Hendidura de paladar blando en una potranca S.P.C.

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Facultad de Ciencias Veterinarias -UNCPBA- Hendidura de paladar blando en una potranca S.P.C. Levi Martin Miguel; Pereiras Ignacio Martin; Castro Alejandra. Agosto 2016 Tandil

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Facultad de Ciencias Veterinarias

-UNCPBA-

Hendidura de paladar blando en una potranca

S.P.C.

Levi Martin Miguel; Pereiras Ignacio Martin; Castro Alejandra.

Agosto 2016

Tandil

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“Hendidura de paladar blando en una potranca S.P.C”

Tesina de la orientación Producción Animal, presentada como parte de

los requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante: Levi, Martín

Miguel.

Tutor: Méd. Vet. Pereiras, Ignacio Martín.

Director: Méd. Vet. Castro, Alejandra.

Evaluador: Méd.Vet., Dr. Quiroga, Miguel Ángel.

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RESUMEN

El paladar hendido o palatosquisis es una patología de baja incidencia,

de origen congénito o adquirido, resultante de una falla en la fusión de los

procesos palatinos durante la gestación o por injurias postnatales. En la

mayoría de los casos incluye el paladar blando, pudiendo extenderse al paladar

duro en raras ocasiones. El principal signo clínico observado es la disfagia, con

descarga bilateral de la ingesta por las fosas nasales y, en consecuencia,

neumonía por aspiración. Debe ser diagnosticado por endoscopía, para

descartar otras patologías. Las opciones de tratamiento son la forma

conservadora o la corrección quirúrgica. Las posibilidades de que el animal sea

atléticamente útil son escasas.

Palabras clave: palatosquisis, descarga nasal, neumonía por aspiración.

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ÍNDICE

Páginas

1. Introducción 1

2. Reseña Bibliográfica 2

2.1. Embriología 2

2.2 Signos Clínicos

2.3 Diagnóstico

2.4 Tratamiento

2.5 Pronóstico

3

4

4

12

3. Caso Clínico 14

3.1. Reseña 15

3.2. Anamnesis 15

3.3. Examen clínico general 16

3.4. Examen particular 17

3.5. Diagnóstico 17

3.6. Pronóstico

3.7 Tratamiento

4. Discusión

5. Conclusión

6. Bibliografía

18

20

21

25

26

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INTRODUCCIÓN

El paladar hendido o palatosquisis es una patología congénita de

baja incidencia, que afecta solo al 0,01%- 0.02% de los potrillos (Semevolos y

Ducharme, 1998). Representa el 4% de 608 deformaciones halladas a la

necropsia de equinos jóvenes (Holcombe y Ducharme, 2007), no referencia

de predilección raza o de sexo (Couetil y Hawkins, 2013), aunque se

describieron varios casos en los caballos árabes (Hawkins, 2015).

El defecto se da por una falla en la fusión de los procesos palatinos de

los huesos incisivos y maxilares y las láminas horizontales de los huesos

palatinos (Rush y Mair, 2004). Este proceso tiene lugar en la línea media, con

dirección de rostral a caudal, siendo completado al día 47 de gestación

(Couetil y Hawkins, 2013). Esa patología puede ir acompañada de torsión de

nariz u otras anomalías congénitas (Rush y Mair, 2004).

El paladar duro tiene una función estática en la separación del sistema

respiratorio y digestivo, mientras que el paladar blando cierra las coanas

durante la deglución. Una falla en la integridad de los mismos, lleva a la

contaminación de las vías respiratorias (Rush y Mair, 2004).

Los potrillos recién nacidos que presentan descarga de leche materna por las

fosas nasales, pueden padecer patologías tales como: paresia faríngea (es la

causa más común de ese signo clínico en dicha categoría); dismotilidad

esofágica (y encefalopatía neonatal consecuente), o estenosis esofágica,

acompañada de mega esófago secundario. Los potrillos de entre dos y ocho

semanas de vida pueden padecer botulismo, estrangulación, candidiasis oral o

paperas, entre otras patologías, siendo el paladar hendido la causa menos

frecuente (Palmer, 2009).

Los objetivos de la presente tesina son realizar una revisión bibliográfica

sobre paladar blando hendido de origen congénito y la presentación de un caso

clínico de una potranca con esa patología.

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

En la mayoría de los casos, las hendiduras palatinas se dan

preferentemente en la porción caudal del paladar blando; raras veces puede

extenderse al paladar duro (Semevolos y Ducharme, 1998). Las hendiduras

en la línea media (axiales) son más comunes que los defectos laterales

(abaxiales).

La palatosquisis puede ser de origen congénito o adquirido.

En el primer caso, se desconocen su etiología y heredabilidad (Rush y Mair,

2004), aunque en algunos casos se han identificado en los animales afectados

mutaciones de ciertos genes (Holcombe y Ducharme, 2007). Otro autor a

descripto que los hijos de yeguas apareadas con el mismo semental en

repetidas ocasiones, tuvieron esa deformación (Hawkins, 2015).

