hay un tiempo

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hay un tiempo... para nacer y otro para morir uno para sembrar y otro para cosechar

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para nacer y otro para morir uno para sembrar y otro para cosechar

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hay un tiempo...

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hay un tiempo...para nacer y otro para morir

uno para sembrar y otro para cosechar

PARQUE DEL RECUERDO

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PRESENTACIÓN

En PARQUE DEL RECUERDO aspiramos a que nuestro trabajo deje un legado en la comunidad, eso es lo que nos inspira. Por esto, hemos realizado, en conjunto con la Fundación Desafío de Humanidad, este libro, esperando sea un instrumento que colabore con el proceso de entender y superar los duelos.

Pero ese no es el único objetivo, queremos que también sea una oportunidad para pensar y entender el verdadero valor de la vida y que debemos aceptarla pese a los inconvenientes, esto nos llevará a ser mejores seres humanos.

Esta intención, nos hace una empresa comprometida con la comunidad y con las miles de familias que nos han preferido. Somos un gran grupo humano que intentamos dar lo mejor de nosotros y estamos orgullosos de apoyar a los chilenos en los momentos más difíciles, como es la partida de un ser querido.

Esta selección de poemas, testimonios y vivencias, pretende ser un compañero de ruta en el difícil camino que implica superar las penas más profundas. Pero, a la vez, es una invitación para reflexionar sobre como aprovechar las oportunidades que nos da la vida.

PARQUE DEL RECUERDO les invita a que lean, conversen, reflexionen y aprendan las lecciones que aquí se comparten, aunque sabemos que el proceso de sobreponerse a un momento de duelo y volver a disfrutar la vida depende de la elección de cada persona. Porque para todos y para cada uno hay un tiempo.

Porque disfrutar la vida, es tu mejor legado.

Juan Pablo DonetchGerente General de Parque del Recuerdo

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INTRODUCCIÓN

“En verdad, en verdad les digo, que si el grano de trigo no cae a tierra y muere,

queda solo,mas si muere,

produce mucho fruto”. Jesús

Mi primer encuentro con la muerte no me fue traumático, y me veo como niño de tres años jugueteando y corriendo entre tantos adultos que desconsolados lloraban la partida violenta, aunque predecible, de mi joven padre. Era mi inocencia llena de confianza en la vida, sin miedo, contenido, abrazado.

Luego, diez años más tarde, vendría la pérdida inesperada, sorpresiva, de mi mamá. Ahora sí, como adolescente temeroso, y ya cargado con tantos patrones y creencias aterradoras de una cultura que niega y esconde la muerte, sentí el duro golpe de esta nueva partida. Pero, en el tiempo he descubierto que el principal encuentro con el rostro de la muerte vino de la mano lastimosa que mi entorno me fue traspasando. Conocí la orfandad a través del dedo curioso y lastimero de muchos que, inconscientemente, me apuntaban como víctima de un destino temeroso. Aún cargo, como adulto, algunas prendas de ese traje de duelo que suponían desdicha y desconsuelo. Mi vida, en cambio, es un testimonio lleno de presencia, compañía, alegría, crecimiento y esperanza.

Es dentro de este contexto que he querido animar la edición de “Hay un tiempo”, pues sin negar ni por un instante el dolor ni la pena que rodean a este misterio, tengo la más profunda convicción que la muerte no es una fatalidad ni la última palabra, es más que eso, es la gran puerta a la vida que se abre en este tramo del camino.

Agradezco por ello, infinitamente, a tantos que, como mis padres y, ahora más recientemente, como mi querida amiga Karen, nos acompañan cotidianamente, y porque con su partida sólo han querido adelantarse para prepararnos, con Jesús, una habitación en la Casa amorosa del Padre.

Pedro Alberto Arellano Marín

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PARQUE DEL RECUERDO

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PARQUE DEL RECUERDO

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12 ¡NO! ¡No puede ser!

30 ¿Por qué a mí?

48 ¡Que nadie me diga nada!

66 ¡Tengo que rehacerme!

84 ¡Que así sea!

102 Y pasaré de este mundo a mi padre

hay un tiEmpo

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¡no! ¡no puede ser!

TIEmPO DEl DESgARROAnte el hecho paralizante surge el rechazo. La persona, de un modo natural, exclama: «no puede ser», «es mentira». Se desata el llanto desconsolado que ninguna palabra puede contener.

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¡no! ¡no puede ser!

TIEmPO DEl DESgARROAnte el hecho paralizante surge el rechazo. La persona, de un modo natural, exclama: «no puede ser», «es mentira». Se desata el llanto desconsolado que ninguna palabra puede contener.

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Yo quiero ser llorando el hortelanode la tierra que ocupas y estercolas,compañero del alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas,y órganos mi dolor sin instrumentos,

a las desalentadas amapolasdaré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

me duele hasta el aliento

Extracto I de “ELEGíA”: Poema de Miguel Hernández. Música de Joan Manuel Serrat.

No hay extensión más grande que mi herida,lloro mi desventura y sus conjuntosy siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,y sin calor de nadie y sin consuelovoy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,temprano madrugó la madrugada,temprano está rodando por el suelo.

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La noticia que nuestra pequeña Rosario de 3 años tenía leucemia cayó como un meteorito en la familia. Tenía que ser un error, nosotros somos sanos, fue la primera reacción. Y así, de tumbo en tumbo, tuvimos que aprender no sólo a deletrear la palabrota “leucemia”, sino a convivir con la nube de

su mal pronóstico y con la montaña rusa de su tratamiento de dos interminables años.

Con la noticia, mi vida se derrumbó: mis prioridades cambiaron radicalmente, mis pensamientos comenzaron a girar día y noche en torno a imágenes de terror sobre cómo viviríamos el proceso, qué ocurriría si ella moría, a la vez que esforzarme por leer todo lo que caía en mis manos, incluyendo Internet, para descubrir en qué podía ayudar.

Muy al inicio tomé dos decisiones: una fue mantener mi quehacer en Fundación Casa de la Paz, aunque fuera a media marcha y con ojos llorosos cada vez que alguien me preguntaba cómo estábamos. Entendí que era mi “espacio de normalidad”, que me permitiría cuidarme. Y lo segundo fue definir mi rol en este partido de ajedrez contra la muerte, asumiendo que toda la familia tenía leucemia.

Opté por centrar mi atención en las dos hermanas, de 6 y 7 años, asumiendo que ellas irremediablemente se sentirían abandonadas, dado que Tere y Gonzalo se concentraron 100% en el frente médico y en las agotadoras e implacables prácticas de gestión de la “casa burbuja”. Por otra parte, decidí transformarme en la cronista, dado que recibí muchos testimonios de herman@s de niñ@s que habían vivido una experiencia parecida, y cuyos relatos hablaban de pérdida de año escolar, enfermedades psicosomáticas y un profundo hoyo negro cuando trataban de recordar lo ocurrido durante ese período.

Escribir me obligó a estar permanentemente escudriñando mis propias emociones, así como fotografiando momentos relevantes, guardando documentos de interés y rescatando las anécdotas a mi alrededor, algunas dolorosas, otras divertidas; pero, sobre todo, me permitió sentirme útil y alerta.

Creo que la vida confirmó que había sido una buena elección. El texto que recoge la experiencia vivida, incluyendo escritos de Gonzalo, tomó la forma de “La Pequeña

PREgUNTA CRUCIAl¿dónde me pongo?

Ximena abogabir

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Trapecista”, libro cuyos derechos de autor fueron donados a la Fundación Nuestros Hijos, que apoya a niños con cáncer y que ha sido de utilidad para personas que han vivido una experiencia parecida. Lo que más me alegra es constatar que se convirtió en el relato que quedó en la familia. Sonrío con disimulo cuando escucho a una de las hermanas o primos refiriéndose a lo que ocurrió entonces, citando casi literalmente mis palabras. Fui majaderamente positiva en la mirada que dio forma al texto: lo unida que estuvo la familia, la formidable red de apoyo que formaron las amistades, el crecimiento interior de cada protagonista, la cantidad de aprendizajes para todos y, muy importante, la atención que siguieron recibiendo las dos hermanas, no sólo de sus agotados padres sino de muchas otras personas.

El libro finaliza con el ejemplo de la ostra: “Ellas son suaves y vulnerables, y no podrían sobrevivir sin la protección de la concha. Porque necesitan abrir sus conchas para “respirar”, un grano de arena puede entrar inesperadamente y convertirse en parte de su vida para siempre. Este grano de arena le causará dolor, pero ella no se vuelve áspera para evitar sentirlo, y continúa abriéndose y respirando para vivir, so riesgo de que entre un segundo grano. Pero responde. Lenta y pacientemente comienza a envolver al grano de arena en delgadas capas traslúcidas, hasta que, con el tiempo, genera algo muy precioso justamente en el lugar donde su dolor es más fuerte. Una perla es la respuesta de la ostra al sufrimiento.

Hoy, no sólo Rosario es una saludable niña de 10 años, sino que sus hermanas siguieron desarrollándose sin tropiezo como las maravillosas personitas que siempre fueron. También, importantísimo, Tere y Gonzalo lograron reconstruir su relación de pareja después de haber vivido una experiencia, para muchos, devastadora. Estoy convencida que toda la familia, en su sentido más amplio, resultó fortalecida por haber experimentado que, incluso después de la noche más oscura, comienza un amanecer, y que conectarse con la propia vulnerabilidad abre insospechadas oportunidades de recibir cariño que, en este caso, se tradujo en una red de apoyo espiritual, médico, afectivo y práctico. En lo personal, rescato muy especialmente haber aprendido a empatizar con personas que están viviendo abismos semejantes, y entendido que la única real seguridad es la que emana del propio estado interno.

