Guión Museográfico Museo Minero

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GUIÓN MUSEOGRÁFICO / SUSTENTO HISTÓRICO PAG: 1 | 19 GUIÓN MUSEOGRÁFICO Con el oro y plata de las minas de Guanajuato, se enriquecieron las arcas de la Corona Española y ganó seguridad el Virreinato para extender sus dominios, pero también dieron una vitalidad insospechada a la región, pues en su conjunto demandaba alimentos, ganado, enseres domésticos, herramientas, provisiones y herramientas, pero sobre todo, mano de obra. Todos los habitantes de Guanajuato en esa época y durante muchos años más, estaban relacionados de una y otra forma a la minería. Era el impulso de todos. Mineros, aventureros, arrieros, esclavos, trabajadores, conquistadores, soldados y evangelistas llegaron prácticamente juntos para escribir una leyenda que ni en sueños imaginaron. Entrado el Siglo XVIII y consolidada la riqueza, el espíritu de todos aquellos hombres y sus familias también demandó regocijo, esperanza y los rituales necesarios para fortalecer su fe, tanto en las instituciones terrenales como en las promesas celestiales. Fue entonces cuando la bonanza se extendió por todo el territorio, en los sueños y en las obras. Pequeños pueblos mineros fueron creciendo por todos lados. Es la historia de Sangre de Cristo, justo atrás del Cerro del Cubilete, es la historia de los mineros y la vida de las minas, es el Museo de Minería.

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Guión Museográfico elaborado para el Museo Minero en Guanajuato por la empresa Terralta

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GUIÓN MUSEOGRÁFICO

Con el oro y plata de las minas de Guanajuato, se enriquecieron las arcas de la Corona Española y ganó seguridad el Virreinato para extender sus dominios, pero

también dieron una vitalidad insospechada a la región, pues en su conjunto demandaba alimentos, ganado, enseres domésticos, herramientas, provisiones y

herramientas, pero sobre todo, mano de obra. Todos los habitantes de Guanajuato en esa época y durante muchos años más, estaban relacionados de una y otra

forma a la minería. Era el impulso de todos.

Mineros, aventureros, arrieros, esclavos, trabajadores, conquistadores, soldados y evangelistas llegaron prácticamente juntos para escribir una leyenda que ni en

sueños imaginaron. Entrado el Siglo XVIII y consolidada la riqueza, el espíritu de todos aquellos hombres y sus familias también demandó regocijo, esperanza y los rituales necesarios para fortalecer su fe, tanto en las instituciones terrenales como

en las promesas celestiales.

Fue entonces cuando la bonanza se extendió por todo el territorio, en los sueños y en las obras. Pequeños pueblos mineros fueron creciendo por todos lados. Es la

historia de Sangre de Cristo, justo atrás del Cerro del Cubilete, es la historia de los mineros y la vida de las minas, es el Museo de Minería.

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GUIÓN MUSEOGRÁFICO Y SUSTENTO HISTÓRICO

PRODUCTO TURÍSTICO MUSEO DE MINERÍA

SANGRE DE CRISTO, SILAO; GUANAJUATO.

OBJETIVO GENERAL:

Contar la historia de la minería en Guanajuato. Fuente de riqueza y crecimiento de la región durante el Virreinato y posterior a él, justo en el Centro de Atención a Visitantes de Sangre de Cristo, el cual será un Museo Interactivo cuyo principal atractivo será el poder revivir la forma de trabajar en una mina, colaborando en el desarrollo de un producto turístico con sustento histórico, atractivo y permanente, reforzando el equipamiento de atención al turista y los contenidos vivenciales de este lugar.

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OBJETIVOS ESPECÍFICOS: 1. Difundir la historia contemporánea y microhistoria local de la Minería en

Guanajuato. 2. Integrar una colección única de imágenes y objetos originales sobre esta

actividad económica y social de la región de Guanajuato y Sangre de Cristo. 3. Aprovechar las instalaciones del Centro de Atención al Visitante de Sangre de

Cristo. 4. Desarrollar un producto turístico interactivo, atractivo, lúdico y permanente para

visitantes locales, nacionales y extranjeros, especialmente entre niños y turistas.

5. Difundir y objetivar la historia desde distintos puntos de vista, a través de elementos tecnológicos innovadores y específicos.

