HISTORIA AMERICANA CONTEMPORÁNEA

UNIDAD 4: CRISIS DEL NUEVO ORDEN.

PUNTOS PROGRAMA:

Los populismos. La crisis de 1929: sus consecuencias. Economías dirigidas. Movilidad de las sociedades urbanas. La política del buen vecino. México: etapa reformista. El cardenismo. Cuba: la era de Batista. Chile: la Experiencia del Frente Popular. Bolivia: Crisis de la República Oligárquica. La guerra del Chaco.

APUNTES

CHILE

Cambios en la Economía Chilena

El motor de la economía chilena se encontraba en la exportación de nitratos, la cual en 1900 había aumentado la injerencia chilena a un 60%, aun así seguía siendo una industria muy inestable.

Hasta la primera Guerra Mundial la Economía chilena había experimentado un fuerte crecimiento, el cuál se vió detenido con la caída de la industria de los nitratos en la primera post-guerra. El nitrato será entonces reemplazado por el cobre, la llegada de capitales norteamericanos favoreció la explotación de yacimientos de este mineral en Chile.

Las actividades agropecuarias de Chile se pueden dividir por regiones en tanto en el centro predominan los viñedos en la araucaria el cultivo predominante es el trigo y en la región magallánica las ovejas.

Se da también el caso de una incipiente Industria Manufacturera, cuyas ramas más desarrolladas serán los alimentos y textiles.

Podemos decir que la de Chile es una economía encaminada a convertirse en una economía integrada. En Chile el crecimiento del sector exportador se trasladó a otros sectores económicos, se produjeron así mejoras en los puertos, ciudades y servicios urbanos. Además se dieron importantes créditos destinados a la inversión en infraestructura.

Sociedad Chilena

Se da en esta época un fuerte crecimiento demográfico reflejado en el aumento del número de habitantes en las ciudades de Santiago, Concepción y Valparaíso. Esto traerá acarreado transformaciones en la fisonomía urbana, comenzarán a ser muy notorios los grandes contrastes expresados en el lujo de las mansiones oligárquicas frente a la pobreza del resto de las viviendas.

No se da en Chile un gran proceso de inmigración, pero sí uno de migración interna la población rural se dirige a las ciudades o hacia el norte a la zona salitrera.

Aumenta también la movilidad social, comienza a aparecer la burguesía y crecen los sectores medios (burócratas, docentes, oficiales del ejército, empleados de comercio, etc) esto lleva a la creciente politización de la sociedad. En las clases bajas se ubica tanto el campesinado rural como los obreras de las zonas salitreras. Se genera entonces una división social muy difícil de resolver. A las difíciles condiciones de vida se una suma una fuerte inflación que crea la reacción de los trabajadores, produciéndose:

- Huelga de esquiladores de Valparaíso- Semana Roja de Santiago 1905- Huelga en Antofagasta 1906- Huelga en Iquique 1907

En lo referido a os cambios se destaca en Chile la aparición de movimientos obrerosLuis Emilio Recabarren fundador del Partido Obrero Socialista (POS) Actuó para radicalizar a las organizaciones existentes. Así fortalece a las organizaciones mancomunales que agrupan a los obreros del norte, así como a las sindicatos de las ciudades.

En 1917 la Federación Obrera de Chile (FOSCH) es creada y a partir de 1921 se alineará con Moscú a través de la Internacional sindical. Se producirá entonces una división entre comunistas alineados con los rojos y demócratas defensores de los obreros en los límites de la legalidad.

Entre 1906/1907 las leyes de alojamiento obrero y descanso dominical no dieron una solución de fondo al problema obrero.

En el año 1910 Benegas hablará del Chile íntimo desde lo intelectual marca las profundas diferencias que surcaban Chile. Más estos grupos intelectuales se limitan a instalar la preocupación por la situación vivida más que a proponer algún tipo de solución.

¿Y la política como responde? Blaimor dice que veían la situación pero no acertaban al como solucionarla, otros dicen la clase política no veía la realidad sino que se encerraba en sí misma.

Ante esto surge como figura política clara que comprende la situación y actúa ante ella: Alesandri Palma.

Arturo Alessandri Palma

Incorpora efectivamente en el Estado al proletariado y clases medias Lema: “La Evolución que se retarda lleva a la revolución” Representante de las clases medias dentro de los parámetros del Estado Presidente en dos períodos: 1920-1925; 1932-1938 Comienza a resaltar en 1915 cuando gana las elecciones en Taparacá peleando contra

el aparato Balmacedista (Oligarca) Se da la división de la alianza liberal: aquellos más abiertos al cambio y por lo tanto

partidarios de Alessandri, y la Unión Nacional la cual se encontrará unida a los conservadores.

Alessandri se revela como un líder carismático, dará sus discursos ante mucho público, será cercano a los sectores populares los llamará “mi querida chusma”. Como político

ataca al régimen parlamentario y critica al régimen oligárquico; propicia reformas que si bien no cuestionan el orden imperante si atienden a la inclusión de nuevos sectores.

Frases más destacadas: “Mis ideas son evolucionistas”; “Evolución rápida que evitó la Revolución sangrienta”.

En diciembre de 1920 gana las elecciones tras una reñida elección, y en medio de fervientes expresiones populares.

Desde el punto de vista económico es esta una época difícil, se suman el crecimiento del movimiento obrero y la Revolución Rusa. Para aliviar la misma se recurre a la obturación legislativa, la alianza liberal obtendrá la mayoría legislativa, pero aún así la misma alianza queda empantanada en discusiones sin conseguir la formulación de leyes.

El panorama irá oscureciéndose y enrareciéndose. En este contexto se da la ley de dieta, referida al salario a los legisladores que hasta este momento n contaban con uno, esto provocará una fuerte reacción en la opinión pública y en las fuerzas armadas.

Las fuerzas Armadas se convertirán en un nuevo actor político, se conforma el lema de tenacidad, Entusiasmo, Abnegación (TEA) cuyo propósito era derrocar a Alessandri y que se encontraba conformado por altos oficiales y la unión nacional.

Dentro de los oficiales jóvenes se encontraba el mayor Carlos Altamirano.

1924:2 de Septiembre oficiales hacen sonar sus sables en protesta por dietas5 de Septiembrese presenta al presidente un manifiesto con solicitudes cuyo resultado es:

Renuncia del gabinete Nombramiento de Altamirano como como ministro del interior En una sola sesión del parlamento se aprueban proyectos frenados por cuatro

años. Fuerte participación militar en el gobierno Alessandri renuncia, más su renuncia no es aceptada, en su lugar es enviado a

un viaje de seis meses por Europa, durante este viaje es reemplazado por una junta militar presidida por Altamirano.

Este movimiento de las fuerzas armadas permite liberarse de la tutela oligárquica e instaurar una nueva legislación laboral.

1925: los oficiales jóvenes deseosos de apartarse de sectores conservadores generan un nuevo golpe, que instaura una nueva junta militar:

Convocan a Alessandri quien reasume como presidente, más no reestablece el Congreso y decide gobernar por decreto, apurado por dictar una nueva Constitución para la que forma una gran comisión a la que encomienda la tarea, no hay Asamblea Constituyente. La misma estará vigente hasta 1973 y sus puntos principales son:

1. Habla de Gobierno democrático

2. Acentúa la figura del presidente el cuál es electo por seis años y de manera directa.

3. Establece la separación Iglesia Estado4. Ministros son responsables ante el presidente y no ante el Congreso5. Simplifica los mecanismos de renovación6. Prevee la figura del plesbicito7. Incorpora medidas de protección social

Esta Constitución permitió una mayor democratización al preveer una mayor participación.

Se plantea una difícil situación entre Alessandri e Ibañez. Alessandri renuncia, hay un breve gobierno, y luego Ibañez llega al poder como presidente electo, tiene un gobierno de corte autoriario, y será arrastrado por la criss del 29. (Disminución de capitales USA, disminución de las exportaciones de cobre, así como del valor del mismo).

Paraguay

La Guerra del Chaco

Se trata este del enfrentamiento entre los únicos dos países mediterráneos de América. Una de las características de esta guerra será la constante lucha contra la dureza del clima del chaco el cual hacia su zona oeste es desértico y salobre y hacia el este se convierte en un área selvática impenetrable.

En este contexto cobran gran importancia los camiones encargados del abastecimiento de las tropas. Desde el punto de vista de la pérdida de vidas humanas fue la guerra más traumática que le ha tocado vivir a Bolivia. A diferencia de lo que pasó con la guerra del Pacífico donde las pérdidas humanas fueron menores.

Pero entonces ¿Cuáles fueron los móviles de la guerra?

Bolivia tiene como móvil principal el llegar a obtener un puerto en el río Paraguay venciendo de esta manera el gran aislamiento del territorio.

Este enfrentamiento dividirá al país en dos, será el fin de la república oligárquica al tiempo que dará espacio al nacimiento de nuevas fuerzas.

Si bien la guerra del Chaco fue un enfrentamiento de problemas limítrofes, el petróleo también estuvo en el trasfondo de la contienda. Fue el descubrimiento del mismo la causa principal para buscar una rápida solución al conflicto.

En cuanto a la zona había diferencias en su colonización, en tanto el lado paraguayo se encontraba más desarrollado con la presencia de fortines e incluso de pequeñas y medianas empresas el sector boliviano se encontraba más abandonado, esta zona se encontraba muy alejada de sus principales poblaciones ubicadas en Sucre y La Paz.

Paraguay no estaba dispuesto a ceder puestos de soberanía boliviana sobre el río Paraguay, el cuál era considerado su eje central desde lo económico productivo.

¿Cómo llegan ambos países a la guerra?

Paraguay venía de la guerra de la triple alianza su población diezmada apostaba a una resolución pacífica de estos temas. Tenía al mismo tiempo una mejor posición geográfica para afrontar la guerra se le facilitaba el traslado y organización de alimentos y provisiones en general. Si bien Bolivia tenía más hombres y armamentos esto no significó ganar la guerra.

¿Cómo se inicia la Guerra?

La misma se inicia por decisión de las fuerzas bolivianas; a raíz de las escaramuzas entre ambos ejércitos Salamanca decide recuperar el chaco boreal logrando establecer un puerto soberano en el río Paraguay. En este sentido Salamanca es obligado a escribir un documento en el cual en primera persona se responsabiliza de llevar a Bolivia a una guerra. La cuál en sus primeros tiempos contó con el apoyo de la política y de la opinión pública.

El hecho detonante de la guerra es el descubrimiento en 1932 de las fuerzas bolivianas de la laguna de Chuquizaca, la misma ya la habían descubierto los paraguayos llamándola Pitiantuta, la misma era un punto estratégico ya que su posesión significaba el suministro seguro de agua en la zona árida del Chaco.

¿Qué determinó que Paraguay triunfara en la contienda?

La principal diferencia de los contendientes se dará en su actitud en cuanto al manejo de la Guerra. En tanto los presidentes de Bolivia Siles y Salamanca (este último tendrá mayor protagonismo en el conflicto) tendrán una fuerte intervención en el mismo, y permanecerán en permanente desacuerdo con sus fuerzas armadas lo cual aumentará las distancias y fomentará la toma de malas decisiones. En tanto el manejo paraguayo fue completamente distinto, el presidente Eusebio Ayala delegó el mando de la guerra en su principal comandante Félix Estigarribia (quienes a pesar del buen resultado de la guerra para el Paraguay fueron llevados presos porque se consideró no habían actuado bien)

En Bolivia la sensación era que el verdadero enemigo eran las patrullas que pasaban reclutando. En general los convocados para el frente de batalla eran indígenas, los cuales siempre se consideraban aptos. Aún en medio de esta guerra Bolivia no pudo superar el problema de castas que la afectaba.

El manejo de la guerra desde las fuerzas bolivianas estuvo siempre guiado por profundas tensiones, en 1933 se llama a Hans Kundt para que proceda a ponerse al mando de las fuerzas bolivianas, es durante su periodo cuando más bajas se producen en el bando boliviano. Kundt no conocía el terreno, se embarcó en ofensivas muy arriesgadas donde murió realmente mucha gente.

En 1934 los militares citan a Salamanca en Villamonte donde producen una emboscada y lo obligan a renunciar. En este momento asume el poder el vicepresidente Tejada Sorzano.

¿Quiénes fueron los bolivianos que fueron a pelear?

La jerarquización social (blancos, cholos e indios se mantuvo) en el ejército, lo cuál produjo que murieran muchos campesinos e indígenas en la guerra, ya que eran aquellos a quienes se ubicaba en la primera línea de batalla. No había entre ellos una conciencia clara de Nación, los aborígenes no sabían siquiera quienes eran los paraguayos.

Consecuencias de la Guerra

Políticas:

- Fin de la República Oligárquica- Fin del sistema de partidos- En Bolivia se instaura el socialismo militar guiado por el joven militar Germán Busch

Territoriales:

- ParaguayObtiene el Chaco Boreal- Bolivia se deja zonas petroleras Boyoibe-Camiri

Económicas:

- En Bolivia se produjo una desarticulación económica impresionante, por el excesivo reclutamiento de campesinos e indígenas.

¿Qué clase de país sale de la guerra?

En Bolivia colapsa el gobierno civil. Colapsan la República y la Constitución de 1880; se dará una nueva constitución nacional que incorpora muchos ítems del socialismo tales como el derecho laboral; así mismo se incorporarán al debate político el tema de la tierra, los indígenas y la mala administración minera. Aparecerán nuevas formas de pensamiento bajo la guía militar.

¿Qué pasó con los indígenas?

Ya desde antes del fin de la guerra se veía el peligro que significaba haber armado y entrenado a los indígenas, el peligro de haberles hecho tomar conciencia de la desarticulación y desventaja en que se encontraban.

En este contexto surge la Generación del Chaco generación que comenzará a entender cual es el problema que la aquejaba, problema de desarticulación social. Las grandes divisiones que aquejaban a la sociedad boliviana, desde el idioma pasando por la falta de preparación y por el no entendimiento se comenzará aquí a entender porque se perdió la guerra.

Se puede decir que luego de la guerra la izquierda logra captar a amplios sectores sociales, iniciando por los veteranos de la guerra. Esta generación marcará los temas de la agenda de aquí en adelante: tierra, indio, escolarización.

En la década del 40’ el MNR tomará como base este desarrollo de la generación del Chaco, este movimiento llegará al gobierno en los años 50’, es interesante de seguir para comprender la trayectoria de la mirada reivindicatoria hasta llegar a Evo Morales.

Los Populismos

ANDERLE, Adam El Populismo(1929-1948) en Historia de Iberoamérica Tomo III Cap. VII

El siglo XX vio marcada su identidad por la crisis económica mundial de 1929 la cual en Latinoamérica afectó a sectores pequeño-burgueses, profesionales, y a los empleados urbanos. Esto se sumó a una concepción económica muy dependiente de la exportación por lo que el proceso de salida de la crisis tuvo como consecuencias:

1. Fortaleció la rivalidad entre las potencias imperialistas en la región2. Creció la penetración del capital extranjero3. Creció el papel de Europa en el comercio exterior Latinoamericano4. Aumento de los arrendatarios en el sector agropecuario=disminución del proletariado

agrícola5. Nuevas concentraciones de tierraemigración de los habitantes del campo a la ciudad6. Expansión demográfica7. Nuevo período industrial iniciado después de 1933 reclutó obreros entre los emigrados

del campo.

El proceso de sustitución de las importaciones que se desarrolló en el período de la segunda guerra mundial y duró hasta los años 50’ no significó la eliminación de la dependencia del capital extranjero, ni la corrección de la estructura económica. Si bien se benefició la industria nacional, esto no se tradujo en la modernización de la producción. En muchos sectores se observó el retorno a las formas antiguas, se dio una polarización exagerada de la estructura agropecuaria latinoamericana. En lo social en cambio hubo un amplio crecimiento de los sectores medios urbanos ligados al aumento de las burocracias estatales.

A partir de los años 50 se cambiaron los precios de exportación los cuales dejaron de ser favorables acarreando:

- Deterioro del intercambio- Afección de la industria nacional procesadora- Las inversiones de EEUU en Latinoamérica se vieron favorecidas por la mayoría de los

gobiernos militares.

II Las transformaciones de la estructura social y el surgimiento de los movimientos populistas

El período iniciado en 1930 se encuentra caracterizado por el crecimiento de los sectores medios, el cual se vio acompañado por el surgimiento de las organizaciones políticas de sectores medios. Estas organizaciones se manifestaron como partidos verticales no vinculados con el capital extranjero que expresaron la exigencia de desarrollo capitalista nacional para lo cual necesitaban aprovechar los bienes del Estado. Sus ideales se fundamentaban en el nacionalismo, los ideales socialistas europeos y el facismo. A estos partos se integraron las masas que inmigraron a las grandes ciudades, tales partidos establecían con sus miembros vínculos de carácter paternalista.

Expresiones de este tipo de agrupaciones fueron:

ArgentinaPeronismo

PerúAPRA

BrasilVarguismo

CubaPRC

BoliviaMNR

ParaguayFebrerismo

VenezuelaAcción Democrática

Los nuevos partidos dieron a las masas urbanas la sensación de incorporarlas a la “vida de la ciudad”, se valieron de las centrales sindicales a tal efecto cada partido populista tenía su central sindical. Las centrales obreras se subordinaron a los intereses de los partidos, y se fortalecieron las ideas de carácter economicista.

Algunas de las claves del éxito de los nuevos partidos fueron:

Consigna de unión de todas las clases trabajadoras en un “frente único” Proclamación de reformas obreras Gran reserva de mano de obra que se constituyó en base del corporativismo

III Las luchas políticas en el curso de la crisis mundial

La crisis política es consecuencia de la crisis económica. La crisis política encuentra sus inicios en los movimientos masivos. Mineros, proletarios de las ciudades y de las plantaciones se lanzaron a la lucha contra el desempleo.

Las demandas esgrimidas responden siempre a las consignas:

Nacionales Democráticas Antiimperialistas

Esto se traducía en la consideración de que es tarea del Estado defender al país del imperialismo. En este contexto cobran fuerza las ideas anticapitalistas y conservadoras, que guiarán a muchos hacia el fascismo. Al mismo tiempo se reanudaron las discusiones entre regionalismo y tradicionalismo.

Todos los procesos parecen compartir las mismas certezas:

El poder no podía seguir en manos de las antiguas oligarquías Protagonismo de las masas Rechazo de la oligarquía hacia las masas, más una contradictoria necesidad de las

mismas. a. Estrategias políticas

En toda América Latina se comenzarán a producir huelgas espontáneas, las cuáles si bien aisladas entre sí, se convertirán en un modalismo generalizado.

El principal problema se encuentra dado por la caída de las exportaciones, lo cual acarreó una caída del ingreso que se tradujo en el cese de pago a los empleados públicos. Tal situación afectó también a la pequeña industria, al comercio y a la minería.

A esto se sumó la aparición de movimientos pequeño/burgueses; las rebeliones campesinas, el sentimiento antiimperialista, el odio a la oligarquía dominante, la miseria y la muerte.

Ante esta situación se ensayaron dos respuestas:

1. Comunistas: América Latina marcha a la revolución proletaria, despreciaron las acciones parlamentarias. Se propone una política de clase contra clase que enfrentó a los obreros con los pequeños-burgueses. Se centraron en la auto-determinación nacional dejando de lado los conceptos sociales y la reforma agraria que eran temas de interés para la población.

2. Conversión de tendencias pequeñas-burguesas en populismos, cuyo tema central serán las cuestiones del Estado y el poder. El modelo de estos será el APRA peruano.

Centrando la mirada…¿Cuál es la concepción de Estado de los populismos?

El Estado es por definición antiimperialista, se declara al mismo tiempo contrario al liberalismo y al individualismo.

Se convierte en una democracia funcional, que hace partícipes a los sindicatos como forma de aglutinar las fuerzas creativas del país.

Al mismo tiempo propone la nacionalización progresiva de los medios de producción.

En las ideas el pupulismo propone un Estado que represente al mismo tiempo los intereses de la burguesía nacional, de los latifundios medios y de los sectores medianos. Se proponía una orientación del Estado al capitalismo de Estado.

Su partido modelo será el APRA, por lo tanto dentro de sus ideales se encuentran la unión continental, el papel revolucionario de la juventud, la utilización de una fraseología laborista (lo cual marcará su buena relación con los sectores obreros)

Ante la irrupción de las ideas populistas la primer reacción d las oligarquías será tomar la defensiva, así de manera sucesiva se producirán golpes de estado en Argentina, Brasil, Perú y República Dominicana lo que permitirá prolongar el poder de las oligarquías hasta 1939-1945.

b. Las luchas políticas1. Los partidos radicales burgueses Argentina y Uruguay

Argentina en 1930 sufre una contra-revolución preventiva. Los líderes de esta revolución serán José Uriburu y Agustín P. Justo, apoyada por conservadores y socialistas independientes propondrá como gobierno una dictadura derechista dura, la misma reprimió al Partido Radical y proscribió al Partido Comunista. Al mismo tiempo se promovió la formación de una organización paramilitar llamada Legión Civil.

Esta dictadura recibió visas constitucionales. Apoyada por los conservadores la dictadura inició la intervención del Estado en la economía. Se favorecieron así mismo las posiciones inglesas en el comercio de alimentos.

A través del decreto 4144 se ordenó la “devolución” de los revolucionarios a los países facistas; esto provocó el desarme del movimiento obrero.

En tanto en Uruguay en 1930 se dio también la reanimación de las fuerzas conservadoras. Aparecieron las “Vanguardias de la Patria” las cuales eran fuerzas paramilitares especializadas en romper huelgas.

Tanto en Argentina como en Uruguay estas dictaduras de corte conservador no contaron con el apoyo popular.

2. Brasil y Perú Prestes Vargas y los tenentistas

En Brasil la revolución de Getulio Vargas conocida como tenentismo fue un movimiento de carácter pequeño burgués, que promovió la lucha por una nueva estructura social. A través del mismo los sectores medios buscaban limitar el poder de la oligarquía.

En 1930 se produce un golpe de Estado que recibe ayuda de los oficiales jóvenes, más allá de este la crisis política continuó y se reflejó en huelgas obreras y enfrentamientos armados.

En tanto en Perú se producen protestas obreras en Lima las cuales son reprimidas brutalmente; las libertades democráticas son suspendidas, los sindicatos proscriptos y los dirigentes obreros encarcelados.

En agosto de 1930 se produce una sublevación del ejército bajo el mando de Sánchez Cerro quien dpuso a Leguía, este propondrá un gobierno de mano dura, aumentará la supresión de sindicatos en tanto crece la ola de tenciones. A esto se sumará un enfrentamiento del partido comunista con el APRA.

En 1931 durante las elecciones el APRA encabeza la lucha antigubernamental. En 1932 el APRA bajo el mando de Trujillo es derrotado

3. Colombia y Bolivia

En Bolivia crisis por la guerra con Paraguay por el Gran Chaco originó una profunda crisis política.

En 1930 el Presidente Daniel Salamanca aplicó una fuerte política represiva al comunismo: declaró ilegales las huelgas, las organizaciones mutualistas y las organizaciones obreras. Aplicó la “ley de defensa social” contra las fuerzas opositoras y organizó la “Liga de defensa social” la cuál significó la organización y movilización de las fuerzas conservadoras contra los obreros en las ciudades.

En 1932 el grupo Tupac Amaruc promoverá la lucha contra los latifundistas y otros explotadores. “Una retaguardia ideológica debería surgir en el seno del proletariado y no podría ser otra cosa que la vanguardia comunista boliviana”.

Salamanca tratará de canalizar el descontento con el problema del Chaco, buscaba a través del mismo el fortalecimiento del nacionalismo, al tiempo que el respaldo pequeño-burgués a la acción bélica. Pero obreros, mineros e intelectuales se opusieron a la guerra, se manifestaron bajo el lema: “Pan y Trabajo o muerte”.

La Guerra reveló:

Corrupción reinante en la República Impotencia de las clases dominantes Se constituyó una comisión de desertores las cual constituida por Tristán Marof

ayudaron en la fuga de unos 10000soldados. Se dará también el surgimiento de nuevas agrupaciones radicales: Izquierda Boliviana,

Kollasuyo y Exiliados. La misma Túpac Amaru propuso la creación de un frente unido de izquierda.

La derrota sumada a las pérdidas territoriales y a los sacrificios humanos produjo un fuerte impacto en la sociedad boliviana, esto significó el avance del país hacia una revolución en medio de una constante crisis política.

4. Chile

Luego de que expirara la dictadura de Ibáñez se produjo una crisis económica debida a la disminución de las importaciones y de las exportaciones. Los partidos burgueses sumados al ejército barrieron a la dictadura. Al contrario de lo sucedido en el resto de Latinoamérica la década del 30 significó en Chile el surgimiento de los partidos socialistas así como de los reformistas basados en la cuestión social y política.

En 1933 se da la fundación del Partido Socialista Chileno, el fundador es Marmaduke Grove en 1932 dió un golpe e instauró un gobierno si bien efímero tuvo leyes que perduraron. Algunos de los cambios que perduraron fueron: Banco Nacional, el Proyecto para nacionalizar minas, la autorización de actividades sindicalistas.

Este golpe fue derrotado en elecciones por conservadores y liberales, el partido socialista chileno no partía del ideario marxista sino que influido por las ideas fabianas inglesas consideraba que urgía la comprensión entre el capital y el trabajo, así mismo se consideró que las contradicciones sociales se resolvían con simples reformas sociales.

5. Cuba

A principios de los años 30’ se da la organización del CNOC. En 1933 el CNOC convocó a unos 200000 participantes. Hacia fines de ese año se tomaron 36 centrales azucareras. Terminaron por barrer la dictadura de Machado, más el movimiento huelguístico no cesó con la derrota de este, se actuó contra los gobiernos sostenidos por el embajador Summer Welles.

Se constituyeron comités de subsidios para apoyar a los huelguistas que pedían el reparto de la tierra.

En 1934 el IV Congreso de la CNOC reunió a 431000 obreros y a unos 120000 azucareros. El partido comunista respaldaba al sindicato. El gobierno de Grau San Martín-Guiteras buscó el

apoyo de los obreros y emprendió acciones contra las fuerzas norteamericanas. No consiguió el apoyo de aquellos y el ejército liderado por Fulgencio Batista se sublevó. Se entregó el gobierno a Gerónimo Mendiela que sirvió a los intereses de USA.

6. México

Es de considerar la observación de Mariátegui sobre este caso: “al mismo tiempo que la clase obrera se solidificaba dentro del régimen creado por la Revolución de la clase capitalista”, esto se puede comprender como una observación que hace referencia a las fuerzas del capital y la burguesía.

En 1929 la burguesía mexicana constituye su propio partido, el Partido Nacional Revolucionario. Al mismo tiempo se librará una campaña represiva contra los comunistas se proscribirá su partido y se romperán las relaciones con la URSS.

En 1934 Lázaro Cárdenas candidato de la izquierda prometía mejorar las condiciones de las masas trabajadoras.

7. Conclusión

América Latina entre 1929-1934 de caracterizó por una guerra de clases cuyo balance no fue positivo, comenzaron a sucederse acontecimientos de gran importancia:

a. Raíces revoluciones Guatemala, Cuba y Boliviab. La política deja de ser un privilegio de un estrecho grupo oligárquico.c. Grupos populares se presentan con gran dinamismo en el escenario políticopartidos

populistas tratan de aprovechar estas fuerzas en pro de las reformas burguesas.

IV América Latina en los años 30’

1. El fascismo en América Latina y la buena vecindad

La penetración de las potencias fascistas comenzó con la expansión económica:

- Avance comercial alemán: Brasil, Chile, Colombia, Argentina, Uruguay- Avance comercial Japón: Perú, Paraguay- Avance comercial Italia: Perú

Se dará luego una expansión política e ideológica importante a través de las masas inmigrantes. Los dictadores conservadores: Ubico, Batista, Uriburu y Benavides trataron de utilizar métodos fascistas para mantener el poder.

Las potencias fascistas trataron de crear un fascismo criollo cuyo representante más destacado fue el peruano José Riva Agüero, este se caracterizaba:

Anticomunismo Anticapitalismo Nostalgia por el pasado colonial.

Se proponía al fascismo criollo como el único remedio contra el caos y la decadencia.

Facismo criolloen general:

Los movimientos fascistas Latinoamericanos presentan como rasgos comunes:

Aspecto exterior: utilización de símbolos europeos Actuación: mantener el terror en las calles e impedir las manifestaciones de izquierda. Influencia mayor: italiana, portuguesa y española. Vinculados a la religión católica. Propugnan: criollización del fascismo Tenían más misterio que programa concreto. No hubo en ellos concepción antisemita aunque sí racista. Integrantes: miembros de la pequeña burguesía urbana y de las capas medias, a los

que se sumarán los desclazados durante la crisis mundial y los grupos archiconservadores de la oligarquía latifundista.

Ante este panorama se manifestó preocupación en el gobierno de los Estados Unidos de América, el mismo avisoró el fracaso de las políticas del Gran Garrote y de la Diplomacia del Dólar.

Se gestó entonces una nueva política denominada “Buena Vecindad” cuyo autor fue el presidente Franklin D. Roosevelt y que proponía “política del buen vecino, quien respetándose así mismo respetaría los derechos de los demás”. Esta política presentó dos objetivos fundamenteales:

- 1933-1936: establecer un ambiente tranquilo para ulterior expansión económica.- 1936: unión continental contra potencias fascistas.

Consignas: Orden, disciplina, trabajo y familia

Temor: masas y partidos

Apoyo: Ejército y Policía

Vinculado: Al fascismo español y al sentimiento de hispanidad que en los años 40' reivindicó la unidad del mundo hispano sobre la base fascista. Se aludía al peso histórico, al idioma, a las tradiciones y a los vínculos comunes.

Buscaba Organizar: imperio teocrático, corporativo y reaccionario. Promovía la unión hispánica contra USA.

En los años 30' los movimientos fascistas de masas que se desarrollaron en América Latina fueron: Acción Integralista Brasilera, Unión nacional Sinarquista de México, Partido Nazi de Chile, Movimiento Nacional Socialista de Chile, Falange Socialista Boliviana, Unión Revolucionaria del Perú, Vanguardia Uruguaya, Frente Cívico Argentino, Camisas Negras en Colombia.

Al tiempo que se plantearon estos objetivos se propusieron una serie de pasos para aplicarla. Un punto claro de partida se dio en Montevideo en la VII Conferencia Panamericana, en ella Estados Unidos reconoció:

- Principio de igualdad de los pueblos- La no intervención en los asuntos internos- La inviolabilidad territorial- Rechazo a la aplicación de la violencia en cuestiones internacionales

En 1935 Summer Wells secretario de estado de los Estados Unidos de Norteamerica reconoció que los capitales americanos debían adaptarse a las normas de países receptores. En los hechos la política de la buena vecindad se trató más que nada de un cambio de estilos, antes que de contenidos.

En 1936 la consigna será la defensa común. Se desarrollará entonces la política del Buen Vecino como una nueva forma de panamericanismo que tendió a estrechar las relaciones económicas, políticas, militares y culturales. En palabras del propio Wells “lo que ocurrió ahora no es un cambio de política sino un cambio de matices”.

La política exterior norteamericana siguió proclamando la excepcionalidad de Estados Unidos, en palabras de F.D. Roosevelt “Ntro. Ideal es la libertad democrática, nuestro método es la comprensión y nuestra base la confianza”.

Entre 1939-1940 el cambio del panorama mundial dificultó la acción de las fuerzas progresistas de América Latina. Se libraron de manera conjunta dos luchas:

a. La lucha anti-imperialista contra la expansión de compañías capitalistas norteamericanas e inglesas, así como contra las dictaduras vinculadas a ellas.

b. Anti fascista: unidad contra la amenaza exterior, la limitación de la expansión alemana, italiana, y japonesa. Esta lucha produjo la democratización interna.

Resultó difícil para los progresistas combinar tareas en la práctica.

2. La Política de Frente Popular y los Partidos Progresistas

En 1934 los comunistas de América Latina en su conferencia de Montevideo llegaron a la conclusión de que era necesario establecer un amplio frente popular anti-imperialista y democrático para llevar a cabo la revolución agraria. Reconocieron la necesidad de cooperar con los partidos “pequeño-burgueses”. En vez de seguir las tradicionales consignas de “Revolución Obrero-Campesina” o “Gobierno de los Soviets” se consideraron prioritarias las revoluciones populares. La primera fase de esta sería la lucho anti-imperialista y anti-democrática.

La política de frente popular cobró así gran repercusión, y tuvo el apoyo de los socialistas. Se rechazó en cambio al populismo cuyo caso ejemplo era el APRA. Según este último para el nacimiento del fascismo son necesarias las mismas condiciones que para la aparición del movimiento socialista-comunista:

- Alto número de obreros

- Profunda crisis económica- Descontento de la pequeña burguesía

Haya de la Torre equiparó fascismo y comunismo calificándolos de “importación autocrática dictatorial”. No precisa de un frente popular porque el APRA ya lo es. La fórmula política del APRA puede expresarse:

ComunismoTesis

FacismoAntítesis APRA=democracia funcional es la única solución para A.L.

AprismoSíntesis

3. Alternativas de la Democracia

Se pueden identificar tres tipos de luchas latinoamericanas:

a. Brasilvía armada escogida por el frente popularb. México, Cuba, Perú y ColombiaPolítica de Partidos Populistas Nacionalesc. Chile, Argentina y Uruguaycarácter similar a la lucha Europea pero con los matices

generados por las relaciones de clase, la esctructura reformista, la falta de partidos interclasistas de tipo populista, partidos radicales de la burguesía relativamente fuertes, partidos socialistas considerables.

(Se transcriben a continuación sólo aquellos países que entran en el estudio de casos de la materia en estudio)

México

En 1934 las elecciones señalan un crecimiento de las tendencias democráticas al tiempo que fortalecen la posición de quienes pedían el avance de la Revolución Mexicana, el cumplimiento de la Reforma Agraria y la limitación de las grandes potencias extranjeras.

El nuevo presidente Lázaro Cárdenas fue visto con recelo por el Partido Comunista Mexicano que lo calificó de fascista.

En el año 1935 Calles y sus seguidores toman la decisión de derrocar a Cárdenas. Esto provocará la reacción de los sindicalistas; los cuales en respuesta:

- Crearon la Comisión Nacional de Defensa Obrera Intersindical- La misma se declara a cargo de Lombardo Toledano (aliado de Cárdenas)- Apoyaron a Lázaro Cárdenas de manera abierta

Aprovechando esto Cárdenas reorganizó su gobierno y expulsó a Calles y sus adictos del país.

En 1936 Toledano propone la creación de un frente sindical nacional. Como resultado se genera la Confederación de Trabajadores de México; en la misma se pronunció la independencia nacional y el objetivo proletario de una sociedad sin clases. Al mismo tiempo se fijaron tres tareas:

a. Unidad de los Obreros

b. Unión de la clase obrera y campesina con otras fuerzas progresistasc. Unión internacional con las fuerzas anti-fascistas y anti-imperialistas

En el año 1938 Cárdenas para debilitar al PNR reorganizó el partido gubernamental, cuyo nuevo nombre fue el de Partido de la Revolución Mexicana (PRM). El mismo se encontraba compuesto por cuatro secciones:

Obrera: individuos y organizaciones Campesina: Federación Nacional Campesina Popular: sectores y organizaciones intelectuales, pequeña Burguesía Militar

El PRM obró como un partido de frente, el cual aglutinó a obreros y campesinos aunque fue dirigido por la burguesía. Del mismo no formó parte la Iglesia o sus sectores, y funcionó como un mecanismo de la clase burguesa nacional pero dentro de un espíritu anti-imperialista y democrático. Si bien en el PRM no fue aceptado el Partido Comunista este continuó apoyando a Cárdenas.

Cuba

En el año 1936 se da un pacto con México por el cual se produce la integración de los partidos cubanos para luchar contra la dictadura de Batista, al tiempo que se da la iniciación de la Joven Cuba y el PCR auténtico.

En 1937 los partidos conforman el frente democrático Parlamentario

En 1938 los comunistas, entonces en la ilegalidad, organizan un partido legalPartido Unión Revolucionaria cuyo líder es Juan Marinello. Este unido al Partido Nacional Agrario conforman el Bloque Nacional Revolucionario, tratando de coordinarse con el Frente Democrático Parlamentario.

En este mismo año se produce un viraje en las políticas de Batistas:

- Se pronunció contra las potencias fascistas- Aflojó sus vínculos con las fuerzas fascistas de ABC y de la Oligarquía conservadora- Se acercó al frente democrático parlamentario- El Partido Comunista recuperó su legalidad

Entre 1938 y 1940 se conforman tres bloques:

a. Derecha Heterogénea conformada por la oligarquía conservadora+b. PCR Auténtico que no se aliaba con nadiec. Bloque democrático

Entre los tres hubo un bloque de centro, que también estaba bipartido hacia el centro izquierda se ubicaban los sectores populares, y hacia el centro derecha Batista.

Chile

En Chile se expresa una conjunción de factores peculiar:

- Simpatía con la colonia nazi- Escándalos de los partidos fascistas- Destacamentos armados fascistas- Planes de Alemania con Chile

Esta mezcla tuvo efectos alarmantes, los partidos democráticos reconocieron al fin la importancia de la colaboración.

En 1939 frente al gobierno de Alessandri se constituyó el frente popular chileno, conformado por la Confederación de Trabajadores de Chile, los Partidos Socialistas, los Socialistas Radicales, los Radicales, los Demócratas y los Comunistas.

El Frente Popular Chileno había actuado por primera vez en las elecciones de 1937 obteniendo 10 escaños en el Senado. Avanzó aún más en las elecciones de 1938 para presidenciales se presentó al moderadamente radical Pedro Aguirre Cerdá cuyo programa electoral proponía:

Limitación y control estatal de los monopolios norteamericanos Restablecimiento de las libertades democráticas suspendidas por Alessandri Defensa del orden democrático Planificación Económica Desarrollo: industrial y de las regiones atrasadas Expansión de la legislación social y sanitaria Respeto a la paz y a la soberanía en el continente americano.

El 5 de Septiembre de 1938 la derecha chilena apoyada por nazis intentó obtener el poder por ½ de un golpe de Estado, más fracasaron. El 25 de Octubre del mismo año el candidato del frente popular ganó las elecciones.

El frente popular constituyó un nuevo gobierno con:

5 ministros radicales 3 ministros socialistas 2 ministros demócratas 1 ministro independiente

Las primeras medidas del nuevo gobierno fueron dar libertad a los presos políticos, restablecer las libertades democráticas, disminuir el costo de los comestibles básicos, retirar de sus cargos a los oficiales reaccionarios. Si bien esta última medida chocó con oposición popular, el nuevo gobierno logró generar una política de industrialización realizada bajo la orientación estatal que alivió el desempleo y un programa de reforma de enseñanza.

En 1940 los comunistas abandonaron el frente popular y en 1941 tras la muerte de Aguirre Cerdá se producirá el fin del frente popular.

4. La idea de la defensa continental

La política de la Buena Vecindad creció en América Latina. Posibilitada por la Guerra y por la inversión bélica de Estados Unidos en América Latina.

Estados Unidos impuso su hegemonía. Se realizó el viejo ideal de la doctrina Monroe Hegemonía total en América.

El Panamericanismo ganó fácilmente terreno en sectores sociales antes inaccesibles. En 1941 apristas elaboran la teoría de un “inter-americanismo democrático sin imperio”. La alternativa que se planteaba era democracia o totalitarismo. Las “Américas” escogen la Patria y la democracia y esta era la esencia del inter-americanismo. Solo habría funciones de arbitraje, las cuales no contarían con la hegemonía de ningún Estado. Esta teoría marcó el acercamiento del Aprismo a Estados Unidos generando lo que se conoció como el “apoyo desde dentro de América Latina”.

5. La alternativa obrera de la unión continental: CTAL

A mediados de los años 30’ se fortaleció la idea de unidad sindical. Toledano al frente de la CTM fue promotor de un frente único proletario: “frente al fascismo nacional e internacional nuestra fuerza estriba en la unidad”. Lombardo Toledano propuso la creación de la CTAL: Confederación de Trabajadores de América Latina; la misma aglutinó a diferentes organismos con bases clasistas (comunistas, socialistas y anarco-sindicalistas). El objetivo final de la clase obrera era la sociedad sin clases, para ello era imprescindible la unidad de esta. Una tarea inmediata de la CTAL sería la de trabajar por la independencia política y económica de América Latina, para ello declaró la guerra a las fuerzas fascistas, así como a las potencias imperialistas democráticas. Buscó al mismo tiempo la elevación del nivel de vida de las masas y el respeto de los derechos políticos y libertades democráticas.

Había que estimular un nuevo sistema que constituyera la autonomía y desarrollo de América Latina. En 1944 contó con 6 millones de afiliados y existió hasta 1963.

V Variaciones de la “Unidad Nacional” durante la segunda guerra mundial

La VIII Conferencia Panamericana celebrada en Lima en 938, estimó las nuevas bases del Panamericanismo:

Renuncia a la violencia La declaración de no intervención

Todo esto reflejaba una actitud de cambio en los Estados Unidos de Norteamérica.

En 1939 la reunión en Montevideo de los partidos y movimientos democráticos expresó el deseo general del establecimiento de una Alianza de las “democracias de América”.

México y Chile, eran quienes habían obtenido mayores logros en políticas de frente que incluyeron reforma agraria, o nacionalización de recursos. En tanto Perú, Colombia y Cuba habían sufrido la influencia de los grandes partidos populistas. En Brasil el Estado novo de Getulio Vargas significó la construcción de una super estructura de carácter corporativo. En tanto Argentina y Uruguay mostraron solidaridad en la guerra contra el eje aunque internamente afrontaban el problema de grupos que simpatizaban con alemanes e italianos.

VI América Latina después de la II Guerra Mundial

“Estados Unidos está destinado por la providencia a traer la miseria a América Latina en nombre de la Libertad” (Bolívar 1929)

Esta frase tuvo más valor a partir de 1945 cuando entró en ocaso la política de la buena Vecindad. Estados Unidos comenzó a buscar la Hegemonía Mundial, esto se manifestó:

EconomíaPlan Clayton

Política OEA constituida en conferencia Panamericana en 1948

Anti-comunismola unidad continental se tradujo en la lucha contra movimientos revolucionarios del continente Americano. Estados Unidos demandaba una América Latina obediente y tranquila.

A esta nueva etapa del gobierno americano se suma una nueva etapa sectorista del comunismo, esto posibilita el ascenso de los populismos por medio de consignas nacionales y democráticas. Por esta nueva particularidad de los partidos populistas las fuerzas de izquierda se separaron de la dirección reformista. Las masas radicalizadas fueron controladas por los partidos populistas y reformistas nacionales. Luego de 1945 las dictaduras militares pro-norteamericanas instaurarán los años de “histeria anticomunista”.

1. Viraje Derechista en Cuba

En 1944 gana las elecciones la Alianza Oposición que apoyaba Grau San Martín los comunistas se mostraban dispuestos a colaborar con este partido. Prometían la continuación del período revolucionario, subrayaban al necesidad de la independencia nacional y del cumplimiento de las reformas, luego de la llegada al poder del PRC-Auténtico se atacó la unidad de comunistas y la CIC.

Se conformará un nuevo comité obrero dirigido por Eusebio Mujal que llevará a cabo la política sindical del gobierno.

En la V Conferencia Sindical Nacional triunfó Lázaro Peña, por lo cual el comité anuló los comicios y volvió a convocar a un nuevo congreso. La CTC pasó a manos de la derecha.

En 1948 el candidato de los auténticos Socarrás ganó con ventaja. Este trató de destruir a los sindicatos a través de:

Pago de bandas Organización de asesinatos de dirigentes sindicales Corrupción Terror policíaco-militar

En 1947 la constitución del partido ortodoxo determina la descomposición del PCR Auténtico, en 1952 el golpe militar de Batista, tendrá nuevamente como objetivo neutralizar a los trabajadores.

2. Chile: el fin de la cooperación democrática

Entre 1945-1946 la Agrupación de izquierda sumada a partidos democráticos menores y a los Obreros del Cobre ganan las elecciones frente a una derecha dividida. El candidato Gonzalez Videla, tras varios debates parlamentarios es ratificado como presidente y hace parte de su gobierno a los comunistas que lo habían apoyado. Los comunistas dentro del gobierno propondrán:

Expropiación de los latifundios Nacionalización de las vías férreas Respaldo al movimiento obrero frente a las empresas norteamericanas Relaciones diplomáticas con Checoslovaquia y Yugoslavia

Estas propuestas harán que se comience a hablar del “peligro comunista”. González Videla presionado para romper las relaciones con la Unión Soviética se inclina a la derecha.

En 1947 constituye un nuevo gobierno sin los comunistas en él; pide un poder plenipotenciario y empieza a reprimir obreros al tiempo que aprueba la Ley anticomunista.

En 1949 las elecciones al Congreso reflejan el avance liberal, así como también un resurgir del socialismo guiado por Allende que se ha separado de la parte del partido que no repudió la “ley anticomunista”.

Romero, José Luis “Las ciudades masificadas” en “Latinoamérica: las ciudades y las ideas” Cap. 7 Ed. Siglo XXI

La crisis de 1930 unificó el destino latinoamericano, el mercado internacional deprimido significó el comienzo de la escasez que fue a su vez el motor desencadenante de las nuevas ciudades masificadas con nuevos pobladores.

Ante el ajuste de las grandes potencias se produjo el ajuste de los mercados internos, esto produjo la caída de vastos sectores en la miseria, los cuales buscaban al mismo tiempo salir de ella y una de cuyas soluciones fue la emigración a las ciudades. Algunas comenzaban a industrializarse y parecieron tener una leve mejoría durante la segunda guerra mundial, pero esto no duró en la postguerra se evidenciaron las debilitadas estructuras que la crisis de 1930 había dejado.

La explosión social de esta época puede ser entendida como una ofensiva del campo sobre la ciudad que produjo una explosión urbana. Las ciudades constituyeron un foco socio-cultural original y de rasgos inéditos, comenzaron a construirse grupos sociales inéditos: Masas.

Cambiaron la fisonomía del habitad, las formas de vida y las mentalides, se masificaron, la anomia comenzó a ser una característica del conjunto.

A inicios del siglo XX la explosión demográfica y social estaba caracterizada por un intenso éxodo rural que se tradujo en una fuerte explosión urbana la cual se vió incrementada por la acción de los inmigrantes, estos:

Fueron en las ciudades en que se afincaron un grupo agregado, perdido en la complejidad de la sociedad tradicional.

Familias numerosas se instalaban en barrios pobres, en las zonas marginaes de las ciudades .

No todos los inmigrantes venían del campo, algunos provenían de ciudades pequeñas, esto acentuó el fenómeno de las ciudades fantasmas.

La pregunta que se puede plantear es ¿Qué llevaba a la ciudad?

Miseria sin esperanzas Algunas ciudades antiguas lograron no desaparecer al ser sostenidas por la industria

turística que comenzaba a nacer. Algunas ciudades crecieron por la presencia en ellas de petróleo, como antes lo habían

hecho las que tenían oro o caucho. La ciudad atraía a través de los medios de comunicación.

Otra pregunta a responder es ¿Qué ofrecía la ciudad?

Intensa actividad terciaria Actividad Industrial = más y mejores empleos Buenos transportes y comunicaciones Mayor vida social Sindicatos

Diversiones populares Vivienda primaria (Aunque de difícil acceso) Mayores posibilidades de consumo

Los inmigrantes aumentaron el número de masas populares. El número de quienes querían incorporarse a la estructura era mayor de lo que esta podía soportar, esto desencadenó fuertes explosiones sociales.

Así la masificación se revelaba:

Cuantitativa (número) y Cualitativa ( composición y calidad) Las poblaciones tradicionales de las capitales fueron arrinconadas , estos que habían

disfrutado de ciudades apacibles y sosegadas se quejaron de lo cambios en su fisonomía, y de la insuficiencia de su estructura.

Productora de caos civil, vivir en la ciudad se había convertido en un ideal que producía un desordenado crecimiento urbano. Vivir en la ciudad se convirtió como lo señalaba Henri Lefebvre en el derecho a gozar de la civilización a disfrutar del bienestar y el consumo, acaso el derecho a sumirse en cierto excitante estilo de enajenación.

La ciudad contendría dos sociedades coexistentes y yuxtapuestas, enfrentadas en un principio y sometidas luego a permanente confrontación, y a una interpretación lenta y trabajosa.

En principio la sociedad normalizada visualizó el conjunto inmigrante como un grupo homogéneo, uniforme es decir como “otra sociedad”; la aparición de esta será un centro de ataque a las normas vigentes a las cuales primero ignoró y atacó después. Su aparición significó también la visión de los recién llegados como enemigos, contra los cuales se incrementó la resistencia.

Sociedad Tradicional: compuesta de clases y grupos articulados, cuyas relaciones

transcurrían en un sistema de normas=Sociedad Normalizada

Grupo Inmigrante: personas aisladas que convergían en la ciudad,

carecían de todo vínculo como grupo y por tanto de todo sistema de

normas=sociedad anómica

Al mismo tiempo la desconfiada sociedad anómica tenía a la sociedad normaliza como modelo (aspiración?). La integración comenzó cuando los grupos inmigrantes consiguieron un techo, un trabajo. La situación de crisis favoreció la aproximación, la cual produjo a su vez un acrecentamiento de los sectores populares.

Así los grupos inmigrantes, sumados a los sectores populares y a la pequeña clase media conformaron la Masa.

A medida que la ciudad crecía la competencia se hacía más despiadada, esto dejó a descubierto que la masa no era una clase son un semillero del que saldrían los que lograron el ascenso social y en el que quedaron lo que al no lograrlo consolidarían su presencia en clases populares. La masa fue inestable, sus miembros no se sintieron nunca miembros de ella, ella sólo existió en rigor para sus adversarios. Con el tiempo varios miembros de la masa fueron encontrando la manera de incorporarse al tejido social.

Lo que se ponía en duda era sí el individuo podía pr sí mismo ascender en la esxala social o dependendía de la presión colectiva.

A esto se sumó la aparición de un mundo dos veces marginal, el de los últimos grupos de la masa, el de aquellos que vivían en viviendas precarias, sin servicios y sin posibilidad de conservar la unidad familiar. Estos, habitaban los bordes urbanos, no participaban en la sociedad normalizada ni en sus formas de vida. Comienza así a determinarse la fijación física de la sociedad Escindida.

Podemos entonces decir que se encuentran sectores en la Masa:

Masa

Concepto: fue un conjunto heterogeneo, marginalmente situado al lado de una

sociedad normalizada, frente a la cual se presentaba como un conjunto anómico.Era un

conjunto urbano aunque urbanizado en distinta medida por su misma

heteregeneidad, se constituyó como una sociedad congregada y compacta, se presentó

como una sociedad escindida.

