Historia de Rampa de T. Lobsang Rampa v1.0

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    storia de Rampanarra como T. Lobsang Rampa lleg finalmente a convertirse en escrit

    andato y el proceso que le llev a continuar la tarea que iniciara con El tercer ojoy El m

    Lhasa. En 1960, los sabios de su pas los Lamas Telpatas, los Clarividentes y

    bios de la Gran Memoria dejaron or de nuevo su voz: Rampa deba proseguir la narr

    su historia, incidiendo esta vez, para conocimiento de los occidentales, en la posibilida

    e un yo abandone voluntariamente un cuerpo y ocupe otro. De este modo, Rampa cuen

    je de China a Europa al final de la segunda guerra mundial, cmo lleg a ser prisione

    chinos, de los japoneses y de los rusos. En Hiroshima asisti a los efectos devastadore

    primera bomba atmica. Despus fue a Estados Unidos y otra vez regres a Inglat

    sempeando los ms diversos oficios, y aqu radica la esencia de su revelacin, habit

    erentes cuerpos.

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    T. Lobsang Rampa

    Historia de Rampa

    ePUB v1.0

    aggelos09.03.13

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    Ttulo original: The Rampa StoryT. Lobsang Rampa, 1960.Traduccin: Manuel Amblard

    ePub base v2.1

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    Dedicadaa mis amigos de Howth, Irlanda.

    ueron amigos mos cuando los vientos soplaban gratamente. Fueron tambin leales, comprensivms grandes amigos an cuando los vientos ingratos soplaron malignos; porque las gentes de Irlan

    saben lo que es la persecucin y saben qu opinar de la verdad. As pues...

    A Mr. y Mrs. OGrady,

    a la familia Loftus,al Dr. W. I. Chapman

    ya Brud Campbell

    (por mencionar slo unos pocos)

    Muchas gracias!

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    Prefacio del autor

    Nada de rencores dijo el editor.Muy bien pens para m, pero por qu he de guardar ningn rencor? Trato simplemen

    lizar mi tarea de escribir un libro como se me ha ordenado.Nada contra la Prensa! volvi a decir el editor. En absoluto!Por favor, por favor! dije para mis adentros. Por quin me tomar?. As debe ser.

    ntra la Prensa. Despus de todo, ellos creen estar cumpliendo con su obligacin, y, si se loporcionado una informacin inexacta, me figuro que no pueden tener toda la responsabilidad.u opinin tengo acerca de la Prensa? Chist! No, ni una palabra sobre esa cuestin.

    Este libro ha sido precedido deEl Tercer Ojo y deEl mdico de Lhasa. En el momento de empde decir que no se trata de una ficcin, sino de la verdad. Todo cuanto escrib en aquellos otros lverdad y producto de mi experiencia personal. Lo que voy a escribir ahora se refiere

    mificaciones de la personalidad humana y del yo, tema en el cual nosotros, los del Lejano Orientestacamos.

    Sin embargo, basta de prefacio. Lo importante es el libro mismo!

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    Captulo primero

    s cimas dentadas del rocoso Himalaya se adentraban profundamente en la prpura vvida delpuscular tibetano. El sol, al ponerse, se ocultaba tras la enorme cordillera, lanzando colorac

    ntelleantes e iridiscentes sobre la dilatada espuma de nieve que sopla perpetuamente de losvados picachos. La atmsfera era clara como el cristal, vigorizadora y ofreca una visibilidad

    mitada.

    A primera vista, el paisaje se hallaba totalmente desprovisto de vida. Nada se mova en l, nataba, salvo la larga flmula de la nieve aventada muy en lo alto. Aparentemente nada poda viv

    uellas montaas yermas. Se dira que no haba habido all vida alguna desde el comienzo dmpos.

    Slo cuando uno lo sabe, cuando se los han enseado una y otra vez, puede percibir, con difictenues indicios de que all viven seres humanos. Solamente la costumbre puede guiar nuestros este paraje agreste y prohibido. Luego puede uno ver solamente la entrada, envuelta en sombra

    a cueva profunda y tenebrosa; cueva que no es sino el vestbulo de una mirada de tneles

    osentos que convierten en un panal esta austera cadena de montaas.Con anterioridad de muchos meses, los lamas de mayor confianza, actuando como humrtadores, haban recorrido penosamente los cientos de kilmetros que hay desde Lhasa, a fnsportar los Secretos antiguos a donde estuvieran a salvo para siempre de los vndalos chinos y didores comunistas tibetanos. Aqu tambin, con infinito trabajo y sufrimiento, haban sido tradgenes Doradas de pasadas Encarnaciones, para ser instaladas y veneradas en el corazn ntaa. Los Objetos Sagrados, las escrituras viejas de siglos y los sacerdotes ms sabios y veneraban aqu en seguridad. Desde hace siglos, con pleno conocimiento de la inminente invasin chin

    ades leales se haban reunido peridicamente en cnclaves solemnes para probar y elegir a aque haban de ir a la Nueva Mansin distante. Fueron sometidos a prueba unos sacerdotes tras otroe ellos lo supieran, y se estudi su historial, de modo que slo los ms puros y los ms adelanpiritualmente fuesen los elegidos. Hombres cuya preparacin y cuya fe eran tales que pudiesen, dcesario, resistir las peores torturas que los chinos pudieran darles, sin revelar ninguna informal.As, finalmente, dejando Lhasa, invadida por los comunistas, haban venido a su nueva casa. N

    n que transportase material de guerra podra volar a esta altura. Ningn ejrcito enemigo pportar este rido paraje, un paraje desprovisto de tierra, rocoso y traicionero, con peascos qslizan y abismos que abren sus fauces. Un paraje tan alto, tan pobre de oxgeno, que sldurecidas gentes de la montaa podran respirar all. En aquel lugar, al fin, en aquel santuario dntaas, habaPaz. Paz en la que trabajar para la salvaguarda del futuro, para preservar la Sabtigua y prepararse para el tiempo en que el Tbet resurgiera y se librara del agresor.Haca millones de aos, aquello haba sido una cordillera de volcanes llameantes que vomi

    as y lavas sobre la cambiante faz de la Tierra joven. Entonces el mundo era casi dctil y sufrgustias del parto de una nueva era. Tras aos sin nmero, las llamas se extinguieron y las rocasndidas, se enfriaron. La lava se haba derramado por ltima vez y chorros de gas que venan

    ofunda entraa de la Tierra expelieron la restante al aire libre, dejando un sinfn de canales y de t

