Grupo 5 Desarrollo Espiritual III

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Capítulo tercero Reducción y potenciación en la mente DESARROLLO ESPIRITUAL III “F” INTEGRANTES: Iñiguez Ordoñez Wilson Llivisaca Cevallos Gustavo Mora Quezada Stefany Quezada Moreno Mayra Ruiz Guamán Katherine

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Captulo tercero Reduccin y potenciacin en la mente

DESARROLLO ESPIRITUAL III FINTEGRANTES: Iiguez Ordoez Wilson Llivisaca Cevallos Gustavo Mora Quezada Stefany Quezada Moreno Mayra Ruiz Guamn Katherine 1. Las dos leyes del esprituLEY DE LA INMANENCIA: EL ACTO REFLEXIOLGICO De la progresin del deseo nace una importancia sobrenatural: el deseo mstico Existe una facultad unitiva que une la facultad intelectiva y la facultad volitiva.Leyes de nuestro espritu son la ley de la inmanencia y la ley de la trascendencia.

La ley de inmanencia lleva a reflexionar sobre uno mismo para afirmar nuestro propio ser la conservacin de nuestro ente el ser yo quien soy y no otra cosa distinta de quienes somos y nos convertirnos en el centro de todo es la acepcin y el significado de la Ley de la Inmanencia. El Yo posee el acto reflexiolgico, inmanencial Ej. Si voy por la calle y me pierdo y digo no s en donde estoy vuelvo sobre m y digo un momento! La gente se pone nerviosa Qu hago? Qu hacemos aqu? y al final doy con la solucin. El yo es una palabra habitual usadsima. Es referencia, el punto de referencia Yo.Yo soy la medida de todas las cosas, Yo soy yo,yo soy yo y mis circunstancias, yo soy la definicin definiens refiriendo a Dios como a m y no yo a l lo centro a mi: - T en m, a mi servicio.- Todo para m y nada para nadie!

1.2 La ley de la trascendencia: la reduccin del especficoEs la funcin de la cual tenemos una experiencia cabal. Es como salir fuera de nosotros mismos, porque sentimos una insatisfaccin acerca de todo. Se propone dar hasta su propia existencia porque ve que merece la pena sacrificar la vida por ese valor que va a preocuparle para que si quiera el morir sea por un gran ideal.El transverberans tiene una caracterstica fundamental y lgica. Tenemos un concepto existencial de nuestra propia esencia y de nuestro ser pues somos vida y no podemos ser disecados ni por mdicos de autopsias.Existe en nosotros un doble movimiento inverso: la reduccin progresiva de la reflexividad o inmanencia y la potenciacin progresiva de la transcendencia.La reflexividad es por una parte negativa y por otra positiva: -, la reduccin de nuestra inmanencia, ya que quedamos reducidos.+, porque hay una intervencin sobrenatural , en el nivel sobrenatural.La Transcendentalidad va sobre hacia a Dios.La ley de la perfectibilidad que hace sntesis de la ley de la inmanencia y de la ley de la transcendencia.

La transverbancia es que de que cada vez me voy alejando ms de mi mismo y cada vez el objeto final me resulta ms ntimo y ms explicito.Dios es el corazn. Ya no es la fe un simple acto de creer porque alguien me lo haya dicho, ya que la ratio essendi est pasando a un estado essendi porq la ratio essendi la razn de ser de Dios ya me esta dando por tanto es un estado de ser.

El Yosmo hace referencia a respecto de m, de la formalidad del yo, yoismo, es apertura del yo a la transcendencia: "Yo ya no soy yo, soy yo y mucho ms que yo". el "yo del yo" ,es decir, ese "yo de m", ese "yo en m", ese m de m", ese entrar en m, ese "yo de yo algo queda de mi yo, de este decirme yo, "yo soy yo un yo vaco que necesita ser abierto a la llenitud divina un yo que se hace con lo divino.

As aparecen los lemas ms conocidos de los santos, San Francisco "Dios mo, T eres todas mis cosas"; "t eres mi yo", eso es lo que quera decir en definitiva. San Ignacio era el especfico de su yo. Eres T el especfico de mi yo; T, y no yo. San Juan de la Cruz expresa, maravillosamente, el vaciamiento del yo para ser llenado de Dios, y as nos habla de que nuestra alma es puesta "a oscuras, seca y apretada y vaca, porque la luz que se le ha de dar es una altsima luz divina que excede toda luz natural". San Pablo expresa: "Vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en m" (Gl. 2,20).

