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  GREGORIANUM 95, 4 (2014) 799-823 CÉSAR CARBULLANCA Soteriología y Martirio del justo La pasión del justo y su sentido expiatorio 1  I.  EL PROBLEMA 1. La cuestión soteriológica La afirmación sobre la exclusividad soteriológica de la muerte de Cristo, los efectos de su muerte y las consecuencias eclesiológicas que se derivan de este predicamento requiere una revisión. En términos bíblicos, en Europa, B. Janowski se pregunta en relación con la muerte de Cristo: si «es comprensible todavía la idea de sustitución» 2  y Klaus Berger en el mismo tenor repite esta misma afirmación 3 . No son pocos los que con Helmut Merklein afirman que en la sociedad moderna el concepto de expiación no tiene ninguna función 4 , pues las ideas de sustitu- ción, representatividad, expiación, etc., carecen de un equivalente en nuestro contexto cultural. Y si en Europa la cuestión soteriológica ha estado centrada más bien en la problemática vinculada a la muerte noble, en las últimas décadas, en Latinoamérica la discusión se ha centrado en los rasgos de la  pasión del justo, y el aporte efectivo de éste en la lucha por la justicia y la construcción del Reino, y por consiguiente, la cuestión soteriológica se for- mula en torno a la pregunta si la salvación se da al margen de la solidaridad  ———–– 1  El artículo es producto del proyecto Fondecyt N°1120029. 2  Cf. una panorámica de la discusión en H.S. VERSNEL, «Making sense of Jesus’ Death», in J. FREY   J. SCHOTER , ed.,  Bedeutun gen des Todes Jesu im Neuem Testament , Tübingen 2005; B. JANOWSKI, Stellvertretung. Alttestamentliche Studien zu einen theologischen Grundbegriff , Stuttgart 1997, 9; B. JANOWSKI, Sühne als Heilsgeschehen. Studien zur Sühnetheologie der  Priesterschrift und zur Wurzel KPR im Alten Orient und im Alten Testament , WMANT 55, Vluyn 2003 2 . 3  Cf. K. BERGER , Wozu ist Jesus am Kreuz gestorben? , Güterloher 1998,  104. 4  Cf. H. MERKLEIN, «Der Tod Jesus als stellvertretender Sühnetod»,   Bible und Kirche 2 (1986) 68.

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Teología

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  • GREGORIANUM 95, 4 (2014) 799-823 CSAR CARBULLANCA

    Soteriologa y Martirio del justo

    La pasin del justo y su sentido expiatorio1

    I. EL PROBLEMA

    1. La cuestin soteriolgica

    La afirmacin sobre la exclusividad soteriolgica de la muerte de Cristo, los efectos de su muerte y las consecuencias eclesiolgicas que se derivan de este predicamento requiere una revisin.

    En trminos bblicos, en Europa, B. Janowski se pregunta en relacin con la muerte de Cristo: si es comprensible todava la idea de sustitucin2 y Klaus Berger en el mismo tenor repite esta misma afirmacin3. No son pocos los que con Helmut Merklein afirman que en la sociedad moderna el concepto de expiacin no tiene ninguna funcin4, pues las ideas de sustitu-cin, representatividad, expiacin, etc., carecen de un equivalente en nuestro contexto cultural. Y si en Europa la cuestin soteriolgica ha estado centrada ms bien en la problemtica vinculada a la muerte noble, en las ltimas dcadas, en Latinoamrica la discusin se ha centrado en los rasgos de la pasin del justo, y el aporte efectivo de ste en la lucha por la justicia y la construccin del Reino, y por consiguiente, la cuestin soteriolgica se for-mula en torno a la pregunta si la salvacin se da al margen de la solidaridad

    1 El artculo es producto del proyecto Fondecyt N1120029. 2 Cf. una panormica de la discusin en H.S. VERSNEL, Making sense of Jesus Death, in

    J. FREY J. SCHOTER, ed., Bedeutungen des Todes Jesu im Neuem Testament, Tbingen 2005; B. JANOWSKI, Stellvertretung. Alttestamentliche Studien zu einen theologischen Grundbegriff, Stuttgart 1997, 9; B. JANOWSKI, Shne als Heilsgeschehen. Studien zur Shnetheologie der Priesterschrift und zur Wurzel KPR im Alten Orient und im Alten Testament, WMANT 55, Vluyn 20032.

    3 Cf. K. BERGER, Wozu ist Jesus am Kreuz gestorben?, Gterloher 1998, 104. 4 Cf. H. MERKLEIN, Der Tod Jesus als stellvertretender Shnetod, Bible und Kirche 2

    (1986) 68.

  • 800 CSAR CARBULLANCA con las vctimas. El ensayo proftico de Jon Sobrino No hay salvacin al margen de los pobres5 es un buen ejemplo de esto; lo mismo podemos decir de los esfuerzos de Carlos Mesters, G. Gutirrez y otros6. El argumento teolgico reiterado de estos autores es que el pueblo latinoamericano vive una experiencia martirial semejante a la que describe el Cntico del Siervo de Dios, entendido como pasin del justo que es humillado por los impos y exaltado por Yahvh. George Nickelsburg7 ha demostrando la existencia de un gnero que emerge en diversos relatos del judasmo, referido a la persecucin y reivin-dicacin del justo en el periodo del judasmo tardo. En el captulo octavo de su libro, analiza el gnero y funcin de la narracin de la pasin marcana, sosteniendo: Sb 2,4-5 constituyen un genrico tipo de literatura que fue un convencional mdium para narrar historia sobre individuos que fueron constituidos en algn sentido como justos perseguidos8. La hiptesis de Nickelsburg sostiene que el relato de la pasin del Jess pre-marcano ha empleado el gnero de la historia del justo9. Dominic Crossan10 propone hacer una diferenciacin entre la inocencia rescatada y el martirio reivin-dicado. El primero, aparece en relatos como el de Ahicar, la historia de Jos de Gn 3750, los salmos del justo como Sl 105,16-22; Tb 1,18-22; el relato de los tres testigos de Dn 3 y 6. El segundo, es una correccin deliberada de la visin algo optimista de la inocencia rescatada, que nosotros llamaremos inversin escatolgica. J.C. Lebram establece una caracterizacin un tanto distinta. Su esquema de base describe el peligro o humillacin de un hroe inocente que experimenta una inesperada salvacin y restablecimiento de su anterior posicin. Este tipo de narraciones se caracteriza por una antithe-tische Structur von Erniedrigung und Erhhung11, lo cual sera un esquema caracterstico para las as llamadas narraciones sapienciales del cercano

    5 Cf. J. SOBRINO, No Salvation outside the Poor. Prophetic-Utopian Essays, New York

    2008; M. LEE, Ignacio Ellacuria. Essays on History, Liberation, and Salvation, New York 2013, 195-224.

    6 Cf. L. BOFF, Pasin de Cristo, pasin del mundo. Hechos, interpretaciones y significado, ayer y hoy, Santander 1980; C. MESTERS, The servant of Yahweh: The Patient Endurance of the Poor, Mirror of Gods Justice, in T. OKURE J. SOBRINO F. WILFRED, ed., Rethinking Martyrdom, Concilium 1 (2003) 67-74.

    7 Cf. G. NICKELSBURG, Resurrection, Immortality, and Eternal Life in Intertestamental Judaism and Early Christianity. Expanded Edition, New Haeven 2006.

    8 Cf. G. NICKELSBURG, Resurrection, Immortality (cf. nt. 7), 259. 9 Cf. G. NICKELSBURG, Resurrection, Immortality (cf. nt. 7), 278. 10 Cf. J.D. CROSSAN, El Jess histrico. La vida de un campesino judo del mediterrneo,

    Argentina 1994. 11 M. LEBRAM, Jdische Martyrologie und Weisheitberlieferung, in J.W. HENTEN, ed.,

    Die Entstehung der Jdischen Martyrologie, Leiden Kln 1989, 95; B.L. MACK, The Christ and Jewish Wisdom, in J. CHARLESWORTH, ed., The Messiah. Developments in Ear-liest Judaism and Christianity, Minneapolis 1992, 192-221.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 801 Oriente y que guardan relacin con los relatos bblicos que siguen este esquema antittico. 2. Objetivo

    El estudio de George Nickelsburg nos proporciona una base terica que, adems de acreditar un paradigma de humillacin-exaltacin del justo nos proporciona un puente entre este gnero literario y las confesiones neotesta-mentarias sobre la resurreccin de Cristo. Este paradigma es desarrollado por mltiples figuras veterotestamentarias como Jos, Gn 3750; el siervo de Yahvh, Is 52,1353,12; Daniel, Dn 23 y 6; o del justo, representados por Jos o Enoch en Sb 2,4-5. Nuestro propsito, es estudiar el paradigma de la pasin del justo vincu-lado a la funcin soteriolgica que le acompaa, caracterizada por: una nueva comprensin de la historia, un nuevo estatuto epistemolgico del sufrimiento, as como de una irrupcin de nuevos sujetos mediadores de la salvacin. Nosotros postularemos que, la pasin del justo es un tipo de tradicin marti-rial juda de la cual se vali el cristianismo para formular el sentido soterio-lgico de la muerte y resurreccin de Cristo, reaccionando as, por una parte, a una taxonoma, que comprende la pasin del justo, como un paradigma sin ninguna funcin soteriolgica, y por tanto, como un paradigma distinto al de la muerte expiatoria; y por otra parte, a una exgesis neotestamentaria que ha subrayado errneamente, a nuestro juicio, que el sentido soteriolgico de la muerte y resurreccin de Cristo ha sido un desarrollo post-pascual que ha ido de la mano de la aplicacin del paradigma de la muerte noble aplicado a la muerte de Cristo, especialmente en crculos judeo-helenistas; nosotros queremos entregar antecedentes acerca de una soteriologa ya existente en tradiciones judas, presente en figuras como Abel, Jos, el siervo de Yahvh aplicada a la pasin del justo y que los relatos de la pasin de Cristo asume12.

