Historia de Nicaragua Tomás Ayón Tomo1 Libro2 cap.5 ... - SERIE HISTORICA - 10 - 11.pdfeel' la...
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CAPITULO V
J)isposieiollcs reales para el gobierno de las Indias y sueesosposteriores a la muerte de Nunez de Balb(}a.
1517 a 1520
].;1 I'ol/ln' ll,jJ'uiI()IlH', dc 1(1:-; CW·;ilS.-SUS tnl1la.ios ell t"<lvoe de lw; illdio:-;.·_·\'i:ljl' dd l'<tdn' 1"IS CaHill> a Espml<t.-Situaeion ('11 que lwl16 a 1,1j,(·,linsultl.-!Jirigl' sus solicillHln; <II Clln!pnal ,/illlem'z dE? (,isn('l'os.-----'I~I j{t'gcnte dispone envhll' ri Am{:l'ka tn's fl'ailes de In Orden de Still<:er6nhl1o.--()\\s('rval'ioHcs gI.'IWrll!t'f'. sotH'C 1<1B inBtl',w\'iones (lUI.' 1'(,ej
hi(']'on,-Di»posici6n J'elHti\'~l ii ]a .faC"ultad d(' pUSt'el' indios Y <II traInque d('bia dat's('\es,-OI'(]cIles l't'fel'cntcs ,1. ]a fundaci6n de polJlilciom's('ll las rnelin:-; ;,' a Btl J'egillwl1 <ldministl'alivo.-Lo que se <1ispuso con\'\'bei6n <II tl'<lh<ljo d(~ hI;'; minm.;.-DC'\'ogad6n de las ]eyt·s emithl"s enJ'IUl'gos p] <1110 til' l,"ll:.!.-Los Paun's G,'l'{)llimos sah'll pHr;\ Amcrica .\'11l'g1l11 U In Esp;ul01a.-J)isposiciones (ju,' didmon al sahn ]a ul'eupi(;Il'ion de Vasen ~uf1Cz,-Fl'O\,jdenei<lsde Pec1l'ul'i<ls Davila pata Lmr]<ll'In vigil;uwi:! d,' los Padl·PH.-F'unda ]tl eiu~lad (]p Panama,-Comisiotwpant una lHlL'\'<1 expedicion al Lie, Espinosa, qui"11 llega al Golfo de,\'iC'oyn.-Snlw l'('drHl'iuH flUl' Lope ,Ie Sosa ha l'ccilJido l'UCal'go de IT
sidl'neiHI'lo.-Dispone euvial' una (,()11lisi6n a In eOI'll' c iutrigu POI' H('!'(,) mismo lIno de los ('omb.;innados.--Opolll:'se l'l ('ahildo 1.1] viajc d(']Go))el·nmlor.-J)('S<lgJ';H]O dp ('slp POl' ]n lwgaliViI dl'l Cabil(1o,-Nuev<\f>expedieiones Pllcornemladmi HI [,ie. Espinosa y {t Francisco Pizarro,--,T,legaua del pl'irnC'l'O ;i las islas del C6b,H'o <~ i.nrO\'nH~H que alii l't:'cibe.Sc dil'igc ii. ]m: tiC'lTHS del cacique Ul'l';](:a Y t'ntnl can el en pelea.Hernando de Soto auxilia {I Espinosa y los indioH w; retiran.-Ul'rac<Iilcomete a la.s ('Hpafioles. quicnes can gnlll dificuJtml ]ogrClI1 sah'al'sc.nil'J~ense los eonqu\Rt"dores a S,lIlta M:lr\<I,-Con<lutta de Espino:;" ('on[os intlios,-l<'l'andsco Campaikm es comisionudo pot' Espinosa para Iweel' la gU('ITa <\ un {'(lcique YcC'ino.-HI'sultatlos de esta conquista,-Se('llC,1miI1(l l'~spinosn;l :\at<l, l'll dOlld(' pl'oyeda fundal' una poulacion,PW'll' pH!"<l l'mw:~n;I, llamm]o POl' ('] <:o\)erl1uuOl'.-Nuevos ataques del('W:ic[Ul' UI'I'<le;1 <l los {!sl):\l10]('K-I~J-(;olll'rllmlol' cornball' penionalmentl'(~Oll l'l ('(ldqu(',-·-'I'riunfo (k] .Ide cust('ll;l1lo.-Ul'l'<.\('(l se fOl'tifka en (']rio Atru, en clond,' ('H lkl'l'otmlo llUPYi.lIlH'nlt' POl' HllS ('ontrill'ios.-Otl'1IHI'XClll'siolH'H ('mpn'lldidas pOl' los (',l,"ilellnnoH,-Hegl'l'so de] Gobe'I'nadara Pnnml1l1.-}I,J1<l ::;itu(leion d(' ](1 CoJonia.-Lope <11' SOHH llcga a Castill:t(!L'] 01'0 Y l1lUl're a1 Lll~.scmIHl!'(:al'.-El GolH'I'nadoJ' y los veeinos de] Oa,I'ion s(' dil'igen u ha('e1'lc las l'XeCjuiCls,----E:shll'l'zos de Peul'Cll'ias para Ii·hr<lJ'sf' r]d :iui('in de:' I·('sid(ln('i~l.-·I<'('liz ('xilo tI(, HU:-:; intl'igw::,
