Grupos Judeocristianos en Jerusalén

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GRUPOS JUDEOCRISTIANOS EN JERUSALÉN Entre los grupos judíos de Jerusalén, encontramos a los seguidores de Jesús. Ellos forma- ron, según el evangelista Lucas, una secta conocida como los Nazoreos (Hch 24,5). Su historia nos transporta a la Jerusalén del s.I, un tiempo de enormes tensiones y dificultades, tanto in- ternas como externas, que este grupo tuvo que afrontar. Todos estos conflictos, hoy, nos per- miten ser testigos de unos orígenes cristianos plurales y ricos, con unas hondas raíces judías. Judeocristianos de Jerusalén La historia de los judíos que reconocían a Jesús como Mesías en Jerusalén tiene un punto de comienzo (una experiencia colectiva del Espíritu del Señor: Pentecostés) y un punto final (la expulsión de los judíos de Jerusalén en el año 135 d.C. tras la victoria romana en la segunda guerra judía). Ambos momentos dejan un rango de tiempo de, aproximadamente, un siglo. ¿Cuál es la historia de estos seguidores de Jesús en Jerusalén en este periodo? Junto a esta pregunta, surgen otros interrogantes difíciles de resolver. ¿Quiénes eran es- tos seguidores de Jesús? ¿Qué relación tenían con el resto del judaísmo? ¿Cómo vivían, cómo se organizaban? ¿Cuáles eran sus creencias? ¿Qué les caracterizaba? ¿Era un grupo homogé- neo? En el número 35 de esta misma revista (correspondiente a otoño de 2002), Elisa Estévez escribía un artículo sobre la comunidad de Jerusalén en el contexto de las “Iglesias Apostóli- cas”. En él se responden a algunas de estas cuestiones, por lo que será muy útil al lector tener- lo en cuenta en este momento. Nosotros vamos a intentar completarlo con algunos temas que allí no se abordan y con otros nuevos que se plantean en este número de la revista: los grupos judíos de Jerusalén. a) Diferentes grupos de judíos en Jerusalén 1) Grupos de judíos. La ciudad de Jerusalén, antes de la destrucción del templo el año 70 d.C., era un mosaico multicolor en el que convivían con más o menos tolerancia diferentes grupos y sectas judíos. Los más conocidos, por las noticias que nos ofrecen el historiador Flavio Josefo y el Nuevo Tes- tamento, son los Fariseos, los Saduceos, los Esenios y los Celotes. Todos eran judíos y compart- ían la mayor parte de sus creencias y formas de vida. Había, sin embargo, diferencias impor- tantes que les hacían distanciarse, rivalizar y enfrentarse unos con otros. Esa clasificación, que nos es muy útil para descubrir la pluralidad de grupos judíos en este momento, puede, por otra parte, ocultar una realidad todavía más plural. De hecho, los judíos que habitaban en Jerusalén hasta el 70 d.C. eran muchos más que estas cuatro “sectas” princi- pales. Las diferencias no se limitaban a esta clasificación cuatripartita, sino que iba mucho más allá, con diferencias de clase, culturales, geográficas, lingüísticas, etc. Era una sociedad muy unida en torno a la identidad religiosa/nacional, pero que mantenía muchas diferencias jerár- quicas respecto a algunos elementos de identidad. Así, por ejemplo, aquellos judíos venidos de

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  • GRUPOS JUDEOCRISTIANOS EN JERUSALN

    Entre los grupos judos de Jerusaln, encontramos a los seguidores de Jess. Ellos forma-ron, segn el evangelista Lucas, una secta conocida como los Nazoreos (Hch 24,5). Su historia nos transporta a la Jerusaln del s.I, un tiempo de enormes tensiones y dificultades, tanto in-ternas como externas, que este grupo tuvo que afrontar. Todos estos conflictos, hoy, nos per-miten ser testigos de unos orgenes cristianos plurales y ricos, con unas hondas races judas.