Por ello, hoy me atrevo a murmurar “bendita leucemia” que nos permitió convertirnos en mejores personas y sólo rezo para que estos aprendizajes no se esfumen con la vuelta a la “normalidad”. Si bien, por cierto, disfruto enormemente haber recuperado la sensación de levedad y el contacto con el goce, a veces resiento haber restablecido ese piloto automático que me hace brincar cada mañana de tarea en tarea, impidiéndome vivir centrada en el momento presente, único estado que nos permite entender nuestra verdadera identidad y, de paso, sentirnos plenos.

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una perla es la respuesta de la ostra al sufrimiento

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Tú eres quien me sacó del vientre,

me tenías confiado en los pechos de mi madre;

desde el seno pasé a tus manos,

desde el vientre materno tú eres mi Dios.

No te quedes lejos, que el peligro está cerca

y nadie me socorre.

Estoy como agua derramada,

tengo los huesos descoyuntados;

mi corazón, como cera,

se derrite en mis entrañas;

mi garganta está seca como una teja,

la lengua se me pega al paladar;

me aprietas contra el polvo de la muerte.

Me acorrala una jauría de mastines,

me cerca una banda de malhechores;

me taladran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos.

Ellos me miran triunfantes,

se reparten mi ropa,

echan a suerte mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;

fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.

Líbrame a mí de la espada,

y a mi única vida, de la garra del mastín;

sálvame de las fauces del león;

a este pobre de los cuernos del búfalo.

SALMO 21, 9-21

fuerza mía, ven corriendo a ayudarme...

24testimonio

y necesita ser resucitadoalgo de ti se murió con ella

En 1981 perdí a una hermana con la que tenía una afinidad especial. Era la última de las hermanas, de los 11 hermanos. Como profesora, una mañana hacia las 10, estando delante de los alumnos, dio un inmenso grito y cayó muerta. Misteriosamente, a los 33 años, la aorta se le había roto.Todos los de la familia, venidos de varias partes del país, quedamos desorientados por el choque fatal. Lloramos copiosas lágrimas. Pasamos dos días viendo fotos y recordando, entristecidos, hechos de la vida de la hermanita querida. Los demás pudieron cuidar del luto y de la pérdida. Yo tuve que partir poco después hacia Chile, donde tenía que dar conferencias a todos los frailes del Cono Sur. Fui con el corazón partido. Cada charla era un ejercicio de autosuperación. De Chile seguí para Italia, donde tenía charlas de renovación de la vida religiosa para toda una congregación.La pérdida de mi querida hermana me atormentaba como un absurdo insoportable. Comencé a desmayarme dos, tres veces por día, sin una razón física manifiesta. Me tuvieron que llevar al médico. Le conté el drama que estaba pasando. Él intuyó todo y me dijo: «tú todavía no has enterrado a tu hermana ni has guardado el luto necesario; mientras no cuides tu luto y no la sepultes, no vas a mejorar; algo de ti murió con ella y necesita ser resucitado».Cancelé todos los demás programas. En el silencio y la oración cuidé el luto. A la vuelta, en un restaurante, mientras recordábamos a nuestra hermana querida, mi hermano teólogo Clodovis y yo, escribimos en una servilleta de papel lo que luego pusimos en su recordatorio:

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«Fueron treinta y tres años, como los de JesúsAños de mucho trabajo y sufrimientopero también de mucho frutoClaudia cargaba con el dolor de los otrosEn su propio corazón, como rescateEra límpida como la fuente de la montañaAmable y tierna como la flor del campoTejió, punto por punto, y en silencioUn brocado preciosoDejó dos pequeños, fuertes y hermososY un marido, orgulloso de ellaFeliz tú, Claudia, pues el Señor al volver Te encontró de pie, trabajandoLámpara encendidaY tú caíste en su regazoPara el abrazo infinito de la Paz».

Entre sus papeles encontramos esta frase: «Hay siempre un sentido de Dios en todos los eventos humanos: es importante descubrirlo». Hasta hoy seguimos buscando ese sentido que solamente en la fe podemos sospechar.testimonio de LEonardo Boff en “Cuidar el luto”.

testimonio

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realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

La intensidad y duración de los afectos asociados al trabajo del duelo son directamente proporcionales al cariño que se le tenía a la persona que se ha ido. Es

decir, entre más cariño se sentía por la persona, más traumático, doloroso y largo debe ser el proceso.

El trabajo del duelo es una experiencia individual que depende de las características de cada persona, del significado que para cada uno tenía el objeto que se ha ido, de aspectos sociales y culturales, etc. Lo anterior implica que no hay reglas para determinar el camino ni la duración del proceso de duelo. Los resultados de los estudios son tan sólo aproximaciones que intentan explicar un fenómeno humano, tan cambiante como el hombre mismo.

La persona que ha sufrido la pérdida debe retomar inmediatamente sus actividades, sin dejar tiempo para

asumir el dolor. Entre más ocupada esté, mejor.

Siempre es conveniente que la persona, en lo posible, disponga de cierto tiempo para reflexionar y sobrellevar el proceso psicológico que implica una pérdida. Una vuelta demasiado rápida a sus actividades cotidianas podría implicar que el proceso de duelo no se lleve a cabo de manera satisfactoria, de tal forma que sus labores y su vida en general se vean afectadas de manera negativa.

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realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

La intensidad y duración de los afectos asociados al trabajo del duelo son directamente proporcionales al cariño que se le tenía a la persona que se ha ido. Es

decir, entre más cariño se sentía por la persona, más traumático, doloroso y largo debe ser el proceso.

El trabajo del duelo es una experiencia individual que depende de las características de cada persona, del significado que para cada uno tenía el objeto que se ha ido, de aspectos sociales y culturales, etc. Lo anterior implica que no hay reglas para determinar el camino ni la duración del proceso de duelo. Los resultados de los estudios son tan sólo aproximaciones que intentan explicar un fenómeno humano, tan cambiante como el hombre mismo.

La persona que ha sufrido la pérdida debe retomar inmediatamente sus actividades, sin dejar tiempo para

asumir el dolor. Entre más ocupada esté, mejor.

Siempre es conveniente que la persona, en lo posible, disponga de cierto tiempo para reflexionar y sobrellevar el proceso psicológico que implica una pérdida. Una vuelta demasiado rápida a sus actividades cotidianas podría implicar que el proceso de duelo no se lleve a cabo de manera satisfactoria, de tal forma que sus labores y su vida en general se vean afectadas de manera negativa.

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Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.

Muchos artistas lo intentaron...

El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero éstas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico. Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido... la paz perfecta.

¿Cuál crees que fue la pintura ganadora?

El Rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué?

“Porque,” explicaba el Rey, “Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz”.

calma en el corazón

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“La muerte es un pasaje a una nueva vida. Esto suena muy hermoso, pero pocos de nosotros deseamos hacer este pasaje. Podría ayudarnos si nos diéramos cuenta de que nuestro pasaje final viene precedido por muchos otros pasajes anteriores.

Cuando nacemos hacemos el pasaje de la vida en el útero a la vida en la familia. Cuando empezamos la escuela hacemos el pasaje de la vida en la familia a la vida en una comunidad más amplia. Cuando nos casamos hacemos el pasaje de una vida con muchas opciones a una vida comprometida con una persona. Cuando nos jubilamos hacemos el pasaje de una vida con una tarea bien definida a una vida que nos exige una nueva creatividad y sabiduría.

Cada uno de estos pasajes es una muerte que nos lleva a una vida nueva. Si vivimos bien estos pasajes cada vez estaremos mejor preparados para el gran pasaje final”.

HENRI NOUWEN. transiciones.

“con el mismo cuidado y atención con que nuestros padres se prepararon para nuestro nacimientodebemosprepararnos para nuestra muerte”

pasajes

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¿por qué a mí?TIEmPO DEl ENOjOLa rabia que se expresa: «¿Por qué a mí? ¡No es justo lo que ha pasado!».Es el momento en que la persona percibe los límites incontrolables de la vida y no quiere reconocerlos. No es raro que se culpe por la pérdida, por no haber hecho o por haber dejado de hacer lo que debía.

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¿por qué a mí?

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Extracto II de “ELEGíA”: Poema de Miguel Hernández. Música de Joan Manuel Serrat.

Volverás a mi huerto y a mi higuera,por los altos andamios de las florespajareará tu alma colmenerade angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejasde los enamorados labradores.Alegrarás la sombra de mis cejasy tu sangre se irá a cada lado,disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,llama a un campo de almendras espumosas,mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosasdel almendro de nata te requiero,que tenemos que hablar de muchas cosas,compañero del alma, compañero.

No perdono a la muerte enamorada,no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormentade piedras, rayos y hachas estridentes,

sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.

Quiero mirar la tierra hasta encontrartey besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.

no perdono a la tierra ni a la nada

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Que complejo es intentar expresar la experiencia que me trajo la muerte, el abismo, la angustia y, al mismo tiempo, la radical claridad, fuerza y propósito; el cansancio constante que me provocaba la pena y la bendición de poder abrirme al Alma y su paz y certeza de que aún en el

caos incomprensible, todo estaba bien.

