (%

)

58/7 124/7 23/2 46/253/4 62/4

* *

Figura 2.5. Porcentaje promedio (+ EE) de semillas de gramíneas en la dieta de

Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis durante la época de baja (barra negra) y

alta (barra blanca) disponibilidad de semillas en el algarrobal de Ñacuñán. Se muestra dentro

de las barras el número de obreras/colonias muestreadas para cada caso. *: P < 0.05; Prueba

de Wilcoxon y Prueba de t para muestras pareadas.

63/4

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CAPÍTULO 2

33

DISCUSIÓN

En términos generales, el comportamiento de forrajeo fue muy similar en las

tres especies del género Pogonomyrmex que habitan en Ñacuñán. La actividad

forrajera estuvo concentrada en los primeros 6–7 m alrededor del nido y la

distancia promedio de forrajeo fue de 3–4 m. Estos valores son similares a los

reportados para otras especies del género Pogonomyrmex (Tabla 2.2),

indicando que estas hormigas concentran la actividad de forrajeo en un área

que comúnmente no supera los 10 m de radio.

La duración promedio de una excursión de forrajeo varía considerablemente

entre las especies del género Pogonomyrmex (Tabla 2.2). Entre las especies

estudiadas, P. rastratus tendió a ser más lenta y P. pronotalis más rápida para

conseguir alimento. Estas diferencias no parecen estar relacionadas con la

distancia de forrajeo ni con el tiempo de manipuleo, ya que ambos fueron

similares, sino que se deberían a diferencias en el tiempo de búsqueda y en la

estrategia de forrajeo que utilizan estas hormigas. Las especies con forrajeo

individual generalmente necesitan más tiempo para conseguir alimento, ya que

sus obreras buscan y colectan el alimento de manera independiente y

generalmente recorren un área más extensa que las obreras que utilizan una

estrategia grupal (Beckers et al. 1989, Traniello 1989, Hölldobler y Wilson

1990). En el capítulo 4 se estudiarán las estrategias de forrajeo de las tres

especies, para evaluar si las diferencias observadas en el comportamiento de

forrajeo están asociadas a diferentes estrategias.

El éxito de forrajeo fue prácticamente idéntico en las tres especies estudiadas

y, al igual que otras especies del género, superó el 80% (Tabla 2.2). Valores

similares fueron reportados por Pirk y Lopez de Casenave (2006) para P.

rastratus y P. pronotalis en Ñacuñán, estimados utilizando técnicas distintas, lo

que constituye una prueba de robustez para los resultados obtenidos.

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CAPÍTULO 2

34

Tabla 2.2. Características generales del forrajeo de distintas especies del género

Pogonomyrmex. Se indican el promedio de la distancia de forrajeo (m), el tiempo total de

forrajeo (min), el éxito de forrajeo (%) y el sitio de estudio para cada especie.

Especie Distancia de forrajeo

Tiempo de forrajeo

Éxito de forrajeo Sitio de estudio Autores

P. badius 3.40 - - Carolina del Sur (EEUU)

Harrison y Gentry 1981

P. barbatus - 20 86 Arizona y Nuevo México (EEUU) Gordon 1991

P. barbatus 5.40 13.10 - Arizona (EEUU) Morehead y Feener 1998

P. californicus 2.90 17 83 California (EEUU) De Vita 1979

P. desertorum 1.70 - 56 Arizona, Nuevo México y California (EEUU) Davidson 1977

P. desertorum 2.20 11.20 - Arizona (EEUU) Morehead y Feener 1998

P. inermis 3.87 14.08 86 Monte central (Argentina) Este estudio

P. maricopa - - 96 Arizona, Nuevo México y California (EEUU) Davidson 1977

P. maricopa 6.10 20.80 76 California (EEUU) Weier y Feener 1995

P. mayri 4.70 - - Santa Marta (Colombia) Kugler 1984

P. occidentalis 2 – 12 24.30 66 Wyoming (EEUU) Crist y

McMahon 1991a, 1991b

P. occidentalis 2.6 – 4.13 - - Colorado (EEUU) Crist y Wiens 1994

P. occidentalis 2.20 6.20 - Arizona (EEUU) Morehead y Feener 1998

P. occidentalis - - 81 Colorado (EEUU) Usnik y Hart 2002

P. pronotalis 3.76 12.45 86 Monte central (Argentina) Este estudio

P. rastratus 3.36 17.10 86 Monte central (Argentina) Este estudio

P. rugosus - - 85 Arizona, Nuevo México y California (EEUU) Davidson 1977

P. rugosus 7.40 13.20 96 California (EEUU) Weier y Feener 1995

Las diferencias en la disponibilidad de semillas de gramíneas a lo largo de la

temporada de actividad de las hormigas parecen ser un factor importante en la

regulación de las actividades de forrajeo de Pogonomyrmex rastratus, P.

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CAPÍTULO 2

35

pronotalis y P. inermis en el Monte central. Los resultados de este capítulo

sugieren que en estas especies cambia el tiempo de búsqueda de alimento y

que son capaces de modificar su dieta en función de la disponibilidad de

semillas, y que ésta puede afectar su éxito de forrajeo.

Una de las predicciones de la Teoría de Forrajeo Óptimo (MacArthur y Pianka

1966, Schoener 1971, Stephens y Krebs 1986) establece que en organismos

con forrajeo de sitio central la duración de la excursión de forrajeo será mayor

cuando los recursos son escasos, debido principalmente a un aumento en la

distancia de forrajeo. Los resultados de este estudio apoyan parcialmente dicha

predicción. Si bien se registró una tendencia a mayores tiempos de búsqueda

de alimento durante la época de baja disponibilidad de semillas (aunque las

diferencias no fueron estadísticamente significativas en P. rastratus y P.

pronotalis), la distancia de forrajeo no difirió entre épocas en ninguna de las

tres especies. Esta evidencia sugiere que la distancia de forrajeo y el tiempo de

búsqueda de alimento no están estrechamente relacionados. La distancia de

forrajeo podría ser un componente relativamente fijo del comportamiento,

mientras que el tiempo de búsqueda de alimento podría depender de la

disponibilidad de semillas, especialmente en P. inermis, como consecuencia de

su alta dependencia de estas semillas que representan el 99% de su dieta. Un

patrón similar fue reportado por Bernstein (1974) en colonias de P. californicus

y P. rugosus en ambientes con marcadas fluctuaciones estacionales y

altitudinales en la disponibilidad de semillas.

En muchas especies de hormigas la distancia al alimento puede restringir el

forrajeo, debido al aumento en los costos energéticos de buscar y transportar

ítems cuando mayor es la distancia. Esto podría explicar la poca flexibilidad

observada en las distancias de forrajeo de las especies estudiadas. Sin

embargo, las hormigas del género Pogonomyrmex tienen costos energéticos

de forrajeo extremadamente bajos (< 0.1%) en comparación con las ganancias

energéticas de forrajear semillas (Feener 1988, Weir y Feener 1995), por lo que

la rentabilidad de una excursión de forrajeo no estaría seriamente afectada por

un aumento en la distancia al alimento. Existen otros mecanismos por los

cuales la distancia al alimento podría limitar el comportamiento de forrajeo de

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CAPÍTULO 2

36

estas hormigas. A medida que aumenta la distancia se incrementan los riesgos

de predación y la competencia por los recursos (Devigne y Detrain 2006), al

mismo tiempo que disminuye el conocimiento del ambiente y la capacidad de

reclutamiento de obreras hacia la fuente de alimento (Hölldobler 1976, Taylor

1977, Fewell et al. 1992). Alguno de estos mecanismos podrían estar

involucrados en la determinación de las distancias de forrajeo de estas

hormigas.

El éxito de forrajeo de las colonias de P. rastratus y P. inermis varió

considerablemente entre las épocas de baja y alta disponibilidad de semillas.

Esta variación coincide además con fluctuaciones en los niveles de actividad

forrajera registrados para estas especies (i.e., bajos en primavera y altos en

verano; Pol y Lopez de Casenave 2004, Capítulo 4). Estos resultados apoyan

la hipótesis de que las hormigas granívoras regulan sus niveles de actividad

forrajera en función de la abundancia de semillas en el ambiente, la cual podría

ser detectada a través del éxito de forrajeo, como ha sido descripto para otras

especies (Gordon 1991, Schafer et al. 2006). En las colonias de P. pronotalis,

por el contrario, el éxito de forrajeo fue superior al 80% en ambas estaciones.

Esto está asociado a que P. pronotalis tiene una mayor capacidad para

explotar otros recursos cuando la abundancia de semillas de gramíneas es

baja. Tanto esta especie como P. rastratus mostraron cambios en la proporción

de semillas de gramíneas recolectadas entre épocas. Durante la de baja

disponibilidad removieron una mayor cantidad de otros ítems (partes de

artrópodos, frutos, semillas de arbustos e hierbas dicotiledóneas) que durante

la época de alta disponibilidad de semillas, cuando más del 80% de los ítems

acarreados fueron semillas de gramíneas. Estos resultados concuerdan con los

reportados por Pirk y Lopez de Casenave (2006) y Pirk (2007). Entre estas dos

especies, P. pronotalis fue la que incorporó una mayor proporción de otros

ítems durante la época de baja disponibilidad de semillas, lo que podría

explicar sus altos niveles de éxito de forrajeo. P. inermis, por el contrario,

presentó una dieta constituida en más de un 95% por semillas de gramíneas

que prácticamente no sufrió modificaciones a lo largo de la estación de

actividad. Este mismo resultado fue hallado por Pirk (2007) utilizando diferentes

técnicas para estimar su dieta (Pirk et al. 2007). Su dieta estereotipada

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CAPÍTULO 2

37

convierte a esta especie en más sensible a las fluctuaciones en la

disponibilidad de semillas de gramíneas (ver también Pirk 2007). En efecto, su

respuesta a las diferencias en la disponibilidad de semillas en la mayoría de las

variables analizadas (e.g., tiempo de búsqueda, éxito de forrajeo) fue mucho

más notoria que la de P. rastratus y P. pronotalis.

En conclusión, los resultados de este capítulo muestran que el comportamiento

de forrajeo y la dieta de las especies del género Pogonomyrmex de Ñacuñán

dependen en alguna medida de la disponibilidad de semillas en el ambiente (un

efecto “desde abajo”). Cuando el alimento preferido (las semillas de gramíneas)

es escaso, las obreras tienden a mostrar un mayor tiempo de búsqueda de

alimento y amplían su dieta (excepto P. inermis), incluyendo ítems que no

suelen recolectar cuando las semillas de gramíneas son abundantes. Las

variaciones en la disponibilidad de alimento también afectan el éxito de forrajeo

de las colonias de P. rastratus y P. inermis, y especialmente las de esta última,

cuya dieta está constituida casi exclusivamente por semillas de gramíneas.

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CAPÍTULO 2

38

CAPÍTULO 3

COMPORTAMIENTO DE FORRAJEO Y

DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS II: SELECCIÓN DE SITIOS DE FORRAJEO

RESUMEN- Las variaciones espacio-temporales en la disponibilidad de semillas

de gramíneas pueden afectar la selección de los sitios de alimentación de las

hormigas granívoras. Los objetivos de este capítulo fueron evaluar si las

obreras forrajeras de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis

seleccionan determinados micrositios para obtener su alimento, si esa

selección guarda relación con la distribución espacial de las semillas de

gramíneas y si modifican la tasa de remoción desde el suelo y desde las

plantas a lo largo de la temporada de actividad. Durante la época de baja y alta

disponibilidad de semillas de las temporadas 2000-01, 2001-02 y 2002-03 se

realizaron observaciones de las obreras forrajeando y se registró el sitio de

remoción de semillas y las características estructurales y florísticas de los

micrositios de alimentación, así como también las de sitios elegidos al azar

(control). Los resultados obtenidos indican que las obreras de las tres especies

seleccionan en mayor o menor medida los sitios donde las semillas son más

abundantes, concentrando el forrajeo principalmente en los micrositios

expuestos y cercanos a las gramíneas, por donde ingresa la mayor parte de las

semillas de estas plantas al banco del suelo. Las tasas de remoción de semillas

desde las plantas y desde el suelo indican que estas hormigas son

principalmente consumidoras posdispersivas tanto en la época de baja y alta

disponibilidad de semillas.

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CAPÍTULO 3

39

INTRODUCCIÓN

Según la Teoría de Forrajeo Óptimo, la selección natural favorecerá a los

individuos que adquieran y asignen más eficientemente los recursos (Stephens

y Krebs 1986). Para la mayoría de los animales los recursos se encuentran

distribuidos en parches que varían en espacio y tiempo (Hansson et al. 1995).

En ambientes con recursos fluctuantes, los consumidores pueden maximizar la

eficiencia de forrajeo concentrándose en los parches más provechosos hasta

que el nivel de recursos caiga por debajo del promedio de la matriz del paisaje,

optimizando así el éxito del forrajeo (Charnov 1976). En un caso como el

descripto, la elección del sitio de alimentación dependerá entonces de la

distribución temporal y espacial de los parches del recurso (e.g., para minimizar

el tiempo de búsqueda), así como de la calidad de los mismos (e.g., de la

cantidad de alimento disponible en ellos) (Pyke 1980, Cresswell et al. 2000).

Numerosos estudios han mostrado que las colonias de hormigas granívoras

pueden ajustar el comportamiento de forrajeo de las obreras en función de los

cambios en la disponibilidad de semillas. Variaciones locales en la distribución

espacial de las semillas generan cambios en el reclutamiento en obreras de

especies del género Messor (e.g., Mehlhop y Scott 1983, Hahn y Maschwitz

1985, Detrain et al. 2000) y Pogonomyrmex (e.g., Bernstein 1975, Hölldobler

1976, Whitford 1978, Gordon 1991, Crist y MacMahon 1991a, 1992),

permitiéndoles concentrar el esfuerzo de forrajeo en los sitios donde se

producen o acumulan grandes cantidades de semillas. Tal como predice la

Teoría del Forrajeo Óptimo, estas hormigas serían capaces de detectar las

diferencias en la densidad del recurso y seleccionar los parches más ricos y

cercanos al nido (Crist y MacMahon 1991a, 1992, Avgar et al. 2008).

En los desiertos, la distribución espacio-temporal de las semillas es sumamente

heterogénea (Reichman 1984, Kemp 1989, Marone et al. 1998a, 2004) y podría

condicionar la selección de los sitios de forrajeo de las hormigas granívoras (un

efecto espacial “desde abajo”). A su vez, la distribución espacial de las semillas

en el suelo podría ser el resultado de la selección de sitios de alimentación de

las hormigas (un efecto espacial “desde arriba”). Por ejemplo, si las hormigas

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CAPÍTULO 3

40

remueven más semillas de sitios donde éstas son más abundantes podrían

reducir la heterogeneidad espacial del banco de suelo (Reichman 1979, Crist y

MacMahon 1991, Avgar et al. 2008).

En el Monte central, la dinámica fenológica de los pastos impone marcadas

fluctuaciones temporales y espaciales en la abundancia de semillas de

gramíneas en el banco de semillas del suelo (Marone y Horno 1997, Marone et

al. 1998a, 2000a, 2004, Pol et al. datos no publicados). Esas semillas

constituyen el principal componente de la dieta de las hormigas granívoras

Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis (Pirk et al. 2004, Pirk y

Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007). La temporada de producción de semillas

se inicia entre finales de la primavera y el verano y suele extenderse hasta el

otoño (Marone y Horno 1997, Marone et al. 1998a, Pol et al. datos no

publicados). La abundancia de semillas sobre las plantas es mayor durante el

verano y comienzos de otoño, aunque algunas especies como Sporobolus

cryptandrus y Aristida spp. preservan semillas de la temporada anterior en sus

inflorescencias, y otras especies como Stipa ichu pueden producir semillas

nuevas en primavera (Marone et al. 1998a, 1998b, Pol et al. datos no

publicados). A principios de verano, muchas gramíneas presentan semillas en

sus panojas, pero muy pocas ingresan al banco del suelo. La dispersión

primaria de la mayoría de las gramíneas comienza en pleno verano y se

extiende hasta finales de otoño o principios de invierno (Marone et al. 1998a).

Por lo tanto, la mayor acumulación de semillas en el banco del suelo ocurre en

invierno y la mínima a principios de verano, al inicio de la temporada de

crecimiento (Marone y Horno 1997, Marone et al. 1998a, 2004). En función de

estas variaciones temporales, es posible distinguir entonces una época de baja

(de octubre a diciembre) y una de alta (de enero a abril) disponibilidad de

semillas durante la temporada de actividad de las hormigas del género

Pogonomyrmex (Pol y Lopez de Casenave 2004).

En el banco del suelo, la distribución de las semillas de gramíneas es

típicamente en parches. La mayoría de las semillas (70%) ingresa al banco por

sitios expuestos, sin cobertura de vegetación leñosa (Marone et al. 1998a,

2004). Dentro de estos sitios, las semillas medianas y grandes (las más

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CAPÍTULO 3

41

consumidas y preferidas por las hormigas granívoras del género

Pogonomyrmex; Pirk et al. 2004, Pirk y Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007)

ingresan principalmente por micrositios con alta cobertura de gramíneas,

mientras que las semillas muy pequeñas como las de Sporobolus cryptandrus

lo hacen a través de micrositios sin cobertura vegetal (Marone et al. datos no

publicados).

Si, como predice la Teoría del Forrajeo Óptimo y como ha sido constatado en

muchas especies de hormigas granívoras, las especies del género

Pogonomyrmex explotan preferentemente parches de alta densidad de

semillas, es de esperar que las obreras de P. rastratus, P. pronotalis y P.

inermis seleccionen determinados micrositios para forrajear en el Monte

central, y que modifiquen el lugar de recolección de las semillas (sobre las

plantas o sobre el suelo) entre la época de baja y alta disponibilidad de

semillas.

OBJETIVOS E HIPÓTESIS Los objetivos de este capítulo son (1) evaluar si las hormigas granívoras

Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis seleccionan micrositios de

alimentación en relación con su abundancia de semillas de gramíneas en

Ñacuñán, y (2) determinar la proporción relativa de semillas que las obreras

remueven desde el suelo y de las panojas de las gramíneas. La hipótesis

general planteada en este capítulo es que las hormigas explotan los parches

más ricos (i.e., con mayor abundancia de alimento). Dado que estas especies

consumen y prefieren semillas de gramíneas, se espera que busquen más

tiempo y que extraigan mayores cantidades de semillas de los micrositios

donde éstas son más abundantes. En primer lugar, en función de la distribución

espacial de las semillas de gramíneas en el banco de suelo de Ñacuñán, la

predicción específica que se puso a prueba es que los micrositios desde donde

las obreras extraen las semillas estarán ubicados más cerca de las plantas de

gramíneas y presentarán mayor cobertura de gramíneas que micrositios

elegidos al azar (los cuales se utilizarán como un subrrogante de la

disponibilidad). En segundo lugar, en función de las variaciones temporales en

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CAPÍTULO 3

42

la disponibilidad relativa de semillas de gramíneas en el suelo y sobre las

plantas, se espera que las hormigas modifiquen el lugar de remoción de

semillas (desde el suelo o sobre las plantas) a lo largo de la temporada de

actividad. La predicción específica que se puso a prueba es que las obreras

extraerán una proporción mayor de semillas desde las panojas (predación

predispersiva) que desde el suelo (predación posdispersiva) durante la época

de baja disponibilidad de semillas y que extraerán una proporción mayor de

semillas desde el suelo que desde las panojas en la época de alta

disponibilidad de semillas.

