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    Ranahit Guha

    Las voces de la Historia

    Hay expresiones que consideran acontecimientos y hechos histricos.

    Pero que significa el adjetivo histrico Su funcin es consignar determinados acontecimientos y hechos de la historiaLa designacin de los mismos es realizada por una ideolog a! "estatismo "!

    #para la cual la vida del estado es central para la historia.#ella autoriza que los valores dominantes del estado determinen el criterio de lo que

    son acontecimientos histricos#define y eval$a el pasado#implica

    #aceptacin y defensa del orden esta%lecido! que convierte el curso entero de lahistoria en una genealog a del sistema pol tico y social& los valores y la cultura delentorno del propio historiador.

    #aparece entre quienes se oponen al sistema y pugnan por reemplazarlo por otroen su opinin mejor y m's justo.

    #la voz dominante del estatismo ahoga el sonido de una mir ada de protagonistasque ha%lan en voz %aja y nos incapacita para escuchar estas voces que tienen otrashistorias que explicarnos& que por su complejidad resultan incompati%les con losmodos simplificadores del discurso estatista .

    ( Cundo surge esta tradicin) *rranca de los or genes del pensamiento histrico moderno en el Renacimientoitaliano.Para los grupos dirigentes de las ciudades + estado del siglo ,-& el estudio de lahistoria serv a para la educacin en materia de pol tica y go%ierno& indispensa%les paradesempe ar su papel como ciudadanos y como monarcas.Para /aquiavelo& el intelectual m's representativo de aquellos grupos& el estudio dela historia y el estudio del arte de gobernar debieran ser esencialmente lo mismo 0 123 4

    5l ascenso de la %urgues a en 5uropa durante los trescientos a os siguientes hizopoco por de%ilitar este v nculo entre estatismo e historiograf a.Por el contrario& tanto el a%solutismo como el repu%licanismo tendieron a reforzarlo& demodo que& como todo estudiante sa%e gracias a Lord *cton& en el siglo ,6, la pol ticase ha% a convertido en el fundamento de la erudicin histrica.

    7o es menos importante el hecho de que por entonces el estudio de la historia sehu%iese institucionalizado plenamente en la 5uropa occidental& y tal vez en menor grado en 6nglaterra que en otros lugares a causa de la mayor madurez de la %urgues ainglesa.La institucionalizacin significa%a en estas condiciones&primero& que el estudio de la historia se desarrolla%a como una especie de 8ciencianormal9 en el sentido que le da al t:rmino ;uhn.Se integr en el sistema acad:mico como un cuerpo de conocimientos laico& con suspropios programas de estudio y sus cursos as como con una profesin dedicada por entero a su programacin mediante la ense anza y la pu%licacin.5n segundo lugar& adquiri ahora su propio lugar en el cada vez m's amplio espacio

    p$%lico en el que el proceso hegemnico apela%a a menudo a la historia paramaterializarse en la interaccin entre los ciudadanos y el estado.

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    enedict *nderson4&consumidores 'vidos de productos adaptados al gusto %urgu:s por cualquier g:nerode literatura histrica.5n tercer lugar& fue esta literatura& desde los manuales escolares hasta las novelas

    histricas& la que ayud a institucionalizar la investigacin histrica al constituirla enuna serie de g:neros literarios imaginativos y discursivos equipados con sus propiosc'nones y narratolog as.

    5n conjunto& la institucionalizacin del estudio de la historia tuvo el efecto de asegurar una %ase esta%le al estatismo dentro de las disciplinas acad:micas y de promover hegemon a.

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    La falta de adecuacin del estatismo para una historiograf a propiamente india derivade su tendencia a impedir cualquier interlocucin entre nosotros y nuestro pasado.7os ha%la con la voz de mando del estado que& con la pretensin de escoger paranosotros lo que de%e ser histrico&no nos deja elegir nuestra propia relacin con el pasado.

    Pero las narraciones que constituyen el discurso de la historia dependen precisamentede tal eleccin.5scoger significa& en este contexto& investigar y relacionarnos con el pasadoescuchando la mir ada de voces de la sociedad civil y conversando con ellas.5stas son voces %ajas que quedan sumergidas por el ruido de los mandatos estatistas.Por esta razn no las o mos. A es tam%i:n por esta razn que de%emos realizar unesfuerzo adicional&desarrollar las ha%ilidades necesarias y& so%re todo&cultivar la disposicin para o r estas voces e interactuar con ellas.

    Porque tienen muchas historias que contarnos =historias que por su complejidadtienen poco que ver con el discurso estatista y que son por completo opuestas a susmodos a%stractos y simplificadores.

    Perm taseme considerar cuatro de estas historias. 0 1B3 4 7uestra fuente es una seriede peticiones dirigidas a las comunidades locales de sacerdotes %rahmanes enalgunos pue%los del oeste de >engala pidiendo la a%solucin del pecado detri%ulacin.5l pecado& que se supon a demostrado por la propia enfermedad& exig a en cada casounos ritos de purificacin que slo los %rahmanes pod an prescri%ir y realizar. Laofensa& tanto espiritual como patolgica& se identifica%a por el nom%re o por els ntoma& o por una com%inacin de am%os. Ha% a dos casos de lepra& uno de asma yotro de tu%erculosis+ todos ellos diagnosticados seg$n parece sin la ayuda y consejode un especialista& que en aquellos momentos& en la primera mitad del siglo ,6,& node% a estar f'cilmente al alcance de los po%res rurales.Los afligidos eran todos agricultores de casta& en la medida en que podemos deducirloa trav:s de sus apellidos. 5n el caso de uno de ellos la propia enfermedad indica laocupacin& ya que relaciona%a los estragos de la lepra en su mano con el hecho deha%er sido mordido por una rata mientras tra%aja%a en su arrozal. 7ada podr a ser m's secular& m's a ras de tierra& aunque no fuese del todo convincente comoexplicacin de la enfermedad y& no o%stante& la propia v ctima lo interpreta%a como unsufrimiento causado por alguna ofensa espiritual indefinida.

    (Cu: es& se pregunta uno& lo que hace necesario que una enfermedad del cuerpo seaentendida como una disfuncin del alma)

    Para contestar& de%e tenerse en cuenta&en primer lugar& que una pregunta semejante dif cilmente hu%iera podido hacerse en la>engala rural de aquella :poca. Don todo lo que ha% a sucedido geopol ticamentehasta entonces para consolidar la supremac a %rit'nica& su rgano& el estado colonial&resulta%a a$n limitado en su penetracin de la sociedad india& incluso en esta reginen que el proceso de colonizacin ha% a ido m's lejos.5n tanto que tal penetracin era una medida de las pretensiones hegemnicas del Raj&

    esta%a claro que en algunos aspectos importantes no se ha% a realizado.La primera de estas pretensiones se refiere a cuestiones de salud y medicina.

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    Se suele decir que los go%ernantes coloniales conquistaron en todas partes la mentede los nativos al ayudarles a sanar sus cuerpos.Este es un lugar com$n del discurso imperialista destinado a elevar la expansineuropea a una categor a de altruismo glo%al.5l control de la enfermedad a trav:s de la medicina y la conservacin de la salud

    mediante la higiene fueron& de acuerdo con esto& los dos grandes logros de lacampa a moral iniciada por los colonizadores en %eneficio exclusivo de loscolonizados.Domo la moral era tam%i:n una medida de la superioridad del %enefactor& estos :xitoseran exhi%idos como la victoria de la ciencia y la cultura.Significa%an el triunfo de la civilizacin occidental& adecuadamente sim%olizado paralos inocentes pue%los de *sia& Ffrica y *ustralasia por el ja%n.5l ja%n y la >i%lia fueron los dos motores gemelos de la conquista cultural europea.

    Por razones histricas espec ficas del Raj& el ja%n prevaleci so%re la >i%lia ennuestro su%continente& y la medicina y la salud p$%lica figura%an de forma cada vezm's prominente en el registro de la G%ra de 6nglaterra en la 6ndia durante las d:cadasfinales del siglo ,6,.5ra un registro en que la declaracin de %uenas acciones serv a a la vez como unanuncio de intenciones hegemnicas.Su o%jetivo& entre otros propsitos& era el de hacer el go%ierno extranjero tolera%lepara la po%lacin sometida& yla ciencia ten a un papel a desempe ar en esta estrategia.La ciencia =la ciencia de la guerra y la ciencia de la exploracin+ ha% a ganado para5uropa sus primeros imperios de ultramar durante la era mercantil.

    *hora& en el siglo ,6,& ser a otra vez la ciencia la que esta%leciese un imperio desegundo orden al sujetar los cuerpos de los colonizados a las disciplinas de lamedicina y de la higiene.

    Las voces %ajas de los enfermos de la 6ndia rural ha%lan de un cierto grado deresistencia al proyecto imperial.

    emuestran cu'n dif cil resulta%a a$n para la medicina confiar en la o%jetivacin delcuerpo& tan esencial para su :xito en la diagnosis y en la curacin. *unque ya se ha% a institucionalizado durante este per odo mediante elesta%lecimiento deun colegio de m:dicos y de

    un cierto n$mero de hospitales en Dalcuta& la mirada cl nica no ha% a penetradotodav a en los distritos vecinos.La sintomatolog a continuar a durante alg$n tiempo conformando la patolog a yninguna interpretacin laica de la enfermedad& aunque fuese necesaria& %astar a& amenos que estuviese respaldada por una explicacin trascendental.