6. Proporcionar elementos de identidad histórico-cultural, conocimiento, esparcimiento y cohesión social a los guanajuatenses y mexicanos, especialmente a los pertenecientes y descendientes del sector minero.

7. Colaborar en la creación de rutas turísticas para nichos de mercado como el religioso, familiar e histórico que visita regularmente a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, conectándolos con Guanajuato Capital.

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GUIÓN MUSEOGRÁFICO:

1. El Guanajuato Minero. 2. La Minería fuente de riqueza de Guanajuato. 3. Riquezas bajo la tierra: El Oro y la Plata. 4. Los mineros, toda una estirpe. 5. Sangre de Cristo… Una historia desconocida que contar. 6. ¿Cómo funciona una mina? 7. Mina Interactiva. 8. Presente y futuro de la Minería en Guanajuato. 9. Dioramas y caracterizaciones. 10. Sección Lúdica y educativa. 11. Memorabilia y souvenirs.

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ETAPA DE IMPLEMENTACIÓN: Montajes museográficos y expositivos:

Se realizarán adecuaciones técnicas al lugar, respetando las instalaciones actuales, pero terminando los espacios para que sean funcionales como Museo. Se conformará una colección de objetos originales, se adquirirán y/o desarrollarán las mamparas, capelos, gráficos, vitrinas, imágenes, cuadros, señaléticas, videos, animaciones, interactivos, diorámas entre otros. Se adquirirán y/o desarrollarán las caracterizaciones, objetos y documentos a mostrar, la iluminación y sonorización entre otros elementos. Se diseñarán los gráficos y cédulas de texto. Se adquirirán y diseñarán los elementos para la exposición y venta de memorabilia y souvenirs.

Adquisición de Materiales y Equipos:

Se tendrá un especial cuidado en la adquisición de todos los elementos necesarios para el correcto funcionamiento del producto turístico, seleccionando, de acuerdo a las características técnicas y especificaciones propuestas, cuidando el costo, operatividad, durabilidad y necesidades de mantenimiento, para que sean adecuados para la implementación de manera permanente.

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1. La Joya de la Corona: Con la plata de las minas de Guanajuato se enriquecieron las arcas de la Corona Española y ganó seguridad el Virreinato para extender sus dominios, pero también dieron una vitalidad insospechada a la región, pues en su conjunto demandaban alimentos, ganado, enseres domésticos, herramientas, provisiones de todo tipo y las más herramientas posibles, pero sobre todo, mano de obra. Entrado el Siglo XVIII y consolidada la riqueza, el espíritu de todos aquellos hombres y sus familias también demandó regocijo, esperanza y los rituales necesarios para fortalecer su fe tanto en las instituciones terrenales, como en las promesas celestiales.

Fue entonces cuando la bonanza se pudo significar en la piedra y en la talla, en los sueños y en las obras. Guanajuato todo estaba en construcción: por la traza irregular de las haciendas de beneficio de metales fueron surgiendo numerosos y majestuosos templos que competían entre sí, humildes conventos para formar a los jóvenes, ostentosas mansiones para nuevos linajes y servicios públicos para los que sólo aspiraban a seguir viviendo. En menos de una centuria la ciudad floreció a tal grado que nadie dudaba en que aquella era la joya de la corona, literal y metafóricamente. El legado arquitectónico y cultural sería de tal magnitud que pasados los años se convertiría, por derecho propio, en Patrimonio Cultural de la Humanidad, declarada por la UNESCO en 1986.

2. Las Entrañas de la Riqueza:

Santa Fe, Real y Minas de Guanajuato se fundó oficialmente en 1557 pero hacía años que la voz había corrido: esas montañas que formaban una caprichosa cañada escondían vetas de plata que sólo pedían fe, ambición, trabajo y a veces, un poco de fortuna para dejarse encontrar.

Mineros, aventureros, arrieros, esclavos, trabajadores, conquistadores, soldados y evangelistas llegaron prácticamente juntos para escribir una leyenda que ni en sueños imaginaron.

Nombres como Cata, Rayas, Mellado, Guadalupe, Valenciana, y más allá de los cerros el mineral de La Luz, pronto dieron identidad y referencia de lo que estaba pasando: de las entrañas de la tierra surgía una riqueza inimaginable que cambiaría la historia, antes y después, de la Nueva España.

