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  • De la esencia de la Verdad

  • DE LA ESENCIA DE LA VERDAD

  • MARTIN HEIDEGGER

    DE LA ESENCIA DE LA VERDAD

    Sobre la parbola de la cavernay el Teeteto de Platn

    Lecciones del semestre de invierno de 1931/32

    en la Universidad de Friburgo

    Edicin de HERMANN MORCHEN

    Traduccin de ALBERTO CIRIA

    Herder

  • La traduccin de esta obra ha sido subvencionadapor el Goethe-Institut ntematicmes

    Ttulo anginal: Vom Wcscn der WahrheitTradutcin: Alberto CiriaDisea de la cubierta: Claudio Bado

    ' 11997 Wttaria Iaxtermann, Fran/an? am Main' 2007 Hcrdcr Editorial, SL, Barcelona

    ISBN: 97884-25424892

    La reproduccin total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso delos titulares del Copyright est prohibida al amparo de la legislacin vigente,

    Imprenta: ReinbookDepsito legal: B - 26.954 - 2007Prntea in Spain - Impresa m Espaa

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    "Quin recibe una idea de m, recibe instruccin sindisminuir la ma; igual que quin enciende su vela con lama, recibe luz sin que yo quede a oscuras" ,

    Thomas Jefferson

    sin egosmo! '

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    OBSERVACIONES INTRODUCTORIASEl carcter cuestionable de nuestras opiniones preconcebidas, dadas porevidentes, sobre la esencia y sobre la verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Regreso a la historia del concepto de verdad: no una conrmacin histricade las opiniones preconcebidas, sino recogimiento en la incipiente experiencia griega de la 51M] ELOL (nmocultsamiento) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Primera parteLA SEA HACIA LA ESENCIA DE LA msia DE PLATN

    Una interpretacin de la parbola de la caverna en la OMTE.

    Captulo primeroLOS CUATRO ESTADIOS DEL SUCEDER LA VERDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    A. El primer estadio (514 a 2 515 c 3):La situacin del hombre en la caverna subterrnea . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Lo no-oculto en la caverna: las sombras que se muestran a los prisioneros . .

    B. El segundo estadio (515 c 4 515 e S):Una liberacin del hombre dentro de la caverna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Nuevos rasgos de la heia que aoran en el fracaso del intento deliberacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . _ . . .

    C. El tercer estadio (515 e 5 - 516 e 2):La autntica liberacin del hombre para la luz original . . . . . . . . . . . . . . . .El ascenso del hombre fuera de la caverna a la luz del sol . . . . . . . . . . . . . . .

    a) Niveles del no-ocultamiento fuera de la caverna . . . . . . . . . . . . . . . . .b) Cuatro preguntas sobre las referencias de la keta que se hacen

    visibles en el suceso de la liberacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . .Idea y luz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    a) Ver el ser-qu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .b) La esencia de la claridad: transparencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .c) La realizacin fundamental de la idea: dejar pasar el ser de lo ente . . . .

    Luz y libertad. Libertad como vinculacin con lo iluminante . . . . . . . . . . .Libertad y lo ente. El rayo de luz como proyecto de ser (con el ejemplo de lanaturaleza, la historia, el arte y la poesas) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    S 9. Sobre la pregmta por la esencia de la verdad como no-ocultarniento . . . . . .a) Grados del no-ocultamiento. Las ideas como lo originalmente no-

    oculto y como lo ms ente en lo ente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .b) Las ideas como lo avistado por un vislumbrar precongurante que est

    implicado en el suceder el rio-ocultamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .c) Desencubrimiento como suceso fundamental de la ex-sistencia del

    hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    D. El cuarto estadio (516 e 3 - 5173 6):El descenso de regreso del libre a la caverna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    S 10. El cptoomog como liberador de los prisioneros. Su acto violento, suamenaza y su muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    S 11. El cumplimiento del destino del losofante como un suceder la keta:contraposicin y pertenencia mutua de revelar y ocultar (ser y apariencia) .

    Captula segundaLA IDEA DEL BIEN Y EL NO0CULTAMIENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    8 12. La idea del bien como idea suprema: capacitacin del ser y del no-oculta-miento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    S 13. Ver como gv y voev. El ver y lo visible bajo el yugo de la luz . . . . . . . . . .S 14. El bien: capacitacin de aquello que importa en general . . . . . . . . . . . . . . .5 15 La pregunta por la esencia de la verdad como pregunta por la historia esencial

    del hombre y de su notteia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Captulo terceroLA PREGUNTA POR LA ESENCIA DE LA NO-VERDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    S 16. La desaparicin de la experiencia fundamental de la Mi aca. La obligacinlosca de despertarla de nuevo: el comienzo permanente de nuestro existir

    S 17. Cuando falta la pregunta por la esencia del ocultamiento, del que puedeobtenerse lo no-ocultoransformacin de la pregunta por la esencia de laverdad en la pregunta por la esencia de la noverdad . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    S 18. Justificacin del rodeo. Aclaracin previa de los conceptos fundamentales:tpeog, Xn y -Xeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    S 19. Resmenes: no-ocultamiento y ser; la pregunta por la esencia de la no-verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    Segunda parteUNA INTERPRETACION DEL TEEmro DE PIAToN CON vIsTAs

    A LA PREGUNTA PoR LA ESENCIA DE LA No-VERDAD

    Captulo primeraREFLEXIONES PRELIMINARES . . . . . . . . . I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    La pregunta entendida en sentido griego- por la esencia de la mom m]:acometida del hombre contra la obviedad de su autocomprensin . . . . . . . .Contenido fundamental del concepto griego de conocimiento: fusin delentender de algo y el tener visualmente presente lo compareciente . . . . . . . .

    Captulo segundoCOMIENZO DEL TRATAMIENTO Dr. LA PRIMERA RESPUESTA DE TEETETo:Juani m] Es ao-noig. Delimitacin crtica de la esencia de la percepcin . .

    Aonotg como max/tencia. Lo que se muestra en su comparecer . . . . . . . . .Los sentidos: son slo vas de paso, pero ellos mismos no son lo percipienteen la percepcin humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .El alma como la relacin con lo perceptible que une y que mantieneabierto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Color y sonido: ambos percibidos a la vez en el uxvoev . . . . . . . . . . . . . . . .

    Captulo terceroDESPLIEGUE GRADUAL DE TODAS LAS REFERENCIAS DEL PERCIBIR . . . . . . . . .

    Primer paso:Percibir el ente en cuanto tal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . .Un extrao excedente en lo percibido ms all de lo sensorialmente dado:el siendo y otra cosa que es percibida conjuntamente de modo inadvertidopero irrechazable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Segundo paso:Bsqueda de lo que percibe la excedencia en lo percibido . . . . . . . . . . . . . .Los rganos sensoriales: ninguna va de paso para lo comn a todo lopercibido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .El alma como aquello que abarca en su mirada la nou/n, lo comn a todo,en el uxvosv, pasando a travs de sI misma como el mbito de loperceptible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Tercer paso:Caracterizacin de la referencia al ser del alma como aspiracin al ser . . . . .La prioridad de la aspiracin al ser en el alma en tanto que la relacin conlo percibido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    Tener y tender . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .a) Aparente incompatibilidad de tender y percibir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    b) El perderse en el percibir inmediato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .c) Percibir sin atencin expresa y sin concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .d) Posesin libre de la verdad (saber) slo en la relacin de tendencia

    con lo pretendido. Tener inautntico y autntico . . . . . . . . . . . . . . . .Tender inautntico y autntico. El son); como aspiracin al ser . . . . . . . . . .Versin ms precisa de la aspiracin al ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    a) Despliegue ms esencial de las determinaciones del ser en el estartemplado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    b) Abarcar en la mirada las referencias del ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .c) Interpretacin de las referencias del ser en el ovkkoytoug . . . . . . . . . .d) Primer destello de la referencia del ser al tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . .

    El sobreexcedente: no una adicin a lo percibido, sino un destacamientoconceptual de diversos caracteres del ser en el crculo de visin de la aspiracinal ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Cuarto paso:Ser hombre en tanto que histrico en la intervencin y en el aanzamiento(naisia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .El enraizamiento de los caracteres abstractos del ser en la unidad de laexistencia corprea. Su diversidad respecto de la naturaleza sin s mismo.Ser ms all de s mismo en la nostalgia original . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Insuciencia de la primera respuesta de TeetetoLa percepcin siempre es yams que percepcin.Experiencia ampliada de la oconotg como condicinde posibilidad del no-ocultamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Captulo cuartoINCOACION DE UN TRATAMIENTO DE LA SEGUNDA RESPUESTA DE TEETETO:mani In] es kng 662cc. Ambgedad de 6625,01 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    La segunda respuesta surge de la pregunta por la no-verdad, que hemospasado por alto en las explicaciones anteriores (desencubrimiento y aspiracinal ser) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Doble signicado de EOL (visin): imagen y opinin . . . . . . . . . . . . . . . .Todava dos rostros de la EOL: su oscilar entre el hacer que algo se mani-fieste (SOQ) y el invertir (weog) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Captula quintoLA PREGUNTA POR LA POSIBILIDAD DE LA Ipsug ga . . . . . . . . . . . . . . . .

    A. Investigacin preparatoria:imposibilidad del fenmeno de la pev; a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .El crculo de visin de la investigacin preparatoria, que excluye de entrada laposibilidad de una tpsvg 663cc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    a) Primer aspecto: alternativa entre conocer y no conocer . . . . . . . . . . . .b) Segundo aspecto: alternativa entre ser y no ser . . . . . . . . . . . . . . . . . .c) Tercer aspecto: la pev] g EOL como kkoogia (Intercambio en lugar

    de confusin) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Ganancia de la investigacin preliminar: carcter de Xyog de la Ea; suapora: represin del fenmeno a causa de los aspectos conductores . . . . . . .

    B. Investigacin principal:Salvacin del fenmeno de la qieuhg Riga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Retirada de los aspectos que eran conductores en la investigacin preliminara favor de Fenmenos intermedios hasta ahora negados . . . . . . . . . . . . . . . .Nueva caracterizacin del alma mediante dos parbolas . . . . . . . . . . . . . . .

    a) Parbola de la cera. El tener presente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .b) Un ejemplo: la torre de observacin forestal. Estar presente y hacernos

    presente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . .c) Parbola del palomar. Modos de retener . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Conrmacin de la conexin entre ozor} mg y uivoux mediante la arn-pliacin del campo de la presencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Ilustracin del doble sentido de gtx: su bifurcacin en estar presente yhacer presente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .La bifurcacin de la Ea hace posible equivocarse . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Desplazamiento del yerro del ser a la incorrecin del enunciado. Lo nosucedido en la historia del concepto de verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    ApndiceAADIDOS

    De los esbozos de Heidegger (suplementos del manuscrito) (1-23) . . . . . . . . . . . .