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UNO de los hombres a quienes mas horror habian inspiradulas injusticias de los castellanos con los indios y el cruel despotismo que sobre ellos ejercian, era el Licenciado Bartolomede Las Casas, sacerdote elocuente que pOl' su caridad sublimey pOl' el noble apostolado a que se consagro con fervor evangelico, hizo inmortal su nombre en la historia de la conquistade America. En 1515 habia pasado a Espana el Padre LasCasas, con el objeto de presentar a1 Rey sus quejas contra losposeedores de indios y de obtener en favor de estos algunasdisposiciones que mejorasen I" dura condicion en que gemian.POl' 10 que habl0 con el Rey en Plasencia pudo entrever quesus proyectos tendrian un resultado satisfactorio; pero Iamuerte del catolico mon9.rca, oCUl'l'ida en Madrigalejos a 23 deEnero de 1516, interrumpio momentaneamente sus generosostrabajos. (1)
POl' el fallecimiento del Rey, el Cardenal de Espana, FrayFrancisco Jimenez de Cisneros, AJ'zobispo de Toledo, tomo lagobernacion del rei no, segun aquo;1 10 habia dispuesto; y comoel principe don Carlos, nieto del Rey cat6lico y heredero deltrono, hallandose en Flandes, habia enviado de embajador suynal Dean de Ja UniveJ'sidad de Lobayna, para que ejerciera elgobierno, juntaronse el Cardenal y el Dean y ambos gobernaron la monarquia espanola. (2)
A ellos, pues, se dirigo Las Casas. EI Cardenal Jimenez deCisneros era gran politico y hombre prudente y bondadoso.Despues de haber oido Jas acusaciones de Las Casas y susproyeetos sobre el repartimiento de los indios, determino confiar el encargo de entender en estos asuntos a tres frailes dela Ordeu de San Geronimo, que deb!an trasladarse a America,y que eran Fray Luis de Figueroa, Prior del monasterio de laMejorada, Fray Bernardino de Manzanedo y Fray Alonso deSanto Domingo, Prior de San Juan de Ortega. Los religiososno traian el titulo de gobernadores, peru en realidad agobernaJ'se les enviaba.
Antes de referir los acontecimientos que siguieron a la tragiea muerte de Nunez de Balboa, conviene hacer una breve
(1) HelTcra-J-Jist. rTf! los hedlOs (It: 1<.).'; (:(I,',It:I-I(I-1I0S, Occ. II. lih. II, CAp. IIIt2) Marlalla-Hislol"iu ric lo:spmltl, 'l'Ollln VII, pag: 3011.
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ellumeracion de las principales instrucciolles dadas a los Padres Geronimos para el gobierno de las Indias. Estas disposieiones no tendian a la organizaci6n de un regimen politico.Debido, sin duda, al caracter de las personas que las dictarony al de las que fueron encargadas de cumplirlas, se dirigianen su mayor parte a favorecer el establecimiento y progresode las creencias religiosas en los paises descubiertos y a proporcionar algun alivio a los indios esclavizados; pero ellas demuestran que en Espaiia no dominaban las mismas ideas mezquinas de ambicion y de lucro que tantas crueldades inspirarona los castellanos en America, y dan a conocer cual era la condicion social de los indios cuando par vez primera pusieron susplantas en Nicaragua los conquistadores espaiioles.