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3. Mina de la Valenciana: La Valenciana era el motor de Guanajuato. Pero su importancia iba mucho más allá; su plata hacia fuerte a la Intendencia, al Virreinato y la propia Corona Española. Esta mina era el símbolo de la riqueza de ultramar.

También era la empresa privada más importante de la Nueva España. En su mejor época llegó a tener 10 mil trabajadores en sus túneles. Y otros tantos trabajaban en la ciudad y en sus alrededores para proveer a la mina y a su gente. Cuando Don Antonio Obregón y Alcocer tomó este yacimiento en 1760, estaba prácticamente abandonado. Con visión y capital para invertir, el empresario transformó la explotación. La Veta Madre de La Valenciana fue generosa y con su riqueza floreció también Guanajuato.

A finales del Siglo XVIII, esta mina ―descubierta en 1557 por Don Diego de Valenciano― producía dos terceras partes de toda la plata de Guanajuato que se exportaba a España y Asia. El Rey Carlos III de España le concedió el título de Conde de Valenciana a Don Antonio Obregón.

La guerra de Independencia hirió de muerte a la industria minera. La Valenciana sigue ahí y sus viejas instalaciones se mantienen en pie, incluidas sus altas chimeneas de los hornos. Hubo años buenos, pero nunca volvió a ser igual.

4. Mina de Guadalupe:

Las minas de Guanajuato comenzaron a explotarse en 1550 y desde entonces el paisaje cambió. Enormes obras de ingeniería se llevarían a cabo en los cerros aledaños para facilitar la explotación de las vetas que hicieron próspero a Guanajuato y a la propia Corona Española.

Ejemplo de ello es la Mina de Guadalupe. Aunque su auge ocurrió entre los Siglos XVI y XVIII, a la fecha se conservan sus imponentes muros perimetrales, sostenidos a su vez por grandes contrafuertes de piedra, cuyos perfiles la imaginación popular compara con silenciosos y gigantescos elefantes.

Hoy en día, el casco de la ex mina aloja un magnífico campo de golf de 9 hoyos y un desarrollo turístico de primera categoría, desde el cual se goza de una inmejorable vista de la hermosa capital guanajuatense.

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Un brillante futuro, para un pasado de oro.

5. Mineral de la Luz:

Hoy pasaría por un pueblo fantasma, pero este fue uno de los más prósperos enclaves mineros de la región. Todavía en el siglo antepasado los habitantes del Mineral de la Luz se contaban por miles y tenían, por ejemplo, su propia plaza de toros, fábrica de tabacos, montepíos y haciendas de beneficio. Esta comunidad serrana fue incluso uno de los sitios de recreo y descanso más populares entre los guanajuatenses. De sus mejores días quedan vestigios y ruinas con historia propia, pero también hay edificios en uso como el templo dedicado a Nuestra Señora de la Luz, recientemente remozado como parte de un proyecto que habrá de reconvertir al pueblo en un destino turístico. En su entorno se resume la historia de ascenso y caída de la minería guanajuatense. Lo que una vez fue gloria, riqueza y esplendor, hoy es mudo vestigio de su tiempo

6. Templos y Minas, el caso de San Juan de Rayas:

Prácticamente en todos los minerales que rodean a Guanajuato se levantaron templos que en su momento representaron tanto la devoción católica de los trabajadores como la bonanza o poder económico de la mina en cuestión.

Así ocurrió con el Templo de San Juan Bautista, erigido en el Mineral de Rayas. Su construcción data de la primera mitad del Siglo XVIII ―antes que la mayor parte de las iglesias más representativas de la ciudad― y en su ornamento no se escatimó. Según crónicas de la época, este fue uno de los templos más bellos de Guanajuato.

Situado en la parte más alta del mineral y visible casi desde cualquier punto de la capital, el templo sufrió en su momento el declive del propio mineral. Abandonado a su suerte por décadas, el recinto fue saqueado. Bajo esa lógica, hace más de 60 años se decidió trasladar el magnífico retablo churrigueresco de su fachada al céntrico templo de Pardo.

Hoy en día, el Templo de San Juan de Rayas, como se le conoce popularmente, goza de una iluminación nocturna que destaca su señorial figura entre los cerros que rodean a Guanajuato Capital.