¿Cómo incorporarse a la estructura?Mujeres--> oficio, busqueda de un tutor de quien aprender como funcionaba la

estructura, alguien con cuyo apoyo pudiera extenderse esa primera relación

establecida en ella. Hombres-->altos salarios industriales, se

necesitaba capacidad y voluntad para aprendizaje.

Pequeño Comercio (oficios u Artesanías)Destino Marginal: formas abyectas de

abandono

Objetivos: -> no buscaba destruir la estructura sino modificarla, correjirla, para que se abriera. Buscaba que cada uno de sus miembros fuera incorporado a ella para gozar de sus beneficios.

-->Buscaba ascender en la estructura.

Como conclusión del cuadro anterior se puede expresar que la masa primigenia decantó conformando una sociedad anómica y marginal. La sociedad normalizada no permaneció ajena a esto, no adquirió los caracteres de la masa, pero se masificó cualitativamente.

Las ciudades resultaron insuficientes frente a la explosión urbana, el número cambió la manera de moverse en la ciudad. La mayor población por hectárea cambió la fisonomía de las ciudades aparecieron los departamentos y grandes edificios, surgidos por la escasez de la tierra, esto atrajo el consecuente cambio en el valor de la tierra.

El aumento de la población en las ciudades planteó también el tema de los servicios públicos, los cuales no sólo fueron insuficientes sino que vieron también disminuida su calidad. Escuelas y hospitales no dieron a vasto, incluso los cementerios fueron insuficientes.

Las zonas que progresaron fueron aquellas vecinas al viejo centro, muchas resultaron el hogar de ciertas avanzadas de grupos inmigrantes. Eran barrios de masas, de ellos procuró alejarse la clase alta, se dispersó entonces hacia la perisferia, se hablaba de búsqueda de tranquilidad y reposo, se buscaba realmente exclusividad, distancia física; se generaron así los llamados distritos de elite.

Al mismo tiempo se conformaron barrios industriales que fueron incluidos en la sociedad normalizada. Excluidos de ella quedaron los habitantes de los rancheríos, crecieron intensamente después de 1930, su nombre adquiriría o referiría a una actitud vergonzante; los mismos aparecieron en las ciudades de todo tipo.

El rancherío era:

Casucha hecha de cartón o con bolsas plásticas y que carecía de todos los servicios. No fueron exclusivos de las ciudades industrializadas Su instalación significó la aparición en las ciudades grandes y medias de los cinturones

de miseria.

Proletariado Industrial

Elite, clases populares, altos niveles de ingreso, posibilidad adquisitiva y de organización sindical. posibilidad de ofrecer a sus hijos educación secundaria y universitaria.

Sector Terciario

Reino de la clase media, creció en su número, crecieron las actividades, y también creció la competencia. Crecían las posibilidadesde quienes de quienes se inscribian en la tecnocracia, así como también de aquellos dedicados a las necesidades que se masufican: salud, educación, etc. La mediana clase media obligada a competir tuvo que despojarse de las apariencias.

Alta clase media

profesionales que habían triunfado, habían adquirido cierta posibilidads de deslizarse hacia el ocio. Crecieron los ejecutivos de alto nivel. Marcada por una contante preocupación por los signos de status agregaba a preocupaciones y compromisos de la vida societaria los que correspondían a la vida privada.

Clases Altas

habían perdido su papel de elite, se había quebrado su unidad y se podía llegar a ellas de manera más sencilla. No lograron ser elite de sociedad escindida, sino solo de la sociedad normalizada, adoptando frente a la otra una actitud defensiva. Los linajes se fueron desvaneciendo para dejar lugar a los clanes económicos con fortunas de diverso origen.

Repetían (más allá del nombre que tomaban en cada ciudad): viviendas precarias, promiscuidad familiar, aglomeración infrahumana, falta de servicios elementales.

En las grandes metrópolis suelen surgir en los cerros que rodean a la ciudad, la ciudad anómica forma un anfiteatro que rodea a la sociedad normalizada.

Así la masa puede decirse que tiene un doble origen, uno externo el rancherío donde habita la sociedad anómica, y otro interno la metrópoli donde se hace fuerte la sociedad normalizada. Manifestado este doble origen en su aspecto físico, mutó también en el estilo de vida, grupos altos medios o populares semejantes en algunos rasgos exteriores, acentuaron su diferenciación en el seno de la sociedad escindida, según su grado de cosmopolitismo, de aceptación del cambio, de tradicionalismo, o según el tipo de sus expectativas.

La sociedad Normalizada cuyo estilo de vida de marcada coherencia, heredado y tradicional estaba sustentado por la experiencia cotidiana de normas inamovibles y cambios lentos y bien asimilados se vió obligada a cambiar ante la evidencia de la masa que no tenía un sistema coherente de actitudes, ni un conjunto armonioso de normas. No poseía un estilo de vida, sino muchos modos de vida sin estilo. Se encuentra aquí la identidad, la conciencia de la revolución de las expectativas, todos querían dejar de ser lo que eran, alcanzar el éxito económico y el ascenso social.

El estilo de vida de la sociedad normalizada comenzó a ser cuestionado desde dentro, sobre todo desde movimientos juveniles que se declaraban en libertad frente al estilo de vida que sus padres buscaban mantener incolumne. Fueron los rebeldes en quienes indirectamente resonaba el clamor de la sociedad anómica.

Algunos de estos acusaban una actitud radical, el nacimiento de esta actitud disconformista se manifestó en la bohemia artística, literaria y juvenil. ¿A qué norma habría que sacrificar la libertad, la vocación o simplemente las tendencias espontáneas, si todas estaban cuestionadas y muy pocas parecían resistir el embate de la masificación?

Más la vieja estructura no estaba muerta y castigó las actitudes disidentes, a través del rechazo social, la persecución y el castigo para los activistas revolucionarios.

Aún así el estilo de vida de las clases altes correspondía a la cultura cosmopolita creada en las grandes metrópolis dónde:

Amistad y diálogo iban a ser reemplazadas por relaciones públicas La cultura no era específica de cada metrópoli sino compartida por todas, creada por

ellas siguiendo el modelo de los Estados Unidos. Correspondía al mundo industrial y a la era de la tecnología Subestima a la vida privada y a la espontaneidad, es una era exterior y enajenadora,

pero en el fondo de lo que se trata es de un cultura y acaso la única compatible con el estilo de vida enajenado que se propone.

Frente al delirio de las clases altas, y de las altas clases medias, frente a la modestia de las clases populares normalizadas y a la pujanza sin canales de la masa, las medianas clases medias constituyeron el sector más estable. Renovaron el estilo de vida burgués, revindicaron

antiguos valores: morales, estéticos e intelectuales. Se preocuparon por la calidad de vida, por esto las clases populares buscaron imitar a las clases medias.

La sociedad anómica careció de supuestos comunes, como resultado de la yuxtaposición los inmigrantes sintieron el rechazo de la sociedad normalizada y contra ere rechazo fue el odio que se generó contra la estructura. Se generó un modo de vida subsidial, vida material surgida de los desperdicios del mundo industrial. Nació de ella la moral del abatimiento, dictada por la necesidad que justificaba todo engaño, astucia, robo, la venta de sí mismo.

Si bien algunos lograron constituirse como pobres nunca llegó la sociedad anómica a elaborar un estilo de vida.

La masificación renovaba el problema de las relaciones entre individuo y sociedad, lo cuál produjo una ruptura semejante a la provocada por la irrupción de la sociedad criolla. La iniciativa de revisión partió de la sociedad normalizada, de sus políticos y economistas, la masa se mantuvo ajena a la discusión.

Dentro de los grupos en disputa se pueden detectar al menos tres Ideologías:

Ideología Conformista:

Tradicional/ liberales clásicos Apoyo a la concepción liberal de sociedad Ascenso individual por medio del esfuerzo personal, capacidad y competencia Se tornó cada vez más conservadora Actitud despectiva frente a la masa

Ideología Disconformista:

Cambio estructural destinado a generalizar la participación Progresistas, reformistas y revolucionarios /radicalismo o marxismo Reforma obrero socialista o revolución Identificó a la masa con e lumpen sin conciencia de clase ni vocación de lucha Actitud despectiva frente a la masa

Ideología Populista:

Aceptó el nuevo hecho social, intuyeron que la masa era un aliado potencial de la estructura.

Cambio manejado desde la estructura por el Estado concebido como una masa abstracta sin filiación social.

Buscó despertar en la masa motivos de resentimiento frente a ciertos sectores que ya pertenecían a la estructura.

Liberales y socialistas fueron identificados como enemigos de la nueva ideología que se declaraba a un tiempo antiliberal y antisocialista.

Exaltó los valores e ideas de la masa, valores tradicionales insertos en sus ideas y creencias.

Apelación al fondo telúrico

Paternalismocamino para acelerar la integración de marginales Nacionalismo promovió el sentimiento de Patria afianzado en la lucha

antiimperialista y contra el capital multinacional. Para imponerla algunos trataron de ir por fuera de la vía democrática. Dejó en pie: ideología del ascenso social, sumada al sistema capitalista Esgrimió el principio de subsidiariedad el cual implicaba la respuesta ante la

imposibilidad de muchos de acceder a lo propuesto, se buscaba la justicia social aplicada por Estado benefactor y paternalista.

Manejó la Antinomia: Ascenso Sociallógica individualista, Justicia sociallógica colectivistaromanticismo social.

Brown, Herbert “Populismos Latinoamericanos” en Historia General de América Latina Cap. 14 Ed. Unesco y Trotta.

Los populismos encuentran su origen en los años 20’ entre los políticos de clase media y los militares. En ellos el origen del poder se encuentra en la masa urbana cada vez más numerosa y en la lealtad de los campesinos y los miembros de las capas obreras y medias emergentes.

Se caracterizan por:

Superar los límites de la política tradicional Organizar gigantescas elecciones Patrocinar desde el Estado grandes programas económicos y sociales

La acción de líderes populistas provocó resistencias internas y externas, sus planes:

Procuraban consolidar y diversificar la economía alentando la industrialización Lucharon por la distribución más amplia de la propiedad rural La redistribución de la riqueza significó en la mayoría de los casos la nacionalización de

empresas extranjeras (mineras, petroleras, agropecuarias, etc.) Adoptaron leyes en materia de seguridad social, trabajo. Con estas brindaron apoyo

estatal frente a fluctuaciones del mercado, buscaban con ellas también el control de los capitalistas nacionales e internacionales.

Los populismos tienen como partido modelo al APRA peruano, es una característica compartida de ellos la trayectoria de los líderes populistas. Estos eran parte integrante del orden social, en el que habían surgido, y lo seguirían siendo durante toda su vida. Es de observar que las reformas propuestas por los populismos darían continuidad a sociedades más amplias, consolidadas, ordenadas y legitimadas.

Fue la actitud de los viejos políticos lo que determinó que la nueva política atacara el orden social y sus elites de maneras más frontal, emocional y violenta. La mayor resistencia a los nuevos líderes provenía del exterior, ante el nacionalismo de estos que buscaba la independencia de capitales y dar nuevas respuestas a los trabajadores, lo cual se tradujo en una mayor responsabilidad para el Estado.

Al negarse a los nuevos gobiernos las elites se alejaron de las masas; los nuevos políticos dieron respuesta a aquello que las elites no habían podido: construir ordenadamente la participación de las masas. Los nuevos espacios de participación sumados a las organizaciones estatales y a políticas sistemáticas fueron reflejo de la necesidad de seguidores de los nuevos políticos, pero también de las situaciones inestables y de la necesidad de imponer orden desde arriba cuando se sintiera la presión desde abajo.

La aparición de los nuevos líderes se da en un momento de nuevas personalidades mundiales. Las elites consideraban a esos líderes mundiales como la consecuencia de un mundo en guerra: comunismo, fascismo, anticolonialismo eran los responsables de hacerlos aparecer como fruto de lo inmediato.

Al volver la mirada sobre los propios territorios los recién llegados eran vistos como oportunistas sociales, arribistas, personas que carecían de orígenes sociales y elegancia, el saber y la experiencia necesarios para gobernar.

Ante la naturalidad de las elites los nuevos líderes se veían como algo artificial; fueron tratados con condescendencia y desprecio.

Para las elites el cambio debía ser progresivo, todo se reducía a la antinomia orden vs. caos; pobreza, ignorancia, atraso de la mayoría de la población hacía necesario que el cambio fuera planificado desde arriba y aplicado por quienes podían prever las consecuencias a largo plazo de las políticas que aplicaban.

Esto se tradujo en que unas elites reducidas y relativamente aisladas trataban de gobernar sociedades que habían sido profundamente transformadas por la inmigración. Liberales, conservadores, católicos, comunistas y socialistas temían a los nuevos líderes, temían que estos al destruir las elites destruyeran también toda vida civilizada, lamentaban el carácter teatral de la nueva política, su odio visceral contra las elites, su demagogia; temían por sobre todo que hicieran desaparecer a sus seguidores, haciéndolos dependientes, algo de eso había comenzado a suceder al establecer el Estado relaciones orgánicas con obreros y campesinos.

Las elites se dieron cuenta de que ya no controlaban su destino, comenzaron a considerar que trabajadores y campesinos ya no podían ser ciudadanos independientes, no podían elegir libremente por lo tanto era imposible la expansión de la democracia. Las mismas vieron crecer el rol del Estado el cual invertía capitales gigantescos en la pequeña industria, a sus ojos esto significaba enajenar el futuro del país. Tampoco se veían con buenos ojos las inversiones en infraestructura; vieron como se confiscaban sus tierras y se restringía el derecho a la propiedad privada y como el capital público crecía sobre el privado.

Para las elites la nueva política era sinónimo de Atraco. En su visión el crecimiento económico debía provenir de las inversiones y el ahorro, no del consumo, el mismo según ellas solo promovía la corrupción de las masas. Veían al mismo que el Estado era una fuerza más arbitraria de lo que podía ser el mercado. Se podían tomar decisiones para ayudar o para perjudicar basándose exclusivamente en el paternalismo o en las ideologías partidarias. Así la propagación del Estado era sinónimo de corrupción en el Estado y en su burocracia.

La elite detectaba como vicios propios del populismo:

Nuevas constituciones que tendían a prolongar a los líderes en el poder Ampliación de los poderes del Ejecutivo Estados policíacos donde se prohibían los partidos opositores Censura de la prensa Encarcelamiento, tortura, persecución de los enemigos Corrupción y clientelismos

Se produjo entonces una nueva dicotomía donde el status quo era la Revolución y la reacción el progreso.

Entre las elites se consideraba que el fenómeno así como sus líderes era sólo latinoamericano. Que basado en la relación personal y emotiva entre líderes y seguidores, se habría un abismo entre la gente decente y la gente del pueblo. En siglo XIX tal abismo había sido identificado en la dicotomía de civilización y barbarie.

Los nuevos líderes eran vistos como hombres que promovían un secularismo moderno preocupado mucho por los estómagos y poco por los espíritus. Se planteaba la educación pública contra la eclesial, identificando a la primera con adoctrinamiento. Se veía una reinterpretación del pasado de las naciones; los nuevos partidos se consideraban fuera de las ideologías que tradicionalmente habían buscado el bien del hombre, estos estaban sólo al servicio de sus líderes. Los nuevos movimientos, canciones, lemas, uniformes se asemejaban a ojos de la elite a cultos. Consideraban que estos nuevos líderes y movimientos habían cambiado el significado del vocablo pueblo asignándole un contenido heroico.

Al mismo tiempo los nuevos grupos fueron favorecidos por los medios de comunicación, radios, periódicos, etc.

El conflicto planteado no permitió que las elites advirtieran los puntos comunes que tenían con la nueva política:

Se comprendía igualmente la “naturalidad” del orden social, que algunos nacían para mandar y otros para obedecer. Los nuevos líderes se consideraban líderes naturales por como hacían que los otros los siguieran.

Aunque buscaran disminuir el poder económico y cultural de la Iglesia y afianzar el rol del Estado no se oponían a la religión.

Daban por sentado que la familia era la base de la sociedad Daban por sentado que el orden social era esencialmente jerárquico También consideraban natural la división de la sociedad en clases La justicia era la forma en que los de arriba trataban a los de abajo. Continuaban la

política paternalista aplicada desde antes por los antiguos paritdos. No ponían en entredicho el papel de la propiedad privada en la vida económica y

moralse buscaba acrecentar el número de los propietarios. Se daba por supuesto de que las masas eran más primitivas y emotivas que quienes

llegaban al liderazgo. No apreciaban a la masa pero necesitaban de su apoyo. Se deseaba antes que nada construir el orden por temor a la revolución Compartían con las antiguas elites la obsesión por el orden, la uniformidad, la

previsibilidad; el lema era cada quien en su lugar.

Los analistas de los años 70’ pusieron el énfasis en transformaciones sociales, daban poca importancia a la propiedad privada. A su juicio el cambio o era radcal o no era nada, era necesaria una transformación de las estructuras sociales, basados en la dicotomía gregarios/rebeldes=personas, represivos/liberadores=régimenes consideraron:

Elites= acomodados a los intereses extranjeros Cambio solo vendría por medios violentos Masa=fuerza de reacción Tendieron a considerar al populismo como algo excepcional.

El cambio en el pensamiento de las categorías interpretativas se puede en contrar en Gino Germani aunque de manera excepcional consideró al populismo como un proceso generalizado de modernización mundial. Deploró los rasgos autoritarios de los populismos, dijo que todas las clases sociales, no sólo las elites, tenían mucho que perder con el populismo y su carácter anti-democrático.

Otro giro en el pensamiento podemos identificarlo en Torcuato Di Tella el cual adquiere significación por su análisis del rol de las clases medias. El trata de responder a la pregunta ¿Cuál es la pauta de especificidad del populismo latinoamericano? Como respuesta esgrime que el proceso acumulativo europeo no era factible en América Latina esta vivió una amplia gama de movimientos que buscaron impulsar de manera rápida procesos que en Europa el liberalismo o la social-democracia habían desarrollado en 150 años. El populismo se presenta había tratado de desarrollar en poco tiempo lo que en otros países había demorado siglos. El llama a esto “Revolución de Expectativas crecientes” la cual tiene algo de apoyo de la masa obrera urbana/campesina pero no dimana de sus sectores organizativos. Cuenta además con el respaldo de sectores que apoyan una política de oposición al status quo. El populismo en este análisis es presentado como un movimiento anómalo, guiado por personas de clase media con una personalidad fuertemente carismática.

Las escuelas interpretativas ven al populismo como un movimiento de continuidad. Desde la escuela cultural se parte del análisis histórico y patrimonial del populismo en América Latina. Se concibe como algo cultural, como la necesidad de una autoridad superior. El populismo es algo único en América Latina, política de las culturas católicas, cuyos seguidores son os pobres y sin instrucción cuya relación con el líder se basa en un vínculo puramente emocional. El pueblo es considerado una masa uniforme. En tanto la escuela materialista apuntaba a la escasa pertinencia del concepto de clase en sociedades latinoamericanas atrasadas subdesarrolladas y dependientes. Esto permitió a los populistas dirigirse a los obreros cuya conciencia estaba mal formada, homologados a otras clases bajo la categoría de pueblo. El populismo así, no tenía raíces en las fuerzas sociales, tenía un contexto vago de clase en la sociedad latinoamericana y plantea la controversia ¿Quiénes eran sus seguidores? Ellos identifican de dos tipos, los viejos adheridos por una actitud pragmática y económica y por la búsqueda de rédito. Y por los jóvenes emotivos, supersticiosos, confusos conformables con el “capital simbólico”.

Ante la idea del populismo como fenómeno propio de América Latina se propone la visión de Michel Kazin quien habla del populismo como rasgo de la política de USA en los s. XIX y XX. Kazin trata el populismo como un impulso “lenguaje cuyos habitantes conciben al común de la gente como un conjunto noble, no unido este claramente por la clase, consideran egoístas y no democráticas a las elites opositoras y tratan de movilizar a aquellas contra estas”.

El autor hace surgir el populismo en 1890 durante las movilizaciones de las corrientes del evangelismo moral, contra la esclavitud y el alcohol, y la defensa de los productores, asalariados y trabajadores independientes. Los organizadores de las mismas llamaban a sus movimientos batallas y a sus seguidores soldados; en los mismos el centro estaba puesto en los líderes.

Entonces el populismo en general busca la movilización de los pobres contra los ricos, encabezada por personas de la clase media. Englobaría así a cualquier protesta de sociedades cada vez más dominadas por el mercado, pero que no pretenden derrocarlo. Desde esta concepción hay similitud entre movimientos de Estados Unidos y América Latina, más se deben señalar cuatro grandes diferencias:

a. En Estados Unidos muchos de estos movimientos han sido hondamente religiosos en tanto en América Latina no se expresa en tonos espirituales.

b. El populismo despliega una existencia diaria y variada en la vida cotidiana de Estados Unidos en los siglos XIX y XX. En América Latina el populismo es un movimiento nacional y centralizado.

c. Los populistas de Estados Unidos se enfrentaron a una elite empresarial nacionales tanto que en América Latina tuvieron que hacer frente a compañías y gobiernos extranjeros lo que llevó a relaciones conflictivas con la propiedad privada y las fuerzas del mercado.

d. El populismo de Estados Unidos halló más eco en la clase media en tanto en América Latina los obreros y campesinos fueron sus protagonistas, junto con el Estado y los sectores industriales emergentes.

Ahora bien también podemos señalar como aspectos comunes:

a. Su eje en las personasb. Destacar el carácter moral de cada quienc. El respeto por el orden sociald. No eran reaccionarios, ni revolucionarios. Creían en la reforma, en una combinación de

continuidad y cambio. e. Eran profundamente patriotas. No pusieron en tela de juicio la existencia de la Nación.

Solían rememorar los orígenes de la Nación y su credo fundador. Buscaban sus raíces en líderes elitistas.

f. Consideraban que los grupos que combatían eran extranjeros o grupos influenciados por fuerzas extranjeras más que por necesidades y cultura nacional.

g. No eran exclusivistas y procuraban reunir al mayor número de personas y de grupos diferentes. Sus seguidores eran el pueblo, cuyo concepto nunca se terminaba de explicitar.

h. Tuvieron más éxito en la protesta que en el arte de gobernar.

¿Contra qué luchaban los populistas y quienes se oponían a ellos?

Podemos decir que los populistas luchaban contra:

Las elites nacionales Las compañías internacionales Los gobiernos extranjeros

Todos estos entendían que su fuerza y la posibilidad de la existencia de una sociedad de ciudadanos y de la propiedad privada residían en la acción del mercado.

Bulmer Thomas, Víctor “Política, desempeño y cambio estructural en los 30’” en “La Historia Económica de América Latina desde la Independencia” Cap. VII Fondo de la Cultura Económica, México.

En los años 20’Latinoamérica sufrió un cambio estructural de recursos se inició el proceso de industrialización, se diversificó la economía no exportadora y se dio una modificación de los sistemas financieros y monetarios, esta última regida por la ortodoxia bancaria y el patrón oro. Este cambio no se reflejó en el sector exportador, todos los ingresos de la exportación procedían de productos primarios, teniendo como principales demandantes a cuatro países: Gran Bretaña, Norteamérica, Francia y Alemania. Esto se traducía en que las economías Latinoamericanas quedaban expuestas a condiciones adversas que surgieran en los mercados mundiales para productos primarios.

Depresión de 1929

Señales de advertencia:

Subida del precio de los bienes Auge de las bolsas de valores produjo una excesiva demanda de créditos y un alza de

las tasas de interés mundiales lo cual elevó el costo de inentarios y redujo la demanda de productos primarios.

Alzas de interés produjo la fuga de capitales lo que significó que los inversionistas extranjeros aprovechaban los rendimientos más atractivos que ofrecían Londres, París o New York.

Crack de Octubre

Se produjo la caída de los activos financieros y una reducción de la demanda del consumidor, se dio el incumplimiento del pago de préstamos, lo cual demandó nuevos créditos y la contracción monetaria. Se dio también una baja de las tasas de interés lo cual hizo que los importadores fueran incapaces o renuentes a reorganizar inventarios de productos primarios ante restricciones del crédito y la baja demanda, esto fue sinónimo de una caída de precios de los productos primarios así como de una caída del precio de las importaciones, que se tradujo en una baja conjunta de demanda y de costos, esta caída fue más lenta que la caída de las exportaciones.

Las naciones más afectadas por la depresión fueron Bolivia, Chile y México cuyas principales exportaciones eran minerales. Las naciones de pérdida modesta(-25%) fueron Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y toda América Central; todos estos exportaban diversidad de materias primas y productos alimenticios cuya demanda no se podía satisfacer con facilidad a partir de los inventarios existentes. Las naciones de descenso pequeño (-10%) fueron Colombia, Venezuela y República Dominicana.

La combinación del descenso de los precios sumado al descenso del volumen de las exportaciones se materializó en la pérdida del poder adquisitivo de las exportaciones en los peores años de la depresión; sólo un precio no cambió, este fue la tasa fija de interés nominal de la deuda externa pública y privada, en los hechos se produjo un aumento de la carga real de

la deuda que hizo que gran parte de los menguados ingresos del total de las exportaciones tuvieran que aplicarse al pago de la deuda.

La presión de esto cayó sobre las importaciones, las cuales ya sufrían la reducción de volumen y valor, lo cual sumó un nuevo problema el gravamen a las importaciones no se hizo sostenible, este había sido hasta ese momento una fuente primordial de ingreso para los gobiernos.

La reducción de los ingresos gubernamentales y la suba del pago de servicios de la deuda se tradujo en la presión sobre los gastos del gobierno, que en la mayoría de los casos trajo como consecuencia el cambio de gobierno.

La combinación más desastroza fue la de un alto nivel de apertura, sumada a la gran caída de las importaciones, y a una continua declinación de las exportaciones, tal fue el caso de Cuba y Chile.

La Estabilización a corto plazo

La depresión creó dos desequilibrios uno externo creado por el desplome de las ganancias por exportación y la pérdida de los influjos de capital; y otro interno causado por la reducción de los ingresos del gobierno, que hizo surgir un déficit presupuestario que ya no podía financiarse desde el exterior.

Los años 20’ las naciones de América Latina habían readaptado el Patrón Oro. El mismo suponía que el desequilibrio externo se auto-regulaba. Al bajar las exportaciones saldrían del país oro y divisas extranjeras lo que reduciría el activo circulante, el crédito y la demanda de importaciones al mismo tiempo la contracción monetaria haría bajar el nivel de los precios, haciendo que las exportaciones fuesen competitivas y las importaciones más costosas. Las importaciones decrecerían por la reducción del gasto como por el cambio de dirección en este. El proceso continuaría hasta que se restaurara el equilibrio.

No sucedió así en 1929, la caída de las exportaciones fue muy marcada, la pérdida de influjos de capital y la determinación inicial de pagar el servicio de la deuda hicieron que la reducción de las importaciones fuera también muy marcada. Se produjo una rápida reducción de las reseras de oro y divisas extranjeras. La mayoría de los países abandonó formalmente el sistema o limitaron sus salidas de oro o divisas extranjeras.

Se trató de no aplicar rápidamente devaluaciones, las Repúblicas latinoamericanas habían creado recientemente sus bancos centrales e impuesto una disciplina monetaria. La misma fue obligatoria cuando Gran Bretaña y Estados Unidos suspendieron el Patrón Oro, esto obligó a Latinoamérica a enfrentar la política cambiaria. Al no adoptar técnicas de auténtica flotación se tuvo que recurrir a otras técnicas:

Control de cambios Sistema de racionamiento no basado en el precio para las importaciones Aumento de las tasas aduanales=aumento del costo real de las importaciones.

A fines de 1932 se había logrado el equilbrio externo, donde persistieron los déficits presupuestales y se los financió internamente; el activo circulante nominal no concordaba con la reducción de las importaciones nominales. Esto se tradujo en el aumento del crédito interno de las importaciones, creando un excesivo activo circulante que estimuló el gasto interno en términos nominales.

El activo circulante nominal se mantuvo boyante por:

a. Decisión de imponer un control de cambios limitó la salida de oro y divisas restringiendo por ello la reducción del abasto monetario de origen externo.

b. Persistencia de los déficits presupuestales decisión inicial de pagar el servicio la deuda pública y las dificultades asociadas con los severos costes a los salarios nominales de los empleados públicos hicieron casi imposible reducir los gastos lo suficiente como para eliminar los déficits presupuestales.

c. Declinación del crédito privado interno no fue tan aguda como habría podido esperarse, en vista de los nexos directos entre el sistema bancario y el sector exportador.

Esta política monetaria se tradujo en los hechos:

Constantes aumentos de impuestos que resultaban insuficientes Recortes a los salarios del sector público, esto complicó la política de los 30’ marcada

por los constantes reclamos. Financiamiento adicional no esperable.

Ante esto se presentó como opción para el ahorro presupuestario el no cumplimiento de los pagos de la deuda, lo cual significaría una reducción sobre la presión presupuestal y la liberación de divisas para gastarse con otros fines, así como también una reducción de la presión fiscal porque evitaba la necesidad de aumentar impuestos o reducir gastos. Esto generó un desequilibrio interno que se sumó a un equilibrio externo lo cual fue sinónimo de una constante inestabilidad económica y financiera. Aunque ayudó también a una recuperación más rápida que la de aquellos países con una política fiscal y monetaria severa.

Recuperación tras la depresión

La baja del precio de las exportaciones, sumado al deterioro de los tnic y al aumento de los gravámenes nominales favoreció al sector no exportador al favorecer a los precios relativos. Este sector que competía con las importaciones mejoró en relación con los artículos exportables y con los precios de sustitución. El sector no exportador se encontraba compuesto por actividades capaces de sustituir la importación es decir por la Industria para sustitución de importaciones y por la Agricultura para sustitución de importaciones.

La recuperación solo se garantizaría si el sector que competía con las importaciones se expandía sin que mermara al sector exportador.

Las condiciones de la recuperación eran:

La existencia de la capacidad de ahorro

Respuesta elástica de los precios en el sector que competía con las importaciones. Sistema financiero capaz de financiar el capital de trabajo a bajas tasas de interés real.

Donde no existían estas condiciones las consecuencias del déficit presu´puestario fue la inflación. Si se dieron una política fiscal y monetaria laxa pudo contribuir a la recuperación. Casi ningún país confió en la ISI como manera exclusiva de salir de la crisis, algunos dependieron del retorno de condiciones más favorables en mercados exportadores.

Se pueden identificar tres grupos de recuperación:

Rápidacomprende a 8 repúblicas en las cuales el PBI real aumentó más del 50% entre el peor año de la crisis y 1939. Brasil, México, Chile, Perú, Venezuela, Cuba, Costa Rica y Guatemala. La variedad de países demuestra que el tamaño no influía al momento de la recuperación, si bien la ISI fue un mecanismo utilizado, no fue el único, ni indispensable.

Mediana abarca a todas aquellas naciones en las cuales el PBI real aumentó más del 20% entre el peor año de la crisis y 1939. Argentina, Colombia y el Salvador. La ISI fue en ellos un mecanismo importante pero el aumento de sus exportaciones no fue significativo.

Lento Honduras, Nicaragua, Uruguay y Panamá, todas ellas economías con escasa posibilidad de compensar un débil desempeño en sus exportaciones mediante un aumento de actividades que compitieran con las importaciones.

Entre 1932 y 1939 el factor más importante de recuperación fue la demanda interna final, seguida por la promoción de las exportaciones. Esto no significa que la ISI no fuera importante. La recuperación de la demanda interna final, fue un reflejo de la política fiscal y monetaria laxa.

La demanda interna final consiste en el gasto gubernamental y la inversión y consumo de los privados, condición esta última necesaria para el desarrollo industrial de los 30’; cuyo desarrollo más considerable fue el de los productos no duraderos como bebidas y textiles.

Los cambios en el rendimiento del trabajo en relación al capital, no se tradujo en grandes cambios en la distribución del ingreso.

El entorno internacional y el sector exportador

En 1932 la recuperación del sector ecportador, tanto en volumen como en precio permitió aumentar la capacidad importadora, así como generar tasas positivas de crecimiento económico. Esta recuperación tuvo como factor impulsor el principal cambio del comercio mundial: Aumento del Proteccionismo, así:

Estados UnidosGravament Smoot-Hawley Gran Bretaña Sistema de preferencia imperial Alemania Aski-Marco: moneda inconvertible con que se pagaba a exportadores y

que solo podía emplearse para comprar productos alemanes.

Aún así, a pesar de estas medidas, creció el mercado en dólares. En América Latina tres factores explican la recuperación del sector:

a. Red de medidas políticas desde la devaluación hasta la moratoria de la deuda. b. Movimiento de los términos netos de intercambio a partir de 1932c. Lotería de bienes, que creó cierto número de ganadores en la gama de exportaciones

latinoamericanas durante la década de 1930.

Los principales fueron los exportadores de oro y plata. La recuperación del sector importador tradicional fue importante, no tanto así la diversificación de exportaciones.

La integración geográfica del comercio cambió. El ascenso de la Alemania Nazi, a través del aski-Marco que pagaba más por los productos primarios, ganó buena parte del mercado de América Latina, lo cuál a su vez traería problemas durante la guerra.

La ISI fue importante sobre todo para bienes de consumo. Pero el desempeño ecnómico siguió siendo muy sensible al crecimiento de las importaciones o al menos de los TNIC la recuperación de América Latina hubiera sido más lenta.

La recuperación de la Economía no exportadora

El resurgimiento del sector exportador y la política monetaria y fiscal laxa habían significado el aumento de la demanda interna nominal final, esto acarreó un modesto aumento de precios que se tradujo en un aumento de la demanda interna real final. Todo lo cual propició una rápida expansión del sector no exportador, los principales beneficiarios fueron: manufacturas, la Agricultura de Uso Interno(AUI) y las actividades no sustituibles como la construcción o el transporte.

Se produjo un cambio de precios relativos:

a. Difundido uso de gravámenes específicos en América Latina hizo que las tasas arancelarias comenzaran a aumentar, mientras caía el precio de las importaciones. Se aumentó la protección nominal para aumentar los ingresos del gobierno.

b. Devaluación del tipo de cambio en las repúblicas que habían empleado tipo de cambio múltiple surgió una nueva oportunidad para aumentar el costo en moneda nacional de aquellas importaciones en bienes de consumo que las empresas locales estaban mejor capacitadas para producir.

c. Control de cambios brindó una buena oportunidad a países recientemente industrializados.

La industrialización de los años 30’ significó un cambio importante en la composición de la producción industrial. Adquirieron importancia productos químicos, papel y metales. La industria se diversificó y las relaciones interindustriales se hicieron más complejas. Cambios significativos pero que al mismo tiempo no se deben exagerar.

Los problemas que la industrialización enfrentó fueron sobre todo:

Mercado Protegido= no tenía incentivos para mejorar sus deficiencias Industria de pequeña escala.

Baja productividad de la fuerza de trabajo: escasez de energía eléctrica, falta de mano de obra calificada, acceso limitado al crédito y uso de maquinaria antigua.

Varios habían reconocido la necesidad de intervención estatal, habían creado organismos gubernamentales para promover la formación de nuecas actividades manufactureras con economías de escala y maquinaria moderna. El Estado invirtió en servicios públicos, en la construcción de carreteras, y con la mejora de los sistemas de transporte terrestre y aéreo. Lo cual le permitió al mismo tiempo emplear la mano de obra desocupada del campo.

En los años 30’ se mantuvo y creció el sistema bancario, esto se debió a la existencia de reservas superiores al límite establecido por ley, así como por el hecho de haber facilitado préstamos a los Estados para cubrir el déficit del presupuesto interno. El sistema de bonos significó una corriente continua de pago de intereses.

La transición hacia el desarrollo interno

El crecimiento del PBI en los 30’ se debió:

A la recuperación del sector externo Incumplimiento del pago de la deuda Reducción de remesas de utilidades Mejoría de los TNIC

Todo esto reflejó un crecimiento en el número de las importaciones que se tradujo en un mayor crecimiento del PBI.

Se había dado en esta época un cambio estructural en la política fiscal y monetaria, la cual se había tornado laxa; en el cambio de los precios relativos en favor de la producción nacional, y en la disponibilidad de importaciones complementarias. Todo esto favoreció al sector manufacturero en los países más grandes, y a la agricultura de uso interno en los países más pequeños. Se sentaron las bases para un modelo puro de ISIS qu alcanzó su forma en los 50’ y en los 60’.

El cambio más importante de los 30’ incluyó el paso de políticas autoreguladoras a instrumentos políticos que tenían que ser manipulados por las autoridades, se comenzó a trabajar sobre la política cambiaria, y aparecieron los grupos de presión para favorecer determinados intereses.

La adopción de políticas cambiarias, monetarias y fiscales nos habla de políticas activas, que sentaron la base de un desarrollo hacia adentro que se tradujo también en el plano intelectual.

La experiencia fue compensada por funcionarios demócratas hábiles, la falta de crecimiento del sector privado incapaz en esta época de superponerse al público, y al hecho de que la política económica en el período de la posguerra (inflación) era mucho menor en los 30’.

Boersner, Demetrio “La época de la política del buen vecino (1933-1945)” en “Relaciones Internacionales de América Latina. Breve Historia” Editorial Nva. Sociedad

La crisis económica y la política de Franklin D. Roosevelt

Antes del desarrollo de la crisis económica de 1929, luego de la Primera Guerra Mundial, la economía norteamericana había experimentado un ininterrumpido proceso de expansión. Para 1929 se había producido más de lo que se podía vender y había crecido el volumen de las inversiones especulativas.

El desempleo sumado a la quiebra de empresas y a las carentes fuentes de financiamiento atrajo contradicciones y tensiones políticas que se tradujeron el fortalecimiento de los extremismos políticos, se dieron iniciativas autoritarias y dictatoriales.

En 1932 asumirá la presidencia de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt partidario de un capitalismo parcialmente controlado e intervenido por el Estado. Su plan implicaba la aplicación de la política keynesianadéficit de spending, grandes inyecciones de fondos público a el sector privado, para ampliar el crédito y estimular la producción estancada lo cual determinaría la creación de nuevos puestos de trabajo.

Esto tuvo dos planes de aplicación:

New Deal: significó una tutela parcial del Estado. Trajo consigo grandes obras públicas, se crearon fuentes de empleo para estimular la demanda y producción; control de precios, subsidios agrícolas, estímulo al sindicalismo, política redistributiva del ingreso, impuesto sobre la renta, sistema de seguridad social, inversión en salud y educación pública.

Política Interna

Buen Vecino: procuró ubicar las desiciones de tipo democrático por encima del interés de grupos imperialistas, esto significó una actitud de mayor respeto a la soberanía de los Estados Latinoamericanos y un intento de desvincular las iniciativas diplomáticas estadounidenses de los intereses de los inversionistas. Factores de Aplicaión de esta política fueron por un lado el debilitamiento del sector capitalista dentro de Estados Unidos, lo que aumentó el poder y la autonomía del Estado. Así como también el hecho de que en 1933 Estados Unidos tenía su poder económico y su influencia bastante consolidados en América Latina como para permitir una actitud más reposada y liberal.

Política Externa

Roosevelt, el Caribe y México

Año Haití República Dominicana Cuba México

1930Toma el poder Trujillo

19311932

1933

Retiro de las fuerzasNorteamericanas, continuación de la influencia

Roosevelt continua la práctica de mantener buenas relaciones con el dictador.

Movimiento democrático derroca a Gerardo Machado, la caída de este causó alarma entre los inversionistas norteamericanos, que pidieron la aplicación de la enmienda Platt, el nuevo presidente se abstuvo de tal acción prefiriendo entablar relaciones con el gobierno democrático.

1934

Estados Unidos anula la enmienda Platt y reconoce la soberanía nacional de Cuba.El golpe de estado de Batistalas autoridades americanas lo observan con beneplácito, el mismo significaba un viraje a la derecha en la política de la Isla. Esto se tradujo en la decepción en los ambientes democráticos de la isla.

Llega a la presidencia Lázaro Cárdenas= llega al poder la Izquierda del PNR, representó a los intereses de los obreros, campesinos y baja clase media. Avanzó el nacionalismo, el reformismo social, ideas socialistas.El generó desagrado en los grupos inversionistas norteamericanos.

1935193619371938 La crisis entre el Estado y las empresas

petroleras concesionarias, comienza con un conflicto obrero que terminó con la nacionalización de las empresas petroleras. Los consorcios petroleros afirmaron que se los sometía a una expropiación de tipo bolchevique.Roosevelt pese a las protestas aceptó entablar negociaciones con el gobierno mexicano, y se firmó un acuerdo que las

compañías tuvieron que aceptar. Esto significó en el primer caso en que el Gobierno norteamericano aceptaba la nacionalización de empresas estadounidenses, así como la aplicación más firme de la política del buen vecino.

La Guerra del Chaco y sus consecuencias. Sudamérica entre 1932-1941.

Guerra del Chaco:

Beligerantes: Bolivia-Paraguay

Años: 1932-1935

Inicio: controversias territoriales agravadas por empresas petroleras

Consecuencias:

Nueva pérdida de territorio para Bolivia. Fortalecimiento del poder de los militares tanto dentro de Bolivia como de Paraguay

Tratado de Paz: firmado en Bs. As. En el año 1935 con la mediación de la Sociedad de las Naciones y Estados Unidos.

Por países

Paraguay en 1936 las fuerzas armadas tomaron el poder y proclamaron que la “soberanía del pueblo reside en las fuerzas armadas”. Se desarrollará una política derechistas, defensora de las estructuras sociales existentes y de los intereses de grupos económicos dominantes, nacionales y extranjeros.

Bolivia en 1936 tomaron el poder de militares de actitud crítica ante el sistema social y política existentes. David Toro presenta un programa de gobierno nacionalista y de reformas sociales, este y su sucesor Busch estaban decididos a realizar transformaciones estructurales mediante medidas autoritarias. Toro nacionalizó las instalaciones de la Standard Oil, bajo la protesta de los Estados Unidos, en tanto Busch se preparó para atacar a la oligarquía latifundista y minera. Buscaba la reforma agraria y la nacionalización de las minas de estaño. No logró cumplir su propósito, murió antes de forma violenta.

Brasil en los años 30’ estuvo gobernado por el caudillo centralista y reformista Getulio Vargas. En 1936 proclamó el “Estado Novo”, un Estado autoritario y con tendencias corporativistas, nunca llegó a ser facista. Más bien promovió el ascenso de las clases trabajadoras mediante el estímulo al sindicalismo. En su política exterior y económica promovió el nacionalismo y su decisión de desarrollar a Brasil de manera autónoma. Fue partidario de la política anti-nazi de Estados Unidos.

Argentina en 1930 sufre un golpe de Estado el país queda bajo el gobierno de las clases capitalistas y terratenientes. Había una democracia de carácter formalista. Se desarrollaron corrientes antidemocráticas y antiliberales. La ultraderecha del país se encontraba inclinada hacia el fascismo y la hacia el eje. Los intelectuales y la oficialidad de las fuerzas armasdas

proponían una forma de nacionalismo anti-imperialista y anti-oligárquico, el cual expresaba su simpatía por el nazismo y el fascismo y no ocultaba su rechazo a las políticas de Roosevelt.

Perú y Ecuador en la etapa que va de 1933-1941 se encontraban enfrentados, el origen de tal enfrentamiento se encontraba en el suelo selvático y era apoyado por las petroleras estadounidenses, en tanto la Standard Oil apoyaba a Perú la Shell apoyaba al Ecuador. El resultado del conflicto fue el triunfo del Perú y por lo tanto de la Standard Oil, el Ecuador perdió sus derechos sobre el Amazonas. La mediación del conflicto estuvo a cargo de los Estados Unidos y fue favorable al Perú.

Relaciones Interamericanas. La diplomacia Anti-Nazi de Roosevelt hasta 1940.

1889-1890 Primer Conferencia Interamericana

Estados Unidos continúa gestiones para crear un sistema de seguridad continental y una comunidad económica hemisférica dominada por el capital estadounidense.

1901 II Conferencia Interamericana

Se desarrolla en México Tema: Arbitraje Estados Unidos se declara encargado de “mantener el orden” en las naciones

americanas para que no hubiese intervenciones extracontinentales.

1906 III Conferencia Interamericana

Se desarrolla en Río de Janeiro Reorganizó la Oficina Internacional de Repúblicas Americanas.

1910IV Conferencia Interamericana

Se desarrolla en Buenos Aires Aquí se adopta el nombre de unión Panamericana Se cuestiona la doctrina Monroe, Estados Unidos no acepta este cuestionamiento.

1923V Conferencia Interamericana

Se desarrolla en Santiago de Chile Bajo el impacto de la Doctrina Wilson y de la Sociedad de las Naciones se plantea la

renovación de las relaciones interamericanas. Se pedía a Estados Unidos que renunciara a su posición de “Hermanos privilegiado” de las naciones americanas.

Estados Unidos afirma que la doctrina Monroe es intocable, no se ceden en su rol Se adopta el tratado de Gondra para prevenir conflictos entre los Estados americanos.

1928VI Conferencia Internacional Americana

Se desarrolla en la Habana Cuba Se presentan las propuestas jurídicas y políticas de carácter renovador, se discutieron

principios del derecho internacional americano y se planteó con insistencia el principio de la “no intervención”

La delegación de Whashington se opone a la idea y se niega a firmar cualquier texto que estableciera el principio de la no intervención.

1933VII Conferencia Interamericana

Se realiza en Montevideo El secretario de Estado Cordell Hull declara oficialmente que los días de la intervención

han pasado, Estados Unidos acepta el principio de la no intervención. Se establece que las diferencias entre países americanos deberían resolverse por

medios pacíficos y procedimientos multilaterales. Ante las quejas por la ocupación de Haití, y la aplicación de la enmienda Platt en Cuba,

y por la política de presión y prepotencia, Estados Unidos promete la aplicación de la política del Buen Vecino, y el cese de las actividades imperialistas.

1936 Conferencia extraordinaria por la Paz

Se desarrolla en Buenos Aires Motivó su convocatoria la visión de Roosevelt sobre el peligro fascista, el mismo

presidente norteamericano asiste a la conferencia. Tema: adopción de un sistema de defensa común contra agresiones provenientes de

fuera del hemisferio, se propone multilateralizar la doctrina Monroe. Adoptó un pacto de consulta para mantener la Paz, el cuál está comprendido por

varios pactos en conjunto: Tratado Gondra de 1923 para evitar y prevenir conflictos, el pacto Kellog de 1928 para renunciar a la guerra; la Convención General de Conciliación de 1929; el Tratado General Interamericano de Arbitraje de 1929; el Pacto Saavedra Lamas de 1933 de No agresión y conciliación.

Se firma además un protocolo que ratificó el principio de no intervención.

1938 VIII Conferencia Internacional de Estados Americanos

Se desarrolla en Lima Estados Unidos busca métodos más eficaces de defensa contra la infiltración y posible

agresión de las potencias del Eje. Se da un compromiso de defensa mutua y conjunta contra naciones agresoras.

1939 I Reunión de consulta de Cancilleres

Se desarrolla en Panamá Tema: preservación y defensa de la neutralidad en el hemisferio Resolvió proclamar zona hemirférica de neutralidad dentro de cuyos límites las

potencias beligerantes se abstendrían de realizar actos de guerra, es una declaración general de neutralidad de los países de América.

1940 II Reunión de Consulta de Cancilleres Americanos

Se desarrolla en La Habana Tema: destino de las dependencias en América de los países europeos ocupados por

los Nazis,

Resolvió: colonias serían puestas bajo administración provisional de Estados Americanos. Se ratificó la neutralidad y la decisión de defensa.

La unidad Americana se consiguió a través de una combinación de presiones económicas y llamados a la conciencia democrática y antifascista de los pueblos del hemisferio.

Las Américas durante la Segunda Guerra Mundial (1941-1945)

1939 Enfrentamiento bélico significó una fuerte alza en los precios de las materias primas, esto produjo un incremento de ingresos en los países Latinoamericanos, que tuvo su reflejo en el incremento del ritmo productivo así como en el Incremento del nivel de vida. El inicio de la ISI, fue el inicio de un proceso de industrialización autónomo, que acarreó el surgimiento de burguesías industriales y el fortalecimiento de los núcleos empresariales ya existentes. Todo esto sumado al crecimiento y desarrollo de la clase industrial minera y de servicios (más profesionales y técnicos) motivó la aparición de grupos sociales portadores de ideas democráticas y liberadoras.

1941 ataque de Pearl Harbor=ingreso de Estados Unidos en el conflicto bélico mundial

1942 III Reunión de consulta de Cancilleres

Se realizó en Río de Janeiro Convocada por el gobierno de Washington en solidaridad con Estados Unidos y por la

que los demás países americanos eran llamados a romper relaciones políticas, económicas y diplomáticas con Alemania, Italia y Japón.

Resolvió: crear una Junta Interamericana de Defensa y una comisión asesora para defensa política.

Se pidió a los americanos que declararan la guerra al Eje y a Japón. Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Cuba, Panamá y República Dominicana lo hacen en 1941. En tanto México y Brasil lo hacen en 1942, Bolivia y Colombia en 1943; y Cuador, Paraguay, Perú, Chile, Venezuela, Uruguay y Argentina lo hacen en 1945.

1945 Conferencia Interamericana Extraordinaria

Se desarrolla en México Tema: sobre los problemas de guerra y de paz Se trató el tema del mundo de la postguerra y del rebelde régimen argentino Se firma el Acta de Chapultepectratado de resistencia recíproca, que significó la

multilateralización definitiva de la doctrina Monroe, que quienes no hubiesen declarado la guerra lo hiciesen para entrar a la ONU, se decidió también dar una oportunidad a Argentina si tal país ratificaba esta acta.

En Conclusión

La etapa del Buen Vecino significó:

Una considerable liberalización de la hegemonía norteamericana sobre América Latina. Cruzada conjunta de los países del hemisferio bajo la jefatura de Estados Unidos onta

las potencias fascistas de la II Guerra Mundial. Política de Rooseveltmantener la hegemonía por métodos indirectos y reformistas

antes que por la fuerza bruta.

Casos por Países

Knight, Alan “México y el Caribe desde 1930” en “Historia de América Latina” Ed. Crítica, Barcelona Comp. Leslie Bethell.

México 1930-1946

La Revolución de 1910 destruyó el régimen de Porfirio Díaz e instaló en el poder una coalición heterogénea, influída por la fuerza del norte y comprometida con un proyecto de construcción del Estado y desarrollo capitalista.

El cambio fundamental que trajo la Revolución tiene que ver con la política social; esto es una política de masas agitada, radical, violenta y corrupta; con una clase política hecha de caciques locales, caudillos regionales, agrarismo radical y propietarios conservadores, el anticlerarismo y la acción católica social.

En economía más allá de la proclamación nacionalista de la Constitución de 1917 no hubo grandes cambios. Salvo leves movimientos se mantuvo el modelo capitalista pro-norteamericano.

