Harris Marvin - Teorias Sobre La Cultura en La Era Posmoderna

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    Acerca del autor

    l\ . I rarvin Harris fue miembro del profesorado del Departamento delV.lAntropologa de la Universidad de Columbia de 1953a 1980,que presidi de 1%3 a 1%6 . Desde 1980 fue catedrtico de investiga-cin en la Universidad de Florida. Asimismo, realiz trabajos de cam-po en Brasil. Mozambique, India y el este de Harlem.

    De sus diecisiete libros, los ms influyentes son The rise 01anthro-pological theory: A history ofmeones 01 culture, 1968 (El desarrollode la teora antropolgica, Siglo XXI, Madrid, 1999);Culture, people,narure. siete ediciones (Introduccin a la antropologa general,Alianza,Madrid, 1995); Cows, pigs, wars ami witches: Riddles 01culture, 1974(Vacas, cerdos, guerras y brujas: los enigmas de la cultura, Alianza,Madrid. 1994); Cannibals and kings, 1977 (Canbales y reyes, Alian-za, Madrid, 1995); Cultural materalsm: The struggle fo r a scence 01culture, 1979 (El materialismo cultural, Alianza, Madrid, 1994), YOurkind, 1989 (Nuestra especie, Alianza. Madrid, 1994). Sus obras se hantraducido a diecisis idiomas. En 1991, El desarrollo de la teora an-tropolgica recibi la calificacin de clsico de las ciencias sociales.

    Harris fue tambin presidente honorfico de la Divisin de Antro-pologa General de la Asociacin Norteamericana de Antropologa ylector emrito de dicha organizacin desde 1991.

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    Prefacio y agradecimientos

    E ste ao es el trigsimodesde la publicacin de El desarrollode la teo-ra antropol6gica, conocida por amigos y detractores como RAT.Haba abrigado la esperanza de celebrar esta efemrides redactando unanueva edicin, pero la tarea result demasiado ambiciosa. El presentevolumen constituye un proyecto mucho ms modesto, consistente en unesbozo de los temas y problemas que deben abordarse despus de tresdcadas de discusin intelectual entre los antroplogos.

    Debo confesar que el giro que ha dado la teora -alejndose de losenfoques procesuales de orientacin cientfica y aproximndose a unposmodernismo del todo vales-e- ha sido mucho ms influyente de loque haba credo cuando estudi lo ocurrido desde finales de los aossesenta. Tan influyente fue que tentado he estado de llamar a este volumen FAT,., The PaJIofAmhropological Theory.'

    Pero la victoria del posmodemsmo dista de ser absoluta y en modoalguno permanente. Se multiplican los indicios de que el interpretacionsmo, la ebiopotica y otros enfoques crtico-literarios de la culturahan tocado techo, Espero que este libro contribuya a empujar el pndulo hacia el planteamiento de vocacin cientfica. (Que los prepotentesque robaron la cultura la devuelvan.)

    Lo que no equivale a decir que las teoras de orientacin cientficavayan a ser necesariamente el sumnuun bonum de la era posmodema.Pues no hay que olvidar la cuestin del tipo de pensamiento cientf ico

    I . El autor hace un juego de palabras con las s ig las del tulo ingls de su obra msconocida, o ~ r a t > o , es decir, 'rata', y las delltulo que se plante dar a este volumen, o fal,.,que vale por 'obeso', perotambin 'obruso'. (N. del r.)

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    12 Teoras sobre la cullura en la era posmodemaque se escoge. A este respecto nos encontramos ante un fenmeno taninesperado y desazonador como el interpretacionismo del todo valeo la etnopotca: un renacimiento mil itante de varios puntos de vistasocial-darwinistas. raciolgicos, racistas y de otras doctrinas biologicisla s que abogan abiertamente por el fin de la ciencia social tal y como laconocemos.Desde la privilegiada atalaya de finales de la dcada de los sesenta,quin podra haber predicho que volvera a imponerse, a finales de losnoventa, la pretensin de medir las diferencias raciales mediante los testsde inteligencia? que se seguiran utilizando los resultados de estostests como una excusa para tolerar la pobreza y la desigualdad, aunquenadie sepa a ciencia cierta qu miden los tests de intel igencia, ni tampoco determinar qu razas son vlidas desde el punto de vista biolgico,ni tan siquiera enumerar las razas que existen realmente? La raciologa(corriente que postula una visin exclusivamente en trminos de raza) yel racismo no son slo populares entre las mayoras dominantes . Consus pretensiones de superioridad fsica y moral, su bsqueda alucinadade races y ancestros y su insistencia en que son las nicas que tienenla autoridad y la competencia para comprender sus culturas y escribir suverdadera historia, las minoras dominadas son a menudo quienes msdesvirtan la realidad.

    Al mismo tiempo, los intentos decimonnicos de utilizar la biologadarwiniana para explicar las diferencias y semejanzas culturales han cerrado el crculo. Estos esfuerzos por -bologizar- la cultura se articulanen tomo a la seleccin natural del buen Dios y el xito reproductivo. Perotodo el mundo sabe (o debera saber) que el atributo ms distintivo de lacultura es precisamente su plasticidad y su capacidad de evolucionar independientemente de los cambios en los genomas.

    En los captulos que siguen se abordan otras cuestiones tericas igual~ l e v a n l e s . Entre ellas, la definicin de la cultura, la indispensable

    distincin entre perspectivas emics y etics, la lucha por seguir consideel c o m p o ~ m i e n t o como un componente del mbito cul tural, elelusivo Santo Gnal del holismo y los procesos responsables de la evolucin macrocultural.

    C ~ I a n t e . a r s e legtimamente si lodos estos captulos responden aun pnncrpio umficador que justifique su inclusin en un solo libro. Na~ l m e n ~ , todas ~ cuestiones son abordadas de acuerdo con los prnCipIOS epsremolgcos y tericos delmaterialismo cultural y, aunque slo

    Prefacio y agradecimientos 13fuera por ello, constituyen un conjunto homogneo. Pero, de una manera ms concreta, he agrupado estos captulos porque tratan de una seriebsica de bloqueos intelectuales que debemos despejar antes de podercomenzar a reconstruir una ciencia viable de la cultura de entre las runasdel posmodemisrno,

    Quisiera aprovechar esta oportunidad para dar las grac ias a mis numerosos y maravillosos colegas y antiguos alumnos, que me han ayudado directa o indirectamente a escribir este libro. Estoy tambin en deudacon las personas de la editorial AltaMira Press por hacerme partcipe desu clarividencia y sus conocimientos.

    MARVIN HARRIsCranberry Is1and, Maine

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    -- Primera parte --Conceptualizacin

    de la cultura

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    1 ~ Qu es (son) la(s) cultura(s)?

    Definiciones

    E l nico ingrediente fidedigno que contienen las definiciones antropolgicas de la cul tu ra es de tipo negativo: la cu ltu ra no es lo quese obtiene estudiando a Shakespeare, escuchando msica clsica o asist iendo a clases de historia del arte. Ms all de esta negacin impera laconfusin. Para algunos antroplogos, la cultura consiste en los valores, motivaciones, normas y contenidos tico-morales dominantes en unsistema social. Para otros, la cultura abarca no slo los valores y lasideas, sino todo el conjunto de instituciones por las que se rigen loshombres. Algunos antroplogos consideran que la cultura consiste exclusivamente en los modos de pensamiento y comportamiento aprendidos,mientras que otros atribuyen mayor importancia a las influencias genticas en el reper torio de los rasgos cultura les. Por ltimo, unos opinanque la cultura consiste exclusivamenteen pensamientos o ideas, mientrasque otros defienden que consta tanto de los pensamientos e ideas comode las actividades anejas a los mismos. Mi postura personal es que unacultura es el modo socialmente aprendido de vida que se encuentra en lassociedades humanas y que abarca todos los aspectos de la vida social ,incluidos el pensamiento y el comportamiento.

    En cuanto a la combinacin de influencias genticas o aprendidas queconfiguran los rasgos culturales particulares, en mi opinin se trata deun problema emprico. Sin embargo, parece incontrovertible que la granmayora de los rasgos culturales estn configurados abrumadoramentepor una enseanza socialmente condicionada. Abordar ms detenidamente esta cuestin ms adelante. Resolvamos primero el problema de

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    18 Teoras sobre la cultura en la era posmodemasi la cultura debe considerarse constituida slo por ideas o por ideas ycomportamiento.

    MemesWilliam Durham (1991) ha defendido enrgicamente la definicinideacional! de la cultura, insistiendo en la conveniencia de establecer

    una distincin entre cultura y comportamiento humano. Durham no estsolo: la mayoa de los antroplogos contemporneos mantiene que lacultura consiste exclusivamente en entidades ideacionales o mentalescompartidas y transmitidas socialmente, como valores, ideas, creenciasy otras afines, a los espritus de los seres humanos 0991:3). Durhamagrupa estos hechos mentales bajo el trmino genrico de meme, unapalabra inventada por Richard Dawkins (1976). Para Durham, el memees la unidad fundamental de informacin almacenada en el cerebro,transmitida mediante un aprendizaje social y modificada po r las fuerzasselectivas de la evolucin culturalEn mi opinin, extirparel comportamiento de la cultura no constituye una mera deficiencia en la definicin, sino que implica ciertas diferencias tericas fundamentales entre dos modos de concebir el empeo antropolgico. Desde el punto de vista ideacional, la relacin entre memesy comportamiento esconde una opcin doctrinal muy concreta, como esque las ideas determinan el comportamiento. Las ideas denuestra menteguan nuestro comportamiento. Se trata de una relacin asimtrica. Losmemes ejercen la funcin de gua del comportamiento, pero el comporrememo no hace las veces de gua de los memes. La cultura es lafbrica del significado con arreglo al cual los seres humanos interpretansu experiencia y guan sus acciones.. (Geertz 1973;144-145).

    Supongamos de momento que las ideas guan el comportamientopero el comportamiento no gua las ideas. Por qu debera esta subordinacin de la conducta a las ideas conducir a la exclusin del comportamiento del concepto de cultura? Una explicacin usual reside en elargumento de que la conducta es demasiado compleja, desestructuradae indefinida para servir de fundamento a los estudios culturales. Comoafuma Ward Goodenough (1964:39), el gran problema de una ciencia

    1. 0:Jmervu el trmino original por el seTlIidopartieular que l e da el aulOT. (N. d ~ t.1

    Conceptualizacinde la cultura 19del hombre es cmo llegar desde el mundo objet ivo de la mater ialidad,con su var iabilidad infini ta, al mundo subjetivo de la forma tal y comoexiste en lo que, a falta de un trmino ms apropiado, debemos llamarla mente de nuestros congneres.