MÉTODOS Selección de micrositios de forrajeo

Para caracterizar los micrositios de forrajeo (i.e., los micrositios desde donde

las obreras recogen las semillas) se siguieron hormigas de distintas colonias

durante su excursión de forrajeo en las temporadas 2000-2001, 2001-2002 y

2002-2003. En cada excursión se registró el microhábitat donde era

recolectado el alimento y se midieron sus características estructurales y

florísticas. Solo se tuvieron en cuenta los micrositios en los que las obreras

removieron semillas de gramíneas y no otros ítems. Todos los registros

correspondieron a la época de alta disponibilidad de semillas (enero-abril),

cuando la abundancia de semillas de gramíneas es mayor en los micrositios

cercanos a estas plantas. En total, se registraron los micrositios de forrajeo de

107 obreras de 9 colonias de P. rastratus, 49 obreras de 5 colonias de P.

pronotalis y 94 obreras de 5 colonias de P. inermis. Las obreras seguidas eran

marcadas con polvo fluorescente o retiradas momentáneamente de la colonia,

de forma tal de no seguir en más de una oportunidad al mismo individuo

durante la misma ocasión de muestreo y así evitar posibles sesgos, ya que los

individuos de algunas especies presentan fidelidad al parche de forrajeo (Crist

y MacMahon 1991b).

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CAPÍTULO 3

43

Para caracterizar los micrositios de forrajeo utilizados por las obreras se utilizó

la técnica de interceptación puntual, que consistió en disponer cuatro

transectas de 50 cm de longitud, orientadas en el sentido de los cuatro puntos

cardinales y con el origen en el lugar en el cual el alimento había sido recogido.

En cada transecta se registró cada 10 cm el tipo de sustrato presente en la

superficie del suelo (mantillo o suelo desnudo) y las plantas que entraban en

contacto con una vara de 2 m de altura (o con su proyección vertical para

alturas mayores). Las plantas fueron identificadas a nivel de género, a

excepción de las de los géneros Lycium y Bouganvillea que fueron

consideradas en conjunto debido a las dificultades para distinguirlas en la

época del año en que se realizó la medición (Milesi 2006). Si bien se

registraron las dicotiledóneas herbáceas, éstas no fueron consideradas en la

descripción de los micrositios ya que su cobertura es muy variable entre

estaciones y años, lo que dificulta la comparación de las observaciones

registradas en distintos periodos (Marone 1991, Milesi 2006). A partir de estas

mediciones, se estimó para cada micrositio el porcentaje de cobertura de

gramíneas, de arbustos bajos (< 1m de altura), de arbustos altos (> 1m) y de

árboles, y el porcentaje de cobertura de suelo desnudo y de mantillo.

Adicionalmente, en cada micrositio se midieron las distancias a los distintos

tipos de vegetación (árbol, arbusto bajo, arbusto alto y gramínea) más

cercanos. Estas mediciones fueron realizadas a partir del segundo año de

muestreo (2001-2002) y no se pudieron medir todas las variables en algunos

casos. Por ello, en este caso el esfuerzo de muestreo es considerablemente

menor que el correspondiente a las coberturas, y varía según la especie.

Las características de los micrositios de forrajeo utilizados por las hormigas

fueron comparadas con las de 100 micrositios ubicados al azar en la misma

área. En cada uno de ellos se midieron las mismas variables que en los de

forrajeo, utilizando la misma técnica. Esta comparación permitió evaluar si las

hormigas seleccionaban determinados micrositios sobre la base de sus

características estructurales y florísticas (Milesi 2006).

Dentro del rango de micrositios disponibles, los consumidores pueden

seleccionar un valor central de cierta variable, valores extremos, o una porción

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CAPÍTULO 3

44

determinada de valores. Por ello, para evaluar si las obreras seleccionan

algunos micrositios, se tuvieron en cuenta tanto los parámetros de posición

como los de dispersión de las distribuciones de los micrositios usados y los

disponibles (Milesi 2006). La unidad de muestreo considerada para generar la

distribución de las características de los micrositios usados fue el micrositio

utilizado por cada obrera seguida y no la colonia, ya que la dispersión de los

datos podría disminuir considerablemente si se promediaran los valores del

conjunto de obreras seguidas de una misma colonia, lo que conduciría a una

subestimación de la variabilidad del uso de los micrositios y aumentaría las

posibilidades de encontrar diferencias espurias entre los micrositios usados y

los disponibles.

La selección de micrositios de forrajeo se evaluó gráfica y estadísticamente. La

evaluación gráfica consistió en representar la distribución de las características

de los micrositios usados y disponibles en un mismo gráfico con el objeto de

evaluar visualmente si alguna porción del espacio disponible no era usada por

las hormigas (Milesi 2006). Para evaluarla estadísticamente, se compararon las

distribuciones de las variables de los micrositios utilizados y los disponibles con

la prueba de Kolmogorov-Smirnov para muestras continuas (Zar 1996). Este

análisis, a dos colas, permite evaluar las diferencias en las distribuciones de los

grupos comparados y es sensible a la diferencia tanto en los parámetros de

posición como de dispersión. Por lo tanto, permite detectar la selección que

consiste en el uso sesgado de valores mayores o menores de una variable, así

como aquella que consiste en evitar los valores extremos o medios. Cuando la

prueba de Kolmogorov-Smirnov resultó significativa, se compararon

visualmente las distribuciones para determinar cuál era el patrón selectivo

detectado (diferencias de parámetros de posición, de dispersión o ambos).

Recolección desde las panojas y desde el suelo

Para cuantificar la proporción relativa de semillas que las obreras remueven

desde el suelo y desde las panojas de las gramíneas se registró el lugar donde

las obreras recolectaban el alimento (i.e., suelo o panojas), discriminando entre

la época de baja (octubre-diciembre) y alta (enero-abril) disponibilidad de

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CAPÍTULO 3

45

semillas. En este caso, la unidad de muestreo considerada fue la colonia, de

manera tal que, a partir del registro del lugar donde cada obrera recolectaba el

alimento, se calculó el porcentaje de remoción de semillas desde el suelo (y

desde las panojas) para cada colonia.

Solo se tuvieron en cuenta para este análisis las colonias en las que se registró

el lugar de remoción en al menos cinco excursiones de forrajeo por época.

Sobre la base de este criterio y debido a la dinámica de las colonias de estas

especies en Ñacuñán (e.g., movimiento, inactividad o desaparición), muchas

colonias debieron ser descartadas del análisis, por lo que finalmente se trabajó

con 9 colonias de P. rastratus, 4 de P. pronotalis y 2 de P. inermis. El bajo

número de colonias usadas en el análisis para esta última especie se debió a

que prácticamente no presenta actividad forrajera durante la época de baja

disponibilidad de semillas (ver también Pirk 2007). Las diferencias en el

porcentaje de remoción de semillas desde el suelo entre las épocas de baja y

alta disponibilidad de semillas de gramíneas fueron evaluadas utilizando la

Prueba de Wilcoxon y la Prueba de t para muestras pareadas, según la

distribución de los datos. El bajo tamaño de muestra no permitió realizar

análisis estadísticos en el caso de P. inermis, por lo que para esta especie solo

se muestran las tendencias de los datos.

RESULTADOS

Considerando los micrositios de forrajeo utilizados por el total de las obreras de

las tres especies, no hay valores de las variables que caracterizan los

microhábitats disponibles que no hayan estado representados en las muestras

de micrositios utilizados (Fig. 3.1). Es decir, todos los micrositios disponibles

fueron usados en alguna medida por las hormigas para conseguir alimento. Sin

embargo, las obreras seleccionaron micrositios con mayor proporción de suelo

desnudo, mayor cobertura de gramíneas y menor cobertura de arbustos altos,

arbustos bajos y árboles que los sitios disponibles (Fig. 3.1), así como

micrositios más cercanos a plantas de gramíneas y arbustos altos, y más

alejados de los árboles que los disponibles (Fig. 3.2).

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CAPÍTULO 3

46

Las características de los micrositios de forrajeo variaron entre especies. Las

obreras de P. inermis y P. pronotalis forrajearon en micrositios con mayor

proporción de suelo desnudo y con menor cobertura de arbustos bajos que la

de los disponibles, a diferencia de P. rastratus que no seleccionó micrositios

con un sustrato particular ni según la cobertura de arbustos bajos (Fig. 3.1).

Las obreras de P. rastratus y P. inermis seleccionaron micrositios con mayor

cobertura de gramíneas, pero no se detectaron diferencias estadísticamente

significativas entre uso y disponibilidad para las obreras de P. pronotalis. La

cobertura de arbustos altos fue similar en los micrositios usados por las obreras

de P. rastratus y P. pronotalis y en los micrositios disponibles, pero las obreras

de P. inermis seleccionaron micrositios con una menor cobertura de arbustos

altos. La mayoría de los micrositios de forrajeo de las tres especies (P.

rastratus: 83%, P. pronotalis: 89% y P. inermis: 92%) y los disponibles (73%)

estuvieron fuera de la cobertura de los árboles. Aún así, se pudo observar que

P. inermis utilizó micrositios con una menor cobertura de árboles que la de los

micrositios disponibles (Fig. 3.1).

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CAPÍTULO 3

47

0 20 40 60 80 100

0 20 40 60 80 100 0 20 40 60 80 100

0 20 40 60 80 100

Pogos

P.i.

P.p.

P.r.

Disp.

Pogos

P.i.

P.p.

P.r.

Disp.

Pogos

P.i.

P.p.

P.r.

Disp.

0 20 40 60 80 100

*****

*

*****

*

*****

***

**

**

Suelo desnudo (%) Cobertura de gramíneas (%)

Cobertura de arbustos altos (%)Cobertura de arbustos bajos (%)

Cobertura de árboles (%)

*

Figura 3.1. Caracterización de los micrositios disponibles (Disp.; n = 100) y de los micrositios

de forrajeo usados por todas las obreras de las tres especies del género Pogonomyrmex

(Pogos; n = 250) y por cada especie: P. inermis (P.i.; n = 94), P. pronotalis (P.p.; n = 49) y P.

rastratus (P.r.; n = 107) en el algarrobal de Ñacuñán. La línea vertical representa la mediana, el

punto al promedio, la caja abarca los percentiles 25% y 75% y los bigotes indican el rango de

los valores de cada variable. Las diferencias entre la distribución de los valores

correspondientes a los micrositios disponibles y los usados fueron evaluadas con la Prueba de

Kolmogorov-Smirnov de dos colas (*: P < 0.1, **: P < 0.05, ***: P < 0.01).

El análisis de las distancias a los distintos tipos de vegetación mostró un

escenario similar al descripto para las coberturas. Las obreras de P. inermis

recolectaron semillas en sitios más cercanos a las plantas de gramíneas que

los sitios disponibles, mientras que P. rastratus no mostró diferencias

estadísticamente significativas (Fig. 3.2). La distancia a los arbustos bajos fue

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CAPÍTULO 3

48

similar en los sitios usados por las obreras de las tres especies y los

disponibles. En cambio, las obreras de P. rastratus y P. pronotalis forrajearon

en sitios más cercanos a los arbustos altos que los sitios disponibles (Fig. 3.2).

La mayoría de los micrositios de alimentación (P. rastratus: 76%, P. pronotalis:

73% y P. inermis: 86%) y de los disponibles (69%) estuvieron a más de 0.5 m

de la cobertura de los árboles, por lo que su análisis brinda información sobre

el entorno de los micrositios y no en lo concerniente a su estructura interna

(Milesi 2006). Los micrositios de alimentación de las obreras de las tres

especies estuvieron más alejados de los árboles que los micrositios disponibles

(Fig. 3.2).

Figura 3.2. Distancias a los distintos tipos de vegetación más cercanos desde los micrositios

disponibles (Disp.; n = 100) y desde los micrositios de forrajeo usados por todas las obreras de

las tres especies del género Pogonomyrmex (Pogos; n = 67–154) y por cada especie: P.

inermis (P.i.; n = 36–42), P. pronotalis (P.p.; n = 0–49) y P. rastratus (P.r.; n = 31–63) en el

algarrobal de Ñacuñán. La línea vertical representa la mediana, el punto al promedio, la caja

abarca los percentiles 25% y 75% y los bigotes indican el rango de los valores de cada

variable. Las diferencias entre la distribución de los valores correspondientes a la distancia en

los micrositios disponibles y los usados fueron evaluadas con la Prueba de Kolmogorov-

Smirnov de dos colas (*: P < 0.1, **: P < 0.05, ***: P < 0.01). s/d: sin datos.

0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0

0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0

**

Pogos

P.i.

P.p.

P.r.

Disp.

**

*

Pogos

P.i.

P.p.

P.r.

Disp.

******

Distancia al arbusto alto (m) 3 2.5 2 1.5 0.5 1 0

Distancia a la gramínea (m) 1 0.8 0.6 0.4 0.2 0 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 1,4 1,6

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

**

*****

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

***

**

**

**

Distancia al árbol (m)

Distancia al arbusto bajo (m) 0.8 0.4 0 1.2 1.6

3 4 2 0 8 6

s/d

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CAPÍTULO 3

49

Las obreras de las tres especies extrajeron las semillas principalmente del

suelo (el porcentaje de remoción de semillas desde el suelo fue siempre mayor

al 75%), tanto en la época de baja como en la de alta disponibilidad de semillas

(Fig. 3.3). No existieron diferencias estadísticamente significativas en los

porcentajes de remoción entre ambos periodos en las colonias de P. rastratus y

P. pronotalis, y no se observaron diferencias en las de P. inermis.

0

25

50

75

100

P. rastratus P. pronotalis P. inermis

Rem

oció

n de

l sue

lo (%

)

nsns

Figura 3.3. Porcentaje promedio (+ EE) de semillas que son removidas desde el suelo por

obreras de P. rastratus (n = 9 colonias), P. pronotalis (n = 4) y P. inermis (n = 2) durante la

época de baja (barras negras) y alta (barras blancas) disponibilidad de semillas en el algarrobal

de Ñacuñán. Las diferencias entre épocas fueron evaluadas con la Prueba de Wilcoxon y la

Prueba de t para muestras pareadas (ns: no significativo).

DISCUSIÓN En general, las tres especies del género Pogonomyrmex seleccionaron

micrositios con una mayor proporción de suelo desnudo o con una mayor

cobertura de gramíneas. Estas características coinciden, a grandes rasgos, con

las de los sitios por donde ingresa la mayor parte de las semillas de gramíneas

al banco del suelo en los meses de verano y principios de otoño en el

algarrobal de Ñacuñán (i.e., en sitios expuestos sin cobertura leñosa, que

suelen estar asociados con una mayor proporción de suelo desnudo que

aquellos bajo el dosel de árboles y arbustos; Marone et al. 1998a, Milesi 2006).

En estos sitios, las semillas de las especies más consumidas y preferidas por

estas hormigas son más abundantes cerca o bajo la cobertura de plantas de

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CAPÍTULO 3

50

gramíneas (Marone et al. 1998a, 2004). Además, las obreras de dos de las tres

especies evitaron forrajear en micrositios con alta cobertura de arbustos y

árboles, los cuales durante el verano y el otoño suelen tener mucho menos

semillas que los sitios expuestos. Por ejemplo, la densidad de semillas de

Pappophorum spp., Trichloris crinita, Aristida spp., Digitaria californica y Stipa

ichu fue, en promedio, 2.7 y 3.3 veces menor en los micrositios bajo la

cobertura de algarrobo que en aquellos con cobertura de gramíneas en los

otoños de 1993 y 1994 y en los veranos de 1994 y 1995, respectivamente

(Marone et al. 1998a, datos no publicados). Estos resultados son consistentes

con la hipótesis de que las hormigas del género Pogonomyrmex concentran el

esfuerzo de forrajeo en sitios con alta densidad de semillas, a la vez que evitan

los sitios con baja densidad, al menos durante la temporada de mayor actividad

(Pol y Lopez de Casenave 2004).

Una hipótesis alternativa que podría explicar los patrones de uso del espacio

de las especies del género Pogonomyrmex en Ñacuñán es que estas hormigas

elijan los sitios de forrajeo en función de la accesibilidad del alimento. Las

características estructurales del hábitat, como el tipo de sustrato, la cobertura

vegetal o la cantidad de intersticios (i.e., rugosidad) pueden restringir los

movimientos y afectar el éxito de forrajeo de las hormigas (Crist y MacMahon

1991, Crist y Wiens 1994, Farji-Brener et al. 2004). Por ejemplo, un incremento

en la cobertura vegetal puede disminuir la velocidad de locomoción de las

hormigas granívoras (Fewell 1988), así como el número y disposición de

obstáculos físicos pueden afectar los patrones de movimiento y el éxito de

forrajeo en otras hormigas de desierto (Torres-Contreras y Vázquez 2007). En

el algarrobal de Ñacuñán se acumula gran cantidad de materia vegetal bajo la

cobertura de los arbustos altos y, particularmente, de los árboles, formando un

mantillo denso de varios milímetros de espesor (Marone et al. 1998a, 2004,

Milesi 2006). Aunque la presencia de mantillo favorece la retención de semillas

arrastradas por el viento y el agua al avanzar la estación de crecimiento,

después de su dispersión primaria (Marone et al. 1988a), también podría

constituir un obstáculo para el movimiento, búsqueda y remoción de semillas

por parte de las hormigas, explicando la selección de micrositios con mayor

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CAPÍTULO 3

51

proporción de suelo desnudo y el evitamiento de los micrositios ubicados bajo

el dosel de árboles y arbustos

Un factor adicional que puede jugar un papel en la expresión espacial del

forrajeo es que las obreras podrían estar removiendo semillas en determinados

micrositios porque éstos están ubicados cerca de sus nidos. Es decir, la

distribución espacial de las colonias podría restringir los lugares a los que las

obreras acceden a buscar su alimento (Díaz 1991, MacMahon et al. 2000). La

estructura de la vegetación puede afectar las condiciones microclimáticas y

condicionar los sitios de nidificación de las hormigas (Retana y Cerdà 2000,

Arnan et al. 2007). En general, las áreas expuestas directamente al viento y a

la radiación solar son más secas y cálidas que aquellas protegidas por la

vegetación (Lassau et al. 2005) y estas condiciones pueden, dependiendo de la

especie considerada, favorecer o restringir el establecimiento de las colonias

(Hölldobler y Wilson 1990, Díaz 1991, Retana y Cerdà 2000). En el algarrobal

de Ñacuñán los nidos de P. pronotalis están ubicados en sitios abiertos, con

escasa cobertura vegetal y con alta proporción de suelo desnudo (Pol 2001,

Lopez de Casenave y Milesi, datos no publicados), características que podrían

estar asociadas a la necesidad de esta especie de mayores niveles de

irradiación solar y temperatura (Pol y Lopez de Casenave 2004). Si estas

hormigas forrajean en las cercanías del nido, esto podría explicar, a su vez, las

mayores distancias a árboles y arbustos altos registradas en los sitios de

forrajeo.

