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CARITAS ESPAÑOLA Cuesta de Santo Domingo, 5 - MADRID-13 AMO VI - niriFMRPP IQftft - DOCUMENTACION SOCIAL REVISTA DE SOCIOLOGIA APLICADA guía práctica para el estudio socio -pastoral de la parroquia (Preparada por José M.a DIAZ-MOZAZ)

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CARITAS ESPAÑOLACuesta de Santo Domingo, 5 - MADRID-13

A M O V I - n i r i F M R P P IQftft -

DOCUMENTACIONSOCIAL

REVISTADE

SOCIOLOGIAAPLICADA

guía práctica para el estudio socio -pastoral de la parroquia

(Preparada por José M.a DIAZ-MOZAZ)

D O C U M E N T A C I O N S O C I A L

Números previstos

para 1967:

5. LA ATENCION DE SUBNORMALES

6. TRABAJADORES ESPAÑOLES EN EUROPA

7. LOS LIDERES SOCIALES

8. CULTURA Y EDUCACION POPULAR

sumario

Presentación ................................................................... 3

Introducción . . .................................................................. 6

I. Fundamentación teológica del Esquemapara el estudio socio-pastoral de la pa­rroquia ........................... . ... ... ... ... ... 7

II. Fuentes y medios ...................... ... ... ... 17

III. La parroquia en la zona ... ... ... ... ... 36

IV. El acondicionamiento económico-social dela parroquia........................... ... ... ... ... 46

V. Aspectos demográficos ................ ... ... 58

VI. El medio cultural ............................................ 67

Vil. La parroquia, comunidad eucarística ... 76

VIII. La fe, la caridad y la conducta moral ... 86

IX. Instrumentos y recursos de la pastoralen la parroquia................... ... ... 94

X. El ministerio de los presbíteros y e3 ca-risma de la consagración religiosa ... ... 100

XI. La familia, la acción de los católicos y laacción ca tó lic a ............... ... ................... . 103

Apéndices ................................................................... 107

Notas bibliográficas, por R. E. ... .......................... 114

Núm. 4 SEGUNDA EPOCA diciem bre 1966

consejo de redacción

Director: Ramón ECHARREN.

Miembros del Consejo: Demetrio CASADO, Antonio DEL VALLE, José María DIAZ-MOZAZ y María Jesús MANOVEL.

Redacción y Administración: CARITAS ESPAÑOLA. Cuesta de Santo Domingo, 5. Madrid (13). Teléf. 248 94 05.

Suscripción anual (4 números): ESPAÑA, 160 pesetas. EXTRAN­JERO, 4 dólares.

Esta colección está preparada por el CENTRO DE ES­TUDIOS DE SOCIOLOGIA APLICADA de Cáritas Nacional y tiene como finalidad facilitar una serie de números mo­nográficos que versan sobre temas de acción social y des­arrollo comunitario. La Dirección solicita, para cada tema concreto, la colaboración de aquellos especialistas que han trabajado en la práctica y conocen a fondo cada una de las materias, presentándolas a través de una visión social.

Depósito legal: M. 6.021 - 1959.ARTEGRAF - Navas del Rey, 34 - Madrid-11.

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presentación

Desde el punto de vista de la Sociología, los trabajos realiza­dos en orden a esclarecer los diferentes aspectos sociales que acompañan a todo acto religioso, apenas puede decirse que hayan alcanzado un nivel científico suficiente como para constituir un material de base que permita elaborar una Sociología de la Religión.

Las preocupaciones, esencialmente pastorales, que han moti­vado el intenso desarrollo de nuevas técnicas de análisis de situa­ciones y fenómenos socio-religiosos, han impedido, con frecuen­cia, superar unos planteamientos sociográficos que en la mayoría de los casos han resultado insuficientes por su misma superficia­lidad, incluso para una aplicación profunda a la Pastoral.

De ahí que en los últimos años asistamos a un replanteamien­to de la Sociología Religiosa, en un intento de transformar lo que hasta ahora ha sido una sociología confesional, en una Socioogía de la Religión aplicada a una confesión concreta.

Por otra parte, este intento de superación de la tradicional So­ciología Religiosa ha orientado a científicos e investigadores ha­cia un planteamiento en profundidad de la vida religiosa en lo que de investigable tiene desde el punto de vista de una ciencia po­sitiva, acudiendo para ello a una serie de ciencias sociales (psi­cología social, antropología social y cultural, sociología...) para las que lo sociográfico no es más que un elemental punto de par­tida.

Pero cuando se trata de profundizar en el conocimiento de los fenómenos socio-religiosos desde una perspectiva pastoral, acudir al cuadro de referencia doctrinal es una exigencia ineludible y que en modo alguno invalida las conclusiones estrictamente científi­cas de la investigación. Toda verdadera religión hace referencia a

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la totalidad del hombre y al hombre en comunidad. De ahí que lo religioso se mueva también dentro de unas coordenadas socio- culturales cuya referencia exige considerar la religión desde to­dos sus diferentes puntos de vista, tanto en lo que dice relación a lo intelectual del hombre, como lo que se refiere a su vida afectiva, volitiva y social. Sólo así pueda llegarse a un conoci­miento plenamente objetivo de los fenómenos socio-religiosos.

Por otra parte, los comportamientos religiosos, sean individua­les o sean colectivos, así como los mecanismos psico-sociales que están en su base, están condicionados por el medio social, tanto en sus formas como en su grado de expresión. Es la razón por la que en todo estudio socio-religioso haya que referirse al ámbito social en el que los fenómenos religiosos se sitúan.

No se puede olvidar tampoco la influencia que lo religioso, como factor socio-cultural de indudable importancia, tiene en la vida social de los hombres.

La permanente importancia social de lo religioso nos ha llevado a elaborar y a ofrecer, a todos los que se mueven en el campo de lo social así como los que realizan tareas pastorales (sacer­dotes y laicos), una guía para el estudio socio-religioso de la Pa rroquia.

En ella, la religión y la comunidad parroquial se sitúan en la perspectiva antes señalada; es decir se contempla dentro del en­torno social en el que vive, se relaciona con el conjunto de creen­cias que constituye la armadura fundamental de la fe cristiana, se examina en orden a una acción pastoral que constituye la dimensión dinámica y social de esa fe y se analiza en la estructura social y demográfica de la población que la integra.

Al final del número se ha añadido una extensa bibliografía que recoge diferentes aspectos de los temas tratados y que puede permitir, al que lo desee, profundizar tanto en los conceptos so­ciológicos, teológicos y pastorales empleados, como en las téc­nicas de investigación y nociones relacionadas con los estudios socio-religiosos.

El número constituye, en su conjunto, un instrumento de tra­bajo en orden a la investigación social. Contemplar la vida social de los hombres sin hacer referencia a lo socio-religioso, constitui­ría una grave omisión a la hora de expresar lo que es un pueblo e Intentar comprender su vida social en toda su profundidad. Es

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a esta exigencia a lo que intenta responder el número de DOGU- MENTACION SOCIAL que hoy presentamos.

Esta «Guía» que hoy presentamos ha sido elaborada por JOSE MARIA DIAZ-MOZAZ que a su condición de miembro del Consejo de Redacción de la Revista une una gran experiencia y preparación científica sobre la materia que nos ocupa. Sin pretender herir su natural modestia y sencillez, queremos apuntar para el lector al­gunos hitos de la acusada personalidad de José María Díaz-Mozaz; Licenciado en Ciencias Sociales y en Teología, Director de la Ofi­cina de Información y Estadística de la Iglesia, Director de la Di­visión de Promoción Social de Cáritas Diocesana de Madrid-Alca- lá, Profesor de Dogma en el Instituto Central de Cultura Religiosa Superior, promotor del movimiento cooperativo rural y actualmente asesor religioso de C.O.E.S., autor de múltiples artículos sobre pastoral y sociología religiosa, así como del libro «Teoría y téc» nica de la encuesta religiosa.» ~

Con ello queda reflejada la indiscutible autoridad científica del autor, así como su experiencia y capacidad práctica para tratar de temas como el del presente número de DOCUMENTACION SOCIAL.

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INTRODUCCION

Las parroquias en España son piezas de un mosaico variado y rico: parroquial rural y urbana, suburbial o inmersa en el corazón de la gran ciudad, dispersas en aldeas minúsculas o los caseríos del norte o densamente agrupadas, en las llanuras de Castilla la Nueva o Andalucía, abiertas a las corrientes del turismo de las nue­vas ideas o dormidas en su secular aislamiento.

Es difícil por tanto ofrecer un cuestionario normalizado y válido para todas. Existen, sin embargo, datos básicos comunes a todas. Esos son los que pretendemos buscar.

Nadie quiera encontrar aquí un exhaustivo, tecnicista y farra­goso directorio para un estudio socio-económico de la parroquia. Los interminables y difíciles cuestionarios sobre situación econó­mica, laboral, de la cultura, que llenan la primera parte de muchos esquemas de investigación religiosa, suponen en el investigador, más la vocación y preparación de economistas, sociólogos, urba­nistas, que de pastores al servicio del pueblo de Dios. Indudable­mente que todo aquello puede ser útil, a veces preciosísticamen- te útil, a veces también necesario en algún campo concreto para entender una situación especial; casi siempre, sin embargo, impo­sible de llevar a la práctica sin la preparación, medios y tiempo su­ficiente, con el que no cuentan la mayor parte de nuestros sacer­dotes o investigadores.

Unicamente se pretende presentar un instrumento sencillo que se ajuste al múltiple quehacer de cuantos desean una pastoral más eficaz y quieren sentarse un poco, antes de obrar, para meditar, se­gún la parábola evangélica, dónde están y cuántos son los que vienen contra nosotros y en qué punto se halla esta torre siempre en construcción, hasta que Cristo vuelva, y que es Casa de Dios: La Iglesia.

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I. Fundamentación teológica del esquema para el estudio socio-pastoral de la parroquia

Conviene precisar las funciones pastorales de la parroquia, antes de adentrarnos en el árido campo de las cifras, de las en­cuestas, de las observaciones sobre los factores que pueden con­dicionar el crecimiento del reino de Dios, que es el grano de mos­taza evangélico sembrado en el mantillo de la calidad humana y te­rrestre.

El pueblo de Dios, injerto vivo de Cristo, participa en todos sus miembros del sacerdocio, de la realeza y del profetismo de su cabeza. En el reflejo de esta condición de Cristo en sus miem­bros está la verdadera vitalidad de la Iglesia.

La parroquia en escala reducida presenta el modelo de la Iglesia: «La parroquia presenta el modelo clarísimo del apostolado comunitario, reduciendo a la unidad todas las diversidades hufna- nas que en ella se encuentran e insertándolas en la Iglesia Uni­versal.» (1).

Las tres grandes funciones pastorales de la Iglesia y por tanto de la parroquia son:

— La ofrenda del sacrificio sacramental eucarístico de Cristo y del espiritual de los hombres. Esta ofrenda contiene fundamen­talmente el sacerdocio de todos los cristianos, pues constituye el sacrificio del Cristo total.

— El ejercicio de la realeza de Cristo, por el dominio del pe­cado y del mundo.

— La proclamación y enseñanza viva de la palabra de Dios.Ampliemos un poco estos gozosos conceptos.

COMUNIDAD SACERDOTAL. OFRENDA DEL SACRIFICIO CRISTIANO

Mientras dura la peregrinación del pueblo de Dios, los elegidos al sacerdocio jerárquico ofrecen para el pueblo el sacrificio sa­cramental. Su complemento necesario, el sacrificio espiritual, de­ben realizarlo los fieles todos:

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a) porque el ser del cristiano y, por tanto, su vida está con­sagrada.

b) porque la ofrenda del Cuerpo y la mortificación completan lo que falta a la pasión de Cristo, al sacrificio del Cristo.

c) porque todas las obras del cristianismo tienen una respon­sabilidad y trascendencia espiritual no sólo para sí, sino para todos los hombres.

d) porque, por la familia cristiana, donde se funden la función natural y el sacramento, los cristianos se convierten en células de crecimiento de la Iglesia. Los padres son sacer­dotes en el culto e Iglesia familiar, formadores de nuevos cristianos. Por la mutua entrega de los esposos, como en­tre Cristo y la Iglesia, se efectúa un sacrificio, una muerte al propio yo.

e) Porque los que se han consagrado a Dios por la práctica de los consejos evangélicos, se unen como hostias vivas al sacrificio total de sí mismos, realizado con Cristo Sacer­dote.

f) porque todos los cristianos en la ofrenda sacramental euca- rística participan activamente y completan la acción mi­nisterial del sacerdocio jerárquico con la ofrenda de sí mismos.

g) porque todos los cristianos reciben, en raíz, la posibilidadde conferir en nombre de Cristo, el sacramento del bau­tismo, por el cual los hombres participan de la vida deCristo y son salvados al unirse al pueblo de Dios.

REALEZA DEL CRISTIANO. LA PARROQUIA COMO DIACONIA O SERVICIO

El cristiano es rey, porque es dominador del pecado, de la car­ne, gobierna su cuerpo y su alma. Cuando el hombre restablece el orden de la naturaleza, se acerca a Dios y al acercarse a Dios, se cobra el dominio de lo inferior. Servir a Dios es reinar; sin em­bargo el Dios de los cristianos no es el Dios de los filósofos sinoel de Cristo; por el cual este reinado interior se diferencia sus­tancialmente de las teorías filosóficas, principalmente estoicas que aparentemente defienden lo mismo.

Es, por tanto, necesario someterse a los planes salvífícos de Cristo sobre nosotros, los demás hermanos y el mundo:

a) En primer lugar el cristiano, rey como Cristo en la Cruz, debe proceder a la ejecución del propósito de Dios en el

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mundo, ejecución que será penosa y laboriosa. Por este dolor y trabajo e! cristiano, como en Jesús es fie! a su misión de amor. El sacrificio es a la vez el aspecto dolo­roso del sacrificio y del compromiso cristiano y signo de acto regio por lo que implica dominio.

b) Por otra parte, Cristo que vino como Señor «está a la me­sa y sirve»; no obstante, estar «sentado sobre e! trono de la majetad de los cielos», es ministro de! tabernáculo y «siendo igual a Dios, tomó forma de siervo», Por esta razón para el cristiano su poder real, implica necesidad de servicio, y tanto más servidor, siervo ha de manifestarse, cuanto mayor participación tenga del poder real de Cristo.

c) El cristiano es rey como Cristo, pero sujeto a las mismas leyes de Cristo «que se manifestará a! final de los tiempos con todo poder y majestad», Pero en las condiciones de este mundo es necesario manifestar la realeza cristiana, como Cristo en la Cruz.

La Iglesia se estructura jerárquicamente, pero la vida de la Iglesia implica la necesaria cooperación de los fieles.

Una declaración del magisterio, un decreto del gobierno de la jerarquía eclesiástica, así como la consagración eucarística, valen en el plano estructura! sin la participación de los fieles, pero ne­gar la presencia, la cooperación, el consentimiento de éstos, a quienes aquéllos actos se dirigen, es desconocer el orden de la vida.

Por esta razón en el cristianismo el axioma «servir a Dios es reinar» no es suficiente. Reinar es servir a Dios y al hermano.

PUEBLO DE PROFETAS Y DE APOSTOLES. LA PARROQUIA COMU­NIDAD DE FE Y DE ESPERANZA.

Los miembros del pueblo de Dios, la Iglesia, participan tam­bién del profético de Cristo. Es un pueblo de profetas.

Este don lo ejercitan:

—- Por el ejercicio de las obras, la fe, la esperanza y la cari­dad; que requieren, para ser vividas, la gracia de Dios; por medio de estas obras se conduce el mundo a Dios.

—■ Por el ejercicio de la palabra, en la cual pone su virtud so­brenatural Dios. Esta palabra puede ser la alabanza y ora­

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ción dirigida á Dios, o la «mediación de la palabra» por la cual el cristiano, esencialmente apóstol también, comunica el conocimiento de Dios.

— Por la asistencia del Espíritu Santo en la fe indefectible de su pueblo. Le comunica el nuevo sentido de la fe, por el cual capta la verdad, que si es asentida por los miembros de la Iglesia, «desde el Obispo hasta los últimos fieles se­glares», hacen regla de fe.De esta forma no sólo el Vicario de Cristo, sucesor de Pe­dro, o los Obispos con él, pueden ser intérpretes infalibles de la verdad, sino también el pueblo unido a los pastores. Por esta razón la coincidencia de la totalidad moral de los fieles, y no sólo de la tradición y la Escritura, son regla infalible para deducir las verdades en que infaliblemente debemos creer.

— Por la concesión a cada uno de los miembros, según quiere, de dones y gracias extraordinarias y comunes, para la re­novación de la Iglesia. Dones y gracias (profecía, milagros, inspiración para determinadas empresas, cooperación deci­dida en ellas, formación de opinión, etc.), que le son envia­dos a los fieles (clérigos o laicos) para utilidad de la Igle­sia. La jerarquía que preside la Iglesia juzgará la autenti­cidad de estos dones especiales; pero no podrá apagarlos.

SIGNOS DE VITALIDAD CRISTIANA EN UNA PARROQUIA

De cuanto hemos dicho se deduce que para vislumbrar la vita­lidad de la parroquia es preciso examinar en la medida en que ello es posible:

— La participación verdadera en la vida litúrgica, por la que el cristiano realiza principalmente su sacerdocio.

— La conducta, el trabajo, el dolor de los fieles de la parro­quia en sus manifestaciones históricas y presentes, reflejan el orden querido por Dios. Este dominio sobre sí y sobre el mundo no se obtiene sino mediante una actitud de servi­cio en el que la norma suprema cristiana para ordenarse a sí mismo en las manifestaciones éticas y las cosas del mundo, es la caridad.

— La forma en que se proclama, enseña y recibe la palabra viva de Dios.

El Mandamiento de Cristo, que sirve de señal a sus seguidores y que, por tanto, resume toda la vitalidad de la parroquia, es la

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caridad en su más amplio sentido cristiano. Puesto que la caridades:

— La puesta en común de las cosas y sobre todo de los ristía participamos del mismo pan que es Cristo, y por él recibe una misma vida la familia de Dios. Esta unión de familia origina la sujeción real y afectiva a los mismos ór­ganos de administración y gobierno, la jerarquía. Así la eucaristía realiza a la Iglesia y la Iglesia hace la eucaristía.

— La puesta en común de las cosas y sobre todo de los servicios y «talentos», según el evangelio, de las personas.

— La puesta en común de la fe, a través del testimonio de la vida y de la palabra, esto es, por el apostolado.

PLANES PASTORALES Y COMUNIDAD PARROQUIAL

«La pastoral de conjunto no es otra cosa que señalar el carácter unitario y eclesial de las tres grandes funciones pastorales de la Iglesia: la liturgia, la caridad y la palabra.»

Los planes pastorales de conjunto, palabra que habría de cam­biarse por pastoral de comunidad (ya sea parroquial diocesana, etcétera.), derivan de los presupuestos teológicos anteriores de! pluralismo de instituciones y recursos que el devenir histórico ha creado dentro de la sustancial unidad de la comunidad cristiana, de la condición y sesgo nuevo que han tomado los hombres, la sociedad y el mundo de nuestros días.

Los planes pastorales de la comunidad vienen a ser una mode­rada y legítima socialización de la pastoral en una época en que los individualismos de las personas o de las instituciones son insu­ficientes.

El plan pastoral de la comunidad parroquial consistirá por tanto en activar orgánicamente a todos los fieles, instituciones y re­cursos de la parroquia, para que mediante el reavivamiento de la fe y del apostolado: de la vida cristiana o de la caridad y de la vida litúrgica o participación en el sacrificio mediador del Cristo Total, encarnen y extiendan el reino de Dios en las condiciones actuales del mundo, teniendo como vínculo de unidad de todos los esfuerzos el ministerio del párroco, representante o vicario del Obispo.

PASTORAL DE TODA COMUNIDAD. FUNCIONES DEL MINISTERIOY DEL LAICADO ECLESIASTICOS

«Los seglares tienen su papel activo en la vida y acción de la

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Iglesia como partícipes que son del oficio de Cristo, sacerdote, profeta y Rey. Su obra dentro de las comunidades de la Iglesia es tan necesaria que sin ella el mismo apostolado de los pastores muchas veces no puede conseguir plenamente su efecto.

Nutridos con la participación activa en la vida litúrgica de la comunidad, cumplen solícitamente en las obras apostólicas de la misma; conducen hacia la Iglesia a los que quizá andaban aleja­dos; cooperan resueltamente en la comunicación de la palabra de Dios, sobre todo con la instrucción catequética; con la ayuda de su pericia hacen más eficaz el cuidado de las almas e incluso la administración de los bienes de la Iglesia.» (2).

En la edificación del cuerpo místico de Cristo, de la comunidad del pueblo de Dios, pueden distinguirse dos direcciones fundamen­tales. Los que construyen de arriba a abajo y los que van de abajo arriba.

La jerarquía eclesiástica ha recibido del divino Fundador de la Iglesia, el ministerio de regir, enseñar y santificar. Esta última función la realiza principalmente por los sacramentos y en espe­cial por la Eucaristía, sacramento de la Iglesia. El ministerio je­rárquico, en los aspectos que no requieren el sacramento del Or­den, puede ser también delegado a los seglares, que de esta forma cooperan en el apostolado propio de la jerarquía.

Pero el seglar tiene su puesto propio principalmente en el mundo. Santificar las estructuras humanas, haciendo que se aco­moden a la voluntad del Creador, es construir la Iglesia desde abajo, pero igualmente construir Iglesia. Quien se esfuerza por construir la comunidad humana, la familia de los hombres, está poniendo la base sociológica, el punto de conjunción, que animado y perfeccionado por la caridad cristiana, la convertirá en la sobre­natural familia de Dios. Ninguna actividad humana es indiferente para la edificación de la Iglesia. Y la parroquia es célula y proto­tipo de toda la Iglesia.

LA ACCION PASTORAL, ANIMACION DIVINO-HUMANA DE LACOMUNIDAD

Esta animación comunitaria se realiza desde arriba:— Por la consciente celebración de los sacramentos, sobre

todo de la Eucaristía, sacramento de la Iglesia, que une así todos sus miembros en un solo Cuerpo espiritual con su Cabeza Cristo.

— Mediante la catequesis de los misterios del Cuerpo Místico de Cristo.

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— Por la orientación doctrinal de asociaciones y obras que emprenden los seglares.

La pastoral comunitaria se realiza desde abajo:

— Sintiéndose un solo corazón y una sola alma.— Realizando, mediante su puesto en el mundo, su vocación

cristiana, por el apostolado, el servicio de caridad y la ofrenda del sacrificio con Cristo Mediador y Sacerdote.

— Haciendo mejores y más humanas las realidades del mundo.

En estas dos direcciones, de arriba a abajo y de abajo a arriba, han de realizar su acción pastoral tanto el iaicado como el ministe­rio eclesiástico. Ninguno encama sólo ¡o de arriba o lo de abajo.

LA PARROQUIA EN SU MUNDO CIRCUNDANTE

Todo plan pastoral de la comunidad parroquial lia de ajustarse necesariamente al molde físico, humano y social de la misma pa­rroquia. La parroquia es su propia naturaleza (descrita por la teo­logía y el derecho) y su circunstancia.

Habrá que estudiar esta circunstancia geográfica, demográfica, social, económica y cultural de la parroquia, no sólo para que toda pastoral sea pragmáticamente eficaz, sino para guardar el princi- cipio «católico» de una Iglesia, que como su Señor, ha de encar­narse en cada pueblo y cada cultura.

«Si volvieran a nuestra sociedad quienes la dejaron hace cin­cuenta años, creerían encontrarse ante un mundo asombroso y nuevo: desconocidas las ciudades que abandonaron Gomo burgos familiares; los valles y aldeas que se vuelven desiertos humanos; la técnica que se ha enseñoreado de la vida y le pone un ritmo nuevo material y espiritual; los valores políticos, morales y hu­manos transmutados y unos útilísimos pero tupidos hilos que tejen un entramado de grupos y afinidades en gran parte inéditos entonces.

Pues bien, hace cincuenta años se redactó el derecho parro­quial que aún rige. Mejor dicho se codificó, porque el hilo, aunque fuerte y concienzudo, venía hilándose desde más allá del medi­oevo. Si la hilaza deberá seguir siempre la misma, porque el de­recho parroquial sigue y seguirá basándose en bases teológicas inconmovibles, la estructura social ha cambiado y las medidas no

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pueden seguir siendo las mismas. Hace falta algo más que re­miendos.» (3).

PORTE SOCIOLOGICO DIVERSO DE LAS PARROQUIAS

Las parroquias de la ciudad se han perdido en el bosque de los rascacielos, en el ruido del tráfico, entre luces de neón, que nos recuerdan constantemente la llamada de la tierra. Una muche­dumbre nueva o renovada acampa dentro de los artificiales lin­deros parroquiales. Una gran parte de los que acuden a la pa­rroquia para «hacer sus papeles» han de buscar la dirección por­que jamás estuvieron antes. Con bautizar, asistir a los matrimo­nios y administrar burocráticamente, el clero llena la mayor parte de sus horas; insensible y aún inevitablemente se le amarra a una profesión administrativa y cultural.