    Judeocristianos de Jerusaln

    La historia de los judos que reconocan a Jess como Mesas en Jerusaln tiene un punto de comienzo (una experiencia colectiva del Espritu del Seor: Pentecosts) y un punto final (la expulsin de los judos de Jerusaln en el ao 135 d.C. tras la victoria romana en la segunda guerra juda). Ambos momentos dejan un rango de tiempo de, aproximadamente, un siglo. Cul es la historia de estos seguidores de Jess en Jerusaln en este periodo?

    Junto a esta pregunta, surgen otros interrogantes difciles de resolver. Quines eran es-tos seguidores de Jess? Qu relacin tenan con el resto del judasmo? Cmo vivan, cmo se organizaban? Cules eran sus creencias? Qu les caracterizaba? Era un grupo homog-neo?

    En el nmero 35 de esta misma revista (correspondiente a otoo de 2002), Elisa Estvez escriba un artculo sobre la comunidad de Jerusaln en el contexto de las Iglesias Apostli-cas. En l se responden a algunas de estas cuestiones, por lo que ser muy til al lector tener-lo en cuenta en este momento. Nosotros vamos a intentar completarlo con algunos temas que all no se abordan y con otros nuevos que se plantean en este nmero de la revista: los grupos judos de Jerusaln.

    a) Diferentes grupos de judos en Jerusaln

    1) Grupos de judos.

    La ciudad de Jerusaln, antes de la destruccin del templo el ao 70 d.C., era un mosaico multicolor en el que convivan con ms o menos tolerancia diferentes grupos y sectas judos. Los ms conocidos, por las noticias que nos ofrecen el historiador Flavio Josefo y el Nuevo Tes-tamento, son los Fariseos, los Saduceos, los Esenios y los Celotes. Todos eran judos y compart-an la mayor parte de sus creencias y formas de vida. Haba, sin embargo, diferencias impor-tantes que les hacan distanciarse, rivalizar y enfrentarse unos con otros.

    Esa clasificacin, que nos es muy til para descubrir la pluralidad de grupos judos en este momento, puede, por otra parte, ocultar una realidad todava ms plural. De hecho, los judos que habitaban en Jerusaln hasta el 70 d.C. eran muchos ms que estas cuatro sectas princi-pales. Las diferencias no se limitaban a esta clasificacin cuatripartita, sino que iba mucho ms all, con diferencias de clase, culturales, geogrficas, lingsticas, etc. Era una sociedad muy unida en torno a la identidad religiosa/nacional, pero que mantena muchas diferencias jerr-quicas respecto a algunos elementos de identidad. As, por ejemplo, aquellos judos venidos de

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    la Dispora, de lengua griega, eran vistos por los judos de lengua aramea que residan en Jeru-saln como judos de segunda clase, contaminados por la convivencia con los paganos polites-tas.

    Por esta razn, los judos de la Dispora que llegaban a Jerusaln tenan sus propias sina-gogas en las que lean la Sagrada Escritura en griego y se expresaban en esta lengua. Por ello eran llamados Helenistas por los dems judos. La posibilidad de establecerse en Jerusaln era algo as como cumplir un sueo: volver a la Patria que haban debido abandonar, quiz, gene-raciones atrs. Muchos, tras haber hecho algo de dinero, volvan a Jerusaln a pasar sus lti-mos aos. Los conflictos con el resto del judasmo tenan varias causas: por una parte, el recelo y el miedo por la amenaza de contaminacin cultural y religiosa; por otra, la envidia por la mejor posicin econmica de muchos de los Helenistas; y, tambin, el deseo de las elites jero-solimitanas de conservar su estatus superior frente a los dems. Las relaciones entre judos helenistas y otros judos era conflictiva.