A veces estaba llena de vida y potencia vital, y otras sentía un cuchillo clavado en el centro del corazón, la carga del mundo sobre mi espalda.

Ahora pienso que salí, salimos adelante llenos de vida, gracias a esa capacidad de entrar en esas dimensiones del ser espiritual donde somos amor y sabiduría, conciencia, alegría y paz.

La muerte de mis seres amados fue un golpe brutal, un rayo que lo desbarató todo: impensado, inimaginable, que me dejó parada en medio de la nada, bloqueada, en estado de shock, intentando sostener en pie lo que quedaba de la familia, los hijos ya adolescentes, y mi nuevo hijo, regalado por los ángeles. A veces se colaba la angustia, pero yo seguía adelante; sin embargo, con el tiempo me fui des-haciendo, derritiendo en lágrimas... así expresé mi sentir de esos tiempos…

“me deshago en lágrimas, lágrimas que se vacían en los ríos y los mares... es tan vasto mi dolor, que es mucho más que mí, es todos, es el dolor de las madres llorando a sus hijos muertos, es el dolor de la guerra y el mundo devastado, es toda la tierra entera, donde tú ya no estás”.

si la vida incuba muerte,si todo va a terminar en polvo

Patricia may

¿de qué vale todo?

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Todo aquello que era mi refugio, mi guarida, mi seguridad, mi historia, fue borrada de un golpe de la faz de la tierra, y entonces, arrasada, tuve un momento de plena visión de la fugacidad de todo; todo se termina, aquello en lo que nos aseguramos o cobijamos, muere. Todas las formas que toma nuestro vivir, la familia, la pareja, los hijos, nuestras creaciones, los distintos papeles que vamos asumiendo en la vida, tuve la devastadora visión de lo transitorio que es todo y la pregunta radical de si ¿hay algo que sea, que permanezca, algo en que valga la pena construir la vida?

Hice esta pregunta desesperada al Misterio, a lo Alto, si la vida incuba muerte, si todo va a terminar en polvo, ¿de qué vale todo?, ¿para qué vivir?, ¿para qué seguir adelante?, ¿para qué crear?... y desde dentro me conecté con la experiencia de lo único que no nace ni muere, que es eterno, el Ser espiritual o Divino, o como sea que se le llame. Eso que nada puede quemar ni el viento arrasar y que mora en lo profundo de todo y todos.

Eso que está en el fondo de mi conciencia y mi corazón, eso que toma formas distintas, joven, viejo, rico, pobre, perder, ganar, acá o allá, en este cuerpo o en otras dimensiones.

En medio de la devastación pude ver con toda claridad la distinción entre el actor y el personaje y comprendí que somos transeúntes, que nada nos pertenece, que venimos al mundo físico por un tiempo, que tomamos un cuerpo y una experiencia para aprender a expresar el amor y el poder del ser interno en este plano. Que somos expresiones de la Gran Vida en manifestación y cambio constante.

Comprendí claramente que la vida física es un breve espacio de tiempo, que la muerte, o el tránsito a otras dimensiones del ser, nos acompaña en todo momento, que nunca sabemos cuándo llegará y eso me dio una gran certidumbre y fuerza para hacer aquello a lo que me siento llamada en esta vida con decisión y sin vacilaciones.

En medio del dolor recibí y recibo el alivio de poder unirme como nunca lo hice antes con los que partieron, sin restricciones, sin ego, sin las torpezas de la relación cotidiana, he podido perdonar y ser perdonada y he aprendido que si bien mueren las formas, los lazos de amor de Alma a Alma permanecen por siempre.

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los lazos de amor de alma a alma permanecen siempre

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Murió el poeta lejos del hogar

le cubre el polvo de un país vecino

al alejarse le vieron llorar

caminante no hay camino

se hace camino al andar

golpe a golpe, verso a verso.

Cuando el jilguero no puede cantar

cuando el poeta es un peregrino

cuando de nada nos sirve rezar.

Caminante no hay camino,

se hace camino al andar

golpe a golpe, verso a verso.

antonIo MaCHado. Cantares.

cuando de nada nos sirve rezar

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Clemente

Llora por ti tu jardín, que siempre insistías en llamar "mi jardín". Llora el intruso gato blanco y negro, que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo. Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza. Llora la plaza de Almirante Acevedo, alrededor de la cual corrías una y otra vez, como un Forrest Gump de tres años. Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad y por los que te lanzabas con gozo. Llora la montaña del camino de La Pirámide, destrozada por la construcción de autopistas y a la que decías "pobre montaña". Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina", "mi Karencita hermosa", piropero precoz.

Lloran las fuentes de agua, ante las que te quedabas en éxtasis mirando caer el agua, el agua que te asombró más que nada en el mundo, el agua de los ríos, el agua de las llaves de agua de la casa, que abrías sin cesar, el agua del mar, oh, tu locura por el agua, Clemente, toda el agua del mundo llora por ti, y mana en nuestras lágrimas.

Lloran por ti Whinnie the Poo y Tigger y Christopher Robbin, y todos sus amigos, porque en sus libros de aventuras te sentías en familia. Tú eras como Whinnie the Poo, tierno, goloso, amical. Llora por ti tu chupete gastado y fiel, que intentamos vanamente botar tantas veces y que ahora te espera sobre la almohada vacía. Lloran por ti las esculturas del Parque de las Esculturas de Pedro de Valdivia, donde fuimos el día antes de tu partida, a correr, a subir al olmo gigante; llora por ti la

¿por qué ríes, por qué tu cara pura

de niño muerto insiste en reír, mientras todos lloran sin consuelo?

Palabras de CRISTIÁN WARNKEN a su pequeño hijo. 24 de Diciembre de 2007.

testimonio

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escultura del ángel sin cabeza que miraste extrañado, llora por ti la librería Ulises, donde estuvimos esa misma tarde y donde hojeaste libros sobre un sillón de cuero. Llora por ti el libro de "Willie, el oso", que te regaló esa tarde Benjamín, el librero, y que no alcancé a leerte.

Llora la escalera de madera de nuestra casa, que bajaste todas las mañanas de tus días. Llora el espejo del baño hacia el cual te empinabas para mirarte, como si fuera extraño tu propio rostro, oh, hermoso, demasiado hermoso para durar aquí, al otro lado del reflejo. Llora la canción "Cangrejito" del grupo Zapallo, que bailaste tantas veces y querías volver a escuchar, pero que se perdió en algún rincón de nuestro bello desorden. Llorará la lluvia en invierno cuando no te encuentre debajo del panel de vidrio, mirándola gota a gota. Lloran los caballos del Club de Polo que siempre venías a espiar. Lloran los cuadros de Santos Guerra que cuelgan de nuestras murallas, y el pueblo de cuento y sus personajes a los que saludábamos como si fueran reales, el hombre del paraguas verde, tus amigos al otro lado del sueño. Llora la playa de Wailandia, donde corrimos mojándonos los pies con las olas, qué fiesta, qué gritos, qué risa. Lloran las gaviotas que pasaban por ahí, llora el restaurant Caleuche, donde fuimos a ver la puesta de sol con Angélica y Laura, llora el rayo verde que nunca se hizo ver. Llora el Estadio Santa Rosa de Las Condes, donde apenas empezabas a ir a clases de fútbol, estadio que desaparecerá, como desaparece todo y todos, porque somos un duelo sin fin. Llora el Parque Forestal donde naciste, llora la calle Ismael Valdés Vergara. Lloran los taxis en los que te gustaba que te llevara en las mañanas a tu jardín. Lloran los tres cojines que tú mismo instalabas obsesivo, hasta que quedaran perfectos (y tu decías "perfecto"), adonde posabas tu cabecita llena de rulos para tomarte tu mamadera. Todos lloran, también tu piscina amada, que te vio, dichoso, nadar, ¡cómo llora desconsolada! Lloran las cosas que tocaste, los lugares donde anduviste, y lloramos nosotros, ya sin lágrimas.

Entonces, ¿por qué ríes, por qué tu cara pura de niño muerto insiste en reír, mientras todos lloran sin consuelo? ¿Por qué ríes, Clemente, amor mío, dolor nuestro?

testimonio

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Cuando la persona o situación se aleja o desaparece

se pierde para siempre su recuerdo y no queda nada de ella.

Cuando un ser querido se aleja o muere, permanecen en la mente de las personas recuerdos e imágenes que podrán ser recordadas eventualmente. Aunque la relación con el objeto no permanece igual, debido al retiro de energía psíquica realizado durante el proceso del duelo, es posible apreciar que las representaciones no desaparecen y más bien permanecen "dormidas" en la mente, para volver a despertar en la forma de recuerdos, sin ninguna correlación con la realidad.

Se debe procurar no hablar sobre el asunto

para no mortificar al doliente y tratar de deshacerse

de las pertenencias del muerto tan pronto como sea posible.

Evadir recuerdos o deshacerse de sus pertenencias “cuanto antes” tampoco ayuda. Es tan perjudicial como la actitud de mantener todo en el mismo lugar, como si nada hubiera sucedido. Se recomienda, si así lo desea, guardar ciertas pertenencias muy significativas de la persona fallecida, ya que nos permitirá volver a ellas para evocar el recuerdo del ser querido. Cuando se sienta capaz de enfrentar el momento, puede deshacerse de las demás pertenencias.

realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

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Cuando la persona o situación se aleja o desaparece

se pierde para siempre su recuerdo y no queda nada de ella.

