H Unitarios Decada1820

8
H202-1 El partido unitario y la “feliz experiencia”(II) ¿Cómo fueron uz!ado" #i$ada$ia y lo" unitario" por "u" contempor%neo"& 'a $i"ión de la Generación del 37  (Ece$erra y *armiento)+ El unitarismo y la figura de Rivadavia fue un tema abordado desde siempre por los historiadores. Algunos han descripto a la experiencia política protagonizada por este partido y ese líder en la década de 18! como una de las m"s ricas# progresistas y rescatables de la primera mitad del siglo $%$ en la Argentina. &tros# en cambio# encuentran en ella muchos de los vicios# defectos y errores 'ue luego se reproduci rían a lo largo de la historia del país. Entre los contempor"neos # también todo esto mereci( un tratamiento recurrente. Resultar" )til entonces detenernos en el an"lisis de las primeras im"genes del unitarismo construidas en la ensayística política argentina. Estas se encue ntr an en dos trascendentales escritos publicados hacia la misma época# a mediados de la déc ada de 18*!# en los cen tros pr inci pa les del exilio an ti rosista +,anti ag o de -hile y on tevid eo/0 Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hbitos de la !ep"blica  #rgentina +en adelante Facundo/ de omin go 2a us ti no ,armient o3 y el $ogma de la #sociación de %ayo, precedido de una &'eada !etrospectiva sobre el movimiento intelectual en el (lata desde el a)o *+  +en adelante $ogma/ de Esteban Echeverría# ambos pertenecientes a la eneración del -*+  o la ueva eneración . i  -on la publ icaci (n del Facundo y del $ogma# ,armiento y Echeverría terminaron de convertirse# 4unto a Alberdi# en los m"s de st acados in telectuales ar ge ntinos en el ex ilio antirosista. 5a ri'ueza de estas obras es enorme en términos li ter arios# pol íticos# sociol (gi cos e hist(ricos. 6er o ambas tienen una trascendencia específica0 forman parte de los primeros escritos en donde# a pesar de no plante"rsela como la tarea principal# se intenta trazar un balance de la experiencia protagonizada por el partido unitario. 7 1 6ortada de la edici(n del 9ogma ,ocialista: aparecida en la ciudad de on te video en el a; o 18*<.

Transcript of H Unitarios Decada1820

El partido unitario (II)

H202-1

El partido unitario y la feliz experiencia(II) Cmo fueron juzgados Rivadavia y los unitarios por sus contemporneos?

La visin de la Generacin del 37 (Echeverra y Sarmiento).

El unitarismo y la figura de Rivadavia fue un tema abordado desde siempre por los historiadores. Algunos han descripto a la experiencia poltica protagonizada por este partido y ese lder en la dcada de 1820 como una de las ms ricas, progresistas y rescatables de la primera mitad del siglo XIX en la Argentina. Otros, en cambio, encuentran en ella muchos de los vicios, defectos y errores que luego se reproduciran a lo largo de la historia del pas. Entre los contemporneos, tambin todo esto mereci un tratamiento recurrente. Resultar til entonces detenernos en el anlisis de las primeras imgenes del unitarismo construidas en la ensaystica poltica argentina.

Estas se encuentran en dos trascendentales escritos publicados hacia la misma poca, a mediados de la dcada de 1840, en los centros principales del exilio antirosista (Santiago de Chile y Montevideo): Civilizacin y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto fsico, costumbres y hbitos de la Repblica Argentina (en adelante Facundo) de Domingo Faustino Sarmiento; y el Dogma de la Asociacin de Mayo, precedido de una Ojeada Retrospectiva sobre el movimiento intelectual en el Plata desde el ao 37 (en adelante Dogma) de Esteban Echeverra, ambos pertenecientes a la Generacin del 37 o la Nueva Generacin . Con la publicacin del Facundo y del Dogma, Sarmiento y Echeverra terminaron de convertirse, junto a Alberdi, en los ms destacados intelectuales argentinos en el exilio antirosista. La riqueza de estas obras es enorme en trminos literarios, polticos, sociolgicos e histricos. Pero ambas tienen una trascendencia especfica: forman parte de los primeros escritos en donde, a pesar de no plantersela como la tarea principal, se intenta trazar un balance de la experiencia protagonizada por el partido unitario.

