Guerra y Fabricación de Armas.

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CENTRO DE EDUCACIÓN MEDIA PLANTEL ORIENTE DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y LETRAS EL HOMBRE Y SU CONDICIÓN ÉTICA GUERRA Y FABRICACIÓN DE ARMAS ____________________________________________________ ____ 6° S Equipo 12 14) Mariana Guadalupe Fernández Melchor. 29) Jorgue Miguel Nafarrate Serna.

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Equipo 12. Guerra y Fabricación de Armas.14) Mariana Guadalupe Fernández Melchor. 29) Jorge Miguel Nafarrate Serna. 30) Arturo Nieves García.

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CENTRO DE EDUCACIÓN MEDIA

PLANTEL ORIENTE

DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y LETRAS

EL HOMBRE Y SU CONDICIÓN ÉTICA

GUERRA Y FABRICACIÓN DE ARMAS________________________________________________________

6° S Equipo 12

14) Mariana Guadalupe Fernández Melchor.

29) Jorgue Miguel Nafarrate Serna.

30) Arturo Nieves García.

Cantidad de palabras: 1600

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Las múltiples guerras llevadas a cabo a lo largo de la historia, así como el

negocio de la fabricación y venta de armas, han traído consigo grandes

desarrollos en los ámbitos de economía, política, ciencia y tecnología;

beneficiando en mayor parte al Estado de cada país participante en alguna de

estas actividades. Se dice que la guerra trae consigo el control de recursos,

sometimientos, desarmes y destrucción de un bando a otro, con el propósito

primordial de terminar con un mal mayor al provocado por una guerra, trayendo

consigo la paz. Pero, ¿está realmente la guerra llevando a la paz?, ¿la sociedad

se ve beneficiada?, ¿la fabricación de armas es necesaria?

La guerra ha traído consigo varios problemas, pues notoriamente más que

traer tranquilidad, sobrelleva conflictos serios entre dos grupos y que muy pocas

veces resulta agradable para quien no vence, ya que para lograr esto, se da a

través de la violencia física (armada).

La fabricación y el comercio de las armas han existido desde todos los

tiempos y en todos los lugares, siempre en constantes mejoras y

modernizaciones.

A causa de su evolución constante, hoy en día, el comercio de las armas se

manifiesta de manera bastante amplia y compleja.

Ninguna transferencia de armas es moralmente indiferente; al contrario,

pone en juego toda una serie de intereses políticos, estratégicos y económicos. a

veces afines, y a veces discordantes; que implican cada vez más consecuencias

morales.

La fabricación de armas, tiene supuestamente como propósito único, servir

como el medio por el cual un país puede llegar a necesitar armas para protegerse.

Sin embargo la fabricación de armas ha conllevado muchas veces al inicio

de graves conflictos o de una guerra, ya que un país quiere obtener algún

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beneficio de otro y a través del proceso de fabricación de armas, ese país tiene lo

que se necesita para lograr obtener ese beneficio.

En repetidas ocasiones, se argumenta que tal país ha declarado la guerra a

otro como una manera preventiva, pues piensan que ellos serán atacados primero;

e inclusive muchas veces, la misma sociedad concuerda en que el país atacado lo

merece debido a los conflictos que ha generado o podría generar a una nación en

particular o al mundo entero.

De ahí ha surgido el concepto de “guerra justa”, que como el mismo nombre

lo dice, se refiere a la regulación y justificación de la guerra, los actos que la

involucren y los resultados de la misma. El supuesto fin de una guerra justa es

terminar con un mal mayor al provocado por una guerra conflictiva.

Gracias al surgimiento de este concepto, se ha aceptado la guerra como un fin

necesario para resolver los conflictos de este tipo, a tal punto que hoy en día los actos

de una guerra justa son considerados un derecho. E inclusive son contemplados por

las leyes internacionales.

Podemos entender que hay conflictos de tanta gravedad, que es realmente

necesaria una intervención externa. En las situaciones de crisis se hace necesario

el pronunciamiento claro de una guerra, a través del cual quedan manifiestos qué

valores son los que realmente se defienden en una situación de guerra.

Pero con la guerra no solo se priva de la libertad de existir de los soldados

a favor y de los enemigos, sino que también se priva la libertad de preexistir de

múltiples civiles.

Con los conflictos armados, se está violando el derecho más elemental de

la moral, la vida, al privar a otra persona de su derecho de existir.

Podemos considerar de igual manera a la guerra como el mayor atentado a

la convivencia, así como el comportamiento máximo por el deseo y avaricia al

poder, sin prever en primera instancia las consecuencias que afectan al resto.

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Todo tipo de moral exige en conciencia a la persona humana el obrar bien

y evitar el obrar mal, ninguna moral objetiva puede contradecir este principio.

En la guerra se tiene una frase que dice: “El fin justifica los medios”, donde

se toma a “el fin” como el beneficio propio y a “los medios” como el daño ajeno.