    5s en este contexto en el que la ciencia tropez con la tradicin en una controversiacultural.5l resultado fue que qued sin resolver mientras los pacientes recurr an a la ayuda delos preceptos de la fe& m's que a los de la razn& con la conviccin que el cuerpo era&simplemente un registro en el que los dioses inscri% an sus veredictos contra los

    pecadores.Lo que los peticionarios %usca%an& por tanto& eran

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    las prescripciones morales para su a%solucin m'sque las m:dicas para su curacin& y la autoridad a la que recurr an no eran losm:dicos sino los cl:rigos.Lo que los persuad a a hacerlo no era tanto su opinin individual como el consejo desus respectivas comunidades.

    Las peticiones esta%an avaladas por firmantes procedentes del mismo pue%lo o depue%los vecinos& y en tres de cada cuatro casos por los que pertenec an a la mismacasta.

    e hecho& los peticionarios no eran necesariamente los enfermos mismos& sino que enun caso se trata%a de un pariente y en otro de un cierto n$mero de vecinos del mismopue%lo. 0 1I3 4La a%solucin era para ellos tan importante como la curacin.

    e aqu su sentido de urgencia acerca de la expiacin ritual 0prayaschitta4.Esta era do%lemente eficaz.Su funcin no era slo la de a%solver a un pecador del efecto contaminante de supecado& sino tam%i:na otros que ha% an incurrido en impureza por asociacin 0samsarga4..Domo algunos tipos de enfermedades& tales como la lepra& se considera%anextremadamente contaminantes& la necesidad de purificacin espiritual era unapreocupacin comunitaria.5sta preocupacin tiene mucho que decirnos so%re la historia del poder.

    5n un primer nivel& sirve de evidencia de las limitaciones del colonialismo& es decir& dela resistencia que su ciencia& su medicina& sus instituciones civilizadoras y su pol ticaadministrativa& en resumen& su razn+ encontraron en la 6ndia rural& incluso tan tardecomo en la d:cada de 2JK .Este es un nivel accesi%le al discurso estatista& que se siente feliz cuando a sutendencia glo%alizadora y unificadora se le permite tratar la cuestin del poder agrandes rasgos.5s un nivel de a%straccin en que las diversas historias que nos explican estaspeticiones son asimiladas a la historia del Raj.

    5l efecto de esta asimilacin es el de simplificar en exceso las contradicciones delpoder al reducirlas a una singularidad ar%itraria& la llamada contradiccin principal& laque existe entre colonizador y colonizado.

    Pero (qu: sucede con la contradiccin entre los sacerdotes y los campesinos en la

    sociedad rural&con la contradiccin entre los dispensadores de prohi%iciones para quienes esinapropiado tocar un arado y sus v ctimas& para quienes tra%ajar los arrozales seconsidera adecuado&con la contradiccin entre una asociacin de casta enca%ezada a menudo por su :litey aquellos enfermos de entre sus miem%ros que son sometidos a la autoridadsacerdotal como gesto de su%ordinacin complaciente al %rahmanismo y a losterratenientes)

    Duando *%hoy /andal de /omrejpur& que se considera%a contaminado por losataques de asma que sufr a su suegra& se somete a expiar ante el consejo local de

    sacerdotes y dice! 8/e encuentro a%solutamente desvalidoM (querr an los venera%les

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    se ores tener la %ondad de fijar una prescripcin que sea acorde con mi miseria)9 0 1K34G cuando Panchanan /anna de Dhhoto%ainan& con su cuerpo atormentado por unc'ncer anal& ruega ante una autoridad similar en su pue%lo! 8Soy muy po%reM mesometer: a los ritos de purificacinM pero por favor prescri%idme algo al alcance de un

    po%re9. 0 1N3 4(Permitiremos que estas voces de queja sean apagadas por el estr:pito de lahistoriograf a estatista)(Cu: clase de historia de nuestro pue%lo se constituir a& si se hiciese o dos sordos aestas historias que representan& para este per odo& la densidad de las relaciones depoder en una sociedad civil donde la autoridad del colonizador esta%a todav a lejos dehallarse esta%lecida)7o o%stante&(qui:n de entre nosotros como historiadores de la 6ndia puede afirmar que no se havisto comprometido por este elitismo particular que es el estatismo)

    Este impregna de forma tan evidente la o%ra de quienes siguen el modelo colonialistaque prefiero no perder el tiempo con ello! en todo caso& ya he discutido esta cuestincon detalle en otras partes 0 1O3 4

    Lo $nico que de%e decirse aqu es que el punto de vista estatista que informa elmodelo colonialista es id:ntico al propio del colonizador!el estado al que se refiere no es otro que el propio Raj.Sin em%argo hay un estatismo que se manifiesta en los discursos nacionalista ymarxista.

    5l referente en am%os casos es un estado que difiere en un aspecto significativo del dela literatura colonialista.La diferencia es la que existe entre un poder ya realizado en un r:gimen formado yesta%le& arraigado desde hace muchos a os& yun poder que a$n no se ha realizadoM un sue o de poder.

    n sue o que anticipa una nacin+estado y que pone el :nfasis& principalmente& enuna autodeterminacin definida en la literatura nacionalista + li%eral tan slo por losrasgos democr'tico+li%erales m's generalesMy en la literatura nacionalista de izquierdas yen la marxista por rasgos de estado socialista.

    5n cada caso& la historiograf a est' dominada por la hiptesis de una contradiccinprincipal que& una vez resuelta& transformar a la visin de poder en su sustancia.

    5ntre las dos& es la segunda la que resulta considera%lemente m's compleja en suarticulacin del estatismo y me concentrar: en ella en el resto de mi intervencin&aunque no sea m's que porque el reto intelectual para el cr tico es mucho m'scomplejo& y por ello m's dif cil& que el del discurso nacionalista.5s %ien sa%ido que& para muchos acad:micos y activistas preocupados por elpro%lema del cam%io social en el su%continente& la experiencia histrica de lainsurgencia campesina ha sido el ejemplo paradigm'tico de una anticipacin del poder.5ste hecho aparece ampliamente documentado en la monumental historia de la

    insurreccin de Qelangana de P. Sundarayya. 0 1J3 4

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    Este fue un levantamiento de las masas de campesinos y de tra%ajadores agr colas enla regin del sudeste de la pen nsula india& llamada Qelangana& que forma parteactualmente de *ndhra Pradesh. La insurreccin& enca%ezada por el partidocomunista& tom la forma de una lucha armada dirigida primero contra el estadoprincipesco de 7izam de Hydera%ad& y

    despu:s contra el go%ierno de la 6ndia& cuando :ste anexion el reino a la nuevarep$%lica.La re%elin se desarroll de 2 IN a 2 K2 y logr algunas victorias importantes para lospo%res rurales antes de ser liquidada por el ej:rcito indio.

    P. Sundarayya& el jefe principal de la insurreccin& pu%lic veinte a os m's tarde unadescripcin autorizada del acontecimiento en su li%ro Qelangana People s Struggle andits Lessons.5l elemento unificador en la descripcin de Sundarayya es el poder =una visin delpoder en quela lucha por la tierra ypor unos sueldos equitativos aparece significativamente determinada por ciertasfunciones administrativas& judiciales y militares.Estas eran& ha%lando con propiedad& funciones cuasi+estatales& pero esta%anreducidas en este caso al nivel de la autoridad local como consecuencia del car'cter ydel alcance de la lucha.Pero :sta& con todas sus limitaciones& se dirig a a una confrontacin por el poder delestado& tal como lo reconoc an sus adversarios =el estado terrateniente del 7izam y elestado %urgu:s de la 6ndia independiente+.

    Los rganos de su autoridad y la naturaleza de los programas previstos para las 'reas%ajo su control dan tam%i:n testimonio de esta orientacin.5l poder as anticipado ha% a de ganarse en la forma de un estado em%rionario por lasolucin de esa 8contradiccin principal9 que& aparentemente& no era la misma %ajo elr:gimen del 7izam que %ajo el de 7ehru.Sea como fuere =y los tericos del Partido se enzarzaron en intermina%les disputasso%re el tema+ su solucin de modo favora%le al pue%lo slo pod a alcanzarse& seg$nellos& por medio de la resistencia armada.

    e ello resulta%a& en consecuencia& que los valores m's apreciados en esta lucha =valores tales como hero smo& sacrificio& martirio& etc.+fuesen los que informa%an estaresistencia.5n una historia escrita para defender el car'cter ejemplar de esta lucha uno esperar a

    que fuesen estos valores& y los hechos y sentimientos correspondientes& los quedominasen.5stos tres aspectos del movimiento de Qelangana =una anticipacin de poder estatal&las estrategias y programas dise ados para su consecucin& y los valorescorrespondientes+ se integran netamente en la narrativa de Sundarayya.Resulta significativo& sin em%argo& que la condicin para esta coherencia sea unasingularidad de o%jetivos que se ha dado por supuesta en la narracin de la lucha yque le proporciona unidad y enfoque discursivo.

    (Cu: les suceder a a la coherencia y al enfoque si se cuestionase esta singularidad yse preguntase si fue esta $nica lucha todo lo que le dio al movimiento de Qelangana su

    contenido)5sta pertur%adora cuestin ha sido& en efecto& formulada.