    EPLOGO DEL EDITOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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  • OBSERVACIONES INTRODUCTORIAS

    9 1 . El carcter cuestionable de nuestras opiniones preconcelyidas,dadas por evidentes, soore [a esencia y sobre la verdad

    Queremos tratar de la esencia de la verdadVerdad: qu es eso? La respuesta a la pregunta: qu es eso?, nos

    conduce a la esencia de una cosa. Mesa: qu es eso? Montaa,mar, planta: preguntando en cada caso qu es eso?, estamos pre-guntando por la esencia de las cosas. Preguntamos... pero, despus detodo, ya las conocemos! Es ms, no tenemos que conocerlas ya para des-pus preguntar, y sobre todo para responder, que son?

    Pues, qu es, por ejemplo, una mesa? Justamente aquello que la cons-tituye en lo que es; lo que corresponde a toda cosa que es mesa. Lo quetodas tienen mutuamente en comn, lo comn a cada mesa real y a todaslas mesas posibles, es lo universal, la esencia: lo que algo es en general.

    Pero, pese a todo, esto que es comn a todas, slo lo encontramoscomparando las mesas individuales, y considerando qu les correspondecomnmente como lo mismo. La mesas individuales, y de igual modo lascosas individuales de cualquier tipo, las conocemos ya cuando pregunta-mos por la esencia de ellas. Luego entonces tambin en el caso de nues-tra pregunta: Qu es la verdad? (Este luego entonces, como habrque mostrar en lo que sigue, sera la nalidad.)

    Cul es la esencia de la verdad? Conocemos verdades particulares:por ejemplo, 2 + l = 3, la tierra gira en torno al sol, al otoo le sigue elinvierno, a comienzos de agosto de 1914 comenz la guerra mundial,Kant es un lsofo, fuera en la calle hay ruido, esta aula est caldeada,aqu en la sala est encencida la luz, etctera. Eso son verdades particu-lares. Las llamamos as porque contienen algo verdadero. Y en quest contenido esto verdadero? Qu es eso que, de alguna manera,lleva consigo esto verdadero? Son los enunciados que acabamos de pro-nunciar. Cada enunciado particular es verdadero, algo verdadero, unaVerdad. Preguntamos ahora: qu es la verdad en general, de modo uni-

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  • Observaciones inrroductorias

    versal? Segn lo que hemos dicho: qu constituye a cada uno de estosenunciados en verdadero? Esto: que en aquello que dice, coincide conlas cosas y las situaciones soore las que dice algo. Es decir, ser verdaderoel enunciado signica tal coincidir. Qu es entonces la verdad? La ver-dad es coincidencia. Tal coincidencia se da porque el enunciado se rigeconforme a aquello sobre lo cual dice. Verdad es rectitud} De este modo,la verdad es la coincidencia, fundada en la rectitud, del enunciado conla cosa.

    As topamos con lo curioso: no slo conocemos verdades particularres, sino que tambin sabemos ya qu es la verdad. Es decir, conocemos yala esencia de la verdad. Es ms, la esencia de la verdad no la conocemos

    tambin slo de modo casual y colateral, aparte de las verdades particu-lares, sino que, como es evidente, tenemos que conocer ya necesariamentela esencia. Pues ante la exhortacin de mencionar verdades, de qu otromodo habramos de saber lo que debemos presentar? Al n y al cabo, nopodramos dar a conocer y reivindicar lo dicho como una verdad.

    Por tanto, conocernos la esencia de la verdad, que es: coincidencia,rectitud en el sentido del regirse con arreglo a...; tambin conocemos loque queremos decir con la esencia de una cosa: lo universal; y sabemosque es la esencia en tanto que esencia: la esencialidaa, lo que constituyea la esencia en esencia. A que viene entonces preguntar an por la esen-cia de la verdad y hacer de esta pregunta el asunto de una larga y fatigosaserie de lecciones? Tanto ms cuanto que la indicacin de la esencia esdel todo evidente y comprensible para cualquiera!

    Algo nos es comprensible cuando lo comprendemos} es decir,cuando podemos presidir una cosa, cuando estamos a la altura de ella, laabarcamos de un vistazo y la captamos a fondo en su estructura. Esoobvio que hemos mencionado (verdad como coincidencia y rectitud,esencia como lo universal, el ser-qu), nos es realmente comprensible?

    En alemn, Ricbtzg/eeit, rectitud, correccin, tiene la misma raz que sic/a tic/nennach, orientarse, regirse conforme a algo. Tambin en castellano rectitud y regirseproceden ambos de regere. Esta raz aparece tambin en Ric/Jtma, regla, criterio,palabra que aparecer poco despus. UV. del T]

    2 Cfr. ms adelante S 8.

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  • S 1. El carcter cuestionable de nuestras opiniones preczmrebidar

    1. Hemos dicho que la esencia de la Verdad es la coincidencia. El enun-ciado coincide con aquello sobre lo cual dice algo. Aqu en la sala estencendida la luz. Pero aquello acerca de lo cual se dice algo en este enunciado, aquello conrme a lo cua! el enunciado se rige, tiene que estar ladoya como regla para el enunciar, pues cmo si no debera regirse con-forme a ello? Es decir, tenemos que saber ya qu y cmo es eso acercade lo cual enunciamos. Sabemos que aqu est encendida la luz. Perotal saber slo lo tenemos a partir de un conocimiento, y el conocimientocapta lo verdadero, pues un conocimiento falso no es conocimiento.Y qu es lo verdadero? Lo conocido es lo verdadero. Precisamente aque-llo que coincide con la situacin. El enunciado coincide con lo cono-cido en el conocimiento. Es decir, con lo verdadero. Lo verdadero? Aspues, la coincidencia del enunciado es coincidir con algo que coincide?Una denicin de esencia ejemplar! La verdad es coincidencia con unacoincidencia, y sta ltima coincide a su vez con una coincidencia, y assucesivamente. Y la primera coincidencia a la que nos remontamos? Loprimeramente dado, tiene que ser igual a algo dado, es decir, ser necesa-riamente ello mismo algo que coincide? Qu es lo que tal vez se deslizaen medio, y por qu? Porque todo se est tratando formalmente y sinbase, con la concepcin de la verdad. como coincidencia no obtenemos nitenemos en absoluto nada comprensible. Lo que se destacaba como algoobvio, es del todo oscuro.

    2. Hemos dicho: verdadero es el enunciado. Slo que verdadero lla-mamos tambin a una cosa o a un hombre. Decimos: oro verdadero,

    un verdadero amigo. Qu signica aqu verdadero? Con qu coin-cide el oro verdadero, si es que ser verdad signica coincidencia? Acasocon un enunciado? Evidentemente no. Verdadero es, en todo caso,

    equivoco. A qu se debe que llamemos verdaderos tambin a cosas ya hombres, es decir, no slo a enunciados? En el caso de enunciados y decosas, signica ah verdadero en cada caso algo distinto? Cul es en-tonces el autntico signicado de verdadero: el que asignamos a losenunciados, o aquel conforme al cu.al llamarnos verdaderas a las cosas?O ninguno de los dos significados tiene prioridad sobre el otro? Pero tie-nen entonces una ascendencia comn, a partir de otro signicado de ver-dadero que en la versin de la verdad como coincidencia ya no llega aexpresarse?

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  • Observaciones ntraductoras

    La Verdad como coincidencia (carcter del enunciado) es por tantoequivoca, no est sucientemente delimitada en s ni determinada en suprocedencia: es decir, no se la ha comprendido, y lo obvio resulta ser unaapariencia.

    3. La esencia de la verdad, decamos, es lo que determina universal-mente a las verdades particulares en aquello que son. Esencia llama-bamos a lo universal, al ser-que. Hemos procedido aclarndonos esteconcepto de esencia con el ejemplo de lo que queremos decir con laesencia de mesa. Ahora bien, evidentemente, la esencia de mesa en

    cuanto tal y de la verdad en cuanto tal son, en cuanto al contenido,totalmente inconmensurables. Pero la esencialdad de estas esencias, estambin distinta? O el carcter de esencia de la esencia de la mesa y elcarcter de esencia de la esencia de verdad es el mismo? Las verdades,

    son algo as como mesas que estn por ah puestas, de modo que pue-da preguntarse por ellas del mismo modo? Es sin ms legtimo y escla-recedor el modo como hemos procedido, a saber, transferir por las bue-nas la manera de captar la esencia de la mesa, la silla y el buzn (lapregunta por la esencia que dirigirnos a las cosas) a la captacin de laesencia de la verdad?

    Aun concediendo que la esencialidad de la esencia es en ambos casosla misma y que signica el serqu universal de una cosa: qu entende-mos por ser-que, qu signica ah ser? Lo entendemos realmente? No.Hablamos tan obviamente de esencia, de pregunta por la esencia, de cap-tacin de la esencia, y as tambin de la esencia de la verdad, y en el fondosigue siendo incomprensible aquello por lo que estamos preguntandoCUandO pCgUnaIlOS PCI la CSCnCia.

    4. Al perlar la esencia de la mesa o de la verdad, sealamos que noslo conocemos ya mesas individuales y verdades particulares, sino quetambin, en tanto que las conocemos como tales ustamente en aquelloque son en general), las conocemos ya en su esencia, es ms, que estaesencia tenemos que conocerla ya de antemano para poder designar algoque viene a nuestro encuentro (que nos sale al paso) como mesa, comomontaa, como verdad. Qu sucede con esta peculiaridad de la esenciade que tenga que ser conocida ya de antemano? Qu tipo de necesidades sta? Por qu es as? Es una casualidad, justamente un hecho queconstatamos y asumimos? Entendemos la esencialidad de la esencia

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  • S I. El carcter cuestionable de nuestra: opiniones premnceiaxzs

    cuando nos quedamos perplejos en vista de esta peculiaridad? No. Esen-cia y esencialidad son, tambin en este sentido, incomprensibles.

    5. Pero aun suponiendo por un momento que lo que expusimoscomo esencia de la verdad, la coincidencia de un enunciado con la cosa,

    y adems el modo como en ello concebimos la esencia (el ser-qu comolo mismo, lo general para muchos), suponiendo que todo eso nos resulterealmente comprensible de suyo, sin ningn resto de incomprensibili-dad3, entonces, esto que nos resulta evidente de suyo, podemos tomarlo,pues, sin ms como fundamento de: nuestras consideraciones, para quede hecho se garantice luego por si mismo y nosotros podamos apelar aello como algo asegurado y verdadero? De dnde sabemos, pues, que loas entendido est asegurado? Que lo que de este modo es obvio tambines as y es verdadero? Que la obviedad de algo suponiendo que la haya-es la garanta de la verdad de la cosa respectiva o de una proposicin?Es eso, por su parte, tan obvio? Cuntas cosas no nos habrn sido ya anosotros, es decir, a los hombres, obvias e inmediatamente evidentes, yluego resultaron ser una apariencia, lo contrario de la verdad y del saberasegurado! As pues, que nosotros apelemos a la obviedad como garanta de verdad, es algo incomprensible, porque no est fundamentado.