Cabe destacar que los patrones de uso del espacio variaron entre especies,

principalmente entre P. rastratus y P. inermis. Las primeras fueron mucho

menos selectivas, detectándose diferencias estadísticamente significativas en

solo una de las cinco variables de cobertura y en dos de las cuatro variables de

distancia. En cambio, P. inermis fue mucho más selectiva, registrándose

diferencias en siete de las nueve variables analizadas. Tales diferencias

reflejarían particularidades de la estrategia de forrajeo de ambas especies. Por

lo general, las especies con forrajeo grupal son capaces de detectar cambios

en la densidad de semillas cerca de la colonia y, mediante el reclutamiento de

obreras, concentran el esfuerzo de forrajeo en los parches más ricos. Por su

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CAPÍTULO 3

52

parte, las que forrajean individualmente son menos sensibles a dichos cambios

y suelen buscar alimento en parches de distinta calidad (Davidson 1977, Fellers

1987, Avgar et al. 2008). Para saber si las diferencias observadas entre estas

especies son debidas a diferencias en sus estrategias de forrajeo, éstas deben

ser estudiadas en detalle (ver Capítulo 4).

Las obreras de las tres especies removieron semillas principalmente desde el

suelo, indicando que las hormigas del género Pogonomyrmex son básicamente

consumidores posdispersivos. No obstante, la remoción predispersiva rondó

alrededor del 10-15% en P. rastratus y P. pronotalis y alcanzó un 30% en

algunas colonias de P. inermis. Estas tasas de remoción predispersiva superan

ampliamente las estimaciones reportadas para hormigas granívoras de

América del Norte (Parmenter et al. 1984, Price y Joyner 1997, Gordon 1993) y

España (Willot et al. 2000), donde el impacto predispersivo es menor al 5% y

es prácticamente descartado como proceso de importancia en la biología de las

plantas.

No se detectaron cambios importantes en la proporción de semillas removidas

desde el suelo y desde las panojas entre las épocas de baja y alta

disponibilidad de semillas. Estos resultados no apoyan la hipótesis de que las

hormigas modifican el lugar de recolección del alimento en función de las

variaciones temporales en la disponibilidad de semillas en las panojas y en el

suelo. Es posible, sin embargo, que la respuesta comportamental de las

hormigas haya sido mucho más eventual y acotada en el tiempo que lo previsto

según el diseño de muestreo. La escala temporal del análisis (que distingue

entre épocas de baja y alta disponibilidad de semillas) puede haber sido

inadecuada (i.e., demasiado amplia) para detectar dichas variaciones. En

algunas colonias de P. pronotalis y de P. inermis (excluidas del análisis ya que

no se contaba con datos para ambas épocas) se registraron niveles de

remoción predispersiva superiores al 80%. En esos casos, las obreras extraían

semillas desde una o dos plantas de gramíneas que se encontraban en plena

producción, muy cerca del nido (< 4 m), tanto en una como en otra época.

Estas observaciones sugieren que, independientemente de la época,

variaciones repentinas en la producción de semillas en las gramíneas cercanas

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CAPÍTULO 3

53

al nido podrían inducir a las obreras a forrajear directamente desde las plantas.

Es necesaria más información y un diseño más adecuado para poner a prueba

esta versión más sutil de la hipótesis original, aunque la idea de una remoción

mayormente posdispersiva parece haber quedado establecida.

La remoción predispersiva de semillas puede acarrear costos energéticos

adicionales en comparación con la remoción desde el suelo. Las obreras deben

subir y buscar semillas en las plantas, separarlas de las panojas, manipularlas,

y bajar con ellas para recién allí emprender el viaje de vuelta al nido. Incluso es

común que muchas obreras pierdan semillas mientras las manipulan en las

panojas (obs. pers.). A su vez, recolectar las semillas arriba de las plantas

también puede traer aparejados algunos beneficios, como por ejemplo reducir

considerablemente el tiempo de búsqueda del alimento, principalmente cuando

la abundancia de semillas en el suelo es baja. En consecuencia, la remoción

predispersiva podría ser una estrategia conveniente para la colonia solo

cuando la abundancia de semillas en pie es alta, la planta se encuentra cerca

del nido (facilitando el reclutamiento de obreras y la explotación grupal del

recurso) y la disponibilidad de semillas en el suelo es relativamente baja. Estas

condiciones podrían no darse con frecuencia en Ñacuñán. Por ello,

posiblemente sea más conveniente para las hormigas modificar su dieta o

disminuir los niveles de actividad de forrajeo hasta que las semillas de

gramíneas sean más abundantes en el suelo, antes que buscarlas arriba de las

plantas (ver Capítulo 2). Cuando comienza la dispersión, la estrategia más

conveniente sería buscar alimento debajo de las plantas que están

dispersando, aumentando así las probabilidades de encontrar semillas y

evitando los costos asociados a la remoción predispersiva.

Entre los meses de verano e invierno hasta el 80% de las semillas de

Pappophorum spp., Trichloris crinita, Aristida spp. y Digitaria californica

desaparecen de los micrositios expuestos y asociados a las gramíneas por

donde ingresaron al banco del suelo, a la vez que aumenta progresivamente su

abundancia relativa en micrositios bajo el dosel de árboles y arbustos (Marone

et al. 1998a, 2008). Este cambio puede deberse, como ya fuera mencionado, a

la dispersión secundaria de las semillas, o bien a su remoción por parte de los

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CAPÍTULO 3

54

animales granívoros. Durante los meses de verano, el consumo por aves y

roedores granívoros es relativamente bajo en comparación con el de las

hormigas (Lopez de Casenave et al. 1998). Entre estas últimas, las especies

del género Pogonomyrmex son granívoros selectivos (Pirk et al. 2004, Pirk y

Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007), presentan tasas de consumo

relativamente altas (5-6 × 104 semillas por colonia; Pirk y Lopez de Casenave

2006) y, por lo que indican los resultados de este capítulo, seleccionan (con

mayor o menor grado según la especie) micrositios expuestos y asociados a la

cobertura de gramíneas. Por consiguiente, la remoción de semillas por parte de

estas hormigas podría contribuir a la disminución en la densidad de semillas en

los micrositios expuestos, principalmente durante los meses de verano cuando

la actividad forrajera es máxima (Pol y Lopez de Casenave 2004). Pirk (2007)

encontró que la abundancia de semillas de las gramíneas más preferidas y

consumidas por estas hormigas se reduce en las cercanías de los nidos de P.

rastratus y P. inermis, aunque curiosamente dicho efecto es más notable en

micrositios con mantillo que sobre suelo desnudo.

En resumen, las especies del género Pogonomyrmex del Monte central

parecen seleccionar para forrajear los sitios donde las semillas son más

abundantes, concentrándose principalmente en los micrositios expuestos y

cercanos a las gramíneas, por donde ingresa la mayor parte de las semillas de

estas plantas al banco del suelo. Por lo tanto, podrían disminuir la

heterogeneidad espacial del banco al concentrarse en los parches más ricos.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el grado de selectividad de los

micrositios de alimentación difirió entre especies, por lo que es de esperar que

los efectos de la granivoría sean más evidentes en las especies más selectivas,

como P. inermis y P. pronotalis, que en P. rastratus. Las tasas relativas de

remoción de semillas desde el suelo y desde las plantas registradas indican

que estas hormigas son principalmente consumidoras posdispersivas y que no

modifican el lugar de remoción de semillas entre la época de baja y alta

disponibilidad de semillas.

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55

CAPÍTULO 4

COMPORTAMIENTO DE FORRAJEO Y

DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS II: ESTRATEGIAS DE FORRAJEO

RESUMEN- El efecto de la granivoría por hormigas sobre el banco de semillas

depende en gran medida de las estrategias de forrajeo utilizadas por las

colonias. Algunas especies pueden cambiar de sistema de forrajeo en función

de las variaciones en la cantidad de alimento disponible. El objetivo de este

capítulo fue determinar la estrategia de forrajeo utilizada por Pogonomyrmex

rastratus, P. pronotalis y P. inermis en condiciones naturales y evaluar

experimentalmente si las colonias la modifican cuando se enfrentan a una

oferta abundante y agregada de semillas. Para ello, se confeccionaron mapas

de los recorridos de las obreras durante sus excursiones de forrajeo y se

registraron las direcciones de salida de las obreras antes y después de agregar

semillas cerca de los nidos. Las colonias de P. rastratus y P. pronotalis

emplearon una estrategia de forrajeo individual, mientras que P. inermis utilizó

una estrategia grupal, en la que el reclutamiento parece estar limitado por el

número de individuos. En condiciones experimentales, las colonias de P.

pronotalis modificaron su estrategia de forrajeo y pasaron a utilizar una

estrategia grupal, mientras que P. rastratus y P. inermis mantuvieron

prácticamente la misma estrategia de forrajeo. Estos resultados apoyan la

hipótesis de que al menos algunas especies sudamericanas del género

Pogonomyrmex son capaces de reclutar obreras y mostrar ciertos niveles de

cooperación durante el forrajeo.

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CAPÍTULO 4

56

INTRODUCCIÓN

Las hormigas han desarrollado distintas estrategias de forrajeo que les

permiten, según las características del entorno y las necesidades de la colonia,

hacer más eficiente la búsqueda y recolección del alimento (Carrol y Janzen

1973, Traniello 1989, Hölldobler y Wilson 1990). Estas estrategias pueden

clasificarse en dos tipos básicos según el grado de cooperación y

comunicación entre las obreras: el forrajeo individual o solitario y el grupal

(Beckers et al. 1989, Traniello 1989, Hölldobler y Wilson 1990). En el primero,

las obreras de una misma colonia buscan alimento independientemente unas

de otras; partiendo individualmente en todas o casi todas las direcciones desde

la entrada del nido; el reclutamiento es nulo o muy limitado, no se forman

senderos ni columnas de forrajeo y las obreras invierten la mayor parte del

tiempo de forrajeo buscando el alimento. En contraste, en el forrajeo grupal

prevalece el reclutamiento y se forman senderos y columnas de forrajeo en una

o unas pocas direcciones; por lo general, las obreras buscan alimento en

parches relativamente pequeños, que ya han sido localizados previamente e

indicada su localización a través del reclutamiento, por lo que las hormigas

ocupan la mayor parte del tiempo trasladándose hacia ellos. Dentro del forrajeo

grupal pueden identificarse varios subtipos conforme a los mecanismos de

reclutamiento y al número de obreras involucradas, como el forrajeo en

tándem, el reclutamiento en grupos y el reclutamiento en masa (Beckers et al.

1989, Traniello 1989). Algunas especies presentan una sola estrategia de

forrajeo, mientras que otras son capaces de fluctuar entre los dos tipos

(Bernstein 1975, Davidson 1977, Hölldobler y Lumsden 1980).

La adopción de una estrategia de forrajeo particular ha sido considerada como

una respuesta adaptativa para explotar más eficientemente recursos con una

densidad determinada y que son más o menos estables en el tiempo (Bernstein

1975, Davidson 1977, Jaffe y Deneubourg 1992). Estudios experimentales y

modelos de simulación han mostrado que una estrategia individual o solitaria

es más eficiente para detectar recursos efímeros, en bajas densidades o muy

variables, mientras que una estrategia grupal es más eficiente para

monopolizar y explotar rápidamente los recursos que se encuentran en altas

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CAPÍTULO 4

57

densidades y que son relativamente estables en el tiempo (Johnson y Hubbell

1975, Davidson 1977, Fellers 1987, Jaffe y Deneubourg 1992). No obstante,

esta última estrategia depende de que las obreras de la especie posean la

capacidad de reclutar hacia las áreas con alta densidad de recurso, lo cual en

algunas especies es posible por la existencia de ciertos compuestos químicos

denominados feromonas de reclutamiento. Estas feromonas son utilizadas por

las obreras para crear un “rastro químico” en el suelo que guía a otros

individuos de la colonia hacia la fuente de alimento (Hölldobler y Wilson 1990,

Detrain et al. 1999, Heredia y Detrain 2000, Hölldobler et al. 2001).

Las hormigas granívoras del género Pogonomyrmex presentan una gran

variedad de estrategias de forrajeo, con especies con forrajeo exclusivamente

individual, exclusivamente grupal o que son capaces de cambiar de estrategia

en función de las condiciones ambientales (Hölldobler 1976, Davidson 1977,

Hölldobler y Wilson 1990, Johnson 2000, MacMahon et al. 2000). En América

del Norte se han identificado especies con forrajeo individual y grupal en los

tres complejos monofiléticos del subgénero Pogonomyrmex sensu-estricto

(Taber 1998, Johnson 2000, MacMahon et al. 2000). En América del Sur, los

pocos trabajos llevados a cabo sugieren que presentan una estrategia

exclusivamente individual (Kusnezov 1951, 1963), por lo que se ha

considerado que el forrajeo grupal es un carácter restringido únicamente a

algunas especies de América del Norte (Taber 1998, Johnson 2000). Sin

embargo, estudios recientes han mostrado que al menos una especie de Chile

central, Pogonomyrmex vermiculatus, puede producir y reconocer feromonas

de reclutamiento (Torres-Contreras et al. 2007). La producción de feromonas

detectada en la glándula de veneno de P. vermiculatus es similar a la de P.

maricopa, una especie del Hemisferio Norte que habitualmente forrajea en

forma solitaria pero que pasa a hacerlo en grupo cuando el alimento se

encuentra en altas densidades (Hölldobler 1976, Johnson 2001). Sobre la base

de esta evidencia, se ha propuesto que P. vermiculatus, y posiblemente otras

especies sudamericanas que aún no se han estudiado, podrían utilizar

feromonas para reclutar obreras y forrajear grupalmente, en especial cuando la

disponibilidad de alimento es alta y éste se encuentra espacialmente agrupado.

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CAPÍTULO 4

58

Sin embargo, hasta el momento no hay estudios que hayan puesto a prueba

dicha hipótesis.

El efecto del consumo de semillas por hormigas granívoras sobre la

distribución espacial y la composición del banco de semillas del suelo depende

en gran medida de las estrategias de forrajeo que utilizan las colonias

(Davidson 1977, Crist y MacMahon 1991a, MacMahon et al. 2000).

Recientemente, Avgar et al. (2008) mostraron experimentalmente que las

especies que poseen forrajeo grupal son capaces de detectar el gradiente de

densidad de semillas que se genera desde la planta madre (debido al proceso

de dispersión primaria), concentrando la remoción de semillas en los parches

más abundantes. Esta remoción selectiva reduce diferencialmente la densidad

y supervivencia de las semillas en los parches cercanos a la planta madre. En

cambio, las especies que poseen forrajeo individual son poco sensibles a las

variaciones espaciales de la densidad de semillas y explotan parches con

distinta abundancia, ocasionando una reducción del banco de semillas

relativamente uniforme espacialmente (Avgar et al. 2008).

En el Monte central, las hormigas granívoras del género Pogonomyrmex

consumen en mayor medida y prefieren semillas de gramíneas por sobre otros

ítems, y sus colonias presentan tasas de remoción relativamente altas a lo

largo de la temporada de actividad (Pirk et al. 2004, Pirk y Lopez de Casenave

2006, Pirk 2007). En consecuencia, su actividad recolectora puede afectar la

distribución y composición del banco de semillas, especialmente alrededor de

los nidos (Pirk 2007). La estrategia de forrajeo de estas especies, que se

postuló como mayormente individual (Kusnezov 1951, 1963), nunca ha sido

estudiada; se espera que los efectos mencionados sobre las semillas sean

diferentes dependiendo de la estrategia que presenten. A su vez, tampoco se

conoce si esta estrategia depende de la cantidad de alimento disponible, como

fue observado en otras especies de hormigas.

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CAPÍTULO 4

59

OBJETIVOS E HIPÓTESIS Los objetivos de este capítulo son: (1) describir y comparar la estrategia de

forrajeo que utilizan las hormigas granívoras Pogonomyrmex rastratus, P.

pronotalis y P. inermis en Ñacuñán, y (2) determinar si las colonias modifican

su estrategia de forrajeo en función de la abundancia y el grado de

agrupamiento del alimento. La hipótesis general es que estas especies utilizan

un sistema de forrajeo mayormente individual o solitario, pero que son capaces

de reclutar obreras y forrajear en grupo cuando el alimento es abundante y está

espacialmente agrupado. Por lo tanto, se espera que en condiciones naturales

las hormigas utilicen una estrategia de forrajeo individual, pero que recluten

obreras y forrajeen en grupo cuando se ofrecen experimentalmente grandes

cantidades de semillas de las especies más consumidas. Las predicciones

específicas que se pusieron a prueba son que en condiciones naturales las

obreras forrajeras partirán en todas o casi todas las direcciones desde la

entrada del nido y no se detectarán senderos ni columnas de forrajeo, mientras

que en condiciones experimentales las obreras saldrán del nido en unas pocas

direcciones y utilizarán senderos y columnas de forrajeo para explotar las

fuentes (experimentales) de alimento.