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    Lo ha sido por algunas de las mujeres que participaron activamente en el alzamiento.5scuchadas en una serie de entrevistas& :stas se han registrado como material parauna lectura feminista de esta historia por otras mujeres de una generacin m's joven.

    os de ellas& -asantha ;anna%iran y ;. Lalita& han ilustrado para nosotros algunas de

    las implicaciones de esta cuestin en su ensayo 8Qhat /agic Qime9& 0 1 3 4 La cuestin&nos dicen& tiene algo com$n en todas las variantes que aparecen en las entrevistas! setrata de 8una sensacin contenida de acoso9 y 8una nota de dolor9 que las voces de lasmujeres mayores comunican a las m's jvenes para que las escuchen. 0 12 3 485scuchar9& como sa%emos& es 8una parte constitutiva del discurso9. 0 1223 45scuchar significa estar a%ierto a algo y existencialmente predispuesto!uno se inclina ligeramente a un lado para escuchar.5s por esta razn que el hecho de ha%lar y escuchar entre generaciones de mujeresresulta una condicin de la solidaridad que sirve& a su vez& como una %ase para lacr tica./ientras la solidaridad corresponde al escuchar e inclinarse& la cr tica de ;ana%iran yLalita se dirige a algunos de los pro%lemas que surgen de determinados modos de no+escuchar& de hacer o dos sordos y volverse a otro lado.

    La voz que ha%la en un tono %ajo& como dolorida& se enfrenta& en este caso& contra elmodo peculiar del discurso estatista& un ruido de mando caracter sticamente machistaen su 8incapacidad de escuchar lo que las mujeres esta%an diciendo9 0 12@3 4

    (Cu: era lo que dec an las mujeres con ese tono contenido de acoso y dolor)Ha%la%an& sin duda& de su desilusin por el hecho de que el movimiento no hu%ieseconseguido plenamente sus o%jetivos de mejorar las condiciones materiales de vidaproporcionando tierras y salarios justos a los tra%ajadores de Qelangana.

    Esta era una desilusin que compart an con los hom%res. Pero la desilusin que eraespec fica de ellas& como mujeres& se refer a al fracaso de los dirigentes de hacer honor a las perspectivas de li%eracin de la mujer que ha% an inscrito en el programadel movimiento y de la lucha.5ra estas perspectivas las que las ha% an llevado a movilizarse en masa.Ha% an visto en ellas la promesa de la emancipacin de una servidum%re ancestralque& con toda la diversidad de sus instrumentos y cdigos de sujecin& esta%aunificada por un $nico ejercicio de autoridad& esto es& el predominio masculino.5ste predominio era& por descontado& un par'metro de la pol tica parlamentaria india.

    Cue tam%i:n lo fuese de la pol tica de la insurreccin fue lo que las mujeres deQelangana descu%rieron a partir de su experiencia como part cipes en la lucha.7o es dif cil entender& por tanto& por qu: la fuerza que las mujeres aportaron almovimiento& por su n$mero& entusiasmo y esperanzas& ha% a de producir cierta tensinen :l.7o era una tensin que pudiese solucionarse sin alterar en un sentido fundamental laperspectiva de la lucha tal y como sus l deres la ha% an conce%ido.La emancipacin de las mujeres era para ellos& simplemente& una materia de igualdadde derechos =algo que se lograr a mediante medidas reformistas+.

    5sta promesa de emancipacin a trav:s de las reformas ha% a atra do inicialmente a

    las mujeres al movimiento.

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    Pero a medida que empezaron a participar m's activamente en :l& la mismaimpetuosidad de su actuacin& con sus golpes& esfuerzos y excesos& hizo imposi%leque su idea de emancipacin se mantuviese en lo que los dirigentes ha% anesta%lecido.La propia tur%ulencia sirvi de molde para un nuevo concepto de emancipacin.

    7o %asta%a ya con imaginarla como un conjunto de %eneficios ganados para lasmujeres por el designio y la iniciativa de los hom%res.5n adelante la idea de igualdad de derechos tender a a ir m's all' del legalismo paraexigir que consistiera en nada menos que la autodeterminacin de las mujeres.La emancipacin ha% a de ser un proceso y no un fin& y las mujeres de% an ser susautoras& m's que sus %eneficiarias.7o hay ning$n reconocimiento en la o%ra de Sundarayya del papel activo de lasmujeres& ni como concepto ni como realidad.

    -:ase el siguiente fragmento que da el tono del enfoque de esta importante cuestinen un cap tulo que se refiere por entero al papel de las mujeres en el movimiento deQelangana.5n :l ha%la con genuina admiracin de 8aquel gran esp ritu y energ a revolucionariaque est' latente en nuestras mujeres& oprimidas econmica y socialmente9 y siguepara o%servar en el siguiente p'rrafo!Si nosotros nos tom'semos alguna molestia para ayudar a que saliera del caparaznde las costum%res tradicionales y procur'semos canalizarlo en la adecuada direccinrevolucionaria& qu: poderoso movimiento podr a producirse. 0 12B3 4

    La primera persona del plural representa o%viamente a unos dirigentespredominantemente masculinos& queo no advierten oson indiferentes al hecho de que ellos mismos est'n atrapados en el 8caparazn de lascostum%res tradicionales9 en su actitud hacia las mujeres.

    Lo que no impide que asuman el triple papel delfuerte que se digna 8ayudar9 a los que se presume que son m's d:%iles&del ilustrado que se propone li%erar a quienes est'n todav a sujetos por la tradicin y&por supuesto& de la vanguardia que se apresta a 8canalizar9 las energ as de una masafemenina atrasada en 8la adecuada direccin revolucionaria9.5l elitismo de esta posicin dif cilmente podr a exagerarse.

    7o ha de extra ar& pues& que la direccin no permitiese que los gestos program'ticosacerca de la emancipacin fuesen m's all' de los l mites del reformismo yque la visin oficial de la participacin de las mujeres no pasase de la de una merainstrumentalidad.

    5n consecuencia& cuando en alg$n momento del movimiento se produjo una crisis yhu%o que tomar alguna decisin para resolver alg$n pro%lema referente al predominiomasculino que pudiera minarlo& la solucin fue diferida& evitada o simplementedescartada dentro del partido en nom%re de la disciplina organizativa =una cuestinacerca de la cual ;anna%iran y Lalita tienen mucho que decir+ y en la comunidad en

    general& en nom%re del respeto por la 8opinin de la mayor a9. 0 12I3 4La autoridad para esta decisin era en am%os casos el patriarcado.

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    La 8opinin de la mayor a9 era su coartada para justificar su autoridad& yla disciplina organizativa su pretexto para tratar las cuestiones so%re sexualidad con uncdigo que denuncia%a el propio hecho de plantearlas como su%versivo.

    Las reglas de la escritura de la historia& lamento decirlo& se adaptan plenamente alpatriarcado en la narrativa de Sundarayya.

    Los principios de seleccin y evaluacin comunes a toda historiograf a est'n deacuerdo aqu con una perspectiva estatista prefa%ricada en que una visin jerarquizada de la contradiccin sostiene una visin jerarquizada de las relaciones deg:nero& sin ning$n reconocimiento del papel activo de las mujeres en el movimiento.

    Don toda su %enevolencia hacia las mujeres y las a%undantes ala%anzas de su valor&sacrificio& ingenio& etc.& esta escritura permanece sorda a 8lo que dec an las mujeres9.

    Pero supongamos que hu%iese una historiograf a que considerase8lo que dec an las mujeres9 como parte integral de su proyecto&(qu: clase de historia escri%ir a)La cuestin es& para m & tan compleja y de tanta trascendencia que en este momentono puedo hacer m's que algunas o%servaciones generales so%re ella.A digo en este momento& porque nuestra cr tica del discurso estatista no puede por smisma producir una historiograf a alternativa.Para que esto suceda& la cr tica de%e ir m's all' de la conceptualizacin& hasta elestadio siguiente& esto es& hasta la pr'ctica de re+escri%ir esa historia.

    Para re+escri%ir una historia del movimiento de Qelengana que ponga atencin en la8sensacin contenida de acoso9 y en la8nota de dolor9 de las voces de las mujeres se de%er'& en primer lugar& desafiar launivocidad del discurso estatista.

    na de las m's importantes consecuencias del de%ate consiguiente ser' la de destruir la jerarquizacin que privilegia un conjunto particular de contradicciones comoprincipales& dominantes o centrales y considera la necesidad de resolverlas comoprioritaria o m's urgente que la de todas las dem's.

    5n segundo lugar& una re+escritura que escuche las voces %ajas de la historia

    reintegrar' a la narracin la cuestin del protagonismo activo y de la instrumentalidad.La anterior& en su versin autorizada& no tiene lugar para ello.La historia de la insurreccin se nos cuenta con su protagonismo activo asumidoexclusivamente porel partido&la direccin ylos hom%res& mientras que todos los dem's elementos que intervinieron son relegadosa una situacin de instrumentalidad que no experimenta ning$n cam%io %ajo el impactodel desarrollo del movimiento.

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    5n una nueva interpretacin histrica esta visin metaf sica chocar' con la idea de quelas mujeres fueron agentes m's que instrumentos de un movimiento del que eranparte constitutiva.5sto destruir' inevita%lemente la imagen de las mujeres como %eneficiarias pasivas deuna lucha por la 8igualdad de derechos9 que otros sostienen a favor suyo.

    5l concepto de 8igualdad de derechos9 perder'& a su vez& sus connotaciones legalistasy reco%rar' su dignidad como un aspecto esencial de la autoemancipacin de lasmujeres.

    5n tercer lugar& siento que la voz de las mujeres& una vez sea escuchada& activar' yhar' audi%les tam%i:n las otras voces %ajas.La de los adivasis =las po%laciones a%or genes de la regin+ por ejemplo.

