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. Según nos acercamos al tercer mile- nio aparecen cada vez más libros sobre el futuro: el incierto siglo XXI. El libro de Paul Kennedy, catedrático de Historia de Yale University, es uno de los más serios e importantes 1 . Ha- cia el siglo XXI analiza los cambios y tendencias que nos depara el futuro. Sólo conociendo los problemas reales —y su historia reciente— es posible imaginar la estructura social en el ter- cer milenio. Uno de los problemas clave que plantea Kennedy es el imparable cre- cimiento demográfico. La polémica suscitada a principios del siglo XIX entre Malthus y sus contemporáneos sigue vigente en la actualidad. ¿Será la Tierra capaz de producir los recursos necesarios para hacer frente al impre- sionante aumento de población? En torno a esta cuestión giran buena parte de los debates sociales y econó- micos sobre el futuro, como se puso de manifiesto en El Cairo, en la Con- ferencia Internacional sobre la Pobla- ción y el Desarrollo (en septiembre de 1994). Algunos movimientos sociales sostienen que, si todo sigue igual, nuestro planeta no podrá aguantar la presión demográfica. La única solución viable es frenar el aumento de población. Otros consi- deran que el ingenio humano es capaz de introducir innovaciones que garanticen la subsistencia de la pobla- ción, por mucho que ésta aumente. El problema demográfico se agrava 67/94 pp. 265-317 PAUL KENNEDY Hacia el siglo XXI (Barcelona, Plaza & Janés, 1993) 1 La versión española ha publicado tres ediciones en cinco meses. Se edita un año des- pués que la edición original en inglés: Preparing For the Twenty-First Century (Londres: Harper Collins, 1993), 428 pp.

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Según nos acercamos al tercer mile-nio aparecen cada vez más librossobre el futuro: el incierto siglo XXI.El libro de Paul Kennedy, catedráticode Historia de Yale University, es unode los más serios e importantes1. Ha-cia el siglo XXI analiza los cambios ytendencias que nos depara el futuro.Sólo conociendo los problemas reales—y su historia reciente— es posibleimaginar la estructura social en el ter-cer milenio.

Uno de los problemas clave queplantea Kennedy es el imparable cre-cimiento demográfico. La polémicasuscitada a principios del siglo XIX

entre Malthus y sus contemporáneossigue vigente en la actualidad. ¿Será laTierra capaz de producir los recursosnecesarios para hacer frente al impre-sionante aumento de población? Entorno a esta cuestión giran buenaparte de los debates sociales y econó-micos sobre el futuro, como se pusode manifiesto en El Cairo, en la Con-ferencia Internacional sobre la Pobla-ción y el Desarrollo (en septiembrede 1994). Algunos movimientossociales sostienen que, si todo sigueigual , nuestro planeta no podráaguantar la presión demográfica. Laúnica solución viable es frenar elaumento de población. Otros consi-deran que el ingenio humano escapaz de introducir innovaciones quegaranticen la subsistencia de la pobla-ción, por mucho que ésta aumente.

El problema demográfico se agrava

67/94 pp. 265-317

PAUL KENNEDY

Hacia el siglo XXI

(Barcelona, Plaza & Janés, 1993)

1 La versión española ha publicado tresediciones en cinco meses. Se edita un año des-pués que la edición original en inglés :Preparing For the Twenty-Firs t Century(Londres: Harper Collins, 1993), 428 pp.

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al comprobar que la explosión demo-gráfica se produce en los países conrecursos tecnológicos más limitados.En los países avanzados la natalidadtiende a reducirse hasta llegar inclusoa un crecimiento negativo. Nueve delos 33 países europeos pierden actual-mente población. La sociedad y lapoblación envejecen, suponiendo unacarga financiera para la sociedad ydisminuyendo la producción. En lospaíses que todavía están en el procesode industrialización se mantiene unatasa de fecundidad elevada que con-trasta con una tasa de mortalidad quese ha reducido notablemente. El in-evitable crecimiento de la poblaciónsólo se ve parcialmente alterado porlas enfermedades o por la hambruna.El sida, especialmente en Africa, esuno de los factores que pueden dis-minuir (de manera trágica) el creci-miento demográfico.

Parece imparable que en el futurose produzcan grandes movimientosmigratorios entre países. La emigra-ción podría equilibrar la balanza de lapoblación en algunos países, pero esun proceso que, a su vez, suele generarproblemas sociales. Existe el temor deque los/as emigrantes quiten puestosde trabajo a la población autóctona.A este hecho se añaden los nuevosproblemas de racismo en los paísesavanzados.

Otra tendencia que puede afectar aldesarrollo de los acontecimientosfuturos es la revolución en el sistemade las finanzas y de las comunicacio-nes, así como el surgimiento de gran-des multinacionales. La estabilidad yla necesidad de reconstruir las econo-mías tras el desastre de la SegundaGuerra Mundial ocasionó un creci-

miento sin precedentes en la produc-ción industrial. Este crecimiento estáligado al surgimiento de grandescompañías multinacionales que proli-feran con la ayuda de la revoluciónfinanciera y de las comunicaciones. Elcrecimiento económico es constante,pero el reparto de la riqueza tiende aser desigual. Los principales creadoresy controladores de riquezas son multi-nacionales que operan internacional-mente. Una vez superadas las barrerasproteccionistas, la globalización tien-de a generar beneficios elevados. Lascompañías internacionalizadas, al tra-bajar en varios países (e incluso con-tinentes), se ven menos afectadas quelas empresas nacionales por las crisisconcretas de determinados países.

Hay quien considera que el resulta-do de la globalización puede suponerun crecimiento imparable de la rique-za, un progreso en el que nadie per-derá. Pero no se suele tener en cuentala marginalización de las cuatro quin-tas partes de la población de laTierra, cuya población no está prepa-rada para afrontar esas nuevas ten-dencias comerciales y financieras. Laglobalización es más beneficiosa paralas economías avanzadas que para lasde los países en vías de desarrollo. Elsupuesto éxito del nuevo sistema,basado en el laissez-faire, puede ser unpoco ingenuo si se tienen en cuentalos problemas demográficos, medio-ambientales y regionales a nivel glo-bal. Las compañías buscan maximizarlos beneficios invirtiendo en nuevastecnologías, dañando seriamente a lassociedades menos desarrolladas. Lospaíses más pobres no sólo demandanuna economía de libre mercado, sinoque al mismo tiempo requieren inver-

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siones considerables que permitanmejoras sociales.

Por otro lado, la revolución en elsistema de finanzas provoca que milesde inversores individuales, además decompañías y bancos, especulen condivisas. Esto dificulta a los gobiernos,y a los bancos centrales, la adopciónde políticas fiscales necesarias, portemor a que estas medidas no seanbien recibidas por los inversores in-ternacionales. Los inversores son sen-sibles a los signos de turbulencia polí-tica que pueden desestabilizar deforma grave y rápida los mercados dedivisas. Si un día las personas dejande creer en el sistema, éste puedehundirse súbitamente. Representa unpeligro que los Estados individualesno pueden controlar de forma ade-cuada debido a la propia globaliza-ción de la economía.

Ligado con el crecimiento demo-gráfico y el reparto económico des-igual, la revolución mundial en laagricultura y la biotecnología condi-ciona los acontecimientos futuros. Enlos últimos años la producción agrí-cola crece de modo espectacular. Sinembargo, desde 1984 ese ritmo decrecimiento desciende de forma signi-ficativa. En la actualidad, la produc-ción global de alimentos ya no escapaz de satisfacer las necesidades dela población mundial. El crecimientodemográfico hace imprescindible unincremento de la productividad de latierra cultivable. Una solución posibleal problema podría ser la ampliaciónde las tierras de cultivo. Sin embargo,en los países donde esta ampliación esmás necesaria las posibilidades deexpansión son menores. El suelo in-adecuado, circunstancias climatológi-

cas adversas, las selvas tropicales y losbosques dificultan una expansión delas tierras cultivables. Paradójicamen-te, los países industrializados sí dispo-nen de tierras cultivables suficientes,capaces de generar excedentes. El pro-blema reside en la forma en que lospaíses más pobres pueden pagar esosexcedentes. Las donaciones en ayudaalimentaria se podrían incrementar,pero es una solución poco eficaz, yaque lo único que se consigue esaumentar la dependencia de los paísesmás pobres respecto de los paísesricos. Al igual que la distribucióndemográfica o económica, el repartode alimentos en el mundo es tambiéndesigual. Los países ricos padecen desuperproducción y los países pobresde una producción demasiado escasa.

Sin otra revolución agrícola, el des-tino de los pueblos de los paísesmenos desarrollados es incierto ydesesperanzador. La biotecnologíapuede ser el camino hacia los cambiosnecesarios en la producción agrícola.Basada en la manipulación genética,permite mejorar el proceso de pro-ducción de los productos alimenti-cios. Así, los/as ingenieros genéticosson capaces de elevar los rendimien-tos de los alimentos. Popularmente,la biotecnología se considera unasolución idónea, pero se minusvalo-ran los problemas de salud y medio-ambientales que puede provocar. Lasgrandes compañías biotecnológicasestán financiadas por intereses priva-dos cuyo objetivo es aumentar susbeneficios, muchas veces sin preocu-parse del impacto regional. Ante elnuevo sistema biotecnológico, los/asagricultores reaccionan con actitudesdiversas: los grandes propietarios sue-

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len adaptarse a la biotecnología,mientras que los pequeños tienenmenos recursos para incorporarse aesos adelantos.

Si la biotecnología sigue avanzandopodría llegarse a la producción de ali-mentos in vitro. Este avance no sólopodría generar algunos obstáculossociales, sino que también podríasuponer una pauperización de los paí-ses menos desarrollados. Del mismomodo que la revolución biotecnológi-ca puede mejorar el nivel de vida detres cuartas partes de la poblaciónmundial, también incide en que losproductos que exportan los paísesmenos industrializados —que suelenser la base de sus economías mono-cultivistas— ya no sean necesarios. Laproducción in vitro podría hacerinnecesaria la importación de produc-tos de los países menos desarrollados.Debido a la necesidad de alimentosexistente en el mundo, y a pesar delos inconvenientes que pueda generar,parece improbable que la revoluciónbiotecnológica se detenga.

La nueva revolución de los robotstambién puede incidir en las tenden-cias que posiblemente guíen los acon-tecimientos del siglo XXI. Con laautomatización se sustituye una pro-porción de trabajadores industrialespor robots, sobre todo en determina-dos sectores industriales. En su mayorparte, los robots industriales son uti-lizados en fábricas de coches. Losrobots aumentan la productividad,trabajan veinticuatro horas sin can-sarse, y no malgastan materiales. Sinembargo, no todas las sociedades hanadoptado en la misma proporción laautomatización. En algunos países,como Japón, donde existe escasez de

mano de obra, hay abundancia deingenieros/as cualificados y la rela-ción entre la empresa y el trabajadores suficientemente estrecha para quela automatización no suponga el des-pido de trabajadores, la revoluciónrobótica ha triunfado. Japón ha solu-cionado la escasez de mano de obrasin necesidad de recurrir a la inmigra-ción. Actualmente, el liderazgo deJapón en la automatización es indis-cutible; dispone del 64 por 100 de losrobots existentes en el mundo. EnEuropa, algunos países, como Ale-mania o Suecia, también han apos-tado por los robots. Sin embargo, enla mayoría de los países europeos laautomatización se ve con recelo. Estambién el caso de Estados Unidos,donde no hay escasez de mano deobra y la implantación de robotssupondría el despido de trabajadores.Al igual que con las finanzas globales,las multinacionales y la biotecnolo-gía, la nueva revolución tecnológicaes improbable que solucione los pro-blemas de los países menos desarrolla-dos. Para que se produzca una revolu-ción robótica un país necesita deenormes capitales, numerosos inge-nieros y técnicos cualificados y unarelativa escasez de mano de obra. Soncondiciones que no se suelen dar enlos países en vías de desarrollo.

Otra de las tendencias a las que sedeberá hacer frente en el siglo XXI esla cuestión medioambiental. El dañoecológico que los seres humanoshemos ocasionado al ecosistema se haido acumulando a lo largo de lossiglos. Sin embargo, la crisis medio-ambiental a la que nos enfrentamos esdiferente, en tamaño e importancia,de cualquiera que se haya dado hasta

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ahora. El deseo de elevar los nivelesde vida y el crecimiento demográficoson causas de la reciente contamina-ción atmosférica. La deforestación delos bosques tropicales, la disminuciónde las tierras de cultivo y la destruc-ción de numerosas especies animalesy de plantas, son resultado de laspolíticas comerciales actuales. Unaparte del daño medioambiental serealiza de forma ilegal, pero está per-mitido por la mayor parte de los paí-ses, cuya principal preocupación es elcrecimiento económico por encimade cuestiones medioambientales.

En los últimos años, el auge demovimientos ecologistas tiene unimpacto importante en la política yen el modo de vida. Los gobiernosempiezan a tomar conciencia de lasdimensiones de este problema, comose demostró en la cumbre sobre temasmedioambientales celebrada en Ríode Janeiro en junio de 1992. Sinembargo, tendrían que producirsemuchos cambios para detener el pro-ceso de degradación del ecosistema.Las medidas que se suelen tomar parasolucionar el problema son políticaslocales que poco pueden hacer anteun problema que afecta a nivel mun-dial. Los cambios deben ser globales ysegún las posibilidades económicas decada país. Razones económicas ydemográficas impiden a los países envías de desarrollo adoptar políticasverdes. Deberían ser los países másricos los que ayuden a los menosdesarrollados en la adopción de pro-gramas más ecológicos.

El daño medioambiental más graveal que se enfrenta la humanidad es, ajuicio de los expertos/as, el calenta-miento global de la Tierra. La atmós-

fera está compuesta por una serie degases que permiten reflejar casi todala energía que llega del sol en formade radiación. Esa energía fundamen-tal para la vida es reflejada de nuevoal espacio; de lo contrario, en formade invernadero, la Tierra se iría calen-tando gradualmente. Si las activida-des humanas siguen incidiendo en lacomposición de los gases que formanla atmósfera, las temperaturas po-drían subir hasta niveles desastrosos.Todavía no se conocen bien los efec-tos del calentamiento global, aunque,al parecer, el cáncer de piel puede seruna de las consecuencias inmediatasdel agrandamiento del agujero de lacapa de ozono. De producirse esecalentamiento, grandes cantidades dehielo se derretirían y los niveles delmar aumentarían. Si aumenta el niveldel mar, las inundaciones producidaspor tormentas también se puedenincrementar. Los países en vías dedesarrol lo son los que sufren demanera más trágica esos efectos, yaque disponen de menos recursos parapoder afrontar esta situación. Con unaumento de las temperaturas, la ferti-lidad del suelo y la producción agrí-cola global disminuyen. En estas cir-cunstancias, los países más pobrespueden ser los más afectados.

Los gobiernos, en vez de intentarcombatir el problema, prefieren adap-tarse favoreciendo los cultivos resis-tentes al calor, utilizando métodoscomo la irrigación y la biotecnología.Pero la única manera de solucionardefinitivamente el problema es cam-biando nuestro estilo de vida. Al-gunas transformaciones ya están enmarcha, aunque no son suficientes.Pero si las sociedades actuales son

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contrarias a cambiar sus modos devida por problemas que les afectandirectamente, parece menos probableaún que estén dispuestas a sacrificarsepor situaciones que afectan a lasgeneraciones futuras.

Los problemas globales analizados(explosión demográfica, sistema decomunicaciones, deterioro de la agri-cultura, robotización, etc.), e inclusolos peligros de una posible guerramundial, son a menudo exageradosde forma apocalíptica. Años despuésde esas predicciones catastrofistas seobserva que no se cumplieron. Sinembargo, hay una que puede resultarrealmente problemática a largo plazo,y es precisamente el deterioro medio-ambiental. Se entiende que es el Es-tado —todos los Estados del mundojuntos— quien debe solucionar elproblema medioambiental.

El Estado-nación ha sido el modeloutilizado en los últimos siglos parahacer frente a los problemas socialestradicionales. Sin embargo, en elfuturo los Estados-nación pueden serincapaces de afrontar los nuevos desa-fíos2. Hasta el momento, las únicasamenazas que podían poner en peli-gro la estabil idad de un Estado-nación eran una revolución interna ouna guerra con otro Estado. En laactualidad, las guerras y las revolucio-nes ya no son las únicas que puedenponer en peligro la estabilidad de unpaís. Las rivalidades económicas estánsustituyendo a los conflictos milita-res. Los países tienen que hacer frente

a nuevos tipos de conflagraciones, enforma de verdaderas «guerras comer-ciales». Los peligros militares estánsiendo sustituidos por otros, pero esimprobable que los conflictos arma-dos desaparezcan, aunque coexistancon otras nuevas amenazas.

La superpoblación, el terrorismo yel tráfico internacional de drogas son,entre otros, los nuevos retos a los quelos Estados deben hacer frente. Estasamenazas son transnacionales, ilegalesy están fuera del control del Estado-nación. Cada vez más la seguridadnacional se ve influenciada por acon-tecimientos producidos en otros paí-ses. Como los nuevos desafíos songlobales, hay que hacerles frente coninstituciones y políticas que, a su vez,sean internacionales. Un Estado-nación concreto es cada vez más inca-paz de solucionar los nuevos desafíosque por su estructura y magnitud sonya mundiales. Sin embargo, siguesiendo el sistema más utilizado en elmundo, puesto que no se han imagi-nado alternativas capaces de reempla-zarlo.

Frente a la globalización de la eco-nomía y de los problemas sociales, lapolítica ha reaccionado fraccionandoEstados. Existe una tendencia de lasnaciones a convertirse en Estados-nación (así como de los Estados a sertambién Estados-nación). Dada lamultiplicidad de naciones, eso puedesignificar una cantidad mayor deEstados en el futuro, haciendo másdifícil aún la resolución de los proble-mas globales de la Tierra. Mientrastanto, el impacto de estos problemasbásicos varía bastante en los cincocontinentes.

No todos los Estados del mundo se

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2 Tom BOTTOMORE, Political Sociology(Minneapolis: University of Minnesota Press,1993), 2.ª ed., 136 pp. Véase especialmentesu planteamiento en el capítulo 6: «Globalpolitics in twentieth century» (pp. 91-109).

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benefician de un crecimiento econó-mico favorable. Por ejemplo, las pers-pectivas de futuro para los países envías de desarrollo se parecen poco alas de Japón. La situación es diferentesegún el país que se estudie. Dentrode las economías en vías de desarrollohay países que están mejor prepara-dos que otros para afrontar el futuro.En la actualidad, la distinción entrepaíses ricos y países pobres ya no essuficiente para entender economías ynaciones tan diferentes.

Algunos de los países en vías dedesarrollo con un futuro más esperan-zador están situados en el Pacífico yen Asia Oriental. Son las llamadasEconomías de Reciente Industria-lización (ERI) de Singapur, HongKong, Corea del Sur y Taiwan las quecon más éxito se desarrollan. Estospaíses se ven estimulados por el creci-miento de Japón, que les sirve de mo-delo. Aunque son sociedades condiferencias estimables, mantienen ras-gos comunes. En las ERI se da unaimportancia considerable a la educa-ción, proveniente de una ideologíaconfuciana. Se fomenta el ahorro na-cional, que sirve como fuente de capi-tal a bajo interés para las fábricas na-cionales. Otra característica común enlas ERI es la política intervencionistadel Estado, cuyo objetivo principal esel crecimiento económico del país.Este intervencionismo es contrario a laeconomía basada en el laissez-fairecaracterística del mundo occidental. Semantiene bajo el valor de la moneda,consiguiendo así aumentar las exporta-ciones y disminuir las importaciones.Estos son los pilares básicos sobre loscuales se sustenta el crecimiento eco-nómico de esos Estados.