    2) Grupos judeocristianos entre los judos

    Esta pluralidad de grupos se va a reflejar de algn modo en el grupo de seguidores de Jess, puesto que pronto comenzar a integrar judos de diferente procedencia (tanto de sec-ta, como geogrfica, como lingstica, como de clase, etc.). As, el grupo de los judeocristianos seguidores de Jess en Jerusaln (que lo reconoce como Mesas e Hijo de David y que perma-nece fiel a la observancia de la Torah) albergar miembros procedentes de la secta de los fari-seos (Hch 15,5), del grupo elitista de los sacerdotes (Hch 6,7), del grupo de los venidos de la Dispora o Helenistas (Hch 2,5-6), etc. Estas diferencias se van a sentir muy pronto entre dos grupos definidos (Helenistas y Hebreos) que reproducirn los recelos y dificultades que hemos descrito anteriormente. La primera mencin que Lucas nos presenta de estos grupos es, precisamente, un conflicto (Hch 6,1).

    Estas divergencias darn lugar a posicionamientos diferentes en torno a algunos aspectos importantes que tienen que ver con la teologa y la misin. Los conflictos de los primeros aos van a singularizar a algunos judeocristianos y, si bien revelan unas profundas races comunes, propiciarn desarrollos teolgicos y misioneros diversos que darn lugar a grupos diferentes.

    2. Judeocristianos helenistas en Jerusaln

    El evangelista Lucas nos cuenta que la razn del conflicto entre Helenistas y Hebreos fue la desatencin de las viudas de los primeros por parte de los segundos. No es despreciable la idea de que el conflicto entre los dos grupos tuviera sus races, precisamente, en los recelos del grupo que llama Lucas Hebreos respecto al de los Helenistas, del mismo modo que los otros grupos judos de Jerusaln miraban con desdn a los venidos de la Dispora. Este conflic-to es resuelto por Lucas con la eleccin de siete diconos de entre los Helenistas que subsa-narn el hueco que no pueden cubrir los Hebreos (Hch 6,2-6). Probablemente este dato nos est indicando que ambos grupos tenan sus propios lderes y que, por lo tanto, la vida de am-bos era bastante independiente (tanto en lo referente al culto, como a la organizacin, como a algunas ideas teolgicas).

    Entre los elementos propios de la teologa de los Helenistas (diferentes de los Hebreos, como veremos) destaca la concepcin que tenan del Templo. Este grupo cuestionaba la fun-cin del Templo a partir de la muerte de Cristo (Hch 7,44-58). Haban interpretado este acon-tecimiento como la muerte del Siervo de Yahv, herido de Dios y humillado que cargaba

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    sobre s los pecados y traa la Paz, a la luz de los cnticos del Deutero-Isaas (Is 42;49;50;52-53). Esta explicacin les llev a relativizar el valor de la Torah y les llevar a no exigir ni la cir-cuncisin ni el cumplimiento de ningn tipo de precepto alimenticio a los nuevos miembros (cf. Gal 5,2; 1 Cor 8,1-6; etc.).

    Durante los primeros aos en Jerusaln seguramente slo se distinguan por su peculiar valoracin del Templo que les expondr a la hostilidad y persecucin por parte de las autori-dades judas de Jerusaln; esta situacin se cobrar una vctima mortal: Esteban, uno de los dirigentes (Hch 7,54-60). Con su muerte, a mediados de los aos 30 d.C., comienza una disper-sin de este grupo hacia el norte (Samara, Siria -Damasco y Antioquia-, costa de Tiro y Sidn, etc.). Este acontecimiento trgico supondr la ruptura del judeocristianismo helenista con el judasmo de Jerusaln. En las ciudades donde recalan se van a dirigir, lgicamente, a los judos de lengua griega de la Dispora; pero adems van a comenzar tambin a anunciar el Evangelio a los no judos (Hch 11,19-20). En este contexto aparecer el nombre de cristianos, como un grupo definido frente al judasmo de la Dispora (Hch 11,26).

    Con los aos, esta postura tambin generar diversos grupos: por una parte, Pablo y sus comunidades llevar hasta sus ltimas consecuencias estos principios teolgicos universalistas, mientras que la comunidad de Antioqua, pionera en esta tarea, adquirir una postura ms moderada, liderada por Pedro (cf. Gal 2,11-14).