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    snudos y vacos. Slo poqusimos haban sido cerrados por las rocas que caan, pues los drmanecieron intactos, duros como el vidrio y veteados con las huellas de los metales que se fundao. Desde esas paredes manaban fuentes de la montaa, puras y que centelleaban ante cualquierluz.Siglos tras siglos los tneles y las cavernas permanecieron desprovistos de vida, desola

    itarios, conocidos slo de los lamas viajeros astrales, que podan visitar todo y ver todo. Los viarales haban recorrido la regin buscando un refugio como aqul. Ahora, cuando el Terror campel pas del Tbet, los pasadizos de antao fueron poblados por una lite de gentes espirit

    stinadas a resurgir en la plenitud de los tiempos.Primeramente, los monjes cuidadosamente seleccionados anduvieron su camino hacia el norteparar un domicilio dentro de la roca viva; otros en Lhasa embalaron los objetos ms preciosopararon para partir sin ser notados. Desde los conventos de los lamas y de las monjas sali el reaquellos que fueron elegidos. En pequeos grupos y al amparo de la oscuridad, hicieron el tra

    sta un lago distante y all acamparon en la orilla para esperar a los otros.En la nueva residencia la Nueva Orden haba sido fundada; la Escuela para la Conservacin

    bidura. Y el Abad que estaba al frente, un monje viejo y sabio, que tena ms de cien aos, h

    cho, con inefables sufrimientos, el recorrido hasta las cavernas en la entraa del monte.Con l haban hecho el viaje los ms sabios del pas, los Lamas Telpatas, los Clarividentes

    bios de Gran Memoria. Poco a poco, durante muchos meses, haban andado su camino subiendo ms alto en la cordillera, mientras el aire se iba haciendo ms tenue con la creciente altitu

    asiones, poco ms de un kilmetro diario, era todo cuanto sus cuerpos ancianos podan recorrco ms de un kilmetro de trepar sobre peas enormes, con el viento incesante de los altos pasodesgarraba las ropas y amenazaba arrastrarles. En ocasiones, profundas grietas obligaban a un la

    noso rodeo. Durante casi una semana el anciano Abad fue obligado a permanecer dentro de una t

    piel de yak, cerrada hermticamente, en tanto que extraas hierbas y pociones emanaban oxificador para aliviar sus pulmones y su corazn atormentados. Luego, con sobrehumana fort

    ntinu su viaje aterrador.Al fin llegaron a su destino una partida reducidsima, pues muchos haban cado a lo larg

    mino. Gradualmente se fueron acostumbrando a su cambio de vida. Los Escribas escribdadosamente el relato de su viaje y los Tallistas hicieron poco a poco los bloques para la impresno de los libros. Los Clarividentes miraron en el futuro, prediciendo el porvenir del Tbet y deses. Esos hombres de la mxima pureza, estaban en contacto con el Cosmos y con el Ar

    ashico, el Archivo que habla de todo el pasado y el presente inmediato en todas partes y de todsibilidades del futuro. Los Telpatas tambin se hallaban atareados enviando mensajes a otros bet y mantenindose en contacto teleptico con aquellos de su Orden en todas partes mantenicontacto conmigo!Lobsang! Lobsang!. El pensamiento reson en mi cabeza, hacindome salir de mis ensoaci

    s mensajes telepticos no tenan importancia para m, pues me eran ms familiares que las llamefnicas; pero este mensaje era apremiante. Y en cierto modo diferente. Me apresur a relajntado en la posicin del Loto, haciendo que mi mente se abriera y que mi cuerpo reposara. Des

    eptor de mensajes telepticos, esper. Durante un rato no hubo nada, solamente un amable tamo si Alguien estuviera mirando a travs de mis ojos y viera. Viera qu? El fangoso ro Detroi

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    os rascacielos de Detroit. La fecha del almanaque se me puso delante: 9 de abril 1960. Otra vez pronto, como si ese Alguien hubiera tomado una decisin, la Voz reson nuevamente.Lobsang, has sufrido mucho. Te has portado bien, pero no hay tiempo para la complacencia. A

    a tarea que t has de realizar. Hubo una pausa, como si el locutor hubiera sido interrumpidproviso, y esper, con el corazn angustiado y lleno de inquietud. Durante los ltimos aos decido ms que de sobra infortunios y sufrimientos. Ms cambios, acosos y persecuciones qucisos. Mientras estuve esperando, capt pensamientos telepticos volanderos de otros que es

    ca. De la muchacha que impaciente golpeaba el suelo con el pie en la parada del autobs bajntana: Ah, este servicio es lo peor que hay en el mundo. Cundo vendr?. O los de aquel queregar un paquete en la casa inmediata: Me atrever a pedirle un aumento de sueldo al patillie se va a volver loca si no consigo algn dinero pronto!. Precisamente cuando ociosguntaba quin sera Millie, como una persona que, esperando al telfono deja vagar el pensamien

    z interna insistente lleg de nuevo.Lobsang! Nuestra decisin est tomada. Ha llegado el momento de que escribas nuevamente

    ro ser tu tarea vital. Debes escribir insistiendo sobre el tema de que alguien puede ocupar el cotro, con pleno consentimiento de este ltimo.Empec a sentirme desalentado, y casi interrump el contacto teleptico. Yo? Escribir de nuevo

    bre eso! Yo que era tema de controversia y que destestaba cada momento de aquello! Saba quo cuanto haba declarado ser, que todo cuanto haba escrito antes era la pura verdad. Pero d

    da servir sacar un relato de aquella tonta temporada de Prensa tormentosa? Estaba ms all mprensin.

    Aquello me dej confuso, desconcertado, con el corazn tan afligido como el de un hombre quespera de su ejecucin.Lobsang!. Ahora la voz teleptica estaba cargada de considerable acritud; su ronca asperez

    mo una sacudida elctrica para mi cerebro confuso. Lobsang! Nosotros estamos en una pojor que t para juzgar; t ests atrapado en la red de los afanes de occidente. Nosotros podntenernos alejados y valorar. T no cuentas sino con noticias locales, pero nosotros contamos comundo entero.Permanec humildemente en silencio, esperando la continuacin del mensaje, conviniendo con

    mis adentros en que, evidentemente, saban lo ms adecuado. Tras un intervalo, la voz lleg de nuHas sufrido mucho injustamente, pero ha sido por una buena causa. Tu trabajo anterior ha procucho bien a muchos; pero t ests enfermo y tu criterio es deficiente y falso respecto al tem

    ximo libro.Mientras escuchaba tend la mano hacia mi cristal, viejo de un siglo, y lo mantuve ante m sob

    aco pao negro. Prontamente el cristal se nubl, tornndose blanco como la leche. Apareci una as nubes blancas se apartaron, como cuando se corre una cortina para dejar entrar la luz del aman como oa, vi. Una vista lejana del enhiesto Himalaya, sus cumbres cubiertas de nieve. Sent

    nsacin de cada tan viva, tan real, que not como dentro de m el estmago se alzaba. El paisan ms anchuroso y entonces vi la Cueva, el Nuevo Hogar del Saber. Vi a un Patriarca Ancianagen sin duda antiqusima de un hombre sentado sobre una alfombra plegada de lana de yak. Com

    o Abad, aqul vesta sencillamente una bata mustia y deteriorada, que pareca tan vieja como

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    beza, alta y abombada, reluca como un viejo pergamino, y la piel de sus manos rugosas apenanzaba a cubrir los huesos que la soportaban. Era una figura venerable, con fuerte aura de pon la inefable serenidad que da el verdadero saber. En torno de l, en un crculo del cual era centrntaban siete lamas de grado superior. Se hallaban en actitud de meditacin, con las palmas dnos hacia arriba y los dedos entrelazados en forma simblica e inmemorial. Sus cabezas, levemlinadas, miraban todas hacia m. En mi cristal, era como si yo estuviera en la misma escnica con ellos, como si me hallara en pie entre ellos. Conversamos casi en contacto fsico.Has envejecido mucho, dijo uno.Tus libros han trado la alegra y la luz a muchos; no te desalientes porque unos pocos estn ce

    mal dispuestos, dijo otro.El mineral de hierro puede creer que le torturan en el horno sin motivo; pero cuando reluce la

    n templada del mejor acero, piensa de otro modo, dijo el tercero.Estamos malgastando tiempo y energas concluy el Anciano Patriarca. Tiene el co

    fermo en su pecho y se alza a la sombra del Otro Mundo; no debemos sobrecargar sus fuerzas ni asu salud, pues tiene una tarea claramente ante l.Nuevamente hubo un silencio. Esta vez un silencio salutfero, mientras los lamas telep

    ramaban energa vivificadora sobre m, una energa de la que carezco con harta frecuencia desdmer ataque de trombosis coronaria. Aquel cuadro que tena delante, un cuadro del cual parecmar parte, se hizo an ms brillante, casi tan brillante como la realidad. Luego el Anciano alz laabl:Hermano mo dijo, lo cual era ciertamente un honor, aun cuando yo era tambin Abad por de

    opio. Hermano mo, debemos hacer llegar al conocimiento de muchos la verdad de que un yo par su cuerpo voluntariamente y permitir que otro yo ocupe y reanime el cuerpo vacante. staea: comunicar este conocimiento.