Menos prometedor parece ser elfuturo de América Latina. La regiónexperimentó un crecimiento esperan-zador a partir de 1950. En esos añoslas inversiones extranjeras aumenta-ban y las demandas de materias pri-mas crecían. Sin embargo, esa ten-dencia se invirtió a partir de 1980.En lugar de fomentar las exportacio-nes, muchos países centraron su aten-ción en reducir las importacionescreando sus propias industrias. Amé-rica Latina se aisló así del comerciomundial. En la actualidad, en la re-gión se siguen exportando materiasprimas e importando productos ma-nufacturados, lo que evidencia el fra-caso de esas políticas económicas,que, a su vez, obligaron a los gobier-nos a pedir créditos elevados a otrospaíses (principalmente a Estados Uni-dos). Con la crisis actual, la imposibi-lidad de devolver esos créditos con-vierte a América Latina en una de lasregiones más endeudadas del mundo.Problemas políticos permanentes, oconflictos en la transición hacia lademocracia, generan en la mayoría deesos países una inestabilidad políticaque desalienta las inversiones extran-jeras.

A pesar de todos esos contratiem-pos, estudios recientes sugieren unapróxima recuperación. La llegada dela democracia, la actualización de ladeuda y las medidas económicas seve-ras han permitido a algunos paíseslatinoamericanos reanudar su creci-miento. Actualmente existe incerti-dumbre sobre si estos cambios seránsuficientes para afrontar con optimis-mo el futuro. En ese sentido se reco-noce que Estados Unidos juega unpapel importante. Las relaciones en-

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tre América Latina y Estados Unidosvan más allá de la deuda. El tráfico dedrogas, la disminución de los bosquestropicales amazónicos, así como lainmigración procedente de México,Caribe y América Central, son pro-blemas que comparten Estados Uni-dos y América Latina. Se consideraque, ante esta situación, los paísesmás ricos (en especial Estados Uni-dos) deben ayudar al desarrollo deAmérica Latina por su propio interés.

En Oriente Medio existen grandesdesigualdades entre las naciones, consociedades dolorosamente pobres ypaíses extremadamente ricos. Lasreservas desiguales de petróleo entrelos países dan lugar a esta dicotomía.Diferencias en los sistemas políticosse añaden a esa situación. El funda-mentalismo y la existencia de líderespolíticos populistas y con poder mili-tar son características típicas de laregión. El potencial militar hace de laregión una de las más conflictivas delmundo. El miedo a una nueva guerraen Oriente Medio está siempre pre-sente en todos los países.

Para muchos observadores, los pro-blemas de Oriente Medio podríansolucionarse invirtiendo en programasde educación. Pero en los países fun-damentalistas algunos grupos socialesno están dispuestos a tales cambios.La alfabetización de las mujeres envarios de estos países —como en laRepública Arabe del Yemen— todavíano supera el 5 por 100. Aun siendocapaces de afrontar inversiones eneducación, estas sociedades tardaránbastante tiempo antes de que la socie-dad logre cambiar su sistema de vida.

La situación del Africa subsaharia-na es todavía peor. Según el Banco

Mundial, en la mayor parte de paísesdel mundo descenderá la pobreza aexcepción de Africa, donde se prevéque la situación empeore. Africa eraautosuficiente en productos alimenti-cios, e incluso hubiera podido expor-tar alimentos. Sin embargo, la explo-sión demográfica alteró esa situación.La adopción de las nuevas técnicasmédicas ha reducido la mortalidadhumana, pero la natalidad se mantie-ne a niveles todavía elevados. La esca-sa utilización de anticonceptivos, asícomo las pautas culturales de consi-derar las familias pequeñas comopoco prestigiosas, son las causas prin-cipales de esta elevada natalidad. Pordesgracia, estas tendencias parece quese van a mantener en los próximosaños. Sólo un rápido crecimiento deepidemias (como el sida) frenaría esaexplosión demográfica. No es tampo-co un objetivo deseable.

En estas sociedades, el crecimientodemográfico no habría sido tan desas-troso si hubiera venido acompañadopor un incremento de la producciónagrícola. Pero las economías se dedi-can a las plantaciones de monoculti-vos (como el té, café, cacao y caucho)que están orientados a la exportaciónen lugar de producir alimentos parael consumo interno. Las frecuentesguerras internas, los golpes de Estadoy la inestabilidad política empeoran lasituación africana. Algunos expertossugieren que la retirada de los paísesdesarrollados obligaría quizá a losafricanos a iniciar una serie de medi-das que condujeran a su recupera-ción. Otros creen que las ayudas sehan de mantener pero aplicándose demodo más efectivo.

En Africa, el desafío más importan-

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te al que se tiene que hacer frente es laexplosión demográfica. El crecimientodesmesurado de la población puedecondicionar los demás factores decambio. En zonas de América Latina yen los Estados musulmanes la situa-ción es similar. El crecimiento naturalde la población ejerce presiones enor-mes sobre los recursos escasos. Haypocas posibilidades de que la situaciónmejore en un futuro próximo.

Los excedentes alimenticios proce-dentes de la revolución biotecnológi-ca podrían ser utilizados para comba-tir la malnutrición de los países máspobres, pero esto podría perjudicar alas sociedades fundamentalmente agrí-colas. En las Economías de RecienteIndustrialización es posible una paula-tina automatización para poder com-petir con los productos japoneses. Peroen los países sin base industrial es difí-cil que la revolución robótica tengaalgún sentido. La revolución de lasfinanzas y las comunicaciones, asícomo la implantación de compañíasmultinacionales, pueden ampliar aúnmás las diferencias entre los países másricos y los más pobres. A medida quenos acercamos al siglo XXI, las econo-mías del Norte parecen tener todas lasventajas, mientras que en los paísesen vías de desarrollo es poco probableque se produzca una recuperacióninmediata.

En el caso de la India y China, elproblema principal al que se enfren-tan es el crecimiento de la población.La explosión demográfica se une a ladificultad para producir los alimentossuficientes para garantizar la subsis-tencia de sus habitantes. Es difícilque la producción en esos paísespueda incrementar la producción de

cultivos para hacer frente al creci-miento demográfico, a menos que latecnología experimente otra «revolu-ción verde», como la que se produjo apartir de los años sesenta. Ante laimposibilidad de producir alimentossuficientes, los gobiernos indio ychino actúan para intentar reducir elaumento de la población. Pero lohacen de manera diferente.

China, con un gobierno autorita-rio, ha aplicado una de las políticasde planificación familiar más rígidasdel mundo. Las parejas no puedencasarse antes de los veinte años y sudescendencia está limitada a un solohijo/a. La eficacia de ese sistema fun-cionó en los primeros años, pero eldescontento de la población fue muygrande. En el campo aumentó elnúmero de niñas asesinadas, ya quelos agricultores, al poder tener sóloun hijo/a, querían que ése fueravarón, para que les pudiera mantenerdurante la vejez. Ante el descontentode la población, a mediados de ladécada de los ochenta la políticagubernamental se suaviza. La políticadel hijo/a único, aparte de ser impo-pular, provoca distorsiones en la com-posición por edades de la población.China se encontrará en los próximosaños con que la mayor parte de lapoblación es anciana. El gobiernoindio es más democrático y tienemenos poder para persuadir a las fa-milias de que limiten su tamaño. Porconsiguiente, es de esperar que lapoblación india crezca más rápida-mente que la china, llegando inclusoa igualarla.

Al mismo tiempo que los gobiernoschino e indio intentan reducir lapoblación, tienen que prepararse para

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los cambios que se esperan en el si-glo XXI. La biotecnología podría solu-cionar el problema principal de estospaíses; de ahí que destinen tantodinero a las investigaciones biotecno-lógicas. A corto plazo, la revoluciónbiotecnológica puede resultar másbeneficiosa que perjudicial. Otroscambios afectarán a China e India enlos próximos años, tales como la cues-tión medioambiental o la revoluciónrobótica, pero en el futuro inmediatosu máxima preocupación es solucio-nar los problemas demográfico y dedesarrollo económico, que aparecenestrechamente relacionados.

Las causas son distintas en la anti-gua Unión Soviética, pero las pers-pectivas tampoco son esperanzadoras.La región se acerca al tercer mileniocon un futuro lleno de incertidum-bres. En la ex URSS se vive unaimportante crisis político-económica,que se ve agravada por el problema delos nacionalismos. La región disponede abundantes recursos naturales,goza de un sistema educativo desarro-llado y tiene un potencial militarconsiderable. A pesar de estas caracte-rísticas, la mala utilización de losrecursos naturales y la actual crisiseconómica impiden el progreso delpaís. En el sector agrícola, la colecti-vización y los subsidios elevados des-truyen los incentivos de los campesi-nos/as. La antigua Unión Soviética hapasado de ser el mayor exportador dealimentos (antes de la revolución bol-chevique) a ser el mayor importadordel mundo. Eso se debe principal-mente a la disminución de las reser-vas y al uso inadecuado que se hacede ellas. Uno de los problemas princi-pales del país es su infraestructura,

que está más orientada a evitar eldesempleo y la competencia que areducir los costes y satisfacer la de-manda de los/as consumidores. Lacrisis económica incide en el nivel devida de la población; el nivel de saludy de higiene disminuye, y la escasezde alimentos da lugar a un mercadoilegal importante.

A la crisis económica, que ya esbastante negativa, se añade el descala-bro político. La perestroika supuso ungiro radical en el sistema político, tra-tando de convertir un sistema autori-tario en una democracia liberal. Esecambio implica acabar con toda laestructura centralizada y planificado-ra característica de la URSS. Pero esatransformación no es fácil. Los diri-gentes tienen que hacer frente a lanueva situación política, sin descui-dar la profunda crisis económica, evi-tando los conflictos étnicos y cultura-les en las diferentes repúblicas. Paraalgunas personas, las reformas sonlentas pero necesarias, mientras quepara otras las transformaciones sonexcesivas. Los partidarios de regresaral viejo sistema mostraron su fuerzaen agosto de 1991, con un golpe deEstado que, sin embargo, fracasó a lospocos días.

La multidiversidad étnica que exis-te en algunas repúblicas ha dadolugar a conflictos importantes. En laantigua Unión Soviética hay diferen-cias de raza y de lenguaje, e inclusode religión. Durante décadas las divi-siones étnicas fueron controladas através de la rigidez del Estado y de sutemida policía. El aislamiento del paísy la propaganda sobre el «enemigocapitalista» contribuyeron al controlde las tensiones entre las diferentes

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repúblicas. Cuando el viejo sistemaperdió su dominio las diferencias seevidenciaron. Algunas repúblicasreclamaron su independencia. Esaautodeterminación tiende a derivaren conflictos bélicos, como reciente-mente ha sucedido en Chechenia. Laanhelada independencia choca tam-bién con los intereses de numerosospobladores originarios de Rusia que alo largo de los años se han trasladadoy quieren mantener una relación conel centro. Por otro lado, la planifica-ción estalinista aseguró que ningunarepública fuera autosuficiente. Esodificulta la independencia de lasrepúblicas menos ricas, que no pue-den permitirse romper sus relacionescon las otras repúblicas. Otro proble-ma conflictivo es la disputa sobre lasarmas nucleares y los diferentes siste-mas de defensa entre las distintasrepúblicas. Esta disputa ha originadoen Europa y América un temor... jus-tificado.

Ante la actual situación, los másoptimistas creen que la Comunidadde Estados Independientes (CEI)seguirá unida, aunque con un relaja-miento de los controles de Moscúsobre las repúblicas. Pero hay otrosescenarios menos optimistas. La CEIpuede correr el peligro de desinte-grarse. Se considera que las guerrasciviles pueden extenderse a las dife-rentes repúblicas. Incluso hay quienpronostica nuevos golpes de Estado.

Las tendencias demográficas tam-bién pueden incidir en el futuro de laCEI. En las repúblicas musulmanas latasa de natalidad es parecida a la deOriente Medio, mientras que enRusia y Ucrania la tasa de natalidades similar a la de Centroeuropa. Por

primera vez, los rusos son menos dela mitad de la población total. En elfuturo es previsible un desplazamien-to de población de las pobladas repú-blicas del Sur hacia la Rusia meridio-nal y Ucrania. Eso podría generarnuevos conflictos religiosos y raciales.

La antigua Unión Soviética no sólotiene que solucionar su crisis político-económica. Al igual que los otros paí-ses, la ex URSS tiene que hacer frentea las tendencias globales que afectan atodo el mundo. Debido a su geogra-fía, la región se puede ver afectadapor cambios medioambientales im-portantes. Un aumento del calenta-miento global, por pequeño que sea,podría resultar desastroso. La biotec-nología podría solucionar algunosproblemas alimenticios. Pero debidoa la actual crisis económica pareceimprobable que se invierta en investi-gación y se destinen nuevos recursospara la creación de laboratorios. Elnivel de automatización tampocoparece que vaya a incrementarse, yaque en la actualidad hay un excedentede mano de obra. Los robots puedenempeorar el problema del desempleo,y el descontento de la población es yasuficiente como para que el paroaumente. Hasta que la economía nose recupere parece improbable que seviva una revolución de las finanzas yde las comunicaciones. La ex URSSrepresenta la antítes is de Japón.Mientras que la primera dispone deabundantes recursos naturales y di-versidad de razas y culturas, el impe-rio del sol naciente prospera conrecursos escasos y una elevada homo-geneidad racial. Las perspectivas defuturo para la antigua Unión Sovié-tica no parecen tan favorables como

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para el Japón. El XXI tiene bastantesposibilidades de ser un siglo difícilpara la CEI.

La transformación política quesupone la perestroika en la antiguaUnión Soviética repercute en losdemás países de la Europa del Este.Esos países han abandonado tambiénlos regímenes autoritarios y estánemprendiendo el camino hacia lademocracia. Para algunos países eseproceso de liberalización es más fácilque para otros. La antigua RepúblicaDemocrática de Alemania es, posible-mente, la que con más facilidad sepuede adaptar al nuevo sistema. Laantigua RDA se ha unido a un paíspróspero, uno de los más ricos delmundo, lo que le da una ventajanotable respecto a los otros países queestán iniciando la transición.

Conseguir adaptarse al nuevo siste-ma será más difícil para aquellos paísesque —como en la Unión Soviética—se enfrentan con divisiones étnicas. Enalgunos casos (como en Polonia), launidad cultural y religiosa puede facili-tar el proceso. Ventajas similares seobservan en Hungría. Las dificultadesde las tensiones étnicas y culturales sereflejan de forma trágica en Yugoslavia,donde las diferencias raciales y religio-sas han contribuido a una guerra civilsangrienta. Las tensiones étnicas po-drían disminuir en la región si los paí-ses gozaran de prosperidad, pero, des-graciadamente, los niveles de vidaestán lejos de los niveles occidentales.

Las sociedades de Europa del Estetienen demasiados problemas en elpresente como para poder permitirsepensar en el futuro. Hasta que noconsigan solucionar sus problemasactuales resultará difícil que estos paí-

ses tomen medidas para prevenir eldaño medioambiental. Son los paísesmás ricos los que tienen que ayudar alas otras sociedades a adoptar políti-cas más ecológicas. La automatizacióny la inversión de las tendencias demo-gráficas tendrán seguramente queesperar hasta que estos países consi-gan cierta estabilidad y prosperidad.

Japón es uno de los países que posi-blemente menos perjudicado vaya asalir de las tendencias globales negati-vas que se perfilan para el siglo XXI. Elcrecimiento económico de Japón hasido imparable desde 1945. Este creci-miento se debe a varios factores. Enese país, las estructuras financieras yfiscales contribuyen a la creación deriqueza. Se fomenta el ahorro privadoy es prestado a fabricantes con intere-ses relativamente bajos. Esto permiteque las empresas japonesas sean máscompetitivas. La política estatal con-sistente en desalentar las importacio-nes mediante aranceles discrimina-torios y otras medidas contribuye tam-bién al crecimiento económico domés-tico. La situación desmilitarizada delpaís permite una mayor inversión en elsector industrial. A pesar de no dispo-ner de unas fuerzas armadas importan-tes, Japón tiene poder e influenciapara desestabilizar otros países delmundo.

Para conseguir ese impresionante cre-cimiento, Japón ha tenido que realizaruna serie de sacrificios. El sistema empre-sarial y estatal, que es rígido y jerárquico,impide la creatividad y lleva a la pobla-ción a un relativo conformismo. Por otrolado, el poder adquisitivo real de los/asjaponeses se ve reducido por los altos cos-tes de los alimentos, bienes de consumoy vivienda. El crecimiento económico de

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Japón todavía no se ha reflejado en unnivel de vida similar a los otros paísesricos del mundo.

Varios de los factores que han con-tribuido a la favorable situación deJapón están cambiando. Las conquis-tas suponen a veces fracasos. La espe-ranza de vida es ahora muy alta enJapón, la más alta del mundo (y lamortalidad infantil muy baja). En elsiglo XXI, Japón tendrá muchas máspersonas ancianas y, a causa de ello, lastasas de ahorro del país pueden dismi-nuir. Ante esta situación, las empresaspueden tener dificultades para contarcon créditos de bajo interés y esto, a suvez, puede reducir su competitividad.Japón tiene dos opciones ante la situa-ción presente. La primera es ceder a laspresiones exteriores e interiores demanera que aumenten las importacio-nes y suba el nivel de vida. Puede serasí un pueblo rico, pero tendiendocada vez más hacia el consumo ymenos hacia la creación de riqueza. Laotra alternativa es realizar cambiospara que las compañías continúen acu-mulando riqueza, aunque gran partese dedique a la reinversión más que alconsumo general.

Parece ser que Japón posee unasventajas considerables a la hora deenfrentarse a las fuerzas globales decambio que se avecinan en el siglo XXI.Tiene la capacidad suficiente parabeneficiarse de la revolución de lasfinanzas y de las comunicaciones y elauge de las multinacionales . EnEstados Unidos y Europa se produceel inicio de la globalización de lasempresas, pero Japón no ha tenidoproblemas para adaptarse al nuevoorden económico. El envejecimientode la población puede causar una

falta de mano de obra que se podríasolucionar permitiendo la inmigra-ción. Sin embargo, es improbable quelos/as japoneses estén dispuestos aadoptar esas medidas. Parece másprobable que sea una progresiva auto-matización la que solucione, en elfuturo, el problema. Debido a sudependencia respecto de la importa-ción de productos alimenticios, esprobable que la biotecnología adquie-ra en Japón un papel importante. Esepaís no dispone de una tradición enla industria química y agrícola, peroestá empezando a invertir en esos sec-tores para potenciar la biotecnología.Los problemas en los que Japón ejer-ce un control menor son los medio-ambientales. Es posible que se veaafectado por problemas como elcalentamiento global, pero al dispo-ner de numerosos recursos puedehacer frente a la situación mejor queotros países. Todo parece indicar queJapón va a iniciar el siglo XXI con ten-dencias que, en su conjunto, son bas-tante favorables. De ahí que el ascen-so de Japón en el concierto de lasnaciones sea cada vez más imparable.