    II. PASIN DEL JUSTO Y LA EXPIACIN DEL PECADO

    Eduard Lohse en su estudio, utiliza la feliz expresin Shnkraft des Tode, fuerza expiatoria de la muerte, para expresar el carcter soterio-lgico de la muerte del mrtir o del justo judo. Pensamos que la expresin es apropiada para describir ya, la muerte de diversos personajes, u otras acciones, que poseen un cierto carcter soteriolgico al margen del sistema expiatorio cultual judo. Lohse sostiene que hubo un influjo inmediato del judasmo palestinense en una comprensin acerca de una fuerza soteriolgica

    12 Cf. M. KARRER, Jesucristo en el Nuevo Testamento, Salamanca 2002, 123.

  • 802 CSAR CARBULLANCA de la muerte del mrtir o del justo sufriente que sirviera de antecedente a la comprensin cristiana de la muerte de Cristo.

    Nuestra posicin es diversa a la de G.W. Bowersock13, quien afirma que el martirio cristiano no tiene nada que ver con el judasmo, ya que aquel tiene como caracterstica la muerte voluntaria y se desarrolla enteramente en un contexto romano. Esta afirmacin radica en que se presupone cristianismo y judasmo como dos realidades independientes. En contra de esta posicin, diver-sos autores como p.e. K. Berger14; E. Lohse 15; M. de Jonge16 J.C. ONeill17 y P. Middleton18 sostienen la existencia de la conviccin que la muerte del mrtir, judo o pagano, no slo la de Jess, tuvo una fuerza soteriolgica19.

    Ahora bien, Martn Hengel quien ha estudiado en profundidad este tema, afirmaba nosotros debemos acordar con Jeremias y Lhse que el efecto vicario y expiatorio de la muerte o incluso del sufrimiento del justo no fue desconocido en el judasmo palestinense en la primera centuria A.D., inde-pendientemente de la cuestin de la terminologa 20 y en 2004: el amplio supuesto que Is 53 no tuvo mucha influencia [...] necesita modificaciones21. Hengel, enumerando una serie de textos que nosotros mencionaremos, seala que son suficientes para sugerir que figuras escatolgico-mesinicas con una funcin expiatoria fueron corrientes en el judasmo palestinense y que Jess y la primitiva Iglesia pudo haber conocido y apelado a ella22.

    13 Cf. G. BOWERSOCK, Martyrdom and Rome. Cambridge 1995. 14 Cf. K. BERGER, Wozu ist Jesus am Kreuz (cf. nt. 3), 117. 15 Cf. E. LOHSE, Mrtyrer und Gottesknecht. Untersuchungen zu urchristlichen Verkundi-

    gung im Shntod Jesu Christ, Gottingen 1963, 67. 87. 106. 16 Cf. M. DE JONGE, Jesus Death for Others, in T. BAARDA A. HILHORST G.P. LUT-

    TIKHUIZEN A.S. WOUDE, ed., Text and Testimony. Essays on New Testament and Apocryphal Literature in Honour of A.F. J. Klijn, Kampen 1988, 148-149.

    17 Cf. J.C. ONEIL, Did Jesus Teach that this death would be vicarious as well as typi-cal?, in W. HORBURY B. MCNEIL, Suffering and Martyrdom in the New Testament, Cam-bridge 1981, 15; A. DROGE J. TABOR, A Noble Death. Suicide & Martyrdom among Christians and Jews Antiquity, New York 1992, 129.

    18 Cf. P. MIDDLETON, Radical Martyrdom and Cosmic Conflict in Early Christianity, London 2006, 88-93.

    19 Cf. J. KIM, The Concept of Atonement in Early Rabbinic Thought and the New Testa-ment Writings, Journal of Greco-Roman Christianity and Judaism 2 (2001-2005) 117-145; C. LILLO B., Eleh Ezkerah: la leyenda de los Diez Mrtires judos y la represin romana tras la revuelta de Simn bar Kokhba, in G. BRAVO R. GONZLEZ SALINERO, ed., Formas de morir y formas de matar en la antigedad romana, Madrid 2013, 527-538.

    20 M. HENGEL, The Atonement. The Origins of the Doctrine in the New Testament, Oregon 1981, 64.

    21 M. HENGEL, The Effective history of Is 53 in the Pre Christian period, in B. JANOWSKI P. STUHLMACHER, ed., The suffering servant Isaiah 53 in Jewish and Christian Sources, Gran Rapids Michigan 2004, 75-246.

    22 M. HENGEL, The Effective history of Is 53 (cf. nt 21), 76.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 803 1. La expiacin en Israel y Qumrn

    En Israel existen desde antiguo textos que muestran la creencia en la fuerza soteriolgica de los actos de penitencia, de la propia muerte y del sufrimiento, as como el carcter expiatorio realizado por el sumo sacerdote en el da del Yom quippur23. a) Dios mismo expa al hombre sin intervencin de mediador, p.e. en Ez

    11,19; 18,31; 36,26; Jl 2,28-31; en el texto de Is 43,3-4 muestra la presencia, desde antiguo en Israel, de la creencia en que Yahv es su koper, su liberador, y que l est dispuesto a dar por Israel hombres y pueblos. En este texto la relacin entre rescate y liberacin queda bien subrayado, al sealar que la liberacin de Israel fue producto de un rescate, en el cual Egipto, Etiopa y Seba fueron dados a cambio de t, como lo seala en el estudio de este texto Janowski sostiene que ntaTT v.3 y TaHat napek v.4 tiene el sentido de representatividad, sealando la equivalencia en este texto entre representatividad y vida: Hierin besttig sich, dass koper als Existenzstellvertretung, als Lebensquevalent zu vertehen ist24. En 4Q434, fr. 1+2,4: l purificar y el que es grande en gloria los consolar a ellos.

    b) Tambin se cree en la fuerza expiatoria de la muerte de un profeta (Jon 1,12-14); de la oracin de Moiss (Ex 32,7.30); de Ezequiel (3,18-20); la confesin de los pecados (Jos 7,25; San VI,2; Yom VIII,8); la reconci-liacin con el prjimo (Yom VIII,9); la propia muerte como expiacin por los propios pecados (San VI,2)25. En algunos crculos fariseos como los Salmos de Salomn 3,8 se crea que el ayuno del justo expa pecados: el justo expa pecados desconocidos por el ayuno y humilla su alma y el Seor purifica esos piadosos hombres y su casa. Y en Dn 4,24; Tb 12,9 muestra la conviccin de que la expiacin se logra mediante la prctica de las obras de misericordia.

    c) Encontraremos otros textos de la poca helenista (2Mac 6,12-17; 7, 18.32-33; 4Mac 6,28-29) en los cuales la sangre de los mrtires tiene una fuerza expiatoria para el pueblo.

    d) Existen otros textos en los que la expiacin es funcin del profeta del final de los tiempos. As p.e. 11QMelq col II,7; 4Q541; Ml 4,5-6; Mc 1,4. En estos textos la expiacin, siendo una funcin sacerdotal, est desacrali-zada, al proponer un sacerdocio de ngeles o de un mediador celeste. En TBenjamn 3,6-8 muestra el sentido expiatorio de su muerte en ti se cumplir la profeca del cielo que dice que el intachable ser contaminado

    23 Cf. H. GESE, Essays on Biblical Theology, Minneapolis 1981, 93-116. 24 B. JANOWSKI, Shne als Heilsgeschehen (cf. nt. 2), 170. 25 Cf. E. LOHSE, Mrtyrer und Gottesknecht (cf. nt. 15), 32-37.

  • 804 CSAR CARBULLANCA

    por hombres sin ley, y que l sin pecado morir por hombres impos26. A juicio de Sjberg se trata de una figura del justo sufriente27. Tambin el texto de los Hoyadot, 4Q491c muestra que la expiacin de los dolores y sufrimientos por un profeta como servicio a Dios.

    e) Tambin podemos ver que en 1QS col. VIII, 5b-7b se atribuye un valor

    expiatorio a los sufrimientos de la comunidad, y el concilio es descrito en trminos que recuerdan el cuarto Cntico del Siervo de Yahvh28.

    III. EL PARADIGMA DE LA PASIN DEL JUSTO

    El paradigma de la pasin del justo presupone una visin del mundo y del hombre, donde ste est dominado por la injusticia o por los impos; y en donde el creyente no comprende la justicia de Dios y sin embargo se entrega confiado a l. Por tanto, la discusin en torno a las diferencias de este para-digma con el de la muerte noble debe considerar el distinto sustrato csmico y antropolgico de ambas visiones. El modelo antropolgico que est detrs de los paradigmas de la pasin del justo y de la muerte noble29 son bien distintos, pues en este ltimo la entrega de s mismo no radica en el tema de la injusticia de los impos y de la justicia de Dios, sino en la cuestin de la libertad y la autodeterminacin del sujeto frente a su destino. 1. Cambio en la visin de la historia

    Hemos sealado en otra parte que es posible acreditar el uso pre-cristiano de los salmos de la pasin del justo en un contexto de persecucin y de una conviccin en una posterior exaltacin a los cielos30. En la Biblia hebrea existen una serie de antecedentes que remiten a este paradigma y que expresan un cambio en la manera de comprender la historia, el sufrimiento y el papel de Israel en la historia universal.