    Ciertamente fue una sacudida. Mi tarea? No haba querido nunca dar publicidad a estas cuestfiriendo permanecer callado, aun cuando hubiera habido un provecho material en dar conocimieno. Crea que en Occidente, esotricamente ciego, muchas gentes preferan no saber nada de los muultos. As, muchas gentes ocultistas que conoc tenan muy escasos conocimientos, sin duda;ber escaso es algo peligroso. Mi introspeccin fue interrumpida por el Abad.

    Como t sabes bien, vamos a pisar el umbral de una Nueva Era. Una Era cuya finalidad es qmbre se purifique de sus escorias y viva en paz con los otros y consigo mismo. Las poblaciones hestables, ni elevarse ni descender y esto sin intenciones blicas, pues un pas cuya poblacin se

    de recurrir a la guerra, con el fin de obtener ms espacio vital. Debemos hacer comprender a la mo puede un cuerpo ser desechado, como un vestido viejo que ya no puede servir al que lo llesar a otro que necesita tal cuerpo con algn propsito determinado.

    Me sobresalt involuntariamente. S, conoca cuanto hay que saber sobre eso, pero no contaber que escribiracerca de ello. La idea en conjunto me asustaba.El viejo Abad sonri un instante al decir:Veo que esta idea, este trabajo, no te es grato, Hermano mo. Sin embargo, hasta en Occidente,

    e se denomina la fe cristiana, hay antecedentes numerosos, muchos ejemplos de posesin. Que

    mero de estos casos sean mirados como malignos, o como magia negra, es una desgracia y rramente la actitud de quienes saben poco acerca del tema. Tu tarea ser escribir de modo que qu

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    nen ojos puedan leer y quienes hayan ledo, puedan saber.Habr suicidios pens. La gente se precipitar al suicidio, tanto para huir de deu

    ntrariedades como para hacer un favor a otros al proporcionarles un cuerpo.No, no, Hermano mo dijo el viejo Abad. Ests en un error. Nadie puede huir de sus deuda

    dio del suicidio, y nadie puede dejar su cuerpo para otro, tampoco, a menos que haya razonespeciales que lo justifiquen. Debemos esperar el advenimiento total de la Nueva Era, y nadie bidamente abandonar su cuerpo hasta que el tiempo de vida que les es concedido transcurra. Ade

    o puede hacerse cuando las Fuerzas Superiores lo permiten.Mir a los que estaban ante m, observando el jugueteo de la luz dorada en torno de sus cabezul elctrico de la sabidura de sus auras y la interaccin de sus Cordones de Plata. Un cuadrientes colores, de hombres sabios y puros. Hombres austeros, ascticos, aislados del mundo. Dus mismos y confiados en s mismos.Eso est muy bien para ellos murmur para m. No tienen que vivir la vida del Occidente

    gitada.A travs del fangoso ro Detroit el estruendo del trfico llegaba en oleadas. Un vaporcito ma

    los Grandes Lagos cruz por mi ventana, haciendo que el hielo se partiera crujiente ante l. Lacidental? Ruido, alboroto, radios trompeteras vociferando los pretendidos mritos de un vendedches tras otro. En el Nuevo Hogar haba paz, paz para trabajar, para pensar, sin que tuviera unoguntarse como aqu quin iba a ser el siguiente que por unos cuantos dlares le diera a un

    alada por la espalda.Hermano mo dijo el Anciano. Nosotros vivimos tambin las rudezas y agitaciones de un

    adido, donde oponerse al opresor significa la muerte tras lentas torturas. Nuestro alimento tientrado a pie a travs de un centenar de millas de traicioneros caminos montaosos, donde un pa

    so o una piedra suelta puede mandarle a uno a la muerte en una cada de miles de metros. Vivimo

    tazn de tsampaque nos basta para todo el da. Para beber tenemos las aguas de los arroyosntaa. El t es un lujo innecesario del cual hemos aprendido a prescindir, pues tener placereuieren el riesgo de otros es una maldad sin duda. Mira ms atentamente tu cristal, Hermano mo, orzaremos por mostrarte la Lhasa de hoy.Me levant de mi asiento junto a la ventana, para cerciorarme de que las tres puertas de mi habit

    aban firmemente cerradas. No haba medio de silenciar el incesante estruendo del trfico. Del tresta ribera del Canad y del que llegaba ms atenuado y pulstil del afanoso Detroit. Entre el roaba la carretera general, ms cercana de m, y las seis vas del ferrocarril. Ruido? Aquello no

    Con un vistazo postrero a la huidiza escena moderna que tena ante m, cerr las persianas y vositio dando la espalda a la ventana.El cristal ante m parpadeaba con luz azulada, con una luminosidad cambiante y en torbellin

    verme hacia l. Cuando lo tom y toqu con l un momento mi cabeza, para establecer de napport, era clido entre mis dedos, seal cierta de que estaba siendo enviada a l mucha energa fuente externa.

    El rostro del Abad anciano me miraba benvolo y cruzaba por sus rasgos una sonrisa fugaz. Luegmo si ocurriera una explosin. La imagen se torn desorientada, una serie de retazos de mil

    ores no relacionados y de arremolinadas banderas. De pronto fue como si alguien hubiese abiert

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    erta de golpe, una puerta en el firmamento y como si yo me encontrara en esa puerta abierta. nsacin de mirar en el cristal desapareci. Estaba all!

    A mis pies, resplandeciendo suavemente a la luz del sol crepuscular, estaba mi sede, Lhasa. Apo la proteccin de la enorme cordillera, con el ro Feliz corriendo veloz por el verde valle. Seevo los acerbos dolores de la nostalgia. Todos los odios y durezas de la vida de Occidente brontro de m y pareci que mi corazn iba a partirse. Los gozos y las penas y el riguroso adiestrame haba soportado aqu, la visin de mi tierra natal, hizo que todos mis sentimientos se alborotaranfalta de comprensin cruel de los occidentales.