Cuando un ser querido se aleja o muere, permanecen en la mente de las personas recuerdos e imágenes que podrán ser recordadas eventualmente. Aunque la relación con el objeto no permanece igual, debido al retiro de energía psíquica realizado durante el proceso del duelo, es posible apreciar que las representaciones no desaparecen y más bien permanecen "dormidas" en la mente, para volver a despertar en la forma de recuerdos, sin ninguna correlación con la realidad.

Se debe procurar no hablar sobre el asunto

para no mortificar al doliente y tratar de deshacerse

de las pertenencias del muerto tan pronto como sea posible.

Evadir recuerdos o deshacerse de sus pertenencias “cuanto antes” tampoco ayuda. Es tan perjudicial como la actitud de mantener todo en el mismo lugar, como si nada hubiera sucedido. Se recomienda, si así lo desea, guardar ciertas pertenencias muy significativas de la persona fallecida, ya que nos permitirá volver a ellas para evocar el recuerdo del ser querido. Cuando se sienta capaz de enfrentar el momento, puede deshacerse de las demás pertenencias.

realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

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En medio de la ceremonia “el festival de la siembra”, mientras jugaba feliz con unos niños, Buda vio el arado que se enterraba en la tierra. Inmediatamente, dejó de jugar y se quedó observando el surco que iba abriendo, conmovido ante la interrupción y destrucción de tantas vidas en un acto simple como la siembra.

Se quedó contemplando los insectos que se alejaban rápidamente del surco, los cuerpos cortados de los gusanos; cientos de bichitos que vivían bajo tierra sacados bruscamente a la superficie y muchos otros enterrados al fondo del surco, todos por igual desorientados y tristes ante la trastocación absoluta de su mundo.

En ese mismo instante había cientos de seres que sufrían.

Buda quedó tan conmovido por esa imagen que se alejó de los festejos y se sentó a reflexionar bajo un árbol. Sentía que el simple intento de sobrevivir en este mundo hacía sufrir inevitablemente a los demás. Hasta algo aparentemente tan inocente como cultivar la tierra provoca muerte y sufrimiento.JudItH L. LIEf. Sin miedo a la muerte.

el festival de la siembra

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desprendimientosLa forma ideal de morir es haberse

desprendido de todo, interna y externamente,

de modo que a la mente

le quede el mínimo posible de anhelo,

aferramiento y apego a qué agarrarse

en ese momento esencial.

Así pues, antes de morir hemos de intentar

liberarnos del apego a todas nuestras

posesiones, amigos y seres queridos.

No podemos llevarnos nada con nosotros,

de manera que hemos de hacer planes

para desprendernos de todas nuestras

posesiones -antes de que llegue el momento-

en forma de regalos o donaciones benéficas.

SoGYaL rIMPoCHÉ

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De la depresión y el vacío existencial. Nos cerramos en nuestra propia cápsula y nos apiadamos de nosotros mismos. Nos resistimos a rehacernos. Un cálido abrazo y una palabra de consuelo, aunque suene convencional, ganan un sentido insospechado. Es el anhelo del alma de oír que hay un sentido y que las estrellas-guía sólo se oscurecieron, no han desparecido.

¡que nadie me diga nada!TIEmPO DEl lAmENTO

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Yo pensé: “En medio de mis díastengo que marchar hacia las puertas del abismo;

me privan del resto de mis años”.

Yo pensé: “Ya no veré más al Señoren la tierra de los vivos,

ya no miraré a los hombresentre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vidacomo una tienda de pastores.

Como un tejedor devanaba yo mi vida,y me cortan la trama”.

Día y noche me estás acabando,sollozo hasta el amanecer.

Me quiebras los huesos como un león,día y noche me estás acabando.

Estoy piando como una golondrinagimo como una paloma.

Mis ojos mirando el cielo se consumen:¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

CántICo. ISaíaS 38,10-14

levantan y enrollan mi vidacomo una tienda de pastores

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Pablo Walker sJ

Saludaron, estuvieron un rato y se fueron: ahí estaban mis familiares, los amigos, la gente del trabajo. Los noté complicados improvisando su oficio, casi pidiendo disculpas por no saber qué decir. Yo los escuchaba y les daba las gracias. Hubiera preferido la mudez. Algunas de sus palabras quedaron resonando y la pena emergió cuando se fueron.Mi mejor amigo fue el silencio… ese que sabe que “nada tiene que ver

el dolor con el dolor”, con esta pena negra que ahora yo siento…que “no hay nombres en la zona muda”, como confiesa el poeta.

Durante meses pregunté: “¿Por qué a mí?”

Me aburrí de hacerle esta pregunta a Dios. Él enmudecía.

Otro día me acordé de C.S. Lewis, al que se le murió su esposa. Tras meses de preguntar llegó a una rara conclusión: “¿Puede un mortal hacer preguntas que Dios encuentre incontestables? Por ejemplo preguntar: “¿cuántas horas caben en un kilómetro?” Entonces volví a la mudez, porque nadie me daría explicaciones, porque las que me dieran me dejarían aún más triste…El que no ha sufrido no sabe nada. Definitivamente esta vida es rara, hay más platos rotos que razones.

Intenté otra salida: “¿Por qué no a mí?”. Esta otra horrible alternativa. Yo sabía que hay multitudes que llegan a la morgue todos los días. ¿Por qué no iba a ser yo parte de ellas? Yo sabía que por uno que ganaba el concurso todos los demás perdían, ¿por qué no uno de los míos? Terrible franqueza: seré uno de esos para los cuales no hubo pitutos, ni milagros, ni salvavidas. Este mundo está lleno de desahuciados y hoy he sido convertido en uno sin remedio, me pongo a la fila con la multitud.

Cuentan que Jesús, el Hijo de Dios y de María, tampoco fue la excepción… quizás será un día mi Salvador justamente porque no se buscó ningún atajo. Pero hoy me duelen las explicaciones con mayúsculas. Esta muerte fue “contra mi voluntad”, que quede claro: yo te quería y te moriste. Yo amaba estar contigo y esa vida aquí contigo se me murió.

¡me debes una!Y A TI, mUERTE, TE DIgO:

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Es lo único que me queda: durante meses he llorado y me ha hecho bien. “Felices los que lloran”, los que no tienen vergüenza de llorar. Te agradezco Jesús el haber respetado mi llanto, el llorar con tu amigo muerto. Te agradezco el ahorrarte los sermones, el que no apures respuestas sin oír el dolor con que te pregunto.

Ahora sé dos cosas: puedo llorar cuando quiera, y puedo ahorrarme las explicaciones. Tal vez un día “entenderé”, no sé, tal vez entonces esta amputación no será un desastre. Mientras tanto: gracias Jesús por ser acogedor con los mancos.

Si ya no busco respuestas puedo entonces aceptar que no lloro en vano, que no amo en vano, que esa mujer, ese hijo, que esa vida perdida, bien valen mi pena. No, no soy un tonto: este hijo cuya respiración ya no siento, es mi hijo muy querido; estos años de vejez que no tendré, eran un sueño compartido; esta mujer que perdí es la mujer de mi vida. ¿Y qué?

A algunos mancos, los días de frío, les duele el brazo que perdieron. Me dolerá el no estar completo sin ti. Ya te llevo dentro y por eso me dueles en los días de frío. Pero lo prometo solemnemente, no disimularé el amor que te tengo, no ocultaré la vida que te debo. La defenderé a muerte y en cuánto pueda, ahí donde la encuentre, la cuidaré. Y a ti, muerte, te digo: ¡me debes una! Me debes la revancha aunque me cueste la vida, porque te la tenemos prometida, porque eso de matar a la gente… eso no se hace. Porque nosotros, los que amamos, venceremos.

En estos días he preparado, en el llanto, mi desquite: Jesús, me uno a tu batalla. ¿Perdí al amor de mi vida? Lo honraré, lo haré crecer en otros aunque ya no sea exactamente “el mío”. Aprendí que la propiedad privada no es una preocupación para los que lloran a los muertos. El alma que ama, el alma que sufre por su amor, esa alma no tiene límites. “Mujer, ¿te crece un hijo?... yo tuve uno que me creció y que perdí: defenderé al tuyo con mi alma y con mis dientes”.

¿Volveré a ver a quién perdí? La fe me mueve a decir sí. Yo quiero creer, trato de poder decirlo, y rezo. “Con estos mismos ojos lo veré”. No me imagino cómo podrá ser ese “feliz rencuentro”, pero estoy cierto que no será parecido a lo que aquí vivimos. No, no soy perito en futuros, eso lo dejo a los expertos. Sólo te digo, ¿y si al llegar a ver tu rostro, mi Dios, sucede que esta pérdida ya no es más que un mal recuerdo? En todo caso no cuenten conmigo para víctima permanente de ninguna tragedia. Puede ser que un día amanezca y que de la pena haya nacido la alegría y la gratitud: en eso también, mi amor, te seré fiel.

Y tal vez diré como un viejo obispo africano: “La vida que compartimos con amor queda como fue. Lo que fuimos el uno para el otro aún es así. Menciónenme como siempre. Hablen de mí como siempre y no en forma diferente…

…Todo lo que significaba la vida para nosotros sigue vigente. ¿Qué es la muerte? Es algo que ocurre a diario. ¿Acaso voy a desaparecer de tu vida porque no me ves? No estoy lejos, solamente al otro lado del camino. Yo los espero. Todo está bien”.

