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Hágase en mi según tu Palabra

Monicion introductoriaQueridos hermanos: Bienvenidos a esta vigilia oracional de la Inmaculada. En la víspera de su fiesta, cuando ya anochece, queremos orar con María, nuestra madre; ala-bar a Dios, que ha hecho cosas grandes en ella; cantar su misericordia, que no cesa “de generación en genera-ción”. Pero al mismo tiempo que mostramos nuestro agradeci-miento al Señor, queremos también aprender de María su capacidad de escucha, acogida y entrega; esa capaci-dad que le lleva a decir SÍ al plan de Dios. Ella supo esperar y soñar con caminos de paz, de justicia y de libertad; con ella, podemos avanzar mejor en nues-tro camino de Adviento.

Canto de entradaHija de Sión, alégrate, porque el Señor está en ti, Salvador y Rey.

Alzate y resplandece porque viene tu luz, 1. sobre ti se alza la Gloria del Señor mientras las tinieblas se extienden por la tierra y yacen los pueblos en densa oscuridad.Hacia tu luz caminarán las naciones 2. y los reyes al fulgor de tu aurora. Alza los ojos y mira en torno tuyo: todos tus hijos vienen a ti.Ya no será el sol tu luz en el día, 3. ni te alumbrará la claridad de la luna, porque el Señor será tu luz eterna, y tu belleza será tu Dios.

LucernarioQueridos hermanos, al iniciar esta vigilia de oración en la Víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, queremos recordar que por nuestro bautismo fuimos incorporados a la Igle-sia, Cuerpo de Cristo, y por tanto, estamos llamados a que caminar en el mundo como hijos de la luz. Al encender estas velas, aclamemos a Cristo, el Hijo de María, Luz que alumbra a las naciones y gloria de su pue-blo, y le pidámosle que nos ayude a ser reflejo de su luz.

El Señor es mi luz y mi salvación,El Señor es la defensa de mi vida,Si el Señor es mi luz y mi salvación¿a quién temeré? ¿quién me hará temblar?

Oh Señor, enéñame el camino, guíame por la senda verdadera. Gozaré de la dulzura del Señor en la tierra de la vida.

Recepcion de la imagen de la Inmaculada Ahora, como pueblo de la Luz, acojamos la Imagen de Santa María, la Madre santísima de los hijos de la Iglesia. Recibámosla como modelo para el pueblo de los bau-tizados. Como en María, hágase en nosotros según tu Palabra.

Tomad virgen pura, nuestros corazones, no nos abandones, jamás, jamás; no nos abandones, jamás, jamás.

Mil querubines bellos orlan tu dosel; quiero estar con ellos; Virgen, llévame; Contigo en el cielo, colmado mi anelo, ¡Que feliz seré!

Oh llena de gracia, Madre del Señor; Oh Madre inmaculada, llevanos hacia Dios. Contigo en el cielo, colmado mi anelo, ¡Que feliz seré!

ORACIÓN.

Oh Dios, que por la concepción inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previ-sión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo peca-do; concédenos por su intercesión llegar a ti, limpios de todas nuestras culpas.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

Meditaciones entorno al Akathistos I

Lector 1:Un Arcángel excelso fue enviado del cielo a decir “Dios te salve” a María. Contemplándote, oh Dios, hecho hom-bre por virtud de su angélico anuncio, extasiado quedó ante la Virgen, y así le cantaba: Lector 2: Salve, por ti resplandece la dicha; Salve, por ti se eclipsa la pena. Salve, levantas a Adán el caído;

Salve, rescatas el llanto de Eva. Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre; Salve, abismo insondable a los ojos del ángel. Salve, tú eres de veras el trono del Rey; Salve-, tú llevas en ti al que todo sostiene. Salve, lucero que el sol nos anuncia; Salve, regazo del Dios que se encarna. Salve, por ti la creación se renueva; Salve, por ti el Creador nace niño. R/. SALVE, SALVE, ¡VIRGEN Y ESPOSA!

Gracias Señor, por el don de María, concebida sin Peca-do original. Gracias por la Purísima Señora, don excelso de tu infinita bondad. ¡Qué bella eres, Hija predilecta del Padre! Nos alegramos de que Dios nos mire con la bondad de tus ojos y nos bendiga con la dulzura de tu Santo Seno, Alcázar y Sagrario del Redentor del mundo.

Tiempo de silencio para la meditación.

IILector 1:Renovó el Excelso de este mundo las leyes cuando vino a habitar en la tierra. Germinando en un seno incorrupto lo conserva intacto cual era. Asombrados por este prodi-gio a la Santa cantamos: Lector 2:Salve, azucena de intacta belleza; Salve, corona de noble firmeza. Salve, la suerte futura revelas; Salve, la angélica vida desvelas. Salve, frutal exquisito que nutre a los fieles; Salve, ramaje frondoso que a todos cobija.

Salve, llevaste en el seno quien guía al errante; Salve, al mundo entregaste quien libra al esclavo. Salve, plegaria ante el Juez verdadero; Salve, perdón del que tuerce el sendero. Salve, atavío que cubre el desnudo; Salve, del hombre supremo deseo. R/. SALVE, SALVE, ¡VIRGEN Y ESPOSA!