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7. Mineral de Cata: En 1558 se descubre en Guanajuato la famosa Veta Madre que se explota en varios puntos, como el del Mineral de Cata, una de las principales minas de plata durante el Virreinato. Desde 1724 dio una bonanza que duró once años, de la que disfrutó Don Francisco Matías de Busto, Marqués de San Clemente.

Con motivo de la Guerra de Independencia esta mina, como casi todas las de Guanajuato, sufrió pérdidas cuantiosas, que obligó a sus propietarios a dejarla casi abandonada. En 1825, se inició el periodo de avío por dos compañías inglesas: la Anglo-Mexicana y la Compañía Unida Mexicana. La mina de Cata fue tomada para su explotación por esta última.

Su tiro es impresionante, así como su malacate de grandes ruedas de metal. Muestra de los pasados tiempos de gloria.

8. Mineral de Rayas:

El Mineral de Rayas fue la primera mina de Guanajuato. Debe su nombre al arriero Juan Rayas, quien la descubrió en 1550 y con ella la legendaria Veta Madre, cuyos ricos filones dieron a Guanajuato fama mundial. Sin embargo fue hasta mediados del Siglo XVII cuando su tercer propietario, Don José de Sardaneta y Legaspi, se volvería inmensamente rico con la mina. Su tiro, de más de cuatrocientos metros, es uno de los más profundos del mundo. El Real de Santa Fe de Guanajuato fue conocido en ultramar gracias a la Mina de Rayas. A tal extremo llegó la riqueza extraída que su dueño recibió del Rey de España el título de Vizconde de Sardaneta y Marqués de Rayas. Además de plata, de sus túneles se extrajeron oro, cobre y piedras preciosas. El Mineral de Rayas parece una fortaleza medieval, por sus gruesos muros y contrafuertes. En la explanada de la entrada, sobresale el malacate y el tiro de la mina. Una de las últimas mejoras que se le hicieron fue su patio y jardín. En la zona todavía existen ruinas de lo que fue la iglesia principal, construida por iniciativa del primer Marqués de Rayas.

9. La Casa de Moneda:

Esta es una de las fincas más antiguas de Guanajuato; data de 1678 y

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originalmente fue la casa particular del rico minero Gerónimo de Fernández. En 1714 fue adquirida por el capitán y también minero Juan de Sopeña y Herrán, quien la reconstruyó y amplió. A fines de ese mismo siglo pasó a ser propiedad de la Real Renta del Tabaco de la Corona Española. Cuando México pasó a ser un país independiente y por tanto a tener su sistema económico, la antigua residencia colonial albergó a la naciente Casa de Moneda de Guanajuato. Como tal funcionó desde 1821 hasta 1900, en que fue clausurada oficialmente por el entonces Presidente Porfirio Díaz, quien determinó en esos años una nueva política monetaria que centralizaba la emisión del dinero. Desde entonces la propiedad es ocupada por diversas oficinas del Gobierno federal.

10. Museo de Mineralogía:

Usted está en la carretera Panorámica de Guanajuato, que lleva a Dolores Hidalgo. Aquí se encuentra la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato y dentro de ella el Museo de Mineralogía, uno de los más importantes y variados de su ramo. Y como no abría de serlo si Guanajuato todo es socavones y minas. De las entrañas de la tierra ha surgido una historia con tradiciones forjadas a golpe de mazo y barreno, trasportadas a la superficie para dar riqueza al mundo. Su amplia colección de más de 20,000 mil ejemplares de minerales de todo el mundo y en especial de México y Guanajuato, se caracteriza por tener todas las variedades de metales, en especial de la plata guanajuatense. Su precursor, el ingeniero de minas y catedrático Ponciano Aguilar fue quien le dio forma a principios del Siglo XIX y su obra se ha enriquecido por el trabajo de muchos otros, que han continuado sus investigaciones. El pasado minero de Guanajuato, esta resguardado y preservado para el futuro entre sus muros, en sus vitrinas y muestras, dentro del Museo de Mineralogía orgullo local de alcance internacional.