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porquenosotros, los que amamos,

venceremos.

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¿A dónde van las palabras que no se quedaron? ¿A dónde van las miradas que un día partieron?

¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de algún ventarrón?

¿O se acurrucan, entre las rendijas, buscando calor? ¿Acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de

lluvia que quieren pasar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo?

¿Acaso se van? ¿Y a dónde van?

¿A dónde van?

¿En qué estarán convertidos mis viejos zapatos? ¿A dónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?

¿Por dónde están las angustias, que desde tus ojos rodaron por mí?

¿A dónde fueron mis palabras sucias de sangre de abril? ¿A dónde van ahora mismo estos cuerpos,

que no puedo nunca dejar de alumbrar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo?

¿Acaso se van? ¿Y a dónde van?

¿A dónde van?

¿A dónde va lo común, lo de todos los días? ¿El descalzarse en la puerta, la mano amiga? ¿Adónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer? ¿A dónde va el mantel de la mesa, el café de ayer? ¿A dónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar? ¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van? ¿Y a dónde van? ¿Adónde van?

SIlVIO RODRÍgUEZ

¿y a dónde van?

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Amado hijo: te tengo una noticia muy importante: hoy, a las 2.48 de la mañana, comenzó el otoño. El sol se trasladó del hemisferio sur al norte, cruzando la línea del Ecuador. Ha llegado la estación más hermosa a esta bella ciudad envenenada. Los liquidámbares y los gringos estallarán con su euforia de árboles extranjeros trasplantados aquí. Ojalá abril no sea el mes más cruel, como dijo un poeta de otro hemisferio, sino el más sabio, el que nos enseñe una y otra vez que las hojas tienen que caer para hacerse humus, y que en todo ocaso o final late una remota esperanza. Pisaré todas las hojas posibles por ti, y contigo meteré mis zapatos en todos los charcos de agua, como el niño que nunca debí dejar de ser, me detendré a recibir en la cara todas las brisas de la estación. Nos lo dijo Bob Dylan, quizás el último bardo del norte, en su visita: “La respuesta está soplando en el viento”. Valió la pena ir a su concierto, a pesar de la pena, sólo para escucharlo decir otra vez: “the answer, my friend, is blowing in the wind”.

Hijo: a veces te siento en el viento, a veces te respiro en el aire de la tarde, cuando todos los niños ya están en sus casas comiendo o preparándose para dormir. Yo ya no espero nada de las imposibles y gastadas preguntas, los “porqués” o “para qués”. En tu ausencia, sólo puedo balbucear un “entonces”, a lo más un “tal vez”.

En el hemisferio norte se espera el fin de la cuaresma con la llegada de la primavera; a nosotros nos toca celebrarla con el otoño. En este fin del mundo, es menos obvia, más interior la coincidencia entre los ciclos de la tierra y ese rito. ¡Y aquí, donde te tocó nacer y morir, las hojas de los árboles nativos son perennes!

Hijo: ésta es la última vez que hablaré de ti a los otros. Ha llegado el momento de que este duelo se eclipse, como uno más entre los millones de duelos anónimos de la multitud de los que siguen alentando pasos sobre la tierra.

Yo -antes de tu partida- creía con un filósofo francés que “el infierno son los otros”.

“la amaré siempreen el corazón de toda la gente”

testimonio

Últimas palabras pÚblicas de cristián Warnken a su Hijo. jueves 20 de marzo de 2008.

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Esos miles de correos de los lectores que postearon en los blogs -como rescatistas espontáneos- para tendernos una mano muestran que tiene más razón tu hermano Alonso que Jean Paul Sartre. Él nos contó -apenas partiste- que te habías aparecido en un sueño para decirle: “Dile a mi mamá que no tenga pena, porque la amaré siempre en el corazón de toda la gente”.

¿Qué sería de nosotros sin el corazón de los otros? ¡Porque Dios ha callado como un padre ausente y nos ha abandonado a la insoportable sensación de la nada! Son los otros -nuestros hermanos huérfanos- y no Él, nuestro padre, los que hicieron un arca para que no naufragáramos en este mar de lágrimas.

Clemente: ya estás en el corazón de los miles que nos escribieron y regalaron las “extrañas flores del consuelo”. Ésas que brotan y crecen lejos del ruido y la furia, “en las holladas praderas de nuestra pobreza”.

Hijo: hace más de dos mil años, otro hijo, pero que se decía hijo de Dios, moría, y sus discípulos repartían a todos los vientos la certeza de su resurrección. ¡Yo cambiaría mi propia resurrección -si pudiera, ahora mismo- sólo por abrazarte otra vez!

Hijo: ¿es esa promesa verdad, o el consuelo más extraordinario y hermoso inventado por el hombre para calmar el insoportable dolor del mundo? ¿Nos reencontraremos algún día -hijo y padre pródigos-, o nos disolveremos como una hoja más en el otoño cósmico? Hijo: ¡sólo tú puedes decírmelo al oído, como cuando me contabas un secreto cuando jugábamos! ¡Hagamos trampa esta vez y dime la verdad!: esperaré el otoño, la primavera y todas las estaciones que sea necesario para recibir tu respuesta.

Esperaré que me la traiga el viento. Esperaré como te esperamos nacer. Para nacer de nuevo. Aunque es de noche.

testimonio

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La persona que ha perdido a un ser querido en un accidente o situación similar

no debe saber acerca de los detalles del acontecimiento. Tampoco es conveniente

que vea su cuerpo o alguna evidencia clara que indique la certeza de su partida o muerte.

Saber acerca de los detalles que implicaron la desaparición de alguien cercano permite aceptar la realidad de su ausencia, ya que la persona entiende las circunstancias y recrea mentalmente la situación. La confusión y falta de información permiten que se elaboren toda clase de hipótesis y fantasías falsas sobre la circunstancia.

Cuando una persona demuestra rabia, dolor y desesperanza,

y además cree ver a la persona que se ha ido,

se encuentra cercana a la locura o a sufrir una depresión crónica.

La expresión de tales sentimientos resulta adecuada ya que permite que se procese la pérdida. Aunque estas manifestaciones aparezcan excesivas para algunos, no son siempre indicadores de que la persona desarrollará un problema mental grave. No obstante, resulta conveniente permanecer alerta frente a señales que muestren una alteración en el proceso de elaboración del duelo.

realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

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La persona que ha perdido a un ser querido en un accidente o situación similar

no debe saber acerca de los detalles del acontecimiento. Tampoco es conveniente

que vea su cuerpo o alguna evidencia clara que indique la certeza de su partida o muerte.

Saber acerca de los detalles que implicaron la desaparición de alguien cercano permite aceptar la realidad de su ausencia, ya que la persona entiende las circunstancias y recrea mentalmente la situación. La confusión y falta de información permiten que se elaboren toda clase de hipótesis y fantasías falsas sobre la circunstancia.

Cuando una persona demuestra rabia, dolor y desesperanza,

y además cree ver a la persona que se ha ido,

se encuentra cercana a la locura o a sufrir una depresión crónica.

La expresión de tales sentimientos resulta adecuada ya que permite que se procese la pérdida. Aunque estas manifestaciones aparezcan excesivas para algunos, no son siempre indicadores de que la persona desarrollará un problema mental grave. No obstante, resulta conveniente permanecer alerta frente a señales que muestren una alteración en el proceso de elaboración del duelo.

realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio.

El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros.

Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.

-¿Dónde están sus muebles? -preguntó el turista.

Y el sabio, rápidamente, preguntó:

-¿Y dónde están los suyos...?

-¿Los míos? -se sorprendió el turista-, ¡pero si yo estoy aquí solamente de paso!

-Yo también... -concluyó el sabio.

estamos de paso

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nada se consigue con resistir

“El aguijón supremo de la enfermedad y la muerte

es la angustia.

Es peor la angustia que la enfermedad, es preferible

la paz que la salud.

La paz extrae a la muerte su aguijón más venenoso,

que es la angustia.

Eliminada la angustia, la muerte deja de ser muerte

porque ha sido derrotada.

Así pues, la victoria sobre la muerte se llama paz,

supremo don divino que sólo viene por el camino de

la entrega de mi voluntad a la voluntad del Padre,

como decía Jesús en la agonía de Getsemaní:

‘No se haga lo que yo quiero sino lo que quieras tú’.

Si la muerte está llamando a la puerta, nada se

consigue con resistir: lo acertado es abrirle la

puerta porque, de otra manera, te la va a derribar

violentamente. Es locura pasar días y noches

amargándose, presa de pavor: esa es la victoria

de la muerte sobre el hombre.

¿Qué hacer? Reclinar la cabeza en sus manos,

abandonar toda resistencia, cerrar la mente y

la boca, extender a Dios un cheque en blanco,

diciéndole: cuando quieras, como quieras, llévame”.

IGnaCIo LarrañaGa

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TIEmPO DE reAlmArse:

¡tengo que rehacerme!Es el auto-fortalecimiento mediante una especie de negociación con el dolor de la pérdida: «no puedo sucumbir ni hundirme totalmente; tengo que aguantar este desgarro hasta criar a mi familia o hasta licenciarme…». En medio de la noche oscura se anuncia un punto de luz.

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¡tengo que rehacerme!