La segunda posibilidad puede darse por una complicación quirúrgica de las

vías respiratorias superiores. Por ejemplo, fisuras palatinas producidas por el

uso de cuchillos o ganchos, al realizar un abordaje nasal para el tratamiento de

un atrapamiento epiglótico (Rush y Mair, 2004). En 1994 se reportó un caso de

una yegua de 4 años de edad pura sangre de carrera, la cual presentaba un

defecto en el paladar blando, a causa de una complicación durante la

corrección quirúrgica de un atrapamiento epiglótico. Se reparó la fisura por

medio de una sinfisiotomía mandibular y a los 85 días post cirugía compitió con

éxito (Holcombe et al., 1994).

Embriología

En el desarrollo del paladar primitivo, la primera estructura palatina que

se observa es una formación epitelial, que comienza desde la pared caudal del

estomodeo (invaginación de la capa germinal del embrión situada en el

intestino craneal, que dará origen a la boca) y se hace rostral de manera

progresiva. Este primordio de paladar primitivo es, en un principio, de

naturaleza ectodérmica (primera capa germinativa del embrión) (Smith Agreda

et al., 1992).

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En un estadio más avanzado del embrión, el tabique buconasal es

invadido por células mesodérmicas (Smith Agreda et al., 1992).

La parte más rostral del tabique adquiere gran desarrollo, mientras se

adelgaza la parte caudal. La parte rostral, con una fuerte estructura

mesodérmica envuelta por una tenue capa de epitelio, es el paladar primitivo.

La parte caudal, de poca consistencia y sin células mesodérmicas, se convierte

en la membrana buconasal (Smith Agreda et al., 1992).

Luego aparecen dos proliferaciones en la cara interna de la cavidad bucal, que

corresponden a las crestas palatinas. Esas estructuras no pueden separar la

cavidad bucal de la nasal porque la lengua, que ya se formó, se interpone entre

ellas (Smith Agreda et al., 1992).

Posteriormente, a medida que la cavidad oral se agranda, la lengua

desciende de posición; a partir de aquí, las crestas palatinas pueden elevarse a

una posición horizontal y crecer hacia la línea media, donde finalmente se

fusionarán (Hyttel et al., 2010).

Una vez unidas las crestas, se acoplan con el tabique nasal y con el

paladar primitivo. En ese momento se individualizan las cavidades nasal y

bucal. La parte caudal del paladar definitivo no se osifica, contrastando con la

parte rostral del mismo, que forma el paladar óseo (Smith Agreda et al., 1992).

Signos clínicos

El signo más común de paladar hendido es la disfagia, con descarga

nasal de leche, frecuentemente acompañada de neumonía por aspiración,

taquipnea, y tos (como resultado de la aspiración de leche materna), falta de

desarrollo, pirexia y sonidos pulmonares anormales, tales como crujidos y

sibilancias (Couetil y Hawkins, 2013). En algunos potrillos con hendiduras

más caudales y de corta longitud, la patología puede pasar desapercibida por

un largo periodo. Esos animales solo presentaron una historia de infección

recurrente de las vías respiratorias bajas, con retraso en el crecimiento,

además de una observación ocasional de contenido alimenticio en las fosas

nasales (Rush y Mair, 2004).

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Diagnóstico

El diagnóstico se realiza mediante un examen oral, con ayuda de una

fuente de luz, visualizándose el paladar duro y parte del blando (Couetil y

Hawkins, 2013).

Se puede efectuar la palpación del paladar, detectándose falta de la

integridad del mismo (Holcombe y Ducharme, 2007).

Otro método es por endoscopia, apreciándose la hendidura y la

orofaringe, ventralmente a los bordes del paladar (Holcombe y Ducharme,

2007). Además, se debe evaluar la presencia o no de neumonía por aspiración,

incluyendo un hemograma completo, perfil bioquímico, auscultación del

corazón y los pulmones y radiografías torácicas laterales.

Por otra parte, se recomienda un lavaje transtraqueal, para conocer el

patógeno presente en aquellos casos en los que el paciente no responda a la

terapia preestablecida (Couetil y Hawkins, 2013).

Tratamiento

Con respecto al tratamiento, las opciones son realizar la reparación

quirúrgica o un tratamiento conservador, siendo este último generalmente poco

exitoso (Couetil y Hawkins, 2013).

En el caso de llevarse a cabo la cirugía, se debe evaluar si hay suficiente

tejido para permitir un cierre sin tensiones. Además, tratar de determinar la

presencia de neumonía por aspiración y si fuera posible, su gravedad, debido a

que puede causar un riesgo en la anestesia (Couetil y Hawkins, 2013). Por

otro lado, debe evaluarse la presencia concurrente de otras alteraciones, como

anomalías congénitas, defectos gastrointestinales y desviaciones del tabique

nasal (Holcombe y Ducharme, 2007).