    6. Lo que es comprensible de suyo, lo llamamos as porque, sinmayor intervencin por parte nuestra, nos entra en la cabeza. Nosresulta obvio, nosotros lo encontramos asi. Quines somos, pues, nos-otros? Cmo llegamos a erigirnos en Corte Suprema que decide qu esevidente y que no? Que, como nos parece, no necesitemos intervenir mspara que eso nos entre en la cabeza, demuestra eso que no podamos eincluso tengamos que intervenir? Nosotros, tal como somos y llevamosnuestras penas y disfrutes cotidianos, nosotros, que justamente acaba-mos de llegar a la pregunta por la esencia de la verdad (porque aparece enel programa de asignaturas), somos nosotros, y es lo que no: resultaobvio, sin ms la instancia ltima y primera? Entendemos lo msmnimo por qu eso tiene que ser as, ni mucho menos por qu eso no

    3 van selbst z/erxtndlch, a/me jade Umverstandlc/Jkeit. Selbstverstzndlic/y, obvio,signica literalmente comprensible de suyo, comprensible por s mismo. [N. del ]

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  • Observaciones introductoria:

    puede ser? Nosotros los hombres, sabemos, pues, quines somos, yquin o qu es el homore? Sabemos si y en qu lmites y con qu des-ventajas lo obvio puede y le es lcito ser un criterio para el hombre?Quin nos dice, pues, quin es el hombre? Todo esto, no es totalmenteincomprensible?

    Hemos partido del perlamiento de la esencia de la Verdad comocoincidencia y rectitud. Este perlamiento se las daba de obvio y, por eso,de vinculante. Ahora se ha evidenciado que todo esto obvio, ya tras unospocos e imprecisos pasos, se ha vuelto totalmente incomprensible: la con-cepcin de la esencia de verdad en doble sentido (1 y 2), la concepcin dela esencialidad de la esencia en doble sentido (3 y 4), apelar a la obviedadcomo regla y garanta de un saber asegurado, a su vez en doble sentido(5 y 6). Lo aparentemente obvio se ha vuelto incomprensible; pero esosignica, mientras queramos seguir detenindonos en esto incomprensi-ble y esforzndonos por ello: cuestionable, digno de ser cuestionado. Prime-ramente tenemos que preguntar: a que se debe que nos movamos y nossintamos a gusto, con tanta naturalidad y sin ms, en obviedades tales? Aqu obedece que lo que en apariencia es obvio, en el fondo, al mirarloms de cerca, sea lo que menos entendemos? Respuesta: porque nos esdemasiado prximo y porque lo tratamos como a todo lo inmediato.Por ejemplo, nos encargamos de que esto y aquello est en orden, veni-mos aqu, por ejemplo, con cuaderno y pluma, y asimismo nos encar-gamos de que nuestros enunciados, a ser posible, coincidan con lo dichoy lo mentado. Eso lo conocemos. La verdad, en cierto sentido, corres-ponde al uso diario, y de este modo sabemos tambin, naturalmente, quesignica eso. Nos resulta tan inmediato que no tomarnos distancia frentea ello, y por eso tampoco tenemos ninguna posibilidad de abarcarlo deun vistazo ni de captarlo a fondo.

    As pues, lo primero tendr que ser que nos distanciemos de todo estoevidente de suyo, que retrocedamos ante ello, que lo que ahora tomamos y lo que hoy se toma as de todas formas por verdad, por unmomento lo dejemos estar y lo dejemos en paz. Pero hacia donde debe-mos retroceder, desde donde hemos de ver (con distanciamiento) lo evi-dente de suyo? Pues bien: desde lo que anteriormente se dijo sobre todoesto, de regreso al modo como antiguamente se concibi la verdad: esdecir, que echemos un vistazo a la historia del concepto de verdad. S,

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  • S 2. Regreso a la historia del concepto a'e verdad

    pero no es una ocupacin intil la de desenterrar opiniones anterioressobre un asunto, y encima an tratar prolijarnente sobre ello? Esta ocupa-cin intil, pese a todo el celo con que se haga, no es en el fondo unahuida de aquello que la poca actual exige para s1 de nosotros? Estospaseos inofensivos por los viejos jardines de visiones del mundo y doc-trinas antiguas, no es un cmodo eludir la responsabilidad frente a lasexigencias del da, un lujo espiritual extravagante que ya no lo legitimaningn derecho (y hoy menos que nunca) P4

    S 2. Regreso a la historia de! concepto de verdad: no una conrmacinhistrica delas opiniones preconeeidas, sino recogimiento en laincipiente experiencia griega a'e la kstot (no-ocultamientof

    Pero concedamos por un momento el deseo de orientacin histrica!Cmo se concibi anteriormente lo que hemos aducido con toda obvie-dad como esencia de la verdad y como esencia de la esencia? En la EdadMedia y ms tarde se dena: verita: est adaequatio rei et intelleetus sir/eenuntiatianis, la verdad es la adecuacin del pensamiento o del enun-ciado a la cosa, es decir, la coincidencia con ella, o tambin commensu-ratio, con-mensurar, un medirse con arreglo a algo. Y cmo se concebala esencia? Como quidelitas, como quididad, el ser-qu de una cosa, sugnero: lo universal de la especie.

    4 Vase Aadido 1 en el Apndice.5 En lo que sigue, traducimos Unverborgenbeit y unverbargen como no-ocul-

    tamiento y no-oculto, y Entbergsam/eeit como desencubrimiento. La diferencia resideen que lo desencubierto estuvo una vez oculto y ahora ha sido desocultado, que es lo queexpresa el prejo Ent, des, mientras que lo no-oculto no necesariamente estuvo unavez oculto y ha sido desocultado: el prefijo una a, no-n, dice Heidegger, es meramenteprivativo. Lo nooculto no es forzosamente lo desocultado: tal vez es algo que nuncaestuvo oculto. Para no enrarecer el texto, traduciremos sin embargo unueroorgen en susformas comparativas como desoculto: unverborgener, ms desoculto, mejor que msno-oculto o menos oculto (para mantener el incremento). Aunque lo no-oculto noforzosamente estuvo antes oculto, de lo no--oculto forma parte esencial tambin el ocul-tamiento: pero sobre esto se vendr a hablar en el S 1 l. [N. del ]

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  • Observaciones introductoriar

    Y cmo se pensaba an ms antiguamente, en la Antigedad, el concepto de la verdad y el concepto de la esencia? La verdad se determina ahcomo uoimotg (uowua) raw nan ir-cun! tg rpvxg nai raw[gay utmv (adaequatio, adecuacin, coincidencia con las cosas), y laesencia como to ti otw (quidditas, ser-qu), como yvog (lo universalde la especie)

    Qu obtenemos de estas indicaciones, que para la Edad Media pue-den hallarse en Toms de Aquino (quaestiones de veritate, qu. l art. l), ypara la Antigedad en Aristteles (TIJEQ. gunvsiag, cap. l, 16a)? Lo quellama la atencin es que, lo que hemos expuesto como perfilamientoobvio de la esencia de la verdad, vige como tal ya desde antiguo. La re-trospectiva histrica conrma justamente lo que tambin a nosotros nosresultaba obvio. Es ms, esta confirmacin, al cabo, le conere a estoobvio tambin su legitimidad frente a lo incomprensible que creamosencontrar. As sucede que, tambin para la tesis de que la verdad es uncarcter del enunciado, del pensamiento y del conocimiento, hoy se apelea la Edad Media y a Aristteles.

    Qu pretendamos con el regreso a la historia? Ganar distanciafrente a lo que hoy resulta obvio y prximo, demasiado prximo a nos-otros. Y ahora, con la demostracin de su venerable edad, todava esta-mos ms obligados a lo obvio! Qu fuerza interna de acreditacin y quevalidez tiene que llevar en si, despus de todo, esta concepcin de la esen-cia de la verdad, para que haya podido conservarse ya durante ms de dosmilenios a lo largo de todas las transformaciones de las posiciones y lossistemas loscos!

    Qu signica, por el contrario, que nosotros mostremos recelos yhallemos algo incomprensible en esto que es obvio y est acreditado?Otra vez: adnde ha conducido el intento de ganar distancia frente a loactual mediante un regreso a la historia? A que lo actual se acredite comoalgo bastante antiguo!

    Slo que, acaso hemos realizada el regreso a la historia? Hemos idoatrs? Siguiendo el hilo conductor de la definicin esencial de la verdadque hoy es usual, hemos investigado cmo se concibi antiguamente lomencionado, y encontramos lo mismo. Es eso un regreso a la historia, oslo una transmisin histrica de conceptos y nombres antiguos? Hemosregresado a aquello que sucedio en el inicio de nuestra losofa occidental,

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  • 5 2. Regreso a la historia: del concepto de verdad

    y quiz todava sucede? No. Hemos de extraamos de que lo pasado loencontrramos slo como actual, y no como ello mismo, como algoquiz completamente distinto? Hemos de extraamos de que luego nologrramos desembarazarnos de lo actual y no se ganara la distancia? Y siel regreso a la historia fuera otra cosa que emitir un informe sobre lopasado y huir del presente?

    Pero aun cuando fuera eso: no es lo presente tan funesto que, al cabo,merece la pena huir de l, huir de verdad, para no sucumbir por com-pleto a l, y para ponerse as en situacin de superarlo al cabo de verdadde una vez? Pues, en el autntica regreso a la historia, tomamos esa dis-tancia frente al presente que nos proporciona, por vez primera, el espa-cio intermedio para el impulso que es necesario para saltar ms alla denuestro propio presente, es decir, para tomarlo como lo nico como loque merece ser tomado todo presente en cuanto presente: algo que debeser superado. El verdadero regreso a la historia es el comienzo decisivo dela autntica tturidad. Jams hombre alguno ha saltado ms all de sdesde el lugar y en el lugar en el que est en ese momento. Y si no apren-demos a comprenderlo: que pasar entonces, eso lo sabe cualquiera.

    Al cabo, el regreso a la historia nos lleva por vez primera a lo que boysucede realmente. Al cabo, es tambin una mera opinin cotidiana obvia,y por tanto sospechosa, que la historia es lo pasado.

    Pero qu sucede con el regreso a la historia? En lugar de hablar prolijamente sobre ello, queremos intentar el regreso, en todo caso un paso(aunque aqu slo se puede tratar de la historia de la losofa).

    Dejemos estar por un momento la definicin de la esencia de la ver-dad que hemos comentado y que, como ha resultado, es usual desde hacetiempo, y preguntemos ahora, sin consideracin a esta denicin usual,cmo se entendi la verdad en el inicio de la filosofa occidental, es decir,

    que pensaban los griegas de eso que nosotros llamamos verdad. Qupalabra tenan para ella? La palabra griega para verdad esto nunca sepuede tener demasiado presente, y hay que hacrselo presente una y otravez, casi a diario- se llama kem, na-ocultamento. Algo verdadero es

    6 Cfr. ms adelante S 15.

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  • Observaciones ntraductarm

    un kng, algo no oculto. Qu obtenemos en primer lugar de estapalabra?