    3. Judeocristianos Nazoreos? de Jerusaln

    Tras la dispersin de los Helenistas quedarn en Jerusaln los de lengua aramea (a excep-cin de algn antiguo Helenista; cf. Hch 21,16). Estos, lejos de ser un grupo homogneo, van a mostrar diferencias y roces en diversos conflictos internos y externos. Vamos a ver quines eran, cmo eran vistos por los dems judos, cmo se organizaban, quines eran sus dirigentes y cules eran sus caractersticas teolgicas ms importantes. Terminaremos viendo un esque-ma histrico de la evolucin de estos judeocristianos.

    a) El problema del nombre

    Lucas, en el Libro de los Hechos, dice que la primera vez que llamaron cristianos a los seguidores de Jess fue en Antioqua, en la dcada de los 40 (Hch 11,26). Si esto es as, cmo llamaban a los seguidores de Jess en Jerusaln? La cuestin del nombre de un grupo es muy importante porque sintetiza la propia identidad y refleja cmo otros ven al grupo.

    Los seguidores de Jess que habitaban en otros lugares usaron diferentes nombres para referirse a los de Jerusaln, segn nos consta en varios lugares. Lucas, por ejemplo, menciona a los de la circuncisin (Hch 11,2), para referirse a un grupo comprendido dentro de los Hebreos. Por su parte, Pablo habla de los santos de Jerusaln (Rom 15,26), las Iglesias de Dios que estn en Judea (1 Tes 2,14), etc. Sin embargo, los dems judos no podan utilizar estos nombres porque ellos eran circuncidados y habitaban en Jerusaln y Judea.

    El mismo Lucas nos ofrece otro testimonio que puede resultar muy valioso. Cuando llevan preso a Pablo ante el procurador Flix en Cesarea, la acusacin contra l es que es un jefe de la secta de los Nazoreos (Hch 24,5) (Nazarenos o Nazareos vienen a ser variantes del mismo trmino: nazraioi en griego, notzrim en las fuentes hebreas). As le llamaban a Jess sus mismos seguidores (el Nazoreo: Mt 2,23; 26,71; Jn 18,5; Hch 2,22; 3,6; 4,10; 22,8; 26,9), sus opositores (Hch 6,14) e, incluso, Jess mismo (Hch 22,8). Este nombre, a diferencia de los

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    anteriores, s puede ser dado a este grupo de seguidores por otros judos de Jerusaln y pudo, efectivamente, ser el que los identificaba ante los dems judos.

    En algunos textos del Nuevo Testamento encontramos otro nombre similar que quiz se pudo intercambiar con el de Nazoreos para referirse al grupo de seguidores de Jess en Jeru-saln: el de galileos. As se refleja, por ejemplo, en Mc 14,70; Lc 22,59; Hch 1,11; 2,7. La iden-tificacin, en este caso, vendra dada por dos factores: primero, el lugar de procedencia (fcil-mente reconocible por el acento y las formas rudas de la gente de Galilea que contrastan con las de la ciudad de Jerusaln) y, segundo, la directa relacin con Jess el Galileo (Mt 26,69).

    A finales del siglo primero el nombre de Nazoreos defina con claridad a un grupo de se-guidores de Jess que era visto con ciertos recelos por los rabinos y por otros cristianos; la duda es: fue utilizado este nombre tambin antes, como indica Lucas, para referirse a los seguidores de Jess en Jerusaln a mediados del s.I? Algunos autores prefieren el nombre de Proto-nazoreos, para dejar constancia de su carcter poco definido y dinmico, un fenmeno en evolucin. En cualquier caso, con las debidas cautelas, utilizamos aqu el trmino que les da el evangelista Lucas (Nazoreos: Hch 24,5) para referirnos a este grupo plural de seguidores de Jess en Jerusaln que tuvieron su propia evolucin y que en algn momento del siglo I fueron identificados por otros judos como la secta de los Nazoreos.

