Hay que tener aldabas

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El mundo está lleno de aldabas Un recorrido por el pasado recuperando una forma de llamar a la puerta 14/01/2012 http:/blogdecarlosbiurrun.es Javier López Isla

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un recorrido fotográfico por aldabas de puertas

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El mundo está lleno de aldabas Un recorrido por el pasado recuperando una forma de llamar a la puerta 14/01/2012 http:/blogdecarlosbiurrun.es Javier López Isla

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Estimado Carlos: Hoy quiero extender mis comentarios sobre

uno de los motivos fotográficos que tratamos no hace mucho

tiempo, en esta nuestra sección de fotografía lúdica.

Voy a focalizar nuevamente tu atención sobre mis amigas las puertas.

A mí, el apego por las puertas, ya sabes que me viene de lejos.

Yo creo que me aficioné de manera definitiva en una visita a

Sidi Bou Said, una pequeña ciudad a 20 Km. de Túnez.

Parece ser que una ordenanza obliga a tener todas las casas

pintadas de blanco, a excepción de las puertas y rejas que

están pintadas de un color azul claro. El conjunto es primoroso y

las azules puertas cobran un protagonismo que no deja a nadie indiferente.

Allí quedé marcado, pero más tarde fui descubriendo, que las puertas tienen muchos

complementos que pueden ser objeto del deseo para nuestros visores fotográficos

Las cerraduras, por ejemplo,

las bisagras, las mirillas o los

tiradores, son variopintos y

muy adecuados para convertirse en protagonistas de alguna de nuestras historias.

Mira si no, la variedad de mirillas que nos podemos encontrar en nuestras correrías.

Te muestro tres ejemplos, de la Cartuja de Miraflores en Burgos, otra menorquina y una

tercera bretona.

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Pero donde la imaginación se desborda es en los llamadores, o aldabas, que presentan tal

variedad, que hace imposible que pasen desapercibidas para la sensibilidad del fotógrafo

menos dotado.

La de la mano, es la aldaba de mi infancia. Recuerdo que en mi

casa había una igual y otra más grande en el portal, que tenía

unos usos muy específicos en una época donde aún estaba por

inventar el portero automático y los más pudientes disponían

de un modesto timbre. Ya sabes que yo soy un señor muy mayor.

Cuando pasaba el cartero, le servía para llamar al vecino

destinatario de la correspondencia. Si daba tres toques, la

carta era para Ignacio, el vecino del tercero derecha, pero si

daba tres toques y un repiqueteo, entonces era para Melitón,

el del 3º izquierda. Con ese sencillo código nos entendíamos y

cuando nos correspondía, la madre nos mandaba bajar al portal

a recibir la carta directamente de las manos del cartero.

Hay que recordar que en nuestra niñez aún estaban por instalar los buzones en el portal.

Los llamadores, reliquias ya de aquella época pretérita, pueden adoptar diversas formas;

el aro era muy popular y socorrido.

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También era popular la forma alargada, para poder manejarla de manera más ergonómica.

La voz “aldaba” viene del árabe español “ad dabbah” que según

algunos viene a significar “lagarta”,(aunque no hay unanimidad

al respecto, por el morfema de femenino que no es aplicable

cuando a simple vista no es posible determinar el sexo) y

según otros significa “cerrojo”o “picaporte”, la barra con que

se aseguran las puertas.

Abona esta hipótesis el hecho de que los ganchos aseguradores

de las ventanas, pequeños picaportes, se llaman “aldabillas” y

que la voz “picaporte” está emparentada con “repicar”, el verbo

de la repetición de sonidos (repican las campanas).

También en otras lenguas romances el llamador recibe el

nombre de picaporte, pero esta voz en español, se ha decantado

por la barra oscilante que permite asegurar la puerta.

Hoy, desaparecidas por el empuje de la tecnología, es un placer tropezarnos con estas

huellas del tiempo, muchas de las cuales superan el aspecto práctico, convertidas en

objetos artísticos, que ahora lo único que llaman es nuestra atención.

Una de las figuras a menudo representadas en las aldabas es la de los caballos

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Pero hay otros animales de lo más variado que le disputan el puesto al caballo

La figura humana también se utiliza muchas veces, ya sea en forma de bella dama o de

indio emplumado. El exágono se hace presente en aldabas muy parecidas y sin embargo

muy alejadas. Una dama es de Oviedo y la otra de Granada .

Otras formas muy sencillas y eficaces son las que presentan un bucle

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Y como siempre, en la aldaba están implícitos ciertos reflejos de los que viven dentro.

Al ver algunos de estos ejemplares, enseguida conocemos determinadas facetas del

carácter de sus moradores.

Hay propietarios que las sacan brillo hasta desgastarlas , otros que las limpian menos y

otros que ni se molestan en cubrirlas cuando pintan la puerta, brochazo y adelante.

Ya ves, Carlos, lo que pueden dar de sí nuestras ya casi olvidadas aldabas.

Quizá ahora lo que tengamos que coleccionar sean fotos de porteros automáticos, pero la

verdad, no creo que a pesar de la tecnología, con video-cámara incorporada o sin ella,

lleguen con sus botoncitos a alcanzar la riqueza plástica de estos ejemplares

p

Bueno amigo, espero que hayas pasado un rato divertido y

relajado, disfrutando con la variedad de esta sencilla

recopilación y te dejo porque me parece que llaman a la puerta.

Hasta la próxima, recibe un fuerte abrazo de este

tu incondicional

Javier