Se puede intentar de tratar farmacológicamente a un potrillo con paladar

hendido, pero se espera tener pocos resultados y resulta inhumano (Holcombe

y Ducharme, 2007).

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El porcentaje de éxito de la cirugía no es mayor al 50%. Los propietarios

del animal deben estar al tanto de este dato, así como también de los riesgos

de la misma y de las posibles complicaciones postoperatorias, incluyendo la

falla de la reparación quirúrgica. Se debe tener en cuenta que las

probabilidades de que ese equino sea atléticamente útil son escasas (Couetil y

Hawkins, 2013).

Se presentó un estudio, donde el objetivo fue el injerto de células

autólogas mesenquimales (CAM) en el sitio de reparación quirúrgica de un

defecto de paladar blando, con el fin de mejorar la cicatrización de la herida

(Carstanjen et al., 2006).

Se recogió médula ósea del mismo animal, se aislaron células

mesenquimales y se marcaron antes del trasplante, para poder identificarlas. El

defecto del paladar se reparó por sinfisiotomía mandibular y las células

marcadas se inyectaron en el sitio reparado. El examen post mortem reveló

que la zona se reparó en un 90 % y se observó que las células se organizaron

de una manera similar a las del tejido original (Carstanjen et al., 2006).

Una vez que se decide realizar la cirugía, debe procederse lo más pronto

posible, debido a que la cabeza del potrillo, en periodos tempranos de edad es

de menor tamaño, siendo más ventajoso para el cirujano (Couetil y Hawkins,

2013).

Los potrillos menores a seis semanas de vida, intervenidos en forma

quirúrgica, presentan mejor posibilidades de acceso para lograr una reparación

exitosa, presentan menos complicaciones postoperatorias, y sanan más rápida

(Hawkins, 2015). Los potrillos que fueron corregidos más allá de los seis

meses de edad, presentan mayor probabilidad de neumonía por aspiración y

dehiscencia de la reparación, debido a su capacidad de ingerir mayor cantidad

de alimentos sólidos (Hawkins, 2015).

Históricamente, la corrección quirúrgica del paladar hendido se realizaba

a través de un abordaje oral, faringotomía vestibular y laringotomía. Estos

métodos presentaban una pobre exposición de la zona afectada para que el

cirujano realice la cirugía, dando resultados insatisfactorios (Hawkins, 2015).

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Actualmente, los abordajes quirúrgicos más descriptos son sinfisiotomía

mandibular (SM) y faringotomía transhiodal (FT), permitiendo ambos un acceso

aceptable para la manipulación de instrumentos (Rush y Mair, 2004). En un

estudio realizado en 2004 se observó que la FT presentó una tasa inferior de

morbilidad respecto a la SM (Semevolos y Ducharme, 1998).

Respecto a las complicaciones de ambas variantes, se describieron para la

primera alternativa: dehiscencia del labio, osteomielitis y abscesos en los

tractos mandibulares y sub mandibular, además de daño en los nervios lingual

e hipogloso, dando como resultado parálisis lingual. Para la segunda opción, se

notificó retroversión de la epiglotis en ejercicio (Rush y Mair, 2004).

Un aspecto muy importante a tener en cuenta antes de realizar la

cirugía, es si el defecto del paladar es demasiado amplio o no hay suficiente

tejido palatino para reparar. En ese caso debe ser considerada la eutanasia,

debido a que sin la solución de la hendidura, las probabilidades de que

continúe con vida el animal son bajas, por la consecuente neumonía por

aspiración, que en estos casos suele ser fatal (Couetil y Hawkins, 2013).

En los días anteriores a la cirugía debe implementase una terapia

antimicrobiana, utilizando un antibiótico adecuado, elegido con anterioridad,

resultado de un antibiograma realizado con el cultivo de la muestra tomada de

un lavaje transtraqueal o hisopado faríngeo. Este tratamiento debe ser

continuado aproximadamente dos semanas después de la reparación de la

patología, para reducir las posibilidades de una infección y ser acompañado

con la administración de antiinflamatorios no esteroides (AINES), con el fin de

reducir tanto la inflamación pulmonar como la de la zona postquirúrgica

(Hawkins, 2015).

Tratamiento quirúrgico

Preoperatorio

No es necesario un ayuno prolongado anterior a la cirugía; basta con

cuatro o seis horas previas a la misma (Hawkins, 2015). En los minutos previos

a la inducción anestésica se debe hacer una delicada limpieza de la cavidad

oral, con el propósito de eliminar los residuos de alimentos. Luego se procede a

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la inducción y se coloca al animal en decúbito dorsal; se realiza la tricotomía y

el rasurado de la zona comprendida desde el mentón hasta la entrada torácica

y se realizan los lavados correspondientes (triple lavado alternando solución de

iodo jabonoso y alcohol), para dejar la zona lo más aséptica posible.