2. Desespecificacin y desyoizacin2.1. La desespecificacin en general 2.1.1. Diferencia entre "especfico" y "tpicoLa unidad de naturaleza humana es, pues, la de un espritu sicosomatizado que, con su acto ontolgico, se realiza como persona."especfico"para m, una diferencia con "tpico". La palabra "especfico" designa la formalidad de un ente en virtud de la cual est en s mismo, dentro de s mismo, refirindolo todo a s mismo. Los "tpicos" son, sin embargo, los elementos que constituyen la formalidad. Los tpicos son las funciones facultativas como la intuicin, la reflexin, el deseo, la emocin, la memoria, la imaginacin, etc. Llamo a estas funciones "tipificaciones" del especfico porque definen y configuran, maravillosamente, la forma de pensar y la forma de querer.

2.1.2. Dificultad del lenguajeHipottica no significa "en el caso que", "puede ser"... No. Hipottica es un presupuesto que no se reduce a lo racional, pero puede ser razonado. Teniendo presente un supuesto de fe, un testimonio personal, una percepcin espiritual, podemos armar una dialctica para construir un discurso con el objeto de hacer visual la accin de la gracia.Podra afirmar: "Quin est ms en m, si yo en m o Dios en m?". Yo digo categricamente, como dira Santa Juana de Arco, "Dios est en m mucho ms que yo puedo estar en m, y, adems de una forma definitiva, irreversible". Digo, pues, lo que s.Este estado essendi, este estado de ser irreversible, que quien no lo tiene no lo sabe, y si no lo sabe es porque no lo tiene, es a ttulo personal. Es de este ser humano concreto y no de aquel otro.Porque ste fue quien me sigui y no aqul.

Porque muchos son los que empiezan y muy pocos son los que acaban. Hay, incluso entre aquellos que van por los caminos consagra- torios de Dios, algunos que no perdieron del todo el tiempo porque algo adquirieron que vale mucho ms que todas las cosas de este mundo, pero se perdieron el don mejor: aqul que otorga Cristo para potenciar nuestra personalidad reduciendo nuestro especfico o "yosmo":

2.2. La "desyoizacin" de las facultades2.2.1. Consecuencia de la desyoizacin: la triyoidad

La "desespecificacin", a nivel del yo, es "desyoizacin". No es el "yosmo" materialista freudiano. Yo digo "desyosmo", "desyoizar", y esto es una accin sobrenatural. Es la gran virtud del donum fidei.Yo "desespecifico" ese tormento de tu reflexin sobre ti mismo, que no es absoluto y, por lo tanto, tiene una cierta salida fuera de ti mismo, que te produce toda serie de insatisfacciones. Esto lo borro yo, hijo. No vas a creer simplemente porque Yo te lo diga, o porque alguien te diga algo de M, sino porque Yo me constituyo en esta perfeccin ontolgica de tu propio ser. Te desyoic, hijo, y dej la raz, la radical de tu yo.

"triyoidad", son las tres Personas Divinas, presididas por el Padre; es el Padre concelebrado por el Hijo y el Espritu Santo. Esta concelebracin, con este primado trinitario del Padre, est en el alma que ha quedado "desespecificada" hasta su radical por Dios. Se cumple, en estos momentos, eso que llama San Pablo "gemido del Espritu Santo" porque se lo atribuye al Espritu Santo. Es esta presencia activa, operante, dialogante, de esta concelebracin, incluso litrgica, de una vida celestial en que el alma vive de tal forma que puede decirse: "Yo ya no soy de este mundo. Yo vivo en este mundo, pero no soy de este mundo de ninguna manera".

2.2.2. Razn y pensamiento

El tpico de la razn es pensar y juzgar, nada ms que desde el punto de vista racional, esto no significa que no pueda armar argumentos. S puedo hacerlo, pero sin su tipificacin, de tal manera que, con la reduccin, la razn queda abierta; y sin la reduccin, no podra salir fuera de ella misma. No el no pensar racionalmente, sino esta tipificacin que comporta un lmite; esto es, aquella imposibilidad de poder armar argumentos de mayor envergadura y que no pertenecen a la llamada razn formal, cientfica o tcnica. Con qu argumento prueba usted la existencia de Dios, la existencia de esto o el ser de lo otro? Inductivo, deductivo, analtico, sinttico?El aspecto positivo del donum fidei es esa virtud que infunde en la razn, esa elevacin suya, abierta ya por reduccin a radical de sus tpicos, para juzgar contemplativamente. Se pueden construir argumentos, aunque hay que decir que, ms que argumentos, son piezas arquitectnicas de ese edificio celestial que decimos la gran casa de la fe.