    Este nombre nos ofrece varios datos interesantes, porque nos indica cmo comprendieron los dems judos la identidad de este grupo. En primer lugar, vincula a estos Nazoreos con una persona histrica, Jess el Nazoreo; en segundo lugar, relaciona el origen de este grupo con Galilea (especialmente con la ciudad de Nazaret), una regin al norte de Judea con una historia compleja de amor/odio hacia Jerusaln; y en tercer lugar, se refiere a un grupo totalmente judo pero con una identidad definida, es decir, una secta (cf. Hch 24,5).

    Este trmino, secta, es til para identificar sociolgicamente a este grupo, porque tanto Lucas como el historiador Flavio Josefo, judo del s.I, utilizan el mismo trmino para referirse a otros grupos judos muy definidos: fariseos, saduceos, Esenios y Zelotas (ver: Hch 5,17; 15,5; 26,5; tambin: Flavio Josefo, Antiquitates Judaicae XIII 171,1). Esto quiere decir que podemos hablar con toda legitimidad de este grupo como si de uno ms se tratara en el conjunto plural y multiforme de los grupos judos de Jerusaln en el s.I.

    b) Formacin y organizacin

    Tras la muerte de Jess, en torno al ao 30 d.C., el consiguiente derrumbamiento de los discpulos de Jess y su vuelta a Galilea a las tareas cotidianas (Mc 16,7; Lc 24,13.21; Jn 21,1-3; etc.) tienen lugar una serie de experiencias que no slo corrigen la frustracin y el fracaso, sino que les lanzan a la Ciudad Santa con la esperanza de una restauracin del Reino escatolgico asociado a la llegada del mismo Jess como Mesas. Aqu cobra especial sentido el grupo de doce discpulos (como signo de las doce tribus de Israel) que simbolizarn esta restauracin a partir del grupo formado por el mismo Jess durante su vida. Este grupo se organizar en Jeru-saln de acuerdo a los fundamentos teolgicos que lo han formado como un grupo judo de fuerte carcter escatolgico.

    Este elemento diferenciador va a tener mucha importancia porque en torno al ao 40 au-ment la tensin poltica en Jerusaln a causa de la presin que ejerci el emperador Calgula cuando quiso erigir su estatua en el Templo. Su asesinato y el intento de su sucesor, Claudio, de apaciguar los nimos calmaron temporalmente la situacin. Estos acontecimientos fueron comprendidos por los seguidores de Jess como el comienzo de la era escatolgica (Mc 13,14-18; Mt 24,15). As, al interpretarlos positivamente (como los hechos que anunciaban la llegada

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    de Jess Mesas), se intensificarn las diferencias entre los judeocristianos Nazoreos y los de-ms grupos judos de Jerusaln que los vern como traidores.

    Estas tensiones cristalizarn unos aos ms tarde con la muerte de Santiago el Mayor a manos de Agripa I (Hch 12,2). Santiago el menor, hermano de Jess, aparece como lder de la comunidad de Jerusaln a partir de este momento. Esta situacin hace que Pedro decida irse a otro lugar (Hch 12,17); no es completamente desechable la posibilidad de un conflicto de autoridad o de comprensin de la identidad judeocristiana entre los dos (cuando va a Antioqu-a Pedro manifiesta un comportamiento contrario a la opinin de Santiago; cf. Gal 2,11-12).

    En este contexto, la familia de Jess va a tener una posicin destacada entre los Nazoreos a partir de ahora, lo que sugiere la importancia que daban a la vinculacin con la descendencia de David. La centralidad de Mara y los hermanos de Jess es puesta en evidencia por Lucas desde el comienzo en Hch 1,14, lo que choca con la postura crtica que tuvo su familia con Jess durante su vida (cf. Mc 3,21.31-35).