11. Los Dueños Españoles:

Entre peninsulares y criollos existían situaciones de desigualdad. Residentes en la Nueva España desde el siglo XVI, los peninsulares controlaban la minería, la industria y el comercio. Además, monopolizaban

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todos los altos puestos del gobierno: virrey, intendente, alcalde mayor y otros cargos. Ocupaban también los altos y medianos mandos del ejército y de la jerarquía eclesiástica. Un factor que hizo más onerosa esta hegemonía española fue la situación de la bancarrota en la que se encontraba la metrópoli hacia principios del siglo XVII, debido a los excesivos gastos de guerra que la corona realizaba para defender sus dominios y a la mala administración de sus bienes.

Cuando la dinastía Borbón asumió el trono de España, controló la economía y enfrentó la falta de dinero mediante las llamadas Reformas Borbónicas, liberalizando el comercio y abriendo nuevos puertos tanto en Nueva España como en la península. Junto con esto, implementó un drástico aumento en los impuestos que repercutió negativamente en la población nativa de la colonia.

Por otro lado, las concesiones y permisos de explotación que generaba la liberalización comercial beneficiaron principalmente a los peninsulares. Incluso aquéllos que llegaron a la colonia en época tardías como en el siglo XVIII, ser convirtieron en propietarios de las industrias textil y vitivinícola.

12. Los Mineros:

Los mineros guanajuatenses de principios del siglo XIX eran incultos, pero menos que los campesinos abajeños o montañeses. Conocían los trabajos agrícolas y ganaderos porque los habían desempañado en sus lugares de origen, pero además sabían realizar los manejos obreriles de los diversos procesos mineros, desde trabajar en los socavones barrenando, ademando, tronando, de norieros, de mecapaleros, mandones, despachadores, hasta de caballos y zorras; en las afueras de arrieros, escogedores, malacateros, en las haciendas de beneficio de o zangarros, de azogueros, patieros, amalgamadores, etc. En las labores del campo no había trabajadores calificados, en la minería sí y muchos, por ser trabajos más riesgosos y delicados. Esa gama de quehaceres los hacía más preparados, llegaban a ser cajeros. El vivir en un centro minero los informaba de más cosas.

El minero aprendió rudimentos científicos y humanistas, pero también supo de amarguras e injusticias que incubaron odios y rencores.

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Trabajaba rudamente catorce o dieciséis horas diarias, en condiciones por demás insalubres y peligrosas. Era golpeado impunemente para obligarlo a acelerar el trabajo; vilmente humillado en su dignidad al ser obligado a encuerarse totalmente al salir de su lugar de trabajo, al revisarle con la vista y el tacto hasta el ano. De sus emolumentos, sin ninguna base legal, antes bien violando disposiciones que los protegían, les descontaban arteramente cantidades importantes en la tienda de raya, para construir un templo, un monasterio, para regalo del rey o su familia, virrey o intendente; para ayuda de gastos de guerra que España mantenía con otras monarquías; para el Papa, para bulas, misiones en el Tibet u otros lugares lejanos y extraños; para beatificar y santificar una persona convertido en Santo, para pagar al ejército, etc., siempre para algo que no los beneficiaba. El minero guanajuatense se vio, en 1767, rudamente castigado por oponerse a la pragmática del Rey Carlos III que expulsaba a los jesuitas del Real de Minas. Por tal, muchos mineros fueron sentenciados a la pena de muerte, otros a galeras, algunos a perder un cuarto de su cuerpo, a destierro perpetuo o temporal, a ser azotados públicamente en la picota, a servir en el ejército y a pagar anualmente la ciudad toda, en una multa de genero u oficio, la cantidad de ocho mil pesos, anuales.

En algunas minas y haciendas de beneficio había tiendas, que hacían las mismas funciones que las tiendas de raya (crédito leonino y endeudamiento paulatino sin posibilidad de término) del campo, por lo que al igual que los labriegos, había mineros deudores atados a una negociación minera.

Los mandones, capataces, mayordomos, administradores, o dueños de minas, haciendas y zangarros, eran dueños de vidas y haciendas, pudiendo castigar a sus obreros, golpeándolos, reduciéndoles el sueldo, privándolos de la libertad.

Las autoridades civiles de la intendencia y locales, como la religiosa del clero secular, siempre estaban a favor de las decisiones de los ricos dueños de la industria, apoyándolos, aunque se lesionara el derecho de los obreros, como era el caso de la inhumana actitud de los condes de Valenciana con sus numeroso contingente de trabajadores de ambos sexos de todas edades.