¡Salve, Hija del Gran Rey! Bendecimos tu nombre Inacu-lado, oh Virgen María, y cantamos en honor de tu nom-bre cantos de victoria, porque en ti se ha dado el triunfo de Dios ante el pecado, pues de tu vientre nos ha nacido el Salvador. ¡Cuán bello y bandito tu vientre, oh María! Es el cielo abierto destilando el Rocío de nuestra salud, por ello cantamos: “bandito el fruto de tu vientre”.

Tiempo de silencio para la meditación.

III Lector 1:Contemplan los magos entre brazos maternos al que al hombre plasmó con sus manos. Comprendieron que era Él su Señor, A pesar de su forma de esclavo; presurosos le ofrecen sus dones y a la Madre proclaman: Lector 2:Salve, oh Madre del sol sin ocaso; Salve, aurora del místico día. Salve, tu apagas hogueras de errores; Salve, Dios Trino al creyente revelas. Salve, derribas del trono al tirano enemigo; Salve, nos muestras a Cristo el Señor y el Amigo. Salve, nos has liberado de bárbaros ritos; Salve, nos has redimido de acciones de barro.

Salve, destruyes el culto del fuego; Salve, extingues las llamas del vicio. Salve, camino a la santa templanza; Salve, alegría de todas las gentes. R/. SALVE, SALVE, ¡VIRGEN Y ESPOSA!

Toda rodeada de belleza y humildad, así te veneramos, oh Madre amadísima. En aquella noche santa todo se detuvo para contemplar tu hermosura y el más preciado don nos fue dado: “ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor”. Su esplendor no eclipsó la luz de tu vida lle-na de luz y gloria inmarcesible, sino que la hizo brillar aún más intensamente y en esta noche santa se iluminan nuestras vidas con tan augusta claridad. Pore eso, ben-decimos tu nombre, oh María.

Tiempo de silencio para la meditación.

Lectura del EvangelioNos ponemos de pie y recibimos a Cristo, que nos ha-bla en el Evangelio, recibámoslo con canto de gozo.

ALELUYAAleluya, aleluya, aleluya, aleluya.Alégrate, llena de gracia, el Señor esta contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres.

EVANGELIOLectura del santo Evangelio según San Lucas. (Lc 1, 26-38)El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un

hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor esta contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres. Ella se turbó ante es-tas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: Cómo será eso, pues no conozco a varón?El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llama-ban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y la dejó el ángel.

HomiliaEl celebrante tiene la homilía.

Canto del Magnificat y ofrenda del inciensoCantemos ahora el Magníficat, la hermosa plegaria que María pronunció en la Visitación a su prima Santa Isabel, hagamos nuestras las palabras de la Virgen María.

Magnificat, magnificat, anima mea Dominum, Magnificat, magnificat, anima mea Dominum,

Proclama mi alma la grandeza del Señor,se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;porque ha mirado la humillación de su esclava.Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo,y su misericordia llega a sus fielesde generación en generación.

Él hace proezas cons su brazo:dispersa a los soberbios de corazón,derriba el trono a los poderososy enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienesy a los ricos los despide vacíos.Auxilia a Israel su siervoacordándose de la misericordia.

—como lo había pronetido a nuestros padres—en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

PeticionesJunto con María proclamemos las grandezas de Dios, y pongamos, por su mediación, nuestras súplicas en las ma-nos del Padre.

R.- QUE LA LLENA DE GRACIA INTERCEDA POR NOSOTROS

Tú que hiciste que María meditase tus palabras en su 1. corazón, siendo fiel en todo, haz que tu Iglesia te sea fiel, y forme muchos discípulos para anunciar el men-saje de tu Hijo a todos los confines de la tierra.Tú que hiciste de María madre de misericordia, has 2. que sientan su protección maternal, todos los enfer-mos, los que sufren, los que no se sienten amados, los que han perdido la esperanza.Tú que encomendaste a María la misión de ser madre 3. de familia, ayuda a todas las madres para que se pa-rezcan a ella. Que no escatimen esfuerzos a la hora de ayudar a sus hijos. Que no tengan miedo de hablarles a sus hijos de la bondad de Dios.Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la 4. Cruz, y la llenaste de gozo en la Resurrección, auxilia a los moribundos, a todos los que ya están contigo y sobre todo a los que no tienen a nadie que pida por ellos.Tú que coronaste a María como Reina del Cielo, haz 5. que siempre sintamos su cercanía, que no dudemos en acudir a Ella, para que presente nuestras súplicas a Dios. Que siempre encontremos en ella el Remedio a nuestras necesidades.

Concluyamos nuestra oración, recitando con María, la ora-ción que Jesús nos enseño: Padre nuestro…

Bendicion del celebranteV/. El Señor esté con vosotros.R/. Y con tu espíritu.V/ La bendición de Dios todopoderosoPadre, Hijo + y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.R/. Amén.

Salve ReginaSalve, Regina, Mater misericordiae,vita, dulcedo, et spes nostra, salve.ad te clamamus exsules filii Hevae,ad te suspiramus, gementes et flentesin hac lacrimarum valle.Eia, ergo, advocata nostra, illos tuosmisericordes oculos ad nos converte;et Iesum, benedictum fructum ventris tui,nobis post hoc exsilium ostende.O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.II

Canto de despedidaVirgen Santa, Dios te escogió, con simpar predilencción, para ser Madre del Salvador. Llena de gracia, ¡Bendita tu!Ave, ave, ave Maria.Ave, ave, ave Maria.

DIOCESIS DE ORIHUELA-ALICANTE

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