Hace frío

7
Hace frío Papá y mamá habían juntado muchas ramitas suaves, plumas y hojas para armar un nido calientito para sus bebés, que nacerían en invierno. Además, habían guardado tanta comida que podían pasar la temporada de frío como a ellos les gustaba: durmiendo abrazaditos hasta que llegara la primavera. Un día, la nieve caía en suaves copos que parecían maripositas blancas danzando a la vez que se amontonaban sobre las ramas de los árboles y sobre el piso, y todo el bosque parecía un gran cucurucho de helado de crema en medio del silencio y la paz. ¡Brrrmmm! Y entonces, un horrible ruido despertó a los que hibernaban: ¡una máquina inmensa avanzaba destrozando las plantas, volteando los árboles y dejando sin casa y sin abrigoa los animalitos que despertaban aterrados y corrían hacia cualquier lado, tratando de salvar a sus hijitos! Papá Ardilla abrió la puerta de su nido y vio el terror de sus vecinos. No quería que sus hijitos se asustaran, así que volvió a cerrar y se puso a roncar. Sus ronquidos eran más fuertes que el tronar de la máquina y sus bebés no despertaron. Mamá Ardilla le preguntó, preocupada: -¿Qué pasa afuera?

description

cuentos

Transcript of Hace frío

Hace fro

Pap y mam haban juntado muchas ramitas suaves, plumas y hojas para armar un nido calientito para sus bebs, que naceran en invierno.Adems, haban guardado tanta comida que podan pasar la temporada de fro como a ellos les gustaba:durmiendo abrazaditoshasta que llegara la primavera.Un da, la nieve caa en suaves copos que parecan maripositas blancas danzando a la vez que se amontonaban sobre las ramas de los rboles y sobre el piso, y todo el bosque pareca un gran cucurucho de helado de crema en medio del silencio y la paz. Brrrmmm!Y entonces, un horrible ruido despert a los que hibernaban: una mquina inmensa avanzaba destrozando las plantas, volteando los rboles y dejando sin casa y sin abrigoa los animalitosque despertaban aterrados y corran hacia cualquier lado, tratando de salvar a sus hijitos!Pap Ardilla abri la puerta de su nido y vio el terror de sus vecinos. No quera que sus hijitos se asustaran, as que volvi a cerrar y se puso a roncar.Sus ronquidos eran ms fuertes que el tronar de la mquina y sus bebs no despertaron. Mam Ardilla le pregunt, preocupada:-Qu pasa afuera?- No te preocupes y sigue durmiendo, que nuestro rbol es el ms grande y fuerte del bosque y no nos va a pasar nada- le contest.Pero Mam Ardilla no poda quedarse tranquila sabiendo que sus vecinos tenan dificultades. Insisti:- Debemos ayudar a nuestros amigos: tenemos espacio y comida para compartir con los que ms lo necesiten. Para qu vamos a guardar tanto, mientras ellos pierden a sus familias por no tener nada?Pap Ardilla dej de roncar; mir a sus hijitos durmiendo calientitos y a Mam Ardilla. Se par en su cama de hojas y le dio un beso grande en la nariz a la dulce Mam Ardilla y corri a ayudar a sus vecinos!.En un ratito, el inmenso roble del bosque estaba lleno de animalitos que se refugiaron felices en l. El calor de todos hizo que se derritiera la nieve acumulada sobre las ramas y se llenara de flores. Pareca que haba llegado la primavera en medio del invierno!.Los pajaritos cantaron felices: ahora tenan dnde guardar a sus pichoncitos, protegidos de la nieve y del fro. As, gracias a la ayuda de los Ardilla se salvaron todas las familias de sus vecinos y vivieron contentos.Durmieron todos abrazaditos hasta que llegara en serio la primavera, el aire estuviera calientito, y hubiera comida y agua en abundancia.FIN

Itzelina y los rayos de solItzelina Bellas Chapas era una nia muycuriosaque se levant temprano una maana con la firme intencin de atrapar, para ella sola, todos los rayos del sol.Una ardilla voladora que brincaba entre rbol y rbol le gritaba desde lo alto. A dnde vas, Itzelina?, y la nia respondi:- Voy a la alta montaa, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y as tenerlos para m solita.- No seas mala, bella Itzelina - le dijo la ardilla- Deja algunos pocos para que me iluminen el camino y yo pueda encontrar mialimento. -Est bien, amiga ardilla - le contest Itzelina-, no te preocupes. Tendrs como todos los das rayos del sol para ti.