MÉTODOS

Estrategia de forrajeo

Para describir las estrategias de forrajeo se eligieron tres colonias de

Pogonomyrmex rastratus, tres de P. inermis y tres de P. pronotalis. Las tres

colonias estudiadas de P. pronotalis estaban ubicadas sobre caminos internos

de la reserva (picadas) que atraviesan el algarrobal (Pirk et al. 2004); no se

encontraron colonias activas dentro del algarrobal en las ocasiones en que se

desarrolló este muestreo. Entre enero y abril de 2003 se siguieron 10-12

obreras forrajeras de cada colonia (desde que salían del nido hasta el sitio

donde recolectaban el alimento). Solo se consideraron excursiones exitosas de

forrajeo. Las obreras seguidas eran marcadas con polvo fluorescente o

retiradas momentáneamente de la colonia, de forma tal de no seguir en más de

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CAPÍTULO 4

60

una oportunidad al mismo individuo y así evitar posibles sesgos, ya que los

individuos de algunas especies presentan fidelidad al parche de forrajeo (Crist

y MacMahon 1991). La posición de cada hormiga que era seguida fue marcada

en el suelo cada 30 seg, utilizando palillos de distintos colores. El área utilizada

por todas las forrajeras de cada colonia se cuadriculó usando celdas de 1×1 m

y se la fotografió desde una altura de 3 m utilizando una cámara digital

sostenida por una vara de aluminio. Para distinguir la grilla y los recorridos

individuales de cada obrera en las fotografías se colocaron círculos blancos y

numerados en los extremos de las celdas de la grilla y trozos de cartulina de

distintos colores y formas en los palillos. Cada imagen obtenida abarcaba un

área de aproximadamente 2 m2 (i.e., dos celdas de la grilla), por lo que,

dependiendo de la colonia, en algunos casos se tomaron más de 50 fotografías

para cubrir toda la grilla. Con la ayuda de un esquema de la grilla y los números

en los extremos de las celdas se superpusieron lateralmente las imágenes

formando un mosaico, con el que posteriormente se confeccionó un mapa de la

vegetación presente en la grilla (clasificada en dos categorías: plantas de

gramíneas y plantas leñosas) y de los recorridos de las obreras.

El recorrido individual de cada obrera fue dividido en dos sectores siguiendo los

criterios de Traniello (1989): el área de forrajeo, donde las obreras buscan

alimento y sus movimientos son más lentos y tortuosos; y el área de tránsito,

desde la entrada del nido hasta el área de forrajeo, donde las hormigas siguen

una trayectoria mayormente lineal y se desplazan a mayor velocidad. De esta

manera fue posible determinar si las hormigas de una misma colonia utilizaban

senderos (i.e., áreas de tránsito comunes) que podrían ser difíciles de distinguir

a simple vista o si, por el contrario, cada una utilizaba un camino distinto. Si los

senderos eran lo suficientemente evidentes como para distinguirlos a simple

vista, éstos eran considerados columnas de forrajeo. La superficie del área de

forrajeo de cada una de las obreras fue estimada con la técnica del Mínimo

Polígono Convexo (Stickel 1954, Jenrich y Turner 1969) y los valores obtenidos

fueron promediados para cada colonia. A partir del número de marcas de

posición colocadas a lo largo del trayecto, tanto en el área de tránsito como en

la de forrajeo, se estimó el tiempo que cada obrera pasaba en cada una. Las

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CAPÍTULO 4

61

diferencias en la superficie promedio del área de forrajeo entre especies fueron

evaluadas con la Prueba de Kruskal-Wallis y contrastes de Dunn (Zar 1996).

En cada colonia se registraron las direcciones de salida del nido de 30-70

obreras forrajeras, utilizando un aro graduado (con marcas cada 5º) de 50 cm

de diámetro y con soportes de alambre que permitían centrarlo en la entrada

del nido sin obstaculizar el tránsito de las hormigas. Una vez colocado el aro,

se registraba la orientación de las obreras forrajeras que salían del nido y

pasaban por debajo del mismo. Para poner a prueba si las direcciones de

salida se ajustaban a una distribución uniforme se utilizó la Prueba de Rayleigh

(Batschelet 1981). También se calculó la longitud del ángulo medio o “índice r”,

que indica el grado de dispersión de las direcciones alrededor del ángulo

medio, con valores que van entre 0 (máxima dispersión) y 1 (máxima

concentración), y la concentración angular, que mide la desviación de la

distribución de los datos en relación a una distribución uniforme (Fisher

1993).Todos estos parámetros fueron calculados con el programa Oriana 2.02c

(Kovach Computing Services 2005).

Efecto de la abundancia de semillas sobre la estrategia de forrajeo

Para determinar si las colonias modifican su estrategia de forrajeo en función

de la abundancia del alimento, se llevaron a cabo experimentos de adición de

semillas en cuatro colonias de cada especie ubicadas en los caminos internos

de la reserva entre enero y abril de 2004 y 2006. En cada colonia se registraron

los recorridos de 10-12 excursiones de forrajeo exitosas de las obreras y las

direcciones de salida del nido de 50-95 obreras forrajeras, siguiendo las

técnicas descriptas más arriba, antes y después del agregado experimental de

semillas. Para ello, una vez obtenidas las mediciones en condiciones naturales

se colocaron dos estaciones de cebado a 3-4 m de la entrada del nido en

sectores poco frecuentados por las forrajeras. En cada estación de cebado (un

área de aproximadamente 0.06 m2) se agregaron semillas ad-libitum de las

gramíneas más consumidas por estas hormigas (Aristida mendocina, Trichloris

crinita, Digitaria californica, Pappophorum spp. y Stipa ichu; Pirk y Lopez de

Casenave 2006, Pirk 2007), cosechadas en esa misma temporada de

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CAPÍTULO 4

62

crecimiento de las plantas, junto a inflorescencias maduras fijadas en la base a

una plancha de cartón enterrada en el suelo. En las colonias de P. pronotalis se

agregaron semillas de moha (Setaria italica) pues en pruebas piloto se observó

que también eran recolectadas por las obreras forrajeras. Las estaciones de

cebado se revisaban periódicamente y, de ser necesario, se reponían semillas.

El tiempo transcurrido entre que se adicionaban las semillas y el momento en

que se realizaron las mediciones varió entre las especies dependiendo de

cuánto tardaban las obreras para descubrir y comenzar a recolectar semillas de

las estaciones de cebado: 1 día en las colonias de P. pronotalis, 2–4 días en

las de P. inermis y 2–6 días en las de P. rastratus. Para reducir el efecto de la

variación de otras condiciones ambientales sobre la actividad y el

comportamiento de las hormigas, las mediciones fueron siempre realizadas en

días soleados y durante las horas de mayor actividad de forrajeo (Pol y Lopez

de Casenave 2004).

Para complementar el análisis, se registraron las direcciones de salida del nido

de 50-126 obreras forrajeras antes y después del agregado experimental de

semillas en dos colonias de P. rastratus, seis de P. inermis y tres de P.

pronotalis en las que no se habían registrado los recorridos de las obreras.

Esto aumentó el número de colonias muestreadas a 6-10 por especie. Además,

mediante el conteo del número de obreras forrajeras que abandonaban el nido

por unidad de tiempo se estimaron los niveles de actividad de forrajeo en

ambas condiciones (antes y después del agregado de semillas).

Se examinaron los recorridos de las obreras antes y después de agregar

semillas para determinar si las hormigas modificaban las direcciones de salida

del nido y las áreas de tránsito y forrajeo. Las diferencias en el tiempo que las

obreras pasaban buscando alimento y la superficie de las área de forrajeo entre

condiciones no fueron evaluadas estadísticamente debido al bajo tamaño de

muestra (n = 4), por lo que para estas variables solo se muestran las

tendencias de los datos. La distribución de las direcciones de salida de las

forrajeras antes y después de agregar semillas fue comparada con la Prueba

U² de Watson para muestras pareadas (Batschelet 1981, Mardia y Jupp 2000).

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CAPÍTULO 4

63

Los niveles de actividad de forrajeo en ambas condiciones fueron comparados

utilizando la Prueba de Wilcoxon (Zar 1996).

RESULTADOS Estrategia de forrajeo

La mayoría de las obreras forrajeras de P. rastratus salieron del nido en

distintas direcciones y no se detectaron senderos o áreas de tránsito utilizadas

por más de dos o tres obreras (Fig. 4.1). En los mapas de las colonias 1 y 2,

por ejemplo, pueden distinguirse hasta 6 direcciones y áreas de tránsito

diferentes para las 10 hormigas seguidas. Por el contrario, las colonias de P.

inermis concentraron el forrajeo en dos o tres direcciones bien definidas y las

obreras siguieron prácticamente los mismos recorridos de salida hasta los 2-3

m de la boca del nido (Fig. 4.2). Al igual que P. rastratus, las obreras de P.

pronotalis salieron a forrajear en distintas direcciones y, tal vez con la

excepción de la colonia 2, no se detectaron senderos de forrajeo (Fig. 4.3). Las

obreras de P. pronotalis de las colonias estudiadas utilizaron los caminos

internos de la reserva sobre los que estaban ubicadas para trasladarse a los

parches de forrajeo, recorriendo distancias mucho mayores que las de P.

rastratus y P. inermis dentro del algarrobal (Figs. 4.1–3).

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CAPÍTULO 4

64

Figura 4.1. Continúa en la siguiente página.

P. rastratus Colonia 1

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CAPÍTULO 4

65

Figura 4.1. Continúa en la siguiente página.

P. rastratus Colonia 2

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CAPÍTULO 4

66

Figura 4.1. Excursiones de forrajeo de 10–11 obreras de tres colonias de Pogonomyrmex

rastratus en el algarrobal de Ñacuñán. El recorrido de cada individuo se indica con círculos de

distintos colores, la entrada al nido con una cruz y la vegetación con óvalos (gris claro:

gramíneas; negro: arbustos y árboles). Además, se muestra un histograma con la distribución

de frecuencia relativa de las distintas direcciones de salida del nido de las forrajeras, expresada

en porcentaje (colonia 1: n = 64, colonia 2: n = 31, colonia 3: n = 70).

P. rastratus Colonia 3

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CAPÍTULO 4

67

Figura 4.2. Continúa en la siguiente página.

P. inermis Colonia 1

P. inermis Colonia 2

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CAPÍTULO 4

68

Figura 4.2. Excursiones de forrajeo de 10–12 obreras de tres colonias de Pogonomyrmex

inermis en el algarrobal de Ñacuñán. El recorrido de cada individuo se indica con círculos de

distintos colores, la entrada al nido con una cruz y la vegetación con óvalos (gris claro:

gramíneas; negro: arbustos y árboles). Además, se muestra un histograma con la distribución

de frecuencia relativa de las distintas direcciones de salida del nido de las forrajeras, expresada

en porcentaje (colonia 1: n = 60, colonia 2: n = 50, colonia 3: n = 65).

FALTA FIGURA Figura 4.3. Excursiones de forrajeo de 10–11 obreras de tres colonias de Pogonomyrmex

pronotalis en los caminos internos (orientados de derecha a izquierda) de Ñacuñán. El recorrido

de cada individuo se indica con círculos de distintos colores, la entrada al nido con una cruz y la

vegetación con óvalos (gris claro: gramíneas; negro: arbustos y árboles). Además, se muestra

un histograma con la distribución de frecuencia relativa de las distintas direcciones de salida del

nido de las forrajeras, expresada en porcentaje (colonia 1: n = 65, colonia 2: n = 64, colonia 3: n

= 60).

P. inermis Colonia 3

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CAPÍTULO 4

69

Las orientaciones de salida de las forrajeras registradas en la entrada de los

nidos fueron similares a las direcciones de los recorridos completo de las

obreras durante sus excursiones de forrajeo (Figs. 4.1-3). En las colonias de P.

inermis, por ejemplo, más del 70% de las salidas coincidieron con las

direcciones reconocidas en los mapas. Las distribuciones de las direcciones de

salida del nido de las colonias de las tres especies difirieron de lo esperado

según una distribución uniforme, a excepción de la colonia 2 de P. rastratus

(Tabla 4.1). Los parámetros de dispersión angular difirieron entre las especies

estudiadas. Los valores del índice r fueron más cercanos a 0 en las colonias de

P. rastratus, indicando que habría más de una orientación predominante. En

cambio, P. inermis presentó valores más cercanos a 1, reflejando una

concentración de las direcciones de forrajeo. P. pronotalis presentó un patrón

intermedio (Tabla 4.1). Coincidentemente, los valores de concentración

angular, que están asociados a la desviación del patrón uniforme, fueron

mayores en P. inermis, intermedios en P. pronotalis y menores en P. rastratus.

Tabla 4.1. Parámetros asociados con las direcciones de salida del nido de las obreras

forrajeras en tres colonias de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis en Ñacuñán.

Se indican la longitud del ángulo medio (índice r), la concentración angular, el valor del

estadístico Z de la Prueba de Rayleigh y su significación estadística (P).

P. rastratus P. pronotalis P. inermis

Colonia 1

Colonia 2

Colonia 3

Colonia 1

Colonia 2

Colonia 3

Colonia 1

Colonia 2

Colonia 3

Índice r 0.34 0.11 0.57 0.58 0.56 0.56 0.78 0.62 0.73

Concentración angular 0.72 0.22 0.87 1.43 1.37 1.37 2.61 1.10 2.18

Z 7.41 0.38 24.73 20.19 20.39 20.63 39.24 11.79 26.41

P < 0.01 0.69 < 0.01 < 0.01 < 0.01 < 0.01 < 0.01 < 0.01 < 0.01

n 64 31 70 65 64 60 60 50 65

Tanto las obreras de P. rastratus como las de P. pronotalis buscaron alimento

en áreas de forrajeo que, en general, no se superponían entre sí y que eran

mucho más extensas que las de las obreras de P. inermis (Fig. 4.4). Estas, por

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CAPÍTULO 4

70

el contrario, concentraron la búsqueda de alimento en los mismos sitios,

usualmente alrededor de una planta de gramínea. Estas diferencias también

fueron evidentes en el tiempo que las obreras invirtieron en las áreas de

tránsito y de forrajeo. En promedio, las obreras de P. rastratus destinaron el

69% del tiempo a buscar alimento en las áreas de forrajeo, P. pronotalis el 47%

y P. inermis solo el 36%.

0

0,5

1

1,5

2

P. rastratus P. inermis P. pronotalis

Áre

a de

forr

ajeo

(m2 )

a

b

a

0.5

1.5

Figura 4.4. Área de forrajeo promedio (+ EE) de las obreras de tres colonias de

Pogonomyrmex rastratus, P. inermis y P. pronotalis en Ñacuñán. Las letras diferentes indican

diferencias significativas entre especies (contrastes de Dunn; P <0.05).

Efecto de la abundancia de semillas sobre la estrategia de forrajeo

En general, las hormigas de las colonias analizadas modificaron algunos

aspectos de su comportamiento de forrajeo cuando se ofreció

experimentalmente semillas agrupadas y en altas densidades, pero ese cambio

no fue uniforme ni significativo para todas las especies.

Las colonias de P. rastratus necesitaron hasta seis días para descubrir las

estaciones de cebado y solo dos de las cuatro colonias en las que se

registraron los recorridos de las obreras modificaron levemente su estrategia de

forrajeo en condiciones experimentales. La mayoría de las obreras de las

colonias 1 y 3 siguieron forrajeando en las mismas áreas que antes del

agregado de semillas y modificaron muy poco las direcciones de salida del nido

y sus recorridos cuando se les ofreció semillas en altas densidades (Fig. 4.5 y

Apéndice). En cambio, las obreras de las colonias 2 y 4 cambiaron su dirección

y recorrido para buscar semillas en las estaciones de cebado (Apéndice). La

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CAPÍTULO 4

71

distribución de las direcciones de forrajeo de 4 de las 6 colonias de P. rastratus

estudiadas no difirió entre condiciones naturales y experimentales (Tabla 4.2 y

Fig. 4.6).

Las colonias de P. inermis tardaron menos en detectar los cebos (2–4 días) y

no modificaron su estrategia de forrajeo en relación a la oferta de semillas. Al

igual que en condiciones naturales, cuando se adicionaron las semillas las

colonias siguieron utilizando una o dos direcciones de forrajeo principales y los

senderos no llegaron a ser evidentes a simple vista como para ser

considerados columnas de forrajeo (Fig. 4.7 y Apéndice). Aunque hubo un

número considerable de obreras que siguieron forrajeando en los mismos

parches que estaban siendo utilizados antes de agregar semillas, muchas

cambiaron la dirección de forrajeo, distinguiéndose senderos orientados hacia

alguna de las estaciones de cebado. Nueve de las diez colonias estudiadas

mostraron diferencias estadísticamente significativas en la distribución de las

direcciones de forrajeo entre condiciones naturales y experimentales (Tabla 4.2

y Fig. 4.6).

A diferencia de P. rastratus y P. inermis, las obreras de P. pronotalis

rápidamente detectaron las nuevas fuentes de alimento y al cabo de algunas

horas podía observarse una gran cantidad de individuos recolectando semillas

ininterrumpidamente de las estaciones de cebado. Este comportamiento podía

durar varias horas, incluso días después del experimento. En todos los casos,

las obreras cambiaron la dirección de salida del nido y su recorrido,

distinguiéndose senderos amplios orientados hacia las estaciones de cebado

(Fig. 4.8 y Apéndice). En todas las colonias analizadas las obreras forrajeras

modificaron sus direcciones de salida del nido (Tabla 4.2 y Fig. 4.6).

FALTA FIGURA

Figura 4.5. Excursiones de forrajeo de 10 obreras de una colonia de Pogonomyrmex rastratus

antes y después de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán. Los mapas de las otras

colonias estudiadas se muestran en el Apéndice 1. El recorrido de cada individuo se indica con

círculos de distintos colores, la entrada al nido con una cruz, las estaciones de cebado con

círculos rojos y la vegetación con óvalos (gris claro: gramíneas; negro: arbustos y árboles).

Además, se muestran los histogramas con la distribución de frecuencia relativa de las distintas

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CAPÍTULO 4

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direcciones de salida del nido de las forrajeras en ambas condiciones, expresada en porcentaje

(antes: n = 75, después: n = 75).

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CAPÍTULO 4

73

Figura 4.6. Histogramas con la distribución de frecuencia relativa de las distintas direcciones

de salida del nido (expresada en porcentaje) de las obreras forrajeras de Pogonomyrmex

rastratus, P. pronotalis y P. inermis antes y después de la oferta experimental de semillas en

Ñacuñán. Solo se muestran los datos de las colonias en las que no se registraron los recorridos

de las obreras (ver Métodos).

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CAPÍTULO 4

74

FALTA FIGURA

Figura 4.7. Excursiones de forrajeo de 10 obreras de una colonia de Pogonomyrmex inermis

antes y después de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán. Los mapas de las otras

colonias estudiadas se muestran en el Apéndice 1. El recorrido de cada individuo se indica con

círculos de distintos colores, la entrada al nido con una cruz, las estaciones de cebado con

círculos rojos y la vegetación con óvalos (gris claro: gramíneas; negro: arbustos y árboles).

Además, se muestran los histogramas con la distribución de frecuencia relativa de las distintas

direcciones de salida del nido de las forrajeras en ambas condiciones, expresada en porcentaje

(antes: n = 60, después: n = 62).

FALTA FIGURA

Figura 4.8. Excursiones de forrajeo de 10–12 obreras de una colonia de Pogonomyrmex

pronotalis antes y después de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán. Los mapas de las

otras colonias estudiadas se muestran en el Apéndice 1. El recorrido de cada individuo se

indica con círculos de distintos colores, la entrada al nido con una cruz, las estaciones de

cebado con círculos rojos y la vegetación con óvalos (gris claro: gramíneas; negro: arbustos y

árboles). Además, se muestran los histogramas con la distribución de frecuencia relativa de las

distintas direcciones de salida del nido de las forrajeras en ambas condiciones, expresada en

porcentaje (antes: n = 63, después: n = 86).