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“todo lo que amamos se nos puede arrancar; lo que no se nos puede quitar es el poder de elegir qué actitud asumir ante estos acontecimientos”.VíCtor frankL

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ambos teníamos 43 años cuando Florence sufrió un derrame cerebral, perdió el habla y motricidad de la mano. Sobrevino un largo tiempo de incertidumbres fruto de la incapacidad de los médicos de diagnosticar el cáncer.

Mi tarea fue acompañarla -confiando que los médicos se ocuparían de las células malignas- y despertar en ella las ganas de vivir, pues la quimio era una experiencia de infierno. Fue el tiempo de la esperanza. Había una negación de la muerte: “Ella va salir adelante”. “Ella va a salvarse”. Encontraríamos los medios en la medicina. Para sobrevivir en esa época dejé de lado mi angustia y temor y sólo me preocupé de estar a su lado. Hice unos ejercicios espirituales y me concentré en confiar en Jesús, meditando el libro de Job.

Un año después. Es un hecho. No hay ninguna posibilidad. Metástasis en todo el cuerpo. Florence en la UTI me dirá: “Dime la verdad”. “Tienes un mes de vida”. Es el momento de terminar de acompañarla hasta su último paso.

Lo primero fue armar un círculo de hierro alrededor de ella. Permitir acercarse sólo a los que eran capaces de enfrentar la muerte. Un grupo de amigos fantásticos. Todavía yo tenía la esperanza del milagro. Después de una lectura de un texto de evangelio, reuní a todos, familia y amigos, en una ceremonia para “desatar lo que nosotros habíamos atado en la tierra, para que la gracia de Dios pudiera expresarse”. Reuní 150 personas. ¡Fue fantástico! Un conmovedor encuentro de reconciliación. Somos nosotros el obstáculo, ligando lo que Dios no puede desligar.

En ese último tiempo viví con Florence los momentos de plenitud más extraordinarios de mi vida porque entre nosotros dos vivimos una complicidad espiritual total. No necesitábamos hablar, bastaba el simple hecho de estar en presencia el uno con el otro. Manifestar con nuestra presencia y miradas el amor incondicional del uno por el otro.

Escuché la otra tarde que, en el amor humano, finalmente hay un intercambio “me doy y tú me das”, pero siempre hay algo turbio, “yo te de doy en la medida que yo sé que voy a recibir”.

la plenitud de mi vidaDenis gallet

me voy a encontrar con

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El plan de Dios para una pareja es ser capaz de amar al otro para que el otro llegue a ser hijo de Dios, llegue a ser la persona que Dios quiere ver crecer; para mí, fue iluminador.

Es lo que vivimos ese julio del 86. Yo, lo único que quería -sabiendo que estaba por morir- era permitir a Florence llegar a ser la hija amada de Dios. Pienso que ella no tenía que entregarme salvo lo mejor de ella y dibujo su visión de ella orante, acogiendo a Jesús en su vientre de rodillas y mirando la luz de Dios. Estaba representando su preparación a encontrarse con Dios.

Una noche me dijo: “Denis, sé que yo me voy a encontrar con la plenitud de mi vida. Ahora estoy lista para morir. Para mi misa de funeral lo que quiero es lo siguiente…”. Luego me lo repetiría delante de un amigo para asegurarse que así se haría. Entre risas…

El corazón de mi mujer había encontrado en ella el lugar de certeza de que Dios estaba esperándola y que estaba lista para entrar en la plenitud de su vida.

De su agonía no vale la pena hablar.

Florence me hizo prometer, antes de morir, ser fiel a nuestra promesa como matrimonio de contribuir a un cambio de la sociedad, contribuir en ser laicos comprometidos para hacer llegar la buena nueva en el mundo, me hizo prometer eso.

Conocí a Graciela el 87, pero desde lejos. Sólo en marzo del 89 nos encontramos cuando vine a dar mi testimonio como permanente de una fundación cristiana. El misterio del amor nos hizo descubrir que teníamos algo en común: Dios… Tres meses después estábamos casados y yo viviendo en Chile. Florence me dio al momento de su muerte la misión de amar y construir otro tipo de sociedad e inmediatamente me mandó a Graciela para construir este sueño...

Veinticinco años después de la partida de Florence, pienso que el duelo se asemeja a alguien que escala un cerro y alcanza una cumbre redonda. A lo largo de la vida siempre descubres cosas nuevas en ese duelo... es un proceso que nunca se termina de hacer y que permite descubrir la profundidad del lazo que nos unía y entrar en una nueva comunicación con nuestro ser amado.

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el duelo, es un proceso que nunca se termina de recorrer

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La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.

Yo soy yo, vosotros sois vosotros.Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo.

Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho.

No uséis un tono diferente.No toméis un aire solemne y triste.

Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.

Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.¿Veis? Todo está bien.No lloréis si me amábais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo!, ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.SAN AgUSTÍN

no estoy lejos, sólo al otro laDo Del camino

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Éramos cuatros en una mediagua del tipo conteiner. La mitad del espacio lo ocupan una cama de dos plaza y una cama individual, más un colchón al suelo. El espacio que queda es para una mesa con sólo dos sillas y otro mesón armado con una chiquita cocinilla de camping para preparar los alimentos; en el exterior un lavadero para el agua y los baños, para toda la aldea.

Avanzo en medio de las hileras de conteiner y no se ve nadie. De los tres días que estuvimos sólo el domingo se vieron algunas personas ¿Dónde están los niños, los hombres las mujeres?

No salen. No se ven.

La mayoría son Evangélicos y asisten en familia diariamente a los servicios.

No es un pueblo visitados por turistas. Nunca lo fue. Son y han sido siempre ellos, los que han nacido y crecido y muerto en la Caleta Tubul (viento recio) –distante a 16 kilómetros de la comuna de Arauco.

Los hombres son buzos y pescadores, abundan los botes a razón de uno por hombre. Las mujeres trabajaban el “pelillo”, una especie de alga de exportación muy apreciada en el Asia. Éste, que era el sustento mayoritario de las mujeres, desapareció de las riveras, junto con el río que las embellecía por su costado hacia el interior…

El 27 de febrero de 2010 el mar entró estrepitosamente aterrador; aún les hiere la memoria –todos mencionan lo mismo- arrastrando, arrasando, desmantelando, destruyendo todo a su paso. Ahí en Tubul no murió nadie. Todos huyeron a los cerros y ahí permanecieron aislados por tres días, sin agua ni comida. Los daban por desaparecidos a todos… El puente quedó cortado. Les llegó alimento vía aérea. En ese lugar la tierra se levantó tres metros y medio durante el sismo. De no ser así, los cerros no habrían servido para protegerlos del tsunami que entró hasta el puente, 2 kilómetros adentro –a pesar de esta elevación de tierra- arrasó con todo, dejándolos con lo puesto…

Esta misma levantada de la tierra se llevó prácticamente las aguas el río y alejó las aguas entre 30 y 60 metros de la antigua orilla del mar.

Susi Hollander, una joven madre dirigente que está en la lucha por conseguir una vivienda digna y justa y lo más pronto posible, dice: “Muchos ya pierden esa esperanza… Ni creen en lo que les dicen”. “Eso peor que anuncian ya está sucediendo, tiene que ver con la cerrazón del corazón, el querer velar sólo por lo propio y olvidarse del otro y su necesidad… ¿es esa pérdida de sentido… esa pérdida de esperanza… el desastre que profetizan, será peor que lo que ya nos pasó?”.

y se quedaron con sólo lo puesto

testimonio

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Ese sin sentido yo lo vi cada mañana caminando por más de una hora de lado a lado… por esa rivera donde las embarcaciones cuelgan como ropas que nadie usa… colgajos en una orilla seca que antes fue río. A mi paso sólo una que otra persona que asoma y desaparece… Recién como a las 10 de la mañana veo movimiento de algunos buzos y pescadores echándose a la mar… “Yo calculo -me dice una voluntaria- que hay familia en estas aldeas que no reciben más de 20 mil pesos al mes… y que cada día… se come sólo lo que queda…”. Depresión. Silencio. Sequedal. Niños tristes que hablan con la vista perdida en más allá…Al término del taller de poesía nos dan gracias porque les ayudamos a conocer lo que sienten y a expresarlo en metáfora…

Nibaldo (11años) escribe: “Flaco y largo como el Alerce… así soy yo”, y otra niñita que decide guardar para Navidad lo que escribió para su mamá, dice “que es suavecita y cariñosa como un gatito”. También, una niñita de cinco años, expresa: “a mi abuelita yo la quiero porque parece una mariposa”… desde la poesía no la ve en su silla de ruedas…

El domingo hablo casi dos horas con una dirigente de la aldea de emergencia, que regresa a un encuentro de fin de semana con otras dirigentes como ella en Constitución: “Ahí, en la isla que está al frente, murió mucha gente y hasta el día de hoy reúnen fondos para pagar a buzos que se sumergen cada día para ver si encuentran los restos de sus familiares… Ahí están peor que nosotros”, me dice y llora. “Tienen al frente el recuerdo de la muerte a cada momento… Están de brazos caídos”.

Después me dirá: “Yo no lucho por una casa sólo porque es una casa, un bien material… Yo sólo era una mujer de mi casa y esposa de mi marido pescador y madre pa´ mis hijos… La primera vez que levanté la voz, temblaba entera… Si yo lucho y me capacito y sirvo a mi gente es para recuperar nuestra dignidad. Nuestra intimidad”.