Sigui caminando Itzelina, pensando en los rayos del sol, cuando un inmenso rbol le pregunt. Por qu vas tan contenta, Itzelina?- Voy a la alta montaa, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y as tenerlos para m solita, y poder compartir algunos con mi amiga, la ardilla voladora.El rbol, muy triste, le dijo:- Tambin yo te pido que compartas conmigo un poco de sol, porque con sus rayos seguircreciendo, y ms pajaritos podrn vivir en mis ramas.- Claro que s, amigo rbol, no ests triste. Tambin guardar unos rayos de sol para ti.Itzelina empez a caminar ms rpido, porque llegaba la hora en la que elsolse levantaba y ella quera estar a tiempo para atrapar los primeros rayos que lanzara. Pasaba por un corral cuando un gallo que estaba parado sobre la cerca le salud.- Hola, bella Itzelina. Dnde vas con tanta prisa?- Voy a la alta montaa, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y as poder compartir algunos con mi amiga la ardilla voladora, para que encuentre su alimento; y con mi amigo el rbol, para que siga creciendo y le d hospedaje a muchos pajaritos.- Yo tambin te pido algunos rayos de sol para que pueda saber en las maanas a qu hora debocantarpara que los adultos lleguen temprano al trabajo y los nios no vayan tarde a laescuela.- Claro que s, amigo gallo, tambin a ti te dar algunos rayos de sol le contest Itzelina.Itzelina sigui caminando, pensando en lo importante que eran los rayos del sol para las ardillas y para los pjaros; para las plantas y para los hombres; para los gallos y para los nios.Entendi que si algo le sirve a todos, no es correcto que una persona lo quiera guardar para ella solita, porque eso esegosmo. Lleg a la alta montaa, dej su malla de hilos a un lado y se sent a esperar al sol.Ah, sentadita y sin moverse, le dio los buenos das, viendo como lentamente los rboles, los animales, las casas, los lagos y los nios se iluminaban y se llenaban de colores gracias a los rayos del sol.Este cuento quiere ensearnos lo importante que es elrespeto al bien comn.

Too y la sirenaA Too le regalaron una red para que pescara a la orilla de laplaya. Muy ilusionado se fue el domingo a probarla y empez a echarla, pero slo sacaba del mar algas y algn pequeo pez, que devolva al mar para que pudieracrecer.Despus de varias horas cogi algo que brillaba en la red, y con cuidado lo sac para ver lo que era. Con gran sorpresa vio una orqudea de sal cristalizada, y enseguida quiso regalrsela a sumadrepara darle una gran alegra.Cuento sobre la cooperacin

Pensando en lo que haba encontrado, se sent a descansar en una piedra que sala del mar. De pronto oy una voz a sus espaldas, y al volverse vio la sonrisa de una hermosa nia que le dijo:- Veo que has encontrado mi flor de cristal. La haba perdido y estaba disgustada, ya que todas las sirenas tenemos una que nos regal nuestro Rey, Neptuno.Entonces Too se dio cuenta de que era una sirena, y le dijo:- Yo quera regalrsela a mi madreLa sirena le contest:- Yo puedo traerte del fondo del mar un buen regalo para tu madre si me das mi orqudea. Too se la dio sin pensarlo dos veces y la sirena, con una gransonrisa, la cogi ynadhacia el fondo del mar.El nio pens, 'igual ya no vuelve pero, claro, si la flor es de ella no podr quitrsela'.Terminaba de pensar en esto cuando sali la sirena sosteniendo una gran ostra, era una ostra! La sirena le dijo:- Cuando tu madre la abra, vers como le gustar. Quiz sera bueno que la sirena se sumergiera y entoncesToo abrira la ostra y encontrara la perla.Se dieron las gracias mutuamente. La sirena se sumergi en el mar y Too se fue, imaginando la cara que pondra su madre cuando le contara su aventura y, mejor an, la que pondra al recibir la sorpresa tan bonita que le iba a dar. Estabafeliz!FIN