    26 Cf. Sukkah 52b; Zac12,12. 27 E. SJOBERG, Der Verborgene Menschensohn in den Evangelien, Lund 1955, 259. 28 Cf. S. PAGE, The Suffering Servant between the testaments, New Testament Studies

    31 (1985) 481-497. 29 Cf. D. SEELEY, The Noble Death: Graeco-Roman Martyrology and Pauls Concept of

    Salvation, Sheffield 1990, 5. David Seeley ha caracterizado el paradigma de la muerte noble en cinco aspectos: 1) Obediencia; 2) superacin de la vulnerabilidad fsica; 3) un contexto militar; 4) la idea de sustitucin o la cualidad de ser beneficiado por otros; y 5) metforas sacrificiales.

    30 Cf. C. CARBULLANCA, Una teologa del martirio en 1QHa y 4Q491c? Aportes para la comprensin de la cristologa del Hijo del hombre jonico, Veritas 25 (2011) 119-131; C. CARBULLANCA, Passio iusti, Passio pauperis en Qumrn. Una discusin sobre el martirio en la teologa juda, Scrypta Theologica 45 (2013) 95-117.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 805 La investigacin de Lothar Ruppert acerca de la pasin del justo, igual que la de Paul Middleton, apunta tanto a la visin de la historia como en el estatuto epistemolgico del sufrimiento y humillacin del justo. El paradigma es desarrollado por diversos textos, como el relato de Jos en Gn 3750; del siervo de Yahvh, Is 52,1353,12; de Daniel en Dn 23 y 6; o del justo, representados por Jos o Enoch en Sb 2,4-5. El anlisis de los textos relativos a esta teologa, muestra que sta se caracteriza como una reflexin teolgica acerca de la injusticia de los impos que triunfa y de la justicia de Dios en los ltimos tiempos, que incluye tanto al mundo pagano como a Israel. Para nuestro objetivo nos puede ayudar comparar la visin de la historia que presenta el paradigma del destino violento del profeta con el paradigma de la pasin del justo. Ciertamente, como seala Odil Steck que la tradicin del destino violento del profeta y la pasin del justo son dos tradiciones diferentes31. En la tradicin del justo sufriente concurren diversos gneros, pero de modo particular se concentra una superacin de la antigua visin de la historia de Israel. Si el paradigma del destino violento del profeta todava se mova en el esquema deuteronomista de la historia, mediante el cual el sufrimiento y muerte es causa del pecado contra Dios; el mrtir como justo sufriente es una superacin de este esquema de historia por otro, en donde la historia entra en crisis debido a la intervencin divina que exalta al que ha sido humillado y que en textos apocalpticos llamaremos inversin escato-lgica. Tanto en textos tempranos como posteriores del paradigma de la pasin del justo, la vinculacin culpa-sufrimiento, tpica de la visin deutero-nomista de la historia, es abolida por otra, en la que el sufrimiento y muerte es medio necesario para cumplir el plan salvfico de Dios.

    As tambin, la antigua divisin entre Israel/naciones paganas, es superada por otra, en donde la enajenacin radical es la injusticia que divide a los hombres en justos e impos. El ingreso en el periodo final de la historia conlleva una superacin de la perspectiva sacrificial e histrico-nacionalista a otra, que incluye la justicia divina a todas las naciones; una superacin de las prerrogativas raciales, legales o religiosas sobre las naciones en base a la eleccin de Dios, de tal manera que la visin de la historia, que aporta funda-mentalmente la sabidura y apocalptica juda, posee cada vez ms, un alcance csmico. Este cambio se aprecia en el distinto uso que se hace del verbo entregar32, entendida como juicio o castigo de Dios contra Israel como lo expresa el salmo 106,1 que seala que por derramar sangre inocente (v. 38), Dios los entreg en poder de las naciones (ka paredken autos eis cheiras ethn) es ahora superada por otra, en donde es el justo el que es

    31 Cf. O. STECK, Israel und das Gewaltsame Geschick der propheten, WMANT 23, Vluyn

    1967, 256. 32 Cf. A. WEIHS, Die Deutung des Todes Jesu im Markusevangelium. Eine exegetische

    Studie zu den Leidens- und Auferstehungsansagen, Wrzburg 2003, 290-308.

  • 806 CSAR CARBULLANCA entregado (por Dios) en manos de los extranjeros como lo indica Gn 45,8: No me enviasteis vosotros ac, sino Dios.

    2. Cambio en el estatuto epistemolgico del sufrimiento

    La tradicin de la pasin del justo, presente en los salmos y en textos profticos33, expresa un cambio epistemolgico en la manera de comprender el sufrimiento y muerte del mrtir. En efecto, ste es entendido como un medio necesario para realizar el misterioso plan de Dios en la historia, como podemos ver en la historia de Jos. Esto no obsta que el sufrimiento del justo siga siendo un escndalo; los visionarios interrogan a Dios por este silencio, en 1 En 9, 11: t sabes todo antes de que suceda; t sabes estas cosas y las permites sin decirnos nada (ver 1En 82,2; syBar 51,7).Se trata por tanto de un cambio epistemolgico no pacifico, de un justo que quiere creer a pesar de la injusticia. Este cambio se aprecia por medio de mltiples recursos literarios: lectura en doble sentido, el uso de la paradoja, el arrebato al cielo, la prognosis divina y el uso de de as p.e. en 1En 12,1.4; Jub 4,24, Enoch es arrebatado y tiene la misin de ser testigo del altsimo (1En 12,4.22): l vio y conoci todas las cosas y escribi su testimonio y deposit su testimonio sobre la tierra contra todos los hijos de los hombres (Jub 4,30). La terminologa del ver y conocer las realidades divinas pertenece al campo semntico del testigo. En libro de los Jubileos menciona a otros mrtires as, p.e., Jub 1,12 enviar a ellos testigos para exhortarlos, pero no escucharn, incluso matarn. El ver y conocer las cosas celestes expresa un conoci-miento histrico-salvifico que tiene como objetivo identificar el tiempo final. As tambin, la necesidad divina cumple la misma funcin literario-teolgica; a juicio de Popkes en ellos de interpreta lo que est escrito, y sirve para consolar al justo que sufre34. Este consuelo se basa en el conocimiento anticipado de que posterior a sus sufrimientos sigue un estado de exaltacin en los cielos. El uso de de expresa implcitamente que Dios est vinculado directamente con el sufrimiento que padece el justo en funcin de la realizacin de su plan salvfico. Esta relacin meditica literario-teolgica entre prognosis y pasin se repetir en sucesivos relatos, en donde se requiere legitimar y exhortar al creyente a que comprenda la necesidad del sufrir y morir por Dios como un momento positivo de su camino a la exal-tacin35. Vemos aqu el germen de un cambio epistemolgico en la valoracin escatolgica del sufrimiento y la persecucin del justo en la poca final de la historia.

    33 Cf. R. PESCH, Levangelo della comunit primitiva, Brescia 1984, 72-75. 34 W. POPKES, de, in Diccionario Exegtico del Nuevo Testamento I, Salamanca 2001,

    841; R. PESCH, Das Markusevangelium, II, Freiburg 1977, 49. 35 Cf. AscIs 1, 11; 2, 33; Mc 8,31; 9,11-13; 13,7.10.14.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 807 3. La irrupcin de nuevos sujetos mediadores

    El paradigma martirial de la pasin del justo no es un esquema de asisten-cialismo divino, sino por el contrario, fundamentalmente es un paradigma soteriolgico, el que expresa la irrupcin de las vctimas en cuanto agentes activos del plan salvfico de Yahvh, contribuyendo con su condicin sufriente a la lucha por la justicia. Con esto estamos sealando que la pasin del justo representa un tipo de martirio en la que el justo es un agente activo que contribuye activamente en su pasin a la justicia de Dios; este cambio se produce a partir del post-destierro, gracias a la reflexin sobre el escndalo de la injusticia que domina un mundo creado por Dios y sobre la pasin de los profetas y por medio del arquetipo del justo, como lo muestra la historia de Jos o la del siervo de Yahvh. El relato de Gn 40,12.18; 41,25-36; 45,3-8 que, a juicio de Lebram, es una rettunglegende expresa bien esta dimensin soteriolgica del justo: Dios me ha enviado delante de vosotros para que podis sobrevivir en la tierra y para salvaros la vida (Jub 34,18-19). En algunos profetas como Moiss o Ezequiel encontramos dimensiones expiatorias de representatividad o inter-cesin, as p.e. en Ex 32,10 y en Ez 3,18-20; en el mensaje del Dutero-Isaas expresa de mltiples maneras esta dimensin soteriolgica de las vctimas, as p.e. dice en Is 42,1 dictar ley a las naciones; (v.4) har justicia, implantar el derecho, (v.6) ser alianza y luz de las gentes. Particular-mente se describe esta funcin soteriolgica por medio de listas de destina-tarios: (v.7) abrir los ojos ciegos, sacar al preso del calabozo, de la crcel a los que viven en tinieblas; en Is 49, 6 levantar las tribus de Israel y de hacer volver a los preservados de Israel, te voy a poner por luz de las gentes; o la descripcin de figuras emblemticas, como el siervo de Yahvh: Is 53,4.5.6.10 :Ciertamente llev l nuestras enfermedades y sufri nuestros dolores; Por darnos la paz, cay sobre l el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados; Yahvh carg en l el pecado de todos nosotros; Cuando haya puesto su vida en expiacin por el pecado. En la literatura apocalptica, vemos otro tanto, diferentes personajes como Enoch, Abel o el Hijo del hombre, se presentan como sujetos escatolgicos que realizan funciones soteriolgicas, entendidas como intercesin, represen-tatividad o expiacin36. Esto se puede comprobar en la figura de Enoch que cumple la funcin de testigo, y realiza la funcin de sacerdote celeste, hace oraciones, ofrendas, intercede, etc. (Jub 4,25). En el caso de Abel, la vctima se convierte en Juez, as encontramos en TestAbraham 7,13: es el hijo del primer hombre creado, aquel que es llamado Abel [...] se sent para juzgar a toda la creacin y para examinar a justos y pecadores, porque Dios a dicho:

    36 Cf. B. JANOWSKI, Shne als Heilsgeschehen (cf. nt. 2), 160.

  • 808 CSAR CARBULLANCA No soy yo quien juzgar el mundo, sino cada hombre ser juzgado por otro hombre. Existen otros textos, en que la expiacin es funcin una figura escato-lgica, si bien no siempre se aprecia claramente su carcter de vctima, as p.e. el profeta del final de los tiempos (11QMelq col II.7; 4Q541; Ml 4,5-6; Mc 1,4). En estos textos la expiacin, siendo una funcin sacerdotal, est desacralizada, al proponer un sacerdocio de ngeles o de un mediador celeste. En 11Melq col. II.7, Melquisedec realiza la liberacin anunciada en Is 61,1 en el da del Yom quippur el da de la expiacin es el fin del dcimo jubileo, en el cual ser hecha la expiacin para todos los hijos de la luz. En otros textos se trata de un ungido escatolgico, as p.e. en 4Q541 (4QTLevid) fragmento 9 col. I: el purificar a todos los hijos de esta generacin (v.2); finalmente, tambin esta funcin expiatoria pareciera ser realizada por la comunidad, al tenor del texto de 1QS col. VIII, 5b-7b donde se atribuye un valor expiatorio a los sufrimientos de la comunidad: en este texto, la expresin para expiar la tierra se repite en los vv.3.6b.10b. y en v.3 se trata de una expiacin reali-zando la justicia, en cambio en vv. 6b y 10b se trata de una expiacin de la nacin y decidir el juicio de los impos.

    Ms ampliamente en otros textos, la condicin de vctima, pareciera ser que reclama la justicia para s mismo y para la completa creacin, es la misma condicin paradjica de persecucin, sufrimiento y marginacin, la que es medio soteriolgico para la vida futura, as los que han muerto en justicia vivirn (1En 103,4; Sb 1,165,23), con una clara relacin al Dutero Isaas, se promete la vida futura al justo sufriente. Se trata de justos que son escarnecidos y asesinados, y estn dispuestos a morir por su fe, como lo sealan 1En 104,2 y TestJud 25,4, para estos textos, los que hayan muerto en tristeza, pobreza o necesidad por el Seor recibirn la promesa de la vida. Esto muestra que la condicin de pobre y la desgracia de ser perseguido o asesinado han llegado a ser medio necesario para acceder a su justicia.

    IV. EL PARADIGMA SAPIENCIAL DE LA PASIN DEL JUSTO EN LA LXX

    El paradigma de la pasin del justo recorre mltiples figuras y textos vetero-testamentarios: Job es llamado justo (Job 10,15; 22,29-30); y los Salmos nos hablan a menudo del justo perseguido (Sl 7; 31; 34; 37; 55; 94). En general, se trata de una reflexin que coloca a justos que reaccionan ante Dios por el escndalo de la injusticia.

    Nosotros slo nos concentraremos en algunos textos de la septuaginta, los que de acuerdo a diversos autores expresan cierta teologa del martirio; as, p.e. Ruppert sostiene que el Dutero-Isaas muestra una teologa del martirio

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 809 entendida como pasin del justo37; tambin Hans W. Wolff referido al siervo de Yahvh sostiene que su muerte es evidentemente un martirio38. Y Lebram seala que los relatos de Job y Tobit de la septuaginta poseen una cercana con idea que del martirio39. 1. Una cuestin terminolgica

    Un estudio terminolgico establece una relacin entre el campo semntico del verbo paraddmi y el de ltron40, como lo podemos ver en diversos textos de la septuaginta. Este estudio muestra que el campo semntico de ddmi est vinculado a un sentido expiatorio41 y se refiere a poner algo o alguien en poder de otro, pagando de esta manera, una deuda, o vendiendo como esclavo con dinero u otra especie42. La traduccin de la LXX integra en el campo semntico de paraddmi, diversas races verbales hebreas, como p.e. ntn, mkr (ar. msr)43. En su artculo Popkes seala que paraddmi es una intensificacin de verbo dar y subraya la amplitud de significados que posee el verbo, sosteniendo adems que el verbo griego paratthmi tiene a menudo el mismo significado. Aparte de eso, el verbo simple y el verbo compuesto alternan con frecuencia y son prcticamente intercambiables en muchos casos44. En efecto, es el caso del relato de Jos, en Gn 3750 usa el verbo compuesto apoddmi que tensiona el significado entre la entrega como accin general y la accin especfica de vender por dinero como esclavo a un sujeto, cuestin que se mantendr en el trmino paraddmi. Ciertamente, en

    37 Cf. L. RUPPERT, Der Leidende Gerechte. Eine motivgeschichtliche Untersuchung zum

    Alten Testament und zwischentestamentlichen Judentum, Wrzburg 1972, 62-63. 38 H.W. WOLFF, Jesaja 53 im Urchristentum, Giessen 1984, 24. 39 Cf. M. LEBRAM, Jdische Martyrologie (cf. nt. 11), 110-111. 40 Cf. K. KERTELGE, ltron, in H. BALZ G. SCHNEIDER, ed., Diccionario exegtico del

    Nuevo Testamento, II, Salamanca 20012, 95-101. 41 Cf. F. HAHN, Christologische Hoheitstitel, Gttingen 19955, 56; versin inglesa, The

    Titles of Jesus in Christology. Their History in Early Christianity, Cambridge 1963, 60; W. POPKES, paraddmi, in H. BALZ G. SCHNEIDER, ed., Diccionario exegtico del Nuevo Testamento, II, Salamanca 20012, 721-730; tambin cf. A. BOSE, Linfluence des Psaumes sur les annonces et les rcits de la passsion et de la rsurrection dans les vangiles, in R. DE LANGHE, Le Psautier. Ses Origines, ses problmes littraires, son influence, Louvain 1962, 301-302; N. PERRIN, The Use of (para)ddmi in connection with the passion of Jesus in the New Testament, in E. LOHSE, ed., Der Ruf Jesu und die Antwort der Gemeinde. Fs. J. Jeremias, Gttingen 1970, 209.

    42 Cf. M. KARRER, Jesucristo en el Nuevo Testamento (cf. nt. 12), 109; las siguientes citas ilustran el tema, cf. Gn 37,28; 39,22; Deut 2,33; 3,3; Jos 2,24; Am 2,6 ;Ez 5,12; Jr 37,17; Ez 7; 39,23; Is 42,24; Jl 3,3; Sl 78,42.48.52; Is 53,6.10; 2Chr 16,8;2Chr 29,8; 2Chr 30,7; Job 16,11; Eccl 7,15; Mc 14,18; He 7,9.

    43 Cf. F. BUHSEL, paraddmi, in G. KITTEL, Theological Dictionary of the New Testa-ment, II, Grand Rapids (Michigan) 1964, 169-173, especialmente 163.

    44 W. POPKES, paraddmi (cf. nt. 41), 722.

  • 810 CSAR CARBULLANCA la teologa deuteronomista, la terminologa adquiere ya un carcter teolgico de castigo; a partir de esta teologa, es Dios quien entrega a Israel o a los enemigos de Israel en sus manos. Bechsel sostiene que la frmula entregar en manos de alguien no se encuentra en escritos griegos, aunque es comn en la septuaginta45. Y aade la frecuente aparicin de este trmino en este contexto encuentra su paralelo en los relatos de otros juicios, e.j. el de mrtires (cf. Mt 10,17; Hech 12,4, etc)46. 2. La pasin del justo en Gn 3750 y Sb 2,45,7

    En la literatura sapiencial Jos es presentado como un justo y sabio, as p.e. en el relato de Gn 3750, presenta a Jos no como justo sino como un hombre prudente y sabio (Gn 41,33). Sin embargo vemos que en el libro de la Sabidura se mencionan diversos sinnimos del justo: sabio (4,17), presume de conocer a Dios (2,13), hijo del Seor (2,13.18); elegidos (3,9; 4,15)47. Esta relacin entre el justo del libro de Sabidura y Jos no es peregrina. Ruppert sostiene que la frase veamos si sus palabras son ver-dad (Sb 2,17) pueden estar inspiradas en la historia de Jos (Gn 37,20)48. Si ste es el caso, entonces es posible pensar que el v. 18 se pueda aplicar a Jos pues si el justo es hijo de Dios, l lo rescatar y lo librar del poder de sus adversarios; pero no slo esto, en Sb 10, 10 claramente menciona a Jos como justo: ella [la Sabidura] no abandon al justo vendido, sino que lo libr del pecado, baj con l a la cisterna y no le abandon en las cadenas, hasta entregarle el cetro real.