Presidencia de Elías Plutarco Calles (1924-1928)

La principal preocupación fue la de captar y controlar facciones políticas rivales. Para ello:

Guerra a la Iglesiabatalla yaula Redujo y profesionalizó el ejército Favoreció el movimiento obreroen especial a la Confederación Obrera Mexicana

(CROM) Toleró la movilización de los campesinos

La sociedad Civil combatió el control de Calles, los cristeros representan en esto un sangriento punto muerto.

El panorama político de Calles es diferente al del Porfiriato: este se había caracterizado por el centralismo, personalismo, política de camarillas y voluntad negativa a que las masas interviniesen en política. En 1920 se mostraba un radicalismo nuevo, la revolución había socavado las antiguas certidumbres sociales y las diferencias que las acompañaba.

La reforma agraria, tardó en llegar y fue gradual, en 1930 sólo el 9% del valor de la tierra se había transferido a propiedades ejidales (comunes).

Más se habían operado cambios en la mentalidad de campesinos terratenientes tuvieron que lidiar con un campesinado más organizado y un Estado mucho menos favorable que el porfiriato; esto es los impuestos se volvieron más gravosos, los mercados más inestables y costes salariales elevados. La clase terrateniente terminará severamente desgastada y debilitada.

La violencia si bien a nivel nacional había disminuido se continuaba la local y regional. En México la violencia había resultado endémica , era el resultado de un auténtica revolución social. No era violencia sin objeto, tampoco la violencia del porfiriato. La acompañaban fenómenos derivados de la Revolución, tales como:

Movilidad social y espacial marcadas Migración: nacional e internacional Ascensión de nuevos grupos y familias empresariales Expansión de programas de enseñanza Indigenismo Arte revolucionario

Se avanzaba hacia los Objetivos Revolucionarios es decir la construcción del Estado y el desarrollo capitalista. Se daba un avance lento que tropezaba con frecuentes obstáculos.

Entre 1924 y 1926 se presentará una coyuntura fiscal favorable, que acrecentará la confianza en el Gobierno. La reforma de la Banca sumada a las obras públicas será testimonio de crecientes poderes del Estado.

Calles desafió al mismo tiempo a la Iglesia y a los Estados Unidos a través de la aplicación de controles constitucionales sobre la Iglesia y el Petróleo. Por este motivo tuvo que hacer frente:

Revuelta Cristera Conflicto con Estados Unidos Deterioro de la Situación Económica Deterioro de la situación política tras el asesinato de Álvaro Obregón.

En 1928 el asesinato de Álvaro Obregón desató una fuerte crisis política, la respuesta de Calles a esta crisis fue el Maximato; se conoce con este nombre al período en el cual Calles sin tener el poder de manera formal, se encargó de manejarlo tras bambalinas. Este período comprendió las presidencias de:

Emilio Portes Gil Pascual Ortiz Rubio Alejandro Rodríguez

El Maximato tuvo un carácter transicional. Hubo un claro desplazamiento del gobierno personalista al institucional. Se sitúa en 1929 el inicio de la hegemonía ininterrumpida del PNR. Dirigido por Calles era el partido el que tomaba las decisiones.

Sólo en 1929 el PNR aplastó la revuelta Obregonista, llegó a una conclusión negociada de la guerra cristera y logró el triunfo sobre los liberales al derrotar Ortiz Rubio al liberal anti-reeleccionista José Vasconcelos.

El aumento de los conflictos sociales y la polarización ideológica que acarreó el maximato dio origen al cardenismo; proyecto nacionalista y radical que afectó fundamentalmente a la sociedad mexicana y representó la última gran fase reformadora de la Revolución, y que tuvo su culmen en la revolución social.

Cardenismo

Su nombre lo recibe de Lázaro Cárdenas pero debe ser estudiado como un fenómeno más amplio que el límite presidencial.

Tiene sus orígenes en dos tendencias socio-económicas a saber la Revolución Mexicana de 1910 y la depresión de 1929 que acarreó conflictos sociales, políticos e ideológicos. Se puede asociar sus orígenes también a dos acontecimientos políticos específicos: el asesinato de Álvaro Obregón y el nacimiento del PNR en 1928 y a la lucha por el control del partido entre el jefe máximo Calles y el presidente Cárdenas sobre todo en el período de 1936-37.

Trasfondo político Inmediato.

El mismo está caracterizado por asesinato de Obregón y la creación del PNR con la consecuente derrota de los militares obregonistas. Así como también por la manipulación, humillación y caída de Ortiz Rubio en 1932.

El principal logro de Calles había sido el mantenimiento del poder personal detrás y a pesar de la institucionalización formal de la política. Este mantenimiento del poder personal fue precario porque le había granjeado un gran número de enemigos políticos, los nuevos presidentes debían plantearse su relación con el jefe máximo ¿mostrarle deferencia o desafiarle? Además de esto los efectos de la depresión hicieron crecer el número de críticas al callismo. Entre 1929 y 1932 el comercio exterior descendió 2/3, la capacidad de importar se vio reducida a la mitad y creció el desempleo.

Aun así para México la salida de la depresión fue relativamente afortunada:

Oro, plata y petróleo representaban las ¾ partes de las exportaciones mexicanas, las cuales no sufrieron una caída tan extrema de los precios.

Además el sector de la agricultura se recuperó de las malas cosechas de 1930 La industria manufacturera se benefició de la imposibilidad de importar.

La militancia popular se hizo más acentuada a medida que la economía fue reactivándose. Lo cual fue rápido gracias a la aplicación de las medidas keynesianas del ministro Pani, el cuál al posibilitar el aumento de la oferta monetaria permitió la recuperación de las exportaciones, empleo y salarios reales.

La visión de la crisis del callismo resultaba desactualizada, consideraban que no se debía abandonar el modelo existente basado en la empresa privada, las exportaciones, las inversiones extranjeras, el control riguroso de los obreros y un Estado generalmente pasivo. Buscaban mejorar el modelo restringiendo la economía ejidal, proclamando el fracaso de la reforma agraria; al mismo tiempo se buscaba limitar la agitación obrera tomándose severas medidas para reprimir huelgas. Se continuó machacando el antiguo tema anticlerical y el papel de la enseñanza como medio de transformación revolucionaria. En definitiva Calles y sus “veteranos” se aferraron a los ideales de 1920 en 1930 se revelaban como una fuerza de derecha partidaria del conservadurismo.

En este contexto se da el nacimiento de una nueva generación política para la cual la Revolución de 1910 era un mito, que estaba desilusionada de la revolución sonorense y que rechazaba la ideología del decenio de 1920 y abogaba por cambios radicales.

Esta generación participaba del desplazamiento ideológico del laisser-faire cosmopolita hacia el dirigismo nacionalista, tenía como modelo extranjero al New Deal.

Esta generación era avisorada por Calles el cuál en respuesta a sus demandas promovió:

Nueva Ley de trabajo de 1931 horarios, vacaciones y convenios colectivos, implicaba una mayor participación del Estado el cual reglamentaría más rigurosamente las relaciones de trabajo. Esta iniciativa fue considerada radical por la derecha.

Creación de un departamento Agrario Autónomo y de un nuevo Código Agrario el cuál por un lado avalaba el derecho de los peones a pedir tierras y por otro ofrecía garantías a las propiedades particulares, esta ambivalencia del Código era reflejo de la división interna del PNR.

En 1933 el Congreso del PNR propone la creación de un Plan Sexenal cuyo nuevo planteamiento:

Criticaba el modelo sonorense Recalcaba el papel del Estado intervencionista y la necesidad de que fueran mexicanos

quienes explotaban los recursos de México Pedía para los trabajadores salarios mínimos así como la creación y respeto de los

convenios colectivos de trabajo. En el Agro se abogaba por una solución radical es decir por la división de las grandes

propiedades.

Este congreso elegirá a Lázaro Cárdenas como candidato presidencial lo cual puede traducirse como una inclinación hacia la izquierda del PNR. Ahora bien ¿Quién era Lázaro Cárdenas?

Lugarteniente de Calles, era un general con jerarquía político-militar Había ayudado a desarmar cuartelazos y había actuado contra los agraristas de

Veracruz en 1932 Carecía de una base local, parecía leal, incluso obtuso e insulso, su historial no le

granjeaba el apoyo de la izquierda ni de los obreros. Una vez elegido candidato comenzó a dar muestras de una díscola heterodoxia. Creó

un estilo peripatético que lo llevó a desplazarse en la campaña y durante su

presidencia por todas las provincias mexicanas. La campaña electoral y las giras le dieron un conocimiento directo de las condiciones que existían en el país lo cual provocó en su persona una radicalización tomó una retórica reformista y Agrarista.

Obtuvo una victoria aplastante en las elecciones y tomó el poder en diciembre de 1934.

La nueva generación de 1930 se vió favorecida por la caída del callismo a nivel nacional, aunque sus bases regionales seguían siendo fuertes. Podemos preguntarnos ¿cómo eran los miembros de esta nueva generación?

Más cultos y urbanos Menos norteños Concentrados en los errores de sus antepasados Recalcaba la política propuesta por el Plan Sexenal

Otra pregunta que podemos hacernos es ¿Qué demandas afrontó el cardenismo como representante de esta nueva generación?

Se puede decir que la principal dificultad que se afrontó fue la reactivación de la economía, las continuas huelgas afectaron a los ferrocarriles, a minas y fundiciones, a campos petrolíferos, a fábricas textiles. Buscaban una reivindicación económica al tiempo que presentaban una combatividad inusitada, muchas se declaraban por simpatía. Fueron a su vez un reflejo de la radicalización política nacional y de la Complejización de la clase trabajadora.

Complejización de la Clase Trabajadora

La CROM había perdido mucho apoyo, en 1929 Fidel Velázquez y “cinco lobistas” se escindieron llevándose con ellos 37 sindicatos los cuales formaron la Cámara del Trabajo.

En 1933 se produjo una nueva Escisión el ala radical dirigida por Vicente Lombardo Toledano romperá con el Liderazgo de Morones. En octubre del mismo año los disidentes se unirán para conformar la “Confederación General de Obreros y Campesinos de México”; era esta una forma de sindicalismo más nacionalista y militante. Al mismo tiempo los comunistas conforman la Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM).

Además de todo esto resucitó el agrarismo. Los puntos de conflicto agrario habían experimentado el sedante de la reforma agraria controlada cuando no la represión ideológica y física. A esto se suma en 1930 el hecho de que los focos de conflicto reverdecieron:

Ocupaciones de tierra Repetidas huelgas rurales Agitación local y nacional y reparto de tierras.

La Radicalización del Régimen

La misma se encuentra caracterizada por la lucha por el poder que se dio hacia dentro del PNR entre 1939 y 1936.

Calles era conocido por su anti-clericalismo, anti-agrarismo y anti-laborismo. Resultó incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos políticos. En 1934 dio su conocidas “declaraciones patrióticas” las cuales eran palabras que dirigió a los políticos que fueron a rendirle pleitesía a Cuernavaca. En ellas expuso el peligro de una subversión industrial para la economía, criticó a Lombardo y a los líderes obreros radicales, e insinuó la posibilidad de que se produjera la destitución presidencial tal como en 1930. También comenzó a llamar la atención sobre las flaquezas de Cárdenas, denunció tendencias comunistas y señaló como sano ejemplo a las potencias fascistas de Europa.

En respuesta a tales declaraciones Cárdenas decidió desenmascarar a Calles. A raíz de la entrevista de Cuernavaca destituyó a varios ministros callistas y ascendió a varios de sus propios hombres. Se destituyó a gobernadores indóciles, los caciques locales se apresuraron entonces a cambiar de bandera. Se efectuaron cambios en los altos mandos del Ejército, al igual que en la policía, hubo en general una limpieza política que permitió a Cárdenas pasar a la ofensiva.

Al mismo tiempo se refrenó la política anti-clericalista propia del callismo, se puso el acento en la educación socialista que combatía al fanatismo no a la religión en sí misma. Contrapunto de la menor hostilidad Iglesia-Estado, fue el aumento de la hostilidad entre las diferentes clases sociales.

Las medidas tomadas por Cárdenas se basaron:

Apoyo a las masas Alineación de los sindicatos Alineación de organizaciones agraristas como la CCM Una hábil combinación de alianzas tácticas y movilizaciones populares que se trajeron

en el fin del maximato así como en el fin del dominio sonorense.

En la primavera de 1936 Cárdenas se había librado de la tutela de Calles, había afirmado su poder presidencial, y había demostrado una combinación de persistencia y perspicacia.

La Reforma Agraria (1936-1937)

Fue la política clave del régimen para abatir enemigos y un gran instrumento para promover el desarrollo económico y la integración nacional. Fue así mismo una respuesta a las reivindicaciones populares.

Cárdenas consideraba un medio para transformar la sociedad rural y con ella la nación. Cárdenas concebía el ejido como la institución clave que regeneraría al campo, liberaría al campesino de la explotación y fomentaría el desarrollo nacional. El ejido colectivo por primera vez hacia posible la expropiación de las grandes haciendas capitalistas, este sería el campo de formación de un campesinado culto y dotado de conciencia de clase.

La supremacía agrarista en el contexto de la época, crisis de 1929 sumada a consecuencias de la Revolución de 1910, era visto como un proyecto de crecimiento por exportaciones que fracasó. Las tensiones sociales desatadas por la Revolución de 1910 se habían profundizado por la crisis económica y el conflicto entre Cárdenas y Calles. La nueva generación que

buscaba el poder era más culta y menos plebeya, ya no procedía tanto del norte como del centro de México, y estaba convencida de la necesidad de medidas radicales.

La retórica agrarista impregnaba el cine, el arte y la literatura.

En 1940 se habían repartido 18 millones de hc entre 800000 beneficiarios, los ejidos contenían el 47% de la tierra, la población sin tierra había descendido de 2,5 millones a 1,9 millones. Muchos recursos se destinaron a agricultura: obras de regadío, carreteras y electrificación rural. Los campesinos eran instados a organizarse y sus organizaciones se vinculan de manera creciente al Estado. En 1938 se crea el núcleo de la Confederación Nacional Campesina (CNC).

La Reforma Agraria no fue un cambio paulatino. Se puso en marcha con “tremendo fervor” y tuvo detrás la iniciativa presidencial. En regiones de conflicto agrario arraigado las cosas cambiaron de la noche a la mañana.

Caso La Laguna: esta zona había conocido una agitación campesina constante desde 1920. En esta situación intervino el propio Cárdenas; tres cuartas partes de las tierras de regadío y una cuarta parte del secano se entregaron a unos 30.000 campesinos agrupados en 30 ejidos.

Se invocó la ley de expropiaciones de 1936 lo que se tradujo en la entrega en bloque de las grandes haciendas comerciales a sus empleados. El régimen se opuso a la fragmentación de las grandes haciendas y sugirió la formación de ejidos colectivos en lugar de la entrega de parcelas individuales. Cada ejido compartía la tierra, la maquinaria y el crédito, sería dirigido por comités elegidos, la cosecha se repartiría entre los trabajadores en proporción a sus aportaciones de trabajo. El Banco Ejidal proporcionaría créditos, asesoramiento técnico y supervisión general el propio ejido aportaría una serie de servicios médicos, educativos y recreativos.

Con el apoyo del Banco Ejidal subió el nivel de vida de los campesinos, se Incrementó de manera perceptible el gasto, así como el nivel de alfabetización, y hubo una clara mejora en los niveles de sanidad.

La mejora de la seguridad material se tradujo en una mejora de la seguridad personal y en la disminución de la agitación política. Estas mejoras dependían en última instancia de la demanda de algodón, del suministro de agua y lo más importante del respaldo político. En 1942 subirá al poder un nuevo gobierno que operará un cambio de prioridades:

El Banco Ejidal será más riguroso y otorgará menos créditos, al tiempo que como entidad comenzará a recurrir a fuentes privadas.

Los ejidos divididos en parcelas comenzaron a convivir con los colectivos, lo que obligó a estos últimos a introducir el sistema de pago basado en incentivos.

El sindicato Central que representaba la unidad de los ejidatarios fue destruido, el gobierno le retiró sus fondos acusándolo de comunista y promocionó a su rival CNC. La unidad de los campesinos fue destruida.

La caída de la reforma en la zona de la Laguna revela los defectos del experimento, la improvisación ya que el reparto original se hizo en seis semanas, el hecho de que se dejaran las mejores tierras en manos de los terratenientes y que se repartiera el resto entre

demasiados destinatarios. Además se debe considerar que se necesitaba tiempo y cuidado para dar resultado, es decir era necesaria la continuidad del gobierno radical lo cual no fue posible en los hechos.

Este caso sentó los precedentes de Valle de Mexicali, Sonora, Michoacán y Yucatán.

Caso Chiapas: los propietarios habían rechazado reivindicaciones de los ampesisnos desde la revolución, habían hecho uso de prestanombres, llevando adelante reformas parciales o superficiales para cooptar o eliminar a los adversarios. Aquí la reforma se inició en 1939 y al operarse el cambio de gobierno en 1940 quedó interrumpida “el banco se convirtió en un hacendado burocrático, el ejidatario en un peón del Banco”.

Hacia 1940 se intensifican las demandas de parcelación individual de la tierra comunal. Se dan conflictos violentos en algunos lugares. Donde el sistema colectivo seguía existiendo surgían los conflictos entre los propietarios de pleno derecho y los proletarios o semi-proletarios. Los ejidos tradicionales resistieron más ya que eran fruto de otro tipo de lucha.

¿Qué cambió la Reforma Agraria?

A corto plazo:

Nivel de vida, amor propio de los campesinos Provocó desplazamiento del equilibrio político Dio a las organizaciones campesinas un breve momento de poder condicional.

A largo plazo:

La organización de instituciones pervivieron al cardenismo pero al servicio de otros fines.

La Educación Socialista.

Fuertemente ligada a la reforma agraria fue llevada adelante por la Secretaría de Educación Pública a cargo de Narciso Bassols (marxista). Desde aquí se fomentó la laicización de la enseñanza (se ponían multas o se cerraban escuelas católicas que no respetaban los principios del laicismo), así como un programa sistemático de educación sexual.

Asociaciones de maestros abogaban por un plan de estudios colectivista, lo cual implicaba la socialización de la enseñanza primaria y secundaria. La Universidad Nacional fue tomada por el realismo socialista el cual se encontraba de moda en los ambientes culturales.

El congreso aprobó una forma de educación federal de signo socialista que combatiría los prejuicios y el fanatismo e inculcaría un concepto exacto, racional, del Universo y de la vida social.

La principal dificultad con que se encontró la educación socialista, fue precisamente el concepto de socialismo; estudios de la época revelan que existían al menos 33 interpretaciones diferentes, las cuales absorbían muchas de las obsesiones de los desarrollistas, que lo interpretaban como sinónimo de modernización. Para muchos el socialismo era una nueva etiqueta para el anticlericalismo; para otros racionalismo y

socialismo eran sinónimos. Bassols hacía incapié en el papel práctico de la educación, que estimularía una ética colectivista, los maestros no se limitarían a enseñar, sino que, además modificarían los sistemas de producción, distribución y consumo, estimulando la actividad económica en beneficio de los pobres. Para otros socialismo era sinónimo de reformas radicales.

Se esperaba utilizar a la educación socialista como medio para derrocar al capitalismo. Se puede decir que el sueño mexicano era que la educación cambiaría el mundo social. Había radicales que veían a la educación como el medio para subvertir viejas costumbres en lugar de sostenerlas.

Propuestas Educativas de la Izquierda:

Profesión docente más militante presión a favor de sus intereses políticos, pedagógicos y sindicales.

Proyectos educativosprograma para construir escuelas rurales, ampliación del número de secundarios.

Se hicieron esfuerzos por llegar a la población indígena, más figuraba menos como política autónoma encaminada hacia la integración nacional y más como parte de la ofensiva cardenista contra la pobreza y la desigualdad. Se trató de integrar al indígena en la masa de trabajadores y campesinos haciendo hincapié en la clase social antes que en la etnecidad, era un real programa de emancipación de los indios cuyo objetivo era alcanzar la emancipación social y económica sin destruir los elementos fundamentales de la cultura indígena.

En la Educación Superior el socialismo denunciaba a las universidades como bastiones de los privilegios de las clases medias, este conflicto es anterior a la presidencia de Cárdenas.

En 1935 la facción izquierdista compuesta por profesores y alumnos protagonizó un golpe interno y alineó a la Universidad Nacional con la política oficial de signo socialista. El gobierno regularizó la situación, se reafirmó la autonomía universitaria, y se reanudó el pago de la subvención. La Universidad tomó medidas aparentemente más radicales, se crearon las nuevas instituciones de la Educación Superior favorables al gobierno.

Dentro del proyecto de la Educación Socialista la Educación rural fue la principal innovación en el contexto educativo. La misma provocó el crecimiento del número de escuelas. La pregunta que cabe hacerse es ¿Qué se esperaba de estas escuelas? Podemos decir que se esperaba que hicieran mucho más que enseñar; el maestro debía desempeñar un papel social revolucionario “el maestro rural es el guía del campesino y del niño y debe ocuparse del mejoramiento del poblado. El maestro debe ayudar al campesino en la lucha por la consecución de la tierra y al trabajador en su demanda de los salarios que marca la ley”.

Este rol del maestro rural respondía a demandas reales:

Se vieron involucrados en conflictos anteriores a su llegada Participaron de la agitación agraria de Chiapas, Michoacán, Jalisco, etc. Ayudaron a organizar a los pueblos mixtecas en Oaxaca que pedían “tierra y libertad” y

una escuela en cada pueblo.

Explicaban las leyes agrarias, redactaban peticiones y seguían el paso de las mismas en los organismos pertinentes.

Trabajaron en la agricultura introduciendo nuevos métodos y productos; utilizaron su conocimiento de las letras en favor de las comunidades y facilitaron la organización supra-comunal.

Pagaron como precio la violencia debida a la resistencia que provocó el programa de educación socialista, el cual impuesto desde arriba fue resistido y muy criticado por sus destinatarios.

Las Resistencias a la Educación Socialista

Grupos: Movimiento de estudiantes católicos, la unión Nacional de Padres de Familia Principales blancos: Educación Socialista entendida como anticlericalismo y la

Educación sexual Organizaron protestas, huelgas y disturbios

A estas resistencias se sumaron las dificultades que debieron afrontar los maestros tales como la falta de formación, los pagos escasos o malos, la soledad en la tarea ya que había ausencia de apoyo institucional y a las administraciones regionales que no siempre estaban de acuerdo con las políticas nacionales.

Ganancias permanentes que obtuvo la educación socialista fue la mejora de las bases de alfabetización, y la conciencia del papel nacionalista e integrador de la educación.

Fracasó como sistema de proselitismo e ingeniería social. A su término propuso una fórmula conciliadora:

Se eliminaron los libros radicales Se puso fin a las misiones culturales Se reinició la educación privada y se puso fin a los proyectos educativos Se continuó abogando por una educación socialista pero entendida ahora como

conciliación social y equilibrio entre las clases.

Política Laboral

Se encuentra caracterizada por una actitud intervencionista del gobierno. Lo cual queda claro en el discurso de Cárdenas en Monterrey “El gobierno es el árbitro y regulador de los problemas sociales”; el arbitraje pasó a ser sistemático no automático y favorable a los trabajadores.

El significado de la “intervención”, arbitraje, política de masas, fue cambiando según las épocas antes de 1938 aparejaban el apoyo activo a los sindicatos contra las empresas, el apaciguar conflictos industriales y los rumbos radicales en el campo del control obrero.

Nunca perdió de vista la situación económica por esto combatió al sindicalismo que consideraba irresponsable, apreció la suba de salarios como una forma de reactivar la política nacional. Algunos banqueros y hombres de negocios compartían el punto de vista más la empresa privada fue siempre hostil al régimen.

Así mismo incluía un aspecto educativo ligado al paternalismo, se enseñaba que existía un “Estado Papá”. El tema constante de la política laboral consistía en que el organizar requería el apoyo del Estado; Cárdenas concebía los bloques y clases organizados en el campo económico como las bases de la política, esto significaba una mejor garantía de la continuidad del proyecto, así como también garantizaba una clase trabajadora poderosa y organizada y una democracia obrera que diese cuerpo a las virtudes cardenistas del trabajo arduo, el igualitarismo, la sobriedad, la responsabilidad y el patriotismo.

En 1936 la fundación de la CM reunió a sindicatos que se habían destacado en huelgas recientes (ferroviarios, mineros, metalúrgicos, electricistas, etc.) tenía 3594 sindicatos afiliados y 946000 miembros. Más allá de apoyarla el mismo Cárdenas aseguró la existencia de barreras a su hegemonía, a través de la CGT (Sindicato Anarco-sindicalista) y la CROM compuesta por los sindicatos blancos. Estas barreras impuestas por el Estado impedían a los sindicatos de trabajadores del Estado afiliarse, así como también la protección del campesinado ya que la organización de estos siguió siendo ´prerrogativa del PNR.

La ideología de la CTM era la lucha opuesta a Calles, buscaba el compromiso radical, nacionalista y autónomo. Cárdenas la atrajo a través del ofrecimiento de puestos, secretarías, subvenciones, juntas de conciliación y arbitraje, la fueron convenciendo de las virtudes de la colaboración. Su colaboración se alegó desde:

Necesidad de derrotar a los restos del callismo Necesidad de organizar un frente común contra el imperialismo Necesidad de construir un frente popular contra el fascismo

La figura política fundamental de la CTM fue Lombardo Toledano, participaba activamente en la política obrera y universitaria; era elocuente, autoritario y narcisista. Carecía de una base institucional ya fuera regional o sindical. Su poder dependía de la burocracia de la CTM y del apoyo del gobierno; buscaba reforzar la alianza con Cárdenas a través de la responsabilidad nacional de la clase trabajadora y de su colaboración contra la amenaza del fascismo.

En 1937 el PCM y la CTM se unieron en un frente electoral común conformando un conglomerado muy heterogéneo con profundas diferencias internas. Cada bando luchaba por el dominio de sindicatos y de la propia CTM.

Lombardistastenían supremacía numérica Comunistas supremacía industrial

En Abril el cisma era importante, los comunistas excluidos de los puestos claves se escindieron de la CTM, se llevaron consigo en la ½ y las ¾ partes de los afiliados. Presiones de Norteamérica y Moscú los devolvieron al seno de la CTM tras algunos meses de extravío.

Caso de los ferrocarriles

Los ferrocarriles se encontraban descapitalizados, con exceso de personal, perjudicados por la competencia de los transportes de carretera y muy endeudados con acreedores extranjeros, era necesaria en ellos una reforma radical.

En junio de 1937 fueron nacionalizados, la deuda en bonos se consolidó con la deuda pública. La empresa queda bajo la administración directa del Estado. El 1 de mayo de 1938 la empresa pasa al control de los trabajadores, se aduce que la empresa ha pasado al control de los trabajadores ya que los conflictos laborales resultaban insuperables.

Esta expropiación que más que nada daba muestras de machismo político fue bien recibida por los grupos de derecha.

La gestión de los obreros se encontró sometida a rigurosas condiciones económicas y no representaba una opción fácil. El sindicato aceptó las condiciones y reformó la administración se encargó además de la reparación de vías y del material rodante viejo, redujo los costes de trabajo y llegó a cumplir con sus primeras obligaciones financieras.

Los principales problemas que tuvo que enfrentar fueron las discusiones salariales y la disciplina laboral ya que el papel del sindicato era ambiguo, las figuras de sindicato y patón eran ejercidas por los mismos funcionarios.

El último año del gobierno de Cárdenas se caracterizó por una tendencia a la moderación estos lo llevó a recortar la nómina de los ferrocarriles así como la autonomía del sindicato, convirtiendo a la administración de la empresa en un apéndice estatal. Esto significó fundamentalmente dos cosas, por un lado que el gobierno siguiente asumiera plenamente la administración de los ferrocarriles, y que a partir de 1940 el gremio ferroviario pasara a la oposición.

Caso Petróleo

Esta industria se encontraba en un 98% en manos extranjeras. Había experimentado una fuerte introspección luego de la caída de las exportaciones. El plan sexenal preveía la creación de una compañía petrolera estatal, Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la explotación de nuevos campos. Cárdenas no simpatizaba con las compañías extranjeras, buscaba que estas se adaptaran a las necesidades nacionales así como aumentar los derechos de explotación. Aún así el gobierno contaba con inversiones extranjeras para llevar adelante la explotación.

Los petroleros tenían la reputación de ser independientes y combativos, las huelgas de 1934-35 presentaron a las compañías exigencias que para ellas resultaron absurdas. En noviembre de 1936 los trabajadores amenazaron con huelgas si no se les concedía un nuevo contrato colectivo de alcance nacional. Algunas de las reivindicaciones exigidas eran:

Mexicanización del personal Eliminación de empleados de confianza por gente del sindicato. Mejora de salarios Beneficios sociales Semana laboral de 40 horas

Para las compañías esto amenazaba las prerrogativas gerenciales y la viabilidad económica de las empresas. En 1937 tras el fracaso de las negociaciones los trabajadores se declararon en huelga, alegando un “conflicto económico” ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. En agosto el dictamen de la Comisión Federal fue el de recomendar un modesto aumento

respecto de lo ofrecido por las empresas, modificaba las “demandas sociales” y al mismo tiempo criticaba a las compañías por su condición de enclaves monopólicos , por su largo historial de injerencias en la política, sus privilegios fiscales, y sus beneficios excesivos; así el conflicto laboral daba paso a cuestiones económicas más amplias.

Ante esto las compañías persistieron en su actitud intransigente, impugnaron la corrección del informe y se negaron a aumentar su oferta. Recurrieron a la Corte Suprema la cuál también falló contra ellas, las empresas decidieron entonces hacer caso omiso de la sentencia.

En 1938 al gobierno se le presentaban dos opciones la rendición que podía implicar una intervención temporaria de las compañías, o bien la expropiación simple y llana. En Marzo en una conferencia dada por radio Cárdenas enumeró los pecados de las compañías y anunció su expropiación. Al mismo tiempo los trabajadores entraban en las plantas para hacerse con su control en palabras del presidente “La ambición del extranjero ha tocado su fin”. Este acontecimiento marcó el apogeo político de Cárdenas, la gente se lanzó sobre los bonos para cubrir la futura indemnización, se dieron los mayores signos de solidaridad nacional.

En este clima el PNR se reunió en Asamblea y se convirtió en el nuevo Partido de la Revolución Mexicana (PRM) estructurado corporativamente.

Las principales consecuencias de la expropiación fueron:

Gobiernos norteamericanos y británico presentaron quejas Compañías pasaron a la ofensiva: boicotearon ventas, presionaron a terceros para que

secundasen el boicot Se negaron a vender maquinarias Esto sumado a otros problemas económicos se tradujo en la falta de confianza del

mundo empresarial, en el agotamiento de los créditos y la consecuente devaluación de la moneda, en tanto Estados Unidos suspendió temporalmente las compras de plata mexicana.

Los petroleros apoyaban la nacionalización aunque recelaban de asumir la condición de trabajadores federales.

El gobierno en tanto constituyó la PEMEX basándose en la colaboración conjunta del gobierno y del sindicato. Por el contexto en que surgió (2 Guerra Mundial) la PEMEX resultó deficitaria, Cárdenas y la CTM pedían reorganización y despidos, se decía que la disciplina laboral había sufrido; los trabajadores se habían arrogado unos derechos excesivos, en detrimento de la dirección, las nóminas eran demasiado largas; los salarios demasiado elevados; los subsidios sociales generosos en exceso. Se instó a los petroleros a apretarse el cinturón en bien de la nación.

En 1940 hubo huelgas y se produjo una escisión entre los líderes del sindicato y los sectores más militantes. Cárdenas apoyó el plan de austeridad de la dirección, recomendando reducciones salariales y puestos de trabajo, mayor esfuerzo y mayor disciplina, fue secundado en todo esto por la CTM. Hubo entonces una modesta mejora de la PEMEX, pero se mantuvieron los problemas básicos. Los problemas entre el sindicato y el gobierno se mantuvieron hasta después de 1943.

Relaciones Exteriores

Adquirieron importancia a partir de la expropiación del petróleo, y sus repercusiones económicas, y el comienzo de la guerra. Hasta el momento se habían seguido las tradiciones revolucionarias, es decir el respeto por la soberanía nacional, la no intervención y la autodeterminación. En las conferencias panamericanas los mexicanos abogaron por la resolución pacífica de las disputas internacionales y denunciaron agresiones.

La posición cambiará a raíz de la Guerra Civil Española. Cárdenas define su postura a favor de los republicanos y declara la oposición partidaria al franquismo; ofrecerá al mismo tiempo refugio a los exiliados republicanos.

Se dará un nuevo distanciamiento con Estados Unidos a causa del petróleo, y la expropiación de tierras estadounidenses. El gobierno de aquel país respaldó el boicot de las compañías petroleras, exigió una indemnización e interrumpió conversaciones relativas a un tratado comercial y suspendió las compras de plata. Roosevelt hizo caso omiso de los ánimos belicosos, reconoció que México tenía derecho a expropiar, descartó el recurso a la fuerza, reanudó las relaciones comerciales y se entablaron conversaciones por la indemnización a las compañías. Más estas continuaban insistiendo en la total devolución. Más al crecer el quinto-columnismo nazi en América Latina, Estados Unidos decidió que el acercamiento con México era esencial.

En 1941 se firma un acuerdo para indemnizar a los norteamericanos que habían perdido sus propiedades a causa de la revolución, a cambio incrementó sus compras de plata, facilitó créditos para apoyar al peso, y se comenzaron conversaciones con vistas a un tratado comercial.

En 1942 las compañías petroleras aceptan la compensación de 23,8 millones de dólares que correspondía al 4% de la petición inicial.

El acercamiento de México y Estados Unidos tuvo efectos en la política interior de América Latina:

México pasó a ser el eje político y estratégico de USA en el continente durante la guerra

Ávila Camacho, nuevo presidente de México, condenó al régimen Nazi, expresó su apoyo a las democracias, prometió cooperación contra cualquier ataque del Eje dirigido al continente americano y autorizó que se celebraran conversaciones militares entre México y Estados Unidos.

La escuela fue reemplaza por el cuartel, es decir la retórica clasista cedió su lugar a la retórica nacionalista.

El ataque nazi contra la Unión Soviética significó la unión del Partido Comunista Mexicano al frente democrático patriótico, cuyo número se completó gracias a Pearl Harbor.

El nuevo servicio militar y apoyo a la guerra (acontecimiento lejano) provocó violentas protestas, hizo falta el estímulo activo del gobierno para que México se comprometiera con la causa aliada.

Política Interna

Está caracterizada por los cambios en la alineación política, la expropiación del petróleo significó la reestructuración del partido oficial siguiendo las líneas del corporativismo. Cárdenas buscaba con ello se garantizara la continuidad de la reforma y se superase el faccionalismo del PNR.

Portes Gil a quien se había nombrado presidente del partido por su colaboración con Cárdenas se propuso la reestructuración y la purificación del partido. En 1936 chocó con su propia campaña de purificación y fue sustituido por el cardenalista radical Barba González.

La unión del PNR con la CTM y el PCM en pacto electoral en 1937 y el surgimiento en 1938 del PRM que agrupaba a militares, obreros, campesinos y el sector popular buscaba combinar una acción tutelar con un compromiso de largo plazo: el partido emprendería la preparación del pueblo para la creación de una democracia obrera y la consecución de un régimen socialista.

La creación del PRM tuvo lugar justo cuando el régimen comenzaba a tambalearse por presión de las fuerzas internas y externas. Ante esto Cárdenas optó por:

Consolidar Evitar nuevos compromisos radicales Preparar una sucesión afín desde el punto de vista político, democrático y pacífico.

En los hechos esto significó un notable cambio de dirección, el cual registró un notable descenso del poder presidencial. A esto se sumó el desastre de la elección de 1940 lo cual terminó de denotar la erosión del poder, se socavó la coalición cardenista y aún la CTM se vió afectada.

La principal presión del gobierno nacía de su Economía. Cárdenas había heredado una economía en recuperación y con industrias boyantes. Si bien la recaudación aumentó lo mismo hizo el gasto público con los gastos “sociales” y “económicos” en vanguardia.

Las presiones inflacionarias se vieron agravadas por el crecimiento del coste de las importaciones de los alimentos, la suba de los precios, la puesta en peligro de las conquistas obreras, así como el freno de las inversiones privadas y la fuga de capitales.

En 1937 se elevaron los aranceles y en 1938 se procedió a la devaluación, se crearon nuevos impuestos sobre las exportaciones y se hicieron recortes a proyectos de inversión. Se podía ver que la administración perdía su ímpetu a medida que crecía la oposición política. Esto se tradujo en el crecimiento de los conflictos industriales: huelgas de facto de maestros, electricistas, textiles, azucareros, tranvías, ferrocarriles y petroleros.

El mundo empresarial tampoco apoyó el régimen a causa de la nueva moderación que este desplegaba.

A partir de 1937 se comenzó a producir la organización del mundo empresarial y de la oposición en forma coorporativa. En este año se dará el nacimiento de la Unión Nacional Sinarquista, era este un movimiento integrista católico de masas que rechazaba rotundamente la Revolución, el liberalismo, el socialismo, la lucha de clases y el materialismo gringo; ofrecía

en su lugar los valores de la religión, la familia, la propiedad privada, la jerarquía y la solidaridad social. El mismo dependía dl apoyo campesino de zonas cristeras del oeste y centro de México.

En 1939 nacía la Acció Nacional la cuál en un principio compartía los valores del Sinarquismo y buscaba sus adeptos entre la clase media; su jefe era Manuel Gomez Morín y recibió el apoyo de los católicos seglares y el respaldo económico de la burguesía de Monterrey.

En 1940 se dará la aparición de un partido de menor importancia perteneciente a la derecha secular. La mayoría de los partidos:

Denunciaba el comunismo Se oponía a la llegada de los subversivos españoles Se oponía a la influencia omnipresente de los judíos Revelaba como un nutrido sector de la clase media se había visto empujado ha la

derecha por la polarización política del decenio de 1930.

Comunismo y Antisemitismo estaban de moda, este era el indicio del cambio de clima ideológico. El resurgir de la derecha liberal en menor medida y de la derecha autoritaria, agresiva, seguidora del fascismo y del nazismo en una gran medida. Se imitaba de manera creciente a los partidos de izquierda sobre todo en cuanto a la organización de masas, se da un resurgir de las añoranzas por las épocas del porfiriato. Se da al mismo tiempo una pérdida de la iniciativa política de la izquierda.

Podemos decir que el proceso e de masificación e institucionalización de la política de 1930. Como caso testigo se puede tomar el caso de Cedillo, fue el secretario de Agricultura del gobierno hasta 1937, más permanecía arraigado a las viejas costumbres (patriarcado, clientelismo, etc.) Fue el patriarca del Estado de San Luis de Potosí y sus relaciones con el movimiento obrero fueron generalmente hostiles. Apoyó a los colonos agrarios, a los católicos y a una pequeña red de caciques municipales. Al ser desplazado de su cargo propició la revolución y fue apoyado por unos 15000 veteranos agraristas, en 1938 se ofrece a Cedillo ser comandante en Michoacán el se niega a abandonar San Luis de Potosí lo que se traduce en una rebelión. La misma resulta poco entusiasta los rebeldes son perseguidos por temor a que su ejemplo sea contagioso.

Ante la nueva rebelión el gobierno:

Promovió el cambio de los mandos militares La reforma agraria repartió un millón de hc de tierra potosina entre los campesinos

creando una clientela agraria rival a la de Cedillo. Se persiguió y dio muerte a los rebeldes (1938)

Ante el resurgir de la derecha el gobierno se propondrá a partir de 1939 buscar la “conciliación”:

Restringió la Reforma y suavizó la retórica En su gira por Almazán Cárdenas niega la acusación de comunista El Congreso comienza a diluir el programa de educación socialista

Ante la preocupación por la unidad nacional y el equilibrio social se presiona a los sindicatos para evitar las huelgas. Esto desde la misma CTM.

Se niega que se aspire a la abolición de la propiedad o a la dictadura del proletariado

En estas medidas la derecha no verá sino una aceleración del programa radical y alegará que una reacción sería más probable bajo una nueva administración, ante esto el gobierno teme un golpe de Estado de signo conservador que uniría a sinarquistas y militares. Si Cárdenas imponía un sucesor radical que defendiera un programa igualmente radical. En este clima la “conciliación” poseía una lógica clara.

Los comicios para elegir al nuevo presidente se presentaron como una oportunidad de detener al cardenismo y colocar en el poder a un régimen moderado y conservador; o bien de continuar la reforma a buen ritmo.

El poder personal de Cárdenas disminuía, lo cual promovía el aumento de las especulaciones. El PMR se encontraba dividido internamente, Ávila Camacho, heredero forzoso de Cárdenas, se valió de las organizaciones paralelas para hacerse con el poder. El partido lo confirmó como candidato una vez que esto ya era un hecho consumado.

Cárdenas descartó su propia reelección ; lo que determinaría tener que elegir su sucesión serían las organizaciones de masas creadas durante el decenio de 1930 las encargadas de esto, esto se constituyó en una invitación al faccionalismo, a la automutilación del poder presidencial, y en una sentencia de muerte para la izquierda oficial.

Ahora bien la pregunta que podemos hacernos es ¿Quién era Ávila Camacho?

Era miembro de una poderosa familia política de Puebla Político de carrera más que caudillo, en su cargo de Secretario de Guerra había ganado

el apoyo militar. Contaba también con el apoyo: mayoría de los gobernadores, varios caciques locales, y

dentro del Congreso con la Cámara de Senadores. En 1940 la CTM se declaró a favor de este considerando que la unidad era

importantísima, que ante la amenaza fascista, tanto interna como externa este era un momento para la consolidación.

En esta época la CTM elaboró un segundo Plan Sexenal que preveía:

Mayor dirigismo económico Participación de los trabajadores en la toma de desiciones Apoyo de una democracia funcional

Este plan fue tildado de comunista por la derecha, además de poner en evidencia la fe desmedida que sobre sus propias capacidades tenía la CTM.

Ávila Camacho pudo contar con el apoyo tanto de la derecha como de la izquierda, hizo un llamamiento a la derecha , como presidente y como candidato cultivó una retórica moderada, se hizo eco de las negaciones de comunismo de Cárdenas, e hizo suyo el sentimiento anti-comunista de la época a la vez que obtuvo el apoyo del PCM para su candidatura. En el área

de educación se mostró partidario de la moderación y la reconciliación, rechazó las teorías doctrinarias y abogó por el respeto a la familia, la religión, y la Cultura Nacional.

Su retórica hacía incapié en la libertad, la democracia y la unidad al tiempo que marcaba la diferencia con el radicalismo de Cárdenas. Presentó un gran atractivo populista en el cuál las diferencias de credo y clase social quedaban inmersas en la unidad nacional.

Su principal opositor era Almazán apoyado por la una coalición variopinta fruto de la fragmentación de la oposición. Tenía su favor la experiencia política, el hecho de ser rico, y tener intereses en Nuevo León. Al negársele el apoyo de la derecha organizada reunió a la oposición dispersa en el Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN) el cual era débil desde lo organizacional, aunque fuerte en lo potencial; movilizó a los liberales y a la clase media, a los campesinos cansados de la CNC y de la lentitud y corrupción de la reforma agraria, a los militares jóvenes y a varios grupos de la clase obrera. El tono de su llamamiento fue: amplio, ecléctico, crítico del régimen, pero con unas propuestas que no eras demasiado específicas ni demasiado radicales.

Cárdenas esperaba que se celebraran elecciones libres y con un debate abierto. Otros ante el peligro de una revolución tomaron medidas más drásticas:

CTMpresionó a los sindicatos que la constituían, organizó manifestaciones, atacó físicamente a los sindicatos que la constituían, organizó manifestaciones, atacó a las sedes de la oposición, maquinó golpes internos en las organizaciones recalcitrantes.

Administración demoró las leyes relativas al sufragio femenino La campaña sucia culminó con la elección sucia=robo de urnas, heridos, abusos y

quejas oficiales. También hubo participación generalizada.

Como resultado final Ávila Camacho obtuvo 2.26 millones de votos, en tanto Almazán obtuvo sólo 129.000 este último ganó las grandes ciudades donde los controles eran mayores, luego de la elección se retiró a Estados Unidos profiriendo acusaciones de fraude y desafíos.

La gente de la derecha se por satisfecha con asestarle un golpe al régimen para que en lo sucesivo fuese más prudente.

En 1940 se da el réquiem del Cardenismo:

Esperanzas de sucesión=ilusión democrática Respaldo electoral al régimen debería fabricarse Reformas cardenistas, si bien creaban algunas clientelas, también habían dado origen

a adversarios formidables que ahora esperaban pasar a la ofensiva.

Presidencia de Ávila Camacho

Ávila Camacho tuvo como baluarte la conciliación y la unidad nacional, rechazó el comunismo y la lucha de clases. Hizo llamamientos sistemáticos a la unidad con el fin de producir, exportar, e industrializar al país, así como ofrecer resistencia al fascismo, a la inflación y al comunismo.

Su gobierno significó un movimiento hacia la derecha por:

Declive de la reforma agraria Limitación del control obrero Énfasis renovado en la empresa privada y en la agricultura comercial Crecimiento dinámico de inversiones privadas y extranjeras Acuerdo con la Iglesia y eliminación de la educación socialista

El acercamiento con los Estados Unidos estaba en marcha cuando él subió al poder, y se acentuó durante la segunda guerra mundial. Luego de Pearl Harbor México rompió sus relaciones con el eje y concedió derechos especiales a la marina estadounidense, y en 1942 colaboró en una comisión de defensa conjunta. Tal cooperación chocó con la relación desigual de ambos países.

También en 1942 se instituyó el servicio militar nacional y la defensa civil, así como también se creó un consejo de Defensa y se nombró a Cárdenas Secretario de Guerra.

Estados Unidos proporcionó créditos para la modernización de las fuerzas armadas mexicanas, lo cual marcaba que el acercamiento entre ambos países era por sobre todo militar.

En México la cuestión del servicio militar obligatorio reveló las diferencias entre el compromiso oficial con la guerra y la indiferencia y hostilidad popular para con la misma. Provocó también protestas generalizadas y violentas; la antigua causa anti-revolucionaria católica se mezcló con un agravio sincero y nuevo, el enfrentamiento más grave por esta situación se dio en Puebla donde 300 rebeldes se enfrentaron al ejército. Las protestas se aplacaron cuando el gobierno garantizó que esto no significaría tener que servir fuera de México. El hombre de la calle no compartía el espíritu belicoso del gobierno. Una minoría organizada impuso la belicosidad a una población escéptica. Ante la indiferencia el gobierno recurrió a:

Supresión de garantías constitucionales Incrementación de la vigilancia interna Concesión de poderes extraordinarios al ejecutivo

La guerra ofreció el terreno para construir el “consenso nacional” tarea que estaba comprometido el régimen y su aliado militar Estados Unidos. Los carteles y el cine repetían como lemas el patriotismo, la unidad del hemisferio y el esfuerzo productivo. La propaganda mexicana y estadounidense empapaba a la población tratando de diluir el anti-americanismo, y estimulando la conformidad y adhesión a la causa aliada.

La colaboración económica con los Estados Unidos fue efectiva para cambiar costumbres mexicanas y ligar a ambas naciones. Estados Unidos absorbió el 90% de las exportaciones mexicanas en 1940 y suministró el 90% de las importaciones en 1944. México pasó de un modesto superávit en 1942-43 a grandes déficits entre 1945-1948 al producirse una avalancha de importaciones. Se aumentó la inversión de Estados Unidos sobre todo en lo que manufacturas se refiere.

La industrialización se convirtió en política clave del gobierno, fue vista:

Como medio de liberarse del atraso agrario Como forma de ampliar el producto social

Como medio para mitigar las vicisitudes del ciclo económico.

Se firmó con los Estados Unidos un tratado bilateral que significó una negociación ardua, México se esforzó por proteger la industria nacional mientras negociaba la baja de aranceles a USA, el acceso a créditos de la misma nacionalidad, y facilidades para la importación de bienes de capital y materias primas. A cambio Estados Unidos pretendía tener acceso a recursos mexicanos clave (petróleo, minerales, mano de obra), así como subordinación a largo plazo de la economía mexicana a la suya.

Entre 1943-45 Mexican-American Commissión for Economic Cooperation encauzó créditos a diferentes proyectos. En 1946 Estados Unidos ya había desviado sus prioridades hacia Europa. La Segunda Guerra Mundial aumentó el flujo migratorio entre ambos países, Estados Unidos buscaba garantizar la mano de obra que la economía de guerra exigía; en tanto México buscaba evitar la escasez de mano de obra en el propio país, así como controlar los abusos que se cometían contra los migrantes. Por esto en 1942 se fijó el número de trabajadores y las condiciones de empleo entre ambos gobiernos, más el número de solicitantes sobrepasó al protocolo lo que fomentó la inmigración ilegal.

El acuerdo con los Estados Unidos favoreció la política de:

Industrialización Conciliación social Consenso Nacional

Para poder llevar adelante este acuerdo, este acercamiento, el presidente tenía que mostrarse moderado y equidistante.

Políticas de Gobierno de Ávila Camacho

Educación:

Sustituyó la Educación Socialista Nuevo secretarioVejar Vázquez (1941-1943)escuela del amor sustituyó a la

escuela socialista. Serviría para apoyar las consignas del régimen Maestros comunistas quedaron sin empleo

Comunicación: controlada por el hermano del presidente Máximo Ávila Camacho, se orientó hacia la derecha apoyando las ambiciones presidenciales de aquél.

La derecha formuló en esta época una nueva retórica afin a la de la administración es decir basada en el interés por la unidad, la democracia y la derrota del fascismo. Pero también con un fuerte carácter anti-comunista, crítica con la CTM, y que pintaba al cardenismo con colores rojos.

Durante la presidencia de Ávila Camacho la Universidad Nacional se caracterizó por un meticuloso equilibrio político. La misma abrazó el consenso nacional, por lo cual se dificultaba el pugilismo ideológico, esta situación provocó luchas internas las cuales fueron controladas

por el ejecutivo a través del control de los tribunales, de la maquina electoral, y de los organismos paraestatales.

Ante la tendencia política derechista, y el deseo del presidente de construir una sólida clientela de centro-derecha en la Asamblea legislativa utilizando como instrumente a la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) ; la izquierda se encontró con la pérdida de atractivo a medida que el régimen se moderaba.

Además la izquierda oficial estaba cambiando:

Garciano Sánchez dejó la jefatura de la CNC a favor de Gabriel Leyva Velazquez hijo de un revolucionario y convencido avilcamachista. Enemigo de los comunistas.

La CTM dirigió sus fuerzas a limitar huelgas y sostener la producción económica. En 1942 se unió a confederaciones rivales en el “Pacto Obrero” adjuró de las huelgas y tomó medidas para que los conflictos se arbitraran con rapidez a cambio de ello el gobierno decretó una ley de seguridad social que entró en vigor en 1943.