    5llos tam%i:n han sido marginados e instrumentalizados en el discurso estatista. *qu nuevamente& como en el caso de las mujeres& la guirnalda de ala%anzas a sucoraje y sacrificio no compensa la falta de reconocimiento de su protagonismo activo.

    Lo que tengo en mente no es tan slo una revisin %asada en los fundamentosemp ricos.Cuisiera que la historiograf a insistiese en la lgica de su revisin hasta el punto deque la idea misma de instrumentalidad& el $ltimo refugio del elitismo& fuese interrogaday evaluada de nuevo& no $nicamente en lo que respecta a las mujeres& sino a todossus participantes.

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    tal vez la linealidad de su progreso se disolver' en nudos y enredosM tal vez lacronolog a misma& la vaca sagrada de la historiograf a& ser' sacrificada en el altar deun tiempo caprichoso& casi pur'nico& que no se avergTence de su car'cter c clico.

    Qodo lo que se puede decir en este punto es que el derrocamiento del r:gimen de la

    narratolog a %urguesa ser' la condicin de esta nueva historiograf a sensi%ilizada antela sensacin contenida de desespero y determinacin en la voz de las mujeres& la vozde la su%alternidad desafiante comprometida a escri%ir su propia historia.

    Qomado de Ranahit ?uda& Las voces de la historia y otros estudios su%alternos& >arcelona& 5dit. Dr tica& @ @& pp. [email protected]=123 Lauro /artines& PoVer and 6magination! Dity+states in Renaissance 6taly& Penguin >ooWs& HarmonsdsVorth& 2 JB& pp. @NJ+@N1@3 5l autor utiliza el t:rmino 8Raj9 para referirse glo%almente al sistema de go%ierno en la 6ndia 07. del Q.41B3 Panchanan /andal 0ed.4 Dhitthipatre Samajchitra& 66 -isVa%%harati& Dalcuta chr0BJ4 SantiniWetan& 2 KB& @I 0pp. 2J2@+2J@4&@KO0pp. 2JK+2JN4& @KJ 0p. 2JN4.1I3 Los cinco peticionarios& en el ejemplo de la tu%erculosis& proceden del mismo pue%lo del enfermo& Singapur 0DhitthipatreSamajchitra& @KK4& mientras el solicitante del otro caso descri%e a la paciente como su suegra [email protected] Dhitthpatre Samajchitra& @KO.1N3 Dhitthpatre Samajchitra& @KJ.1O3 8 ominance Vithout hegemony and its historiography9& en Su%altern studies& -6& Gxford niversity Press& elhi& 2 J & pp.@2 +B .1J3 P. Sundarayya& Qelengana People s Struggle and 6ts Lessons& Dommunist Party of 6ndia+/arxist& Dalcuta& 2 [email protected] 3 -asantha ;anna%iran y ;. Lalita& 8Qhat /agic Qime9& en ;umWum Sangari y Suresh -aid 0eds.4& Recasting Xomen& Rutgers

    niversity Press& 7eV >runsVicW& 7eV Yersey& 2 & pp. 2 +@@B.12 3 8Qhat /agic Qime9& pp. 2 I+2 N.1223 /art n Heidegger& >eings and Qime& >asil >lacWVell& Gxford& 2 JO& p. @ N. 0Hay trad. cast! 5l ser y el tiempo&

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    *L? 7GS *SP5DQGS 5 L* H6SQGR6G?R*hadra& ipesh DhaWra%arty y Ragha%endraDhattopadhyay& sus comentarios so%re la primera versin de este texto.@. Para una definicin de los t:rminos [:lite\& [pue%lo\& [su%alterno\& etc.& tal y como se utilizan a lo largo de esta exposicin& ellector puede consultar la nota final.

    mientras que la literatura nacionalista y neonacionalista los atri%uye a laspersonalidades& las instituciones& las actividades y las ideas de la :lite india.

    La primera de estas dos historiograf as define ante todo el nacionalismo indio comouna funcin de estimulo y respuesta.>asada en una limitada perspectiva conductista& representa el nacionalismo como lasuma de las actividades e ideas con las que la :lite india respondi a las instituciones&las oportunidades& los recursos& etc.& generados por el colonialismo.5xisten diferentes versiones de esta historiograf a& pero su denominador com$nconsiste en descri%ir el nacionalismo indio como una especie de [proceso deaprendizaje\ a trav:s del cual la :lite nativa lleg a implicarse en pol tica al tratar denegociar el intrincado sistema institucional y el correspondiente complejo culturalintroducidos por las autoridades coloniales para go%ernar el pa s.Lo que llev a la :lite a pasar por este procesono fue& de acuerdo con esta historiograf a& un idealismo encaminado a conseguir el%ien general de la nacin&sino simplemente la expectativa de recompensas& en forma de una participacin en lariqueza& el poder y el prestigio creados por el dominio colonial& y asociados a :lM y fue

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    el deseo de conseguir tales recompensas& con todo el juego concomitante decola%oracin y competencia entre el poder dominante y la :lite nativa as como entrediversos elementos de la :lite misma& lo que& se nos dice& constituy el nacionalismoindio.

    5l [email protected]

    SWinhead attitude

    La orientacin general de la otra tendencia historiogr'fica elitista es la derepresentar el nacionalismo indio como una empresa esencialmente idealista en que la:lite ind gena condujo al pue%lo de la sujecin a la li%ertad.

    5xisten diferentes versiones de esta historiograf a que difieren entre s por el :nfasisque se da al papel desempe ado por los l deres individuales o por las organizacionese instituciones de la :lite como fuerza principal o motivadora de esta empresa.

    Sin em%argo& es com$n a todas la defensa del nacionalismo indio como una expresinfenom:nica de la %ondad de la :lite nativa& con la contrapartida de mostrar& contra todaevidencia& su antagonismo en relacin con el r:gimen colonial como mucho m'simportante que su cola%oracin con :l& su papel como promotores de la causa delpue%lo m's que el de explotadores y opresores& su altruismo y a%negacin m's que sudisputa por las migajas de poder y privilegios concedidos por los go%ernantes paraasegurarse el apoyo al Raj.5n consecuencia& la historia del nacionalismo indio est' escrita como una especie de

    %iograf a espiritual de la :lite india.5sta historiograf a elitista& a pesar de sus carencias& no deja de tener utilidad.7os ayuda a conocer mejor la estructura del estado colonial&el funcionamiento de sus diversos rganos en determinadas circunstancias histricas&la naturaleza de la alianza de clases que lo sosten aMalgunos aspectos de la ideolog a de la :lite como ideolog a dominante del per odoMlas contradicciones entre las dos :lites yla complejidad de sus enfrentamientos mutuos y sus coalicionesMel papel que desempe aron algunas de las m's importantes personalidades yorganizaciones de la :lite %rit'nica e india.

    A& so%re todo& nos ayuda a entender el car'cter ideolgico de la propia historiograf a.Lo que& sin em%argo& no puede hacer este tipo de literatura histrica es explicarnos elnacionalismo indio.Puesto que no consigue dar cuenta& y mucho menos interpretar& la contri%ucin hechapor el pue%lo por s mismo, esto es&independientemente de la lite, ala formacin y el desarrollo de este nacionalismo.

    5n este aspecto concreto& la miseria de esta historiograf a se muestra m's all' de todaduda por su fracaso en entender yvalorar la articulacin de masas de este nacionalismo excepto& de manera negativa&como un pro%lema de orden p$%lico& y de forma positiva& a lo sumo& o %ien

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    como una respuesta al carisma de ciertos l deres de la :lite o& por decirlo en lost:rminos que est'n m's de moda& de la movilizacin vertical por la manipulacin de lasfacciones.La implicacin en gran n$mero del pue%lo indio& a veces de cientos de miles o inclusode millones& en actividades e ideas nacionalistas se descri%e como una desviacin de

    un proceso pol tico supuestamente [real\& esto es&de la actuacin de los mecanismos del aparato del estado yde las instituciones de la :lite conectadas a :l& o se atri%uye simplemente a un acto deapropiacin ideolgica por influencia e iniciativa de la propia :lite.

    5l fracaso de esta historiograf a queda claramente expuesto cuando se le pide queexplique fenmenos comoel levantamiento anti+RoVlatt de 2 2 yel movimiento [/archad de la 6ndia\B de 2 I@ Upor citar

    B. Las RoVlatt *cts eran las medidas de reforma ofrecidas por los ingleses en 2 2 & que causaron una oleada de protestas en la6ndia y dieron 6 ?*R * 7*

    tan slo dos de los muchos ejemplos de iniciativa popular que se manifiestan en elcurso de campa as nacionalistas en desaf o de la :lite o en ausencia de su control.

    (Dmo puede ayudarnos esta historiograf a miope y unilateral a entender losprofundos desplazamientos& muy por de%ajo de la superficie de la pol tica de la :lite&que hicieron posi%le Dhauri+Dhaura o las manifestaciones com%ativas de solidaridadcon los amotinados R67)

    5sta incapacidad de la historiograf a elitista es una consecuencia directa de la

    estrecha y parcial visin de la pol tica a que la compromete su perspectiva de clase.5n toda la literatura de este tipo los par'metros de la pol tica india se supone que sonUo se enuncian como si fuesenU exclusiva o principalmente los de las institucionesintroducidas por los %rit'nicos para el go%ierno del pa s yel correspondiente conjunto de leyes& pol ticas& actitudes y otros elementos de lasuperestructura.6nevita%lemente& por ello& una historiograf a paralizada por una definicin semejante nopuede hacer m's que equiparar la pol tica con la suma de actividades e ideas deaquellos que esta%an directamente implicados en la gestin de estas instituciones& esdecir& de los go%ernantes coloniales y sus alumnos Ulos grupos dominantes de lasociedad nativaU hasta el punto de que sus transacciones mutuas se supon a queeran todo lo que ha% a en el nacionalismo indio y el 'm%ito de :ste se considera%acomo coincidente con el de la pol tica.

