Guia Metodologica Para El Desarrollo de Planes Municipales

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  • GUAMETODOLGICAPARA EL DESARROLLO DE PLANES MUNICIPALES DE CULTURA

  • PARA LA GESTIN DE PROyECTOS CULTURALESGUA

    Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

    Luciano Cruz-Coke CarvalloMinistro Presidente

    Gonzalo Martin de MarcoSubdirector Nacional

    Jorge Larrain MatteUnidad de Convenios Institucionales

    Jos Gabriel Johnson RoigJefe Departamento de Planificacin y Presupuesto

    Juan Lund PlantatJefe Seccin de Infraestructura

    Crditos Gua

    Coordinacin y edicinAntil Camacho Campusano

    Elaboracin y redaccin de contenidosClaudia Ulloa Espinoza

    Diseo y diagramacin Primera EdisonJuan Carlos Berthelon Ojeda

    Diseo y diagramacin Segunda EdicinDepartamento de Comunicaciones CNCA

    Fotografa de interioresArchivo Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

    Consejo Nacional de la Cultura y las ArtesSe permite su reproduccin total o parcial citando la fuenteISBN 978-956-8327-55-2Seccin de InfraestructuraDepartamento de Planificacin y PresupuestoPlaza Sotomayor 233, Valparaso, ChileTelfono (32) 232 6400www.cutura.gob.clPrimera edicin 2009: 1.000 ejemplaresSegunda edicin 2011: 500 ejemplaresValparaso, mayo de 2011.

  • PRESENTACIN

    Desde el Estado hasta las diferentes organizaciones culturales que trabajan a nivel regional, hoy son muchos los actores que han asumido un rol protagnico en el desarrollo cultural del pas. Sin embargo, cuando se trata de un desarrollo basado en el reconocimiento y valoracin de las identidades y dinmicas culturales locales, el municipio aparece como el actor fundamental.

    La Municipalidad es el rgano pblico ms cercano a los ciudadanos y, por lo mismo, est llamado a estimular la participacin y protagonismo cultural de quienes habitan el territorio que administra. Para lograrlo se requiere que su accin vaya ms all de ejecutar un calendario de actividades programado y que se proyecte en el largo plazo.

    Ante este desafo, el Consejo Nacional de la Cultura ha decidido reeditar esta Gua Metodolgica para la Ela-boracin de Planes Municipales de Cultura, cuyo objetivo es servir de apoyo al momento de planificar estratgi-camente la gestin cultural de las comunas y especialmente para aquellas 49 adscritas al programa de Centros Culturales, que sern inauguradas de aqu al 2014

    El Plan Municipal de Cultura debe ser una carta de navegacin para el desarrollo cultural. En ella deben estar contenidos los objetivos de largo plazo as como la estrategia para alcanzarlos. Este plan debe permitir orientar la accin municipal en las distintas reas de desarrollo y en la produccin de bienes culturales.

    Con este material esperamos promover una gestin cultural municipal concebida estratgicamente, capaz de evaluar sus procedimientos y resultados con periodicidad; corregir el rumbo cuando sea necesario, visualizar nuevas oportunidades de desarrollo y apostar por ellas en pro del desarrollo cultural del pas.

    Luciano Cruz-Coke Carvallo Ministro Presidente Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

  • PARA LA GESTIN DE PROyECTOS CULTURALESGUA

    NDICE

    PRESENTACIN

    INTRODUCCIN CAPTULO I. CULTURA, EJE PARA EL DESARROLLO LOCAL

    1. Concepciones de cultura 2. Desafo cultural de Chile 3. Chile arrastra un dficit cultural 4. La dimensin cultural del desarrollo 5. Cultura y desarrollo local 6. La Cultura como motor de la ciudad 7. Elementos para una sociedad participante, el empoderamiento ciudadano 8. Cul es el desafo propuesto?

    CAPTULO II. CARACTERIZACIN DE LA GESTIN CULTURAL MUNICIPAL

    1. Las comunas en el territorio. 2. Perspectivas sobre el desarrollo local y territorial 3. Avances en la institucionalizacin de la funcin cultural municipal 4. Los actores culturales existentes en cada comuna, su produccin intelectual y cultural 5. Contexto en que se inserta la Planificacin Municipal en Cultura 5.1 Antecedentes para la Planificacin Municipal en Cultura 5.2 El Plan de Desarrollo Comunal y el Plan Regulador Comunal 5.3 Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco) 5.4 El Plan Regulador Comunal 5.5 Estrategia de Desarrollo Regional 5.6 Poltica Nacional de Cultura 5.7 Poltica Regional de Cultura

  • 7CAPTULO III. PLANIFICACIN MUNICIPAL EN CULTURA

    1. Planificacin municipal en cultura 2. Atributos que debe tener la planificacin comunal en cultura 3. Diseo del proceso de Planificacin Municipal en Cultura 4. Constitucin de equipo municipal para el desarrollo del Plan Municipal de Cultura 5. Roles del equipo del Plan Municipal de Cultura 6. Fases del Plan Municipal de Cultura 6.1. Diagnstico de las necesidades culturales de la comuna 6.1.1 Caracterizacin de la dinmica cultural de la comuna 6.1.2 Dimensiones caracterizacin lnea base cultural comunal 6.1.3 Diagnstico participativo, la integracin de todos los actores comunales en el proceso de Planificacin Cultural Municipal 6.1.4 Dificultades que pueden obstruir la participacin de los ciudadanos 6.1.5 Cmo incorporar e involucrar a los ciudadanos? 6.1.6 Un mtodo para aprender a participar 6.1.7 Realizacin de talleres de participacin ciudadana cultural 6.1.8 Desarrollo del trabajo participativo 6.1.9 Diagnstico FODA con los actores culturales 6.2 Definicin de la visin y misin 6.3 Establecimiento de objetivos estratgicos 6.4 Determinacin de programas culturales por lnea estratgica 6.5 Diseo de perfiles de proyectos por programas 6.6 Priorizacin de proyectos especficos 6.7 Elaboracin de un Plan de Inversiones .8 Diseo de sistema de seguimiento y evaluacin

    CAPTULO IV. IMPLEMENTACIN DEL PLAN MUNICIPAL DE CULTURA .

    1. Elaboracin del documento integrado de Planificacin Estratgica Cultural Municipal 2. Edicin y aprobacin del documento Plan Municipal de Cultura 3. Divulgacin del Documento del Plan Municipal de Cultura 4. Los recursos para implementar el Plan Municipal de Cultura

    5. PRESUPUESTO MUNICIPAL REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

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  • 9INTRODUCCIN

    El CNCA ha desarrollado desde el ao 2005 un conjunto de iniciativas destinadas a fortale-cer las capacidades de gestin cultural municipal, por medio de la capacitacin y generacin de espacios de intercambio e informacin, que a partir de 2007 se han articulado en un Plan de Apoyo a la Gestin Cultural Municipal. Un elemento central de dicho plan es la capacitacin y asesora en la elaboracin de planes munici-pales de cultura. La presente Gua surge con el objetivo de poner a disposicin de todos los municipios del pas los elementos metodolgicos bsicos para la elaboracin de estos planes.

    Concebimos el Plan Municipal de Cultura como un instrumento de gestin municipal que se elabora en base a una planificacin estratgica, mediante la cual se definen objetivos de desarrollo cultural para la comuna de mediano y largo plazo, incluida la estrategia para llevarlos a cabo. El logro de dichos objetivos debe ser una tarea que asume el municipio con la participacin de la ciudadana y los actores culturales; lo que a su vez debe partir de la base de la deteccin de las necesidades culturales y sociales de la comuna, as como de su identidad y potencialidades de desarrollo.

    Debe ser un proyecto de comuna, que involucre a la ciudadana en cada una de sus etapas. La participacin de los distintos actores culturales y sociales (sector pblico, sociedad civil y sector privado) es una garanta de legitimidad, pertinencia y viabilidad para el Plan. Se reconoce explcitamente que a mayor pertinencia y efica-cia de las polticas pblicas hay una vinculacin estrecha con el protagonismo de los ciudadanos en su diseo, ejecucin y evaluacin.

    Hemos estructurado la presente Gua en cuatro captulos: Captulo I. Cultura, eje para el desarrollo local; Captulo II. Caracterizacin de la gestin cultural municipal; Captulo III. Planificacin municipal en cultura, y Capitulo IV, Implementacin del Plan Municipal Cultural. En ellos abarcamos desde los fundamentos para el trabajo municipal en cultura, hasta las consideraciones para implementar estas estrategias y darles viabilidad en el tiempo.

    En cuanto a las herramientas de planificacin, hemos abordado los elementos de la planificacin estratgica, adaptndolos a un lenguaje afn al mbito cultural, lo que permitir al lector visualizar su concrecin en el sector.

    Finalmente, queremos aclarar que este material no tiene un carcter normativo sino de orientacin, para entregar elementos metodolgicos que cada municipio puede adaptar a su propia realidad, complementando o simplificando las herramientas que aqu se entregan.

    Con el fin de poner esta herramienta al alcance de todos los municipios estar disponible en formato impreso y formato digital descargable desde el sitio www.consejodelacultura.cl/gestores.

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    Cultura, eje para el desarrollo local

    Captulo I

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    Qu es la cultura?

    La definicin de cultura ha sido desarrollada desde distintas disciplinas. Podemos encontrarla en la filosofa, en la sociologa, en la antropologa, en la historia, en el derecho y en el arte. Sin embargo, gran parte de estas definiciones hablan de mundos comunes, de conciencias colectivas, de imaginarios compartidos, de identida-des nacionales, territoriales, continentales, de mapas de significado, de memorias y prcticas tradicionales, de habitabilidad y espacio.

    Las matrices que configuran nuestra realidad nos obligan a repensar la cultura, el desarrollo y la cohesin social, tanto a escala global como a escala local. Slo de esta forma lograremos disear Planes Municipales de Cultura con una perspectiva holstica e integral.

    Iremos visualizando, ref lexionando sobre las definiciones, dimensiones y perspectivas que le daremos a la Cul-tura en esta gua de planificacin cultural. La cultura nos otorga las dimensiones que dan sentido a nuestra existencia. Supone conocimientos, costumbres, creencias, artes y, en general, cualquier habilidad adquirida por las personas como miembros de una sociedad. La cultura direcciona la forma cmo el ser humano entiende el mundo, a s mismo y, consecuentemente, cmo acta en este contexto. Tenemos que reconocer que cualquier transformacin consistente y duradera en la sociedad pasa por la cultura. Resulta impensable el desarrollo sin considerar las variables culturales de las comunidades; no es posible la existencia de procesos exitosos sin un componente identitario fuerte que estimule y vertebre el potencial de iniciativas de una comunidad.