Toleró la creciente presencia conservadora en el gobierno, así como los ataques de la derecha. La unidad continuaba siendo la consigna.

Este clima permitió cumplir las promesas hechas a la empresa privada en 1940, hubo una retórica confortante, y prácticas tales como:

Eliminación del impuesto sobre beneficios ordinarios Potenciación de la nacional financiera como fuente importante de financiación de la

Industria. Mantenimiento de un sistema fiscal regresivo Concesiones fiscales y protección arancelaria Corte suprema hostil al trabajo

Entre 1940-1946 la producción manufacturera creció un 43% en pesos constantes; la alimentación, los textiles, los productos químicos y los metales destacaban; la inversión en el sector manufacturero se quintuplicó.

El clima económico empeoró al final del sexenio lo cual generó nuevos levantamientos obreros. El sector empresarial salió más fuerte de la guerra y también más dividido; los sindicatos mostraban su irritación contra las condiciones que se les habían impuesto. La relación con Estados unidos hizo subir la inflación, aumentó el coste de vida con los alimentos y bienes de consume básico a la cabeza. Ante tal panorama las medidas del gobierno resultaron poco efectivas.

En 1941 se habían iniciado las medidas del gobierno sus esfuerzos por limitar la oferta monetaria, evitar las especulaciones y el acaparamiento y reducir las subidas de precio fracasaron se hizo evidente entones el aceleramiento de la inflación, el auge del mercado negro y el aumento de controles, medidas y sanciones. Hubo además una restricción salarial aguda entre 1940-1946 los precios se triplicaron pero el salario mínimo aparenas si se duplicó.

El clima económico influyó sobre el clima social las masas populares soportaban penalidades de la inflación mientras observaban la ostentación de los nuevos ricos creados por la guerra.

Entre 1942-43 las quejas de la CTM ya eran secundadas por sinarquistas, manifestantes callejeros, y el aumento de huelgas a menudo no autorizadas.

Los trabajadores empezaron a poner en duda el propósito de la “tregua social”. Parecía más que nada un medio para incrementar las ganancias a expensas de los salarios. Desaparecida la amenaza fascista Lombardo abogaba ahora por una alianza nacional de trabajadores y burgueses contra el imperialismo extranjero.

En cuanto a la Agricultura el ejido elemento central del proyecto cardenista fue relegado a un segundo plano y se cambió su funcionamiento interno. Se ampliaron las ggarantías contra la expropiación y los grandes terratenientes se beneficiaron de las inversiones que la administración hizo en regadíos. El reparto de las tierras disminuyó hasta quedar reducido a una tercera parte de lo que había sido en la época de Cárdenas.

Los terratenientes contaban con la neutralidad cuando no con la ayuda del gobierno central. Los litigios volvieron a ser prolongados, costosos, corruptos…se produjo la restauración del “amparo agrario”. La CNC se convirtió en un régimen caciquil y de coptación, llevó a los ejidatarios a convertirse en clientelas del presidente o del gobernador.

El gobierno estimuló la parcelación de los ejidos comunitarios. La modalidad colectiva se conservaba cuando se la consideraba rentable, esta modalidad se vió sometida a la imperativos del mercado mundial, a la administración interesada en las exportaciones y a un funcionamiento cada vez más corrompido. La resistencia campesina fue frenada por la tregua social, la recuperación política de los terratenientes y la debilidad de la CNC. El profundo cambio ideológico que privilegió a la industria sobre la agricultura, implicaba también la importancia de la productividad sobre la ganancia, es decir sobre la agricultura privada por sobre el ejido.

Los ejidatarios pasaron a ser clientes dóciles del partido oficial.

Al final de su presidencia Ávila Camacho heredará a la nueva administración:

Inflación Declive de los ejidos Auge industrial Dependencia sin precedentes de los Estados Unidos Una derecha que miraba con recelos la combatividad de los trabjadores y que

procuraba contener a la izquierda y a los sindicatos. Buscaba por sobre todo garantizar el avance industrial, y evitar un nuevo gobierno radical.

La Sucesión Presidencial

En 1945 la CTM, la CNC, la CNOP, y el CCM apoyaban a Áleman por lo que Padilla desempeñó el rol de candidato independiente.

¿Quién era Áleman?

Candidato del centro Predicaba un populismo suave y prometía la democratización del partido. Ofrecía tranquilidad a la empresa privada a través de los controles de impuestos. Afirmaba la preocupación del Estado por clase trabajadora y su responsabilidad de los

problemas de escasez e inflación. Era visto como un candidato nacionalista que ofrecía resistencia a la hegemonía de los

Estados Unidos.

La nueva Ley Electoral buscaba evitar el escenario de 1940; por lo cual exigió la organización nacional de los partidos y una supervisión estatal de los comicios más estricta. Esta ley evitó el caos y los conflictos descentralizados a la vez que intensificó el control oficial de la oposición, y el papel del presidente como gran elector.

El PRM se transformó en el PRI (Partido Revolucionario Institucional), así la promesa de la democratización se traducía en una degradación de la CTM. Áleman fue electo presidente con el 78% de los votos, no siguió la política cuidadosa de Ávila Camacho. Su gabinete se encontraba compuesto por 4 industriales y sólo dos militares lo cual hizo evidente que el poder había pasado a una nueva generación tecnocrática.

Aquí el régimen adquiere como características distintivas:

Supremacía del presidente Monopolio del partido oficial Manipulación de las organizaciones de masas Dilución de la diferencia de clase e ideología en el nacionalismo.

Ezaquiel Padilla:- Callista

- Embajador de México en Estados

Unidos- Uno de los

arquitectos del acercamiento entre

México-Estados Unidos.

Aspirantes

Miguel Áleman: - Ex gobernador de

Vercruz- Director de

campaña de Ávila Camacho en 1940.- Secretario de la

Gobernación

Aléman asume en el momento de mayor influencia de los Estados Unidos sobre México, momento de aplicación de la “Doctrina Truman” la cual planteaba una política de contención. A esto se sumó la resolución 248 del Consejo de Seguridad Nacional. La ideología sumada a la geopolítica es la base de una política basada en la intervención, en la presión, y la cooperación.

Aléman prometió a Estados Unidos que la colaboración económica continuaría, la pauta del sexenio fue el anti-comunismo, el discurso nacionalista, y la polarización democracia-comunismo (guerra fría). Así mismo de la cruzada democrática contra el comunismo apoyada en la derecha nacionalista e ideológicamente justificada.

El logro más decisivo de la administración de Aléman tuvo un carácter negativo, fue el aislamiento y debilitamiento de la izquierda que se tradujo en una campaña concertada contra los trabajadores organizados.

En 1948 se funda el PP (Partido Popular) juntaba a ex –miembros de la izquierda: Lombardo, Rivera, Bassols, grupos obreros y campesino, ellos buscaban un programa nacionalista y moderado.

En 1949 el PRI tilda a Lombardo de comunista y la CTM se suma a las calumnias. Determinó que Lombardo pugnara por la división interior de la CTM se enfrentaron purismo y continuismo. La CTM optó por el continuismo lo cuál significaba apoya al gobierno de la derecha justificando esto en términos de nacionalismo y moderación. Se barrieron todos los vestigios de sindicalismo o socialismo, se repudió la huelga, se sustituyó el lema “por una sociedad sin clases” a un nacionalista “por la emancipación de México”.

Todo esto produjo disensiones internas y expulsiones en 1948 se creó una central rival a la Alianza Obrera Campesina Mexicana (AOCM)

La clave del conflicto fueron los petroleros y los ferroviarios. El gobierno dirigió sus esfuerzos a garantizar la victoria de la colaboración y el charrismo; se interviene el sindicato y se ubica en el poder a Jesús Díaz León (Charro), el gobierno reorganizó ferrocarriles bajo la amenaza de despidos y recortes salariales.

En el mismo 1949 se firma un nuevo convenio colectivo que combinaba la reducción de costes con medidas de protección de puestos de trabajo. Esto significó que la contra-revolución de Aléman no necesitó de asistencia militar. El precio que se pagó por esto, fue el ceder el control de la CTM y destruir a la izquierda organizada.

Civiles y técnicos del sexenio Aléman recogieron el partido corporativo, las instituciones de masas, el ejecutivo poderoso, el ejército domesticado y el campesinado subordinado, todo esto material de Cárdenas, pero con un nuevo plan cuyo ideólogo fundamental era Aléman.

Meyer, Jean “Calles y Cárdenas” en “La Revolución Mexicana 1910-1940” Cap. V Ed. Jus México

I La Vida Política

Vasconcelos regresó del exilio voluntario en 1929 e campaña para su elección a la presidencia, el gobierno como respuesta multiplicó los atentados contra Vasconcelos y sus partidarios.

Las elecciones tuvieron lugar en noviembre y todas las urnas estuvieron controladas por el ejército. Ortiz Rubio, el candidato gubernamental llamado de su embajada en Brasil ganó 20 contra 1. Vasconcelos partió a los Estados Unidos, denunció el fraude y se proclamó presidente electo. El ejército siguiendo a Calles dirigía los destinos de la nación:

Amaro en Guerra Cedillo en Agricultura Riva Palacio en Gobernación Cárdenas en la presidencia del Partido Nacional Revolucionario

De 1929 a 1935 detrás de los presidentes que se suceden el hombre fuerte es Calles, al que ahora llaman Jefe Máximo de la Revolución. Las gentes del PNR en todos los puestos de diputados y gobernadores. Los agentes de la función pública estaban obligatoriamente inscritos en él y se descontaba de su salario la cotización. Los ministros tomaban sus órdenes en casa de Calles, el mismo había jurado en su discurso “Testamento” no aspirar ya nunca a la presidencia. Por este sofisma había evitado violar la ley de la no reelección que había costado la vida de Obregón, escapaba a toda responsabilidad constitucional y conservaba la realidad del poder. Todo era ventaja para Calles, quien con la mínima responsabilidad tenía todo el poder.

En tanto que la miseria popular se agravaba por la crisis económica, los funcionarios más altos hacían negocios en los casinos que el Estado administraba en todo el país. Ortiz Rubio limitado por su gabinete militar, mal repuesto del atentado del que había sido víctima no podía hacer mucho, renunció el 3 de Septiembre de 1932, reemplazado sobre la marcha por su ministro de guerra Abelardo Rodríguez. Elegido por su obscuridad y su fidelidad a Calles, quiso afirmar la dignidad de la función presidencial y se enfrentó a su patrón. A pesar de una resistencia honorable, no pudo impedir que sus ministros obedecieran al Jefe Supremo.

En el decenio de 1930-1940 los fenómenos de atesoramiento, desaparición del crédito, deflación absoluta, tales son los fenómenos que explican que en 1932 sólo hubiera en circulación 12.40 pesos por habitante. Es la época en la que el desafecto del pueblo por los dirigentes alcanza su nivel más alto, en la que son más insoportables los escándalos del enriquecimiento y la corrupción.

II El Problema Religioso

El grupo de presión anti-clerical tiene su apogeo entre 1930-1935. De 1929 a 1931 se creyó en la viabilidad de modus vivendi a las manifestaciones de buena voluntad de un Estado que entregaba las Iglesias al culto y autorizaa a todos los sacerdotes a ejercer, la Iglesia respondía haciendo votar por Ortiz Rubio y cantando un Te Deum en ocasión de la curación del presidente. Incluso se creó una cátedra de Teología en la Universidad de México.

Desde fines de 1930, los callistas comenzaron a sabotear abiertamente el programa de Ortiz Rubio en varios estados, sobre todo en Veracruz y Tabasco. En este último reinaba desde hacia más de 10 años Garrido Canabal. Del temple de un Mussolini de provincia, este hombre reinaba en su estado como si fuera de su propiedad. Organizó Tabasco siguiendo los esquemas corporativistas mussolinianos y persiguió a la Iglesia con odio mortal; sus camisas rojas hacían

reinar el terror, las Iglesias eran arrasadas y las campanas fundidas para elevar estatuas de Obregón.

Después del Congreso de la Liga Anticlerical Revolucionaria en la ciudad de México, la ofensiva se generalizó. En diciembre, las fiestas del cuarto centenario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe atrajeron un millón de personas y provocaron la cólera de Calles, quien conminó al presidente a abandonar su política de conciliación.

Una retahíla de leyes y decretos, en todos los estados, vino a limitar el número de los sacerdotes. La Iglesia Mexicana pidió a los laicos que recurrieran a los tribunales. Roma en tanto precisó que estaba prohibido a los católicos recurrir a la violencia, se desplazó de sus cargos a los obispos que se opusieron a tal determinación. Roma había apostado por Ortiz Rubio y se esforzaba por no estorbarle en su resistencia contra Calles. Ortiz Rubio fue derribado en 1932, entonces el Papa denunció la violación de los arreglos en su encíclica Acerba Animi.

En 1934 Abelardo Rodríguez debió afrontar nuevamente a Calles por el tema de la Iglesia esta vez por la Educación. A fines de 1933 el PNR había decidido reformar los artículos educativos de la Constitución para proclamar el carácter “socialista” de la enseñanza. Abelardo Rodríguez hizo saber que se oponía a ello. En 1934 Bassols fue a decir de parte de Calles y de su candidato Cárdenas que era necesario recalentar el tema religioso, el presidente se rehusó, lo cual provocó la renuncia de Bassols y llevó a Calles a dar su famoso “Grito de Guadalajara” retomado luego por todos los callistas: “la revolución no ha concluido, sus eternos enemigos la amenazan hay que entrar por esto en esta nueva etapa que yo llamaría la revolución psicológica. Debemos penetrar y apoderarnos de las conciencias de la infancia, de la juventud, porque son y deben ser de la revolución…de la colectividad”. Precisaba en su memorándum a Cárdenas: “el Estado tiene perfectamente el derecho de orientar la educación según sus doctrinas y sus principios, que es lo que se hace en este momento en Rusia, en Alemania, en Italia”.

Tras la elección de Cárdenas a la presidencia, el artículo III de la Constitución fue reformado: “la educación dada por el Estado será socialista, y no contenta con excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios”.

En la batalla escolar el gobierno se enfrentó a la Iglesia que tomó el asunto con resolución y sangre fría. La Iglesia tuvo entonces el respaldo de las clases urbanas, de la Universidad y de la mayoría del pueblo, incluyendo a los agraristas y finalmente a la opinión americana y mundial a través de las iglesias protestantes.

En 1935, en tanto Cárdenas, elegido presidente, y Calles se disputaban duramente la realidad del poder presidencial, se dio libre curso a un anticlericalismo desenfrenado. En el momento en que Cárdenas triunfó solo había 305 sacerdotes autorizados en todo el país.

Cárdenas

La Sucesión Presidencial 1933-1934

El año de 1934 debía ser el de las elecciones presidenciales y el disparo de salida se dio con dieciocho meses de adelanto. Portes Gil, lanzó la candidatura de Lázaro Cárdenas en abril de 1933, actuó muy rápidamente obteniendo el apoyo del grupo agrarista del estado de Veracruz, del presidente Abelardo Rodríguez y sobre todo de generales muy importantes: Saturnino Cedillo y Almazán. Cárdenas, Almazán, Cedillo y Amaro habían formado en tiempos de Ortiz Rubio el famoso cuadrilátero ministerial.

Fue en el curso del año 1934, consagrado por Cárdenas a visitar todo el país, pueblo por pueblo, que calles reanudó la cuestión religiosa, desencadenando una nueva persecución y suscitando el problema de la educación. El grito de Guadalajara fue lanzado en julio, al día siguiente de la elección automática de Cárdenas, y el artículo III de la Constitución se publicó reformado en diciembre de 1934. Para impedir a Cárdenas tomar su distancia, Calles, colocó al nuevo presidente en una situación muy difícil, que debería obligarlo a solicitar la ayuda del Jefe Máximo.

La liquidación de Calles

Cárdenas tenía dos amigos en el gobierno, Portes Gil y Mugica, pero estaba rodeado de callistas. El año 1935 fue perturbado por la guerrilla católica, la agitación de las clases medias, descontentas por la educación socialista y la persecución, y finalmente por las huelgas obreras. Fue precisamente a partir de estas dificultades, en las que Calles esperaba verlo hundirse, que Cárdenas fue capaz de liquidar a su poderoso patrón y darse una base política.

Las huelgas comenzaron en ciertos sectores tradicionalmente reivindicatorios, como las industrias petroleras, y habían sido precipitadas por la lucha encarnizada de Morones y Lombardo Toledano para ganar la dirección del movimiento sindical. Cárdenas se esforzaba en confederar a todas las organizaciones obreras con el fin de consolidar su poder político y proseguir su política económica.

En 1935, Calles, que había estado un tiempo paralizado por la enfermedad, regresó de Estados Unidos para detener la rápida ascensión de Cárdenas golpeando a Lombardo Toledano, a través del cual Cárdenas se esforzaba en obtener una base sindical, imitando en esto al Jefe Máximo. Cárdenas había trabajado bien y ya existía un cisma entre cardenistas y callistas. El 11 de junio Calles se expresó en privado contra Lombardo Toledano. Su interlocutor, Ezequiel Padilla, obtuvo la autorización para poner estas opiniones bajo la forma de un comunicado de prensa. Las “declaraciones patrióticas del general Plutarco Elías Calles” fueron publicadas en la primera página de todos los periódicos el día 12.

Calles empezaba evocando la suerte de Ortiz Rubio, denunciaba “maratón del radicalismo” que costaba a la nación seis meses de huelgas, los responsables de este sabotaje político eran intrigantes como Lombardo que se empeñaban en enemistar al presidente con sus verdaderos amigos.

En este momento Cárdenas reveló su habilidad revirtiendo una situación que le era claramente desfavorable en menos de 48 horas. Con el apoyo de las tropas de Cedillo y de los gobernadores (llamados a tomar partido) el día 14 Cárdenas pidió la renuncia del gabinete, se rodeó de ministros fieles y nombró a Portes Gil a la cabeza del PNR. De golpe obtuvo la

mayoría en el Congreso por la simple mutación de los callistas en cardenista. Calles se vió obligado al exilio.

Lo menos clásico de toda esta situación era la persona del presidente que había comenzado por abandonar el Castillo de Chapultepec por una residencia más modesta y por cerrar las casas de juego símbolo de la dinastía de los sonorenses. Su reactivación de la reforma agraria proseguía el nuevo impulso que en 1934 le había dado el presidente Rodríguez.

El gobierno de Cárdenas organizó a los campesinos y a los obreros. Los estaban controlados políticamente por la Confederación Nacional Campesina (CNC) que los organizó a escala nacional. En tanto la base obrera se garantizó a través de los sindicatos, los cuales en 1935 firmaron todos un pacto de solidaridad en favor de Cárdenas.

Cárdenas se reveló como un político hábil que sabía dejar fuera de uso a los instrumentos que ya no le favorecían, así fue con el Partido Comunista al que utilizó sin dejarlo crecer y con Lombardo Toledano, su instrumento, el día en que ya no le fue fácil utilizarlo. El más firme sostén del régimen procedía del movimiento sindical. Carranza no había sostenido las promesas dadas a la Casa del Obrero Mundial; la CROM se había entregado al servicio del poder y había sido abandonada por él cuando en 1929 se volvió molesta. Cárdenas despertó las esperanzas sindicalistas, en febrero de 1936 fue creada la CTM, Confederación de Trabajadores mexicanos que reunió al principio: campesinos, funcionarios, profesores, empleados de bancos, mineros y obreros. Las ambiciones de Lombardo Toledano y su tendencia hacia la dictadura desencadenaron la lucha de las facciones, lo que permitió a Cárdenas debilitar la CTM, o más bien a su jefe, dando su autonomía a ciertos sectores. Cárdenas le dio el tiro de gracia a Lombardo, aprovechando la incondicional alineación de este último con la política exterior soviética, para correrlo del secretariado general de la CTM.

Para forjar la unidad nacional detrás del presidente, se imponía el retorno de la paz religiosa.

III Levantamiento de la Hipoteca Religiosa

En febrero y en marzo de 1936 el presidente comenzó una serie de discursos prometiendo que su gobierno no caería en los errores de sus predecesores, “que consisten en hacer pasasr el problema religioso antes que todos los problemas del programa nacional…actividad primera del gobierno es la transformación de la sociedad y de la economía”.

En 1938 las Iglesias estaban abiertas y los sacerdotes libres en todo el país, el arzobispo de Morelia condenó por última vez a los rebeldes católicos.

¿Cómo llegó a esto el general Lázaro Cárdenas, el más sincero de los anti-clericales y el más convencido de los racionalistas? ¿el, que entre 1930-1933, no había desdeñado el participar en mojigangas en un atrio bajo el disfraz de San José?

Cercano al pueblo, fiel a su exigencia de justicia, supo contemporaneizar con el “fanatismo sincero”. Cansado de cerrar las Iglesias y encontrarlas siempre llenas, las entregó al pueblo, al cuál abrió escuelas para educarlos en la razón. Consideró al lenguaje de la razón como el único capaz de conducir a los extraviados hacia la verdad. Rehusó alentar al “fanatismo”, sustituir la educación por la violencia, exaltar a los fanáticos por la cura forzada.

IV 1938: El Petróleo y lo demás

La crisis petrolera que culminó en marzo de 1938 con la nacionalización de las compañías extranjeras, reunió en un haz a todos los elementos políticos y socioeconómicos. En el momento en el que se nacionaliza las compañías, en la ola de entusiasmo que arrastra a la nación, conquista el prestigio internacional y realiza la reorganización política para la cual debió esperar cuatro años.

Cárdenas no era el enemigo de la propiedad privada en la agricultura, sino solamente el de la gran propiedad, igualmente no era hostil al capital en sí mismo sino al capital que no quería participar en la construcción del México moderno.

En la Constitución de 1917, el artículo 27 afirmaba la propiedad del Estado sobre el suelo y el subsuelo. La producción de petróleo no dejaba de descender, lo que las compañías explicaban por su miedo a la nacionalización y el agotamiento de ciertos mantos. Los mexicanos denunciaron la ausencia de investigaciones y respondieron que la caída se debía al interés de las compañías por un petróleo venezolano más rentable.

En 1938 y en un ambiente de movilización nacional, las protestas de las compañías tomaron características de un desafío. La más alta autoridad jurídica del país proclamó la ruptura de los contratos de trabajo y se lanzó la orden de huelga para el 18 de marzo a la media noche. El conflicto, fue resuelto por la expropiación anunciada el 18 de marzo a las 22 horas. Inglaterra rompió relaciones diplomáticas con México y organizó con los Estados Unidos y Francia un boicot mundial del petróleo mexicano. Cárdenas encontró un mercado en Alemania e Italia. Con el apoyo unánime de la nación PEMEX pudo vencer los obstáculos técnicos, sociales, e internacionales. México debió finalmente indemnizar a las compañías en los términos fijados por el acuerdo Zevada-Cook (1943), o sea 29 millones de dólares en cuatro años. La crisis petrolera provocó un impulso de nacionalismo sin precedentes. Este impulso y la amenaza exterior permitieron a cárdenas maniobra rápidamente para eliminar los últimos estorbo y levantar al Partido de la Revolución Mexicana.

El Partido de la Revolución Mexicana (PRM)

La nación estaba unida, tras el jefe que le aportó la paz religiosa y la exaltación nacionalista; el PRM era el gran proyecto perseguido por Cárdenas desde 1934. Pensaba que México tenía necesidad de un presidente fuerte, sostenido por un partido oficial que reagrupara las fuerzas vivas de la Nación: sindicalistas, campesinos beneficiarios del reparto agrario, soldados y funcionarios. El año de 1938 fue el de la creación de la Central Campesina (CNC), llamada a jugar dentro del partido un rol primordial al lado de (y en contra) la CTM; fue también el año de la creación de la central de trabajadores al servicio del Estado (FSTSE). En marzo de 1938 Cárdenas convocó al congreso del PNR e hizo aplaudir su transformación en PRM, que reposaba en una organización funcional y sectorial: sector obrero, agrario, militar y popular (funcionarios y diversos). Estos sectores decidían colectivamente la repartición de los puestos públicos entre ellos, dejando enseguida la nominación propia a cada quien según su especialización. La dirección del PRM incumbía al Comité Nacional compuesto por un presidente, un secretario general y cuatro secretarios, uno por cada sector.

Cárdenas fijó por 40 años las reglas de la vida política mexicana dentro de la continuidad de los sonorenses. La omnipresencia del partido de estructuras verticales, y un presidencialismo sin freno permitieron una estabilidad política sorprendente, que se acompañó de una renovación constante del personal político del nivel inferior y medio: 70% cada seis años.

El partido, instrumento de transformación y de control es una máquina electoral casi perfecta. El presidente Cárdenas dio también a la política económica las orientaciones ulteriores. Dio al sector público el dominio aplastante que ha caracterizado por largo tiempo a la economía mexicana. También de él proviene la división del trabajo entre el sector público y el sector privado, y esta estrategia del crecimiento articulado sobre tres pivotes: el riel, las carreteras y el petróleo.

V El Hombre y su obra

En tanto que su fuerza real disminuía, aquél al que se empezó a llamar la Esfinge de Jiquilpan (su pueblo natal) tomó una grandeza mítica.

Cárdenas carecía de ideología, incluso si los ideólogos pululaban alrededor suyo ¿su política económica y social fue realmente diferente? Debemos responder que no. El plan de seis años que estableció en 1934 estimulaba ya la reforma agraria, la nacionalización, el dirigismo económico, la lucha contra los petroleros extranjeros. Nada de eso era nuevo. La novedad tampoco era política.

Cárdenas no quería el poder por el poder, sabía reconocer las causas populares como muestra su política religiosa, su popularidad inmediata, ulterior y póstuma. Humanizó el sistema sanguinario de Obregón y Calles. Su gobierno fue simple y espectacular, el reino no puede ser mantenido si las pequeñas gentes no están de acuerdo, tal era su divisa.

Cárdenas fue ciertamente un gran demagogo, más que esto un populista, pero fue popular y con mucha mayor justicia que Perón, porque el hombre fue inseparable de su personaje público. Hasta su muerte fue el protector de los campesinos y el infatigable peregrino que recorría su país, la conciencia, la mala conciencia de los hombres políticos.

Los verdaderos beneficiarios, los verdaderos amos fueron los líderes eternos, los profesionales de la política, del agrarismo, del sindicalismo. La casta burocrática de los licenciados estaba sólidamente incrustada y lista para asimilar a los elementos turbulentos de las clases medias en gestión.

Cárdenas rehusó apoyar la candidatura de su fiel compañero Mugica demasiado a la izquierda y por ello inaceptable para el ejército y para los Estados Unidos: Múgica significaba la guerra civil. Rehusó también la candidatura de su colega aliado desde hacía casi diez años, Juan Andrew Almazán, candidato de la derecha, demasiado a la derecha. Nombró al general Manuel Ávila Camacho como candidato oficial a la presidencia y le dio todo su apoyo. Ávila Camacho era católico y lo decía; políticamente no estaba marcado ni a la derecha, ni a la izquierda. Finalmente el hombre no era ambicioso.

Treinta años de tensión, es mucho, es demasiado, y la revolución armada había dejado un recuerdo atroz. Este sentimiento era tan real que el partido, es decir Cárdenas, lo comprendió y con Ávila Camacho escogió el apaciguamiento.

Al prometer elecciones libres, Cárdenas jugó al aprendiz de brujo, pues la candidatura de Almazán levantó un entusiasmo popular inaudito, provocó trastornos, engendró la represión violenta. A partir de ahí el partido ya nunca tomó el riesgo de la elecciones libres.

Lo que se plantea es el problema de la naturaleza de la revolución mexicana. Puesto que se ha escogido como hipótesis de trabajo la continuidad de lo que se ha convenido en llamar la “Revolución Mexicana”, se puede uno permitir tratar en bloque la obra de estos tres decenios en el campo de la economía, de la sociedad y de la ideología.

Meyer, Lorenzo y Vazquez Josefina “Nacionalismo revolucionario e Imperialismo: una convivencia difícil (1920-1940)” en México frente a Estados Unidos, un ensayo histórico 1776-1980 Cap VII Editorial Colegio de México.

En busca de un reconocimiento

En México el problema de la sucesión del segundo gobierno electo bajo la nueva Constitución revolucionaria se resolvió a la manera tradicional: mediante la fuerza. Desde Sonora y con la bandera del “Plan Aguaprieta” que acusaba al Presidente de prácticas imposicioncitas y antidemocráticas, Obregón y los suyos se adueñaron rápidamente y sin gran dificultad del país.

El triunfo de Obregón significaba en realidad la victoria del llamado “Grupo de Sonora”, que era el que había aportado el principal contingente contra Carranza. Una vez más, el norte establecía su predominio político sobre el país y lo mantendría hasta mediados de 1935. Obregón, y posteriormente su sucesor, el general Plutarco Elías Calles, se mostraron más dispuestos a incorporar líderes, grupos y partidos que suponía representaban intereses de los sectores populares.

A partir de n1929 el partido oficial, el Partido Nacional Revolucionario, iría abriendo paulatinamente caminos para una mayor institucionalización de los procesos políticos, y sólo entonces el ejército comenzaría a perder su papel de árbitro y actor central en el drama político mexicano.

Adolfo de la Huerta fue designado presidente provisional y su tarea principal fue, convocar de inmediato a elecciones, y por otro, lograr la rendición de los numerosos grupos que hasta entonces habían permanecido rebeldes al gobierno federal. El éxito fue completo.

En el campo internacional el interés fundamental de los sonorenses era obtener el reconocimiento del gobierno de Washington; quienes pedían en Estados Unidos una solución

permanente del “problema mexicano” estaban dispuestos a exigir a los nuevos líderes mexicanos algo más que promesas o gestos de buena voluntad; querían un arreglo formal-un tratado- que dejara a salvo los derechos adquiridos en México por los norteamericanos. El valor de la inversión norteamericana en México era superior incluso al que tenía cuando estalló la Revolución, y en buena medida ello era resultado de la importancia que había adquirido la industria petrolera.

En 1920 la voz principal en torno al “problema mexicano” no parecía provenir del Presidente sino del Congreso, en particular del senador republicano Albert Fall, el senador muy cercano a los intereses petroleros, recomendó se buscara la firma de un tratado con México que eliminara los efectos nocivosde la Constitución de 1917 sobre los intereses extranjeros, sobre todo los provenientes de los artículos 3°, 27, 33, y 130; en caso de que México se rehusara se debería proceder a la ocupación militar de ese país y a la imposición de un orden legal adecuado.

El presidente Wilson adoptó una posición similar a la sugerida por Fall, e hizo saber a los enviados de De la Huerta que el reconocimiento a su gobierno sólo se extendería si se resolvían definitivamente lo problemas sustantivos existentes entre los dos países.

Ante la falta de reconocimiento del gobierno mexicano, el norteamericano no tenía la obligación de impedir acciones de los grupos anti-obregonistas que operaban en su territorio o detener el paso de armas hacia México. Sin el aval norteamericano, el gobierno Obregonista no podría recuperar el crédito de México en los mercados de capital y por lo tanto no podría recibir empréstitos. Aceptar la reanudación de relaciones diplomáticas solo después de haber exceptuado explícitamente a los norteamericanos de las disposiciones clave de la Constitución, significaba aceptar abiertamente que la soberanía mexicana no existía más que en el papel y que, de hecho, el país se encontraba bajo un tipo de tutela internacional no muy diferente a la de cualquier colonia. Si algo había hecho la Revolución hasta ese momento era afianzar el espíritu nacionalista y la vigencia de los elementos centrales de la llamada “Doctrina Carranza”; Obregón se vio obligado a respetarlos.

Obregón postuló entonces la tercera vía: dar seguridad a los norteamericanos a través de las acciones concretas que respetaran sus derechos adquiridos y así llegar a convencerlos de que la firma de un tratado como el propuesto a convencerlos de que la firma de un tratado como el propuesto era innecesaria. Fue por esto que el 30 de agosto de 1921 la Suprema Corte de Justicia dio una decisión favorable en relación a una demanda de amparo interpuesta años atrás por la Texas Oil Co.

La legislación petrolera porfirista seguiría vigente sólo en el caso de que las empresas dedicadas a la explotación de los hidrocarburos hubieran efectuado algún acto positivo en sus propiedades antes de que entrara en vigor la Constitución de 1917; aquellos terrenos que simplemente se habían mantenido como reservas, si deberían regirse de acuerdo con las nuevas disposiciones. Se dictaron otras cuatro sentenciasen el mismo sentido y se estableció jurisprudencia. Obregón se negó a plasmarla en una ley reglamentaria. Ante la dureza de los intereses petroleros se propuso cotejar y ganar para su causa a los comerciantes y banqueros y convertirles en abogados suyos ante Washington.

Para disuadir al presidente Harding de querer dar a México un reconocimiento condicionado Obregón debería llegar antes a un arreglo sobre una cuantiosa deuda externa y de sus intereses acumulados desde 1914.

El 16 de junio de 1922 se firmó el llamado acuerdo “de la Huerta-Lamont”, en virtud del cual México reconocía una deuda con ICBM por 508830321 dólares. Los 207 millones adicionales que los banqueros pretendían obtener por concepto de intereses fueron eliminados. Según los términos del acuerdo, México liquidaría esa esta suma mediante pagos anuales de 30 millones de dólares que a partir del quinto año aumentarían a 50 millones de dólares. Esto equivalía aproximadamente al 23% de los ingresos en efectivo del gobierno federal. Obregón ratificó el acuerdo el 7 de Agosto y el Congreso hizo lo mismo el 29 de Septiembre. El presidente mexicano confiaba en que con este paso no sólo vendría el reconocimiento diplomático sino también la renovación de los empréstitos extranjeros para refinanciar la deuda.

La reforma agraria nunca fue una de las preocupaciones centrales de la administración de Obregón. El presidente mismo estaba convencido de que la agricultura mexicana sólo podría prosperar en base a la propiedad privada. Su gobierno necesitó del apoyo campesino, y por consiguiente la expropiación y reparto de las tierras de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 27 de la Constitución respecto a la administración anterior.

Para 1923 tanto los gobiernos de México como los de Estados Unidos cobraron conciencia de que lo irregular de sus relaciones no podía continuar y que era inevitable una reconsideración de sus respectivas posiciones.

Para Estados Unidos la situación no era tan urgente pero tampoco le convenía que un gobierno latinoamericano mostrara al mundo que podía mantenerse en el poder a pesar de no contar con el visto bueno de Washington; James A. Ryan general norteamericano retirado se ofreció a servir de intermediario para resolver el problema. Obregón entregó a Ryan un documento en el que aceptaba la sugerenca de que las diferencias entre su gobierno y el de los Estados Unidos se discutieran a través de representantes personales de cada uno de los dos presidentes.

Obregón designó para que le representaran, a un amigo personal suyo Ramón Ross, y a un hábil abogado, Fernando González Roa. Los representantes de Harding fueron Charles Warren y John Payne, también abogados. Las negociaciones, conocidas como las “conferencia de Bucareli” se prolongaron por tres meses se publicaron solo unas minutas que simplemente recogieron los puntos de acuerdo de las quince reuniones formales. Según las minutas hubo tres tipo de acuerdo:

a. Se debería determinar el valor y el monto de reclamaciones norteamericanas causadas por la guerra civil en México entre 1910 y 1920.

b. Creación de una Comisión Mixta General de Reclamaciones, que examinaría las reclamaciones acumuladas por los ciudadanos de cada uno de los dos países en contra del otro desde 1868.

c. “Pacto extra-oficial” consistió en un entendimiento entre los comisionados sobre la manera en que México aplicaría en el futuro su legislación petrolera y agraria a los intereses norteamericanos. Se aceptó que el gobierno de México pagara con bonos de

la deuda agraria a aquellos norteamericanos cuyas propiedades se vieran afectadas, y cuya superficie no fuera superior a las 1755 ha.

Por lo que se refiere al petróleo los comisionados mexicanos reafirmaron que el artículo 27 en su parte referente a la nacionalización de los hidrocarburos no era retroactivo, siempre y cuando los propietarios o arrendatarios de los terrenos petrolíferos hubieran efectuado antes de 1917 un “acto positivo” que demostrara su propósito de buscar y extraer el combustible. En caso de no existir tal prueba, se aplicaba la nueva legislación, aunque los propietarios de este tipo de terrenos tendrían preferencia para obtener del gobierno una concesión para su explotación.

El departamento de Estado consideraba que había llegado al límite de lo que era posible obtener de México sin usar la fuerza y el 31 de agosto anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. La posición política de Obregón se vio fortalecida de inmediato.

Con perspectiva se puede afirmar que el resultado de los acuerdos de Bucareli fue ambiguo. Por un lado Estados Unidos logró cortar las alas a la legislación revolucionaria nacionalista. Por el otro, y ateniéndose a la letra de los acuerdos, Obregón obtuvo el reconocimiento norteamericano sin la Constitución y sin haber suscrito el tratado que originalmente se le exigió, pues los acuerdos extraoficiales de Bucareli nunca tuvieron la categoría de un instrumento internacional, entre otras cosas porque no fueron presentados a los congresos de ninguno de los dos países, y su cumplimiento dependió de la buena voluntad de las partes.

Para 1924, y tras la derrota de los delahuertistas, la estabilidad del grupo sonorense se reforzó y los representantes de los petroleros decidieron llegar a un acuerdo directo con el gobierno mexicano. Los petroleros deseaban una legislación que acabara con todas las ambigüedades y que aumentara las garantías; a cambio de lo cual estaban dispuestos a aumentar una producción que había empezado a caer en forma vertical afectando negativamente los ingresos del gobierno federal. Al final, las empresas sólo lograron la disminución de los impuestos pero sin concesiones en materia legislativa. El gobierno de Obregón tocaba a su fin y sería el nuevo presidente, el general Calles, quien asumiera la responsabilidad de nuevas decisiones.

La ley petrolera y una nueva crisis

El general Plutarco Elías Calles con fama de radical e incluso de socialista asumió el poder el 1° de diciembre de 1924. Calles buscó un apoyo decidido entre grupos agraristas y obreros, no vaciló en dejar en manos de Luis N. Morones, líder de la CROM, como Secretario de Industria Comercio y Trabajo, él fue el responsable de la política petrolera a través del departamento del Petróleo. Para 1925 la producción de hidrocarburos en México continuaba descendiendo, desde el punto de vista de los dirigentes la baja en la producción sólo se podía deber a una cosa: a la decisión calculada de las compañías extranjeras de explotar el petróleo de otros países donde no había surgido el molesto fantasma del nacionalismo. Desde esta perspectiva lo que las empresas deseaban era obligar a México a llegar a un arreglo distinto del de Bucareli que significara la derrota definitiva del proyecto nacionalista. Dadas estas premisas la

administración de Calles procedió a dar forma a la primera ley reglamentaria, sin consultar con las empresas o con el gobierno de Washington.

Desde mediados de 1925 las autoridades norteamericanas empezaron a recibir noticias en el sentido de que México preparaba su nueva ley petrolera y que esta no se apegaba a lo acordado en Bucareli. Para entonces se encontraba al frente del gobierno americano Calvin Coolidge, quien sostenía una posición tan firme como la de su predecesor en relación a la defensa de los intereses norteamericanos en el exterior.

En diciembre de 1925 entró en vigor la primera legislación sobre hidrocarburos basada en la Constitución de 1917 y en abril de 1926 se promulgó la ley reglamentaria. Junto con ella entró en vigor la llamada “ley de extranjería”; la cual prohibía a los no mexicanos o a las empresas con participación extranjera mayoritaria, mantenerse indefinidamente en posesión de los bienes raíces adquiridos dentro de una faja de 50 km a lo largo de las costas y de 100 km a lo largo de las fronteras.

Lo que más disgustó al gobierno norteamericano y a las empresas petroleras fue la legislación sobre hidrocarburos. Esta ley no sólo mantenía que los propietarios de terrenos petrolíferos deberían cambiar sus títulos de propiedad anteriores a 1917 por concesiones gubernamentales confirmatorias, sino que a diferencia de lo estipulado en Bucareli, estas concesiones tendrían un límite de 50 años contados a partir del momento en que se hubiera efectuado el famoso “acto positivo”. La ley le daba a las empresas un año, para cumplir con las disposiciones de la misma para no perder sus derechos.

Desde la perspectiva del gobierno norteamericano, lo que Calles intentaba en el asunto petrolero era volver sobre los pasos de Carranza y confiscar los derechos legítimos de los extranjeros en una industria que sólo su esfuerzo e ingenio habían creado. Eso no podía permitirse.

En noviembre de 1926 la prensa norteamericana empezó a especular con la posibilidad de un rompimiento diplomático entre su país y México. Calles sugirió entonces una solución alternativa: someter las diferencias entre ambos países a un arbitraje internacional, pero el gobierno norteamericano rechazó la propuesta. Tanto los petroleros como el embajador Sheffield consideraron que había llegado el momento de actuar con firmeza.

De acuerdo con la visión oficial de Washington, el gobierno mexicano servía a los intereses “bolchevistas” en América Latina, lo que era inadmisible. Entonces Calles se enfrentaba a la rebelión de los cristeros en el centro de México; se trataba de una gran rebelión campesina en defensa de los derechos de propiedad y los de la Iglesia Católica que se veían amenazados por la política agrarista y anticlerical. La rebelión dio pie a que en Estados Unidos se proyectara la imagen de un México caótico, dirigido por líderes sanguinarios y deshonestos, enemigos de la propiedad privada y ajenos al temor de Dios.

A pesar de esto la mala imagen pública de las empresas petroleras en los Estados Unidos facilitó la tarea de convencer a Coolidge de dejar a un lado la confrontación con México e iniciar la negociación, tal y como lo había sugerido desde tiempo atrás el nuevo ministro inglés

en ese país. El ministro estaba convencido de que en buena medida la intransigencia y espíritu legalista de Sheffield había prolongado innecesariamente la solución de la crisis con México.

Pese a la crisis interna y externa a la que Calles tenía que hacer frente, el gobierno mexicano no había suspendido el acuerdo Pani-Lamont, lo que mostraba un genuino deseo de normalizar sus relaciones con Estados Unidos y las grandes potencias en general. Lo que se requería era paciencia y no un conflicto.

Un banquero Dwight Morrow, sustituyó a Sheffield como embajador norteamericano en México. Llegó a México a fines de 1927 con instrucciones de evitar un conflicto con ese país. Rápidamente inició una campaña de relaciones públicas y personales para mostrar a sus interlocutores, en particular al presidente Calles, que Estados Unidos tenía la intención de tratar a México con el respeto debido a una nación soberana que además poseía una cultura valiosa y digna de ser reconocida como tal por el mundo externo. En su opinión, lo líderes mexicanos, en especial Calles, podían ser “educados” en las complejidades de la economía internacional hasta llegar a convencerlos de que la mejor manera de llevar adelante la modernización de México era conjugar sus intereses con los de los Estados Unidos.

En noviembre, Morrow decidió acompañar a Calles a una gira por el norte del país. Inmediatamente después, el embajador norteamericano sugirió a Calles la conveniencia de modificar la legislación petrolera induciendo a las cortes mexicanas a mantener la tesis de la no retroactividad en esa materia en relación a los amparos interpuestos por las empresas; el 17 de noviembre la Suprema Corte dio un veredicto en el sentido deseado por Morrow. Una nueva ley que cumpliera con la decisión de la corte y que recibiera el visto bueno de Washington. Para el 26 de diciembre, el presidente Calles enviaba al Congreso sendas modificaciones a los artículos 14 y 15 de la ley petrolera de 1925.

La legislación reglamentaria también fue modificada de acuerdo con las disposiciones de la nueva ley y poco después el departamento de Estado felicitó a Morrow por su triunfo.

Los nuevos tiempos requerían de concesiones mínimas a la soberanía y nacionalismo de países como México. Washington informó a los petroleros que en el futuro los problemas que tuviesen con el gobierno mexicano deberían ser tratados en los tribunales locales ya no por la vía diplomática.

El llamado acuerdo Morrow-Calles en torno al petróleo, aumentó el incentivo de Washington por mantener la estabilidad política en México como garantía de su cumplimiento, de ahí que el embajador Morrow pusiera entonces gran empeño en lograr una solución negociada y definitiva a la rebelión cristera.

A mediados de 1929, cuando Calles ya había dejado la presidencia pero se consolidaba como el verdadero poder tras el trono, el presidente provisional, Emilio Portes Gil y el obispo Leopoldo Ruiz y Flores suscribieron un acuerdo que ponía punto final al conflicto entre la Iglesia y el Estado. En virtud de dicho acuerdo, el gobierno mexicano se comprometía a respetar la integridad de la Iglesia y ésta a cumplir con las disposiciones constitucionales.

El crítico año de 1929 el gobierno federal tuvo que hacer frente a otro conflicto armado, resultado de la insurrección de casi la mitad de las tropas del ejercito federal. Estos acusaron a

Calles de intentar convertirse en un dictador de facto imponiendo al presidente provisional y a su sucesor. La acción de Morrow y el gobierno norteamericano favoreció al gobierno mexicano. En una serie de acciones relativamente rápidas, las tropas federales acabaron con los rebeldes, cuyos puntos fuertes se encontraban en el norte del país.

En 1929 los gastos extraordinarios a que obligó la rebelión escobarista más la continua baja en la producción petrolera y en los impuestos pagados por esta industria agravaron el problema.

De acuerdo con un informe de mayo de 1928 conocido como el reporte “Sterrett-Davis”, para que México pudiera hacer frente a un pago de 30 millones de pesos anuales y aumentar paulatinamente el monto de las anualidades hasta llegar a los 70 millones de pesos en 1932, era indispensable que se redujeran los gastos militares y que prácticamente se suspendieran los programas de educación. Estas recomendaciones carecían de realismo político; las recomendaciones del informe no se aceptaron.

En enero de 1931 el gobierno mexicano acordó el ICBM posponer dos años más los pagos, pero como el deterioro del comercio mundial continuara, México decidió en 1932 suspender indefinidamente los pagos sobre su deuda externa. Ante la avalancha internacional de bancarrotas, los países acreedores, en particular Estados Unidos, pudieron hacer muy poco; habría que esperar a que la economía mundial se recuperara para poder volver a negociar con México el pago de su deuda.

En 1930 Morrow dejó México para ir a ocupar un puesto en el senado de su país.

En tanto que la economía norteamericana se expandía, los trabajadores mexicanos encontraban un clima relativamente aceptable, e incluso se aventuraron a las ciudades industriales del norte, donde establecieron comunidades en sitios tan alejados como la zona acerera de Chicago. Sin embargo, empezaron a surgir en Estados Unidos fuerzas que se oponían al crecimiento de la comunidad mexicana en su país. La depresión sumió a la economía norteamericana en una de sus crisis más profundas. El desempleo cundió en todas sus actividades y regiones del país y los mexicanos, juntos con otros extranjeros, pasaron a ser visitantes indeseables.

En 1930 se inició en Estados Unidos un proceso de repatriación de mexicanos. Un proceso “voluntario” en donde los estímulos para hacer que los mexicanos se marcharan corrieron por cuenta de la propia crisis económica como de una gran variedad de organizaciones privadas y oficiales norteamericanas que proporcionaron a las familias mexicanas transporte hasta la frontera. Los efectos de la repatriación se dieron en diferentes planos. Los recién llegados contribuyeron a acentuar el fenómeno del desempleo en México. A nivel político, los relatos sobre la odisea de los que volvían, aparecidos en la prensa mexicana, hirió el sentimiento de dignidad nacional y posiblemente contribuyó a ahondar más los sentimientos anti-norteamericanos, desarrollados durante los conflictos entre México y los Estados Unidos.

Una Especie de normalidad

Entre 1929 y mediados de 1934 el poder político en México se hallaba dividido. Crear en 1929 el PNR significó asignarle la función de disciplinar a los múltiples grupos e intereses que

formaban el nuevo régimen e institucionalizar la transición pacífica y ordenada del poder; su función secundaria fue la defensa del poder político a través de elecciones.

El PNR se fue abriendo un espacio político bajo la sombra y tutela del ex presidente Plutarco Elías Calles. Él determinó quien ocuparía el cargo de presidente de la república en cuatro ocasiones, y la tendencia a centralizar las decisiones políticas en la presidencia fue temporalmente desvirtuada por la existencia, de hecho, de una diarquía: el Presidente por un lado, sin gran fuerza propia, y Calles, sin ninguna responsabilidad formal, pero como el árbitro de última instancia en todos los problemas políticos internos y externos de importancia y a quien obedecían los generales, los políticos nacionales y locales y la burocracia. Las decisiones tomasdas por Emilio Portes Gil presidente interino (noviembre de 1928-febrero 1930), Pascual Ortiz Rubio (feb. 1930-sep. 1932) y Abelardo Rodríguez (sep. 1932-nov. 1934), estuvieron sujetas a la aprobación tácita o explícita del general Calles. A mediados de 1935 el presidente, Lázaro Cárdenas, se enfrentó al viejo líder y antiguo jefe suyo, lo derrotó políticamente y lo envió al exilio.

La persistencia de Calles como factor político fue vista como una garantía de que los acuerdos con Estados Unidos seguirían vigentes. Calles y el gobierno rompieron en 1928 con la mayor organización obrera del país, la CROM, y esta ruptura sumió al movimiento obrero organizado en una crisis de la que no saldría por varios años. Los observadores extranjeros, y algunos nacionales, consideraron entonces que los efectos sociales de la Revolución Mexicana habían llegado a su fin y que las relaciones internacionales de México, en particular con los Estados Unidos, mejorarían.

A partir de 1928 el gobierno mexicano ya no intentó afectar los derechos adquiridos por las compañías petroleras y empezó a otorgar las concesiones confirmatorias, aunque no con la rapidez que las compañías hubiesen querido.

En 1933 el gobierno procedió a crear una empresa petrolera estatal que explotara las llamadas “zonas federales” y que quebrara el monopolio de las empresas extranjeras sobre el mercado interno. Petróleos de México (PEMEX) nunca llegó a contar con el capital suficiente como para ser un verdadero competidor de los consorcios internacionales, y tras un breve período de incertidumbre, las empresas extranjeras dejaron de preocuparse por los efectos reales de esta nueva estrategia.

La construcción de carreteras hacia Estados Unidos, el fin de la guerra civil y la normalización de las relaciones entre México y Washington llevó a que se iniciara un nuevo contacto entre los dos países con el correr del tiempo tendría una importancia económica y social considerable: el turismo.

Cuando el dominio del grupo de la Sonora tocó a su fin en 1935, el éxito más evidente del nacionalismo revolucionario se encontraba en el nivel de los símbolos. La escuela pública mexicana había extendido con cierto éxito el concepto de patria y nación; las manifestaciones de la cultura superior reafirmaban el valor de lo mexicano; un indigenismo militante trataba de dejar atrás la denigración de lo autóctono y de recrear un pasado tan valioso y complejo como el de las grandes culturas de otras latitudes; en política exterior México sostenía una posición legalista de defensa irrestricta de la soberanía nacional.