    Lo que se omite en este tipo de historiograf a anti+histrica esla poltica del pueblo.Porque paralelamente al 'm%ito de la pol tica de la :lite& existi durante todo el per odocolonial otro 'm%ito de pol tica india en que los actores principales no eran los gruposdominantes de la sociedad ind gena ni las autoridades coloniales& sino las clases ygrupos su%alternos que constitu an la masa de la po%lacin tra%ajadora& y los estratosintermedios en la ciudad y el campo& esto es& el pue%lo.Este era un 'm%ito autnomo& ya que ni proced a de la pol tica de la :lite& ni suexistencia depend a de :sta.

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    5ra tradicional $nicamente en la medida en que sus ra ces arranca%an del per odo pre+colonial& pero de ninguna manera erarepresin cuya manifestacin m's destacada fue la matanza de *mristar. 5l movimiento[/archad de la 6ndia\ 0Cuit 6ndia4 se produjo en 2 I@& con los dirigentes delPartido del Dongreso encarcelados& y tuvo un car'cter muy violenlo.(N. del T.)

    arcaica en el sentido de superada.Lejos de ser destruida o convertida en virtualmente ineficaz& como lo fue la pol tica dela :lite de tipo tradicional por la intrusin del colonialismo& continu operandovigorosamente a pesar de :ste& adapt'ndose a las condiciones que prevalec an %ajo elRaj& y desarrollando en muchos aspectos tendencias nuevas tanto en forma como encontenido.Qan moderna como la pol tica de la :lite ind gena& se distingu a por su profundidadrelativamente mayor tanto en tiempo como en estructura.

    na de las caracter sticas m's importantes de esta pol tica est' relacionadaprecisamente con esos aspectos de movilizacin& escasamente explicados por la

    historiograf a elitista.La movilizacin en el 'm%ito de la pol tica de la :lite se alcanza%a verticalmente&mientras que la de los su%alternos se consegu a horizontalmente. Lafundamentacin de la primera se caracteriza%a por una mayor dependencia de las adaptaciones coloniales de las institucionesparlamentarias %rit'nicas y de los restos de las instituciones pol ticassemifeudales del per odo pre+colonialM la de los segundos se %asa%am's en la organizacin tradicional de parentesco y territorialidado en las asociaciones de clase& seg$n fuese el nivel deconciencia de la gente implicada. La movilizacin de la :lite tend aa ser m's legalista y constitucionalista en su orientacin& la de lossu%alternos era relativamente m's violenta. La primera era& por logeneral& m's cauta y controlada& la segunda& m's espont'nea. Lamovilizacin popular durante el per odo colonial se llev a ca%oso%re todo en los levantamientos campesinos. Sin em%argo& en muchosejemplos histricos que implica%an grandes masas de tra%ajadoresy de la peque a %urgues a en las 'reas ur%anas el tipo de movilizacinderiva%a directamente del paradigma de la insurgenciacampesina.La ideolog a que opera%a en este 'm%ito& tomada en su conjunto&refleja%a la diversidad de su composicin social& con el puntode vista de sus elementos dirigentes dominando al de los otrosen cualquier tiempo y en cualquier acontecimiento particular. Sinem%argo& y a pesar de esta diversidad& uno de sus rasgos invaria%lesera una idea de resistencia a la dominacin de las :lites. 5staresistencia nac a de la su%alternidad com$n a todos los integrantessociales de este 'm%ito y& como tal& la distingu a netamente de lapol tica de la :lite. esde luego& este elemento ideolgico no sepresenta%a siempre con la misma calidad o densidad. 5n el mejor de los casos intensifica%a la concrecin& el enfoque y la tensin dela accin pol tica su%alterna. Sin em%argo& ha% a ocasiones en queel :nfasis puesto en intereses sectoriales provoca%a desequili%riosen los movimientos populares& de tal manera que genera%a desviacionesde car'cter econmico y escisiones sectarias& que tend an en

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    general a minar las alianzas horizontales.7o o%stante& otro conjunto de aspectos distintivos de esta pol ticaderiva%a de las condiciones de explotacin a las que las clasessu%alternas esta%an sometidas en diferente grado& as como de surelacin con el tra%ajo productivo de la mayor a de sus protagonistas&

    esto es& o%reros y campesinos& y del tra%ajo& manual e intelectualrespectivamente& de los po%res ur%anos no industriales y delos segmentos m's %ajos de la peque a %urgues a. La experienciade la explotacin y del tra%ajo dota%a esta pol tica de muchas expresiones&normas y valores que la situa%an en una categor a apartede la pol tica de la :lite.Estos y otros rasgos distintivos 0la lista no es ni mucho menosexhaustiva4 de la pol tica del pue%lo no se manifesta%an siempre&por supuesto& en el estado puro que se ha descrito en los tres $ltimosp'rrafos. 5l impacto de algunas contradicciones los modifica%aen el transcurso de su realizacin en la historia. Sin em%argo& ya pesar de las modificaciones& ayudaron a diferenciar el 'm%ito dela pol tica de los su%alternos del de la pol tica de la :lite. Lacoexistencia de los dos 'm%itos o corrientes& que puede perci%irsepor intuicin& pero tam%i:n demostrarse& era el indicio de una importanteverdad histrica& elfracaso de la burguesa india para representar a la nacin. Ha% a vastas 'reas de la vida y de la concienciadel pue%lo que nunca se integraron en su hegemon a. Ladicotoma estructural que surgi de este hecho es un dato de la historiaindia del per odo colonial& que nadie que quiera interpretarlopuede ignorar sin caer en un error.Qal dicotom a no significa%a que los dos 'm%itos estuvieranherm:ticamente separados el uno del otro y que no hu%iese contactosentre ellos. *l contrario& ha% a un considera%le solapamientoque nac a precisamente del esfuerzo realizado de vez en cuandopor los cimientos m's avanzados de la :lite ind gena& especialmente por la %urgues a& para integrarlos. Duando este esfuerzo seasoci a enfrentamientos que ten an o%jetivos m's o menos claramenteantiimperialistas y que eran dirigidos con firmeza& produjoresultados espl:ndidos. -inculado& en otras ocasiones& a movimientosque o no ten an firmes o%jetivos antiimperialistas o quelos ha% an perdido en el transcurso de su desarrollo& desvi'ndose

    hacia un compromiso legalista& constitucionalista o de alg$n otrotipo con el go%ierno colonial& produjeron retrocesos espectacularesy desagrada%les desv os en forma de disensiones sectarias. 5n cualquier caso& el enlace de las dos corrientes de la pol tica de la :litey la de los su%alternos condujo& invaria%lemente& a situaciones explosivasque indica%an que las masas movilizadas por la :lite paraluchar por sus propios o%jetivos consegu an romper su control ymarcar con la impronta caracter stica de la pol tica popular lascampa as iniciadas por las clases altas.Sin em%argo& las iniciativas que surgieron del 'm%ito de la pol ticade los su%alternos no eran& por su parte& lo suficientemente

    poderosas como para transformar el movimiento nacionalista enuna lucha total por la li%eracin nacional. La clase tra%ajadora no

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    esta%a todav a suficientemente madura en las condiciones o%jetivasde su ser social y en su propia conciencia de clase& ni esta%a a$nfirmemente aliada al campesinado. Domo consecuencia no pudohacer nada para asumir y completar la misin que la %urgues a noha% a podido llevar a ca%o. 5l resultado ser a que las numerosas

    revueltas campesinas del per odo& algunas de un alcance masivo yricas de conciencia anticolonial& aguardaron en vano una direccinque las elevase por encima del localismo y las transformase en unacampa a nacional antiimperialista. 5n todo caso& muchas de las luchassectoriales de los tra%ajadores& los campesinos y la peque a%urgues a ur%ana& o quedaron limitadas a o%jetivos econmicos o&cuando se politiza%an& resultaron& por falta de un liderazgo revolucionario&demasiado fragmentadas como para integrar algo parecidoa un movimiento de li%eracin nacional.5s precisamente el estudio de este fracaso histrico de la nacin

    para constituirse, un fracaso de%ido a la incapacidad tanto dela %urgues a como de la clase tra%ajadora para conducirlo a unavictoria decisiva so%re el colonialismo y a una revolucin democr'tico+%urguesa& %ien fuese del tipo cl'sico del siglo ,6, %ajo la hegemon a de la %urgues a& %ien de car'cter m's moderno %ajo lahegemon a de los tra%ajadores o campesinos& Ues decir& una [nuevademocracia\U es el estudio de este fracaso el que constituye la

    problem tica central de la historiografa de la !ndia colonial. 7oexiste& sin em%argo& un m:todo de investigacin esta%lecido para elestudio de esta pro%lem'tica. ejad que florezcan cien flores y noos preocup:is ni siquiera por las malezas. Dreemos que en la pr'cticade la historiograf a& incluso los elitistas tienen que representar un papel& aunque sea el de ense arnos con ejemplos negativos.Pero tam%i:n estamos convencidos de que la historiograf a elitistade%iera ser com%atida desarrollando un discurso alternativo %asadoen el rechazo del monismo espurio y anti+histrico caracter sticode su visin del nacionalismo indio y en el reconocimiento de lacoexistencia e interaccin de los 'm%itos de la pol tica de la :lite yla de los su%alternos.5stamos seguros de que no estamos solos en nuestra preocupacinacerca del estado actual de la historiograf a pol tica de la6ndia colonial y en el intento de encontrar una salida. 5l elitismo

    de la historiograf a moderna india es un hecho opresivo del cual seresienten muchos& estudiantes& profesores y escritores como nosotrosmismos. Cuiz's no todos su%scri%an lo que se ha dicho aquso%re este tema en la forma exacta en que se ha dicho. Sin em%argo&no nos ca%e la menor duda de que muchos otros puntos de vistahistoriogr'ficos& y otras pr'cticas& pueden aca%ar convergiendono muy lejos de donde estamos. 7uestro propsito al dar a conocer estos puntos de vista es precisamente el de promover tal convergencia.7o pretendemos m's que plantear e indicar una orientaciny esperamos demostrar que es facti%le en la pr'ctica. Dualquieraque sea la discusin que resulte esperamos aprender

    mucho& no slo del acuerdo de aquellos que piensan como nosotros&sino tam%i:n de los que no lo hacen.