    Pero no estaba all para mi propio placer! Lentamente me pareci ser descendido del cielo, cohallara en un globo que bajara con suavidad. A unos pocos cientos de metros sobre la supe

    clam con asombro y horror: Campos de aterrizaje?Haba campos de aterrizaje en torno a la cLhasa! S, haba muchas cosas que no me eran familiares y, cuando mir en torno mo, vi dos nreteras que pasaban por la cordillera y desaparecan en direccin de la India. Trfico, trfico ro

    hculos que corran veloces. Descend ms, bajo el control de quienes me haban llevado all.s y vi excavaciones donde esclavos excavaban cimientos bajo el control del ejrcito chino. HorrHorrores! Al pie mismo del glorioso palacio de Potala se extenda una fea ciudad de chozas se

    r una red de sucios caminos. Alambradas sin orden enlazaban las construcciones y dabanblacin un aire sucio y desaliado. Alc la vista hacia el palacio y por el Diente Sagrado de BPotala haba sido profanado con los eslganes comunistas chinos. Prorrumpiendo en un solloiente desconsuelo volv la mirada hacia otra parte.Un camin que vena rodando por la carretera pas exactamente a travs de m pues esta

    erpo astral, espectro sin sustancia material, y se detuvo retemblando pocos metros msciferando, soldados chinos de ropas embarradas salieron del gran camin arrastrando a cinco mos altavoces de las esquinas de todas las calles empezaron a vociferar y, a las rdenes de tono met

    plaza en la cual me hallaba se llen de gente. Prontamente, porque los capataces chinos, con ltiyonetas, fustigaban y punzaban a los que se rezagaban. La multitud, tibetanos y colonos chinos trafuerza, tenan aire abatido y demacrado. Marchaban con trabajo y nerviosamente, alzando nubepolvo que eran llevadas por el viento del atardecer.Los cinco monjes, delgados y manchados de sangre, fueron empujados rudamente para q

    sieran de rodillas. Uno de ellos, con el ojo izquierdo salido de su rbita y colgando en la mejilln conocido de m; haba sido aclito cuando yo era lama. La sombra multitud qued silencieta cuando un jeep fabricado en Rusia vino corriendo por la carretera desde un edificio que te

    ulo de Departamento de Administracin Tibetano. Todo estuvo en silencio y en tensin miedeando a la multitud, fue a detenerse a unos siete metros tras el camin.

    La guardia se puso firme y un autcrata chino sali ufano del coche. Un soldado corri hatando alambre de un carrete a medida que avanzaba. Al encontrarse ante el autcrata, el soud y sostuvo en alto el micrfono. El gobernador, o administrador o como quiera que se titulara,sdeosamente en torno antes de hablar por el aparato.

    Habis sido trados aqu dijo para presenciar la ejecucin de estos cinco mccionarios y subversivos. Nadie puede interceptar el camino del glorioso pueblo chino, bajo la

    eccin del camarada Mao.Se alej y los altavoces que haba en lo alto del camin quedaron en silencio. El gobernador

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    n su espada larga y curva, un ademn a un soldado. Luego fue hacia el primer prisionero atado y prodillas ante l. Durante un momento permaneci con los pies separados, probando el filo de su el pulpejo del pulgar. Complacido adopt la postura adecuada para golpear y, delicadamente, to

    ello del hombre maniatado. Luego, alzando la espada por encima de su cabeza, con el sopsculo reluciendo en la hoja brillante, la dej caer. Hubo un rumor fangoso, seguido instantneamun vivo chasquido, y la cabeza del hombre cay de sus hombros, seguida por un brillante raud

    ngre que man palpitante una y otra vez antes de quedar reducido a un tenue reguero. Como el c

    ntorsionado y sin cabeza yaca sobre el suelo polvoriento, el gobernador le escupi y exclam:As morirn todos los enemigos de la comunidad!El monje con el ojo colgando en la mejilla irgui dignamente la cabeza y grit con voz fuerte:Viva el Tbet! Por la gloria de Buda resurgir de nuevo!Un soldado estaba a punto de atravesarle con la bayoneta cuando el gobernador se apres

    enerle. Con el rostro contrado por la clera, grit:Ests insultando al glorioso pueblo chino? Pues morirs lentamente!Se volvi hacia los soldados y vocifer rdenes. Los hombres corran por todas partes. Dos de

    ron apresuradamente a un edificio cercano y volvieron corriendo con unas cuerdas. Otros golpn sables las ligaduras del monje atado, cortndole, al hacerlo, en los brazos y en las piernabernador golpeaba el suelo con el pie, y gritaba que trajeran ms tibetanos a presenciar la escenaavoces vociferaban otra vez, y camiones cargados de soldados, llegaban trayendo mujeres y niosenciar la justicia de los camaradas chinos. Un soldado golpe al monje en el rostro con la culail, reventando el ojo que colgaba, y aplastndole la nariz.El gobernador permaneca ocioso, mirando a los otros tres monjes, todava maniatados y arrodil

    el polvo de la carretera.Matadlos dijo. Disparadles en la nuca y dejad tirados sus cadveres.

    Se adelant un soldado y sac el revlver. Colocndolo con precisin tras de la oreja, apreillo. La vctima cay hacia adelante y sus sesos se esparcieron por el suelo. Sin preocuparse dabsoluto, fue al segundo monje y le dispar en el acto. Cuando se diriga al tercero, un soldado o:Djame a m, camarada, porque no he matado todava.Con un gesto de asentimiento el ejecutor se hizo a un lado, para dejar que el soldado bi

    mblando de ansiedad, ocupara su puesto. Sacando el revolver, apunt al tercer monje, cerr los oret el gatillo. La bala pas a travs de las mejillas de la vctima e hiri a un espectador tibeta

    .Prueba otra vez dijo el ejecutor anterior y no cierres los ojos.Pero ahora le temblaba la mano, tanto por el temor como por la vergenza, y fall completamen

    tar que el gobernador le miraba con aire desdeoso.Apoya la boca del can en la oreja y dispara le dijo ste.Nuevamente el soldado bisoo dio un paso hacia el monje condenado a muerte, le meti la boc

    n brutalmente por el odo y accion el gatillo. El monje cay muerto junto a sus compaeros.La multitud haba aumentando y, cuando mire en torno, vi que un monje conocido mo estaba

    r el brazo y la pierna derechos al camin. Un chino sonriente subi al jeep y puso el mot

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    rcha. Lenta, lo ms lentamente posible, meti la palanca y ech a andar. El brazo del monje se r completo como una barra de hierro, se produjo una pequea grieta; el brazo fue arrancado de jeep sigui andando. Con un fuerte chasquido, el hueso de la cadera se rompi y la pierna deed arrancada del cuerpo. El jeep se detuvo y subi a l el gobernador. Luego el vehculo edar con el cuerpo ensangrentado del monje moribundo, que rebotaba a cada sacudida por el cadregoso. Los soldados treparon al camin grande y se fueron arrastrando un brazo y una psangrentados.

    Cuando, sintindome indispuesto, mir hacia otro lado, o un grito femenino, venido del interior ficio, seguido de una risa grosera. Hubo un juramento en chino, cuando la mujer, evidentemrdi a su atacante, y un chillido que se alz trmulo, cuando la mujer fue acuchillada como rplicaSobre m, el azul oscuro del firmamento nocturno, profusamente salpicado de puntitos minsculo

    es de colores, que eran otros tantos mundos. Muchos de stos, como yo saba, habitados. Cuntogunte, sern tan brutales como la Tierra? En torno mo haba cadveres. Cadveres inseperpos que se conservaban en el aire frgido del Tbet hasta que los cuervos o cualquier animal sadevorara. No haba ningn perro que pudiera ayudar en la tarea, porque los chinos haban matos para comrselos. Tampoco haba gatos que guardaran los templos de Lhasa, porque los

    ban sido muertos tambin. Qu era la muerte? La vida del tibetano no vala ms para el invasor e una hoja de hierba arrancada del suelo.