Por el contrario, muchas parroquias rurales se desmoronan de­mográficamente cada año para ser sombras del pasado. Más de doscientas parroquias en el año 1964 entraron a formar parte en España de la ya larga lista de las que tienen menos de veinte fa­milias. Y lo malo es que de allí se fueron los jóvenes, los más arriesgados; sólo quedó el pesimismo en la triste rutina humana.

La parroquia puede concebirse principalmente, en su aspecto sociológico (no teológico), como comunidad, puesto de servicio o misión.

— La parroquia entre las demás parroquias, es la casa propia sobrenatural, entre las casas de los demás hermanos. Estamos en la época del hombre colectivo; pero la progresiva y anónima so­cialización amenaza la individualidad de la persona. La parroquia es para los fieles el lugar de refugio; el cristiano no está solo en una colectividad sin alma, está en la comunidad de Dios.

Esta idea y realización de la parroquia-familia tiene su expre­sión fontal en la mesa común del altar, pero fluye en natural cascada, a otros estratos humanos, no puramente religiosos: la mutua ayuda, la solidaridad, la promoción cultural, económica y social emprendida por la vecindad cristiana.

— La Iglesia no puede parcelarse ni teológica ni sociológica­mente. La parroquia pertenece a todos los cristianos, que hoy tie­nen domicilio distinto para pernoctar, trabajar y divertirse. Los cristianos encontrarían a la parroquia como refugio y lugar donde recostar sobrenaturalmente en la ruta de su peregrinación hacia Dios. Los límites parroquiales no sirven o pasan a segundo tér­mino.

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Habrá de cuidarse por tanto la especialización pastoral de cada una de las parroquias: celebración de matrimonios, bautizos, confesiones, predicación, liturgia esmerada, etc. La parroquia ser­viría de centro de reclutamiento a las asociaciones que desbordan todo límite geográfico artificial; la parroquia sería escuela de for­mación comunitaria, pero no verdadera comunidad.

— Si la religiosidad habría de medirse por el viejo metro del cumplimiento dominical, la ciudad se habría descristianizado; así hablan las estadísticas con raras y honrosas excepciones. Si la medida ha de buscarse en la valoración más o menos cristiana de la vida, de las actitudes de los hombres, en la caridad, en la mo­ralidad externa, la conclusión pesimista se reafirmaría en la ma­yor parte de los casos.

La parroquia debe ser, por tanto, según algunos, un puesto de misión: son mayoría, aún en países de vieja cristiandad, los alejados prácticamente de la Iglesia o de los valores y actitudes cristianos.

No vamos a tomar partido exclusivo por ninguna de las des­cripciones ni soluciones anteriores. Lo tomamos por todas. Sucede en nuestra visión parroquial como en la litúrgica: estábamos acos­tumbrados a un molde uniforme, rígido y por ello causa extrañeza, farisaica a veces, las mínimas diversidades de interpretación de las nuevas rúbricas por cada sacerdote; también estábamos acos­tumbrados a ver funcionar la parroquia bajo uniformes moldes canónicos en cualquier medio religioso o social. No debiera extra­ñarnos que fuera de otra manera (4).

CONCLUSION. ESQUEMA PARA EL ESTUDIO SOCIO-PASTORAL

Consecuencia del esquema anteriormente expuesto sobre:

— las funciones pastorales de la parroquia y la pastoral de conjunto.

— los planes pastorales de comunidad parroquial y su nece­sario condicionamiento por la situación concreta de los hom­bres, de la sociedad y del mundo ambiental.

— la necesaria intercorrelación entre la parroquia (unidad-mi­cro) y las unidades pastorales en las que se engarza y de las que recibe freno o impulso (zona, arciprestazgo, dió­cesis).

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Trazamos el siguiente plan de estudio:

1. Estudio de la parroquia dentro de la unidad pastoral inme­diatamente superior: la zona pastoral. No se puede entender el texto sin el contexto, la parroquia sin su zona ambiental. Se trata, como en uria lectura, de una ojeada rápida y general del sentido de cuanto rodeg al núcleo parroquial que deseamos analizar. El estudio dete­nido de la zona vendría después, desde todas las parroquias, de abajo a arriba. A este intento corresponde el capítulo III.

2. a) El medio físico y económico-social, en que ha de ger­minar la semilla del reino de Dios (Capítulo IV).

b) El acondicionamiento humano: demografía, familia, co­munidad, etc. (Capítulo V)

c) Clima general de la cultura (Capítulo VI).3. Constituye este apartado el centro del estudio. El anterior

es premisa, como cuerpo y soporte de éste.a) Participación, por la vida litúrgica principalmente, en el

sacerdocio de Cristo (Capítulo V il).b) Actitud cristiana en orden a «restaurar todas las cosas en

Cristo» y formar una auténtica comunidad de caridad y servicio (Capítulo V III).

c) Sentido de la fe, criterios y valoraciones cristianas de la feligresía que recibe de Cristo el carácter de pueblo de profetas (Capítulo V III).

Es preciso completar esta visión socio-religiosa del pueblo de Dios en la comunidad parroquial, con el estudio del «ministerio» (Servicios y servidores de la comunidad: clero, escuelas y maes­tros de la Iglesia, personal afecto laboralmente a la parroquia, Acción católica como tal, etc) y de los carismas (vida religiosa, santidad extraordinaria, organizadores de movimientos religiosos dentro de la parroquia, etc.) (Capítulos X y X I).

4. El último apartado es sólo un apéndice sobre la forma de graficar los resultados y los criterios a seguir para interpretarlos.

(1) Decreto del Vaticano II sobre el Apostolado de los Seglares, número 10.

(2) Obra citada, núm. 10.(3) J. M, Díaz Mozaz. «La parroquia animadora de la vida comuni­

taria.» Perspectivas Sociales, núm. 6, pág. 3.(4) Obra citada, pág. 5.

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II. Fuentes y medios

Fuentes de información accesibles a todo investigador para realizar el estudio socio-pastoral de una parroquia son:

1. La observación directa.

2. Los datos contenidos en el censo o fichero de familias o individual de la parroquia.

3. Las encuestas sobre cumplimiento del precepto dominical o sobre actitudes u opinión.

4. Los archivos diocesanos, parroquiales, municipales y judi­ciales y literatura monográfica.

LA OBSERVACION DIRECTA

La observación directa, como venero científico para el estudio socio-religioso ha sido tan menospreciada por unos (normalmente tecnicistas) como sobrestimada por otros (casi siempre hombres de acción directa). La verdad se mantiene en el justo medio.

El párroco, el cristiano, el prójimo que con devoto interés cris­tiano escucha y acompaña a lo largo del tiempo a sus feligreses y hermanos en sus trabajos, gozos y tristezas puede emitir medi­das, juicios u observaciones socio-religiosas más certeras que el investigador frío.

No conviene, sin embargo, fiarse demasiado de la intuición cor­dial, tejida con datos desmazalados, que nos han impresionado a veces.

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Los juicios y conclusiones sacados de la intuición pueden ser valiosas hipótesis, que se han de confirmar o corregir por medio de una investigación más sistemática.

Es preciso, por tanto, confirmar, ampliar o corregir tales hipó­tesis o presupuestos con los instrumentos de investigación que describiremos.

EL CENSO PARROQUIAL

Los datos contenidos en el censo o fichero familiar o individual de la parroquia.

Todas las parroquias, por mandato canónico, han de llevar el fichero de la feligresía o el libro «de statu animarum». El celo encomiable por modernizar la organización de la labor pastoral y nuestro temperamento francotirador y personalista produjo casi tantas clases de fichas para los censos como parroquias.

Aquí, sin embargo, obligadamente nos vamos a referir sólo a la Ficha Nacional para Censos Parroquiales, editada por la Oficina General de Información y Estadística de la Iglesia y elaborada por CESA (Centro de Estudios de Sociología Aplicada) de la Sección Social de Cáritas Nacional. Esta ficha es fruto del examen de los modelos anteriormente existentes, así como de la aportación per­sonal de varios párrocos, pastoralistas y sociólogos.

Aparte de su valor intrínseco, la ficha es utilizada por millares de parroquias de suerte que podemos calcular un tercio de la población española censada según dicho modelo de ficha nacional. Se va logrando así una normalización a escala nacional de los fi­cheros parroquiales, lo que nos permite poseer abundante mate­rial homogéneo.

Reproducimos la ficha nacional y las instrucciones para su em pleo:

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FICHA NACIONAL (Anverso)

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FICHA NACIONAL (Reverso)

LLENADO DEL ANVERSO

MARGEN SUPERIOR HORIZONTAL:

Calle o plaza.—Escríbase la calle y ordénense las hojas por orden alfabético de calles, haciendo caso omiso de las denominaciones siguien­tes:. Avenida, calle, callejón, callizo, camino nuevo, camino viejo, carre­tera, gran vía, pasaje, partida, plaza, senda, travesía, etc., denominacio­nes que se podrán añadir luego, si hiciesen falta, para evitar confusio­nes.

Número, piso, puerta, teléfono: Una vez ordenadas las hojas por calles, ordénense por números y luego por pisos. Anótese el número del teléfono si lo hubiere.

Casillas a-o.a) Número de miembros de la familia: Escríbase el número de ellos.

Caso de haber criados o servidores u otras personas que no pertenez­can a la familia, escríbase igualmente con número, separado por un guión del anterior (Ejemplo: 6-2).

b) Años domiciliado en la parroquia: Anótense los años que lleva domiciliado en la parroquia el padre de familia, en el caso que sea «n migrante. Si es natural de ella, no se anote nada.

c) Oración en familia: SI o NO.

d) Tipo de vivienda:. Lujosa.: Confortable.:. Mediana.

:: Insuficiente.".Infrahumana.

e) Ayuda dada a la parroquia:. Extraordinaria.: Normal, atendiendo a su condición y la situación de la pa­

rroquia.:. Por debajo de lo deseable, dada su condición.

f) Ayuda recibida de la parroquia.. Extraordinaria.: Normal.:. Por debajo de lo normal en la parroquia.

g) Bulas: Póngase SI o NO, según el caso. (*)

h) Prensa que lee la familia:. Católica.: General, profesional, etc.:. Ninguna.:: Anticatólica u hostil a la Iglesia.

(*) La ficha fue redactada antes del nuevo régimen penitencial.

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i) Condición económica de la familia:. Muy acomodada.: Holgada.

Mediana o justa.:: Escasa y necesitada.

Mísera.

Apellidos familiares y apodo: Primeros apellidos del padre o de la madre y el apodo, si son conocidos por él.

COLUMNAS VERTICALES:

Del I al IX: Para cada miembro de la familia. En el caso de que haya más de nueve miembros, empléese otra hoja.

X, XX, XXX: Para servidores u otras personas sin parentesco familiar.

Apellidos y nombre: Padre, madre, hijos, por orden de edad, parientes y, por fin, los no familares. Tratándose de los hijos, basta anotar el nombre de pila.

Parentesco: Indíquese su relación con el cabeza de familia, escribien­do la inicial de las palabras siguientes: Esposa (E); hijo o hija (H); padre (P); madre (M); sobrino o sobrina (S); nieto o nieta (N); cu­ñado o cuñada (C); suegro (PP); suegra (MP); tío o tía (T); servicio (SR); pupilo o huésped (H), etc.

Estado: S (soltero), C (casado), V (viudo).

Nacimiento/Bautismo:

Nacimiento: Lugar: entidad y provincia en el renglón N. Fecha: Así: 5/3/54, en el renglón N.

Bautismo: Como en nacimiento, pero en el renglón B.

Confirmación: SI o NO.

Matrimonio: Lugar y fecha. El mismo procedimiento que en el naci­miento.

Instrucción:

G e n e r a l :

. Superior.: Medía.

Profesional.Primaria.Nula.

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R el i g i o s a :. Excelente.: Buena.

Regular.:: Deficiente.

Nula.

Ocupación y categoría profesional:

Póngase NO activos en los siguientes casos:Retirado o pensionista.Propietario o rentista.Ancianos o impedidos.Sin profesión.Mujeres dedicadas a sus labores.Escolar (menos de catorce años, que estudia).Estudiante (más de catorce años, que estudia).(En caso de que trabajen y asistan a clase se indican las dos cosas.) Cuando se trate de personas activas hay que indicar la rama de pro­

ducción a que pertenecen y la categoría laboral que ocupan dentro de dicha rama, conforme al cuadro que establecemos a continuación:

Ramas Categorías

SERVICIOS Admón. Pública (funcionarios públicos).Transportes y comunicaciones.Servicios financieros (banca y similares). Profesionales.Públicos no administrativos (Guardia, Policía, etc.). Religiosos.Doméstico.Varios.

AGRICULTURA Bracero.Aparcero. Arrendatario. Cultivador directo.

MINERIA Peones.Obreros especializados. Técnicos.Empleados.Dirigentes.

PESCA Marinero o pescador.Especialista.Patrón.

INDUSTRIA Peones.Obreros especializados. Empleados,

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Técnicos.Dirigentes.Artesanos.

COMERCIO Empleados.Dirigentes.Artesanos.

Empresa, colegio o lugar donde trabaje: Dése el nombre. Ultimos Sacramentos: Póngase SI o NO.

LLENADO DEL REVERSO

MARGEN SUPERIOR HORIZONTAL:

Apellido o apodo, como en el anverso.

Referencias: Aquí puede constar la referencia a otros ficheros o cua­dernos particulares del Párroco. Incluso dentro del mismo fichero parro­quial, si uno se casa, puede tener la referencia a la ficha familiar de donde procede.

Casillas 1-25: Para señalar datos de carácter familiar.

Observaciones generales:

— La barra transversal separa la parte superior izquierda, dedi­cada a las personas del género masculino, de la parte inferior derecha, para los del femenino.

— En estas casillas se escribirá la cifra que corresponda de per­sonas interesadas en cada caso. Si no hay nadie de alguno de los dos sexos, no se anota nada.

— En la primera etapa de la utilización, llénense las casillas 1-22. En la segunda se pueden ir rellenando las demás, a medida de las necesidades y posibilidades. Caso de que algún párroco considere conveniente utilizar alguna otra casilla, le rogamos se ponga en contacto con la Oficina General de Información y Estadística de la Iglesia, como antes se ha dicho.

Detalle de su utilización.— (La clasificación de profesiones que sigue, no está basada en un criterio económico como la anterior, sino más bien, en un criterio pastoral, centrado sobre dos bases: Profesionales que plantean algún problema especial y profesionales que pueden prestar algún servicio al párroco.)

1. Profesiones liberales (abogado, catedrático, farmacéutico, ingenie­ro, juez, médico, maestro, notario, químico, veterinario, etc.).

2. Grandes propietarios (comercio, industria, agricultura, seguros,transportes, etc.).

24 —O

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3. Artesanos y pequeños propietarios.4. Cargos públicos (Ejército, Guardia Civil, Policía, alcalde, alguacil,

etcétera).5. Empleados y funcionarios (Oficinistas, viajantes, corredores, ven­

dedores, etc.).6. Obreros industriales (Maestro, especialista, oficial, ayudante, peón,

etcétera).7. Trabajadores del campo.8. Pescadores.9. Sus labores.10. Estudiantes universitarios.11. Estudiantes de Enseñanza Media o Profesional.12. Escolares.13. Domésticos y servicios varios (chófer, jardinero, doncella, etc.,

que vivan en la casa particular donde prestan el servicio).14. Personas de influencia o de prestigio en su medio ambiente.15. Católicos, según se entiende en la casilla «Vida religiosa».16. Católicos practicantes.17. Católicos indiferentes.18. Católicos alejados.19. No católicos.20. Católicos que comulguen al menos semanalmente.21. Católicos que comulgan menos de una vez al año.22. Católicos que habitualmente van a Misa los domingos y fiestas

de guardar.

QOLUMNAS VERTICALES:

Del I al XXX,-—Deben corresponder a las mismas personas que en el anverso.

Las columnas siguientes están subdivididas en seis casillas que co­rresponden a los años 0 y 5 a partir de 1960 hasta 1985. •

Los años escogidos se han acomodado a los de los Censos y Padro­nes Municipales, a fin de poder relacionar estos datos religiosos con los civiles de esos años.

Sería de desear que cada cinco años se rellenara la casilla corres­pondiente a fin de poder apreciar la trayectoria seguida por los fieles.

Si los datos no se recogen en año 0 ó 5, se anotan en la casilla del año más próximo. Así, por ejemplo, datos del año 1964, irían en la casilla 65; y datos del año 1962, en la casilla 60, etc.

M i s a :

Si está impedido, póngase NO.Si no está impedido:. asiste todos los días,: asiste algunos días entre semana,:. asiste todos o casi todos los domingos,:: sólo las grandes fiestas,::. nunca o casi nunca.

— 25o

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Comunión:

Si no la ha recibido, póngase NO.Si la ha recibido:. a diario,: a la semana,

al mes,:: algunas veces al año,

una vez al año,::: menos de una vez al año.

Vida religiosa:

Católicos activos, que no sólo creen en la Iglesia y cumplen ha­bitualmente, sino que también participan en las actividades apostólicas como dirigentes.

: Igual que el anterior, pero sin llegar a dirigentes.

:. Católicos prácticos, que creen en la Iglesia, cumplen Jiabitualmen- te, pero no participan en las obras apostólicas. ~~

:: Católicos indiferentes, que creen en la Iglesia y cumplen irregu­larmente. Se acercan a la Iglesia algunas veces. Ni están abier­

tamente dentro, ni fuera.

Católicos alejados, que creen en Dios, pero no en la Iglesia; no practican nunca, excepto quizá en los actos tradicionales (Bau­tismo, primera comunión, matrimonio, sepultura eclesiástica, etcétera.).

::: No católicos; no están bautizados, o están adscritos a otra reli­gión.

Vida moral: (Prescindiendo de su actitud frente a la Iglesia.)

. Integridad moral.

:: Notas positivas de moral cristiana (caridades secretas, haberse prestado desinteresadamente a transfusiones de sangre varias veces, visitas a hospitales, actitud respecto a las vocaciones de sus hijos).

:. Buena, pero sin ningún rasgo positivo sobresaliente.:: Notas morales contradictorias: Ser dadivoso con determinados

pobres y cerrado con la Iglesia; protector insigne de un con­vento y cerrado con la Parroquia; generoso con la Iglesia y mal cumplidor con sus obreros; blasfemo, pero jamás falta a Misa; deshonesto, pero caritativo; honesto, pero egoísta, etc.

::. Defecto o vicio sobresaliente: blasfemia, embriaguez, etc.

::: Perverso moral.

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Vida social:

Persona influyente o prestigiosa en su medio ambiente.

: Persona que participa en la vida social de su medio ambiente. (Asiste a reuniones, es miembro de alguna Asociación.)

Persona aislada.

Asociaciones:

. Escríbanse las iniciales o siglas de las Asociaciones a que perte­nece (ejemplos: JOC., AC., Ad. Noc., H. María, etc.).

Ejercicios y Cursillos:

. Escríbase la fecha (basta el año) de la última vez que ha asistido a Ejercicios, Cursillos de Cristiandad, Ejercitaciones, etc.

Observaciones individuales:

. Las que el Párroco crea de interés y no consten ya en el fichero.

Observaciones familiares:

. Lo mismo que el anterior, pero referente a la tónica general de la familia.

: Sería útil anotar en este apartado los cambios de vivienda, ayuda de la o a la Parroquia, Prensa, etc.

Datos sociológicos que pueden elaborarse de las fichas familiares

Elaborado el censo parroquial, según la ficha descrita, pueden extraerse de él datos muy abundantes para el estudio socio-reli­gioso de la parroquia.

De la copiosa serie de correlaciones de datos, que sin acudir a otro lugar que a la ficha, podrían establecerse, se exponen a continuación algunos ejemplos:

1) Interesa localizar el número de feligreses correlacionan­do barrios y calles con la categoría profesional, ocupación, origen y vida religiosa. Se elabora un pliego para el vaciado de datos, según nos interese clasificarlos para nuestros fines pastorales. Pongamos por caso éste:

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Se separan las fichas por los barrios o calles que vamos a estudiar.

Dos personas del equipo colaborador se encargan de clasificar los datos de la siguiente forma:

Una de ella dicta sucesivamente: la profesión de los miembros adultos de la familia (anverso I a XXX: Ocupación); procedencia (anverso I a XXX: Nacimiento); vida religiosa (Reverso I a XXX). Mientras la lectura, el segundo colaborador localiza, sin señalar hasta la lectura del último dato, la casilla donde ha de ser consig­nado finalmente. Las primeras fichas llevarán algo de tiempo; después será tarea rapidísima y casi mecánica.

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Conviene que en el pliego de vaciado demos mayor amplitud a las columnas reservadas a conceptos que preveemos se han de repetir más frecuentemente, v.g.: en el estadillo propuesto a la columna de autóctonos. Impedirá que la columna se sature pronto de signos.

2) Ayuda a la parroquia y condición económica. (Anverso: pes­tañas e y h.)

3) Condición económica — número de hijos— moralidad. (An­verso: pestaña i; familiares I a XXX; reverso: I a XXX moralidad).

4) Instrucción - grupos de edad - religiosidad. (Anverso: I a XXX instrucción - 1 a XXX fecha de nacimiento - reverso: I a XXX vida religiosa.)

5) Tipo de vivienda, origen, años domiciliados en la parroquia.' 6) Misa - Comunión - vida religiosa.

7) Ejercicios y cursillos - vida religiosa - profesión.

Observaciones. La encuesta por muestreo en el censo parroquial.

Hemos puesto estos seis ejemplos de las múltiples correla­ciones que pueden realizarse.

Pero es preciso hacer tres advertencias importantes:1. En las parroquias muy grandes (dos, tres o cuatro mil fa­

milias), si se quiere realizar un estudio exhaustivo, se hará ne­cesario un cuadro de tabulación realizado por técnicos y el uso de sistemas de ficha perforada y la clasificación por máquinas elec­trónicas.

En las parroquias más pequeñas este procedimiento por fuerza costoso y complicado no es necesario. Basta con los procedimien­tos manuales indicados y llevados a cabo por un equipo que no requiere larga preparación.

2. Aún en las parroquias grandes se puede optar por un mues­treo, según las correlaciones que se desean efectuar: puede bastar para muchos casos elegir para su elaboración una ficha entre este sistema de selección, cuando se procura hallar «muestras» real­mente representativas, permite extender a todos los representa­dos, con una gran aproximación, las conclusiones obtenidas con unas pocas fichas.

3) Se puede objetar que el llenado concienzudo de cuantos datos pide la ficha es difícil de conseguir en parroquias grandes. Tampoco es necesario. Las fichas pueden cumplimentarse con los datos más someros y generales. Pero de un determinado número de familias, cuidadosamente elegidas para que sirvan de «mues-

— 29 oíndice

tra», hágase la ficha completa y sobre esas fichas acabadas puede realizarse el estudio.

¿Cómo se hace la elección de la muestra?Las técnicas son abundantísimas según el tipo y la extensión

del estudio.La forma más sencilla de elección de las personas es tomar

unas listas en que consten los individuos por profesión, clase so­cial, edad, etc., y elegir, según la cantidad de testimonios que interese, cada enésimo nombre, así, por ejemplo, el 7, 17, el 27, etcétera. Tengamos presente que en estos números tienen que estar presentes proporcionalmente las profesiones, clases socia­les, edad, sexo, etc., según el tipo de encuesta.

La causa principal del error de algunas encuestas está en el método inadecuado de selección de «muestras». Se efectúa a ve­ces con la base de la lista de teléfonos, sin advertir que en ella no estaban representadas toda la población de una manera pro­porcional por edades, sexo, profesiones y clases sociales.

LAS ENCUESTAS SOBRE CUMPLIMIENTO DEL PRECEPTO DOMINI­CAL O SOBRE ACTITUDES U OPINION PUBLICA

Análisis de actitudes y valoraciones.

Al desarrollar la ficha sobre asistencia a la Santa Misa y re­cepción de sacramentos, se describirán los métodos de encuesta sobre cumplimiento.

Damos ahora solamente unas ideas generales sobre la en­cuesta. ,

Un estudio de la parroquia sin el análisis de las actitudes o va­loraciones sobre la vocación, el pecado, la injusticia, es incom­pleto. Pero sería sustancialmente defectuoso sin un esfuerzo por medir la hondura de la fe, las deformaciones que ésta pueda su­frir, los criterios verdaderamente cristianos y los que son resi­duales de supersticiones, de la magia, del miedo; sin un análisis de la esperanza y de la caridad cristiana, vigorosa o debilitada en el pueblo de Dios que debe caminar guiado por la fe en la espe­ranza hacia la perfección de la caridad.