    Para el PNUD 2002 (Nosotros los Chilenos: Un Desafo Cultural de Chile, Desarrollo Humano en Chile), la cultura debe ser entendida en completa correlacin con el desarrollo. As, la cultura es la forma en que las per-sonas deciden vivir juntas, es la sensacin de cohesin social basada en los valores y creencias compartidas, lo que plasma el desarrollo humano individual. Si la gente vive bien junta, si coopera de manera de enriquecerse mutuamente, amplia sus opciones individuales. De esta forma, el desarrollo humano se preocupa no slo por la gente como individuos sino adems, por la forma en que stos interactan y cooperan en las comunidades.

    Ezequiel Ander Egg en su libro sobre polticas culturales municipales, desarrolla la siguiente definicin: si la cul-tura da al hombre de acuerdo a Unesco la capacidad de reflexionar sobre s mismo, si la cultura nos hace seres ms humanos, racionales, crticos y ticamente comprometidos; si la cultura nos ayuda a expresar una toma de conciencia de nosotros mismos, reconocindonos como un proyecto inacabado, qu duda cabe que cuanto se haga en el mbito de la accin cultural, abre nuevos cauces a la democracia.1

    Desde un punto de vista antropolgico, Cultura es aquella totalidad compleja que incluye conocimientos, creen-cias, arte, moral, derecho, costumbres y todas las dems capacidades y hbitos que el hombre adquiere como miembro de la sociedad. En este sentido, la cultura se identifica con lo cultivado o adquirido, incluye todo tipo de aprendizajes realizados para la satisfaccin de necesidades, tanto individuales (sistema integrado de conduc-ta) como colectivamente (experiencias acumuladas y transmitidas).

    Una ltima definicin, ms prctica, utilizada en el manual de Cultura y Ciudad3, remite a la siguiente caracteri-zacin de cultura: entenderemos la cultura como un conjunto de actividades y productos de carcter simblico, realizadas en los mbitos intelectual, artstico, social y recreativo, concebidos con un carcter creativo.4

    La cultura no se realiza exclusivamente en el mbito intelectual; no se restringe al campo de las ideas. Tampoco se restringe a las artes, por mucho que stas sean un subconjunto especialmente relevante. Se define tambin en lo social, en las relaciones, en la transmisin de valores y en las actividades recreativas, ocupando un lugar cada da ms importante en el uso del tiempo libre.

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    Una dimensin de gran importancia es la que define a la cultura en su carcter creativo. Independientemente de que en su posterior produccin entren en juego mtodos industriales, la creatividad es el elemento sustancial y necesario sin el cual no existe actividad o producto cultural.

    El manual Cultura y Ciudad ya citado menciona cuatro significativas caractersticas de la cultura. A juicio de un observador ajeno a este sector, la cultura es un territorio de la actividad humana aparentemente sencillo, gratui-to, apenas problemtico y relativamente puro. Por el contrario, hemos de poner de manifiesto que:

    La cultura es un proceso complejo. La imagen de un artista que elabora autnomamente su producto y lo ofrece directamente al pblico ha pasado a la historia con distintas particularidades derivadas de su carcter creativo, que le da a menudo su carcter de prototipo.

    La cultura est mercantilizada. A la cultura se le asigna un precio, y cada vez ms se rige comercialmente, aten-diendo a los principios del mercado. La mercantilizacin no afecta nicamente a la cultura de masas. Incluye el patrimonio y la cultura artstica.

    La cultura es un territorio contradictorio. Nada ms lejos de la placidez. La cultura est en permanente tensin, atravesada por mltiples tendencias contrapuestas: tradicin frente a la renovacin, identidad nacional frente a identidad de grupo, academicismo frente a popularizacin, apertura al exterior o reforzamiento de los rasgos de identidad propios, cultura en el hogar o cultura en la plaza.

    La cultura es un sector contaminado. Frente a la ilusin de la cultura como sector asptico, un valor en abstracto qumicamente puro, cada vez se pone ms de manifiesto, felizmente, su fuerte relacin e interdependencia con factores econmicos, educativos, polticos, urbansticos.

    2. Desafo cultural de Chile Reflexionar juntos sobre la trayectoria cultural de Chile, as como imaginar su futuro, configuran una prctica que ha sido profundamente investigada por los informes anuales que ha desarrollado el Programa Naciones Unidas para el Desarrollo Chile. Desde el ao 1996 a la fecha, estas investigaciones son publicadas cada dos aos y tienen por objetivo evaluar el estado del Desarrollo en Chile, desde puntos de vista complementarios (ver pgina web PNUD.cl).

    El informe correspondiente al ao 2002 es sobre el Desarrollo Humano en Chile desde la perspectiva de la Cul-tura y se llama Nosotros los Chilenos: Un Desafo Cultural de Chile. Desarrolla una ref lexin que profundiza en preguntas de fondo que los chilenos necesitamos volver a plantearnos: Quines somos? Cules son nuestras races? De dnde venimos? Hacia dnde vamos?

    Necesitamos ref lexionar sobre el Chile que queremos desde un proyecto que tienda a la integracin de las co-munidades locales con el resto del pas. La prxima celebracin del Bicentenario de la Independencia de Chile es una buena ocasin para hacerlo. En el momento de la Independencia, Chile decidi por su cuenta y riesgo el pas que quera ser. Ahora, es bueno interrogarnos de nuevo acerca de Nosotros los Chilenos. El desafo no es un asunto reservado a los intelectuales. Es el Chile actual, la mayora de sus habitantes, quienes se hacen la pregunta y buscan una respuesta. Cuando ms de la mitad de los tres mil seiscientos encuestados por el PNUD a mediados del 2001 manifiesta dudas de que algo as como lo chileno exista, es que ha llegado la hora de ponerse ante el espejo y preguntarse: nos sentimos parte de un Nosotros?

    Todas las sociedades necesitan una imagen de s mismas. Chile no ha sido una excepcin. De mil maneras la imagen de Chile ha narrado sus xitos y fracasos, sus miedos y anhelos. Esa invencin de Chile, esos valores e ideales que van moldeando nuestra convivencia, han abierto cauce a diversas identidades nacionales en per-manente metamorfosis. As se conforman los imaginarios colectivos por medio de los cuales los chilenos se reconocen en tanto partcipes de una comunidad, como herederos de una historia y como coautores de una tarea comn. Ahora, entre cambios y continuidades, tiende a desdibujarse la autoimagen heredada acerca de quines somos los chilenos. Al contemplar cmo cambi el pas y cun distinta es ahora su vida cotidiana, la gente tiende a descreer del relato que ha conformado lo chileno y a no reconocerse en l.5

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    La vida cotidiana se llena de incertidumbres. En 17 aos de democracia, los chilenos han podido disfrutar un desarrollo notable en el nivel y calidad de su vida cotidiana. No cabe duda de que se ha logrado transformar el rostro del pas buscando compatibilizar democracia, crecimiento econmico e igualdad social. Pero a la par con las oportunidades reconocidas, los cambios en los modos de convivencia se perciben como procesos ajenos, ale-jados de las decisiones humanas. El desconcierto acerca de quines somos los chilenos deja entrever cun frgil se ha vuelto la idea de un sujeto colectivo capaz de conducir el proceso social. Parecera que muchos chilenos no poseen una imagen fuerte de s mismos como un Nosotros. ste es el punto de partida para trabajar en el desafo cultural de Chile.6

    3. Chile arrastra un dficit cultural

    Chile muestra un dficit cultural que debilita su desarrollo humano. El informe 2002 seala ciertas tendencias que estn mermando las capacidades de la sociedad chilena para determinar por s misma el rumbo y la forma de su convivencia. La debilidad del Nosotros llama la atencin sobre una tarea urgente del pas: Cmo articular una diversidad disociada y, con frecuencia, atravesada por rasgos de privatismo, para construir un orden plura-lista que genere sentidos de pertenencia y solidaridad?

    Para que los chilenos puedan conversar y ponerse de acuerdo, habra que acercar las experiencias subjetivas que subyacen a sus diferencias. Por ejemplo, en la sociabilidad y las relaciones laborales, o bien los diversos horizon-tes de futuro o las distintas memorias del pasado. Estas vivencias no se acercan intentando uniformarlas, pues la individualizacin y la diversidad son ya un hecho. Al hacerse cargo de estas tendencias se vuelve evidente lo que falta: referencias a experiencias compartidas de sociedad. Es a partir de tales experiencias que se puede delinear un mundo comn donde las diferencias sean traducibles y negociables. Se trata de un trabajo que concierne a la sociedad entera y a cada uno de los chilenos, pero representa, ante todo, una tarea ciudadana. A fin de cuentas, hacer de la diversidad una cosa comn es la misin ms propia de la democracia. Por lo dems, ser difcil que la democracia sea nuestra sin un Nosotros sentido colectivamente.7

    El dficit cultural de Chile tiene una larga historia. Quizs pueda rastrearse su origen en el antiguo temor a las diferencias. En tiempos recientes, la dictadura reprimi la accin colectiva, institucionaliz ciertas fragmenta-ciones e impuso serias restricciones a la autodeterminacin de la sociedad. El proceso de transicin democrtica ha hecho un intenso trabajo por devolver a los chilenos el derecho a decidir por si mismos hacia dnde quieren ir y los medios para hacerlo. Pero quedan tareas pendientes. La principal ya fue sealada: la articulacin de la diversidad en un proyecto pas. Una diversidad creativa habr echado races cuando la democracia, el debate pblico y la participacin ciudadana sean parte de una imagen ideal del Nosotros y de la experiencia subjetiva de los chilenos.8

    4. La dimensin cultural del desarrollo

    De acuerdo al planteamiento de Norbert Lechner9, todas las estrategias de desarrollo estn vinculadas con la cultura, sean stas estrategias econmicas, polticas, sociales, medioambientales, educacionales, patrimoniales, etc. Su tesis central es que las estrategias de desarrollo estn insertas en determinado contexto cultural y, a su vez, tienen impactos culturales. Porque la Cultura, como se conceptualiz anteriormente, son todas las maneras posibles de vivir juntos, como tambin las representaciones colectivas que se hace la gente a propsito y acerca de esa convivencia social. En este sentido, el autor mencionado ref lexiona sobre la dimensin cultural de las polticas pblicas y la impor-tancia de la poltica entendida como trabajo cultural. Si las principales demandas sociales de la poblacin con-ciernen al bienestar socioeconmico, esas demandas hacen parte de la concepcin mayoritaria de democracia, identificada con justicia social y derechos sociales. Por ende, la responsabilidad de satisfacer las demandas socia-les es atribuida a la democracia y al gobierno, en concreto. O sea, no sera un asunto a resolver por la economa. Hay una mala evaluacin de los derechos sociales o de la justicia social en el sentido de que siguen siendo los problemas principales. Y esa mala evaluacin de la situacin socioeconmica irradia sobre la mala evaluacin del desempeo gubernamental.