    El antroplogo Oswald Werner (1973:288) adelanta una razn similarparaextirpar la conducta de la cultura. Las ideas son para siempre, peroel comportamiento es transitorio: el comportamiento es efmero, no essino un mero epifenmeno de las ideas que subyacen a la historia. Adems, la conducta es impredecible pues est sujeta al estado del actor,como su sobriedad, cansancio o ebriedad, y a factores adicionales, al-gunos de los cuales los detennina sin lugar a dudas el azar.

    Para comprender estos puntos de vista puede resultar til sacar a relucir su pedigr filosfico. El origen ltimo de la postura ideacionalistaderiva de Platn, para quien el mundo activo material consiste en sombras irreales de las ideas que estn detrs de dichas sombras. Eso convierte a las ideas en las nicas entidades dignas de estudio. Siempre meha parecido obvio que, frente a los platonistas contemporneos, todoslos campos de estudio contienen componentes infinitamente variables.Nuestra tarea como cientficos consiste en descubrir el orden en lo quese presenta como desordenado. S ea c om o fuere, como mostrar en seguida, los ideacionalistas se equivocan. El orden supuestamente mayorde los acontecimientos mentales es una ficcin de la imaginacin (a suvez causa indudable de complejidad cognoscitiva).

    Durham adopta un enfoque ligeramente distinto para justificar su negativa a incluir el comportamiento, as como los memes, en la definicinde la cultura. El problema, aduce, es que los fenmenos conceptuales dela cultura so n slo una de las mltiples fuerzas rectoras que pueden influir en la naturaleza y la forma del comportamiento (1991:4). Otrasfuerzas rectoras, como los genes y las caractersticas del entorno, tambin influyen en la naturaleza y la forma del comportamiento humano.Al definir la cultura, por consiguiente. hay que velar por no confundirlos efectos del aprendizaje con los efectos de los factores genticos oambientales . El modo de evitar tal confusin es excluir el comportamiento de los e lementos const itu tivos de la definicin de la cul tura.Pero por qu no puede aplicarse el mismo razonamiento a los memos?Sin duda. las ideas propias tambin tienen la impronta de los influjos genticos y ambientales. Las predisposiciones genticas -necesidadesy pulsiones bopsicolgicas. en la tenninologa a n t i g u a - influyen en la

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    20 Teoras sobre ta cu.ltu.ra en ta era posmodemaforma y el contenido del pensamiento humano tanto como en su comportamiento, con la salvedad de que las limitaciones y propensiones quele imponen se han debil itado y se han vuelto menos frecuentes y directas a medida que evolucionaban las capacidades intelectuales de loshomnidos.

    Es probable que subyaga cierto grado de precondicionamiento gentico en la creencia difundida (pero no universal) de que una sonrisa esun saludo amis toso, o de que las cosas dulces son buenas para comer.Si aceptamos que estos memes en los que se combinan aprendizaje,i y gentica son entidades culturales, por qu negar que comportanuentos socialmente transmitidos en los que se combinan aprendizajey gentica fo rman tambin par te de la cul tu ra? Me ref iero a comportamientos como el acto de sonrer a la vista de un amigo (en lugar dellorar, como hacen los indios tapirape) , o el acto de poner azcar en elcaf o el t (en lugar de tomarlo sin edulcorante, como hacen quienes estn a rgimen).

    A riesgo de repetirme, recordar que el intento de restringir la cultura a unidades ideacionales no es un asunto balad, puesto que las definiciones son tiles en la medida en que conducen a preguntas que puedensometerse a la prueba de la investigacin y versan sobre el conjunto delos acontecimientos y las relaciones incomprensibles. Las definiciones nodeben presentarse como sustitutos de la investigacin emprica encaminada a la puesta a prueba de teor as part iculares. Sin embargo, cuandodefinimos I cultura ~ o m o idea pura y decimos de las ideas que guan elc o ~ r t a m l e n t o SOCial, estamos abogando de hecho por un principioterico popular cuyo valor cientfico dista de ser evidente. En lugar deello,. d e s d ~ ~ perspectiva materialista cultural, considero que la importancia a t n ~ l d a a la aseveracin de que son las ideas las que guan elcomportamien to , y no al revs, es el error de los erro res de las teorasantropolgicas modernas.

    La cultura como idea y comportamiento. ~ r m f t a s e m e ahora mostrar cmo la relacin entre los componentesdeacional y comportamental de las culturas no puede reducirse a la frmula simple de que ..las ideas guan el comportamiento. No cabe dudade que nuestras mentes van llenndose paulatinamente de instrucciones

    CtmCl!ptuo.lizadrl de la cultura 21culturales (nonnas) de comportamiento. Estas instrucciones no constans6lo de normas encaminadas a guiar nuestra conducta; contienen tambin normas para infringir dichas normas. Uno de mis ejemplos favoritos se refiere al intento de aclarar las reglas que rigen la relacin entrelos padres y sus hijas casadas en las islas Truk, de los Estados Federados de Micronesia, que ilustra Ward Goodenough (1%5).

    Los padres deben acuclillarse o arrastrarse por el suelo ante una hijacasada que est sentada, no pueden iniciar ninguna accin en su presencia, deben evitar hablar con brusquedad, atender a sus peticiones y noviolentarla jams, ni siquiera como respuesta a una provocacin. Pero elpropio Goodenough asist i al menos a un caso de un padre que vulnertodas estas normas y acab propinando a su hija casada una sonora bo-fetada. Explica este comportamiento errt ico del padre porque habadescubier to a su hija volviendo de una cita amorosa. Dicha conductainfringa por s sola un buen nmero de normas. lo que permita al padre regirse por var ias reglas contradictorias . Puede concluirse que laalabada simplicidad del reino platnico no existe ms que en la imaginacin de los ideacionalistas. En la vida real, todas las reglas estn rodeadas por una penumbra de clusulas de excepcin y condicionamiento~ normas para infringir normas- que a su vez cont ienen normaspara infringir normas od infinitum. Ni siquiera a los ladrones, asesinos yotros psicpatas les resulta difcil defender su conducta, invocando al-guna norma para infringir normas. (Me recuerdan el caso del famosoladrn Willie Sutron, quien, a la pregunta de por qu robaba bancos, respondi: Porque ah es donde est el dinero.)Hay numerosas pruebas de que la informacin cultural atesorada enel cerebro contiene instrucciones contradictorias. Por ejemplo, en un esludio sobre cmo conciben los norteamericanos la familia, Janet Keller(1992:61-62) recogi estos esquemas contrapuestos:

    Los miembros de la familia deberan esforzarse en bien de todo el grupop

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    22 Teoras sobre la cultura en la era posmodernaLa familia es un refugioporola familia es un lugar donde preparar Y ensayar los papeles que se representarn en pblico.La familia es nutricia",rola familia es asfixiante.la familia es divisora, un crisol de tensiones y dOJJiinaciooespemla familia es un remanso de ayuda y calor mutuos.

    Otro problema del postulado las ideas guan el' comportamientoradica en la conducta contradictoria que se observa cuando grandes cantidades de individuos tratan a la vez de cumplir detenninadas normas. Porejemplo, evitar el contacto con la materia fecal humana es una normacardinal de las familias indias que viven en el campo, y sin embargo elanquilostoma. que se transmite nicamente a travs del contacto con lamateria fecal, es endmico en algunas regiones de la India. En un estudioefectuado por V. K. Kochar (1976), este rasgo paradjico del comportamiento se atribua a la existencia simultnea deotras seis reglas:

    Debeencontrarse un lugar 00 demasiado alejado del hogar.o Dicho lugar debe permitir no ser visto. Debe permitir ver a cualquier persona que se acerque. Debe estar cerca de una fuente de agua para lavarse. Debe estar contra eJ viento, paraevitar malos olores. No debe estar en un terreno cultivado.

    Respetar todas estas normas obliga a una conducta que viola la reglade evitar la materia fecal, como demuestra la elevada incidencia del anquilostoma.

    Ms cerca de nuestro entorno, los atascos de trfico constituyen otroejemplo de las consecuencias impremeditadas e inopinadas del cumplimiento colectivo de las normas. Que yo sepa, no hay ninguna regla quedisponga que el trfico debe concentrarse hasta su colapso. Todo lo contrario: las normas que se aplican a la conduccin tratan de garantizar undesplazamiento rpido y seguro a detenninado destino.

    A una escala an mayor, podramos preguntarnos qu reglas guan al

    C01Iceptrwlizacin de la cultura 23empobrecimiento o la prdida del hogar. Cabe suponer que las normasoperativas estn encaminadas a no convertirse en pobre y no ~ r d e r elhogar. Pero la aplicacin competitiva de dichas normas (por ejemplo,trabaja duro y no te drogues) puede llevar a una persona al xito y.a otraal fracaso, dependiendo de la intensidad de su esfuerzo y tambin dealgo tan nebuloso como la suerte. As, para explicar la pobreza y laprdida del hogar, tenemos que recurrir a procesos sistmicos deun nivelms alto que las meras normas.

    Culturas animalesOtro defecto obvio de la defmicin ideacional de cultura es la rup

    tura que crea entre las tradiciones culturales rudimentarias de que hacengala los chimpancs y otros primates no humanos y el a c a ~ .reperto-rio de rasgos culturales caracterstico de los hombres. Las t r a d i ~ l O n e s delos chimpancs consisten en la fabricacin y utilizacin de .vanas h ~ mientas como ramitas deshojadas para la captura de hormigas y tenortas, el uso de piedras para abrir nueces y frutas de cscara dura y elamontonamiento de hojas para hacer esponjas que empapar de agua p beber. Estas conductas se dan en algunos grupos locales de la mis-ma especie y no en otros, y dependen manifiestamente a l g u ~ a formade aprendizaje socialmente condicionado. Su importancia radica en laluz que arrojan sobre la evolucin de la capacidad h ~ m a n a de atesorarcultura a un nivel prengsnco-No queda ms remedio que presuponerque estas conductas no estn guiadas por informacin atr.nacenada enforma de mentes. (TIenen acaso los chimpancs ideas, al Igual q 'loshombres' l) Esto nos retrotrae a la pregunta de si el comportamientoen los humanos est siempre guiado por las ideas, y no ocurre nunca locontrario.

    Qu gua las ideas?A lo largo de los tiempos, los hombres y mujeres tanto instruidos

    como analfabetos no handudado jams de que las ideas guiaran el comportamiento. Todo en nuestra experiencia nos conduce a la misma ~ l u sin: las actividades estn bajo el control de nuestros valores, conterudos

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    24 Teonas sobre la cultura en la era posmodemae intenciones. No me propongo poner en entredicho esta conviccin. Loshumanos tratamos de organizar nuestras vidas en confonnidad con normas, planes, esquemas, proyectos y metas condicionados por la cultura.De hecho, estamos inmersos en un constante y silencioso dilogo internopara gestionar hasta el ms nimio de nuestros asuntos cotidianos, comosalir de la cama por la maana, duchamos, preparar el desayuno, conducir hasta el trabajo, acomodamos en nuestro despacho, citarnos con unamigo para comer, y as sucesivamente.