    El palacio de Potala se alzaba ante m. Ahora a la leve luz de las estrellas, los toscos eslnos se fundan con las sombras y no eran visibles. Un reflector se elev por encima de las Tugradas, mirando a travs del valle de Lhasa como un ojo maligno. Chakpori, mi Colegio Mreca desvalido y abandonado. Desde su cspide llegaban retazos de una cancin china obsrante algn tiempo permanec en honda contemplacin. De improviso una voz dijo:Hermano mo, debes alejarte ahora, porque has estado abstrado mucho tiempo. A medida q

    ves, mira bien en torno tuyo.Lentamente me fui alzando en el aire, como una hoja que se mece en la brisa fugaz. Ahora la

    ba salido e inundaba el valle y las cimas de la montaa con luz pura y plateada. Vi con horroiguas lamaseras bombardeadas y deshabitadas, con todos los restos de sus posesiones terremanas esparcidos descuidadamente. Los muertos insepultos yacan en grotescos montones, preserr el fro eterno. Algunos rehiletes de oracin se mantenan sujetos, otros haban sido despojadosa, desgarrados y convertidos en sudarios andrajosos de carne sanguinolenta por las explosiones mbas y la metralla.

    Vi una Sagrada Figura intacta, mirando hacia abajo, como si compadeciera a la humanidad pura asesina.Sobre las laderas escabrosas, donde las ermitas se aferraban a los costados de las monta

    oroso abrazo, vi cmo stas, una a una, haban sido saqueadas por los invasores. Los ermiparedados durante aos en solitaria oscuridad, para la bsqueda del progreso espiritual, que

    gados al instante, cuando el reflector penetraba en las celdas. Casi sin excepcin todos los ermiaban ahora muertos, junto a su morada en ruinas y junto al amigo de toda la vida, su sirviente, teu lado.

    No poda mirar ms. Matanza? Asesinato sin sentido de monjes inocentes e indefensos? Dvira eso? Me volv y llam a quienes me haban guiado para que me sacaran de aquel cementerio

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    Mi misin en la vida, lo supe desde el principio, estaba en conexin con el aura humanaiacin que rodea por completo el cuerpo del hombre y que por sus colores fluctuantes mues

    epto si una persona es honrada o no. Las personas enfermas pueden conseguir que su enfermedata por los colores del aura. Todo el mundo puede notar el halo en torno de una luz del alumbblico en una noche de niebla. Algunos pueden hasta haber observado la tan conocida coroscarga de los cables de alta tensin en ocasiones determinadas. El aura humana es un tanto semeuestra la fuerza vital de dentro. Los artistas de antao pintaban un halo o nimbo en torno de la c

    los santos. Por qu? Porque podan ver el aura de esas personas. Desde la publicacin de mimeros libros me han escrito gentes de todas las partes del mundo, y algunas de ellas han podidmbin el aura.

    Hace aos el doctor Kilner, investigando en el London Hospital, se encontr con que poderminadas circunstancias, verla. Escribi un libro acerca de esto. La ciencia mdica no eparada para un descubrimiento as y todos sus hallazgos fueron silenciados. Yo tambin, a mi moy haciendo investigaciones para idear un instrumento que permitir a cualquier mdico o cienr el aura de otra persona y curar enfermedades incurables, mediante las vibraciones ultrasnicnero, el dinero, se es el problema. Las investigaciones son siempre costosas!

    Y ahora debo emprender, ellos quieren que emprenda, otratarea! La referente al cambio de cuAl otro lado de mi ventana hay un estruendoque literalmente conmueve la casa. Ah piensoferrocarril est gritando otra vez. No habr ya silencio en un buen rato. En el ro un vapor de los Grandes Lagos pita tristemente como una vaca que muge llamando a su ternera y de

    ana viene la respuesta en eco de otro barco.Hermano mo!.La voz llega a m de nuevo y apresuradamente dedico mi atencin al cristal. Los ancianos est

    ntados en crculo con el Patriarca Anciano en el centro. Ahora parecen cansados, exhaustos. A

    dra describirse ms exactamente su estado, diciendo que haban transmitido mucha energa para sible este viaje impremeditado, improvisado.

    Hermano mo!, has visto claramente la situacin de nuestro pas. Has visto la dura manresor. Tu tarea, tus dos tareas estn claras ante ti y pueden tener xito en las dos para la glorestra Orden.

    El cansado anciano pareca ansioso. Saba como lo s yo que podra con honra rechazaea. Haba sido muy mal comprendido a causa de los cuentos mentirosos propalados por un gruppuesto. Sin embargo, yo era altamente clarividente, altamente teleptico. El viaje astral para m

    s fcil que el andar. Escribir? Bueno, s. Las gentes pueden leer lo que escriba y, si no creengo, aquellos que estuvieran suficientemente evolucionados, s creeran y conoceranla verdad.Hermano mo dijo el anciano en voz baja. Aun cuando el no evolucionado, el no esclar

    te de creer que escribes algo ficticio, lo suficiente en cuanto a la Verdad llegar a su subconsc quin sabe? La menuda simiente de la Verdad florecer en sta o en su vida inmediata. Como

    smo dijo en la parbola de los Tres Carros, el fin justifica los medios.La parbola de los Tres Carros! Qu recuerdos ms vivaces me trae! Qu claramente recuerdo

    erido gua y amigo, el Lama Mingyar Dondup, cuando me instruy en Chakpori!

    Un viejo monje mdico haba estado calmando los temores de una mujer muy anciana con al

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    entiras blancas, inofensivas. Yo, joven e inexperto haba, con afectada complacencia, expresadsagradable sorpresa al ver que un monje poda decir algo que no era cierto, aun en una circunsmo aqulla. Mi gua haba venido conmigo y dijo: Vamos a mi aposento, Lobsang. Podremos recn provecho las Escrituras. Me sonri con su aura clida, benvola por la satisfaccin, al darse vaminar junto a m hacia su habitacin muy alta que daba al palacio de Potala.T y pasteles indios, s. Tenemos que tomar un refrigerio, Lobsang, pues con l podrs tam

    milar conocimientos.El sirviente monje, que nos haba visto entrar, apareci, sin que yo le dijera nada, con las

    quisitas que me agradan y que slo puedo obtener mediante los buenos oficios de mi gua.Durante un rato permanecimos sentados inactivos, o ms bien yo hablaba mientras coma. L

    ando termin, el ilustrsimo Lama dijo:Hay excepciones en todas las reglas, Lobsang, y cada moneda o cada medalla tiene dos

    da habl extensamente a sus amigos y discpulos y mucho de lo que l dijo fue escrito y se cony una parbola muy aplicable al caso presente y quiero contrtela.Se acomod, trag saliva y continu:sta es la parbola de los Tres Carros. As llamada porque los carros de juguete era

    icitados por los chicos de aquellos das, como los zancos y los pasteles indios lo son ahora. aba hablando a uno de sus seguidores, llamado Sariputra. Se hallaban sentados a la sombra de ugrandes rboles indios, discutiendo sobre lo que era verdad y lo que no era verdad y de cm

    ritos de lo primero son a veces sobrepujados por la bondad de lo segundo.Buda dijo:Ahora, Sariputra, tomemos el caso de un hombre muy rico, tanto que poda permitirse el lu

    isfacer todos los caprichos de su familia. Era un hombre anciano con una casa muy grande ychos hijos. Desde su nacimiento, haba hecho todo lo posible por proteger a sus pequeos del pe

    conocan peligro alguno, ni haban experimentado el dolor. Aquel hombre sali de su heredad y a y fue a un pueblo cercano para un asunto de negocios. Al volver vio que suba humo hacia el resur el paso ms y, cuando se acercaba a su casa, se encontr con que estaba ardiendo. Arda