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    7GQ* SG>R5 LGS QER/67GS [EL6Q5\& [P 5>LG\& [S >*LQ5R7G\& 5QD.&Q*L A DG/G S5 H*7 Q6L6]* G5l t:rmino [:lite\& tal y como ha sido utilizado en esta exposicin&significa grupos dominantes, tanto extranjeros como ind genas.Los grupos dominantes e"tran#eros comprenden a todos los no

    indios& es decir& principalmente a los funcionarios %rit'nicos del estadocolonial y a los industriales& los mercaderes& los financieros&los plantadores& los terratenientes y los misioneros extranjeros.Los grupos dominantes indgenas comprenden a clases e interesesque operan en dos niveles. * escala del con#unto de la !ndia incluyea los grandes magnates feudales& a los representantes m's importantesde la %urgues a industrial y mercantil y a los nativosintegrados en los niveles m's altos de la %urocracia.

    $ escala regional y local, representa%an a estas clases y a otroselementos& tanto si eran miem%ros de los grupos dominantes delconjunto de la 6ndia incluidos en la categor a anterior& como si&perteneciendo a estratos sociales jer'rquicamente inferiores a losde los grupos dominantes del conjunto de la 6ndia&actuaban en beneficiode aqullos y no de conformidad a los intereses que %erdaderamentecorrespondan a su ser social.Qomada en conjunto y en a%stracto& esta $ltima categor a de la:lite era heterog:nea en su composicin y& gracias al car'cter muydiverso del desarrollo econmico y social regional&difera de reaen rea. La misma clase o elemento dominante en una zona& seg$nla definicin expuesta& pod a figurar entre los dominados en otra.5sta circunstancia pod a producir& y de hecho produjo& muchas am%igTedadesy contradicciones en actitudes y alianzas& especialmenteentre las capas m's %ajas de la aristocracia rural& los terratenientesempo%recidos& y los campesinos ricos y medianos& ya quetodos pertenec an&idealmente hablando, a la categor a de [pue%lo\o de [clases su%alternas\& tal y como se definen m's a%ajo. 5s tareapropia de la investigacin indagar& identificar y medir la naturalezaespecfica y el grado en que estos elemento se des%iaban delideal& para situarlos histricamente.Los t:rminos [pue%lo\ y [clases su%alternas\ han sido utilizadoscomo sinnimos a lo largo de este texto. Los grupos y elementos sociales incluidos en esta categor a representan la diferencia demogr fica

    entre la poblacin total india y aquellos que se han descritocomo lite. *lgunas de estas clases y grupos& como las capasm's %ajas de la aristocracia rural& los terratenientes empo%recidosy los campesinos ricos y medianos& que [naturalmente\ figura%anen la categor a de [pue%lo\ y [su%alternos\ pod an en ciertas circunstanciasactuar a favor de la :lite& como ya se ha explicado& y ser por tanto clasificados como tales en algunas situaciones locales oregionales Uuna am%igTedad que depende del historiador solucionar so%re la %ase de una lectura fiel y sensata de la evidencia.

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    na %reve aproximacin a los estudios poscoloniales

    Domo fruto de la modernidad y los diferentes flujos del capitalismo& nuestra ciencia& laantropolog a& y nuestro que hacer en ella& ha entrado en crisis. Drisis que trata deexplicar y representar realidades cam%iantes e inesta%les. >usca& de igual manera&entender cmo se forjan nuevas identidades y cmo dentro de esa lgica se da lageneracin de conocimiento.

    Qeniendo en cuenta lo anterior& surgen diferentes autores que tratan de re+definir a lossujetos& el lugar en el que est'n inscritos y adem's proponen una nueva metodolog ade estudio. 5xisten varias propuestas& pero en este ensayo he decidido tomar una&:sta es conocida de diversas maneras& muchos la llaman los estudios poscoloniales&otros lo llaman el giro postcolonial o la opcin descolonialM Pero en definitiva lo que%usca es la [descolonizacin del conocimiento y del ser\. 0/ignolo& @ B en Aehia&@ O! J4.

    La importancia de esta propuesta conlleva a la pro%lematizacin de tres conceptos!colonizacin& modernidad y descolonizacin. 5sta triada esta unida de tal manera& queno se puede pensar el uno sin el otro. *$n as no solo est'n relacionados& tam%i:nconforman un mecanismo heterog:neo. A lo m's nota%le& cada uno de ellos nosremiten a un mismo proceso histrico.

    /i inter:s hacia esta nueva forma de pensar en la antropolog a& est' en esedesenganche del fundamentalismo europeo y euroc:ntrico& que tiene como fin pensar y actuar de manera descolonial. Hacia un proyecto que Ramn ?rosfoguel y Xaler /ignolo llaman [trans+moderno y anticapitalista\ y que& trata de mostrar la realidadcomo un proyecto inaca%ado de la descolonizacin.

    5s esencial decir que& el programa descolonial no es solo un concepto anal tico sinoun esfuerzo cargado de pol tica& que implica otro pensamiento& cam%iar los t:rminos ycontenido del pensamiento del hom%re llamado su%alterno& de cualquier parte delmundo.

    *hora %ien& para este tra%ajado he decidido hacer una genealog a de esta tem'tica.

    Para ello tratar: de generar una discusin en torno a las principales preguntas ypreocupaciones que all se generan& examinar: el momento sociocultural en el quesurgen estas discusiones. A por ultimo& revisar: tres de los principales expositores yescuelas de pensamiento. /i estudio& seguramente& no resulta muy exhaustivo por cuestiones de tiempo& pero tratar: de que sea muy ilustrativo.

    2. /odernidad& colonialidad y descolonialidad

    Los estudios poscoloniales proponen pensar en la modernidad& no como un momentohistrico sino como una propuesta que nace en el siglo ,-6. 5s un proyecto que seconsolida con la invencin de *m:rica& con la conquista y la posterior colonizacin.

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    5s decir& este proceso se form mediante la invasin 5uropea en *m:rica y la trata deesclavos& que a trav:s del cristianismo promet a la salvacin de almas y el progresoeconmico. 5sta incursin se inicia con 5spa a y Portugal& pero r'pidamente ser'retomado& transformado y expandido por otros pa ses de 5uropa& como Holanda&

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    estado $nico so%erano. e igual manera& encontramos m$ltiples y variadas haza asexpl citas de descolonizacin por parte de los ind genas de *m:rica& Ffrica y *sia eincluso movimientos de algunos mestizos de los siglos ,6, y ,,.

    n evento que facilit la propagacin del decaimiento del proyecto colonizador& fue el

    ocaso de 5uropa despu:s de la Segunda ?uerra /undial. Lo cual caus entre muchosel desencantamiento y la p:rdida de fascinacin por el poder europeo. 5nconsecuencia& se desencadenan muchas de las revoluciones de independencia& en lossiglos ,-666 y ,6, en *m:rica. Cue ya no cre an en la hegemon a del poder europeo. 5sto muestra que si %ien es cierto que no hay cam%io des+colonial del mundo sincam%io en la actitud de los sujetos& es a la vez cierto que cam%ios en el mundo a%rennuevas posi%ilidades en t:rminos de conocimiento y actitud 0/aldonado+Qorres& @ J!NJ4.@. Preguntas y preocupaciones

    entro del marco de estudio antes mencionado& el pensador de la corriente descolonial%usca determinar los pro%lemas que se le aparecen de un mundo perverso y desdeall & hallar posi%les v as para su resolucin. Su %$squeda est' enfocada en la noindiferencia del otro& y tiene como fin& aca%ar con la relacin ya naturaliza delsu%alterno y el so%erano.

    *$n as & hay diferentes expresiones como pensamiento descolonial& giro descolonial yopcin descolonial& que pueden enunciar diferentes aspectos de la descolonialidad yque pueden remitir a diferentes y muy precisos universos del discurso. Pensar descolonialmente& ha%itar el giro descolonial& tra%ajar en la opcindescolonial 0entendida en su singular perfil aunque manifiesta en variadas formasseg$n las historias locales4& significa entonces em%arcarse en un proceso dedesprenderse de las %ases euro centradas del conocimiento 0tal como lo explica *n %alCuijano4 y de pensar haciendo+conocimientos que iluminan las zonas oscuras y lossilencios producidos por una forma de sa%er y conocer cuyo horizonte de vida fueconstituy:ndose en la imperialidad 0seg$n el concepto del %rit'nico avis Slater4.0?rosfoguel& et al. @ J! BI4.