Por ello es imprescindible dar unas someras nociones sobre la realización de las encuestas.

Encuesta de tipo cerrado.

En las encuestas por cuestionario se dirige a determinadas per-

30 — oíndice

sónas una serie de preguntas. Cuando a estas preguntas hay que responder con un sí o un no o subrayar una respuesta entre varias propuestas, se trata de una encuesta de tipo cerrado.

Se utiliza principalmente cuando se hacen sondeos extensos sobre puntos muy precisos. Su mayor peligro está en su frecuen­te insuficiencia.

Supongamos que hemos hecho las preguntas siguientes de tipo cerrado: Que tus hijos sientan vocación al estado religioso:

— ¿lo deseas?;— ¿te es indiferente y no te opondrías?;— ¿no lo quieres, pero no te opondrías?;— ¿te opondrías con todas tus fuerzas?De esta encuesta podemos deducir el número de los que favo­

recen y obstaculizan la vocación religiosa de sus hijos. Puede, sin embargo, suceder que entre los primeros exista quienes le favorecen por motivos puramente económicos, por despreocupar­se de sus hijos, motivos que darían una falsa visión deí fervor, vocacional de una región o de personas determinadas.

Una manera de paliar esta desventaja de la encuesta cerrada es dejar un lugar en blanco con la advertencia que se destina a libres comentarios.

Este tipo de encuestas facilita la catalogación o tabulación de los datos.

Encuesta de tipo abierto.

En los cuestionarios abiertos se hacen las preguntas de manera que el interlocutor puede libremente describir y comentar su pen­samiento, por ejemplo: ¿Cuál sería su actitud si un hijo suyo sin­tiese la vocación religiosa?

Estas encuestas a respuesta libre conviene disponerlas en for­ma escalonada, de modo que primero se propone una pregunta por la que se invita al entrevistado a expresar su idea en forma ge­neral. La segunda pregunta será una cuestión más concreta den­tro del campo general, la tercera será un aspecto peculiar de la segunda, etc., hasta llegar al punto directo del que se quiere tener noticia. Por ejemplo:

1. ¿Qué opinas tú del clero?2. ¿Estás satisfecho de la actuación del clero que tú conoces?3. ¿Crees que la actuación del clero que conoces es general­

mente desinteresada o, por el contrario, persigue con ella su bien­estar personal?

— 31 oíndice

Todas las preguntas son interesantes, pero sobre todo, la ter­cera nos da la clave para saber si existe anticlericalismo y si éste es debido a una estimación puramente «profesionista» del clero, o sea, un modo como otro cualquiera de ganarse la vida.

Normas para la redacción del cuestionario.

1. Debe comenzarse por recoger un gran número de preguntas o proposiciones simples, relacionadas con el objeto de la encuesta. Estas preguntas se criban y se ordenan después. Se debe tener presente siempre que esas respuestas sean fáciles de catalogar procurando proponer las preguntas necesarias al fin pretendido. Por ejemplo: queremos saber cuántos componentes de un grupo o sociedad no creen en el esfuerzo social de la Iglesia, cuántos creen, pero lo consideran insuficiente y cuántos, por fin, lo consideran su­ficiente y se adhieren totalmente a él. Las preguntas deberán ser éstas o parecidas a éstas:

¿La Iglesia trabaja sinceramente por el bien de la clase obrera? Es natural que quien responda negativamente a esta pregunta, hueL ga que responda a las otras, pues va ya clasificado en la primera categoría.

¿Crees que el esfuerzo de la Iglesia es suficiente para renovar el mundo social, o crees que debe pronunciarse más categórica­mente sobre algunos aspectos sociales y cuáles? La respuesta a esta pregunta determinará la pertenencia a algunas de las otras categorías.

Conviene que las primeras preguntas sean claras, de carác­ter más o menos general y que en el cuestionario pasemos de un extremo a otro, poniendo en la primera y última pregunta las ca­tegorías opuestas, pasando escalonadamente por las posturas me­días.

2. Las preguntas deben reflejar que el entrevistador muestra interés por los problemas y la persona del encuestado, a fin de establecer una corriente de simpatía.

3. Es conveniente que las preguntas se hagan directamente sobre hechos, ideas o tendencias fáciles de ser expresados, sin herir la susceptibilidad ni el delicado mundo interior del hombre, pero que permitan conocer indirectamente las causas profundas que las provocan. Así, por ejemplo, si un individuo no está muy conforme con la indisolubilidad del matrimonio, sería muy delicado preguntarle las razones íntimas y profundas por las que así piensa.

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Equipos y ficheros.

E q u i p o . — No es necesario, sino cuando la encuesta es am­plia o se quiere hacer con minuciosa escrupulosidad. Las obras y organizaciones apostólicas pueden prestar estos colaboradores.

El jefe del equipo debe presidir las reuniones del grupo, orien­tar y animar a los que se desalientan. Deberán, por tanto, poseer una fuerte personalidad, constancia y paciencia. La misión del jefe es decisiva.

Los formadores del grupo deben estar animados de un gran espíritu de solidaridad.

F ic h e r o .— Debe llevarse un fichero, siquiera elemental, con tres apartados:

a) Por personas entrevistadas o visitadas.b) Por documentación de lo leído, libros y monografías.c) Por materias estudiadas: pueblos, escuelas, trabajo, sindi­

cato, etc. Por ejemplo, si hemos visitado una fábrica, de los datos recogidos unos pertenecerán a trabajo, otros a ideas religiosas, familia, etc. Estos datos se incluirán en el fichero por materias y, asimismo, se duplicarán en el fichero por personas a quienes he­mos preguntado.

Algunos aconsejan un doble fichero, uno por unidad geográfica, otro por unidad temática.

Es conveniente encabezar las fichas con una sigla (letra, nú­mero o signo), para indicar el estado de credibilidad del material contenido en ellas. Así:

* Superficial.* Poco segura.* Utilizable.* Exacta en casi todo.* Rigurosamente objetiva.

Normas para la entrevista personal.

1. ° Elegir bien el lugar y tiempo de la entrevista. Así un obre­ro en la fábrica o en una manifestación o mitin, se ve más do­minado por los apetitos sensitivos y por la imaginación.

Una persona no podrá dar un juicio sereno sobre personas e instituciones, si con éstas poco antes ha tenido disgustos, aunque sean pasajeros.

2. ° Se debe observar atentamente el ambiente y el comporta­miento exterior del entrevistado.

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Hay un aspecto que debemos tener en cuenta: Cuanto más im­portante y más responsable es la persona entrevistada (o la cues­tión misma sea más importante y delicada) tanto mayor es la pro­babilidad de obtener una respuesta insatisfactoria. Serán entonces las reticencias, las reacciones a preguntas puestas a bocajarro, las que nos mostrarán la pista de las ideas o sentimientos.

3. ü Conviene con frecuencia citar textualmente, en parte al menos, las palabras del informante.

4. ° La entrevista ha de realizarse en el tono de una conversa­ción fluida y normal, que debe dirigir el entrevistador.

Cuando la fluidez de la entrevista exija abandonar el orden lógico de las preguntas, debe dejarse sin reparos. Tratándose de encuestas dentro del ámbito reducido parroquial restaría esponta­neidad e incluso podría resultar extraño tomar notas escritas ante el entrevistado. Estas se tomarán después.

Además de los datos recogidos, directa y personalmente, de­ben buscarse los datos recopilados por otros. Eso tiene gran uti­lidad para completar la visión de una realidad social, actual y vi­viente, pero es de absoluta necesidad en los estudios históricos de sociología religiosa.

Las fuentes a las que se puede recurrir pueden ser las si­guientes:

1. Archivos de las curias diocesanas.— En toda curia existenarchivos diocesanos a tenor del canon 375. Los documentos secre­tos están guardados en el archivo secreto, al que no se debe per­mitir el acceso. *

La utilidad del archivo público varía mucho según los fines de la investigación socio-religiosa. En todo caso, allí está descrita la historia religiosa de la diócesis y puede dar una idea del movi­miento sacramental de los diversos años, ya que los párrocos de­ben enviar una relación y, en virtud del canon 385, duplicar los inventarios y catálogos parroquiales.

2. Archivos parroquiales.— En virtud del canon 470, «el párro­co debe llevar un libro de bautizados, confirmados, de matrimonios y difuntos, y procurar con esmero, en cuanto le sea posible, un libro relativo al estado de las almas». Todos estos libros se guar­darán en el archivo parroquial.

Está claro el interés que, para un completo y más científico estudio de los diversos aspectos de la vida religiosa, ofrecen los libros de «estado de almas» en las diversas épocas.

También en el archivo de la mayoría de las parroquias se guar­dan libros de cofradías, asociaciones, etc., relación del movimiento

34 — oíndice

parroquial en los diversos tiempos. Todo esto tiene una importan­cia, a veces decisiva para la visión actual, en su dimensión his­tórica, de la religiosidad parroquial.

En riqueza histórica, los archivos parroquiales españoles su­peran a los de cualquier otra nación.

3. Archivos particulares.— Son éstos archivos de Cofradías, Instituciones Benéfico-sociales, Culturales, etc. Los archivos de las Ordenes o Congregaciones darán materia para el estudio, no sólo de la Congregación, sino también de las obras apostólicas a ella encomendadas o por ella realizadas.

4. Archivos municipales o judiciales.— El material es muy di­verso, según las atribuciones dadas a los Ayuntamientos o la ca­tegoría de la sede judicial. Puede encontrar el registro, al menos sumario de la propiedad, contribución de cada vecino, cultivos, sa­nidad y delincuencia, a la vez que nos será posible obtener datos sobre el desarrollo de las diversas obras sociales, benéficas, cul­turales y administrativas encomendadas al Ayuntamiento.

5. Archivo o Biblioteca Nacional.— Para estudiar un ámbito más extenso el estudio de los archivos nacionales puede ser de gran utilidad, sobre todo el del Ministerio de Justicia, al que suele estar encomendada la sección de asuntos eclesiásticos (1).

6. Literatura y bibliografía.— Geografía, economía, monografías, etcétera, sobre el lugar que se estudia. Es útil también, si se pue­de consultar cómodamente las noticias periodísticas que sobre el lugar se hayan ido dando.

Fuente de primer orden son los anuarios y guías. Conteniendo datos oficiales o privados de primera mano (2).

(1) El Ministerio de Cultos comenzó a publicar en el siglo XVIII las «Guías del Estado eclesiástico». De estas Guías conservadas en la Bi­blioteca Nacional, la Guía de la Iglesia en España, suplemento 1956, ha resucitado serias estadísticas de subido interés para el sociólogo: Fue­ron también útilísimas las relaciones de las ordenaciones sacerdotales enviadas al Ministerio de Cultos en el estudio del canónigo Boulard sobre el clero francés. Gracias a ellas pudo describir la evolución del clero francés de un siglo a esta parte.

(2) Citemos entre los más útiles: «Anuario Pontificio»; «Guía de la Iglesia Española» y «La Acción Católica Española»; Anuario Estadístico.

— 35 Oíndice

III. La parroquia en la zona

NECESIDAD DEL ESTUDIO SOCIO-PASTORAL DE ZONA

Ninguna comunidad es una isla social. La parroquia rural, y mu­cho más urbana, hay que estudiarla en el entramado más extenso de la zona natural, de la diócesis, del país.

Un mismo subsuelo natural, demográfico, económico, cultural, histórico, etc., condiciona las valoraciones, las costumbres, las ac­titudes humanas en general y, por consiguiente, las religiosas.

De la pastoral parroquial debe partirse hacia la pastoral de zo^a, de diócesis y de país, pues la situación religiosa y social circundante contagia necesariamente la situación de cualquier co­munidad parroquial.

Sobre todo es necesario medir la situación y el influjo socio- religioso de la cabecera de zona, por la creciente intensificación del influjo urbano.

Cada vez será más necesario este estudio global, por la fluidez de las comunicaciones mecánicas, de los intercambios sociales, etcétera, que han roto las invisibles, pero reales, murallas de otros tiempos. Hoy las distancias se acortan cada vez más.

LA CIUDAD COMO «UNIVERSO» Y COMO UNIDAD SOCIAL

¿.ey general de toda evolución es el crecimiento de la comple­jidad orgánica en los seres que progresan, así como la atomización desintegradora de los que se encuentran en su estadio final. No es una excepción la demografía.

El proceso socializador se intensifica en la ciudad. Surge la red tupida de asociaciones, grupos y servicios con los que el hombre se interrelaciona para satisfacer necesidades de toda índole. Pero el peligro de la inflación acecha también aquí, en el campo de lo social, no sólo en el desarrollo económico. Tales grupos y asocia­ciones no contribuyen generalmente a crear relaciones primarias, verdaderamente entrañables, definitivas para la vida del hombre. Ni siquiera la parroquia, centro donde se «cumple» y nada más.

El obrero encuentra una mayor afinidad espiritual con los otros obreros del tajo o de la fábrica que con el anónimo vecindario,

36 — oíndice

compuesto quizás por burócratas y profesionales. El joven se en­cuentra bien con otros jóvenes de su club, que pueden no ser los del barrio. El tiempo de trabajar y el tiempo de holgar no se re­mansa en el territorio donde se vive con los que allí viven, sino que se encauza en asociaciones y grupos que discurren a lo largo de toda la ciudad, acrecidos selectivamente por todos aquellos que tienen una misma afinidad laboral, psicológica y humana en ge­neral.

La ciudad como «universo» se convierte en un complejo orga­nismo social: zonas urbanas que son núcleos de servicios, zonas o poblados dormitorios, zonas de recreo, pulmones de la ciudad.

La ciudad, por grande que sea y precisamente cuanto mayor es, no puede cuadricularse sociológicamente; cada zona cumple una misión preferente dentro de la comunidad total.

Las unidades de estudio socio-pastoral transcienden por tanto toda base territorial.

A nivel de ciudad, por tanto, se deberían estudiar:— los grupos socio-económicos: situación y actitudes religio­

sas del mundo obrero, agricultor, afecto a! comercio, a los servicios, universitario, etc.;

— los grupos homogéneos, con mentalidad, sistemas de va­lores, etc., semejantes; v. g.: aristocracia, los movimientos juveniles más recientes, etc.;

— agrupaciones políticas, culturales, etc.

LA ZONA URBANA COMO UNIDAD SOCIOLOGICA Y TERRITORIAL

La parroquia, en todo caso, en el entramado urbano, forma una zona territorial.

Esta zona sociológica ha de coincidir, en lo posible, con la zona pastoral y aún con las divisiones jurídicas de la diócesis.

Sólo una atenta observación de las realidades urbanísticas, de­mográficas y sociológicas, puede darnos los criterios para dife* renciar las diversas zonas urbanas.

«En las viejas ciudades medievales, las calles, estrechas y es­quinadas, señalaban con mayor acentuación las diferencias socio­lógicas: con frecuencia las mismas profesiones y gremios habi­taban las mismas calles o barrios.

Más tarde los restos de fosos de antiguas edificaciones die­ron lugar en muchas ciudades, como París, a los Boulevares.

Las rectilíneas e interminables avenidas son fenómeno de la ciudad moderna o de la parte moderna de las ciudades viejas.

— 37 oíndice

Esta gran ciudad moderna o modernizada es un hacinamiento deshumanizante de casas.

Las tendencias modernas apuntan pujantemente a desintegrar, a ser posible, el enorme monstruo informe de la ciudad en colo­nias o barrios. Es lo que han llamado los ingleses «unidades ve­cinales». De esta forma será más fácil distinguir que forman una zona.

Por otra parte, la ciudad se asemeja en la red de sus callejas, calles, avenidas y plazas y lugares de centro, a un complicado sis­tema hidrográfico. Algunas calles sólo son transitadas por sus moradores a la ida y a la vuelta de sus actividades, estas calles son afluentes de calles más importantes, que suelen desembocar a su vez en las grandes arterias urbanas.

Tales arterias confluyen en los puntos neurálgicos de comuni­caciones, corazones de la gran ciudad que redistribuyen de nuevo a los que llegan.

Estas corrientes, demográficas, internas de la gran ciudad, con­figuran por sí solas las peculiaridades de cada zona.

LA ZONA CONFIGURA LA PARROQUIA

La parroquia, según se halle situada en una u otra zona, tendrá fisonomía diversa. Podemos distinguir la parroquia del centro ur­bano, la situada en el cogollo donde se aglomeran los organismos administrativos, grandes comercios, oficinas, etc. El número de fieles generalmente es menor, y su liturgia, su predicación y sus servicios deben dirigirse a «los huéspedes» que concurren la zona. No se pueden caracterizar por su espíritu comunitario y atraen, sobre todo, por su especialización en los diversos servicios pasto­rales y litúrgicos.

La parroquia de zonas residenciales goza de la estabilidad de los fieles y la vida comunitaria debe ser intensa y solidaria con el resto de la ciudad. Por otra parte, son parroquias de feligresía rica económicamente, sus servicios sociales suelen ser pocos o nin­guno.

Las parroquias de suburbio, por el contrario, se distinguen por la peculiar intensidad que debe darse a los servicios sociales. Con frecuencia, las escuelas, dispensarios, locales de recreo, etc., tie­nen un movimiento y ocupan una actividad pastoral que supera con mucho a la estrictamente religiosa. La movilidad domiciliaria de las familias suele ser muy grande.

38 — oíndice

ZONAS RURALES

Boulard propone así la delimitación de la zona rural:1) Será primero de gran utilidad delimitar la zona de relacio­

nes humanas más frecuentes. Así, por ejemplo, en el mapa de líneas regulares de viajeros, el de las comunicaciones telefónicas más frecuentes, etc., delimitarán la gran región dentro de la que debemos determinar las «zonas humanas».

2) Sobre un mapa así anotado, un observador competente, co­nocedor profundo de! terreno y de las gentes, traza sin dudar las «zonas». ¿Qué criterios se requieren para el trazado? Pueden ser varios: la producción agrícola, la actividad profesional predominan­te, la densidad demográfica, el relieve geográfico, la emigración diaria o frecuente a otros centros.

3) Hecho esto, es conveniente someter al juicio de personas responsables, sacerdotes de la región o seglares competentes, las delimitaciones hechas.

Esta zona aparece así como el verdadero nudo de la actividad apostólica. En ella, de común acuerdo y colaboración entre todos los sacerdotes, deben procurar vigorizar la Acción Católica, la formación litúrgica, la solidaridad de las gentes, las reuniones pastorales entre los sacerdotes y, sobre todo, fomentar la amis­tad y contacto entre ellos.

Si se trata de pequeñas aldeas que se desintegran, es necesa­ria la planificación económica, social y cultural, y también pastora!, para que siga subsistiendo un latido de vida y de vigor.

LA UNION MICRO-MAGRO

Una etapa del estudio socio-religioso, tanto en el campo como en la ciudad, es la unión micro-macro. Este término es ininteligi­ble para muchas personas, pero corriente en el lenguaje de la in­vestigación socio-religiosa.

Por análisis «micro» se entiende el estudio de unidades peque­ñas: parroquias, comunidades, asociaciones, arciprestazgos, etc. Por análisis «macro» el estudio de unidades o movimientos de gran amplitud.

Existe, por ejemplo, la mentalidad o atmósfera masónica, libe­ral, comunista; movimientos culturales o sociales de grandes di­mensiones que conviene estudiar para ver su influjo en las uni­dades «micro».

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índice

Estas corrientes de pensamiento unen o dividen, influencian países, naciones, continentes, clases sociales. Es necesario un co­nocimiento preciso de su origen, evolución y fuerza de atracción.

CARACTERISTICAS DE LA ZONA

Estudiaremos las siguientes características de la zona:1. Demográficas.2. Producción económica:

— Agricultura.— Industria.— Comercio y servicios.

3. Socio-económicas.4. Culturales.5. Valoraciones morales.6. Actitudes religiosas.

1. Demográficas.

1.1. Indíquese la magnitud, distancia y características princi­pales de los núcleos de población de la zona.

1.2. Observaciones generales sobre la curva de natalidad. In­troducción, si existe, de métodos restrictivos de natali­dad, en algunas poblaciones cercanas o niveles sociales, tratándose de ciudad.

1.3. Observaciones sobre el envejecimiento o rejuvenecimien­to medio en la pirámide de la edad de la población. Indi' quense sus causas: migraciones, menos o más nacimien­tos o defunciones, etc.

1.4. Nótense Vas tendencias emigratorias o inmigratorias de la población de la zona, núcleos de población que emitan o absorban mayor número de población migratoria. Cau­sas de estos fenómenos. Observaciones sobre la inten­sidad diversa, si existe, entre la emigración de la mujer y del hombre. Causas de la diferencia, si existe. Países, provincias y poblaciones de donde principalmente pro­vienen los inmigrados a la zona o a donde van los emi­grados de la zona.

2. Producción económica.

2.1. Agricultura. Indíquese, en líneas generales y en lo más aproximado posible, la población dedicada a la agricul­

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oíndice

tura, cultivos predominantes, régimen de la propiedad (minifundio, latifundio). Problemas planteados por una

economía eminentemente agraria o viceversa. Situación técnica y productividad de la agricultura y ganadería.

Núcleos de población característicos por su inmovilis- mo económico-social o, por el contrario, por su desarrolli dentro de la zona y muy diferenciados del resto, etc.

2.2. Industria. Núcleos industriales. Características de esta industria: de transformación agraria, pequeña industria, grandes empresas. Predominio, si existe, de una actividad industrial característica de la zona. Situación expansiva o regresiva de la industria. Población industrial en cifras aproximadas. Indíquese si alternan el trabajo industrial con el agrícola. Hábitos, costumbres y actitudes: indíquese si éstas siguen siendo las características de la población agrícola, aún en los obreros de la industria, si se diferen- cían claramente de los de la población agrícola o dedicada a los servicios. Problemas y tensiones laborales, etc. In- diquense, como se hizo en 2.1., las localidades de la zona que resalten alguno de estos fenómenos.

2.3. Comercio y servicios. Complejo comercial de la zona. In- díquense los núcleos de población a donde acuden de otros localidades de la zona a realizar compras. Si existen lo­calidades que habitualmente realizan las compras no dia­rias y alimenticias en otras localidades, y, a su vez, los centros donde éstas y aquéllas acuden para el comercio más importante o especializado; v.g.: maquinaria, moda, librería, etc. Situación da los pequeños comerciantes, ten­dencias, si existe el agrupamiento comercial y la crea­ción de grandes almacenes. Ferias y mercados comarca­les. Nótense los centros o el centro de los servicios es­pecializados: médicos especialistas, clínicas, servicios ju­rídicos, gestorías, bancos, etc. Poblaciones donde predo mine la población dedicada a los servicios en la zona. Jui­cio general sobre la situación en la zona de los servicios de transporte de viajeros y mercancías, de comunicación telefónica, telegráfica y correos, sanitarios, municipales, policía, etc.

3. Características socio-económicas.

Observaciones generales sobre la composición de la población

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índice

agrícola de la zona: jornalera, clase media agrícola, labradores acomodados, terratenientes.

Indíquese si entre estos diversos estratos existe clasismo y separación en las costumbres, en el trato, en la frecuentación de distintos lugares de esparcimiento y diversión; si existen en la zona rastros de caciquismo; si se han establecido grupos familiares oligárquicos de presión económico-social, con acaparamiento fre­cuente de los cargos directivos en los municipios y en la zona.

Del mismo modo obsérvese la diferente composición de la po­blación dedicada en las empresas industriales, el comercio y los servicios.

Tensiones sociales y políticas existentes, entre los diversos estratos sociales. Tendencia a la asimilación o al distanciamiento de los status sociales.

4. Cultura.

Manifestaciones comunes del folklore; celebración de fiestas locales; romerías; tradiciones más arraigadas.

Grado de instrucción: analfabetismo en la zona; grado de recep- tibilidad en la población a las nuevas ideas y costumbres; los adelantos técnicos, la moda o, por el contrario, pervivencia de métodos rutinarios y aversión a lo nuevo. Diferentes actitudes se­gún grupos de edad. Núcleos de población más abiertos o más cerrados. Su influjo en el resto de la zona. Centros de cultura de la zona que ejerzan mayor influjo; transformaciones notorias.

Indíquense las causas principales de estas transformaciones culturales: mayor movilidad de la población, turismo, migración, medios de comunicación social (televisión, prensa, etc.), campañas de promoción cultural, cambios en el nivel económico, etc.

5. Valoraciones morales.

Cambio de actitudes ante la injusticia; ante las diferencias mo­rales; control social y actitudes en la moral sexual; criterios am­plios y actitudes que cohonestan ciertos vicios y pecados; cri­terios estrechos ante otros vicios y pecados duramente reproba­dos. Deformaciones de conciencia más habituales socialmente. Di­ferencias de valoraciones morales entre generaciones.