La primero que se dispuso fue que las personas residentesen la Peninsula no pudiesen poseer indios en America. Envirtud de esta disposicion se quitaron los que tenian al Obispode Burgos, al Comendador ConchiIlos, a Hernando de Vega ya todos los del Consejo y criados del Rey. Proveyose que losjueces de apelacion y demas funcionarios de justicia fuesenresidenciados, pues se sabia que desde la salida del Almiranteno cumpIian can sus deberes. Para tamar la residencia a estos empleados se comisiono al Lie. Zuazo, quien debia ejercerentre tanto la gobernacion de- la Espaiiola.
Se ordeno asi mismo, que los religiosos, tan luego comollegaran a esa isla, reuniesen a los castellanos viejos para hacerles suber el objeto can que el Regente los enviaba y paraobtener que arreglasen amigablemente sus cuestiones. A los cacjques debia tambien hacerseles comparecer, oirseles sus quejas y manifestarseles que la voluntad de los principes era quefuesen considerados como hombres libres.
Debian los Padres averiguar can empeiio cual era el tratoque los indios recibian de los jueces y de aqueIlos a quienesestaban encomendados, y ocuparse en la instrucci6n religiosaque habia de darseles, para 10 cual se mando que hubiese encada pueblo a lugar un cIerigo can la obligacion de predicar,decir misa y administrat los sacramentos.
Tenian orden de hacer fundar poblaciones, de trescientosvecinos por 10 menos, fabricandose las casas a usanza de los
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naturales y construyendose una habitacion mejor para el cacique, IIna Iglesia y un hospital donde fuesen reeibidos los enfermos, los ancianos ineapaces para el trabajo y los ninos huerfanos. Estas poblaciones debian tener bien definidos sus limites y dentro de ellos ejercer la gobernacion los respectivoscaciques, a quienes se concedia facultad de eastigar a los indioshasta can pena de azotes. Cuando la falta exigiera mayorcastigo quedarian sujetos a la justicia real. Los caciques, parsu parte, si faltaban al cumplimiento de sus obligaciones, sedan siempre sometidos a los jueces ordinarios del Rey.
En cuanto al trabajo y goce de las minas se disponia quesolo pudieran ocuparse en el laboreo los naturales. Eloraque extrajesen debia quedar en poder del indio minero hastae! tiempo de la fundicion, llegado el eual se harian del oro trespartes, una para el Rey y las otras dos para que se las dividiesen e! cacique y e! indio minero despues de dedueidos elpago de las haciendas y de los ganados que se les hubiesendado para fundal' los pueblos, y todos los gastos del comun.Las mujeres no poddan ser obligadas al trabajo de las minas.Bajo. penas muy severas se impuso a los castellanos la observancia de estas disposiciones.
Las leyes expedidas en Burgos el ano de 1515 fueron reformadas, disponiendose entre otras cosas 10 siguiente: que losindios no fuesen eonducidos " las estaneias de los espanolespara ser instruidos en la fe, pOl' los inconvenientes que de elloresultaban: que no se les obligasc a llevar carga a cuestas, nia trabajar sin descanso: que las mujeres no fueran apremiadasit servir sino en sus haciendas: que se viese si algunos indiospodrian vivir pOI' si y regirse como los vasaUos del Rey en Espana: que solamente hubiese dos visitadores, y que estos noposeyesen indios, sino que se les diera un salaria competenteo (1)
Recibidas las instrucciones, partieron los Padres Geronimos para America, saliendo de Sevilla el 11 de Noviembrede 1516. Con ellos venia el Lie. Las Casas, nombl'ado Protector de los indios. EI 20 de Diciembre llegaron a Santo Do-
III ('flln-cit,,, til" /JW""Ult'/I/fI.'i i//l;tlilo.-; tid .-I,"dllro tlr' /1It1iIlS. 1I"1" dUllI.lli:-; '1'01'1'1',__ Ill' :\kllllll;l.a--Tnlllo XI. Pijg. ~:IS.
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mingo, en donde estnvieron desempenando con rectitud y tinola comision qne se les habia dado.
Cuando supieron los Padres Geronimos la decapitacion deVasco Nunez de Balboa, ordenaron a Pedrarias Davila que nodeterminase cosa alguna sin el parecer del Cabildo del Darien,y que enviase a la Espanola todo el ore tomado al cacique Paris. Comprendieron que debia ocultar miras de interes personal el que con tanta injusticia habia mandado dar muerte aun Capitan qne prestaba al Rey importantes servicios.