El día que llegamos de madrugada y nos topamos con una mujer que salía envuelta sólo en una toalla de un baño que quedaba lejos de su mediagua… pobrecita. No la vimos más. Coincidentemente, el día que nos veníamos nos cruzamos también con su marido con el torso desnudo, mojado, ‘de carrera’ a ocultarse en su casa… saliendo de esa ducha pública… Eran nuestro vecinos… nunca los vimos, nunca se asomaron… a pesar que uno escuchaba la música… y veía la luz en la noche al interior del conteiner.

Trato de borrar las imágenes de mi corazón… como si se tratara de una pesadilla. Pero no. Tubul existe y yo estuve ahí.

testimonio

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realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

Es inconveniente comunicar y hacer saber a los niños sobre cuestiones relacionadas con el duelo y la pérdida,

ya que ellos no poseen las capacidades para entender una experiencia como ésta. Lo mejor es negarles todo y

alejarlos lo más posible de esta realidad.

El niño es tan capaz como el adulto de experimentar una situación de duelo. Una pérdida, por pequeña que parezca -por ejemplo, la de su mascota- puede ser una situación que le permita luego afrontar situaciones de pérdida tanto o más dolorosas. De esta forma, lo más conveniente es permitir que conozcan la realidad en relación a la persona que ya no está más a su lado.

El distanciamiento geográfico es lo mejor para el doliente.

El distanciamiento geográfico no ayuda. La persona debe regresar a su hogar y allí enfrentar la realidad de la perdida. Ir de viaje mientras no se ha superado el duelo es crear nuevos motivos de inestabilidad.El cambio de residencia debe hacerse cuando la persona se sienta preparada para ello, no como un medio para escapar al dolor.

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realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

Es inconveniente comunicar y hacer saber a los niños sobre cuestiones relacionadas con el duelo y la pérdida,

ya que ellos no poseen las capacidades para entender una experiencia como ésta. Lo mejor es negarles todo y

alejarlos lo más posible de esta realidad.

El niño es tan capaz como el adulto de experimentar una situación de duelo. Una pérdida, por pequeña que parezca -por ejemplo, la de su mascota- puede ser una situación que le permita luego afrontar situaciones de pérdida tanto o más dolorosas. De esta forma, lo más conveniente es permitir que conozcan la realidad en relación a la persona que ya no está más a su lado.

El distanciamiento geográfico es lo mejor para el doliente.

El distanciamiento geográfico no ayuda. La persona debe regresar a su hogar y allí enfrentar la realidad de la perdida. Ir de viaje mientras no se ha superado el duelo es crear nuevos motivos de inestabilidad.El cambio de residencia debe hacerse cuando la persona se sienta preparada para ello, no como un medio para escapar al dolor.

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Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte. El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta.

Cuando, más tarde, los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replicó:

- ¿No habéis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente?

- Pero, ¿hay vida después de la muerte o no la hay?, insistió un discípulo.

- ¿Hay vida antes de la muerte?

- ¡Esta es la cuestión! – replicó enigmáticamente el Maestro.

¿hay vida antes de la muerte?

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Bendito quien confía en el Señor,

y pone en el Señor su confianza:

será un árbol plantado junto al agua,

que junto a la corriente echa raíces;

cuando llegue el estío no lo sentirá,

su hoja estará verde;

en año de sequía no se inquieta,

no deja de dar fruto.

JErEMIaS 17,7-8

bendito quien confía en el señor

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Una serena aceptación abraza esa herida que deja cicatrices. Nadie sale del luto igual que entró. La persona madura forzosamente y experimenta que la pérdida no es necesariamente total, el dolor que no se resiste -como agua que riega- nos hace crecer en humanidad.

¡que así sea!TIEmPO DE ACEPTAR

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“Recordar que todos moriremos pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el temor al ridículo o al fracaso; todo eso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante.Recordar que se va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón”.

StEVE JoBS discurso a los estudiantes de la universidad de Stanford. 2005.

segu

ir tu

cor

azón

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rosario gUZmÁn e. una vez más, Pedro, mi amigo del alma, me pide abrir mi corazón para hablar –esta vez de la muerte- desde mi propia vivencia personal y no desde el conocimiento teórico o ejercicio intelectual. Porque una cosa es pensar o discurrir sobre la muerte y otra, muy distinta, haber vivido la muerte de nuestros seres más amados,

con sus consiguientes y sucesivos duelos.

Debo reconocer, eso sí, que ninguno de ellos ha muerto dentro de mí, porque nadie muere, pienso, mientras siga habitando en nuestra memoria, silencios y palabras, aún cuando no podamos tocar y acariciar sus cuerpos, escuchar sus voces o sentir su olor… Esto es, al menos, lo que yo he experimentado con la ausencia física de los 4 hombres más significativos de mi vida, cada uno de los cuales me estructuró sobre los dos ejes de mi identidad: el afectivo y el espiritual (la actividad mental no ha sido para mí más que una añadidura). Y hablar de la muerte es necesariamente hablar de ellos…

Lo más importante de todo es que celebro que ellos hayan existido más de lo que lamento que hayan partido: a mi padre infinitamente cariñoso (destruido por el alcohol en que ahogó su pena) le debo mi femineidad carente de ambivalencias; a mi marido amante–amigo–cómplice, le debo la mejor experiencia conyugal imaginable; a mi hermano asesinado, la fe en Dios más potente que yo haya conocido y que compartíamos en profundidad, y a mi hijo (de los 5, el mayor de los hombres), la reinvención de mi manera de ser madre, al comprobar la gravedad de su enfermedad que culminó –luego de un largo calvario- convirtiéndolo en víctima de un suicidio, misma suerte que había corrido su padre 32 años antes.

Si comparto con ustedes –a corazón abierto y bajo el mandato de “la verdad os hará libres”, el tipo de muertes de las que he sido testigo, es tan sólo para dimensionar la magnitud del impacto emocional que ellas provocaron en mí, por tratarse no precisamente de muertes naturales, sino en su mayoría, de trágicos hechos de sangre. Pero, insisto

nadie mueremientras siga habitando en nuestra memoria, silencios y palabras

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nuevamente: ¿cómo no agradecer al cielo el haber tenido ese padre, ese marido, ese hermano, ese hijo, y no otros? Sin ellos, yo no sería la que soy: una mujer madura, madre y abuela en la plenitud de la tercera edad, que me voy acercando a los 70 sintiendo que puedo traspasar con serenidad el umbral de esta existencia terrenal para adentrarme en un amanecer gozoso y luminoso donde todos seremos uno…

Hasta aquí, mi experiencia cercana de la muerte de los míos a nivel humano. Por mi parte, intento vivir cada día como si fuera el último, porque tengo la certeza de que esta noche puede tocarme partir a mí… Y digo a nivel humano, porque creo apasionadamente en lo divino. En el Padre que me creó, me protege y me salvará, no por mis méritos sino por su misericordia; en el Hijo que me enamora y que no sólo es mi amado divino sino mi maestro, mi swami, mi médico, mi psicoanalista, mi alfa y omega; y en el Espíritu Santo que me regala sus dones e inspira mis palabras y mis silencios. Esta es la trinidad que me ha sostenido en pie en este mundo y a la que me uniré definitivamente el día que exhale mi último suspiro. Así, la muerte no es el fin sino el comienzo de la verdadera Vida…

En esto consiste mi fe cristiana. Una fe, como lo he repetido mil veces, a prueba de balas, literalmente. Una fe adulta me han dicho. Una fe que ha dado sentido a todos mis dolores (que no han sido pocos) por medio de la crucifixión de Jesús (que murió por amor a nosotros) pero que no se queda a los pies de la cruz, sino que se proyecta y trasciende en la resurrección del Señor. “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe”, dijo San Pablo. Y creer es dicha, contento, gozo, plenitud. Siento que Nietzsche tenía razón cuando se quejaba: “¡Qué poca cara de resucitados tienen los cristianos!” ¿Cómo no andar alegres –me pregunto- si somos portadores de la Buena Noticia y no de las malas noticias?

Para terminar, quiero contarte querido(a) lector(a), que el Dios en que yo creo (y dime en qué Dios crees y te diré quién eres) te ama entrañablemente y sin condiciones, sea que creas en Él o no, seas blanco, negro o amarillo; católico, musulmán o judío; comunista, militar o guerrillero; de derecha o izquierda; homosexual o heterosexual; rico o pobre; y mientras más pecador, más te ama, porque vino al mundo por nosotros y no por los que se creen justos e inmaculados y que van por la vida arrogándose el derecho a condenar, despreciar o discriminar a su hermano. “No juzguéis y no series juzgados” y “que tire la primera piedra el que esté libre de culpa” dijo Jesús de Nazaret, mientras fustigó implacablemente a los fariseos que siempre andaban viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio…

Un deseo final: ojalá nos pille la muerte amando y no odiando, porque seguro será una muerte más dulce…

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ojalá nos pille la muerte amando y no odiando, porque seguro será una muerte más dulce…

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karen Zillmannderecho a manilla

En memoria de nuestra querida amiga karen Zillmann quién falleció, tempranamente, mientras editábamos este libro.

Que me lleven, que me porten, que me instalen. Allí donde mis huesos sean disponibles,para enterrarse, socavarse, destruirse.

Que lleve la sexta manilla de mi propio féretro,uno de mis más queridos y respetados.