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13. Los mineros y la Independencia

“Los mineros de Guanajuato eran vivos, de buen ánimo, muy alegres y dados a fiestas y francachelas, valientes hasta la temeridad… ganando muy buenos salarios eran manirrotos, pues dilapidaban lo suyo en lujos, borracheras y todo tipo de juegos de azar… atrevidos, donjuanescos, mujeriegos, pícaros, pleitistas, bailadores, dicharacheros; podría decirse que mal educados, pues sólo guardaban respeto a los símbolos religiosos, a sus ministros y a sus padres… “El minero aprendió rudimentos científicos y humanistas, pero también supo de amarguras e injusticias que incubaron odios y rencores. Trabajaba rudamente 14 o 16 horas diarias, en condiciones por demás insalubres y peligrosas en grado sumo. Era golpeado impunemente para obligarlo a acelerar el trabajo; vilmente humillado en su dignidad… De su emolumento, sin ninguna base legal, antes violando disposiciones que lo protegían, les descontaban arteramente cantidades importantes para construir un templo, monasterio, para regalo del rey o su familia, virrey o intendente… siempre para algo que no los beneficiaba... Los mandones, capataces, mayordomos, administradores o dueños de minas, haciendas y zangarros, eran dueños de vidas y haciendas, pudiendo castigar a sus obreros, golpeándoles, reduciéndoles el sueldo, privándolos de la libertad. Las autoridades civiles de la Intendencia y locales, como la religiosa del clero secular, siempre estaban a favor de las decisiones de los ricos dueños de la industria, apoyándolos, aunque se lesionara el derecho de los obreros. Motivos pues, para que El Pípila y sus iguales, se levantaran, insurreccionándose contra los españoles y ricos, sobraron. Sólo faltaba la mecha. El Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla la dio…”

14. LA MINERÍA: DETONADOR HISTÓRICO DEL DESARROLLO EN GUANAJUATO:

Si se enuncian cuáles son los elementos histórico - económicos que son detonadores del desarrollo en Guanajuato a partir del siglo XVI, el primero a destacar es el sector minero. La minería en el periodo colonial aporta los fondos minerales para fundar el medio de transacción requerido para los

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traspasos comerciales entre los agentes económicos: el dinero.

La plata y el oro, como bimetálico, otorgan a la economía novohispana la liquidez necesaria para aviar tanto el comercio como la producción. Guanajuato aporta, junto con Zacatecas, los principales fondos minerales para la expansión monetaria desde el siglo XVI. Conforme se da esta expansión, la economía excedentaria va posicionándose como esquema fundamental del desarrollo. Los primeros asentamientos urbanos del norte del país obedecen a los patrones que marca el desarrollo del sector minero. El camino real une poblaciones que se asientan en el territorio en razón del comercio que causa la propia minería y el descubrimiento de los yacimientos minerales, en lugares antes no poblados como lo son minerales en Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y hasta en la alta California.

El comercio y la producción agropecuaria prosperan a la par de la expansión de la minería; expansión tanto como sector que se consolida, como por su relevancia económica y la mineralización monetaria que respalda.

El auge de la expansión minera, tanto en Guanajuato como en la nación, logra su punto máximo en el siglo XVIII. Los fondos mineros avían el desarrollo de la región donde prospera el comercio y la industria. Las factorías manufactureras que pertrechan a la minería principalmente, como el desarrollo de otras industrias como la textil y la confección, se ven respaldadas por la relativa abundancia de capitales locales que originalmente nacen de las labores mineras, pero que posteriormente se dan en otras actividades prósperas y cuyas ganancias hacen las veces de un proceso similar al de una acumulación originaria.

Las relaciones laborales en donde existen indígenas son dominantemente serviles, mientras que en poblaciones mestizas, como los minerales, las relaciones adquieren las veces de peonaje libre. En Guanajuato, por ser una población dominantemente mestiza, donde la población indígena casi es inexistente (comparado a las poblaciones del Valle de México o de Michoacán), las relaciones industriales favorecen a la conformación de una economía de corte capitalista desde su origen.