    Encontramos dos cosas:

    1. Lo que nosotros llamamos lo verdadero, los griegos lo entendancomo lo des-oculto, lo ya no oculto; lo que es sin ocultamiento, y portanto lo arrancado al ocultamiento, en cierta manera lo que se le ha arre-batado. Es decir, para los griegos lo verdadero es algo que no lleva con-sigo otra cosa, a saber, ocultamiento, algo que est libre de l. Por eso, eltrmino griego para verdad, conforme a su estructura semntica y tam-bin conforme a su estructura verbal, tiene un contenido fundamental-mente distinto que nuestra palabra alemana lWa/yr/aet, verdad, y, demodo caracterstico, tambin ya que el trmino latino vertzzs. Es un tr-mino privativo. La estructura semntica y la formacin verbal de 60d] erano coinciden, pero s se corresponden con las de la palabra alemana Un-rc/yuld, falta de culpa, inocencia, a diferencia de Sc/auld, culpa,donde la palabra negativa representa lo positivo (libre de culpa) y la pa-labra positiva lo negativo (culpa como un defecto). De este modo, paralos griegos, tambin la verdad es un privativo.

    Curioso que verdadero signique lo que algo ya na tiene. Podra-mos dejarlo estar como una curiosidad y atenernos a lo viable!

    2. El significado de la palabra griega para verdad, no-ocultamiento,inicialmente no tiene nada que ver con enunciado ni con el contexto es-pecco al que nos trajo el perlamiento usual de la esencia de la verdad:coincidencia y rectitud. Estar oculto y desocultado signica algo totalmente distinto que coincidir, adecuarse, regirse por... Verdad como no-ocultamiento y verdad como rectitud son cosas separadas del todo, comosi hubieran surgido de experiencias fundamentales totalmente distintasy no se las pudiera juntar en modo alguno

    Ya la indicacin a grandes rasgos de estos dos caracteres del szgnoadade la palabra griega para verdad puede bastar para exponer que, en lamedida en que ya entendemos la palabra, de hecho nos hemos desem

    7 Y, pese a todo, justamente la rectitud es necesaria, pero al mismo tiempo en laposibilidad del excurrrxe y del oscilar.

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  • S 2. Regreso a la historia del concepto de verdad

    barazado de golpe de la versin usual del concepto de verdad. Efectiva-mente. Pero de aqu no puede sacarse mucho. Al contrario: tenemos queguardarnos de extraer demasiado del desmembramiento de una palabray de un signicado de la palabra, en lugar de meternos en el asunto delque se trata. A qu tratamientos estriles, es ms, a que funestos erroresno conducirn los osados malabarismos de la etimologa! Sobre todo sipensamos (aplicndolo a nuestro caso) que, despus de todo, ya los grie-gos concibieron la esencia especca de la verdad en el sentido de unauoiwotg (ajuste, coincidencia). De este modo, de la aclaracin del merosignicado de la palabra no debemos esperar demasiado, es ms, no debemos esperar nada, pero menos que nada, apoyar en una explicacin talde la palabra la armacin de que originalmente, en la Antigedad, laesencia de la verdad se entendi de otro modo que en la denicin quedesde entonces es usual.

    Ciertamente no hemos de proceder as. Pero, despus de todo, noshemos vuelto desconados: que la palabra griega para verdad signiquealgo totalmente distinto de rectitud! Por mucho que no podamos niqueramos enfrascarnos en un mero significado de la palabra, igualmentetenemos que considerar que la palabra para verdad, -keta, no es unapalabra para una cosa cualquiera e indiferente, sino una palabra para esoque el hombre quiere y busca en el fondo de su esencia; una palabra, porconsiguiente, para algo primero y ltimo. Y la palabra para ello habrade ser indiferente, y su acuamiento azaroso, toda vez que evidencia laextraeza sobre la cual hemos llamado la atencin? Esta palabra, notiene que surgir ms bien de una experiencia humana original del mundoy de S mismo, si es que es una palabra para lo que constituye la base yel suelo y el abovedamiento de la existencia humana? No es entonceskstoc una palabra fundamental y primordial?

    Quin quiere discutir eso! Pero con tanto mayor apremio tenemosque exigir entonces que se nos muestre si y cmo surgi de la experien-cia fundamental correspondiente del hombre antiguo: si una experienciafundamental semejante existi, que testimonio tenemos de ello. Si loverdadero signica para el griego lo no-oculto, lo desembarazado delocultamiento, entonces, en la experiencia de lo verdadero en tanto que lono-oculto, tiene que estar att-implicada la experiencia de lo oculto en suocultamiento.

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  • Observacianes intraductoriar

    Qu es, pues, eso que los griegos llaman kng (no-oculto, verda-dero)? Ni el enunciado, ni la proposicin, ni el conocimiento, sino loente mismo, el conjunto de la naturaleza, las obras humanas y el obrar deDios. Cuando Aristteles dice que en el losofar se trata de rtegl tgknaiotgg, de la verdad, no est queriendo decir que la losofa tengaque establecer proposiciones correctas y vlidas, sino que quiere decir quela losofa busca lo ente en su noocultamiento como ente. Por consi-

    guiente, previamente y al mismo tiempo lo ente tiene que estar experimentado en su ocultamiento, lo ente como algo que se oculta. La expe-riencia fundamental de ello es, evidentemente, el suelo del que nace porvez primera la bsqueda de lo nooculto. Slo si lo ente se experimentapreviamente en su ocultamiento y en su ocultarse, si el ocultamiento delo ente abarca al hombre y le acosa en su conjunto desde el fondo, sloentones le es al hombre necesario y posible ponerse a arrancar a lo ente deeste ocultamiento y llevarlo al noocultamiento, ponindose a s mismode este modo en lo ente no oculto.

    Pues bien, para esta experiencia fundamental de lo ente como algoque se oculta, tenemos un testimonio de la Antigedad? Afortunada-mente si, e incluso un testimonio muy elevado de uno de los lsofosms grandes y adems ms antiguos de la Antigedad: Herclito. De lnos llegan transmitidas las signicativas palabras: [] qaotg... xgrtteoottcptke? El imperar de lo ente, es decir, lo ente en su ser, ama el ocultarse,le gusta ocultarse. En esta sentencia se encierran varias cosas. cpotg, lanaturaleza: eso no se reere al recinto de lo ente que para nosotros eshoy objeto de la investigacin de la naturaleza, sino al imperar de lo ente,de todo ente: la historia humana, los sucesos naturales, el obrar divino.Lo ente en cuanto tal, es decir, en aquello como lo cual es en tanto queente, impera. xotttaoar cpte: Herclito no dice que lo ente en cuantotal efectivamente se oculte de cuando en cuando, sino tpte: ama el ocul-

    8 Cfr. Aristotelzk Metapbyrca, 983 b. Recognovit W Christ, Leipzig: Teubner 1886,Editio rtereatypa 1931.

    9 Die Fragmente der Vorsokrat/eer. En griego y alemn, de Hermann Diels. Terceraedicin, primer volumen, Berln: Weidmannsche Buchhandlung 1912, p. 101, frag-mento B 123.

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  • S 2. Regreso o 1a historia del concepto de verdad

    tarse, le gusta ocultarse. Su propensin autntica e interna es permane-cer oculto, y si por un momento es desocultado, regresar de nuevo alocultamiento. Aqu no podemos explicar hasta que punto esta sentenciade Herclito acerca de lo ente guarda relacin con su concepcin funda-mental del ser. La divinidad juega a construir el mundo innumerablesVeces, cada vez de forma distinta.

    Es suciente. En esta sentencia de Herclito est pronunciada la experiencia fundamental con la cual, en la cual y desde la cual despert unamirada a la esencia de la verdad como no-ocultamiento de lo ente. Y esta

    sentencia es vieja, tan vieja como la. propia losofa occidental. Es ms,tenemos que decir que esta sentencia expresa la experiencia fundamentaly la actitud fundamental del hombre antiguo, con la que por vez primera comienza precisamente el losofar. La -Xsta, el nooculta-miento en el que a travs del losofar debe transformarse el ocultamientode lo ente, no es una cosa cualquiera ni menos an la propiedad de unenunciado y de una proposicin, o eso que se da en llamar un valor, sinoaquella realidad, aquel suceso al que slo conduce el camino ( g)del cual, asimismo, dice uno de los ms antiguos grandes lsofos: quediscurre fuera del sendero habitual de los hombres, n vgcmwvmg ntov oriv (Parmnides, Fragmento 1, 27).

    Pero ya nos sobreviene un nuevo recelo. Se dir: cierto, esta senten-cia de Herclito y la palabra keioc podrn ser antiguas, podrn per-tenecer a la poca de los comienzos de la losofa occidental. Nodemuestra esto, a la inversa, que no hemos de dar demasiada importan-cia a esta sabidura? Pues al comienzo todo es an primitivo, torpe yoscuro, medio poesa e incluso poesa del todo. Despus de todo,desde entonces la losofa ha avanzado, incluso se ha convertido en cien-

    cia, pero de este noocultamiento se ha salido muy pronto y a fondo.Ciertamente, lo ltimo que se ha dicho es atinado. Pero lo otro? El co-mienzo es lo primitivo, lo a medias, lo tentativo, lo oscuro, o el comienzoes lo supremo? Desde luego no en todas partes. En todo lo inesencial eirrelevante, el comienzo es lo que puede ser superado y se supera. Poreso, en lo inesencial hay progreso. Pero en lo esencial, adonde pertenece

    Contra-posiciones, etc.

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  • Observaciones introductaras

    la losofa, el comienzo nunca puede superarse: y no slo no puede su-perarse, sino que ni siquiera puede volver a alcanzarse. En lo esencial, elcomienzo es lo inalcanzable, lo supremo, y porque nosotras ya no enten-demos nada de eso, por eso entre nosotros todo est tan completamentedegenerado, todo es tan ridculo, tan sin ley y tan lleno de ignorancia.Hoy se considera una superioridad el losofar sin este comienzo. La -losofa tiene su propia ley; sus valoraciones son otras.

    Ya no estamos ante una mera palabra (keia) y su significado, to-mado por ejemplo del diccionario, sino ante aquello que el signicadode la palabra mienta por su parte: la realidad desde la cual y hacia la cualesta palabra fue pronunciada y acuada por vez primera. Ciertamente,con base en la sentencia de Herclito, solamente ntumos que ah tuvoque suceder algo con el hombre. Una historia que, para nosotros, en unprimer momento slo se columbra como un suceso arbitrario, indife-rente. En ningn caso debemos interpretar lo dicho como si, con la ex-periencia fundamental del ocultamiento de lo ente, nos reriramos auna vivencia o una vivencia fundamental que el lsofo expresara luegoen el poema o en la frase, sino que queremos decir esto: que con el hom-bre mismo suceda algo que es mayor y ms original que su comporta-miento cotidiano. Un suceder y una historia a los que queremosconseguir regresar, a los que tenemos que conseguir regresar, si es que que-remos concebir algo de la esencia de la verdad.

    Pero estamos equipados para este regreso? Qu tenemos hasta ahora?La palabra 61M] 138m1, su (quiz extrao) signicado y la sentencia de He-rclito. Eso es poco, y si buscamos otros testimonios, entonces prontonos convencernos de la escasez con la que manaban las fuentes de la fi-losofa griega antigua. No se vuelve as el regreso ah inseguro e indeter-minado?

    Esto es cierto: lo que nos ha llegado transmitido y nos ha quedado dela obra y los bienes ms propios de la losofa presocrctica, en cuantoa su extensin es poco en comparacin con las dimensiones de las obrasde Platn y Aristteles. De este modo, fcilmente se est tentado de opi-nar que los lsofos antiguos y los ms antiguos, porque en cuanto a

    l V. Aadido 2.