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CAPÍTULO 4

75

Tabla 4.2. Resultados de la Prueba U² de Watson que compara las direcciones de las salidas

del nido de las obreras forrajeras de Pogonomyrmex rastratus, P. pronotalis y P. inermis antes

y después de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán. Se indica el valor del estadístico,

el nivel de significancia y el número de observaciones realizadas en ambas condiciones

(antes/después).

P. rastratus U² P n Colonia 1 0 .18 0.10 > P > 0.05 75/75 Colonia 2 0 .59 < 0.001 50/70 Colonia 3 0 .18 0.10 > P > 0.05 59/61 Colonia 4 0 .15 0.20 > P > 0.10 50/61 Colonia 5 0 .09 0.50 > P > 0.20 51/51 Colonia 6 0 .74 < 0.001 51/53 P. inermis Colonia 1 0 .91 < 0.001 60/62 Colonia 2 0 .75 < 0.001 70/72 Colonia 3 0 .96 < 0.001 60/60 Colonia 4 0 .17 0.10 > P > 0.05 52/61 Colonia 5 0 .28 < 0.01 50/60 Colonia 6 1 .03 < 0.001 50/62 Colonia 7 0 .63 < 0.001 50/60 Colonia 8 0 .58 < 0.001 62/67 Colonia 9 2 .21 < 0.001 60/60 Colonia 10 1 .75 < 0.001 60/65

P. pronotalis Colonia 1 1 .97 < 0.001 63/86 Colonia 2 1 .60 < 0.001 75/95 Colonia 3 1 .77 < 0.001 65/73 Colonia 4 0 .51 < 0.001 73/74 Colonia 5 2 .36 < 0.001 66/77 Colonia 6 3 .64 < 0.001 66/126 Colonia 7 2 .68 < 0.001 66/130

Como se esperaba, el área de búsqueda de alimento disminuyó en las colonias

de las tres especies en condiciones experimentales (Fig. 4.9). De igual manera,

el tiempo que las obreras invirtieron en el área de forrajeo disminuyó en

condiciones experimentales (Fig. 4.10). En ambos casos, las diferencias fueron

más notorias en las colonias de P. pronotalis que en las de P. rastratus y P.

inermis (Figs. 4.9 y 4.10).

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CAPÍTULO 4

76

0

0,5

1

1,5

2

P. rastratus P. inermis P. pronotalis

Áre

a de

forra

jeo

(m2 )

0.5

1.5

Figura 4.9. Área de forrajeo promedio (+ EE) de las obreras de cuatro colonias de

Pogonomyrmex rastratus, P. inermis y P. pronotalis antes (barras negras) y después (barras

blancas) de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán.

0

5

10

15

20

P. rastratus P. inermis P. pronotalis

Tiem

po e

n el

áre

a de

forr

ajeo

(m

in)

Figura 4.10. Tiempo promedio (+ EE) que las obreras de cuatro colonias de Pogonomyrmex

rastratus, P. inermis y P. pronotalis invirtieron en el área de forrajeo antes (barras negras) y

después (barras blancas) de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán.

Finalmente, los niveles de actividad de forrajeo aumentaron significativamente

en las colonias de las tres especies después de la oferta experimental de

semillas (Fig. 4.11). El aumento fue mucho más marcado en las colonias de P.

pronotalis, registrándose niveles de actividad casi 20 veces más altos que los

observados antes de la oferta de semillas.

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CAPÍTULO 4

77

Figura 4.11. Nivel de actividad de forrajeo promedio (+ EE) de colonias de Pogonomyrmex

rastratus (n = 6), P. inermis (n = 10) y P. pronotalis (n = 7) antes (barras negras) y después

(barras blancas) de la oferta experimental de semillas en Ñacuñán. *: P < 0.05, Prueba de

Wilcoxon.

DISCUSIÓN

Las colonias de Pogonomyrmex rastratus y P. pronotalis en Ñacuñán poseen

una estrategia de forrajeo individual; sus obreras salen en distintas direcciones

desde la entrada del nido y buscan semillas en parches extensos que

usualmente no son utilizados por otras obreras. Por el contrario, P. inermis

utiliza una estrategia de forrajeo grupal, en la cual las obreras salen del nido en

unas pocas direcciones, emplean mayormente senderos comunes y buscan

semillas en parches pequeños que son utilizados simultáneamente por varios

individuos de la colonia. Sin embargo, a diferencia de otras especies del mismo

género que tienen forrajeo típicamente grupal, como P. barbatus (Whitford et al.

1976, Davidson 1977), P. occidentalis (Cole 1968, Fewell 1988) o P. rugosus

(Cole 1968, Whitford et al. 1976), las obreras de P. inermis no forman columnas

y sus senderos prácticamente no se detectan a simple vista, lo que podría

indicar un reclutamiento restringido, tal vez por el bajo número de individuos,

como ocurre en P. mayri (Kugler 1984). La existencia de senderos utilizados

por un número relativo bajo de obreras forrajeras con limitada actividad ha

llevado a que, sobre la base de observaciones anecdóticas y debido a la

ausencia de un análisis específico como el que se presenta en este estudio, se

* *

*

P. rastratus P. inermis P. pronotalis 0

10

20

100

150

200

Act

ivid

ad d

e fo

rraje

o (s

alid

as/m

in)

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CAPÍTULO 4

78

haya propuesto que esta especie (y todas las del género en América del Sur)

posee una estrategia de forrajeo solitaria o individual (Kusnezov 1951, 1963).

En función de la observación de que estas especies simpátricas presentan

estrategias de forrajeo diferentes, cabe preguntarse cuál de dichas estrategias

es más eficiente durante la temporada de actividad de las hormigas en el

Monte central. La estrategia individual conlleva mayores costos en cuanto al

tiempo de forrajeo, pero a su vez aumenta la probabilidad de que las obreras

de una colonia detecten nuevos parches (Davidson 1977, Fellers 1987, Agvar

2008). Esto podría ser una ventaja en la época de baja disponibilidad de

semillas (o a comienzos de la de alta), cuando las plantas de gramíneas están

empezando a producir semillas y su disponibilidad en el banco del suelo es

baja y muy variable. En el Capítulo 2 de esta tesis se observó, precisamente,

que el éxito de forrajeo de las colonias de P. rastratus y P. pronotalis es mayor

que el de las de P. inermis durante la época de baja disponibilidad de semillas,

apoyando la hipótesis de que una estrategia individual es más eficiente para

detectar recursos poco predecibles y presentes en bajas densidades. A

mediados del verano, cuando la mayoría de las gramíneas están en plena

producción y dispersión de semillas y la abundancia de éstas es mayor en los

micrositios cercanos a las plantas (Marone et al. 1998b, 2004), una estrategia

grupal como la utilizada por P. inermis podría ser más eficiente que una

individual. Sustentando esta idea, el éxito de forrajeo de las colonias de P.

inermis es mayor al 95% durante la época de alta disponibilidad y sus obreras

forrajeras necesitan mucho menos tiempo para encontrar semillas que las de P.

rastratus y P. pronotalis (Capítulo 2). Esta diferencia marcada en la eficiencia

de forrajeo entre las épocas de baja y alta disponibilidad de semillas podría

explicar por qué P. inermis se mantiene prácticamente inactiva hasta la época

de alta disponibilidad de semillas, mientras que P. rastratus y P. pronotalis

presentan actividad de forrajeo desde octubre (Pol y Lopez de Casenave 2004,

Pirk 2007).

En condiciones experimentales de mayor abundancia y concentración de

semillas, las colonias de P. pronotalis modificaron su estrategia de forrajeo y

pasaron a utilizar una estrategia grupal similar a la de P. inermis, aunque

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CAPÍTULO 4

79

involucrando un mayor número de obreras y senderos más difusos. Un

comportamiento similar ha sido reportado en otras especies del Hemisferio

Norte como P. californicus y P. maricopa (Hölldobler 1976, Davidson 1977). P.

rastratus y P. inermis mantuvieron prácticamente la misma estrategia de

forrajeo, observándose leves cambios en algunas colonias de P. rastratus. Las

ventajas para P. pronotalis de cambiar a este sistema de forrajeo en

condiciones de superabundancia de alimento no parecen estar asociadas con

su capacidad para detectar el alimento, ya que su éxito de forrajeo ya es muy

alto en condiciones naturales durante esta época (Capítulo 2). En cambio, los

beneficios pueden encontrarse en el aumento de la capacidad de remover

grandes cantidades de semillas en poco tiempo, a partir de una reducción del

tiempo de forrajeo (asociada tanto a la disminución del área de forrajeo como

del tiempo en el área de tránsito), lo que se combina, en este caso, con un

aumento en la intensidad de la actividad forrajera. Si bien frente a la oferta

experimental de semillas se observó una tendencia a presentar menores

tiempos de búsqueda y mayores niveles de actividad de forrajeo en las tres

especies, la magnitud de la respuesta fue mucho mayor en las colonias de P.

pronotalis (casi 20 veces mayor) que en las de P. inermis y P. rastratus (1.5–2

veces mayor). Estos resultados, por un lado, sugieren que las tres especies

son capaces de detectar fluctuaciones en la disponibilidad de semillas cerca del

nido y, conforme a ello, regular los niveles de actividad de forrajeo, y, por el

otro, en el caso de P. pronotalis, son consistentes con la hipótesis de que un

sistema de forrajeo grupal es más eficiente para explotar recursos que se

encuentran en altas densidades y agrupados (Davidson 1977, Lebrun y Feener

2007, Avgar et al. 2008).

En hormigas, el tamaño de colonia suele estar correlacionado con la estrategia

de forrajeo. En general, las especies con colonias pequeñas forrajean de

manera individual, mientras que aquellas con colonias grandes forrajean en

grupo (Beckers et al. 1989, Goss et al. 1989). En el género Pogonomyrmex, por

ejemplo, las especies con <500 obreras por colonia forrajean individualmente,

mientras que las que poseen >5000–10000 forrajean en grupo (Johnson 2000,

pero ver más abajo). Estudios recientes llevados a cabo en el Monte central

muestran que las colonias de P. inermis, P. pronotalis y P. rastratus son

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CAPÍTULO 4

80

relativamente pequeñas, con unas 300–1000 obreras (Nobúa Behrmann 2008).

Estos datos concuerdan solo parcialmente con lo que se espera en función de

sus estrategias de forrajeo. Si bien P. rastratus presenta una estrategia de

forrajeo individual, consistente con el tamaño de sus colonias, P. inermis tiene

forrajeo grupal y P. pronotalis, naturalmente individual, puede adquirir una

estrategia grupal ante un aumento marcado en la abundancia del alimento, lo

que sugiere que el tamaño de las colonias no sería el único factor que

condiciona o determina la estrategia de forrajeo en estas hormigas. Las

excepciones no son raras en especies con tamaños de colonia pequeños a

intermedios. Por ejemplo, P. maricopa posee unas 500-1000 obreras por

colonia y presenta una alternancia entre las estrategias individual y grupal,

como la de P. pronotalis, mientras que P. comanche y P. montanus pueden

llegar a tener más de 1500 individuos por colonia y solo forrajean

individualmente (Johnson 2000).

La observación de estrategias de forrajeo grupal en P. inermis y P. pronotalis

apoya la hipótesis de que al menos algunas especies sudamericanas del

género Pogonomyrmex son capaces de reclutar obreras y mostrar ciertos

niveles de cooperación durante el forrajeo. Sería conveniente corroborar

mediante análisis de laboratorio y estudios experimentales que el reclutamiento

de obreras en estas especies está mediado por feromonas, tal como

recientemente ha sido descubierto en P. vermiculatus (Torres-Contreras et al.

2007). No obstante, estos resultados y los reportados por Torres-Contreras et

al. (2007) podrían no ser suficientes como para refutar la hipótesis de que el

forrajeo grupal es una característica exclusiva de algunas especies de América

del Norte (Taber 1998, Johnson 2000), ya que el reclutamiento de obreras

podría estar limitado a un número muy reducido de especies de América del

Sur y hasta el momento no se ha reportado que ninguna especie forme

columnas de forrajeo.

Como la expresión espacial del consumo de semillas por hormigas granívoras

depende en gran medida de la estrategia de forrajeo (Crist y MacMahon 1991,

Agvar et al. 2008), es de esperar que varíe entre las especies estudiadas,

siendo más evidente en las colonias de P. inermis, las cuales utilizan una

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CAPÍTULO 4

81

estrategia de forrajeo grupal, remueven semillas de áreas pequeñas y son más

selectivas en el uso de micrositios de forrajeo (Capítulo 3). Sin embargo, no se

cuenta con un análisis temporal del uso de áreas de forrajeo que permita

determinar si las colonias rotan estas áreas a lo largo del tiempo o si presentan

sitios de forrajeo relativamente fijos, por lo que harían falta estudios más

detallados del uso del espacio y de las variaciones temporales del

comportamiento de forrajeo a lo largo de la temporada de actividad para

comprender las implicancias de la granivoría por parte de estas hormigas para

la distribución de semillas en los suelos del Monte central.

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82

CAPÍTULO 5

DETERMINANTES DE LA DISTRIBUCIÓN

ESPACIAL DE LAS COLONIAS DE

Pogonomyrmex pronotalis y P. inermis RESUMEN- Para evaluar los efectos directos e indirectos de las hormigas

granívoras en los ecosistemas de desierto es primordial conocer cuáles son los

factores que afectan la distribución espacial de sus colonias. En los caminos de

la reserva de Ñacuñán, las colonias de Pogonomyrmex inermis y P. pronotalis

presentan una distribución agregada, formando grupos o parches de colonias.

El objetivo de este capítulo fue determinar si la distribución en parches de

ambas especies es debida a la limitada capacidad dispersiva de las nuevas

reinas (hipótesis dispersiva) o a limitaciones edáficas (hipótesis edáfica). Los

resultados de los análisis genéticos utilizando marcadores mitocondriales y

nucleares no apoyan la hipótesis dispersiva, sugiriendo que las reinas podrían

recorrer mayores distancias que las asociadas a los parches de colonias. En

cambio, las colonias de P. pronotalis y P. inermis estuvieron ubicadas en sitios

con características edáficas particulares y contrastantes, sugiriendo que la

textura y las condiciones hídricas del suelo podrían ser determinantes de la

distribución espacial de sus colonias. Si bien no pueden descartarse otros

procesos por no ser excluyentes, las evidencias indican que los factores

ambientales serían los más importantes.

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CAPÍTULO 5

83

INTRODUCCIÓN

Los efectos de las hormigas granívoras en los ecosistemas de desierto no se

limitan a la remoción de semillas. Otras actividades como la construcción y el

mantenimiento del nido pueden afectar la redistribución de materia en los

suelos, e, indirectamente, la supervivencia, el crecimiento y la reproducción de

algunas plantas y artrópodos asociados (MacMahon et al. 2000). Estas

actividades están centradas en el nido y sus alrededores, por lo que el impacto

producido dependerá en gran medida de la ubicación espacial de las colonias.

Por lo tanto, para comprender los efectos directos relacionados con el proceso

de granivoría (cuyos aspectos fueron estudiados en capítulos anteriores) y los

indirectos asociados con las modificaciones del suelo es necesario investigar la

ecología espacial de la nidificación de las hormigas granívoras.

La mayoría de los estudios sobre la ecología espacial de hormigas granívoras

se ha centrado en los efectos de las interacciones biológicas, principalmente

competencia inter e intraespecífica (De Vita 1979, Ryti y Case 1984, Wiernasz

y Cole 1995, Crist y Wiens 1996, Johnson 2006), mientras que la importancia

de otros factores como la heterogeneidad ambiental o la dispersión de las

reinas ha sido mucho menos explorada (Crist y Wiens 1996; pero ver Wiernasz

y Cole 1995, Cole y Wiernasz 2002, Billick et al. 2004). Es así que la mayoría

de los trabajos analizan la distribución de las colonias a una escala espacial

pequeña (< 25 m), en la cual la competencia por el espacio y el

comportamiento territorial de las hormigas generarían disposiciones regulares,

especialmente en hábitats con alta densidad de colonias (Hölldobler 1976, De

Vita 1979, Harrison y Gentry 1981, Gordon y Kulig 1996; pero ver Pielou 1960,

Ryti y Case 1992, Adams y Tschinkel 1995). A una escala más amplia (> 30–50

m) muchas especies presentan una distribución agregada o en parches, siendo

la topografía, las condiciones edáficas o las perturbaciones por actividades

humanas los principales factores causales propuestos (Crist y Wiens 1996,

MacMahon et al. 2000).

Las características del suelo parecen estar asociadas con la distribución

espacial en hormigas granívoras de los géneros Messor y Pogonomyrmex. Por

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CAPÍTULO 5

84

ejemplo, la distribución de P. magnacanthus está restringida a dunas y sitios

muy arenosos (Cole 1968), M. pergandei, P. occidentalis y P. californicus son

más abundantes en sitios con suelos arenosos y profundos (Crist y Wiens

1996, Johnson 2000), mientras que M. stoddardi, P. rugosus y P. barbatus

suelen ocupar ambientes con suelos más arcillosos y anegables (Johnson

1992, 2000, 2001). Estudios fisiológicos indican que los requerimientos de

humedad o la tolerancia a la desecación difieren entre especies (Johnson 1992,

1998, 2001, DeMers 1993), por lo que las variaciones en la disponibilidad de

agua en el nido asociadas con la textura del suelo podrían ser un factor clave

para el éxito de fundación y establecimiento de las colonias.

La fundación de la colonia es considerada como la etapa más vulnerable del

ciclo de vida de las hormigas (Hölldobler y Wilson 1990, Johnson 1998) y la

elección del sitio para establecerla puede determinar el patrón de distribución

de las colonias adultas a distintas escalas espaciales (Wiernasz y Cole 1995,

Cole y Wiernasz 2002, Johnson 2006). En organismos relativamente sésiles

como las hormigas, la dispersión y la fundación de nuevas colonias depende

exclusivamente de las hembras reproductivas (Hölldobler y Wilson 1990), por lo

que el grado de movilidad de estos individuos puede afectar tanto la densidad

como la distribución espacial de las colonias (Wiernasz y Cole 1995, Cole y

Wiernasz 2002), así como las características genéticas de las poblaciones

(Seppä y Pamilo 1995, Seppä et al. 2004). Si la dispersión de las hembras

reproductivas es limitada, determinados sitios (en especial los más cercanos)

pueden recibir más reinas que otros, ocasionando variaciones locales en la

densidad de colonias. Si el número de hembras reproductivas producidas por

temporada es bajo y la dispersión es limitada, el hábitat podría no llegar a

saturarse de colonias, aun cuando éstas persistan por años (Wiernasz y Cole

1995, Cole y Wiernasz 2000). Una limitada capacidad dispersiva de las futuras

reinas también puede restringir el flujo génico entre poblaciones distantes,

favoreciendo la estructuración de las poblaciones (Liatuard y Keller 2001,

Doums et al. 2002, Sundström et al. 2005). En definitiva, estos factores

favorecen la distribución en parches o grupos de colonias.