2.2.3. Voluntad y deseo

El tpico de la voluntad es querer y desear. La querencia o deseo, en aquello que hace referencia a m y solamente a m, queda reducida a su radical. Mis deseos son, en s mismos, sobre m, de tal manera que apenas siento deseo de otra cosa que de m, sobre m y para m. Este egocentrismo es aquello que tengo ms inmediato y que, generalmente, est en connotacin con los placeres de esta vida. Y cuando digo placeres, en ellos est tambin aquel placer superficial de un momento de comodidad por el cual no acometo mi deber, aunque sepa que me hago un gran dao.

Esa voluntad tiene que tener su "querencial", sus deseos y emociones, ciertamente "desespecificados", crendose en esta facultad una verdadera transformacin. Esa transformacin es el deseo inconmensurable, sin medida, de ese mismo objeto que est detrs de esa ciudad que yo construyo como verdadero y lrico arquitecto, que es Dios mismo. Y as me deleito en esta vida con las concelebraciones celestiales. Qu milagro ser que no sean ms que una fantasa, sino la percepcin de ciertas ceremonias que se verifican en la vida eterna! Aqu Dios es para nutricin y alimento que da en esas festividades, de las que ya hace partcipes a las almas en este mundo. Son aquellos que estn mirando ese horizonte suyo, atentos siempre a ese continuo amanecer de l, a ese cambio de colores de este sol que es Dios mismo.

El alma ya no dice: "Yo te quiero, yo te amo, Seor", sino, "yo deseo algo mucho ms poderoso que el amor; es un deseo sin lmite que slo tiene los lmites ontolgicos de Ti mismo, en cuanto que T eres, y slo deseo eso".ste es el elemento positivo, infunde un apetito celestial al alma porque acompa a Cristo ms all de la Cibeles, ms all de la plaza del Callao, o ms all de una cafetera, conociendo lo mal que lo van a pasar los dos. Se podr hablar de muchas cosas, pero si no se vive esto que es fundamental, lo dems pierde sentido, queda uno inapetente.Qu estado apetitivo experimenta el alma cuando va por esta ruta! Son toques delicadsimos, como dice San Juan de la Cruz, por los que el alma siente ciertamente a Dios, un Dios que le acompaa, que se est haciendo con el propio ser del alma, as como el alma se est haciendo con el propio ser de Dios; no con otro aspecto de Dios o con esta otra verdad de Dios, sino con el mismo Dios, con su status essendi, con su propio estado de ser.

3. 1. La muerte como donacin

Si se me pregunta sobre la muerte, sta no se reduce slo al hecho de morir. La muerte, humanamente considerada, es siempre desagradable, pero Cristo le ha dado un sentido sobrenatural.

3. El sentido de la muerte

Lo podramos convertir en sainete Familia ma, deseara yo que mi muerte fuese la ltima, de tal forma que ofrecida mi muerte al Seor, vosotros os fueseis al cielo sin tener que morir. Hasta eso os deseo.entonces los hijos diran:Pap! Qu dices? Pap, eres formidable!los nietos:Hay que ver las cosas del abuelo...Los ms pequeajos apenas se enteraran.Quieto, Pepito. No has odo lo que ha dicho el bisabuelo? Y qu ha dicho el bisabuelo?Mira, que l querra ofrecer su muerte de tal manera que t no tengas que morir.Si yo no me voy a morir, l s se est muriendo!Qu gracia tienen los nios! Qu graciosos son los nios!

Cristo muere precisamente por el motivo especfico de la redencin humana: una muerte que viene como consecuencia del pecado original, y que El va a morir en la cruz para borrar este pecado. l, hasta como ser humano, va a pedir al propio Padre de todos:Que mi sangre sea la ltima. Que borre no slo el pecado original, sino hasta los efectos del pecado original. Que borre todo: el pecado y sus consecuencias. Que mi sangre sea la ltima.Podramos admitirlo de esta forma? No ira esto contra los sentimientos humanos?Pensemos ahora lo contrario. l est en la cruz. Se siente realmente dolidsimo, y empieza a enfadarse...:Padre que mi sangre no sea la ltima! Muero yo, pero que se conserven los efectos del pecado original, y aqu se arrepiente todo el mundo. O es que yo voy a ser el ltimo aqu? Es que yo solo voy a dar el callo y todos los dems disfrutando de los beneficios de mi redencin?Ah veis las dos comparaciones.