Libre Pedrarias de las inquietndes que Ie causaba la superioridad del habiI y valiente Balboa, quiso ponerse a cubiertode la vigiIancia con que 10 observabau las autoridades de la Espanola. Con ese fin dispuso en 1518 fundar una ciudad deeste lade del istmo, a la que dio el nombre de Panama y desdealii emprendio una nueva conquista. EI Lie. Espinosa, elmismo que condeno a muerte al intrepido descubridor del Mardel Sur, salio de Panama en 1519, y navegando con direccionNorte, lIego solamente al Golfo de San Lucar 0 de Nicoya, enterritorio de Nicaragua.
Fnndada la ciudad de Panama y hallandose en ella Pedrarias, supo de cierto que Lope de Sosa estaba encargado de residenciarlo sobre las quejas que contra el se habian dirigido;y para sustraerse del juicio dispuso que pasase a Espana unacomision a informar al Rey de los muchos y buenos serviciosque Ie prestaba en la conquista de estas tierras. EI astuto Pedrarias intrigaba en el Cabildo para ser uno de los Comisionados, y pensaba dejar a Martin Estete encargado de la gobernacion durante su ausencia. Las opiniones se dividieron:unos' creian, con bastante cordura, que por muchas razones yprincipalmente para mudar de Gobernador,. convenia enviarloa Espana; perc otros, queriendo tal vez verlo sometido al juiciode residencia, 0 temiendo en realidad las divisiones y los pleitosque al ausentarse podrian ocurrir en la ciudad. se negaban alnombramiento.
Martin Estete, hablando por todos, dijo a Pedrarias :-«queIe tenian en merced los trabajos que queria tomar en ir por ellosa Castilla; pero que habiendo mucho pensado y conferido entresi acerca de su camino hallaban que de su ausencia se recre-
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cerian muchos inconvientes: el primero, la falta que haria en lapacificaci6n de aquellas tierras: el otro, que sin duda can BUausencia se habrian de seguir pendencias entre ellos, cBpecialmente quedando el Lie. Espinosa en 1a mar del Sur can mucha gente, de quien se presumia que queria mandarlos a todoscan mayor imperio del que solia, y que no 10 habian de sufrir:que par consiguiente habrian de suceder los danos que par semejantes causas Balian acontecer en todas partes: que adema.eJ era quien gobernaba las casas de la guerra y daba las comisiones a los capitanes, y que faltando, quedaban como cuerpo sin espi,·itu.»
Pedrarias respondi6 destempladamente, insistiendo en sume<Jitado prop6sito; pero como vio que todos se le oponian,contesto par fin :-«que pues no consentian en su ida, que parprovecho suyo queria hacer, se imputasen a si la culpa deldano que les sucediese par no dejarlo hacer su viaje.» (1)
De ese modo disimulo su desagrado de que Lope de SaBa10 hallase en tierra. Determin6, pues, quedarse y evitar deotra manera las consecuencias del juicio a que debian sujetarlo.
Nose descuido entre tanto de los asuntos de la guerra,aunque los temores que le infundia e1 proximo juicio de residencia llamaban, como era natural, fuertemente su atencion. EIAlcalde Mayor, Lie. Espinosa, que se ocupaba mas de las armas que de las letras, era para el Gobernador un auxiliar poderoso, 10 mismo que los otros capitanes que 10 servian.
Hicieron varias excursiones en los territorios inmediatos.Sali6 Espinosa de Panama en 1520 can una expedicion de daBnavios y la gente necesaria, a combatir a los que rehusabanviolentamente las relaciones can los castellanos. Envi6 Pedrarias, al mismo tiempo, por tierra a Francisco Pizarro, quiendespues de muchos encuentros can los indios, lagro pacificarlos.
EI Lie. Espinosa lleg6 a las islas denominadas del Cebaco.Los moradores de estas 10 recibieron de paz, considerando queera inutil toda resistencia. Les pregunto si habia oro. Losindios le contestaron que en las tierras de Burica (hoy Borucaen la Republica de Costa-Rica) donde gobernaba un jefe llamado Urraca, 10 habia en abundancia. Estimulado can esa
(1) Herrera-Dec. II, lib. III, cap. IV.