    El Colegio de ancianos, al igual que en la tradicin juda (Num 11,16), van a tener un rol importante en la organizacin de las comunidades de Jerusaln (Hch 15,2). Si el nmero de doce apstoles tena una funcin ms simblica, este colectivo de ancianos tendra una tarea ms vinculada a la vida cotidiana, a las necesidades materiales y de gestin interna.

    c) Fundamentos teolgicos

    Adems del fuerte carcter escatolgico, que va a ser una de las claves de identidad ms importantes de todos los judeocristianos, los Nazoreos desarrollan una serie de elementos teolgicos propios que van a marcar algunas distancias con el grupo de los Helenistas, funda-mentalmente, y que luego darn lugar a escisiones internas.

    El nombre de Nazoreos, como hemos dicho, vincula este grupo judo a la persona de Jess el Nazoreo. Adems del uso del ttulo Hijo de David, que pudo reflejar para algunos de este grupo el carcter mesinico de Jess relacionndolo con el antiguo reino de David (Mt 1,1.20; 21,9.15), este grupo relacionaba su propio nombre con el texto de Is 11,1: Saldr un vstago del tronco de Jes, y un retoo (netzer) de sus races brotar. Jess, en Mt 2,23, es presenta-do como Nazoreo aludiendo probablemente a este texto de Isaas; de este modo asuman los Nazoreos las esperanzas mesinicas vinculadas a Jes, padre de David y antecesor del Mes-as (1 Sam 16,1; Mt 1,5-6). Este punto, lgicamente, ser un punto de roce y enfrentamiento con otros grupos judos de Jerusaln.

    Por otra parte, el mismo nombre remita a otro sentido: resto (natzur) segn Is 42,6 y 49,8. Esta identificacin como el resto de Yahv se pondr en evidencia a propsito de un conflicto con la comunidad de Antioqua por la admisin de no judos dentro del grupo de Helenistas sin pedirles la circuncisin. Para justificar su postura, los Nazoreos argumentaban que slo es elegido el pueblo judo, por lo que un pagano slo puede esperar la salvacin si se hace judo circuncidndose. Por lo tanto, tampoco para un judeocristiano hay salvacin al margen de la Torah. De este modo los nazoreos se comprenden como el verdadero Israel de-ntro de Israel, y no tienen sentido al margen del pueblo santo porque sera destruir la Torah por la fe (Rom 3,31) y considerar a Cristo como el ministro del pecado (Gal 2,17). Para ellos Cristo no elimin la distincin entre el Pueblo Elegido y los pueblos paganos, sino que fue la ltima oferta de Dios a su pueblo. Cristo y la Torah estn ntimamente relacionados y, conse-cuentemente, el bautismo no puede sustituir a la circuncisin sino que la presupone.

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    Esta situacin de enfrentamiento dar lugar a posturas matizadas y diferentes. En la Asamblea de Jerusaln que tuvo lugar hacia el ao 48 d.C. se puso en evidencia que no todos los Nazoreos pensaban igual, sino que mientras algunos eran inflexibles en estos puntos ante-riores, otros estaban dispuestos a llegar a posturas intermedias. El llamado Decreto apostli-co que Lucas recoge en Hch 15,23-29 es una prueba de ello.

    d) Diferencias internas

    Tenemos noticias de un grupo calificado como los de la circuncisin (Hch 11,2), que se-guramente son los mismos seguidores de Jess calificados como de la secta de los fariseos (Hch 15,5). De ellos parece hablarnos tambin Pablo cuando menciona a los intrusos, los fal-sos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jess... (Gal 2,4; ver tambin Flp 3,2-3). Su postura parece muy vinculada al cumplimiento de la Torah, exigiendo la circuncisin y dems preceptos legales a todos los nuevos seguidores de Jess. Estos no aparecen en el Libro de los Hechos bajo el liderazgo de ningn personaje cono-cido, sino vinculados a los posicionamientos conservadores respecto al cumplimiento de la Torah. En el ltimo viaje de Pablo a Jerusaln Lucas menciona un problema con algunos de estos, que le echan en cara ensear a los judos de otros lugares el abandono de la circuncisin y de la Torah (Hch 21,20-21). Esto refleja que esta postura permaneci mucho tiempo despus de la Asamblea de Jerusaln.