Estos cambios culturales contrastaban con lo que se había logrado en relación con la dependencia económica. El Plan sexenal de 1934 sirvió de plataforma política de Lázaro Cárdenas, se encontraba inspirado en los planes quinquenales soviéticos, era básicamente una lista de aspiraciones elaboradas por los círculos oficiales y del PNR en donde se insistía, en la necesidad de rescatar la explotación de los recursos nacionales de manos de las grandes empresas extranjeras, pero sin proponer realmente el camino concreto para lograrlo. El plan era en realidad, un catálogo de las aspiraciones frustadas del nacionalismo mexicano. Los representantes de las grandes empresas norteamericanas y la embajada tomaron nota del nacionalismo de Cárdenas, pero confiaron en que la presencia de Calles sería una garantía contra posibles excesos.

Las reformas cardenistas o “un rayo en el cielo despejado”

Con la desaparición de Cales del panorama político, la reafirmación de a lealtad del ejército y del PNR, con la creación de una nueva gran central obrera ligada a Cárdenas (la Confederación de trabajadores de México) y con la puesta en marcha de un proyecto de organización campesina apoyada por la reforma agraria, Cárdenas se convirtió en el presidente con mayor poder en la historia de México.

La reanimación de la Revolución Mexicana coincidió con un clima menos hostil. La política del “New deal” de Roosevelt pretendía reafirmar el capitalismo dando al Estado una mayor injerencia en la conducción de los asuntos económicos a la vez que convirtiéndolo en un instrumento para aminorar las desigualdades sociales. La contrapartida externa fue “La buena vecindad” su objetivo era dejar atrás la etapa de las intervenciones unilaterales norteamericanas en el hemisferio y en cambio dar paso a una alianza cuyo principal objetivo sería aislar al continente americano de la inestabilidad reinante en Europa y Asia.

Para cimentar esa alianza Washington debió pagar un precio: aceptar el principio de no intervención, es decir, dejar a un lado su política del “gran garrote”. Los Estados Unidos se comprometieron a no intervenir unilateralmente en la región, a la vez que apoyaron la idea de la acción colectiva en defensa de la integridad hemisférica.

La diferencia de posiciones entre Washington y México respecto a las expropiaciones agrarias no revistió las características de una verdadera crisis. En 1936 el embajador Daniels afirmó que las relaciones entre ambos países estaban mejor que nunca. Sin embargo ese año se empezó a gestar un problema que iba a someter estas relaciones a una de sus pruebas más duras. El Congreso Mexicano pasó una ley que permitía expropiar por causa de utilidad pública cualquier tipo de propiedad y posponer su compensación hasta por diez años. Por otro lado como resultado de la política obrera del gobierno, los diferentes sindicatos existentes en la industria petrolera decidieron consolidarse en uno solo y proceder a negociar el primer contrato colectivo de trabajo en esa rama. Después de formado el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), éste presentó a las empresas un pliego petitorio con demanda de alza de salarios y prestaciones por el equivalente a 65 millones de pesos anuales. La contrapropuesta fue de 14 millones y las negociaciones posteriores no lograron achicar la brecha. Ante la amenaza de una huelga el gobierno intervino como mediador y las negociaciones continuaron pero sin éxito.

Para mayo de 1937 las negociaciones volvieron a llegar a un muerto y estalló la huelga. Esta no duró mucho porque el gobierno volvió a intervenir, pero ahora no para mediar sino para elaborar un estudio económico y determinar hasta donde podían aumentar las empresas los sueldos y prestaciones a sus empleados. A partir de ese momento el conflicto fue cada vez más otro entre el gobierno y las empresas. El estudio dio por resultado dos cosas: mostrar que las empresas estaban en capacidad de conceder un aumento hasta por 26 millones de pesos anuales y, además, que sus acciones y políticas en México habían sido y eran contrarias al interés nacional.

Para todas las partes en conflicto pronto quedó claro que el gobierno mexicano no había desistido de su empeño de controlar la industria petrolera, y que esta vez había echado mano de la fuerza sindical para ir limitando la libertad de acción de las empresas y extraerles vía salarios, lo que ya no podía a través de las regalías.

El 1° de marzo de 1938 la Suprema Corte falló en contra de las empresas y les dio siete días para cumplir con lo dispuesto por las autoridades federales. Las empresas, sus gobiernos y Cárdenas se enfrascaron entonces en agitadas negociaciones de último minuto y para el 16 de marzo los representantes petroleros habían aceptado pagar los 26 millones, pero con condiciones sobre la futura política laboral. Cárdenas el 18 de marzo anunció su decisión de expropiar prácticamente todas las empresas petroleras extranjeras en México, por su rebeldía ante las decisiones del poder judicial de un país soberano. La expropiación de 1938 fue el punto culminante del nacionalismo revolucionario mexicano. La implementación de la medida habría de requerir de todo el poder acumulado por la presidencia, a través del apoyo del ejército, el partido oficial y las organizaciones obreras y campesinas. Cárdenas ofreció desde luego compensar a los afectados pero dentro del plazo de diez años marcados por la ley de 1936. Las compañías afectadas rechazaron todo: desde luego la legalidad de la medida expropiatoria y también una compensación diferida y pagada con “su petróleo”. Como claramente lo expresara un folleto publicado por la Standard Oil, la acción del gobierno mexicano era simplemente un “robo dentro de la ley”.

El embajador Daniel aconsejó moderación, pero el secretario de estado, Cordell Hull, se propuso dar una lección a México y de ser posible obligarle a retornar las propiedades expropiadas. Al final de cuentas Roosevelt decidió aceptar el derecho de México, pero dejó en claro que era necesario que se les compensara de manera inmediata y adecuada. El Departamento de Estado habría de insistir en un viejo tema: la toma de propiedades sin el pago inmediato, adecuado y efectivo no era expropiación sino confiscación, lo cual constituía una violación de las normas aceptadas por el derecho internacional. El gobierno mexicano insistiría en que había precedentes aceptables de pagos diferidos. A principios de 1939, el gobierno de México y un representante de las compañías iniciaron negociaciones. Al fracasar las pláticas la presión del Departamento de Estado sobre México volvió a aumentar, pero justamente entonces la Sinclair Oil Co.; decidió romper el frente unido petrolero y negociar su indemnización particular con Cárdenas en los mejores términos posibles. Con este triunfo en la mano, México pudo reafirmar ante el Departamento de Estado que el obstáculo para llegar a un arreglo en torno a lo expropiado en 1938 era la intransigencia de ciertas empresas petroleras.

Los esfuerzos por obligar a Cárdenas a dar marcha atrás tenían límites y no podían incluir el uso directo de la fuerza pues ello echaría por tierra una política aún más importante para Washington: la de forjar una alianza interamericana en el marco de la “Buena Vecindad”. Las únicas armas que estuvieron disponibles para el gobierno norteamericano y las empresas petroleras fueron las presiones diplomática y económica. Esta última consistió en cortar a México de sus mercados de plata y petróleo tradicionales y negar todo tipo de equipo y asistencia a la nueva empresa petrolera gubernamental, Petróleos Mexicanos (PEMEX) En 1938 y 1939 el petróleo mexicano encontró su camino, irónicamente a la Alemania de Hitler e Italia de Mussolini y a ciertos países latinoamericanos, pero sobre todo la producción de PEMEX fue absorbida por un mercado interno siempre en aumento. En la década de los 40’ México dejó de ser un país exportador de petróleo, en parte por el boicot internacional, pero sobre todo porque su industrialización absorbió prácticamente todo lo que México podía producir. A partir de los 40’ los hidrocarburos proporcionarían el 90% de la energía consumida por México y Pemex se convertiría en un pilar del proceso modernizador.

En 1939 la atención de los Estados Unidos se volcó aún más hacia los asuntos de su seguridad nacional y por lo tanto la coordinación política y militar con los países latinoamericanos tuvo una importancia muy superior a la defensa de los intereses de ciertas empresas individuales, lo cuál favoreció a México.

La presencia del vicepresidente de los Estados Unidos, Hery Wallace, en la ceremonia de toma de posesión de Ávila Camacho fue muy significativa. Cuantitativa y cualitativamente la presencia externa había perdido fuerza en México, y lo que es aún más importante, la imagen que los mexicanos tenían de sí mismos frente al resto del mundo era mucho más positiva y confiada.

Cuba

Ninguna parte de Cuba se libró de los estragos causados por la guerra con España que terminó en 1898. Fue un conflicto brutal en el que los ejércitos enfrentados parecían más decididos a catigar la tierra que ha combatir y durante casi cuatro años se entregaron a toda suerte de pillajes. Los dueños de propiedades urbanas y rurales estaban endeudados y no tenían acceso a capital ni a fuentes de crédito.

Fue realmente una guerra contra la propiedad, y en 1898, las tácticas de los separatistas ya habían justificado el objetivo de su estrategia: España se encontraba al borde de la ruina. Pero el triunfo de la campaña militar cubana no produjo los resultados políticos que se deseaban. En vez de ello, se precipitó la intervención de Estados Unidos.

En Mayo de 1902, Estados Unidos había reducido efectivamente la independencia de Cuba a una simple fórmula. La Enmienda Platt negaba a la recién nacida república:

Autoridad para firmar tratados Señalaba límites para la deuda nacional Sancionaba la intervención estadounidense “para el mantenimiento de un gobierno

idóneo para la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual.

El tratado de reciprocidad no sólo ligaba el principal producto de exportación cubano, el azúcar, a un solo mercado, el de Estados Unidos, sino que también abría sectores claves de la economía cubana al control extranjero en su mayor parte estadounidense.

Al empezar el segundo decenio del siglo XX, el capital estadounidense invertido en Cuba superaba los 200 millones de dólares, mientras que el total de las inversiones británicas se cifraba en 60 millones de dólares y las alemanas en 4.5 millones de dólares. Al amparo del tratado de reciprocidad, el acceso preferencial de los productos agrícolas cubanos a los mercados estadounidenses servía para fomentar la dependencia cubana del azúcar y, en menor medida, del tabaco, y para incrementar el control extranjero en sectores importantísimos de la economía. La reciprocidad también frenaba la diversificación económica porque promovía que las pequeñas unidades fueran absorbidas por los grandes latifundios. La reducción de los derechos de importación cubanos, que en algunos casos fue de hata el 40 por 100, abrió la isla a los productos estadounidenses en condiciones sumamente favorables, lo cual impidió el desarrollo de la industria nacional.

Antes de transcurriera un decenio desde la guerra de independencia, Estados Unidos ya era omnipresente en Cuba, dominaba totalmente la economía, penetraba por completo el tejido social y ejercía el control pleno del proceso político. La ubicuidad de esta presencia dio forma al carácter esencial de la república en sus primeros tiempos.

La política cubana adquirió un carácter claramente distributivo poco después de la independencia. Como gran parte de la riqueza nacional pasó rápidamente a manos extranjera, los cargos políticos daban a quienes lograban ocuparlos, así como a sus seguidores, acceso a los mecanismos de asignación de recursos y beneficios en la única empresa que era enteramente cubana: el gobierno. En la medida en que la administración pública republicana servía como principal medio de vida para las elites, las elecciones institucionalizaron un proceso entre los aspirantes al poder por medio del cual los participantes se repartían, de forma más o menos equitativa, el acceso cíclico garantizado al gobierno.

Los tradicionales partidos Conservador, Popular y liberal, se vieron complementados en 1927 por la Unión Nacional fundada por Carlos Mendieta, desde donde se oponía a la reelección presidencial.

En el decenio de 1920 la primera generación de cubanos nacidos bajo la república ya había alcanzado la madurez política y encontraba deficiencias en el sistema republicano. La desilusión nacional encontró expresión primero en el intercambio de ideas, en la reforma universitaria, en nuevas corrientes literarias y artísiticas, y también en nuevas perspectivas históricas. La desilusión dio paso a la desafección cuando las esperanzas de regeneración cultural se fundieron con visiones de redención política. El programa político se amplió para dar cabida al anti-imperialismo, el nacionalismo y la justicia social, pero la citada generación dirigió sus iras principalmente contra la banalidad de la política nacional y la improbidad de los dignatarios públicos.

El descontento se propagó a otros sectores de la sociedad. En 1923 los estudiantes universitarios se organizaron en la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). El activismo obrero aumentó a medida que los sindicatos crecían a escala tanto provincial como nacional.

Consistía en intelectuales, profesionales y estudiantes organizados en células clandestinas . Tarea: crear condiciones revolucionarias mediante el uso sistemático de la violencia contra el gobierno.

ABC

Organización Celular Radical RevolucionariaOrganización celular, lucha armada, y sabotaje como medio para derrocar a Machado.

OCRR Ala izquierda EstudiantilEscuadrones de Acción integrados por guerrilleros urbanos que se encargaron de llevar la lucha a las calles.

AIE

amplió sus actividades revolucionariasimpuso su liderazgo en la CNOC

PCC Sindicato Nacional de la Industria Azucarera

SNOIA

En 1925 los trabajadores organizaron la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), que fue la primera organización obrera nacional. Aquel mismo año se fundó el Partido Comunista Cubano (PCC)

Los intelectuales, los estudiantes y los obreros habían llevado el disentimiento más allá de los límites de la tradicional política de partidos, penetrando en el reino de la reforma y de la revolución. Había cambiado el contenido mismo del debate nacional. La generación republicana poseía una especial misión redentora, una misión cuyo objetivo era regenerar por completo a la república y que, además, se oponía tanto al supuesto en que Machado basaba su gobierno como a este gobierno mismo.

Sin embargo en 1927, por medio de una mezcla de intimidación, coacción y soborno, Machado acabó obteniendo el nombramiento conjunto de los partidos tradicionales para un segundo período en la presidencia. El “cooperativismo”, como se dio en llamar dicha conjunción, unió a los partidos Liberal, Conservador y Popular detrás de la candidatura de Machado a la reelección. Más importante fue el hecho de que puso fin a toda apariencia de independencia de los partidos y de competencia política, las fuentes tradicionales de la violencia anti-reeleccionista. En noviembre de 1928 Machado, sin oposición, fue reelegido para un nuevo período de seis años.

Desde luego la reelección de Machado en 1928 sirvió tanto para intensificar la oposición como para concentrar el disentimiento. Pero lo que aceleró el enfrentamiento político e intensificó el conflicto social fue la depresión mundial. La producción de azúcar decendió en un 60%. A mediados de 1930 las condiciones económicas empeoraron todavía más cuando Estados Unidos implantó el arancel Hawley-Smoot, medida proteccionista que incrementó los derechos de importación correspondientes al azúcar cubana. La paga que cobraban los trabajadores agrícolas descendió hasta un 75% y los salarios de las zonas azucareras llegaron a ser sólo veinte centavos diarios. En algunos distritos los trabajadores sólo recibían comida y alojamiento a cambio de sus servicios. En 1930 el gobierno anunció drásticas reducciones salariales para todos los empleados públicos excepto las fuerzas armadas, y durante el año siguiente tuvo lugar la primera de una serie de despidos en el sector estatal. Miembros de la clase media acreditada, en particular los grupos profesionales que tradicionalmente habían encontrado seguridad y solvencia en el funcionariado y la administración pública, se hallaron entre los últimos que pasaron a engrosar las crecientes filas de parados.

En 1930, cuando la crisis económica hacía sentir plenamente sus efectos a lo largo y ancho de la isla, virtualmente todos los sectores de la sociedad cubana estaban en contra del gobierno de Machado. En marzo se produjo una huelga general que organizó la ilegal CNOC y que secundaron 200.000 trabajadores; en septiembre una protesta de los estudiantes contra el gobierno acabó en violencia y con el cierre de la Universidad. La huelga general de 1930 no finalizó hasta después de la feroz represión, las detenciones, la tortura y el asesinato pasaran a ser cosa común. El incremento de la represión no mermó la resistencia. Bandas armadas actuaban por todo el interior. En noviembre de 1930 el proclamó el Estado de sitio en toda la isla. Supervisores militares desplazaron a los gobernadores civiles de Pinar del Río, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente, a la vez que los tribunales militares sustituían a los civiles. La

represión dependía de un amplio aparato policial: se organizó una policía secreta, Cuba adquirió el aspecto de un campamento en armas bajo un régimen para el cual la neutralidad era sospechosa y toda crítica subversiva.

La oposición organizada respondió con la misma moneda y varios grupos empuñaron las armas contra Machado:

A principios del decenio de 1930 la crisis ya empezaba a dejar atrás la posibilidad de llegar a una solución política. La lucha iba transformándose de día en día en un movimiento que pretendía derribar un sistema más que derrocar a un presidente. En 1933 Cuba se estremecía al borde de la revolución.

Los acontecimientos de Cuba preocupaban a Estados Unidos de otra manera: le preocupaba también ver que se le estaba escapando la dominación que ejercía sobre la economía cubana. En los tres decenios transcurridos desde la firma del tratado de reciprocidad una serie de acontecimientos habían alterado las pautas del comercio entre Estados Unidos y Cuba. La ley arancelaria de 1927 empujó a Cuba a emprender un programa de sustitución de importaciones, aumentando la autosuficiencia en diversos productos que antes se importaban, entre ellos huevos, mantequilla, manteca, zapatos, muebles y calcetería. Las exportaciones estadounidenses a Cuba también se resintieron del incremento de la competencia extranjera cuando la depresión y el descenso del poder adquisitivo de Cuba se combinaron para transformar la isla en un líder de precios y abrieron la puerta a la importación de mercancías baratas de Europa y Japón que antes eran suministradas por Estados Unidos.

Así pues la política estadounidense en Cuba obedecería a un doble propósito:

1. Poner fin a la inestabilidad política2. Recuperar el control de los mercados cubanos

Con estos fines el Departamento de Estado nombró a Summer Welles embajador en Cuba. Sus instrucciones eran las de ofrecer mediaciones amistosas para llegar a un entendimiento definitivo, detallado y vinculado entre el gobierno y la oposición. A comienzos de junio Welles consiguió que los partidos del gobierno y la oposición moderada, incluyendo el ABC, la OCRR y la Unión Nacionalista, accedieran a participar en las conversaciones.

El objetivo de la misión de Welles consistía en poner fin a la amenaza revolucionaria que se cernía sobre las estructuras institucionales en que se basaba el gobierno de las elites cubanas y en el que se apoyaba la hegemonía estadounidense, e instalar en Cuba un gobierno que renegociara un nuevo tratado de reciprocidad, con lo que se restauraría la primacía norteamericana en Cuba.

Machado ya no era útil. El orden y la estabilidad que proporcionara durante su primer mandato, y que le había granjeado el apoyo de Washington a su reelección, se había venido abajo. Después de cerca de cinco años de lucha civil sostenida, era evidente que Machado no

podía restaurar el orden. A finales de julio Welles comunicó al confiado presidente que convenía que acortara en un año su mandato porque así lo exigía una solución satisfactoria de la crisis. Machado respondió con incredulidad primero y con rabia luego. Convocó a una sesión especial del Congreso para repudiar la solución propuesta y juró que permanecería en el poder hasta el final de su mandato.

El apoyo a las recomendaciones del embajador iba acompañado por algunas seguridades en el sentido de que los partidos sobrevivirían al machadato. Por consiguiente, a comienzos de agosto los líderes de los partidos Liberal, Conservador y Popular sancionaron la propuesta del mediador e introdujeron en el Congreso leyes que tenían por fin acelerar la partida de Machado.

Welles pasó seguidamente a atacar los apuntalamientos diplomáticos del gobierno cubano y amenazó a Machado con retirarle el apoyo de Estados Unidos. Insistió en que , bajo las condiciones de la Enmienda Platt, Machado sencillamente no había mantenido un gobierno idóneo para la protección de la vida, la propiedad, y la libertad individual. El 25 de julio los conductores de autobús de La Habana organizaron una huelga para protestar contra un nuevo impuesto decretado por el gobierno. Antes de que transcurriera una semana se produjo un choque entre huelguistas y la policía a resultas del cual hubo huelgas de apoyo por parte de los taxistas, los tranviarios y los camioneros. Welles y Machado habían adquirido a su vez un adversario mucho más formidable que amenazaba con acabar tanto con el régimen de Machado como con la hegemonía de los Estados Unidos.

Machado y Welles reconocieron la gravedad de la huelga y emprendieron inmediatamente la tarea de impedir que la situación revolucionaria continuara intensificándose. Los dos dieron pasos extraordinarios con el objetivo de poner fin a la huelga. Machado conferenció con los líderes del PCC y de la CNOC, ofreciendo la legalidad al primero y el reconocimiento a la segunda a cambio de su apoyo en la tarea de acabar con la huelga. El gobierno excarceló a líderes obreros y comunistas y proclamó la legalidad del PCC al terminar la huelga. Los líderes del partido ordenaron la vuelta al trabajo.

A juicio de Welles, la partida de Machado ya no podía esperar hasta mayo de 1934, la fecha fijada para la prematura retirada del presidente. Era necesario que dimitiese inmediatamente. Se buscó la intervención del ejército, la actuación del mismo en 1933 no fue incondicional. Las fuerzas armadas no actuaron hasta después que los líderes opositores dieran garantía, que Welles suscribió, en el sentido de que el futuro gobierno respetaría la integridad del estamento militar. Un memorándum “rigurosamente confidencial” prometía que las fuerzas armadas se mantendrían sin alteración alguna hasta el 20 de mayo de 1935. El 12 de agosto el ejército exigió y obtuvo la dimisión de Machado. Hubo oposición a que Herrera fuera el sucesor de Machado, porque el secretario de guerra era un hombre al que se identificaba demasiado estrechamente con el presidente depuesto. Este desempeñó a continuación el cargo de presidente provisional solo durante el tiempo suficiente para nombrar secretario de Estado Carlos Manuel Céspedes, Herrera dimitió para que este le sucediera en la presidencia.

El gobierno de Céspedes hizo que cobraran relieve las contradicciones surgidas durante el el Machadato. El reparto de carteras de gobierno entre representantes de grupos tan diversos como el ABC, el Partido Liberal, La Unión Nacionalista, la OCRR y el Partido Popular, que antes

eran adversarios implacables, sirvió para institucionalizar los conflictos que el machadato dejara pendientes.

La renuncia de Machado había supuesto el fin inmediato de la represión gubernamental y el cambio de gobierno redujo claramente las tensiones nacionales y mitigó las crecientes presiones revolucionarias. Pero Cuba seguía inmersa en la angustiosa depresión y confusión social y económica que habían sumido al machadato en la crisis continuaban existiendo. Las organizaciones que antes habían bloqueado las negociaciones aspiraban a algo más. Habían pasado demasiado tiempo luchando por la revolución para conformarse con un golpe de palacio como desenlace de sus esfuerzos políticos.

El orden público se había roto. Muchos oficiales temían que si se actuaba con rigor para poner orden bajo Céspedes, ello sólo serviría para reavivar los sentimientos antimilitaristas de los antiguos grupos de la oposición que ahora estaban en el poder. La moral de los militares estaba baja.

El final del gobierno de Céspedes surgió de una fuente improbable e inesperada. Al caer la tarde del 3 de Septiembre, los sargentos, cabos y soldados rasos del campamento de Columbia, en La Habana, se reunieron para hablar de sus reivindicaciones y las deliberaciones terminaron con la preparación de una lista de peticiones que se presentaría a los oficiales. Los oficiales de guardia, se negaron a hablar de lo que pedía la excitada tropa y se retiraron del cuartel. Los soldados se encontraron con que el campamento de Columbia estaba bajo su control se amotinaron. Los sub-oficiales, cuyo líder era el sargento Fulgencio Batista, exhortaron a la tropa a retener el puesto en su poder hasta que el mando del ejército accediera a estudiar sus peticiones. La protesta de los soldados recibió inmediatamente el apoyo de los grupos antigubernamentales, los estudiantes de la DEU persuadieron a los sargentos para que ampliaran el movimiento. Las intervenciones de los civiles cambió la naturaleza de la protesta de los suboficiales y transformó el motín en un golpe de Estado. La “revuelta de los sargentos” tenía al principio unos objetivos menos ambiciosos. Lo único que querían los sargentos era manifestar su protesta por las condiciones de servicio, en concreto por las deficiencias de la paga, el alojamiento y los recortes; no pretendían echar a los oficiales ni derrocar a Céspedes. Los estudiantes les ofrecían otra posibilidad. Fue una coalición de conveniencia, no sin sus defectos, pero ofreció la absolución a as tropas rebeldes y poder político a los civiles disidentes. De este consenso civil-militar provisional salió una junta revolucionaria compuesta por Ramón Grau San Martín, Porfirio Franca, Guillermo Portela, José Irizarri y Sergio Carbó.

El traslado de la junta revolucionaria del cuartel del campamento Columbia al palacio presidencial sirvió para que la autoridad de Cuba cambiase de lugar. En la mañana del 5 de septiembre un manifiesto político anunció la instauración de un nuevo Gobierno Revolucionario Provisional y proclamó la afirmación de la soberanía nacional, la instauración de una democracia moderna y la “marcha hacia la creación de una nueva Cuba”.

Los partidos de gobierno tradicionales que antes abandonaran a Machado para no morir con el régimen desacreditado volvieron a encontrarse ante la persecución y la extinción. Los representantes de los sectores financiero y comercial retrocedieron con horror ante el cambio de gobierno y predijeron francamente el derrumbamiento de la economía cubana. Nuevos

grupos políticos incluido el ABC y la OCRR, organizaciones a las que les había costado mucho alcanzar el poder político en Cuba posterior a Machado, se encontraron ante un fin brusco y poco glorioso de su estreno en la política nacional. Un gobierno compuesto por estudiantes y creado por soldados amotinados surtió el efecto inmediato de unir en la oposición a las fuerzas políticas que antes rivalizaban en el poder.

El golpe de Estado había dañado la legalidad constitucional y derribado a la autoridad conservadora, a las que Welles defendió arduamente. La oposición al gobierno provisional produjo varios cambios inmediatos. A mediados de septiembre la junta se disolvió para dar paso a una forma ejecutiva de gobierno más tradicional bajo Ramón Grau San Martín. Este ascendió a Fulgencio Batista al grado de coronel y le nombró jefe del ejército. Batista recibió instrucciones de nombrar oficiales en número suficiente para la estabilidad de las fuerzas armadas. Estudiantes y soldados seguían unidos de forma inseparable en la transgresión original contra la autoridad constituida, y compartían intereses mutuos en la suerte del gobierno provisional, aunque sólo fuera porque les aguardaba un destino común si fracasaba. No obstante, la distancia entre ellos aumentó después del 4 de septiembre. Los estudiantes introdujeron a Cuba en el campo del gobierno experimental, y no fue una razón menos importante el hecho de que se tratara del primer gobierno de la república que no se había formado con el apoyo de Washington. La reforma resultó embriagadora y durante cien días los estudiantes se dedicaron a la tarea de transformar el país. El El

El apoyo de los militares al gobierno provisional fue siempre expresión de su propio interés más que de solidaridad. Pero también era cierto que los nuevos líderes del ejército ansiaban que se llegara inmediatamente a una resolución política, aunque sólo fuera para institucionalizar sus recientes conquistas. Al modo de ver del mando del ejército, poco se ganaría con la experimentación social, excepto prolongar la incertidumbre. A decir verdad, muchos comandantes septembristas opinaban que los proyectos de los estudiantes eran empresas arriesgadas, programas mal concebidos de un gobierno de cuya solvencia dependían ellos para legitimar empleos mal adquiridos.

Lema: Cuba para los

cubanos

Medidas: leyes reformistas, recosntrucción económica, cambio social, y reorganización política=rebaja del

40%de la tarifa de los servicios, establecimiento de un salario mínimo para los azucareros, jornada laboral,

indemnizaciones, nacionalización del trabajo se proponía que el 50%de los empleados debían ser

cubanos. En la agricultura-->creación de asociones de colonos, derecho permanente de los campesinos a la

tierra que ocupaban, reforma agraria.

Welles explotó hábilmente estos temores. Este era muy consciente de las contradicciones que iban apareciendo en el seno del gobierno provisional. Argumentaba que otra coalición política, una que fuera capaz de constituirse en gobierno legítimo y estuviera dispuesta a ratificar al mando septembrista del ejército, podría persuadir a Batista de que abandonara el gobierno que en un principio había conferido legitimidad militar a un motín del ejército.

Welles apeló directamente al ejército para que derribase a un gobierno que ya no tenía la aprobación de Estados Unidos. Informó al jefe del ejército de que se había ganado el apoyo de “la mayoría de los intereses comerciales y financieros en Cuba que andan buscando la protección y que sólo podrían encontrar tal protección en él mismo”. Welles explicó que las facciones políticas que hacía sólo unas semanas se oponían francamente a Batista ahora estaban de acuerdo en que su control del ejército como jefe del Estado mayor debía continuar como única solución posible y estaban dispuestas a respaldarle en calidad de tal”. Sin embargo el embajador sugirió que el único obstáculo “era la obstinación antipatriótica y fútil de un grupito de jóvenes que deberían estar estudiando en la universidad en vez de jugar a la política y de unos cuantos individuos que se habían unido a ellos por motivos egoístas”. Batista sólo podía interpetrar los comentarios de Welles como una invitación a crear un gobierno nuevo. La autoridad de Batista en el seno de las fuerzas armadas también se veía amenazada por el apoyo que continuaba dando a un gobierno que encontraba oposición diplomática en el extranjero y estaba políticamente aislado en el país. Mientras los oficiales septembristas continuaban identificándose con un gobierno que carecía de legitimidad y estaba privado de autoridad para garantizar de forma permanente los asensos del 4 de septiembre, corrían el riesgo de compartir la suerte de un régimen que era objeto de oposición en el país y en el extranjero. La posición del propio Batista dentro del ejército dependía de que fuera capaz de legitimar los nuevos nombramientos por medio de una solución política que satisficiera a grupos políticos y económicos organizados en Washington.

En diciembre Welles comunicó con cierta satisfacción que Batista buscaba activamente un cambio en el gobierno debido al temor de que se tramara una conspiración en el seno del ejército, a la persistencia de las intrigas contra el gobierno y al miedo a una intervención de Estados Unidos. En enero de 1934 Batista retiró el apoyo que el ejército prestaba a Grau y respaldó a Carlos Mendieta, el nuevo gobierno procedió con rapidez a ratificar los nombramientos militares.

Las fuerzas de cambio liberadas durante el machadato no menguaron con la desaparición del gobierno de Grau. Al contrario, hallaron nuevas formas de expresión. En el plazo más inmediato el programa de reforma del efímero gobierno provisional adquirió vitalidad institucional con la organización en 1934 del Partido Revolucionario Cubano (PRC/Auténtico), a la vez que bajo el liderazgo de Antonio Guiteras, ex -ministro de gobernación de Grau, los radicales formaban una organización clandestina la Joven Cuba, la cual adoptó la lucha armada como principal medio para combatir al gobierno de Batista-Mendieta. La oposición estudiantil se reanimó al abrirse de nuevo la universidad de La Habana. Las manifestaciones antigubernamentales se hicieron más frecuentes. Entre 1934-35 hubo más de cien huelgas en la isla.

En marzo de 1935 el ímpetu favorable al cambio revolucionario adquirió proporciones formidables cuando la huelga contra el gobierno sumió a la isla en una crisis. La proclamación de la ley marcial fue el anuncio de un reinado de terror que duró hasta finales de la primavera. Los líderes de los huelguistas fueron detenidos, muchos padecieron torturas y fueron asesinados, otros huyeron al exilio. Los sindicatos fueron declarados ilegales y la universidad fue ocupada. En mayo de 1935 el ejército asesinó a Antonio Guiteras.

La huelga general de 1935 fue la última oleada revolucionaria de la generación republicana, sus efectos fueron:

1. La severidad de la represión militar causó disensiones en la coalición gobernante, que acabaría disolviéndose.

2. El gobierno de Mendieta cayó, pero su caída creó un vacío político que llenaron Batista y las fuerzas armadas.

3. Virtualmente todas las ramas del gobierno quedaron bajo el mando del ejército. Supervisores militares sustituyeron a los funcionarios provinciales y municipales, y el mando del ejército purgó a los funcionarios huelguistas y pasó a controlar todas las secciones de la administración pública.

4. Batista era ahora la fuerza política más importante de la isla.

El prestigio de Batista aumentó durante todo el decenio de 1930 a medida que fue restaurando el orden y la estabilidad. Los presidentes que se sucedieron fueron marionetas: José A. Barnet (1935-36), Miguel Mariano Gómez (1936), Federico Laredo Bru (1936-40). Los grupos revolucionarios habían resultado desarticulados y aplastados. El PCR/Auténtico recurrió a la política electoral y se dedicó a la ardua tarea de construir una nueva infraestructura de partido y fomentar el apoyo de la base. Asimismo al finalizar el decenio, el Partido Comunista ya había hecho las paces con Batista. El control del movimiento sindical por os comunistas fue en aumento y culminó en 1939 con la fundación de a Confederación de Trabajadores Cubanos (CTC).

La restauración de la tranquilidad social se debió a los programas que siguió el nuevo mando del ejército. No cabe duda de que Batista transformó el ejército cubano en un eficaz cuerpo de represión. Los líderes militares se entregaron a los chachullos y la corrupción en una escala antes desconocida en Cuba.

Batista comprometió al ejército con una amplia red de programas sociales:

- Sistema de escuelas cívico-militaresfinalidad difundir información referente a la agricultura, la higiene y la nutrición en las comunidades rurales. Existían mil escuelas que atendían en la mañana niños y por la tarde adultos.

- Plan de tres años para reformar la agricultura, la educación, la salud pública y la vivienda.

Las condiciones económicas mejoraron durante los años treinta. El lento renacer económico, así como la ligera recuperación de la participación cubana en el mercado estadounidense, tuvieron un costo. Cuba obtuvo un mercado garantizado para sus exportaciones agrícolas a cambio de reducciones arancelarias para gran variedad de productos y la reducción de los

impuestos internos sobre productos estadounidenses. Las concesiones que hizo Estados Unidos abarcaban treinta y cinco artículos, las que hizo Cuba afectaban a cuatrocientos. El nuevo acuerdo también especificaba que la lista arancelaria no podía alterarse como consecuencias de los cambios sufridos por los valores monetarios.

El nuevo tratado contribuyó al renacer de Cuba porque el principal producto de exportación del país, el azúcar, fue la partida a la que más favoreció el acuerdo de 1934. Este representó al mismo tiempo un golpe muy duro para los intentos cubanos de diversificación económica. Afectó adversamente a numerosas a numerosas empresas agrícolas e industriales, muchas de las cuales habían surgido a raíz de la ley arancelaria de 1927. El nuevo tratado permitió al comercio estadounidense adaptarse al cambio de las condiciones del mercado cubano y a la larga volvió a imponer su supremacía a la economía cubana.

La renegociación del tratado de reciprocidad fue acompañada de la del Tratado Permanente, la forma legal de la enmienda Platt, exceptuando las cláusulas que preveían la utilización de la base naval de Guantánamo por parte de los Estados Unidos, se eliminó la antigua afrenta a la sensibilidad nacional cubana.

La posición política de Batista se hallaba bien afianzada y la única manera de mejorarla consistía en indentificarse con las demandas de reforma. Muchas de las medidas que tomara el malhadado gobierno de Grau continuaban gozando de popularidad nacional. Asimismo la antigua Constitución de 1901 seguía estando permanentemente estigmatizada en Cuba porque una de sus partes orgánicas era la odiosa Enmienda Platt. Por ende, una nueva constitución prometía romper con el pasado e institucionalizar las conquistas de la Cuba posterior a Machado.

En 1939 se reunió una Asamblea Constituyente, esta proporcionó el foro para reanudar el debate en torno a virtualmente todos los aspectos clave de la política republicana. Pero las alineaciones políticas no determinaron la dirección de los debates. En 1940 se promulgó una Constitución notablemente progresista que preveía el recurso a referéndum, el sufragio universal, y las elecciones libres; y que sancionaba una amplia gama de libertades políticas y civiles.

A pesar de sus cláusulas progresistas, la Constitución de 1940 seguía siendo en gran parte una exposición de objetivos, un programa de lo que debía hacerse a futuro. La falta de cláusulas referentes a su puesta en práctica significó que la nueva Constitución no se realizaría en gran parte. A partir de aquel momento la política cubana giraría en torno a las promesas partidistas de interpretar con la mayor fidelidad y llevar a la práctica con el máximo vigor las principales cláusulas de la Constitución.

La nueva Constitución también preparó el terreno para que se celebraran elecciones presidenciales en 1940. Batista se quitó el uniforme y Grau San Martín volvió del exilio para enfrentarse a su antiguo rival. Batista obtuvo 800.000 votos frente a los 575.000 de Grau.

La presidencia de Batista (1940-44) tuvo varios efectos saludables:

1. Fin de la situación anómala por la que el poder político real pasaba de la autoridad civil constitucional al jefe del estado mayor del ejército.

2. Sirvieron para conferir de nuevo al cargo constitucional de la presidencia el poder y el prestigio personales adquiridos por Batista.

3. Batista presidió ahora la vuelta al patronazgo y de las designaciones políticas al palacio presidencial.

4. Las aduanas se traspasaron al Ministerio de Hacienda, los proyectos educativos patrocinados por el ejército quedaron bajo la esfera del Ministerio de Educación.

Muchos oficiales contemplaron la presidencia de Batista con grandes expectativas, como conclusión de un decenio de supremacía del ejército. El traspaso de beneficios eventuales del ejército a la autoridad civil despertó rápidamente las iras de los oficiales septembristas de alta graduación y causó un descenso de la confianza de los militares en Batista.

Al finalizar su presidencia Batista había restaurado el equilibrio constitucional del poder y el control de las fuerzas armadas. La entrada de Cuba en la guerra mundial en diciembre de 1941 sirvió para facilitar los acuerdos comerciales y los programas de préstamos y créditos con los Estados Unidos. Cuba también se benefició con carios tratados comerciales importantes, en 1941 ambos países firmaron un acuerdo de préstamos y arriendos al amparo del cual Cuba recibió cargamentos de armas a cambio de permitir a los estadounidenses usaran las instalaciones militares cubanas. Estados Unidos accedió a comprar toda la cosecha azucarera de 1942 al precio de 2,65 centavos de libra. Un segundo acuerdo colocó de forma parecida la cosecha de 1943. Con la continua reactivación de la producción de azúcar, la economía salió de su letargo, se ampliaron los programas de obras públicas y volvió la prosperidad.

La guerra no dejó de tener sus inconvenientes. Subieron los precios y las carestías de todo tipo pasaron a ser cosa normal. La falta de barcos y los riesgos de transportar mercancías a la otra orilla del atlántico restringieron severamente el comercio de Cuba con Europa. El descontento fue lo suficiente para generar un animado debate político en 1944, año en que estaba prevista la celebración de elecciones presidenciales. El candidato del gobierno, Carlos Saladrigas fue apoyado por Batista, su contrincante fue Ramón Grau San Martín.

En los comicios de junio Grau obtuvo más de un millón de votos, llevándose cinco de seis provincias y perdiendo sólo en Pinar del Río. Después de más de un decenio Grau San Martín y los Auténticos habían ganado las elecciones presidenciales. Sin embargo el gobierno de Grau (1944-48) y el de su sucesor Carlos Prío Socarrás (1948-52) no pudieron responder a as expectativas de los cubanos. El gobierno se vio sometido al asedio de nuevos y ávidos buscadores de cargos cuyo apetito era voraz. Por primera vez los Auténticos controlaban el reparto de cargos lucrativos y privilegiados. El desfalco, los chanchullos, la corrupción y la utilización dolosa de los cargos públicos saturaron la administración en todas sus ramas. Y una nueva palabra entró en el vocabulario político cubano: “gangsterismo”. La violencia y el terror se convirtieron en prolongaciones de la política de partidos y en la señal distintiva del gobierno de los Auténticos.

Los Auténticos respondieron a su victoria electoral con gran inseguridad, temerosos de pasar poco tiempo en el poder y de que su gobierno fuese temporal. Estas circunstancias sirvieron para distinguir la corrupción del PCR de las prácticas de su predecesor, concediéndose importancia a los rendimientos inmediatos y a los chanchullos espectaculares.

Que estas condiciones predominarían y, de hecho, saturasen hasta tal punto el tejido institucional de la república durante los años de los auténticos era en no poca medida resultado de la prosperidad de la economía cubana en la posguerra. La economía de los productores de caña de azúcar en Asia y la de los cultivadores de remolacha en Europa estaban en la ruina. Entre 1943 y 1948 la producción cubana de azúcar aumentó casi un 50%. En 1948 el azúcar constituía el 90% del valor total de las exportaciones de la isla. Las exportaciones sin precedentes de azúcar y la simultánea escasez de productos de importación causada por la guerra dieron por resultado un superávit importante en la balanza de pagos, cuyo promedio fue de más de 120 millones de dólares anuales entre 1943 y 1947. La oferta de dinero aumentó un 500% entre 1930 y 1950, mientras el coste de vida subía un 145%. Durante el mismo período aproximadamente las reservas en dólares, oro y plata nacional ascendieron de 25 a 402 millones de dólares; el saldo líquido en el extranjero, de 6 a más de 200 millones de dólares; y las reservas de dólares del público, de 14 a 205 millones.

Las oportunidades económicas de la posguerra se desperdiciaron no sólo a causa de la corrupción y el abuso de los cargos públicos, sino también de la mala administración y los errores de cálculo. La economía empezó a decaer a finales del decenio de 1940, y sólo una suspensión temporal debida al alza del precio de la azúcar ocasionada por la guerra de Corea retrasó la inevitable crisis.

A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta estas condiciones tuvieron amplia repercusión. El hecho de que el azúcar continuase dominando la economía cubana persuadió a los inversores en potencia a conservar gran parte de sus activos en forma líquida. Fueron años que empezaron con grandes esperanzas y acabaron con decepción y desilusión.

Las condiciones eran generalmente difíciles para el Partido Comunista, rebautizado con el nombre de Partido Socialista Popular (PSP), más su suerte decayó mucho durante el período de los Auténticos. Estos no desperdiciaron ninguna oportunidad para ampliar su poder. Tomaron medidas contra los sindicatos controlados por los comunistas y a finales de los años cuarenta ya habían establecido el control del PRC sobre organizaciones laborales clave. El gobierno confiscó la emisora de radio del PSP y hostigó de forma continua al periódico del partido. Pero este continuó siendo una eficaz fuerza política mientras el PSP perdía influencia.

En 1947 el mal gobierno del PRC provocó una franca ruptura cuando Eduardo Chibás, destacado líder estudiantil de 1933, rompió con los auténticos y organizó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). La imaginación popular asoció generalmente a los Ortodoxos con la independencia económica, la libertad política, la justicia social y la honradez pública. Chibás expresó las reivindicaciones generales y reflejó el descontento popular con los Auténticos que ocupaban el poder en una campaña que prosperó con las espectaculares acusaciones y revelaciones de corrupción en los altos niveles gubernamentales. Chibás contribuyó muchísimo a desacreditar de forma definitiva al gobierno de los Auténticos e hizo que disminuyera lo podo que quedaba de la confianza pública en su liderazgo. Sin embargo el suicidio de Chibás en 1951 produjo la desilusión de las masas. Hundidos por completo en el oprobio, políticamente débiles, sumidos en la bancarrota moral, los Auténticos presidieron un gobierno desacreditado y una entidad política desmoralizada.

Batista experimentaría más adelante una enorme satisfacción al contar los detalles de su vuelta al poder en 1952. Se jactaría de que en una hora y diecisiete minutos los conspiradores militares derribaron al gobierno de los Auténticos. El 10 de marzo el ejército se hizo con el control de las estaciones de autobús y ferrocarril, los aeropuertos, los muelles, las fábricas de electricidad, las emisoras de radio, los bancos y las oficinas de los ministerios del gobierno. El servicio de telecomunicaciones con el interior quedó interrumpido. Los militares controlaban los posibles escenarios de manifestaciones de protesta contra el golpe. La universidad y las oficinas de prensa de la oposición fueron cerradas. Los soldados ocuparon las sedes de diversos sindicatos y del Partido Comunista y detuvieron a destacados activistas. Se suspendieron las garantías constitucionales.

Los efectos de cerca de un decenio de negocios sucios, corrupción y escándalos en todos los niveles de gobierno civil habían dejado camino más que suficientemente preparado para el retorno del gobierno militar de 1952. La indiferencia general con que se recibió el golpe vino a subrayar el profundo desengaño que la política había creado en la nación. Para muchos cubanos el golpe representaba un cambio que debería haberse efectuado mucho antes. Para los financieros y empresarios, Batista prometía el orden, estabilidad y tranquilidad laboral. A juicio de Estados Unidos, prometía respeto al capital extranjero. Y a los partidos políticos les prometió que se celebrarían nuevas elecciones en 1954.

La escasa oposición que dio señales de vida nació en gran parte fuera de los partidos políticos organizados, y vino principalmente de oficiales del ejército expulsados, grupos políticos escindidos y facciones personalistas de los principales partidos. Sin embargo, una vez más una nueva generación de cubanos respondió al requerimiento y llenó el vacío político.

Los primeros desafíos al batistato fracasaron, y fracasaron sin causar gran sensación. También fracasó el ataque que en julio de 1953 lanzó Fidel Castro contra el cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, pero la dimensión de su fracaso fue lo que distinguió este ataque de sus malhadados predecesores. Sirvió para lanzar a Castro a la rivalidad por el liderazgo de las fuerzas que se oponían a Batista y elevó la lucha armada a la categoría de medio principal de oposición a mediados de los años cincuenta.

Las tan esperadas elecciones de 1954 ofendieron a todos menos a los batistianos. Los principales partidos políticos finalmente se negaron a participar y el principal candidato de la oposición se retiró. Batista conquistó un nuevo período en el poder. En 1955 se hizo un último intento de negociar una solución política de la crisis. El Diálogo Cívico, como llamarían a estas conversaciones, pretendió que el presidente prometiera que se celebrarían nuevas elecciones con garantías para todos los participantes. Batista se negó. El escenario quedó dispuesto para el enfrentamiento armado.

A finales de 1955 una serie de manifestaciones de estudiantes provocó choques armados con el ejército y la policía, y la represión subsiguiente persuadió a los líderes estudiantiles de la necesidad de organizar un movimiento revolucionario clandestino, el Directorio Revolucionario. En 1957 tras el fracaso de un intento de asesinato contra Batista, el Directorio Revolucionario recurrió también a la insurgencia rural y organizó un frente guerrillero en la provincia de las Villas, el llamado II Frente Nacional de Escambray. Fue en las montañas de

Sierra Maestra, en la provincia de Oriente, donde se estaba decidiendo la suerte del régimen de Batista.

A los tres años del ataque al cuartel de Moncada, Fidel Castro ya había organizado en Santiago otro levantamiento, que estallaría al volver él de México a bordo del pequeño yate Granma. , fracasó, los supervivientes de Granma buscaron refugio en la cordillera del sureste. Empezó entonces una guerra de guerrillas cuyo carácter se ajustaba al escenario geopolítico de la Sierra Maestra. Castro y sus hombres comenzaron las operaciones en una región periférica de la isla donde la presencia político-militar del gobierno que querían derribar consistía en poco más que puestos aislados de la Guardia Rural. Al grupo de supervivientes de Granma pronto se unieron habitantes de la Sierra Maestra y con esta fuerza ligeramente aumentada los insurgentes lanzaron sus primeras ofensivas; los guerrilleros derrotaron a la Guardia Rural del puesto del El Uvero. Las noticias de las victorias insurgentes hacían que los cubanos fueran conscientes de la lucha que se estaba librando en la Sierra Maestra, y atrajeron nuevos reclutas al bando de la guerrilla. Las operaciones de los rebeldes también obligaron a las fuerzas del gobierno a abandonar la seguridad de las ciudades para perseguir a los insurgentes rurales.

Las victorias de los insurgentes obligaron al gobierno a admitir que había enclaves de territorio liberado en toda la provincia de Oriente. A mediados de 1958 un columna de cincuenta hombres bajo el mando de Raúl Castro había establecido el segundo frente en el noreste de Cuba, además de consolidar varias partidas rebeldes que actuaban en la región. Una columna compuesta por unos treinta y cinco hombres bajo el mando de Juan Almeida abrió otro frente cercano a Santiago de Cuba, en abril de 1958 Camilo Cienfuegos dejó el baluarte de la Sierra con una pequeña patrulla de ocho o diez hombres. Otra columna actuaba al este del pico Turquino bajo el mando de Ernesto “Che” Guevara.

La expansión de la lucha en el campo fue acompañada de una creciente resistencia en las ciudades. Grupos clandestinos urbanos, entre los que se destacaba el movimiento Resistencia Cívica. A medida que aumentaca el número de secuestros y asesinatos, el régimen respondía con mayor ferocidad, lo que incrementaba su aislamiento.

Las filiaciones políticas y el nepotismo determinaban los ascensos y los cargos a comienzos de los años cincuenta, y Batista virtualmente desmanteló el cuerpo profesional de oficiales. El retorno de los oficiales septembristas produjo la desmoralización generalizada entre los comandantes jóvenes que se enorgullecían de su preparación en la academia militar. En abril de 1956 la primera de una serie de conspiraciones del ejército sobresaltó al gobierno. El cabecilla del complot era Ramón Barquín, en el mismo estaban implicados más de doscientos oficiales. En septiembre de 1957 otra conspiración dio por resultado un motín en la base naval de Cienfuegos que era parte de un complot más ambicioso que comprendía las principales instalaciones navales de toda la isla. En las postrimerías de los años cincuenta Batista se enfrentaba tanto con la creciente oposición popular como a la resistencia armada con un ejército cada vez más inseguro políticamente y de poco fiar profesionalmente.

Muchos de los participantes en la lucha contra Batista definían el conflicto en términos principalmente políticos, una lucha en la cual los asuntos centrales giraban por completo en torno a la eliminación de Batista y la restauración de la Constitución de 1940. Pero el

descontento durante el decenio se debió tanto a una frustración socioeconómica como a las demandas políticas. El azúcar había dejado de ser una fuente crecimiento económico continuado. Los efectos del tratado de reciprocidad de 1934 se habían cobrado su tributo e impedido en Cuba el desarrollo industrial que fue característico de otros países latinoamericanos durante el período de posguerra. La inversión en la industria no estuvo a la altura de los ahorros nacionales disponibles. Al mismo tiempo, sumas considerables de capital se transferían al extranjero, principalmente bajo la forma de ganancias de las inversiones extranjeras en Cuba y por medio de inversiones cubanas fuera de la isla. En 1955 la inversión en bienes raíces superaba los 150 millones de dólares, el capital estadounidense controlaba el 90% de los servicios de teléfono y electricidad de Cuba, el 50% de los ferrocarriles y el 40% de la producción de azúcar.