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CAPÍTULO 5

85

En el Monte central, la densidad de colonias de las hormigas granívoras del

género Pogonomyrmex varía espacialmente. El número de colonias disminuye

progresivamente al alejarse de los caminos, y de una manera particularmente

marcada en P. pronotalis (Lopez de Casenave et al. datos no publicados). La

densidad de colonias de P. pronotalis es significativamente mayor en los

caminos que en sus adyacencias (a 50 m de distancia), mientras que la de P.

rastratus no es diferente (Pirk et al. 2004). Estudios recientes muestran que las

colonias de P. inermis y P. pronotalis presentan una distribución agregada a lo

largo de los caminos internos (picadas) que atraviesan el algarrobal de

Ñacuñán, formando parches o grupos de 3–16 colonias separados entre sí por

cientos de metros, y que la ubicación de estos grupos de colonias es estable

entre años (Milesi et al. datos no publicados). Además, existen observaciones

previas del comportamiento reproductivo de P. pronotalis en las que es claro

que el vuelo nupcial ocurre muy cerca de la colonia madre y que las hembras

reproductivas presentan las alas rasgadas o rotas antes de la cópula

(presumiblemente desde su salida del nido), por lo que solo podrían

desplazarse caminando para fundar una nueva colonia (Fig. 5.1).

Figura 5.1. Vuelo nupcial de Pogonomyrmex pronotalis en la Reserva de Ñacuñán. Se pueden

observar los machos (individuos alados, de menor tamaño corporal y cabeza pequeña) y las

hembras reproductivas (individuos grandes de cabeza prominente y con restos o vestigios de

alas; ver imágenes ampliadas en la parte superior derecha de cada foto).

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CAPÍTULO 5

86

OBJETIVOS E HIPÓTESIS

El objetivo de este capítulo es determinar si la distribución en parches o grupos

de colonias de P. inermis y P. pronotalis en los caminos internos de la reserva

de Ñacuñán es el resultado de limitaciones ambientales o una consecuencia de

las características del comportamiento reproductivo de estas especies.

Una de las hipótesis planteadas es que la mayor parte del establecimiento de

nuevas colonias ocurre en las cercanías de la colonia madre debido a la

limitada capacidad dispersiva de las nuevas reinas en un ambiente insaturado

de colonias (hipótesis dispersiva). Si esto es así, las poblaciones deberían

estar estructuradas en subpoblaciones (i.e., las colonias pertenecientes a un

mismo parche deberían presentar un mayor grado de parentesco genético que

las colonias de distintos parches). En función de esto, las predicciones

específicas que se pusieron a prueba fueron: (1) los coeficientes de endogamia

metapoblacional y entre subpoblaciones estimados utilizando marcadores

heredados por vía materna (secuencias de ADN mitocondrial) presentarán

valores significativamente distintos de cero; (2) la red de haplotipos

mitocondriales, así como el diseño de clados anidados, se corresponderán con

la distribución espacial de los parches de colonias, indicando una fuerte

asociación entre las distancias geográficas y las genéticas; y (3) si el efecto de

las reinas es muy marcado, los coeficientes de endogamia estimados con

marcadores heredados por vía materna y paterna (secuencias microsatelitales

del ADN nuclear) también presentarán valores distintos de cero, indicando que

las poblaciones están estructuradas en subpoblaciones.

Una hipótesis alternativa, pero no excluyente de la anterior, es que la fundación

y el establecimiento exitoso de nuevas colonias está restringido a sitios

específicos donde las características edáficas son favorables (hipótesis

edáfica). Aunque la topografía del terreno en los sitios donde se encuentran los

parches de colonias es relativamente homogénea, otras variables como la

textura y las condiciones hídricas del suelo pueden presentar variaciones

significativas a una escala pequeña que podrían condicionar la disponibilidad

de sitios para la fundación y el establecimiento de las colonias, generando así

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CAPÍTULO 5

87

la disposición en parches de las mismas. En este caso, la predicción específica

que se puso a prueba fue que habrá diferencias en la textura y en la

compactación del suelo entre áreas ocupadas por los parches de colonias de

P. pronotalis y P. inermis y las áreas sin colonias.

Figura 5.2. Esquema del sitio de estudio en Ñacuñán donde se muestra la distribución de los

parches de colonias (en círculos u óvalos de distintos colores) de P. pronotalis (izquierda) y P.

inermis (derecha). Las líneas corresponden a caminos internos que atraviesan el algarrobal;

éstos mayormente confluyen en la Estación Biológica de la reserva, que se muestra con un

símbolo en el centro del esquema.

MÉTODOS

Análisis genéticos: ADN mitocondrial y microsatélites

Durante el verano de 2004 se colectaron entre 20 y 30 obreras de 35 colonias

de P. pronotalis y de 45 colonias de P. inermis, provenientes de distintos

parches de colonias en los caminos internos de la Reserva de Ñacuñán (Fig.

5.2). Los individuos fueron colectados directamente de la entrada del nido e

inmediatamente colocados en frascos con alcohol 96% para su preservación.

Se pudo extraer suficiente cantidad de ADN de 588 obreras provenientes de 27

colonias de P. pronotalis (promedio de obreras ± DE por colonia: 21.8 ± 0.7) y

P. pronotalis P. inermis Parche 1

Parche 2

Parche 3

Parche 4

Parche 5 Parche 6

Parche A

Parche B

Parche C

Parche D

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CAPÍTULO 5

88

de 462 obreras de 23 colonias de P. inermis (20.1 ± 0.4). Para aislar el ADN de

cada obrera se utilizó el equipo de aislamiento PureGene® (Gentra Systems).

Los individuos fueron homogeneizados en nitrógeno líquido e incubados a 65ºC

durante 1 h en 100 µL de solución de lisis celular (Cell Lysis Solution).

Posteriormente, las muestras fueron colocadas en hielo y tratadas con 34 µL de

solución precipitante de proteínas (Protein Precipitation Solution) durante 5 min;

luego fueron centrifugadas a 14000 rpm durante 5 min. Los sobrenadantes

fueron transferidos a un tubo con 130 µL de isopropanol 100% (2–propanol) a

-10 ºC. Se mezcló la solución invirtiendo suavemente los tubos 4 o 5 veces.

Las muestras fueron mantenidas a -20 ºC durante 1-2 h y luego centrifugadas a

14000 rpm durante 10 min. Se extrajo el remanente de isopropanol con la

precaución de no dañar el pellet ubicado en el fondo del tubo. Los pellets

fueron lavados dos veces con 100 µL de etanol 70% a -10 ºC y luego se extrajo

el exceso de líquido utilizando una centrífuga de vacío. El ADN obtenido fue

resuspendido en 50 µL de “Low TE” (1mM Tris pH 8.0, 0.1 mM EDTA). Por

último, se extrajeron 5 µL de ADN purificado por muestra y mediante

electroforesis en gel de agarosa se determinó la cantidad de ADN obtenido.

Para ello, las muestras fueron colocadas en un minigel de agarosa 0.8% a 130

V durante 30 min y se les aplicó una solución acuosa de bromuro de etidio

durante 15 min para teñir el ADN. La lectura de los geles se realizó en un

transiluminador de luz ultravioleta y las muestras con suficiente cantidad de

ADN fueron almacenadas a -20 °C.

Se determinaron los haplotipos mitocondriales de 24 colonias (6–7 por parche)

de P. inermis y 20 colonias (2–4 por parche) de P. pronotalis. Las regiones

secuenciadas fueron un segmento de 620 pb de la citocromo oxidasa I (COI) y

otro de 420 pb del citocromo b (Cyt b). Como las mitocondrias son heredadas

por vía materna, un solo individuo por colonia fue analizado para inferir el

haplotipo mitocondrial de la colonia. Para secuenciar estas regiones

mitocondriales se realizó una reacción en cadena de la polimerasa (PCR)

estándar con un volumen total de reacción de 25 µL que contenía: 1 unidad de

Taq ADN polimerasa (Fermentas), 2.5 µL de 10× PCR buffer [750 mM Tris–HCl

(pH 8.8), 200 mM (NH4)2SO4, 0.1% Tween 20] (Fermentas), 2.5 mM de MgCl2,

160 µM de dNTPs, 480 nM de cada cebador (“primer”), y 2 µL de ADN diluido

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CAPÍTULO 5

89

1:10. Las características de los ciclos fueron: desnaturalización inicial durante 3

min a 94 °C, 30–32 ciclos de 1 min a 94 °C, 1 min a 45 °C, y 1.5 min a 72 °C,

elongación final de 5 min a 72 °C. Los productos de la PCR fueron purificados

usando un dispositivo de filtros Millipore MontageTM y luego enviados a los

Laboratorios SEQLAB GmbH (Göttingen, Alemania) para obtener las

secuencias en ambas direcciones. Las secuencias mitocondriales obtenidas

fueron verificadas comparándolas con las secuencias complementarias en

sentido contrario utilizando el programa BIOEDIT v7.0.1 (Hall 1999). Las

secuencias consensuadas fueron alineadas con el programa Clustal W

(Thompson et al. 1994) y se determinó el haplotipo de cada colonia.

Para analizar la estructura genética de las poblaciones se utilizó la Prueba

Exacta de Homogeneidad de las frecuencias haplotípicas (Raymond y Rousset

1995) y un análisis jerárquico de la varianza molecular (AMOVA) usando el

programa Arlequín 3.1 (Excoffier et al. 2006) y determinando los intervalos de

confianza mediante 1000 permutaciones. Este programa permite separar los

componentes de la varianza y estimar los estadísticos Φ (análogos a los

estadísticos F de Wright) que reflejan la diversidad haplotípica a distintos

niveles jerárquicos. Además, se determinó la diferenciación genética entre

pares de subpoblaciones (ΦST ).

Para evaluar el grado de asociación entre los haplotipos y la distribución

espacial de las colonias se realizó un análisis filogeográfico de clados anidados

(Nested Clade Análisis, NCA; Templeton et al. 1995). El primer paso fue

construir una red filogenética de haplotipos utilizando el programa TCS v1.13

(Clement et al. 2000). Este programa proporciona una topología no enraizada

mediante la aplicación de algoritmos de parsimonia con límites de confianza ≥

95% (Templeton et al. 1992) cuyas longitudes de ramas expresan la cantidad

de cambio evolutivo (Avise 2000). Posteriormente, se convirtió la red de

haplotipos en una serie de clados anidados siguiendo las reglas propuestas por

Templeton et al. (1992, 1995). La asociación espacial de los haplotipos y los

clados a cada nivel de anidamiento se puso a prueba mediante un análisis de

contingencia utilizando el programa GeoDis 2.0 (Posada et al. 2000). Además,

se calcularon dos parámetros relativos al rango geográfico de los clados: la

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CAPÍTULO 5

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distancia del clado (Dc), que mide la dispersión geográfica del clado, y la

distancia de clado anidado (Dn), que mide la distancia promedio de un clado al

centro geográfico de los clados incluidos a un nivel de anidamiento más alto

(i.e., el desplazamiento del clado en relación con todos los otros clados

incluidos dentro del mismo clado anidado). También se estimó la diferencia de

la distancia promedio de los clados interiores con los terminales dentro de cada

anidamiento (Int-Ter)c y entre clados anidados (Int-Ter)n. Las comparaciones de

las diferentes distancias y los contrastes entre clados terminales e interiores se

realizaron generando 100000 permutaciones aleatorias de los clados con el

programa GeoDis 2.0. Un valor significativo indica que los clados dentro de un

determinado nivel de anidamiento no se distribuyen de manera aleatoria y que,

por lo tanto, existiría algún grado de asociación espacial de los haplotipos

dentro del clado anidado.

De 16 cebadores microsatelitales probados en Pogonomyrmex pronotalis y P.

inermis, solo LxAGT1 (desarrollado para Leptothorax acervorum; Bourke et al.

1997) y Pbad2 (desarrollado para P. badius; F. Reindt datos no publicados)

amplificaron secuencias polimórficas de manera consistente en ambas

especies. Adicionalmente, Pb5 (desarrollado para P. barbatus; Volny y Gordon

2002b) funcionó correctamente en P. inermis. Debido a que este bajo número

de cebadores funcionales era insuficiente para obtener estimaciones confiables

de la estructura poblacional, se desarrollaron tres nuevos cebadores

específicos para P. pronotalis (Ppro1, Ppro2 y Ppro3; ver Tabla 5.1), que

también amplificaron secuencias polimórficas en P. inermis (Pol et al. 2008),

usando el procedimiento de enriquecimiento de microsatélites introducido por

Fischer y Bachmann (1998), modificado por Rütten et al. (2001) y Kronauer y

Gadau (2002).

La amplificación de las secuencias microsatelitales fue realizada mediante PCR

en un volumen total de reacción de 12 µL que contenía: 0.5 unidades de Taq

ADN polimerasa (Fermentas), 1 µL de 10× PCR buffer [750 mm Tris-HCl (pH

8.8), 200 mm (NH4)2SO4, 0.1% Tween 20] (Fermentas), 2.1 mm de MgCl2, 170

µm de deoxinucleótidos trifosfatos (dNTPs), 42 nm de los cebadores marcados

(IRDyeTM-labeled forward primer), y 2 µL de ADN diluido 1:10 (o 1:3 si la

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CAPÍTULO 5

91

concentración de ADN era baja). Las amplificaciones fueron realizadas en un

ciclador Eppendorf Mastercycler® (3 °C/s). Las características de los ciclos

fueron: 3 min a 94 °C, seguidos durante 30–35 ciclos a 94 °C por 40 s, 40 s a la

temperatura de fusión específica de cada cebador (Tabla 5.1) y 40 s a 72 °C.

Los productos de PCR fueron corridos en un gel de poliacrilamida 6% utilizando

un secuenciador de ADN LICOR 4300, que separa los alelos según su tamaño

con una resolución de 2 pb. Los alelos fueron analizados utilizando el programa

SAGA GENERATION 2 y verificados visualmente.

Un total de 20–22 obreras provenientes de 20 colonias de P. inermis fueron

analizadas utilizando 6 loci microsatélites, 13–22 obreras de 19 colonias de P.

pronotalis con 4 loci, y otras 14–20 obreras de 5 colonias de P. pronotalis con 3

loci debido al bajo éxito en la amplificación del ADN (Pol et al. 2008).

El genotipo de las reinas fue inferido a partir de los genotipos de las obreras de

cada colonia usando el programa MateSoft v.1.0 (Moilanen et al. 2004). Se

determinó si los genotipos de las reinas y de las obreras presentaban

desequilibrio por ligamiento entre pares de loci utilizando la Prueba Exacta de

Fisher implementada en el programa GENEPOP v3.4 (Raymond y Rousset

1995). Tres individuos de P. pronotalis y 2 de P. inermis, cuyos genotipos no

podrían explicarse bajo el supuesto de monoginia (i.e., solo una reina por

colonia) fueron omitidos de los análisis.

Las frecuencias alélicas (qi) de cada locus fueron calculadas a partir de los

genotipos de las obreras. La heterocigosis esperada fue calculada a partir de

las frecuencias alélicas de cada locus como: 1 - ∑qi 2; la heterocigosis

observada fue calculada como la proporción de obreras heterocigotas para

cada alelo.

La estructura poblacional fue estimada usando el coeficiente de endogamia:

FIS = 1 - (HO / HE), donde HO y HE son las frecuencias de heterocigotas

observados y esperados, respectivamente (Weir y Cockerham 1984). Además

se estimó el coeficiente de endogamia RIS (Michalakis y Excoffier 1996), que

tiene en cuenta las variaciones del tamaño de los alelos suponiendo un modelo

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CAPÍTULO 5

92

mutacional de adición o eliminación de una única unidad repetitiva (Slatkin

1995). Se determinó si los genotipos de las reinas y de las obreras se

desviaban del equilibrio de Hardy-Weinberg utilizando la Prueba Exacta

implementada en el programa GENEPOP v3.4 (Raymond y Rousset 1995). La

deficiencia o exceso de heterocigotos por locus y por población se determinó

con la misma prueba. Además, se determinó la diferenciación genética entre

potenciales subpoblaciones (parches de colonias) mediante los coeficientes de

fijación FST (Weir y Cockerham 1984) y RST (Michalakis y Excoffier 1996).

Análisis de suelos

Para poner a prueba la hipótesis edáfica se extrajeron muestras de la porción

superficial y subsuperficial del suelo (i.e., 0–30 cm de profundidad) en 5

parches de colonias de P. pronotalis, en 5 parches de P. inermis, y en 4 áreas

que no presentaban colonias de ninguna de las dos especies (sitios vacíos). En

cada sitio vacío se extrajeron 3 muestras separadas entre sí por 20 m, mientras

que en los parches ocupados por P. pronotalis y P. inermis las muestras fueron

colectadas a 80 cm de la entrada de 3 nidos elegidos al azar. Las muestras

fueron extraídas utilizando una pala barreno, guardadas en bolsas plásticas

rotuladas y enviadas al Laboratorio de Análisis de Suelos del Ingeis (UBA,

Buenos Aires, Argentina) para su análisis. Las proporciones de limo y arcilla

fueron estimadas utilizando el método de la pipeta (Gee et al. 1986), y las

arenas fueron separadas en fracciones por tamizado.

El grado de compactación del suelo se determinó en los mismos sitios donde

se colectaron las muestras de suelo a través de mediciones de la resistencia

mecánica a la penetración utilizando un penetrómetro de impacto de punta

cónica. En cada uno de los parches de colonias y de los sitios vacíos se

realizaron 5 mediciones a 6 y 11 cm de profundidad. Debido a la alta

variabilidad en los valores de compactación, cada medición consistió de un

conjunto de 4 registros espaciados por 80 cm (uno en cada punto cardinal) que

luego fueron promediados.

Las diferencias en la textura (analizando el contenido de arena y de arcilla) y en

la compactación de los suelos provenientes de los parches de colonias de P.

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CAPÍTULO 5

93

pronotalis, de P. inermis y de los sitios vacíos fueron comparadas con un

análisis de la varianza (ANOVA) de un factor y tres niveles (Sokal y Rohlf

1995). Algunas variables fueron transformadas previamente (transformaciones

seno, coseno o logaritmo) para mejorar su ajuste a una distribución normal.