    Pablo, parte interesada en este conflicto, cuenta que la reunin de la asamblea no dio buenos resultados para la posicin antioquena, y que tuvo que llegar a un acuerdo en privado con Pedro, Santiago y Juan para no exigir la circuncisin a los nuevos miembros de Antioqua (Gal 2,9). Esto nos revela la fuerza que tenan los de la circuncisin, que no aceptaban que se reconociera como igual a un pagano sin circuncidar. Estos tres dirigentes aceptaron una igual-dad de hecho, pero sin reconocimiento pblico.

    Otra postura aparece ms adelante, cuando el nmero de paganos de la comunidad de Antioqua segua creciendo y provoc recelos entre algunos judeocristianos de origen judo. Un grupo de Jerusaln acepta que no se circunciden pero les exige el cumplimiento de un mnimo nmero de preceptos relacionados con los alimentos (Hch 15,23-29). Estas exigencias estn en la lnea de los mandamientos noquicos o de Noe, que eran unas normas de comportamien-to para los extranjeros residentes en la tierra de Israel. Este hecho suscita una cuestin: en-tenda este grupo de Jerusaln que los paganos que se hacan seguidores de Jess en Antioqu-a sin circuncidarse eran como extranjeros, como de segunda clase? O los consideraban igual que los dems judeocristianos pero queran garantizar la convivencia? Son preguntas de muy difcil respuesta, pero que nos revelan la complejidad de las cuestiones que se debatieron en este momento, y las diferentes posturas ante ellas.

    Los posicionamientos de Pedro y Santiago no eran los mismos en este punto, como ya hemos dicho, segn Gal 2,11-12; la presentacin de Lucas en Hch 15, probablemente, es una lectura conciliadora de los hechos. Teniendo en cuenta los datos que tenemos, a saber: que Santiago permaneci en Jerusaln hasta su muerte, que los de la circuncisin estaban todav-a en Jerusaln en los aos 60 (Hch 21,20-21), que Pedro march a Antioqua poco despus del nombramiento de Santiago (Hch 12,17), que esta comunidad acept los planteamientos de Hch 15, entonces podemos suponer que detrs del primer grupo estaba Santiago y la familia de Jess y detrs del segundo Pedro. De ser as, la postura que prevaleci en Jerusaln fue la de los de la circuncisin; en Antioqua la intermedia que exiga ciertos comportamientos relacionados con los alimentos a los paganos y en otras ciudades del Imperio la de Pablo, que no exigi ningn tipo de normas rituales.

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    4. Historia posterior de los nazoreos

    La muerte de Santiago en un momento de vaco en el poder romano (tras muerte del go-bernador Festo y sin llegar su sucesor, ao 62 d.C.) marcar profundamente a todos los grupos de nazoreos. La causa de su muerte, segn Hegesipo (citado por Eusebio), fue la venganza de los judos de Jerusaln por no haber podido matar a Pablo. Probablemente, la realidad tiene que ver con la proclamacin de Jess como Mesas (segn aparece en el martirio de Policarpo). Esto encaja mejor con la situacin de enorme tensin que se viva en Jerusaln en los aos anteriores a la revuelta que provocar la destruccin del templo. Una radicalizacin en las pos-turas de los lderes judos pudo conllevar la eliminacin de un personaje poco ortodoxo co-mo Santiago.

    El liderazgo que ejerca, aglutinando a los diferentes grupos de nazoreos, dar paso a un cierto desmembramiento y las divergencias doctrinales subyacentes hasta el momento harn su aparicin. As mismo, la relacin de los nazoreos con el resto de sectas judas se ver muy resentida. A partir de este momento la situacin empeorar progresivamente.