No. Cristo lo que dese fue lo primero, que es:Padre que mi sangre sea la ltima.Incluso por espritu de grandeza:-La ma la ltima, y despus de M ya no ms muerte.Yo tambin tengo espritu de grandeza. Tu sangre la ltima. ..? No, la ma! Que T libres todas las consecuencias del pecado original...? No, en absoluto! Yo tambin tengo derecho a morir. S, quiero morir! Tengo derecho a morir por mi patria, a morir por tantas cosas... que tambin tengo derecho a morir por Ti. Padre, yo tengo el mismo derecho que l a decir que mi sangre sea la ltima.

La forma de caminar con Cristo la tenis en el pasaje evanglico de los discpulos de Emas. Ellos iban tristes y dudando, cuando Cristo les sale al paso.Y fui hablando con ellos y no me reconocieron.Caminar con l significa ir yendo en progresin. Nos va tipificando, reduciendo de nuestra inmanencialidad todo aquello que nos encierra en nosotros mismos, dndonos, con espritu proyectivo, la apertura de nuestro ser a sublimes y amplios horizontes... Esto es, exactamente, lo que se va experimentando con El. Y es ese fuego interior que nos hace exclamar:Qu ardor siento en m, en esta hora, en este instante en que distingo ese gesto tuyo, reviviendo aquel mismo deseo...! Slo te puedo desear a Ti hasta decirte este lema: "Dios mo, T eres todos mis deseos".

3.2. Por qu la muerte de Cristo no fue la ltima? Significado del "Por qu me has abandonado?"

Quienes no ven este orden sobrenatural, esta forma de eternidad que nos tiene predestinada, dirn que es muy complicado eso de la Encarnacin de Cristo. Que todo eso es un lo, un jaleo. Pero los santos dicen:Bien merece la pena que haya sido as. Porque si T, Cristo, pides que tu sangre sea la ltima, exactamente a eso nos oponemos nosotros.Aparece ahora un derecho divino, aquel derecho que yo tengo de morir tambin por esta causa, por la causa de Cristo. Aunque no muriera nadie ms, ste no es asunto mo.T, Seor, si quieres los libras a todos de la muerte.Yo no puedo tolerar que la muerte de Cristo sea la ltima. Y aunque yo estoy detrs de Cristo, tambin tengo derecho divino a morir por esa posible forma de eternidad, que Cristo, y slo El, ha hecho exactamente realidad para el ser humano.

Cul es el significado de aquellas palabras de Cristo "Dios mo, Dios mo!, por qu me has abandonado?" (Mt 27,46)?"Por qu me has abandonado?" significa para m que, en este momento, vemos a Cristo pidiendo al Padre que su muerte sea la ltima, que su dolor sea el ltimo. Pero una voz se interpone diciendo:Que sea la ma. No le oigas, no le oigas, no le oigas... Yo tambin soy hijo. No le oigas. La ltima muerte, la ma. Si l tiene derecho divino para ello, yo tambin tengo derecho divino para lo mismo.Yo tambin quiero morir; yo tambin quiero, y necesito pasar por ah. No puede ser l el ltimo. si la muerte es para todos, la resurreccin que es para uno, tambin lo es para todos. La resurreccin es un bien universal que tiene una funcin personal. El mundo es tambin un bien universal que tiene una funcin personal, para cubrir necesidades personales. Y la muerte es un hecho universal.

En este contexto, teniendo en cuenta la elevacin al orden sobrenatural del dolor humano, podemos comprender, perfectamente, lo del abandono de Cristo: "Por qu me has abandonado en manos 'de'?".Qu es ese porqu? Es una afirmacin: "Me has abandonado".Pero no dice expresamente en manos de quin.Me has abandonado en manos de quin?En manos de los santos.Y en esto yo quiero ser como ellos. Por lo menos, ahora, dialcticamente; es decir de palabra. Pues yo de palabra soy sant, solo de palabra. No admito que se interrumpa el eje de la redencin. Es, por tanto, un proceso que partiendo de un origen, y en un tiempo determinado, va tambin a un fin en el orden del ser y en el orden del tiempo.