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noticia se encamino a las sierras; pero habiendo visto el cacique los navios desde sus montes, y considerando que los castellanos habrlan de buscarlo para combatir con el, se preparo ala pelea, poniendo en lugar seguro las mujeres, los niiios ydemas personas que no podian ser utiles en una batalla. Recibio aviso de sus espias de que los extranjeros se dirigian hacia las sierras, y les salin al encuentro con gran bravura, cetcando a los castellanos por todas partes y dando a muchos lamuerte.
Francisco Pizarro habia enviado a Hernando de Soto contreinta hombres a explorar los campos inmediatos. Esta pequena fuerza se aproximo por una feliz casualidad al sitio endonde Espinosa se hallaba cereado por los indios. Oyo Sotoel ruido de la batalla y ocurrio pronto en auxilio de sus compatriotas; pero los indios, viendo aquel refuerzo lIegado repentinamente a sus contrarios, se retiraron a los montes, sin recibir ningun dano, porque los castellanos no pudieron hacer usode sus caballos, a causa de la fragosidad del terreno.
La invencible resistencia que los naturales opusieron al pasode los espanoles, hizo comprender a Espinosa que serlan infructuosos cuantos sacrificios hiciera para lIegar a las sierras, ydetermino retirarse de noche y con el mayor secreto, temiendoser hostilizado. Pero el vigilante Urraca, al sentir que susenemigos levantaban el campo, los siguio en silencio hasta lIegar a un paraje peligroso, en donde los acometio con fiereza,impidiendoles e1 paso. Espinosa y Pizarro, conociendo la diffcil posicion en que se hallaban, arengaron al ejercito. Dijeron a los soldados, que era tiempo de mostrar su valor y derecordar, para gloria suya, que jamas habian sido vencidos nipor los peligros, ni por las molestias, ni por la multitud de enemigos. Los castellanos hicieron un esfuerzo poderoso, y conincreible trabajo se abrieron camino y se fueron a las naves.
Dirigieronse costa abajo, a la isla de Santa Maria. Salioa resistirles un numeroso ejercito de naturales; pero comoviesen estos los caballos en que iban los espanoles, huyerontemerosos de que se los tragaran. EI Licenciado Espinosa lospersiguio hasta lIegar a un pueblo, en donde capturo a las mujeres 'y a los nlnos, y permitio robar cuanto en el habia.
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EI sefior de esa seccian conmovido al vel' tantos cautivos,y teniendo la perdida de ellos por cosa mas grave que la desu propia libertad, se presento a Espinosa y Ie suplico 1I0rando,que les devolviese a sus mujeres e hijos. «Las letras, dicecon particular donaire el historiador Herrera, hicieron que elLicenciado no fnese en esta vez barbaro, porque participandodel sentimiento del cacique, dio libertad a todos los cautivos.»
'ruvo Espinosa informes de que cerca de aquel lugar existiaotro sefior, y se propuso hacerle Ia guerra, enviando a Francisco Campaiion can cincuenta soldados. Este Capitan resolvia asaltar el pueblo, acometiendolo en la madrugada; perolos indios, preparados ya para la pelea, se lanzaron sobre susenemigos con tal impetu qne lograron detenerlos largo tiempo.Los castellanos recobraron su valor, y temiendo el peligro deuna derrota, cargaron sobre aquellos, lIevandolos hasta el pueblo en donde tenian sus fortificaciones, y entrando en el dieronmuerte a muchos habitantes.
Volvieron conduciendo varias presos, a reunirse con Espinosa, quien hizo juntar toda la tropa y se dirigio por tierra,para acometer a los de aquella provincia. Los indios estabanpreparados, y saliendo al encuentro de los castellanos los atacaron con extraordinaria intrepidez; perc tan luego COUlD vicron los caballos se pusieron en desordenada fuga.
Se encamino Espinosa a Pariqueta a Nota, tierra fertil, llana,vistosa y cereada de sierras en que habia oro. Juzgando conveniente fundar alii una poblaeion, pidio la licencia a Pl>drarias. Este la concedio, pero manifestando que deseaba halIarse presente, y ordenando a Espinosa que pasase a Panam{,para acordar los medios de realizar el proyecto, y dejase aCampanon con cincuenta hombres conservando las posicionesadquiridas.