Para Estados Unidos, el tercer mi-lenio llega en un momento en el quese cuestiona el liderazgo del país en elmundo. Los optimistas creen que laeconomía estadounidense no estabapreparada para la intensa competen-cia extranjera. Pero desde la décadade los ochenta las cosas están cam-biando. La industria está aumentandosu productividad y las ventajas de loscompetidores (como Japón) no pue-den durar mucho más tiempo3. Los

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3 The Economist publica un interesante ar-tículo sobre el tema: «The risk in Asia», en elnúmero del 28 de enero de 1995, pp. 11-12.

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pesimistas son escépticos, creen queel progresivo debil i tamiento delpoder adquisitivo internacional haráinevitable la pérdida de hegemonía.

Los puntos fuertes y los débiles deEstados Unidos se mezclan cuando seintenta analizar el futuro de ese país.Militarmente, ningún otro país loiguala. A pesar de que otras nacionestienen ejércitos más numerosos, nin-guna dispone del poderío militar deEstados Unidos. Terminada la guerrafría hay quien se plantea la utilidadde semejante potencial bélico. Puestoque las amenazas a Estados Unidospueden no venir de las armas, sino delos riesgos medioambientales, de lasdrogas y del declive económico, existeun debate sobre la conveniencia delrecorte en el gasto militar. Ahorrar endefensa puede contribuir poco al cre-cimiento económico si no se invierteen actividades productivas.

La principal potencia militar delmundo cuenta con una riqueza des-igualmente distribuida, un déficitimportante y un período prolongadode crecimiento económico lento. Elproblema se intensifica si otros paísescomo Japón se desarrollan económi-camente con mayor rapidez. El gastofederal excesivo, la deuda nacional yel déficit en la balanza de pagos sonobstáculos que Estados Unidos debesuperar si quiere conseguir aumentarsus tasas de crecimiento económico.Para que Estados Unidos sea máscompetitivo, su objetivo fundamentaldebería ser aumentar su productivi-dad. Pero en este debate no hay una-nimidad; hay quien defiende políticasproteccionistas, mientras otros sonpartidarios de un fortalecimiento delos principios del laissez- faire.

Gran parte de la controversia secentra en la economía, pero tambiénson objeto de debate el sistema sani-tario y el educativo. Aunque EstadosUnidos destina una parte importantedel presupuesto estatal al sector deasistencia médica pública, una parteimportante de la población no recibeeste tipo de asistencia. La falta deuniversalidad del sistema nacional desalud provoca que entre los paísesmás desarrollados del mundo EstadosUnidos ocupe el último lugar, conaltas tasas de mortalidad infantil y unnivel de salud bajo. En los últimosaños la esperanza de vida de los/asblancos ha aumentado, mientras quela de los/as negros (sobre todo losvarones) ha disminuido, como reflejode la atención sanitaria desigual quereciben los/as estadounidenses, inclu-yendo la población ilegal.

La inversión en educación es consi-derable. Se ha conseguido que el paísposea el mayor número de universi-dades de investigación del mundo,con profesores y estudiantes proce-dentes de muchos países. EstadosUnidos dispone del reconocimientointernacional a su nivel universitario.Sin embargo, con excepción de laeducación superior, el sistema educa-tivo es de calidad dudosa. La educa-ción pública previa a la universidadpresenta a veces niveles mediocres.Las relativamente elevadas cifras deanalfabetismo, así como las recientespruebas internacionales sobre el nivelde conocimientos de la poblaciónescolar, evidencian carencias impor-tantes en el sistema educativo. El des-conocimiento histórico y geográficoes considerable. En una encuestareciente, el 75 por 100 de la pobla-

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ción era incapaz de situar el GolfoPérsico en un mapa del mundo (apesar de la guerra), y uno de cada sietede los entrevistados no sabía situar supropio país. Las causas del problemano están claras. La cultura estadouni-dense es consumista, fomenta elentretenimiento por encima de lareflexión y da una importancia cen-tral a la televisión. Es esta culturasocial la que propicia un bajo rendi-miento de sus estudiantes, que luegoson empleados en trabajos rutinariosy repetitivos.

Los problemas derivados de ladroga adquieren en Estados Unidosproporciones alarmantes. La delin-cuencia es más alta que en cualquierotro país desarrollado. Las tasas dehomicidios, violaciones y robos conviolencia dependen de la facilidadque tienen los estadounidenses paraconseguir armas de fuego. No es unproblema de falta de recursos policia-les; las cárceles albergan cerca de unmillón de presos. Tampoco la violen-cia puede asociarse sólo con la pobre-za, ya que hay raíces culturales. Lamayor parte de la población cree que,en conjunto, la situación de EstadosUnidos ha empeorado en los últimosaños y piensa que la situación de sushijos/as será todavía peor.

Estados Unidos no escapa a losprocesos de cambio global que afec-tan al mundo. Las tendencias demo-gráficas anuncian un crecimientoimportante de la población mayor de65 años. Las consecuencias de eseaumento de la población no produc-tiva pueden repercutir de maneranegativa. Se piensa ya en la necesidadde aumentar los fondos de la seguri-dad social, aunque sólo es posible

recortando el gasto en otros sectores oaumentando la presión fiscal. Otraposibilidad sería correr el riesgo deaumentar el déficit estatal, con lasconsecuencias imprevisibles que elloacarrearía. Se prevé que la composi-ción étnica de Estados Unidos setransforme. En parte es debido alaumento de inmigrantes procedentesde América Latina y de Asia, asícomo a las diferencias de natalidadentre los diferentes grupos étnicos.Ese cambio demográfico podría tam-bién aumentar las tensiones étnicas.

La composición de la fuerza del tra-bajo está variando. La manufacturaestá recortando puestos de trabajocualificados y bien pagados, mientrasque el sector de servicios aumenta suoferta de trabajos con salarios y cuali-ficaciones bajas. La otra tendencia esel crecimiento de los empleos relacio-nados con la informática y la investi-gación que requieren de una educa-ción superior. La automatización enla manufactura tiene menos incenti-vos para progresar. En Japón losrobots pueden mantener la homoge-neidad racial, pero en Estados Uni-dos, que es una sociedad multirracial,ese argumento tiene menor peso.Estados Unidos tiene exceso de manode obra, por lo que la automatizaciónestadounidense es poco probable quealcance cotas similares a las japonesas.

La biotecnología podría aumentarnotablemente la productividad de latierra. En un país como EstadosUnidos, que tradicionalmente ha sidouno de los mayores exportadores dealimentos del mundo, la biotecnolo-gía puede conducir a problemasserios. En la actualidad se producemás de lo que se puede consumir

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dentro del país. Los agricultores tra-tan de vender los excedentes a otrospaíses. Estos nuevos mercados existeny se encuentran en los países pobres,pero éstos carecen de fondos parapoder pagar esos alimentos. Se pro-duce una paradoja: mientras que enalgunos países la población se muerede hambre, en otros se echan a perdergrandes cantidades de alimentos. Labiotecnología capaz de producir másexcedentes podría chocar así frontal-mente con los intereses de los agricul-tores norteamericanos.

Los cambios medioambientales, yen especial el calentamiento global,pueden ocasionar problemas graves ala población estadounidense. Se pre-vén subidas del nivel del mar y des-plazamientos de los cultivos hacia elNorte. Parte de la fauna puede tam-bién desaparecer debido a los cambiosclimáticos. Pero el efecto más gravede los cambios medioambientalespuede tener lugar fuera de sus fronte-ras. El daño medioambiental, juntocon el crecimiento demográfico y lacatástrofe social que se está viviendoen algunos países del continente ame-ricano, pueden desencadenar unaemigración masiva hacia EstadosUnidos que el país no está preparadopara absorber. Respecto a la globaliza-ción de las empresas y de las comuni-caciones, Estados Unidos disfruta deventajas. No obstante, debido a lasnumerosas contradicciones sociales,puede que Estados Unidos no consigamantener la hegemonía mundial. Elconjunto del país se prepara para elsiglo XXI, pero lo hace de forma indi-vidual, por empresas, sin un plan glo-bal concebido desde Washington,DC. Esa desorganización y la aparen-

te pasividad de los gobernantes antelos desafíos globales puede ocasionardificultades graves a Estados Unidos.

El futuro de nuestra vieja Europase presenta de manera diferente. Encomparación con los países de AsiaCentral y el norte de Africa, los euro-peos/as pueden afrontar el futuro conun optimismo relativo. La UniónEuropea, junto con Japón y EstadosUnidos, representan en la actualidadel mayor centro de poder político yeconómico del mundo. Pero Europa,para mantener su liderazgo tradicio-nal en el mundo, tiene que conseguiruna mayor unidad. Sólo con políticascomunes, la Unión Europea es capazde hacer frente a problemas como elcalentamiento global, la emigración olas relaciones Norte-Sur. Pero, a pesarde una mayor unidad, nada garantizaque Europa pueda seguir mantenien-do su posición privilegiada en el con-texto internacional.

Europa desea constituir un modelocomunitario a la vez que hacer frentea las fuerzas de cambio global. Hayquien desea un modelo integrado(con cohesión política), dando máspoderes a los organismos europeoscomunitarios. Pero hay países de laUnión que no están dispuestos aceder parte de su soberanía y que pre-fieren limitarse a un modelo de librecomercio. Estos puntos de vista sondebidos a la variedad de riqueza delos diferentes países europeos. Colec-tivamente, sus recursos son enormes,pero no hay que olvidar que existendiferencias importantes entre países(desde Alemania a Portugal) . Elacuerdo de libre circulación de bienesy servicios por toda la Unión Euro-pea, que entró en vigor el 31 de di-

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ciembre de 1992, es un primer pasohacia una Europa verdaderamenteintegrada. A pesar de ello, aún noexiste un mercado europeo completa-mente libre. Es necesaria la armoniza-ción de otros aspectos —desde el tipode moneda hasta el sistema de comu-nicaciones— para conseguir un mer-cado común pleno. Es en ese procesode unificación en donde surgen losmayores problemas políticos. Crearuna moneda europea común implica-ría una pérdida importante de sobera-nía de los Estados miembros. Losgobiernos ya no adoptarían todas laspolíticas económicas independiente-mente. Alterar los tipos de interés oaumentar la impresión de papel-moneda tendría repercusiones paratoda la población que vive en laUnión Europea. Sería, pues, necesariala existencia de un Banco FederalEuropeo independiente de controlespolíticos.

Para la consecución de una mayorintegración, la Unión Europea debecoordinar su política exterior y dedefensa. En los últimos años ha sidola OTAN, liderada por Estados Uni-dos, quien ha organizado la políticaexterior y de defensa europea. Tras eldesmembramiento de la UniónSoviética y el acercamiento de Europaa Estados Unidos en riqueza global,hay quien se plantea si la OTAN debecontinuar. Se buscan estructuras al-ternativas para la seguridad europea.Un modelo posible puede ser la crea-ción de una organización para que lasgrandes potencias se ocupen delorden europeo. Está aún por ver si lasrivalidades existentes tras siglos denacionalismo europeo permitiránintegrar a los diferentes países en un

modelo común de defensa. Una ma-yor unidad europea puede, en teoría,ayudar a solucionar las tendencias fu-turas, pero en la práctica es una solu-ción que conlleva numerosos proble-mas. El debate para la creación delfuturo modelo europeo gira, pues, entorno a una mayor o menor integra-ción.

Europa, al mismo tiempo que dise-ña su modelo de unidad, tiene quehacer frente a las tendencias futurasque afectan a todas las naciones delmundo. El problema demográficoamenaza también a los países avanza-dos. Europa tiende cada vez máshacia una población menor debido alas tasas bajas de natalidad, insufi-cientes para garantizar el reemplazode la población. Pero ese problema sepuede solucionar con un mayor apo-yo a las parejas jóvenes, con políticasque fomenten familias numerosas, oincluso aumentando las subvencio-nes. El problema fundamental puedeprovenir de una inmigración masivade trabajadores provenientes del Sur ydel Este. La nueva ola de inmigrantespuede exacerbar el rechazo de lapoblación autóctona. El miedo a quelos nuevos llegados ocupen puestosde trabajo y hagan aumentar e ldesempleo puede conducir a actitudesxenófobas. Europa no se concibe a símisma como una sociedad multirra-cial, de modo que algunos países de laUnión no están dispuestos a eliminarfronteras y temen no poder controlarla entrada creciente de inmigrantes.

Otra de las tendencias transna-cionales a las que Europa tiene quehacer frente es la cuestión medioam-biental. El problema adquiere propor-ciones diferentes según la región que

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se analice. Escandinavia es suficiente-mente rica para permitirse adoptaruna economía que no dañe la atmós-fera. El norte de Europa puede desti-nar mayor cantidad de recursos parapal iar los efectos posibles de unaumento del calentamiento global ode una hipotética subida del nivel delmar. El problema principal de Europapuede provenir del Este, de la EuropaOriental, y de otros países en vías dedesarrollo. Es en esas regiones dondeel daño medioambiental es más grave.Para reducir desequilibrios, las nacio-nes más ricas de Europa deberíanayudar a las menos favorecidas aadoptar políticas más ecológicas.

La revolución biotecnológica puedetener efectos contraproducentes paraEuropa. La Unión Europea se puedebeneficiar de ingresos elevados, yaque dispone de las mayores compa-ñías químicas del mundo dedicadas ala investigación biotecnológica. Peroel aumento de la producción puedetambién hacer caer los precios de losproductos agrícolas, afectando negati-vamente a los agricultores. Una salidaposible ante esta situación podría serla sustitución de las importacionespor un aumento paulatino de lasexportaciones. Europa tendría queconvertirse así en exportador neto deproductos agrícolas. Esta política per-judicaría a los países del mundo envías de desarrollo, provocando dispu-tas entre los diferentes países exporta-dores de alimentos.

Aunque la revolución robóticasupone también un desaf ío paraEuropa, es probable que no generetantos problemas. La paulatina auto-matización de la industria no va aencontrar demasiada oposición entre

los trabajadores, ya que, por lo gene-ral, los robots realizan trabajos queson arriesgados e incómodos. Laindustria robótica genera incluso nue-vos puestos de trabajo para emplea-dos/as cualificados/as. Parece pocoprobable que la automatización enEuropa adquiera la importancia queestá alcanzando en Japón. Todo pare-ce indicar que en el futuro los robotsse irán implantando en la UniónEuropea, pero sin llegar a sustituirmasivamente el trabajo humano.

El siglo XXI se abre camino en unmar de incertidumbres. Los desafíosde los próximos años son problemasque afectarán de manera global a todala humanidad. Para hacer frente aesas tendencias hay que adoptar polí-ticas comunes entre los diferentes paí-ses. La población actual de casi seismil millones puede que aumentehasta diez mil millones o más a me-diados del próximo siglo. Ese creci-miento se produce de manera des-igual, agudizando las diferencias entrelos países ricos y los pobres. La explo-sión demográfica obliga también areflexionar sobre los desafíos medio-ambientales, ya que el aumento de lapoblación va a repercutir de maneranegativa en el medio ambiente. Enlos próximos años se puede producirun proceso doble: la revolución bio-tecnológica influirá en la agriculturatradicional, mientras que la automati-zación puede cambiar la estructuradel empleo. Esos procesos no se pro-ducirán de manera aislada, sino quecoincidirán con una explosión demo-gráfica en la que millones de personasbuscarán trabajo que quizá la biotec-nología y los robots ya habrán ocupa-do. Al mismo tiempo, el número de

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empresas multinacionales se prevé queirá incrementándose y, a la vez, larevolución de las finanzas y de lascomunicaciones se intensificará aúnmás. Las tendencias económicas y tec-nológicas están cada vez más orien-tadas hacia un mundo sin fronteras;son desafíos que afectan al conjuntodel planeta. Ante esa globalización delos problemas, el Estado-nación, tal

como lo conocemos actualmente,puede verse desbordado por la magni-tud de los problemas. Estructuraspolíticas cada vez más amplias y unifi-cadas pueden surgir para hacer frentea los procesos que se prevén en elfuturo. Conviene, pues, prepararsepara el tercer milenio.

Xavier MARTÍN-PALOMAS

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VÍCTOR PÉREZ DÍAZ

La primacía de la sociedad civil(Madrid, Alianza, 1993)

Esta obra, que supone la revisión ypuesta al día de una obra anterior delmismo autor, El retorno de la sociedadcivil, hace un recorrido por la historiareciente de nuestra sociedad y refle-xiona acerca de los factores funda-mentales de la transición española ala democracia.

Se han producido, en estos años,numerosos análisis de la reciente his-toria española, que tienen en comúnel intento de analizar los orígenes dela democracia y las razones por lasque esta transición política ha toma-do una forma y no otras. La contra-dicción entre las previsiones anterio-res a 1977 y el desarrollo de los acon-tecimientos políticos posteriores per-mite hablar de la singularidad dedicha transición y comprender elinterés que despierta para los analistasde la sociología política. Los dosgrandes temas que se entrecruzan enel libro son el análisis de la transiciónespañola y el debate acerca de los

límites a la actuación del Estado, conayuda de la conceptualización teóricasobre qué es la sociedad civil.

El tema central de análisis, los ava-tares de la democracia española,marca el atractivo indudable de estaobra que pretende, a través de unrecorrido histórico de la configura-ción del Estado en España, reflexio-nar sobre la necesidad de limitar laintervención del Estado en una épocahistórica en la que asistimos al reflujode su influencia, a la queja de unasociedad que se siente agobiada por laomnipresencia del Estado y que creeque ello dificulta el desarrollo de lasociedad civil.

Esta obra propone una interpreta-ción de la transición política españolaen base al análisis de las diferentesfuerzas sociales que en ella tomaronparte, dando más importancia a losfactores estructurales que a los facto-res personales a la hora de entender elproceso.

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Se trata de un conjunto de estudiossobre el proceso de formación de laEspaña democrática. La historia deEspaña dentro de Europa a lo largodel siglo, las relaciones laborales y laconfiguración de los sindicatos, laevolución de la Iglesia católica y de supapel político en la sociedad españo-la, las características de la clase políti-ca y su actuación en los diferentesniveles de gobierno, así como las for-mas más recientes de institucionali-zación de la democracia, se analizancon el trasfondo común de una expli-cación general del proceso de cambiopolítico sufrido por la sociedad espa-ñola y la emergencia de las fuerzassociales que buscan un protagonismopolítico independiente del Estado.

Las élites políticas de la transición

La obra es fundamentalmente unestudio sobre la transición políticaespañola. El hilo conductor centraldel libro es el fenómeno del cambiopolítico sufrido por la sociedad espa-ñola en años recientes. No es un librohistórico sobre la transición, en cuan-to que apenas se apoya en los aconte-cimientos políticos de la misma, sinofundamentalmente una obra desociología política en la que se anali-zan las razones que le dieron origen ylos factores sociales que han influidoen su orientación. En conjunto, laobra aparece como una aportaciónsingular e importante a la compren-sión de la transición española a lademocracia.