6. Breve descripción de las características religiosas de la zona.

Situación diversa, si existe, entre grupos de pueblos dentro de

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índice

la misma zona y causas de este dimorfismo. Estas causas suelen adentrarse en tiempos pasados: se da con frecuencia el caso de pueblos contiguos con diferente comportamiento religioso, debido a una difarnte pastoración o a la introducción o no de factores económicos, sociales o culturales, cristianizadores o descristiani- zadores.

OCASIONES Y FORMAS DE MUTUA RELACION VECINAL

Mutua dependencia en lo económico si existe:— fábricas que absorben la producción agrícola de la zona,

mercados comunes de la zona;— centros industriales que absorben mano de obra de otros

núcleos de población en l<a zona; influjo en la transforma­ción de las costumbres, valoraciones y tensiones sociales, etcétera;

— movimiento de población dentro de la zona, frecuencia de matrimonios entre jóvenes de distintas localidades dentro de la zona;

— traslado frecuente en la zona para la diversión: fiestas, es­pectáculos, deportes, relaciones entre muchachos, etc.;

— organizaciones politices, sociales, religiosas, etc., comunes a la zona.

DESCRIPCION DEL CONJUNTO

Paisaje físico de la zona. Descripción general de:1) Su paisaje, sus estructuras físicas, montes, ríos.2) Sus fuentes de riqueza y posibilidades agrícolas, ganaderas,

mineras.3) Su infraestructura: vías de comunicación; regadíos, distri­

bución de energía eléctrica.4) Población de la zona, tendencias a crecer o decrecer la

población en ella. Breve historia social de la zona. Acon­tecimientos históricos que hayan influido más en su confi­guración humana y social; v.g.: dependencia secular de «señoríos»; acontecimientos principales de luchas políticas y sociales; su posible transformación y trascendencia re­ligiosa; construcción de grandes obras, regadíos o fábri­cas, urbanizaciones, etc.

— 43 oíndice

SINTESIS SOBRE EL INFLUJO ACTUAL EN LA PARROQUIA DEFACTORES COMUNES A TODA LA ZONA

RELIGION.— En qué medida favorecen u obstaculizan la situa­ción religiosa de las parroquias circunvecinas, la pastoral (o la falta de pastoral) ejercida en otros tiempos y en éstos, o los fac­tores de descristianización radicados en ellos (grupos radicales irreligiosos, centros de propaganda, personalidades, etc.).

MORALIDAD.— Del mismo modo las valoraciones y actitudes morales se influencian. Es difícil mantener la honestidad en la guarda de la justicia social y la moral de los negocios en una pe­queña localidad si la corrupción o la injusticia es norma frecuen­te en la cabecera de la zona, de la que depende social y ecorómi- camente aquella localidad.

Igualmente no sirven ya hoy algunos procedimientos pastora­les del cura de Ars: despedir de la aldea a los músicos del baile. Fácilmente jóvenes y mayores se trasladan a otro lugar, si en es­tos centros zonales de diversión domina, v.g., la licencia en las costumbres, en las ideas o en las aptitudes ante los valores mo­rales, pretender guardar las buenas costumbres en una parroquia que gira a la órbita de otra con distinto nivel moral, es como pre­tender guardar el agua en una cesta. Analícese, por tanto, en qué medida, la situación circundante general en una parroquia rural y mucho más en una parroquia urbana, condiciona la moralidad de la parroquia propia que se estudia.

SITUACION ECONOMICO-SOCIAL. — Dentro de la evolución económico social de la zona, indicar en qué grado de nivel econó­mico, de adelanto técnico, de promoción económico-social de las clases más humildes o de probabilidades económicas queda la parroquia. No es, con frecuencia, posible una economía de cam­panario, sino que son necesarias planificaciones económico-sociales más amplias.

CULTURA.— Influjo que ejercen dentro del ámbito parroquial las ideas, las noticias, (as programaciones que provienen de los medios de comunicación social. Colegios, academias, centros de enseñanza en general, que influyen principalmente. Grado de opor­tunidad para la formación, en la cultura, de la parroquia, en com­paración con el resto de la zona.

PLANIFICACION DE ACTIVIDADES COMUNES

Se ha realizado así una somera reflexión sobre la zona, intro-

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ductoria al estudio de la parroquia, y explorado el grado mayor o menor de interdependencia de sus grupos de población en la po­blación, economía (agricultura, industria, comercio y servicios), ex­plorados los grupos socio-económicos de que se compone la po­blación, sus manifestaciones culturales comunes y las actitudes morales y religiosas. Conviene ahora como hipótesis, a reformar tras el estudio posterior más exhaustivo de la zona, plantearse una serie de iniciaitvas y proyectos comunes a toda la zona:

— económicos: centros industriales; organización cooperativa; reorganización agrícola, etc.

— Preparación de emigrantes; recepción y asimilación de emi­grados; organización de servicios comunes según predomi­ne la población anciana, juvenil o infantil, etc.

Trabajo en equipo para solucionar las causas de tensiones so­ciales o para facilitar la movilidad social, esto es el más fácil paso de un «status social» a otro.

Medios comunes para introducir el adelantamiento social, des­pertar la rutina, establecer centros de educación y adiestramiento, según las necesidades de la zona.

Iniciativas para un plan conjunto de acción pastoral, a la vista de las tendencias religiosas y morales, de los cambios introduci­dos en los valores por las distintas generaciones, y teniendo en cuenta los efectivos actuales del clero, asociaciones, templos y obras apostólicas, así como sus legítimos y concretos fines dentro de la Iglesia.

No se trata, sin embargo, de trazar un plan de acción pastoral acabado. Este será resultado, repetimos, del estudio de toda la zona; a partir de cada una de las parroquias. Consígnense única­mente las observaciones para un plan futuro de acción pastoral de zona.

-4 5 oíndice

IV. El acondicionamiento económico-social de la parroquia

INTRODUCCION

Las materias que se estudian en este capítulo suelen explanar­se más ampliamente en otros estudios. Son suficientes, sin em­bargo, para un estudio pastoral socio-religioso; no tratamos de hacer un estudio exhaustivo socio-económico.

En otros tiempos la vida económica, organizada en hermanda­des, cofradías y gremios, tuvo gran influjo en la vida religiosa, y la Iglesia sobre ellas. Hoy la actividad económico-social tiende, en un proceso general, a secularizarse.

Los cambios económicos son tan profundos que influyen en las valoraciones todas del Ijombre, sin excluir las religiosas y morales, transformando las concepciones y condiciones milenarias de la vi­da social.

Ya no sirve hablar de cultura rural o pretécnica y cultura téc­nica o urbana, pues la cultura rural y urbana se entremezclan sin fronteras. Mientras algunas ciudades pueden permanecer dormidas en el medioeval medio natural, otras, más pequeñas, de economía agrícola, han sido transformadas por el medio técnico. Es distinto, por tanto, hablar de cultura pretécnica y rural que de economía rural; sin embargo, pueden condicionarse y en todo caso es ne­cesario estudiar por qué razones ha existido ese cambio.

Según que la economía del lugar donde esté enclavada la pa­rroquia sea predominantemente agrícola, industrial o de servicios, habrá que redactar con mayor cuidado la ficha correspondiente a la actividad principal. Así, por ejemplo, en una parroquia rural los pocos obreros, comerciantes, afectos a los servicios, etc., tie­nen una mentalidad rural y viven pendientes de lo agrario.

SOCIOLOGIA RURAL DE LA PARROQUIA

1) Población agrícola. Categoría socio-económica. Son muy distintas las apreciaciones de categorías existentes en un lugar

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concreto a las que puedan establecerse teóricamente con un libro de economía o sociología. Por ejemplo, ante el actual cambio y desorrolio económico-scial tan dispar en las diversas ramas de producción y en el que el campo se rezaga cada vez más, las que comunmente se llaman, en extensas zonas, clases medias agríco­las, no son sino clase miserable agrícola, porque los modernos adelantos técnicos rebasan las posibilidades de la antigua pequeña empresa familiar, y los ingresos son muy inferiores, no sólo a los obreros sino aún a veces a los mismos jornaleros.

Sin embargo, en los ambientes rurales esa apreciación local tiene aún significado y vigencia, por la diversa estabilidad de la familia, status social, etc.

Por esta razón, de modo indicativo, proceden establecerse las siguientes categorías socio-económicas:

a) Jornaleros (la mayor parte de sus ingresos provienen del trabajo por cuenta ajena).

b) Pequeños empresarios agrícolas (la mayor parte de los ingresos provienen del cultivo directo, aunque a veces tengan que completarlo con la eventual prestación de tra­bajos por cuenta ajena).

c) Empresarios medios agrícolas (la totalidad o casi totali­dad de sus ingresos provienen del cultivo directo con mo­derna maquinaria, eventualmente pueden usar mano de obra ajena).

d) Empresarios agrícolas acomodados (cultivadores directos, que necesitan y usan habitualmente de mano de obra ex­traña a la familia).

e) Latifundistas, que habitualmente no cultivan directamente sus grandes fincas, sino establecen contratos diversos de arrendamiento, medierías, enfiteusis, etc.

Descríbanse a continuación el total de personas y de población activa según la categoría socio-económica y la renta anual media calculada. Puesto que, como hemos dicho, en grandes zonas agrí­colas la categoría socio-económica no es paralela a los ingresos, háganse las observaciones pertinentes sobre situación y evolución de las distintas categorías en el espacio que se resérva.

Cultivos.

Descríbanse los principales cultivos; las épocas en que exigen un trabajo intenso y en que puede ocasionar desempleo estacional

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o paro encubierto, las hectáreas dedicadas y finalmente las ob- serváciones sobre la rentabilidad de dichos cultivos.

híáganse las observaciones que se crean pertinentes sobre el trabajo de la mujer, y del niño de edad escolar, la evolución notada en este sentido; los cambios introducidos, que modifican la rudeza del trabajo agrícola, etc. Es de extraordinaria importan­cia hacer constar la repercusión que los cambios, en el trabajo de los niños y mujeres y en la cualidad del trabajo, pueden tener en la posibilidad de una mayor cultura humana y religiosa y en una transformación de la condición de la mujer; en las mismas cos­tumbres, v.g.: un tractor que elimina el ganado de tracción puede hacer más por la desaparición de la blasfemia que una campaña de sermones.

La rapidez con que los medios técnicos resuelven las faenas de recolección, siembra, etc., originan una situación nueva: el aumento del ocio y tiempo libre. ¿Es esto así?, ¿en qué medida?, ¿cómo se emplea?, etc.

Historia de la propiedad. Conviene tener una panorámica his­tórica de la propiedad agrícola, desde los tiempos a que alcancen los documentos escritos o la tradición local. Formas de dominio, efectos de la desamortización, obreros y apropiaciones indebidas, proyectos de reforma agraria en tiempos de la República y actual mente, obras de colonización, situación y tendencia actual a con­centrarse o dividirse la propiedad. Causas de estas tendencias, si' tuaciones anormales. Consideraciones generales sobre la situación.

Historia de los cultivos. Variaciones o inmovilismo en los cul­tivos, rutina o inquietud de mejora en las semillas, abonado, ape­ros de labranza.

Comercialización de los productos: Existencia de métodos abu­sivos de usura, mayoristas, representantes; márgenes de los inter­mediarios. Organización social agraria existente y posible: Her­mandades del Campo, Cooperativas, Asociaciones de riego, su ac­ción; solidaridad; defectos principales. Sugerencias de necesida­des de organización de cooperativas de ahorro y crédito, Cajas Rurales de maquinaria en común, de bodegas, almazaras, fábricas conserveras, transformadoras de los productos ganaderos, orga­nización de la compra y comercialización en común.

Paro estacionario.

La intensidad del trabajo puede ser indicada por el siguiente cuadro:

48 — oíndice

SITUACION DEL EMPLEO

E n e r o F e b r e r o M a r z o A b r i l M a y o J u n i o J u l i o A g o s t o S e p t i e m O c t u b r e N o v i e . O i c i e m .

En el cuadro, la parte superior indica cada uno da los meses y la numeración vertical indica: 0, paro total o casi total; 1f paro encubierto; 2, trabajo normal; 3, trabajo intensivo sin necesidad de mano de obra; 4, trabajo extraordinario en que es necesaria más mano de obra que la existente.

Ganadería.

Los datos del censo ganadero pueden constar en las monogra­fías provinciales del Instituto Nacional de Estadística o en la do­cumentación de la Hermandad de Labradores y Ganaderos. Es con­veniente consignar la forma y transformaciones técnicas en la e x ­p lo t a c ió n ganadera; las posibilidades y las industrias derivadas.

Minería y canteras, bosques, caza, pesca.

Estas actividades son normalmente marginales en el conjunto de la producción primaria. Sin embargo la pesca o las actividades forestales pueden tener especial importancia o ser las más impor­tantes en determinados pueblos o zonas. Si se trata de la explo­tación forestal valen casi todos los apartados indicados al tratar sobre la agricultura; si se trata de pueblo o ciudad pesquera es conveniente llenar los siguientes apartados: Paro estacionario; or­ganización social pesquera, cofradías, cooperativas, formas de ex­plotación, técnica, trabajo de la mujer y del niño, añadiendo las observaciones peculiares sobre la situación cultural, sanitaria, eco­nómica, social y religiosa de los pescadores. Refléjense también los fenómenos, situaciones, necesidades más peculiares y que me­rezcan ser resaltadas.

— 49 oíndice

INDUSTRIA

La empresa industrial.

Especifíqirense las empresas, la producción aproximada; su fo r ma jurídica (cooperativa, empresa estatal, sociedad anónima, pro­piedad mayoritaria, particular, etc.); enjuicíese su situación eco­nómica, proceso de autofinanciación, etc., de la misma empresa, del mismo modo, la situación en ella de los trabajadores; métodos empleados para su participación en los beneficios y la gestión, tensiones sociales existentes.

Si se trata de una ciudad o núcleo de población cuyos límites son más extensos que los de la parroquia, los datos han de refe­rirse a las empresas aunque no estén ubicadas en los límites pa­rroquiales. No existen límites para el capital y trabajo, y los in- fluyos socio-religiosos repercuten en la propia feligresía.

Cuando la parroquia se halla entrañada en una gran ciudad, es imposible referir las empresas industriales donde los feligreses trabajan. Estos se hallan engarzados en múltiples actividades, ca­tegorías y ramas de la producción industrial. Unicamente se po­drán describir los principales grupos laborales a los que pertene­ce la población activa de la feligresía. Estos datos podrán extraer­se de la ficha de censos parroquiales, donde figuran los aparta­dos: «Empresa y categoría social». Ya advertimos que estos datos pueden recogerlos todas las fichas o al menos una parte de ellas, seleccionada como muestra.

Del mismo modo, y por muestreo, pueden establecerse corre­laciones entre: grupos profesionales - situación económico-social - vida religiosa - moralidad.

Horarios de trabajo.

Reviste especial interés señalar los horarios de trabajo. La me­dida del tiempo tiene otro ritmo en la ciudad, o mejor en un clima o cultura técnica, que en el campo. La ciudad, la gran ciudad es como un inmenso corazón que recoge a determinadas horas y en determinados lugares a la población, para lanzarla de nuevo a otras horas (las horas punta), a todo el tejido urbano. En este pálpito demográfico, la ciudad padece exagerada traquicardía.

Los horarios de trabajo, las múltiples relaciones con organis­mos, instituciones y personas a que obliga la creciente sociali­zación, descuartizan y envilecen en continuos transportes la vida del hombre. El observador no puede menos de darse cuenta de

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la laxitud de los viajeros, sonnolientos a la mañana, y cansados a la tarde... Más aun que la vida ficticia que vibra en las máquinas, los transportes bicuotidianos miden esta muerte lenta y esta de­gradación de la clase obrera.

Mostramos un ejemplo de horario en una ciudad industrial y minera:

— 51 Oí n d i c e

be los horarios que se describan y de las observaciones reali­zadas, deduzcánse los resultados sobre la vida familiar, el cum­plimiento del precepto dominical, la extensión real de la jornada laboral: trabajo-transportes y sus repercusiones físicas, morales, sociales, etc.

ARTESANIA

Situación, posibilidades, problemas.

En ambientes exclusivamente rurales o en las grandes urbes, con eminente cultura técnica e industrial, la artesanía reviste p o c a importancia. Pero es frecuente encontrar núcleos de población o zonas con gran tradición artesana. Están en decadencia en la ma­yor frecuencia de casos, pero a veces tienen posibilidades de re cuperación económica, si se organizan cooperativamente y se cam­bia la producción, previa una formación profesional. A la artesa­nía del bordado, confección, juguetería, alfarería, madera, etc., se le abre de nuevo un esperanzador porvenir, por el movimiento tu­rístico y la apertura de mercados en países donde existe un nivel de vida de opulencia.

Indíquese, por tanto, no sólo la situación, sino las posibilida­des, dificultades y la organización de las actividades artesanas.

COMERCIO

Establecimientos.

Alimentación, vestido, calzado, maquinaria y herramientas, etc, Número de empleados en los mismos. Horario laboral y festivo. Observaciones sobre su situación económica (v.g.: fraccionamien­to excesivo, márgenes comerciales, futuro previsible, situación social de los empleados, soluciones intentadas o posibles, como el cooperativismo, ámbito de irradiación dentro de la zona del co­mercio local, nuevas tendencias del comercio, etc.).

Formas especiales del comercio.

Ferias y mercados, su radio de influencia, proceso de floreci­miento o decadencia. Sociedades o personas dedicadas al comer­cio mayorista de los productos del campo, industriales, etc.; ser­vicio social que prestan o abusos a los que dan origen.

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SERVICIOS

Comenzamos por los servicios que podríamos llamar también infraestructura social: Transportes y comunicaciones.

1. Transportes y comunicaciones. — Ferrocarriles y carreteras, su orden y núcleos de población más próximos. Volumen aproxi­mado del tonelaje de los transportes locales; vehículos existentes, servicios de líneas regulares de transporte.

Conviene observar el influjo cultural, la apertura económica, social, religiosa y mental que ha supuesto la apertura a nuevas rutas o la nueva utilización de las antiguas para el turismo, la in­dustria, etc.

Este apartado en las ciudades reviste mayor trascendencia aún. Las líneas de metro, tranvías, autobuses, condicionan las vertien­tes humanas y originan o pueden originar la afluencia o ausencia al templo parroquial de los feligreses que cumplen el precepto dominical y utilizan los servicios religiosos en otras parroquias o iglesias mejor comunicadas.

2. Servicios para situaciones de desvalimiento.— Antes de ha­cer constancia de los servicios sanitarios, es preciso medir las necesidades sanitarias para enjuiciar correctamente la suficiencia o insuficiencia de aquellos:

a) Principales enfermedades de carácter social; v.g,: la sili- ' cosis en zonas mineras, la tuberculosis en ciertas regiones cos­

teras dedicadas preferentemente a la pesca, las que provienen por insuficiencia o ilógica nutrición en ciertos ambientes rurales y suburbiales, los desequilibrios mentales en algunos núcleos ur­banos, etc. Causas. Repercusión social, moral y religiosa. Posibles remedios.

b) Enfermedades hereditarias, sobre todo en ambientes rurales cerrados, pequeños (donde casi todos emparentan) y nor­malmente subdesarrollados.

c) Invalidez, situación de los inválidos. Causas.d) Ancianidad. Problemas principales. Situación económica.

Centros residenciales necesarios. Posición del anciano dentro de la familia. Respeto, autoridad, desamparo, problemas de inadapta^ ción, etc. La situación difiere radicalmente entre los núcleos ur­banos y rurales. En éstos, el anciano suele conservar en la fami­lia patriarcal el dominio de sus tierras y la decisión empresarial; ello puede ser, con frecuencia, causa del subdesarrollo rural por la obstaculización a las iniciativas de los elementos más jóvenes y dinámicos.

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En la ciudad, el anciano se encuentra con más frecuencia en desamparo social, aunque económicamente está más asistido por la jubilación; dentro de la misma ciudad existen zonas de concen­tración preferente de los ancianos: v.g., centros residenciales antiguos.

e) Niñez. Aparecen pueblos con niños y pueblos de ancianos; barrios nuevos residenciales con una población infantil numerosa. Nos referimos ahora únicamente a la situación sanitaria de la in­fancia y a la necesidad o suficiencia de guarderías infantiles, so­bre todo en barrios residencíales obreros o de empleados. Las otras necesidades de centros educativos y la situación general en este aspecto vienen descritas en el capítulo VI.

Equipamiento: Para las necesidades anteriormente expresadas, descríbanse el equipo y los recursos: cuadro médico, farmacias, hospitales, clínicas, etc.

3. Servicios públicos.

a) Orden público, alumbrado, alcantarillado: Breves observa­ciones sobre la situación.

b) Centros de administración: Indíquese el funcionamiento de los servicios normales del municipio, juzgado, hermandades y de otros centros e instituciones de Derecho Público. Servicios in­existentes, pero necesarios o útiles y posibles.

o) Servicios benéficos: Las posibles situaciones o estados de invalidez, (ancianidad, niños, enfermos, etc.) se describieron an­teriormente en esta misma ficha, para deducir las necesidades de centros asistenciales. Este apartado se reserva para describir los centros asistenciales actualmente existentes.

4. Servicios recreativos y culturales.— A veces es muy difícil, por no decir imposible, deslindar las fronteras de lo recreativo y lo cultural. Podrán diferenciarse netamente un bar de una biblio­teca. Pero esta última también es recreo y aquel puede ser centro de difusión de la cultura (o incultura) y de la opinión; en todo caso existe toda una gama recreativo-cultural, como el cine y el tele­club. El cuestionario de este capítulo sobre servicios culturales y recreativos se deja abierto para que cada uno describa con la acentuación, que su importancia merezca, el número, ambiente, frecuentación, repercusión en las valoraciones y en la moral, de las salas de baile, cine y bares, en general, y especificando cate­gorías.

Es preciso, sin embargo, resaltar la importancia de algunos

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medios de difusión como el cine y la televisión, capaces de trans­formar la mentalidad y los criterios de toda una feligresía. Es so­bremanera importante reflexionar en las repercusiones sobre gru­pos de edad en los que influye principalmente; en las manifestar clones principales de este influjo y la formación o deformación que recibe el espectador.

5. Servicios bancarios y economía monetaria.— Cajas Rurales, de Ahorro, Centros bancarios existentes. ¿Emigra el dinero a tra­vés de estos canales hacia otros pueblos o zonas? O por el con­trario, el crédito es mayor que el ahorro. Breves observaciones sobre las deudas y el ahorro de los estamentos diversos de la fe­ligresía; compras aplazadas por letras; evolución en la mentalidad económica de la población (dónde se guardaba o dónde se guarda o se invierte el dinero; economía de ahorro o economía de con­sumo; grados de materialización económica, etc.). Causas de estos cambios.

NIVEL ECONOMICO

Los más pobres gastan casi todo en satisfacer la más primor­dial necesidad. A medida que los ingresos son mayores y crece el nivel humano y cultural, van creciendo proporcionalmente \ m gastos por otros conceptos, como se indican en el cuadro adjunto.

DETALLE DEL PORCENTAJE DE GASTO DIARIO POR PERSONA SEGUN SITUACION ECONOMICA

P r o f e s i ó n o s i t ú a

c i ó n e c o n ó m i c a

A l i m e n ­

tac iónVest ido C a s a

Ins t ruc­

c iónS a l u d

Espectá ­

culosV i a j e s Ah o rro

En él se pide el detalle del gasto diario medio por familia con dos hijos, según situación económica; no las cifras absolutas en pesetas, sino la proporción según conceptos. Una familia muy modesta gastará el 60 por ciento de sus ingresos en alimentación

— 55o

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y muy poco en viajes; una familia acomodada gastará, sin embar­go, un buen porcentaje en sostenimiento del vehículo, vacaciones de la familia, etc*. El concepto por alimentación es mucho menos elástico. Para conocer esta situación puede realizarse por tanto un muestreo corto entre familias de diferentes estamentos socia­les, que se dejan abiertos, pues variarán según se trate del cam­po o de la ciudad, y en ésta de una zona u otra.

Tiene especial importancia conocer esta evolución del nivel económico-social y examinar si ha ido emparejado con un creci­miento del nivel cultural y religioso.

LA VIVIENDA

Dos factores principalmente han agravado el problema de la vivienda, que presenta características distintas según zonas socio­económicas.

En primer lugar, la inmigración. El crecimiento demográfico, como una inundación de ciertas ciudades y pueblos; ello origina la creación de poblados de emergencia, el subarriendo y la escan­dalosa especulación de solares y de viviendas. También el nivel de vida ascendente y las condiciones cambiadas de la economía, hacen inhabitables gran parte de los viejos caserones rurales que con frecuencia tienen las viejas cuadras dentro de casa, no po­seen servicios higiénicos, poseen espacios perdidos en abundan­cia, son incómodas; carecen de lo necesario y abundan en lo in­necesario con graneros en plantas altas, desvanes, bodegas, etc. Acomodar la casa cuesta más que hacerla nueva.