Partio Espinosa a Panama, en cumplimiento de la orden delGobernador. Urraca vigilaba, y cuando supo que era pequenocl numero de los enemigos que habian quedado, reunio su gentcy cargo de noche sobre ellos. Antes del ataque hallaron losindios it tres castellanos en una casa; dieron muerte it uno deun golpe de lanza y prendieron a otro. El tercero logro ocultarse, tomo SllS armas, dando grandes voces para haeer creer
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a los indios, que eran muchos los que sabre elias iban, y matoa cinco. Aprovechandose de la turbacion que produjo ese incidente, pudo soltar al companero preso, y ambos huyeron adonde estaba Campanon can el resto de la tropa.
Informado el Capitan de 10 que ocurrla y de los muchos indios can que 10 amenazaba Urraca, envio a Hernando de Sotoy en seguida a Pedro Miguel, para que dlesen aviso al Gobernador del peligro en que quedaba. Pedrarias, diligente comosiempre, mand6 en un navlo a Hernan Ponce con cuarentahombres. Ese auxilio lIego cuando Campanon procuraba retirarse, porque Urraca habla convocado a todos los moradores delas provincias inmediatas y tenia a los castellanos en talesapuros que no podian salir a buscar ralees para alimentarse.Cuando Urraca vic el navlo levanto el cerco, pues creyo queIlegaban contra "I todos los habitantes de Panama.
Vista Ia obstinacion del valeroso caudillo, determino Pedrarias atacarlo €I mi.smo can ciento cincuenta soldados, lIevando par Capitan de su guardia a Francisco Pizarro. Esperabalo Urraca can otro cacique lIamado Exquegua, en un lugarde diflcil entrada. Reconoci6 Pedrarias el numero y las ventajas de sus enemigos, y aunque hubiera querido excusar labatalla, nO Ie habrla sido posible, porque Ivs indios 10 acometian par diversas partes. En semejante apuro Ievant6 la vozy dijo a su tropa :-«Que el peligro en que se hallaban eragrande, y que pues su salud estaba en sus propias manos,' seacordaran del antiguo valor y disciplina militar de Ia naci6ncastellana, la cual se debla en aquella ocasion mostrar, porquesi de "I no aprovechaban, supiesen que en aquel punto quedabaperdida la fama y 10 que en tanto tiempo hablan adquirido; yque pues en todos los hechos militares podia mas la virtud yarte militar qlie toda Ia multitud y valor de los barbaros, seacordasen de pelear con orden y a tiempo, guardando cada unosu lugar, sin desordenarse, ni impedirse, porque con aquelconcierto juntamente con su valor esperaba sacarlos libres deaquella necesidad y veneer a los barbaros, a los cuales determinaba Iuego de acometer; pues no habla duda que si aguardaba a que con todas sus fuerzas ellos 10 acometiesen, 10 harlancon ventaja.»
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Las palabras de Pedrarias levantaron el animo de los castellanos; pero aunque estos atacaron vigorosamente, los indiosresistieron con admirable esfuerzo y constancia, y pelearon todoel dia, sin embargo de que muchos marian 0 quedaban heridos. Pedrarias, colocado en estrecha situacion pOl' el arrojoy tenacidad de sus enemigos, requirio su antiguo valor e hizouso del ultimo medio que Ie quedaba, disparando la artillerla.De ese modo logro desbaratar a los indios; pero Urraca no perdio el animo y siguio luchando durante cuatro dias. Pedrarias, par Stl parte, no queriendo colocarse en el riesgo de unaderrota, trataba de excusar el combate, cansando al cacique canmovimientos estrategicos, y procuraba aprovecharse de los descuidos e imprudencias de sus contrarios, COG el fin de conse'Tval' y adquirir sitios ventajosos donde f,-,era menos ofendido.Conociendo Urraca que poria prudencia del jefe castellano, elvalor de la tropa, el miedo que en los suyos infundia la artillerla y e.J dano que recibian de los caballos, no podrlan obtenerla victoria, resolvio retirarse, llamar mas gente y fortificarsesabre el rio Atra, a daude ocurrieron ,~n su auxilio muchos indios de uno y otro mar.