Según Pérez Díaz, la transición polí-tica española comienza con la miradapuesta en Europa. El autor nos habla

de una generación, la suya, que en losaños sesenta se plantea la organizaciónpolítica de España y rechaza de formaradical la sociedad a la que pertenece:sociedad autoritaria, inculta y limita-da, que apenas comienza a abrirse almundo exterior. Esta generación hizosuyo un proyecto histórico de moder-nización que se consolida veinte añosmás tarde en base a modelos europeosde organización política. Esta genera-ción configura una nueva culturapolítica, se inventa una tradicióndemocrática que va aprendiendo ensus experiencias de cambio cultural einstitucional.

A diferencia de otras interpretacio-nes de la transición española, PérezDíaz reduce enormemente la impor-tancia del rol jugado en ella por lasélites. En esta interpretación de PérezDíaz hay una contradicción entre surelativo desprecio del papel de las éli-tes y su valoración, dentro de la cul-tura política española, de los pactos.Pérez Díaz destaca, dentro de la tran-sición política española, la importan-cia de los pactos y cómo el pragmatis-mo va a incorporarse a los nuevosvalores políticos. Lo que sorprende ensu argumento es que esa importanciade las negociaciones y de los acuerdosno vaya unida a una fuerte valoracióndel rol jugado por las élites políticas.

Pérez Díaz deja de manif iestocómo los pactos y los acuerdos sonimportantes en la transición españolaincluso en una perspectiva compara-da. Aunque no utiliza la comparacióncon las formas de restauración de lasdemocracias europeas en 1945, sí quela podríamos tener en cuenta paraentender, más profundamente, laimportancia de los pactos en la tran-

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sición política española. Mientras quelas democracias europeas son fruto,en su mayoría, de una intervenciónmilitar extranjera que o bien ayuda alos gobiernos nacionales a recuperarla democracia perdida (como son loscasos de Francia, Holanda, Bélgica oAustria) o, simplemente, la imponediseñando incluso sus líneas constitu-cionales básicas (como sería el caso deItalia o el de Alemania), en España lallegada de la democracia es, en granparte, fruto de un pacto, de un acuer-do en el que todas las fuerzas políticasy sociales ponen algo de su parte sinninguna intervención del exterior.Todo fue obra de las élites políticas.Y todos cedieron pragmáticamente encuanto a poder o en cuanto a princi-pios. Como ha escrito Santos Juliá re-cientemente, éste es un país amonár-quico que acepta la monarquía comoestructura básica del Estado y en elque el monarca, hijo a medias de ladictadura y del tradicionalismo bor-bónico, acepta la limitación constitu-cional de su poder ante una sociedadque exige tomar parte democrática enla regulación de los asuntos públicos.

La interpretación de Pérez Díaz,sin embargo, aunque señala la impor-tancia de estos pactos, tiende a desva-lorizar la actuación de las élites políti-cas y sociales. El juicio que se hace dela actuación de las élites políticas esduro y no valora demasiado el papelque tuvieron en la transición políticaespañola. En sus análisis hay un des-precio implícito de la clase políticacuando interpreta las decisiones to-madas por las élites como «reaccionesa procesos en marcha que las élitesdifícilmente pueden entender y me-nos controlar».

En el análisis de Pérez Díaz coexis-te una fuerte valoración de los movi-mientos sociales, del papel de lasgeneraciones de trabajadores y de es-tudiantes que se oponen frontalmentea un régimen político caduco con undesprecio de los líderes de unas y otrasfuerzas políticas que se ven arrastradospor los acontecimientos.

Su interpretación concede granimportancia a la influencia de losprocesos sociales y económicos, redu-ciendo la influencia de las aportacio-nes individuales y de las decisionestomadas por las élites políticas. En suopinión, el rol de las élites es muymoderado y es pobre especialmente lavaloración que hace de la clase políti-ca española del período de la transi-ción, a la que considera poco prepara-da y poco informada... «Las élitessuelen partir de un conocimiento li-mitado de sus circunstancias locales yun entendimiento impreciso de sunaturaleza, por no mencionar loslímites de su comprensión de la situa-ción internacional.»

Es cierto que, en algunos momen-tos, reconoce el autor la habilidad delas élites políticas, pero, en general, lasuya es una interpretación estructuralde la transición que da gran impor-tancia a los factores sociales y econó-micos del cambio político, concedien-do solamente un valor intersticial a lasdecisiones de los actores implicados.

En trabajos posteriores, Pérez Díazse ha referido extensamente a losvicios y deficiencias de la clase políti-ca española explicándolos fundamen-talmente por la ausencia de una largatradición democrática. Podríamosdecir que hay una paradoja en susanálisis de la democracia española, ya

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que uno de los logros de la transiciónespañola, el haber sabido aclimatar alos usos democráticos en un breveperíodo de tiempo a una ciudadanía ya una clase política sin tradición demo-crática, es a la vez el origen de mu-chos de los defectos que la aquejan.La necesidad de dar rigor y ecuanimi-dad a la vida política española, enausencia de una tradición democráti-ca estable, le ha llevado a señalar losrasgos que deberían de incorporarse ala misma: la necesidad de juzgar a lospolíticos con realismo, la necesidadde juzgar a los políticos con ecuani-midad, la necesidad de no desconfiarde los políticos y la necesidad deinventar mecanismos para evitar olimitar los excesos de los partidos (ElPaís, 20-5-93).

Otro de los defectos derivados de laescasa tradición democrática es lafalta de transparencia y de objetividaden el debate público. En otro trabajomás reciente, Pérez Díaz ha tomadoprestado de la crítica artística el con-cepto de hiperrealismo mágico parareferirse al comportamiento de algu-nos líderes políticos a los que repro-cha el hablar de la realidad sin atener-se a ella y el usar un lenguaje contra-dictorio o incoherente con la acción(El País, 1-11-94). Es como si, en eldebate público, la mera expresión lin-güística cambiara la realidad de lascosas, como si las palabras fueran unconjuro mágico y configuraran por símismas la realidad. Pero, a la vez, ladesconfianza histórica acerca de lasmotivaciones y de los comportamien-tos de la clase política permiten, a suvez, que no se juzgue con rigor lacoherencia entre las actuaciones y laspalabras de los líderes políticos.

Ahora bien, creemos que la críticaa una actuación política concreta ycotidiana no debe oscurecer el juiciode conjunto que esos mismos líderespolíticos merecen. A pesar de losdefectos y debilidades que se puedenadvertir en los partidos políticos y ensus representantes, es posible elevarse,para tener una visión global de latransición política española, y adver-tir que, en buena medida, la nuevaorientación internacional del país y laestabilización democrática, los dosrasgos fundamentales que configuranel cambio político español, desde unasituación de autarquía y autocracia,son deudores de las decisiones toma-das por sus élites políticas.

La cultura política

Una perspectiva constante en laobra es la de los rasgos de la culturapolítica que se configura a partir de latransición. La nueva cultura políticase orienta hacia los sistemas democrá-ticos y el aprendizaje institucional dela democracia se inspira en modeloseuropeos, fundamentalmente porqueel desarrollo económico, que arrancaen los años sesenta, tiene como basela apertura hacia Europa. El desarro-llo industrial, con la aparición delmovimiento obrero y sindical y elcomienzo de las negociaciones labora-les; la emigración y el turismo, queson las dos vías fundamentales deentrada en España de otros valores yestilos de vida; la educación, comobase del cambio social, todo ello con-tribuye a la invención de la sociedadcivil, al desarrollo de una Españademocrática que se va gestando como

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trama social, aun durante la dictadu-ra. Las reglas del juego democráticose van ensayando en esta sociedadcivil aun antes de que se establezcancomo reglas básicas a nivel del gobier-no del Estado.

Hace Pérez Díaz un análisis muyimportante de la moderación comouno de los rasgos fundamentales de lanueva cultura política que se generaen la sociedad española. La admira-ción por la tolerancia, la valoraciónpositiva de los pactos, la cultura delentendimiento, más que de la con-frontación, la hace derivar fundamen-talmente de la experiencia traumáticade la guerra civil.

Hay también en la obra una inter-pretación muy interesante de la gue-rra civil como antecedente de estanueva cultura política. La guerra civiles importante en la forma en que hasido racionalizada como antecedentehistórico «inevitable» y que no seoculta, ya que tiene un valor terapéu-tico enorme como amenaza potencialpara aquellos que no sean capaces dellegar a un acuerdo. Pérez Díaz com-para esta utilización simbólica de laguerra civil con las tragedias griegasen la forma en que alcanza un aura dedesastre inevitable, con implicacionesmorales muy importantes para el dis-curso político. La culpa se reparteentre todos los actores del drama y,además, históricamente se les absuel-ve a todos, pues se reduce su carga deculpa y de responsabilidad, por esecarácter de destino trágico inevitableque se le confiere. Las ideas de recon-ciliación y de pacto emergen comovalores supremos de la nueva culturapolítica que permite una transiciónpacífica a la democracia.

La sociedad civil

El tema central de esta obra es el dela sociedad civil, clave en todo suanálisis de la transición. La sociedadcivil es la trama toda de las activida-des públicas que no ha sido invadidapor el Estado; es la trama de relacio-nes, organizaciones y sociedades a tra-vés de las que se configura la políticaen las sociedades democráticas.

En esta obra, Pérez Díaz estudia laformación y la transformación de lasociedad civil en la España contempo-ránea, señalando a la vez la enormeimportancia que tiene y la gran debili-dad que la caracteriza. El siglo XX asis-te a un crecimiento enorme del Es-tado, que va penetrando toda la vidacivil y que domina con su influenciatoda la actividad política. No sólo enlos dos grandes sistemas totalitariosdel siglo, el nazismo y el comunismo,el Estado ocupa totalmente las diver-sas esferas de la vida pública, sino quetambién en los sistemas democráticosasistimos al aumento del Estado y a laocupación, por su parte, de parcelascada vez más amplias de la sociedad yde la vida pública.

Para Pérez Díaz, la sociedad civil esel entramado de las instituciones delmercado, las asociaciones y las admi-nistraciones. A partir de este concep-to, anal iza la reciente historianacional y el nacimiento de un nuevoorden político. La hipótesis central desus análisis es que la aparición y elposterior desarrollo de la sociedadcivil es la fuerza social que equilibrael poder del Estado, y que España sesuma recientemente a los países occi-dentales modernos en los que se redu-ce poco a poco el ámbito de actua-

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ción del Estado, pasando parte de susresponsabilidades a las institucionesciviles de la sociedad. No se trata deque el Estado pierda poder, sino de quelas instituciones sociales lo van ganan-do; estas instituciones son cada vez máslas protagonistas de la vida pública ylas orientadoras del cambio social.

La tesis de Pérez Díaz sería que, enel último cuarto del siglo, se produceun cambio de tendencia en este pro-ceso de aumento del Estado. Segúnella, en la mayoría de las sociedadesdemocráticas se alzan las voces quemanifiestan la necesidad de reducir elEstado y de limitar su ámbito deactuación, a la vez que la de favorecerel crecimiento y la fortaleza de lasociedad civil; es decir, se advierte lanecesidad de afianzar la trama de vidapolítica y asociativa, independientedel control del Estado, en la que sehagan realidad los dos ingredientesfundamentales de la democracia, laparticipación y el debate público.

España se sumaría también a estacorriente de freno al crecimiento delEstado y de potenciación de la socie-dad civil. Si las democracias occiden-tales han supeditado el individuo albienestar social, la reivindicación másreciente sería la de dar más cancha alindividuo en la vida política, la deaumentar el marco de actuación delos individuos dentro de las institu-ciones y reducir el papel del Estado aárbitro de la vida pública.

En esta l ínea de aumento o deretorno de la sociedad civil se puedeninterpretar muchos de los cambiospolíticos a los que asistimos en estosmomentos, como los deseos de limi-tar el crecimiento del Estado de bie-nestar. Aseguradas las bases de la

defensa colectiva del bienestar, a tra-vés de las políticas educativas, sanita-rias y de seguridad social, se levantanactualmente una serie de voces afavor de la reducción del papel delEstado en la economía que, paralela-mente al crecimiento del Estado delbienestar, ha intervenido la vida eco-nómica hasta un nivel que de algunamanera se opone al desarrollo de lasfuerzas productivas y, por ello, a laexpansión del bienestar social.

El análisis de la emergencia de lasociedad civil se hace a través de lacultura y del soporte institucional. Lasinstituciones son los vehículos que, ala vez que expresan una conducta,actúan como mecanismos para refor-zarla. En el análisis de las institucio-nes españolas ve más una promesa queuna realidad de existencia de sociedadcivil. La orientación cultural y elrefuerzo institucional hacia la demo-cracia liberal le parecen todavía untanto endebles en la sociedad españo-la. Pérez Díaz contrapone el modelode una sociedad libre, abierta y civili-zada, según los criterios de Popper yde Hayek, con la realidad, un tantoparticularista y cerrada, que advierteen la sociedad española. Los rasgosfundamentales del modelo de socie-dad abierta son, además del imperiode la ley y de la existencia de merca-dos abiertos, es decir, de una sociedaden la que es posible la competencia entodos los ámbitos sin más límite queel marco de las leyes que se aplicancon el mismo rigor a todos, el plura-lismo social y la meritocracia, la trans-parencia de la esfera pública, la exis-tencia de responsabilidades públicas(en cuanto a poder exigirse de lospoderes públicos y de la burocracia y

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en cuanto realidad de esa exigencia),todo ello acompañado por una seriede normas morales de comportamien-to social como el rigor y la honestidaden el trabajo profesional, el respeto ala verdad y a la lógica en el debatepúblico, el respeto a la dignidad y a lalibertad individual, así como el respe-to a la propiedad privada y a la inte-gridad física de los individuos.

Una vez enunciados estos idealesnormativos y estos principios generalesde regulación de la vida social y econó-mica, Pérez Díaz advierte cómo estánlimitados en la realidad concreta de lasociedad española aunque actúen comoobjetivos simbólicos moralmente de-seables. En este sentido es en el quecree poder entender que la tendenciade evolución de la sociedad española eshacia la expansión de la sociedad civil,es decir, hacia el incremento de unatrama social democrática básica al esti-lo de la que existe en las democraciasoccidentales modernas.

El camino hacia la primacía de lasociedad civil lo analiza en el marcode las relaciones entre la sociedad y elEstado a lo largo de la historia euro-pea. El Estado crece enormementedespués de la segunda guerra europea,ya que se le utiliza como mecanismofundamental de intervención econó-mica y como instrumento de políticassociales de bienestar. Con el tiempo,la intervención económica choca conla demanda de mercados abiertos y eldesarrollo de los mismos y, por otraparte, el cumplimiento de las obliga-ciones crecientes del Estado de bie-nestar plantea demandas fiscales cadavez mayores. Estas dos razones princi-pales, unidas a muchas otras reticen-cias acerca de la intervención crecien-

te del Estado en la vida pública, pro-ducen, desde f inales de los añossetenta, un recelo creciente hacia elEstado y nuevas demandas de la opi-nión pública en el sentido de desearque se limite el crecimiento del Esta-do o incluso, como en los EstadosUnidos e Inglaterra, que se reduzcaen su envergadura y en su extensión.

La nueva filosofía recelosa delEstado y defensora del fomento de lasociedad civil, es decir, del entramadode la vida pública no controlada por elEstado, heredera de la tradición demo-crática por excelencia, el liberalismo,encuentra una serie de obstáculos ensus avances teóricos y prácticos paraconfigurar las bases de la democraciaactual europea. Por una parte, al haber-se aceptado políticamente, con caráctergeneral, que el Estado tiene la respon-sabilidad principal del bienestar delpaís, incluyendo el crecimiento econó-mico, ya no hay discusión posiblesobre ese rol del Estado. Lo que dife-rencia a los liberales de los estatistas noes ese rol fundamental del Estado, queno se cuestiona, sino el grado de inter-vención que el Estado debe tener.Ahora bien, en las demandas crecientesde aumento de poder del Estado seaúnan los intereses de la clase política,que ve en ello un aumento de su poder,y los intereses de la burocracia pública,que con el aumento del Estado veaumentar su terreno de acción. Y ellohace muy difícil cualquier intento deponer límites al Estado.

La tesis del autor es que este creci-miento tan enorme del Estado generademasiados problemas y dificultadesfiscales, por lo que en los años ochen-ta aparece «un sentimiento generalfavorable al retorno de la sociedad

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civil» que se manifiesta en nuevosacuerdos entre las autoridades públi-cas, los mercados y las asociacionesvoluntarias. Su análisis se hace parale-lo con el de las sociedades comunis-tas, demasiado asfixiadas por el Esta-do, en las que una sociedad civil queno puede desarrollarse adelanta elderrumbe del aparato estatal.

Cuando los liberales hablan dereducir la intervención del Estado nose les ocurre, al menos en Europa, dis-cutir el rol fundamental que éste debatener en la seguridad social, la sanidad,la educación y el orden público, sinoque pretenden, únicamente, reducir elpeso de su intervención en la econo-mía y limitar su esfera de actuación alestablecimiento de las reglas del juegoy al control que asegure la existenciade los mercados abiertos en la cultura,la sociedad y la economía.

La emergencia de la sociedad civil, yel valor simbólico de la misma comoobjetivo moralmente deseable, hanganado mucho terreno después de lacrisis ideológica y el derrumbamientopolítico de los sistemas comunistas delEste europeo. Las críticas a la demo-cracia formal y al mercado como siste-ma de asignación de recursos fueronmuy importantes en los años sesenta ysetenta en Europa, donde coexistieronformas políticas liberales y democráti-cas con el predominio marxista entrela intelectualidad universitaria. Elascendiente intelectual del marxismocomo teoría fundamental del cambiosocial se reduce mucho en años poste-riores. La crisis de legitimidad delcomunismo y la evidencia de su nulaeficacia como sistema económico ter-minan de restar credibilidad a una delas filosofías políticas más tenaces en

el arte de racionalizar una realidad queno coincide con su aproximación teó-rica. El desarrollo de la sociedad civilse produce, según el análisis de PérezDíaz, por el cambio de signo del com-bate que enfrenta a los neocorporatis-tas, partidarios de ampliar el ámbitode actuación del Estado, y los neolibe-rales, partidarios de reducir el Estadodel bienestar y de limitar la interven-ción del Estado en la economía.

Dentro de su repaso a las institucio-nes que configuran la sociedad civil,Pérez Díaz analiza con mayor deteni-miento algunas de ellas. Los análisissobre los empresarios y los trabajado-res, así como de sus respectivas institu-ciones y los procesos de negociación enque se comprometen todos, son uno delos puntos fundamentales del análisisde Pérez Díaz sobre la transición y lautilización de reglas de juego democrá-tico, es decir, sobre la emergencia de lasociedad civil. Hay un aspecto muyinteresante del análisis ideológico deestos procesos, y es el que pone demanifiesto que la influencia de la filo-sofía marxista, con sus conceptos bási-cos de conflicto de intereses y de luchade clases, marca un antagonismo inicialen el seno de la sociedad que impide odificulta la definición de objetivoscomunes de carácter social o económi-co y hace más difícil la solidaridadentre empresarios y trabajadores. Estasituación ha acrecentado, en las socie-dades europeas, la desconfianza de lostrabajadores respecto de los proyectosglobales de desarrollo, tanto a nivel delas empresas como a nivel de losEstados; éste es un problema común entoda Europa, donde el movimientoobrero ha sufrido una influencia extra-ordinaria del marxismo.