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    Las personas suelen establecer un nexo entre desarrollo econmico y poltica democrtica. La democracia y la poltica son evaluadas segn materias econmicas sobre las cuales ellas tienen muy poca incidencia. Esta mala evaluacin fomenta la desafeccin y restringe el apoyo poltico del gobierno. En consecuencia, la conduccin poltica de las estrategias de desarrollo se encuentra debilitada.

    Este es el problema cultural que desarrolla el autor. La falta de sensacin, de integracin, de interaccin con el sistema democrtico chileno. La tesis sostiene que la gente evala el desarrollo de su pas no en trminos de un clculo costo beneficio, sino con una fuerte carga emocional. Quiere decir que la gente no se siente sujeto: el curso de su vida no dependera de ella. La encuesta nacional (PNUD 2001) pregunt: Mirando el rumbo que ha tomado su vida, usted cree que ese rumbo ha sido principalmente el resultado de. La mayora de las personas tiene la impresin de que son circunstancias externas que les ha tocado vivir, por tanto, es externo lo que decide el curso de sus vidas. Tendencia que sugiere una baja autoestima individual que repercute sobre la actitud con la cual se enfrenta el desarrollo del pas. Opera asimismo la imagen de la sociedad como una mquina avasalladora que genera un sentimiento de impotencia y frustracin.10

    No se visualiza en los chilenos la actitud emprendedora que suele presuponer la estrategia de desarrollo, es decir, la motivacin a insertarse en el desarrollo del pas y aprovechar las oportunidades brindadas, que parecen bastante limitadas. Parece plausible la hiptesis que la retraccin asocial de las personas ref lejara una ten-dencia a la exclusin social. Es probable que una persona que no decide el rumbo de su vida, viva los cambios sociales como algo ajeno, sin sentido.11

    La poltica como un trabajo cultural. La dimensin cultural de la poltica se refiere al hecho concreto que cualquier poltica tiene la libertad de construir el orden colectivo de manera deliberada. En este contexto podemos comenzar por analizar el papel de los imaginarios colectivos. Si pensamos el rango de las opciones posibles que tiene un actor, depende de lo que l imagina como lo posible. Y acorde a los distintos contextos culturales, suele ser muy diferente lo que la gente se imagina como posible. En tanto las personas tengan la impresin, correcta o no, de que no pueden incidir sobre la marcha del pas, tendrn una visin muy limitada de lo posible.12

    Por lo dems, el imaginario de lo posible remite al futuro. Lo posible est acotado por el horizonte futuro que tiene la sociedad. Qu posibilidades se abren, entonces, en una sociedad que vive un presentismo sin fin? Las personas que no ven ms all del presente, no logran tomar distancia de s mismas y quedan encerradas en lo inmediato. Hacer poltica como trabajo cultural significara generar una perspectiva de futuro, donde este futuro se construya en tanto aprendamos a imaginar qu sera lo posible, lo deseable y tambin lo factible y lo probable.

    La poltica se encuentra entrelazada con el imaginario del Nosotros. El informe PNUD sobre capital social ter-minaba con la pregunta pendiente Cmo se puede fortalecer el capital social? Ahora podemos avanzar en una primera respuesta: la creacin de lazos de confianza y cooperacin supone la existencia (o construccin simult-nea) de un imaginario del nosotros. Difcilmente las personas se van a juntar, a confiar, a cooperar y organizarse si no sienten que comparten algo comn. La confianza social expresa la presencia de un nosotros que puede constituirse sobre la base de la convivencia de vecinos, las experiencias de una misma categora o clase social, o por el hecho que somos todos chilenos.13

    Entonces un problema central en Chile radica en la debilidad del nosotros, la dificultad de sentirnos parte de un colectivo. Lo chileno pierde credibilidad. Esa erosin del imaginario heredado no debera sorprender de cara a los cambios culturales que han atravesado nuestras sociedades. El protagonismo de la industria audiovisual y sus efectos sobre lo pblico; la televisin ha transformado significativamente el espacio pblico. Ella plantea la agenda pblica, los temas de conversacin social, la imagen de lo real. A travs del espacio televisivo se va definiendo lo que se entiende por legtimo, bello o deseable. Antes lo pblico sola estar vinculado a la nocin de colectivo nacional; hoy en da, lo pblico pasa a ser los pblicos. Otra mega tendencia que atraviesa nuestras sociedades es el desplazamiento desde el trabajo al consumo. In-cluso en un pas como Chile disminuye la significacin que tiene el trabajo en la vida personal del individuo.

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    En cambio, aumenta la significacin del consumo. Consumir es ms que un acto material econmico, es una forma de relacionarnos, una manera de identificarnos y distinguirnos. Al mismo tiempo reformula la imagen que nos hacemos del individuo, redefine la manera de definirse a s mismo. Hay cambios profundos en nuestro estilo de convivencia y en la imagen que nos hacemos de la sociedad.

    Todo ello afecta la conformacin del Nosotros. Si la imagen de Nosotros los chilenos tiende a ser dbil, proba-blemente tenga que ver con la dbil presencia de experiencias colectivas. Es difcil crear una imagen fuerte de sociedad sin tener una experiencia prctica que la haga ser. Las tendencias del consumo y de la televisin ofrecen indicios de lo diferente que son las experiencias de sociedad hoy en da. stas llevan al individuo a una agobiante sensacin de vaco, retraccin al mundo privado, individualismo negativo, que son poco propicios para estrategias de desarrollo que requieren cada vez ms la coordinacin de todos los actores sociales.

    Habitualmente la poltica trata las estrategias de desarrollo nicamente en su dimensin socioeconmica. Las polticas de crecimiento econmico tienden a ser blindadas como supuestos imperativos tcnicos. Desde luego que la produccin econmica aporta el piso ineludible de todo desarrollo, pero no basta. Hay que tener en cuenta tambin las experiencias subjetivas de las personas. Una estrategia de desarrollo adquiere sustentabilidad social y en el tiempo en la medida en que ella es apropiada por las personas, en que se vuelve algo propio de la expe-riencia cotidiana. Aqu podra radicar la dimensin cultural de la poltica: la tarea de hacer del desarrollo de la sociedad algo que cada individuo viva como algo nuestro.14

    5. Cultura y desarrollo local

    La cultura juega un papel importante en el desarrollo de las personas al interior de cada territorio, a tal punto que muchos pueblos y lugares del planeta han apostado por una revalorizacin de lo cultural, de lo identitario, recreando incluso nuevas identidades culturales y patrimoniales como eje de su propio desarrollo.

    El desarrollo local se ha convertido en el nuevo articulador de las polticas de patrimonializacin. Mientras la sociedad de los lugares se convierte en la sociedad de los f lujos, parece como si los lugares se involucraran en un obra de construccin identitaria que privilegia la dimensin local o ciudadana por encima de las nacionales, estatales o globales. La identidad es el viejo territorio del patrimonio y no es de extraar que entre los objetivos reconocidos por la mayor parte de actuaciones culturales que se realizan en estos mbitos, figure la reconstruc-cin de identidades locales.15

    Esta recreacin o potenciacin identitaria puede revivir, volver a poblar reas rurales, despertar inters en una poblacin aptica, lograr cohesin social. La bsqueda o reconstruccin de una identidad territorial constituye la razn evidente de individuos, de grupos, de localidades y de espacios motivados por un deseo de situarse, de enraizarse en una sociedad. De esta manera en particular, la connotacin cultural local es reconocida por todos, a travs de las especificidades legadas por el pasado y que se encuentran an vivas, como puede ser el patrimonio intangible de un territorio especfico.16

    La recreacin del nosotros como grupo o comunidad, es siempre ms reconocible a nivel de pequeas unidades identitarias, donde la interaccin es ms frecuente, los niveles de arraigo territorial son mayores, y las prcticas culturales ms reconocidas. Es en lo local donde la persona primero reconoce su propia cultura, el mbito en el que primero se estructura la identidad colectiva. La cultura es uno de los mbitos donde ms claramente se destaca la relevancia de la ciudad. Son diversos los fac-tores que hacen de la ciudad el marco privilegiado para el desarrollo de la cultura. En primer lugar, la capacidad de la ciudad como generadora de identidad. La ciudad aporta la condicin previa para el ejercicio de la cultura, la posibilidad de interaccin, del cara a cara, del encuentro ciudadano en los espacios y equipamientos de uso comn. Adems, la ciudad, como escuela de ciudadana, es el marco donde se pueden satisfacer los derechos culturales y es tambin el espacio privilegiado para la participacin, el asociativismo y el voluntariado cultural.17

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    Nace una nueva relacin de autonoma, tensin y complementariedad entre Estado, sistema partidario y actores sociales. Ello signific pasar de actores y movimientos orgnicos, polticos, ideolgicos, reivindicativos, referidos al Estado y movilizados en torno al cambio social, a actores espordicos y en mayor tensin con el Estado. Lo cierto es que la sociedad y la cultura han sufrido cambios que tienden a alterar los alcances y lmites de la parti-cipacin y la ciudadana tal como ellas fueron vividas hasta ahora.21

    Debemos comprender la participacin ciudadana como la superacin del dficit de ciudadana, que no slo es un valor en s mismo, por la capacidad de organizacin interpersonal que requiere, sino tambin porque con-tribuye a la consolidacin democrtica al controlar y limitar el poder del Estado; estimula el compromiso de los miembros de la comunidad en el procesamiento y solucin de las demandas sociales; desarrolla una cultura democrtica de tolerancia y, por ltimo, crea nuevos canales de los tradicionalmente empleados por los grupos de presin para articular intereses y enriquecer los f lujos de informacin. Asimismo, incrementa la eficiencia de la poltica econmica y el impacto social de los proyectos de desarrollo. Por ltimo, promueve la equidad y la solidaridad mediante ayudas para la superacin de la exclusin.

    El problema que se presenta, entonces, es repensar la configuracin de actores, puesto que ningn actor social podr articular los diversos principios de intereses y acciones en forma aislada. Hoy no cabe esperar que el Esta-do sea un agente unificador para la vida de la sociedad y la diversidad de actores. Pero si el Estado no interviene para crear espacios e instituciones donde los actores puedan actuar autnomamente, stos estarn ausentes y la crisis de representatividad no terminar.22

    La ampliacin de la ciudadana en Chile, reflexiones y propuestas. En Chile, durante los ltimos 10 aos se han realizado mltiples investigaciones, seminarios, reflexiones y anlisis rigurosos sobre la implicancia del fortaleci-miento de la sociedad civil, la urgencia de incorporar a los ciudadanos, como nica alternativa para construir un espacio comn que tenga mayor relacin con los Desarrollos Humanos de los Chilenos.En este contexto, se describen algunas reflexiones del seminario Participacin Ciudadana en la Gestin Pblica.