    Los estudios poscoloniales se preocupan por poner en de%ate la cuestin de lacolonizacin como componente esencial de la modernidad y entienden ladescolonizacin como una cantidad indefinida de estrategias contestarias& en %usca deun cam%io radical en las formas actuales de poder& de ser y de conocer. 0/aldonado+

    Qorres& @ J4. 5sta nueva visin trata de enriquecer y entender qu: aporta elconcepto de colonialidad y pretende sa%er cmo se han realizado los procesos desu%alternizacin.

    Propone de manera innovadora& una resistencia y una visin glo%al& que permitapensar y reordenar las categor as filosficas que sostienen proyectos econmicos ypol ticos& as como los principios y conceptos construidos por el pensamiento modernoy postmoderno. Pensar desde los contextos propios& desde las din'micas particulares&desde la historia& las memorias& las lenguas y experiencias $nicas por fuera de 5uropay 5stados nidos.

    Sin em%argo& para pensar en la complejidad de la colonialidad& es importante pensar en la dependencia no solo de las fuerzas exteriores que se imponen a los pa ses

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    previamente colonizados& sino tam%i:n las fuerzas interiores que mantienen jerarqu asraciales en estos pa ses& Son est's jerarqu as las que contin$an siendo reproducidas tanto en las formas delimperialismo actual como en proyectos de nacionalizacin %asados en la hegemon a%lanca o mestiza. *dem's hay que a adir que entre los racializados mismos tam%i:n

    se esta%lecen jerarqu as de valor. 0/aldonado+Qorres& @ J!NK4.Podr amos decir& entonces& que el proyecto descolonial a grandes rasgos& y endefinitiva se preguntar por [ (Du'l es el sentido m's preciso& asumiendo que susentido general es entendi%le& del concepto de 8descolonialidad9) (A de8descolonialidad del poder& del sa%er y del ser)\ 0?rosfoguel& @ J! BB4.

    B. 5xpositores y escuelas de pensamiento La descolonialidad como concepto y proyecto es el conector entre pensadores&activistas& acad:micos& periodistas& etc.& en distintas partes del mundo 0as tam%i:n enla nin 5uropea y 5stados nidos4! el conector entre todos aquellos y aquellas quepiensan y hacen a partir del sentido del mundo y de la vida que surge de la toma deconciencia de la herida colonial. 0?rosfoguel& et al.& @ J! BI+BK4.

    Seg$n la historia contada anteriormente hemos visto que las diferentes formas localesno+occidentales& tienen un enfrentamiento con occidente de all que& cualquier personapuede pensar descolonialmente. 7o o%stante& aqu nos interesa la visin deacad:micos o antroplogos que han tra%ajado estos temas y han hecho importantesaportes al esta nueva visin. igo todo esto porque me parece importante& en todocaso& explicarlo.

    Por cuestiones de espacio y de tiempo he decido de manera& creo que ar%itraria&escoger solo tres exponentes latinoamericanos del pensamiento descolonial& adem'sde que cada uno de ellos me parecen que aportan cosas diferentes. Los tomo porqueen mi investigacin he notado que son muy citados y son centrales en este tipo depensamiento.

    no de los principales expositores es Xalter /ignolo. /ignolo es un cr tico literarioargentino y profesor de literatura en la niversidad de uWe& 5stados nidos. Qiene undoctorado de la _5cole des Hautes 5tudes_& en Par s.

    Su argumento se %asa en que *merica Latina es una consecuencia y un producto& de

    la geopol tica del conocimiento& es decir del conocimiento creado por la modernidad. 5n este sentido& *m:rica Latina se fue fa%ricando como algo desplazado de lamodernidad& un desplazamiento que asumieron los intelectuales y estadistaslatinoamericanos y se esforzaron por llegar a ser 8modernos9 como si la 8modernidad9fuer aun punto de llegada y no la justificacin de la colonialidad del poder 0Xalsh&@ B! @4.

    /ignolo analiza la historia de la universidad. esde el renacimiento& esta historiaeuropea ha estado inscrita en las narrativas de la civilizacin occidental. e all quetodo el planeta queda por fuera de la historia de la filosof a& hecho que nos remite apreguntarnos& qu: pasa con el pensamiento producido en *merica Latina o en Ffrica o

    en Griente& so%re todo a partir de la descolonizacin.

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    e igual manera& /ignolo descri%e la relacin de 8dependencia epist:mica9 que acompa a ladependencia econmica& esto conlleva 8lo cultural& intelectual& cient fico en el sentidom's amplio de la pala%ra y tecnolgico& as como lo relacionado con las cienciasnaturales y sociales& y 1dependencia epist:mica3 se manifiesta en el 'm%ito de las

    disciplinas9. 0/ignolo @ B! 22 en Aehia& @ O! 2 4.Gtro de los grandes exponentes& es Ramn ?rosfoguel. Ramn es un socilogo depuertorrique o radicado en 5stados nidos. Su pensamiento est' ligado a la filosof ade li%eracin latinoamericana& a la perspectiva de la colonialidad del poder& alpensamiento latino en los 5stados nidos& a la filosof a afro+cari%e a y a la %$squedade nuevas perspectivas geopol ticas del conocimiento no euroc:ntricas.

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    pol ticamente cmo podr amos llegar m's f'cilmente a donde creemos quede%er amos dirigirnos.

    5n segundo lugar& *n %al Cuijano ha superado la estrecha tradicin disciplinaria de lasDiencias Sociales. 5n sus estudios e investigaciones ha %uscado ir m's all' de los

    inconducentes l mites de las disciplinas y se ha orientado por la perspectivaunidisciplinaria de la Diencia Social que explora la vida social como un sistemacomplejo.

    A en tercer lugar& ha cuestionado de manera radical la perspectiva euroc:ntrica delconocimiento. Ha %uscado comprender la especificidad de la formacin sociallatinoamericana en el contexto del sistema+mundo moderno^colonial. Don esteo%jetivo& ha creado nuevos conceptos& o reela%orado antiguos& para dar cuenta deestas realidades sociales histricamente delimitadas.

    Ha ela%orado la nocin de [colonialidad del poder\& la cual le ha permitido explorar losprocesos socio+pol ticos& econmicos e intersu%jetivos del sistema histrico capitalista&tanto en el centro como en la periferia.

    I. >i%liograf a

    + *ni%al Cuijano. 2 B. [ Dolonialidad del poder& eurocentrismo y *merica Latina \en 5dgardo Lander& 0ed.4 La Dolonialidad del sa%er& eurocentrismo y DienciasSociales. >uenos *ires! DL*DSG.

    + ?rosfoguel& Ramn& Xalter /ignolo. @ J. [ 6ntervenciones escoloniales! na%reve introduccin \. Qa%ula rasa. ! @ +BO.

    + /aldonado+Qorres& 7elson. @ J. [ La descolonizacin y el giro des+colonial\.Qa%ula Rasa. ! N2+O@

    + Xalsh& Datherine. @ B. [Las geopol ticas del conocimiento y colonialidad delpoder. 5ntrevista a Xalter /ignolo\. Polis. Revista *cad:mica niversidad >olivariana.I! 2+@N. Qomada el d a 2 de Yunio de la p'gina Xe%! http!^^VVV.revistapolis.cl^I^Val.pdf

    + Aehia& 5lena. @ O. [ escolonizacin del conocimiento y la pr'ctica \. Qa%ulaRasa. N! JK+22I.

    LGS 5SQ 6GS PGSQDGLG76*L5S 57 L*Q67G*/ER6D*Dr ticas y propuestas para la descolonizacin epist:mica/tra. Qania Li%ertad S'nchez ?arrido

    Presentar la propuesta terca de los estudios postcoloniales& resulta particularmentepertinente en el paradjico contexto donde el %om%ardeo medi'tico nos dice quetenemos que festejar y sentirnos orgullosos de ser mexicanos por los doscientos a osde nuestra independencia y cien a os de nuestra revolucin. Por tal motivo me permitoadvertirles que quiz' despu:s de escuchar esta ponencia& lejos de sentir al%icentenario con 'nimo fiestero& mi o%jetivo es transmitirles las %ases de una reflexincontempor'nea y lanzar un reto acad:mico para nuestra calidad de estudiantes&

    profesores e investigadores.

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    *s & esta presentacin divide anal ticamente a los esudios postcoloniales en dospartes que se desarrollan en paraleloM por un lado& su cr tica epist:mico+conceptualM ypor otro& su proyecto pol tico& que desde y para Latinoam:rica principalmenteproponen.57 5L /*P* 5L D*/PG 5 LGS 5SQ 6GS D LQ R*L5S latinoamericanos& Yohn

    >everly ha se alado que& en los utlimos diez a os podemos ver claramente cuatrol eas de investigacin con proyectos diferentes pero complementarios! los estudiosso%re pr'cticas y pol ticas culturales 0?rac a Danclini& A$dice& /art n >ar%ero y aniel/ato4! la cr tica cultural 0deconstructivista o neofranWfurtiana 0/oreiras& 7elly Richards&>eatriz Sarlo& Ro%erto SchVarz y Luis >ritto ?arc a4M los estudios su%alternos 06leanaRodr guez y el grupo de los Latin *merican Su%alternal Studies ?roup4M y finalmentelos estudios postcoloniales 0en la l ea de Xalter /ignolo y el grupo de la llamadacolonialidad del poder& entre los cuales est'n 5dgardo Lander& *n %al Cuijano& 5nrique

    ussel& Datherine Xalsh& Yavier Sanjin:s&

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    Don estas %ases podemos enumerar una serie de Q5/FQ6D*S que se ido articulandoen torno a la teor a poscolonial!2. 5L PRG>L5/* 5 L* DG7SQR DD6`7 5L GQRG no de los temas que conm's rigor se ha tratado en los estudios pocoloniales es el de la exportacin ytraduccin de ideas forjadas en las antiguas metrpolis. 5l li%ro de Grientalismo de 5.