    El comienzo de la guerra juda y la llegada de Vespasiano al mando de las tropas romanas condujeron a la huda (o xodo, o exilio) de los nazoreos hacia la ciudad de Pella, en Trasjorda-nia (seguramente con el consentimiento de las tropas romanas). Durante los dos o tres aos de estancia all se van a dar divisiones que generarn una ruptura. Segn san Epifanio, un tal Ebin provocar esta ruptura por su interpretacin heterodoxa del nacimiento de Jess. El grupo de los ebionitas crecer bastante en Trasjordania.

    Todos los grupos y sectas judas vivieron la destruccin del templo como una verdadera catstrofe. Aunque algunos de los nazoreos creyeron que era una venganza divina por la muerte de Santiago, muchos de los judeocristianos lo comprendieron como un signo escatol-gico de la instauracin del Reino anunciado por Jess y un castigo al judasmo por haber recha-zado y matado al Maestro.

    De hecho, segn varios testimonios (Alejandro de Chipre y Eutiquio) una comunidad de nazoreos vuelve a Jerusaln hacia el 73 d.C., al Mont Sin. Simen bar Clofs, primo de San-tiago y de Jess, suceder a Santiago segn nos cuenta Eusebio; esto significa que la comuni-dad de los nazoreos, separados de los ebionitas que quedarn en Trasjordania, se vuelve a establecer en Jerusaln. En este tiempo la comunidad se ir dispersando por Judea y regiones limtrofes, consiguiendo muy pocos seguidores de entre los judos pero buena produccin lite-raria, que dejar testimonios en muchos lugares. Por otra parte, se va a ir agravando la distan-cia con el judasmo de corte cada vez ms rabnico. Las tensiones, basadas en la proclamacin de Jess como Mesas y en la diferente interpretacin de la Sagrada Escritura, acabarn con la vida de Simen, que ser sucedido por Justo.

    Las escisiones dentro del grupo de nazoreos continuarn por las incesantes presiones. Al-rededor del ao 90, en Yabnia se concreta la ruptura de los nazoreos con el resto del judasmo a travs de una de las dieciocho bendiciones (Shemone Esre) que dice en su versin palestinen-se: Que los calumniadores no tengan esperanza. Que perezca al instante la maldad, que todos los nazoreos de tu pueblo sean prontamente aniquilados, que los enemigos sean rpidamente erradicados; quebrntalos, fulmnalos, subygalos presto en nuestros das. Bendito eres t, Seor, que quebrantas a los enemigos y subyugas a los malvados.

    As, en la segunda revuelta juda en los aos 130 d.C., la exigua comunidad de nazoreos rechazar participar en la guerra contra los romanos, y sufrir a manos de los seguidores de Bar Kochba, lder de la revuelta. La prohibicin a todo judo de vivir en Jerusaln una vez que los romanos ganaron la ltima batalla dar paso a una profunda transformacin sociolgica de

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    la comunidad judeocristiana de Jerusaln, formada a partir de ahora por cristianos venidos de las comunidades de origen helenista.

    Esta historia es la de la lucha de unos hombres y mujeres por la fidelidad y la lealtad a las propias races. Cada grupo, independientemente de sus propios intereses en cada momento, buscaba responder a su propia interpretacin de las tradiciones comunes que deban seguir vivas. Los Nazoreos, vinculados a la Ciudad Santa, se extinguieron con las ruinas de sus casas... pero no su fidelidad al Mesas Jess, que continu en la vida de otros cristianos venidos de muchos lugares, pero con la misma fe y pasin por ser fieles a la persona de Jess de Nazaret.

    Judeocristianos de Jerusalna) Diferentes grupos de judos en Jerusaln1) Grupos de judos.2) Grupos judeocristianos entre los judos2. Judeocristianos helenistas en Jerusaln3. Judeocristianos Nazoreos? de Jerusalna) El problema del nombreb) Formacin y organizacinc) Fundamentos teolgicosd) Diferencias internas4. Historia posterior de los nazoreos