N . 8D I S T R I B U C I O N P O R C A T E G O R I A N . ° d e f a m i ­

l i a s c o n v i -

v í e n d a j i n s u -

f i c i e n t e

C á l c u l o d e

p r o m e d i o d e

p e r s o n a p o r

h a b i t a c i ó n

A ñ o t o t a l d e

v i v i e n d a s L u j o s a s C o n f o r t a ­

b l e s

S u f i c i e n ­

te s

P o b r e s , p e r o s u f i *

c i e n t e sT u g u r i o s

56 —O

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Problema de vivienda, por tanto, tienen también las zonas más rurales de emigración.

MOVILIDAD SOCIO-PROFESIONAL

El organismo social va perdiendo cada día más su rigidez en las estructuras sociales, económicas, demográficas; el transvase y la asimilación son cada vez más fáciles.

Las observaciones que se aconsejan no se refieren al cambio de profesión de los que emigran o que inmigran, éstos general­mente cambian de profesión, con frecuencia de agricultores a obre­ros. Se trata de hacer constar la variedad de posibilidades en las distintas ramas del trabajo. Normalmente crece el número de los que pasan de las actividades primarias (agricultura y minería) a las secundarias (industria), y cada vez son más los dedicados a los servicios.

Existen poblaciones, sobre todo agrícolas, donde los horizon­tes profesionales se centran casi exclusivamente en la agricultu­ra y otros, sobre todo ciudades en que es frecuente el cambio de oficio, el paso de categorías laborales inferiores a superiores, etc.

Otras veces, determinadas categorías laborales se suceden tra­dicionalmente en el oficio, y otras poseen mayor movilidad pro­fesional. industrias, servicios, escuelas profesionales, aumento del nivel de vida, mayores oportunidades para los estudios, etc., pue­den hacer variar esta movilidad.

— 57 oíndice

V. Aspectos demográficosLa demografía tiene profundas repercusiones en la vida y acti­

tudes religiosas y morales.

MOVIMIENTO NATURAL DE LA POBLACION

Los datos sobre el número de feligreses, nacimientos, matri­monios, muertes y la estructura profesional de la población podrá encontrarse en los archivos de los ayuntamientos, sobre todo en las fechas en que se realicen los censos quinquenales. Suelen publicarse por municipios en las reseñas estadísticas provinciales, que el Instituto Nacional de Estadística edita.

Además, estos datos básicos se recogen en las fichas familia­res para el censo parroquial.

Conviene describir no sólo la feligresía actual «de hecho y de derecho», sino la evolución de la población, al menos desde prin­cipio de siglo. Poniendo como índice cien la población en 1900, pueden calcularse los individuos relativos en otras fechas más im­portantes de las que tengamos datos ciertos.

Cuando se señale el número de nacimientos y defunciones es útil fijar el tanto por mil que suponen los nacidos o muertos en las fechas que se indiquen.

Téngase en cuenta que algunos matrimonios, aunque realizados en la parroquia, residirán posteriormente fuera de ella. En este capítulo, por tanto, interesa señalar únicamente, no el movimien­to sacramental, sino el número de matrimonios que fijan o levan­tan su domicilio en la parroquia.

P O B L A C I O N N A T A L I D A D N U N C I A L I D A D M O R T A L I D A D

A ñ o N . 9 a b s o l u t o I n d ic e N a c i d o s ° l o o M a t r i m o n i o s # ! . o T o t a l OIl oo N i ñ o s ° ¡ o o

1 8 . . .

1 9 0 0

1 9 2 0

1 9 3 0

1 9 4 0

58 —o

índice

LA PIRAMIDE DE EDADES

La pirámide de edades se refiere únicamente a la fecha en que se realiza el estudio o al último censo. En las fichas para censos parroquiales se indica también el año de nacimiento.

Para abarcar intuitivamente la situación demográfica actual de los estratos de población, interesa elaborar un gráfico como el que se indica. A veces habrá que englobar algunos grupos de edad, en vez de estratificarlos todos. Será frecuente encontrar en zonas urba­nas y pueblos rurales un techo de población anciana de gran mag­nitud; por el contrario, en pueblos nuevos y prósperos y en zonas urbanas recientes, suele existir una eclosión de población infantil. La pirámide de edad refleja paladinamente, según los grupos de edad más numerosos, la época de formación de un barrio o zona nueva, que en tiempos remotos, recientes o actúales, fue receptora efe inmigrantes, o, por el contrario, sufrió en algunas épocas la hemorragia de su juventud que emigró.

De la pirámide de edades, que consideramos del mayor interés, ha de deducirse la intensidad de las obras y servicios religiosos, sociales, culturales, etc., según predomine la población de niños, jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, etc. Aunque todos han de ser maternalmente atendidos por la parroquia, es obvio que ha de darse una importancia peculiar a la acción católica juvenil obrera, sobre otras ramas, si la población está principalmente compuesta por jóvenes obreros. Y si el ministerio de la palabra no ha de ser una evasión, ha de tenerse especialmente en cuenta las necesida­des, las valoraciones, etc., de la mayor parte de la feligresía, va­loraciones que dependen en gran parte de la edad.

A modo de ejemplo, se reproduce la pirámide de la población española en 1954, según el i. N. E.

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HISTORIA DE LA POBLACION

No se piden en este apartado las gestas históricas de que, en el pasado, fue de algún modo protagonista el pueblo o la ciudad, ni de la historia socio-política que ha condicionado a situación so­cial o política actual. Unicamente se piden las causas de las osci­laciones de la población en tiempos pasados y durante este siglo: v.g., abertura o cierre de industrias, que motivaron movimientos migratorios, plagas, guerras civiles, etc.

MOVILIDAD DE LA POBLACION

Es imprescindible dedicar una larga atención al estudio de la movilidad demográfica, que lleva consigo, por fuerza, la movilidad profesional, del status social, etc., y que repercute definitivamen­te en todos los aspectos espirituales, religiosos y culturales de la persona y de la familia.

Pueden distinguirse grados diversos en la movilidad de la po­blación:

60—o

í n d i c e

1) Emigración o inmigración permanente a o de:1.1. Otros países.1.2. Al mismo país y distinta provincia.1.3. Dentro de la misma provincia.

2) Emigración o inmigración temporal a las distintas áreas citadas antes (trabajadores que buscan en el extranjero lograr unos ahorros para volver a su pueblo, muchachas de servicio, ser­vicio militar, etc).

3) Desplazamiento definitivo del domicilio a otra zona de la ciudad.

4) Desplazamiento temporal (normalmente durante el día) aciudades o localidades cercanas, o desde los poblados dormitorio a los núcleos de concentración fabril, de servicios, etc., en las grandes metrópolis.

5) El turismo. La ficha para el estudio sobre el movimientomigratorio hace referencia a los dos primeros aspectos. Intere­san sobre todo las observaciones sobre la repercusión pastoral que tales movimientos demográficos tienen.

EMIGRACION E INMIGRACION

Algunas ciudades, zonas rurales o pueblos recogen tantas y abundantes vertientes migratorias y, sobre todo, tan rápidas, que no pueden asimilar cultural ni religiosamente la población nueva a la comunidad autóctona. Tienen el mismo nombre pero son otras ciudades, otros pueblos. Cuando la inmigración no sobreviene por inundación sino progresivamente y encuentra una vigorosa comu­nidad parroquial, la asimilación se realiza felizmente en la mayo­ría de los casos.

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Dada la situación actual de la parroquia, conviene describir el influjo a través del tiempo del movimiento inmigratorio retroce­diendo con datos históricos y estadísticos y con algo de imagina­ción también al momento en que se inicia el cambio desde una comunidad secularmente estable.

Por el contrario, ciudades o sobre todo pueblos o zonas rura­les, después de una estabilización y florecimiento secular, comen­zaron a despoblarse; sus instituciones religiosas, culturales, socia­les y administrativas comenzaron a derrumbarse para ser sombra de lo que fueron. Conviene describir en qué medida este empo­brecimiento demográfico ha influido en el empobrecimiento eco­nómico, religioso, cultural, etc. Suelen ser poblaciones viejas, con fuerte y rigorista control social, encerradas en su pasado, con su psicología social bien peculiar.

VERTIENTES HUMANAS EN LA CIUDAD

No menor importancia tiene la señalación, dentro de las gran­des ciudades, de los movimientos de población diarios.

La gran ciudad se asemeja a un organismo con un movimiento circulatorio diario de sístole y diástole. A la mañana, la población activa de los barrios periféricos, toma el autobús, el tranvía, el metro o el propio vehículo y se traslada a los barrios centrales, donde se concentran los servicios o los núcleos fabriles. En las horas laborales la densidad humana de estos centros es doble, tr i­ple, o cien veces mayor que en las horas de descanso.

Pero, a su vez, determinadas calles son afluentes de otras y éstas, a su vez, de las grandes arterias viales. Para el trabajo, para la diversión, para la compra diaria, para asistir a las clases del

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colegio, esas calles serán transitadas una y otra vez.Y este «hábito» de tránsito, se hace también cauce de la sa­

lida dominguera a Misa, a la tertulia, al paseo.También en el territorio de la parroquia pueden existir vertien­

tes humanas: útiles de conocer porque caracterizarán a determi­nados barrios, multiplicarán o anularán la eficacia de determinados servicios, anuncios, etc., enclavados en un lugar o en otro. Todos estos factores son tenidos muy en cuenta por el comercio, los servicios, etc., y no olvidemos que la parroquia tendrá también constantemente que recuperar la «clientela» de sus hijos en es­tos tiempos en que el aspecto misional ha de estar tan marcado en la pastoral de la parroquia urbana.

Sobre el mapa de la parroquia señálense con flechas, o mejor con líneas de grosor diverso, estas corrientes de población, sub­rayando si existen los núcleos donde esta población, de la misma feligresía o de otros barrios y zonas de la ciudad, se concentra habitualmente para la diversión y el trabajo.

ZONAS PASTORALES URBANAS SEGUN CARACTERISTICASDEMOGRAFICAS

Las corrientes de población caracterizarán las urgencias de la parroquia.

Las zonas centrales tienen una gran densidad de locales socia­les, oficinas, talleres, comercios, etc. La feligresía tiende a dismi­nuir, por la progresiva transformación de domicilios familiares en locales de negocio; abunda la población anciana. La parroquia se va convirtiendo en un servicio general para toda la comunidad urbana, que habitualmente afluye a su contorno. Estos servicios: culto, consiliarías, confesionario, predicación, exigirán mayor es­mero y una suficiente plantilla de ministros sagrados, preparada para sus específicas funciones.

En las parroquias sitas en barrios residenciales, la parroquia recupera su fisonomía social de comunidad.

Las zonas «dormitorio» necesitarán los servicios religiosos de las otras zonas, pero, con mayor urgencia, más que los servicios puramente sacramentales y religiosos, la atención a las obras de caridad y asistencia social, para edificar el cimiento humano y co­munitario sobre el que levantar la comunidad de Dios, la Iglesia. La población infantil y la juventud suelen ser abundantes; del mis­mo modo allí acampan con preferencia los trabajadores inmigra­dos.

Refléjese, por tanto, la especial fisonomía de la parroquia, pro-

— 63 m

índice

ducto complejo de diversas causas, que tienen su principal expre­sión externa en la movilidad y arraigo mayor o menor de la pobla­ción.

MOVILIDAD DOMICILIARIA

Normalmente quien llega a la ciudad recorre varios domicilios provisionales hasta que logra asentarse en el definitivo hogar.

El obrero inmigrado acampa en el suburbio o en barrios resi­denciales, en vivienda alquilada o realquilada, con frecuencia abu­sivamente; el joven matrimonio de empleados, profesionistas, etc., inicia modestamente su carrera, su progreso en ella suele estar señalado, como hitos de etapa, por distintos domicilios. Existen, por tanto, barrios trampolín y barrios de residencia definitiva. La mayor o menor movilidad domiciliaria influye no poco en la eficacia de la comunidad parroquial. Hay muchos que viven en ella, pero que con el espíritu y el deseo permanecen extraños a ella.

Es útil precisar la movilidad domiciliaria dentro de las partes que componen una ciudad.

Este control de emigración fue llevado escrupulosamente en Amsterdam. Fueron anotados los cambios de domicilios para de­ducir la raigambre de los fieles en el barrio y en la parroquia. En la oficina de registro y estadística arciprestal consta la ficha de todas las familias católicas o mixtas religiosamente, así como las personas católicas que viven independientemente en otras familias no católicas. Estas fichas, seleccionadas por parroquias, describen, entre otros datos, los diferentes domicilios de los encartados. Gra­cias a estas fichas, pueden ser estudiadas las características de un barrio.

De este análisis llevado a cabo en Amsterdam se dedujo:1) Quienes poseen casa propia muestran menos tendencia a

cambiar de domicilio. Existe, por tanto, una correlación entre rai­gambre en un lugar y bienestar económico, el cual tiene general­mente su manifestación en la propiedad de los inmuebles que habitan.

2) Hay una correlación, asimismo, entre permanencia y cua­lidades sociales. Las familias llamadas asociales habitan general­mente hacinadas y cambian frecuentemente de domicilio.

3) Finalmente, el número de familias tiene su importancia. Los jóvenes matrimonios aumentan sus hijos rápidamente y tienen necesidad de cambiar. La mayor permanencia está en correlación con la edad avanzada o con el bienestar económico que se refleja en el número de huecos de las viviendas.

64 — oíndice

MOVILIDAD DEL ALFOZ URBANO

Nótese que el fenómeno de desarraigo, propio de algunos ba­rrios «dormitorio», puede extenderse a los pueblos rurales viejos, de antigua y floreciente vida comunitaria local y que han caído en la órbita de la urbe. Su fisonomía rural y localista tiende a desapa­recer, al ingresar en el movimiento circulatorio humano de la ciu­dad. Ello tiene la mayor trascendencia para la pastoral, que puede seguir en la inercia de los viejos hábitos patriarcales, sin darse cuenta de que la comunidad ha cambiado sustancialmente.

MOVILIDAD POR TURISMO

El turismo es hoy uno de los fenómenos más importantes que se plantean a la pastoral.

Deben distinguirse los turistas permanentes y los de paso. Los primeros requieren una acción pastoral más profunda y planeada; para los segundos la acción pastoral consistirá en una atención, un grato recuerdo, un servicio realizado por la parroquia. Importa destacar, sin embargo, el impacto del turismo sobre la comunidad nativa.

1) Indíquese en qué manera los cristianos de la parroquia poseen criterios, valoraciones y formación cristiana para soslayar los criterios, valoraciones y pluralismo religioso de la avalancha turística.

2) Si existen seglares, jóvenes y adultos, especialmente ca­pacitados para intervenir con su testimonio cristiano y su aposto­lado en este nuevo campo de la pastoral.

Se estudiarán a continuación algunos aspectos de la moral, es­pecialmente relacionados con el turismo, según las Primeras Jor­nadas Nacionales de Pastoral del Turismo.

En relación con vestidos y costumbres, no se da criterio uni­forme respecto a su valoración. Existe una evidente disparidad de normas y actitudes en su regulación. En general, los turistas no re­ciben instrucciones directas sobre esta materia; más cuando, de forma correcta, prudente y cortés, se les advierte la necesidad de que por razones cívicas y de ambiente deben presentarse digna­mente, suelen aceptarlas con gran facilidad.

El ingente número de turistas ha dado lugar a una rápida pro­liferación de salas de espectáculos y centros de recreo. La forma de comportarse en los mismos suele ser de amplia libertad, por lo que son moralmente no recomendables. A pesar de ello, no se vigila con el debido rigor la entrada de menores.

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La influencia del turismo en la juventud no parece residir tanto en los hechos que se presentan como típicos, cuando en el am­biente que se crea y en las actitudes manifiestas ante los hechos. Para contrarrestar la influencia poco favorable en la juventud se sugiere la creación de instituciones juveniles que, adaptadas al medio ambiente turístico, presenten alicientes que faciliten la ad­hesión de los jóvenes y les sirvan para su formación integral, con criterios positivos que les permitan enfrentarse con la realidad ambiental.

Existe una tendencia general en los medios turísticos a aprove­charse del turismo como objeto de lucro desmedido. Ello lleva aparejado la violación sistemática de la moral económica. Entre las manifestaciones más destacadas de estas anomalías señalamos los siguientes aspectos:

a) La percepción de cantidades superiores a los precios fi­jados como pago a los servicios y productos. La acción comercial no se realiza de forma indiscriminada, sino que en la mayoría de los casos se busca el oportunismo del cliente para obtener más beneficios.

b) Las operaciones comerciales relacionadas con el turismo. Parece existir una constante violación de la moral profesional, en particular en los servicios de alojamiento, en porcentajes de comi­siones, en servicios asistenciales e informativos, etc. Estas ano­malías requieren un saneamiento y formación de la moral profe­sional de las personas más en relación con el turismo.

Háganse, por tanto, las observaciones pertinentes sobre la conducta de:

— Hoteleros.— Agentes de viajes.— Guías.— Comerciantes.— Empleados (camareros, barmans, taxistas, eto.).— Médicos y practicantes.— Autoridades.c) Las transacciones financieras y comerciales, tales como

compra-venta de terrenos, creación de urbanizaciones, construccio­nes de instalaciones hoteleras y similares, alquileres y arrenda­mientos, etc., han revertido en más de una ocasión en lamentables casos de especulación e incluso de estafa.

66 Oíndice

VI. El medio cultural

SIGNIFICADO DEL CONCEPTO DE CULTURA

«Con la expresión «cultura», en general, se indica todo aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cuali­dades espirituales y corporales; procura someter a todo el orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vi­da social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil, me­diante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del tiempo formula, comunica y conserva en sus obras grandes, experiencias espirituales y aspiraciones.» «Estilos de vida diversos y escalas de valores múltiples encuentran su ori­gen en la manera particular de servirse de las cosas, de trabajar, de expresarse, de practicar la religión, de comportarse, de esta­blecer leyes e instituciones jurídicas, de cultivar las ciencias, las artes y la belleza» (1).

El concepto de cultura es, por tanto, complejo. Significa los conocimientos, el arte, las creencias, la moral y las costumbres, las leyes, las metas alcanzadas por el hombre en cuanto es so­ciable y actúa en la sociedad.

DELIMITACION DEL CONCEPTO DE CULTURA PARA EL ESTUDIOSOCIO-RELIGIOSO

El concepto, por demasiado amplio, es impreciso. Nos limita­remos a estudiar algunos aspectos, no descritos en otros capí­tulos. En el concepto sociológico de cultura puede entrar todo, los procesos y las instituciones económicas, sociales, religiosas, etcétera.

Así, por ejemplo, el carácter o temperamento biológico de una raza contribuye a manifestaciones culturales muy diversas, v.g., el folklore, la forma de apresar los conceptos y las cosas en pa­labras por los diversos lenguajes, la forma de entender la auto­ridad, de organizarse socialmente, el concepto de Dios, etc. La geografía, la producción, el clima, etc., influyen poderosamente en la peculiar manifestación de las culturas. Así, por ejemplo, será muy diversa la configuración cultural de una aldea solitaria

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de alta montaña leonesa, a la de las aglomeraciones mediterrá­neas, más abiertas a la cultura latina, dedicadas al turismo in­ternacional, a la pesca, con otras producciones, métodos y hori­zontes agrícolas. Del mismo modo varían fundamentalmente las manifestaciones de la cultura urbana y técnica, de la rural. Los ejemplos podrían multiplicarse.

Conviene precisar claramente los rasgos de la cultura en que está inmersa la feligresía de la parroquia.

Pero como ya hemos dicho, todos los capítulos del presente estudio tienen relación con la cultura. Insistimos ahora única­mente en tres aspectos: las costumbres, la educación y las ins­tituciones sociales.

LAS COSTUMBRES O «MORES» Y LA VIDA CRISTIANA

Hay normas de comportamiento, que se repiten, que tienen cierta organización a las que socialmente se está obligado, so pena de la extrañeza, el escándalo o el castigo moral o físico por los grupos o por la sociedad que nos rodea.

Estas normas, cuando se refieren a cosas más importantes que la simple etiqueta, son las costumbres. Un sistema de valo­raciones jerarquiza estas costumbres, de modo que ejercen, en el uso y tradición popular, una coacción sobre el individuo. La sociedad no permite comportamiento contrario.

Vamos a poner algunos ejemplos. En algunos sitios la ven­ganza contra agravios familiares es obligatoria, de forma que quien no la toma, es un vil. En algunas zonas la mujer no puede permitirse ciertas legítimas libertades, v.g.: ser acompañada de un muchacho, frecuentar el bar, el café, etc., tiene una estrecha norma de vida; en otras zonas, sin embargo, predomina un con­cepto caballeresco de la mujer, o subsisten aspectos matriarca­les, están sujetas o libres al control social como el varón.

VARIABILIDAD DE LAS COSTUMBRES O «MORES»

Con el tiempo las costumbres cambian y pueden llegar a le- gitimizar cosas antes consideradas ilícitas o prohibir lo que antes se consideraba perfectamente ético. Este cambio de las costum­bres y, por tanto, de los valores nos dificulta la comprensión cul­tural de cada época, a la que juzgamos necesariamente deformada con nuestra visión actual. Así, la servidumbre de un hombre a otro, adquiere un diverso significado en unos tiempos y en

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otros y ya dentro de una misma época en los distintos lugares. Así, dentro de España se encuentran aún pueblos en que el aca­tamiento de servidumbre a los señores está profundamente arrai­gado, mientras que en otros se considera violentamente como ajeno a toda ética social. Los ejemplos podrían multiplicarse sin fin.

Nótese que las costumbres, en su más profundo sentido so­ciológico, pueden incidir en el campo de la moral. Hay que dis tinguir, sin embargo, moral de costumbre. La moral de situación, heterodoxamente defendida por algunos, es en muchos casos simple reacción contra una especie de teología moral en que se mezcla con igual rasero la teología y los principios de ética na­tural con elementos que más bien pertenecen a las «costumbres», a la cultura de un pueblo determinado.

Los principios naturales de ética, pertenecen a la moral de todos los pueblos y tiempos. Las enseñanzas del evangelio, dis­tinguen a la moral cristiana. Las costumbres pertenecen a la so­ciología.

Pero estas costumbres pueden favorecer, dificultar o estar en oposición a la moral natural o a la cristiana, v.g.: la justificación de la venganza, el divorcio, etc., puede ser consecuencia de unas específicas manifestaciones religiosas o de la forma de presentar el mensaje evangélico, v.g.: ia situación de una ciudad sin palpito de vida humana en la que el sentido del pecado, cohibición, miedo, etcétera, se entremezclan, puede ser consecuncia de una sistemá­tica y larga campaña, de un arraigado puritanismo religioso. Mu­chos controles sociales, sobre todo en las relaciones sentimentales, se justifican religiosamente, etc.

Pueden impedir la creación de una comunidad humana y por tanto, indirectamente dificultar la comunidad sobrenatural, v.g.: la estructuración cultural en clanes familiares, el clasismo económico- social que separa en castas a la parroquia.

GRUPOS CULTURALES DIVERSOS DENTRO DE LA FELIGRESIA

Conviene advertir que las costumbres que legitiman o prohíben ante los demás determinados actos, pueden ser diferentes entre determinados grupos. Así ciertos grupos aristocráticos acentúan el grado de ilicitud de determinados actos, v.g.: de relaciones se­xuales, de cooperación en grupos extremistas, considerados hasta demoníacos, etc. La escala de valores puede ser inversa en opues­tas situaciones sociales. Clases liberales, campesinos, obreros, en-

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juician diferentemente las mismas cosas. Sobre todo la cultura urbana y la cultura rural difieren profundamente.

COSTUMBRES Y VALORACIONES NUEVAS DE LA JUVENTUD

Las valoraciones morales de la juventud, de la gente de edad madura y de las mayores difiere con frecuencia radicalmente.

Asimismo, la importancia de la juventud es muy diversa de una parroquial a otra. El papel social de la juventud en una parroquia de expansión demográfica es muy grande. En algunas comunidades rurales patriarcales, el joven carece de importancia social. Una sociedad dinámica, como la nuestra, descansa sobre la juventud; un hombre de 40 años es considerado demasiado viejo para asu­mir ciertos empleos. Es importante estudiar con sinceridad y con amor comprensivo las costumbres y valoraciones juveniles, sobre todo cuando las apreciaciones se han de dar por una comunidad eclesial, que tradicionalmente descansa sobre la experiencia de los «presbíteros» en su sentido etimológico, de los ancianos.

Hay que advertir que la juventud actual no es progresista en muchos casos; tiene sencillamente un agudo sentido crítico, acen­tuado por el clima de libertad en los medios de la opinión pú­blica, en el ejercicio de la democracia y por el pluralismo religio­so, político y cultural.