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Interés de la obra

Hay mucho en común entre estaobra y la anterior, aunque el avancecon respecto de aquélla es innegable.A partir del mismo hilo conductor,los argumentos se hacen más claros yexplícitos, incorporando al debatenumerosos trabajos que se han cono-cido en los siete años que van de unaa otra. La novedad más importante,con respecto de la anterior, es el aná-lisis de la experiencia histórica mássignificativa de los últimos años: elderrumbe de los sistemas políticoscomunistas. La crisis de legitimidad yde eficacia que produce la quiebra encadena de los gobiernos comunistasen la Unión Soviética y en los paísesdel Este europeo ofrece un argumen-to utilísimo a la idea del retorno de lasociedad civil. En los países comunis-tas ha sido donde se ha llevado a susconsecuencias más extremas la inva-sión por parte del Estado de todas lasesferas de la vida social y la reduccióna mínimos de la trama asociativaindependiente del mismo. La explica-ción, en clave de emergencia de lasociedad civil, de los procesos de esta-blecimiento de nuevos sistemas polí-ticos de carácter democrático en losantiguos países de dominación comu-nista permite entender las dificultadespor las que éstos atraviesan actual-mente en cuanto a la necesidad decrear nuevas reglas del juego políticoy asentar nuevos valores que permitanconsolidar la base fundamental de lademocracia, la sociedad civil.

Pero, indudablemente, lo más inte-resante de la obra es la reflexión teóri-ca sobre qué es la sociedad civil. Elautor pretende darnos una respuesta a

ello separando dos niveles. En unsentido general, la sociedad civil es lasociedad política, es decir, el conjun-to de todas las instituciones públicas.En un sentido más restringido, lasociedad civil se reduce a las institu-ciones sociales de la esfera públicaexcluyendo las instituciones del Esta-do. Es decir, el conjunto de las áreasde la vida social que quedan fuera delcontrol del Estado. A lo largo de todala obra se desprende que la sociedadcivil es la trama social a través de lacual se hace realidad la vida social enlos sistemas democráticos. La socie-dad civil es el elemento esencial de lademocracia, la base de la expresión dela libertad y de la capacidad de obrarde los ciudadanos.

El debate que plantea este libropuede interesar tanto a los sociólogosde la política como a todos aquellosque estén interesados en la historiareciente de la sociedad española y enel cambio que en ella se ha produci-do, ya sea en su perspectiva política,cultural o económica. El trabajo seplantea como un seguimiento en eltiempo de los avatares por los quehan pasado las instituciones políticasespañolas hasta terminar emergiendo,no del todo consistentes aún, en lanueva democracia española. Esteseguimiento está realizado con unnivel de profundidad no habitual enlos trabajos sobre estos temas. Suanálisis ayuda a entender la genealo-gía de las instituciones que compo-nen el sistema política actual y elpapel que han desarrollado los dife-rentes actores sociales dentro de lasmismas.

Inés ALBERDI

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Varios son los atractivos que el tra-bajo de H. Joas Die Kreativität desHandelns presenta al lector en generaly al especialista en cuestiones de cien-cia social en particular. Por un lado,merece especial atención la apuestateórica del sociólogo alemán con-sistente en proponer un conceptocomo el de creatividad, utilizadohasta la fecha en el terreno de lamicrosociología por cuanto monopo-lizado por la psicología, a la base detoda acción social, incluida la acciónmedios-fines, pero, en especial, deaquella que funda y crea un nuevoorden, una moralidad colectiva enconformidad con el soporte semánti-co del grupo. Por otra parte, tambiénes de destacar el protagonismo conce-dido por parte de Joas a la acciónhumana y a sus potencialidades reali-zativas en un recinto como el de lasociología, tan poco dado a aceptar laimplicación ontológica de los actoressociales en sus dispositivos institucio-nales correspondientes.

La tentativa de H. Joas aquí pre-sentada se encuadra dentro del grupoformado por las llamadas «Teorías dela Constitución», en el cual destacanfiguras emblemáticas del pensamien-to social actual como A. Giddens,P. Bourdieu, R. Collins, A. Touraine,C. Castoriadis, entre otros. Todos ellosedifican sus marcos de pensamientosobre dos ideas matrices: 1) El olvidodefinitivo de los grandes sistemassociológicos o metarrelatos (marxis-mo, funcionalismo, etc.) de marcadocarácter determinista. 2) El privilegio

concedido a la creatividad humanacomo soporte último desde el cualentender cualquier tipo de acciónsocial y, en última instancia, todointento de confeccionar mundos ins-tituidos de significado legitimados ensu materialización institucional por laafectividad prerreflexiva (Joas) delgrupo.

En cualquier caso, por lo que se re-fiere a H. Joas, conviene subrayar queel marco teórico desde el cual afrontala labor de incrustar la categoría decreatividad en el espacio sociológicono es otro que el Pragmatismo ameri-cano y, especialmente, las aportacio-nes de G. H. Mead. En concreto, elnúcleo de su propuesta teórica, adere-zada sobremanera por préstamos reci-bidos del ámbito antropológico, enespecial de A. Gehlen, se enfrentadirectamente con la hasta ahora hege-mónica perspectiva uti l i tarista yracioeconomicista, siempre reacia aconstatar la indefinición constante deuna realidad social abierta, indetermi-nada y necesitada, para su definitivaacuñación histórica, del complemen-to de la acción social. La creatividadhumana viene a ser una réplica fron-tal contra las teorías sociológicas quereducen el horizonte social de convi-vencia a un orden preestablecidodominado exclusivamente por per-mutaciones mercantiles entre indivi-duos autónomos que, movidos por lalógica del beneficio y dirigidos por supotencial de racionalidad, se caracte-rizan por el control de sus movi-mientos, de sus cuerpos, de sus expre-

HANS JOAS

Die Kreativität des Handelns(Frankfurt am Main, Surhkamp, 1993)

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siones, sin compromiso alguno con elbien común. En opinión de Joas, lacreatividad humana y social aparececomo actividad irreductible y fecundadesde la que los grupos y colectivossociales inventan y confeccionanmodelos institucionales de conviven-cia sobre la base de una realidad so-cial nunca preestablecida, siempredesafiante por su indefinición consus-tancial (Mead), y, por ende, necesita-da de acuñación simbólica para suacabamiento (histórico) bajo la formade un hogar-mundo.

En cualquier caso, la línea directrizque transita por el grueso de los tra-bajos de Joas refiere a la creatividadhumana entendida como acciónsocial no dirigida por reglas (aquí sedistancia de la lógica procedimentalhabermasiana) y núcleo matricial queanida, desencadenándolo, en cual-quier otro tipo de acción social (guia-da por el beneficio, por normas, etc.),por cuanto garantiza la opción de,ante un mundo indeterminado y por-tador de situaciones inéditas, creardesde medios técnicos para determi-nado fin hasta un nuevo modelo degeneración de riqueza, pasando pordispositivos institucionales simbólica-mente estructurados que refundan yregeneran el orden social bajo elinflujo de una nueva moralidad einterpretación del mundo.

Tres son las instancias sobre las quedescansa el paradigma de pensamien-to confeccionado por Joas en torno alconcepto de creatividad social:

1) A partir del legado teórico deG. H. Mead y del Pragmatismo ame-ricano, Joas explora los estratos pro-fundos desde donde la operatividad

creativa de las formaciones socialesecha a andar. Su punto de arranque loencuentra en lo que él mismo deno-mina la intencionalidad prerreflexiva,desde la que las sociedades inventanrespuestas a los desaf íos que unmundo en constante abertura e inde-terminación le lanzan. Una situacióndesconocida, la pérdida de sentidohistórico, la desestructuración delequipamiento institucional, interpe-lan a todo grupo humano forzándolea dar respuesta mediante la formaciónde una nueva constelación de valoresque moralicen la vida del grupo yofrezcan a éste algo a qué atenerse. Portanto, en consonancia con Mead, lacreatividad, en tanto instancia antro-pológica que define a una naturalezahumana transformadora del entorno(caótico) en cosmos (ordenado), faci-lita el despliegue de una acción porta-dora, no de unos fines preestableci-dos, de un mundo estimulatorio clau-surado y fijo, sino de una intenciona-lidad prerreflexiva que dirige susactos, su sentido (frente a la concep-ción sociológica clásica del conoci-miento humano entendido como con-templativo), gestando así los perfilesde un nuevo orden nómico-moralque sustituye al anterior.

2) El siguiente momento de suteoría de la acción creativa descansasobre una novedosa concepción delcuerpo del actor social, a menudoentendido desde el punto de vista ins-trumental en tanto sometido al con-trol racional del sujeto económico.En consonancia con la irreductibili-dad creadora de la dimensión prerre-flexiva de la intencionalidad humana,Joas ausculta la faceta deseante delcuerpo, su estructura preconsciente y

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afectiva, estudiada especialmente porla antropología gehleniana. Para ello,y con la mira puesta en derribar laconcepción instrumental y pasiva delcuerpo, el sociólogo alemán fija sumirada analítica en la exuberanciaincontrolable de impulsos, en la irre-primible e indeterminable sensibili-dad que fluye por la estructura corpo-ral del actor social. Si para la teoríautilitarista, privilegiada hasta fechasrecientes por la tradición de pensa-miento sociológico, el actor controlasu cuerpo en un horizonte objetivoen el que el cálculo racional dirige laacción individual, el paradigma teóri-co de Joas defiende la visión subjetivi-zante y expresiva del cuerpo, cuyalógica emocional de funcionamientodesdeña toda perspectiva instrumen-tal. En definitiva, Joas privilegia alcuerpo como reducto a priori de laactivación intencional que dota desentido y orientación a toda acciónsocial. El biopoder, el control de loscuerpos que, al decir de Foucault, elcapitalismo llevó a cabo para insertar-los disciplinariamente en el aparatode la producción, deja paso, en opi-nión de Joas, a la libre expresividadde aquéllos en un entramado institu-cional no represor de su subjetividadlatente, auténtico motor de la creati-vidad humana en general.

3) En última instancia, la pro-puesta de Joas focaliza su atención enel soporte constitutivo de todo desa-rrollo de la identidad individual. Dehecho, en el constante e imparableproceso de socialización, de asunciónpor parte del sujeto del otro generali-zado (o comunidad social) y de sucondición de miembro de un ordende convivencia normativizado, la

misma forma social se recrea y sereproduce prolongando su identidaden el tiempo. Siguiendo el surco delpensamiento de G. H. Mead, Joas noconstata la pretendida colisión indivi-duo-sociedad, ambos con interesescontrapuestos, que buena parte de lasociología clásica ha mantenido. Enefecto, la visión del sociólogo alemántiende, más que a su mutua exclu-s ión, a su complementación, demodo y manera que la racionalidad yla estructura de personalidad del indi-viduo se gestan en el seno de concre-tos y específicos horizontes de expe-riencia intersubjetiva, mientras que eltal proceso de socialización permiteconsolidar y recrear la estructura delotro generalizado como una entidadcolectiva irreductible al fenómenoindividual. En concreto, el momentoen que lo social y lo individual coin-ciden y se interpenetran, en opiniónde Joas, es en el rito, donde la socie-dad da entrada a los nuevos inte-grantes sometiéndoles a diferentesprocesos de regeneración espiritual, loque les confiere una estructura depersonalidad configurada por la sim-bólica colectiva sin menoscabo de suespecificidad psíquica.

En definitiva, el privilegio que Joasconcede a la creatividad social sirve,en el seno de nuestras sociedadesdiferenciadas, como contrapunto a laespesa capa de pesimismo y zozobraque la carencia de nuevos diose s(Durkheim) ha provocado en las mis-mas. En concreto, la tal creatividadsocial desbloquea la, hasta ahora irre-conocida, participación directa de losactores sociales en los procesos decreación del andamiaje institucional,

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de órdenes e imágenes del mundo. Elsupuesto moderno que defiende laexistencia de una lógica evolutiva quese despliega anónimamente en la con-tinuidad histórica mediante formassociales progresivamente más comple-jas se ve sustituido por una concep-ción discontinua del devenir del tiem-po histórico donde la metáfora de lalínea deja paso a la del círculo, a lasfiguras de la recurrencia y de la rever-sibilidad. En efecto, los momentos deruptura y caos, de vacío axiológico, dedesilusión colectiva, abren las puertasa lo que Beck denomina la invenciónde lo político, a la participación in-mediata y ontológica de la sociedad enla elaboración de su percepción delmundo entendida como una re-invención de valores y de constelacio-nes de sentido proyectadas por el sus-trato emocional del grupo. Es en estemomento de presencia directa de lacreatividad humana ínsita en todaexperiencia intersubjetiva cuando laautodeterminación social, el reconoci-miento por parte de los actores deque los órdenes sociales de conviven-cia son expresión y obra de su volun-tad (no es otro el objetivo de losNuevos Movimientos Sociales en lassociedades tardocapitalistas), se dejanotar con más evidencia. En definiti-va, la autodeterminación democráticaque potencialmente pervive en elmagma creativo de toda formaciónsocial, conmina a los actores afecta-dos a producir su propio modelo desociedad, con mayor o menor com-plejidad, pero siempre ajustado, no

tanto a cuestiones de inevitabilidadhistórica (propia del determinismo delos metarrelatos), sino de valoración einterpretación prerreflexiva y profun-da del grupo.

Por otro lado, conviene apuntar enel debe de Joas el hecho de que pareceentender las múltiples acciones creati-vas de la sociedad ex-nihilo, desde lanada. Olvida el sociólogo alemán quetoda instauración cosmovisiva, todonuevo orden del mundo, en definiti-va, todo código nómico-normativo, sedesencadena, en su proceso genético,desde un universo de mitos, ilusionesy modelos arquetípicos legado por elconjunto de la historia de las socieda-des humanas, los cuales sirven dereferencias predispositivas (Dioniso,Hermes, Prometeo) por donde laintencionalidad, la ilusión colectivaencuentra canalización, direccionali-dad y, en última instancia, objetiva-ción bajo la forma de nuevas signifi-caciones sociales (Progreso, Jesucristo,Mana) entendidas como soportesimaginarios garantes de la identidadcolectiva. Más en concreto, la mecáni-ca creativa no debe olvidar las aporta-ciones de la imaginación y de suscontenidos arquetípicos, siempre quese entienda por ella, frente a las ten-dencias reproductivas de la razón, lafacultad de lo posible, el embrión detoda nueva esperanza humana sobrela que edificar una vida colectiva por-tadora de certidumbre existencialpara su miembros.

Celso SÁNCHEZ CAPDEQUÍ

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La sociología contemporánea, enmi opinión, se ha ido desarrollandoen los últimos veinte años —y sesigue desarrollando— más sobre laconsolidación y la extensión de socio-logías sectoriales que en el de la teoríasociológica en su sentido de principiosabstractos sobre el conocimiento delos hechos sociales, con su focaliza-ción en la formulación de presupues-tos, elaboración de hipótesis generalesy creación de modelos analógicos osimbólicos. Sin embargo, sigue vivo eldesarrollo de las ideas de R. K. Mer-ton acerca de la importancia de las«teorías de rango medio» elaboradasen especial alrededor de relacionessociales estructuradas en marcos defi-nidos; y también sigue vivo —inclusocomo un rasgo importante de nuestrotiempo— «el retorno de la gran teoríaen ciencias sociales». Este retornorecupera bastantes contenidos huma-nísticos, empezando por contextuali-zarlos dentro de las «ciencias sociales»más que dentro de la materia o disci-plina específica que denominamos«sociología». Por lo menos, se ha con-seguido recuperar la convergenciahacia determinados objetos de estudiode disciplinas como la sociología, lahistoria, la psicología, la lingüística yla antropología cultural, entre más afi-nes entre sí. Y lo enfatizo porque tienetambién algo que ver con la perspecti-va científico-social adoptada por elcoordinador del libro que se reseña1.

Una de estas sociologías sectoriales,desarrollada —incluso se podría decirque expandida— por el interés queha suscitado en distintos y diversosámbitos de la vida económica, labo-ral, política y social, es la «Sociologíade (o para) la empresa», estrechamen-te vinculada —e incluso a veces iden-tificada— con la «Sociología Indus-trial». Su interés radica en que tienesu origen en fuentes no únicamenteprocedentes del campo de la «sociolo-gía», sino también de la «psicología»,la «psicología social», la «economía» o«las relaciones laborales y sindica-les»... Y, desde luego, aunque abarqueprincipalmente, tal como se despren-de de su denominación, los fenóme-nos sociales que acontecen en elámbito de la «empresa», mantienedesde sus orígenes una vocacióninterdisciplinar que se proyecta enámbitos teóricos y metodológicos másamplios: como los de las organizacio-nes y los grupos.

Sin duda, esta sociología ha sidorevalorizada por las necesidades deconocer, comprender e interpretar lascrisis empresariales (y de organizacio-nes) vinculadas a las grandes crisiseconómicas, desde la «gran crisis» deWall Street de 1929 hasta las crisis dela energía de los años setenta, y siguesiendo actualizada, respecto tambiénde la actual crisis económica derivadade la Guerra del Golfo y de la rees-tructuración económica mundial des-pués de la caída de las economías dela ex Unión Soviética y países comu-nistas del Este europeo.

ANTONIO LUCAS MARÍN (coord.)Sociología para la empresa

(Madrid, MacGraw Hill, 1994)

1 G. SKINNER, El retorno de la gran teoríaen ciencias sociales, Alianza, Madrid, 1985.

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La empresa como organización einstitución ha estado vapuleada porlos vaivenes de la economía mundialy ha sido siempre sensible a los proce-sos de integración de grandes áreaspolíticas y económicas. A pesar deello, como estructura que es al mismotiempo económica y sociológica, seha mantenido estable por el peso delos elementos del sistema empresarialy, aunque ha integrado sin grandestraumas los cambios estructurales yfuncionales necesarios para su reorga-nización y competitividad, ha tenidoque someterse a determinados condi-cionantes políticos exigidos por suintegración al sistema mundial. Hahabido una importante diferencia deobjeto, desde los primeros estudioslocales de «sociología industrial» rea-lizados en 1926 por E. Mayo y suscolaboradores acerca de los problemaslaborales en la Western Electr icCompany de Hawthorne, hasta losnumerosos estudios de los años cin-cuenta y sesenta sobre la alienaciónen el trabajo y de los años setenta yochenta sobre los efectos de la auto-matización e informatización de laempresa. Se podría decir que elcampo de aplicación de la sociologíade la empresa se ha ido extendiendodesde el análisis de los problemasprincipales de la organización indus-trial a aspectos nuevos, vinculados alcampo del poder, como la políticasocial, «la democracia industrial», elconflicto de clases, el sindicalismo yel conflicto industrial, el poder cor-porativo y, desde luego, los aspectosgenerales de la problemática delempleo, desempleo, economía sumer-gida y trabajo de la mujer.