La quinta, que la lleve el que vio mi humildad.

La cuarta, llévenme a la tierra.No saldré jamás, llevando mi egoísmo como estandarte, sin vanagloria; como pedido de perdón a aquellos con quienes no fui generosa.No oculten verdades.

Tercera, que la lleve quien conoce lo que debería haber sido, y sabe lo que no quise ser.

Me quedan dos manillas.Una, se la doy al más pequeño.Que lleve al polvo mi impaciencia,enterrándola sin herencia.

La última, que la lleve aquela quién amé con locura. Estará enterrando todo mi amor,que es el suyo y de allí,al recuerdo olvidado.

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Este viernes, fue un Viernes Santo aunque no lo diga ningún calendario. Macarena, mi niña de agua, tendida con sólo un pañal a causa de la fiebre, como un Cristo desnudo, dejó de respirar a las 15:20 horas. Se quedó suspendida en un instante de eternidad. Ya no era necesaria la mascarilla que cubrió su precioso semblante a mis ojos durante estos 17 días... El oxígeno se entregó hasta el tope, hasta el último segundo, igual que tú que alargaste tus días para acompañar mi vida, para asombro de todos.

Ingresó el miércoles 1 de julio a urgencia, justo en medio de la más alta demanda pediátrica del Hospital, con un cuadro de neumonía que derivó en influenza. Esa mañana del jueves 2 me llaman urgente: -¿Puede reemplazar a la Tía que se pasó la noche a su lado en la Posta?. Desde ese día me lo pasé a su lado a diario.

El día 13 de julio hice crisis... Ya no es sólo acompañarla sin poder evitar ni uno solo de sus dolores, es también estar de cara a una procesión interminable de madres con rostros agotados cargando a su guagüitas graves, la mayoría con neumonía o virus sincicial... No alcanza a salir una madre con el rostro aliviado para que entre otra cargando a su bebé grave. No acaban de limpiar la cama aún caliente para tender a un pequeño niño recién llegado.

¡Ya no puedo más! ¡Yo no vuelvo más a su lado! ¡No vuelvo a ese lugar! ¡No puedo más!...

Y escucho una voz que me canta:

“Tú, no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja / como un aullido interminable... interminable / te sentirás acorralada, te sentirás perdida y sola / tal vez querrás no haber nacido... no haber nacido”.

Al día siguiente de esta rebelión comprendo con más claridad que nunca que es la fuerza del amor la que me lleva a su lado y me preparo para continuar acompañándola sabiendo que me debo quitar las sandalias: mi dramatismo, mi egocentrismo, mi hipersensibilidad ya no pueden acercarse... Ahora sólo me mueve la fuerza Maternal del Padre que me escogió para decir a Macarena: “Aunque tu madre se olvide de ti, yo no te olvido. A tí te tengo grabada en la palma de mano...”.

Macarena no mejora ni empeora. Casi cada noche me voy y su cuerpo arde en fiebre. En el hospital están dando todo el apoyo médico. Todo. Las Hermanas de Calcuta piden llevarla al Hogar pero el Hospital les advierte que es un viaje que no resistirá y que en el Hogar no pueden responder a su elevado requerimiento de oxígeno.

“gracias por regalarle a mi vientre seco conocer la maternidad”tencHa miranda, “mi niña que no era mía dejó de respirar”.

testimonio

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Mi flaquita que no eras mía... Doy gracias Macarena por tus huesos de cristal que ya se quebraron solos hace tres meses, por tus brazos que nunca me abrazaron, por tu voz que nunca me dijo una palabra y por tus ojos que nunca me miraron... Doy gracias por ese cuerpo tuyo que no podía siquiera cambiar por sí mismo de posición... por tu piel tan blanca y suavecita y tus patitas y manos que a pesar de tu edad parecían de guagüita... reconozco que estar tan cerca de ti me impedía ya ver tu cabeza grande por la Hidrocefalia, que pesaba más que tu frágil cuerpo. Doy gracias por la sorprendente fuerza con que te resistías cuando alguien te tomaba en brazos y que fue la señal para decirme que a mí me recibías. A mí sí que me dejaste tomarte... Doy gracias por ese silencio tuyo que me habló más alto que persona alguna... Te conocí a los cinco años y siempre me advirtieron que no me encariñara contigo, que en cualquier momento partirías. Este 10 de agosto cumplías 11 años... más de la mitad de tu vida me regalaste tu compañía... y le diste sentido a mi vida.

En Agosto de 2003 visitamos el Hogar con Francisco para tocar música a los niños pero tú sólo naciste para mí el día 8 diciembre de 2003... Ese mediodía, tu cuna de ruedas estaba junto al pasillo que se vestía de sol. Si no te miro no habría sabido que estabas llorando. La expresión en tu rostro era un grito sin sonido. Leyendo a Jean Vanier supe después que los niños abandonados dejan de llorar porque saben que nadie vendrá por ellos... Yo tenía la guitarra en mis brazos... Solía pensar que mi amor se expresaba a través de mi guitarra, mi música, mis creaciones, etcétera, por eso intenté calmarte con los sonidos preciosos de mi guitarra y me sonó absurdo... Fue entonces que partió todo. Metí mi guitarra en su cajita y estiré hacia ti por primera vez mis manos, mi corazón, mis lágrimas y mis entrañas para siempre.

Ahora es tu cuerpo el que guardamos en una caja blanca... escucho el sonido de puñado tras puñado de tierra que lanzan las Hermanas y las Tías del Hogar, las mismas que te mudaron y te dieron la papa. No hay gritos ni llantos, sólo lágrimas de silencio en las cabezas inclinadas de los que ahí vemos cómo este rincón de tierra abre sus brazos a las paladas que te ocultan de nuestros ojos, conmovidos de ti, mi preciosa niña, que no eras mía... Gracias por regalarle a mi vientre seco conocer la maternidad. Gracias a Dios que me dio la fuerza para acompañarte hasta tu último segundo de vida y la gracia de amarte y de llorar por ti, como si fuera tu mamita.

testimonio

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El sentimiento por la pérdida de un hijo o hija

es un afecto que no debe ser expresado, ya que de esta forma se hace más fácil

el proceso de sobrellevar la situación.

Aunque en nuestra cultura se veneran el valor y la entereza fría con la que se deberían sobrellevar las situaciones dolorosas de pérdida, resulta conveniente hacer a un lado esta creencia, ya que en todo caso el sufrimiento debe ser expresado de alguna manera y comunicado con el fin de permitir al doliente descargar la sensación que en ese momento lo inunda.

realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

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El sentimiento por la pérdida de un hijo o hija

es un afecto que no debe ser expresado, ya que de esta forma se hace más fácil

el proceso de sobrellevar la situación.

Aunque en nuestra cultura se veneran el valor y la entereza fría con la que se deberían sobrellevar las situaciones dolorosas de pérdida, resulta conveniente hacer a un lado esta creencia, ya que en todo caso el sufrimiento debe ser expresado de alguna manera y comunicado con el fin de permitir al doliente descargar la sensación que en ese momento lo inunda.

realidadmitoLos confrontamos a continuación con la realidad

al momento del duelo y las pérdidas existen muchos mitos

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Se dice que era un mago del arpa.

En la llanura de Colombia no había ninguna fiesta sin él. Para que la fiesta fuese fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí con sus dedos bailadores que alegraban los aires y alborotaban las piernas.

Una noche, en un sendero perdido, fue asaltado por unos ladrones. Iba Mesé Figueredo de camino a unas bodas, él encima de una mula, encima de la otra su arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a palos.

A la mañana siguiente alguien lo encontró. Estaba tendido en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo con un hilo de voz:

- Se llevaron las mulas.

Y dijo también:

- Se llevaron el arpa.

Y, tomando aliento, rió:

- ¡Pero no se han podido llevar la música!

Eduardo GaLEano

siempre viva música mía

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Esta palabra da sentido a nuestra vida, a nuestro sufrimiento, a nuestra muerte un día. La fraternidad universal por la que queremos vivir; la paz, la unidad que queremos construir a nuestroalrededor es un vago sueño, una quimera si no estamos dispuestos a recorrer el mismo caminotrazado por el Maestro.¿Qué hizo Él para “dar mucho fruto”?Lo compartió todo con nosotros. Asumió nuestros sufrimientos. Se hizo con nosotros tiniebla, melancolía, cansancio, contraste…Probó la traición, la soledad, la orfandad…En una palabra, se hizo “uno con nosotros”,cargando con nuestros pesos.Así nosotros, enamorados de este Dios que es “prójimo” nuestro, tenemos un modo de decirle que le estamos inmensamente agradecidos por su infinito amor: vivir como Él vivió. Y henos aquí “próximos” a cuantos pasan a nuestro lado en la vida, queriendo estar dispuestos a “hacernos uno” con ellos, a asumir una desunidad, a compartir un dolor, a resolver un problema, con un amor concreto hecho servicio.Jesús en el abandono se dio completamente; en la espiritualidad que se centra en Él, Jesús resucitado debe resplandecer plenamente y la alegría debe dar testimonio de ello.cHiara lubicH

si el grano de trigo no cae en tierra y muere, es sólo un grano; pero si muere, da mucho fruto. jn 12, 24

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y pasaré DE ESTE mUNDO a mi Padre“No se turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes”. Jesús

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y pasaré DE ESTE mUNDO a mi Padre

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