    La ciudadana deliberativa como una visin de largo plazo23. La evolucin de los derechos de la ciudadana es, en gran medida, la evolucin de la relacin del Estado y la Sociedad. Hoy da podemos hablar de derechos asociados a una ciudadana civil, poltica y social que han sido victorias obtenidas desde el siglo XVIII. De esta forma el con-cepto de ciudadana nos remite a una estructura de derechos y responsabilidades, al concepto de igualdad entre las personas, la pertenencia a una colectividad y, por ltimo, al ciudadano como unidad componente de la democracia.

    La participacin est en el centro de la ciudadana. La participacin debe ser entendida como un derecho pol-tico contemplado en nuestra Constitucin y en un nivel ms operativo la podemos definir como las actividades voluntarias mediante las cuales los miembros de una sociedad participan en la seleccin de sus gobernantes y directa o indirectamente en la elaboracin, ejecucin, seguimiento y evaluacin de las polticas pblicas. Ahora bien, esta ciudadana podr tomar parte efectivamente en estos procesos cuando exista un espacio pbli-co que permita el dilogo y la capacidad de inf luir y decidir acerca de los temas de inters comn.

    Aqu est nuestra primera deficiencia. No contamos con este espacio pblico de debate y ref lexin. En este esce-nario cobra especial fuerza la afirmacin de que lo pblico no se agota en lo estatal y la necesidad de fortalecer la sociedad civil en toda su diversidad frente al Estado.

    Es una necesidad ineludible preguntarse por caminos para lograr una poltica ms cercana y en mayor sintona con los ciudadanos. Se debe trabajar arduamente para formar y dar espacios a una ciudadana deliberativa para la cual hay que empezar a trabajar hoy, tanto para el gobierno como para la sociedad civil. Esto implica algo ms que la gente se beneficie de las polticas pblicas o que las actividades privadas se regulen para evitar los privile-gios de unos sobre los otros. Supone la posibilidad real para intervenir e inf luir en la toma de las decisiones que afectan al conjunto de la sociedad.24

  • PARA LA GESTIN DE PROyECTOS CULTURALESGUA

    La interrelacin de la cultura y la ciudad ha sido refrendada por numerosas declaraciones internacionales. Fun-dacional en este sentido es la conocida declaracin de Bremen, dictada como conclusin de la Conferencia sobre Ciudad y Cultura, organizada por el Consejo de Europa, la cual recalca la importancia de las comunidades lo-cales y regionales como rea referente para un desarrollo comunitario basado en finalidades culturales, a la vez que considera esencial que toda colectividad local tenga el derecho y los medios para formular su propia poltica cultural conforme sus tradiciones culturales particulares, la infraestructura ya existente, la importancia y la naturaleza de su radio de accin, as como las caractersticas culturales de su poblacin.18

    6. La cultura como motor de la ciudad

    Hacindonos cargo de la afirmacin o hiptesis que el municipio es clave para la implementacin de polticas culturales coherentes, tambin podemos formular el principio a la inversa. La existencia de una poltica cultural puede contribuir a fortalecer el proyecto colectivo de ciudad, la imagen objetivo, la misin y la visin comunal con sentidos ms cercanos a las necesidades identitarias de la poblacin y a sus sueos como colectividad.

    Cuando nos preguntamos por el impacto posible de una poltica cultural implementada en un territorio espec-fico, no tenemos respuestas claras sobre los sistemas que vamos a impactar, tanto en forma directa como indi-recta, como tampoco la percepcin ciudadana respecto al impacto que significa para la gente poner el arte y la cultura al alcance de cualquier ciudadano. El manual de poltica cultural municipal (Lpez de Aguileta) define a grandes rasgos dimensiones de desarrollo local que es factible hacer emerger mediante la implementacin de polticas culturales municipales.19

    Refuerzo de la identidad cvica: Si la ciudad permite la identidad y la cohesin social, la poltica cultural la refuer-za. Permite aumentar la identificacin de la poblacin con su entorno, multiplicar las ocasiones de encuentro, neutralizando las tendencias hacia la atomizacin social, explorando la identidad colectiva.

    Integracin de minoras y desfavorecidos: Los programas culturales, por supuesto dentro de estrategias ms am-plias, han mostrado su efectividad en aspectos como la disminucin de conductas delictivas en jvenes, el desarro-llo de la autoestima en personas desocupadas o la mejora de la integracin social de las personas discapacitadas y visualizacin y apoyo a las minoras tnicas.

    Mejora de la calidad de vida: Gozar de oportunidades para ejercitar el derecho a la cultura supone una mejora de la calidad de vida y un elemento aadido para aumentar la identificacin con la ciudad. Las acciones culturales territoriales son una alternativa para la ciudadana, constituyen potencialidades de socializacin inditas entre los grupos que comparten un mismo territorio.

    Regeneracin urbana y econmica: Los modelos de poltica cultural muestran su contribucin a la generacin de empleo, el posicionamiento de la ciudad frente al exterior mediante la creacin de imagen, identidad, actividades pblicas de formacin artstica, de recreacin y consumo de arte, de creacin y puesta en escena de imaginarios comunes que permiten la cohesin social y la expansin de posibilidades ciudadanas de interaccin y participa-cin colectiva.

    Estas dimensiones transversales, as como otras que cada localidad considerar pertinente incorporar, se pueden transformar en matrices de indicadores, que orienten las metas del desarrollo cultural local. Para eso se requiere trabajar largamente en el dilogo y el consenso: consensos y proyecciones a largo, mediano y corto plazo.

    7. Elementos para una sociedad participante, el empoderamiento ciudadano Los problemas de la gobernabilidad democrtica hoy en Chile, deben ser entendidos en relacin con los proble-mas de la transformacin poltica vivida. Se pasa de una matriz poltica altamente ideolgica, disciplinaria, pro-gresista, valrica, masiva, hacia una matriz poltica personalista, economicista, pragmtica, sin grandes ideales, escindida, con prdida de los sentidos comunes.20

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    8. Cul es el desafo propuesto?

    Crear las condiciones para que la gente ejerza su capacidad ref lexiva y exprese sus intereses e ideales. Existe cierto consenso que la cultura poltica y democrtica debe abrir espacios a una ciudadana deliberativa. Esta ciudadana supone tanto el inters de la gente, como sus posibilidades reales de intervenir e inf luir en la toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad.

    La democracia necesita deliberacin. No hay otra forma de conocer los intereses de grupos tan diversos. Agregar deliberacin supone discusiones entre los ciudadanos, al interior del gobierno y entre el gobierno y los ciudada-nos. Este escenario es una posibilidad real y concreta para las autoridades y los funcionarios pblicos de reco-nectarse con la ciudadana.

    Si por gestin pblica entendemos la manera de organizar el uso de los recursos para el cumplimiento de los obje-tivos y tareas del Estado, la participacin ciudadana en la gestin pblica se refiere al rol del ciudadano en cuanto usuario y partcipe de las decisiones y gestiones asociadas a la implementacin de acciones pblicas concretas.

    El ejercicio del control ciudadano tiene sentido en la medida que nos importa el fenmeno colectivo de construir y/o implementar dispositivos de cohesin social.

    Condiciones para el ejercicio del control ciudadano. El derecho a la informacin y los espacios de discusin. La informacin que se entregue a los ciudadanos es un supuesto para poder participar y ejercer control social. Esta informacin debe ser veraz, completa y entregada oportunamente. El derecho de acceso a la informacin cons-tituye as un derecho bsico para el ejercicio del control social. Por otra parte, tambin es una condicin para el control, que se generen espacios de discusin ya que de otra manera no hay posibilidades de interactuarcon la autoridad o servicio pblico, ni tampoco habra espacio ni oportunidad para dialogar entre distintos acto-res de la sociedad civil.

    La habilitacin de los sujetos del control social. Los ciudadanos que aspiran a ejercer el control social deben tener la capacidad tcnica para comprender en forma ntegra las materias sobre las cuales estn llamados a pronun-ciarse y para ello necesitan contar con la asesora tcnica apropiada. De otra manera no es posible constituirse en una contraparte vlida frente a la autoridad o servicio pblico.

    El desarrollo de una sociedad participante debe centrar su diseo en estrategias orientadas a fortalecer las prcticas colectivas entre los ciudadanos. As, la comunidad debe asumir responsablemente la tarea de transformar su rea-lidad limitada por el subdesarrollo y la desigualdad. El desarrollo de la capacidad crtica de una comunidad parte necesariamente de una visin focalista de sus problemas individuales y de los problemas de su pequea localidad, hasta ubicarlos como problemas ms generales, comunes a otros. Es as como, poco a poco, la comunidad de acto-res logra descubrir la estrecha vinculacin entre los problemas locales y otros ms generales.

    La participacin debe tender a transformarse en una prctica cultural continua; slo de esta forma es factible que cada comunidad se comprometa con la transformacin de su propia realidad y asuma las tareas que le corresponden. As el movimiento de su transformacin deja de ser una suma de aventuras individuales para expresarse colectivamente, bajo la forma de proyectos solidarios, conformados a partir de un largo procesode aprendizaje, de nuevas relaciones sociales, nuevos modos de comportamiento, nuevas visiones sobre las pro-yecciones y las limitaciones.

    Sin llegar tan lejos, puede ser una hiptesis generadora de cohesin social preguntarnos si las prcticas cultura-les son capaces de generar capacidades creativas individuales y necesidades gregarias de vnculos y lazos sociales que permitan al individuo ser el centro del Desarrollo Sustentable. Todo indica que s, que mediante la cultura cada individuo puede expresar su subjetividad, representar su percepcin particular identitaria, interactuar ldica e inventivamente con otros sujetos, recrear sus representaciones individuales de lo colectivo, reconstruir la memoria colectiva de cada comunidad, recrear sus rituales de pertenencia, fortalecer los lazos sociales, sim-blicos y afectivos entre individuos desconocidos, recomponer el tejido social, sentirse parte de una comunidad y no un individuo aislado, solitario y fragmentado.

  • PARA LA GESTIN DE PROyECTOS CULTURALESGUA

    El reforzamiento de la democracia representativa exige una transformacin profunda en la sociedad civil, es decir, de los actores sociales que son autnomos con respecto al Estado y al sistema de partidos.

    Los espacios abiertos para la participacin ciudadana tendrn potencialidad para fortalecer la gobernabilidad democrtica si se dan a lo menos dos condiciones: que la sociedad civil goce de una efectiva autonoma frente al Estado y a los intereses corporativos de los grupos econmicos y los partidos polticos; y que la participacin de la sociedad civil se construya desde una prctica democrtica y de base, es decir, desde experiencias con organi-zaciones slidas y autnomas y no al amparo de un paternalismo centralista.