Los pagos salariales en dinero mineral y no en especie, como la poca relevancia de tiendas de raya, como del cautiverio de la mano de obra por sistema de deudas heredables, permiten a su vez una movilidad laboral

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significativa, como para equilibrar los mercados laborales locales como de la región en una situación que favorece al reacomodo poblacional, en una distribución territorial acorde a las necesidades que la propia organización del territorio demanda según sus potencialidades, y la lógica de explotación del esquema regionalmente dominante.

Mientras que en el centro y sur del país las relaciones industriales adquieren matizaciones más de tipo feudal, en el Bajío como en el norte del país, son del tipo de peonaje libre, cuyos jornales que bien adquieren la fórmula de un salario.

La mano de obra libre permite el reacomodo poblacional en capricho de la explotación de los recursos naturales con la libre movilidad de los factores productivos, que es el catalizador de toda actividad económica capitalista. En la región, el desarrollo económico se ve favorecido por la presencia tan importante de mano de obra libre en cuanto movilidad territorial.

Las actividades económicas se privilegian gracias a la presencia de jornales de corte salarial, los que dan los fondos originales de la acumulación originaria de capitales locales y autónomos, que posteriormente y de manera ágil, le dan al desarrollo regional el carácter de ser sostenible por sus propios recursos.

Guanajuato pronto no solo es el principal productor de oro y plata del país, sino que se vuelve uno de sus graneros más importantes y un emporio industrial de manufacturas que compite con poblaciones novohipanas destacables como la propia ciudad de México y Puebla, en el centro del país.

La armonía con que se articula el entramado empresarial de la región otorga a la población prosperidad y paz social, al menos hasta el siglo XVIII, donde las haciendas y fundos están en su pleno de desarrollo consolidado. Puede por ello afirmarse que la región que hoy abarca la entidad de Guanajuato, desde sus orígenes coloniales, presenta una de las economías regionales más destacables de Hispanoamérica, cuyo nivel de desarrollo industrial es fundamento de una prosperidad demográfica que tipifica la historia social y económica de la entidad.

15. EVOLUCIÓN DE L MINERÍA EN GUANAJUATO.

Para muchas personas las palabras minería, plata y oro, son sinónimos del estado de Guanajuato. Esto se debe principalmente al papel que ha

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desempeñado el distrito minero de Guanajuato como uno de los principales productores de plata en nuestro país y por ende, en el mundo. Cuentan los historiadores que el nacimiento de este distrito y de la ciudad de la cual tomó su nombre, se debe principalmente el auge minero que por el año de 1546 había cobrado ya, la ahora ciudad de Zacatecas, a la cual fue necesario comunicar por medio de un “camino de herradura” y este camino pasaba cerca de lo que hoy es la ciudad de Guanajuato. El tránsito de arrieros, buscones y aventureros por este camino, provocó que el 11 de junio de 1548, un grupo de estos abigarrados caza fortunas localizara una veta en las inmediaciones de San Bernabé, en lo que actualmente corresponde al sistema de “Vetas de la Luz”. A partir de ese momento principió a poblarse la zona y se fundó una primera ranchería que llevó el nombre de Santa Ana y que estaba ubicada en la zona en que actualmente se encuentra el panteón de la ciudad de Guanajuato y de la que solo quedan algunas ruinas. En 1550, el arriero Juan Rayas, de una forma por demás accidental, descubre el crestón de la Veta Madre, en el sitio donde ahora se ubica el tiro de Rayas: tal descubrimiento dio a su afortunado realizador, además de fama y fortuna, la alta distinción de ser nombrado Conde de Rayas por los Reyes de España.

Ya para el año de 1558 se había reconocido en casi toda su extensión la Veta Madre con obras más o menos someras, en los lugares en donde surgieron posteriormente las minas (en orden de norte a sur) de Encarnación, Valenciana, Guadalupe, Tepeyac, Cata, San Vicente y Sirena. Como consecuencia de este despertar en la minería, para fines del siglo XVI, la población de Guanajuato contaba ya con 4,000 habitantes. Panorama Minero del Estado de Guanajuato. En el siglo XVII, la minería en Guanajuato cobró un mayor auge; a medida que se profundizaron los tiros de las minas descritas daban oportunidad al minero de arrancarle al seno de esta portentosa estructura su riqueza auro-argentífera; esta exitosa explotación propició un mayor crecimiento lo que originó que para fines de 1600, el número de pobladores alcanzara ya la cifra de 16,000 y que la población de Guanajuato recibiera, de parte de la Corona Española, el título de Villa de Santa Fe Real y Minas de Guanajuato.