    Aunque el motivo de la venta del justo lo encontramos ya en Am 2,6 vendieron por dinero al justo; ste es desarrollado propiamente en el relato de Gn 3750 y en el libro de la Sabidura. En primer lugar, en Gn 3750, presenta un sentido expiatorio que se expresa en un doble nivel de signi-ficacin, la equivalencia del verbo apoddmi y apostll; en el relato el trmino hebreo mkr es traducido en la LXX por apoddmi: que significa vender como esclavo o entregar. El autor descubre que la accin de los hermanos expresada por el verbo apoddmi queda supeditada a un plan divino realizado, a travs del sacrificio del hermano; de tal manera que corrige el autor: No fuisteis vosotros los que me enviasteis aqu sino Dios. La misma paradoja encontramos tanto en Sabidura como Is 53,12. Estas citas colocan en un doble nivel de significado, en una ignorancia o en una mala comprensin, la entrega/sufrimiento del justo y la voluntad divina de enviar a ste con un fin soteriolgico, el texto de Gn 45,4-5 dice:

    45 F. BUHSEL, paraddmi (cf. nt. 43), 169; R. PESCH, Das Markusevangelium (cf. nt. 34), 456.

    46 F. BUHSEL, paraddmi (cf. nt. 43), 169-173 especialmente 163. 47 L. RUPPERT, Der Leidende Gerechte (cf. nt. 37), 72. 48 L. RUPPERT, Der Leidende Gerechte (cf. nt. 37), 77.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 811

    Yo soy Jos vuestro hermano el que vendisteis/entregasteis para Egipto (ap-dosthe). Ahora pues, no os entristezcis, ni os pese de haberme vendido/entregado ac; que para preservacin de vida me envi Dios delante de vosotros (apsteiln me ho Thes emprosthen hymn).

    El texto muestra que la interpretacin universalista del envo, apostll, es una interpretacin soteriolgica por medio de la venta a los ismaelitas, que tiene como horizonte el fin de salvar vida a causa del hambre en Egipto. En la tradicin del libro de los Jubileos recoge este mismo motivo: Para que vivieran muchos pueblos (Jub 43,18).

    Por tanto, pareciera que estamos en presencia de una tradicin teolgica que transforma un primer sentido literal de apoddmi como vender o entre-gar en las manos de los extranjeros, a otra teolgica, en donde Dios realiza mediante esta entrega la salvacin de muchos pueblos, cumpliendo de esta manera misteriosa los dos sueos presagiados por Jos, pero a la vez introduciendo en una nueva relacin soteriolgica , la historia de Israel y de las naciones paganas. La interpretacin soteriolgico-sapiencial, que encontramos aqu, absorbe a la histrica al mostrar el sentido paradojal de esta ltima. Es muy posible que estemos en presencia de una teologa sapien-cial que comprende la desgracia del destierro, es decir el juicio de Dios sobre la nacin, como una entrega a las naciones paganas, en trminos de un envo de Dios a las naciones. Una inversin de perspectivas que tambin encontraremos en el relato del cuarto Cntico de Isaas y Sb 2,4-5 radicali-zada en el tema de la entrega del siervo por parte de Dios. 3. El texto de Isaas 52,1353,12 como relato de martirio

    En la discusin exegtica el referente biogrfico ha sido clave y se ha querido identificar al siervo de Yahvh con el profeta Jeremas, con Moiss e incluso con el mismo Dutero-Isaas49. Pero no creemos que sea productivo este camino; ms bien se requiere que la exgesis coloque el referente del cuarto Cntico contra el trasfondo de otra teologa, posiblemente sacerdotal, al regreso del destierro; con esto adquiere mayor sentido el relato. Nosotros hemos estudiado estos textos desde los tres cambios ya mencionados ms arriba. En el cuarto Cntico, el siervo es mencionado como un justo (Is 53,11): Por su conocimiento mi siervo justo justificar a muchos que la septuaginta entendi en relacin al oficio del siervo de justificar al justo dikaisai dkaion. Desde un punto temtico, tanto en el caso del relato de Jos como en el caso del cuarto Cntico pertenece a la pasin del justo50 y refleja un cambio epistemolgico del sufrimiento. Por esto, en relacin con la funcin proftica

    49 Cf. G. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento, Salamanca 1980, 323. 50 Cf. L. RUPPERT, Der Leidende Gerechte (cf. nt. 37), 51-52.

  • 812 CSAR CARBULLANCA que es sealada por diversos autores51, es necesario subrayar que el siervo de Yahvh se constituye en tal no por su oficio de predicar la palabra de Yahvh, ni por sus acciones simblicas, ni por una investidura anterior, sino por la propia situacin existencial de humillacin y muerte.

    El autor del Cntico est interesado en subrayar el carcter paradojal de la mediacin proftica del siervo de Yahvh. La nueva mediacin del siervo de Yahvh es escatolgica debido precisamente a la condicin sufriente del justo as como lo interpreta el libro de Sb 2,10 oprimamos al pobre que es justo pnta dkaion. En palabras de P. Sacchi il dolore del giusto in funzione della salvezza di altri. Il dolore pertanto s pena, ma pena vicaria52.

    Contrariamente a lo que seala James Tabor, el cuarto Cntico no contiene la idea de la muerte noble53. Este paradigma considera el valor de la muerte como ejemplar, pero no muestra una funcin expiatoria. Hay que decir que el Cntico presenta la idea que es Dios quien entrega al justo lo cual dista mucho de esta visin. Y tampoco se puede apreciar que en el libro de la Sb 2,4-5 est presente la idea de una muerte expiatoria donde el justo se entrega a la muerte en beneficio de otros. La terminologa de apoddmi y apostll en el relato de Jos de Gn 3750 postula que la justicia de Dios integra la voluntad perversa de los hermanos por exterminar a Jos; esta reflexin pertenece a crculos sapienciales, quienes desarrollan el esquema soteriolgico de la inocencia rescatada y que volveremos a encontrar en otros textos sapienciales; este esquema de humillacin-exaltacin es radicalizado por la apocalptica, exponiendo que el sujeto que entrega al justo ya no son los hermanos sino Dios mismo, en el marco de una interpretacin teolgica de la historia trascendente y universal. En este sentido, quizs la mayor universalidad de la exaltacin del siervo de Yahvh refleja que a las dos tradiciones: una sapiencial y otra apocalptica ha prevalecido esta ltima como reflexin sobre la historia universal. Apuntando a las caractersticas del relato, el cuarto Cntico de Isaas se inscribe mejor dentro del relato de martirio que como Wisdom tale54. Tambin Ruppert sostiene que el justo descrito en Sabidura representa un tipo de teologa del martirio Protomartyrer der Chasidim en dependencia del cuarto Cntico de Isaas: sobre un martirio indica ya el hecho que Sb 2,12.20 y 5,1-7 existe una interpretacin del cuarto Cntico del siervo de Dios del Dutero-Isaas (Is 52,1353,12)55. Es muy posible que existiera una

    51 Cf. R. FULLER, Foundations of New Testament Christology, London Glasgow 1965,

    47. 52 P. SACCHI, Apocrifi dell Antico Testamento, I, Torino 1981, 21. 53 Cf. A. DROGE J. TABOR, A Noble Death (cf. nt. 17), 69. 54 G. NICKELSBURG, Resurrection, Immortality (cf. nt. 7), 83-88. 55 L. RUPPERT, Der Leidende Gerechte (cf. nt. 37), 90; tambin L. RUPPERT, Der

    Leidende Gerechte, in J.W. HENTEN, ed., Die Entstehung der Jdischen Martyrologie, Leiden Kln 1989, 86; M. LEBRAM, Jdische Martyrologie (cf. nt. 11), 88-126.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 813 interpretacin de la figura de Jos entendida como una teologa del martirio que emergi antes de la era cristiana. George Nickelsburg clasifica la historia de Jos de Gn 3750 como Wisdom tale y al relacionarla con Sabidura, que sigue el paradigma del cuarto Cntico, seala la siguiente conclusin: en dos significativos detalles, sin embargo Sb 2,4-5 difiere del gnero Wisdom tale y acuerda con Is 52,1353,12:

    1) En la Wisdom tale el rescate del hroe es antes de su muerte. En Sabi-dura de Salomn, el justo es rescatado despus de su muerte.

    2) Una vez que el hombre justo es asesinado, l no puede ser exaltado por un rey terrenal en una corte terrenal. Ms bien el rey celeste exalta a l al ms alto status de la realidad56.