    Finalmente, el fortalecimiento social tiene que ver con la capacidad de la dimensin simblica de constituirse en la argamasa social que permita generar proyectos conjuntos. En este sentido, cultura es entendida ms como aquel conjunto de significados, prcticas y expresiones compartidas de un colectivo social. Los tres primeros atributos que aparecen en la cultura (identidad, inclusin y cohesin) son los ms convencionales y suponen que expresiones comunes fortalecen identidades comunes y por tanto favorecen la inclusin y la cohesin de la comunidad. La ltima caracterstica (diversidad) es ms sobrevenida ante la conformacin de ciudades multi-culturales y consiste en la idea que todas las formas de expresin cultural deben ser consideradas equiparables, de manera que grupos sociales diferentes como mujeres, trabajadores, minoras tnicas o lingsticas, homo-sexuales, etc. mejoran sus oportunidades si tienen ocasin de reafirmar sus propias prcticas culturales dentro de marcos organizativos provistos por las ciudades. Adems, esta circunstancia otorga valor aadido al espacio urbano pues deviene un espacio tolerante, con capacidad de adaptarse y promover la innovacin social.

    La cultura en el territorio local debe ser sentida por la comunidad, de alguna forma posible y accesible, ya sea como un proceso de formacin masivo en artes, como refugio de identidad o como una sensibilidad que se ejer-cita en el consumo cultural; ya sea en la bsqueda de un sentido de pertenencia en la identidad patrimonial, sea la invitacin ciudadana a compartir el proyecto de ciudad comn o un exceso de soledad que requiere de pares, de ideas comunes, de ideologas y sueos compartidos.

    Con tendencias culturales capaces de aproximarse a los individuos comunes y corrientes que transitan por la vida diaria sin ms expectativas que repetir el modelo trasmitido, habr personas que contarn con nuevas visio-nes de la realidad, de la identidad literaria, teatral, musical, histrica, fotogrfica, arqueolgica, paleontolgica, rural, indgena, escnica, audiovisual, material, inmaterial, industrial, que optarn por una mirada con mayores opciones que el consumo individual y el conformismo colectivo.

    Referencias

    1. ANDER-EGG, Ezequiel. Polticas Culturales Municipales, Ciccus Ediciones, Buenos Aires, 1992.2. LPEZ DE AGUILETA, Iaki. Manual de Poltica Cultural Municipal, Ediciones Trea, Guijn, 2000. P. 21.3. Ibid, P. 244. Ibid, P. 255. PNUD. Informe de Desarrollo Humano en Chile. Nosotros los chilenos, un desafo cultural. Santiago, 2002. P. 22 6. Ibid, P. 407. Ibid, P. 32 8. Ibid, P. 239. LECHNER, Norbert. Artculo La poltica de desarrollo como un desafo cultural. Revista Aportes, Santiago, 2001. P.1010. Ibid, P.5 11. Ibid, P. 612. Ibid, P. 8 13. Ibid, P. 814. Ibid, P. 10. 15. MOLANO, Luca. La identidad cultural, uno de los detonantes del desarrollo territorial, Territorios con identidad cultural. Abril 2006. P. 28. Disponible en http://www.rimisp.org/getdoc16. Ibid, P. 7.17. LPEZ DE AGUILETA. Ob. Cit. 2006.18. CONSEJO DE EUROPA, Conferencia sobre ciudad y cultura. Bremen. 1983. 19. Ibid, P. 59.20. CHILE. MINISTERIO SECRETARA GENERAL DE LA PRESIDENCIA. Marco Conceptual para la Participacin Ciudadana en la Gestin Pblica. Santiago, 2001.21. ULLOA, Claudia. Ciudad, Desarrollo Local y Gobierno, Universidad de Valparaso, Valparaso, 2006. 22. CHILE. MINISTERIO SECRETARA GENERAL DE LA PRESIDENCIA, Op. Cit., 2006.23. SANHUEZA, Andrea. Seminario Participacin Ciudadana en la Gestin Pblica, Corporacin Participa, 2005.24. Ibid.

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    caracterizacin de la gestin cultural municipal

    Captulo II

  • PARA LA GESTIN DE PROyECTOS CULTURALESGUA

    1. LAS COMUNAS EN EL TERRITORIO25

    Para comprender una comuna es necesario estudiar el contexto territorial en que est inserta, y as obtener una visin global y local de sta como una unidad integradora de los procesos que dentro y fuera de ella se dan.

    Desde el punto de vista conceptual, la ordenacin del territorio es la proyeccin en el espacio de las polticas sociales, culturales, ambientales y econmicas de una comuna. El estilo de desarrollo determina, por tanto, el modelo territorial, expresin visible de una localidad, cristalizacin de los conflictos que en ella se dan, cuya evolucin no es sino el ref lejo del cambio en la escala de valores sociales. De forma paralela, la ordenacin te-rritorial, cuyo origen responde a un intento de integrar la planificacin socioeconmica con la fsica, procura la consecucin de la estructura espacial adecuada para un desarrollo eficaz y equitativo de la poltica econmica, social, cultural y ambiental de la comuna. Trata de superar la fragmentacin de las acciones pblicas y privadas que terminan por generar una visin parcial en el proceso de planificacin municipal.

    Ordenar el territorio significa vincular las actividades humanas al territorio. Se est haciendo ordenacin terri-torial cuando se toma en cuenta el territorio en la definicin de la estrategia de desarrollo y cuando se vinculan a l las actividades que configuran dicha estrategia.

    Desde un punto de vista ms tcnico, la ordenacin del territorio tiene tres objetivos bsicos:

    La organizacin coherente, entre s y con el medio, de las actividades en el espacio, de acuerdo con un criterio de eficiencia. El equilibrio en la calidad de vida de los distintos mbitos territoriales, de acuerdo con un principio de equidad. La integracin de los distintos mbitos territoriales en los de mbito superior, de acuerdo con un principio de jerarqua y de complementariedad.

    Desde el punto de vista administrativo, la ordenacin del territorio es una funcin pblica que responde a la necesi-dad de controlar el crecimiento espontneo de las actividades humanas, fundamentalmente en el sentido de evitar los problemas y desequilibrios que ste provoca entre zonas y entre sectores, optando por una suerte de justicia socio-espacial, y por un concepto de calidad de vida que trasciende al mero crecimiento econmico. Tal funcin es de carcter horizontal, es decir, se ejerce por organismos pblicos y condiciona a la planificacin sectorial y a otras dos funciones pblicas tambin horizontales: el urbanismo y la planificacin econmica.

    Luego, para entender el contexto de la planificacin territorial y urbana se necesita comprender el sistema terri-torial como el conjunto de todos los elementos y procesos, naturales y artificiales, que existen en el territorio. Se trata de abordar el desarrollo urbano a partir del ordenamiento territorial, a la luz de la trayectoria histrica y de la evolucin previsible de la comuna.

    2. PERSPECTIvAS SObRE EL DESARROLLO LOCAL y TERRITORIAL26

    En el estudio Diagnstico de la Gestin Cultural de los Municipios de Chile, recientemente hecho por el Con-sejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), se plantea como principios rectores pensar una gestin pblica en materia cultural que conecte los intereses y necesidades de la poblacin, lo que implica concebir una nueva manera de abordar el tema del desarrollo: desde la localidad o la territorialidad. En este contexto se inserta la temtica de la cultura en la ref lexin sobre el desarrollo local.Este nuevo nfasis en el desarrollo local se enmarca en el debate acerca de las posibilidades de desarrollo en

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    el nuevo contexto global. Hace ya ms de una dcada se discute a nivel mundial respecto a las consecuencias que tendra la globalizacin en el mbito cultural y no slo en el econmico. As, se plantea la necesidad de un nuevo reconocimiento de los modos de vida, historia, tradiciones y significados que conforman las identidades nacionales y locales, frente a la desterritorializacin de los procesos econmicos y culturales que la globalizacin impone. De este modo, se ha llegado a la comprensin de que una de las piedras angulares de un proceso de desarrollo local es el fortalecimiento de la identidad y cultura local. Al respecto se ha enfatizado, como seala David Valenzuela, que el dinamismo, la creatividad y la energa que nutren el desarrollo local provienen de un nuevo sentido de pertenencia de los ciudadanos respecto a su localidad. As el desarrollo local comienza a partir de la afirmacin de quines somos, de dnde venimos, a qu pertenecemos y qu nos distingue.27

    Siguiendo con el diagnstico, lo local es inseparable de un territorio, pilar fundamental de la identidad local al definirse a partir de sus rasgos naturales y su geografa humana. Esto significa que el territorio no puede verse como un mero soporte fsico del desarrollo, sino como una variable.

    En este sentido, el documento citado propone que los propios actores locales construyan un plan municipal de cultura orientado hacia las siguientes dimensiones:28

    Una visin estratgica del territorio. Identidad cultural como base e impulso del desarrollo. Actores sociales con capacidad de iniciativa. Articulacin de actores pblicos y privados en torno a un proyecto colectivo, y de actores pblicos entre s.

    En este punto se propone que el municipio asuma la funcin de liderazgo en cuanto a generar mecanismos de participacin, definir el perfil econmico y cultural del territorio, construir redes de informacin y utilizar los instrumentos de gestin municipal en trminos de un plan de desarrollo concertado, elaborado en considera-cin de los rasgos culturales y demandas de las poblaciones locales. El potencial de la accin municipal radica, en definitiva, en la capacidad de coordinar y liderar el proceso de desarrollo local. En consecuencia, requiere las legitimidades y facultades adecuadas para esta labor.

    De manera complementaria, la Memoria 1997-2002 de la Divisin de Cultura en ese entonces, da cuenta de una unidad de comunidad y territorio que entiende bajo los siguientes parmetros el desarrollo cultural comunal: Esta rea entiende a la comuna como la instancia central para cualquier aspiracin a mejorar la evolucin cul-tural como nacin. Es all donde las personas viven a diario, sociabilizan y se desarrollan. La comuna da cierta identidad y caractersticas similares que van ms all de las personales. La comuna es un espacio clave para la cultura, no slo la dibujada en los mapas, sino tambin la que forman los ciudadanos como grupo con caracte-rsticas y necesidades similares29.