Es obvio que en tales circunstancias haya sobrevenido una crisis de valores morales, que se pongan en duda ciertas pres­cripciones y que otras, sobre todo de moral económica, se hayan acentuado.

Esta crisis, cotejada con la conciencia moral de los mayores, hay que destacarla necesariamente, para discernir lo bueno y lo malo, lo que es fruto de una situación cambiable y lo que se aparte de unas reglas morales perennes de indeclinable valor

LA EDUCACION

En el estudio sociológico-pastoral de la educación cristiana de la juventud, tan urgente en las circunstancias actuales, he­mos de seguir las pautas doctrinales del Concilio Vaticano II (2):

«Los hombres, más conscientes hoy de su dignidad y deber, desean participar cada vez más activamente en la vida social, económica y política; los progresos de la técnica y de los medios de comunicación social liberan a los hombres de muchas ocu­paciones y les posibilitan mayor margen de ocio. Ello les da

70 — oíndice

oportunidad de acrecentar su cultura, de estrechar los lazos de la vida social, enriqueciéndose mutuamente.»

Estas ideas preliminares del documento conciliar delimitan dos clases de problemas:

— La educación básica del niño y del adolescente.— El uso del ocio, para el acrecentamiento de la cultura y el

perfeccionamiento espiritual del hombre.En cuanto se refiere a la educación básica del niño y del jo­

ven, se censan los centros de la Iglesia, los oficiales y privados. Debe ser completada con observaciones sobre la asistencia es­colar, profesorado, historia de la educación, dotación escolar, cooperación mutua de la escuela y la familia.

— 71 oíndice

EL USO DEL TIEMPO DE OCIO

Uno de los aspectos más interesantes de las condiciones de la vida actual y por tanto del estudio sociológico-pastoral es el margen en crecimiento del tiempo de ocio. Los adelantos técnicos han cambiado la dura vida campesina. Los largos meses de re­colección se han transformado en unas semanas; a la vendimia no sigue el trabajo en el lagar; los largos caminos de bueyes son unos minutos en tractor, de motocicleta o de coche; esta­blos inmensos pueden ser atendidos por medios mecánicos en la jornada laboral normal por unos pocos hombres. No es cosa de hoy en muchos lugares subdesarrollados, pero tendrá que ser de un próximo mañana si no quieren desaparecer, hundidos en su propia miseria.

En la ciudad la jornada intensiva se extiende; los fines de se­mana ya no son los domingos solos, sino la tarde del sábado y aun el sábado completo. Las ciudades se despueblan en esos días.

Es cierto que algunos estamentos socio-económicos ven más apretados sus horarios por la misma evolución de la vida econó­mico-social y cultural, v.g.: dirigentes, profesiones liberales, etc. También la insuficiencia del salario obliga a muchos al pluriem- pleo, lo que agravado con el transporte en las grandes ciudades, agobia la vida de muchos hombres.

Es preciso, por tanto, hacer iniciaimente un análisis de la evo­lución del tiempo de ocio, según clases sociales.

Después se observará el empleo de dicho tiempo; las posibili­dades que ofrece para el acrecentamiento de la cultura. Las regre­siones culturales, las repercusiones en la conducta moral y en la vida religiosa que puede suponer.

LAS FIESTAS COMO MANIFESTACION DEL MEDIO CULTURAL

La importancia de las fiestas es grande en los ambientes rura­les, en pequeñas ciudades o en zonas o poblaciones que siguen una política de atracción del turismo. El impacto moral y social de las fiestas que se organizan en los barrios de la gran urbe queda disuelto y amortiguado.

En los ambientes tradicionales rurales, las fiestas son o pue­den ser válvula de escape (deseada en todo el año) de la rutina, de la norma y del control habitual. A veces degeneran en un des­ahogo pasional, más antes que ahora, más cuando el desarrollo cultural es escaso, ínfimo o rudo.

72 — oíndice

Las fiestas patronales y otras que tienen lugar durante el año, se van convirtiendo, en las zonas o lugares que siguen una política de atracción del turismo, en comercio organizado de la diversión y del folklore, oficialmente protegido.

Descríbanse, por tanto, las fiestas principales; cómo influyen en la población, en la juventud; transformaciones que hayan sufri­do; mimetismo si existe entre las fiestas que celebran los feligre­ses y las fiestas de la ciudad principal (si se copia el estilo, la libertad moral, las canciones, etc.).

LAS INSTITUCIONES. CARACTERISTICAS DIVERSAS EN EL MEDIORURAL Y EN EL URBANO

El influjo de la asociación como factor de promoción económi­ca, social y religiosa, es muy diverso según se trate de ambiente rural o urbano.

«El agricultor se halla rodeado de agricultores; el ciudadano forma parte de una mezcolanza de oficios, cada uno diverso y se­parado por un foso de desconocimiento mutuo.

En la ciudad, cada uno, ocupándose de una faceta especializada del gran cuerpo social, realiza una función complementaria con los demás. De esta forma se solidariza funcionalmente. Pero en el campo, la misma homogeneidad laboral origina segmentaciones sociales, como los clanes vecíndales, las castas».

Dentro de la cultura rural (en el campo y en las pequeñas ciu­dades) las asociaciones, el clima humano de los lugares de reunión de tales asociaciones incide poderosamente en la promoción so­cial, en el proceso de asimilación o al contrario de compartimen- tización social en castas.

Los fines intencionales de las asociaciones en el medio rural son simples y diáfanos, sus rectores conocidos. Normalmente la asociación no se extiende más allá de los términos de la parro­quia.

En la ciudad se densifica cada vez más la red de asociaciones, clubs, instituciones, que solicitan la atención del ciudadano.

ESTUDIO DE LAS INSTITUCIONES SOCIALES

Por tanto, si se trata de parroquia rural, conviene estudiar ca­da una de las asociaciones e instituciones no religiosas principa­les.

— 73 oíndice

Si se trata de la pequeña ciudad, envuelta con frecuencia en un clima rural, donde se guardan ciertas distancias de casta y se ejerce cierto mutuo control social, se estudiarán las más princi­pales asociaciones e instituciones de toda la ciudad. Que tengan su sede social dentro o fuera del territorio parroquial tiene menor importancia.

Si se trata de una gran ciudad, sólo se podrá estudiar el espí­ritu asociativo de la feligresía y el influjo en general que ejercen las distintas clases de asociaciones (v.g.: clubs deportivos, casi­nos, clubs de juventud, asociaciones de familias, etc.).

1) Indíquese el nombre y naturaleza de las asociaciones; v.g.: económica, económico-social, política, recreativa, etc.

2) Número de asociados y grado de adhesión a la institución o asociación. Podrá juzgarse por la participación en las operacio­nes sociales, asistencia a las juntas y reuniones, solidaridad mu­tua, etc.

3) Historia o vicisitudes principales de la entidad. Importan­cia previsible que adquirirá en el futuro.

Espíritu asociacionista.

La familia, primera institución natural es por sí misma insufi­ciente para lograr gran parte de las metas a que debe aspirar la comunidad humana: relaciones sociales suficientes, cultura, bien­estar y progreso económico, etc. Todo ser humano necesita de la asociación con otros, pero al mismo tiempo, el egoísmo teje la malla que impide un ágil acercamiento mutuo.

Indíquese, por tanto, cuáles son las manifestaciones principa­les del individualismo que impiden u obstaculizan el perfecto fun­cionamiento de las asociaciones entre las personas de nuestra feligresía, v.g.: cooperativas, cine o tele-clubs, centros sociales, etcétera.

Las instituciones gobernantes.

Indíquese:— Si dentro de las normales formas de gobierno del municipio,

del barrio, existen inveteradas formas de caciquismo o feudalismo.— Si las ciudades, por medio de sus asociaciones voluntarias,

asambleas, sindicatos, por la canalización de sus peticiones, influ­yen en la resolución de sus asuntos.

74 — Oíndice

— Si por el contrario, la autoridad y su ejercicio se considera por la mayor parte como algo distante e inaccesible y la postura de los ciudadanos, fieles de la parroquia, es la inhibición de los asuntos comunes o el resentimiento.

— Tndíquese, si existen, las causas por las que no se resuel­ven asuntos públicos importantes (apropiaciones dudosas, refor­mas estructurales, etc.) que enconan los ánimos de los ciudadanos.

(1) Concilio Vaticano lí. Constitución tual, número 53.

(2) Declaración sobre la Educación.

de iglesia y Mundo ac-

— 75 oíndice

Vil. La parroquia, comunidad eucarística

EL CUMPLIMIENTO COMO SIGNO DE VITALIDAD RELIGIOSA

La parroquia es realización local de la Iglesia Universal. La Igle­sia aparece viva y realizada palpablemente cuando la comunidad se reúne para participar en la caridad del sacrificio de Cristo Rey, cabeza de los creyentes, sacerdote y profeta.

Por tanto, la participación consecuente en el sacrificio pascual de la Misa es un valioso criterio de la vitalidad religiosa. Es cierto que muchos, mayoría a veces, se limitan a «estar» en el sacrificio de la Misa, a una práctica puramente externa. A veces también el mismo cumplimiento es rutina, «hábito», conveniencia social. Por esta razón no basta la encuesta sobre cumplimiento del precepto de la Misa, para deducir la piedad, la participación de una comu­nidad en la misión sacerdotal de Cristo. Habrá que sondear tam­bién otras manifestaciones más profundas.

METODOLOGIA DE LA ENCUESTA DE CUMPLIMIENTO

Los métodos varían según se trate de ámbitos restringidos donde todos se conocen, o de ciudades, diócesis, regiones natu­rales extensas.

El simple recuento

En una parroquia, donde todos se conocen, basta recorrer so­bre los registros parroquiales, con ayuda de colaboradores y co­nocedores de diversos barrios, las familias, para saber quienes cumplen y no cumplen el precepto dominical, y quienes io hacen esporádicamente.

Si se quiere saber el número de personas asistentes a una

76 — oíndice

reunión pública, ya litúrgica, ya de otro carácter, se colocan en los lugares por donde todos los que concurran deben pasar, unos repartidores de hojas de propaganda, contadas de antemano, de de distinto color para hombres, mujeres, niños, jóvenes, etc. Al final, restamos el número total de hojas que dieron y tenemos el número de asistentes.

Este método, sin embargo, es muy elemental e imperfecto.Reconocemos, no obstante, que para determinadas situaciones

es valedero, sobre todo si se desea rapidez para medir la asisten­cia en una determinada fecha.

El cuestionario

Para controlar más detallada y científicamente la asistencia, podemos servirnos de un cuestionario, como el que se adjunta a continuación.

Se elige un domingo de asistencia normal; ni de riguroso in­vierno, ni de pleno verano, sin circunstancias extraordinarias, como una fiesta patronal o de especial devoción, para que pueda refle­jar una asistencia ordinaria.

La encuesta se lleva a cabo en la Iglesia y capillas, donde se puede cumplir el precepto. Se recluta un número suficiente de co­laboradores para distribuir y recoger los boletines, con el fin de que cada uno tenga a su cargo un sector restringido de la iglesia o de la capilla.

Para facilitar la operación de relleno de las respuestas es con­veniente preparar lapiceros en gran número.

Las hojas son recogidas inmediatamente, para evitar las aglo­meraciones de la salida.

77 oíndice

AÑO DE NACIMIENTO...................... SEXO: m asculin o □ 1 fem enino □ 2

ESTADO CIVIL

S o ltero □ 1 C asad o □ 2 V iu d o □ 3

¿ Q u é n úm ero de hijos n acidos v iv o s ha ten id o usted?

0 1 2 3 4 5 6 7 8 y más□ □ □ □ □ □ □ □ □

NACIONALIDAD

Francés □ 1

E xtranjero □ 2

DIRECCIONDomicilio \ Calle...................................... N .u

Barrio o M unicipio...........................Provincia

Barrio o M unicipio...........................Provincia

habitual

Lugar de trabajo

P R O F E S I O N1. Escolar o estudiante.............. □ i ( Indique la0 » g . , t < profesión del cabezaL. Mujeres en el h o gar .............. □ 2 ( de familia.

3- Vive de ,= ,!« , o peneión. . . . □ , ¡

ESTABLECIDOS POR SU CUENTA:

4. Artesano, comerciante, detallista......................... □ 4

5. Industrial, negocios, profesiones liberales......... □ 5

ASALARIADOS:

6. Servicio doméstico, interina, conserje, portero . □ 67. Trabajador manual (peón, obrero especializado, )

profesional)........................................................ * □ 78. Empleado (oficinas, comercio, café, hoteles). . . □ 89. Encargado, jefe de taller, agente técnico........... 0 9

10. Cuadro intermedio de la administración, subofi- )eial, asistente social, enfermera, ayudante de f notario, contable................. ' □ lo

11. Profesor, ingeniero, director, oficial, administra-)ción civil ............................................................. { □ x

12. Sacerdote, religioso, religiosa........................... □ x

7

8

9

10

PARA LOS ) ¿Pertenece usted al sector PRIVADO? □ i

ASALARIADOS j o al sector PUBLICO? Q 2

(Funcionarios, correos, ferrocarriles, industrias nacionalizadas) |

Oíndice

No debe olvidarse contar las hojas repartidas, para saber el número de los que no las entregaron (1).

La ficha de pestañas.

El método anterior encierra graves inconvenientes, y es el pri­mero el empleo de lápices (en París, en una sola Parroquia, se perdieron 400). El analfabetismo, ya total de los que no saben es­cribir, ya parcial, o sea, de los que no tienen costumbre de llenar cuestionarios, puede hacer nulo el éxito de una encuesta.

Por ello es más aconsejable la ficha de pestañas, tal como se representa a continuación. La fecha y hora de la misa van ya im­presas en la ficha.

En las pestañas correspondientes al domicilio van expresados los barrios, las parroquias, etc., que se quieran conocer, los grupos de edad, profesiones, etc.

Cada fiel va arrancando las pestañas que le corresponden. En ellas se describen los datos que interesan. Al entregar la ficha, conviene advertir por escrito en la puerta del local donde se en­tregan, ya de palabra, si se entregan una vez dentro, que nadie la use hasta que se le de la explicación sobre el modo de hacerlo.

— 79 «oí n d i c e

El director de la encuesta dirigirá, desde el pulpito, antes de comenzar la predicación, o de cualquier otro lugar, la operación, e indicará el tiempo de arrancar cada pestaña.

El sexo de los asistentes a la Misa, puede ir indicado en el color diverso de la ficha.

La fecha y hora de la Misa van impresos en la ficha.Las pestañas correspondientes a la edad y profesión se aco­

modan a las unidades exigidas por el Instituto Nacional de Esta­dística. De poco servirían cifras absolutas si no pudiéramos esta­blecer porcentajes con la totalidad de los obligados. Estos, según los conceptos expresados en las pestañas de la ficha, están tam­bién censados en las fichas familiares del Censo Parroquial; si no se posee este censo, puede recurrirse a los censos municipales por barrios y a los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Los equipos de distribución, recogida y tabulación deberán ser varios. En la tabulación han de corregirse los errores: v.g.: si un niño de doce años se declara viudo, o un señor de sesenta, escolar. Pueden existir errores incorregibles. En todo caso si el margen de error no supera el 2 por ciento la encuesta puede considerarse muy buena.

El análisis en equipo.

En las parroquias no muy extensas, donde todos se conocen y en que un grupo de colaboradores con espíritu de observación, siempre los mismos, ha distribuido varias veces hojas de propa­ganda, folletos, etc., a los que asisten a Misa, es posible hacer el cómputo, simplemente recorriendo las fichas parroquiales, ya de individuos, ya de familias. Este equipo hace sobre cada ficha, sus observaciones acerca de la práctica religiosa de los encartados, anotando estas tres categorías: si es cumplidor habitual, sólo estacionario o no cumplidor.

Estos datos serán sólo aproximados y no podrán dar el cum­plimiento dominical en una fecha determinada.

Son útiles, sin embargo, porque pueden deducir con bastante exactitud las tres categorías en el cumplimiento y la diferencia respecto del fervor religioso entre padres e hijos en cada familia, comparando la fidelidad de unos y otros en la obligación de asistir a Misa.

80 — oíndice

Observaciones

La manera práctica de recoger los cuestionarios variará según el lugar y circunstancias. Aquí tiene ancho campo de iniciativa, la discreción y el talento práctico de cada uno.

En todos estos cómputos debe tenerse en cuenta el margen de:1. ° Obligados que cumplen habitualmente, pero que están

ocasionalmente dispensados por enfermedad, viajes necesarios, et­cétera.

2. ° El margen de los que no están obligados habitualmente por no tener la edad canónica requerida.

A veces será posible fijar con exactitud el número, pero en ciudades o regiones amplias no podrá calcularse sino aproximada­mente el número de los dispensados en condiciones normales (condiciones anormales serían una epidemia, desplazamiento co­lectivo, etc.).

Un método de precisación hecho en una ciudad consiste en con­tar el número de los que están dispensados en alguna manzana de casas o barrio «tipo» en proporción al total de los que allí habitan. A veces no será suficiente con una sola manzana de casas, y se deben examinar varias de diversos tipos, clases sociales, profe­siones, etc. Se saca el promedio de los dispensados y dicho pro­medio se extiende a todos los habitantes de la ciudad. Suponga­mos que de 200 habitantes de lugares «tipo» hemos deducido 10 dispensados por las razones anteriormente dichas; este 5 por 100 se extiende a los 3.500 fieles adultos de la feligresía. Calculamos 175 dispensados.

Más fácil es determinar el número de niños que, por no haber llegado a los siete años, están excusados.

En lugares pequeños nos darán el número los registros muni­cipales o los libros parroquiales. Para los lugares populosos, ade­más de estos medios, generalmente existen estadísticas genera­les y pouremos conocer la natalidad y mortalidad por año.

PARTICIPACION DE LOS FIELES EN LAS ACCIONES LITURGICAS

El estudio de las técnicas para medir el número de asistentes a la Misa, nos ha ocupado extensamente. Pero más importante aún que la medición del número, es el estudio sobre la participa­ción de los fieles en la liturgia. La Misa puede ser un acto de masa, común, pero no comunitario, como cuando muchos se re­únen en un espectáculo público.

— 81 oíndice

Las consecuencias para forjar una comunidad, para acrecer la vida de fe y la caridad, pueden ser muy débiles o nulas, aunque toda la feligresía asistiese.

Participación litúrgica en general

Participación de la asamblea en las oraciones comunes y en los diálogos litúrgicos con el celebrante.

Acerbo musical litúrgico y extralitúrgico. Si crece o decrece el número y calidad de los cantos sagrados, patrimonio cultural- religioso de casi todos los fieles. Juicio sobre la acomodación li túrgica de estos cánticos e himnos.

Liturgia de la Palabra.

Sentido general de la predicación que se ha dado al pueblo de Dios (casuística, moralizante, dogmática, eminentemente litúrgica, social, agiográfica, etc.).

Grado de aceptación con que es escuchada y acogida la lectura y explicación de la palabra de Dios.

Si ha originado el gusto por la lectura individual y familiar de la Santa Biblia. Uso habitual por los feligreses de pasajes de la Sagrada Escritura.

Triduos, novenarios, ciclos de predicación tradicionales en la parroquia.

Juicios de valoración de éstos en cuanto a la formación cris­tiana de los oyentes.

Liturgia de la Eucaristía.

Uso del misal. Formas no litúrgicas de participación: Rezo del Santo Rosario, lectura de devocionarios, etc.

Las ofrendas en la Misa, como contribución a las necesidades de la comunidad. Manifestaciones de la caridad, como consecuen­cia de una mayor vida eucarística.

Número de fieles que comulgan los días laborables (hombres y mujeres, niños y adultos), en los domingos, en las festividades de mayor devoción. Número aproximado de quienes no comulgan una vez al año o no cumplen el precepto de comunión pascual.

Juicio en general de la evolución en la participación litúrgica de la feligresía.

82 — oíndice

EL DESCANSO EN LAS FIESTAS

Profundamente relacionado con el precepto de asistencia en los domingos y fiestas a la liturgia de la palabra y eucarística, está el precepto del descanso en esas mismas fechas.

El proceso de secularización de las fiestas y el transvase con­tinuo de ocupaciones desde las llamadas «serviles» a otras más especializadas e intelectuales, ocasiona una crisis profunda en el concepto del descanso dominical y festivo, como cumplimiento de un precepto sagrado.

— Indíquese el número aproximado de personas, que están obligadas a este cumplimiento y que no lo guardan.

— El número de personas que no lo guardan por estar enrola­das en turnos continuos de fábricas, en servicios públicos imprescindibles, etc.

— Si existe la tendencia a considerar la fiesta cristiana, como tiempo únicamente de diversión, sin atender a su carácter sagrado.

— El modo en que se utiliza este descanso, en los niños, jó­venes, personas mayores.

— En qué medida las modernas tendencias a liberar laboral­mente el sábado y aún poder cumplir en él el precepto de la misa han contribuido en bien o en mal a la secularización de las fiestas.

— Resultado previsible a largo plazo de la situación y tenden­cias actuales: v.g.: pérdida del sentido de pertenencia a la Iglesia para quienes no pueden guardar fiesta el domingo; competencia de las diversiones y los actos litúrgicos, antes considerados los actos comunes más importantes de la se­mana.

— Propuesta de reformas canónicas, litúrgicas y sociales para devolver su carácter sagrado y el verdadero sentido del des­canso en las fiestas cristianas.

VIDA SACRAMENTAL. BAUTISMO, CONFIRMACION, MATRIMONIO

A pesar de ser el bautismo, sacramento principal y comienzo de vida en Cristo, una regeneración, tiene escaso valor socioló­gico en la mayor parte de nuestras Parroquias, por ser recibido sin excepción antes del uso de razón.

Ciñéndonos por tanto al campo estrictamente sociológico, es necesario señalar únicamente:

— 83 oíndice

— Tiempo en que se retrasa el bautismo, según los diversos grupos sociales y según que la práctica religiosa sea re­gular, poco frecuente o se trate de acatólicos.

— En qué medida es considerado el bautismo como una cos­tumbre social o como el primero y fundamental sacramento cristiano.

— Preparación y cumplimiento de sus obligaciones por los pa­drinos.

— Número, si existe, de no bautizados.— Casos habidos de bautismo de adultos.— Número de los que dejaron de recibir el bautismo en los

años de política persecutoria de la Iglesia o de anticlerica­lismo público.

Sobre el catecumenado, que se recibe normalmente después de bautizados, cuando los niños llegan al uso de la razón, se trata en el capítulo siguiente.

Casi las mismas preguntas pueden repetirse para la Confirma­ción. Unicamente se insistirá en la preparación catequética de los niños o jóvenes que reciben la confirmación, puesto que normal­mente tienen ya uso de razón.

Sobre la preparación y recepción del sacramento del matrimo­nio, se trata en el capítulo dedicado a la familia.

En la recepción del bautismo, como en las primeras comunio­nes y con ocasión del matrimonio, indíquense las corruptelas de las costumbres, los gastos superfluos, la evolución notada en cuan­to una mayor o menor mundanización en la celebración de estos sacramentos.

ULTIMOS SACRAMENTOS

El aumento de los accidentes, la urbanización creciente de la población, que vive prácticamente alejada y aún ignorante de su parroquia y del sacerdote, el indiferentismo y otras causas varia­das han elevado el número de casos en que los fieles mueren sin recibir los últimos sacramentos o recibiendo uno solo.

Indíquese por tanto, para los últimos cinco años y en años an­teriores:

— Número de los que han muerto sin sacramentos.— Número de los que sólo recibieron el Santo Viático; sólo

Extrema Unción.— Actitud de los familiares.

84 oíndice

Sacramentales. Otras formas del culto religioso.

— Participación de los fieles en las exequias y cultos fúnebres.— Principales novenarios, triduos, etc., que se celebran en la

parroquia. Asistencia de fieles. Origen de algunas de estas celebraciones.

— El Rosario parroquial. Asistentes. Evolución de la asistencia.— El Rosario en familia. Porcentaje calculado de familias que

lo rezan.

(1) De este modo se efectuaron las primeras encuestas llevadas a cabo en París cuyos resultados recogió Ivan Daniel en el libro «As- pects de la pratique religieuse á París». Edic. Ouvriers, 1952. Del mis­mo modo se efectuó en la Ciudad de Mataró (Barcelona), «Eclesia», número 756, 1956.

— 85o

índice

VIII. La fe, la caridad y la conducta moral

ADVERTENCIA

En el estudio socio-religioso de una comunidad cristiana, el principal capítulo ha de ser medir la fe, el grado de adhesión de los fieles a la obra de Cristo, la Iglesia y las manifestaciones del amor cristiano, signo puesto por Jesús para conocer a sus dis­cípulos.