    En este teatro a pequea escala, puede decirse que los actores se rigen por sus guiones ideacionales. Si eso fuera todo cuanto trascendieraen la vida social humana, tanto la vida como la ciencia de la cul tura seran una ganga. Sin embargo, como muchos de nosotros comprendemosperfectamente, nuestros repertorios ideacionales y comportamentales nopueden reducirse a un conjunto de programas estables y permanentes.La vida social humana conlleva cambios incesantes en todos sus sectores componamentales e ideacionales, y es ah -c-en la evolucin mso menos rpida de los reper torios culturales- donde al enfoque ideacional le llega su San Martn. Es tambin ah, de medio a largo plazo,donde el comportamiento da forma a las ideas, las confonna, orienta, desarraiga, derriba y hace emerger el nexo de rasgos cognoscit ivos queacompaa y gua al comportamiento a corto plazo.Pensemos, por ejemplo. en los acontecimientos que han propiciadola desaparicin en Estados Unidos de la familia nuclear con varios hijosy guiada por el padre quetraa el pan a casa. Este caso es de sobras conocido. A principios del siglo xx, las reglas bsicas del matrimonio y delos papeles de gnero estipulaban que, tras la boda, las mujeres debandarse de baja de la mano de obra asalariada, convertirse en amas de casa,engendrar t res o ms hijos y permanecer casadas con el mismo maridopor el res to de sus das. Las ideas asociadas a este comportamiento gozaban an de amplia difusin y gran arraigo hasta bien entrado el decenio de 1970. Sin embargo, las conductas propiamente dichas empezarona cambiar en la dcada de 1950, segn las mujeres se vieron impelidas aintegrarse en la mano de obra en respues ta a la evolucin de la economa, a medida que la manufactura y la industria pesada iban siendo desplazadas por el sector de los servicios y la infonnacin. El nuevo modode produccin primaba la mano de obra instruida, dcil y educada, haciendo inviables las familias ron varios hijos para el nivel de vida de lasclases medias, a menos que hubiera dos salarios por hogar. Las mujeres

    Conceptualizacin de la cultura 25casadas consideraron en un principio sus trabajos como medidas temporales de emergencia pero, a medida que su participacin en el mundolaboral se fue intensificando, empezaron a competir por los puestos mejo r pagados. Hoy, la idea de que la funcin de una mujer es quedarseen casa, cuidar de los nios y delegar la obtencin de un salario en elmarido resulta absurda para la mayora de las mujeres norteamericanas.Muchos otros cambios ideacionales en el papel de los gneros . la sexualidad y la familia han venido despus de los cambios comportamentales inducidos por el paso a un modo de produccin impulsado por losservicios y la informacin.

    Como Valerie Oppenheimer muestra en su libro Work and the family,lo primero en cambiar fue el comportamiento que, al hacerlo, dio nacimiento a un nuevo conjunto de normas y valores:

    Nada prueba que estos cambios sustanciales en la participacin de lamujer en la mano de obra fueran motivados por cambios previos en las actitudes con respecto al papel de cada gnero. Por el contrario, vinieron despusque los cambios comportememaes. loque indica que los cambios en la conducta propiciaron gradualmente cambios en el papel atribuido a los gneros,ms que a la inversa. Adems, los hechos muestran claramente que el iniciede estos rpidos cambios en el comportamiento de la mujer como partcipe de la mano de obra fue muy anterior al nac imiento del movimiento feminista. (1982:30)

    Las explicaciones del comportamiento cultural que parten de la premisa de que las ideas guan la conducta, pero que no ocurre al revs,abocan a callejones sin salida. Mediante dichas explicaciones no se puede determinar ninguna situacin que d cuenta de los cambios observadosen los repertorios culturales, al margen de algunas ideas previas adicionales. Pero las ideas previas no constituyen un conjunto de limitacionesque hagan predecibles las ideas subsiguientes . No basta con decir queuna idea sea buena de pensar o mala de pensar. Hay que estar encondiciones de precisar por qu es buena o ma la en un lugar y momento determinados. No les fue dif ic il a las mujeres tener la idea de conseguir trabajo fuera de casa; lo que les cos t fue materializar esa idea enun comportamiento. No hay nada inherentemente ms complejo en laidea de que los hombres deban dominar a las muje res que en la idea deque las mujeres deban dominar a los hombres. La dificultad surge cuan-

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    26 Teoras sobre la cultura en la era posmodemado un gnero obtiene una ventaja polt ica sobre el otro y dicha ventajase asienta en diferentes grados de poder.Qu fuerza impele a los iroqueses a creer que la ascendencia debefijarse exclusivamente en funcin de las relaciones maternas? Los judosy los musulmanes tienen prohibido el cerdo. Esta idea forma parte desu religin, decimos. Pero por qu tienen dichas religiones esa idea?Slo cuando se tiene en cuenta el comportamiento y se sita en el contexto de la situacin material concreta podemos comprender las fuerzasque provocan que se piensen determinadas ideas y no otras.No cabe duda de que el comportamiento y las ideas deben verse comoelementos de una interrelacin. A corto plazo, las ideas guan efectiva

    mente la conducta pero, a largo plazo, es el comportamiento el que guay da fonna a las ideas. Aadir datos sobre estas relaciones en los captulos prximos. Pero, antes que nada, debe desmentirse otro postuladoavanzado por los ideacionalistas.

    Falta de consensoWilliam Durham (1991:3) mantiene que la definicin exclusivamen

    te ideacionai de la cultura representa un consenso nuevo y esperanzadoren la antropologa. Concedo que, en los ltimos treinta aos, empezando por la aceptacin por Alfred Kroeber de que los sistemas sociales sonfruto de una construccin ideacional, una idea debida a Talcott Persons(Kroeber y Parsons 1958; Harris 1975), la mayora de los antroplogosha acabado por hacer suya una definicin exclusivamente ideacional dela cultura. Muchos de los ms populares libros de texto norteamericanosintroductorios en la disciplina han adoptado la definicin de gua delcomportamiento pero sin el comportamiento. La definicin de ConradKottak (l991:17), por ejemplo, contiene la siguiente expresin: las tradiciones y costumbres que rigen el comportamiento. Asimismo, WilliamHaviland (1993:29) afirma que la cultura consiste en valores, creenciasy percepciones abstractas del mundo que subyacen al comportamiento delhombre y que se reflejan en su conducta.

    Sin embargo, no puede llegarse a la conclusin de que esta opininmayoritaria ha alcanzado el consenso. Una inspeccin de los libros detexto utilizados actualmente pennite descubrir rpidamente voces dis-crepantes como la de Serena Nanda (1991 :52), quien escribe que el tr-

    Conceptualizacin de la cuuura 27mino cultura .. . describe el tipo especficamente humano de comportamiento aprendido en el que tanta importancia tienen las normas y reglasarbitrarias. Melvin y Carol Ember (1990:17) son ms radicales y rechazan de plano la aseveracin de que la mayora de los antroplogoshayan erradicado el comportamiento de la cultura. En lugar de ello, postulan que para la mayor parte de los antroplogos, la cultura englobalos comportamientos, creencias, actitudes, valores e ideales aprendidosy que caracterizan a determinada sociedad o poblacin.Independientemente de que haya o no consenso sobre el carc ter

    exclusivamente ideacional de la cultura, hay que resolver el problemadel valor cientfico de dicha definicin. Sorprendentemente, se ha prestado poca atencin a la explicacin de por qu la definicin puramenteidcacional es posit iva. A fin de cuentas, nadie ha tratado de def inir lacultura en trminos exclusivamente comportamentales. No sera mejortomar como punto de partida tanto las ideas como el comportamiento?

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    2 - -Perspectivas emics y etics'

    Tras debatir la importancia y legitimidad tanto de las ideas como delcomportamiento en la definicin de la cultura, estamos en condiciones de examinar otra distincin epistemolgica fundamental, la que existe entre los puntos de vista emics y etics.

    Debido a la capacidad genuinamente humana de ofrecer descripciones e interpretaciones de nuestras experiencias personales, las culturaspueden estudiarse desde dos puntos de vista: uno enfocarlo desde la perspectiva del participante y otro desde la del observador. Los estudiosenfocados desde la perspectiva del participante generan descripcionese interpretaciones emics. Los enfocados desde el punto de v ista del observador generan descripciones e interpretaciones etcs.

    Ms concretamente, los enunciados emics describen los sistemas sociales de pensamiento y comportamiento cuyas distinciones. entidadeso hechos.. fenomnicos estn constituidos por contrastes y discriminaciones percibidos por los propios participantes como similares o diferentes, reales, representativos, significativos o apropiados. Puede refutarseuna proposicin emcs si se logra demostrar que contradice la percepcindel participante de que las entidades y los acontecimientos son diferentes o similares, reales, representativos, significativos o apropiados.

    Los enunciados etcs, por su parte, dependen de las distinciones fenomnicas consideradas apropiadas por una comunidad de observadorescientficos. Las proposiciones etcs no pueden refutarse si no se a jus tana la percepcin del participante de lo que es significativo, real. repre-

    l . Quisier ll recordar que fueron las criticas formuladas por Brian FerguSOlllas que meobligaron 1. replantearme varios aspectos de la cuestin tratada en el presente capflUlo.

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    30 Teoras sobre la cultura en la era posmodemasentativo O apropiado. Slo pueden rebatirse si se comprueba la falsedadde las pruebas empricas aducidas por los observadores para respaldardichas proposiciones. . . .Estos trminos --emies y etcs-. que derivan de la distincin entreaspectos fonmicos y fonticos de las lenguas, fueron inventados ~ ellingista Kenneth Pite. Aunque han sido adoptados por un c o ~ s l d e r a ble nmero de antroplogos, no est claro que todos sus usuarios contemporneos entiendan por emtcs y etcs lo. mismo. que Pike. Lasdiferencias entre mi manera de usarlos y la de Pike estriban en la funcin atr ibuida a la perspectiva erres en el desarrollo de una ciencia dela cultura. .En la primera edicin de su obra en tres volmenes lAnguage In re-lauon to a unified meorv 01rhe structure 01human behaviour (1954,1955,1960),Pike parece proponer una distincin tajante e ~ t r e el enf

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    32 Teoras sobre la c",lhlra en la era posmodemano es homognea. Dejando de lado los grupos de estudiosos que seoponen abiertamente a los enfoques de vocacin cientfica, quedan variasopciones doctrinales ms. Me refiero a los evolucionistas y antievoiuconstes, los materialistas e idealistas, los ideacionalistas y behavicristas. los defensores de la perspectiva emies o etics. y as sucesivamente(por no mencionar escuelas ms antiguas, relegadas al olvido). Esta situacin impuls a Thomas Kuhn, el padre de los paradigmas, a considerarlas ciencias sociales preparadigmtcas. Asi, por comunidad de observadores no debe entenderse necesariamente la totalidad de los investigadores con vocacin cientfica, sino que la expresin se refierems bien a los investigadores que concuerdan en ciertos criterios mni-.mas para elaborar informacin cientfica acerca de un mbito particularde la existencia (por ejemplo, criterios como la replicabilidad, comprobabilidad, economa y acotacin del campo de estudio, etc.). Como mnimo, una comunidad de observadores de las ciencias sociales debe acordar que la distincin entre observador y observado es real. En cuanto alnmero de observadores de la comunidad, no hay una cantidad fija. In.extremis, podra afirmarse que basta con un puado de personas paraconstituir una comunidad cientfica (aunque cuando slo consta de unoo dos miembros del mismo parecer, es obvio que falta algo).

