LA GUERRA CIVIL

El golpe de EstadoLa sublevación del ejército de África se trasladó a la Península el 18 de julio de

1936. El golpe, bendecido por la Iglesia, fue apoyado por parte del ejército y los partidos carlistas, monárquicos, conservadores y falangistas. Estuvo dirigido por Mola y Franco.

La sublevación triunfó en las zonas rurales del país, pero fracasó en las regiones industriales, La Mancha, el Mediterráneo, parte de Andalucía, Extremadura y Aragón. España quedó dividida en dos zonas. El golpe de Estado se transformó en Guerra Civil.

El conflicto militar no era inevitable pero algunas características de la época ayudan a explicar su origen y desarrollo: las enormes diferencias sociales, el enfrentamiento religioso y la radicalización ideológica de las derechas y de las izquierdas.

La internacionalización del conflictoEn Europa la opinión pública se dividió entre defensores del gobierno legítimo de la

República y los que apoyaban a los golpistas. Reino Unido y Francia convocaron una conferencia en la que se firmó un acuerdo de no intervención para evitar que el conflicto se generalizase a otros países. Sin embargo, ambos bandos obtuvieron ayuda exterior:

Los rebeldes recibieron aportaciones de soldados, armas y municiones de la Italia fascista y la Alemania nazi, a cambio de concesiones mineras.

La República obtuvo la ayuda de la URSS, a la que pagó al contado con los depósitos de oro del Banco de España.

El bando republicano también contó con la simpatía de la izquierda de todo el mundo, que interpretaba la guerra de España como un nuevo frente de lucha contra el fascismo. Miles de voluntarios extranjeros se alistaron en las Brigadas Internacionales.

Las dos EspañasLa sublevación provocó la división de España en dos zonas: una, fiel a la República

y, otra, dominada por los sublevados, que se autodenominaron nacionales.Tras el golpe, en la zona republicana, el gobierno se disolvió y en los primeros

meses se produjo una revolución con expropiación de empresas y latifundios por parte de sindicatos y organizaciones populares. Se organizaron milicias populares para defender la República, pero carecían de coordinación y, en ocasiones, se enfrentaban entre ellas.

Entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, el gobierno de Largo Caballero trató de restablecer la autoridad y organizó un ejército popular, sometiendo las milicias a los militares fieles a la República.

A partir de mayo de 1937, Negrín presidió el gobierno hasta el final de la guerra. En esta etapa creció la influencia del Partido Comunista, pues la URSS le prestaba ayuda.

En la zona nacional se produjo un fortalecimiento de la autoridad política tras nombrar a Franco como jefe del gobierno y Generalísimo en octubre de 1936 y unificar todas las fuerzas políticas que apoyaron la sublevación en abril de 1937 en un partido, Falange Española Tradicionalista y Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS).

La evolución militarLa guerra duró casi tres años y se pueden distinguir diferentes fases: En verano y otoño de 1936 se desarrolló la guerra de movimientos. Las tropas de

Franco avanzaron desde el sur por Extremadura para unir los territorios en los que triunfó la sublevación. Después marcharon hacia Madrid, intentando acabar la guerra con rapidez pero el levantamiento del cerco del alcázar de Toledo retrasó el avance.

En otoño de 1936 comenzó la ofensiva de Madrid. Se prolongó durante el invierno pero la defensa de la capital y las derrotas franquistas en las batallas del Jarama y Guadalajara hicieron fracasar el ataque y los nacionales concentraron sus esfuerzos en otros escenarios.

En 1937 las tropas de Franco se dirigieron hacia el Norte con la intención de tomar las zonas industriales del Cantábrico. El País Vasco cayó en abril de 1937 tras el bombardeo de Guernica. Después lo hicieron Santander y Asturias. Los republicanos contraatacaron en Brunete (Madrid) y Belchite (Zaragoza) intentando obligar a las tropas franquistas a retirar efectivos del norte, pero fracasaron.

En 1938 Franco se dirigió hacia el Este. Tomó Teruel, llegó hasta el Mediterráneo y aisló Cataluña. La República, ya fragmentada, lanzó una ofensiva en el Ebro con la intención de unificar de nuevo su territorio, pero fracasó.

La derrota de la República se produjo entre el otoño de 1938 y la primavera de 1939. Los nacionales avanzaron sobre Cataluña sin apenas oposición y tomaron Barcelona en enero de 1939. En marzo de 1939 las tropas franquistas entraron en Madrid y la guerra se dio por concluida.

La unidad y la superioridad militar de las tropas de Franco, fruto de la mayor disciplina, y de los apoyos de Alemania e Italia, explican su continuo avance hasta la victoria.

La vida durante la guerraLa guerra fue un tiempo de hambre, muerte, miedo y de desasosiego familiar por el

temor al reclutamiento de los hijos. La población civil fue testigo involuntario de feroces combates en pueblos y ciudades

y la vida cotidiana se vio sobresaltada por las represalias de ambos bandos contra los simpatizantes de la otra zona:

Los líderes sindicales y muchos miembros de partidos de izquierdas fueron encarcelados o asesinados en la zona nacional durante toda la contienda.

Pertenecer al clero o la sospecha de simpatizar con el enemigo fueron excusas para numerosos asesinatos en la zona republicana.

En ambos bandos fueron denunciadas muchas personas por pertenecer o simpatizar con el adversario y ejecutadas. Fue una manera de saldar rencillas particulares.

Los detenidos eran fusilados y solían ser enterrados en fosas comunes por la noche. Hoy todavía se exhuman cadáveres de muchos de estos enterramientos anónimos.

El temor ante el avance de las tropas de Franco hizo que muchas personas abandonasen sus casas en la zona republicana convirtiéndose en refugiados; otras enviaron a sus hijos al extranjero para evitarles los padecimientos de la guerra. Al finalizar el conflicto, cientos de miles de personas marcharon al exilio.