«He crecido en esta casa y desde aquí salí · ro con más de ciento cincuenta años de...

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Su marido, Filippos Lemos, heredero de otro imperio naviero, y ella forman una de las parejas «it» de Londres; son tratados como miembros de la nobleza y ella es conocida como «princesa Marianna» «He crecido en esta casa y desde aquí salí vestida de Valentino para casarme» 12

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Su marido, Filippos Lemos, heredero de otro imperio naviero, y ella forman una de las parejas «it» de Londres; son tratados como miembros de la nobleza y ella es conocida

como «princesa Marianna»

«He crecido en esta casa y desde aquí salí vestida de Valentino para casarme»

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Referente de estilo en los círculos más aristocráticos del Reino Unido, los apellidos de Ma-rianna, Goulandris Va rd i n o y a n n i s , fusionan la mayor flota de navíos del

mundo

Nada más entrar en casa de los Goulandris se percibe el buen gusto y el amor por el arte de esta familia. A la iz-quierda, «hall» de entrada con una mesa estilo rena-centista repleta de objetos decorativos, entre los que destaca una escultura felina del cotizado escultor italiano Rembrandt Bugatt i , así como una lámpara antigua de cerámica china amarillo imperial. El espejo rococó está tallado en madera y cu-bierto en oro de hoja. Bajo esa foto, Marianna (en esta página con pantalón de Alexander McQueen y blusa de Sonia Rykiel) el día de su boda con Filippos Lemos, en Londres, el pasado febrero

Está en el exclusivo Mayfair londinense, tiene cinco pisos, jardín propio y ocupa casi toda

una manzana

MARIANNA GOULANDRIS

ENTRAMOS EN LA FANTÁSTICA CASA

DE LA JOVEN HEREDERA QUE TUVO A CUATRO

REINAS, DOS REYES Y DIECIOCHO

PRÍNCIPES EN SURECIENTE BODA DE CUENTO DE HADAS

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E XISTEN pocas familias en el mundo que despierten tanto interés como las de los navieros griegos. Ape-

llidos como Onassis, Embiricos, Livanos, Niarchos y Goulandris han llenado páginas enteras de libros, diarios y revistas con sus fascinantes historias. Y no podía ser de otra forma: su estilo de vida los ha convertido en perso-najes únicos que hasta el día de hoy demuestran disfru-tar de la vida como solo pocos saben hacerlo.

Y eso fue precisamente lo que pudimos constatar du-rante la fastuosa boda de Marianna Goulandris y Filippos Lemos, celebrada el pasado 4 de febrero en la catedral ortodoxa de Santa Sofía de Londres. Los novios, herede-ros de dos inmensas fortunas navieras, se dieron el «sí, quiero» ante la presencia de una emperatriz, Farah de Irán; dos reyes, Guillermo Alejandro de los Países Bajos y Constantino de Grecia; tres reinas, doña Sofía, Máxima de los Países Bajos y Ana María de Grecia; y dieciocho

(SIGUE)

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Rodeada de obras de arte de incalcu-lable valor y posan-do con diseños de alta costura de su armario, nos habla de su vida y de sus nuevos proyectos dentro del mundo

de la filantropía

La gran escalera está revestida por un delica-do yute tejido a mano y coronado por una gran cúpula. Izquierda, la divertida colección de bastones antiguos de George, el padre de Marianna. Al lado, con vestido de inspiración he lén ica de E lena Makri, Marianna posa en la segunda planta de su casa, con la obra «Jaguar» de Andrea Scacciati. El colgante en oro que lleva es una creación suya y repre-senta el típico «nazar», el popular amuleto que sirve para protegerse

del mal de ojo

«Aparte de mi lí-nea de joyas, estoy involucrada en la fundación que creó mi abuela mater-na, Marianna Var-dinoyannis, para ayudar a los niños enfermos de cán-

cer»

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príncipes y princesas. Un privi-legio que muy pocos tienen cuando no se pertenece al Gotha, pero sí a una saga de di-nastías que han hecho historia.