    Subjetivo/objetiveAmes de aadir neologismos como emcs y etics a un dicciona

    no de las ciencias sociales ya excesivamente abultado, deberamos tratar de analizar los tnninos que ya estn en uso y sus sinnimos.

    Uno de los candidatos es la dicotoma subjetivo-objetivo. Mi diccionario (Webster, tercera edicin) define subjetivo como carente de realidad o sustancia; ilusorio, caprichoso. Y objetivo como observableo comprobable pblica O intersubjetvamente mediante mtodos cenuficos. De modo que nies tiene un significado muy prximo a objetivo, pero subjetivo no se corresponde con emcs. El problema esque las descripciones emcs pueden ser tanto objetivas como subjetivas.Es sabido que algunos de los proyectos de mayar rigor cientfico realizados en sociologa han tenido por objeto descubrir la categorizacinpor los participantes de los trminos relacionados con las plantas, en-,males, colores y parientes. En nuestras investigaciones en Brasil, mis

    Conceptualizacin de la cultura 33colegas y yo tratamos de efectuar experimentos cientficos mediante ladivisin del censo, dibujos controlados, pruebas de significacin, etc.,para lograr comprender cmo categorizan los brasileos las diferenciasde raza y ~ o l ~ r . Se trata indudablemente de estudios emies, pues se refieren al significado de las categoras de raza y color en la percepcinde los participantes (Harris et al. 1993).

    Para aclarar las diferencias entre subjetivo y objetivo, por una parte,y perspectiva emics y eties, por otra, sugiero que utilicemos los trmi,nos de subje tivo y objetivo para refer imos a las operaciones desde elpunto de vista de si satisfacen los cnones epistemolgicos generalesde.la invest,igacin y la teora cientfica. En otras palabras, deben se r pblicos, replcables, comprobables, econmicos y haber acotado su campo de estudio. Las operaciones etics tienen necesariamente vocacinc i e n t f i ~ _ a y se efectan desde el punto de vista del observador, pero unaoperacin emics (por ejemplo, deducir tnninos de raza y color) puede llevarse a cabo objetiva o subjetivamente. Me apena comprobar quel ~ antroplogos siguen haciendo equivaler objetivo y cientfico exclustvamente con la perspectiva etcs (por ejemplo, Cassidy 1987:318),cuando los estudios emcs de las categoras cognoscitivas satisfacensiemp're los crit:rios de la investigacin cientfica, por mucho que unoprefinera que dichos estudios desembocaran en teoras de aplicacinms general.

    Propio/extraoTambin para mi gran pesar, el libro Emics ami etcs. editado por

    Thomas Headland (1991), tiene el subttulo de The insider-outsderd e b ~ t e . En mi contribucin al volumen, trat de demostrar la no equivalencia de la dicotoma propio/extrao con la de perspectiva emicsletics.Repitiendo mi argumento, dir que esta distincin resulta confusa porque n s precisa si el punto de vista de lo ajeno al grupo Conduce a unconocmuenro emics o eties basado respectivamente en operaciones emics

    e t ~ e s . En mi investigacin etnogrfica brasilea, siempre fui un extrano, independientemente de que recopilara datos eties o emics. De igualmanera, se puede ser un extrao (como un miembro de un clan enemigo) y no estar interesado por una descr ipcin cientfica y eucs de laesencia de dicho clan. Usada de esta manera, la distincin entre miem-

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    34 Teoras sobre la cultura en la era posmodernabro y no miembro del grupo no se corresponde con el significado epistemolgicamente fundamental de la diferencia entre punto de vista emicsv eucs.

    Cognoscido/operativoTal Ycomo lo define Rappaport (1984:236-237), el modelo operativo corresponde esencialmente a lo que yo entiendo por perspectiva etics,pero el modelo cognoscido no es paralelo a la perspectiva emcs:

    Elmodelo operativo es loquelosantroplogos construyen a travs de laobservacin y la medicin de entidades empricas., acontecimientos y relaciones materiales. l (ella)hacerepresentante aestemodelo, a efectos analf-tices,delmundo scc delgrupoquel (ella)esl estudiando.En cambio, el modelo cognoscido es el modelo del entorno conce

    bido por las personas que actan en l.El problema que se plantea es la falta de especificidad acerca decmo puede saberse cmo conciben los participantes el modelo cognoscido. Como ya he indicado anteriormente, hay mecanismos tanto emicscomo etics que permiten recabar datos acerca de las normas, planes, objetivos y valores, y pueden dar lugar a descr ipciones contradic toriassobre lo que est ocurriendo en la mente del participante.

    MentaVcomportarnentalEl modelomentallcomportamental plantea el mismo problema que elcognoscidoJoperativo, ya que no especifica si es la percepcin del participante o del observador sobre lo que piensan y hacen los participanteslo que se est describiendo.Otras dicotonas similares, como sistemas folclricos/sistemas anal-ticos (Bohannon 1963:12), estructural/ecolgico (Johoson 1982:413)y experiencia cercana/experiencia distante (Geertz 1976:223) adolecen de una u otra o de todas las ambigedades antes mencionadas. Laexistencia y el uso frecuente de todas estas dicotomas sugieren que nos

    estamos enfrentando a un dilema epistemolgico fundamental, que no se

    Conceptuaizaci C! la cultura 35desvanecer por s solo y que requerir una discusin seria y prolongadaantes de llegarse a una solucin.

    Perspectivas emics/etics frente amentales/comportamentalesAl formular la distincin entre perspectivasemcsetcs antes de 1979_no acert a observarque la diferencia mentallcomportamental no era con.gruente con la de emicsetcs. As, el punto de vista emics se concebacomo referido exclusivamente a hechos que tenan lugar en la mente departicipante, mientras que la perspectiva etics se refera exclusivamentea los movimientos del cuerpo y sus efectos en el entorno (eacrncos).Es obvio, sin embargo, que la ensaystica de la sociologa est de hechorepleta de afmnaciones que pretenden representar los pensamientos,intenciones, valores, criterios de pertinencia, categoas y estados mentales y emocionales de los participantes, pero que se basan esencialmentten operaciones ees, ms que emics.El estructuralismo francs rebosa de afirmaciones de este tipo; porejemplo, los etnlogos pretenden que una ser ie de dicotomas, comelas de hombres frente a mujeres, arriba frente a abajo y derecha frente eizquierda derivan de un molde cognoscitivo comn -cultura frentea natura-, aunque ningn participante reconozca la verosimilitud delas diferencias y relaciones postuladas. (El estrueturalista francs LviStrauss parta fundamentalmente de publicaciones de mitos recogidospor otros y, por consiguiente, no contaba con la ventaja de recurrir a participantes vvos.) An ms; incluso cuando los participantes negaban

    que esas oposiciones estructurales tuvieran sentido para ellos, los observadores no admitan que sus inferencias carecieran de validez.Los enfoques psicoanalticos de la vida mental dan lugar a afirmaciones similares. Tomando como punto de partida varios indicios verbales y no verbales, los analistas deducen que el cliente odia a un parienteo envidia a un hermane. por mucho que el paciente insista en que esasinferencias no son pertinentes.Las deducciones de estados mentales y emocionales a partir del \1a-mado lenguaje corporal y las expresiones faciales poseen el mismo rango epistemolgico: conducen a los psiclogos a realizar afirmacionesacerca de la vida interiorde los participantes cuya validez no se supedi-

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    36 Teoras sobre la culturo en la era posmodemata a la puesta a prueba de la idea que el par ticipante tenga sobre su pertinencia. Esta omisin es tambin caracterstica de las prcticas legalesoccidentales, en las cuales los jueces y los jurados tratan rntinariamentede determinar no slo si los acusados han cometido realmente un crimen, sino tambin si tenan la intencin de hacerlo con premeditaciny alevosa.

    Participantes muertosLos historiadores tienen asimismo gran aficin a realizar inferencias

    acerca de lo que ocurre en la mente de individuos especficos. (Qu pen-saba realmente Abraham Lincoln cuando escribi el discurso de Oettysburg?) Naturalmente, el hecho de que los historiadores traten en la mayora de los casos de personas fallecidas complica su tarea, pero puedencompensar esta desventaja inspeccionando detenidamente varios tipos depruebas escritas, desde los documentos oficiales hasta las cartas de amor.Cuando los materiales escritos son abundantes y lo bastante personales,los historiadores pueden alcanzar un alto grado de credibilidad en susexplicaciones tanto etcs como emics del comportamiento y el pensa+miento. Resulta razonable creer que Lineoln fuera asesinado e! 14de abrilde 1865, mientras asista al teatro (etics), y que millones de personas lotenan po r un gran hombre y lamentaron su fallecimiento (emics).