Es materia, sin embargo, delicada y compleja, en la que soció­logos de la religión cristiana y pastoralistas siguen profundizan­do. El criterio para juzgar la pertenencia a la Iglesia ha sido el bautismo dentro de la misma Iglesia, sin que haya sucedido apos- tasía pública. ¿Hasta dónde es válido este criterio? ¿Cómo podre­mos juzgar de la ortodoxia de las creencias de los fieles? ¿Qué gra­dos de pertenencia y adhesión a la Iglesia podríamos distinguir?

El capítulo, por tanto, a pesar de ser principal, es sólo indica­tivo, queda al juicio de párrocos, sacerdotes, fieles e investiga­dores socio-religiosos el ampliarlo y establecer para cada circuns­tancia los criterios de enjuiciamiento que juzguen más idóneos, pues se trata de un campo de estudio donde las pautas para medir el grado de adhesión al cristianismo y a la obra de Cristo están tan discutidas.

LA EVANGELIZACION

La herencia del Cristianismo es Cristo. Para ser cristiano no es suficiente, por tanto, la fe en Dios, denominador común con otras religiones. Es preciso creer en el Misterio de Cristo, es­perar en El; sentirse injerto en Cristo; por tanto, conocerlo. El catecismo de los primeros cristianos fue simplemente el Evan­gelio.

Por otra parte, algunas regiones no fueron jamás suficientemen­te evangelizadas. Tras las primitivas conversiones masivas, se mez­claron con frecuencia al mensaje evangélico ciertos resabios de supersticiones y mitos. La religión cristiana puede ser concebida por muchos como una simple moral, o dar preponderancia exclu­siva a los aspectos del temor, a efectos mágicos, etc.

86 —

oíndice

EL ATEISMO Y LA DESCRISTIANIZACION

Fenómeno importante de los tiempos modernos es el ateísmo y la descristianización que reviste multitud de formas:

— Afirmación de que Dios no existe.— Que Dios existe, pero es un ser ausente que en nada se

preocupa de los hombres.— Quienes prescinden prácticamente de Dios, para reafirmar

que sólo importa que el hombre construya su mundo.— Quienes creen en Dios, pero en nada o poco valoran todos

o algunos de los dogmas cristianos (Encarnación, Redención, No­vísimos del hombre, el Misterio de María, etc.).

— Quienes en la corriente actual del pensamiento subjetivis- ta, o en el proceso sociológico de secularización religiosa, afirman que la religión es cosa de cada uno con Dios o tienen en menos, critican o desprecian a la Iglesia, como Institución.

Convendría, por tanto, estudiar:

— ¿Se dan de algún modo en la feligresía las formas descri­tas de ateísmo o empobrecimiento de la fe cristiana?

— ¿Qué amplitud tiene este fenómeno?— ¿En qué grupos de edad, estamentos culturales, grupos po­

líticos, etc., se da con mayor frecuencia?— ¿Cuáles son las causas?— Existencia de organizaciones o asociaciones políticas, cul­

turales, etc., que profesaban el ateísmo o que se consideraron contrarias a la Iglesia.

— Lecturas, líderes ateos. Ignorancia crasa de algunas gentes en materia religiosa.

— Influjos de una formación escolar laica anterior.— Materialismo de la vida y del dinero.— Lecturas, corrientes culturales y políticas subterráneas, ac­

titud de protesta, deformaciones en la transmisión del mensaje religioso por lo que hoy resulta insuficiente para dar respuesta a muchas cuestiones actuales, etc. Resabios de supersticiones.

LA FE EN DIOS

Estudiado el fenómeno del ateísmo, interesa conocer el con­cepto de Dios que se han formado los feligreses:

— Imagen antropológica de Dios, si la tienen.— Predomina la idea del Dios terrible o del Dios Padre.

índice— 87

— En los acontecimientos más profundos: la muerte, la des­gracia, etc., se rebelan contra Dios, se desesperan, o reaccionan en el dolor con esperanza cristiana.

— Si es frecuente la oración a Dios para que dirija los acon­tecimientos personales, familiares, humanos.

— Actitudes religiosas más características de los católicos, practicantes, indiferentes y alejados.

— Actitudes seudorreligiosas de los que se profesan ateos (su­perstición, fanatismo ideológico, etc.).— La blasfemia. Hasta qué punto es fruto de la incultura o de resentimientos contra Dios.

LA FE Y ADHESION A CRISTO Y A SU OBRA, LA IGLESIA

No basta, como se dijo, la creencia en Dios para que una co­munidad sea cristiana. Es preciso la fe y adhesión a Cristo.

Sería, por tanto, útil investigar:— Cuantos han leído los Evangelios y la Sagrada Escritura.— En qué grado, cada una de las generaciones fueron catequi­

zadas. Qué deformaciones sufrieron por las que pudo quedar en la oscuridad el conocimiento y la persona de Cristo y de su Mis­terio Salvador.

— Si el mensaje cristiano se ha convertido para muchos en una simple moral natural o legalista. Si existe el sentido del pe­cado y sobre todo en qué aspectos de la moral se hallan hipersen- sibilizados o por el contrario se va perdiendo el sentido del pe­cado.

— En qué medida la adhesión al mensaje cristiano es fruto del control social o de convicciones profundas.

— Habituales frases en la conversión que tienen sentido reli­gioso.

— Qué dogmas cristianos han calado principalmente en los fie­les. Las advocaciones, fiestas, procesiones, que sensibilizan estos dogmas nos prestarán un indicio, según el sentido, el entusiasmo y la piedad con que sean popularmente celebrados.

— Actitud ante el ministerio y las personas del Papa, de los obispos, de los presbíteros, de los religiosos y de los seglares militantes en los movimientos de apostolado.

— El anticlericalismo. Sus causas.Puesto que la ficha familiar para censos parroquiales pide los

datos de formación cristiana, conviene previamente a estas en­cuestas, que se pueden realizar por muestreo, resumir el número

88 — Oíndice

de quienes han realizado ejercicios, cursillos, etc. (véase el rever­so de la ficha); de los que pertenecen a asociaciones religiosas (id. reverso); de los católicos activos, prácticos, indiferentes, ale­jados o no católicos (id. reverso); de la formación religiosa exce­lente, buena, regular, deficiente y nula (anverso de la ficha).

Los datos de formación pueden relacionarse con los de adhe­sión a la Iglesia; y éstos a su vez con los de edad, grupo social, etcétera, según los datos expresados en las fichas. Repetimos que es suficiente realizar un muestreo.

Reproducimos a modo de provisión y acopio, una serie de preguntas propuestas por J. Delcourt, y de las que podrán echar mano, según ne­cesidad, los organizadores de la encuesta:

1. La adhesión a una creencia puede ser especificada de formas di­versas:

— ¿qué religión tienes?— ¿te has adherido por convicción a tu religión?— ¿tus padres eran igualmente religiosos?— ¿tenían la misma religión?—- ¿cuál es la postura religiosa de tus hijos, de tus familiares?— ¿ha habido vocaciones religosas en tu familia?— ¿desearías que tus hijos la tuviesen?— ¿participas en asociaciones u organizaciones de apostolado o re­

ligiosas?— ¿prefieres la escuela confesional para tus hijos?— ¿te guías en la elección de tus periódicos, libros, cartelera de

espectáculos por la clasificación y censura eclesiástica?— ¿discutes de aspectos religiosos?, ¿qué postura sueles adoptar?

2. La frecuentación y participación:

— ¿cuántas veces has ido a la Iglesia en el transcurso de las cuatro últimas semanas?

— ¿dejas la misa a veces o normalmente?— ¿cuántas veces has comulgado en las cuatro últimas semanas?

¿Comulgas una vez al año? ¿En las grandes fiestas?— ¿tienes amistad o tratas con algún sacerdote?— ¿has consultado alguna vez a algún sacerdote?— ¿has leído el Evangelio, la Biblia?— ¿sueles leer materias religiosas?— ¿escuchas los programas religiosos de la televisión o de la radio?— ¿sueles rezar? ¿Cuándo y qué oraciones? ¿Rezáis en familia?— ¿tienes devoción especial a alguna advocación, imagen o santo?

3. Orientación y evolución de las actitudes religiosas:

■— ¿te has interesado más de la religión, después de vuestro ma­trimonio?, ¿después del nacimiento de tus hijos?

— 89 »oíndice

4. Integración en el grupo religioso:

— ¿te gustan las procesiones, ceremonias y reuniones religiosas?— ¿cómo consideras al grupo religioso donde estás: abierto, cerra­

do, retrógado, progresista, puritano y fiscalizador, laxo e indul­gente?

— ¿estás en desacuerdo con el grupo religioso que frecuentas, con la Iglesia en tu país, con la Iglesia Universal?

— ¿crees que la Iglesia y sus ministros se entrometen en cosas que no les atañen?

— ¿cuando rezas, te estorba o te ayuda que otro rece junto a ti?— ¿consideras que tus opiniones en materia religiosa son cuenta

tuya y que las ideas de los demás y el ambiente no influyen so­bre ti?

LA CATEQUESIS

Difiere mucho la formación religiosa de las distintas generacio­nes. Nos encontramos, en efecto, en algunas zonas de España con grupos de edad, hoy ya adultos, que por haber coincidido su edad escolar con los tiempos de laicización de la enseñanza y de la guerra civil carecieron totalmente de enseñanza religiosa. Pero en cada una de las parroquias la atención a la catequesis o la di­rección de ésta (moralista, puritana, laxa, etc), han acuñado un tipo de mentalidad definida en los diversos grupos de edad, con distintas valoraciones, y que originan frecuentes confiictos de con ciencia. Del mismo modo, puede observarse un deformismo acu­sado entre la formación de las niñas jóvenes o mujeres y de los varones. Es preciso hallar la causa: en los catequistas, en las cir­cunstancias político-sociales o económicas de todos estos fenó menos. Observaciones sobre la perseverancia religiosa después de la edad escolar.

LA CARIDAD

Dios es caridad. El Espíritu Santo, Alma de la Iglesia, procede del Amor del Padre y del Hijo, por esta razón el alma que vivifica la Iglesia, la clave de bóveda que sostiene la Casa de Dios, es el Amor. Cristo afirma, por tanto: En esto conocerán que sois mis discípulos en que os amáis los unos a los otros. «El amor a Cristo se manifiesta en el amor a sus miembros vivos, que son nues­tros hermanos.»

La Iglesia es definida en la patrística y actúa realmente como la «congregación de la caridad».

90 — >ní n d i c e

La caridad, por tanto, anima o debe animar todas las manifes­taciones de la Iglesia y de los cristianos, culto eucarístico, vida sacramental y apostolado. Nos fijamos, sin embargo, en este ca­pítulo de nuestro estudio en la puesta en común de bienes, mani­festación esencial de la Iglesia. Estos bienes pueden ser los va­lores personales o los de las cosas.

El cristiano, por su unión comunitaria a los demás, puede po­ner al servicio de la misma comunidad el valor de sus cualidades personales (su tiempo, su carrera, los intereses personales crea­dos) o sus cosas, en lo que está cristianamente obligado o en lo que a su largueza y generosidad inspire el consejo evangélico.

Cáritas Parroquial será, por tanto, una diaconía o servicio ge­neral coordinador o ejecutor de la puesta en común de bienes de la comunidad parroquial, como concreción del Cuerpo Místico de Cristo.

Estudiamos, por tanto, en primer lugar:— Las actitudes de los cristianos en cuanto a la caridad.— Las manifestaciones comunitarias de esta caridad.La Cáritas Parroquial es, o mejor, debe ser, estas tres cosas:— Un movimiento de amor cristiano.— Una institución comunitaria.— Una agencia de servicios.Las tareas de Cáritas Parroquial son:1. Formar un equipo humano.2. Conseguir una instalación adecuada.3. Lograr la puesta en común de bienes de los cristianos.4. Distribuir los bienes puestos en común a los necesitados.5. Coordinación dentro de la Parroquia y de la Cáritas Dioce­

sana y apertura a la comunidad parroquial.La Cáritas Parroquial debe estimular a los cristianos y a la

comunidad para que entreguen sus bienes y presten sus servicios en favor de Cáritas, para que ésta los distribuya a los necesitados. Y debe recoger o encauzar estos bienes y servicios.

Para ello tendrá que utilizar diversos medios, tales como for­mación de conciencia, propaganda, suscripciones, huchas, petición de donativos, petición de colaboraciones a profesionales (médicos, abogados, etc.), petición de colaboraciones a entidades (Ayunta­miento, Diputación, hospitales, etc.).

La tarea más específica de Cáritas es ésta: Distribuir los bie­nes y servicios que las personas, las entidades y la comunidad le han entregado, a las personas, las familias, los grupos, las co­munidades que lo necesiten, bien sea a través de la entrega de

— 91O

índice

los mismos (alimentos, ropa, vivienda, dinero, etc.), bien sea fa­cilitándoles el uso de los servicios puestos a disposición de los necesitados (consulta médica, asesoramiento jurídico, etc.), bien sea creando y manteniendo o promoviendo servicios que favorezcan la solución de los problemas (escuelas, centros sanitarios, serví cios de información y gestión, etc.).

Para realizar esta tarea sería preciso utilizar una serie de me' dios (asistencia, información, gestiones, promoción de obras so cíales, etc.).

Estúdiese:

1) La organización de la Cáritas Parroquial: Composición de la Junta, responsabilidad dentro de ella, integración de la Junta de Cáritas y Junta Parroquial, etc.

2) Coordinación de las Asociaciones, Instituciones y personal que ejercitan de modo habitual la Caridad.

3) Personal técnico, si existe, para la gestión de las activida­des asistenciales y promocionales de Cáritas Parroquial.

4) Estadística de casos atendidos de asistencia.5) Relación de obras de promoción social.

LA CONDUCTA MORAL

El cristianismo no es una moral natural, a lo que parecen ha­berlo reducido alguna clase de predicación. Pero el cristiano ha de expresar especialmente su fe en el cumplimiento de las leyes que Dios impone a la naturaleza individual y social del hombre y a los preceptos evangélicos, que se resumen y quintaesencian en ia caridad.

El estudio de algunas manifestaciones de la vida moral se ha incluido ya en otros capítulos, v.g.: la moral sexual, que por estar destinada como fin último a la constitución de la familia, se in­cluyó en el capítulo respectivo.

Unicamente se tocan aquí aspectos de la moral cívico-social y económica.

Si lógica manifestación de la fe cristiana ha de ser la conduc­ta, se distinguirá en el estudio el comportamiento de las familias e individuos católicos activos, practicantes, indiferentes, alejados y los no católicos.

Del mismo modo es frecuente que las diferentes clases sociales

92 — oíndice

tengan diversos patrones y criterios de conducta moral. La moral se convierte por muchos en un código de defensa del grupo.

El liberalismo económico capitalista o el socialismo es grave pecado o virtud según lo miren unos u otros. En algunas clases, burguesas, existe una profunda aversión moral hacia ciertos peca­dos sexuales; otras clases marginales los excusan o canonizan. Podríamos alargarnos demasiado; es oportuno observar las conduc­tas y valoraciones morales y las diferencias entre los diversos es­tamentos sociales.

— 93 oí n d i c e

IX. Instrumentos y recursos de la pastoral en la parroquia

EL COMPLEJO PASTORAL

«Las tres grandes acciones de la Iglesia: la acción profética, la acción litúrgica y la acción caritativa, deben repercutir en la concepción de ios complejos pastorales.

El complejo pastoral de parroquia, arciprestazgo o zona, debe responder:

— A la necesidad de evangelizar a los que están fuera o lejos de la Iglesia.

— A la necesidad de catequizar a los que se están iniciando en las verdades religiosas y necesitan un acceso consciente a la vida cristiana.

— A la necesidad de dar una preparación, cada vez más inten­sa, a los ya iniciados.

— A la necesidad de la acción cultual.— A la necesidad del desarrollo de la caridad.Estas funciones deben reflejarse en la estructura arquitectóni­

ca de las edificaciones.

EDIFICIOS PARROQUIALES

1. ° Templo y batisferio, de dimensiones debidamente estudiadasen cada caso.

2. ° Sacristía, antesacristía y almacén. La antesacristía es una salade estar, especialmente dedicada a sacerdotes; les serviría de espera antes de las celebraciones, de descanso entre las mismas y para recibir a los fieles que acuden a la sacristía para hacer alguna consulta. La existencia de esta sala permi­tirá que la sacristía revista un carácter sagrado y sea sólo lugar de preparación inmediata para el culto.

3. ° Atrio, claustro y campanil: El atrio es lugar de espera, saludoy encuentro de los fieles con el sacerdote. El campanil, que no se considera imprescindible, puede situarse donde se esti­me justificado.

94 oíndice

4. ° Servicios admistrativos: Sala de espera, común a todos losservicios del complejo, despacho y archivo.

5. ü Servicios pastorales: Despachos para contacto personal y tra­to pastoral con los feligreses.

6. ° Salón de actos y bar: Servirán para la celebración de actosde la comunidad parroquial (fiestas con ocasión de bautizos, bodas); serán lugar de distracción y centro de promoción co munitaria.

7. ° Catequesis: Salas con uso polivalente que servirán para catc­quesis y apostolado seglar.

8. ü Apostolado seglar: Locales para los secretariados y archivosde los movimientos de apostolado seglar.

9. ° Servicios de promoción social y asistencia social: 1) Serviciosdirectivos; 2) Servicios de asistencia social y oficina de in­formación; y 3) almacén.

10. Aseos y locales para instalaciones de calefacción y ventila­ción.

11. Vivienda para el sacristán-conserje.12. Viviendas para sacerdotes. Las viviendas estarán en el com­

plejo parroquial o en un bloque próximo al mismo, según los casos. Estas viviendas podrían adaptarse a las necesidades de la vida comunitaria en su clero» (1).

Los edificios parroquiales descritos pertenecen a una parroquia teóricamente ideal. Según esta base, descríbase la situación ac­tual del complejo de dependencias parroquiales.

A continuación exponemos algunos criterios para juzgar la fun­cionalidad del Templo.

EL TEMPLO Y LA CELEBRACION DE LA PALABRA Y DE LAEUCARISTIA

«Las dos partes de que consta la Misa, a saber: la Liturgia de la palabra y la Eucaristía, están tan íntimamente unidas que constitu­yen un solo acto de culto» (art. 56). El Concilio afirma que la Misa tiene dos partes distintas y, sin embargo, estrechamente unidas entre sí. Esta distinción de partes exige que haya también como dos zonas distintas en el santuario: una para la liturgia de la Palabra y otra para la liturgia de la Eucaristía.

Se recomienda la máxima proximidad de los fieles al altar, con una buena visibilidad del mismo desde todos los puntos del templo, de forma que se facilite la máxima incorporación de los fieles al Santo Sacrificio.

í n d i c e— 95

Se recomienda, también, la supresión o limitación del número de altares menores que, en ningún caso, deben interrumpir la ac­ción comunitaria centrada en el santuario o presbiterio.

Es muy importante el estudio de la luz en el templo, que per­mita la lectura, sin deslumbramiento excesivo.

La nave es el lugar de los fieles. En ella se reúnen y desde ella participan en la celebración. Esta participación consiste fun­damentalmente en:

— Escuchar la Palabra de Dios.— Orar y alabar en común por mecfio de las respuestas al sacer­

dote y por medio del canto.— Ofrecer y comulgar.Por eso la nave debe cumplir como primer cometido el de re­

unir y no dispersar, agrupar y no separar. Perjudica cuanto sea causa de disgregación, de separación, alejamiento o aislamiento de los fieles entre sí y de los fieles con el santuario. Las muchas capillas, rincones, columnas, naves, etc., pueden ser graves im­pedimentos de este espíritu comunitario que debe reinar en la nave.

Ha de procurarse la «verdad» en los materiales. Nuestras igle­sias suelen ser cita de imitaciones a la verdad: Flores que no son flores, mármoles que no son mármoles, escayolas que quieren ser madera, etc.

«La técnica nos tiene hoy demasiado acostumbrados a los efec­tos mágicos, que nos rodean totalmente y no son por ello capaces de hacernos sentir esa sugerencia de lo sobrenatural. Por lo que, el recuerdo o sugerencia de lo Otro tiene que venir por contraste con el mundo técnico-sorprendente del ambiente cotidiano, y la fórmula podría ser: «a la sobrenaturalidad por la naturalidad». Y esta na­turalidad que hoy nos falta se hace patente por la sencillez arqui­tectónica y la autenticidad de los materiales» (2).

Es útil indicar las sucesivas transformaciones del templo pa­rroquial, de su presbiterio, del lugar de proclamación de la pala- labra, de sus retablos e imaginería, de su coro, etc. La historia del templo en un buen indicador de la historia y de las tendencias del movimiento litúrgico.

UBICACION DEL TEMPLO PARROQUIAL

Estudios hechos demuestran que, en general, los parroquianos son fieles a sus parroquias. Se ha observado, asimismo, que el aumento de los lugares de culto contribuye al aumento de la asis­tencia.

96 — oíndice

Las razones por las que desertan de sus parroquias de origen se resumen en estos puntos:

a) Razones geográficas. Calles importantes que son verdade­ras fronteras de barrio. Cuestas que es necesario subir, d ificu l­tad de tránsito.

b) Razones psicológicas. Itinerario desacostumbrado. Para el trabajo, la diversión, el acompañamiento de los niños a la escuela, etcétera, han seguido siempre otro camino donde hay otras iglesias. La parte donde está la parroquia Ies es casi desconocida.

c) Razones de segregación social. D ifícilm ente un burgués irá a una parroquia popular y atravesará los barrios donde habitan otras clases sociales. La misma razón vale, al contrario, para un obrero.

d) Razones religiosas. El esplendor de las ceremonias, la pre­dicación, la atmósfera comunitaria en otra parroquia.

e) Razones de conveniencia para las relaciones humanas. Las parroquias situadas en los s itios céntricos se ven más concurri­das; a dichos lugares acuden para las reuniones, el paseo, la dis- tración, las gentes de la ciudad y del campo.

«El conjunto o complejo parroquial debería localizarse sensib le­mente en el centro de gravedad de la unidad urbana en que esté ubicado. La situación de la Parroquia, que debe ser central para procurar recorridos semejantes a toda la fe ligresía, no tiene que ser un exacto centro geográfico, sino que esta situación debe bus­carse más bien en función de las «corrientes humanas» y de los «centros vitales», para lo cual habrá que tener en cuenta la topo­grafía, que es un factor decisivo en la canalización de las mismas.

La ubicación, en general, deberá fac ilita r la entrada, invitando a acercarse a la iglesia. Las «corrientes humanas» no son co­rrientes de trá fico rodado, y la situación de las iglesias sobre calles de mucha circulación de vehículos, es mala. Si no hay más remedio que constru ir en una de estas calles, la Parroquia deberá interiorzarse y dar la espalda al ruido. En los casos de posible elección deben buscarse sitios más tranquilos, y es conveniente la existencia de una pequeña plaza aislatoria ante la iglesia» (3).

Sobre un mapa del territorio parroquial es conveniente trazar el radio de influencia en la captación de los fieles, de los diversos templos radicados en el término de la parroquia.

Estos límites de influencia pueden fácilmente trazarse, si se ha realizado la encuesta de cumplimiento de Misa, con indicación de las zonas o calles donde viven quienes asistieron.

a) Descríbase la funcionalidad del templo parroquial y de las

— 97o

índice

demás iglesias, según los criterios anteriormente descri­tos:— su número de asientos,— su capacidad,— misas en días de precepto,— asistencia calculada en día de precepto,•— obras artísticas que contiene,— historia de las sucesivas transformaciones del templo

parroquial.b) Descríbanse los demás servicios del complejo parroquial,

según se indica en la primera parte de este capítulo.

RECURSOS ECONOMICOS

La parroquia es familia sobrenatural encarnada, como Cristo y la Iglesia, en las condiciones de este mundo. Necesita, por tanto, de medios económicos para el sostenimiento de sus ministros o servidores, de sus obras e instituciones. Como toda economía do­méstica, necesita un cálculo de necesidades presupuestarias y del nivel de sus fuentes de recursos.

La cooperación de los fieles a la economía parroquial es uno de los mejores indicios de su grado de adhesión a la Iglesia. En la ficha familiar para Censos parroquiales existe un apartado para anotar la contribución familiar a la parroquia. Con esos datos de base se puede enjuiciar la colaboración económica según clase económico-social, necesidades de la familia, religiosidad y perte­nencia y asociaciones religiosas.

Recursos económicos de la parroquia:

— Patrimonio económico de la parroquia.— Aportaciones periódicas.— Colectas dominicales.— Arancel.— Cepillos.— Donativos y herencias.— Juicio sobre las colectas especiales Imperadas.— Estipendios de las Misas.— Otros ingresos.— Juicio de la generosidad según clase social y posibilidades

económicas.Cifras totales de ingresos.

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Oíndice

Cálculo de necesidades:

— Culto.— Caridad.— Fábrica.— Personal.

Otros ingresos propios de:

— Asociaciones.— Cofradías, etc.Observaciones sobre la evolución de la generosidad de los fie­

les con la Iglesia y sus ministros.