Marianna, hija del magnate George Goulandris y de la here-dera Christina Vardinoyannis, y Filippos Lemos, licenciado en Economía y Políticas en Oxford y quien dirige un imperio navie-ro con más de ciento cincuenta años de trayectoria, son hoy una de las parejas «it» de la capital británica, hasta el punto de que son tratados como miembros de la nobleza allá donde quiera que vayan. De hecho, ella es co-nocida como «princesa Marian-na», pues sus dos apellidos fu-sionan la mayor flota de navíos griegos. Alumna del prestigioso Instituto Marangoni —una de las mejores escuelas del mundo en moda y diseño—, su elegan-cia y su flamante debut en el mundo de la joyería han hecho que sea un referente de estilo en los círculos más aristocráti-cos del Reino Unido.

Cuando han transcurrido tres meses desde su boda, Ma-rianna, posmoderna, nos recibe en la fabulosa casa familiar, en el exclusivo barrio londinense de Mayfair: «Aquí crecí y desde

aquí salí vestida de Valentino para casarme», recuerda. En la conversación que mantuvo con ¡HOLA!, Marianna nos habla de su nueva vida, de su nueva faceta de diseñadora de joyas y de los nuevos proyectos que tie-ne dentro de la fundación Elpi-da (en griego significa «espe-ranza»), creada en Grecia en 1990 por su abuela materna, la célebre «socialité» Marianna Vardinoyannis, para ayudar a niños enfermos de cáncer.

—¿Qué significa ser una Gou-landris, un apellido tan emble-mático en el mundo naviero?

—Yo crecí en Londres como cualquier otra niña de mi edad. Sin embargo, cuando iba a Gre-cia me daba cuenta de que per-tenecía a una clase privilegiada, pero nada de eso me afectaba, porque al regresar a Inglaterra, un país tan grande y diverso, a nadie le importaba quién era yo. Mis padres son dos personas muy humildes, que siempre in-culcaron en mí la modestia y el respeto a los demás. Recuerdo con mucho cariño mis años de colegio en Londres, donde el sentido del humor hizo que aprendiera a reírme de mí mis-ma y a no tomarme la vida tan en serio.

Marianna sonríe mientras posa con sus perros, Tofu y Toby, un labrador cho-colate. En la otra página, arriba, sentada en uno de los salones. Entre las dos librerías, la famosa obra de Picasso «Planta de to-mates», que pintó en 1944. Es una de sus pin-turas más cotizadas y está valorada en veinte millones de euros. Abajo, salón donde los Goulan-dris pasan más tiempo y donde reciben a sus ami-gos más íntimos. Está decorado con una gran pintura de inspiración náutica haciendo honor a

la historia de la familia (SIGUE)

«Mi marido tiene un gusto exquisito. De hecho, él diseñó mi anillo de compromi-so y debo decir que, cuando me lo dio, pensé por un mo-mento que era mejor diseñador que yo»

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—Tu boda fue considerada uno de los eventos sociales del año en Inglaterra.

—Mi boda fue el reflejo de una historia de amor de doce años. Tanto Filippos como yo senti-mos que fue un día muy especial. Todas las perso-nas que estuvieron en mi boda fueron amigos de nuestras familias, por lo que la ceremonia la sentí como una reunión cercana de amigos, más allá de que para muchos pudo ser un gran evento social. Aun así, fue un honor que en un día de tanta tras-cendencia en mi vida, personalidades tan impor-tantes vinieran para celebrar mi boda conmigo y mi familia.

—¿Cómo definirías tu estilo en decoración?—Creo que soy una mujer de gustos sencillos,

aunque acogedores. Me encanta coleccionar co-sas que voy comprando a lo largo de mis viajes. Por ejemplo, hace poco estuve en Marruecos y compré algunas piezas fantásticas para decorar mi nueva casa. Sin embargo, siempre me gusta man-tener la sencillez y aportar algo de diversidad a los espacios.