    Cmo piensan los nativosen el capitn Cook, por ejemplo

    El problema al que se enfrentan los antroplogos que quieren describir el contenido de las mentes de las personas muertas es mucho mscomplejo. Por lo general , los pueblos objeto de estudio carecen de escritura y no dejan registro de sus pensamientos ni sentimientos (con laexcepcin de rastros ambiguos de su presencia fsica y de algunas de susactividades). Los observadores no tienen por lo tanto ms remedio querealizar inferencias mediante mtodos subjetivos para tratar de averiguarel contenido de las mentes de los part ic ipan tes. Los pel ig ros de estaestrategia se pusieron de manifiesto con especial acuidad en la amarga

    Coru:eprualit.adn de la culturo 37controversia que enfrent a Marshall Sablins (1995) con Genanath Obeyesekere (1992) acerca de lo que ocurr a en la mente de los hawaianoscuando mataron al clebre explorador ingls, el capitn James Cook,en 1779.Sah lins sost iene que los hawaianos cre an que Cook era su diosLono. Bas su tesis casi exclusivamente en los relatos de exploradores,misioneros y comerciantes europeos (yen algunos estudiosos hawaianoscontemporneos) . Cook estaba en plena apoteosis hasta un da en quesus navos se hicieron a la mar, se encontraron con vientos peligrososy tuvieron que regresar al puerto hawaiano del que haban partido. Estareaparicin inesperada alarm a los jefes y sacerdotes hawaianos, queempezaron a ver en Lono-Cook una amenaza para su propia subsistencia. Por consiguiente, haba que dar muerte a Lono-Cook., eomo antic ipaban sus mitos sobre el dios Lono . As pues, Cook fue asesinadoritualmente.Sin embargo, de acuerdo con Obeyesekere, los hawaianos creanque Cook era un jefe, y no un dios. Fueron los propios europeos , y nolos hawaianos, los que inventaron y propalaron la divinidad de Cook. Loshawaianos lo mataron porque haba perdido todo autocontrol y trat detomar como rehn a un jefe de alto nivel. En ningn momento fueron loshawaianos tan ingenuos como para tomar a Cook y a sus hombres pordioses.Aunque Sahlins y Obeyesekere han aducido ingentes cantidades decitas extradas de los cuadernos de bitcora y los diarios de Cook y suscompaeros de tripulacin y de los relatos de los viajeros, misioneros yparientes sobre estos hechos, la controversia no puede resolverse. Sabemos qu pensaban los europeos, pero, a fala de los participantes vivosYdedocumentos redactados por hawaianos que vivieron hace doscientosaos, la discusin sobre lo que pensaban los hawaianos no puede salirdel ter reno de la especulacin. A lo sumo, podemos aspirar a ponemosde acuerdo sobre qu crean los europeos que pensaban los hawaianos.

    Perspectivas emics y etics sobre el comportamientoEn cuanto se concede que el mbito de la vida mental puede ser ob

    jeto de anlisis tanto eucs como emics, se plantea el p roblema de si laesfera del comportamiento - e l flujo del ccmportemento--c- puede

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    38 Teoras sobre lo cultura en la era posmodematambin ser objeto de ambas fonnas de anlisis. Mi respuesta es afirmativa. Hay un tipo de descripcin emics interesada en la comprensin porel participante de los hechos comportamentales que tienen lugar (o quehan ocurrido u ocurrirn) en determinado momento y lugar. Por ejemplo, puede sonsacarse a los participantes explicaciones sobre hechos especficos. como quines asistieron a una boda, nacimiento o funeral. qudijo un poltico, cunto grano se cosech o cuntos terneros mat un ganadero. Pero, una vez ms. los observadores deben estar preparados parala eventualidad de que se produzcan discrepancias y contradicciones entre las versiones emics y etics de los acontecimientos en cuestin. Lasversiones emics merecen un traro especial porque plantean las cuestiones axiales de la fiabilidad del informante (cf. Bemard et al. 1984), elrelativismo y la verdad histrica.

    A modo de resumen, puede decirse que la reformulacin de la distincin emics/eties con objeto de que comporte atributos mentales y comportamentales da lugar a cuatro modos diferentes de descripcin etnogrfica: emcs de la vida mental , emies del comportamiento, etics de lavida mental y etics del comportamiento. Como demostrar en seguida,el no establecer estas distinciones nos imposibil ita poder llegar a unacuerdo aunque slo sea sobre los hechos etnogrficos ms destacados.Pero djenme antes aclarar otro motivo constante de confusin.

    Difieren siempre las explicaciones etcs y emics?El anlisis emics de las lenguas normalmente da lugar a afirmaciones

    que por lo general tienen poco significado o pertinenciapara los hablantes nativos. Pocos anglfonos pueden enunciar las normas que rigen la formacin del plural de los sustantivos, por ejemplo. Muchos negaran quelas palabras cats, Muses y flags acaben en alomorfos distintos (variantesfonmicas). No obstante, las normas gramaticales tienen el mismo rangoepistemolgico que los fonemas, ya que la prueba de su validez, independientemente de cun abstracta sea su formulacin, es si generan enunciados que los hablantes consideran dotados de sentido y pertinentes. Sinembargo, estas pruebas son irrelevantes para los anlisis etics.que aciertan o fracasan en funcin de su contribucin al desarrollo de las teorascientficas acerca de los fenmenos socioculturales. Esto no significa quelos anlisis etcs den necesariamente lugar a descripciones que contra-

    Conceptualmctn de la cultura 39digan el sentido de pertinencia y verdad histrica de los participantes.En muchos mbitos, pero especialmente en los procesos tecnolgicos,las versiones emics de las prcticas culturales y los hechos del flujo comportamental se corresponden muy estrechamente con las versiones eticsde estos mismos fenmenos. AlIen Johnson estudi este problema entrelos agricultores brasileos. Descubri que las normas deducidas que regan la plantacin de determinadas especies en tipos particulares de tierrasy las descripciones deducidas de las actividades de plantacin del pasado se correspondan en ocasiones estrechamente con el comportamientoobservado desde el punto de vista ecs. Pero, como recalc Johnson, elhecho de la correspondencia o no correspondencia planteaba problemasigualmente graves:

    Por qu algunas normasse respetan mientrasotras se infringen? Por qualgunos individuos respetan las normas mientras otros las infringen? Porqu algunas normas y conceptos estn difundidos de una manera general,mientras que otros difieren de un individuo a otro?

    Rechazo de la perspectiva etiesEl motivo de que no haya distinciones epistemolgicas en las cien

    cias sociales que anticipen plenamente los puntos de vista emics y eucses que, hasta la fecha, las escuelas dominantes en dichas ciencias nuncahan aceptado la importancia, o siquiera la posibilidad, de la descripcinde la vida social humana en trminos de los movimientos de las partes deun cuerpo y de sus efec tos en el en torno (y de las est ructuras de ordensuperior que derivan de ellos) como contrapunto a las descripciones dela vida Social basadas en las intenciones, significados y valores deducidos, y en los grupos sociales, rangos, instituciones, acontecimientos yprcticas objetivados. La doctrina de la inadmisibildad de las descripciones eties tiene un carcter terminante absoluto - o debera decir dogmtico?- en los escritos de las figuras punteras de la historia dela teorasociolgica y antropolgica. Por ejemplo, Talcott Parsons (1961;32) escribe que el estudio del comportamiento social humano necesariamente implica .. . un tipo de esquema terico (que) trata el comportamientocomo "dirigido a una finalidad", "adaptativo". "motivado" y guiado porprocesos simblicos. Aade despus:

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    40 Teorlas sobre la cultura en la ero posmodemaUn punto culminante de este problema fue la controversia behaviorista

    de la d&:adade 1920. La postura behaviorista en un ejemplo destacado delredoccionismo y tenda a rechazar la legitimidad cientfica de todas las cate-goras subjetivas..., de todos los conceptos de significado ... Al igual queen las discusiones sobre el rango de la ciencia misma y sobre el empirismoeneste mbito, puede afirmarse que la batalla ha terminado. La teora socio-lgica se formula hoy claramente en tnninos de motivos, metas, simbolos,significados, medios y fines, y parmetros similares ( 1 9 6 1 : 3 2 ~ 3 3 ) .

    Para el antroplogo John Beattie, la batalla haba concluido antes deempezar.

    Las relaciones sociales no pueden concebirse o describirse inteligible-mente con independencia de las expectativas, intenciones e ideas que expre-san o implican: sin duda, ningll antroplogo social ha trotado jllRU!i ikdescrbrlas as (1968:117;las cursivas son mas).

    La referencia de Parsons al behaviorismo en la dcada de 1920 sloafecta a los paradigmas en psicologa. La batalla librada en las cienciassociales a la que hace referencia fue una mera ficcin de su imaginacin.Nunca ha habido socilogos pavlovanos ni watsonanos . No se ha li-brado jams una batalla como la que menciona Parsons, precisamenteporque s iempre se ha considerado evidente que la clave del comporta-miento humano res ide en la capacidad dis tint ivamente humana de ex-presar expectativas, intenciones e ideas. Irnicamente, muchos antro-plogos y arquelogos de la cultura que son hoy adalides de teoremasnterpretacionstas, posprocesualistas y antipositivistas (por ejemplo.Marcus & Fischer 1986) parecen creer que estn promulgando una granrevolucin intelectual al abogar por la unidad de sentido (creencias) yaccin (Hodder 1982:2) o, en palabras de Shanks y lilley (1987:38), alenunciar la necesidad de distinguir entre el movimiento corporal fsico.que puede integra rse en los tnninos de la tesis de un naturalist a, y lasacciones humanas, que no pueden asimilarse fcilmente, pues conllevanintenciones. elecciones. disposiciones y motivaciones.

    Para que quede constancia, debo ser igualmente rajante. El compor-tamiento humano no slo puede describirse sin tratar de inferir o deducirintenciones, elecciones. disposiciones y motivaciones, sino que talesdescripciones son indispensables para que el hombre pueda hacer uso desu capacidad de mentir, ofuscar, olvidar y encubrir nuestra vida interior,

    Conceptualizacin de lo. cultura 41de decir una cosa y hacer otra y de producir unos efectos aadidos queno esperaba ninguno de los participantes. Lo ms notable acerca del re-chazo de las explicaciones behavioristas de las acciones sociales huma-nas es su tono excluyente y apodctico. El bando materialista no ha ge-nerado jams algo tan totalizador. Afirmamos slo que las descripcionesde las culturas humanas deben distinguir entre las explicaciones comportamentales y mentales y entre las explicaciones emics y etics. Losmaterialistas culturales no tratan de acabar con las explicaciones emicsy mentales, sino de dar cuenta de la relacin de dichas explicaciones conlas explicaciones comportamentales y etics.

    Dado el rango poco menos que hegemnico de las doctrinas emicsy mentalistas en la antropologa contempornea, los defensores de lospuntos de vis ta etics y behaviori st a se ven obligados a conside ra r laausencia de dichos enfoques como una amenaza para la viabi lidad delconjunto de l empeo antropolgico. A continuacin ilustrar este fen-meno con un ejemplo.

    Un desastre etnogrficoEn un estudio sobre la psicosis windigo, una enfermedad merital

    supuestamente caracterstica de algunas culturas y atribuida a los pue-blos algonquinos septentrionales, Louis Macano (1982:385) consider lafalta de datos comportamentales y etics como una invitacin al desas-tre etnolgico.

    El estudio emics de la vida mental, revelada a travs de entrevistas eme-grficas y testimonios recogidos al pie de la letra, haba llegado a la COD-clusin de que ciertas personas se transformaban en monstruos poderosos-wirK!igos- y debian ser asesinados paraevitar que satisficieran susimpulsos canlbales.

    El anlisis ems del flujo comportamental afinnaba que detenninados in-dividuos se convenan en windigos, trataban de comerse a sus compaerosde campamento y eran asesinados en defensa propia.