    atro paredes y el techo se estaba quemando. Dentro de la casa sus hijos jugaban todava, porqmprendan lo que era el peligro. Podan haber salido, pero no conocan el significado del dolober estado tan protegidos; no comprendan el peligro del fuego, porque el nico fuego que haban

    el fuego de las cocinas.El hombre estaba muy preocupado por ver cmo poda entrar solo en la casa y salvar a sus hijo

    ber entrado hubiera podido acaso sacar fuera a uno solo, pues los otros se habran puesto a jyendo que todo era un juego. Algunos eran muy pequeos y podan meterse correteando en el fueg

    e no haban aprendido a temerlo. El padre fue a la puerta y les llam diciendo: Muchachachos, salid. Venid aqu inmediatamente!.Pero los muchachos no queran obedecer a su padre, queran jugar, queran agruparse en el cent

    casa, alejndose del calor creciente que no comprendan. El padre pens: Conozco a mis hijoss conozco exactamente; s las diferencias de sus caracteres y cada matiz de su temperamento; so saldrn fuera s creen que hay algo a ganar aqu, algn juguete nuevo. Y as volvi a la pue

    m en voz alta: Muchachos, muchachos, salid inmediatamente! Tengo aqu, al lado de la puetes para vosotros: bueyes, carros y uno de stos es rpido como el viento porque est tirado p

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    rvo! Salid pronto o no los tendris!.Los muchachos no teman el fuego, no teman el peligro del techo y las paredes en llamas; slo te

    rder los juguetes, y salieron apresurados. Venan abalanzndose, saltando, empujndose unos a otavidez de ser los primeros en llegar a los juguetes y poder elegir antes. As que el ltimo salificio, el techo en llamas cay en medio de una lluvia de chispas y de escombros.Los chicos no hicieron caso del peligro que acababan de pasar, sino que armaron un gran albo

    adre, padre, dnde estn los juguetes que nos has prometido? Dnde estn los tres carros?

    mos apresurado, pero no estn aqu. T loprometiste, padre.El padre, un hombre rico, para el cual la prdida de la casa no era un gran golpe, ahora que susaban a salvo, se apresur a llevrselos de all y les compr sus juguetes, los tres cmprendiendo que su artificio haba salvado las vidas de sus hijos.

    Buda se volvi hacia Sariputra y dijo: Bueno, Sariputra, no estaba aquel artificio justificadotific ese hombre el fin utilizando medios inocentes? Sin su sabidura sus hijos hubieran

    nsumidos por las llamas.Sariputra se volvi hacia Buda y dijo: S, oh Maestro. El fin justific los medios y trajo m

    n.El lama Mingyar Dondup me sonri y dijo:Te dejaron tres das fuera de Chakpori y creste que se te haba prohibido la entrada.

    bamos haciendo una prueba contigo, utilizando un medio que estaba justificado en su fin, panzaste mucho.

    Yo tambin estoy empleando un medio que estar justificado en su fin. Voy a escribir sta, quhistoria verdadera El Tercer Ojo yEl Doctor de Lhasason enteramente ciertos tambin, cde poder continuar despus con mi trabajo del aura. Ha habido demasiadas personas que me escguntando por qu escribo esto, y voy a explicrselo. Escribo la verdad con el fin de qu

    cidentales sepan que el alma del hombre es ms grande que esos sputniks o esos cohetes zumbadn el tiempo el hombre ir a otros planetas en viaje astral, como yo he ido! Pero el occidental entras todo cuanto piensa sobre esto sea para el provecho propio y para el progreso propiocuparse de los derechos de los dems.Escribo la verdad con el fin de que despus pueda avanzar en la cuestin del aura humana. Pien

    o (que llegar): En un enfermo que entra a la consulta de un mdico. ste no se toma la molestguntarle nada, sino que se limita a sacar una cmara especial y fotografiar el aura del paciennuto o cosa as, este mdico de medicina general, no clarividente, tendr en sus manos una foto

    colores del aura de su paciente. La estudiar en sus estras y matices, como el psiquiatra estuistro de las ondas cerebrales de un enfermo mental.El mdico de medicina general, una vez que compare la fotografa en colores con modelos dise

    etar un tratamiento de rayos ultrasnicos y de colores espectrales, que subsanarn las deficieaura del paciente. El cncer? Se curar. La tuberculosis? Tambin se curar. Que es abs

    ce muy poco era absurdo pensar en el envo de ondas de radio a travs del Atlntico. Era abnsar en volar a ms de cien kilmetros por hora. Se deca que el cuerpo no iba a resistir esa tea absurdo pensar en adentrarse en el espacio. Pero hoy lo han hecho ya los monos. Esta absurda

    a la he visto en accin!

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    Los ruidos del exterior penetraban en mi habitacin, volvindome al presente. Ruidos? Trenecan maniobras, un carro de bomberos vociferador que pasaba velozmente y gentes que, hablandoapresuraban hacia las luces brillantes de un lugar de diversin.Despus me digo a m mismo, cuando ese terrible clamor cese, me servir del cristal y le

    llos que har cuanto piden.Una sensacin clida y creciente, que siento dentro de m, me dice que ellos lo saben ya y q

    gran.

    As, tal y como se me ha ordenado, aqu est la verdicaHistoria de Rampa

    .

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    Captulo segundo

    Tbet, a principios de siglo, se hallaba acosado por mltiples problemas. Inglaterra alborotaba miendo a gritos a todo el mundo que aquel pas era demasiado amigo de Rusia, con detrimentperialismo britnico. El Zar de todas las Rusias se desgaitaba en los vastos salones de su palacosc, quejndose a voces de que el Tbet era demasiado amigo de Inglaterra. La Corte Imperial onaba con las fervientes acusaciones de que el Tbet se estaba haciendo demasiado amig

    glaterra y de Rusia y que, sin duda, no era lo suficientemente amistoso para con la China.Lhasa se hallaba plagada de espas de varias naciones, escasamente disfrazados de m

    ndicantes, de peregrinos, de misioneros o de cualquier cosa que pareciese ofrecer una eusible para estar en el Tbet. Diversos caballeros de diversas razas se reunieron en un lugar incamparo dudoso de la oscuridad, para ver cmo podan aprovecharse de la turbulenta situernacional. El Gran Treceavo, la Treceava Encarnacin del Dalai Lama, gran hombre de Estadecho propio, se mantuvo sereno l y mantuvo la paz, gobernando el Tbet de modo que se enconre de enredos. Mensajes corteses de imperecedera amistad e insinceros ofrecimientos de protec

    zaron el Sagrado Himalaya, procedentes de las naciones que dirigan el mundo.En un ambiente as, de turbulencia e inquietud, nac yo. Como mi abuela Rampa dijo con verdadla turbulencia, he estado en ella desde entonces y apenas ninguna de esas situaciones fue obra madentes y Dicentes de la Verdad alabaron en voz alta las dotes innatas de clarividencia y de tele

    nio. Es un ego exaltado dijo uno, cuyo destino es dejar su nombre en la historia, ao. Una Gran Luz para nuestra Causa, anunci un tercero. Y yo, a esa temprana edad, alc mi valorada protesta, por haber sido tan necio como para nacer una vez ms. Los familiares, en cuanpaz de comprender su habla, aprovecharon todas las ocasiones para hacerme recordar lo ruidos