—¿Cómo comenzaste a diseñar joyas?—Toda mi vida crecí rodeada de arte y fascina-

da por los fantásticos artesanos que hay en Grecia, y, poco a poco, me fui interesando cada vez más

por el mundo de la joyería. Lo que comenzó como un «hobby» terminó siendo un proyecto empresarial, aunque debo confesar que mi prime-ra aventura como diseñadora la tuve haciendo trajes de baño mientras estudiaba Diseño en la universidad. Soy una fanática de las estructuras geométricas, algo que puede verse tanto en las colecciones de baño que diseñé como en mis jo-yas.

—¿Se podría decir que tu obra refleja tu heren-cia helénica?

—¡Por supuesto! Me siento muy orgullosa de mi

Marianna en otro momento del reportaje con una blusa sin mangas de Alaïa y vaqueros de J Brand. En la otra página (abajo), comedor decorado en color terracota y cortinas de moderno estampado. El mobiliario es Sheraton, estilo muy en boga dentro de la aristocracia británica a finales del siglo XVIII y que toma su nombre del ebanista Thomas Sheraton. El cuadro es de Peter Beard, el fotógrafo y artista conservacionista estadouniden-

se que se ha hecho famoso en el mundo por su lucha para preservar los elefantes

(SIGUE)

«Cuando de niña volvía a Grecia me daba cuenta de que pertene-cía a una clase privilegiada, pero nada de eso me afectaba, por-que al regresar a Inglaterra a na-die le importaba quién era yo»

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Como buenos navieros, a los Goulandris les en-canta la combinación de blanco y azul. Por eso, decidieron decorar en estos tonos este jardín de invierno donde está la pantalla de cine. Abajo, detalle de la vajilla «Cristobal» que Alberto Pinto diseñó para la fábrica de porcelana Raynaud, una de las más famosas de Limoges (Francia). Las servilletas son de lino belga y los vasos de

cristal de Murano

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Marianna posa sonriente con un vaporoso vestido de Emilio Pucci en el jardín de la casa donde cre-ció y donde nos ha recibido. «Buen gusto y estilo son igual de impor-tantes, ya que hablan de tu perso-

nalidad», explica

cultura y mis raíces, por lo que siempre se verán rastros de Grecia en mi trabajo. Creo que pocos paí-ses tienen una historia y una mito-logía tan interesantes como las griegas, así que resulta fácil encon-trar inspiración dentro de ellas.

—¿Y tu familia y Filippos?—Mi marido ha estado muy in-

volucrado en todo el proceso, ya que es mi consejero de confianza, además de tener un gusto exquisi-to. De hecho, él diseñó mi anillo de compromiso y debo decir que, cuando me lo dio, pensé por algún momento que ¡era mejor diseña-dor que yo!

—Algunos de tus diseños tienen el típico amuleto griego en forma de ojo. ¿Eres supersticiosa?

—Creo en la buena energía y en el amor que me envuelve. Trato de rodearme de gente positiva y feliz. Y aunque soy griega, debo decir que no soy tan supersticiosa como algunos griegos, aunque sí creo en el mal de ojo y en la protección que debe tener uno para evitarlo.

—Has vivido en el Reino Unido durante muchos años.

—Sí, aunque próximamente me mudaré a Atenas para estar más cerca de mi proyecto dentro de El-pida, la fundación que creó mi abuela materna, Marianna Vardi-noyannis. Somos un grupo de jóve-nes decididos a mejorar la salud psicológica de los niños enfermos de cáncer.

Realización y texto: RODOLFO VERA CALDERÓN

Fotos: ANDREA SAVINI Peluquería: MICHAEL

CHARALAMBOUS Maquillaje: DONNA CHATSATRI

Arriba, la reina doña Sofía en la boda de Ma-rianna, al igual que la re ina Máxima de Ho-landa con su hija, la princesa Amalia. Al lado, Pablo y Marie-Chantal de Gre-cia con su hija, l a p r i n c e s a Olimpia, en esa

misma boda

«Mi boda fue el refle-jo de una historia de amor de doce años y para mí fue un honor que personalidades tan relevantes vinie-ran ese día para es-tar conmigo y con mi

familia»

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