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  • 8 2. Regreso a la historia! del concepto de verdad

    grandeza rebasan indiscutiblemente a Platn y a Aristteles, tienen quehaber escrito al menos tanto o incluso ms. Quiz sea a la inversa. Tantoms escribe y habla el hombre cuanto menos tiene que decir algo esen-cial. Eso se evidencia hoy.

    Ya slo la frase de Herclito bastara para que la palabra griega paraverdad, no-ocultamiento, no sea casual. Testimonios tales no puedenincrementarse gracias a su nmero por encima de aquel primero.

    Sin embargo, el regreso a los comienzos de la losofa occidental enlos griegos ser difcil para nosotros, pero no porque sus obras sean esca-sas, sino porque nuestra existencia es mezquina, porque ya no est a laaltura de la exigencia y del poder de lo poco que nos ha llegado transmi-tido. Pues incluso donde tenemos mucho, con Platn y Aristteles, quhemos hecho de ello? Una erudicin tal vez sobresaliente, pero sin base,y un entusiasmo afanoso, pero algo sin gusto. O incluso se reivindicacomo una preferencia no saber nada de ello.

    Pero cmo debemos poner en m.archa el regreso? No se sugiere em-prender el regreso a lo anterior a travs de lo inmediato, es decir, a tra-vs de lo posterior? En Platn y Aristteles, no se trata ms por extenso,ms variadamente y ms conscientemente de la verdad y de su esencia?No podemos obtener conclusiones sobre lo anterior de modo ms se-guro partiendo de aqui? Eso parece ser un camino posible, y tambinqueremos recorrerlo un trecho... pero por otros motivos. No porque es-peremos poder concluir sobre lo anterior, para as venir a reemplazar laescasez de los testimonios ms antiguos, sino porque en Platn yArist-teles podemos ver cmo, en su obra, la experiencia fundamental indi-cada ya ha comenzado a volverse inecaz, de modo que la actitudfundamental expresada en el significado fundamental de la palabraketa se reconfigura, y se prepara y anuncia lo que ya hemos aducido:la versin comnmente usual de la esencia de la verdad, que aparente-mente ya no tiene nada que ver con la keta. El no-ocultamiento seconvierte en rectitud: un desarrollo del concepto que ms tarde condujoa problemas aparentes... que tuvo que conducir a ellos, porque todo es-taba desenraizado.

    En un primer momento, no queremos llegar a conocer ni la kletoten su originalidad, ni la verdad como rectitud (noimotg) en su meraobviedad, sino el peculiar entrelazamiento de ambas. Queremos ver

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  • Observaciones ntroductarias

    cmo estos dos conceptos se confunden uno en otro. Este trnsitomismo, de la ksia qua no-ocultamiento a la verdad qua rectitud, esun suceso, es ms, nada menos que el suceso en el que el mmenzo de lahistoria occidental de la losofa emprende ya una marcha pervertida yfatdica.

    Para poder seguir este trnsito de la verdad como no-ocultamiento ala verdad como rectitud (su peculiar entrelazamiento), queremos llegara conocer una consideracin de Platn que trata de la keia, pero noen el sentido de esforzarse por una denicin y un desmembramientoconceptual, sino en el modo de la exposicin de una historia. Me reeroa la descripcin de la parbola de la caverna al comienzo del Libro VIIde la obra que lleva por ttulo HoMtsioc (y que traducimos, malinterpre-tndolo, como El Estado)

    Nos detenemos ahora en una estacin intermedia, en Platn, paraver de inmediato cmo ya en la poca clsica de la losofa antigua seforma el doble significado del concepto de verdad, sin que en ello se vierael entrelazamiento y la conexin interna.

    En la interpretacin que sigue, dejamos intencionadamente sin con-siderar el contexto inmediato en que la parbola est dentro del dilogo.Tanto ms pasamos por alto todas las explicaciones que conciernen aldilogo en su conjunto. Es determinante y signicativo de la parbola dela caverna que pueda considerarse enteramente por s misma, que poda-mos tomarla aisladamente sin tocar ni reducir en lo ms mnimo su con-

    tenido y su signicado.Hablamos de una parbola. Decimos tambin: Sinn-Bibi, imagen

    simblica, imagen con un sentido. Eso signica: una imagen visible,de modo que lo contemplado hace de inmediato una sea. La imagen noquiere ser considerada por si misma: hace una sea, una sea hacia elbet/Jo de que hay algo que entender en esta imagen y mediante esta ima-gen, y hacia qu sea eso. La imagen hace una sea, conduce a algo quehay que entender, es decir, hacia el mbito de la inteligibilidad (la di-mensin dentro de la cual se comprende): hacia un sentido, Sinn (de ah:Snn-Bla). Pero hay que prestar atencin a que lo que hay que entender

    Z En castellano se suele traducir como La repblica. [N del ]

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  • S 2. Regreso a la historia del concepro de verdad

    no es un sentido, sino un suceso. Sentidm signica slo que se trata dealgo que de alguna forma es comprensible. Lo que se entiende, no esnunca ello mismo un sentido. No entendemos algo como sentido, sinosiempre slo algo en el sentido de... El sentido no es nunca el tema dela comprensin.

    La exposicin de una parbola, de una imagen simblica, no es en-tonces otra cosa que un hacer seas que hace ver (hacer una sea a tra-vs de lo que se exhibe de modo inmediatamente visible). Este hacerseas que nos da visiblemente una imagen, nos conduce: hacia aquelloque ni el mero describir, por muy el que sea, ni tampoco el demostrarprosaico, por muy estricto y concluyente que sea, jams llegan a aprehen-der. Por eso obedece a una necesidad interna que, siempre que Platnquiere decir en losofa algo ltimo y esencial, hable en parbolas y nosponga ante una imagen simblica. No es que todava no se haya aclaradosobre el asunto, sino que le resulta ms que clara que ese asunto no puededescribirse ni demostrarse. En toda autntica losofa hay algo frente alo cual todo describir y demostrar zozobran y se degradan a ocupacioneshueras, por mucho que sean una ciencia brillante. Ya slo el hecho de quePlatn hable de la keta en una parbola nos hace la sea decisivahacia el lugar donde hemos de buscarla y donde tenemos que conamosa ella, si es que queremos aproximarnos a la esencia de la verdad. Peroesto indescriptible e indemostrable es lo decisivo; y llegar hasta ah, todoel esfuerzo del losofar.

    Con ello concluimos las observaciones introductorias. Para ustedes,

    la comprensin de la interpretacin no depende primeramente de si en-tienden el griego mal o nada o soberbiamente, tampoco de si tienen ustedes muchos o pocos conocimientos de doctrinas loscas, sinoexclusivamente de si cada uno ha experimentado o est dispuesto a experimentar por s mismo una necesidad de estar aqu ahora, si en cadauno habla algo ineludible que le apela a esta historia. Sin esto, toda cien-cia se queda en mero envoltorio, y tanto ms la filosofa en mera fachada.

    3 En alemn de la Baja Edad Media, sin = entendimiento, reflexin; Un-Jnn = sin-

    sentido. l Lo imdecible; silencio, lenguaje.

    29

  • Primera, parte

    LA SEA HACIA LA ESENCIA DE LA msra.UNA INTERPRETACIN DE LA PARABOLA DE

    LA CAVERNA EN LA POLITEIA DE PLATN

    Captulo primero

    LOS CUATRO ESTADIOS DEL SUCEDER LA VERDAD

    As pues, ahora tratamos de la parbola de la caverna en la Hohtsa dePlatn (Libro VII, 514 a 517 a), y la tomamos como una sea hacia laesencia del no-ocultamiento (keta). Dividimos el texto en cuatrofragmentos (A-D). Con esto, estamos caracterizando al mismo tiempocuatro estada: del suceso que es simbolizado en la parbola.

    En la interpretacin, procedemos de tal modo que, aunque cada es-tadio lo aclaramos en si mismo siguiendo el orden, sin embargo lo esencial no son los estadios individuales, sino las transiciones de uno a otro,

    y por tanto toda la marc/m que consiste en estas transiciones. Con elloqueda dicho que, una vez que el primer estadio haya quedado aclarado,no hemos de dejarlo aparte como algo terminado, sino que tenemos queincluirlo en la transicin, asumindolo as en las transiciones siguientes.Con ello queda dicho al mismo tiempo que, con la aclaracin del primerestadio, todava no lo hemos comprendido. Slo lo comprendemos apartir del segundo, y en sentido estricto, a partir del ltimo.

    Platn expone la parbola de modo que Scrates, en una conversa-cin con Glaucn, le hace ver la imagen simblica. El contenido de la pa-rbola, como sucede casi siempre, se puede resumir cmodamente enalgunas frases y se le puede aadir una explicacin igualmente breve yuna aplicacin, sin ser conmovido uno mismo por lo esencial ni muchomenos seguir la sea con la que conduce ante la pregunta decisiva. Esteprocedimiento usual y fcil no nos sirve de nada. Si queremos evitarlo,

    31

  • Elprmer extada

    lo primero es que nos encomendemos del todo al texto. Slo as tal vezseamos conmovidos por la fuerza de conguracin de Platn, lo cual noes en modo alguno algo accidental ni un aadido esttico en la com-prensin de una losofa.

    Primero leo respectivamente el texto griego, y luego doy la traduc-cin, que slo puede ser un ayuda de emergencia.

    A. El primer estadio (514 a 2 515 c 3):La situacin del hombre en la caverna subterrnea

    (Primeramente pasamos por alto la primera frase, a la que regresaremosal nal.)

    i ytg vgcbnoug oov v uotrowsitp oim GEL om] katmst,vanerttauvnv ngg IZ cptbg tv sooov xomg uonxgtv vagn nvto onkatov, v 10mm x Jtocmv wrong v sopog nal td oukn nodtobg axvag, (Bote uvetv 178 octobg sg 138 T ngosv uvov 696w,xukgo 6 ttg uscpakdg {mo 1:01) eouo vvtoug TESQLLYELV, cpt); 13socfrtog tUQg vmsv nod nggmsv xausvov uosv GIV, ustaEzl: m1: nvgg nai Icw eouwtmv nww v, noto v i EELXOV mx-gtpxooun uvov, (Boxeo Izog ocvuoctonotog noo uw vgtbrtmvJEQKELTGL td rcozgoccpgy para, ng (w 1:61 cxuottot etuocotv.

    #096), i-cpn.30901 toivvv IIZOLQ. "como 15o tetxiov cpgovtotg vmnovg oxen 17s

    nozvroomd TIZEQXOVTCX 1:01") tetxov nal vgLv-cocg nod Ma {(5aXitv C8 nai. Ekwa xml JIKXVIOOC sigyaouva, oov snog IOg uvtpayyouvoug, 1:01); otytbvtocg 163V notgoztpsgvtwv.