    Es decir, desde un punto de vista literario, en primer lugar hay que decir que el relato responde al paradigma del martirio reivindicado y no al de la inocencia rescatada. Pero adems, a nivel literario, existe una mirada en retrospectiva con el cual los tres relatos comienzan57. Esta mirada en retro-spectiva refleja la novedad del gnero y que en palabras de von Rad es un vaticinio58. A nuestro juicio este recurso se asemeja mucho a la prognosis que ya hemos mencionado y que encontramos en los tres textos (Gn 37,5-11; Is 52,13-15; Sb 5,3-8). En segundo lugar, una coincidencia en el plano de las imgenes metafricas, es la del uso de la imagen del chivo expiatorio del Levtico para aplicarla a la figura de justo. Se puede comprobar esto en Gn 37,31, y de manera coincidente en Jub 34,18-19. En el relato del cuarto Cntico se afirma expresamente la metfora que la sangre del chivo aplicado a la figura del siervo de Yahvh; en el texto de Sabidura no hay terminologa sacrificial. Este cambio de registro que describe la situacin paradjica de humillacin del justo que es recogido por el uso metafrico de animales aplicado a una persona humana, envuelve a juicio de Cl. Westermann una radical desacralizacin del sacrificio59. En tercer lugar, en los tres relatos se emplea un esquema literario de humillacin-exaltacin de vctimas: viudas, ancianos, pobres, etc, que volveremos a encontrar en Dn 3.6; 4QpPs 171 y otros textos que expresan esta misma perspectiva. En cuanto a los sujetos escatolgicos, encontramos en primer lugar que a diferencia de Gn 3750 tanto en el cuarto Cntico como en Sb 2,11 existe la llamada estructura antittica o inversin escatolgica, segn la cual los sujetos del eschaton son vctimas, que siendo pobres, enfermos, perseguidos son considerados como justos por el narrador.

    56 G. NICKELSBURG, Resurrection, Immortality (cf. nt. 7), 88. 57 Cf. Is 52,13s; Sb 2-5; 1En 103,7-13. 58 G. von RAD, Teologa del Antiguo Testamento (cf. nt. 49), 323. 59 Cl. WESTERMANN, Isaiah 40-66. A Commentary, London 1969, 268.

  • 814 CSAR CARBULLANCA Es notable que tanto en Gn 3750 como en el cuarto Cntico de Isaas se emplea la terminologa de la entrega por medio del verbo didmi, con un sentido expiatorio, as en Is 53,6.10.12: Si pone su vida por sus pecados, en dte peri hamartas h psych hymn, dicha dimensin expiatoria no est presente en Sb 2,4-5. Y tambin en vv. 6.12a.b. respectivamente: Y el Seor entreg (pardken) a l por nuestros pecados; en Is 53,12a derram (paredth) su vida hasta la muerte y v. 12b habiendo l llevado (pare-dth) el pecado de muchos. No obstante este sentido expiatorio de la termi-nologa de la entrega, existe una diferencia notable que radica en el diverso nivel en que se mueve sta en Gn 45,4.5.7, dice: Yo soy Jos el que vosotros entregasteis (apedosth) a los egipcios [...] no pese haberme entregado (ap-dosthe), subrayando la dimensin humana de los hechos, en cambio en el cuarto Cntico integra tanto la dimensin humana como divina de dicha entrega. A juicio de Weihs en la LXX se observa la tendencia teologizar la frmula de abandono en el sentido, que la principal caracterstica de las expresiones paraddmi presenta a Dios como el sujeto actuante de la correspondiente entrega60.

    V. LA PASIN DEL JUSTO EN LA APOCALPTICA Y QUMRN

    Adems de lo ya dicho acerca de Sb 2,12-20 y 5,1-7, llamado dptico, el cual a juicio de G. Scheider est plasmado apocalpticamente61, queremos aportar, en los siguientes apartados, el papel del justo en la apocalptica juda y Qumrn. 1. La mediacin escatolgica

    En trminos generales, la apocalptica juda crey, mtica o histricamente, que el mundo estaba dominado por la injusticia. No es casualidad por tanto, que durante el periodo del judasmo tardo se reflexion acerca del papel mediador de justos y mrtires en los ltimos das62. En diversos pasajes como ya lo hemos mencionado ms arriba, se comprendi esta mediacin en rela-cin a una figura antropomrfica que ha padecido la injusticia, una vctima que est al servicio de Dios, as p.e. en algunas tradiciones la figura de Enoch, es descrito como un marts en Jub 1,12; 4,18.30: ste fue el primer que escribi un testimonio y testific contra los hijos de los hombres a travs de las generaciones; tambin es llamado justo (dikaos) en 1En 1,1; 15,1; Sb 4,7-18; y escribe para los justos (1En 1,1.8; 25,4). Sin embargo en esta etapa

    60 A. WEIHS, Die Deutung des Todes Jesu (cf. nt. 32), 297. 61 Cf. G. SCHEIDER, dikaos, in H. BALZ G. SCHNEIDER, ed., Diccionario exegtico del

    Nuevo Testamento, I, Salamanca 20012, 984. 62 Cf. 1En 90, 6-19.22. 31; 4Q204 fr. 4, 10; TestAbraham 7, 3-9.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 815 la apocalptica juda no considera las causas de la injusticia y persecucin del justo en trminos histricos, por tanto la sangre derramada es atribuida a poderes mtico-trascendentes. Esta descripcin de Enoch como paradigma del justo se puede apreciar tambin en Sb 4,7 que menciona a Enoch como justo, utilizando la importante terminologa del arrebato: El justo aunque muera prematuramente, tendr descanso [...] fue trasladado porque viva entre peca-dores (4,10). Esto nos hace pensar que la cuestin por la entrega martirial del siervo de Yahvh es necesario enmarcarlo en la cuestin ms amplia de la mediacin martirial del justo y de los profetas en los ltimos das.

    En otros textos se indica esta mediacin soteriolgica con arreglo a las figuras de Adn o de Abel: ste ltimo es llamado, el protomrtir63; tam-bin en las Parbolas de Enoch menciona al Justo, al Elegido y al Hijo del hombre (1En 38,1;53,6); y en otros textos como en 4Q491c al Maestro de justicia; tambin con el ngel Metatrn (3En); o como se puede apreciar en Exagog 1 con Moiss; y finalmente, en otras tradiciones, en el libro de Daniel o en Qumrn, se asocia la mediacin con el Hijo del hombre de Dn 7, Melquisedec o con el arcngel Miguel. 2. Jos como paradigma del justo

    Hay una tradicin en el libro de los Jubileos, que muestra que la figura de Jos no slo se asemej a la de Abel, sino que dicha tradicin explica el origen del rito del Yom quippur en relacin al relato de Gn 3750, con lo cual prueba una comprensin del sentido expiatorio de este relato ya en poca precristiana. En Jub 34,18-19, se ordena a los israelitas que guarden luto el diez del sptimo mes y que en l expen por su pecado con un cabrito, el diez del mes sptimo, una vez al ao, pues apenaron las entraas de su padre a causa de su hijo Jos. Tal sentido expiatorio se ve confirmado en Jub 46,2 donde se seala la funcin expiatoria de Jos como exorcista y liberador en Egipto: se multiplicaron mucho durante diez septenarios, todos los das que vivi Jos. No hubo demonio ni ningn mal en todos los das de la vida de Jos tras la muerte de su padre. Por tanto, estos pasajes muestran algunos elementos importantes, el pecado de origen del pueblo guarda relacin con la entrega/venta de Jos a una nacin extranjera. El pueblo debe hacer expiacin por este pecado anualmente; pero a su vez, se reconoce que la figura Jos no slo es una vctima circunstancial, sino que refleja el reconocimiento de una accin expiatoria de Jos al sealar que durante su vida no hubo demonio ni ningn mal en todos los das de la vida de Jos.

    63 Cf. ApAdn y Eva 1,1-5; TestAbraham A 11,2.

  • 816 CSAR CARBULLANCA 3. La sangre del justo en las Parbolas de Enoch

    Si asumimos esta metfora de la sangre derramada, tanto la experiencia del martirio y el horizonte de la justicia estn presente en las Parbolas de Enoch. En los textos de 1En 38,2; 47,1 se dice se habr elevado la oracin de los justos y la sangre del Justo desde la tierra ante el Seor de los espritus; tanto la expresin de la sangre del Justo como la oracin de los justos (47,1) remiten al tema de la funcin soteriolgica de la sangre intercesora del justo. El valor de la sangre es considerado un agente proftico y expiatorio en relacin con la vida y la justicia interhumana en el pas. En el relato de Abel, tanto la tierra como la sangre estn vinculados por ese clamor, as lo seala Gn 4,10: La voz de la sangre de tu hermano clama a m desde la tierra. La sangre de Abel, as como lo seala la legislacin levtica es un agente viviente que sigue clamando una vez muerta la persona, en Lev 17,11 ...pues la misma sangre es la que hace expiacin por la persona (bannepe yekappr). En este texto asistimos a la traduccin de kippr por el verbo exilskomai expiacin, hacer propicio, compensar, redimir. La sangre de Abel, es un grito que es el origen de la expiacin de la misma persona y de cualquier posterior accin humana. Tambin en el texto de 1En 47,2 se identifica la sangre derramada con la sangre de los justos: La sangre de los justos que fue derramada. En el mismo texto contina subrayando la potencia soteriolgica de la plegaria de los justos: para que se haga justicia y no haya de ser eterna su paciencia [...] el corazn de los santos se llen de alegra pues se ha cumplido el cmputo de la justicia, haba sido oda la plegaria de los justos y la sangre del inocente era reclamada ante el seor de los espritus. Y en 1En 51,4 es la misma sangre de stos la que eleva su cla-mor al cielo. Entonces, pareciera que estamos ante una interpretacin soterio-lgica de la muerte del justo ante Dios, semejante a la que encontramos en Is 52,1353,12. Tenemos que ver en esto una idea mucho ms radical y orgni-ca acerca del papel y valor teolgico de las vctimas en un mundo de victima-rios y vctimas. En esta tradicin se considera que la metfora de la sangre derramada se identifica con el clamor proftico del justo desde donde se origina la expiacin de la persona, no slo en cuanto vctima, sino como participante activo en la redencin del drama csmico de la justicia de Dios en el mundo. 4. Las vctimas en la Epstola de Enoch