No sólo descendió la parte de la renta neta correspondiente a los trabajadores durante los años cincuenta, sino que además aumentaron el desempleo y el subempleo. Al aumentar el desempleo creció también la resistencia a las medidas destinadas a incrementar la productividad. Los trabajadores del azúcar se opusieron con éxito a que se mecanizaran la operación de cortar la caña y la carga a granel, los cigarreros consiguieron limitar la mecanización y los trabajadores portuarios ofrecieron feroz resistencia a ella. Leyes laborales sucesivas hicieron prácticamente imposible despedir a los trabajadores y la seguridad del empleo se convirtió en un asunto de mayor importancia. Uno de los resultados de todo esto fue reducir aún más la capacidad de las exportaciones cubanas para competir con éxito en los mercados internacionales.

Dentro de la población activa cubana existían distinciones considerables. La Cuba rural disfrutaba de pocas de las comodidades y servicios que habían llegado a caracterizar la vida en las ciudades de la isla. El índice nacional del 20% de analfabetismo ocultaba el hecho de que en el campo la cifra era del 40% y en la provincia oriente superaba el 50%. Veintidós compañías azucareras explotaban un quinto de la tierra cultivable.

A mediados de 1950 hasta la clase media urbana de Cuba se sentía sumida en una crisis. Cuba disfrutaba de una de las rentas per cápita más altas de América Latina (374 dólares) y en 1957 se clasificó en segundo lugar detrás de Venezuela (857 dólares). Sólo México y Brasil superaban a Cuba en el número de radios y televisores por mil habitantes. El país ocupaba el primer lugar en teléfonos, periódicos, y vehículos a motor para pasajeros. El promedio de consumo diario de alimentos únicamente lo superaban Argentina y Uruguay. Sin embargo los cubanos de clase media poco consuelo personal encontraban en las estadísticas que pregonaban su alto nivel de consumo material y situaban a la isla cerca del punto más alto de la escala latinoamericana de rentas per cápita. El punto de referencia de Cuba era Estados Unidos y no América Latina. Los cubanos que participaban directamente del sistema económico estadounidense y dependían de él, consideraban que los 374 dólares de la renta per cápita cubana perdían importancia al compararlos con los 2000 de los Estados Unidos.

Al finalizar el decenio de 1950, los cubanos de clase media, que al principio habían estado dispuestos a apoyar a Batista, en muchos sentidos ya estaban peor que en los años veinte. La inestabilidad y los conflictos políticos habían hecho estragos en la economía, el turismo volvía a decaer y los insurgentes impedían que los productos lácteos, las verduras y la carne llegaran

del campo a las ciudades. La escasez provocaba una fuerte subida de los precios de los productos de primera necesidad, al mismo tiempo que los sabotajes y la destrucción de propiedades contribuían también a la confusión económica. La producción de azúcar disminuyó.

En 1958 el movimiento 26 de Julio comenzó una guerra contra la propiedad y la producción a lo ancho y largo de la isla con el fin de aislar a Batista del apoyo que le prestaban las elites económicas, tanto extranjeras como nacionales. El mensaje era claro: la normalidad no volvería hasta que Batista se marchara. En febrero los líderes de la guerrilla anunciaron su intención de atacar los ingenios de azúcar, las fábricas de tabaco, las empresas de servicios públicos, los ferrocarriles y las refinerías de petróleo. La destrucción de la cosecha de azúcar en particular pasó a ser el objetivo principal de la estrategia insurgente. “O Batista sin la zafra o la zafra sin Batista”. Cuba estuvo al borde de la Revolución durante la mayor parte de 1958. El pacto de Caracas nombró a Fidel Castro líder principal del movimiento contra Batista y al ejército rebelde, brazo principal de la Revolución. Todas las ramas de las fuerzas armadas participaron en la ofensiva, durante la cual se calcula que 12000 soldados marcharon a Sierra Maestra. Pero la ofensiva del gobierno fracasó a finales del verano y ello fue el principio de la desintegración de las fuerzas cubanas. El ejército sencillamente dejó de combatir porque las deserciones y defecciones alcanzaron proporciones de epidemia.

La guerrilla lanzó su contraofensiva en las postrimerías del verano. A las pocas semanas las fuerzas gubernamentales en la mitad oriental de la isla se vieron engullidas por la oleada de la oposición armada, aisladas, sin poder recibir socorro ni refuerzos, a medida que las poblaciones y ciudades provinciales iban cayendo en poder de las columnas de guerrilleros. Dos cosas ya eran evidentes:

1. El régimen de Batista estaba condenado2. El movimiento 26 de julio capitaneado por Fidel Castro había impuesto su clara

hegemonía al resto de las facciones revolucionarias.

En 1958 Batista había adquirido un adversario más: el gobierno de Estados Unidos. El año comenzó con malos auspicios para el gobierno cubano cuando, en marzo, Washington impuso un embargo de armas, medida que equivalía a la retirada de su apoyo. Durante la mayor parte de los años 50 Batista había conservado la fidelidad del ejército a fuerza de asegurarle que gozaba del apoyo sin reservas de Washington. Después de marzo de 1958 el mando del ejército ya no estuvo seguro de que así fuera. Según Earl E. T. Smith embajador de Estados Unidos, las insinuaciones de que Washington ya no respaldaba a Batista surtieron un “efecto psicológico devastador” en el ejército y fueron la medida más eficaz que tomó el Departamento de Estado para provocar la caída de Batista. Washington rechazó rotundamente la sucesión presidencial armada y anunció por adelantado que no reconocería diplomáticamente a Riva Agüero, lo cual mermó el apoyo político y militar al régimen.

De hecho Washington ya había decidido que Batista debía abandonar el poder. El 9 de diciembre Pawley mantuvo una entrevista de tres horas con Batista, a quien ofreció la oportunidad de retirarse sin ser molestado a Florida con su familia. El enviado estadounidense hizo saber al presidente que los Estados Unidos “harían un esfuerzo por impedir que Fidel Castro subiera al poder como comunista, pero que el gobierno de transición lo integrarían

hombres que eran enemigos suyos, pues de lo contrario no daría buen resultado, y Fidel Castro tendría que deponer las armas o reconocer que era un revolucionario que luchaba contra todo el mundo sólo porque quería el poder, no porque estuviera contra Batista”. Batista se negó.

El fracaso de la ofensiva del gobierno y el triunfo de la contraofensiva de la guerrilla surtieron un efecto galvanizador en los cubanos y provocaron levantamientos espontáneos en toda la isla. Durante las postreras semanas de 1958 aumentaron rápidamente las filas de la resistencia urbana y también las columnas de guerrilleros. En diciembre de 1958 el mando del ejército de Batista en Santiago comunicó que el 90%de la población apoyaba la guerrilla. En la decisiva batalla de Santa Clara la columna de Guevara recibió ayuda decisiva de la población del lugar. En el momento de empezar la ofensiva veraniega del gobierno la guerrilla contaba con unos 5000 hombres, entre oficiales y soldados. En enero de 1959 los efectivos del ejército rebelde ya se cifraban en 50000 hombres.

Durante las primeras horas del 1 de enero de 1959, mientras las columnas de guerrilleros cruzaban las llanuras del centro de Cuba, el general Eulogio Castillo se hizo con el poder y nombró presidente provisional a Carlos Piedra, juez del tribunal supremo. El Movimiento 26 de julio rechazó el golpe de Estado y exigió la rendición incondicional al ejército rebelde. Prometiendo continuar la lucha armada, Fidel Castro pidió que se declarase una huelga general en toda la nación.

Al difundirse la noticia de la huida de Batista, las unidades del ejército en toda la isla sencillamente dejaron de ofrecer resistencia a los avances rebeldes. En un intento de reanimar la lucha contra el enemigo Cantillo convocó a su presencia a Ramón Barquín, que estaba encarcelado, y le entregó el mando del ejército. Barquín ordenó un alto al fuego inmediato, saludó al insurgente “Ejército de Liberación” y entregó el mando del campamento de Columbia y la fortaleza militar de La Cabaña al “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos. Una semana después Fidel Castro llegó a La Habana.

Chile

Drake, Paul “Chile 1930-1958” en “Historia de América Latina” comp. Leslie Bethell, Cap. 5 tomo XV Ed Crítica.

La experiencia del Frente Popular

Durante tres decenios a partir de 1930 Chile sostuvo una democracia electoral de la que formaban parte partidos marxistas de importancia. Los gobiernos multipartidistas basados en alianzas multiclasistas buscaron simultáneamente el crecimiento industrial y la reforma social. Sin embargo, no atacaron las raíces del subdesarrollo chileno ni en el sector rural, donde dominaban lo latifundios, ni en el sector externo, dominado por los Estados Unidos.

A partir del decenio de 1930 los reformadores chilenos criticaron la excesiva dependencia nacional del sector exterior que la depresión mundial había puesto de relieve. Chile dependió constantemente de los Estados Unidos en lo que se refería a manufacturas para el consumo y,

de modo creciente después de la segunda guerra mundial, artículos alimenticios y bienes de capital.

Aunque los productos manufacturados para el consumo descendieron como porcentaje de las importaciones, la industria chilena siguió dependiendo mucho del extranjero en lo que se refería a materias primas, artículos semielaborados, piezas, capital y tecnología; más de una cuarta parte de los productos primarios que usaba la industria nacional procedía del extranjero.

El sector de servicios registró una expansión mayor que la de cualquier otro sector de la economía. El crecimiento de la burocracia se hizo más lento en el decenio de 1950, pero no ocurrió lo mismo con las inversiones públicas. En efecto, el sector público ya representaba más de la mitad del capital de inversión nacional en el decenio de 1940. Aunque ya hubo un anticipo del fenómeno en los años veinte, fue durante la depresión y después de ella cuando los chilenos empezaron a acudir de forma creciente al estado en busca de soluciones para los problemas del subdesarrollo.

El crecimiento demográfico y la expansión de las manufacturas y los servicios provocaron un gran aumento de las zonas urbanas. La población total subió de 4.3 millones en 1930 a 5.9 millones en 1950 y 7.4 millones en 1960.

La urbanización acentuó la dominación tradicional del Chile central sobre las regiones periféricas. La proporción de la población nacional correspondiente a la provincia de Santiago creció del 16%en 1930 al 30% en 1952, después de lo cual continuó representando alrededor de un tercio. En los mismos años su proporción de la industria nacional subió del 37 al 65%. Las regiones alejadas se quejaban de colonialismo interno y decían que sus minas y su agricultura pagaban el crecimiento de las manufacturas, la burocracia y la riqueza de la capital y sus alrededores.

Beneficiándose del descontento popular con la explotación por parte de las elites urbanas y rurales de la región central, los candidatos presidenciales de la izquierda obtuvieron sus mayores porcentajes de votos en las lejanas provincias septentrionales y meridionales. Una vez en el poder, tendieron a no hacer caso de los agravios regionales.

La entrelazada clase alta de Chile, que poseía grandes fincas, las fábricas, las minas y los bancos, probablemente representaba menos del 10% de la población. La clase media formada por empleados, pequeños propietarios y comerciantes, intelectuales y profesionales representaba probablemente más o menos el 15%, y la clase baja, cada vez más urbana, comprendía alrededor del 75%. La mayor parte de la población clasificada como analfabeta pertenecía a los estratos inferiores.

La clase alta rural y urbana dominaba los medios monopolísticos de producción en todos los sectores económicos. Los gobiernos radicales, que solían estar respaldados por los dos partidos marxistas hacían caso omiso de esta distribución desigual de la propiedad rural con el fin de no enemistarse con los latifundistas y provocar una subida de los precios de los alimentos. Las elites urbanas y rurales ejercían influencia política por medio de instituciones tales como la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y la Sociedad de Fomento Fabrie (SFF).

De las dos, la segunda era menos hostil al frente popular. También ejercían influencia por medio de la Iglesia Católica y las fuerzas armadas. Actuaban principalmente por medio de los partidos Conservador y Liberal, dejaron de lado las rencillas decimonónicas sobre el papel de la Iglesia para unirse contra las amenazas del populismo y el socialismo. La clase alta retuvo un significativo poder de veto, impuso límites firmes a la reforma y conservó privilegios económicos y categoría social.

Los grupos medios, que hacían de inermediarios entre los estratos superior e inferior, se vieron políticamente reforzados durante los años de entreguerras. La case media urbana hizo valer sus derechos mediante organizaciones profesionales, asociaciones estudiantiles, sociedades intelectuales, los sindicatos, y sobre todos, los partidos reformistas. Se identificaba, con el Partido Radical, aunque muchos líderes radicales procedían de los mismos círculos sociales exclusivos que los conservadores y liberales, tenían tenues vínculos con la izquierda debido a su compromiso con la industrialización y el intervencionismo del estado como medios de diluir el descontento de las clases media y trabajadora. Durante los años 30’ y 40’ estos grupos medios, que buscaban simultáneamente apoyo de los de abajo y la aceptación de los de arriba, solían reunir a los trabajadores como aliados con el objetivo de ganar terreno dentro del sistema. Mediante la política frente populista, las llamadas capas medias se beneficiaron más que las clases bajas.

El término campesinos abarcaba tres grupos principales de trabajadores agrícolas:

Inquilinos eran más o menos la mitad de la fuerza laboral agraria y estaban atados a las grandes estancias.

Afuerinos eran trabajadores migratorios que padecían una pobreza todavía peor que la de los inquilinos.

Minifundistaseran los pequeños propietarios.

Los trabajadores rurales todavía andaban muy rezagados de los trabajadores urbanos como fuerza electoral favorable a la izquierda.

Durante los años del frente popular, la minoría trabajadora que se mostraba activa en política vivía sobre todo en las ciudades y en las poblaciones mineras, y expresaba sus agravios principalmente por medio de los sindicatos y los partidos Socialista y Comunista. Las concentraciones proletarias más fuertes aparecieron en las zonas mineras poco pobladas y aisladas.

A pesar de los avances impresionantes que consiguió, el trabajo seguía siendo débil, en parte debido al pequeño tamaño del proletariado industrial. Los trabajadores tenían que recurrir al estado intervencionista y, por ende, a los partidos políticos en busca de la ayuda relacionada con la seguridad del empleo, los salarios, las condiciones de trabajo y los beneficios sociales. El lento crecimiento de la sindicación y del electorado hizo que la institucionalización política estable llevara mucha delantera a la movilización subversiva. La exclusión de las mujeres y de los hombres analfabetos de la mayoría de las elecciones hasta los años cincuenta redujo los votantes potenciales a alrededor del 20% de la población. Entre las personas con derecho a votar, normalmente eran menos de la mitad las que se inscribían en el registro de votantes. Entre el 7 y el 9% de la población total votó a los candidatos presidenciales desde 1932 hasta el

principio de la rápida expansión del electorado en 1952. Hasta el decenio de 1950 la política populista en Chile, a diferencia de en algunos otros países latinoamericanos, no supuso ningún aumento importante de la participación electoral.

Depresión y Crisis, 1929-1932

La depresión mundial afectó a Chile más profundamente que a cualquier otro país del mundo occidental. El comercio exterior se derrumbó: en 1932 las exportaciones habían caído hasta quedar en menos del 12% de su valor de 1929. El presupuesto del endeudadísimo gobierno sufrió la correspondiente contracción y disminuyó aproximadamente en un 50% de 1929 a 1932, año en que registró un clamoroso déficit de 189 millones de pesos. De todos los sectores económicos de Chile, la depresión afectó a la minería antes y con más dureza que los demás, la depresión rebotó del sector minero al agrícola. De 1929 a 1931 los precios de los productos agrícolas cayeron cerca del 50%. La depresión afectó solo tarde y brevemente a las manufacturas. En todo Chile los salarios reales descendieron alrededor del 40% de 1929 a 1932. Las clases alta y media se asustaban al ver como los trabajadores parados, hambrientos y encolarizados se manifestaban, pedían limosna y formaban colas para recibir alimentos gratuitos.

Al evaporarse las divisas extranjeras, los ahorros y las inversiones, los terratenientes y los industriales lamentaron la inacción del gobierno, aunque unos y otros abogaban por soluciones diferentes de la crisis. El dictador de Chile Carlos Ibañez del Campo, al principio se aferró a medidas ortodoxas del laissez faire y mantuvo el patrón oro, aspiró a equilibrar el presupuesto, incrementó los impuestos y recortó los gastos, lo cual le indispuso con los burócratas, las fuerzas armadas y los empleados en el sector público. Luego, a mediados de 1931, se suspendió el servicio de la deuda exterior y se impusieron controles de cambios. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para detener el derrumbamiento económico. En julio los universitarios de clase media, los profesionales y los empleados públicos sacaron su protesta a la calle. Ante tal oposición, que sólo podía silenciarse recurriendo a la fuerza armada en masa, Ibañez optó por dimitir. Mientras en la mayor parte de América Latina la depresión destruyó gobiernos de carácter civil, en Chile desacreditó al régimen militar. Una oleada de antimilitairsmo barrió el país. La caída de Ibañez había dejado un vacío en el cual se produjo la escisión de los partidos políticos tradicionales y surgieron docenas de nuevos aspirantes al poder. Fue la izquierda la que más activa se mostró y los comunistas se escindieron de modo decisivo en estalinistas y trotsquistas, a la vez que se fundaba un gran número de diminutos partidos socialistas. El espectro político multipartidista se rehízo en el período 1931-1932 y a partir de entonces quedó integrado por la izquierda (socialistas y comunistas), el centro (radicales y falangistas/democristianos) y la derecha (liberales y conservadores). La derecha y el centro se fundieron detrás de Juan Esteban Montero. Las convulsiones de la depresión empujaron a conservadores y liberales a preferir a sus antiguos enemigos políticos para aislarse de alternativas de peor agüero. En una convención de la izquierda liberales y radicales desafectados, los demócraas, cuya base eran los artesanos, y un puñado de nuevos grupos socialistas nombraron candidato al paladín populista de los 20’, y presidente de la república de 1920 a 1925, Arturo Alessandri Palma, presentándole como defensor de las clases medias y trabajadoras. Montero obtuvo una victoria arrolladora con el

64% de los votos, el primer miembro del Partido Radical que era elegido presidente. El 35% fue para Alessandri y sólo el 1% para los dos candidatos comunistas juntos.

La vuelta al poder de los grupos dirigentes establecidos no sirvió para poner remedio al desastre económico, calmar la agitación que se advertía entre los izquierdistas o disipar el clima general de temor. Mientras el laborioso presidente se dedicaba a respetar la Constitución y a predicar la austeridad, la producción y el empleo se hundieron todavía más.

En junio de 1932 el comandante de la fuerza Marmaduke Grove Vallejo derribó a Montero e instauró una supuesta República Socialista que el resto de las fuerzas armadas derrocó alcabo de sólo doce días. En septiembre se convocaron a nuevas elecciones para la presidencia y el Congreso, las cuales se celebraron en octubre. Alessandri apareció como el principal candidato de la campaña de 1932. Los radicales y los demócratas le proporcionaron el apoyo oficial, pero muchos liberales y socialistas neófitos también formaron detrás de su bandera. Se presentó como la encarnación de la unidad nacional con el lema “El triunfo de Alessandri es el triunfo del gobierno civil”.

La recuperación de la economía y la reconstrucción de la autoridad civil eran las cuestiones dominantes a finales de 1932. La respuesta de la mayoría de los chilenos a la depresión fue depositar las esperanzas en la intervención del estado, la industrialización y un moderado nacionalismo económico. La derecha abogó por una regulación estatal de signo cooperativo; la izquierda presionaba para que el estado tomase medidas socialistas que aliviasen el sufrimiento de las masas. La industrialización substitutiva de las importaciones protegida por el arancel y acompañada de modestas medidas de asistencia social mezcló superficialmente estos deseos. La derecha creó las milicias republicanas, cuerpo paramilitar cuya misión era defender al gobierno civil. La mayoría de los líderes de las fuerzas armadas, molestos ante semejante hostilidad, repudiaron entonces la participación manifiesta en política. Alessandri salió victorioso con el 55% de los votos, Grove quedó en segundo lugar con el 18%.

En abril de 1933 se fundó el partido socialista de Chile, inestable agrupamiento populista de marxistas, trotskistas, socialdemócratas y anarquistas/anarcosindicalistas que era como un puente entre las clases medias y trabajadoras. Una vez en el poder Alessandri gobernó con los conservadores, los liberales y el ala derecha del partido Radical.

Las elecciones de 1932 para el Congreso reflejaron una nueva alineación tripolar:

Derecha37% votos Radicales y grupos centristas 20% de los votos Demócratas, socialistas, comunistas y otros izquierdistas 33%

Los periódicos reflejaban la situación con la siguiente frase “La vanguardia ha cambiado de nombre pero su naturaleza es la misma de ayer”.

Desde el decenio de 1930 hasta el de 1950 el factor crítico de la política chilena lo aportaría la cuestión de que fuerzas aceptarían como aliados los radicales intermedios.

La segunda presidencia de Arturo Alessandri, 1932-1938

La autoridad personal, el mandato electoral y el éxito económico del presidente Alessandri infundieron un nuevo vigor a la legitimidad constitucional en Chile a partir de 1932. Controló a los militares utilizando la rotación de los mandatos, retirando a los conspiradores y premiando a los leales. Alessandri también reestableció el orden ejerciendo poderes ejecutivos extraordinarios contra los agitadores de derechas e izquierdas. A medida que el decenio fue avanzando se apoyó de manera creciente en los partidos de la derecha y en la elite económica como soportes principales de su gobierno.

La reconstrucción económica se benefició de la reanimación gradual del mercado internacional, especialmente de la demanda de cobre. El keynesianismo aplicado por los gobiernos intermedios entre Ibañez y Alessandri también colaboró. El gobierno de Alessandri intentó alcanzar el equilibrio entre el crecimiento y la estabilidad. Los controles de cambios, los aranceles proteccionistas, los incentivos fiscales y la expansión crediticia por parte del Banco Central alentaron a las empresas urbanas a sacar a Chile de la depresión. La administración Alessandri favoreció las manufacturas, la construcción y la minería, lo cual hizo descender el número de parados de 300000 en 1932 a menos de 15000 en 1935. Las cuestiones relativas al nacionalismo económico y a la justicia social continuaron dando pábulo a la oposición izquierdista a la Administración Alessandri.

A pesar de algunos desacuerdos y de que el naciente frente popular presionó para que se tomaran medidas antiimperialistas enérgicas, Alessandri mantuvo las buenas relaciones con los Estados Unidos, al mismo tiempo que Gran Bretaña y Europa volvían a captar una porción mayor del comercio chileno. En el caso de otro asunto polémico de la política exterior en los años 30’-la guerra civil española, el aumento de los conflictos en Europa-, los radicales, los socialistas y los comunistas criticaron severamente a la Administración por adoptar una postura de neutralidad ante el conflicto español que mostraba un sesgo favorable a Franco.

Los críticos también atacaron los programas conservadores de Alessandri y los tacharon de perjudiciales para los trabajadores, cuyos sueldos y salarios iban a la zaga del coste de la vida. Es cierto que Alessandri institucionalizó las relaciones laborales-industriales mediante el cumplimiento del código de leyes de 1924, pero aceptó las exigencias de los terratenientes en el sentido de que los derechos sindicales se restringieran a las ciudades.

Los agricultores más inteligentes se dieron cuenta de que la expansión urbana incrementaría paulatinamente el consumo de alimentos, materias primas y el excedente de mano de obra en el campo, y concibieron la esperanza de que ello redujera las presiones favorables a la reforma agraria. Las elites agrarias conservaron el acceso especial a los créditos y ferrocarriles públicos, impuestos bajísimos, la influencia sobre los organismo gubernamentales relacionados con la agricultura y numerosos escaños en el Congreso. La fundación en 1933 de la Confederación de la Producción y el Comercio, que coordinaba todos los grupos de intereses económicos de la elite en oposición a la nueva izquierda y a favor de los impuestos bajos y los créditos abundantes concedidos por el gobierno.

Los conservadores se unieron ahora a los liberales contra el nuevo espectro del populismo y el socialismo con la esperanza de que mayor paternalismo de la patronal y del gobierno protegiera la paz social y, por ende, socavara la posición de la izquierda. En el seno del partido conservador una serie de jóvenes reformadores-en especial Manuel Garretón Walker,

Bernardo Leighton Guzmán y Eduardo Frei Montalva-querían ir aún más lejos con programas semi-corporativos para el bienestar social con los que se ganaría la lealtad de las masas en detrimento de los marxistas. Inspirados por el pensamiento católico reformista procedente de Europa, crearon la Falange, que se convirtió en partido centrista independiente en el decenio de 1940 y en el de 1950 se transformó en el Partido Cristiano-Demócrata.

Una proliferación de pequeños partidos de derechas también buscó una senda entre el deslucido pasado del laissez faire y un temido futuro socialista. El Partido Agrario, el Partido Cooperativo Popular, la Unión Republicana, la Acción Nacional y, lo más significativo de todo, el Movimiento Nacional Socialista (MNS). Este último juntó ideas reformistas sacadas de los fascistas europeos y los populistas latinoamericanos, en especial los apristas del Perú.

Tanto la derecha como la izquierda cortejaron a la clase media. Los sectores medios, que dependían mucho de los programas y empleos gubernamentales, apoyaban la expansión estatal. Los grupos medios buscaban movilidad y seguridad encargándose de la burocracia y de los partidos políticos.

Los radicales, aunque siempre divididos y oportunistas, dejaron el liberalismo clásico y adaptaron el intervencionismo del estado de bienestar, reconociendo oficialmente la lucha de clases que el capitalismo generaba y prometiendo mejorar las cosas. Después de apoyar inicialmente a Alessandri, gravitaron hacia el frente popular, lo cual les permitió convertirse en socios principales.

La depresión y sus consecuencias hicieron que las coaliciones multiclasistas resultaran más tractivas a ojos de los trabajadores de las ciudades y de las minas. A principios del decenio de 1920 los pocos sindicatos que existían eran débiles y llenos de luchas internas. En el decenio de 1930 el fragmentario movimiento laboral urbano cobró fuerza y unidad. Gracias a la falta de oposición de Alessandri y al aliento del frente popular, el número de sindicatos y afiliados a los mismos se triplicó sobradamente de 1930 a 1940.

El PS, que unía las consignas combativas del marxismo al populismo carismático de Grove, se convirtió en el principal partido del trabajo en los años 30’. También se ganó muchos seguidores en las ciudades entre los profesionales, los intelectuales y los estudiantes, los cuales llegaron a dominar una organización que se basaba en la clase trabajadora. Los socialistas atraían a los trabajadores con imágenes revolucionarias y a los estratos medios con un planteamiento evolutivo. El partido acentuaba cada vez más la política nacionalista, reformista, electoral y de coalición. Los comunistas poco a poco alejándose de los fanáticos que exigían una revolución proletaria inmediata.

A pesar de las esporádicas campañas de captación de seguidores, de la sindicación incipiente y de algún que otro estallido de descontento, los trabajadores rurales siguieron en parte aislados del fermento de la izquierda. Los marxistas no supieron sacar provecho de la opresión en el campo para galvanizar a los trabajadores rurales y ello obligó a la izquierda a depender de las coaliciones con grupos centristas. La derecha conservó su dominio sobre el electorado rural.

Desde 1935 el PCCh pasó a hacer hincapié en las tácticas electorales en lugar de las insurreccionales, las coaliciones de clase (incluso son pequeña burguesía y la burguesía

nacional progresista) en lugar de los conflictos, la industrialización en lugar de la socialización, el nacionalismo en lugar del internacionalismo. A medida que Alessandri fue inclinándose más y más hacia la derecha, el PCCh empezó a ganar partidarios de la idea de crear un frente popular.

Proporcionando una respetabilidad crucial, organización, votos y dinero al frente popular, los radicales arguyeron que su partido “dentro de la izquierda, está llamado a desempeñar el papel de fuerza reguladora, una fuerza que haga posible la deseada transformación empleando medios que respeten los derechos democráticos y eviten la explosión social”. Los socialistas de izquierdas temían que el frente popular engañara a los trabajadores con su demagogia burguesa, pero los líderes del partido llegaron a la conclusión de que el pacto era necesario tanto para evitar el fascismo como para adquirir el poder.

La nueva Confederación de Trabajadores de Chile (CTCh) también entró a formar parte del frente popular; fundada en 1936 juntaba a sindicatos de clase media y de clase trabajadora, y se hallaban incorporadas a ella la FOCh, la CNS, la Asociación de Empleados Chilenos, así como la mayoría de los independientes e incluso unos cuantos campesino, aunque la disminuida CGT se negó a afiliarse a ella. Por medio de la CTCh los trabajadores ayudaron a poner en marcha y sostener el frente popular, empezando con una importante huelga en 1936 a cargo de los trabajadores de los ferrocarriles que provocó represalias del gobierno contra la prensa y los partidos de izquierdas, así como los trabajadores, con lo cual se reforzó la coalición.

Las logias masónicas que en gran parte representaban a la clase media, también contribuyeron a soldar el frente popular. Líderes eminentes de los radicales, los socialistas y los comunistas tenían en común la pertenencia a la masonería, cuyo Gran Maestre fomentaba las coaliciones reformistas prudentes a modo de antídoto contra los peligros revolucionarios o reaccionarios.

Por ser el mayor de los partidos afiliados al frente popular, los radicales asumieron el liderazgo del mismo. Dominaron su comité ejecutivo nacional y su programa que ostentaba el lema populista y redistributivo de “Pan, techo y abrigo”, ideado por la República socialista de 1932.

El Programa del Frente Popular prometía:

También prometió respetar y mejorar los derechos electorales y las libertades civiles. Abogó por la protección de la industrialización y por la redistribución de tierras agrícolas que se utilizaban de forma insuficiente. El lema “Chile para los chilenos” sugería que se redujesen los pagos a cuenta de la deuda exterior y se nacionalizaran algunas minas, industrias y empresas de servicio público, todas ellas propiedad de extranjeros. El programa político ofrecía mejorar las rentas, la vivienda, la salud, la educación y la representación de los grupos menos favorecidos.

Después de una dura batalla con los socialistas, los radicales colocaron a su candidato para la presidencia del frente popular. Pedro Aguirre Cerda, maestro, abogado, rico vinicultor y masón, procedía del ala derecha del Partido Radical, que se había resistido a la formación del frente popular. Su atractivo moderado suavizaba el contenido reformista de la coalición al tiempo que mejoraba sus perspectivas electorales y era un ejemplo de los dilemas ineludibles que semejantes coaliciones evolutivas tenían para los marxistas revolucionarios.

Aguirre Cerda triunfó en su campaña atrayendo a las clases media y trabajadora sin asustar indebidamente a los ricos. La clave de su victoria sería la capacidad de los marxistas en lo referente a movilizar a los trabajadores contra los tradicionales partidos gobernantes. Lo que transformó el escenario político de Chile fue la creciente identificación de los trabajadores con los socialistas y comunistas.

La derecha contribuyó al ímpetu del frente popular nombrando candidato suyo a Gustavo Ross. Mientras que Aguirre Cerda representaba el rostro moderado del frente popular, Ross era el ejemplo de la imagen rapaz de la clase propietaria. Ross cuyo lema de campaña era “orden y trabajo” difería del frente popular principalmente en la importancia que le daba a la producción en vez de a la redistribución, la eficiencia en vez de la substitución de las importaciones y el control de los inversionistas extranjeros en vez de la nacionalización. Mientras la derecha hablaba una y otra vez de las atrocidades del comunismo, la izquierda recalcaba los horrores del fascismo. Ross prometió salvar la democracia chilena de Aguirre Cerda y viceversa.

Aumentar las libertades

democráticas

Generar modernización

económica bajo la tutela del Estado

Fomentar el Nacionalismo económico y

cultural

Asegurar el bienestar social para las clases

medias y trabajadoras

La derecha esperaba triunfar gracias al funcionamiento de la maquinaria del partido, la vigilancia del Frente Popular y la creciente conciencia política de la clase trabajadora complicaron la puesta en práctica de la habitual táctica del soborno.

La existencia de una tercera opción obstruía el camino del Frente Popular a la presidencia. La campaña personalista del ex dictador Ibañez no tenía ninguna probabilidad de éxito, pero obtuvo votos, que tal vez hubieran sido para Aguirre Cerda. Ibañez pregonaba la planificación estatal, el nacionalismo económico y el bienestar social.

El Frente Popular obtuvo una victoria ajustada frente a la derecha en 1938 con el 50,3% de los votos. Las fuerzas conservadoras aprendieron que los votos de las zonas latifundistas del centro ya no podían garantizar la supremacía. El Frente Popular legitimó su derecho a la presidencia frenando a sus jubilosos seguidoresy desacreditando los rumores derechistas en el sentido de que la anarquía era inminente. Fomentó al mismo tiempo la idea de que se limitaría a introducir una versión chilena del New Deal si se le permitía subir al poder, pero que podía desatar una eficaz resistencia de las masas si se lo negaban: “Chile no será una segunda España. Aquí suprimiremos el fascismo antes de que pueda levantar la cabeza” como advirtió el mismo Aguirre Cerda “O bien abro un cauce para los deseos del pueblo o detrás de mí viene el diluvio”.

Tres declaraciones públicas efectuadas por grupos pertenecientes a las clases dirigentes tuvieron una importancia crítica en esta coyuntura. En primer lugar, si bien el gobierno de Alessandri se abstuvo de hacer el reconocimiento oficial hasta que pudieran juzgarse las acusaciones de irregularidades electorales lanzadas por la derecha, el ministro del Interior, que era padrino de Aguirre Cerda, reconoció la victoria del frente popular cuando se recibieron los resultados, y el ministro de asuntos Exteriores comunicó esta declaración a las legaciones chilenas en el extranjero. En segundo lugar, un obispo del norte mandó a Aguirre Cerda un telegrama de felicitación, y en tercer lugar, y esto fue lo más importante, los comandantes en jefe del ejército y de la policía nacional proclamaron que la elección del frente popular ya la habían aceptado los militares y la opinión pública y que negarle el poder a la coalición provocaría más violencia civil de lo que ellos estaban dispuestos a afrontar. Dando a entender que se oponían al comunismo pero no al reformismo, las fuerzas armadas convencieron así a la mayoría de los derechistas recalcitrantes de que combatieran al Frente Popular por los cauces regulares. Así a finales de 1938 Arturo Alessandri traspasó pacíficamente el fajín presidencial a Pedro Aguirre Cerda del Frente Popular.

El Frente Popular 1938-1941

La izquierda obtuvo sólo una representación mínima: los socialistas recibieron unos cuantos puestos de poca importancia en el gabinete, y para proteger al gobierno de acusaciones derechistas de estar bajo el control de los marxistas, los comunistas no recibieron ninguno. Aunque cosecharon pocos éxitos, los comunistas, los socialistas y la CTCh vieron crecer el número de sus afiliados durante el período frente-populista. En un sistema político clientelista muchos chilenos de clase media y trabajadora se arrimaron ansiosamente al sol que más calentaba; según se dice, la CTCh multiplicó por dos su número de afiliados en el año que siguió a la victoria de Aguirre Cerda.

Por medio del Frente Popular las fuerzas marxistas obtuvieron un puesto reconocido en el sistema político. Con todo, un decenio de intensa movilización izquierdista de las clases medias y trabajadora había producido una administración menos avanzada y osada de lo que inducían a pensar su compromiso y su retórica. La toma de posesión de un presidente frente-populista no fue el preludio de grandes transformaciones estructurales, más bien ello significó el comienzo de una nueva era con las fuerzas socialistas y en menor medida, comunistas institucionalizados como parte del sistema de negociación establecido, con la legitimidad del gobierno basada en el apoyo de las masas urbanas por mediación de los grupos centristas y el capitalismo de estado acelerado en nombre de la industrialización.

Aguirre Cerda aspiraba en esencia a un modelo de capitalismo estatal paternalista en el cual el gobierno colaborase con la empresa privada en la construcción de una economía mixta, el frente popular de Chile movilizó al movimiento laboral detrás del desarrollo económico de la nación mas que de las conquistas sociales de la clase trabajadora. En comparación con la derecha, dio mayor importancia a la intervención del Estado, a la industrialización y a las necesidades del trabajo. Al igual que en otras partes de América Latina, el comienzo de la segunda guerra mundial aceleró la producción nacional de manufacturas destinadas al consumo, amplió la esfera de acción del estado central e hizo que Chile pasara a depender más de los Estados Unidos que de Europa.

El principal instrumento económico fue la nueva Corporación de Fomento de la Producción (CORFO). La CORFO asignó créditos públicos a todos los sectores de la economía, pero especialmente a la industria y a la construcción. Entre las postrimerías del decenio de 1930 y los comienzos del de 1950 este organismo casi autónomo efectuó cerca de un tercio de la inversión total de bienes de capital y cerca de una cuarta parte del total de inversiones nacionales.

Si bien el Frente popular la saludó como un paso importante hacia el socialismo de estado y el nacionalismo económico, la CORFO evolucionó hasta convertirse en un vehículo para el capitalismo de estado vinculado a los intereses creados, así privados como extranjeros. Ante la necesidad de escoger entre dos objetivos, la industrialización y la reforma social, el frente popular optó por la primera. Bajo Aguirre Cerda, la expansión del crédito con el fin de proporcionar fondos para la industrialización substitutiva de las importaciones fomentó todavía más la inflación, efecto que también surtió la guerra. Imponiendo límites máximos a los precios de los productos agrícolas, el gobierno transfirió efectivamente rentas al sector urbano.

Una institución tradicional que llegó a un modus viviendi con el frente popular fue la Iglesia católica. El Vaticano sustituyó al reaccionario arzobispo de Santiago por José María Caro, el Obispo del norte que había felicitado a Aguirre Cerda con motivo de su elección. En su nuevo cargo, Caro defendió un reformismo que estaba cerca del de la Falange autóctona, e hizo que la Iglesia chilena adquiriese la reputación de ser la más progresista de América Latina. Abogando por la sindicación, la subida de los salarios, la participación en los beneficios y la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores rurales.

Los terratenientes de la SNA también buscaron una tregua con los elementos más conservadores del frente popular. El presidente de la SNA y de la Confederación de la

Producción y el Comercio, Jaime Larraín García Moreno, animó a las elites rurales a tratar mejor a sus trabajadores con el fin de adelantarse a las propuestas de reforma agraria de los marxistas: “Debemos colocarnos al lado de la evolución social con el objeto de encauzarla”.

Durante el primer año de la Administración de Aguirre Cerda la sindicación marxista de los trabajadores agrícolas amenazó con romper el acuerdo tácito que existía entre los terratenientes y el frente popular. En baluartes que otrora fuesen conservadores el frente popular empezó a ganar elecciones parciales rurales, tanto porque los marxistas atraían a los trabajadores agrícolas como porque los radicales compraban estancias.

Aguirre Cerda hizo concesiones críticas a los terratenientes decretando que se suspendieran la sindicación y las huelgas campesinas. El gobierno a pesar de sus afinidades ideológicas optó por favorecer menos al grupo que podía ejercer presión en él. Marginar a los trabajadores rurales con el fin de reducir las demandas que debían soportar los recursos limitados parecía especialmente necesario los políticos cuando las escaseces derivadas de la guerra restringieron la campaña del gobierno a favor de la industrialización y los beneficios para las clases media y trabajadora de las ciudades. La represión del activismo campesino también evitó la interrupción del abastecimiento de alimentos a las minas y las ciudades, lo cual hubiera acelerado todavía más la importación de productos agrícolas. Frenó la inflación y apaciguó a los electores urbanos.

Al cooperar con los radicales y dejar a los trabajadores en gran parte sin organizar, los marxistas siguieron dependiendo de segmentos de los grupos medios. Por consiguiente, persistieron las concesiones mutuas y los dilemas inherentes a las coaliciones y las políticas populistas y multiclasistas. Aunque seguían temiendo la intervención del Estado, la mayoría de los manufactureros se dieron cuenta de que el activismo del frente popular impulsaba la empresa privada. Los industriales más perspicaces vieron que los conflictos sociales perdían fuerza si se mejoraban la organización la representación, la salud, la vivienda, y la educación de los trabajadores. Las reformas moderadas para los trabajadores hacían que aumentaran su productividad y su capacidad de consumo por encima de lo que costaban a los patronos, a la vez que la política crediticia inflacionaria también impedía que los salarios aumentaran con la proporción a la productividad.

Los sectores medios recibieron más puestos de trabajo, más renta, más viviendas, más educación, más seguridad social y otros beneficios que los estratos inferiores. La mayoría de los trabajadores vieron como su nivel de vida se estancaba o empeoraba en el decenio de 1940, al hacerse más regresiva la distribución de la renta.

Los avances de la organización de los trabajadores superaron el progreso material, toda vez que el número de sindicatos legales casi se triplicó durante la Administración de Aguirre Cerda, la mayoría de los partidarios fieles de los sindicatos eran aún mineros, artesanos o empleados de clase media. El porcentaje de la población económicamente activa creció dos veces más en los servicios que en la industria. El frente popular arguyó de modo convincente que respaldar a la Administración era como mínimo, preferible a un gobierno de derechas y, a la larga, más conveniente para el trabajo que las desestabilizadoras exigencias de retribuciones inmediatas.

Aguirre Cerda se esforzó constantemente por conservar la unidad de la coalición a pesar de las disputas entre sus componentes. En la pugna por colocarse en una posición ventajosa, los radicales se atrincheraron en el aparato del estado y pusieron los cimientos de un decenio de dominación. Hasta el ala izquierda de su propio partido se quejó del festín burocrático de los radicales, del favoritismo para con los ricos afiliados del partido y de su falta de interés por las reformas sociales.

El Partido Comunista creció de manera sumamente espectacular gracias a que surgió una política moderada y se puso una mordaza al descontento de los trabajadores. La participación comunista en el gobierno generalmente tuvo por objeto utilizar a la izquierda y al trabajo como participantes no revolucionarios y subordinados en la política electoral del Congreso y la burocracia.

Los socialistas adquirieron sinecuras en la jerarquía del gobierno y el precio que pagaron por ello fue el aplazamiento de la movilización de los trabajadores y de las reformas estructurales. Los disidentes, se quejaron de que el PS se estaba convirtiendo en una agencia de colocación para la cual el progreso electoral y burocrático era un fin en sí mismo. A los socialistas se les planteaba un dilema difícil, los radicales podían concentrarse en la administración pragmática con menos escrúpulos ideológicos y menos erosión de su base social, embotando las iniciativas de los socialistas en el brazo ejecutivo y ofreciendo más que ellos en la búsqueda de la lealtad de la clase media. A la inversa, los comunistas podían dedicarse a captar la clase trabajadora con menos responsabilidad por una mediocre ejecutoria administrativa. No es extraño, pues, que el PS nunca resolviera la paradoja que representaba conducir a las masas hacia el socialismo por medio del estado democrático burgués sin sucumbir ante la resistencia de los reaccionarios ni encallarse en el punto intermedio del reformismo incremental.

A principios de 1941 los socialistas se retiraron de la coalición de partidos que formaban el frente popular, aunque permanecieron en el gabinete de Aguirre Cerda. Destruyeron la coalición original, en gran parte, a causa de la discordia con los comunistas. A los socialistas les molestaba la competencia que les hacían los comunistas en relación con los sindicatos y se oponían al pacto entre Stalin y Hitler. En su postura cada vez más negativa ante el PCCh se reflejaba una creciente actitud positiva hacia los EEUU. Este acercamiento era fruto de la animosidad que el fascismo despertaba en los socialistas, de su participación en el gobierno nacional, del deseo de industrialización y de la búsqueda de mejores relaciones económicas con los Estados Unidos bajo los rigores propios de la época de la guerra. Cuando regañaron a los comunistas por obstruir la cooperación con los Estados Unidos, asociarse con los fascistas en el exterior y fomentar la agitación laboral en el interior, el PCCh respondió acusándoles de venderse al imperialismo norteamericano. Al verse incapaces de convencer a los radicales para que rompieran con los comunistas, el PS y una mayoría de la CTCh abandonaron el frente popular y se presentaron en calidad de independientes en la carrera de 1941 hacia el Congreso.

El frente popular decidió al fin llevar a cabo su programa rompiendo el control de los conservadores en el Congreso en las elecciones de 1941, los conservadores y liberales amenazaron con abstenerse y perjudicar así la legitimidad de los comicios. El gobierno de Aguirre Cerda limitó temporalmente las actividades políticas y las huelgas de los sindicatos,

tapó la boca a la prensa izquierdista, prohibió las milicias marxistas y sacó las fuerzas armadas a la calle para que impidiesen la intimidación, la violencia o la corrupción en las elecciones. Los partidos originales del frente popular se hacían con el control de ambas cámaras del Congreso con el 59% de los votos, tanto los radicales como los socialistas obtenían más del 20% mientras los comunistas veían crecer significativamente sus votos del 4% en 1937 a casi el 12%. Los conservadores y liberales juntos representaban ahora sólo el 31%.

Aguirre Cerda murió de tuberculosis en 1941, nueve meses después de las elecciones. Se lamentaba al final de su vida de no haber conseguido cumplir con sus promesas electorales.

La continuación dl gobierno radical 1942-1952

El Partido Radical propuso a Juan Antonio Ríos Morales, hombre de negocios indentificado con la derecha anticomunista del partido, como sucesor de Aguirre Cerda sin construir, ni consultar con ninguna coalición de múltiples partidos. Para evitar la vuelta de la derecha detrás del irreprimible Ibañez, los comunistas, los socialistas, miembros del CTCh, los demócratas, los falangistas y hasta algunos liberales renegados, entre ellos Alessandri, dieron su apoyo a Ríos, Cuya Alianza Democrática obtuvo el 56%de los votos en las elecciones extraordinarias de 1942. Ríos dedicó su gobierno a la unidad nacional, la estabilidad social y el crecimiento económico. Al igual que el difunto presidente, concedió gran importancia a la industrialización, pero se mostró menos preocupado por el bienestar social y las reformas para los trabajadores urbanos. El lema de su predecesor había sido “Gobernar es educar”, Ríos proclamaba “Gobernar es producir”. Ríos dio prioridad al mantenimiento de la productividad económica. Las clases alta y media constituían los principales beneficiarios de la política de Ríos, ya que el coste de la vida galopaba muy por delante de los salarios de los trabajadores.

Tal como habían exigido los socialistas y comunistas, Chile rompió finalmente las relaciones con las potencias del Eje en Enero de 1943. Las presiones y los incentivos de los EEUU, así como el mar de fondo de la opinión pública nacional contra el Eje, vencieron finalmente la tradicional resistencia de Chile a verse envuelto en conflictos fuera de América del Sur. Chile subvencionó la causa aliada al aceptar un precio artificialmente bajo para sus exportaciones de cobre a los EEUU al tiempo que pagaba precios cada vez más altos por lo que importaba. La política básica de Ríos consistía en desarrollar la economía chilena mediante la alineación externa con los Estados Unidos.

El desánimo que causaba el hecho de compartir la responsabilidad de la administración cada vez más conservadora incrementó la ruptura interna del PS, a a vez que el PCCh volvía a abstenerse de ocupar puestos en el gabinete y continuaba su expansión en los sindicatos. Bajo la bandera de la unidad antifascista ambos partidos marxistas renunciaron a las huelgas y refrendaron las exigencias de los trabajadores.

La disminución del entusiasmo reformista de la coalición gobernante coincidió con el descenso de su apoyo electoral. Debido a la mala salud de Ríos, otro radical de derechas, Alfredo Duhalde Vázquez, se hizo cargo provisionalmente de la jefatura del ejecutivo a finales de 1945. Duhalde reaccionó de forma exagerada a las huelgas fomentadas por los comunistas en las minas de nitrato y de carbón, apoyadas por concentraciones de solidaridad en Santiago. El empleo de tropas contra los huelguistas y los manifestantes causó derramamiento de sangre,

oposición general a su vacilante gobierno y batallas insólitamente encarnizadas entre los sindicatos socialistas y comunistas.

Los comunistas trataron de intensificar su dominio de los sindicatos aunque ello escindiera la federación nacional. Pretendieron aplastar a los socialistas y éstos, en justa correspondencia, decidieron expulsar al PCCh del movimiento laboral chileno y latinoamericano. Incluso con el apoyo del gobierno norteamericano y de funcionarios laborales de la misma nacionalidad, durante el resto de los años cuarenta la rama socialista de la CTCh, que era más pequeña, perdió terreno ante los comunistas. El PS retuvo la mayor fuerza entre los trabajadores del Cobre, los transportes públicos, los ferrocarriles, los textiles y la industria química, a la vez que el PCCh dominaba los sindicatos del nitrato y del carbón, la construcción, los trabajadores portuarios, las panaderías y otras industrias.

Las elecciones extraordinarias de 1946 demostraron la metamorfosis política que se había producido. El malestar político no se reflejaba sólo en la fragmentación de los partidos y la escasez de nuevas opciones, sino también en la reducción de la participación en los comicios. La pérdida de atractivo de la política del frente popular también quedó evidenciada cuando González Videla a duras penas consiguió una mayoría del 40% sobre Cruz Coke (30%). Al igual que en 1938, el candidato de la izquierda tuvo que andar en la cuerda floja durante los días que mediaron entre las votaciones y la toma de posesión. González Videla se aseguró la certificación del Congreso otorgando a los liberales, nuevas restricciones legales relativas a la sindicación de los campesinos, las cuales duraron hasta 1967. También formó la administración más rara de la historia de Chile, colocando liberales al lado de comunistas y radicales en el gabinete.

González Videla fomentó la industrialización, la modernización tecnológica en la agricultura y mejoró los transportes, a través de una mayor intervención del Estado y la expansión del sector público. La inflación se vió alimentada por una producción agrícola insuficiente, así como por el gasto deficitario del gobierno para los manufactureros y la clase media.

Los lazos económicos con los EEUU se hicieron más fuertes cuando la productividad en el sector minero y los precios de los minerales, especialmente el cuprífero, alcanzaban nuevas alturas. El comercio exterior de Chile casi se había recuperado de los efectos de la depresión a finales de la era radical. Las inversiones extranjeras también se incrementaron durante el período de posguerra; los empréstitos extranjeros a la CORFO continuaron fomentando la industrialización.

La creciente dependencia chilena de los EEUU contribuyó a que González Videla se volviese contra sus aliados comunistas y el mundo laboral. Este alejamiento respecto de la izquierda también reflejó el creciente conservadurismo de la clase media y del Partido Radical. Muchos miembros de los estratos medios, llegaron a considerar más favorablemente la cooperación con las elites tradicionales, la Derecha y EEUU.

Las mejores etimcaiones correspondientes a la era radical está de acuerdo en que la distribución de la renta fue cada vez más regresiva. La renta nacional real aumentó alrededor del 40% de 1940 a 1953, mientras que la renta real de la clase alta subía un 60%; la de la clase media un 46%; y la de los trabajadores sólo un 7%. Otra estimación correspondiente al período

comprendido entre 1940 y 1957 llegaba a la conclusión de que la renta per cápita de la clase alta aumentó entre doce y catorce veces más que la de los trabajadores, y que la renta per cápita de la clase media subió de cuatro a cinco veces más que la de los trabajadores.