    Partiendo de estas explicaciones emics, los antroplogos y psiquiatras de-dujeron que los algonquinos septentrionales eran proclives a una psicosiscaracterizada por un impulso irresistible de consumir carne humana (ericsde la vida mental).

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    42 Te orassobre lo. culturaen la era posmodema Pero los registros comportamentales tries, en granmedida ignorados por

    los predecesores de Marano, contradicen la versin emcs del comporta-miento y la eries de la vida mental.

    Marano no logr descubrir casos de supuestos windigos descubier-tos mientras trataban de comerse fsicamente a sus compaeros de cam-pamento , por lo que eran asesinados. En lugar de ello. averigu que lossupuestos windigos eran, en su mayora, individuos enfermos o moles-tos, que fueron abatidos durante periodos turbulentos por la escasez dela caza y la propagacin de enfermedades epidmicas. Resultado de elloes una redefinicin completa de la realidad etnogrfica. Desde el puntode vis ta etcs y comportamentel, el asesinato de supuestos windgos seconvierte en un exponente de un modelo de comportamiento etcs re-currente y transcultural, que Marano llama homicidio selectivo. Estolleva, a su vez, a una renovacin completa de la explicacin etics de lavida mental: la gente invoca la amenaza de los windigos para jus ti ficarla prctica del homicidio selectivo.

    Replanteamiento de la vaca sagradaEl anlisis de Marano nos enfrenta al problema de hasta qu punto

    existe una versin emies deducible del pensamiento y el comportamien-to que se corresponde con el anlisis comportarnental y eties del com-plejo windigo, pero que no se ha inferido jams simplemente porque seha ignorado el fundamento etics comportamental para formular dichapregunta. Esta cuestin quedar sin respuesta porque el homicidio se-lectivo ha dejado de practcarse entre los algonquinos septentrionalescontemporneos. Sin embargo, se ha planteado una cuestin similaracerca de mi anlisis del complejo de la vaca sagrada en la India.

    Partiendo de los datos emies y etics recopilados durante el trabajo decampo en Trivandrum y alrededores, en el estado de Kerala, formul, enrelacin con la cra de ganado (Harris 1979:38), la siguiente ilustracinde los cuatro modos etnogrficos expuestos en la pgina 38:

    E mil;sde la vida mental: Todos los terneros tienen derecbo a vivir. E mil;s del fiujo eomportamenta1: No se deja morir a ningn ternero dehambre.

    Conceptualizacin de lo. cultura 43 Eties de la vida mental. Que los terneros machos mueran de hambre cuan-

    do escasee el pienso. Enes del flujo comportamental: Se deja morir regularmente de hambre a lostemeros machos.

    El antroplogo James Sebring (1987) dud de la exact itud de mi ex-posicin de Ia.emies de los agricultores hindes. Los campesinos hindesdel distrito de Almora, en Uttar Pradesh, le dijeron que ellos tambin ha-ban dejado morir de hambre a algunos temeros (emieslcomportamental)y que era conveniente hacerlo para sacarles el mximo provecho eco-nmico (emieslmental). Aunque los participantes de Sebring eran de unpueblo y un estado d iferen te del que yo estud i , no tengo razn paradudar que si hubiera logrado intimar ms con mis participantes, algunosde ellos me habran confiado que en el fondo desechaban el gnero va-cuno indeseado y que les resultaba econmicamente necesario hacerlo.En efecto, eso es exactamente lo que implica la modalidad etieslmental(modo 3 ante rio r) , en su formulacin Que los temeros machos mue-ran de hambre cuando escasee el pienso, y que deduje exclusivamentepartiendo del anlisis etics del comportamiento. En lugar de felicitarmepor leer la mente de mis participantes , Sebring se lanz a un ataque dela val idez de mis explicaciones emics, por el motivo de que los agri-cul to res p ragmt icos no creen en la idea santa de la p ro tecc in dela vaca.

    En mi experiencia, sin embargo, los agricultores se mostraron extre-madamente sensibles a la necesidad de hacer gala de conformidad conlas prescripciones santas hindes, aunque slo fuera por la razn deque es ilegal, as como sacrego. sacrificar temeros. La esencia del pro-blema, a mi modo de ver, es que las personas t ienden a tener prescrip-ciones emics alternativas -a menudo contradictorias- que pueden sa-carse a relucir mediante comparacin con los registros comportamentaleseries. Como hemos visto anteriormente, los participantes siempre recu-rren a las nonnas para infringir normas. El camino para una mejor com-prensin de la perspectiva emies y etics, por lo tanto, reside en la yuxta-posicin permanente de las versiones emcs y eucs de la vida social.

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    44 TeQ1lS sobre la culturo en la era posmodema

    Importancia de la perspectiva eticsLo cua l no equiva le a decir que siempre se pueden infer ir explica

    ciones emcs que cuadren con las explicaciones eties. Por el contrario,cada cultura contiene indudablemente interpretaciones emics cuya funcinprincipa l es imped ir que las per sonas vean su comport amiento de unaforma que pueda corresponderse con las descripciones comportamentales etics, y es sobre todo en stos mbitos en los que la etnografa triunfa o fracasa en su capacidad y determinacin de ofrecer explicacionescomportamentales etics.

    Ilustrar este extremo con la practica del infanticidio indirecto entrelas mujeres de Alto do Cruzeiro, en el nordeste de Brasi l, documentadapor Nancy Scheper-Hughes. Las mujeres de Alto do Cruzeiro afirmaban que de 251 muertes de nios ent re el nacimiento y la edad de cincoaos, 76 se haban debido a una doenca da enanca (enfermedad infantil) ofraqueza (debilidad). Desde el punto de vista emics, se trata deafecciones incurables que no puede remediar una intervencin de la madre, por intensa que sta sea: La causa de la muerte es una def icienciapercibida [emies del f lu jo comportamental] en el nio, no una def iciencia en la madre (Scheper-Hugbes 1987:198). Sin embargo, desde unpunto de vista comportamental eties, la inexorabil idad de esas muerteses funcin del descuido selectivo impuesto a unas madres empobrecidasque tienen un promedio de 9,5 embarazos y deben criar a una mediade 4,5 nios vivos. Segn Scbeper-Hughes:

    Se hizo dolorosamente evidenteque las madres de Altodescriban a menudolos sntomasde unamalnutricill aguda y de gastroenterilis complica.das por su propiodescuido selectivo. Las diarreas no ttatadas y la deshidratacincontribuan a la pasividad del beb, a sufaltade interspor la comidaYa retrasosen su desarroUo. Las fiebres altas a menudo provocaban las convulsiones espasmdicas que las madres temencomoprecursoras de la locura o epilepsiacrnica. Dadoqueestos bebs hambriemos y deshidratados semuestran taq pasivosy no se quejan,a sus madres les resultafcil olvidarsede atendersus necesidades, y puedendistanciarse emocionalmente de lo queacaba por parecerunnio poco natural.un ngelde lamuerte quenuncafueconcebido para la vida. Mientras las madres salen a ttabajar, abandonan amuchosde estos bebs en sus hamacas, y ni siquierabay un hermano o unavecinaque pueda oirlos cuandosus dbilesgemidosanuncian la crisisdefinitiva,de modo que mueren solos y descuidados (1987:198).

    Conceptualzacion de lo. cultura 45Podra sonsacarse una explicacin emics similar a los participantes?

    Parece altamente improbable. Huelga precisar que no slo es el i nfan ticidio un crimen punible con la pena cap ita l en Brasi l, s ino que a lasmujeres de Alto do Cruzeiro les parece perfectamente legtimo que assea. Cuando una mujer i nt er fe r a en el cur so de la natural eza y matabad irec tamente a su nio de un ao, era repudiada universalmente comouna bestia y criatura contra natura.

    La batalla para impedir que la antropologa abandone sus interpretaciones eties no es una mera disputa acerca de minucias epistemolgicas.Los datos etcs concernientes al descuido selectivo y al infanticidio indirecto (H. MilIer 1981; Scrimshaw 1984) tienen implicaciones en materia de decisiones polfticas muy diferentes de las que se der ivan de losdatos emics. As, la no divulgacin de informacin y tecnologa contraceptivas, combinada con la p rohibi cin del aborto c ln ico, tiene frecuentemente el efecto indeseado de promover la prctica del homicidio.Las familias que cargan con ms n ios de los que pueden criar se venabocadas a lomar decisiones acerca de la asignacin de recursos, lo quedesemboca en muertes prematuras. Desde un punto de vista emics popu-lar en Estados Unidos, el aborto es el asesinato del feto; desde un punto de vista enes, la prohibicin del aborto a menudo provoca el asesinatode un lactante o un nio tanto ent re las clases empobrecidas como en lospases desfavorecidos. En este caso, como en tantos otros, la adhesin'aldogma de la uni dad de la f orma y el sentido en la accin humana equivale al encubrimiento de consecuencias indeseadas que perjudican lasvidas de millones de personas.

    La explicacin eties, necesaria para la prediccinNo quiero decir con ello que las consecuencias indeseadas sean ms

    comunes que las deseadas, especialmente porque, como ya he indicado,las intenciones pueden reformularse post tocto para que encajen con lasnecesidades de cada caso. S quiero decir, en cambio, que cuanto msgrave es el problema social, menos probable es que pueda explicarse enfuncin de intenciones emies y ms probable es que no haya explicaciones emcs sonsacables que cuadren con explicaciones comportementales erres. Pensemos, por ejemplo, en los problemas del agotamiento delos recursos y la contaminacin. Creo que podemos afirmar sin temor a

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    46 Teoras sobre la cultura en la era posmodemoequivocarnos que los diseadores de automviles, fbricas, estaciones degeneracin de energa elctrica y neveras no tenan la intencin de pro-vocar atascos, niebla txica, lluvia cida, agujeros en la capa de ozonoo el efecto invernadero, fenmenos que influyen profundamente en nues-tra vida social cotidiana. De la misma manera, no existen prescripcionesemcs intencionales conocidas en Estados Unidos que dispongan el em-pobrecimiento o la prdida de hogar de las personas. Cuando los patronosdespiden a los trabajadores, su intencin consiste en recaudar dinero, noen crear una clase desfavorecida. Ni siquiera el comisario que ejecutauna orden de desalojo tiene la intencin de dejar sin bogar a los afecta-dos, sino simplemente de obligarlos a abandonar determinada casa opiso. De la misma manera, quienes abogan por la libre propiedad de ar-mas de fuego tan slo piensan en defenderse a s mismos, no en aumen-tar la tasa de homicidios.