    JA-conov, tpn, Kyarg axva Mod eoutbmcg trtov.Ouoovg uv, 71v 6 yd) tog ydg tototovg Jtgtbtov uv OLUTGJV

    17a Mal 600d} Xmv O8L v u wgomvott Mo tv 11d; oxtdg tcg 13m) convgog si; t MXIOWILMJ (XTLJV 1:01") onnkocov ngoomntooag;

    15 Plaromlr Opera, recogn. Ioannes Burner, Oxonii: Clarendon, 2a. edicin, 1905-1910, vol. 4.

    32

  • El primer estadio

    H6Jg ydg, cpn, si mvtovg ye con; xscpakdg xew vayuaouvotsiev 6rd Biou;

    T'L e 156w Jtocgoccpegouvwv; m) rcxtov IOtO;T'L pwjv;E oiv takyeoat ooi 1: eev noo; kkkoug, 01) tocino. y iv

    to vttx atog voulstv VOMCRV (img otbev;Avyun.Ti 6 si nai xd) to eoumtgtov ix TO xenon/ruego xot; rtte

    ug ctw JIZClQLVTwV qiygocrto, oeL iv Mo n (xo-toi); yeoat totpsyyuevov thv notgtooocv oxtv;

    Me! Ai OM iywy, CPT].

    Representante la imagen de hombres en una morada subterrnea, conforma de caverna. La entrada, que tiene toda la extensin de la caverna,la tiene hacia arriba, contra la luz del da. En esta morada estn los hombres desde la infancia, encadenados por las piernas y el cuello. Por esopermanecen en el mismo sitio y slo miran a lo que hay ante ellos, lo pre-sente. Debido a las cadenas, no son capaces de girar la cabeza en derre-dor. Pero la claridad les llega desde atrs, desde un fuego que arde lejosdesde all arriba. Pero entre el fuego y los encadenados, a sus espaldas,discurre un camino, y a lo largo de l, imagnatelo, se ha construido untabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante de los espec-tadores, un biombo por encima del cual muestran los muecos.

    Me lo imagino, dice [Glaucn].E imagnate crno a lo largo de este muro unos hombres pasan lle-

    vando todo tipo de artilugios, que sobresalen por encima del tabique,estatuas y otras guras de piedra y madera, y todo tipo de objetos con-feccionados por hombres. Como es natural, sucede que algunos [de losque pasan llevando cosas] conversan, mientras que otros callan.

    Extraa es la imagen que presentas, y extraos son los prisioneros.Iguales a nosotros los hombres! Pues que crees t? Seres tales, pri-

    meramente, no tienen otra Visin de s mismos y de los otros que lassombras que el resplandor del fuego proyecta sobre la pared de la cavernaque hay enfrente de ellos.

    Cmo habra de ser de otro modo, si durante toda su vida estn for-zados a mantener la cabeza inmvil?

    33

  • El primer estado

    Pero que ven de los objetos que llevan los que pasan detrs de ellos?No ser lo mismo [es decir, sombras]?

    -Qu si no?Pues bien, si fueran capaces de conversar entre s1 sobre lo que con-

    templan, eso que ven ah, no crees que lo tomaran por un ser autntico?Necesariamente.

    Pero si el Calabozo tuviera un eco que resonara desde la pared quehay enfrente y a la que ellos miran, qu sucedera en cuanto alguno delos que pasan [detrs de ellos] hablara? Crees que pensaran que quienhabla no son sino las sombras que pasan de largo?

    No de otro modo, por Zeus!

    Adonde conduce este primer estadio de la parbola, la descripcin de lasituacin de los prisioneros en la caverna? Lo deducmos sin dicultadesde la ltima frase, que debe dar claramente un resumen conclusivo de ladescripcin anterior:

    H(XV'E(LTC(XOL 61'], v 6 yo), o COLOTOL ofm v Mo n vouiCoLev tokneg mig CW oxevaottbv omdg.

    I'IoM1r vdyun, cpn.

    Tal como he dicho, como lo no-oculto tales encadenados no conside-

    raran otra cosa que las sombras de las cosas confeccionadas.Ser1a del todo as.

    S 3. La aa-oculto en la caverna:

    las sombras que se muestran a lasprsioneros

    La situacin de los hombres es descrita para mostrar qu es lo que hom-bres en semejante situacin tienen que considerar como lo na-aculto, loverdadero. El punto de fuga de la imagen es 11o kng, y ahora se tratade volver a dibujar, por as decirlo, an ms claramente a ese respectocada uno de los trazos de la imagen expuesta, para recopilar todo lo queesta descripcin contiene en relacin con lo no-oculto.

    1. Por muy extraa que siga siendo la situacin de estos hombres, y

    34

  • S 3. Lo zo-oculto en la caverna

    por muy inhabitual que este hombre mismo pueda ser, tambin en estasituacin el hombre tiene ya 17o kng, lo no-oculto. Platn no dice:tiene algo nooculto; sino: lo no-oculto. Eso quiere decir: ya desde suinfancia y conforme a su naturaleza, el hombre est puesto ante lono-oculto. Qu hay ah en cada caso, qu es lo que se ofrece en particu-lar como no-oculto, eso es una segunda cuestin. En todo caso, aun enesta extraa situacin en la caverna, el hombre no es un ser replegadosobre s mismo e incomunicado de todo lo dems, un mero yo, sinonoo; to ngoev, est orientado a tal cosa ante l: to kng. De serhombre forma parte esto se halla ya en el punto de arranque de estaparbola- estar en lo no-oculto, o como decimos: en lo verdadero, enla verdad. Por muy inusitada que sea la situacin, ser hombre signica,no nicamente, pero si entre otras cosas: comportarse respecto de lo nooculto.

    2. Yjustamente por eso puede plantearse la pregunta (planteada porquin?) de que sea eso que, en esta situacin, est no-oculto para el hom-bre. Respuesta: eso que l tiene ante s directa, inmediatamente, sin msintervencin suya, tal como justamente se da. Es decir, aqu: las sombrasde las cosas, que se proyectan sobre el muro que hay ante l al resplan-dor del fuego que hay tras l. Pero esta caracterizacin de lo no-oculto re-quiere de inmediato una determinacin ms precisa.

    3. Los encadenados ven ciertamente las sombras, pero no en tantoque sombras de algo. Si decimos: las sombras son para ellos lo no-oculto,entonces eso es equivoco, y en el fondo estamos diciendo ya demasiado.Slo nosotros, que abarcamos ya de un vistazo toda la situacin, designamos como sombras lo que tienen ante s. Por qu no pueden hacerlotambin los encadenados? Porque no saben nada de un fuego, de algoque d un resplandor, una luz, en cuya claridad se proyecten por vez pri-mera tales cosas como sombras, en cuya claridad pueda ensombrecersealguna otra cosa, y porque no saben nada de cosas ni de hombres que, ala luz, puedan proyectar una sombra. Por eso, cuando dijimos (en 2.)que puede preguntarse qu sea eso que ah est no-oculto, eso no es unapregunta que los encadenados puedan plantear, pues en la esencia de suexistencia reside que, justamente esto no-oculto que tienen ante s, lesbaste, y hasta tal punto que tampoco sepan que eso les basta. Estn en-tregados a eso que les viene al encuentro inmediatamente.

    35

  • Elprimer estada

    4. Platn comenta expresamente: (pd); te oLtog rtvgg vwev nainggwsv uauevov moev (IHJV. Claridad, luz, tienen sin embargo en la caverna, pero desde atrs. Los prisioneros no tienen ningunarelacin con la luz en tanta que luz, pues tampoco ven el fuego que pro-paga la luz. Aqu ya, y para la comprensin de toda la parbola (de todoslos estadios siguientes), hay que tener en cuenta la diferencia entre mo,fuego (la fuente de luz), y cprbg, claridad. Con ello se corresponde enlatn: lux y lumen. Luz es equivoco: 1. la vela que arde, la fuente de laclaridad; 2. claridad, lo opuesto a oscuridad. Los hombres no guardanninguna relacin con la luz, no conocen en absoluto la diferencia entreluz y oscuridad, y por eso tampoco entienden tal cosa como la sombraque (mediante la claridad) es proyectada por otro cuerpo. Todo esto:cosas que proyectan sombras, fuego que posibilita las sombras, estmoev, a sus espaldas, a diferencia de n; ngoev, lo que ven ante si.Slo esto es lo no-oculto, aquello es lo oculto. Ser hombre significa aqu,entre otras cosas, tambin: estar en lo oculto, 1 estar rodeado de lo oculto.

    5. Lo que los hombres tienen no-oculto ah ante s, no es para ellos unaapariencia de otra cosa, sino que no vacilaran en absoluto en considerarsin ms lo que hay ante ellos como ITL vttx, lo ente, suponiendo que pu-dieran conversar entre s1 sobre lo dado. Con ello queda dicho que elhombre toma lo que en cada caso le es no-oculto (lo que se ofrece ante l)totalmente de suyo como lo ente. Es ms, el hombre no es otra cosa queel ente que se comporta respecto de aquello que es para l lo ente. (Un ani-mal y una planta, y mucho menos una piedra, no se comportan jams respecto de lo ente.)

    Pero el comportamiento de estos prisioneros respecto de lo no-ocultoes tan peculiar que ni siquiera ahora lo hemos percibido a fondo. Se re-quiere una ltima cosa:

    6. Incluso de si mismos y de los otros, los que estn encadenados conellos, slo ven sombras: lo que hay enfrente de ellos. No tienen ninguna

    " Comportarse en lo no-oculto respecto de ello, y al mismo tiempo estar rodeadode lo oculto, hasta el punto de que tampoco lo no-oculto es comprendido en cuanto tal.(Esto es slo un apunte tomado durante la clase. N. del Ed.)

    7 takyeoott: comentar a fondo entre s lo que sale al paso (cfr. clialectica). Dis-curso y ser.

    36

  • S 3. La nar-oculta en la caverna

    relacin para consigo mismos. No conocen ningn yo mismo ni nin-gn t mismo. Ms bien, en la situacin ahora descrita, son totalmentepresa del ante ellos. Y a este ante ellos, Platn lo llama u) kng, lona-oculto. Pero, pese a todo, tambin aqu tenemos que aadir ahora:esto no-oculto no les sale al paso a los encadenados como no-oculto. Igualque para los prisioneros no existe la diferencia entre sombras y cosas rea-les que proyectan sombras, igual que para ellos no existe la diferenciaentre luz y oscuridad, tampoco para ellos existe la diferencia entre no-ocultamiento y ocultamiento en tanto que tal diferencia. Este no darsela diferencia hace que el hombre en la caverna, como decimos, est to-talmente ausente, totalmente abstrado, que sea presa de algo y estatrapado en ello, encadenado. Pero, como vemos, incluso de este ser presade algo, incluso de este estar totalmente ausente y abstrado, al cabo,forma parte el no-ocultamiento, la luz, lo ente.

    Despus de todo esto, no es de extraar que Glaucn, al que se ex-pone esta imagen, la encuentre (tortov: algo que no tiene sitio ni lugar,que no se lo puede encuadrar en ninguna parte, inusitado, es decir, quese sale de lo usual, lo cotidiano, lo corriente (apariencia, decir de odas,habladuras). Y pese a todo, segn asegura Scrates, esto es slo una ima-gen de la situacin cotidiana del hombre, que ste, justamente porqueslo tiene el criterio de la cotidianeidad, no es capaz de ver en su extra-eza. En qu medida en esta imagen (es decir, en el primer estadio) sehace una sea hacia la esencia de la verdad de la cotidianeidad del hom-

    bre, habr que mostrarlo ms tarde. Quiz lo intuimos sin que lo veamosya ntidamente en sus aspectos particulares.