Se realiza una traqueotomía, donde se inserta un traqueo-tubo, para

administrar anestesia inhalatoria (Hawkins, 2015). Posteriormente se efectúa

una laringotomía, la cual será utilizada en el transcurso de la cirugía, para

elevar de la lengua y para posicionar los patrones de sutura en la zona caudal

del paladar blando (Couetil y Hawkins, 2013).

Transoperatorio

Incisión

La sinfisiotomía mandibular comienza con una incisión en el labio mandibular

(inferior), incluyendo el músculo mentoniano, por la línea media (figura 1).

Fig. 1. Incisión del labio mandibular mediante un bisturí, abordando el músculo mentoniano (Hawkins, 2015).

Posteriormente se continúa con la escisión de la mandíbula entre los dos

incisivos centrales (Couetil y Hawkins, 2013) (figura 2). En los potrillos se

puede realizar con una hoja de bisturí nº 36 o un osteótomo; en animales

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adultos, se recomienda utilizar una sierra, con el fin de separar la sínfisis

mandibular.

Fig. 2. Escisión de la sínfisis mandibular con un osteótomo, comenzando desde los dientes incisivos hacia caudal (Hawkins, 2015).

La incisión continúa hacia caudal con dirección al proceso lingual del

hueso hioides, el cual es fácilmente palpable (Couetil y Hawkins, 2013).

Disección

En el tejido subcutáneo se puede realizar una disección con tijera; por

disección roma se separa el músculo milohioideo y los linfonodos

mandibulares. Se continúa con la disección, hasta llegar a la mucosa bucal se

debe tener en cuenta la preservación de los vasos sanguíneos, el nervio

hipogloso y el conducto de la glándula sublingual (Hawkins, 2015).

Luego se realiza una incisión de la mucosa bucal con una tijera afilada o

por disección, entre la lengua y los molares. Tanto la lengua como ambas

ramas de la mandíbula deben ser humedecidas con solución salina durante la

cirugía (Hawkins, 2015).

Una vez separadas las ramas de la mandíbula, se utiliza un retractor

para elevar la porción caudal de la cavidad oral, a nivel del hueso hioides. Una

vez realizada esa maniobra, es sencillo visualizar la hendidura, junto con la

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epiglotis y el cartílago aritenoides. En ese momento se puede comenzar con la

reparación (Couetil y Hawkins, 2013).

Se realizan suturas a cada lado de la hendidura, con nylon 3-0, con el

propósito de aproximar la zona a reparar y dar una alineación correcta. El cierre

de la hendidura se debe extender a 1 cm aproximadamente más allá del nivel

deseado. Con cada sutura, la aguja se coloca desde la superficie nasal a la

oral, a través de la incisión. Los chicotes se cuelgan de pinzas hemostáticas

Kelly, que son sostenidas por un ayudante, lo que permite una manipulación

del paladar blando, mediante la elevación, la tracción caudal y la alineación de

la hendidura (Couetil y Hawkins, 2013).

Luego se procede a la inyección de lidocaína al 2% y epinefrina en los

bordes de la hendidura, con el objetivo de reducir las hemorragias. Se toma un

bisturí (hoja número 12) y se realiza una incisión a 1cm de profundidad en cada

borde de la fisura palatina (Hawkins, 2015).

Síntesis

En este momento, la mucosa nasal puede ser suturada con material

poliglactina 910 (Vicryl®) y con un patrón simple o continuo (sutura de

colchonero horizontal); los nudos deben quedar en la nasofaringe (figura 3)

(Hawkins, 2015).

Fig. 3. Sutura de la mucosa nasal del paladar con un patrón continuo (Hawkins, 2015).

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Una vez cerrada la mucosa de la nasofaringe, se procede a realizar

incisiones de 5 cm en la mucosa oral adyacente y centradas en el hamulus del

hueso pterigoideo, paralelo a la hendidura y axial a los molares, con el fin de

relajar la síntesis. Como se mencionó anteriormente, antes de esta maniobra

también se infiltra la zona con lidocaína al 2 % y epinefrina, para controlar las

hemorragias (Couetil y Hawkins, 2013).

Luego se inserta un osteótomo en cada incisión y con presión manual se

fractura el hamulus en su base; eso permite un colapso medial del músculo

elevador palatino. Posteriormente se realizan suturas horizontales o verticales,

desde una incisión de alivio, pasando por el borde de la hendidura a la incisión

de alivio opuesta. Se dejará que esas incisiones cicatricen por segunda

intención (Hawkins, 2015).