    Para esta unidad, la cultura, ms que el desarrollo artstico de un pas, es sinnimo de calidad de vida, de reencuen-tro entre las personas con su identidad, motivacin e iniciativas de desarrollo. La cultura no es un bien exclusivo de aquellos que poseen el don de expresarse a travs de diversas disciplinas artsticas; cultura implica hacerse prota-gonistas y responsables del desarrollo como personas y comunidad. Se promueve la capacidadde ser sujetos culturales, nicos e irrepetibles, opinantes y reflexivos, comprometidos con su desarrollo cultural.30

    3. AvANCES EN LA INSTITUCIONALIzACIN DE LA fUNCIN CULTURAL MUNICIPAL

    A partir de la comparacin de un estudio realizado el 2000 por la Divisin de Cultura del MINEDUC31 y uno realizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes32, podemos apreciar los principales avances del sector as como los desafos que hoy enfrenta.

    En Chile existen 346 comunas y 345 municipalidades. Sin embargo, de acuerdo al mencionado estudio de la Divisin de Cultura del Mineduc, slo el 51% cuenta con una dependencia cultural (departamento, unidad, oficina o seccin). Se aprecia as una dispersin administrativa en el rea de las unidades de cultura que resulta

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    coherente con la diversidad respecto a las dependencias jerrquicas de stas. As, un 42% de los casos depende de la alcalda y su gabinete, un 38% del Dideco (Departamento de Desarrollo Comunitario), un 18% del DAEM (Departamento Administrativo de Educacin Municipal) y un 3% del secretario municipal. Insistimos en que Dideco, pese a ser la unidad de la cual depende jerrquicamente gran parte de las unidades de cultura, posee simultneamente otras funciones que no permiten mayor dedicacin al mbito cultural.

    Las tendencias del estudio realizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en 2005, grafican ciertos cambios en los comportamientos institucionales vinculados con la cultura y el patrimonio de cada comuna. As, al 2005, de todas las unidades culturales creadas, el 74,2% corresponda a unidades culturales formales (Direccin, Departamento, Seccin u Oficina). Esta variable es una seal de la preocupacin que va adquiriendo la dimensin cultural en la aplicacin de polticas pblicas municipales. Respecto a las unidades culturales existentes en los municipios, la mayora (43%) de las unidades culturales depende de la Direccin de Desarrollo Comunitario (Dideco). Esto se explica por lo estipulado en la Ley Org-nica Constitucional de Municipalidades (Art.22) que seala la funcin cultural como responsabilidad de dicha direccin. Un segundo grupo importante de unidades depende directamente del Alcalde (26%) y un tercero del departamento de educacin municipal (10,9%).33

    Conjuntamente, la situacin del personal que trabaja en estas unidades es precaria y aislada: desarrolla sus funciones sin una dotacin adecuada ni cuenta con oficinas para trabajar. A ello se suma un bajo perfil de for-macin o capacitacin en gestin cultural. El diagnstico nos da los datos respecto a la cantidad de trabajadores por unidad cultural. La informacin revela una precaria situacin respecto a la dotacin de personal de las unidades culturales, alrededor del 60% tiene uno o dos trabajadores. En contraste, slo el 8,7% tiene ms de 10 trabajadores.34 Ms adelante, otro resultado complementario: la mayora de las unidades culturales que no cuentan con oficina propia son los encargados nicos y la biblioteca35. Por ltimo, el perfeccionamiento formal en gestin cultural no es un aspecto difundido. En general, muy pocos encargados han realizado cursos de es-pecializacin en el rea (17%).

    El tema de la Planificacin Cultural Local, que es el asunto que nos ocupa en esta gua, est desarrollado en forma muy intuitiva. El 83% de las unidades seala realizar planificacin de su trabajo, al tiempo que un 17% dice no hacerla36. Este dato incluye muchos tipos de planificacin, desde un cronograma sencillo de actividades, hasta un plan estratgico en cultura con objetivos de largo plazo. De este total, un 70% seala que esa planifi-cacin que formulan corresponde en realidad a un conjunto de actividades puntuales a realizar durante el ao, a manera de un cronograma. Slo el 30% de las unidades seala poseer un plan de desarrollo cultural para la comuna.37

    Respecto a la integracin de estos planes de desarrollo cultural con los Pladecos comunales, ms de la mitad de las unidades encuestadas no tiene su planificacin integrada al Pladeco. En concreto, el 52% de unidades trabajan con planificaciones propias sin estar integradas a este instrumento de planificacin municipal central. La no utili-zacin de este tipo de instrumentos desplaza a la cultura a un espacio de la improvisacin, buena voluntad o visin del encargado, excluyendo el tema como un elemento constituyente del desarrollo comunal.38

    En este mismo sentido, desde la perspectiva de los actores sociales, el diagnstico muestra que los actores de la sociedad civil que ms participan en la planificacin son las organizaciones culturales, con un 70%; los liceos, con un 63%, y las juntas de vecinos con un 57%. Los encargados culturales individuales son los que ms incor-poran a las Juntas de Vecinos en su planificacin.39

    Se debe sintetizar el anlisis, comprendiendo la importancia de implementar nuevos procesos de gestin cultu-ral a nivel local, verdaderamente enraizados en la creencia colectiva de que es factible cambiar las condiciones actuales de trabajo cultural, tanto desde el punto de vista de los componentes que afectan la gestin municipal, como desde la marginalidad de la temtica, la falta de profesionalismo y los espaciosinstitucionales complejos no legitimados todava como un aporte significativo a la gestin municipal desde la perspectiva cultural.

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    Las conclusiones del Diagnstico de la Gestin Cultural de los Municipios de Chile plantean un nuevo enfoque de trabajo municipal en cultura, orientado en los siguientes lineamientos estratgicos: Cultura, eje transversal del desarrollo local. Cultura y desarrollo son conceptos que hoy, desde diversos sectores, se reconocen estrechamente relacionados. De esta forma, es necesario que se integre la dimensin cultural como un sector ms, sumado a salud, educacin, economa, vivienda y otros, abordando el desarrollo de las ciudades, regiones y pases, en dilogo permanente con sus ciudadanos.

    Tomando en cuenta principalmente el aumento en el nivel de vida del pas, las preocupaciones sociales han variado. Se observa a la cultura como un espacio no ya de las minoras, sino ms bien como un mbito para la inclusin social, que permite abordar gran parte de las variables que contribuyen al desarrollo, entendido como un conjunto de condiciones que mejoran la calidad de vida de las personas. Hoy estas condiciones, polticas, econmicas y sociales, especialmente desde una lectura de lo local, estn atravesadas por la dimensin cultural como factor eje, ya que los diversos sectores de desarrollo necesitan dialogar permanentemente con la cultura como espacio identitario, de expresin y manifestacin permanente de los habitantes de un lugar, para lograr objetivos integrados a la realidad de un territorio.

    En relacin con este punto, los compromisos de algunas ciudades y gobiernos locales del mundo para el desa-rrollo local, expresados a travs de la Agenda 21 de la Cultura, son principios y recomendaciones que buscan consolidar una integracin efectiva de la cultura como un eje relevante y sustancial del desarrollo local.

    Rol del municipio en el desarrollo cultural. El municipio constituye el agente estatal ms cercano a la ciudada-na. En virtud de su estructura y atribuciones especficas, este organismo cuenta con condiciones privilegiadas para la articulacin de las necesidades y demandas locales ante los niveles superiores de administracin pblica y ante el mundo privado, aportando un elemento fundamental: la integracin de las necesidades e iniciativas de la poblacin en tales definiciones.

    Para ello resulta necesario contemplar el rol de los municipios en materia cultural como un mbito especial de mejoramiento de las capacidades de diagnstico de la realidad cultural local y de capacitacin en gestin cultural hacia la ciudadana, ampliando as el concepto de gestin cultural hacia la incorporacin de la identidad, activi-dades, tradiciones y significados propios de los modos de vida locales en la elaboracin y evaluacin de planes, programas y proyectos de desarrollo. De esta manera, el municipio es un agente fundamental de generacin y sistematizacin de conocimiento de las realidades culturales locales ante los niveles administrativos del Estado, de potenciacin de las identidades culturales y desarrollo local a travs de la gestin cultural municipal y como factor vital para la optimizacin de la pertinencia, eficiencia y eficacia en la elaboracin, implementacin y eva-luacin de polticas pblicas en materias culturales y de desarrollo.

    Descentralizar las polticas culturales. Desde una mirada de Estado, y con el fin de mejorar la calidad de vida de la poblacin, resulta claro que la definicin de polticas pblicas y lineamientos en materia cultural no pue-de ser realizada slo desde una ptica centralista. Por ello, el documento marco para una poltica nacional en cultura, Chile Quiere Ms Cultura, seala entre sus medidas acciones concretas orientadas a crear un vnculo ms estrecho entre las instituciones del nivel central, regional y los municipios. Esto implica, entre otras cosas, que los procesos de institucionalizacin de la funcin cultural del sector pblico que se han desarrollado en la administracin central y regional, tengan un correlato efectivo en la dimensin local, en trminos de estructura administrativa, recursos e infraestructura municipales, para una optimizacin de la calidad de la gestin mu-nicipal. Esto significa, en ltimo trmino, contribuir de manera concreta a la coordinacin del aparato pblico como totalidad, favoreciendo el dinamismo en las relaciones recprocas entre la administracin municipal y los niveles regional y central, y potenciando la adecuada utilizacin de los recursos al incorporar las variables socio-culturales locales a las medidas implementadas por diversos sectores en cada uno de los niveles.

    Promocin de la conciencia patrimonial nacional. Promover una conciencia nacional respecto de la trascendencia del Patrimonio Nacional, en coordinacin con los distintos sectores y agentes pblicos y privados comprometidos en esta materia, y por diversos medios, que reflejen la atencin del Estado, tales como premios y estmulos a la

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    proteccin, promocin del inters pblico y privado en los temas de proteccin y cuidado del patrimonio histri-co, arquitectnico, arqueolgico, etnolgico, paleontolgico, audiovisual, natural y otros que digan relacin con la conformacin de nuestra plural identidad nacional. Sabemos que la situacin actual es compleja y que junto con apreciar los efectos de una falta de conciencia patrimonial en la sociedad, se advierte un inters y preocupacin creciente que se refleja en los medios de comunicacin y un creciente activismo de grupos organizados que de-mandan la conservacin, en particular, del patrimonio urbano.

    4. LOS ACTORES CULTURALES ExISTENTES EN CADA COMUNA, SU PRODUCCIN INTELECTUAL y CULTURAL De acuerdo a lo planteado hasta ahora, el desarrollo cultural local ser una realidad si los actores culturales logran posicionarse, asociarse, establecer redes y liderar colectivamente una visin estratgica del desarrollo cultural local. Para esto se debe potenciar la regeneracin urbana y/o rural, en un nuevo escenario participativo, donde cada paso del desarrollo local sea ref lexionado, diseado, implementado, monitoreado, evaluado y prote-gido por todos los actores sociales que pertenecen al espacio territorial de cada comuna.