    En la medida en que el primer estadio, tomndolo en s mismo, es elestadio de una parbola, de una imagen simblica, nos hace ya una sea.Ciertamente, no una sea que signique ya la visin de la esencia del .no-ocultamiento, pero s una sea hacia el bea/Jo de que, en esta situacin, elno-ocultamiento est de algn modo ah. Esto signica slo que de laexistencia del hombre forma parte el no-ocultamiento de algo reqaectode lo cua! se comporta el hombre (como indicacin de su situacin).Cmo hay que entender este no-ocultamiento en su esencia, sigue siendooscuro. No obtenemos ninguna visin de la esencia del hombre. Lo pri-mero que nos importa es ver que y cmo la ksta est de entrada ahen el centro.

    37

  • El primer estadia

    Con este propsito, slo podemos y tenemos que hacer una cosa:antes que nada, recopilar simplemente todo lo que, en esta situacin, semuestra al mismo tiempo junto con lo kng. Queremos tratar de enumerar todos los momentos esenciales que, evidentemente, concurren eneste curioso hecho de que este hombre, pese a toda la extraeza de su si-tuacin, tiene ante s lo nooculto, o, como decimos de modo inade-cuado, lo verdadero. Se han mostrado:

    1. to kng, lo no-oculto;2. omoc, sombras.

    3. EUuJIGL, prisioneros: el estar encadenados los hombres;4. rtg y cptbg, fuego y luz: claridad;5. los encadenados no tienen relacin con la luz y las cosas; los

    rttoev, tras ellos, son algo oculto;6. los hombres no tienen ninguna relacin consigo mismos ni con

    los otros, de s mismos ven slo las sombras;

    7. lo nooculto se considera de suyo como lo ente, tdt vtoc;8. la diferenciacin entre oculto y no-oculto, sombra y cosa real, luz

    y oscuridad, no se da.Todo esto, son slo momentos casuales, que quiza fueron aadidos

    para acabar de exponer visiblemente la situacin, o son, en cierta ma-nera, partes constitutivas que construyen conjuntamente la esencia de lomg, de la verdad como no-ocultamiento? Todo lo que hemos enumerado, guarda una cohesin interna? Incluso la unidad de esta cohe-sin, lo que mantiene juntos, acaso es otra cosa que lo kng, elnmocultamiento?

    Pero antes de plantear esta pregunta, queremos volver a meternos deltodo en la situacin de los prisioneros, lo cual, en el fondo, no es difcil.Si nos limitamos por completo al primer estadio, si, por as decirlo, lo Im-vemos por nosotras mismos, no vemos nada de una cohesin tal, es ms, enel fondo ni siquiera sabemos nada de los momentos particulares enume-rados, sino que somos presa de y slo tenemos ojos para lo que transcu-rre en la pared. Esto es, en cierta manera, el mundo por antonomasia. Elapresamiento se evidencia precisamente en que, como vemos ahora, al-guien que est as prisionero, jams podra describir su situacin tal comoes expuesta en la imagen. Es ms, l ni siquiera sabe que est en una si-tuacin. Si se le pregunta, siempre relatar slo de las sombras, que l,

    38

  • El segundo estadio

    sin embargo, no conoce en tanto que sombras. Se sabe en su lugar, unlugar nico y correcto, y no deja que se lo aparte de lo que para l es evidentemente lo ente. Toda pretensin tal, l la declarara una locura. Pero,pese a todo (esto no puede repetirse lo suciente), eso signica ya Ekng, y en ello no hay nada de adecuacin ni de rectitud ni de coin-cidencia.

    B. El segundo estadio (515 c 4 515 e 5):Una liberacin del hombre dentro de la caverna

    Znnsi 61'], v yd), arv Aow rs nod ocow 136w 17s eoumv nod rgcpgoovng, oa ug v an nposi, si Ioiae ovuaivot atog nteu; kven nod vaynaCoLro ijodtpn; viotaoa, cs nai negLayeLv rvaxva nat [aletv nod Jugo; to (pa); vakneiv, wav-ca EOLIOLnouw xyo te nal La mg uaguagvyag vvato naogdv nsva(w TTE mg onLag tbga, ti iv oet (XIV enev, si ng atfp Xyot mTTS uv cbga cpkvagiag, vv of: uMov n yyutgm 1:01": v-cog nal ngguMov vra tetgauuvog gtsgov Bknot, nod of] nai naotov156w nagtvtmv eunvg au) (iwaynrtor gumw nongivaoat n501w; on OSL (XTV nogsv 138 av nai ysoai m una gomsvaaknorsga 17a vfw srnvusva;

    HoMJ y, Ecpn.O1)now nv si ngog aro 17o qnbg dvaynagoi OLIV Bxnew, kyev

    E8 v za uuara nal cpeystv moorgscpuevov ngg nsva (i vararnaogdv, nod vouiCeLv tara 1:63 ("wn oacpotsga nw stnvvuvwv;

    Otu)g, cpn.

    Examina ahora, dije, una liberacin de las Cadenas y una curacin de lainsensatez [en la que se encuentran los prisioneros]. Investiga qu tendra

    13 As leo, siguiendo a Schleiermacher, 515 e 5 (en lugar de la edicin de Oxfordein, EL (post Ioue. N. del Ed). Cfr. Platom White, traduccin de Friedrich Schleier-macher, Berln: Reimer, 3 edicin, 1855-1862, parte III, volumen 1 (1862), p. 232 ynota 9 p. 368.

    39

  • El segunda estadia

    que suceder entonces necesariamente si les aconteciera lo siguiente. Quea uno se lo desencadenara y se le obligara a levantarse de pronto, a volverel cuello, a andar y a mirar hacia arriba, en direccin a la luz, pero quetodo esto slo pudiera hacerlo con dolores, y que a causa del deslumbramiento no fuera capaz de contemplar aquellas cosas cuya sombra veaantes. Que le suceda todo esto: qu crees t que dira l si alguien learmara que lo que ha visto antes eran banalidades, pero que ahoraest ms cerca de lo ente y vuelto hacia lo que es ms, de modo que estviendo ms correctamente? Y si uno le mostrara adems cada una de las

    cosas que pasan, y le forzara a responder a la pregunta de qu es eso [tiorw], no crees que se encontrara en dicultades para responder yconsiderara que lo anteriormente avistado es ms desoculto que lo ahoramostrado?

    Completamente.Y si alguien le forzara incluso a mirar a la luz misma, no le doleran

    los ojos y no se dara la vuelta y huira a aquello que est en sus fuerzascontemplar, y no mantendra la opinin de que esto [las sombras] es dehecho ms claro [ms visible] que lo que se le quiere mostrar ahora?

    As es.

    S 4. Nuez/os rasgos de la ksia que aoranen el fracaso del intenta de liberacin

    En el segundo estadio sucede algo con el hombre: se le retiran las cade-nas. Hacia dnde conduce este suceso, es decir, que conlleva necesaria-mente? Platn enfatiza expresamente: ooc ug sin CPSL, lo que entoncessucede necesariamente con este desencadenamiento. Eso es lo que Pla-tn quiere en realidad que se tenga en cuenta: ver la qJULg del hombre,adonde apunta la sea. De nuevo (como en el primer estadio) se diceclaramente al final de la descripcin del segundo estadio: yeooct (XIV1:61 TIE guusva knotsga m vv emvusva, el as desencade-nado considerada que lo visto antes [las sombras] es ms desoculto [msverdadero] que lo ahora mostrado, a saber, las cosas a la luz misma. Denuevo se trata clara y palmariamente de lo kng.

    As pues, en el segundo estadio sucede algo que incumbe al no-ocul-

    40

  • S 4'. Nueva: rasgo: de la keta

    tamiento. En el primer estadio, hemos visto que lo 60a] g aparece juntocon otros momentos de la situacin de estos hombres, sin que percibie-ramos su cohesin. Pero ahora, cuando sucede algo con lo ltng,cuando ello mismo se pone en movimiento, tiene que hacerse claro si ycmo, con este suceso, se modican tambin sus referencias, es decir, queestas referencias mismas tienen que ponerse de relieve. Por eso, con vis-tas al segundo estadio, preguntamos: se vuelven ah ms claras las cone-xiones de las partes constitutivas (hasta ahora slo enumeradas), quesupuestamente forman parte de lo kngf" y por tanto lo kngmismo, la esencia del no-ocultamiento?

    Respondemos volviendo a trazar ms ntidamente los rasgos de laimagen, hacindolo ahora con el segundo estadio precisamente en tantoque segundo, es decir, en una referencia retrospectiva al primero: con ello,este mismo experimenta una nueva iluminacin posterior.

    l. Lo kng ya no nos sale al paso slo (como suceda en el primerestadio) en general, y como lo decisivamente enfatizado, sino que ahorase habla de knotaga (en trminos puramente lingsticos, un com-parativo): de aquello que es ms desoculto. Es decir, lo desoculto puedeestar ms o meno: desoculto. No se quiere decir un ms o un menos encuanto al nmero (que haya desocultas ma: sombras), sino segn elmodo, que otra cosa (en cuanto tal) est ms desoculta: las cosas mismasque el desencadenado que ahora se gira debe ver. Es decir, el nooculta-miento tiene grados y niveles. Verdad y verdadero no es algo que per-manezca en s mismo inmodificablemente igual, igual de vlido y comnpara todos y a todo respecto. No todos tienen sin ms el mismo derechoy la misma fuerza para cada verdad, y cada verdad tiene su tiempo. Alcabo, de la educacin sapiencial forma parte reservarle y silenciarle alsaber ciertas verdades. Verdad y verdad no son simplemente lo mismo.

    2. El avance del primer estadio al segundo trae consigo una segundadiferenciacin. Es una transicin. En la medida en que, en cierta manera,lo que se vio primero (las sombras) se lo deja estar y el desencadenado sealeja de ello girndose, sucede una escisin entre lo anteriormente avs-

    9 Cfr. arriba, 5 3.

    41

  • El segundo estadio

    tada y lo ahora mostrado (ntidamente diferenciados en el texto: td E618gdmevoz ISL vv smvjravot). Lo no-oculto se escinde: ah las sombras,aqu la cosas, dos elementos, pero mantenidos en cohesin por el hechode que ambos son accesibles (manifiestos).

    3. Pero estos dos elementos que ahora se escinden (las sombras y lascosas reales) son enjuiciados de modo diverso. Para el que antes estaba encadenado, lid tre ocbuevoc knotagoc, las sombras (lo que se mues-tra directamente) son algo ms verdadero, ms desoculto, ms claro, mspresente. A la inversa, el que lo liber, le dice: Id vv stxvusva, lascosas mismas y los hombres son udklov vta, siendo ms, ma; existen-tes. Lo ente tiene asimismo grados! Ente y ente no son sin ms lo mismo.Y as, no slo es distinto el enjuiciamiento de lo anteriormente visto y delo ahora mostrado, sino que tambin el modo como se emite el juicio escaractersticamente distinto. Ah, lo anteriormente visto es ma; desoculto.