A continuación se sutura la mucosa oral con un patrón interrumpido o

con eversión y material seda 3-0 o poliglactina 910 (Vicryl®). Se toman los

extremos de la sutura y el nudo se desliza a través de la incisión que se realizó

en la laringe, centrada en el lado de la nasofaringe en reparación (Couetil y

Hawkins, 2013).

Un aspecto a tener en cuenta respecto al patrón de sutura, tanto para la

mucosa oral como para la nasal, es que en el caso de realizarse la sutura en

forma continua, cualquier falla en algún punto puede terminar en la pérdida de

la misma en su totalidad. Por lo contrario, si se sutura con puntos simples, la

falla en uno de ellos no afecta al conjunto (Hawkins, 2015).

Se continúa con el cierre de la sinfisiotomía mandibular. En primer lugar,

se cierra la mucosa bucal a lo largo de los molares con un patrón de sutura

continuo y material 2-0 poliglactina 910 (Vicryl®). Esa solución de continuidad

se completa a nivel del primer molar y se continúa una vez que se reparó

completamente la sínfisis mandibular. Esto último se logra colocando dos

tornillos de longitud adecuada a través de la sínfisis, para su estabilización. Un

tornillo se coloca en caudal y ventral al incisivo lateral y el segundo, 2 cm en

caudal del primero (Hawkins, 2015).

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Es de suma importancia colocar arandelas en la cabeza de los tornillos,

para disminuir la probabilidad de fractura del hueso circundante (Couetil y

Hawkins, 2013). Para colaborar, se coloca una sutura de alambre de acero

inoxidable (calibre 18) alrededor de los incisivos centrales, dando mayor

estabilidad a la reparación de la sínfisis (figura 4).

Fig. 4. Sínfisis mandibular con tornillos y bandas de acero inoxidable alrededor de los incisivos (Hawkins, 2015).

Los tornillos se deben retirar alrededor de la tercera o cuarta semana

posterior a la cirugía. Esa maniobra se puede realizar fácilmente con el potro

sedado y adoptando medidas correctas de sujeción. Con respecto a la sutura

de alambre de los incisivos, debe permanecer por 6 semanas post cirugía

(Couetil y Hawkins, 2013).

Como se mencionó anteriormente, una vez cerrada la sínfisis, se

procede al cierre de la mucosa oral. Luego deben colocarse drenajes

(penrose); uno de ellos se ubica entre la mucosa bucal y los músculos

milohioideo, geniohioideo y geniogloso. Sus extremos deben salir a la altura del

primer y último molar; con una sutura simple 2-0 poliglactina 910 (Vicryl®) se

sutura el músculo milohioideo (Hawkins, 2015).

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El drenaje restante se coloca bajo el cierre del tejido subcutáneo y los

extremos salen a la misma altura del colocado anteriormente. Este tejido se

sutura con patrón continuo y se puede utilizar 2-0 o 3-0 poliglactina 910 (vicryl®)

(Couetil y Hawkins, 2013).

Por último, la piel se sutura utilizando grapas de piel. El área del mentón

es una zona de mucho movimiento y por lo tanto es frecuente su dehiscencia.

Para contrarrestar este inconveniente, se debe adicionar un refuerzo de tres a

cinco suturas de tensión, usando un patrón colchonero vertical u horizontal

(Hawkins, 2015) (figura 5).

Fig. 5. Síntesis del labio mandibular con refuerzo para evitar su dehiscencia (Hawkins, 2015).

Pronóstico

En cuanto a las complicaciones post quirúrgicas que se pueden registar,

en un estudio realizado por Semevolos y Ducharme (1998), se comprobó que

la patología arrojó una tasa de morbilidad del 87,5%. A las patologías

asociadas se las puede diferenciar en dos grupos: las que se dan a corto y las

podrían presentar a largo plazo (Couetil y Hawkins, 2013).

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Las que se manifiestan inmediatamente, ocurren dentro de las primeras

seis semanas post cirugía, entre las que se encuentran la neumonía, los

abscesos sub mandibulares, la osteomielitis, la dehiscencia del labio

mandibular, la disfunción lingual y las úlceras gástricas (Hawkins, 2015), la

inestabilidad de la sínfisis mandibular, la infección incisional y el daño del

nervio hipogloso (Couetil y Hawkins, 2013).

Entre las que se presentan a largo plazo se encuentran la dehiscencia

parcial o completa de la síntesis del paladar, el desplazamiento dorsal de

paladar blando y, en menor grado, la expulsión de contenido alimenticio a

través de las fosas nasales (Hawkins, 2015). Esa disfagia crónica se debe a la

existencia de una fístula palatina, por falla en la reparación o debido a que el

paladar no toma contacto con la epiglotis, por fallas en la sutura (Couetil y

Hawkins, 2013).

Los signos de cólico son originados en otras complicaciones post

quirúrgicas descriptas, como vólvulo torsión e intususcepción intestinal

(Hawkins, 2015).