A pesar de unos avances mínimos, a los trabajadores de las fábricas y las minas les iba mucho mejor que a sus colegas de los servicios de agricultura, cuyos salarios descendieron mucho después de la segunda guerra mundial. A finales del decenio de 1940 aproximadamente el 70% de la población activa aún cobraba menos de la renta mínima que el gobierno consideraba necesaria para vivir.

Con el fin de continuar subvencionando a la clase media y a la muy costosa industria, González Videla apretó los tornillos a las crecientes protestas de los partidos marxistas y el trabajo organizado en la posguerra. Durante los primeros meses en la administración los comunistas hicieron rápidos progresos en el campo laboral, se pusieron a la vanguardia de las exigencias de los sindicatos y reanudaron la organización de los campesinos. Cada uno de los gobiernos de los años cuarenta se había inclinado más hacia la derecha que el anterior. Finalmente los radicales cedieron por completo ante las presiones derechistas porque estaban perdiendo votos mientras el PCCh los ganaba y porque querían adelantarse a cualquier complot militar contra el gobierno expulsando a los comunistas. El crecimiento del sector moderno guiado por el Estado había tejido una red de intereses comunes entre los propietarios ricos y los líderes radicales, la decisión de declarar al PCCh fuera de la ley y sofocar las exigencias de los trabajadores urbanos y rurales evidenció esto.

En abril de 1947 los comunistas fueron expulsados del gabinete y la ruptura definitiva entre González Videla y los comunistas se produjo en agosto. Los comunistas se desquitaron organizaron protestas y huelgas, especialmente en las minas de carbón. González Videla, en abril de 1948, prohibió el PCCh al amparo de la Ley para la defensa de la democracia, luego cortó las relaciones con la Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia. Después de que el Partido Comunista fuera declarado ilegal, el gobierno norteamericano, agradecido, aumentó sus empréstitos, sus inversiones y sus misiones técnicas y firmó también un pacto de ayuda militar con Chile.

Los escindidos socialistas continuaban experimentando dificultades, tratando de encontrar nuevos líderes, estrategias y popularidad bajo la dirección del nuevo secretario general Raúl Ampuero Díaz.

Al finalizar la era radical, la mayoría de los chilenos estaban desencantados con la política del frente popular. Las contradicciones de los años cuarenta habían alcanzado el punto máximo con la administración de González Videla, en la que un presidente que prometía elevar a los trabajadores y alcanzar la independencia económica, había terminado reprimiendo a los trabajadores y abrazando a los Estados Unidos.

Las estrategias de desarrollo populistas habían resultado sostenibles durante los años treinta y cuarenta. La industrialización destinada a substituir las importaciones satisfacía a los industriales con medidas proteccionistas y créditos. Aun resultando perjudicados, los agricultores vieron con buenos ojos la expansión de los mercados urbanos, los impuestos bajos y el control de la mano de obra rural. La clase media y las fuerzas armadas apreciaron el

crecimiento del estado y el nacionalismo moderado, a la vez que los trabajadores urbanos especializados y organizados recibieron beneficios de consumo, bienestar y sindicación superiores a los que se daban a otros grupos de clase baja. Estas asignaciones aplazaron las disputas por los recursos limitados e hicieron que durante un tiempo la derecha y la izquierda estuvieran dispuestas a buscar fórmulas conciliadoras. Ninguno de los gobiernos reformistas de coalición lanzó jamás un ataque contra los privilegios fundamentales de los oligopolistas nacionales o extranjeros, al tiempo que se dejaron intactos serios obstáculos para el desarrollo posterior. En el crepúsculo de la era radical las estrategias de desarrollo populistas y la política del frente popular perdieron su dinamismo. La derecha llegó a verlas como algo que obstaculizaba el crecimiento económico no inflacionario, y la izquierda, como algo que se desviaba de cambios estructurales esenciales.

El retorno de Ibáñez, 1952-1958

En 1950 en la izquierda los resurgentes marxistas presentaban proyectos más radicales. Democristianos desplazaban a los radicales en el centro y ofrecían propuestas de reformas comunitarias que bisecaban los polos del comunismo y el capitalismo. Y la derecha cerraba poco a poco filas en defensa de visiones neocapitalistas y semicorporativas de la reconstrucción.

Las nuevas direcciones que tomaron los partidos en el decenio de 1950 correspondían a cambios significativos en el terreno económico, social y político. Bajo Ibáñez se hizo evidente que la industrialización substitutiva de las importaciones tenía dificultades para ir más allá de la etapa de substituir artículos de consumo ligeros procedentes del extranjero o para proporcionar el empleo, la productividad y la independencia nacional que se esperaban de ella. Al aumentar el crecimiento de la población de las ciudades, los chilenos que emigraban del campo a la ciudad, los trabajadores agrícolas y las mujeres pasaron a ser fuerzas sociales y políticas de mayor importancia. El electorado que hasta entonces era reducido experimentó una expansión enorme, principalmente porque la concesión del derecho de votar a las mujeres insufló nueva vida en los partidos derechistas y centristas. Este incremento también fue fruto de la mejora de la alfabetización y de las reformas electorales de 1958, que introdujeron el voto secreto oficial además de fuertes multas para la abstención o el fraude.

Ibáñez tomó posesión del cargo como reformador que gobernaba con los partidos de izquierdas y lo dejó como conservador rodeado de grupos de derechas. En 1952 Ibáñez se presentó como opción personalista, prometió representar a todos los chilenos por encima de mezquinos partidismos, detener la inflación y defender la soberanía económica. El exdictador recibió apoyo de todos los puntos del espectro político y terminó en el primer puesto con el 47% de los votos. Su fuente más sorprendente de apoyo electoral fueron los trabajadores rurales y los marxistas.

El intento simbólico de Allende desplegó la bandera de la unidad socialista y comunista contra los reformadores centristas que pasaría a ser la estrategia de la izquierda después de que se esfumara el entusiasmo por Ibáñez y se dejara sin efecto la prohibición del Partido Comunista. Los marxistas empezaron a hacer hincapié en la movilización de los trabajadores urbanos y rurales a favor de exigencias concertadas de cambios sociales y económicos de tipo colectivista.

Impulsó el rejuvenecimiento de la izquierda el hecho de que el presidente Ibáñez no pusiera remedio a la dependencia económica, al estancamiento, a la inflación y a la pobreza de la clase trabajadora. Aunque se las daba de nacionalista económico para no desentonar de la creciente hostilidad pública contra la influencia norteamericana, los principales intentos de Ibáñez fueron dirigidos a liberalizar el comercio y detener la inflación.

En el decenio de 1950 las importaciones crecieron más rápidamente que las exportaciones, lo cual preparo el camino para futuros déficits y endeudamientos. Esto sumado a la situación de la minería aumentó el estancamiento y el desempleo. La agricultura también permanecía estancada. La productividad por trabajador disminuyó un 20%bajo Ibáñez y la agricultura llegó a representar apenas el 12% del PIB.

La mezcla de estancamiento e inflación también afligió a la industria. Mientras que la producción industrial por habitante había aumentado un 6% anual durante el período de 1946-1952, subió en menos del 1% anual durante 1953-1959. Muchos intelectuales chilenos empezaron a abogar por la nacionalización y redistribución, en vez de abogar meramente por la subvención de las manufacturas nacionales; criticaron el apoyo que se prestaba a la industria de elevado coste donde predominaba el oligopolio, puesto que, según decían contribuía a la inflación.

Una razón clave de la desaceleración industrial que se produjo bajo Ibáñez fue, de hecho, el ataque contra la inflación. La Administración restringió el gasto público, el crédito y las emisiones de dinero e impuso límites superiores a los precios, los sueldos y salarios. También levantó algunos de los controles relativos a las divisas extranjeras y el comercio exterior. Estas medidas drásticas redujeron el incremento del coste de vida del 88% en 1955 al 38% en 1956. Provocaron la peor recesión habida desde la depresión y convencieron a muchos economistas chilenos de que la inflación era una concomitante necesaria del crecimiento y de que las medidas de estabilización ortodoxas eran perjudiciales para el desarrollo nacional. Se generaron dos grupos económicos opuestos los estructuralistas(Culpa de la inflación=dependencia del comercio exterior , arcaicos medios de producción, luchas políticas) y los monetaristas (subida de precios=expansión monetaria y gasto deficitario). Si bien la inflación bajó hasta el 17% en 1957, volvió a subir hasta situarse en el 33% en 1958, al tiempo que el crecimiento económico y la renta per cápita continuaban flojeando.

El fracaso clamoroso de las medidas económicas de Ibáñez hizo que el descontento y las fricciones fuesen en aumento. Si bien todavía estaba concentrado en las ciudades y las minas el activismo laboral penetró en forma creciente en el campo. Al mismo tiempo proliferaron los barrios pobres de ocupantes ilegales a medida que mucha gente emigraba del campo a la ciudad y llegaba a las zonas metropolitanas, en especial a Santiago, donde presionaba cada vez más pidiendo representación política, empleo y vivienda.

Al dejar Ibáñez la presidencia, se habían acumulado y agravado los males sociales, las desigualdades y las quejas no atendidas que reclamaban la atención de los nuevos participantes en el juego político. También se habían registrado grandes progresos:

La esperanza de vida al nacer había aumentado de 41 años en 1932 a 57 en 1960

El consumo diario per cápita de proteína había subido de sesenta y nueve gramos antes de la segunda guerra mundial a ochenta gramos a finales de los años cincuenta.

La alfabetización había aumentado del 75% en 1930 al 80 en 1952 y el 84% en 1960 La matriculación escolar había subido desde los primeros años hasta la universidad

Dos grupos escindidos del Partido Conservador, la Falange y los socialcristianos, se fundieron para crear el Partido Demócrata Cristiano(PDC) en 1957. Rezumando juventud y dinamismo, atrajeron a nuevos seguidores con su forma innovadora de unir elementos del catolicismo a elementos reformistas, se vieron vigorizados por el magnetismo personal de Eduardo Frei.

Los marxistas tuvieron más éxito, al igual que en los años treinta, con un movimiento sindical nacional unificado. Los principales sindicatos de trabajadores sustituyeron a la difunta CTCh por la Central Única de Trabajadores Chilenos (CUTCh) en 1953. Los socialistas, especialmente los comunistas, se hicieron rápidamente con el mando.

En el período de 1956-57 los socialistas y los comunistas formaron una alianza electoral conocida or el nombre de frente de Acción Popular (FRAP). Esta táctica nueva nació de la campaña experimental de Allende para la presidencia de 1952 y de la posterior llamada que hicieron los socialistas pidiendo un frente de trabajadores. El FRAP hacía hincapié en una dedicación más intensa a los trabajadores urbanos y rurales y a programas socialistas para la nacionalización y la redistribución radicales.

Los conservadores y los liberales contaban con la reputación familiar del austero hombre de negocios Jorge Alessandri Rodríguez, hijo del fallecido Arturo. En el centro, los radicales propusieron a Luis Bossay Leyva, y los democristianos, a Eduardo Frei. El FRAP, apoyado por algunos partidos más pequeños y por ibañistas hizo campaña a favor de Allende.

Alessandri ganó las elecciones presidenciales de 1958 con el 31,2% de los votos. Abogando por una intervención del estado más draconiana para reestructurar la economía y la sociedad nacional que cualquier otro candidato importante anterior en la historia de Chile.

Los impresionantes resultados obtenidos por la izquierda, entre los que había importantes incuersiones en los distritos rurales, les convencieron de que debían mantener su independencia, a la vez que hicieron que los Estados Unidos se dieran cuenta de la posibilidad de que en América hubiese un presidente marxista elegido democráticamente.

Por primera vez desde 1932 fueron los partidos históricos de la derecha los que ocuparon la presidencia, había terminado la era de la política frente popular y del populismo.

Bolivia

Gumucio, Mariano Baptista Breve Historia Contemporánea de Bolivia Fondo de la Cultura Económica, México.

Capítulo II: Se avecina la Tormenta

Los Republicanos

El pasó en 1920 a las manos del Partido Republicano, era este una conjunción heterogena obsesionada por los aspectos formales de la Constitución y la pureza del voto en un país donde una exigua minoría ejercía tal derecho. Se formó una junta de gobierno que llamó a elecciones y reunió una Convención Nacional, de la que saldría el nuevo presidente. La opinión general señalaba el nombre de Daniel Salamanca, la figura más prominente del republicanismo, pero la Convención produjo lo inesperado: uno de los triunviros Bautista Saavedra, político e intelectual paceño, resultó electo.

A Salamanca no se le curó la herida y puso a su facción, que se denominó “republicana genuina”, junto a sus viejos adversarios ara combatir al gobierno de su partido. La guardia republicana saavedrista, se hizo dueña de las calles compuesta en gran parte por los poblanos. Saavedra, no obstante las fricciones con la plutocracia criolla, era y se sentía parte de ella.

A las utilidades crecientes que percibían los exportadores privados de minerales hubo de corresponderles un Estado cuya función primordial era ser guardián de sus intereses, famélico y mendicante, que se las veía duras para pagar los emolumentos de los empleados públicos. El gobierno del republicanismo saavedrista fue el ejecutor de la transferencia del país de la coyunda inglesa a la estadounidense. Saavedra convalidó el traspaso, que significaba la exclusividad de exploración y explotación sobre tres millones de hectáreas a cambio de una bajísima participación impositiva del fisco. La reforma tributaria del régimen republicano, que reajustaba las contribuciones de los exportadores mineros provocó la reacción de Patiño.

Bajo el gobierno de Saavedra se aceleró el despertar del movimiento obrero. Núcleos socialistas de varias ciudades se reunieron en congreso y fundaron, carácter nacional, un Partido Socialista, con un programa de reformas sociales. En 1922 se produjo una huelga general por la negativa de la empresa inglesa Bolivian Railway de reconocer la legitimidad de la representación sindical ferroviaria. Fue la primera huelga victoriosa de los trabajadores del país.

Los mineros de Uncía se manifestaron contra el apresamiento de sus líderes, y el ejército dio cuenta de la situación con varios muertos. Saavedra, que levantó a los artesanos cholos, no se entendió bien con los mineros y campesinos. La masacre de Uncía obligó al gobierno a reflexionar sobre la cuestión social. Así, Bautista Saavedra fue el iniciador de la legislación laboral en Bolivia.

Desacreditados y acosados por todas partes, los gobernantes republicanos llevaron a cabo las elecciones a la moda criolla, es decir, con el uso del cohecho, sacando adelante la fórmula oficial para presidente y vice, con Gabino Villanueva y Abdón S. Saavedra, hermano este último del primer mandatario. Villanueva, expresó su intención de hacer un gobierno de unidad nacional, arrumbando el monopolio del partido.

Hernando Siles y los jóvenes nacionalistas

Hernando Siles, abogado y profesor universitario de Sucre, ex ministro de Saavedra, y a la sazón, exiliado en Lima, apareció como la figura salvadora del saavedrismo. Siles tuvo que suscribir una carta en la que se comprometía a gobernar a las órdenes del jefe de su partido. El flamante mandatario se emancipó pronto de su patrocinante. En busca de una nueva fuerza

apeló a la juventud intelectual, en cuya acción y pensamiento brotó, tímidamente, la concepción nacionalista de la elite de un país atrasado y dependiente.

La pequeña burguesía universitaria se hallaba en tránsito de la ideología liberal a los nuevos principios que llegaban con los resplandores de la Revolución Rusa, el agrarismo mexicano, la insurgencia reformista de la Universidad de Córdoba, y los escritos de los jóvenes peruanos Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. La nueva generación, todavía confundida, se hizo combativa: ¡Mueran los gamolanes!, fue el grito de guerra que acabó con la farsa. El gobierno invitó a la plana mayor de los jóvenes intelectuales, con la que discutió el advenimiento de una nueva colectividad política. Los jóvenes intelectuales Enrique Baldivieso, Augusto Céspedes y Humberto Palza, redactaron un programa del nuevo partido. En el que se rechazaba el individualismo y se propiciaba una forma discreta de socialismo. Los partidarios de Siles se llamaron “nacionalistas”, pero sus opositores los calificaron como “mamones”.

En tanto la minoría radical ligada a las clases medias hacia sus primeras armas ligada al movimiento obrero. El Partido Socialista reverdeció y tomó en su nueva etapa el nombre de Partido Laborista o Partido Obrero, declarando que sustentaba “puntos doctrinales que tienen su esencia en el marxismo”. El gobierno de Siles contrató el empréstito Dillon Reed en los Estados Unidos destinado a la construcción de los ferrocarriles de La Paz-Beni y Cochabamba-Santa Cruz, todavía no construidos en la actualidad. Trajo, la Misión Kemmerer, que se ocupó de la reforma del sistema bancario en Bolivia al crear el Banco Central como instituto central de la moneda. Los correos y los telégrafos fueron entregados a la compañía estadounidense Marconi.

Los grandes empresarios y hacendados, aunque con sus partidos históricos arrinconados y disminuidos, seguían rodeando al gobierno con sus asesores y sus consejos, influyendo en su orientación. Lo efectivo fue su distanciamiento de la clase trabajadora.

El congreso estudiantil de 1928 fundó la Federación Universitaria Boliviana, bajo el liderato de José Antonio Arce. La FUB planteó la autonomía de la enseñanza superior, el fraccionamiento de los latifundios y la socialización de la riqueza privada. Su grito de guerra fue: “Sin amos en la tierra ni dioses en el cielo”.

Durante la gestión gubernamental de Siles, hizo crisis el problema de las relaciones bolivianas-paraguayas sobre el Chaco, extenso territorio despoblado que en los mapas coloniales figuraba como parte de la Audiencia de Charcas, pero que el Paraguay también reivindicaba como propio, por su proximidad. Saavedra y Siles, que en materia de fronteras eran “reivindicacionistas” por su oposición al “practicismo” liberal, fundaron algunos fortines en la baja planicie chaqueña. El mayor problema fue el ataque paraguayo al fortín Vanguardia, en la parte norte del territorio, a fines de 1928. El presidente Siles ordenó la retoma del puesto militar, y como ello no fuera posible por estar inundada el área, las represalias se cobraron sobre el fortín paraguayo Boquerón, en la parte centro-sur. El régimen boliviano denunció la agresión a la Comisión de Conciliación y Arbitraje de la Unión Panamericana pidiendo su intervención para resguardar la paz.

Obreros latinoamericanos, bajo la inspiración de la Tercera Internacional, celebraron una conferencia continental contra la guerra, cuya resolución central señalaba que, en caso de

conflagaración, los ganadores no serían los pueblos de Bolivia o del Paraguay, sino la Standard Oil.

El impacto de la gran crisis económica de 1929 llegó al país, y se reflejó en el precio del estaño. La disminución de la demanda industrial ocasionó fuertes restricciones, con la reducción de las actividades mineras y el lanzamiento de contingentes de trabajadores a la angustia de la desocupación. La participación de Bolivia en la producción mundial del estaño bajó de 25% en 1929 a 19% en 1934.

La situación bancaria, con el gasto público lleno de irregularidades, era desesperante, pues entre el pago de la deuda externa, el ejército y los sueldos de los empleados públicos apenas quedaban algunos centavos para las obras públicas, la educación y la salud.

No encontrando un hombre de suficiente valía para la continuidad del régimen de gobierno, Siles fue aconsejado para prorrogarse en el poder, delegando la presidencia a un consejo de ministros. El “prorroguismo” enfureció a la oposición liberal-genuina, al movimiento obrero y a los estudiantes, quienes aludían a la dictadura en todos los tonos. En un clima de franco descontento se produjo la llamada “revolución de Villazón”, cuando ya Siles había entregado el poder al consejo de ministros. Roberto Hinojosa, con un grupo de jóvenes ingresó desde la Argentina a ese poblado fronterizo, puesto aduanero y estación ferroviaria que no tenía valor estratégico, capturándolo. El manifiesto de los rebeldes declaraba la “revolución social” y enunciaba un programa de nacionalización de minas, el petróleo, los ferrocarriles, así como la abolición del latifundio. Sus lemas de ¡Tierra y Libertad! Y ¡Las minas para los trabajadores bolivianos! Motivaron la simpatía de los trabajadores organizados de Oruro y Potosí. Fue rápidamente vencida por las fuerzas regulares.

A iniciativa de los golpistas orureños se constituyó una Junta Militar, encabezada por el general Carlos Blanco Galindo, Siles fue derrocado por la juventud. La subversión se puso en marcha en las ciudades atizada por el patiñismo. El gobierno de Siles fue abatido en junio de 1930 y las turbas se desenfrenaron en los saqueos de las casas de los nacionalistas incluida la del doctor Siles. La deposición de Siles fue el ensayo general de una nueva táctica: el uso del movimiento universitario y de la movilización popular en una poblada de trasfondo reaccionario.

El ascenso de Blanco Galindo produjo la recomposición política de la oligarquía, cuyo poder económico quedó intocado. La rosca dotó a la Junta Militar de adecuados asesores, y más tarde, de ministros decisivos. El gobierno de facto llamó a un referéndum destinado a aprobar reformas, computándose los sufragios en blanco como si hubieran sido afirmativos. Entre las modificaciones resaltaban la Ley de Divorcio Absoluto y la Autonomía Universitaria. La autonomía fue el premio de la rosca al equívoco comportamiento de los estudiantes. La universidad autónoma, por su demos de clase media, tuvo en adelante, según los momentos, una acción ambivalente y contradictoria sin dejar de ser doctorista.

Una Estatua para el Tiranicida

Franz Tamayo candidato a la diputación por La Paz, presentó a sus electores la Ley Capital: “no es una ley constitucional sino una ley ultra-constitucional, es la sola esperanza para alcanzar pronto el verdadero sufragio plebiscitario”. Tamayo presentaba esta ley como el único

antídoto para curar la enfermedad de Bolivia como si la prolongación de un gobierno o la conculcación de la libertad de prensa fueran los únicos males que aquejaban a la República.

La situación depresiva de la economía mundial y nacional cargaba pesos adicionales sobre el Estado, mediante el incremento de la deuda pública, y sobre los asalariados, lesionados por las remuneraciones bajas y la cesantía. A falta de la seguridad social, se establecieron ollas del pobre en los principales centros urbanos. Las pugnas entre marxistas y anarquistas trabaron el ascenso del sindicalismo, al tiempo que la organización boliviana de los trabajadores se incorporaba a la Confederación Sindical Latinoamericana. En el exilio argentino se formó el grupo Túpac Amaru, animado por Tristán Marof. La calma política frustró la formación del frente único de los partidos de la plutocracia. En las elecciones, a las que concurría una minoría de ciudadanos letrados, ganó el binomio Daniel Salamanca- José Tejeda Sorzano.

El Austero Salamanca llega tarde

Consolidaba con su presencia el retorno inmediato de la oligarquía y del capital internacional a la administración del país. Durante 30 años había fustigado implacablemente a los régimenes en turno, reclamando entre otras cosas, la pureza del sufragio. Tan sólo una vez había llegado antes al gobierno, como ministro de hacienda de Pando, y en tal carácter había aprobado y defendido en las cámara el Tratado de Petrópolis, cediendo a Brasil una extensa zona del Acre, acto que incubó en su ser un complejo de culpa, del que trataría de librarse 30 años después pisando fuerte en el Chaco. Formidable orador, en sus arengas se sobreponía a sus malestares físicos conmoviendo a sus partidarios y amedrantando a sus enemigos. Exhibió una clara posición anti-obrera, se refirió al peligro comunista, proponiendo la adopción de una ley fuertemente represiva. Conservador en el plano económico, no compartía sin embargo la gazmoñería de otros mandatarios latinoamericanos de la misma época, como lo demostró al aprobar la ley de Divorcio Absoluto. Ante la mala situación económica el gobierno siguió una política inflacionaria. El régimen de Salamanca planteó el abandono del patrón oro, la inconvertibilidad de la moneda y el aumento de emisiones de billetes en blanco. El Partido Liberal tuvo que avenirse a aceptar estas medidas, aunque luego pasó a la oposición.

Ante el encarecimiento del costo de la vida y el descontento de los trabajadores, el régimen republicano genuino, para suprimir la resistencia de estudiantes y obreros, presentó al Parlamento su anunciada Ley de Defensa Social que anularía los derechos democráticos y otorgaría facultades totalitarias y discrecionales al Poder Ejecutivo.

Los empleados comenzaron a organizarse y se agregaron a la lucha estudiantil y proletaria. Salamanca impulsó sobre el papel los ambiciosos planes de penetración en el Chaco, elaborados por el Estado Mayor, mas la penuria fiscal los desbarató. En la medida en que se acrecentaba su desprestigio y sufría derrotas internas, el presidente se volvía más arrogante y meditabundo, y retornaba a su antiguo belicismo, que tenía una base asombrosamente endeble.

Capítulo III: Sangre en los arenales

El triángulo formado por los ríos Paraguay, Pilcomayo y Parapetí, en el sureste del territorio boliviano, constituía el Chaco boreal, una tierra avara, de flora magra y espinosa, que la

canícula castigaba de día y el frío de noche. Según Jaime Mendoza el Chaco es hijo de los Andes, una tierra seca y salobre, pampas estériles sin senderos, ni huellas, sin surcos de agua…Cuarenta años después de los hechos escribió Roberto Prudencio: “Fue como una guerra colonial en nuestro propio territorio; una guerra en un suelo desconocido y hostil; una guerra sin odio, porque fue una guerra sin amor”.

Bolivia además de perder ese inmenso territorio, no logró tampoco el único objetivo que habría paliado en cierta medida la carnicería: un puerto sobre el río Paraguay para romper la angustiante asfixia de la mediterraneidad impuesta por Chile desde 1879.

Acudieron a este territorio siniestro los pobladores indios, mestizos y blancos de los campos y ciudades bolivianas. El contraste les resultaba absoluto y brutal. Su adaptación a ese medio les era difícil y muchos sucumbían física y moralmente aun antes de enfrentar la realidad misma de la guerra. El organismo del combatiente boliviano, acostumbrado al clima seco y frío de las alturas, donde la transpiración es escasa, al sentir la canícula del llano se deshidrataba fácilmente y claudicaba hasta la muerte en dos o tres días sin agua. Mientras el soldado boliviano se veía perdido entre la maraña, el soldado paraguayo, habituado al calor y a la selva, se desplazaba con rapidez y habilidad felinas.

La guerra serviría desde entonces como fuente de dolorida inspiración.

En Abril de 1932 Jorge Jordán descubrió una gran laguna cubierta de vegetación y llena de aves acuáticas. Era un oasis líquido en medio del desierto. La comisión de neutrales de Washington dispuso que Bolivia y Paraguay señalasen con precisión las posiciones avanzadas de sus fuerzas, el Estado mayor ordenó entonces la captura del gran lago. El mayor óscar Moscoso capturó el fortín paraguayo ahuyentando sin bajas a los pocos efectivos que allí se encontraban. Salamanca se alarmó por la magnitud del hecho y las circunstancias desfavorables que presentaba. La comisión de neutrales había propuesto un pacto de no agresión, que Bolivia aceptó. El presidente mandó desocupar el sitio capturado. El coronel Enrrique Peñaranda objetó la disposición de Salamanca, y en segunda informó erróneamente a la superioridad sobre la ubicación exacta del campamento boliviano denominado fortín Santa Cruz.

La laguna fue objeto de tomas y retomas por los dos contendientes. Los enemigos de la guerra, como José Aguirre Gainsborg, Ricardo Anaya y Porfirio Díaz Machicao, fueron detenidos en Cochabamba junto con la plana mayor del movimiento obrero. Los afortunados salieron al destierro, pero los menos tuvieron que marchar a la primera línea a morir por las balas enemigas o ser ejecutados por los pelotones de fusilamiento.

Las desarmonías entre la cúpula del gobierno y el alto mando se produjeron cuando Bolivia se encontraba en lo más profundo de la crisis económica.

El presidente paraguayo, Eusebio Ayala, creyó que las acciones sucedidas en la laguna conflictiva acabarían, como en el caso del fortín Vanguardia, en un arreglo diplomático, por lo que indicó a la comisión de neutrales su deseo de que se reanudasen las iniciativas sobre el pacto de no agresión. Grande fue la sorpresa de Paraguay cuando el ejército boliviano,

mediante un operativo comandado por el coronel Peñaranda, tomó los fortines de Corrales y Toledo.

El alto mando paraguayo, encabezado por el prudente coronel Felix Estigarribia, estaba en isla Poi organizando un ejército numeroso y bien templado, enteramente apto para pelear en la llanura ardiente. Durante toda la contienda, los hombres de las trincheras de Bolivia fueron en su mayoría indios y mestizos del bajo pueblo. El gobierno de Salamanca utilizó un sistema de reclutamiento compulsivo, una extensa cacería humana.

Desde el centro neurálgico paraguayo, en septiembre de 1932, 5000 soldados guaraníes marcharon sobre Boquerón, que se hallaba guarnecido apenas con 1200 efectivos bolivianos.

Boquerón, “Tigre hambriento y sediento”

La defensa y la caída de Boquerón fue la acción más notable del primer período de la guerra. Esa guarnición boliviana a cargo de Manuel Marzana recibió la orden de resistir el ataque de los efectivos paraguayos hasta el último cartucho y hasta el último hombre. El ejército de Paraguay optó por el sitio, evitando que los defensores fueran abastecidos de agua, alimentos y municiones. Los soldados tenían órdenes de disparar sólo sobre blancos visibles y accesibles. A una semana del encierro, la tropa boliviana no tenía alimentos más que para un día. Augusto Roa Batos, en su novela Hijo del hombre, ofrece la mejor imagen de lo que fue Boquerón y sus defensores al describir el fortín boliviano: “como un gran tigre hambriento y sediento, sentado sobre los cuartos traseros, relamiéndose sus heridas, invisible dentro del monte en llamas, pero capaz todavía de saltar alfin, por encima de la trampa que hemos tendido, para desintegrarse en la embriaguez de cósmica violencia que lanza a las fieras más allá de la muerte…Boquerón es un hueso duro de digerir. El movimiento peristáltico de nuestras líneas trabaja inútilmente para deglutirlo. Hay algo de magia en ese puñado de invisibles defensores, que resisten con endemoniada obcecación en el reducto boscoso. Es pelear contra fantasmas, saturados de una fuerza agónica, mórbidamente siniestra, que ha sobrepasado todos los límites de la consunción, del aniquilamiento, de la desesperación.”

Después de 20 días de cerco, a fines de septiembre, salieron de Boquerón unos emisarios con banderas blancas para parlamentar, pero las avanzadas paraguayas creyendo que era una rendición formal, no tuvieron obstáculo en ingresar al fortín, tomando prisionero a Marzana, a sus oficiales, a su tropa. El cuadro que vieron era conmovedor: 20 oficiales y 446 soldados harapientos y esqueléticos, más una centena de heridos gangrenados, que se revolcaban en sus miasmas.

La mala conducción de las operaciones militares corría paralela a la mala conducción política. Salamanca prefirió rodearse de un gabinete unipartidista. Los pedidos de unión nacional, sonaban a los oídos del presidente como subversión. El presidente, mapas en mano, se puso a dirigir la guerra concienzudamente, desde el Palacio Quemado. A 1000 Km del frente, subalternando a los jefes militares, que tampoco eran una maravilla.

Con la ayuda argentina, Paraguay estuvo en posesión de las claves bolivianas cifradas en Buenos Aires.

Luego de Boquerón, el pleito del gobierno y el alto mando boliviano se hizo más vivo. Una manifestación belicista de la oposición liberal-saavedrista pidió la renuncia del presidente y el regreso de Hans Kundt. Otra contramanifestación oficialista atacó a la República, diario de los saavedristas, y apedreó las casas de los jefes políticos opositores. El Poder Ejecutivo se puso a descubrir conspiraciones extremistas para aumentar la dosis de la represión aprovechándose del pretexto para implantar la Ley de Defensa Social. Así quedó destruido lo que quedaba del movimiento laboral, y las cárceles y el exilio se abrieron para los disidentes: se implantó la censura de prensa y se determinó que no habría más sindicalismo que el destinado al mutualismo o a la beneficencia.

Salamanca quiso desviar los dardos de la crítica opositora, llamando a Hans Kundt para reemplazar al jefe del Estado Mayor General. Esta determinación de poner a un extranjero a la cabeza del ejército boliviano alborotó la opinión castrense. El ejército boliviano se compuso en su mayoría de repetes, es decir de carne de cañón indígena. Cuando algún oficial de buena voluntad trataba de inculcar en los flamantes soldados la obligación que tenían de defender su tierra, no faltaba alguno que con lógica aplastante le contestara en tartajeante español que ellos no tenían tierra, que la tierra era de los patrones, y que por lo tanto ellos (los oficiales) debían ocuparse de defenderla, si tanto la querían.

El siguiente objetivo de Estigarribia (Gral. paraguayo) fue la toma del fortín Arce, un puesto adelantado boliviano que resultó fácil por una nueva confusión de banderas blancas. La ofensiva paraguaya obligó a las tropas bolivianas a abandonar los puestos de Yujra y Castillo.

En diciembre de 1932 volvió al país el general Hans Kundt, con 60 años a cuesta. En su cargo de jefe del Estado Mayor iba a gozar de un poder absoluto, ya que Salamanca reconsideró su afición a ordenar avances y repliegues tácticos. Kundt, por desgracia, no era un hombre de Estado Mayor, sino un oficial que se inquietaba más por la corrección de los uniformes y las formaciones que por la dotación al ejército boliviano de un cerebro colectivo estratégico.

Nanawa

Kundt elaboró, sin contar con los elementos necesarios, un ambicioso plan de contraofensiva boliviana dirigido a la captura de la cabeza del ejército paraguayo, es decir, de la Isla Poi, despejando el camino mediante la toma del fortín de Nanawa. En enero de 1933 el ejército boliviano se lanzó a un ataque frontal, que incluía cañones, pequeños tanques, morteros y lanzallamas, al que sobrevino un denodado combate. Las tropas lograron rodear el fortín, más para capturarlo se precisaba de la ayuda de un regimiento, el mismo que debido a las torrenciales lluvias de verano avanzaba a paso de tortuga en brega con los lodazales. Otra parte del ejército boliviano, se dirigió a tomar los fortines paraguayos de Corrales y Toledo. El agotamiento físico y las privaciones minaron el ánimo de algunos regimientos bolivianos, que desertaron.

Ante la inminencia de la asamblea de la Liga de las Naciones, que examinaría los acontecimientos bélicos, Kundt ajustó los preparativos para un nuevo asalto al fortín de Nanawa, pero tales preparativos eran parciales y limitados por la dificultad de enviar tropas de refresco y los habituales cuellos de botella logísticos. Después de jornadas agotadoras, la

batalla se estabilizó en las trincheras. Los ataques de frente, produjeron 2000 bajas entre los muertos, heridos y prisioneros.

Alihuatá y Campo Vía

La contraofensiva de Kundt fracasó y, en consecuencia, recomenzaron los reveses para el ejército de Bolivia. El alto mando paraguayo recobró la iniciativa y retomó el fortín de Alihuatá, que estaba débilmente guarnecido por sólo tres regimientos.

El ejército boliviano en campaña estaba completamente derrumbado. La contraofensiva descabellada y los asaltos frontales, planificados por Kundt, en los que la juventud boliviana en uniforme murió en masa, dieron ese resultado, sin que el proyecto del jefe germano pasase más allá de la fase preliminar. El perspicaz coronel del Toro, luego de consultas con sus colegas, mandó un emisario a La Paz para procurar el cambio de Kundt en la jefatura del Estado Mayor. Kundt, en represalia, determinó retirar a Toro del comando de operaciones mandándolo de vuelta a la retaguardia.

Una fuerte ola de protestas civiles y militares contra el gobierno y el alto mando boliviano obligó a Salamanca a remover a Hans Kundt. Su dirección de las operaciones arrojó, en un solo año, 14000 muertos en acciones de armas y desaparecidos, 6000 desertores, 10000 prisioneros y 32000 evacuados por heridas, enfermos, etcétera. Kundt dejó el Chaco todavía convencido de que había obrado bien en favor de Bolivia, y se le permitió volver a Alemania sin que sufriera sanciones pese a haber mandado a la muerte a millares de bolivianos, por su terquedad y soberbia.

El presidente, pretendió acentuar su control de las fuerzas armadas mediante un inspector militar cuyo cargo lo desempeñaría Joaquín Espada, un civil del elenco republicano genuino. Los jefes y oficiales del ejército en campaña resistieron tajantemente la proposición.

La batalla de Cañada Cochabamba, en la que los efectivos bolivianos, para evitar ser copados por el adversario, se adelantaron en la realización de una contramaniobra preventiva. Esta vez el cerco boliviano concluyó en la victoria, con la captura de muchos prisioneros y gran cantidad de armas y vituallas. Los jefes triunfantes, el coronel Ángel Ayoroa y el mayor Eduardo Paccieri, recibieron la rendición de los comandos paraguayos. También en la batalla de El Condado las tropas resistieron con buen éxito las arremetidas de los soldados enemigos, popularmente conocidos como “pilas” (contracción de “pies pelados” o descalzos). Los soldados bolivianos eran apodados “bolis” por sus adversarios.

El presidente Salamanca viajó al Chaco y manifestó ante los jefes militares bolivianos que se estaba al borde de la ruina. Se compuso, febrilmente, la defensa boliviana, ayudada esta vez por una geografía montañosa más familiar a las tropas y distancias más cortas que aumentaban la eficacia del aprovisionamiento. Su idea de imponer una Misión Militar Checa, para “asesorar” al alto mando boliviano, colmó la paciencia de los militares bolivianos, que se pusieron incluso insolentes. Los soldados bolivianos, al mando del coronel Toro, reconquistaron Picuiba a costa de fuertes bajas de la caballería. El terreno montañoso era desconocido por los llaneros paraguayos y, además, sus líneas de abastecimiento tropezaban con muchas dificultades por haberse hecho desmesuradamente largas.

El corralito de Villa Montes y el fin de la guerra

Salamanca, pese al estado de la guerra, decidió convocar a elecciones generales. Los liberales escogieron a Juan María Zalles y el gobierno apoyó a quien había servido de canciller del régimen: don Franz Tamayo, unido a Salamanca por mutuos lazos de admiración y amistad. Tamayo triunfó en las elecciones. En su discurso programa señaló que la guerra debía ganarse “a cañonazos y no a talegazos”. Los sucesos de Villa Montes, anularon el resultado de la elección, para Tamayo representaron además la pérdida de su casa en La Paz, y el saqueo e incendio de su casa de hacienda de Yaurichambi por los colonos indígenas. A diferencia de Paraguay, donde las relaciones entre el gobierno y el poder militar eran perfectamente armónicas y existía un claro entendimiento entre el presidente Ayala y el general Estigarribia en Bolivia hubo un divorcio completo. A causa de los contrastes se abatían sobre las fuerzas armadas de Bolivia, el presidente pensó en nuevas modificaciones al alto mando y, concretamente, en el relevo del general Peñaranda, y resolvió viajar a Chaco para imponer su criterio. En noviembre de 1934 la comitiva del primer mandatario de la República quedó rodeada por la tropa insurrecta. Los oficiales le exigieron su renuncia. Este fue el famoso “corralito de Villa Montes”.

Obtenida la renuncia formal de Salamanca, los golpistas telegrafiaron a su vez al vice-presidente, José Luis Tejada Sorzano, del partido liberal, para que asumiera el poder. El gobernante depuesto regresó amargado a su refugio de Cochabamba y murió seis meses más tarde.

Los jefes militares volvieron a sus puestos y los que habían sido relegados, como Toro, fueron rehabilitados. Las fuerzas bolivianas, acantonadas en Picuiba, y el ejército paraguayo que vigilaba el frente se aprontaron para tomar la iniciativa del ataque. Picuiba tuvo que ser abandonada. De 5300 hombres que formaban la guarnición original boliviana 1600 dejaron sus huesos en el camino de retirada.

Villa Montes

El presidente Tejada Sorzano decretó la movilización general de todos los varones capaces de portar armas y él, personalmente, se constituyó en Villa Montes, cuartel general del comando superior de la campaña.

La batalla de Villa Montes se libró en febrero de 1935, la embestida paraguaya fue neutralizada y ambos ejércitos quedaron frente a frente, en sus respectivas trincheras. Las tropas paraguayas fracasaron también en su intento de llegar a los centros petroleros, en la serranía de Aguaragüe.

Tejada Sorzano formó un gabinete de concentración nacional con la participación de los partidos tradicionales, incluyendo, en el Ministerio de Hacienda, al magnate minero Carlos Víctor Aramayo. Fue concedida una amnistía política parcial, que no incluía a las fuerzas de izquierda, merced a la cual regresó al país Bautista Saavedra. El gobierno boliviano reinició, asimismo, los intentos diplomáticos, aceptando de buena voluntad la mediación de la Liga de las Naciones Unidas.

Paraguay se benefició de la ayuda secreta argentina en armas, alimentos y carburantes, aparte del espionaje. En el transcurso de la contienda, el gobierno argentino proporcionó al paraguayo 6000 cajones de nafta y 400 toneladas de fuel oil por mes, además de asesoramiento militar. Las reclamaciones bolivianas, acerca de esta persistente violación de la neutralidad, nunca fueron atendidas. Por acuerdo entre un alto emisario argentino y el régimen de Paraguay, este último determinó la cesación unilateral de las hostilidades, al mismo tiempo que el canciller de Argentina, Saavedra Lamas, junto con Chile, propuso la reiniciación de las gestiones diplomáticas, que los beligerantes aceptaron. También la batalla diplomática fue perdida por la delegación boliviana, de manera que el 12 de junio de 1935, se firmó el cese del fuego entre el canciller boliviano, Tomás Manuel Elío, y el ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, Luis A. Riart, ante una gran multitud concentrada frente a la Casa Rosada.

El estruendo de las armas se apagó a partir del medio día, habían hecho una guerra tan absurda que ni siquiera habían logrado engendrar el odio recíproco. La desmovilización se hizo poco a poco, cuidando que los veteranos fueran llevados a sus sitios de origen por grupos, a fin de evitar concentraciones grandes. También se secuestraron muchos diarios y testimonios, la censura militar evitó por algún tiempo la publicación incluso de novelas y cuentos.

En el frente y en la retaguardia, a medida que se sufrían los reveses militares, cundió la idea de que la mano negra de la Standard Oil Co. Era la que había movido a os mandos políticos-castrenses como simples marionetas de la infausta guerra, pero siempre quedará en la penumbra la verdad. Pronto como si se tratase de un Estado, la compañía estadounidense proclamó su neutralidad en la contienda. “Con la neutralidad-asegura Sergio Almaraz-podía sabotear el esfuerzo de la guerra, vender gasolina a precios elevados y en caso necesario, si Bolivia fuera derrotada, llegar a acuerdos con el gobierno de Paraguay”. La misma empresa mandó a arrojar herramientas de zapa al río Bermejo para no entregarlas al ejército boliviano y desmanteló campamentos trasladando equipos y vehículos a sus concesiones tras la frontera argentina. Diputados argentinos denunciaron en el Parlamento la existencia de un oleoducto de la Standard Oil, construido clandestinamente por debajo del río Bermejo para conectar el pozo Bermejo2, que estaba en el territorio Boliviano, con el de Agua Blanca, también de la misma compañía, situada en el norte argentino. La repercusión de la noticia produjo un escándalo en Bolivia, por lo que el gobierno de Tejada Sorzano inició las investigaciones del caso y pudo comprobar la denuncia.

Otra creencia extendida fue que los grandes mineros financiaron el sostenimiento de la guerra. El repunte de los precios de los minerales y la ampliación de la demanda mundial de los mismos, desde fines de 1933, favoreció a la gran minería durante los años de la guerra del Chaco.

El déficit producido por el conflicto bélico se salvó apelando principalmente a nuevas emisiones de papel moneda, que acrecentaron la inflación. Los ingresos ordinarios del gobierno central bajaron a menos de la mitad, mientras que las erogaciones se agigantaron. El pago de la deuda externa quedó suspendido.

Dentro de esta atmósfera enrarecida y luctuosa, penetraron a la ciudad de La Paz las tropas del Chaco, a cuya cabeza iban los altos oficiales a quienes no esperaba la cárcel ni la vindicta pública, sino los salones palaciegos y la adulación de las comparsas.

Marof y el Trotskismo

La figura dominante de la oposición de izquierda durante la guerra y la posguerra fue Gustavo Navarro, alias Tristán Marof. Exiliado en Argentina, formó varios grupos de propaganda antibélica, promoviendo la deserción de los soldados bolivianos. Sobre los desertores actuó una combinación de motivaciones, desde la prédica revolucionaria hasta la marginalidad de los campesinos, pasando por los privilegios y discriminaciones entre blancos e indios. Mafor hizo una simbiosis entre el indigenismo y el marxismo, al señalar que los males del país no estaban en la existencia de indios y cholos, sino en la opresión y explotación de la oligarquía minera y feudal y del imperialismo, y en proponer la organización unitaria de obreros y campesinos para la conquista del Estado Socialista. En el mismo año el grupo Túpac Amaru, bajo su liderato, lanzó un manifiesto que tuvo mucha resonancia, en el que denunciaba el crimen de la guerra y proponía la divisa de “tierras al indio y minas al Estado”.

El citado grupo de Marof, la izquierda boliviana de Chile, y el grupo de exiliados en el Perú se reunieron en el Congreso de Córdoba, Argentina, en junio de 1935, de cuyos acuerdos nació la colectividad más antigua de las formaciones políticas izquierdistas: el Partido Obrero Revolucionario, años después fue convertido en sección boliviana de la Cuarta Internacional.

Con la desmovilización de los excombatientes, que salían con descontento e ira, se produjo el rechazo total de los partidos tradicionales, la repulsa del orden establecido y la necesidad de un cambio. El saavedrismo fue el primero en captar esa desazón y optó por enfatizar su barniz “socialista”. Hasta el racismo mostraba su hilacha en el punto programático en que se negaba la inmigración a Bolivia de negros y chinos.

La impaciencia de los socialistas

Los silistas, quisieron reverdecer el Partido Nacionalista y realizaron una convención en La Paz. Como su proposición de crear un “nuevo Estado económico y social” no fuera aceptada, la izquierda terminó por abandonar la convención. Los autores de la ruptura se organizaron de inmediato en una cédula socialista revolucionaria y se dirigieron a la búsqueda de la unidad con otras agrupaciones similares y, ante todo, con la legión de excombatientes. Entidad denominada Confederación Socialista Boliviana (CSB), liderada por Enrique Baldivieso, que tenía un programa moderado.

El gobierno de Tejada Sorzano, temeroso de la actividad independiente de los grupos emergentes, suspendió las elecciones municipales y prohibió la realización del congreso de la CSB. Convocó, más bien, a elecciones generales para la reforma de la Constitución y para la elección de presidente y vice de la República. La maniobra de suspender las elecciones municipales y fijar las generales para el año siguiente estaba dirigida a ganar tiempo para imponer, mediante el sufragio minoritario, la persistencia del estilo político de la pre guerra.

El proceso inflacionario se acrecentó bajo el gobierno de Tejada Sorzano. El costo de la vida se encareció por la caída del poder adquisitivo de los salarios y de la moneda nacional. El

movimiento sindical, resurgió rápidamente con la vuelta de los excombatientes. Las federaciones obreras departamentales fueron reinstaladas.

A principios de 1936, la federación obrera paceña, a cargo de Waldo Álvarez, presentó a las autoridades un pliego de peticiones. Por la renuencia del gobierno a tratar el pliego laboral, el combativo sindicato gráfico presentó las peticiones directamente a los empleadores. La parte patronal pretendió dar largas al asunto, a lo que los trabajadores contestaron con la huelga del sector. En las condiciones de quiebra del estrato político dominante y de organización y espíritu combativo de los obreros, de inmediato el movimiento se convirtió en una de las más grandes huelgas de la moderna historia de Bolivia. El paro total generó una excepcional oportunidad que fue aprovechada por el poder militar para abatir en mayo de 1936 al gobierno anacrónico.

Del infierno yermo del Chaco saldrían para Bolivia: desde la liquidación de la antigua sociedad de privilegios exclusivos y multitudes humilladas, y la recuperación del estaño y el petróleo; hasta el ascenso de las clases medias y obreras, la liberación del indio-pongo y colono y su nuevo sometimiento a otros pongueajes más benévolos…la revolución y el militarismo.

Capítulo IV: Los Albaceas de la Tragedia

En la Gaceta de Bolivia Carlos Medinaceli comentó una obrita de Agustín Iturricha “Los peligros de la posguerra”, los cuales sintetizaba en tres:

1- El comunismo2- La rebelión de los indios (que ya se habían alzado en Chuquisaca, Potosí y el altiplano

paceño en 1927)3- La dictadura militar

Iturricha no ofrecía la panacea de un plan de federación no territorial, sino institucional, dentro de un “Estado científico”.

Germán Busch quedó como dueño del Palacio Quemado. Luego de un interinato de tres días, entregó el poder al coronel David Toro. El golpe militar, al que coadyuvaron los obreros gráficos con su prolongada huelga, había sido preparado, en efecto, por el general Toro, cuya fama, se afirmaba ahora en el anhelo de los excombatientes de derrocar a las viejas clases y partidos gobernantes y lograr un régimen en que la riqueza del país favoreciera a las mayorías.

En las trincheras se había producido, sino la camaradería, por lo menos el conocimiento entre los indios, cholos y jóvenes de las clases urbanas. Este encuentro tendría consecuencias que pocos pudieron prever entonces.

El General Toro se convierte al socialismo

El anhelo de cambiar el viejo orden dominado por la “rosca”, por una patria que atendiese a los desposeídos y humillados se identificó con el socialismo.

La situación mostraba el completo desprestigio de los partidos tradicionales, se mantenía intacto el poder económico de la oligarquía de los grandes mineros y hacendados, en tanto que el ascenso obrero y de las clases medias no tenía cabeza, carecía de una vanguardia

política. El vacío fue llenado por el ejército, que pretendió, remontarse por encima de las tensiones de las fuerzas sociales opuestas, frenándolas y favoreciéndolas sucesivamente.

La clase media militar, ni capitalista, ni proletaria, ni liberal ni comunista, tomó algunos elementos del movimiento fascista. La denominación incongruente de “Socialismo de Estado” significaba, ni más ni menos, el surgimiento de una nueva tendencia.

La presencia del líder gráfico y secretario general de la FOT paceña en el gobierno de Toro generó, de inmediato, un ala izquierda, que polarizó el ataque reconcentrado de los intereses económicos y políticos de la reacción y de su prensa adicta. Gracias a esa izquierda el Poder Ejecutivo anunció una nueva política, aunque gran parte de ella hubiese quedado solo en la expresión verbal. El programa incluía la solución definitiva del pleito del Chaco; revisión de impuestos a la minería con tendencia a que el Estado participase como socio, progresivamente, en las utilidades; impuesto a la plusvalía, y “creación de un patronato nacional que estudie las cuestiones relacionadas a la clase indígena, especialmente su incorporación a la vida civilizada y a la parcelación de tierras”.