Por la indudable importancia que

tienen los estudios empíricos en lareestructuración económica y socialdel mundo empresarial que está acon-teciendo en diversas áreas geográficasy económicas, se comprende la cre-ciente «instrumentalización» de lastécnicas de la sociología que tienelugar por parte no sólo de las consul-toras y departamentos de estudios delas grandes empresas y organizacionesempresariales y sindicales, sino tam-bién por parte de las organizacionespolíticas, regionales, nacionales einternacionales. De esta manera, sevuelve a las crít icas realizadas alsaber sociológico en el contexto de lasociedad industrial avanzada de losaños cincuenta por T. Adorno yM. Horkheimer, y queda muy claroque la sociología —por lo menos laempírica— se ha convertido en una«ingeniería social» justificada y justi-ficable mucho más por objetivosreformistas que por fines de transfor-mación económica, social y política2.

En España, la Sociología de laEmpresa se ha ido desarrollando lentapero persistentemente en el contextouniversitario, al calor tanto del interésque ha suscitado el aumento de losconflictos en las relaciones industria-les y el temor a los efectos de las nu-merosas crisis empresariales como a lanecesaria reestructuración empresarialque se ha realizado en los últimosveinte años. Generalmente, las mate-rias universitarias se han ido estructu-rando a partir tanto del aumento delas publicaciones monográficas enrevistas editadas en las universidadeso institutos especializados, como de

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2 S. R. PARKER et al., Sociology of Industry,London, Allen and Unwin, 1973.

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la incorporación a los planes de estu-dios de nuevas especialidades en lasFacultades tanto de Ciencias Econó-micas y Empresariales como de Socio-logía.

El contenido del libro que reseñoqueda, pues, enmarcado tanto por laproblemática del conflicto laboral,sindical y político en la sociedad post-industrial contemporánea como porel interés que ha ido suscitando pau-latinamente este conflicto en losmundos universitario y político. Ade-más, recoge no sólo materias econó-micas, laborales y sociales que tienenque ver con el mundo de la empresa,sino también, por extensión, de lasorganizaciones. Ambos campos: el dela Sociología de la Empresa y el de laSociología de las Organizaciones, nosólo están estrechamente interrelacio-nados, sino que incluso en muchosaspectos se identifican, solapan orecubren.

Tal como se presenta, esta Sociolo-gía para la empresa tiene el caráctermás de manual , estructurado enforma de lecturas temáticas, que deobra teórica y metodológica. Sinembargo, la inclusión de dos trabajosde cabecera, uno del coordinador yotro de Cándido Monzón, sobre «Elestudio sociológico de la organizaciónempresarial» y «Aportación de la Psi-cología de la Empresa», respectiva-mente, permite plantear algunos delos problemas generales de la materiaen sus relaciones estrechas con la So-ciología, la Psicología y la PsicologíaSocial, y también con los restantesaspectos convergentes con otras cien-cias tanto sociales como jurídicas.

Los tres principales objetivos deeste libro de texto han sido explicita-

dos por parte del coordinador delequipo en tres puntos: a) enmarcar elmundo empresarial en el contexto dela ciencia y de la investigación social;b) hacer comprensibles las relacionesde la empresa y su entorno; y c) vercómo el cambio social afecta a lasorganizaciones económicas, objetivosque corresponden a las tres grandespartes en que se divide el libro. Cadacapítulo contiene una bibliografíaespecífica bastante completa, muchomás útil, en mi opinión, que lo quehubiera sido una bibliografía general,sobre todo por su operatividad temá-tica.

Pero también contiene aspectosmetodológicos y sobre todo de aplica-ción, claramente orientados por lasociología, y que frente a otros libroscon denominación parecida peroorganizados desde perspectivas mu-cho más económicas y empresariales,destacan por su utilidad para los so-ciólogos y psicólogos sociales de laempresa.

Algo más discutible, sin embargo,es la perspectiva teórica sociológicaadoptada por los autores y que subya-ce en los contenidos, más orientadahacia una concepción instrumentaladaptativa de la investigación socioló-gica que crítica. El afán por buscar—y encontrar— aplicaciones especí-ficas de la Sociología a la empresatermina por convertirse en cierta ser-vidumbre «funcionalista» hacia elmodelo económico-social y político-empresarial de la Europa comunita-ria, que se sobrepone fácilmente—quizá con excesiva facilidad— almodelo crítico del conflicto de gru-pos y clases dentro de la empresa y lasorganizaciones empresariales y buro-

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cráticas. Una mayor perspectiva críti-ca hubiera quizá equilibrado esta bús-queda y formalización de una sociolo-gía especializada, casi técnica, capazde ayudar a la empresa y a sus directi-vos a la adaptación organizativa polí-tica en un momento histórico decambios estructurales profundos yconcretos, como los que estamosviviendo.

También es cierto, en contrapeso,que al observar desde perspectivastanto micro como macrosociológicasel mundo de la empresa, mundocomplicado por su propia naturalezasociológica, la sociología del conflictotiende a diluirse en una sociologíaaplicada articulada necesariamentecon los mundos sistémicos de la polí-t ica económica y laboral . Por lotanto, cualquier punto de vista quedasubsumido por la complejidad delacontecer cotidiano en la empresacomo estructura y en sus elementosfuncionales, lo que exige reconocer lacomplej idad de la problemáticaempresarial en nuestro tiempo y conello proponer una visión múltipledesde diferentes disciplinas, e inclusovariada desde la exigencia de los pro-pios objetos de investigación, aspec-tos claramente propuestos y llevadosa cabo por este equipo de profesoresde diversas Universidades del Estadoespañol3.

Quizá la diversidad de procedencia,así como de diferente formación aca-démica, de estos profesores sea lacausa de que si bien se ha dado ini-cialmente una unidad de criterios porparte del coordinador del libro, la va-riedad de perspectivas teóricas y me-todológicas se hace evidente en loscontenidos expuestos, cuyos objetivosson distintos: unos expositivos y ana-líticos, y otros —la mayoría— orien-tados hacia las aplicaciones prácticas.

En la primera parte, «Empresa yCiencias Sociales», se plantea la rela-ción entre el mundo del trabajo y dela empresa con la estructura de logrode la sociedad capitalista avanzada,así como con las ciencias sociales, yen especial con aquellas cuya dedica-ción a formar y modelar una sociolo-gía sectorial, llámense «Sociología de(o para) la empresa», «SociologíaIndustrial» o «Sociología del Traba-jo», han tenido una mayor incidencia:como la Sociología general, la TeoríaSociológica, la Psicología Social, laSociología del conflicto, la teoría dela estratificación social y la Sociologíadel cambio, por poner unos ejemplosevidentes.

Como de especial importancia seconsidera la concepción de la «empre-sa» como un sistema «abierto» dentrodel cual la cultura interna específicaque se ha modelado en el tiempo faci-lita tanto su proyección hacia el exte-rior, hacia el mundo de la compleji-dad económica y de la competitivi-dad, como la elaboración de signos ymarcas propios y entre los que las for-mas de organización y de comunica-ción aparecen como las más relevan-tes. La empresa se analiza así simultá-neamente como una estructura orga-

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3 Por orden alfabético, los autores de losdiferentes artículos en el libro son los siguien-tes: Menchu Ajamil, Jesús de Garay, Isabel dela Torre, María Eduvigis Sánchez, LeonorGómez Cabranes, Germán Gómez Llera,Antonio Lucas Marín, Antonio Martín,Cándido Monzón, Alfonso C. Morales, JuanOrtín, José Pérez Adán, José Ramón PinArboleda y María Violante Martínez.

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nizativa e institucional, y no única-mente de ámbito y fines económicos,sino también —o muy especialmen-te— sociales y culturales.

No hay, pues, que perder de vistaen ningún modelo ni perspectiva teó-rica sobre la empresa el hecho de queen ella interactúen en flujos tempora-les conjuntos complejos de personascon sus bagajes de carácter, personali-dad, formación y, sobre todo, finesdiferenciados, que a ciertos nivelesaparecen contrapuestos y por ellopotencialmente conflictivos. Además,siempre interfieren en las relacionescomunicativas problemas de la es-tructura psicosociológica, como elliderazgo, las motivaciones, el interés,las dinámicas internas de los peque-ños grupos y su comportamiento, enel sentido planteado por G. C. Ho-mans en el Grupo Humano. Además,como sucede en todo proceso de ini-ciación e integración en las organiza-ciones/instituciones, el aprendizajeno sólo es profesional y de tareas,sino, sobre todo, de normas y valores.

La invest igación acerca de laempresa suele llevarse a cabo desdemetodologías de base sociológica, enespecial a partir de la encuesta, laentrevista y el grupo de discusión,aspectos que se exponen en esta pri-mera parte debido a que cada vezresultan tener mayor importancia losresultados obtenidos por la aplicaciónde técnicas de investigación socialtanto cuantitativas como cualitativaspara el conocimiento y diagnóstico desituaciones y, sobre todo, para la per-tinente toma de decisiones.

En la segunda parte, «La influenciadel entorno», se publican artículosnovedosos y muy cuidados acerca de

los nuevos problemas sociales y devalores que han surgido en los últi-mos diez, quince o veinte años conmotivo del deterioro del medioambiente y de los cambios en la éticaempresarial, todo ello ensombrecidopor causa de la extremada competiti-vidad surgida por las crisis económi-cas en todos los países industrializa-dos, con efectos en especial en Espa-ña. Además, cada vez toma mayorpeso en la organización la concepción«cultural» de la empresa, consideradatanto unidad de producción, distri-bución o servicio como unidad socio-cultural de pertenencia, y en la quejunto a los objetivos de productividady lucro se añaden los fines de solidari-dad interna y creación y respeto a lasnormas y valores propios y singulares,aspectos importantes que puedentener una decisiva influencia en laimagen del producto o servicio y, conella, en el crecimiento o estancamien-to empresarial.

El problema planetario del deterio-ro y degradación del medio ambientepor la actividad empresarial, pordiversas causas, como la actividad decontaminación por ruido, desechos oresiduos en determinadas empresasindustriales o los «ensayos» militaresen los campos de las redes de infor-mación y de armas nucleares y bacte-riológicas, se proyecta como una«espada de Damocles» sobre las cabe-zas de los responsables de las empre-sas contaminantes y sobre su futuro.Es bien cierto que la agresión al me-dio ambiente en España ha sido localy comarcal, pero sus efectos se estánextendiendo cada vez más espacial ytemporalmente (afectan a más territo-rio y duran cada vez más). Aunque

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determinadas empresas —general-mente las grandes— han creadodepartamentos de medio ambienteque intentan solucionar los posiblesdaños causados por la actividad con-taminante e incluso prevenirlos, esteproceso sólo se ha iniciado debido alindudable costo económico y de ima-gen que implica. Sólo una política dedesarrollo tecnológico «limpio» y decompensación de los daños sufridospor las comunidades y espacios, unidaa una política de crear climas de opi-nión favorables a ensalzar el respeto almedio ambiente por parte de unasempresas, y a criticar la actuación deaquellas que no lo hagan, puede ter-minar con el daño tan extenso que seestá haciendo al medio natural y a laTierra, así como a la estructura eco-nómica y a la política ambiental en suconjunto.

Dentro de los nuevos aspectos con-flictivos de ámbito social, que hansurgido recientemente, sobre todopor el cambio de valores, destaca eldel nuevo tratamiento que estánteniendo los problemas de la discri-minación sexual de la mujer en laempresa, sobre todo del «sexismo»empresarial, de directivos e incluso decompañeros. Esta discriminaciónpuede manifestarse en formas especí-ficamente denigratorias: como elacoso sexual o, lo que es más corrien-te, la total subordinación femenina altrabajo masculino, en tareas sin res-ponsabilidad ni iniciativa.

Si uno de los más importantes ele-mentos de cambio que tenemos enEspaña se vincula con la crecienteimportancia del papel de la mujer enel trabajo, que aunque unas vecescomplemente al del hombre otras

veces lo subsume y supera (no olvide-mos la capacidad y talento de lamujer para trabajos minuciosos, len-tos y sutiles). Este papel, que no esreconocido todavía en la mayoría delas empresas, posiblemente por sucoste económico y de poder, aparececomo un nuevo foco de conflicto.

El análisis de la deficiente y con-flictiva situación del mercado laboralen España es otro punto importantedel libro, enmarcado en las desigual-dades regionales. Se destaca que, apesar de la relativa fiabilidad de lasfuentes estadísticas sobre empleo/desempleo y actividad oficial/activi-dad real, se pueden realizar diagnósti-cos globales o sectoriales de la situa-ción española que necesariamente tie-nen que ser críticos con las políticaseconómicas liberales y reconocer, ade-más, las características desfavorablesen competitividad de las empresasespañolas respecto de las europeascomunitarias. A pesar de ello, sedibuja una crítica importante —e in-teresante— hacia la falta de consoli-dación y el mal funcionamiento del«Estado Interventor», es decir, de laAdministración y de las institucionespolítico-económicas y jurídicas demediación laboral.

Si la empresa es por definición unaorganización maximizada en su fun-cionamiento y f ines, entonces elentorno o «conjunto de personas,objetos o elementos de cualquier na-turaleza que, siendo externos a laempresa, tengan alguna significación»tiene una importante relevancia, aun-que difícil de delimitar. La distinciónentre «entorno interno» y «externo»de la empresa y entorno global o de la«sociedad humana», así como el dife-

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rente tipo de relaciones entre actorescolectivos con distinta influencia(como pueden ser los accionistas, losproveedores y los empleados), ayudaal anál is is del confl icto, aunquepuede también perturbarlo, puestoque el valor relativo de cada estructu-ra es difícil de evaluar.

Desde estos presupuestos, se consi-dera que el análisis del entorno socio-económico de la empresa sólo puederealizarse a partir de un modelo de«sistema de transacciones». A su vez,el tipo de transacción (ocasional orecurrente), así como su dimensión,se debe de poner en relación con elgrado de incertidumbre que presen-tan las interrelaciones, y de lo queresultan tipos diferentes de posiblescontratos formales o informales. Lasempresas pueden plantearse estrate-gias operativas teniendo siempre encuenta la existencia, relevancia ycapacidad interactiva de los elemen-tos más relevantes del entorno. Estemodelo de interpretación de las orga-nizaciones implica la existencia deconsistencia en los intereses, habilida-des y necesidades de los individuos ensu actividad laboral, y conduce inevi-tablemente a un replanteamiento dela importancia de la pol ít ica de«recursos humanos» en la empresa.

No se puede tampoco hablar de«sociología de la empresa» sin tomaren consideración uno de sus camposde análisis más importantes: el de las«relaciones laborales», aspecto vincu-lado a nivel macroestructural con lasteorías acerca tanto de la divisiónsocial del trabajo como de las clasessociales y la estratificación social. Lasformas, mecanismos y transaccionesespecíficas de la negociación colectiva

reflejan ineludiblemente las tensionespolíticas en el ámbito económico, ytambién las relaciones de poder entreEstado, organizaciones empresarialesy sindicatos. Sin embargo, estos acto-res colectivos, denominados general-mente «agentes sociales», son institu-ciones y colectivos de intereses, cuyacaracterística sociolaboral es queestán periódicamente en tensión yconflicto. Debido a las consecuenciaspara la estructura empresarial de lareciente crisis económica y financiera,cada vez más se tiende en la nego-ciación a la «particularización», refle-jando sus resultados más las tenden-cias empresariales que las políticassociales vinculadas a los programasgubernamentales. En España, la ten-sión en la negociación colectiva essiempre extrema y conduce a que sea-mos el país laboralmente más conflic-tivo de la Europa comunitaria, lo querefleja la existencia tanto de una fuer-te conciencia de clase entre los asala-riados como de poder en sus organi-zaciones, e incluso con repercusión enlos ámbitos político-autonómicos ylocales, tal como se está viendo conlas reestructuraciones empresarialesque se están aplicando en los sectoresdel automóvil, minería y siderurgia.

La adecuación estructural entre sis-tema económico y sistema políticoque existe en España en la actualidadse observa por la progresiva compati-bilidad que se da en la práctica entrecapitalismo y democracia. Sin embar-go, no hemos llegado a conseguir la«democracia industrial» o «democra-cia plena de las relaciones laborales»,debido a diferentes factores vincula-dos tanto al temor de los sindicatosde clase a ser integrados totalmente

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en la estructura empresarial como allógico miedo patronal a perder supoder actual de decisión. Nuestra tra-dición histórica de participación delos trabajadores en la empresa no seha vinculado a la democracia, sinomás bien a las convulsiones políticasy al extremismo ideológico durante laGuerra Civil, como se demuestra porla organización y los objetivos de lascomunidades anarquistas y socialistasentre 1936 y 1939. Nuestra tenden-cia a partir de los años setenta —conlos inicios y, posteriormente, plenaconsecución de la democracia políti-ca— ha sido más bien mediterránea,con tendencia a conseguir progresiva-mente mejoras laborales de losempresarios, pero sin dejar de tenerpresente la existencia, permanencia yactualización del conflicto de clases,maximizado en determinadas circuns-tancias, como la huelga general dediciembre de 1988.

El conflicto y la cooperación en lasorganizaciones empresariales se vuelvea tratar en otro artículo, distinguién-dose diferentes tipos de conflictossegún el ámbito en que se sitúan den-tro de las organizaciones: interindivi-dual, intra/intergrupal, intra/extraor-ganizativo, etc., adquiriendo especialrelevancia los conflictos relacionadoscon la estructura organizacional y sulógica vertical y autoritaria. Dentro dela organización es donde adquierenrelevancia los conflictos puramentelaborales: como la competencia porcubrir los mejores puestos de trabajo,por lograr los recurso escasos, asícomo los problemas derivados delflujo del trabajo, las consecuencias dela excesiva burocratización y la jerar-quización de la autoridad. Las empre-

sas han creado, frente a estos conflic-tos y sus consecuencias, diversas estra-tegias. Entre ellas destacan: la preven-ción de las disfuncionalidades pormedio de la selección de los recursoshumanos, la permanente actualizaciónde los puestos de trabajo y de las plan-tillas y el establecimiento de normasinternas para canalizar los conflictos.Pero como el conflicto surge fre-cuentemente sin esperarlo, las empre-sas suelen planificar alternativas y bus-car soluciones adecuadas que, aunqueprovisionales, permiten una funciona-lidad, con duración más o menoslarga. Las nuevas tendencias empresa-riales conducen a la búsqueda de solu-ciones de carácter democrático, sobretodo cuando se necesita crear nuevoscauces de negociación y cooperaciónentre los actores laborales y sindicales.

Finalmente, el tratamiento delimportante tema del absentismo labo-ral en la empresa se vincula con losdos grandes enfoques que existenpara su estudio: el empresarial, sobretodo el directivo, que implica la in-tervención del médico para controlar-lo; y el adaptatito, que valora elabsentismo en relación con la mayoro menor adaptación del trabajador alpuesto de trabajo. Se reconocen tam-bién los efectos en el grado de absen-tismo de determinados colectivos deaspectos de relación interindividualen la empresa: como la baja morallaboral, las malas relaciones socialesentre compañeros, la imposibilidadde promoción, etc., que en el fondoson respuestas individuales a las fuer-tes tensiones laborales que se viven enmuchas empresas, en especial enaquellas en crisis.