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CASO CLÍNICO

Fig. 6. Caso clínico: Se observa la presencia de leche materna, en ventral del

ollar izquierdo de la potranca.

El caso clínico (figura 6) se presentó en una potranca Pura Sangre de

Carrera (S.P.C), nacida el día 15/08/2014, en un haras ubicado en el km 97,5

de la ruta 7, partido de San Andrés de Giles. Dicho establecimiento posee una

trayectoria de 30 años en la cría de caballos SPC.

El lugar es de uso exclusivo para la cría equina. Posee 170 hectáreas

cubiertas con pasturas consociadas implantadas; en épocas de disminución de

forraje se realizan verdeos de invierno (avena) y verdeos de verano (soja o

maíz). El lugar presenta instalaciones adecuadas para un correcto manejo y

confort de los animales; cuenta con boxes de maternidad, con dos parideras de

mayor tamaño, boxes para potrillos de cuida y una padrillería con su respectivo

piquete. El campo se encuentra apotrerado en lotes de 10 a 15 hectáreas,

divididos con empalizada de madera.

Después de la parición, se conforman lotes de 8 a 10 yeguas con cría

por potrero, logrando de esta forma un manejo adecuado y de bajo riesgo.

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El destete de los potrillos se realiza a los 6 meses de edad y se

establecen lotes de 10 animales, que reciben dos raciones diarias de avena

con un suplemento vitamínico mineral. Al año y medio de edad se realiza lo que

se denomina “media cuida”, la cual consiste en encerrarlos de noche en un box

y durante el día permanecen sueltos en el campo.

Finalmente, pasan al sector de cuida, donde permanecen en un box las

24 horas del día, realizando un vareo diario en un picadero.

Reseña:

Nombre del animal: Pal in action

Especie: Equina

Raza: Sangre Pura de Carrera

Sexo: Hembra

Edad: 10 días

Pelaje: Alazán

Peso: 65 kg

Alzada: 95 cm

Anamnesis:

A los pocos días de su nacimiento, se observó en el animal una

descarga de color blanco a través de los orificios nasales, que aumentaba en

volumen al mamar (figura 7). La potranca presentaba un estado general bueno

y los parámetros se encontraban dentro de los rangos normales (frecuencia

cardiaca: 70 lpm; frecuencia respiratoria: 14 respiraciones por minuto;

temperatura corporal: 38 ºC; mucosas: rosadas y húmedas). Es importante

agregar que esa potranca es segunda cría de su madre. La primer

descendiente de la yegua (hermana materna de la potranca, ya que no

compartieron padre) fue una hembra de pelaje zaino, la cual no presentó

anomalías identificables.

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Fig. 7. Potranca junto a su madre a los diez días de vida, con presencia

de contenido en los ollares.

Examen clínico general:

La potranca iba perdiendo peso paulatinamente, lo que afectó su

desarrollo. Además, su pelo se hallaba hirsuto y opaco. Al pasar los días, su

estado general fue empeorando (figura 8). En su último estadio, el animal

presentó posición ortopneica, taquipnea, actitud deprimida, con intolerancia al

ejercicio y tos acompañada de contenido pastoso de color verde.

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Fig. 8. Estado corporal de la potranca a los 85 días de vida (tres días antes de

morir), donde se observa claramente su estado corporal.

Previo a su muerte, se tomó la temperatura rectal, que fue de 39,5 ºC.

Sus mucosas se encontraban cianóticas, secas y el tiempo de llenado capilar

fue mayor a 2-3 segundos. No se observaron adenopatías a la inspección.

Además, presentó diarrea, la cual fue tratada.

Examen particular de la cavidad bucal:

A la inspección externa no se notaron patologías que afecten el cierre de

la boca. La inspección interna se realizó con la utilización de un abrebocas

manual. No se presentaron fisuras, úlceras, fístulas, cuerpos extraños ni

procesos inflamatorios en el paladar duro y la parte craneal del paladar blando.

Luego se procedió a la palpación de la cavidad, apreciándose la

temperatura y la sensibilidad normales.

Diagnóstico presuntivo:

Al diagnóstico presuntivo se arribó por los signos clínicos y la edad del

animal.

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18

Se propuso que la patología primaria podría ser hendidura de paladar

blando, probablemente de origen congénito.

En base a los signos respiratorios registrados, se realizó un diagnostico

presuntivo de neumonía por aspiración, originada por la patología primaria

evidenciada.

Pronóstico:

El pronóstico de la patología fue considerado malo, debido a las bajas

chances de sobrevida que tendría, si la alteración no se resolvía

quirúrgicamente.

La potranca murió días mas tarde.

Diagnóstico definitivo:

El diagnóstico definitivo se pudo establecer cuando se realizó la

necropsia. Se confirmó la lesión (hendidura de paladar blando).

(Figuras 9 y 10)

Fig. 9. Paladar blando hendido, identificado a la necropsia.