Enrique Baldivieso, el autor de la consigna “Con la generación antes que con el partido” denunció las mentiras de la democracia formal que favorecía el privilegio y habló de devolver a Bolivia la soberanía económica para remediar la miseria y la pobreza. “Frente a los derechos políticos tantas veces proclamados, debemos afirmar los derechos económicos del ciudadano: a la vida, al trabajo, a percibir el producto íntegro del mismo”. El socialismo que propuso consistía en promover la modernización capitalista de Bolivia.

La asociación de ex prisioneros lanzó denuncias contra los conductores civiles y militares de la guerra. El ambiente político se puso tenso. El deterioro de la situación fue cortado bruscamente por la intervención de la fuerza armada, ya que el Estado Mayor, jefaturizado por el teniente coronel Germán Busch, ocupó las calles, exilió a Saavedra y dispuso la sustitución del gabinete compartido por otro exclusivamente militar, aunque apoyado por el movimiento sindical y los excombatientes, que Toro aceptó.

Los cambios monetarios múltiples que daban origen al mercado paralelo de moneda, a la escasez y a la especulación, así como el déficit que era cubierto con emisiones extra de billetes de banco, lesionaban constantemente el poder adquisitivo de sueldos y salarios.

Fuera del experimento aislado de sindicación campesina en la finca del monasterio de Santa Clara en Cliza, no hubo nada más para la masa indígena. Muchos excombatientes prefirieron quedarse en las ciudades para conjurar esta situación se dictó la Ley de Trabajo Obligatorio.

Otra iniciativa gubernamental fue el de la sindicalización obligatoria. El presidente Toro aclaró que la sindicalización forzosa no pretendía agudizar la lucha de clases, sino más bien someterla “al control del Estado”. En suma, no se trataba de garantizar un sindicalismo independiente, sino uno moldeable desde el poder.

En 1936 el gobierno de Toro dictó la prohibición de las actividades comunistas, marxistas y anarquistas, disponiendo la requisa y la destrucción de los libros de estas doctrinas sociales. Waldo Álvarez, acompañado de sus asesores, realizó una gira nacional con el fin de promover la concurrencia de delegaciones a un Congreso Nacional Obrero. Los trabajadores se

pronunciaron por la nacionalización de los bienes de la Standard Oil, por la jornada máxima de seis horas para los obreros del interior de las minas, el reajuste salarial en escala, la defensa de los inquilinos pobres, la reforma agraria y la abolición del pongueaje. El congreso organizó la primera central nacional de trabajadores de Bolivia (CSTB) que posteriormente se afilió a la Confederación de Trabajadores de América Latina, comandada por Vicente Lombardo Toledano.

El gráfico Álvarez fue sustituido en el ministerio del Trabajo por el abogado Javier Campero Paz, otrora discípulo de Saavedra. El gobierno acusaba cierto desgaste, porque pese a su fraseología había tomado medidas contradictorias.

El gobierno de Toro dictó la nacionalización del petróleo medida inspirada por Montenegro, y se creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). La Standard Oil contrató abogados bolivianos y asumió la defensa de sus intereses frente al Estado y al Pueblo de Bolivia. A su vez, las universidades de Sucre y Cochabamba destacaron a distinguidos catedráticos suyos para hacerse cargo de la defensa de los intereses nacionales y asegurar la efectividad del decreto respectivo, que fue el más importante de la era del socialismo militar. La nacionalización del petróleo, semejante pero anterior a la de México, que en la historia boliviana constituyó la primera de las estatizaciones de los hidrocarburos, insufló una nueva aura de popularidad al gobierno de Toro, haciéndole ver que, para soslayar el asedio castrense de Busch, era preciso que se dotara de un instrumento político propio que sirviera de contrapeso, pero no tuvo tiempo de hacerlo. Busch fue nombrado jefe supremo de la legión de excombatientes. No faltaron quienes le hicieron ver que sus posibilidades personales se abrían de un modo promisorio. Comenzó entonces la conspiración del alto mando, Busch en connivencia con Peñaranda, le avisó a Toro que ya no gozaba de la confianza del ejército, lo invitó a renunciar. La suerte había sido echada. El ex presidente fue expulsado enseguida a Chile.

Busch entre dos fuegos

El movimiento sindical y las formaciones de izquierda consideraron que el ascenso de Busch implicaba un viraje a la derecha, especialmente hacia los intereses de Patiño. El golpe de Busch se llevó a cabo alegando que el régimen torista había descuidado “armar al país para su defensa” y que no había cumplido los ideales revolucionarios. Busch ratificó que su gobierno sería continuación del anterior “proceso socialista” y que estaba en vigencia el programa de “justicia social”. Se convocó a elecciones para la convención que reformaría la Carta Constitucional y que debería funcionar luego como Parlamento ordinario, manteniendo la determinación de Toro de que la legión de excombatientes y la confederación sindical podrían intervenir en los comicios en igualdad de condiciones con los partidos políticos. Volvieron los exiliados y el bloque de derechas se propuso ayudar a Busch, es decir, dirigirlo. Tristan Marof, después de 10 años de exilio, volvió al país entre manifestaciones de trabajadores y de gente humilde. Como la futura convención elegiría al presidente y vicepresidente constitucionales se inició la propaganda en favor de Germán Busch para la primera magistratura.

En el período pre-electoral, los afanes presidencialistas de Bautista Saavedra le ocasionaron un nuevo exilio. La organización sindical ferroviaria, apoyada por los CSTB, la LEC y numerosos partidas socialistas y obreros, formó el Frente Único Socialista (FUS), con el que afrontaron la coyuntura electoral. La convención de 1938, inauguró lo que se llama el “constitucionalismo

social”. Los ritos parlamentarios fueron rotos, Carlos Medinaceli, Fernando Siñani y otros juraron , no por la señal de la cruz, sino por la causa del proletariado, por Bolivia libre y por la humanidad.

La prensa de derecha arremetió contra los convencionistas, aludiendo a los cholos analfabetos y contra el ministro de gobierno, Elías Belmonte Pabón, por haber coincidido con los convencionistas de la mayoría en que la prensa oligárquica debía ser controlada y censurada en defensa del interés nacional. Se aprobó una ley que facultaba al Poder ejecutivo, con caracte extraordinario, para tomar todas las medidas de previsión y represión contra los desmanes y licencia de la prensa de derecha. Esto, mientras se dictara una nueva ley de imprenta que, contemplando la realidad boliviana, diera libertades amplias a los órganos de prensa, que por su organización económica y social fueran los verdaderos voceros de la opinión pública. Esta ley quedó inutilizada por la influencia de la alta burocracia y de la “rosca”.

Las principales innovaciones de la Convención del 38’ fueron:

El enunciado de la función social de la propiedad como justificación de la existencia de esta.

La igualación de propiedades eclesiásticas con las de los demás latifundios para la imposición de gravámenes fiscales.

La prohibición de los extranjeros de adquirir propiedades dentro los 50 km de las fronteras, como un medio de poner coto a invasiones pacíficas que terminaron en anexiones y mutilaciones territoriales.

La obligación de todas las compañías extranjeras de sujetarse, en sus litigios con el Estado, a las leyes y tribunales de Bolivia.

La intervención del Estado en la regulación y dirección de la economía nacional, sosteniéndose la posibilidad de que las propiedades de los particulares pudiesen ser expropiadas por “necesidad y utilidad pública”, previo pago de indemnización justa.

El otorgamiento de plenas garantías para la libre organización y actividad sindicales y para el derecho a huelga.

La participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas La implantación del seguro social y la protección estatal al trabajador La declaratoria de la igualdad de todos los hijos matrimoniales y extramatrimoniales

ante la ley Ratificación de la autonomía universitaria.

Walter Guevara Arze y Alfredo Arratia sostuvieron la necesidad de una reforma agraria radical, con el rechazo a la parcelación de los latifundios y a la reorganización de la propiedad y del trabajo de la tierra bajo los principios colectivistas del ayllu. Víctor Paz Estenssoro propuso el monopolio de exportaciones de minerales a cargo del Estado. Otros convencionistas sustentaron la confiscación lisa y llana de los bienes de la Iglesia. La prensa derechista arremetía a diario contra la Convención, afirmando que era un inútil de fondos fiscales a la vez que una plataforma de ignorancia.

La constitución de 1938 fue criticada por reformar la superestructura jurídica del país sin tocar la realidad económica, pero es necesario reconocer que sus declaraciones de derechos humanos de la población y de obligaciones sociales del Estado eran banderas que se

convertían en buenas intenciones cuando los gobiernos reaccionarios las utilizaban o conculcaban.

Alcides Arguedas, novelista, historiador y político liberal, había expresado condenaciones adjetivales contra los miembros de la convención y escrito una misiva dirigida al presidente. Arguedas fue convocado al despacho de Busch e invitado descortésmente a tomar asiento. Hubo una agria discusión y Busch propinó una bofetada al escritor, quien ensangrentado, dolorido e indignado protestó porque un joven de 34 años vejara a un hombre de 64. Fue un acto injustificado, del que Busch se arrepintió de inmediato, pero el mal, producto de la intemperancia, ya estaba hecho. Arguedas era por entonces el más célebre escritor boliviano y la torpeza de Busch fue interpretada, por los estudiantes que se manifestaron en las calles, como un atentado a la cultura nacional.

Durante este gobierno se concedió al “Cóndor de los Andes” nada menos que a Saavedra Lamas, ganador también del Nobel de la Paz por su “actuación mediadora” para la conclusión de la guerra del Chaco. El canciller argentino había actuado como solapado enemigo de Bolivia, al aceptar con inocultable tenacidad cada una de las pretensiones paraguayas, y poco le importó que los contrincantes se desangraran hasta quedar como ectoplasmas, si ello servía a su pedestal de pacificador.

La primera labor práctica de la Convención había sido la elección de Busch y Baldivieso como presidente y vice de la República. Ambos gobernantes juraron la nueva Constitución. La misma Convención aprobó la negociación del acuerdo para poner punto final al conflicto del Chaco. No se cumplió el punto en cuanto reconocer para Bolivia un acceso al río Paraguay.

José Luis Johnson escribió un libro titulado el fascismo, que proponía la aplicación de esta corriente al país. También, en 1937, un grupo de universitarios bolivianos que estudiaban en Santiago, encabezados por, Oscar Unzaga de la Vega, bajo la inspiración próxima del partido Nazi chileno de Von Marés y la ultramarina del grupo de José AntoniO Prima Rivera, fundó la la Falange Socialista Boliviana. Unzaga se dedicó a la difusión de su credo entre los hijos de los terratenientes locales y de la clase media católica. Aún no se sospechaban los extremos del bestialismo y vesania a los que iban a llegar los regímenes de este signo, particularmente el de la Alemania nazi. Aspectos que seducían eran:

- Su repudio a liberalismo y al comunismo- Su corporativismo económico con el que presuntamente se eliminarían antagonismos

de clase para trabajar exclusivamente por el Estado- Su exaltación de la juventud y el trabajo.

A fines de 1938 se llevó a cabo el IV Congreso Nacional de Universitarios, que aprobó el programa más radical, con la proclama de que la “cuestión universitaria es parte de la cuestión social” “el área de lucha del universitario comienza allá donde empieza el área de lucha del proletariado”.

Al término del Congreso Universitario los dirigentes de la FUB solicitaron al presidente Busch la adopción de varias medidas, entre las que figuraban la exclusión de los funcionarios que defendían los intereses de las grandes empresas mineras y la ilegalización de las sociedades

secretas, concretamente de la masonería, contra las que, también, en la convención del año anterior, lucharon Augusto Guzmán, Abel Reyes Ortiz, José Romero Loza y otros socialistas.

Los partidos tradicionales lograron juntarse en un frente derecha que tomó el nombre de concordancia.

El Parlamento, mientras trataba públicamente la “molienda” de divisas por parte del monopolio molinero nacional, en sesiones reservadas consideró el tratado y los protocolos adicionales relativos a la construcción del ferrocarril Corumbá-Santa Cruz y a la explotación petrolífera de los llanos orientales, que firmaron Ostria Gutierrez por Bolivia y Pimental Brandao por Brasil. Ostria Gutierrez, colocándose por encima de las rencillas internas, elaboró un consistente programa de política internacional, recogido en su libro “Una obra y un destino”, en el sentido de hacer salir a Bolivia de su aislamiento internacional para que realizara en plenitud su función de centro integrador, pusiera en movimiento la riqueza potencial del país y obtuviese la cooperación económica de los países vecinos para abrir nuevas vías de comunicación y transporte. Tal programa se plasmaba en la construcción de los ferrocarriles que vincularan a importantes redes ferroviarias continentales; en el aprovechamiento de puertos fluviales para el comercio internacional boliviano; en la transformación y progreso de los departamentos de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz.

Ostria Gutierrez fue criticado alegando que los convenios suscritos favorecían el expansionismo brasileño.

La entrega que iba a hacerse, a los intereses, brasileños, de concesiones de áreas de hidrocarburos era ciertamente desaprensiva: los convenios hablaban de la zona sub-andina del Parapetí al norte”, que muy bien podía interpretarse como un gran fideicomiso desde la frontera argentina hasta la frontera peruana.

Gualberto Villaroel, joven oficial conocedor de la zona fronteriza de Bolivia con Brasil, hizo llegar informaciones y datos importantes, impugnaron los acuerdos suscritos por Ostria Gutierrez y Pimentel Brandao. Empero, las presiones regionalistas orientales que influían en el presidente cruceño, deseosas de progreso a como diera lugar, fueron suficientes para que el pacto internacional finalmente fuese aprobado.

La oligarquía desarrollo una táctica dual con los gobiernos militares socialistas: por una parte quiso devorarlos por dentro, los ministros de Hacienda, salvo en pequeños períodos, fueron siempre hombres de la gran minería; o debilitarlos armando los mecanismos políticos para volver a los viejos esquemas.

En abril de 1939, Busch declaró disuelto el régimen parlamentario y se proclamó dictador. Busch explicó su actitud por el estado de “tremenda descomposición” del país, y de quiebra de sus valores, convencido de que éste es el único camino que permitirá la vigorización de la República en lo interno y en lo internacional.

El saludo romano del brazo derecho levantado, que Busch dio a los excombatientes, se extendió a los deportistas y al recién creado servicio premilitar de escolares y estudiantes secundarios. El dictador aprobó la ley general de trabajo, redactada por Remberto Capriles Rico y Gastón Arduz. Esta ley, conocida como Código Busch, tenía sentido contradictorio. La

parte social modernizaba, sistematizaba y mejoraba las conquistas y los beneficios de los trabajadores, incluyendo una parte correspondiente a la seguridad social, aunque la parte de la contratación colectiva fue simplemente enunciativa. En cambio, la parte del derecho sindical persistía en la disposición paternalista y burocrática del control estatal de los sindicatos, a los que ni siquiera se les permitía una central nacional, pese a la existencia de la CSTB.

Se estatizaron las acciones particulares de grupos “rosqueros” en el banco Central y del grupo Patiño en el Banco minero, reivindicando al primero para la soberanía del Estado y al segundo para su función de impedir que las empresas rescatadoras privadas e internacionales siguieran extorsionando a los productores mineros. En mayo se dictaron unos decretos que fijaban una nueva escala de tributación minera y la sustitución del porcentaje de entrega obligatoria de divisas, provenientes de las exportaciones de minerales, por el impuesto sobre las utilidades netas que ya había demostrado ser tramposo durante la guerra.

En junio de 1939, Busch y su gabinete firmaron el histórico decreto concentrando el Banco Central 100% de las divisas provenientes del total bruto de las exportaciones. El Estado compraría las divisas a razón de 141 pesos bolivianos por libra esterlina y las revendería hasta en un 50% a los mismos productores mineros para sus necesidades, aparte de permitirles la remesa de 5% del bruto al exterior. La clase obrera, los partidos de izquierda y los universitarios apoyaron el golpe contra la “rosca”. El jefe de estado ignoraba que la oligarquía minera no era una fuerza capitalista nacional, sino que, al haberse entroncado al trust estañífero mundial, era apátrida y transnacional.

Cambiar a Busch, que reconquistó el aura popular, tendría que hacerse cumpliendo las etapas de un proceso. Uno de los motivos de permanente desasosiego de Busch era la diferencia de preparación y cultura con sus colaboradores, pese a su gran deseo de aprender. Además, por su temperamento, era sensible a las conjeturas, rumores y noticas contradictorias que, oficiosamente, le hacia llegar todo tipo de gente. Maniaco depresivo, Busch tenía siempre en mente la imagen de su padre suicida. En una fiesta íntima en la que celebraban el cumpleaños de uno de sus parientes, Busch, al calor de las copas, quiso salir de la casa para continuar la diversión, pero sus cuñados se lo impidieron, Busch entró al despacho a trabajar y pidió un expediente. Estaba silencioso y cabizbajo. De pronto, exaltado extrajo su pistola a la vez que exclamaba: “Aquí se acaba la presidencia” Pudo ser dominado por sus acompañantes, pero se le escapó un disparo y rompió el virio de una ventana. Volvió a la depresión y, otra vez fuera de sí, se descargó un tiro en la sien derecha. Al entierro se volcó una marea humana, presa de dolor, formada por gente del pueblo que presintió en el viraje del gobierno, el preanuncio de los días de la revolución y de la transformación social de Bolivia.

En enero de 1939 la revista Kollaysuyo, dirigida por Roberto prudencio Romecín se alineó entre la corriente llamada por Francovich “mística de la tierra”. La definición que se ofrecía de devenir boliviano era: “nuestra historia política, no es sino la resultante de la permanente contienda entre el espíritu colonial, orgánico, tradicionalista, aristocrático y católico, y el espíritu liberal, populachero y futurista que en Bolivia degenera en una oclocracia caudillista, enemiga de la Iglesia y de la tradición”.

Jaime Mendoza y el Macizo boliviano

En 1939 falleció Jaime Mendoza, quien había señalado que ha Bolivia le mantenía unido la fuerza proveniente de las montañas, a él había correspondido la fórmula “pisar fuerte en el Chaco”. Creía en el poder plasmador del medio, y fue el primero en encontrar que no era casual la sucesión en los Andes de diversas formaciones políticas.

Klein, Herbert Orígenes de la Revolución Nacional Boliviana Cap 6 La guerra del Chaco

La Guerra del Chaco

La sociedad boliviana de 1930 seguía siendo en muchos aspectos la misma que había sido en 1825. La mayoría de la nación aún seguía perteneciendo al sistema agrario latifundista. La población rural mantuvo su predominio y aún para fines de la década de 1950 representaba el 65 por ciento de la población nacional, o más de 2.125.000 habitantes.

La vida de los colonos bolivianos era muy rigurosa aún para las normas de América Latina, debido a que prestaban servicios personales al igual que los esclavos y por la completa ausencia de apago en dinero o su equivalente. El colono o pongo indígena proporciona tanto trabajo personal para los terratenientes del patrono o hacendado tres o cuatro días por semana, sembrando, desyerbando o eventualmente cosechando y vendiendo los productos del patrón. A cambio de este trabajo gratuito se le concedía el usufructo de las tierras de la finca y del latifundio, en las cuales producía granos para su subsistencia.

Todo este sistema no tenía sanción legal, dejando a los patrones libertad para fijar normas de trabajo de acuerdo con las exigencias del mercado. No había protección para los castigos corporales que libremente podían ejercitar estos dueños, y lo más extraño de todo, es que no habían leyes que los ataran a estos indígenas a la tierra. El colono indígena estaba aislado del mundo exterior, literalmente el único medio que conocía para sobrevivir era a través de la labranza de sus antiguas tierras con la consagrada tecnología y con las mismas mieses de sus antecesores.

El estado en el que el indio vivía era en un nivel de escasa subsistencia y no participaba en ningún grado de la economía monetaria nacional. El 64% de la población en 1940, estaba casi completamente fuera de la economía del mercado o del dinero.

No solamente los colonos y los campesinos de las comunidades confrontaban escasos medios de auto-suficiencia en sus propios terrenos, sino que la producción de los terrenos de los patronos estaba atrasada y los sobrantes eran casi nulos.

Para emplear métodos modernos y obtener una mayor producción no solamente habrían bajado lo precios sino que también habrían aumentado las inversiones de capital. En este sentido, no había necesidad de invertir dinero en las fincas, puesto que la producción no costaba nada y todas las ganancias obtenidas eran para su propio consumo personal.

La finca de Taraco tenía un régimen de trabajo especial, el número de días trabajados para el hacendado determinaba la extensión de tierras que se otorgaba al colono. El trabajo mínimo para cualquier terreno era de diez horas diarias tres veces a la semana, lo que se consideraba coo cuarta persona; se requería el trabajo de la tierra durante seis días para una media persona, y una persona completa requería doce días de trabajo por semana, para cubrir esas

cuotas se necesitaba del trabajo de varios miembros de la familia y posiblemente aún era necesario ajornalar a otros labradores, porque una buena parte de las 120 familias de la propiedad no disponían de sayañas. La situación de los colonos era realmente desesperada y en el decenio de 1950 se calculó que solo el 8% de la población de la hacienda podría llegar a los 60 años.

Ligados a la tierra por la necesidad de existir y la falta de oportunidades económicas, viviendo a un nivel de escasa subsistencia y empleando una tecnología anticuada en la agricultura, los indios colonos bolivianos formaban una nación sofocada y retrasada dentro de una nación. Se hacía de ellos una raza menospreciada. La existencia de estas dos naciones, la existencia de la excesiva dependencia de un solo producto de exportación, y la abrumadora concentración de la población económicamente activa en una agricultura insuficiente hacían de Bolivia en la víspera de la guerra del Chaco, una nación incondicionalmente atrasada y subdesarrollada.

No solamente Bolivia en 1930 era una nación económica y socialmente atrasada, sino que su estructura política era igualmente retardada. A pesar de su apariencia constitucional de gobierno democrático representativo, Bolivia, pese a todas las intenciones y propósitos, era una oligarquía. Hacendados, propietarios de minas, unos pocos industriales y sobresalientes comerciantes, y su rutina legal, formaban una oligarquía auto-consciente, o Rosca, la que dirigía la vida socio-económica y política de la nación. Unidos por lazos de matrimonio, con la posesión común de propiedades, miembros del mismo club y educados en las mismas y pocas escuelas, estas familias principales dominaban la dirección de todos los grandes partidos y controlaban las posiciones claves en la administración de la burocracia gubernamental.

La oligarquía no podía gobernar sola a la nación, y dependía de su poder político de la constante expansión del número de las clases media y urbana. Formada por prfesionales, comerciantes y artesano, empleados de cuello blanco y empleados públicos, además de la clase de oficiales del ejército, esta clase media crecientemente autoconsciente, de la sociedad boliviana, formaba la base esencial en la que descansaban las instituciones políticas y económicas.

Antes de 1932 esta clase media había sido servicial a los intereses de la oligarquía que la ecuacionaba a sus propios intereses, y daba a la oligarquía su escencial obediencia y apoyo político. Pero bajo el impacto de la Guerra del Chaco la clase media descubrió una divergencia de intereses entre ella y esa histórica dirección.

A la iniciación de la guerra, sin embargo, nada de esta futura desunión entre las clases gobernantes y activamente políticas de la nación era aún visible ni entrevista.

Aunque la guerra había traído una aparente unidad de pensamiento por la justísima actitud de Bolivia, por parte de la opinión pública. Salamanca continuó agitando con su usual ineptitud política, las viejas disputas políticas, y a pesar de las demandas universales de unidad nacional o gobierno de concertación nacional Salamanca decidió desde el principio que la situación de la guerra le daba todo derecho a gobernar solo le permitía aún despojarse de sus obligaciones y concesiones que se habían vistos obligados a contraer con los liberales.

El 27 de agosto los liberales se reunieron en Asamblea en La Paz y pidieron al gobierno organizar un Gabinete de concentración nacional, y simultáneamente declararon que estaban abrogados todos sus compromisos con los genuinos, dejando a estos en libertad de acción bajo las condiciones de emergencia.

Bautista Saavedra y su Partido Republicano Socialista a través de su periódico La República empezaron a atacar a Salamanca por la conducción de la guerra. El 19 de julio acordó una tregua transitoria en las batallas partidistas, presionó duramente a Salamanca para una ación más dramática; y en el agudo contraste con la inicialmente prudente actitud del periódico de los genuinos La Razón, y del órgano de los liberales El Diario; La República asumió un tono decididamente guerrista y demandó la inmediata y formal declaración de guerra contra los agresores.

El gobierno demostró su actitud el 2 de diciembre clausuró el periódico del Partido Liberal de Cochabamba, El Tiempo, por sus demandas de un gabinete de concertación nacional, y de un decreto de amnistía general política.

A principios de septiembre el avance boliviano había sido casi completamente detenido y los paraguayos pudieron empezar su contraofensiva. El primer objetivo fue el antiguo fortín de Boquerón, comenzando la guerra con sólo 1500 soldados en el Chaco, las líneas de abastecimiento bolivianas desde el lejano altiplano al chaco estaban en un estado primitivo y caótico, haciendo sumamente difícil el abastecimiento a las tropas, tanto de víveres como de municiones. Literalmente tomaba dos meses el traslado de abastecimientos desde el Altiplano por tren a Tarija, la terminal ferroviaria, y de allí por camiones a Villamontes, al filo del Chaco, y de allí hasta los distantes fortines. La reacción de Salamanca al cerrado combate de Boquerón fue continuar rechazando los ofrecimientos de las naciones neutrales de negociación , Salamanca agregó su propia ineptitud al creciente desconocimiento del comando militar boliviano, invadiendo su autoridad o ignorando a su Estado Mayor General y tomando su rol constitucional como Capitán General en forma activa. De esta manera, desde el comienzo se desarrolló un agudo conflicto en el mismo centro del comando boliviano entre Salamanca y sus gobernantes civiles y el Estado Mayor General boliviano y sus comandos subordinados.

Salamanca rehuía formar un gabinete de concertación nacional de acuerdo con el pedido de los partidos, trató obviamente de evitar las críticas pidiendo a dos notables políticos de la oposición unirse a su gabinete: el liberal Casto Rojas y el republicano socialista Juan Manuel Sainz, desde que rehusó aceptar los dictados partidistas los respectivos partido obligaron a ambos políticos a rechazar las carteras propuestas. Salamanca decidió continuar sólo con sus propios partidarios. Pero el Congreso demostró su hostilidad al Presidente negándose a votar por la continuación del estado de sitio. Sin embargo, el gobierno ignoró el voto y continuó la vigencia del estado de sitio, a pesar de su inconstitucionalidad.

El 30 de septiembre, completamente rodeado y bajo continuos bombardeos durante 23 días, las sitiadas fuerzas de Boquerón se rindieron. En los primeros días de octubre el público se informó de los acontecimientos de Boquerón y el impacto fue extraordinario. Ya se habían disipado los primeros días de ingenuo nacionalismo y patriotismo.

El 4 de octubre unas 20000 personas se alborotaron en La Paz atacando al periódico oficial del gobierno La Razón, demandando la renuncia de Salamanca y el regreso del general Hans Kundt. Ni a Salamanca ni a sus oficiales les agradaba el regreso de Kundt, los oficiales del ejército estaban llegando al punto de la hostilidad abierta hacia Salamanca, el general Quintanilla envió su famoso telegrama de protesta al gobierno. Este ardiente comunicado fue enviado desde el frente de operaciones el 8 de octubre:

“

1. Ejército combatiente sabe que el único responsable de la situación actual es el Gobierno, cuya actitud, propaganda guerrista contrastó con lentitud y falta de precisión para dotar al ejército, con la anticipación que requería para responder a esa política, habiendo por contrario desatendido las más premiosas necesidades del Ejército reduciéndole incluso efectivos.

2. Presidente de la República y Gabinete Obligaron al ejército iniciar operaciones precipitadamente y a destiempo, con propósitos exclusivos obtener éxitos efectistas que respondían sólo a fines de política interna.

3. Presidente de la República asumió de hecho dirección de operaciones coartando la libertad Comando Militar que vióse obligado a supeditar sus exclusivas atribuciones para dar paso órdenes Gobierno.

4. Ejército hallase convencido que destitución Jefe de Estado Mayor General, en actuales momentos, constituye grave ofensa a su honor y dignidad ante propios y extraños, ya que expresa concretamente que la situación actual débese sólo a la ineptitud Comando.

5. Vistas razones expuestas, ejército sigue reconociendo autoridad General Ossorio y demás comandos que no podrán ser cambiados, hállanse dispuestos desconocer órdenes Gobierno siempre que ellas afecten a puntos se indican.

6. Ejército créese capacitado para seguir defendiendo el honor nacional en puesto deber, con fe inquebrantable en éxito final”

Esto significaba una abierta rebelión contra Salamanca, quien categóricamente rechazó todas las acusaciones y demandó el cumplimiento de las órdenes para el cambio del comando o hacer frente a las consecuencias. El 10 de octubre Quintanilla, confrontando con una vigorosa ala pro-salamanquista en la oficialidad leal, se volvió atrás y consiguientemente recibió órdenes para dejar su comando y regresar a la Paz.

Esta fue solamente la primera sangría en las largas escaramuzas entre el Presidente y su Alto comando. Lanza demostró no ser tan flexible como su predecesor y el 19 de octubre envió un memorándum a Salamanca, notificándole que de acuerdo con los reglamentos, se debía nombrar un Jefe del Ejército en Campaña y puesto que nadie había sido nombrado para tal cargo, Lanza entendía que el propio presidente, específicamente dirigiría las operaciones militares en su calidad de Capitán General. En resumen, Lanza estaba desafiando a Salamanca para que final y abiertamente aceptara la realidad de su posición. Lanza también solicitó un política bélica específica, es decir, si el presidente deseaba una acción ofensiva o defensiva y si el o el EMG debía iniciarla. Salamanca contestó a este memorándum el 22 de octubre

sosteniendo que él no había pensado en dirigir las operaciones militares, y al mismo tiempo tampoco había pensado en nombrar un General en Jefe.

Salamanca estaba constantemente haciendo frente a una abierta rebelión y desobediencia de sus comandantes militares debido a su extrema política de interferencias personales y de dominación, sino que también se negaba a buscar el apoyo total en un esfuerzo conjunto de todos los partidos políticos, que le llevaban a él a una constante lucha en el escenario de la política interna.

Habiendo reorganizado sus fuerzas y retomando sus fortines perdidos, Paraguay ahora inició una gran penetración en el territorio boliviano y desde el 8 de octubre procedió a flanquear a las fuerzas del coronel Peñaranda en el Fortín Arce, después de un breve combate fue precipitadamente evacuado por los bolivianos al contacto de las tropas paraguayas el 21 de octubre. Salamanca conformó un gabinete compuesto por genuinos y con el archienemigo de los liberales Demetrio Canelas en el importante Ministerio de Gobierno.

La reacción de esta actitud fue intensa y el congreso mostrando la coalición mayoritaria de los republicano-socialistas y liberales, no solamente emitió un voto de censura a este nuevo Gabinete sino que también demandó la organización de un Gabinete de concentración nacional en el término de 24 horas. La República pidió la renuncia de Salamanca. La reacción del gobierno fue recurrir al recurso de la violencia de la chusma, y las multitudes empezaron a atacar el edificio del Parlamento con tanta intensidad que el Congreso fue obligado a trasladar sus reuniones al edificio de la municipalidad de La Paz. Montes acusó a Salamanca, el 4 de noviembre de estar intentando organizar una dictadura.

Casi inmediatamente después del estallido de la guerra el gobierno había empezado a intervenir en el movimiento obrero. Lo que había quedado fue finalmente destruido en noviembre de 1933, cuando el gobierno decretó el no reconocimiento de todos los sindicatos que sólo debían ser mutualistas con objetivos de beneficencia, que no demandaban aumentos de salarios o mejores condiciones de trabajo ni provocaban huelgas. Salamanca finalmente había realizado su deseo largamente acariciado de implantar la Ley de Defensa Social, y con la excusa de la guerra había destruido temporalmente el movimiento obrero boliviano como organización estructurada.

En diciembre de 1932 el general Hans Kundt fue pedido por el Congreso y el pueblo boliviano, para reemplazar al grandemente desacreditado Alto Comando así como a Salamanca; Kundt en su contrato con el gobierno demandó y obtuvo un completo e incalificado control del establecimiento militar boliviano, sobre la dirección inmediata de los esfuerzos de la guerra y aún sobre una política de largo alcance. En resumen Salamanca finalmente había sido obligado a abandonar su empecinado control sobre el ejército boliviano.

Kundt no estaba preparado para el conflicto del Chaco y pese a su generalato y larga experiencia boliviana pronto demostró su inutilidad. Desde enero de 1933 a julio de ese año Kundt llevó a cabo mortales asaltos contra esas posiciones fortificadas y mientras así destruía en pedazos sus propias fuerzas, las fuerzas paraguayas en marzo infligieron una severa derrota en Toledo a las malamente conducidas fuerzas bolivianas. El desastre del 4 de julio finalmente puso fin a la mística de la invencibilidad de Kundt, y el encolerizado cuerpo de oficiales

bolivianos empezó a criticar abiertamente al viejo general, y Kundt se vió aún obligado a retirar del comando a Toro, por la abierta hostilidad de este a la estrategia de Nanawa.

Estos acontecimientos coincidieron con otros en el plano de la política interna. Los liberales y republicanos socialistas finalmente reconocieron sus puntos de vista comunes de hostilidad contra Salamanca, y en febrero de 1933 firmaron un acuerdo de unidad electoral. En febrero Bautista Saavedra había llegado al punto más alto de sus ataques a Salamanca, cuando publicó su famoso artículo “Sartor Resartor”, en el cual denunciaba que Salamanca había sido solamente “legalista en la oposición porque no tenía oportunidad de violar las leyes”; lo acusaba de que “el hombre símbolo” aún había “perdido el sentido de la realidad. Ha vivido en un mundo de su exclusiva elaboración subjetiva, ajeno a los problemas más acuciosos de su país”. Acusado Salamanca para “escapar a la tormenta política que amenazaba descargar sobre su cabeza, nos ha llevado a la guerra cruenta”, “asume el título de Capitán, Genera, él a quien la vista del uniforme militar le producía nauseas”.

En Julio el Partido Nacionalista agregó su voz a la disensión condenando la política externa de Salamanca de no haber evitado la contienda armada en el Chaco.

El 12 de diciembre el gobierno había decidido que no podría soportar por más tiempo a su general alemán altamente pagado y nuevamente entregó el ejército a los jefes nativos. En principio se había decidido devolver el comando al competente Lanza, pero en su lugar se nombró al “héroe” del momento, el general Enrique Peñaranda, de lento ingenio aunque leal oficial; sin embargo, el perspicaz Toro, que a principios de la guerra había instigado la insurrección de Quintanilla, pronto se convirtió en la figura dominante del nuevo comando.

Poco después de que Peñaranda asumió funciones, se efectuó un armisticio temporal dando al comando boliviano un espacio de alivio en el cual rápidamente se organizó lo que vendría a llamarse el Tercer Ejército. Pero la tregua duró poco y a principios de enero de 1934 se reanudó el avance paraguayo. Fortín tras fortín cayeron rápidamente ante el avance guaraní, y las desmoralizadas tropas bolivianas se rendían en masa, desertaban o se retiraban en el más absoluto caos. En 1934 el gobierno desterró a su principal opositor Bautista Saavedra, y en marzo trató de organizar un nuevo Gabinete mientras Bolivia sufría una nueva gran derrota en Cañada Tarija.

Para fines de abril finalmente Peñaranda logró formar un nuevo ejército de 55000 hombres y en el mes de mayo temporalmente logró detener el avance de los paraguayos en la batalla de Cañada Strongest. Esta batalla fue una de las pocas victorias del ejército boliviano donde tomó unos 1400 prisioneros paraguayos. Pero esta victoria fue muy transitoria.

En agosto, después de varios meses de operaciones de enconada resistencia, el Coronel Toro envió un memorándum al gobierno sugiriendo que se firme la paz con los paraguayos, porque ahora las tropas bolivianas estaban en igualdad de condiciones tanto moral como materialmente, con los paraguayos, además de haberse detenido la ofensiva guaraní por varios meses con la consiguiente desmoralización de las tropas enemigas.

Antes de que el gobierno boliviano pudiese actuar en base a las sugerencias de Toro, fue roto el equilibrio porque Estigarribia después de varios meses de tentativas había logrado encontrar un punto débil en las líneas bolivianas y por allí abrirse campo para su avance en profundidad.

El cuadro general de las operaciones había cambiado, ahora la Guerra del Chaco, sin disfraces, tenía el objetivo de los yacimientos petrolíferos de Bolivia. Con todo el territorio disputado del Chaco en sus manos, y con tropas bolivianas en franca retirada a Villamontes, en el mes de noviembre los paraguayos controlaban ahora un territorio que jamás habían reclamado y que nunca habían detentado en sus pronunciamientos.

Aumentaba la tensión en el Altiplano con la proximidad de las elecciones presidenciales fijadas para noviembre. Los dos principales candidatos eran el liberal Juan María Zalles y el genuino Franz Tamayo, este último respaldado por el gobierno. El 11 de noviembre la lista presidencial respaldada por el gobierno y compuesta por Franz Tamayo y Rafael Ugarte salió victoriosa de las elecciones, aunque estas no resolvieron nada y la situación política interna continuaba inalterable.

Entre el 11 y 15 de noviembre, la última gran fortaleza situada entre las líneas paraguayas y la estratégica posición de Villamontes, El Carmen, fue tomada por las fuerzas paraguayas, con la captura de 4000 soldados bolivianos y 2000 muertos en la batalla. La causa principal para esa derrota fue la independiente y rebelde expedición conducida por el coronel Toro que dejó toda la línea defensiva boliviana fuera de equilibrio.

Para Salamanca El Carmen fue el golpe de gracia y decidió deshacerse de Peñaranda así como de todo el personal del Alto Mando. El 27 de noviembre Salamanca se reunió con Peñaranda sólo para ser informado de que el Ejército lo tomaba como prisionero y le demandaba su renuncia. No teniendo alternativas, y con todos los oficiales potencialmente leales, sujetos al control de los rebeldes, y viéndose a sí mismo impotente en la fortaleza de Villamontes, Salamanca aceptó el ultimátum. El gobierno fue entregado al vicepresidente José Luis Tejada Sorzano, y los liberales viendo la oportunidad de retomar el poder, avalaron ampliamente el nuevo estado de cosas, mientras toda la oposición política apoyaba la acitud del ejército. El 2 de diciembre el ejército puso en libertad a Salamanca y el descorazonado y amargado anciano regresó a su ciudad nativa donde falleció en junio de 1935.

Tejada Sorzano en el gobierno, por voluntad del cuerpo de oficiales, aceptó dócilmente que el ejército se hiciera completamente responsable de las operaciones militares a través del Alto Mando. También el gran avance de los paraguayos en el último semestre de 1934 dejó a Bolivia en una posición excelentemente defensiva, cerca de sus líneas ferroviarias y de abastecimiento y en un terreno familiar cercano a sus colonias, dejando a Estigarribia poco terreno para sus brillantes acciones de maniobrabilidad. Por otra parte, ahora los paraguayos se encontraban fuera de sus propios elementos y lejos de su anteriormente fáciles fuentes de abastecimiento, todo lo contrario de lo que ocurrió al principio de la guerra, y más aún, con su gobierno que estaba recurriendo a los últimos recursos potenciales para el gran esfuerzo de capturar la riqueza petrolífera de Bolivia.

Tejada Sorzano logró la cohesión política que jamás había existido antes en la Guerra del Chaco. Invitó a Bautista Saavedra a la cartera del ministerio de Defensa, el nuevo gabinete

tomó amplia consistencia incluyendo a figuras salamanquistas como David Alvestégui, pero también nuevos como Carlos Víctor Aramayo, uno de los barones del Estaño y al moderado izquierdista nacionalista, joven intelectual, Enrique Baldivieso. El gobierno de Tejada Sorzano empezó el año iniciando conversaciones exploratorias de Paz, y en enero incondicionalmente aceptó los términos de paz propuestos por la Liga de las Naciones. Sin embargo los paraguayos se negaron a comprometerse en ellas.

La nueva figura militar era Germán Busch. Para fines de abril todo el territorio de Tarija y Santa Cruz estaba fuera de las manos paraguayas y para mayo los campos petrolíferos nuevamente estaban en manos de los bolivianos y las fuerzas bolivianas otra vez habían alcanzado las tierras bajas del Chaco. En marzo bajo la presión de la Liga de las naciones y con el vigoroso apoyo de la Argentina, se estableció una conferencia de Paz en Buenos Aires con la asistencia de Bolivia, Paraguay, Chile, Perú, Uruguay y los Estados Unidos. En abril, Tejada Sorzano se reunió con las personalidades más importantes de Bolivia para analizar los movimientos de paz, y a principios de mayo nombró a Bautista Saavedra y Tomás Manuel Elio para la comisión boliviana para la Paz.

El 27 de mayo todos los participantes de la Conferencia llegaron a Buenos Aires y bajo la dirección del canciller argentino y dominante figura en la alianza argentino-paraguaya, Saavedra Lamas, la Conferencia de Paz inició sus labores. Después de muchas negociaciones, se llegó a unos términos razonables y realistas, firmándose un protocolo de armisticio el 9 de junio. El armisticio comenzó el 14 de junio de 1935.

Después de tres años de sangrientos combates, la Guerra del Chaco había llegado a su fin con la derrota de la nación boliviana y el Gran Chaco Boreal firmemente en manos del enemigo. En Bolivia 65000 jóvenes habían muerto. Bolivia fracasó debido a que el tipo de su sociedad era incapaz de sotener una guerra extranjera. Luchando a millares de km de sus hogares del Altiplano y de los valles, en regiones áridas e inútiles, contra un pueblo homogéneo que no tenía distinciones de casta, y conducidos por un cuerpo de oficiales incompetentes y totalmente desentrenados, los indios bolivianos desmostraron su incapacidad de luchar y morir por su Patria, o aún de comprender, en primer lugar porqué estaban en el Chaco.

Desde el comienzo de su ingreso al ejército los indios bolivianos fueron segregados de los blancos y mestizos. Fue el indio quien hizo todo el trabajo y quien se arriesgó más. Fue el hombre de choque el soldado raso de primera línea y el que ofrendó más que otros por la nación. Los indiios aymaras y quechuas de de Bolivia jamás experimentaron una ruptura con su propio pasado socio-económico y cuando la guerra concluyó, fueron reintegrados con relativa facilidad al viejo orden, porque la guerra nada había significado para ellos sino aún más peligrosas formas de esclavitud anteriormente no habían conocido.

Pero la guerra tuvo profundos efectos en los civiles blancos y mestizos intlectuales que fueron llevados al frente. Estos civiles fueron por primera vez lanzados a una sangrienta guerra, y prácticamente como en toda situación de guerra donde el sacrificio es sin razón y no se logran resultados, nació entre estos hombres una nueva sensibilidad y una nueva norma de expectativas.

El drama del Chaco abrió una amplia brecha en la conciencia. Las generaciones anteriores a 1932 hablan un lenguaje; y los que vienen después otro completamente diferente. Para aquellos que viven esta insostenible experiencia hay una transmutación de valores. Las amargas novelas proletarias formaron el género de la novela del Chaco que dio lugar al surgimiento de un nuevo equipo de escritores e intelectuales nacionales, avivó el despertar del celo revolucionario en muchas figuras de la pre-guerra, y dio Bolivia una gran posición en la literatura continental.

Como ninguna otra forma simple de ideología política o propaganda revolucionaria, el realismo de la novela de la guerra del Chaco tuvo un profundo impacto en los hombres de esa época y en las futuras generaciones intelectuales de Bolivia, al hundir el análisis de la guerra profundamente en la conciencia de la nación.

Para los blacos y cholos había una firme voz que al través de toda la guerra les explic+o la razón del inútil sacrificio y les mostró el camino para salvar algo de las arenas del Chaco. Fue la voz de los antiguos izquierdistas radicales, que mantuvieron a través de la persecución, martirio y el exilio una notable actividad en la línea del frente con propaganda antibélica y contra el viejo orden. Levantando sus viejos programas y lemas, denunciaron que la guerra era el último recurso de la oligarquía y del señorío imperialista, y que solamente una revolución social traería una nueva Bolivia.

La filosofía radical de la pre-guerra estuvo bien representada por Tristán Marof (Gustavo A. Navarro) su principal actividad en ese tiempo fue la de fomentar las deserciones entre los soldados que eran enviados al frente, política apoyada por los anarquistas y por los llamados comunistas nacionalistas.

Marof escribió su más importante obra y el análisis más completo que jamás se halla hecho sobre la tragedia boliviana. Escrita en 1934, La Tragedia del Altiplano, constituye la mejor recapitulación de la interpretación radical izquierdista de Bolivia en la pre-guerra y el mejor análisis sociológico de esa sociedad, a la par con el gran clásico de Alcides Arguedas, Pueblo Enfermo, en cierto sentido sumariza la interpretación nativa del marxismo en Bolivia, así como la obra de Arguedas sirvió para sumarizar la interpretación positivista de la realidad de la república casi treinta años antes.

Para Marof Bolivia, no era sino una colonia feudal de las potencias imperialistas, con poderes representados por los capitalistas mineros, pero lo más importante, por la Standard Oil Company. Para él los antiguos imperios de los Incas y de Tihuanacu fueron las glorias más grandes de Bolivia y presionaba para que oyeran su indigenismo y anti-hispanismo.

En cuanto a los indígenas, ellos perdieron su libertad y sus tierras, y repitiendo las palabras de Mariátegui, el problema del indio era el problema de la propiedad de la tierra. Pero hasta ahora los indios habían luchado solos cargando el más intenso odio contra las castas superiores. A menos que una leal vanguardia revolucionaria de los trabajadores pudiera organizarse, argüía Marof, y los indios se convencieran de la habilidad de este nuevo grupo para destruir la vieja oligarquía y devolverles sus tierras, cualquier movimiento revolucionario encararía la posibilidad de ser destruido por las masas de indios ignorantes y pisoteados que actuasen instigados por la vieja oligarquía.

Marof cree en el potencial y capacidad de las clases mestizas y chola, y solamente se concentra en el indio por la calidad de su grandeza pasada, su abrumadora mayoría y por el hecho que el indio forma la casta oprimida más inferior en un sistema feudal que debe ser eliminado. Así sostiene Marof que tanto Enrique Finot como Alcides Arguedas atacaron a los cholos de ser los causantes de todos los males de la historia boliviana, en lugar de atacar a la clase oligárquica, que desde la conquista empobreció el suelo y a los bolivianos, para su propio beneficio, y el mismo argumento sostiene Marof, puede ser usado contra la gran mayoría que aún niega la calidez y dignidad de los indios.

Marof señala que el capital extranjero es algunas veces beneficioso para el Estado, si el Estado es de naturaleza económica avanzada, si los pueblos son de iniciativa independiente o si el producto es agrícola y requiere intensivo desarrollo, como ha ocurrido en la Argentina; pero en Bolivia como en otros Estados mineros, “las riquezas naturales fueron capturadas por los extranjeros y explotadas no en beneficio de la nación, la sociedad o su futuro, sino para el beneficio privado de los descubridores. En un país así, encumbrado por una inútil actitud de laissez faire, una burguesía industrial y mercantil no podría cristalizarse para competir con la iniciativa de los extranjeros. El enriquecimiento de los nativos no era una norma, sino la excepción. Las fuentes de producción en manera incesante fueron agotadas por el extranjero sin dejar huellas.”

Marof nuevamente aboga y elabora su código revolucionario social de Tierras al Indio, Minas al Estado. Volviendo a las causas de la guerra del Chaco, Marof reitera la ya popular creencia de las maquinaciones de la Standard Oil fueron las culpables, tema primeramente expresado en la prensa argentina en los primeros meses de la guerra para explicar el ataque boliviano al Paraguay. Con beneplácito cita la sentencia de José Aguirre Gainsborg al efecto de que “el Partido Republicano Genuino, manchado con la sangre de miles de víctimas, pasó a la historia como genuino representante del petróleo”. ¿Por qué estaba combatiendo Bolivia en el Chaco, por el honor nacional como afirma el manifiesto de los intelectuales del 30 de julio de 1932? No, ha luchado por obtener un puerto para el petróleo de la Standard Oil y para defender los cuatro millones de hectáreas de su dominio contra los intereses de la inglesa Royal Dutch Shell. “Nunca hubo una guerra tan estúpida y absurda como esta”.

Marof vio un gran potencial en la guerra: “la guerra del Chaco es la liquidación de la vieja Bolivia feudal y caciquista, a pesar de que hay coraje y decisión en los soldados, estudiantes y obreros; a pesar de la vanguardia proletaria, preparada y enérgica,que se levanta en medio de la pena y de la sangre.” Tal organización potencial es el Grupo Revolucionario Tupac Amaru, sostiene Marof, un grupo que desde el exilio ha estado luchando para evitar la guerra y derrocar a la sociedad feudal. Marof el más grande revolucionario de la pre-guerra y por breve tiempo la principal figura de la transición entre las generaciones izquierdistas de la pre y post-guerra: “la hora ha llegado para crear y formar una nueva Bolivia. La antigua será enterrada en la sangre del Chaco”. Este manifiesto, que fue distribuido en las primeras líneas, pedía el inmediato fin de la guerra, la nacionalización de las minas, distribución de los latifundios a los soldados e indios; reconocimiento de todos los sindicatos de obreros y empleados y de todos los consejos de soldados, y finalmente pedía un frente a todos para formar la República Obrero-Socialista. La consecuente organización del Partido Obrero Revolucionario (POR) fue de la mayor importancia en la historia de la izquierda boliviana, porque este fue el primer partido

revolucionario de la nueva era, y en los decenios posteriores formaría la vanguardia del movimiento revolucionario.

Como Marof y sus partidarios percibieron correctamente la guerra del Chaco fue la causa principal para el derrube del orden tradicional. Para los bolivianos de cualquier posición, la completa derrota de las armas bolivianas, a pesar de la gran riqueza, potencial humano y recursos, indicaba que ocurría algo terriblemente erróneo en la sociedad boliviana.

Amargado como sólo puede estar un ejército derrotado compuesto por estudiantes y civiles intelectuales de la clase media que por primera vez tomaron contacto íntimo con las otras clases de la nación, quienes por primera vez fueron llamados a sacrificarse por el orden existente, los veteranos que sobrevivieron en el Chaco probarían ser el caldo de fermento del cuál surgiría un nuevo orden político en Bolivia. Sin reposo, frente a un futuro incierto, ligados a sus compañeros soldados por un extraño espíritu de cuerpo nacido en tres años de enconados combates a millares de kilómetros de sus hogares y aún más amargados por la inutilidad de su sacrificio estos hombres constituirían el efecto más intranquilizante en el escenario de la política interna de los años por venir.