La Nueva Generacin y su ubicacin frente al unitarismo

Desde el comienzo mismo del Dogma Socialista, Echeverra, con el propsito de contextualizar las condiciones en las que se constituy la Asociacin de Mayo a fines de mayo de 1837, se refera a las luchas entre las dos fuerzas polticas dominantes del pas y caracterizaba a cada una de ellas: La sociedad argentina entonces estaba dividida en dos facciones irreconciliables por sus odios, como por sus tendencias, que se haban largo tiempo despedazado en los campos de batalla: la faccin federal vencedora, que se apoyaba en las masas populares y era la expresin genuina de sus instintos semi-brbaros, y la faccin unitaria, minora vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales de criterio socialista y algo antiptica por sus arranques soberbios de exclusivismo y supremaca. (DS, 9-10) Ntese aqu como ya aparecen enunciados casi todos los rasgos que formarn parte de la caracterizacin del unitarismo realizada por Echeverra: grupo minoritario, imbudo por la soberbia y la antipata, portador de buenas intenciones pero carente de ideas bien fundadas y realistas, que finalmente se vio arrastrado a la derrota.

Echeverra observaba en su texto que era en el seno de esta sociedad escindida polticamente donde haba emergido una generacin nueva, que por su edad, su educacin, su posicin, deba aspirar y aspiraba a ocuparse de la cosa pblica. Esta juventud no se habra mezclado en esas guerras fraticidas. (DS, 10) Como vemos, Echeverra presentaba a la Nueva Generacin bajo la impronta de un carcter conciliador, mostrndose como la expresin de una juventud que no tiene compromiso alguno con el pasado y que pretende superar las viejas antinomias, sin tomar parte por ninguno de los bandos.

Es notable el esfuerzo que hace Echeverra por presentar a la Nueva Generacin como independiente de los viejos partidos. Pero a pesar del retrato fuertemente crtico que ste haca del unitarismo, y de la distancia que quera mostrar hacia ese partido, el autor del Dogma no dejaba de sealar la vinculacin que la Nueva Generacin tuvo con la obra de gobierno de los unitarios: La generacin nueva, educada la mayor parte en escuelas fundadas por ellos, acostumbrada a mirarlos con veneracin en su infancia, deba tenerles simpata, o ser menos federal que unitaria. As era; Rosas lo conoca bien, y procuraba humillarla marcndola con su estigma de sangre (...) Esa simpata, empero, movimiento espontneo del corazn, no tena raz alguna en la razn y el convencimiento. (DS, 11)

Sarmiento, en tanto, en Facundo tambin se refiere al impacto que el unitarismo tuvo en la emergencia de la Nueva Generacin, pero lo hace encargndose de resaltar ms puntualmente que Echeverra la deuda que dicha generacin tena con la obra de Rivadavia: haberla impulsado en el estudio del movimiento poltico y literario de la Europa y de la Francia sobre todo.; Sarmiento precisaba: La numerosa juventud que el Colegio de Ciencias Morales, fundado por Rivadavia, haba reunido de todas las provincias, la que la Universidad, el Seminario y los muchos establecimientos de educacin que pululaban en aquella ciudad, que tuvo un da el candor de llamarse la Atenas americana, haban preparado para la vida pblica, se encontraba sin foro, sin prensa, sin tribuna, sin esa vida pblica, sin teatro, en fin, en que ensayar las fuerzas de una inteligencia juvenil y llena de actividad (F, 226)

Un anlisis de la ideologa y del programa de los unitarios.

El unitarismo los haba influenciado, en mayor o en menor medida, en su juventud. Pero, a quince aos de haber colapsado la experiencia gubernativa de ese partido, Cul era la caracterizacin ideolgica y programtica que Sarmiento y Echeverra hacan de esa fuerza poltica? Una idea general preside la visin sarmientina y es conveniente ir anticipndola: de la experiencia unitaria slo mereceran conservarse la intencin y los fines, rechazando tanto los medios que adoptaron como sus trgicos efectos. El proyecto unitario era entendido por Sarmiento como un ensayo pacfico por organizar la sociedad y echar los cimientos ordinarios de los gobiernos libres, a travs de un impulso simultneo de la tranquilidad poltica, la seguridad individual, el respeto a la propiedad, la responsabilidad de la autoridad, el equilibrio de poderes y la educacin pblica. (F, 110) Sarmiento nos retrata a un grupo poltico que pretende guiarse por los principios de la virtud republicana. Es que Sarmiento encuentra la fuente de inspiracin del programa unitario en lo mejor de la civilizacin europea, pero sin descubrir aqu una operacin de mero calco sino la audaz pretensin de superar el modelo: Rivadavia viene de Europa, se trae a la Europa; ms todava, desprecia a la Europa; Buenos Aires (y, por supuesto, decan, la Repblica Argentina) realizar lo que la Francia republicana no ha podido, lo que la aristocracia inglesa no quiere, lo que la Europa despotizada echa de menos. Esta no era una ilusin de Rivadavia, era el pensamiento general de la ciudad, era su espritu, su tendencia. (F, 110).