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El siglo XVIII trajo para la minería guanajuatense mayores logros aunque su población hubo de sufrir desgracias tales como inundaciones, accidentes colectivos en las minas y la asolación de pestes que cobraron más de 8,000 víctimas. No obstante estos desafortunados hechos, el 8 de diciembre de 1741 recibe la ciudad de parte del Rey Felipe V, el título de “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santa Fe Real de Minas de Guanajuato”, nombramiento que nos indica la importancia económica que en aquel entonces logró alcanzar esta ciudad, no tan solo para la Nueva España sino también, y principalmente, para la Corona Española. En 1790, la fase extractiva se ve beneficiada por la implantación del “sistema de patio”, desarrollado por Bartolomé de Medina en 1557; tal sistema emplea la fuerza animal en la molienda del mineral.

Aunado a estos incipientes adelantos, los afortunados descubrimientos de concentraciones de valores auro-argentíferos conocidos como “clavos” dan origen a “bonanzas” de gran relevancia. Es en esta época cuando se inicia la explotación del sistema de Vetas de la Sierra, tanto en el mineral de Santa Rosa como en el Monte San Nicolás y Villalpando, que participaron con su producción, principalmente aurífera, provocando la admiración del mundo entero. Fuera del ahora distrito minero de Guanajuato, pero dentro del Estado, el siglo XVIII señala el inicio de la explotación de algunos otros distritos como Aurora, en el municipio de Xichú, y el mineral de Pozos, en el municipio de San Luis de la Paz, mismo que fue descubierto por los jesuitas que explotaron algunas de las zonas más accesibles, hasta 1767, fecha en que fueron expulsados del país. El siglo XIX, señala una decadencia de la minería del distrito minero de Guanajuato y de los distritos del interior del Estado. Los movimientos de libertad distraen la atención de la población y consecuentemente la mano de obra de los quehaceres productivos. A pesar de lo anterior, en el distrito minero de Guanajuato, algunas compañías extranjeras (inglesas y norteamericanas) trabajan varias minas, lográndose en la mina La Luz una gran bonanza, que devuelve a Guanajuato su grandeza y su fama minera.

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En otros distritos también continuaban los trabajos mineros: En la Aurora (plomo, zinc, plata, cobre y oro), en Xichú en forma somera; en la Majada (oro, plata, plomo, zinc y cobre) del Espíritu Santo, en el cerro de La Yesca, también en Xichú; en el mineral de Pozos (oro, plata y cobre), en San Luis de la Paz, el cual había caído a raíz de la expulsión de los jesuitas descubridores del yacimiento como ya se ha anotado, donde se forma la compañía de “Cinco Señores” que inicia los trabajos de explotación a pequeña escala, con resultados positivos ayudados por sus sistemas de “patio” en el beneficio del mineral. En San Antón de las Minas, municipio de Dolores, Hidalgo, inicia su explotación formal por el último tercio de ese siglo. Por su parte el mineral de Providencia y de San Félix, en el municipio de San Felipe, inician su etapa bonancible a finales del siglo XIX. Los albores del siglo XX, encuentran a nuestro país de nuevo en luchas internas; después de la aparente tranquilidad de la primera década, el estallido de la Revolución, paraliza durante un buen tiempo las actividades productivas; esta situación también se refleja en la industria minera que también sufre las consecuencias de este fenómeno social, reflejándose los resultados con una disminución de su producción. En el distrito de Guanajuato, las minas de Encarnación, Guadalupe, Valenciana, Cata, Rayas, el tiro Kurtz, Promontorio y Garrapata, que trabajaba la compañía “The Guanajuato Reduction and Mines Company”, la cual suspende sus actividades en 1938. Dado el efecto socioeconómico que ejercía sobre la ciudad este cese de operaciones, con la ayuda del gobierno estatal y federal se formó la Sociedad Cooperativa Minero Metalúrgica Santa Fe de Guanajuato número 1, S. L. C., la cual desde 1945 a la fecha es dueña y usufructuaria de la propiedad minera que ampara la mayor parte de la “Veta Madre” del distrito.

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