(1) Diócesis de Madrid-Alcalá. «Instrucción para la construcción de complejos parroquiales», pág. 8 y siguientes. 1965.

(2) Id. pág. 22.(3) . Id. pág. 25.

— 99 oíndice

X. El ministerio de los presbíteros y el carisma de la consa­gración religiosa

INFLUJO DEL MINISTERIO EN LA VIDA PARROQUIAL

«El presbítero es ministro de la palabra de Dios, de los sacra­mentos y de la Eucaristía, así como rector del pueblo de Dios. Estas funciones las ejerce como cooperador del Obispo y en forma subordinada a él.» (1).

Los presbíteros, como ministros de Cristo en la comunidad, han podido insistir en uno u otro de los aspectos indicados: la pala­bra, los sacramentos, la rectoría del pueblo de Dios. Como herma­nos de los hombres, frágiles y pecadores, pueden incumplir algu­nos de ellos o realizar una acción pastoral deformada, contrapro­ducente o negativa.

Como la situación de los pueblos depende en buena parte de sus gobernantes, así la situación de la parroquia de sus rectores. La historia de la parroquia es, en gran parte, la historia de su cle­ro y de las instituciones creadas por el clero, como la historia hasta hace muy poco fue la historia de los monarcas y de la aristocra­cia. La herencia de una larga etapa eminentemente clericalizada es muy difícil de borrar y lo será por mucho tiempo. «El peso del día y el calor» del trabajo por extender y procurar el florecimien­to de la viña del Señor, sigue gravitando sobre los presbíteros. Como la historia hoy va siendo hecha cada vez más de abajo arriba, quizá en un futuro la historia de la evangelización y de la Iglesia sea también, cada vez más, una historia de todo el pueblo de Dios, de su acción apostólica, de sus carismas, de la profun­didad de las obras de los seglares.

Pero atengámonos hoy al hecho de la importancia decisiva de la acción ministerial del clero.

EL CARISMA DE LA VIDA RELIGIOSA

Junto con el ministerio de los presbíteros (ya que los otros grados inferiores del clero, no tienen desde hace siglos impor­

100 — oíndice

tancia alguna en el ministerio pastoral), es preciso estudiar los carismas del pueblo de Dios. «El mismo Espíritu Santo, no sola­mente santifica y dirige al pueblo de Dios por los sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que, distribuyén­dolas a cada uno, según quiere (I Cor. 12,11), reparte entre los fieles gracias de todo género, incluso especiales, con que los dis­pone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios prove­chosos para la renovación y una más amplia edificación de la Igle­sia según aquellas palabras: A cada uno, se le otorga la manifes­tación del Espíritu para común utilidad (I Cor. 12-7)» (2).

Estudiaremos, por tanto, la acción de los ministros o clero pa­rroquial y el florecimiento de los carismas por la consagración al estado religioso.

LAS VOCACIONES AL MINISTERIO

La vocación al ministerio eclesiástico suele ser fruto maduro de la familia cristiana. Decimos que suele ser porque a veces, y sobre todo en tiempos pasados, en que la adscripción al estamen­to clerical era un salto en la promoción del «status» social, po­drían influir también en la familia o en el niño, joven o adulto, otras razones de índole social o económica. Esto ocurre cada vez me­nos a no ser en ambientes rurales, de cultura pre-técnica, con ce­rradas oportunidades a otras profesiones u oficios. Además, los familiares religiosos o sacerdotes influyen poderosamente como testimonio y foco apostólico en todo el ambiente familiar.

La historia vocacional de España ha sufrido tremendas oscila­ciones al viento de los horizontes político-sociales bonancibles o turbados.

OSCILACIONES VOCACIONALES SEGUN EL MEDIO SOCIAL, FA­MILIAR Y SOCIO-ECONOMICO

Primero se han de consignar las vocaciones ingresadas en los años o grupos de años que se indican. Podrían ser interesantes, v.g: 1925-30; último período de la monarquía; 1931-35, período re­publicano; 1936-39, período de guerra; 1940-45, etc. Si se poseen datos anteriores, desde hace un siglo, serían una valiosa contri­bución a la sociología de las vocaciones en España. La desamor­tización, los subsiguientes intervalos de paz religiosa y persecu­ción; la restauración monárquica y los caracteres que la siguie­ron, representan en el conjunto nacional una curva accidentadísi­ma del movimiento vocacional.

— 101

también la contribución vocacionaí, según las diferentes cla­ses sociales, tiene hoy un marcado interés por la movilidad profe­sional y porque, en la contribución a los seminarios, la aportación proporcional según categoría socio-profesional es muy diferente. El nuevo reajuste de las estructuras profesionales en nuestra si­tuación económica y social obliga a una táctica nueva de pene­tración en nuevos ambientes, ya que en el campo, principal con­tribuyente en vocaciones, se reduce ceda vez más la población.

Finalmente, es conveniente comparar el movimiento vocacio- nal y los sacerdotes, religiosos y religiosas que en realidad se ordenaron o profesaron en religión, así como observar las causas y tendencias de una perseverancia mayor o menor, caso más fre­cuente hoy.

Formúlense observaciones sobre:— Clima familiar para el nacimiento de las vocaciones.— Causa de las oscilaciones vocacionales.— Vocación según la categoría socio-profesional de la fami­

lia.~ — En qué medida otros factores contribuyen al mayor o menor

florecimiento vocacional.— Historia de las vocaciones en la parroquia en tiempos re­

motos, etc.Todas estas observaciones son el complemento vivo de las ci­

fras sobre vocaciones.Aunque ministerio o servicio a la comunidad de los presbíteros

y el üarisma de la consagración por los votos son cosas de suyo diversas, en la situación canónica actual y en sus derivaciones y motivaciones socio-religiosas, tienen una evidente semejanza, por lo que se pueden estudiar conjuntamente las vocaciones al estado clerical y al religioso.

(1) Decreto del C. Vaticano II sobre el Ministerio y la Vida de los Presbíteros.

(2) Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Cap. In. 12.

102 — Oíndice

XI. La familia, la acción de los católicos y la acción católica

LA FAMILIA

La familia debe ser:— Iglesia doméstica.— Fuente del pueblo de Dios.— Santuario de santidad.— Escuela del apostolado seglar y semillero de ministros para

la comunidad eclesial. Al mismo tiempo debe ser también escuela del más rico humanismo y cimiento de toda la sociedad.

Podríamos decir que si la familia es la iglesia doméstica, las últimas células comunitarias del pueblo de Dios como tal son las familias cristianas.

La diócesis se parcela en parroquias, la parroquia en familias. La realización del censo parroquial por familias presta un mate­rial abundante para el estudio de todos los aspectos sociológicos, morales, psicológicos y religiosos de las familias en la parroquia.

Las fichas para censos familiares nos permiten establecer com­paraciones sobre la profesión de los padres y de los hijos o movi­lidad profesional; relacionar la conducta religiosa y moral de unos y otros; el progreso social, cultural, etc-

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— Educación religiosa de los hijos.— Educación moral y humana.— Aspiraciones para los hijos.— Continuidad y discontinuidad de la profesión de los padres

en los hijos.— Signos de religiosidad familiar.— Asociaciones familiares.— Relacioné^ de padres e hijos.— Clanes familiares.— Los ancianos en la familia.— Moral sexual.

* la conducta en el noviazgo,* rigurosidad o relajación de los criterios de moral sexual,* la iniciación sexual en los niños,* otras observaciones.

LA ACCION DE LOS CATOLICOS

«Los cristianos seglares obtienen el derecho y la obligación del apostolado por su unión con Cristo Cabeza. Ya que insertos por el bautismo en el Cuerpo místico de Cristo, robustecidos por la Con­firmación en la fortaleza del Espíritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Señor. Se consagran como sacerdocio real y gente santa (1).»

«Los seglares tienen su papel activo en la vida y en la acción de la Iglesia, como partícipes que son del oficio de Cristo, sacer­dote, profeta y rey. Su obra, dentro de las comunidades de la Iglesia, es tan necesaria que sin ella el mismo apostolado de los pastores muchas veces no puede conseguir plenamente su efecto (2).»

Este apostolado o acción de los católicos se ejercita por la fe, la esperanza y la caridad (3). Estos tres aspectos fundamenta­les de la vida cristiana parroquial fueron ya estudiados.

Los seglares son cooperadores de la verdad. Están obligados a difundir el evangelio de Cristo (4).

Su acción católica se ha de manifestar en la práctica de las virtudes cristianas. Se ha de ayudar en cualquier necesidad, ejer­citando la amistad cristiana (5) .

Han de aclarar los principios cristianos, defenderlos y aplicar­los a los problemas actuales. Deberán establecer el orden tempo­ral de forma que, observando íntegramente sus propias leyes, esté conforme con los últimos principios de la vida cristiana. Entre las obras de este apostolado sobresale la acción social (6).

104 — oíndice

El seglar es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse siempre en ambos órdenes con una conciencia cristiana (7).

LA ACCION CATOLICA

«Como los cristianos son llamados a ejercer el apostolado in­dividual en diversas circunstancias de la vida, no olviden, sin em­bargo, que el hombre es un ser social por naturaleza y que agrada a Dios el que los creyentes en Cristo, se reúnan en pueblo de Dios y en un cuerpo. Por consiguiente, el apostolado asociado de los fieles responde muy bien a las exigencias humanas y cristia­nas y es expresión de la comunión y unidad de la Iglesia en Cris­to, que dijo: Pues donde estén dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mat. 18-20).

Especialmente necesario en las circunsancias presentes» (8).Estas asociaciones para el apostolado seglar pueden recibir

una misión de la jerarquía, por lo que los seglares, en cuanto per­tenecen a estas asociaciones, han recibido un ministerio por el que cooperan en el apostolado jerárquico. Son las asociaciones de la Acción Católica, en su sentido más amplio.

Prescindimos de las adquisiciones teóricas sobre la Acción Ca­tólica.

Enumérense, por tanto, todas las asociaciones para el apostolado de los seglares existentes en la parroquia.

Los años en que se censen los miembros de la A.C. y de las de­más asociaciones de apostolado pueden ser aquellos que manifies­ten mayores oscilaciones. En la situación actual, es muy intere­sante describir con mayor extensión las actividades de la A.C. es­pecializada (HOAC, JOC, JIC, etc.).

Muchas parroquias tienen equipos de colaboradores, no sus­critos oficialmente en la A. C., pero que cumplen perfectamente los fines de ésta. Vulgarmente son considerados como miembros de la A. C. Es este concepto vulgar, y su funcionamiento como ta­les cooperadores en la Acción Apostólica parroquial, el que in­teresa reseñar.

En las parroquias urbanas, los movimientos de A.C. pueden ser interparroquiales, pertenecer muchos a centros o grupos de A.C., congregaciones marianas u otras asociaciones que no tie­nen carácter parroquial. Estos deben ser también censados, enjui- ciadada su labor en la parroquia y medidas las posibilidades de que actúen en su interior.

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OTRAS ASOCIACIONES: COFRADIAS, HERMANDADES, ETC.

Ha de comenzarse por describir las que mayor actividad apos­tólica, caritativa o de piedad ejerzan en la parroquia.

Trátase, por tanto, de asociaciones religiosas de todo tipo. Nor­malmente, por la terrible inmortalidad de los Instituciones, aunque no funcionen muchas, existen, sin embargo, jurídicamente multitud de Cofradías, Arch¡cofradías, Hermandades, Asociaciones, la mayo­ría de las cuales tiene como misión principal el cuidado de algún lugar de culto y las solemnidades de alguna advocación.

Al describirlas es, por tanto, necesario enjuiciar su actualidad, sus actividades y posibilidades, la necesidad de reforma o, a veces, de extinción, en una economía pastoral, y sobre todo, en una si­tuación y mentalidad eclesial y religiosa tan distinta de la época en que fueron creadas.

(1) Decreto de C. Vaticano fl sobre el Apostolado de los Seglares, número 3.

(2) Id. núm. 10.(3) Id. núm. 3.(4) Id. núm. 3.(5) Id. núm. 4.(6) Id. núm. 7.(7) Id. núm. 5.(8) Id. núm. 18.

106 —mD

í n d i c e

A P E N D I C E S

GRAFICACION

Las cifras son algo conceptual, pertenecen al mundo de la inteligen­cia. En un buen trabajo socio-religioso conviene impresionar pronto y certeramente. Los gráficos cumplen su cometido de una manera intui­tiva, en ellos entra de lleno lo sensitivo y por eso conviene represen­tar los resultados de una encuesta en gráficos.

No es, sin embargo, ésta la utilidad única del gráfico; tiene valor de medio para ulteriores deducciones, al facilitar la comparación de fenómenos diversos.

La representación gráfica puede hacerse coloreando diversamente un mapa, un croquis, una figura, o por medio de dibujos geométricos. Lo primero da lugar al cartograma, y lo segundo al diagrama.

CARTOGRAMAS

Para graduar la intensidad y extensión de un fenómeno (cumplimien­to religioso, frecuencia vocacional, natalidad, etc.), se fijará convencio­nalmente una escala cromática en la que a cada color o a cada trazado (doble línea, línea, puntos) corresponda un determinado valor.

En la elaboración de estos cartogramas se deben observar las nor­mas siguientes:

1) Cuanto más pequeños sean los grupos en que se divida la in­tensidad del fenómeno, tanto más demostrativa resultará la representa­ción gráfica. No conviente, sin embargo, detallarla demasiado, porque no lo consiente la claridad, sobre todo, cuando el gráfico es pequeño.

2) Los grupos representados gráficamente con el mismo color o sig­nos pueden ser de igual amplitud o diversa, si así conviene. Así en el ejemplo que más abajo traemos. Conviene dejar abierta la primera y la última clase, sin determinar el comienzo o el fin, expresándose así: Me­nos de...; Más de ... La razón por la que con frecuencia no conviene que los grupos sean igualmente extensos es porque en algunos de ellos entrarían pocas unidades o ninguna.

3) Si el color lo permite, es aconsejable expresar en el gráfico, sobre cada unidad estudiada, la intensidad exacta del fenómeno en sus cifras completas.

Exponemos a continuación la nomenclatura gráfica, aconsejada por el Congreso Internacional de Sociología Religiosa celebrado en Bruselas en 1956, para señalar el cumplimiento pascual y el precepto dominical.

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El cartograma tiene especial aplicación cuando se estudia un fenó­meno con relación al territorio.

DIAGRAMAS

Son la representación gráfica por medio de figuras geométricas de superficie proporcional a los respectivos valores.

1. El uso de rectángulos con base igual es muy aconsejable porque de un golpe de vista se pueden apreciar más fácilmente las variacio­nes. En el siguiente representamos el cumplimiento dominical en una parroquia del Norte de España.

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Este gráfico representa la siguiente serie;

Fechas Hombres Jóvenes Niños Mujeres Jóvenes Niñas Total

25- X-53 221 141 107 375 257 120 1.22022- XI-53 243 164 103 361 257 147 1.2733- XI1-53 266 164 133 411 258 128 1.360

17- I-54 223 159 141 376 241 165 1.30514- II-54 233 150 107 288 256 174 1.2082- V-54 247 160 120 361 226 156 1.270

27- VI-54 152 834- VII-54 155 78

11- VI1-54 283 25918-VII-54 268 17525- VII-54 294 174

1-VIII-54 262 1758-VIII-54 264 156

Para construir esta representación hemos dividido los rectángulos en cuatro partes proporcionales a los diversos núcleos de asistencia.

Se observan claramente las oscilaciones que sufre la observación de los hombres en los meses de invierno y en los de verano, notando un extraño aumento de tres domingos de verano que se debe a la ce­lebración de la misa vespertina, para facilitar a los trabajadores del cam­po el cumplimiento.

2) El sistema más en uso es el de las coordenadas cartesianas. Consiste en dos ejes: uno horizontal y otro vertical. Sobre el horizon­tal medimos la intensidad de la variable independiente, y sobre el vertí-

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cal la Intensidad del fenómeno. Por ser eí más difícil y habitual modo de gtaflcar, no reproducimos un ejemplo. Lo emplean desde la más modesta empresa para medir los costos de producción hasta los hospitales para seguir la evolución en la temperatura de los enfermos.

3) Representación de un fenómeno en función de una variante y de una o dos mudables.

Preferimos explicar esta especie de gráfico con un ejemplo clásico: el gráfico en pirámide.

Representamos el cumplimiento dominical en la parroquia citada an­teriormente, por grupos de edad, de sexo y teniendo en cuenta el total del censo de fieles en cada grupo. Entre los cumplidores tenemos: los que cumplen regularmente, los que cumplen irregularmente y los que no cumplen. Para ello, dividimos por el centro el gráfico en dos partes, que corresponden a los hombres y a las mujeres, expresando los gru­pos de edad en cada rectángulo.

La totalidad de cada rectángulo representa los cumplidores habitua­les, la parte rayada los cumplidores esporádicos y la parte en blanco representa los ausentes habituales.

Esta clase de representación puede tener una larga aplicación.4. Representación por medio de ángulos.En el ángulo hay dos elementos: la abertura del ángulo y la longitud

del radio. De ambos nos podemos servir para la representación gráfica.Pueden conjugarse, para la representación gráfica, los dos elementos

del ángulo. Con la abertura del ángulo representamos la importancia de un aspecto, de un factor, y con la longitud del radio, la intensidad del fenómeno o del hecho con relación a ese factor.

Así, por ejemplo, en la medida por barrios del cumplimiento dominical, no deben parangonarse en pie de igualdad un barrio de 5.000 habitantes

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con otro de 500 u otro de 100. La medida de la importancia numérica de los habitantes se expresará con la abertura de los ángulos, y el tanto por ciento de los que cumplen con la longitud del radio.

He aquí la aplicación al cumplimiento por arciprestazgos en la Diócesis de Ciudad Rodrigo.

ADVERTENCIA SOBRE LOS DIAGRAMAS ALEGORICOS

Este tipo de representación es más apto para la propaganda que para un estudio científico. Los fenómenos y sus variaciones son representa­dos por figuras que simbolizan el objeto. Así, la proporción en una dió­cesis de sacerdotes por habitantes, viene representada por un seglar junto a un clérigo, dando a ambos proporciones determinadas. El volu­men de dicha figura debe estar trazado de tal manera que sea propor- porcional a los valores. Esto, sin embargo, es difícil y laborioso. La al*

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tura y la anchura de la figura son dobles. Resulta así que las proporcio­nes no las hemos multiplicado por dos, sino elevado al cuadrado. Quien contempla la figura puede fácilmente ser inducido a error.

INTERPRETACION DE LOS DATOS

Las mismas cifras en distintos'lugares y tiempos tienen un significado diverso. Pongamos un ejemplo: la contribución de los fieles a la Iglesia y al sostenimiento de sus ministros puede considerarse como indicio de adhesión y fidelidad a la Iglesia, sin embargo, puede depender del grado de nivel económico de la feligresía, del espíritu de generosidad y aún despilfarro en todos los aspectos de la vida. Del mismo modo, el cum­plimiento del precepto de oír misa nos puede dar un indicio falso, ya que puede explicarse por rutina, respeto humano, mientras son abando­nados otros aspectos principalísimos como el amor y caridad cristianos.

Por tanto, el manejo de los datos de la sociología debe hacerse con gran preocupación y el valor que aislados pueden tener es muy parcial.

Por ello cada vez más cunde la desconfianza por las estadísticas; és­tas, sin embargo, bien hechas, nos permiten divisar fenómenos de otra forma imperceptibles, que servirán de material para elaborar leyes so­ciológicas de valor científico.

Sin embargo, la estadística religiosa será siempre únicamente una ciencia auxiliar de la sociología religiosa.

En este análisis sociológico, la primera cualidad requerida es agili­dad de juicio. Motivaciones diversas se entrecruzan, se suman, se con­trarrestan. Es necesario más tacto para explicar las cifras que para re­cogerlas. Nunca será demasiada toda prudencia y agudeza para la de­tección de las causas (1).

Damos algunos consejos para deducir las causas de una situación religiosa determinada.

1) Es de gran utilidad establecer la evolución histórica de la reli­giosidad.

Partiendo de la idea que, según la documentación consultada, nos hemos formado sobre la situación religiosa en un determinado grupo o sociedad, examinamos los acontecimientos que han influido en la for­mación del estado actual, tanto adversos a la religiosidad como favora­bles.

Conviene estudiar la historia general del período a que limitamos el análisis de la evolución del grupo. Entre las causas de evolución citamos:

Régimen político y jurídico, transformación de la sociedad (por ejem­plo, pueblos antes cerrados en sí que se abren a las comunicaciones y al intercambio humano), anomalías sociales, geografía, personajes que han vivido sobre el territorio y que han influido beneficiosa o perjudi­cialmente sobre la religiosidad, instituciones y asociaciones y su des­arrollo a través de los años (sociedades culturales, partidos políticos, etcétera).

2) Diformismos. Entendemos por diformismo la diferencia forma­da de matizaciones o intensidad de un fenómeno religoso en estructu­ras sociales, geográficas, demográficas, etc., que están relacionadas en­tre sí. Así, por ejemplo, la diferencia de práctica religiosa en dos re­giones geográficas colindantes, o la de un grupo de edad de jóvenes y

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otro de ancianos de la parroquia. El diformismo entre el cumplimiento y religiosidad de las mujeres y de los hombres. Que una clase social, una profesión, se escapa al influjo religioso y otras cumplen casi unáni­memente, etc.

Otro diformismo lo da el sexo. Generalmente la mujer atiende mejor sus deberes religiosos. En España esta situación es casi general. ¿Por qué sucede así? ¿Hemos creado una religión femenina, o al hombre le distrae de la religión, el trabajo, el ambiente, etc.?

Con frecuencia cumplen en más familias los hijos obligados que los padres. Asimismo se nota mayor desvío de la Iglesia en las generacio­nes que sobrepasan los sesenta años: ¿A qué es debido ésto? ¿Hemos de buscarlo en la actuación de los que pastorearon el pueblo, en las cir­cunstancias sociales, políticas en que cada generación ha crecido?

Existe después el diformismo social que, religiosamente, es el más acentuado.

3) Estos diformismos van apareciendo de la comparación de unos datos con otros, de los gráficos y cartogramas que tenemos sobre lamesa.

Pretender sistematizar y dar «a priori» las causas de la evolución religiosa en una parroquia es, más que aventurado, disparatado. En cada caso deberán hallarse después de laborioso y atento análisis. Una crisis económica puede dar la clave de una situación social. Una institución, una sociedad, un club, un cine o un baile, puede explicar el diferente comportamiento de una nueva generación. La pobreza puede ser causa de la baja natalidad y aún del carácter peculiar de los habitantes de una región.

Podemos generalizar, sin embargo, que una de las causas de la des­cristianización actual en tan extensas regiones, es la falta de formación religiosa, o mejor, de suficiente catequización.

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El próximo número de

DOCUMENTACIONSOCIAL

tratará el tema:

LA ATENCION DE SUBNORMALES

* La subnormalidad plantea a la sociedad unas exigencias y una respuesta adecuada. Los subnormales dan origen, asi­mismo, a una problemática social en las familias y en las comunidades.

* ¿Cómo se organiza la atención de subnormales por parte de la sociedad?

* El próximo número de DOCUMENTACION SOCIAL pretende responder a este tema que en nuestro país tiene una gran actualidad.

NO DEJE DE ADQUIRIRLO *0índice

1. LO SOCIAL EN CARITAS (agotado).2. LOS CENTROS SOCIALES (agotado).3. LA ASISTENCIA SOCIAL (agotado).4. LAS MIGRACIONES EN ESPAÑA (agotado).

5-6. COMO ESTUDIAR UN MUNICIPIO (agotado).7. LA ACCION SOCIAL (agotado).8. ASPECTOS SOCIALES DE LA VIVIENDA (agotado).

9-10. LA VIVIENDA EN SUS ASPECTOS ECONOMICOS(agotado).

11-12. LAS COLONIAS DE VACACIONES (agotado).13. LAS TECNICAS DEL TRABAJO DE GRUPO (agotado).14. LAS GUARDERIAS INFANTILES (agotado).15. EL COOPERATIVISMO.16. EL SERVICIO SOCIAL DE COMUNIDAD.

17-18. LA PLANIFICACION SOCIAL.19. EL SERVICIO SOCIAL.20. LA ANCIANIDAD, PROBLEMA SOCIAL DE NUESTRO

TIEMPO.21. SERVICIO SOCIAL DE CASOS Y SUPERVISION.22. CENTROS DE FORMACION Y SERVICIO SOCIAL.

Segunda época:

1. LA PROMOCION SOCIAL.2. EL DESARROLLO COMUNITARIO.3. EXPERIENCIAS DE PROMOCION SOCIAL.4. GUIA PRACTICA PARA EL ESTUDIO SOCIO-PASTORAL DE

LA PARROQUIA.

Próximo número:

5. LA ATENCION DE SUBNORMALES.

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