    Adems de la frecuencia con la cual no se corresponden las inten-ciones con las consecuencias para la sociedad, se encuentra el hecho deque gran parte de la vida social, incluso en las bandas y en las socieda-des rurales, es producto de contenidos e intenciones que se entrecruzany a menudo se contradicen. En los feudos y en losestados, estos enttecru-zamientos y contradicciones a menudo revisten la forma de una luchapor el poderentre hombres y mujeres, clases sociales. facciones y grupostnicos. religiosos y raciales, cuyo resultado resulta imposible predeciro justificar a pouenor incluso conociendo de la manera ms perfectaposib le el punto de vis ta emics de los participantes (Harris 1975). Slomediante las explicaciones etics de acontecimientos comportamentalespueden las consecuencias indeseadas, o las consecuencias deseadas perodependientes de diferentes parcelas de poder, predecirse o justificarsea posterior, Ms an; la importancia de las interpretaciones compor-tamentales etics aumenta necesariamente cuanto mayor sea el lapso det iempo durante el cual se buscan explicaciones a las diferencias y se-mejanzas socioculturales.

    Los antroplogos interesados por la evolucin de la cul tura desdelos tiempos ms remotos hasta el presente no disponen de ninguna el-ternativa a las descripciones etics, Como se ha indicado anteriormente,la ausencia de documentos escritos, as como de informantes vivos de laprehistoria , impide lisa y l lanamente la recopilacin de datos emics

    Conceptualizacin de la cultura 47

    fiables. Soy perfectamente consciente del resurgir del inters e n l ~ e losarquelogos por la fundamentacin expresiva de los actos s o c l ~ l e s {Hodder 1982:22), pero, lamentablemente, dichas funda":,entaclonesconstituyen necesariamente una perspectiva etics de I Vida ~ e n t a l ,cuya correspondencia con las estructuras emcs ser por siempre mcom-probable.

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    3 ~ Naturaleza de los hechos culturales

    E l reconocimiento de las posturas emicsletics y mentaVcomportamental nos sita en condiciones de resolver (o, al menos,enfrentarnos a) un dilema perenne de las ciencias sociales: la relacin entre el individuo y la sociedad y el rango ontolgico de las entidades y fuerzassocioculturales supraindividuales.

    Holismo metodolgico e individualismo metodolgicoPueden distinguirse dos bandos enfrentados, los holistas metodo

    lgicos y los individualistas metodolgicos. El holismo metodolgicotiene un pedigr intelectual que se remonta a Emile Durkbeim, KarlMarx, Herbert Spencer, Auguste Comte y, en ltimo trmino, al animalartificial de Thomas Hobbes, el gran Leviatn que llamamos el BienComn o el Estado. Como veremos en el captulo 10, debe establecerseuna distincin entre las diferentes variedades del holismc. pero las demsno son tiles para la definicin de las entidades culturales y los sistemassocioculturales.Los bolstas metodolgicos defienden que la vida sociocultural constituye un nivel de fenmenos exterior y superior al de los individuosque estn sujetos a los fenmenos en cuestin. Segn la frmulacin deDurkheim 0938:13), el mbito de lo social consta de elementos o hechos sociales que pueden imponer restricciones externas al individuo .. . y que existen por derecho propio, independientemente de sus manifestaciones concretas.

    En antropologa, el enfoque bolista supraindividual tuvo sus ms fer-

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    50 Teoras sobre la cultura en la era posmodemavenres adalides en Leslie White y Alfred Kroeber; Postulaban (inspirndose en Herbert Spencer) la existencia de un nivel culturolgico o superorgnico de los fenmenos, que no poda reducirse al nivel de lospensamientos y el comportamiento de los individuos. (Ms adelante ensu carrera, Kroeber se retract de esta postura [Harris 1%8:333).) As,~ ~ ~ i e d a d y la cultura y sus par tes constitut ivas existen antes que losindividuos, cuya nica opcin es participar en las instituciones y aprenderse los papeles que la sociedad les ha asignado.

    El individualismo metodolgico, por su parte, mantiene que los fenmenos sociales y culturales deben explicarse nicamente en trminosde datos sobre los indi.viduos. Su legado intelectual se remonta en estecaso al filsofo Karl Popper y al economista Friedrich Hayek, pasandopor los economistas clsicos del mercado y conducindonos en ltimotrmino a Adam Smith. As, segn Popper, todos los fenmenos sociales, y particularmente el modo de funcionamiento de las institucionessociales, deberan concebirse siempre como resultado de decisiones acciones y actitudes de los individuos humanos. Nunca deberan bastamoslas explicaciones presentadas en trminos de colectivos.

    De acuerdo con el antroplogo Tim O'Meara (1997), quien ataca lap o ~ t u r a h ~ l i s t a supraindividual en las pginas de Current Anthropology,la mcapacided de llegar a un conocimientocientfico de los asuntos humanos se debe en buena medida a la creencia en entidades y fuerzassupraindividuales. O'Meara niega la existencia y la eficacia causal de ent i ~ e s como las sociedades, culturas, instituciones y rasgos culturales,e n ~ d a d e s que en su opinin no tienen sustancia fsica y que, de hecho, noexisten en modo fsico alguno. O'Meara insiste en que, en los asuntoshumanos, slo existen los seres humanos; todo lo dems es supercherametafsica, objetos y acontecimientos propios de "una extraa y desazonadora ontologa. Demodo que nuestro autor describe la extraordinari.a vaguedad que rodea el modo en que las entidades superorgnicasejercen su inf luencia peculiar, en que la accin individual y las estructuras suprafsicas se vinculan y condicionan, y en que se generan, creano configuran mutuamente (1997:404).

    Conuptualizadn de la cultura 51

    Superchera metafsicaComo demostrar en seguida, la identificacin y el anlisis de las en

    tidades supraorgnicas empricas (fsicas), aunque abstractas, es un componente necesario y fundamental de la ciencia , s o c i o c u l ~ r a l . En contrade lo que afi rma O'Meara, no tenemos por que r e n ~ n c l a r a los esfuerzos de 250 aos por consolidar una ciencia de los sistemas y procesossocioculturales debido a la naturaleza abstracta y artificial de dic.h,as entidades. Pero, en primer lugar, deseo aclarar mi postura en relacin conlos componentes metafsicos del hoJismo metodolgico.

    Sustentan el holismo metodolgico tres propoSICIOnes: El todo es mes que la suma de sus panes y no puede reducirse a ellas. El todo determina la naturaleza de sus partes. . Las partes no pueden comprenderse si se estudian con independenciadel todo.

    A mi modo de ver, conceder prior idad al todo sobre sus partes genera el problema de cmo debe discernirse y describirse el todo. De resultas de la seleccin natural, el hombre exper imenta el mundo en trminos de unidades macrofsicas discretas como una silla. un ~ b o l ~ u ~ persona; cualquiera puede verlos como todos. ~ r nadie.ha VISto Jamasuna institucin, una sociedad, una cultura o un sistema s o c l o c u l ~ c,:m.oun todo. Los todos socioculturales son necesariamente cognosclbles.umcamente mediante procesos de abstraccin lgica y emprica a parur delos datos de la observacin de sus par tes, las menores de las cualesson las actividades y pensamientos de los individuos (Harris 1964). Carece de lgica afirmar que el conjunto de la sociedad y la cultura es msque la suma de sus partes, porque el n i ~ o m ~ de conocer los t ~ o ssocioculturales (en la medida en que se diferencian de los rboles, Sillaso individuos) consiste en determinar sus partes y las relaciones que beyentre ellas. No puede verse el todo de un sistema sociocultural de la mis-ma manera en que se ve a una-persona o un rbol. ..Por otra parte, remitindonos al segundo punto, la .PT0poslcln queafirma que el conjunto del sistema sociocultural d e t ~ n r u n a la n a ~ u r a l e z ade sus partes resultara perfectamente aceptable SI se acompanara deidntico hincapi sobre la determinacin del todo por sus partes. Pues,

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    52 Teoras sobre la cultura en la era posmodemasi por determinacin entendemos un proceso causal como la evolucin, resulta obvio que la seleccin opera tanto en el sistema como ensus partes, Dicho de otro modo, el todo y sus partes se determinan mutuamente.

    De igual modo, la proposicin las partes no pueden comprendersesi se estudian con independencia del todo es razonable, pero caprichosamente incompleta, En efecto, hay que aadir que el todo tampoco puede comprenderse con independencia de sus partes. Este hincapi en lainterdependencia mutua y la determinacin, sin embargo, debe considerarse una aportacin del holismo funcionaiista (como veremos en el captulo 10) con respecto al metodolgico (o metafsico).

    Realidad fsicaSi O'Meara rechaza las entidades socioculturales es debido a su tesis

    de que carecen de realidad fsica, Me incluye entre los antroplogos ~ defienden la "existencia" y el "poder" de modelos holsticos supraindividuales que, como reconocen abiertamente, carecen de realidad fsica (1997:400), No recuerdo haber declarado jams que los fenmenosc u l ~ e s c ~ z c a n de realidad fsica. Lo que s he SOstenido es que lasentidades socioculturales se construyen a partir de la observacin directa o indirecta del comportamiento y el pensamiento de individuos especficos:

    . La c u l t u ~ es una serie de abstracciones emanadas de la manipulacinlglco-emplnca de datos recogidos a partir del estudio de hombres y mujeres aislados, histricos y especfficos.. , (Harris 1964:172),

    Al parecer, O'Meara equipara abstraccin a carencia de realidad fsica pero, por mucho que determinados fenmenos culturales no puedantocarse ni verse, no dejan de ser reales.La premisa bsica de la ciencia emprica es que slo puede conocer

    se la naturaleza de algunos fenmenos exteriores al observador interactuand? con ellos a travs de la observacin, la manipulacin lgica y ele x p e ~ m e n t o . As, todas las cosas en su estado cognoscible son en partecreaciones r e ~ u l t a ~ o de la aplicacin de la observacin y la lgica. Entre ellas cabe incluir las partculas subatmcas, especies biolgicas, eco-