Cuando el análisis de la varianza resultó significativo, se compararon las

características edáficas entre (1) parches de colonias de P. pronotalis y áreas

sin colonias de esta especie (i.e., sitios vacíos y parches de colonias de P.

inermis), (2) entre sitios con colonias y sin colonias de P. inermis (i.e., sitios

vacíos y parches de colonias de P. pronotalis), y (3) parches de colonias de P.

pronotalis y parches de colonias de P. inermis, mediante comparaciones

planeadas (a priori) de los valores promedio dentro del análisis de la varianza

(Sokal y Rholf 1995).

RESULTADOS ADN mitocondrial

Todas las colonias de P. pronotalis presentaron la misma secuencia

mitocondrial que codifica para la COI. Sin embargo, se detectaron dos

haplotipos al analizar las secuencias del Cyt b: uno en las colonias del parche 1

y otro en las colonias del resto de los parches (Fig. 5.3).

A diferencia de las de P. pronotalis, las colonias de P. inermis presentaron un

elevado número de haplotipos. Entre las 24 colonias de P. inermis analizadas

se detectaron 14 haplotipos diferentes al concatenar las secuencias de COI y

Cyt b. Los haplotipos más frecuentes fueron el IV (31%), XIV (12%) y VIII (8%);

los demás fueron detectados cada uno en una única colonia (4.5%). La red de

haplotipos presentó una estructura estrellada, con un haplotipo central más

frecuente compartido por ocho colonias provenientes de los parches A, C y D, y

numerosos haplotipos derivados separados por 1–4 pasos mutacionales y

provenientes de distintos parches (Fig. 5.4a). La Prueba Exacta de

Homogeneidad de frecuencias haplotípicas no arrojó valores estadísticamente

significativos para la metapoblación (P > 0.07) ni entre pares de

subpoblaciones (P > 0.05). Los resultados del AMOVA indicaron que más del

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CAPÍTULO 5

94

93% de la variabilidad molecular puede atribuirse a la variación dentro de las

poblaciones y el índice de fijación (FST) fue de 0.07 (0.05–0.09 para las

subpoblaciones). La diferenciación genética entre subpoblaciones no fue

significativa para ningún par de subpoblaciones, con valores de ΦST de 0.05–

0.16.

Figura 5.3. Red de haplotipos mitocondriales de P. pronotalis. Cada caja representa un

haplotipo diferente y cada círculo corresponde a una de las colonias analizadas. Los colores

indican el parche al que pertenece cada colonia (blanco: parche 1; rojo: 2; azul: 3; verde: 4;

negro: 5 y morado: 6; ver Fig. 5.2). La caja más grande representa el haplotipo más común y

que posee la mayor probabilidad de enraizar la red de haplotipos (Castellone y Templeton

1994). La línea que une ambas cajas indica un paso mutacional entre haplotipos.

El diseño en series de clados anidados aplicado a la red de haplotipos de P.

inermis presentó una estructura formada por ocho clados de nivel 1 (Fig. 5.4b),

y no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en el análisis de

contingencia de los clados anidados (P = 0.12–1). Este análisis trata a cada

localidad (parche) como una variable categórica sin tener en cuenta las

distancias geográficas. De todas maneras, los resultados obtenidos sugieren

que no existe una asociación entre los clados y su localización geográfica. La

mayoría de los clados (seis de los ocho) no presentaron variabilidad geográfica

o genética, por lo que solo se determinó la asociación espacial en dos de ellos

(clados 1-2 y 1-7) y en el cladograma total. Los resultados del análisis de

clados anidados indican que no hay diferencias estadísticas entre las distancias

de clado (Dc) y de clado anidado (Dn), y la diferencia de la distancia promedio

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CAPÍTULO 5

95

entre clados internos y terminales dentro del anidamiento (Int-Ter)c y entre

clados anidados (Int-Ter)n (Fig. 5.5). Por lo tanto, no hay evidencia para refutar

la hipótesis nula de que no existe una asociación geográfica de los haplotipos

mitocondriales analizados.

Figura 5.4. Red de haplotipos mitocondriales (a) y cladograma obtenido a partir del análisis de

clados anidados (b) de P. inermis. En (a), cada caja representa un haplotipo diferente, las

líneas que unen las cajas indican un paso mutacional entre haplotipos y los puntos negros

indican haplotipos intermedios no detectados. En números romanos se indica la identidad de

cada haplotipo y cada círculo corresponde a una de las colonias analizadas; el color indica el

parche al que pertenece (rojo: parche A; verde: B; azul: C y morado: D). En (b) se representan

con cajas los clados anidados, la identidad de cada haplotipo con números romanos y con

números arábigos el nivel del clado y su identidad.

IV

I

II

III

VI

V

XIII

VIII

IX

XI

XII

X

XIV

VII

1-11-8

1-2

1-31-4

1-5

1-6

1-7

IV

I

II

III

VIVII

V

XIV

XIII

VIII

X IX

XI

XII

(a) (b)

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CAPÍTULO 5

96

Figura 5.5. Resultados del análisis de clados anidados de las distancias geográficas de los

haplotipos mitocondriales de P. inermis. En números romanos se indica la identidad de los

haplotipos, los cuales se encuentran encerrados en cajas que representan los niveles de

anidamiento de la figura 5.4b. Debajo del nombre de los haplotipos se indican la distancia de

clado (Dc) y del clado anidado (Dn). Para los clados anidados que presentan clados terminales

e internos se indican la diferencia de la distancia promedio entre clados internos y terminales

dentro del anidamiento [(Int-Ter)c] y entre clados anidados [(Int-Ter)n].

Microsatélites

En la Tabla 5.1 se muestran las características de los cebadores

microsatelitales desarrollados para P. pronotalis y P. inermis. Los loci

amplificados por estos marcadores mostraron altos niveles de polimorfismo,

presentando algunos de ellos hasta 26 alelos distintos. Exhibieron altos niveles

de heterocigosis, con valores observados superiores a 0.88 y 0.58 en P.

pronotalis y P. inermis, respectivamente (Tabla 5.2). Además, no se

encontraron evidencias de desequilibrio por ligamiento entre pares de loci en

ninguna de las especies analizando tanto los genotipos inferidos de las reinas

como los de las obreras (Prueba Exacta de Fisher, P > 0.05), lo que indica que

estos loci brindan estimaciones independientes de los mismos parámetros

genético-poblacionales analizados.

Ambas especies mostraron un ajuste al equilibrio Hardy-Weinberg, teniendo en

cuenta tanto los genotipos de las reinas [F = 0.76 ± 0.03 para P. pronotalis y F

= 0.92 ± 0.01 para P. inermis (promedio ± EE)] como los de las obreras [F =

0.99 ± 0.01 para P. pronotalis y F = 0.89 ± 0.01 para P. inermis].

1-81-71-61-41-31-21-1Nivel 1

0(Int-Ter)n

0.4(Int-Ter)c

0.70.70 01.20.50.80.30.6Dn

000 000.4000Dc

XIIIXIIXIIX XVIIVIVIVIIIIIIXIVHaplotipos

1-81-71-61-41-31-21-1Nivel 1

0(Int-Ter)n

0.4(Int-Ter)c

0.70.70 01.20.50.80.30.6Dn

000 000.4000Dc

XIIIXIIXIIX XVIIVIVIVIIIIIIXIVHaplotipos VIII

1-5

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CAPÍTULO 5

97

Tabla 5.1. Características de los cebadores microsatelitales desarrollados para Pogonomyrmex

pronotalis. Se indica la secuencia de los cebadores en ambos sentidos (F: forward y R:

reverse), la temperatura de fusión específica para cada cebador (“annealing temperature”, Ta),

la secuencia altamente repetitiva de los microsatélites (Motivo repetido) y el tamaño de los

fragmentos amplificados por la PCR.

En P. pronotalis, los coeficientes de endogamia FIS y RIS no fueron

significativamente distintos de cero ni a nivel metapoblacional ni entre las

potenciales subpoblaciones. Solo uno de los locus (LxAGT1) presentó un valor

de FIS levemente superior a 0.05 a nivel metapoblacional (Tabla 5.3). En P.

inermis el escenario fue similar, con valores muy bajos de FIS y RIS tanto a nivel

metapoblacional como entre subpoblaciones (Tabla 5.3).

Tabla 5.2. Características de los loci microsatelitales analizados en Pogonomyrmex pronotalis y

P. inermis. Se indica la heterocigosis observada (HO), la heterocigosis esperada (HE), el número

de obreras/colonias (n) y alelos analizados (A). Los loci que no fueron amplificados ya que

mostraron escasa o nula variabilidad alélica se indican con “-“.

P. pronotalis P. inermis Locus

HO HE A n HO HE A n LxAGT1 0.89 0.9 17 307/18 0.79 0.87 17 387/20

Pbad 2 0.95 0.86 14 395/24 0.91 0.86 13 387/20

Pb 5 - - - - 0.72 0.74 7 387/20

Ppro1 0.93 0.88 14 459/24 0.78 0.84 18 391/20

Ppro2 - - - - 0.59 0.66 8 395/20

Ppro3 0.92 0.91 18 409/24 0.91 0.91 26 368/20

La diferenciación genética entre pares de subpoblaciones (parches) estimada a

través de los estadísticos FST y RST fue relativamente baja para la mayoría de

Locus Secuencia (5´ → 3´) Ta (ºC) Motivo repetido Tamaño (pb)

Ppro1 F: CCTTCCAATATCACATTATTGC R: GTATTGTGGACAATTCTAGC 58 (TC)8T4(TC)12 218-248

Ppro2 F: CTCAGAAGACGCAGGAACG R: ATCCGTGAGCCAAACAACTGC 58 (CG)7N38 (GA) 20 238-254

Ppro3 F: TGGCTAGGCACTTGCAGG R: ATCATCAATAATTCCTGAGAGC 52 (GA) 27 313-351

Pbad 2 F: CGGAATGTAGGAGCAACG R: ATATTGAAATTTCGCATGTGG 55 (TC)17(TCCC)2 184-218

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CAPÍTULO 5

98

los parches de P. pronotalis (Tabla 5.4). La única excepción fueron las colonias

ubicadas en el parche 3, que presentaron valores intermedios del estadístico

FST (i.e., 0.10–0.16) al ser comparadas con las subpoblaciones de los parches

2, 4, 5 y 6 (Tabla 5.4). En el caso de P. inermis, la variabilidad genética fue muy

baja entre todos los pares de subpoblaciones comparados (Tabla 5.5).

Tabla 5.3. Análisis metapoblacional por locus de los genotipos de las reinas de P. pronotalis y

P. inermis. Se indican los coeficientes de endogamia FIS y RIS por locus y el promedio para

todos los loci.

P. pronotalis P. inermis Locus

FIS RIS FIS RIS

LxAGT1 0.069 0.022 -0.029 -0.037

Pbad 2 -0.021 -0.021 -0.036 0.017

Ppro1 -0.062 -0.025 -0.064 -0.031

Ppro2 – – -0.145 -0.04

Ppro3 -0.042 -0.033 -0.087 -0.031

Pb 5 – – -0.162 -0.054

Promedio -0.014 -0.014 -0.087 -0.029 Tabla 5.4. Diferenciación genética entre subpoblaciones de P. pronotalis. Se indican los

coeficientes de fijación FST y RST entre parches.

FST / RST Parche 1 Parche 2 Parche 3 Parche 4 Parche 5

Parche 2 -0.014 / 0.001 –

Parche 3 0.075 / 0.003 0.103 / 0.000 –

Parche 4 0.051 / 0.004 0.061 / -0.006 0.122 / 0.001 –

Parche 5 0.012 / -0.000 0.026 / -0.001 0.119 / 0.002 0.019 / 0.001 –

Parche 6 -0.041 / -0.001 -0.009 / 0.000 0.162 / 0.001 0.035 / 0.001 -0.008 / -0.001 Tabla 5.5. Diferenciación genética entre subpoblaciones de P. inermis. Se indican los

coeficientes de fijación FST y RST entre parches.

FST / RST Parche A Parche B Parche C Parche B 0.074 / 0.00 –

Parche C 0.039 / -0.00 0.066/ -0.0001 –

Parche D 0.006 / 0.00 0.096 / -0.000 -0.008 / -0.0002

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CAPÍTULO 5

99

Suelos

Las muestras de suelo analizadas presentaron una textura relativamente

homogénea, predominando en su composición la arena (> 57%) por sobre el

limo y la arcilla. El 88% de las muestras correspondió a suelos franco-arenosos

o arenoso-francos, mientras que el 12% restante fueron suelos francos o

franco-arcillosos (Fig. 5.6).

Figura 5.6. Textura del suelo en muestras obtenidas en parches de colonias de P. pronotalis

(círculos verdes), P. inermis (círculos rojos) y en áreas sin colonias de estas especies (círculos

azules). Cada caja dentro del triángulo indica el tipo de suelo según su textura (Saxton et al.

1986): a, Franco-Arcilloso; b, Franco; c, Franco-Arenoso; y d, Arenoso-Franco.

El porcentaje de arena en el suelo no difirió entre las muestras provenientes de

los parches de colonias de P. pronotalis, los parches de P. inermis y las áreas

sin colonias (ANOVA de un factor, P = 0.73) (Fig. 5.7). En cambio, se

detectaron diferencias estadísticamente significativas en el porcentaje de arcilla

(ANOVA de un factor, P = 0.01). Los suelos de los parches de colonias de P.

inermis presentaron un mayor porcentaje de arcilla que los de las áreas sin

colonias de esta especie (comparación planeada: parches de colonias de P.

a

b

c

de

75 50 25 01000

7525

5050

2575

100 0

100

% Arcilla % Limo

% Arena

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CAPÍTULO 5

100

inermis vs. parches de colonias de P. pronotalis + áreas sin colonias; P < 0.01)

y que los de los parches de colonias de P. pronotalis (comparación planeada:

parches de colonias de P. inermis vs. parches de colonias de P. pronotalis; P =

0.03). A su vez, los suelos de los parches de colonias de P. pronotalis

presentaron un menor porcentaje de arcilla que los de las áreas sin colonias de

esta especie (comparación planeada: parches de colonias de P. pronotalis vs.

parches de colonias de P. inermis + áreas sin colonias; P < 0.01).

0

40

80

Arena Arcilla

%

*

ns

Figura 5.7. Porcentaje promedio (+ EE) de arena y arcilla en muestras de suelo obtenidas en

parches de colonias de P. pronotalis (barras blancas; n = 5), de P. inermis (barras grises; n = 5)

y en áreas sin colonias de estas especies (barras negras; n = 4). *: P < 0.01; ns: no

significativo.

Los niveles de compactación del suelo a los 6 y 11 cm de profundidad difirieron

entre las condiciones estudiadas (ANOVA de un factor, P < 0.05) (Fig. 5.8). Los

suelos de los parches de colonias de P. pronotalis presentaron mayores niveles

de compactación que los de los suelos de los parches de P. inermis

(comparaciones planeadas, P < 0.05), y que los de las áreas sin colonias de la

especie a los 11 cm de profundidad (P < 0.05). Esta última comparación no

difirió a los 6 cm (P = 0.13). A su vez, el suelo de los parches de colonias de P.

inermis fue menos compacto que el de las áreas sin colonias de esta especie

(comparaciones planeadas, P < 0.01).

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CAPÍTULO 5

101

0

200

400

600

800

6 cm 11 cm

RM

P (k

Pa)

*

*

Figura 5.8. Compactación promedio (+ EE) del suelo medida como resistencia mecánica a la

penetración (RMP) a 6 y 11 cm de profundidad en muestras obtenidas en parches de colonias

de P. pronotalis (barras blancas; n = 5), de P. inermis (barras grises; n = 5) y en áreas sin

colonias de estas especies (barras negras; n = 4). *: P < 0.05; ns: no significativo; ANOVA.

DISCUSIÓN Los análisis genéticos con marcadores mitocondriales indicaron que las

colonias de P. pronotalis estarían estructuradas en dos subpoblaciones (i.e., las

del parche 1 y las de los parches 2–6), lo que sugiere una restricción del flujo

génico por vía materna. Sin embargo, estas subpoblaciones son evidentes a

una escala espacial distinta a la correspondiente a los parches de colonias

observados, por lo que la hipótesis dispersiva no explicaría su distribución

espacial agregada a esa escala (cientos de metros). Los coeficientes de

endogamia estimados con marcadores nucleares para la metapoblación y

dentro y entre potenciales subpoblaciones no fueron significativamente distintos

de cero, indicando que la población tampoco estaría estructurada a nivel

nuclear, y que, por lo tanto, existiría un elevado flujo génico entre los grupos de

colonias por vía materna y posiblemente por vía paterna.

En el caso de P. inermis, los coeficientes de endogamia estimados con las

frecuencias de los haplotipos mitocondriales y el análisis de clados anidados

indican que no existe una estrecha asociación entre las distancias genéticas y

las geográficas entre los grupos de colonias. No hay evidencia de

estructuración de la población por vía materna. De manera similar a lo que

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CAPÍTULO 5

102

ocurre con P. pronotalis, los coeficientes de endogamia estimados con las

secuencias microsatelitales fueron muy bajos para la metapoblación y entre y

dentro de las potenciales subpoblaciones, sugiriendo que el flujo génico entre

grupos de colonias es importante. Por lo tanto, los resultados de los análisis

genéticos no apoyan la hipótesis de que la estructuración espacial en parches

de colonias es debida a una limitada capacidad dispersiva de las reinas. Por el

contrario, sugieren que las hembras fecundadas de P. inermis, para fundar

nuevas colonias, recorren distancias mayores que las que separan a su grupo

de colonias natal de los otros grupos periféricos.

Las diferencias entre los resultados obtenidos con marcadores mitocondriales y

nucleares en P. pronotalis podrían atribuirse al efecto homogenizador de los

machos. En algunas especies de hormigas poligínicas, cuyas reinas vuelven al

nido después del vuelo nupcial y donde la fundación ocurre por fisión de las

colonias (dispersión limitada), se han registrado elevados niveles de

endogamia mitocondrial pero ningún indicio de estructuración a nivel nuclear,

indicando que el flujo génico de los machos puede enmascarar y reducir los

efectos de la endogamia por vía materna (Chapuisat y Crozier, 2001, Doums et

al. 2002). En P. pronotalis y P. inermis este efecto podría ser incluso mayor, ya

que las hembras reproductivas copulan, en promedio, con más de seis y ocho

machos, respectivamente (Pol et al. 2008), lo que incrementaría la variabilidad

genética nuclear dentro y entre colonias vecinas si los machos no están

fuertemente emparentados.