Pedrarias, deseando capturar a Urraca, 10 siguio hasta susfortificaciones. Tenia el cacique todas las dotes de un granguerrero, y es seguro que habria sido muy dificil vencerlo sihubiera contado con los elementos belicos de que los castellanosdisponian. Se valio de un ardid para enganar a Pedrarias.Deja como abandonados en el campo a ciertos indios, los cuales debian ser prendidos pOl' las descubiertas de los enemigos.Sabia que estos les harian la pregunta indispensable de Jdondehay oro? y que senalandoles los puntos convenientes a SU plan,se dirigirian a buscarlo en pequenas partidas de tropa. En talestado sedan los espanoles acometidos y derrotados pOl' losIndios. Ese plan tan bien meditado y que demuestra las aptitudes intelectuales del cacique, fracaso pOl' debilidad de losque fueron capturados, piles habiendolo revelado a Pedrarias,este envio a Diego de Albitez con sesenta hombres para quecargase sobre las emboscadas de los indios, y en efecto, losque pensaban sorprender, fueron sorprendidos y desbaratados.
En una segunda excursion que hizo Albitez encontro a los
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indios en 10 mas llano del rio; ellos 10 acometieron, defendiendoel paso por una angostura, y en esa riiia hubo muchos heridos de una y otra parte. Con grandes dificultades triunfaronlos castellanos y en la persecucion que emprendieron despuesde la victoria, dieron muerte a muchos de los naturales.
Permanecio Pedrarias en aquella tierra procurando conquistarla, y con ese fin envio varias cuadrilias para hacer laguerra a los caciques Bulaba y Musa, que habian sido auxiHares del intrepido Urraca, a quien por entonces no quiso perseguir.
Mientras los capitanes, con la mayor parte de las fuerzas, desempeiiaban aquellas comisiones, se ocupo el Gobernador en continuar la fundacion de la ciudad de Nata y en recompe'nsar a los castellanos que en esa expedicion habian trabajado, repartiendoles la tierra y encomendando cierto numero de indios a cada uno de los que quisieron avencidarse enaquellos pueblos.
Concluidos esos arreglos volvio a Panama, dejando por CapiUm suyo a Diego de Albitez. Los indios repartidos a los castellanos servian en hacer casas, labranzas y pesquerias, perotrabajaban sin voluntad, de manera que unos lIegaban tarde,otros eran perezosos y otros, en fin, huian para no volver.Albitez mandaba perseguirlos: unas veces los castigaba y otrascreia que era mejor disimular.
Sin embargo de que la nueva poblacion y los trabajos daban a los conquistadores un asiento permanente, tenian siempre que estar can el arma al brazo, porque Urraca los inquietaba de dia y de noche, no dejando escapar a los que encontraba descuidados. Tambien los castellanos hacian frecuentesentradas en los pneblos del cacique, quemandolos y asolandolos, y con todas esas dificultades conservaban la posesion costosa de aquellos territorios.
Se dijo al principio de este capitulo, que Lope de Sosa habiaside nombrado Gobernador de Castilia del Oro y comisionadopara residenciar a Pedrarias. Sosa era natural de Cordoba ynotable por su prudencia y buenas costumbres. Llego a su destino it fines de 1518, trayendo cnatro navios y trescientoshombres, y por Alcalde Mayor a un Licenciado Alarconcilio;
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pero muri6 en ios momentos en que desembarcaba. Pedrariasse preparaba para salir Ii recibirlo cuando Ie lIeg6 la noticiade su muerte, y entonces se dirigi6 con todos los vecinos delDarien Ii hacerle las exequias y darle sepultura.
Como 10 que deseaba ansiosamente el Gobernador era verselibre del juicio de residencia, se vali6 del Lie. Espinosa paraque persuadiese Ii Alarconcillo a residenciarlo, haciendole vel'que en el supuesto de que el Rey no aprobase el acto, nada sehabria perdido sino la tinta y el papel. Al mismo tiempo queponian en juego esa intriga, Pedrarias y Espinosa, para agradar al pueblo y colocarlo de su parte, hicieron circular la noticia de que se proponian reformar los repartimientos, 6 mudarlos. De ese modo MaUaban las quejas de los que tenianindios y de los que los solicitaban, pues los primeros espersban que se les cambisrisn pOl' otros de mejor servicio, y lossegundos, que se les darian los que deseaban poseer. No hubo,pues, quien pidiese la residencia, y todo result6 como 10 deseaba el astuto y afortunado Pedrsrias (1).
(l) Herrera-Dec. [I, lib. IX, l:<lpitU!OS xn y X\'ll.