    Es importante que sepamos que la sociedad se compone por tres actores prioritarios: la institucionalidad pbli-ca, los actores privados y la sociedad civil.

    La legitimacin de este ltimo actor se ha dado en forma fragmentada, obedeciendo a lgicas inmediatistas, a demandas de pequeos grupos respecto a temas concretos y emergentes que los afectan. La sociedad civil se aleja de la participacin ciudadana. De hecho, las tasas de participacin ciudadana a nivel del pas son relativa-mente bajas. Las comunas con mayor participacin cuentan con aproximadamente el 32% de la participacin organizada. Chile no ha logrado generar una plataforma base de participacin institucionalizada que permita abordar de forma integral la necesidad que la poblacin tiene de respuestas, reconocimiento, promocin y pro-teccin sociocultural, adems de la generacin de vnculos sociales que amplen sus redes de oportunidades y fortalezcan su vida colectiva.

    El CNCA ha dado pasos significativos en la caracterizacin de los actores culturales en Chile. El proyecto Car-tografa Cultural de Chile ha sido uno de estos avances. Qu es el Proyecto Cartografa Cultural? Un sistema de informacin territorial cuyo fin es dimensionar y caracterizar a los actores artstico-culturales del pas. De inscripcin voluntaria, a nivel comunal y nacional, se realiza a travs de descriptores especficos, que originan bases de datos, directorios, etc. La informacin cuantitativa y cualitativa generada contribuye a los procesos de desconcentracin de la gestin y la administracin financiera de la actividad cultural vinculada al Estado y apor-ta en la coordinacin y mejoramiento de los sistemas de registro y medicin de diversas instancias asociadas al quehacer del Estado y fuera de l. Este catastro nacional (directorio) permite reforzar el vnculo entre creadores, gestores, investigadores y espectadores.40

    Los tres grupos de actores sociales que deciden sobre el desarrollo de cada territorio debern participar en este proceso de planificacin cultural. La institucionalidad pblica o el sector pblico debern ordenar los recursos pblicos provenientes de diferentes sectores y fuentes para hacerlos converger hacia el sector cultura. El sector privado debe ser integrado desde una perspectiva de desarrollo compartida y la sociedad civil debersentir que efectivamente los otros actores ms dominantes les dan un espacio real de participacin y construc-cin de ciudadana.

    5. CONTExTO EN QUE SE INSERTA LA PLANIfICACIN MUNICIPAL EN CULTURA

    5.1 ANTECEDENTES PARA LA PLANIfICACIN MUNICIPAL EN CULTURA. La elaboracin del Plan Municipal de Cultura debe desarrollarse articulando cada uno de los factores que estn presentes en este proceso de planificacin. En primer lugar, cada comuna del pas est inserta en un contexto particular, que ha sido orientado por los instrumentos de planificacin territorial y comunal vigentes, como son el Plan de Desarrollo Comunal y el Plan Regulador Comunal. As mismo, cada comuna se inserta en una pro-vincia y en una regin especfica que cuenta con una Estrategia Regional de Desarrollo. En trminos sectoriales, estn la poltica de cultura a nivel nacional y las polticas regionales.

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    De este modo, seguramente nos encontraremos con distintas situaciones relacionadas con las caractersticas de cada comuna. Habr municipios en que el desarrollo cultural es un objetivo prioritario, siendo en algunos casos un eje del desarrollo comunal, y otras situaciones en las cuales este tema no forme parte de los objetivos estrat-gicos. Sea cual sea la situacin, un Plan Municipal de Cultura no puede formularse sin considerar esta situacin, ya que debe necesariamente estar articulado con los instrumentos de planificacin comunal y tambin con los lineamientos nacionales y regionales existentes al respecto. Los veremos a grandes rasgos:

    5.2 EL PLAN DE DESARROLLO COMUNAL y EL PLAN REGULADOR COMUNAL.Las municipalidades cuentan con variados instrumentos para el cumplimiento de sus funciones. Son instru-mentos de gestin municipal, por expresa disposicin del artculo 6to de la Ley de Municipalidades, los siguien-tes: el Plan Comunal de Desarrollo y sus programas, el Plan Regulador Comunal y el Presupuesto Municipal Anual. 5.3 PLAN DE DESARROLLO COMUNAL (PLADECO) El Plan Comunal de Desarrollo, que es el nombre con el que lo individualiza la Constitucin y la Ley de Municipa-lidades, se reconoce como el instrumento rector del desarrollo en la comuna (artculo 7mo de la Ley de Municipa-lidades). Debe contemplar las acciones orientadas a satisfacer las necesidades de la comunidad local y a promover el avance social, econmico y cultural. Su vigencia mnima ser de cuatro aos, sin que necesariamente deba coin-cidir con el periodo de desempeo de las autoridades municipales electas por la ciudadana. Su ejecucin deber someterse a evaluacin peridica, dando lugar a los ajustes y modificaciones que correspondan.

    Para la elaboracin y ejecucin del Plan Comunal de Desarrollo, tanto el alcalde como el concejo debern tener en cuenta la participacin ciudadana y la necesaria coordinacin con los dems servicios pblicos que operen en el mbito comunal o que ejerzan competencias en dicho mbito. As mismo, la aprobacin del Plan de Desarro-llo Comunal, como sus modificaciones, requieren del acuerdo del Concejo Municipal.

    El Pladeco ocupa un lugar de importancia por ser el eje articulador del desarrollo en las comunas. Requiere, sin embargo, para su eficaz, oportuno y pertinente proceso de planificacin, trabajar mecanismos efectivamente participativos, en que todos los actores de la sociedad local se integren en la discusin de polticas para mejorar la calidad de vida de su comuna.

    El Pladeco pretende ser la proyeccin en el espacio de una estrategia de desarrollo econmico, cultural, social y ambiental. El medio fsico es el soporte de las actividades de la poblacin en sus distintos sectores a travs de subsistemas de integracin, como las infraestructuras que permiten determinar los niveles de jerarqua entre los ncleos y, consecuentemente, las reas de inf luencia y los niveles de dependencia entre sectores poblacio-nales dentro de la comuna y su relacin con otras comunas, determinados por su conectividad dentro y fuera de ella, su equipamiento, sus reas de desarrollo que posibiliten actividades productivas, comerciales, sociales, recreativas, etc.41

    5.4 EL PLAN REGULADOR COMUNAL De acuerdo a lo establecido en la Ley General de Urbanismo y Construcciones (contenida en el DFL N 458, de 1975, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, publicado en el Diario Oficial del 13 de abril de 1976), la Planifi-cacin Urbana es el proceso destinado a orientar y regular el desarrollo de los centros urbanos en funcin de una poltica nacional, regional y comunal de desarrollo socioeconmico. Este DFL reconoce expresamenteque la planificacin urbana se efecta en cuatro niveles de accin: nacional, regional, intercomunal y comunal.

    La planificacin del desarrollo urbano a nivel nacional le corresponde al Ministerio de Vivienda y Urbanismo. A este ministerio le corresponde, asimismo, a travs de la Ordenanza General, establecer normas especficas para los estudios, revisin, aprobacin y modificaciones de los instrumentos legales a travs de los cuales se aplique la planificacin urbana en cualquiera de sus niveles de accin.El Plan Regulador Comunal es un instrumento constituido por un conjunto de normas sobre adecuadas con-diciones de higiene en los edificios y espacios urbanos y de comodidad en la relacin funcional entre las zonas habitacionales, de trabajo, equipamiento y esparcimiento. Sus disposiciones deben referirse al uso del suelo o zonificacin, localizacin del equipamiento comunitario,

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    estacionamientos, jerarquizacin de la estructura vial, fijacin de lmites urbanos, densidades y determinacin de prioridades en la urbanizacin de terrenos para la expansin de la ciudad, en funcin de la factibilidad de ampliar o dotar de redes sanitarias y energticas, y dems aspectos urbansticos. 5.5 ESTRATEGIA DE DESARROLLO REGIONAL Cada regin de Chile tiene su Estrategia de Desarrollo Regional vigente. Este documento est compuesto por la caracterizacin de cada regin, en trminos de la tipologa de comunas, la poblacin, la informacin sociodemo-grfica, socioeconmica, las inversiones pblicas, como tambin las orientaciones o lineamientos estratgicos que cada regin en particular potencia de acuerdo a sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.

    La estrategia de desarrollo en cada regin debe ser aprobada por los consejeros del Gobierno Regional y actua-lizada permanentemente. Este proceso de actualizacin enriquece la visualizacin de los temas centrales, de los problemas que se hacen prioritarios, de las grandes lneas por las que debe deslizarse el desarrollo. En otros trminos, permite identificar los desafos estratgicos en los que hay que poner los nfasis.

    Los lineamientos estratgicos de cada regin deben ser integrados por los municipios en el Sistema Nacional de Inversiones. Esto significa que todos los estudios bsicos, programas y proyectos presentados por cada mu-nicipalidad a la Secretara Regional de Planificacin mediante el banco integrado de proyectos, deben estar en relacin con cada uno de los lineamientos estratgicos vigentes a nivel regional.

    5.6 POLTICA NACIONAL DE CULTURAEl CNCA ha desarrollo el documento Chile Quiere Ms Cultura, Definiciones de Poltica Cultural 2005 2010. En este documento marcoestn presentes los principios de la poltica cultural, las lneas estratgicas, los objetivos y las medidas a impulsar en el perodo 2005 2010.Respecto a las lneas estratgicas de la poltica cultural42 stas se enmarcan en promover un desarrollo cultural armnico, pluralista y equitativo entre los habitantes del pas, a travs del fomento de la creacin, produccin y difusin de la creacin artstica nacional, as como de la preservacin, promocin y difusin del patrimonio cultural chileno, adoptando iniciativas pblicas que promuevan una participacin activa de la ciudadana en el logro de tales fines.

    PrinciPios de la Poltica cultural

    1. Afirmacin de la identidad y la diversidad cultural de Chile

    2. Libertad de creacin y expresin

    3. Participacin democrtica y autnoma de la ciudadana en el desarrollo cultural

    4. Rol insustituible y deber del Estado

    5. Educar para la apreciacin de la cultura y formacin del espritu reflexivo y crtico

    6. Preservacin, conservacin, difusin del patrimonio cultural y rescate de la memoria

    7. Igualdad de acceso al arte, los bienes culturales y las tecnologas

    8. Descentralizacin de la poltica cultural y desarrollo cultural equilibrado

    9. Profundizar la insercin en el mundo

    5.7 POLTICA REGIONAL DE CULTURA A nivel de regiones tambin se han diseado polticas culturales. stas contienen los antecedentes de cada regin en materia cultural, las lneas estratgicas, los objetivos y medidas a implementar. As, por ejemplo, se puede visualizar La Regin de Valparaso quiere ms cultura, definiciones poltica cultural Regin de Valparaso 2006 2010, El Maule quiere ms cultura, definiciones poltica cultural Regin del Maule 2005 2010.