    onces era: me dijeron jovialmente que mi voz fue la ms ronca y menos musical de cuantas hido la desgracia de escuchar.Mi padre fue uno de los hombres destacados del Tbet. Noble de alto rango, tena conside

    luencia en los asuntos de nuestro pas. Mi madre tambin, a travs de su familia, ejerca gran autocuestiones polticas. Ahora, mirando hacia los aos transcurridos, me siento inclinado a pensabos fueron tan importantes como mi madre crea que lo eran, y no significaba poco.Mis primeros das los pas en nuestra casa junto al palacio de Potala, precisamente frente al K

    u, o ro Feliz. Feliz porque da vida a Lhasa al absorber en su curso muchos arroyos que serpespus por toda la ciudad como riachuelos. Nuestra casa tena un hermoso arbolado y tambin mvidumbre, pues mis padres vivan con un esplendor principesco. Yo bueno, estuve sujeto a unaciplina, a muchas durezas. Mi padre se haba vuelto de muy mal carcter durante la invasin chiprimera dcada del siglo, y, al parecer, adquiri un desagrado irracional hacia m. Mi madre, ctas mujeres de sociedad por todo el mundo, no tena tiempo para cuidarse de sus hijos, mirn

    mo algo de lo que deba deshacerse lo ms rpidamente posible, dejndolos luego encerradon acompaante asalariado.Mi hermano Paljor no estuvo mucho tiempo con nosotros; antes de cumplir los siete parti par

    aderas Celestiales, hacia la Paz. Yo entonces tena cuatro aos, y el desagrado de mi padre hacrecahaberse acrecentado para entonces. Mi hermana Yasodhara tena seis cuando nuestro herm

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    leci, y ambos lamentamos, no su muerte, sino la creciente disciplina que dio comienzo tras lecimiento.Hoy todos los miembros de mi familia se hallan muertos, asesinados por los comunistas chinos.

    mana la mataron por oponerse al avance de los invasores; a mis padres, por ser terratenientes. Lasde donde yo miraba con ojos muy abiertos por encima del hermoso arbolado, ha sido transformarmitorio, para los trabajadores esclavos. En una ala de la casa estn las mujeres y en la otrmbres. Todos son casados y, si el marido y la mujer se portan bien y realizan la tarea que les hagnada, pueden verse una vez a la semana durante media hora, despus de lo cual son sometidosamen mdico.

    Pero en los largos das de mi infancia esas cosas estaban en el futuro; eran algo que se saba purrir, pero que, como la muerte al fin de nuestra vida, no nos impone demasiado. Los Astrban predicho sin duda que eso iba a suceder, pero nosotros seguamos viviendo felices nuestras idianas sin pensar en el futuro.Precisamente cuando iba a cumplir los siete aos, a la edad en que mi hermano dej esta vida,

    a gran fiesta ceremonial, en la cual los Astrlogos del Estado consultaron sus planos y determil iba a ser mi futuro. Todos cuantos representaban algo se hallaban presentes. Hubo mucho

    raron sin invitacin, sobornando a los sirvientes para que les dejaran pasar. Eran tantas las apree apenas haba sitio para moverse en nuestro espacioso parque.

    El sacerdote estuvo haciendo tanteos, como suelen hacerlo los sacerdotes, pero adopt una apresionante antes de anunciar los aspectos ms destacados de mi carrera. En justicia debo nstar que acert por completo en cuanto dijo acerca de mis infortunios. Luego comunicaron adres que deba ingresar en la lamasera de Chakpori, para educarme como monje mdico.

    Mi pesadumbre fue grande, porque tena la sensacin de que eso me llevara a sufrir contrariedn embargo, nadie me prest odo, y poco despus fui sometido a la prueba de permanecer sentado

    puerta de la lamasera durante tres das y tres noches, slo por ver si posea la resistencia necera ser monje mdico. El haber pasado la prueba fue ms bien un tributo al temor que senta pdre que un resultado de mi resistencia fsica. Pero ingresar en Chakpori fue la etapa ms cmodaestras jornadas eran largas; resultaba duro ciertamente tener das que comenzaban a medianoche nos exigiera asistir a los servicios a intervalos tanto durante la noche como durante el da. S

    seaban las materias acadmicas corrientes, nuestros deberes religiosos, temas del mundo metafnocimientos de medicina, pues bamos a ser monjes mdicos. Nuestros remedios orientales son nero que la mentalidad mdica occidental no puede an comprenderlos. Sin embargo, las cas

    oductos farmacuticos de Occidente tratan con empeo de sintetizar los poderosos ingredientes qulas hierbas que empleamos. Luego, los remedios orientales de la edad de oro recibirn un nombre

    noro y sern proclamados como un ejemplo de los logros occidentales. As es el progreso.Cuando tena ocho aos sufr una operacin en la que se abri mi Tercer Ojo, el rgano espec

    clarividencia, que est a punto de morir en muchas gentes porque le niegan la existencia. Mediain de este ojo, fui capaz de distinguir el aura humana y de adivinar as las intenciones de aque me rodeaban. Era y es ms interesante que escuchar las palabras huecas de quienes fistad para el propio lucro, pero llevando en verdad la muerte ms negra en sus corazones. El

    ede revelar todo el historial mdico de una persona. Estableciendo lo quefaltaen ella y reponindiante radiaciones especiales, las gentes pueden curarse, de sus enfermedades.

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    Como yo tena poderes superiores a los habituales en la clarividencia, era llamado muchas veceRecndito, la Grande y Treceava Encarnacin del Dalai Lama para que viera el aura de quienitaban en son de amistad. Mi amado gua, el Lama Mingyar Dondup, clarividente muy capaestr bien. Asimismo me hizo aprender los ms grandes secretos del viaje astral, que ahora es pas fcil que el andar. Casi todo el mundo, llamen como llamen a su religin, cree en la existencn alma o de otro cuerpo. En realidad hay varios cuerpos o envolturas, pero su nmero enos interesa a nosotros ahora. Yo creo ms bien yo s que es posible yacer fuera del cu

    co ordinario (del que soporta la ropa) y viajar por cualquier parte, hasta ms all de la Tierrma astral.Todo el mundo realiza viajes astrales, aun aquellos que consideran esto una completa necedad

    o tan natural como la respiracin. La mayor parte de la gente lo hace durmiendo, de modo qnos de estar adiestrado, no saben nada de esos viajes. Cuntas personas exclaman por la ma

    Ah! He tenido un sueo tan maravilloso esta noche me pareca estar con fulana de tal. Estby contentas de estar juntas y ella me dijo que iba a escribir. Naturalmente todo eso ahora es

    go!. Y luego, por lo general a los pocos das, la carta llega. La explicacin consiste en que una drsonas viaj astralmente hacia la otra y, como no estaban adiestradas, el viaje se convirti ueo. Casi todo el mundo puede viajar astralmente. Cuntos casos autnticos existen de perribundas que visitan en sueos a los que aman, con el fin de despedirse. Esto, una vez ms, es unral. La persona que muere, con los lazos de la vida mundanal desatados, visita sin dificultadigo al pasar.Las personas adiestradas pueden tenderse, relajarse y luego soltar las ataduras que encadenan e

    el cuerpo que nos acompaa, o el alma, pues, llmesele como se quiera, es la misma cosa. Lando la nica conexin entre los dos es el Cordn de Plata, el segundo cuerpo puede errar combo cautivo hasta el alcance de su cuerda. Dondequiera que se pueda pensar, all se pue

    namente consciente, enteramente despierto, cuando se est entrenado. El estado de sueo existe ca persona astral viaja sin saberlo y trae al regreso impresiones confusas y revueltas. A menos de estrado, hay una multitud de impresiones que se estn recibiendo constantemente por el Cordta y que confunden al durmiente ms y ms. En lo astral puede uno ir a cualquier parte, ins all de los lmites de la Tierra, porque el cuerpo astral no respira, no come. Todas sus necesidn atendidas por el Cordn de Plata que, durante la vida se halla en conexin constante cerpo fsico.