    Said se convierte en uno de los antecedentes fundamentales para estos estudios& yaque logra yuxtaponer el pensamiento de

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    regiones productoras& sino como consumidoras del conocmiento generado en loscentros.Don el surgimiento de los estudios poscoloniales y su%alternos hacia finales del siglo,, +con tericos provenientes de excolonias europeas en *sia y /edio Griente como>aha%ha& SpivaW PraWash& Dhatterjee& ?uha& DhaWra%arty y otros+& se empieza

    demostrar& cmo es que el colonialismo no es solamente un fenmeno econmico ypol tico& sino que posee una dimensin epistemolgica vinculada con el nacimientode las ciencias humanas tanto en el centro como en las perif:rias& en este sentidoproponen ha%lar de colonialidad antes de colonialismo& pues a trav:s de ella es posi%leponer en evidencia los criterios valorativos que excluyen el sa%er de los grupossu%alternos y las mediaciones intelectuales sin las cuales el ha%la del su%alterno nologra ser intelegi%le.B. Por lo tanto& presentan a la violencia epist:mica para entender cmo los ind genasutilizan otras categor as para crear sus propios espacios y negociar lugares dentro dela administracin y estructuras de poder colonial. Por lo tanto& %ajo esta ptica& estehacer memoria y construir realidades con %ase en conceptos europeos& han hechoperder el sentido de la propia memoria y tranformar el sentido del aqu y ahora.5l filsofo 5nrique ussel afirma que el pensamiento europeo %ajo su pretensinuniversal& ha %loqueado la posi%ilidad de un intercam%io de conocimientos y deformas de producir conocimientos entre diferentes culturas& pues entre 8sujeto9 queconoce y el 8o%jeto9 conocido slo puede existir una relacin de exterioridad y deasimetr a. esde su lugar de estatus& la centralidad de la civilizacin eurpea ha miradotodo lo que no pertenece a ella 0exterioridad4 como 8carente de ser9 y 8%ara%arie9&como entidades vac as que necesitan ser construidas& o %ajo su argumento histrico8ser civilizadas9. 5sta lgica totalizadora comenz a imponerse so%re las po%lacionesind genas y africanas a partir del siglo ,-6 y desde entonces con ella pensamos&sentimos& imaginamos y ha%lamos tanto de lo que fuimos como seguimos siendonosotros.I. *s & el discurso de la pureza de la sangre es el primer imaginario geocultural dellegado colonial que se incorpora en el ha%itus de la po%lacin& legitimando al mismotiempo la divisin :tnica del tra%ajo y la transferencia de personas& capital y materiasprimas a nivel planetario& un discurso que se o%jetiva no slo en 8 aparatos9disciplinarios 0leyes& instituciones o %urocracias coloniales4& sino que se traducen enformas concretas de su%jetividad& es decir estructuras de pensamiento y accin a partir de las cuales se configura la identidad :tnica de los actores sociales& es decir (por qu:no imaginamos a un ind gena due o de una empresa monoplica a nivel transnacionalque se dedique a la produccin e importacin de artesan as)& (por qu: consideramos

    natural estudiar a filosofos europeos como ;ant& escartes& Heidegger y no sa%emosde la existencia de Duogano o Puma) (por qu: utilizamos coloquialmente el t:rminonaco para inferiorizar racialmente al otro)K. >ajo la llamada DGLG76*L6 * 5L PG 5R se presenta este patrn dedominacin esta%lecido so%re la idea de raza& como una forma de aprender a autoconce%irse con una identidad negativa& que afirma jerarqu as y desigualdades& as seconsolida y perpetua un orden de clasificacin social que posi%ilita la expansin deleuroc:ntrico capitalismo colonial. La lengua y la escritura se convierten en estrategiaso%tener una nueva pertenencia& a la identidad se le despoja de sus or genes paracrearle la ilusin de un nuevo arraigo& que nunca la reconocer' tal cual es& sino slo apartir de que intente parecerse a Gccidente y a$n as se le se alan sus defectosM por

    tanto& las identidades despojadas de su propio imaginario y de su universo desu%jetividad& lo que alcanzan a preservar es clandestino& oculto en los su%terfugios que

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    deja el patrn de la cultura dominante o %ien permitido pero ignorado& marginalizado overgonzoso 0Cuijano& @ 2!2@2+2@@4.Histricamente se ala *ni%al Cuijano& para los herederos y continuadores de loscolonizadores solo quedaron dos caminos! el de la DG7Q67 *D6`7 G

    5P57 57D6*& es decir la repeticin servil e imitativa de los modelos occidentales& o

    el de R5GR6?67*L6]*D6`7 que consiste en desarrollar un talento que utilice lospropios recursos y reconozca las facultades creativasM pero para ello& se ala que esnecesario un acercamiento o identificacin con los dominados& porque slo en ellos sepodr a encontrar la fuente y las perspectivas de algo distinto& original propio frente alo euroc:ntrico. *nte este panorama& los estudios porsoloniales plantean una serie de PRGP 5SQ*S&entre las que podemos se alar son las siguientes! *. 5L 7 5-G DG/PRG/6SG 5 LGS 67Q5L5DQ *L5S 57 L*Q67G*/ER6D*La cr tica terico+epistemolgica no se agota en s misma& puesto que suscuestionamientos son conce%idos como puntos de partida para reflexionar so%re elpapel de los intelectuales en las actuales condiciones sociopol ticas y acad:micas./ignolo propone que los intelectuales de%en afirmar al Qercer /undo no como un 'reapara ser estudiada sino como un lugar o lugares desde los cuales se producenconocimientos altenativos. ussel& por ejemplo piensa en la formacin de una nueva:lite capaz de pro%lematizar la realidad latinoamericana de lado de los oprimidos& puesel quehacer acad:mico que se propone para los intelectuales latinoamericanos& girar en torno a!>. L* 5SDGLG76]*D6`7 5P6SQE/6D*

    na alternativa consiste en propiciar la descolonizacin del imaginario& de laspr'cticas& valores e instituciones de las relaciones culturales entre los po%ladores delpa s& pues argumentan que es leg timo plantear una propuesta para la reconstruccinde identidad latinoamericana. * trav:s de un cam%io en la reestructuracin de lasociedad y de sus patrones centrales de articulacin& por ello!

    2. La primer gran tarea es ejercitar un pensamiento cr tico& li%erador y poscolonialque pretenda transformar la ontolog a que ha hecho posi%le la dominacin colonialeurpoea so%re el mundo& pues como afirma ussel tenemos que transformar elsentido de la historia haciendo una lectura de identifique a la modernidad europeacomo una particularidad& como un fenmeno situado y no universalizante& es decir renunciar a la lgica que o%liga a latinoam:rica a pensarse con %ase en losfundamentos del desarrollo civilizatorio europeo. 5s decir& afirmarnos como entidadesQR*7S/G 5R7*S& m's all' de los l mites que planea%a el universalismo 0histrico&

    racional& t:cnico& ci:ntifico& disciplinar& etc. que plantea%a el devenir moderno4. @. *firmarnos como PL R6-5RS*L5S& es decir al confrontar la idea de quelatinoam:rica no es un %loque homog:neo& sino a%solutamente diverso& implicaconstruirnos como entidades que reconocen la verdad que porta el Gtro& por lo tantorenunciar a imponer la exclusividad de una verdad& lo cual permite reconocer lasm$ltiples formas que existen para producir conocimientos& interpretar al mundo y crear formas de vida. *%rirse a ellas a partir de atender la experiencia y el sentir del otro.

    B. Lo anterior es posi%le a trav:s de la %$squeda constante de un di'logo67Q5RD LQ R*L que permita aceptar la influencia del otro en la construccin de

    acuerdos& as el valor del contenido de las conversaciones reside so%re todo en ladireccin de un nuevo de%ate y en la articulacin de las diferencias.

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    I. Gponer a la idea de /G 5R76 * occidental ^ la de DGLG76*L6 * comocomplemento de este proceso histrico& es decir& sin la presencia de las coloniashu%iera sido incostea%le la infraestructura moderna en 5uropa y actualmente en los5stados nidos.

    K.

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    Dastro+?mez Santiago& 0@ O4& La poscolonialidad explicada a los ni os& en Y'ureguiDarlos y /ora a /ari%el0@ O4 Dolonialidad y cr tica en *m:rica Latina& PenasmientoLatinoamericano& niversidad de Pue%la& /:xico.Dastro+?mez y /endieta 5duardo 5ds. 02 4 Qeor as sin disciplina0latinoamericanismo& postcolonialidad y glo%alizacin en de%ate4./iguel Fngel Porr$a&

    /:xico.ussel 0@ N4& 8Qransmodernidad e interculturalidad. 06nterpretacin desde la