    En la seccin de 1En 102104 perteneciente a la Epstola de Enoch (92105), datado en la segunda centuria a.C. por Nickelsburg64 dirigida a los

    64 Cf. G. NICKELSBURG, Jewish Literature between the Bible and The Misnah, London

    1981, 150.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 817 hijos de Enoch, es decir, a los contemporneos del propio autor, tiene por finalidad discutir la existencia de justicia divina. Boccaccini divide la Epstola en dos partes: la proto-epstola, un escrito pre-qumrmico y la Epstola propiamente tal, caracterizada como un escrito post-sectario65. Resulta interesante para nuestro objetivo, sealar la relacin entre martirio y futura resurreccin del justo durante este periodo, como lo podemos apreciar en la metfora del ascenso en 1En 91,10 (92,3): Se levantar el justo de su sueo, se alzar la sabidura y les ser otorgada, tambin en 97,5: En esos das ascender la plegaria de los justos al Seor, pero a vosotros os llegarn los das de vuestro juicio. En estos y otros textos el motivo del ascenso se predica tanto del grito como de la misma persona de las vctimas. Ya hemos sealado a propsito de 1En 8,4 el cual traslada el motivo de la sangre de Abel, al grito del pueblo que sube al cielo. En la Epstola de Enoch el tema del ascenso y la persecucin de los justos estn integrados, dentro de la cuestin de la justificacin del pueblo de los justos y la reprobacin de los impos. Para nuestro propsito, la seccin de 1En 102104, resulta particularmente significativa, la cual en opinin de Nickelsburg es un clmax66. En el texto de 1En 102,6 se expresa la finalidad soteriolgica del relato: Cuando mors, dicen de vosotros los pecadores: los justos han muerto igual que nosotros: de qu les han servido sus obras?. La respuesta que da la Epstola de Enoch es similar a la que encontramos en otros textos de este periodo como Sb 1,165,23 donde se promete la vida futura al justo sufriente: vivirn vuestros espritus, de los que habis muerto en justicia (103, 4). Esto mue-stra que la condicin de pobre y la desgracia de ser perseguido o asesinado por Dios han llegado a tener un estatuto soteriolgico, es decir, la condicin de pobre y humillado llega a ser un medio necesario para acceder a la justicia. Un paralelo esencial para nuestro objetivo lo constituye el texto de 1En 103,7-13 que luego de una larga letana de males narrada sarcsticamente por los impos (v. 9), y que recuerda la persecucin del justo de los textos de Is 52,1353,12 y Sb 1,165,23, en los cuales en una mirada en retrospectiva, son los pecadores y no el justo, quien es el que narra los hechos:

    en los das de nuestra afliccin, sufrimos trabajos, vimos toda afliccin, soporta-mos muchos males, hemos sido exterminados, diezmados y hemos humillado nuestro espritu. Hemos perecido sin que nadie nos ayude con palabras u obras; nada hemos encontrado, hemos padecido y perecido sin esperar tener vida.

    A partir del 104,2 habla Yahvh mostrando el carcter paradojal de la situacin: Os juro justos que en el cielo os recordarn los ngeles para bien

    65 Cf. G. BOCCACCINI, Beyond the Essene Hypothesis. The Parting if the Ways between

    Qumran and Enochic Judaism, Grand Rapids Cambridge 1998, 131-138. 66 Cf. G. NICKELSBURG, Jewish Literature (cf. nt. 64), 148.

  • 818 CSAR CARBULLANCA ante la gloria del grande [...] tened esperanza, pues antes habis sido escarne-cidos con maldades y aflicciones, pero ahora brillaris como las luminarias del cielo. Este relato expresa la estructura antittica o inversin escatolgica que ya hemos mencionado, en la cual los que han sido escarnecidos y afligidos en esta vida se les promete los bienes escatolgicos, expresado bajo la imagen del brillar como estrellas. Queda claro entonces que el imaginario de la exal-tacin o resurreccin no es independiente del otro, de la vida entregada por Dios. Los textos nos presentan una relacin causal: a aquellos que han sido escarnecidos con maldades y aflicciones se les promete brillar como lumina-rias del cielo. 5. La expiacin del justo en Daniel

    En el relato de Dn 3, el cntico de Azaras sigue el tenor de otros textos en los cuales se muestra el esquema de humillacin-exaltacin, y se confiesa a Dios como justo: Nos ha tratado con justicia (vv. 27.28.31), as p.e. en Dn 3,88 muestra la estructura humillacin-exaltacin: porque l nos ha resca-tado del abismo, nos ha salvado del poder de la muerte, nos ha sacado del horno de llama ardiente (v. 88). El autor enumera los elementos de la accin de los hebreos: confiando en Dios, desobedecieron la orden del rey y han arriesgado su vida antes de servir y adorar a otro dios (v. 28). En Dn 6 indica el mismo esquema el rey proyectaba ponerlo al frente de todo el reino; y ms adelante subraya la inocencia de Daniel: No encontramos ningn motivo de acusacin contra este Daniel...; Soy inocente frente a l como tampoco he hecho nada contra ti (6,23); el final del captulo concluye con la noticia de la exaltacin del hroe: Daniel prosper durante los reinados de Daro y de Ciro el Persa (6,29). La oracin de Azaras as como diversos pasajes, muestra el motivo de la entrega en manos extranjeras en el v. 32 Nos entregaste en poder de enemi-gos sin ley, malvados y apstatas (3,88; 6,29). As como la historia de Jos transcurre en Egipto, el escenario en que se desarrolla el drama de Daniel es la corte de Daro y de Ciro. Los textos muestran el sentido de la expiacin del mrtir. As en el v. 39 seala la creencia en el sacrificio espiritual y el carcter expiatorio del marti-rio el cual no slo est referido a la muerte, sino que expresa la condicin de abajamiento: Acepta nuestra alma arrepentida y nuestro espritu humillado como un holocausto de carneros y toros y millares de corderos cebados. Que ste sea hoy nuestro sacrificio ante ti, nuestra expiacin (exilsai) ante ti. En Dn 4,24 tambin es usado el concepto de expiacin con el verbo lytr: Pide por tus pecados y tus delitos, y con obras de misericordia te sea dada la expiacin (ltrsai). Lo cual muestra la conviccin que la expiacin ha sido trasladada al mbito de la conversin del sujeto. El trmino exilskomai es

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 819 importante y es usado en Ex 30,15; 32,33 en la septuaginta. En este ltimo pasaje es significativo para nuestro objetivo, pues dice: Quizs yo pueda hacer expiacin por vuestro pecado (hina exilsmai per ts hamartas hymn). En estos pasajes queda en claro que la expiacin est vinculado a la plegaria e intercesin personal de Moiss, de Azaras, en favor del perdn de los pecados del pueblo o de los propios pecados. 6. La pasin del justo en Qumrn

    En otro lugar ya hemos desarrollado el paradigma del martirio del justo sufriente y exaltado en Qumrn67. Los padecimientos del Maestro de Justicia son parafraseados con los salmos de la pasin del justo, de manera particular en el salmo 37, en 4QpPs 171, en la col. IV fr. 3 ii, 5-10, cita los vv.12-13 del salmo que son interpretados en relacin al lder y a la comunidad en su conjunto:

    el malvado hacen complot contra el justo (addq), busca matarlo (mebaqq lahmt).Yahveh se re, porque ve que viene su da. Su interpretacin alude al impo del convenio que est en la casa de Jud, que planean destruir a stos que observan la Ley que estn en el concilio de la comunidad.

    sta es una de las citas explcitas del salmo que conserva el trmino . El motivo del justo perseguido aparece en estos versculos: el malvado hacen complot contra el justo y busca matarlo. La segunda parte de la cita no reproduce la cita del salmo que dice cruje sus dientes contra l. Al igual que en otros textos de la pasin del justo como Sb 2,4-5 e Is 52,1353,12, aparece la voluntad de asesinar al justo. La interpretacin es aplicada tanto al impo que est en Jud como al hombre justo, por tanto, al parecer, se trata de una identificacin histrica en contra del justo entendido como el Maestro de Justicia. ste es caracterizado como pobre y menesteroso, y la actualizacin es aplicada a la comunidad de los pobres y a su lder religioso, con lo cual seala que la comunidad se considera a s misma como justa. No obstante la afirmacin de P. Sacchi la parola giusto ha assunto un significato nuovo nel giudaismo68, vemos este tenor en no pocos textos de esta poca. Resulta interesante constatar cmo en Qumrn el motivo de la pasin del justo se mezcla con textos de los profetas Jeremas e Isaas, de tal manera que encontramos la figura del justo identificada con la del profeta escatolgico mrtir por su servicio a Dios.

    En los Hoyadot, se expone de la misma manera que lo har el relato de la pasin de Jess de Nazaret, los salmos de la pasin del justo 22,2; 42,6 y 6969

    67 Cf. C. CARBULLANCA, Passio (cf. nt 30), 95-17. 68 P. SACCHI, Apocrifi dellAntico Testamento (cf. nt. 52), 32. 69 Cf.1QHa 20,2324.