Además, desde la masiva incorpora-

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ción de la mujer al trabajo a partir dela II Guerra Mundial en muchos paí-ses europeos, y en los últimos veinteaños en España, la ausencia periódicade la mujer al trabajo se relacionatanto con sus ciclos biológicos comocon la presión de su doble papel (asa-lariada/ama de casa), por lo que supersistencia se considera inevitable.Sin embargo, se observa también queel volumen de ausencia laboral esmuy diferente no sólo por sexo, sinotambién por tamaño de la empresa,sector productivo e incluso región deimplantación empresarial. El necesa-rio control del absentismo se vinculacada vez más con la planificación pre-vista de los recursos humanos y laoptimización de las tareas y los pues-tos de trabajo, lo que indica que unapolítica flexible de adaptación laboralpuede modificar a la baja los altosporcentajes de faltas al trabajo queexisten en la actualidad.

Todo el contenido del libro presentaun matizado análisis sociológico de losdistintos aspectos específicos que seestudian desde la Sociología de laEmpresa. Por una parte, recupera laimportante incidencia que están tenien-do en las organizaciones-institucionesanalizadas (y también sobre las relacio-nes que se crean en ellas) los cambiosproducidos a finales del siglo XX tantopor el desarrollo e implantación de lasnuevas tecnologías (con énfasis en lasde la comunicación e información)como por la transformación —induda-ble e inevitable— de los valores econó-micos, medioambientales, laborales eincluso políticos a nivel del mundoempresarial.

Los elementos del cambio socialgeneral que se incorporan están afec-

tando y transformando al propio «sen-tido» de la empresa como instituciónexclusivamente socioeconómica alrevalorizarla como institución socialen un sentido amplio. Empieza a ser—y será— algo más que una unidadde actividad económica: posiblementeuna microsociedad organizada alrede-dor de las decisiones económicas ytécnicas de los distintos actores de laproducción; o bien se convertirá enuna estructura del poder económico-social, pero abierta a la participación ya la solidaridad social.

De esta manera cristalizan en for-mas nuevas (en la organización, en elcomportamiento y en las relacionesinternas y externas) los efectos de lascontradicciones que produce en nues-tro país el desarrollo capitalista avan-zado (de dominancia europeo-occi-dental) en la era de la información-comunicación. Se sabe poco de lascontradicciones producidas por elcambio tecnológico y sociológico enlas empresas y nos remitimos a lasconcepciones de D. Bell y A. Toeflerpara señalar que, debido a los efectosno esperados de los nuevos fenóme-nos empresariales (nueva estructuraeconómica mundial, mundializaciónde los problemas sociales, desigualuso de las nuevas tecnologías, efectosde las desigualdades educativas y cul-turales según países), se puede crearun «malestar» económico-social eincluso político que se puede percibiren las nuevas formas como se mani-fiesta el deterioro del clima laboral,en la sumisión de los sindicatos acualquier medida que mantenga opromueva el empleo sin criticar susfuturos efectos, y en la incapacidadde la Sociología para dar respuesta al

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reto de las nuevas formas de dominioeconómico de las estructuras empre-sariales multinacionales...

Aunque los autores de los capítulossectoriales en la mayoría de los casosmás bien se plantean estos problemasy sólo intentan ofrecer soluciones enaspectos puntuales, siempre el quererenfrentarse con el cambio promueveel debate abierto (debate defendidopor todos los autores y especialmentepor el propio coordinador en la «In-troducción») y con ello se van antici-pando los rasgos —de momento sóloel perfil— de las nuevas formas deempresa del siglo XXI.

Quizá convendría realizar una lige-ra crítica al libro, fundamentada en laexcesiva amplitud de miras y en sudensidad conceptual y teórica, lo cualpor otro lado se puede considerartambién un factor positivo. Apareceasí, en este manual, la idea sociológi-ca de «empresa» como tan amplia quedesborda los confines temáticos de loque hemos considerado «la ciencia dela sociedad» desde A. Comte hastaA. Giddens. O bien se puede tambiénconsiderar que se está reinterpretandola Sociología como aquella cienciasocial concreta de que hablaba JoséMedina Echevarría en los años cin-cuenta y sesenta, y cuyos límites conotras ciencias afines (la antropologíacultural, la psicología social, la comu-nicación e incluso la lingüística) sonimprecisos. Se solapan a menudo losmismos temas desde perspectivascientíficas muy cercanas o bien desdedistintas teorías y modelos. Se rein-terpretan los temas tradicionales y seincluyen los temas contemporáneos:todo el lo con la f inalidad de seractuales, de ofrecer al lector (clara-

mente al profesor y al alumno avan-zado) un producto sociológico decalidad y prestancia.

Pero de nuevo al hilo de este argu-mento se puede poner en duda laposibilidad que planteaba J. Alexan-der de elaborar una sociología multi-dimensional, apta para analizar lassociedades complejas que hemos crea-do y en las que vivimos. Sigo pensan-do que frente a una posible sociologíaúnica, aunque integradora, hay quedefender —y estimular— diversoscaminos desde sociologías múltiples,en las que puedan existir tambiénconvergencias. Como el hombre esdiverso, plural y contradictorio por sunaturaleza compleja, tal como decíahace ya más de tres siglos M. deMontaigne, sólo podemos devolverlelo «humano» a partir de vincular losociológico a lo técnico, y sobre todocriticar desde la sociología la políticaque gobierna la técnica y la sociedad.Lo humano debe volver a percibirsecomo próximo para devolverle su sen-tido original. Ello —como reflexiónfinal— sería la única forma de enfren-tarnos sin temor a los retos del dete-rioro tanto del mundo natural (recur-sos, ecología, medio ambiente, geo-grafía) como del mundo social en cri-sis, discapacitado por los errores deuna racionalidad político-social equi-vocada, ya formalizada por T. Adornoy M. Horkheimer como «razón ins-trumental». Este manual, sin duda,nos ayuda a ponernos al día en estasnuevas perspectivas humanísticas delo social y, al mismo tiempo, nos faci-lita la comprensión de la socializaciónde los componentes humanos en laempresa moderna.

Miguel ROIZ

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Desde la publicación de L’Aprés-Socialisme (1980), con el que se sitúaintelectualmente alejado del socialis-mo como paradigma deseable depráctica social, la línea de análisisseguida por este sociólogo es clara yprecisa. El seguimiento de la demo-cracia en su realización práctica esexplorado interpretando la actividadde la calle desde la reflexión filosóficay sociológica, complementando lasnovedades que provienen de la vidasocial con la construcción teórica.Existe una realidad vital en nuestrassociedades, que el autor ve materiali-zada en la multiplicidad creciente demovimientos ciudadanos, que pug-nan por encontrar un espacio recono-cido y que ponen en cuestión el dis-curso normativo sobre los procesospolíticos, en la misma medida en queaportan soluciones al mismo. Suplanteamiento de la potencialidad delos movimientos sociales como trans-formadores de la realidad democráti-ca, o como activadores de la misma,sigue una línea ascendente y enrique-cida en sus textos.

Su libro anterior, La crítica de lamodernidad (1993), presentaba unestudio de contenido más filosóficoque sociológico, que sirve de funda-mentación a esto que viene siendohilo conductor de su discurso en lasúltimas décadas. Se trataba del análi-sis de lo que supuso y supone «lamodernidad», recuperando los ele-mentos que son hoy tan fértiles comoantaño, y depurando aquellos otrosque con el paso del tiempo limitan,

más que facilitan, el desarrollo de losprincipios programáticos.

¿Qué es la democracia? es la conti-nuación de aquél en lo que tiene deaplicación de los principios filosóficosa la realización política. Se ubica den-tro de la corriente teórica actual queaboga por una supuesta línea inter-media de reflexión entre liberalismo ysocialismo, entre los excesos utópicosdel participacionismo y los riesgos delos esquemas meramente representati-vos. El discurso de la racionalidad, enbase al que históricamente se ha cons-truido el Estado democrático moder-no, inunda el campo de los valores deobjetividad e individualismo, funda-mentados en la recreación del univer-salismo. Esto produce su efecto per-verso en la exclusión de los particula-rismos, y se extrema en la negacióndel respeto a la identidad histórica ocultural y, en general, en el rechazode la diferencia.

De otro lado, la defensa de la iden-tidad que conlleva la incorporaciónde afectividad y emotividad permitetener presente las demandas socialesque el racionalismo no sólo no con-templa, sino que tiende a su anula-ción. Las sensaciones de pertenenciay lealtad, de cultura e historia parti-cular, se rebelan ante los intentosracionalizadores que los postergan, ysu reivindicación, cuando ha habidoalgún grado de represión, puede con-vertirse en nacionalismo beligerante.Para Touraine, el punto de desarrolloal que han llegado hoy las democra-cias occidentales sufre de los excesos

ALAIN TOURAINE

¿Qué es la democracia?(Madrid, Editorial Temas de Hoy, 1994)

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de la racionalidad instrumental, queproducen atomización e impersonali-zación, y que pueden conducir, comoreacción, a pronunciamientos políti-cos considerados preocupantes, comoson los populismos y los nacionalis-mos extremos.

La consecuencia de la exacerbacióndel discurso de la identidad es la frag-mentación de las sociedades enpequeñas comunidades encerradas ensí mismas entre las que se hace difícilun diálogo fructífero. El efecto per-verso de la defensa de identidad notiene otro antídoto que la aplicaciónde la racionalidad, del mismo modoque salvar el desarrollo político delutilitarismo instrumental, en su di-mensión más deshumanizante, pasapor recrear las sensaciones de perte-nencia social o adscripción cultural;como dice el autor, «apelamos a unarevancha de la afectividad sobre larazón» (p. 298). Una adecuada com-binación de racionalidad universaliza-dora y de identidad particularistasería el resultado de la aplicación desu teoría: la política del sujeto. Pro-fundización de la democracia y reali-zación del sujeto vienen a ser lamisma cosa; para él, cada una es causay consecuencia de la otra, y encuentrapara ambas las mismas amenazas, eltradicionalismo extremo o la absolutamercantilización.

Aunque, según sus propias pala-bras, su elaboración teórica se aleja dela «democracia de los antiguos», suconcepción de sujeto más recuerda alciudadano de la cultura clásica, quese realiza en plenitud en la vida pú-blica, que al sujeto en creación (suje-to en proceso, que diría Jesús Ibáñez)que reniega de la asimilación hom-

bre-ciudadano. Resulta confusa sudefinición de sujeto «como movi-miento social», que no distingue sucomportamiento humano de su vir-tud cívica pero mantiene, normativa-mente, la separación conceptual, enla misma línea de distanciar libertadde ciudadanía o nación de contratosocial.

En su reflexión apoya unas veces ycritica otras las opiniones de pensado-res como Hanna Arendt o NorbertoBobbio en la relación entre democra-cia social y sistema político, e incideen otros análisis sobre profundizaciónen procedimientos democráticoscomo pueden ser los de Rawls oDahl. Pero, sin lugar a dudas, quieroresaltar aquí la proximidad de su dis-curso a los planteamientos más elabo-rados de Habermas, y con él de susseguidores, como es e l caso deCortina en nuestro país. Touraineaboga por la separación de niveles derealidad que impidan la confusión, detradición socialista, de las esferassocial y política. La pervivencia de lademocracia pasaría por mantenercomo tres niveles distintos y no asi-milables: la sociedad civil, compuestapor los agentes sociales; el Estado y elsistema político, siendo la función deeste último la mediación entre losotros dos. Para Touraine, tanto comopara Habermas, sería conveniente quelos agentes sociales tuvieran un mayorprotagonismo en el desarrollo demo-crático, sin que ello suponga la asig-nación de un rol político en el senti-do ortodoxo institucional. La separa-ción de las tres esferas recuerda a lahabermassiana entre el mundo de laeconomía, el de la política y lo quedenomina el mundo vital, regidos los

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dos primeros por la estrategia racio-nal y el tercero por la acción comuni-cativa. Recordemos que la renovacióny profundización democrática ven-dría, asimismo para Habermas, de lavitalización de la sociedad, que arti-culándose y mostrándose activa man-tenga una distancia tanto de la racio-nalidad económica como de la repre-sentación partidista.

Resulta especialmente útil su des-cripción de los efectos de la no sepa-ración. La confusión entre Estado ysociedad civil conduce a manifesta-ciones populistas, con altos riesgostotalitarios. La asimilación sociedadcivil y sistema político es la causa delas corrupciones en la esfera pública,mientras que la identificación sistemapolítico y Estado supone un aleja-miento de las bases sociales y un fun-cionamiento autónomo, en el que larealidad social queda como referentelejano. La separación entre los tres estan importante como su interacción.Al analizar la tan manida crisis derepresentatividad política, no discutela validez de los partidos, aunque sí lamedida en que monopolizan las rela-ciones políticas con el Estado. Se tra-taría de, como dice Bernard Manin,aspirar a una forma de representaciónamplia, que permita una expresiónmás directa y diversificada de lasdemandas sociales.

Los vínculos entre la vida social yla vida política cambian a medida queel desarrollo de los factores producti-vos transforma la estructura socioeco-nómica. Las relaciones de producciónque dieron lugar a una específicadiferenciación de clases se traducíanen unos agentes concretos de repre-sentación, los partidos políticos clási-

cos. Según el autor, hoy, en cambio,grandes sectores de las sociedadesindustriales avanzadas se sienten máspróximos a otro tipo de proyectos deidentidad colectiva, que no respon-den directamente a conflictos declase, y que parecen más fielmenterepresentados por otras formas deagregación de intereses, como puedenser los movimientos ciudadanos.

Este libro describe los retos a losque se enfrenta la democracia en laactualidad y a los que aporta unalínea práctica orientativa, que se acer-ca, a veces, más al discurso políticonormativo que a la reflexión socioló-gica. Para Touraine, dichos desafíosserían: la asunción de los deseos depreservar una identidad, sin que elloconduzca a extremos como los queobservamos en las comunidades de laantigua Yugoslavia o en el integrismoislámico; la evolución hacia la demo-cracia en países que provienen de dic-taduras, sin que ello suponga el desa-rrollo de regímenes populistas tota-litarios, como ocurre en países deAmérica Latina; tanto como la activa-ción de las democracias occidentalesdesarrolladas, que corren el peligro denaufragar en la apatía ante la burocra-tización y tecnificación de su entorno.Para el autor, lo que aparece como ejecentral, dada la división mundial enbloques de desarrollo, es la asunciónde la diferencia, la incorporación de«lo otro». Este es el elemento a incor-porar en la evolución social y política,fundamentalmente desde una dimen-sión pedagógica, en un mundo quecada vez con menor sentido puedevivir alejado de la multiculturalidad.

María Jesús FUNES RIVAS

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Todas las previsiones de los debatesparlamentarios sobre las dos leyes quehan regulado la participación de lacomunidad escolar (profesores,padres —y madres— y alumnos) enel período democrático apuntabanhacia una fuerte implicación —parabien o para mal, dependiendo de laideología política de quien opinase—de la misma en el control y gestión delos centros escolares. Lamentable-mente, los resultados no pueden sermás desoladores. Más que a un proce-so de participación democrática, esta-mos asistiendo a un proceso de con-solidación del poder de uno de lostres estamentos implicados: el de losprofesores. Los discursos de los ense-ñantes en favor de la democratizaciónde los centros, en favor de la palabrade los padres y alumnos, son cosa deun pasado que, como tan habitual hasido en nuestra transición, es mejorolvidar.

El lector de esta obra de FernándezEnguita se encontrará con una inves-tigación cuyos resultados presentanuna imagen nada benigna del profe-sorado. Estamos en presencia de unprofesorado corporativo (excluyente,en la terminología de Parkin) quesueña con el poder de la clase médica,que recurre a mil y una argucias paraesquivar el control o la participaciónde los padres y los alumnos, que seconsidera despojado de atribuciones,etcétera.

Este trabajo es el resultado de unainvestigación sobre la participación en

nueve centros (cuatro de EGB —dospúblicos y dos concertados—, tres deBUP —dos públicos y uno concerta-do— y dos de FP —uno público y elotro concertado—). Los epígrafes queresumen el contenido de la partici-pación en cada uno de los centros sonharto elocuentes: un comedor concolegio, la gallardía y la generosidaddel magisterio, el silencio de los cor-deros, etc.

En este trabajo el lector podrá co-nocer las opiniones de los estamentosafectados en sus propias palabras, pa-labras procedentes de decenas de en-trevistas en profundidad, de variosgrupos de discusión, de documentoscomo las actas de los consejos escola-res y de los claustros, etc.

El libro consta de siete capítulos.En el primero se presenta el mar-co legal de la participación (dondese incluyen comparaciones de laLOECE con la LODE). En el segun-do se resume lo esencial de la partici-pación de la comunidad escolar encada uno de los nueve centros. En eltercero se explican cuáles son losprincipales puntos de fricción en laparticipación. En los tres siguientes seanalizan cómo contemplan la partici-pación cada uno de los tres principa-les estamentos: profesores, padres yalumnos. Finalmente, una explica-ción sobre el porqué de esta tétricasituación.

Los profesores consideran quelas atribuciones del consejo escolar

MARIANO FERNÁNDEZ ENGUITA

La profesión docente y la comunidad escolar:crónica de un desencuentro

(Madrid, Morata/Fundación Paideia, 1993)

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—donde además de estos últimos seencuentran, aunque en minoría, lospadres y los alumnos— son excesivas.Especialmente problemática es lapotestad que tiene el consejo desupervisar la actividad docente delprofesorado. ¿Cuáles son los límitesde esta capacidad de supervisión?¿Podría el consejo juzgar la capacidadpedagógica, el estilo docente, etc., deun profesor? De acuerdo con la ley,podría . La rea l idad es que muyexcepcionalmente el profesoradoadmitiría la crítica en público de susprofesores: candidatos al consejonombrados por los propios profeso-res, delegados cuya función no vamás allá de delatar a sus compañeroso buscar tizas, etc.

¿Cuáles son las razones que expli-can esta actitud hostil y cerril delprofesorado? De acuerdo conFernández Enguita, el principal pro-blema de la participación deriva delos caracteres irreconciliables del pro-fesionalismo y la democracia. Frentea las pretensiones de padres y alum-nos de opinar, recibir información ydecidir, se yergue, como una muralla,el espíritu corporativo y profesionalde los profesores. Los profesores seencuentran limitados, por un lado,en el caso de los centros públicos,por las autoridades académicas y,además, en el caso de los privados,

por los propietarios del centro, y porla clientela, padres y alumnos, por elotro. Frente a los primeros son débi-les, pero son fuertes frente a lossegundos. La carencia de poder en elprimer caso se compensa con el des-pojo de competencias de padres yalumnos.

No obstante, sería precisa unaexplicación a nivel más profundosobre este comportamiento antide-mocrático del profesorado, explica-ción que va más allá de los objetivosdel libro que analizamos. ¿Qué tieneque ver este comportamiento con laexperiencia cotidiana de los profeso-res? ¿Qué ocurre en las aulas quepueda conducir a la reacción defensi-va del profesorado? ¿Existe una posi-ble inseguridad como docentes —enel caso de los profesores de medias(con formación pedagógica nula)— ocomo profesionales —en el caso delos profesores de EGB (estudios deciclo corto)—? ¿Consideran que suautonomía es atacada por todos losfrentes —ministerio y propietarios decentros, por un lado, y comunidadescolar, por otro—? ¿Por qué un dis-curso explícitamente democratizadorpor parte del profesorado se transfor-ma en la práctica en una desoladoradictadura?