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Fig. 10. Lesión en el paladar blando hallado a la necropsia.

Al inspeccionar el aparato respiratorio, se observó consolidación del

lóbulo craneal del pulmón y numerosos abscesos. Además, se verificaron

adherencias a la pared costal (figura 11).

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Fig. 11. Pulmón con consolidación del lóbulo craneal, abscesos y adherencias

a la pared costal. Hallado a la necropsia

Tratamiento:

En lo que respecta a la patología en sí, debido al pronóstico, se decidió

no realizar ningún tipo de tratamiento.

Debido a la diarrea observada, se le hizo sondaje nasogástrico y se le

administro un antidiarreico (Protecto-entero-pectin®, Lab. Fundación) cada 12

horas durante dos días.

Page 25: Hendidura de paladar blando en una potranca S.P.C.

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DISCUSIÓN

Como se reportó en este caso, la potranca presentaba una fisura de

paladar blando, que fue confirmada al realizarse la necropsia.

Se realizo el diagnóstico presuntivo en base a los signos clínicos

registrados. Entre ellos, se observó: falsa vía con descarga nasal de leche; a

medida que transcurrió el tiempo, se sumaron tos, taquipnea, posición

ortopnéica e intolerancia al ejercicio (a causa de la neumonía por aspiración

que se instauró), pérdida de peso y retraso en el crecimiento, signos que

concuerdan por los citados por Couetil y Hawkins (2013).

Entre las opciones propuestas para la patología se han citado la

reparación quirúrgica de la fisura o un tratamiento conservador (Couetil y

Hawkins, 2013); con la segunda alternativa se lograron pocos resultados

positivos (Holcombe y Ducharme, 2007). Sin embargo, estudios realizados

sobre 15 equinos, mostraron que los animales presentaron ocasionalmente

secreción nasal, tos y ruidos respiratorios anormales durante el ejercicio; la

mayoría eran capaces de realizar actividades de baja intensidad y dos de ellos

compitieron con éxito, sin necesidad de corrección quirúrgica (Barakzai et al.,

2013).

La revisación del animal del caso descripto en la Tesina fue superficial.

Se la sedó y, mediante sujeción física, se colocó un abrebocas manual y se

inspeccionó la cavidad bucal, observando solamente el paladar duro y parte

rostral del paladar blando; de esa forma no pudo detectarse el defecto del

paladar blando confirmado a la necropsia. Cuando se inspecciona utilizando

ese método, es aconsejable utilizar un frontoluz y sumado a esto, una

palpación de las estructuras para descartar una posible fisura palatina, solo en

craneal del paladar blando (Couetil y Hawkins, 2013).

El método de diagnóstico más específico y que permite confirmar el

diagnostico, si se observa la lesión, es la endoscopía, ya que posibilita apreciar

la hendidura y la orofaringe, en ventral de los bordes del paladar (Holcombe y

Ducharme, 2007).

Page 26: Hendidura de paladar blando en una potranca S.P.C.

22

Una vez que se diagnostica la anomalía, es recomendado, como

segundo paso, evaluar la presencia de una posible neumonía, por aspiración.

En el caso en estudio, no se realizó ningún tipo de análisis complementario. Lo

descripto por la bibliografía propone una minuciosa auscultación de la cavidad

torácica, donde se pueden apreciar crujidos y sibilancias, realizar un

hemograma completo y radiografías torácicas laterales (Couetil y Hawkins,

2013).

Es de suma importancia evaluar el estado de las vías respiratorias

inferiores. Si se desea realizar la corrección quirúrgica, debe tenerse en cuenta

el riesgo que se correría al tratar de anestesiar el animal.

Por otra parte, si se decide aplicar, un tratamiento conservador, mientras

el defecto no sea solucionado, las vías respiratorias estarán continuamente

expuestas a la contaminación. Autores como Rush y Mair (2004) describen

que algunos equinos con fisuras de pequeño tamaño y ubicadas más

caudalmente no presentaron signos clínicos específicos, pasaron

desapercibidos, solamente se registró retraso en su crecimiento y

ocasionalmente presentaron contenido alimenticio en las fosas nasales. Si se

toma la decisión de un manejo conservador, se recomienda tomar muestras de

un lavaje transtraqueal y, luego de realizar cultivo y antibiograma, administrar

una terapia antimicrobiana adecuada, para minimizar las complicaciones

asociadas (Couetil y Hawkins, 2013).

Luego de proponer un diagnóstico presuntivo, del caso clínico analizado

y luego de realizar una búsqueda de las posibles soluciones, en base a lo

recomendado por la bibliografía y teniendo en cuenta la parte económica, se

decidió no realizar ningún tipo de tratamiento. En cuanto a la parte económica,

el valor que poseía ese animal no justificaba los gastos que se deberían

realizar para darle una solución a la patología que presentaba. Además, las

probabilidades de que la potranca fuera atléticamente útil eran bajas (Couetil y

Hawkins, 2013). Debe tenerse en cuenta que el objetivo de un haras que cría

S.P.C es vender sus productos, para que se desempeñen en las pistas.