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    lneas estratgicas objetivos

    1. Creacin artstica y cultural Apoyar al artista en la creacin de sus obras, desarrollando instancias para una formacin de excelencia, facilitando los medios para producir y difundir sus trabajos y mejorando las condiciones para una adecuada insercin en la comunidad.

    2. Produccin artstica y cultural e

    Industrias Culturales

    Promover el desarrollo de una industria cultural que aporte al crecimiento de la oferta de bienes y servicios culturales en el pas, y que asegure la difusin de la creacin artstica y del patrimonio nacional.

    3. Participacin en la cultura: difusin,

    acceso y formacin de las audiencias

    3.1. Crear y desarrollar ms y mejores audiencias difundiendo la cultura, aumentando la infraestructura, estimulando la gestin, ampliando la formacin para de audiencias la apreciacin de las artes e instando por una mayor calidad de los medios de comunicacin.3.2. Aumentar el acceso de los grupos de escasos recursos y de los grupos vulnerables a los bienes de consumo cultural, generando las condiciones iniciales para una relacin permanente entre los miembros de estos grupos y la actividad cultural. 3.3. Fomentar la participacin y la organizacin ciudadana descentralizada con fines culturales.

    4. Patrimonio, identidad y diversidad 4.1. Preservar, enriquecer y difundir el patrimonio cultural del pas, aumentando la inversin e implementando modernas y creativas formas de participacin por parte de la comunidad 4.2. Reconocer y proteger la diversidad cultural de Chile, potenciando la participacin cultural de los distintos grupos que conforman la nacin y fomentando la expresin de sus prcticas culturales. 4.3. Promover la riqueza del lenguaje y la lectura, generando hbitos y mejorando el acceso al libro.

    5. Institucionalidad cultural 5.1.Consolidar la nueva institucionalidad cultural en lo relativo a atribuciones, infraestructura,recursos humanos, organizacionales yfinancieros.

    5.2. Estimular el aporte del sector privado a la cultura, perfeccionando los mecanismos tributarios y promoviendo su participacin en la gestin cultural. tributarios y promoviendo su participacin en la gestin cultural.

    Referencias

    25. ULLOA, Claudia. Ciudad, Desarrollo Local y Gobierno, Universidad de Valparaso, Valparaso, 2006.26. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Diagnstico de la Gestin Cultural de los Municipios de Chile, Valparaso, 2006.27. VALENZUELA, David W., Presidente de la Fundacin Interamericana (IAF) artculo Desarrollo local: un nuevo paradigma? en Territorio local y Desarrollo, Lucy Winchester y Enrique Gallicchio editores. Ed. SUR. Santiago, 2003. Pg. 11. de construccin de las dinmicas sociales y las prcticas contenidas en el espacio social. En el mbito de la planifica-cin, el territorio se convierte en la unidad de anlisis a partir de la cual se pueden disear las estrategias de desarrollo de una comunidad.28. Enrique Gallicchio, artculo Desarrollo econmico local y empleo en Uruguay en Territorio local y Desarrollo, Lucy Winchester y Enrique Gallicchio, editores. Ed. SUR, Santia-go, 2003. Pg. 2629. Ministerio de Educacin. Memorias Divisin de cultura 1997-2002, P. 47.30. MINISTERIO DE EDUCACIN Op. Cit,. P. 47.31. MINISTERIO DE EDUCACIN, Divisin de Cultura, Diagnstico del Marco Cultural en los Municipios en Chile, Documento de trabajo N2. 2000.32. CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES, Diagnstico de la Gestin Cultural de los Municipios de Chile, Valparaso, 200633. Ibid, P. 2534. Ibid, P. 2635. Ibid, P. 3136. Ibid, p. 3737. Ibid, p. 3438. Ibid, p. 3639. Ibid, p. 3740. MINISTERIO DE EDUCACIN, Op. Cit. 2003. P. 11141. HOFMANN, Eduardo. Desarrollo Comunitario y Ordenamiento Territorial, Universidad de Valparaso, Valparaso, 2007.42. CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES, Chile quiere ms cultura, Definiciones de poltica cultural 2005 2010. Valparaso, 2005.

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    planificacin municipalen cultura

    Captulo III

  • PARA LA GESTIN DE PROyECTOS CULTURALESGUA

    1. Planificacin municipal en cultura

    La elaboracin de un Plan Municipal de Cultura, orientado a generar cambios en la gestin cultural local, debe definir con la mayor precisin posible las tareas y responsabilidades que deben cumplir los diversos actores culturales en los distintos mbitos del quehacer cultural local para facilitar la coordinacin de esfuerzos y llevar a cabo de manera efectiva el logro de los objetivos de mediano y largo plazo propuestos en materia cultural al interior de cada comuna.

    El propsito de un Plan Municipal de Cultura, con intenciones de planificar en miras del Bicentenario en Chile, es alcanzar el establecimiento y la consolidacin de una forma de alianza concertada y permanente entre los ac-tores locales de una comuna, tanto pblicos como privados, destinada a alcanzar en conjunto una nueva posicin de desarrollo previamente consensuada por todos los actores relevantes.

    Bajo esta perspectiva, la metodologa adecuada es la Planificacin Estratgica Participativa, an cuando presenta desafos que requieren de mayores esfuerzos, que necesita equipos tcnicos bien capacitados, y que precisa de una alta cuota de educacin cvica por parte de los ciudadanos y de un progresivo cambio de actitud por parte de las autoridades y de los funcionarios municipales.43

    En este manual adoptaremos las orientaciones metodolgicas de la Planificacin Estratgica Municipal, ya que se estructura en la misma lgica que deber seguir el proceso a realizar en cada comuna mediante el Plan Mu-nicipal de Cultura. Adems, este mtodo se ajusta con el proceso de planificacin del PLADECO.

    El proceso de planificacin cultural involucra cierta capacidad de predecir y anticiparse a los acontecimientos que ocurrirn en un horizonte de tiempo, anteponiendo acciones organizadas que brinden una direccin y sen-tido positivamente valorado.

    As la planificacin municipal cultural debe ser entendida como un proceso sistemtico y deliberado destinado a transformar las actuales condiciones culturales, patrimoniales, identitarias y ciudadanas de una comuna, en funcin de obtener un mejoramiento de las condiciones de vida de la poblacin en general.

    La planificacin, entendida como recurso metodolgico, debe permitir alterar los cambios naturales que ex-perimentara nuestro entorno fsico, cultural y social. De ah se desprende la necesidad de fijar claramente la situacin deseada, o el estado ideal que queremos alcanzar, en funcin del cual pondremos un conjunto de recursos disponibles para acercar la situacin presente a la imagenobjetivo. Los cambios naturales se refie-ren a la situacin que se alcanzar por la evolucin o inercia, sin que medie alguna intervencin externa con el propsito de transformar la situacin actual, es decir, la situacin futura proyectada.

    La figura presenta los dos cursos posibles que tendra el desarrollo de una hipottica situacin actual. La diferen-cia entre ambos caminos se encuentra en el trayecto situacin actual situacin deseada, ya que en esta ruta se disea una estrategia donde hay un conjunto de acciones que permitir prever un estado de cosas en el futuro. En otras palabras, la situacin deseada es producto de una intervencin consciente y voluntaria.

    En la siguiente figura aparece un componente clave que ha incidido para estrechar la distancia existente entre la situacin actual y la situacin deseada. En el trayecto se activ una estrategia, se actu de acuerdo a una metodologa para alcanzar resultados; o dicho de otro modo, lo que alter el pronstico fue la existencia de una planificacin para llegar al objetivo.

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    La situacin que alcanzaremos en el futuro o imagenobjetivo ser el cumplimiento de los objetivos de esta planificacin. Considerando que fijamos la imagen objetivo desde el diagnstico actual, de inmediato aparecen condiciones para guiar las acciones que emprenderemos para alcanzarla.

    2. Atributos que debe tener la planificacin comunal en cultura

    a) Informada: que recoja el anlisis de las tendencias histricas y de las proyecciones futuras de la comuna y su entorno significativo.

    b) Participativa: debe considerar opiniones e intereses de los integrantes de la comuna con el fin de priorizar acciones y problemas y construir en forma conjunta la imagen de la comuna que se pretende alcanzar.

    c) Estratgica: que las orientaciones de largo, mediano y corto plazo deban revisarse permanentemente, en fun-cin de factores internos del municipio y de la dinmica externa.

    d) Concertada: que potencie los distintos recursos y capacidades disponibles en los espacios comunales, en pro de proyectos de desarrollo y de bien comn. Que sea capaz de articular eficazmente las potencialidades de la comunidad para hacerlas coherentes con los objetivos deseados.

    3. Diseo del proceso de planificacin municipal en cultura

    El proceso de planificacin tiene una utilidad concreta. Si bien las alternativas de solucin son variadas, todas ellas encuentran respuesta en un comn denominador: la necesidad de permitir el desarrollo de las diversas po-tencialidades existentes en el mbito cultural local. Es decir, la planificacin debe ser pensada como una funcin que est al servicio de los objetivos y metas que se ha trazado el municipio en un perodo de tiempo determinado en materia cultural.

    Para el logro de los objetivos y el cumplimiento de las metas, se debe disear un proceso sistemtico de inter-vencin, articulado en torno a fases metodolgicas de acercamiento, conocimiento y posicionamiento temtico. Estas estructuras organizan las ideas para permitirles configurarse en matrices temticas centrales del proceso de construccin de miradas comunes respecto al futuro de cada comuna en trminos de su desarrollo cultural local.

    La configuracin de los distintos elementos que van apareciendo en el proceso de planificacin cultural tiene directa relacin con la informacin, caracterizacin y organizacin cultural que adquieran las acciones meto-dolgicas diseadas. Se debe realizar un diseo, claramente definido, sobre la intervencin que se pretende implementar. Los procesos de planificacin que no articulan el diseo con la implementacin y elseguimiento tienden a fracasar, a quedarse con elementos sesgados del cambio cultural en el que estn par-ticipando.

    Este diseo nos permitir transitar desde el momento cero, que est inmerso en la situacin actual hasta el momento de alcanzar la situacin deseada, la imagen objetivo, el perfil cultural comunal, la vocacin cultural comunal, la identidad cultural comunal, un modelo coherentede intervencin cultural, abierto, en permanente dilogo, f lexible, sistmico, liderado por los actores culturales de cada localidad.

    Situacin Actual

    Situacin futura

    Situacin Deseada

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    4. Constitucin de equipo municipal para el desarrollo del Plan Municipal de Cultura Cada municipalidad deber crear un eq