Rafael FEITO ALONSO

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La reflexión sobre los aspectossociohistóricos de la educación hatenido tradicionalmente un escasopapel dentro de los centros universi-tarios debido, en buena medida, a laconsideración de la actividad docentecomo un quehacer en el que lo fun-damental sería el aprendizaje y ma-nejo de los útiles o tecnologías nece-sarios para una enseñanza eficaz.Contemplados esencialmente comoagentes de disciplina y normalización,los docentes han visto hurtada de supreparación profesional la adquisi-ción de un sólido marco de referen-cias sociales con el que ubicar su rol,práctica y aspiraciones, así como losresultados y conflictos encontradosen su labor dentro del particular con-texto sociohistórico en que se lleva acabo. La inclusión de la Sociología dela Educación en los programas de lasfacultades de Pedagogía, así como elimportante trabajo de análisis e inves-tigación desarrollado en España fun-damentalmente a partir de la segundamitad de los setenta, ha paliado enbuena medida ese paisaje práctica-mente desierto en que se encontrabaen nuestro país este ámbito del saber.La obra que aquí reseñamos, fruto deun nutrido grupo de profesores uni-versitarios poseedores de un buenbagaje de experiencias, tanto en la en-señanza como en la investigación deeste campo del conocimiento, supo-ne, pues, una aportación sumamentevaliosa, por necesaria, por cuanto selleva a cabo en un momento en que elhecho educativo cobra un intenso

dinamismo al constituirse en objetode primer orden dentro de las preo-cupaciones políticas. Además, comoseñala María Antonia García de Leónen la presentación, esta obra constitu-ye una prueba del progreso y lamadurez intelectual de la universidadespañola y de los profesionales que enella ejercen, que contribuye a paliar elestado de dominación-colonizaciónen que se encuentra toda área deconocimiento respecto al mundocientífico anglosajón.

Estructurado en cinco grandesapartados y tras una primera aproxi-mación a los procesos de sociali-zación, consustanciales al ser huma-no, e l trabajo pasa revista en susegundo bloque a un tratamiento dela institución escolar en sí misma, através del estudio genealógico de laescuela y del análisis de la crisis actualde los sistemas escolares. Tras él, untercer bloque, centrado en el análisisde los agentes, nos adentra en elesclarecimiento de los aspectos socia-les relacionados con el profesorado yel alumnado (tanto universitariocomo no universitario), así como delespacio en que tiene lugar la relacióneducativa, es decir, el aula. El cuartoapartado está dirigido a clarificar lasfunciones y efectos del sistema esco-lar; particularmente, su influencia enla desigualdad social, la relación delos productos con el mercado de tra-bajo y el tema de la desigualdad porsexos. Para finalizar, el último aparta-do pasa revista a las teorías y metodo-logía de la sociología de la educación,

M.ª A. GARCÍA DE LEÓN, G. DE LA FUENTE y F. ORTEGA (eds.)Sociología de la Educación

(Barcelona, Ed. Barcanova, 1993)

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a través de un recorrido en el que,tras el tratamiento de los clásicos y desus modelos heurísticos básicos, pasaa analizarse las tendencias u orienta-ciones actuales francesa y anglosajo-na, terminando en una detallada enu-meración de los trabajos realizados enEspaña.

Es necesario señalar que la obra,que nace con la pretensión de servirde manual universitario, no es enmodo alguno un libro de texto al esti-lo tradicional en el que se encuentreresumido el saber o conocimientototal elaborado hasta la fecha. Setrata, por el contrario, de una obraque, a pesar de la perfecta articula-ción global que presentan los temastratados en ella, constituye un trabajoplural y, en cierto modo, heterogé-neo, no sólo por el variado conjuntode los autores comprendidos en él,sino también por la perspectiva epis-temológica y la vertiente ideológicadesde la que éstos reflexionan. Es pre-cisamente esta cualidad plural la quele dota de uno de sus rasgos positivosmás reseñables, puesto que, comoconsecuencia de ella, aun cuandocada uno de los apartados y subdi-visiones que lo constituyen sean nú-cleos perfectamente diferenciables yautónomos, el agrupamiento de todosellos hace de la obra un compactoconjunto de ideas y líneas de refle-xión especialmente útiles, no tantopara el aprendizaje memorístico desus postulados como para el análisis,el debate y la confrontación. Una delas mayores riquezas de este manuales su capacidad para sugerir, paradecir sin poner el punto final y, endefinitiva, para generar en el lectornuevas cuestiones e interrogantes a

partir de los datos aportados y de sutratamiento, lo que le permite alcan-zar el objetivo idóneo a toda labor deinvestigación.

Resulta reseñable, en segundolugar, como otra de las grandes apor-taciones de la obra, la doble cualidadque caracteriza los datos que se con-tienen en ella, datos éstos que si, porun lado, se encuentran referidos a larealidad española —evitando así lainevitable insuficiencia que provocauna aplicación a ésta de constelacio-nes procedentes de otras formacionessociales con diferente estructura—,por otro lado, se hallan plenamenteactualizados, dando así cuenta de laconfiguración específica que presentaen nuestro país la situación socioedu-cativa más inmediata. En este senti-do, merece destacarse del conjuntoaquellos trabajos en los que esas doscualidades se conjugan de maneraespecial, tal como el de Félix Ortegasobre la crisis de los sistemas escolareso los de Antonio Guerrero Serón,Gloria de la Fuente y María AntoniaGarcía de León, cuando se pasa aconsiderar el tema de los distintosagentes del sistema escolar. Pero esfundamentalmente en el capítulodirigido al análisis de los efectos delsistema escolar donde se encuentraaunada de una manera más efectivaesa doble cualidad —proximidad yactualidad— ya señalada como carac-terística de las aportaciones de laobra. Cabe mencionar así, en primerlugar, el trabajo de Julio Carabaña,quien, a través de un minucioso estu-dio de los factores de desigualdad queinciden sobre el aprendizaje, introdu-ce nuevos elementos de análisis quevienen a revitalizar y rescatar el deba-

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El texto elaborado por J. R. Sebas-tián de Erice posee la virtualidad depresentar en castellano una aproxima-ción destacada a la relevante obraintelectual del sociólogo E. Goffman.

Desde un planteamiento riguroso ybien estructurado, el conjunto dellibro nos acerca a los diversos momen-tos de creación de E. Goffman, con laintención manifiesta de presentar una

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te en torno a las posibilidades del sis-tema escolar en el terreno de la reduc-ción de las desigualdades sociales,debate éste al que las teorías de lareproducción habían asestado unduro golpe sentenciando la nula eincluso perversa incidencia de la edu-cación en este terreno. Por su parte,Gloria de la Fuente, sumergiéndoseen un previo recorrido histórico porlas relaciones entre el sistema educati-vo y el mercado de trabajo, desembo-ca en el tema de la enseñanza ocupa-cional, abriendo vías de análisis acer-ca de las posibilidades y determinis-mos de ésta en una situación socialcomo la actual de fuerte inestabilidadde mercados y de precarización delempleo. Por último, y siguiendo elorden establecido en la obra, nosencontramos con el estudio llevado acabo por María Antonia García deLeón acerca de las desigualdades porsexo en el sistema educativo. A nadiese le escapa que, para el logro de unaefectiva igualdad social entre hombresy mujeres, el acceso de éstas a unaindependencia económica a través deun empleo adquirido en igualdad decondiciones constituye, si no un fac-

tor suficiente, al menos un factornecesario. Es evidente, por tanto,que, dada la interrelación existenteentre formación y empleo, el conoci-miento de la situación que la mujerocupa en relación a la educaciónresulta de una enorme trascendenciano sólo a la hora de denunciar posi-bles desajustes en relación al otrosexo, sino también para introducir lasintervenciones correctoras necesarias,y es por ello que el trabajo de MaríaAntonia García de León resulta decapital importancia por cuanto vienea esclarecer, mediante la recogida ytratamiento de un vasto materialempírico, la dimensión y perfiles quedibujan la posición actual de la mujerdentro del sistema educativo español.

En resumen, pues, la publicaciónde este trabajo colectivo constituye uninstrumento inestimable para el colec-tivo de personas preocupadas por laeducación, en la tarea de comprenderel estado en que ésta se encuentra ennuestros días, así como para prever susposibles líneas de desarrollo en elfuturo más inmediato.

Jesús PÉREZ LÓPEZ

J. R. SEBASTIÁN DE ERICE

Erving Goffman. De la interacción focalizada al orden interaccional(Madrid, CIS, Siglo XXI, Colección «Monografías», núm. 138, 1994)

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imagen del sociólogo canadiense quequiebre con el quizá unilateral estereo-tipo desenfadado, retrato que surge,principalmente, de la estrecha vincula-ción de E. Goffman con el «modelodramatúrgico» planteado en sus pri-meros escritos y que, por otra parte,continuó matizando hasta el final desu obra.

Tal y como el propio subtítuloindica, E. Goffman mantuvo unaidea más o menos diáfana de cuálpodría ser una de sus aportaciones enla tradición sociológica que cultivó enNorteamérica. De esta forma, suobjeto de análisis se centró en el estu-dio de una zona o subárea elementalde la realidad cotidiana: las relacionescara a cara, interacción focalizada queterminó categorizando como ordeninteraccional, expresión que, comoindica J. R. Sebastián de Erice, yafiguraba en su tesis doctoral (p. 37).

Por ello, el autor del libro nosmuestra cómo «En el pensamiento deGoffman existe una evolución porqueva buscando unidades superiores queexpliquen lo estudiado mediante elmicroanálisis (...)» (p. 242). En base aesta máxima elemental de interpreta-ción, J. R. Sebastián de Erice nosmuestra un bosquejo diacrónico de lalabor sociológica goffmaniana divi-diendo tal ejercicio en tres etapasbien definidas, que someramenteindicamos a continuación.

La primera etapa de la empresa teo-rética de E. Goffman es ubicada entrela obtención del Master of Arts (1949)y la publicación de La presentación dela persona en la vida cotidiana (1959).En este período son manifiestas lasinfluencias del pragmatismo social(J. Dewey y W. James) vía interpreta-

ción de la denominada Escuela deChicago, con R. E. Park, W. I .Thomas y, acaso, G. H. Mead comoautores más destacados.

Si bien puede decirse que ErvingGoffman asume los principios funda-mentales del interaccionismo simbóli-co, no se limitó a reproducir de unmodo clásico las propias categoríasanalíticas de los predecesores indica-dos, sino que, con el relevante influjode G. Simmel, G. Santayana y J. P.Sartre, E. Goffman configura la«perspectiva dramatúrgica», peculiarmodelo interpretativo retomado yacrecentado por el autor, que posibili-ta al científico social acercarse a esaparcela focalizada de lo social y obser-var las relaciones entre la estabilidadde las interacciones y la creatividadde los actores (p. 74), siempre a travésde la opción cualitativa del métodonaturalista en el cual se apoya laobservación participante, técnica dis-tintiva y dominante en la totalidad dela obra del sociólogo canadiense.

Conceptualizaciones tales como«escenario», «audiencia», «equipos»,«regiones», «fachadas», «trasfondoescénico», «manejo de impresiones»,«definiciones de la situación» y, coro-nando el modelo de análisis, el self,muestran tanto las influencias episte-mológicas señaladas como la singula-ridad del abordaje goffmaniano, todoello expresado en La presentación de lapersona en la vida cotidiana, sin dudauno de sus textos más representativosy paradigmáticos.

El segundo período de la obra deE. Goffman está marcado por su ense-ñanza en la Universidad de Berkeleyentre 1958 y 1968. Estos diez años detransición, tal y como los define J. R.

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Sebastián de Erice, no suponen unaruptura radical con el período ante-rior desde un punto de vista teórico,pero sí se encuentra limitado en elnivel de las posibilidades a realizaríntegramente su específico trabajo decampo. Por ello, gran parte de las«fuentes empíricas» de este períodohan sido recogidas con anterioridad asu incorporación docente como profe-sor de «Desviación Social».

En la línea indicada, de la conjun-ción de ambas circunstancias surgentextos como Internados (1961) yEstigma (1963), en gran parte pione-ros en el acercamiento a escenarios dela realidad social escasamente aborda-dos desde la interpretación sociológi-ca. Nociones como «inst ituciónsocial» o la dualidad de los procesosde construcción (social) de «lo nor-mal» y «lo estigmatizado», han pasadoa formar parte del acervo común delas diferentes ciencias sociales.

Retomando las aportaciones teóri-cas a la Sociología, puede decirse queen este período E. Goffman profun-diza en su interés por las dimensionesde orden macrosociológico, inclina-ción ya existente con anterioridaddada su búsqueda de marcos dondeubicar sus análisis microsociológicos.Si bien este ejercicio de articulaciónva configurándose paulatinamente,esta etapa de transición posibilita laconsolidación de la singular perspec-tiva sociológica de E. Goffman, ob-jetivada en obras tales como En-counters (1961), Behavior in publicplaces (1963), Interaction Ritual(1967) y Strategic Interaction (1969).

Con ello, se torna errónea la cate-gorización de Goffmann como inter-accionista simbólico puro o, más

ampliamente, cualquiera de las otrascorrientes enmarcadas en el poloopuesto a la perspectiva macrosocio-lógica, pues existe un acercamientoconstante y consciente hacia elemen-tos estructurales, representados para-digmáticamente tanto por la teoría deroles como por la profundización enel estudio de los componentes ritualesde toda interacción social, haciéndosepatente la amplia influencia de lasformas rituales de carácter religiosoanalizadas por E. Durkheim y que elsociólogo canadiense traslada, expre-samente, a los eventos y encuentrosde la secular vida cotidiana.

Llegamos finalmente al tercero yúltimo período, iniciado a partir delabandono de Berkeley y su incorpora-ción a la Universidad de Pensilvania,en 1968.

En este período, E. Goffman ahon-da en la asimilación crítica de losplanteamientos sistémicos, con elmanifiesto propósito de configuraruna síntesis entre la sociología inter-pretativa y el estructuralismo (p. 145).Pese a que este proyecto puede entre-verse en Relaciones en Público (1971),adquiere, según J. R. Sebastián deErice, su máxima expresión en Frameanalysis (1974) y, fundamentalmente,en The interaction order (1983), con-ferencia elaborada con detenimientopor E. Goffman en tanto con ella pre-tendía iniciar su presidencia en laAmerican Sociological Association enel año 1982, escrito que no pudo(re)presentar debido a su repentinamuerte en el mes de noviembre.

Pese a que E. Goffman conoció,influyó y participó en el desarrollodel conjunto de perspectivas encua-dradas dentro de la denominada

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«sociología interpretativa», como seha indicado, el sociólogo canadiensepersistió en su intento de escapada atodo encasillamiento prototípico,esforzándose en la elaboración de unatrabazón ordenada de lo que genéri-camente conocemos como las dimen-siones macro y micro. Para J. R. Se-bastián de Erice, esta articulaciónqueda fijada en la propia noción deframe. De difícil traducción unívocaen castellano, frame designa tanto elcontexto de la realidad como lasestructuras mentales que posibilitanla incorporación en el actor social dedichas facticidades (p. 208). Comoconsecuencia de esta postura analíticafinal, se produce una suerte de recon-ceptualización del self en E. Goffman,al convertirse en actor/sujeto-en-sociedad. Intentando sortear cualquierintención determinista, E. Goffmanplantea que la acción queda limitadaa la(s) interpretación(es) de una defi-nición social dada, esto es, la actua-ción del actor queda emplazada en losmarcos previos de un contexto orde-nado, orden que, por otra parte, posi-bilita la propia gestación de relacionesde interacción social.

De esta forma, los textos de la úl-tima etapa vital e intelectual deE. Goffman constituyen hitos funda-mentales que tienden al encuentro deubicaciones para fortalecer esa deter-minada área de estudio con la que elpropio científico social emprendió suparticular «carrera moral». Es en Theinteraction order donde, según el pare-cer de J. R. Sebastián de Erice, cristali-za esa búsqueda de síntesis sociológica.

Con todo ello, frente a aquellas críti-cas que tildan a la obra de E. Goffmancomo exclusivamente centrada en un

análisis de lo episódico, en tanto seolvida de la dimensión histórica detodo hecho social, o neutraliza losdeterminantes extrasituacionales talescomo la importancia explicativa delpoder y sus consecuencias estratifica-doras; como enunciador de un actor defarsa, promulgador de ajustes secunda-rios en su búsqueda del máximo bene-ficio particular en las transaccionesexistentes en la cotidianeidad; y, final-mente, como investigador «poco rigu-roso» en la elaboración y recogida de lainformación empírica al desplazar losmétodos y técnicas de índole cuanti-tativo, J. R. Sebastián de Erice mantie-ne que estos juicios provienen, princi-palmente, de una lectura parcial de lacreación de E. Goffman. Asumiendola interpretación de R. Collins yP. Manning1, para el autor la obra deE. Goffman es absolutamente íntegraen tanto se mantuvo preocupado porencontrar categorías relevantes quepermitieran a la teoría sociológica con-tinuar y aumentar su propia capacidadde análisis en la parcela de las interac-ciones sociales que vertebran la vidacotidiana. Por ello, los juicios y críticasa los escritos de E. Goffman han departir, necesariamente, observando latotalidad de su original obra, creaciónque, como el propio J. R. Sebastián deErice muestra en el apartado bibliográ-fico, sigue dando pie a múltiples ydiversas investigaciones, a la vez queposibilita engarces con otras líneas de

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1 R. COLLINS, «Erving Goffman andthe development of modern social theory»,pp. 170-209, y P. MANNING, «Goffman’s fra-ming order: style and structure», pp. 252-284; ambos textos en The view from Goffman,J. Ditton (comp.), Londres, MacMillan,1980.

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pensamiento y autores destacados en elcampo de las ciencias sociales.

En torno a esta dimensión biblio-gráfica, y para finalizar, pudiera seña-larse como una leve pero significativapuntualización el olvido o descono-cimiento por parte de J. R. Sebastiánde Erice de la existencia de una tra-ducción en castellano del artículo«The interaction order», dentro dellibro Los momentos y sus hombres, tex-tos de E. Goffman compilados porY. Winkin, citado en francés por elpropio J. R. Sebastián de Erice. Sinembargo, es del mismo modo reseña-ble la profunda coincidencia de lasinterpretaciones entre el autor dellibro aquí recensionado y el propioY. Winkin, quien «(...) no pudo evitarsentirse impresionado por la coherenciadel conjunto del proyecto intelectual deGoffman (...). Su último texto vuelve

sobre sus posiciones de 1953 y lasamplía. Su pensamiento se podría com-parar con la curva que describe en elespacio un círculo que avanza regular-mente»2.

En definitiva, J. R. Sebastián deErice nos presenta la obra de uno delos científicos sociales más importan-tes del presente siglo, autor que, consu estilo singular y maestría iniguala-ble, e independientemente de las crí-ticas oportunas realizadas y aquellasposibles futuras a realizar, ha selladosu nombre y su obra en la tradiciónsociológica, mostrando, tal y como loenunció en su momento M. Weber,ser hijo de esta civilización modernaque trató de analizar, con éxito, en sutotalidad desde una de sus múltiplesdimensiones.

Marce MASA CARRASQUEÑO

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2 Y. WINKIN, en E. GOFFMAN, Los momen-tos y sus hombres, textos seleccionados y pre-sentados por Y. Winkin, Ed. Paidós Comuni-cación, Barcelona, 1992, p. 170.