En el caso en estudio, se analizó la posibilidad de utilizar la potranca en

la reproducción, pero su valor como madre era muy escaso debido a que en su

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pedigree no presentaba ninguna figuración en los hipódromos oficiales y su

madre tampoco había tenido desempeño en las pistas, razones que la

calificaron como de escaso valor comercial.

Otro motivo por el cual no se realizó tratamiento, se debió a que la tasa

de éxito de la cirugía para reparar la hendidura palatina no supera el 50 %,

justificando aún más la decisión tomada (Couetil y Hawkins, 2013).

En un experimento realizado por Bowman et al. (1982), se sometió a

cirugía a siete potrillos y dos caballos adultos, con paladar hendido y neumonía

por aspiración preexistente. En todos estos casos, se produjo la dehiscencia de

parte del paladar hendido. Un segundo intento de reparación se realizó en tres

de los animales, repitiéndose la dehiscencia. Además, seis de los equinos

presentaron osteomielitis de la sínfisis mandibular y tres, dehiscencia del labio

mandibular. Las complicaciones post operatorias llevaron a la eutanasia o a la

muerte en cinco de los afectados; en el restante, se observó una falta en el

desarrollo.

En otro trabajo, realizado sobre 15 animales por Barakzai et al. (2013),

se intentó la corrección quirúrgica en tres de ellos. El resultado fue un éxito

parcial en dos de los operados.

Algunos autores (Murray S.J.; Elce Y.A.; Woodie J.B.; Embertson

R.M.; Robertson J.T.; Beard W.L., 2013) llegaron a la conclusión de que los

equinos en estudio con paladar blando hendido, tuvieron una tasa de

supervivencia más alta que la descripta en otros reportes. Es así, que sobre un

total de 55 animales (13 de ellos no se incluyeron debido a que murieron o

fueron sacrificados sin tratamiento), quedando 42 animales en estudio, la

patología fue diagnosticada a través de una video endoscopía. El 60 %

presentaba signos clínicos visibles, como la descarga nasal de contenido; en la

mayoría de los casos (97,5 %) la lesión se limitaba al paladar blando

solamente. El 47,5 % de los equinos fueron intervenidos quirúrgicamente, el

46,1 % de los tratados padecieron dehiscencia en el borde caudal del paladar

blando. El 42,4 % de los equinos que pertenecían a la raza S.P.C, inscriptos en

el Stud Book Argentino, fueron sometidos a cirugía, el 87,5 % sobrevivió a la

descarga nasal y el 14,3 % llegó a competir en las pistas. Entre los animales

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que no pertenecían a la raza antes mencionada, el 54,5 % fue tratado

quirúrgicamente; de ellos el 91,7 % sobrevivió a la descarga (Murray et al.,

2013).

Teniendo en cuenta los reportes mencionados anteriormente, la mayoría

de los autores (Couetil y Hawkins, 2013; Bowman K.F; Barakzai S.Z.),

obtuvieron escasos resultados con la reparación quirúrgica. En cambio Murray

S.J.; Elce Y.A., tuvieron mejores porcentajes de éxito desarrollando la cirugía.

Page 29: Hendidura de paladar blando en una potranca S.P.C.

25

CONCLUSIONES

La búsqueda bibliográfica realizada permitió aportar información de

interés sobre el tema en estudio, ya que se analizaron las posibles

presentaciones de la patología y las alternativas para su tratamiento.

En el caso clínico descripto, no se pudo profundizar en la aplicación de

diferentes alternativas de resolución, debido a lo decidido por el profesional

responsable del caso.

Los hallazgos de necropsia permitieron confirmar el diagnóstico

presuntivo de hendidura de paladar blando, realizado al analizar la información

registrada en la inspección clínica.

Recomendaciones

Ante la presencia de un potrillo con un signo clínico evidente de paladar

hendido, como es la posible falsa vía con presencia de contenido en fosas

nasales, se debería diagnosticar la lesión por endoscopia, ya que ese es el

método más objetivo, ya que permite descartar otro tipo de patologías.

Una vez realizado el diagnóstico, se debe decidir el tratamiento a

aplicar. Se debe tener en cuenta que un tratamiento conservador es de poco

éxito, debido a las complicaciones que se pueden presentar (neumonía por

aspiración). La resolución quirúrgica de la patología, tiene una tasa de éxito

que supera el 50 % y la incidencia de las complicaciones post operatorias es

muy alta, por lo que se recomienda realizarla lo antes posible, debido a que a

medida que transcurre el tiempo, aumentan las dificultades para lograr una

resolución favorable, que aumente la sobrevida de los afectados.

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