    Conceptualizaci6n de la cultura 53sistemas, placas tectnicas y normas meteorolgicas, as como la avunculocalidad de Trobriand, los ritos de circuncisin ndembu, General Motorso la infraestructura sovitica.Todas las entidades socioculturales indicadas tienen una existenciafsica que depende de la observacin directa o indirecta de los pen.samientos y el comportamientode hombres, mujeres y nios aislados. Cierto que, como resultado de nuestra carrera e ~ o l u t i v a , el h o m ~ , comootros animales, est equipado con ciertos sentidos que le permiten tocar,ver,or u oler algunas entidades ms inmediata y directamente que otras.Nos cuesta percibir (sentir) las partculas subatmicas o la estructuramolecular del ADN, Pero, como la mayora de los animales, el hombreno tiene dificultades en percibir organismos aislados, las partes de suscuerpos y los efec tos en el ento rno de los m o v i m i e n t ~ s las pactesdel cuerpo (incluidos los sonidos del habla). Estos m o v l I ~ l I e n t o s corporales y sus efectos en el entorno constituyen los datos axiales s o b ~ I ~ que se erigen (o pueden erigirse) las entidades socioculturales suprendviduales, pero fsicamente reales. Mientras el modelo se construya. sobreun punto de partida fsico e identificable y siguiendo, pasos lgicos yempricos explcitos, puede reivindicar una realidad f s , l ~ a . .Hace algn tiempo, trat de realizar un esbozo genenco de una senejerrquica de conceptos que resolveran este problema, a u n q u ~ S,10 fuerade una manera provisional e ilustrativa. En el escaln ms bajo SItuunaunidad denominada episodio, trmino que englobaba cierta clase demovimientos corporales, sus efectos en el entorno, los tipos de persa,nasimplicados y su localizacin temporal y espacial (a g r a n ~ rasgos, q U l ~ n ,qu, cundo y dnde). Los episodios (como un consumidor que ~ ~ I t adesperdicios en un colector de basura) conforman cadenas de episodios(vinculadas al vaciado del recipiente por el recogedor de basura); las cadenas de episodios forman escenas (transporte de la basura a los vertederos) y las escenas forman seriales (diversas actividades anejas a lagestin de los vertederos). Todas estas actividades son directamenteobservables (desde el punto de vista erres y comportamental) y los socilogos normalmente las identifican, comparan y c o n t r a s ~ transc,ulturalmente (como en los reportajes sobre bodas, funerales, ntos asociadosa la pubertad, la plantacin y recogida de la cosecha, las ~ i a s con,trapueblos enemigos, las peleas de gallos, etc.). Tienen una realidad ffsicatan innegable como las rocas o los rboles.Una serie paralela de modelos lleva de los individuos a los grupos,

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    54 Teoras sobre lo. culturo en lo. era posmodernaque forman una jerarqua de entidades cada vez ms incluyentes y abstractas, empezandopor lasque llamo nomocones (por ejemplo, recogedoresde basuradel distrito) y llegandohasta los sistemas permaclcnicosy superpermaclncos(por ejemplo, la autoridad de distrito encargadade la recogida de basuras y el sistema nacional de proteccin medioambiental). Ms all se ciernen sistemas y subsistemas ms amplios ....-clases, partidos polticos y formaciones intraestrucrurafes, estructurales eideolgicas-, cuya conjuncin determina la sociedad global y su(s)cutmrats). Estos grupos e instituciones, pese a su naturaleza abstracta,interactan mutuamente de maneras que no pueden predecirse o comprenderse mediante la mera observacin de los individuos y las actividades que constituyen sus componentes bsicos, Pensemos, por ejemplo, en la interaccin entre General Motors y el Ministerio de MedioAmbiente, Uno regula al otro; el otro se resiste. Uno persiste en imponerle sanciones en concepto de productos defectuosos; el otro contrataabogados para impedir o reducir al mnimo las sanciones. Estos hechosparten del comportamiento de individuos, pero segn patrones muy sinpticos y abstractos. Es cierto que las oficinas, agencias y ministeriosconsisten en individuos que se comportan (y piensan) de determinadamanera y que no debemos nunca perder de vista este hecho. Al propiotiempo, pese a todo, debemos reconocer que una explicacin completade estructuras y sistemas socioculturales complejos desde una perspectiva exclusivamente individualista resultara lneceprabtemenre lenta ylaboriosa.

    Fundamentos del holismo supraindividualLa supervivencia de las entidades socioculturales incita a los cientficos a pensar en trminos de instituciones y organizaciones, rasgos

    y patrones, clases, castas, mfraesructura y superestructura, e infinidadde entidades suprandvduaes de cualquier dimensin imaginable. Lasobservaciones empricas revelan que estas entidades sobreviven al flujoconstante de participantes nativos. Al igual que las lenguas sobrevivena la muerte de sus hablantes, los linajes sobreviven a la sustitucin deunjefe por otro, los equipos de bisbol sobreviven a la sustitucin de unpiteher (lanzador) por otro, y las empresas automovilsticas sobrevivena la sustitucin de un director general por otro.

    Conceptualizacin de lo. cultura 55Otro ti para aceptar la existencia de entidades supraorgnicasmo v . ons o modelos emics personales sobrees que los p a r t t c I ~ t e s . l l e v a n e de comportamiento que determi

    instituciones, orgarnzaclOnes y.pa . . s de los sistemas y subsis-. .al S' las expbcaclones emicnan su Vida SOCl 1 ,. cote' o con las explicaciones ates. notemas socioculturales menan a unl j in del participante de que hay1I debe deiarde respetarse a sensacipor e o J., . Me'Of haramos en no ir a contarles a losalgo ms allde los m d i v l d ~ ~ s , . J h I no hay tal cosa comoobreros del sector automovilisticv en ue ga que

    General Motors. f del holismo metodolgico es simple-U t r argumento en avor Cl 1n eree s su raindividuales son eficaces. Sea cual sea emente que l?s. modelo :tidades supraindividuales, los investigadoresrango ontcgtco de las e . ia h podido hacer acopio de unde1 sa de su exrstencra anq ~ parter:ode : ~ : I comprobables acerca de cmo se influyen m u t u ~ neo ace Idade cmo son seleccionadas o desechadas, y, por omente estas enu s , . 1 torias divergentes Yconvergentestanto, han logrado explicar as trayecde la evolucin sociocultural.

    El holismo Yel individualismose necesitan mutuamente

    . 1 turas holistas metodolgicas niThmpoco se sostienen solas m as pos d fi 00 _. modelo. od 16' Frente a lo que e le e e llas del individuahsmo met o gICO. 1 prod to creativo de individuos. I ede verse como e oc .holsta, la en tura pu , . stn en cambio constante, As!.entes y comportarnlen

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    56 Teorassobre la cultura en la era posmodemahas puntos vista, ~ m o n t n d o n o s del individuo a las abstracciones deorden supenor y volviendo luego a descender hasta 1 ind idC .. e VIUO.en este CIrCUIto bsico de retroalimentacin en fu ' ,de' ncronenuenro, po-mm: v o l ~ e m ~ hacia otro de los dilemas axiales de la antropologa devocacin cennca. el compromiso tico-moral y 1'0' de 1p l po I ca os antroogos y el e\ecto que dicho compromiso puede tener sobre la viabili

    dad de las leonas antropolgicas.

    --4--Ciencia. objetividad. moralidad

    B aja el influjo de modas posmodernas (vase el captulo 12), los antroplogos se preocupan cada vez ms por los impedimentos epistemolgicos y de tipo moral y tico para la consecucin de la objetividad en sus explicaciones culturales. Muchos han abandonado lo que RoyD'Andrade (1995:399) ha llamado un modelo objetivo, sustituyndolo por un modelo moral. El modelo objetivo se refiere al objeto de ladescripcin y puede ser comprobado y replicado por otros observadores,es decir, tiene un cariz cientfico. El modelo moral, por su parte, es subjetivo: expone las reacciones del agente que realiza la descripcin anteel objeto descrito y tiene como fin la detenninacin de qu sea bueno yqu malo, y no de qu es cieno y qu falso.Comparto el compromiso general contrado por D'Andrade con laantropologa de vocacin cientfica, pero no puedo respaldar determinados aspectos de su argumentacin. Concretamente, opino que su formade abordar las dicotomas clave objetivo/subjetivo y ciencia/moralidadresulta engaosa.

    Inclusin del observador en la descripcinComo he avanzado en el captulo 2, la diferencia entre objetivo ysubjetivo radica en los mtodos utilizados en la descripcin de losfenmenos investigados, mtodos que son, en un caso, pblicos, replicables y comprobables y, en airo, privados, idiosincrlicos y no comprobables. En mi opinin, la preocupacin actual caracterstica de laposmodemidad por los pensamientos y sentimientos del observador es

    58 Teonas sobre la cultura en la era posmodema Conceptualizaci6n de la cultura 59

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    subjetiva porque conlleva operaciones privadas, idiosincraticas y no comprobables, y no porque permita obtener informacin acerca de la reaccin del observador ante lo observado.Tampoco esta vez estamos ante un dilema balad. Lasdescripcionesobjetivas y de cariz cientfico de las culturas no pueden menoscabarlaslas reacciones y los sesgos del observador. Por el contrario, la objetividad exige una explicacin de la relacin entre el observador que describe y los fenmenos descritos, con objeto de cumplir la norma de que losobservadores especifiquen qu han hecho para alcanzar el conocimientoque dicen poseer. Los posmodernos tienen razn cuando lamentan quelas descripciones cientficas convencionales eliminan cualquier rastrode la personalidad del observador, con objeto de crear lo que podra serperfectamente una fachada ilusoria de objetividad. Los antroplogos convocacin cientfica deben incluir al observador en la descnpcin. Lo ques debemos rechazar son las explicaciones subjetivas, como se han definido ms arriba, ya sean sobre el observador o sobre lo observado.En etnografa cientfica, incluir al observador en la descripcin obliga

    a saber hechos como dnde, cundo y por qu estaba en el campo el ohservador, quines eran los Informantes, qu lengua se utiliz y qu fenmenos acaecidos ---como la enfermedad personal, la tensin emocionalo la intervencin de autoridades hostiles- podran haber afectado a lainvestigacin. Desde el punto de vista de D'Andrade, este tipo de informacin sera subjetiva, porque describe cmo el agente que est realizando la descripcin reacciona ante las entidades que estn siendo descritas.Unidad de ciencia y moralidad

    Me volver ahora sobre un segundo elemento de discordia: la dicotoma de D'Andrade entre modelos moral-subjetivos y cientfico-objetivos. Este autor niega que puedan fundirse objetividad y moralidad enun solo modelo (l995:40). A mi modo de ver, esta distincin categrica atribuye innecesar iamente un alto valor moral al bando de los queabominan de la ciencia. Concedo que la indagacin cientfica debe realizarse de manera tal que sus descubrimientos queden en la mayor medida posible libres de sesgos poltico-morales, pero eso no significa quela investigacin cientfica deba (o pueda) efectuarse en un vaco poltico-moral.

    En primer lugar, numerosas pruebas empiricas respaldan la posturade que la moralidad, en forma de valores y preferencias de ascendentecultural, influye en el planteamiento y la seleccin de los proyectos deinvestigacin. Lo que optamos por estudiar o no estudiar en nombrede la antropologa constituye una decisin de tipo poltico-moral. La razn de ello es que la financiacin de la investigacin es siempre escasa.Por consiguiente, la asignacin de medios de investigacin es un juegode suma cero, en el que el compromiso con un tipo de estudio supone laomisin de proyectos y programas distintos. El reciente compromiso deestudiar los papeles asociados al gnero y la etnicidad omitiendo la estratificacin de clase es