Con dicha frase podemos notar que el obrar bien y mal se ven

distorsionados, tratando de convencernos de que en la guerra se tiene la

consciencia de obrar bien, pues pensamos que se está luchando por un bien

común, y que el resultado final es el importante, pero realmente se está obrando

de una manera incorrecta, pues en el transcurso del camino para llegar al efecto,

no se ha actuado de la manera debida, sin que perjudique a nadie.

En esta frase se ve claramente que no se respeta esa consciencia que tiene

la moral de obrar bien.

Pero la frase anterior, ya muy conocida y usada para justificación en todo

tipo de conflicto, logra burlar la moral, ya que se acepta la maldad privativa de la

violencia, con tal de conseguir una paz mayor por medio de la guerra.

Con esta justificación de los medios en atención al fin en el caso de la

guerra, suele interpretarse que el bien que se evalúa como fin es el bien de

quienes están actuando y con el daño ajeno; y al medio, lo que implica la

perversión absoluta de la justicia, con sometimientos, ataque y sufrimiento de

muchos.

La defensa de una vida individual o de una colectividad ante una amenaza

real es una consecuencia del derecho natural que ampara a toda persona a

conservar su vida.

La fabricación de armas, de igual manera va en contra de la moral, ya que

se podría decir que se está instaurando y permitiendo el uso deliberado de un

medio para quitar la libertad de existir, puesto que las armas no cuentan con otro

propósito que el de llevar a la violencia, los ataques y el despojo de la vida.

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Lo cual nos lleva a su vez a que la fabricación de armas, con el tiempo

romperá la principal norma de la moral que es la vida y su conservación.

Sobre la base de este principio de la preservación de la vida, se ha

construido el concepto de guerra justa, que puede ser aceptado antes que el

concepto moral de la legítima defensa.

Con la guerra justa se ha establecido que para que se permita una

intervención, se requiere que se presente un peligro y que además sea verídico,

que provenga de una acción previa promovida por un sujeto exterior, que el

recurso a la violencia no pueda ser evitado por otro medio y que los medios de

defensa sean proporcionados a la neutralización del peligro exterior sin excederse

en el daño causado al provocador.

Aun así, queda claro que en plena batalla, no existe una regulación de

estos términos, y las reglas establecidas para intentar llevar a cabo una guerra

“pacífica” fracasan, afectando mayormente a las masas inocentes.

Como ya fue mencionado, podrá haber beneficios económica y

políticamente, pero conocemos bien cuáles son los resultados verídicos de una

guerra: personas desaparecidas, mutilados por minas terrestres ocultas, mujeres

violadas, menores de edad reclutados, epidemias que acaban con los pocos

sobrevivientes, edificios destruidos, cientos de desplazados y refugiados.

La población civil es la que verdaderamente vive los efectos de una guerra.

Podemos tomar como ejemplo la fabricación de bombas nucleares y el

ataque hacia otros países con ellas, tal es el caso de las ciudades de Hiroshima y

Nagasaki, en Japón; Estados Unidos de América atacó en contra del Imperio de

Japón, dando con esto el punto final a la segunda guerra mundial; pero a esto se

le contribuye la muerte de miles de personas, no solo por la explosión, sino que

también por enfermedades mortales como el cáncer, la leucemia y

envenenamiento radioactivo.

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El conflicto terminó y los problemas pasados se resolvieron, pero el uso de

esta arma nuclear, a pesar de los años, sigue dejando huella y afectando a la

población que habita los lugares perturbados.

Un ejemplo más, es la intervención de los Estados Unidos de América en

Irak, la guerra llevada a cabo libró a ese país de la tiranía de Saddam Hussein,

pero supuso a su vez un cambio a peor en las condiciones de los cristianos

iraquíes, que han emigrado en masa, pues se han visto afectados por los

resultados que dejó dicha guerra.

Un conflicto armado genera el mayor grado de vulnerabilidad al que se

puede someter a una persona; en muchos conflictos, la población civil es

prácticamente el objetivo militar, porque agredir contra la población civil genera en

muchas de las ocasiones una mayor debilidad de la parte en conflicto.

La población civil se está convirtiendo en objetivo directo de muchos

ataques, de muchas acciones armadas, tanto en conflictos de baja como alta

intensidad, por el impacto en el frente de lucha, e incluso mediático.

Ha dejado de ser una guerra justa para volverse del todo injusta.

En resumen, la guerra y la fabricación de armas existe porque han sido

justificadas, diciendo que es para la defensa legítima de un país en caso de que

otro quiera agredirlo, pero dichas moderaciones no han sido cumplidas

debidamente o han sido excedidas, ocasionando los mayores perjuicios a la

sociedad, la población civil que no tendría por qué intervenir ni verse afectada por

los conflictos de Estados. De ahí concluimos que, el justificar acciones de este tipo

no nos lleva a una tranquilidad general ni nos traen bienes, y que la fabricación de

armas únicamente ocasiona competencias y más codicia por obtener los mejores

instrumentos; guerra con guerra nunca traerán la paz; aunque se argumente a

favor de esta, se está obrando mal; en la guerra nadie gana, sino que todos

perdemos.