Una manera de indagar en la caracterizacin que Sarmiento hace del proyecto unitario es detenerse en su defensa de la figura de Rivadavia: Rosas, que tanto lo calumnia, se ahogara en el lago que podra formar toda la sangre que ha derramado; y los cuarenta millones de pesos fuertes del Tesoro nacional y los cincuenta de fortunas particulares que ha consumido en diez aos, para sostener la guerra interminable que sus brutalidades han encendido, en manos del fatuo, del iluso Rivadavia, que habran convertido en canales de navegacin, ciudades edificadas y grandes y multiplicados establecimientos de utilidad pblica. Que le quede, pues, a este hombre, ya muerto para su patria, la gloria de haber representado la civilizacin europea en sus ms nobles aspiraciones... (F. 112) Como puede advertirse, Sarmiento enuncia una firme defensa histrica del lder del partido unitario sobre la base de la antinomia clave que recorre todo el escrito: la campaa versus la ciudad; el salvajismo rural versus la cultura europea. La figura de Rivadavia es presentada, entonces, como el opuesto exacto de las dos figuras que expresan la barbarie: Rosas y Facundo.

En el Dogma, el anlisis que Echeverra hace acerca del programa y de las reformas puestas en prctica por el unitarismo es mucho menos puntual que en el caso de Sarmiento. Se tratan, ms bien, de apreciaciones generales, escasamente fundamentadas. La nica excepcin en este sentido es su crtica a la aplicacin del sufragio universal puesta en prctica por Rivadavia (lo que le pareca uno de los ms graves errores cometidos en el pas, origen de agudas distorsiones republicanas y causa de la entronizacin de la tirana rosista). Las polticas unitarias, y en particular las leyes e instituciones que deban establecer la organizacin social, son juzgadas por Echeverra como inadecuadas, incompletas, viciosas, que traan en s mismas su principio de muerte. (DS, 85) As parece sintetizarse su caracterizacin sobre el partido de Rivadavia: Los unitarios, sin embargo, haban dejado el rastro de su tradicin progresista estampado en algunas instituciones benficas, el recuerdo de una poca, ms fecunda en esperanzas efmeras que en realidades tiles; sofistas brillantes haban aparecido en el horizonte de la Patria: eran los vencidos, los proscriptos, los liberales, los que queran, en suma, un rgimen constitucional para el pas.(DS, 10-11).

Sobre el carcter ilusorio del proyecto unitario

Una mayor indagacin en torno a la caracterizacin que Sarmiento y Echeverra hacan del proyecto unitario nos conduce a examinar ahora el problema de la viabilidad y de la cuota de realismo que ambos encontraban en la experiencia protagonizada por esa corriente. Al respecto, Sarmiento parece moverse en una posicin matizada. Ciertamente, el autor de Facundo encuentra fuertes dosis de ingenuidad, inexperiencia y ausencia de ideas prcticas en el proyecto de este partido. Por ejemplo, en el ltimo captulo de aquella obra sostiene: Las doctrinas polticas de que los unitarios se haban alimentado, hasta 1829, eran incompletas e insuficientes para establecer el Gobierno y la libertad; bast que agitase la pampa para echar por tierra su edificio, basado sobre arena. (F, 237) Para el sanjuanino, se habra tratado de una propuesta definida por un racionalismo voluntarista que discurra sobre niveles de irrealidad, aunque, al menos, habra contado con el beneficio de su carcter anticipador y tolerante: ... por fantstico y extemporneo que fuese aquel gran sistema, a que se encaminan y precipitan todos los pueblos americanos ahora, era, por lo menos, ligero y tolerable para los pueblos. (F, 112) El programa de la fraccin poltica liderada por Rivadavia es descripto como un osado intento de transformacin civilizatorio que parece querer acelerar los tiempos del desarrollo histrico: Traa sabios europeos para la prensa y las ctedras, colonias para los desiertos, naves para los ros, inters y libertad para todas las creencias, crdito y Banco Nacional para impulsar la industria; todas las grandes teoras sociales de la poca, para modelar su gobierno; la Europa, en fin, a vaciarla de golpe en la Amrica, y realizar en diez aos, la obra que antes necesitara el transcurso de siglos. (F, 111)

Sin embargo, Sarmiento quiere poner distancia de la visin que postula el carcter completamente ilusorio del proyecto unitario; por eso se interroga Era quimrico este proyecto? Protesto que no. (F, 111) Esta aseveracin quiere ser fundamentada en el hecho de que algunas de las realizaciones que esta tendencia poltica realiz en sus gobiernos (innovaciones administrativas, libertad de culto, fomento a la inmigracin europea) haban subsistido a la barbarie de la tirana rosista, algunas como realidades efectivas, otras como antecedentes valederos. (F, 111-112).