Las condiciones edáficas, principalmente aquellas asociadas con la humedad

del suelo, han sido propuestas como una de las principales variables

ambientales que determinan la distribución espacial de colonias de hormigas

granívoras en América del Norte (Johnson 1992, 1998, 2001, DeMers 1993) y

pueden explicar el patrón espacial en parches que muestran las colonias de P.

pronotalis y P. inermis en los caminos de Ñacuñán. Los resultados de los

análisis de suelos indican que los parches de colonias de ambas especies se

encuentran en sitios con características edáficas diferentes a las de áreas sin

colonias. Los suelos de los parches de colonias de P. inermis presentaron un

mayor porcentaje de arcilla que las áreas sin colonias. A su vez, los suelos de

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CAPÍTULO 5

103

los parches de colonias de P. pronotalis presentaron un menor porcentaje de

arcilla que las áreas sin colonias. Estos resultados también indican que las

colonias de ambas especies están ubicadas en sitios con características

edáficas particulares y contrastantes: las colonias de P. pronotalis están

ubicadas en suelos algo más arenosos, pero especialmente menos arcillosos,

que los suelos en donde están ubicadas las colonias de P. inermis. Estas

diferencias en la textura del suelo podrían indicar condiciones hídricas

contrastantes entre sitios ocupados por una u otra especie, ya que el contenido

y el tipo de arcilla determinan muchas propiedades físicas del suelo, incluyendo

la infiltración, la retención y la disponibilidad de agua (Hillel 1982, Marshall et al.

1996, Reynolds et al. 2004, Rosenthal et al. 2005). Si bien el porcentaje de

arcilla se correlaciona negativamente con la infiltración de agua en el suelo

(Dunne y Leopold 1978), los suelos arcillosos retienen un mayor volumen de

agua que los arenosos y las pérdidas por evaporación son más lentas debido a

que las arcillas retienen con más fuerza a las moléculas de agua (Hillel 1982).

Por consiguiente, en suelos con mayor contenido de arcilla, dado un cierto nivel

de humedad, la disponibilidad de agua suele ser mayor y mantenerse por más

tiempo. Estas diferencias son más evidentes por debajo de los -1500 kPa

(Jackson et al. 2000), por lo que en zonas áridas los suelos arenosos

relativamente secos pueden presentar niveles de humedad muy inferiores a los

de los suelos arcillosos (Noy-Meir 1973). De esta manera, si bien las

diferencias en el contenido de arcilla entre sitios ocupados por colonias de P.

pronotalis y P. inermis fueron en promedio de solo un 10-15%, éstas podrían

representar una dinámica del agua diferente. Resultados similares fueron

reportados en desiertos del sudeste de Estados Unidos: diferencias de solo 8–

17% en el contenido de arcilla y en la humedad del suelo podían explicar la

segregación de los sitios de nidificación de P. rugosus y Messor pergandei

(Johnson 1992) y de P. rugosus y P. barbatus (Johnson 1992, 2000).

La humedad es la variable ambiental más directamente relacionada con el

estrés hídrico en insectos como las hormigas, debido a que la pérdida absoluta

de agua corporal se correlaciona inversamente con la humedad (Hadley 1994).

La habilidad de las hormigas para subsistir en ambientes extremadamente

secos se relaciona con el tiempo que los individuos pueden tolerar condiciones

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CAPÍTULO 5

104

de desecación. Esta tolerancia es el resultado de una combinación entre la tasa

de pérdida de agua, el tamaño corporal y la cantidad de agua que una hormiga

puede perder antes de deshidratarse (Lighton et al. 1993). Las reinas de mayor

tamaño corporal son más tolerantes a la desecación y poseen mayor cantidad

de reservas, lo que les permitiría fundar la colonia sin tener que salir a

alimentarse. En cambio, las reinas más pequeñas poseen una menor tolerancia

a la desecación y están obligadas a proveerse de alimento hasta que las

primeras obreras eclosionan (Johnson 2004, 2006). Las especies con reinas

pequeñas generalmente se encuentran en sitios con suelos arcillosos, poco

profundos y anegables, donde hay mayor disponibilidad de agua en las capas

superficiales (Johnson 1992, 1998, 2001). Coincidentemente, las obreras de P.

inermis presentan un tamaño corporal menor que las de P. pronotalis (Pirk

2007), lo que podría estar asociado con diferencias en la tolerancia a la

desecación y explicar la distribución espacial de las colonias de ambas

especies. Sin embargo, no hay datos disponibles del tamaño corporal de las

reinas de estas especies ni evidencia de que exista una relación directa entre el

tamaño de las obreras y el de la reinas, por lo que sería prematuro concluir que

la tolerancia a la desecación asociada al tamaño corporal es la responsable de

las diferencias en la distribución espacial de las colonias de estas especies.

El grado de compactación es otra variable que puede afectar las condiciones

hídricas del suelo. A medida que aumenta la compactación es mayor la

densidad aparente (mayor cantidad de suelo por unidad de volumen) y

disminuye la porosidad del suelo, y en especial la proporción de macroporos

(Hillel 1982). De estos espacios entre partículas depende el tránsito de agua y

aire en el suelo, por lo que variaciones en la compactación superficial pueden

afectar la permeabilidad y la disponibilidad de agua en las capas más

profundas (Hillel 1982). Las mediciones de la resistencia mecánica a la

penetración indican que los suelos en los que están ubicadas las colonias de P.

pronotalis son más compactos que los ocupados por colonias de P. inermis, lo

que no coincide con lo esperado según las diferencias en la textura del suelo

(i.e., los suelos arenosos suelen ser más sueltos y menos compactos que los

suelos arcillosos). Sin embargo, la resistencia a la penetración también

depende de las condiciones de humedad en el momento de las mediciones y

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CAPÍTULO 5

105

de la presencia de capas duras en el perfil del suelo (Lal 1985, Earl 1997).

Aunque las mediciones fueron obtenidas en el mismo día, las condiciones de

humedad pueden haber diferido entre los suelos más arcillosos, que tienden a

retener el agua por más tiempo y son plásticos en condiciones húmedas, y los

suelos arenosos, que pierden el agua rápidamente y son menos plásticos. En

excavaciones de colonias de P. pronotalis en Ñacuñán se detectaron capas

delgadas muy compactas por debajo de los primeros centímetros de

profundidad, que podrían estar originadas en el uso esporádico de los caminos

por vehículos pesados (obs. pers.). Es necesario realizar estudios más

detallados para determinar si los elevados valores de resistencia a la

penetración en los parches de colonias de P. pronotalis son debidos a

diferencias en las condiciones de partida (humedad del suelo) o a la presencia

de capas duras.

En conclusión, los resultados de los análisis genéticos indican que las

poblaciones no están estructuradas o bien que la estructuración no está

asociada con el patrón espacial en parches que muestran las colonias de P.

pronotalis y P. inermis, sugiriendo que la dispersión limitada no sería la

responsable del mismo. Las colonias de P. pronotalis y P. inermis están

ubicadas en sitios con características edáficas particulares y contrastantes,

sugiriendo que las restricciones edáficas, principalmente asociadas a la textura

y las condiciones hídricas del suelo, pueden ser determinantes de la

distribución espacial de las colonias. Si bien no pueden descartarse otros

procesos por no ser excluyentes (e.g., disponibilidad de alimento, restricciones

microclimáticas, competencia interespecífica), las evidencias sugieren que

factores ambientales como las condiciones edáficas son relevantes.

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106

CAPÍTULO 6

DISCUSIÓN GENERAL EFECTOS DE LA DISPONIBILIDAD DE SEMILLAS SOBRE EL FORRAJEO (UN EFECTO

“DESDE ABAJO”) Las fluctuaciones en la disponibilidad de semillas de gramíneas produjeron

cambios en la dieta y en el comportamiento de forrajeo de las hormigas del

género Pogonomyrmex en el Monte central. Cuando el alimento fue escaso,

durante la época de baja disponibilidad de semillas, las obreras de las tres

especies tendieron a aumentar el tiempo de búsqueda de alimento, y P.

pronotalis y P. rastratus ampliaron su dieta, incorporando ítems que no suelen

acarrear al nido cuando las semillas de gramíneas son abundantes (Capítulo

2). Modificaciones similares en la dieta de estas especies fueron reportadas

más detalladamente por Pirk (2007), utilizando varias técnicas de muestreo, lo

que constituye una prueba de la robustez de los resultados obtenidos.

La disponibilidad de semillas también estuvo asociada con el éxito de forrajeo

de las obreras. En dos de las tres especies, P. rastratus y P. inermis, la tasa de

regreso de obreras cargadas con alimento fue mayor durante la estación de

alta disponibilidad de semillas (Capítulo 2), cuando, además, los niveles de

actividad forrajera de estas hormigas son mayores (Pol y Lopez de Casenave

2004), lo que significa que el ingreso de semillas en esa época al nido es

mucho mayor. Se han reportado asociaciones similares entre la abundancia de

semillas, los niveles de actividad y el éxito de forrajeo en hormigas de América

del Norte (Whitford y Ettershank 1975, Crist y MacMahon 1991a, Gordon 1991).

De ello se ha inferido que estos organismos podrían utilizar la tasa de regreso

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CAPÍTULO 6

107

de forrajeras “exitosas” como un indicador de la abundancia de semillas en el

ambiente, y así regular el número de obreras que forrajean en función de la

disponibilidad de los recursos (Schafer et al. 2006). Los resultados de los

experimentos de adición de semillas muestran precisamente que las obreras de

P. rastrastus, P. pronotalis y P. inermis son capaces de detectar las variaciones

en la disponibilidad de alimento y de aumentar los niveles de actividad cuando

se incrementa la oferta de semillas cerca del nido (Capítulo 4).

La distribución espacial heterogénea de las semillas en el suelo parece

condicionar la selección de los sitios de forrajeo de las hormigas. Las obreras

de las tres especies estudiadas seleccionaron micrositios con una mayor

proporción de suelo desnudo, con una mayor cobertura de gramíneas y

cercanos a las plantas de gramíneas, que son los microhábitats que presentan

mayor cantidad de semillas de gramíneas durante el verano y principios del

otoño (Capítulo 3). La explotación de parches con mayor densidad de semillas

está de acuerdo con las predicciones de la Teoría de Forrajeo Óptimo, aunque

también pueden considerarse explicaciones alternativas vinculadas con la

accesibilidad del alimento (mayor en micrositios con poco mantillo) o con las

condiciones favorables para el establecimiento de las colonias y el forrajeo

central de las obreras.

El grado de selectividad por determinados micrositios de alimentación difirió

entre especies y fue mayor en P. inermis (Capítulo 3). Esto pudo estar

relacionado con diferencias en sus estrategias de forrajeo, en el sentido que las

especies que utilizan un sistema de forrajeo individual son menos sensibles a

las variaciones espaciales en la abundancia de semillas y, como no reclutan

obreras o el reclutamiento es muy limitado, suelen explotar, en promedio,

parches con menor abundancia, mientras que las forrajeras grupales

concentran su forrajeo en unos pocos parches más ricos (Davidson 1977,

Fellers 1987, Avgar et al. 2008). En efecto, las obreras de P. rastratus y P.

pronotalis utilizaron mayormente una estrategia de forrajeo individual, mientras

que P. inermis empleó un sistema grupal, en el cual el reclutamiento pareció

estar seriamente limitado por el número de individuos (Capítulo 4). A su vez,

este hallazgo apoya la hipótesis de que al menos algunas especies

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CAPÍTULO 6

108

sudamericanas del género Pogonomyrmex son capaces de reclutar obreras y

mostrar ciertos niveles de cooperación durante el forrajeo.

Una estrategia individual sería más eficiente que una grupal en términos de

costos temporales y ganancia energética durante la época de baja

disponibilidad o a comienzos de la de alta disponibilidad de alimento, cuando

las plantas de gramíneas están recién empezando a producir semillas y su

disponibilidad en el banco es baja o muy variable (Capítulo 4). Por el contrario,

una estrategia grupal sería más eficiente (i.e., implicaría menor tiempo de

forrajeo) durante la época de alta disponibilidad de semillas (Capítulo 4),

cuando la mayoría de las gramíneas están en plena producción y la

abundancia de semillas es mayor en los micrositios cercanos a las plantas. Sin

embargo, con la excepción de P. pronotalis, las especies estudiadas no

mostraron gran plasticidad en cuanto a su capacidad de cambiar de estrategia

de forrajeo en función de las fluctuaciones en la abundancia de semillas cerca

del nido (Capítulo 4). No obstante, puede notarse que la especie con estrategia

de forrajeo individual que no la modificó temporalmente (P. rastratus),

compensó el efecto de la disminución en la abundancia de las semillas durante

la época de baja disponibilidad incrementando la recolección de otros items

alimentarios, mientras que P. inermis, la especie con forrajeo grupal, tuvo una

respuesta distinta, dejando prácticamente de forrajear cuando la disponibilidad

de semillas de gramíneas en el ambiente era baja (Capítulo 2).

En resumen, las fluctuaciones temporales y espaciales en la disponibilidad de

semillas de gramíneas afectaron la dieta y el forrajeo de estas hormigas (Tabla

6.1). Sin embargo, no todas las especies respondieron de la misma manera. P.

inermis, con una dieta graminívora estricta y una estrategia de forrajeo grupal,

pareció ser mucho más sensible a los cambios en la abundancia de recursos,

forrajeando solamente cuando y donde la disponibilidad de semillas era alta. En

cambio, P. pronotalis y –en menor medida– P. rastratus, con una dieta y una

estrategia de forrajeo más flexibles, pueden forrajear en condiciones de baja

disponibilidad de semillas manteniendo niveles de éxito de forrajeo

relativamente altos, aún cuando son capaces de responder a los cambios en la

abundancia de semillas presentando mayores niveles de actividad cuando ésta

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CAPÍTULO 6

109

es máxima. En conjunto, estas respuestas comportamentales permitirían a las

hormigas maximizar la eficiencia colectiva de búsqueda y recolección de

alimento, en algunos casos concentrando el esfuerzo de forrajeo en las épocas

y los sitios de mayor abundancia de su recurso preferido o, en otros casos,

utilizando de una manera más amplia los distintos tipos de recursos

disponibles.

Tabla 6.1. ¿Modifican las hormigas del género Pogonomyrmex el forrajeo y su dieta en función

de los cambios en la disponibilidad de semillas de gramíneas en el Monte central?

Variables Comparaciones P. rastratus P. pronotalis P. inermis

Distancia de forrajeo

Época de baja vs. alta disponibilidad No No No

Tiempo de forrajeo

Época de baja vs. alta disponibilidad Levemente Levemente Sí

Éxito de forrajeo Época de baja vs. alta disponibilidad Sí No Sí

Dieta Época de baja vs. alta disponibilidad Sí Sí No

Selección de micrositios de alimentación

Observado vs. disponible Sí Sí Sí

Remoción desde las plantas vs. desde el suelo

Época de baja vs. alta disponibilidad No No No

Estrategia de forrajeo

Antes y después de la adición de semillas Levemente Sí No

Actividad de forrajeo

Antes y después de la adición de semillas Sí Sí Sí

EFECTOS POTENCIALES DE LA REMOCIÓN DE SEMILLAS SOBRE EL BANCO DE SUELO

(UN EFECTO “DESDE ARRIBA”)

Aunque la cuantificación del efecto de la remoción por parte de las hormigas

sobre las semillas (efecto “desde arriba”) no es el objetivo principal de esta

tesis, algunos de los resultados encontrados pueden dar pautas para

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CAPÍTULO 6

110

comprender mejor esta relación. Las hormigas del género Pogonomyrmex son

granívoras selectivas, en especial P. inermis (Capítulo 2). Extraen las semillas

principalmente del suelo (i.e., son consumidoras posdispersivas), tanto en la

época de baja como en la de alta disponibilidad (Capítulo 3). Si bien pueden

recolectar semillas a distancias de más de 10 m del nido, las semillas más

expuestas al consumo serían las que se encuentran a menos de 3–4 m del

nido, que es la distancia promedio de forrajeo (Capítulo 2).

Las obreras de las tres especies explotan selectivamente los micrositios

expuestos y cercanos a las gramíneas (Capítulo 3). Durante el verano y el

otoño, hasta el 80% de las semillas recién dispersadas de Pappophorum spp.,

Trichloris crinita, Aristida spp. y Digitaria californica desaparecen de estos

micrositios, y su abundancia tiende a equiparase con la de los micrositios bajo

el dosel de árboles y arbustos (Marone et al. 1998a, 2008). Este estudio

muestra que el consumo espacialmente selectivo de las hormigas,

seguramente combinado con la dispersión secundaria de las semillas (i.e., la

que ocurre en el suelo debido al arrastre por el viento y la lluvia), puede

contribuir a la disminución observada en la heterogeneidad espacial del banco

de suelo hacia fines del otoño y el invierno (Marone et al. 2004).

El efecto de la remoción de semillas debería ser más evidente alrededor de las

colonias de la forrajera grupal P. inermis, una especie cuyas obreras remueven

semillas de parches relativamente ricos y localizados (Capítulo 4) que está

especializada en el consumo casi exclusivo de semillas de gramíneas (Capítulo

2). Las obreras de P. rastratus y P. pronotalis, por su parte, ocasionarían una

disminución más uniforme del banco de suelo por ser algo menos selectivas en

el uso del espacio (Capítulo 3) y explotar de manera individual áreas más

extensas y menos superpuestas (Capítulo 4). Las inferencias acerca del

potencial efecto de la granivoría sobre las plantas de gramíneas requiere de

estudios más detallados del uso del espacio y de las variaciones temporales

del comportamiento de forrajeo (e.g., ¿forrajean las colonias en áreas

relativamente fijas o cambiantes a lo largo de la temporada de actividad?), pero

la evidencia actual acerca de la magnitud de la producción de semillas de

gramíneas (Pol et al. datos no publicados) y la cantidad de semillas removidas

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CAPÍTULO 6

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tanto por hormigas (Pirk y Lopez de Casenave 2006, Pirk 2007) como por

granívoros otoño-invernales (Lopez de Casenave 2001, Marone et al. 2008)

sugiere que los controles “de arriba hacia abajo” de las plantas de gramíneas

son poco probables en el Monte central.

La distribución espacial de las colonias puede modular cualquier posible

impacto de la granivoría por hormigas. En los caminos de la reserva de

Ñacuñán, las colonias de P. inermis y P. pronotalis presentan una distribución

agregada o en parches (Milesi et al. datos no publicados), lo que implicaría

variaciones espaciales en la presión del consumo de las semillas. La

agregación de colonias se debería a la presencia de características particulares

del suelo en las zonas elegidas y no a la dispersión limitada de las hembras

reproductivas (Capítulo 5). De modo similar a lo observado en estudios

llevados a cabo con hormigas granívoras del Hemisferio Norte (Johnson 2000),

la textura y las condiciones hídricas del suelo pueden afectar el éxito de

fundación y el establecimiento de las colonias de las especies en el Monte

central (Capítulo 5). De este modo, se espera que el efecto de las hormigas

granívoras sobre las semillas muestre una asociación estrecha con algunas

características físicas del suelo.

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