  • 820 CSAR CARBULLANCA aplicados al Maestro de Justicia, el cual en la col X, 34-35 se identifica como un pobre a quienes los poderosos quieren derramar su sangre, afirma: Has liberado el alma del pobre y necesitado de la mano de uno ms fuerte que l, de la mano del poderoso t has salvado su alma. Pero aadamos a lo ya dicho que en diversos pasajes de los Himnos70 recuerdan las confesiones de Jeremas, donde se lee: T me has puesto como un reproche y burla de los traidores [...] he llegado a ser el objetivo de calumnias de los labios de los hombres violentos, motivo de burla de sus dientes y he llegado a ser el hazmerrer de los impos y he llegado a ser hombre de contiendas para los intrpretes del error71. Y ms adelante en col. XIII, 20-39 representa una larga letana de dolores agona y penas me rodean, planean intrigas (4Q431 fr.1), etc. Esto es muy llamativo, y se deben sacar las consecuencias teolgicas de esta coincidencia, si atendemos, que adems de la pasin del profeta, en 11QMelq y 1QHa, encontramos la aplicacin de los textos del profeta escatolgico de Is 61,1-2 a la misma persona. En 1QHa col. XXIII fr. 1, Is 61,1s es usado para definir la funcin del Maestro de Justicia: un heraldo (mebar) de tu bondad, para proclamar a los pobres la abundancia de tu compasin, [...] de una fuente [...] a los de espritu quebrantado, y a los que estn de duelo eterna alegra (ver 18,14; R Milhama 11, 7-9.13; 13, 14); de la misma manera segn textos como 1HQ col. XX, 12; col. IV, 26; 4Q427 fr.2, 12) el espritu de Dios reposa sobre l, un aspecto que no es menor, pues el elemento central del profeta de los ltimos tiempos es ser portador del Espritu divino. 7. El paradigma de Jos como pasin del justo?

    En otros textos como 4Q541 en el fragmento fr. 2 col. II: T tomars las heridas...; Y tambin en el fr. 4 col. II v.2: El hijo de Jos [...] est sufriendo por [...] 4 tu sangre [...] llev tus penas. Es notable en este frag-mento la mencin de un mesas hijo de Jos que: llev tus penas o tus sufrimientos. Como est dicho, el patriarca Jos (Gn 3750), representa uno de los paradigmas del justo, y responde al paradigma sapiencial de la reivin-dicacin del justo perseguido. En el fragmento 9 col I de 4Q541 (4QapocrLevib? Ar) se puede leer que algunas de las funciones de este ungi-do perseguido son las de purificar y ensear al pueblo: l purificar a todos los hijos de esta generacin (v.2) y su palabra es como la palabra de los cielos y su enseanza de acuerdo a la voluntad de Dios (v.3). De manera particular, este texto muestra que el ungido que describe estas lneas es un justo perseguido que recuerda a algunos salmos o al texto isaiano; as p.e. en los vv. 5-7: ellos emplearn muchas palabras contra l, y una abundancia de

    70 Cf.1QHa col. X,10-12;32-33. 71 Cf. col. X,10-14; 32-33.

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 821 mentiras; ellos construirn fabulas contra l y usarn todo tipo de acusaciones contra l [...] el pueblo se dispersar en sus das. 8. Los textos de 4Q371 y 4Q372

    En la historia de Jos, el texto masortico emplea el trmino mkar que la LXX traduce como apoddmi que significa vender como esclavo, entre-gar; es interesante comparar este uso con el empleo de ntan en Qumrn72. El texto de 4Q371 y 4Q372 presentan la siguiente lectura: l dispers a ellos entre las naciones, y entre todos los pueblos l los dispers como una abierta referencia a una lectura teolgica del cautiverio el cual sufre todo Israel. Inmediatamente, en 4Q371 fr. 1,8, se establece un paralelo con el destino de Jos: mientras todo esto ocurra: Jos fue lanzado (mtal) dentro de la tierra que no conoca [...] entre un pueblo extranjero; este paralelo se repite en 4Q372, fr.10 mientras todo esto ocurra: Jos fue lanzado (mtal) dentro de la tierra que no conoca [...] entre un pueblo extranjero. El dicho compara el lanzamiento de Jos por sus hermanos en el pozo, con la entrega de Jos a los egipcios por los ismaelitas, como imagen de la muerte; y sobre todo, luego en fr.1, 15 se vuelve a repetir y mientras todo esto ocurra Jos fue entregado (man) en manos de los extranjeros que consumieron su fuerza y quebraron todos sus huesos.

    El paralelismo postula por una parte, la intencin teolgica del escriba de ver en la dispersin de la nacin entre los extranjeros, y la entrega de Jos en manos de extranjeros dentro de una voluntad salvfica de Dios que integra tanto a unos como a otros. Por otra parte, la expresin quebraron todos sus huesos est en relacin a Ex 12,46; Nm 9,12 que habla acerca del cordero pascual y de los salmos del justo sufriente como los Sl 34,20; 42,10: l guardar todos sus huesos; ni uno de ellos ser quebrantado; el Sl 42,10 Mientras mis huesos se quebrantan, mis enemigos me afrentan dicindome cada da: Dnde est tu Dios?; tambin referido a Dios en Lm 3,2-4 l me ha guiado y conducido en tinieblas, [...] ha quebrantado mis huesos. En estos fragmentos de Qumrn, queda claro que se trata de una reflexin acerca de la figura de la pasin del justo, aplicado a la figura de Jos, en donde la idea del juicio de Dios, de la expresin ser entregado en manos de los extranjeros sigue el tenor de los textos relativos a la pasin del justo.

    VI. LTIMAS PALABRAS

    Los antecedentes que hemos presentado acreditan, en diversos textos veterotestamentarios y apcrifos, la existencia de una tradicin martirial

    72 Cf. POPKES, paraddmi (cf. nt. 41), 722-729.

  • 822 CSAR CARBULLANCA relativa a la pasin del justo entendida como un tipo de participacin media-dora de las vctimas en la justicia divina. Esta tradicin teolgica se caracte-riza, no por utilizar la partcula hyper, sino por el empleo del esquema humillacin-exaltacin. Esta tradicin muestra una inteligencia de la fe en Yahvh que lucha contra la injusticia. Se trata de una nueva visin teolgica caracterizada por una inversin escatolgica, es decir, un cambio en la manera de entender la historia; un cambio en el estatuto epistemolgico del sufrimiento y la muerte y una nueva irrupcin de las vctimas como sujetos escatolgicos mediadores de la alianza con Dios.

    A esta inversin escatolgica le acompaa una soteriologa divina la cual hemos encontrado, en diversos textos, pero que comienza a desarrollarse en textos sapienciales y apocalpticos como p.e. Gn 3750 y Is 52,1352,13; Sb 2,45,7 y Dn 3 y 6. En los anteriores textos: sapienciales, apocalpticos, tanto bblicos como en Qumrn, hemos comprobado que existe el paradigma de la pasin del justo, entendido como pobre, tanto individual como comunitaria-mente, y que es perseguido y que espera la exaltacin (4Qps37).

    Finalmente, la exgesis neotestamentaria ha insistido en el siglo pasado, en la ausencia casi completa, de antecedentes histricos, polticos y teolgicos, en la tradicin juda acerca de una reflexin soteriolgica del sufrimiento del justo que haya influido en la comprensin del sentido de la muerte de Cristo. De tal manera que entre la confesin de la resurreccin/exaltacin de Cristo y el sentido su muerte, a juicio de la investigacin no se explica por la vida entregada en la lucha contra el escndalo de la injusticia sino por el uso apologtico que hizo la comunidad post-pascual. Este desconocimiento es la causa de una distorsin teolgica grave, que no slo vuelve irrelevante la historia en que nace esta conviccin, sino que elimina la lucha por la justicia como el presupuesto de la resurreccin/exaltacin de Cristo y la convierte as en un evento individualista y ahistrico. Facultad de Ciencias religiosas Csar CARBULLANCA Avda. San Miguel 3605 Talca (Chile) E-mail: [email protected]

  • SOTERIOLOGA Y MARTIRIO DEL JUSTO 823

    RESUMEN El artculo estudia el paradigma de la pasin del justo caracterizndolo como un cambio en la manera de comprender la historia universal; un cambio del estatuto epistemolgico del sufrimiento, y la irrupcin de las vctimas como mediadores salvficos. El estudio sostendr que la pasin del justo es un tipo de tradicin martirial juda de la cual se vali el cristianismo para formular el sentido soteriolgico de la muerte de Cristo. De tal modo que, en contra de la exgesis neotestamentaria, se afirmar que el sentido soteriolgico de la muerte de Cristo est en continuidad con tradiciones judas que desarrollan la pasin del justo. Palabras clave: soteriologa, expiacin, justo, muerte, martirio.

    ABSTRACT

    The paper studies the paradigm of passion of Righteous characterizing it as a change in the way of understanding world history, change the epistemological status of suffering, and the emergence of the Victims as salvific mediators. The Study will argue that passion of Righteous is a type of Jewish Martyrdom Tradition that Chris-tianism used to formulate the soteriological meaning of Christs Death; thereby against the New Testament exegesis I affirm that the soteriological meaning of Christs Death is in continuity with Jewish Traditions that develop Righteous passion. Keywords: Soteriology, Atonement, Righteous, Death, Martyrdom