    Aqu, lo ahora mostrado es ms existente. Ah, un ms de desocultamiento; aqu, un ms de existencia. Guardan ambas cosas una relacin?Evidentemente. Pues lo que se llama desoculto, es lo ente y se lo tomacomo lo ente (cfr. ya el primer estadio). Cuanto ms desoculto es lo des-oculto, tanto ms nos aproximamos a lo ente (rMov yyvtgw 101")vrog). As pues, el aproximarse a lo ente guarda relacin con el incre-mento de desocultamento de lo ente, y a la inversa. La proximidad a loente, es decir, el estar ah del serah, la proximidad interna del ser-hombre a lo ente (o su lejana), el grado de su desocultamiento, el in-cremento del ente mismo como un ente: estas tres cosas estn encadenadas

    entre S. Sobre todo, tenemos que decretar que lo ente se escinde en loms ente y lo menos ente. Hay lo ms ente. La proximidad y la lejanade lo ente modican a lo ente mismo.

    4. Pero la proximidad a lo ente, tal como se reclama para el segundoestadio, tiene an otra consecuencia peculiar: rtgg uMov vrarstgocuuvog gtegov Mster. Quien [como el desencadenado] estvuelto a lo que es ms [hacia lo que es ms que otra cosa, es decir, haciael ente autntico], ve ms correctamente. gg, gtng, aparece larectitud, asimismo en comparativo, en un incremento: hay grados. Larectitud del Ver y del contemplar las cosas, y por tanto del determinar ydel enunciar, se asa en el modo respectivo de estar vuelto y de proximidad a lo ente, es decir, en el modo como lo ente est no-oculto en cada

    42

  • S 4. Nuevo: rasgo; de la keia

    caso. La verdad como rectitud se basa en la verdad como no-oculta-

    miento. Ahora vemos ya aparecer por vez primera, aunque de modo su-cientemente impreciso, una conexin entre las dos formas esenciales(conceptos de verdad) que al comienzo nos limitamos a yuxtaponer y adesarrollar por separado. La verdad como rectitud del enunciado no esposible en modo alguno sin la verdad como no-ocultamiento de lo ente.Pues aquello segn lo cual tiene que regirse el enunciado para poder lle-gar a ser correcto, previamente tiene que estar ya desoculto. Eso signicaque si la esencia de la verdad se toma exclusivamente como rectitud delenunciado, entonces se est delatando que ni siquiera se entiende qu eslo que se est reclamando como esencia de la verdad. No se est slo anteun concepto derivado de verdad, sino que, porque no se ve la proceden-cia de este concepto derivado, se est apelando a una mitad, que no escompletada por el hecho de que todo el mundo la haga. Al revs: slopodr concebirse la esencia y la necesidad propia de esta forma derivadade verdad, de la verdad como rectitud, cuando se haya aclarado la ver-dad qua no-ocultamiento y se haya fundamentado su necesidad, es decir,cuando se sea capaz de esclarecer y de fundamentar justamente la derivacin y la procedencia mismas, una derivacin que slo se vuelve posi-ble cuando se ve la procedencia. Esto es lo que se dice en la clara y simplefrase de Platn: Quien est vuelto a lo que es ms, ve ms correcta-mente. ste es un paso decisivo para resolver el problema de la relacinde los dos conceptos de verdad.

    5. Slo que, como hemos dicho, acerca de que sea lo ms verdaderoy que sea lo ms ente, el juicio no es sin ms unnime. Al contrario: losenjuiciamientos y las valoraciones se enfrentan mutuamente. A qu obe-dece eso? Con arreglo a qu est valorando el desencadenado cuandoquiere regresar a las sombras y las considera a ellas lo ms desoculto? Por-que a ellas las considera lo ente. Y por qu? Ah, vuelto a las sombras,no tiene ningn resplandor ante los ojos que le deslumbre, lo cual seproduce cuando tiene que mirar a la luz. No tiene dolor en los ojos, ysobre todo: ah, en las sombras, se mueve en aquello i vottou, aquello

    2 og (rectas, recto, derecho): directo, sin circunloquios, sin rodeos; no atravs de las sombras: la cosa misma.

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  • El segunda estadio

    de lo que l es capaz, lo que no le cuesta esfuerzo, lo que, en cierta ma-nera, sucede por s mismo. Ahi, en las sombras, en las cadenas, est lo via-ble y lo que va de suyo, lo de todos los das, lo que no exige esfuerzo, loque no causa inhibiciones, ni reveses, ni confusin, y lo que todo elmundo aprueba. El criterio principal de su valoracin del no-oculta-miento superior o menor es la conservacin del no perturbamiento delquehacer habitual, que no est expuesto a ninguna pretensin ni a nin-gn requerimiento, a ninguna exigencia ni a ningn mandato.

    6. Por otra parte, qu exige el estar vuelto a las cosas mismas?Liberacin de las cadenas. Pero eso es slo la introduccin de la libera-

    cin. Deben seguir el girarse, el estar vuelto a la luz. Esta liberacin fra-casa. No llega a realizarse. Demostracin: el desencadenado quiere regre-sar a su situacin anterior! Por qu? A causa de qu fracasa esta liberacinintentada?

    7. Porque la liberacin de las cadenas, el levantarse, el girarse, el mirara la luz, deben suceder repentinamente (Eaicpvng), la liberacin (lotg)no puede llegar a ser un aorg a; cpgoovng, la curacin de la insensa-tez. Aipgoovn as llama Platn al estado de los prisioneros es el con-cepto contrario a cpgvnotg, owqagovn. QVHGLQ es para Platn elttulo para conocimiento en general, es decir, para percibir lo verdadero,prudencia e inteleccin, mirada en torno y mirada interior, referidas almundo y a s mismo, ambas en unidad. Esto lo enfatiz porque luego,en Aristteles, el concepto de cpgvnotg se toma de otro modo, y sobretodo de forma reducida. Donde ella falta, donde todo, mundo y smismo, se vuelve sombro para el hombre, no hay ninguna relacin paracon lo propiamente verdadero y no-oculto. Aqagoovn es el estado de lainsensatez y la imprudencia, en el que el hombre est alejado de lo ver-dadero en todo sentido, no tiene ninguna mirada en torno al mundo nininguna mirada interior a si mismo. Ah le falta algo al hombre, estenfermo, ah es necesaria la curacin. Pero la curacin presupone unacaptacin correcta de la enfermedad. A eso no se llega en tal desen-

    Z Umsr/at und Einsie/at, prudencia y visin, circunspeccin e inspeccin, signica literalmente mirada en torno y mirada al interior. [N del T]

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  • S 4'. Nuevos rasgos de la keta

    cadenamiento. Al fin y al cabo, el desencadenado no conoce lo que veaantes como sombras. En lugar de eso, simplemente es apartado de lo an-teriormente avistado y es puesto ante las cosas que brillan a la luz. Paral, esas cosas slo pueden ser algo distinto de alguna manera a lo ante-rior. A causa de esto meramente distinto, slo surge confusin. Lo quese le muestra no gana univocidad ni determinacin. Por eso el desenca-denado quiere regresar a las cadenas.

    8. Por eso, retirar las cadenas no es ninguna liberacin real del hom-bre. Queda como algo externo, no afecta al hombre en su propio smismo. Slo cambian las circunstancias, pero no se modifica su estadointerior, su querer. Ciertamente. el desencadenado quiere algo, pero loque quiere es regresar a la cadenas. Queriendo de este modo, quiere el noquerer: no quiere estar l mismo implicado. Elude y retrocede ante unapretensin en la que se exige de l una renuncia completa a su situacinanterior. Adems, est muy lejos de entender que el hombre, en cadacaso, slo es aquello a lo cual tiene fuerzas para atreverse, y en la medidaen que las tiene.

    Con el fracaso de esta liberacin termina el segundo estadio. La libe-racin fracasa porque el que debe ser liberado no la comprende. Laliberacin slo es una autntica liberacin cuando l mismo se hace libre

    en ella, es decir, cuando viene a s mismo y llega a estar en el fondo de suesencia.

    Repetimos nuestra pregunta conductora: qu nos dice el segundoestadio sobre la lxeta? Experimentamos algo positivo sobre la esen-cia de la verdad como no-ocultamiento? Hemos ido ms all de lo queya mostr el primer estadio: que con lo kng van unidos otrosmomentos diversos? Vemos ya incluso una referencia interna entrestos?

    El suceso del segundo estadio es un no resultar. Qu es lo que, en re-alidad, no resulta? Esto: que el encadenado y desencadenado tope con elno-ocultamiento en cuanto tal. No llega a l. Pero no dice Platn quelos prisioneros estn puestos desde la infancia ante lo kng, lo no-oculto? Ciertamente. Pero no ante lo nooculto en tanta que no-oculto.No saben que ni cmo lo nooculto, a lo que propenden, es tal, que ahsucede tal cosa como el no-ocultamiento. Para el desencadenado, este su-

    ceder el no-ocultamiento tampoco existe. En que se evidencia esto? No

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  • El segunda estadia

    puede distinguir entre las sombras y las cosas, lo nooculto y lo no-ocultoen cuanto a su noocultamiento respectiva.

    Slo que, despus de todo, no dijimos que la diferencia se abre?Cierto, la diferencia entre sombras y cosas reales se presenta. Pero el des-encadenado no lleva a cabo la diferenciacin, no puede captar en cuantotal la diferencia que se abre y que de este modo se sugiere, ni llevarla acabo realmente, no puede ponerse a s mismo en una relacin con ella.Pero la diferencia sucede llevando a cabo la diferenciacin. Llevar a cabo

    la diferenciacin sera ser-hombre, existir.

    Que la diferencia meramente se presente, a que se debe? Eso no po-dernos decirlo sin ms. Slo podemos ver que la liberacin iniciada noresulta. De ah slo podemos obtener ahora la conjetura de que el suceder y la existencia del noocultamiento en cuanto tal guarda relacin conla liberacin del hombre, o dicho ms exactamente: con que la libera-cin resulte, es decir, con el autntico serlibre. Y an podemos conjetu-rar una cosa: que la liberacin resulte, tiene que darse en la direccincontraria al no resultar. El no resultar se muestra en querer regresar a lascadenas, ltjos de la luz. La direccin contraria, en la que la liberacinllega a su nal, viene indicada entonces por el hacia la luz, liberarsecomo ponerse hacia la luz. En el volverse a la luz, lo ente debe hacersems ente, y lo desoculto ms desoculto.

    Con ello queda indicado claramente que la esencia de la verdad comono-ocultamiento hay que situarla en la conexin entre libertad, luz yente, o dicho ms exactamente: el ser-libre del hombre, el mirar a la

    luz y el comportamiento respecto de lo ente. Libertad, luz, ente, no-ocultamiento, no se reeren unos a otros como cosas, fragmentos y mo-mentos individuales. Sino? Es ms, volvemos a preguntar: cul es laconexin que estamos buscando? La que el segundo estadio an no nosmuestra, pero que en el tercer estadio de la parbola nos salta a la vista.Habr una respuesta?

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  • C. El tercer estadio (515 e 5 - 516 e 2):La autntica liberacin del hombre para la luz original

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