En el Facundo aparece un reproche firme hacia los unitarios: no haber comprendido que de lo que se trataba era de analizar las costumbres desde el llano, descubrir sus influencias sobre la sociedad (y la manera como legitiman las formas polticas) e intentar modificarlas, antes que en inventar nuevas leyes y soar con una ciudad republicana desde la lejana de un pensamiento ilustrado pero abstracto. El cambio deba comenzar por lo social y cultural (a travs del impulso a la inmigracin, los capitales extranjeros y la educacin) antes que iniciarse por lo jurdico e institucional.

Si analizamos ahora la visin de Echeverra acerca de la factibilidad de la experiencia unitaria, vemos que esta es mucho ms drstica y menos matizada que la de Sarmiento: se habra tratado de una propuesta enteramente ilusoria que no produjo ms que funestas consecuencias. Observemos como Echeverra recordaba el descarnado balance que l y su generacin hacan, a mediados de la dcada del 30, acerca de las dos facciones polticas que hegemonizaban la vida poltica del pas: Nosotros creamos que unitarios y federales, desconociendo o violando las condiciones peculiares de ser del pueblo argentino, haban llegado con diversos procederes al mismo fin: al aniquilamiento de la actividad nacional; los unitarios sacndola de quicio y malgastando su energa en el vaco; los federales sofocndola bajo el peso de un despotismo brutal; y unos y otros apelando a la guerra. (DS, 24) Esta condena del unitarismo por su ignorancia sobre las condiciones del pueblo argentino y su desgaste intil de energa en proyectos irreales, se complementaba con otra: el haber adoptado las soluciones de la filosofa y de la poltica europeas, que, en su opinin, no se correspondan con las necesidades del pas.

La imagen global de los autores

Qu imagen global de la experiencia unitaria podemos finalmente reconstruir a partir de los escritos de Echeverra y Sarmiento? Una que nos indica que el unitarismo fue la expresin del fracaso de un orden utpico que pretendi instaurar una repblica democrtica primitiva asentada en la virtud del gran legislador. Esa utopa fue barrida por la barbarie rural y caudillista que despert con el inicio de las guerras independentista y civil. En definitiva, los unitarios fueron un grupo dotado de un racionalismo ingenuo, limitado por una mentalidad abstracta y doctrinaria, y enchalecado en una perspectiva institucionalista. Inspirados por nobles objetivos, los partidarios de Rivadavia habran cometido la torpeza de ignorar la naturaleza del suelo social en el momento de aplicar las reformas que condujeran a esos fines. Es que tanto en la visin del autor de Facundo como en el del Dogma reposa la idea que las soluciones polticas carecen de fundamento si no se examina previamente la realidad social del pas. Recin a partir de esto podra trazarse una estrategia de transformacin. Para Echeverra ese cambio consista en la edificacin de una nueva sociedad basada en la libertad, la fraternidad y la igualdad, y orientada en la senda del verdadero progreso y de la Democracia de Mayo, tarea en la que los unitarios haban fracasado. Para Sarmiento de lo que se trataba era de impulsar una poltica transformadora de la sociedad civil argentina en un sentido progresista, superando las limitaciones de la vieja utopa unitaria y construyendo otra ms viable. La instauracin de una verdadera repblica democrtica fue la utopa que poco tiempo despes el sanjuanino crey ver realizada en el ejemplo norteamericano.

Portada de Civilizacin y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Edicin aparecida en Santiago de Chile en 1845.

Portada de la edicin del Dogma Socialista aparecida en la ciudad de Montevideo en el ao 1846.

Domingo Faustino Sarmiento. Facundo o Civilizacin y Barbarie. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977. Esteban Echeverra. Dogma Socialista. Buenos Aires, W. M. Jackson editores, 1938, coleccin Grandes Escritores Argentinos (dirigida por Alberto Palcos). Ambas obras son abreviadas en nuestro texto con las siglas F y DS, respectivamente, seguidas del nmero de pgina que corresponde a cada cita transcripta.

- 1