    El Cordn de Plata es citado en la Biblia cristiana: Dejad que el Cordn de Plata sea cortad

    enco de Oro sea hecho aicos. El Cuenco de Oro es el halo, el nimbo que circundaba la cabeza drsonas espiritualmente desarrolladas. Los que no estaban espiritualmente desarrollados tienen uny diferente. Los artistas de antao pintaban una aureola dorada en torno de las imgenes de los s

    rque aquellos artistas vean realmente la aureola; de otro modo no la hubieran pintado. El hancillamente una parte muy pequea del aura humana, que es ms fcil ver porque de ordinario ellante.Si los cientficos investigaran los viajes astrales y las auras, en lugar de afanarse tanto co

    hetes silbantes, que tantas veces no llegan a su rbita, tendran la clave completa para el

    pacial. Proyectndose astralmente podran visitar otro mundo y determinar as el tipo de nave q

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    cesitara para hacer el viaje en lo fsico; porque el viaje astral tiene un gran inconveniente: no se pvar ningn objeto material, ni se puede volver de l con ningn objeto material. Slo es posiblenocimientos. As los cientficos necesitarn una nave con el fin de traer ejemplares vivienografas mediante los cuales convenceran a un mundo incrdulo, pues las gentes no pueden creesta nada que no se pueda despedazar, con el fin de demostrar que, despus de todo, aquellsible.

    Recuerdo particularmente un viaje espacial que hice. Esto es enteramente cierto y aquellos quesarrollados comprendern que es as. En cuanto a los otros, no importa; lo sabrn cuando lleguen pa superior de madurez espiritual.Es una experiencia que aconteci hace algunos aos, cuando estaba en el Tbet estudiando

    masera de Chakpori. Aun cuando ocurri hace tiempo, conservo tan vivo el recuerdo en la mente hubiese ocurrido ayer mismo.

    Mi Gua, el Lama Mingyar Dondup y un lama condiscpulo, en realidad amigo ntimo mo llame, y yo, nos encontrbamos en el tejado de Chakpori, sobre la Montaa de Hierro, en Lhasa, Ta una noche verdaderamente fra, unos cuarenta grados bajo cero. Cuando nos mantenamos ebre el tejado, el viento aullador cea nuestras ropas estrechamente contra nuestros cu

    mblorosos. A nuestro costado, nuestras tnicas, azotadas por el viento, flameaban como Banderacin, dejndonos helados hasta los tutanos y amenazando arrastrarnos al precipicio del costadontaa.Cuando mirbamos en torno, inclinndonos con fuerza contra el viento, para mantener el equi

    amos a lo lejos las mortecinas lucecillas de la ciudad de Lhasa, en tanto que enfrente, a nurecha, las luces de Potala acrecentaban el aire mstico de la escena. Todas las ventanas parecanornadas con resplandecientes lmparas de manteca que, aun protegidas por las enormes parpadeaban y se agitaban a merced del viento. A la tenue luz de las estrellas, los techos dorado

    acio de Potala relumbraban y resplandecan, como si la Luna misma hubiera descendido para re los remates y las tumbas que hay en lo alto del glorioso edificio.Mas temblbamos en el fro mordaz, y hubiramos deseado hallarnos calientes en la atm

    gada de incienso del templo que estaba debajo de nosotros. Pero estbamos en el tejado conalidad especial, como el Lama Mingyar Dondup dijo enigmticamente. Entonces se hallaba sotros dos, aparentemente tan firme como la misma montaa, cuando seal hacia arriba, a una estante un astro de aspecto rojizo y dijo:Hermanos mos, sa es la estrella Zhoro, un planeta viejsimo, uno de los ms antiguos d

    tema particular. Ahora se est acercando al fin de su largo tiempo de existencia.Se volvi hacia nosotros, dando la espalda al viento mordaz, y aadi:Habis estudiado mucho sobre el viaje astral. Ahora, juntos, viajaremos en lo astral hast

    neta. Dejaremos nuestros cuerpos aqu, sobre este tejado barrido por el viento y ascenderemo de la atmsfera, ms all del Tiempo.As diciendo, nos condujo hasta donde haba un leve cobijo proporcionado por una c

    bresaliente del tejado. Se tendi y nos invit a tendernos a su lado. Ceimos nuestras rechamente en torno del cuerpo y cada uno asi la mano del otro. Sobre nosotros estaba la c

    rpura oscura de los Cielos, salpicada de leves puntitos de luz, luz coloreada, porque todos los planen una luz diferente cuando se les ve en la clara atmsfera nocturna del Tbet. En torno nues

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    nto aullaba, pero nuestro adiestramiento haba sido riguroso y nos tena sin cuidado permanecer techo. Sabamos que aqul no iba a ser un viaje ordinario en lo astral, pues no era frecuenteramos nuestros cuerpos expuestos as a la inclemencia del tiempo. Cuando el cuerpo est incyo puede viajar ms y ms lejos y recordar con mayor detalle. Slo para los pequeos viajes a tmundo se relaja uno y se pone el cuerpo cmodo.Mi Gua dijo:Ahora enlacemos nuestras manos y proyectmonos juntos ms all de esta Tierra. Manteneos

    o y viajaremos lejos para realizar inusitadas experiencias esta noche.Yaciendo de espalda, respir segn las normas admitidas para la relajacin en los viajes astve conciencia de que el viento gema entre las cuerdas de las Banderas de Oracin, que se agiamente sobre nosotros. Luego, enteramente de pronto, hubo una sacudida, y ya no sent los rdientes del viento helado. Me encontr flotando como en un tiempo distinto sobre mi cuerpo yaba tranquilo. El Lama Mingyar Dondup se mantena ya erecto en su forma astral y luego, cuandocia abajo, vi a mi amigo Jigme que tambin dejaba el cuerpo. l y yo permanecimos erectos e hica ligazn para unirnos a nuestro gua, el Lama Mingyar Dondup. Esta ligazn se llama ectoplasmrica con el cuerpo astral por el pensamiento. Es la materia con la cual los mdiums producenifestaciones espiritistas.Completado el lazo, nos remontamos hacia lo alto, ascendiendo en el cielo nocturno; yo, sie

    uisitivo, mir hacia abajo. Tras de nosotros, tremolando, estaban nuestros Cordones de Plataerdas sin fin que unen los cuerpos fsicos y astral durante la vida. Seguimos volando y volando hao. La Tierra se alejaba. Podamos ver la corona solar atisbando desde el borde de la Tierra, dese deba ser el mundo occidental, por el cual habamos viajado tan ampliamente en lo astral. Subs alto y entonces pudimos ver la silueta de los ocanos y de los continentes en la parte del minada por el Sol. Desde nuestra altura, el mundo pareca ahora una medialuna, pero con au

    reales o Luces Nrdicas centelleando en los polos.Seguimos marchando ms y ms, cada vez ms de prisa, hasta que sobrepasamos la velocidad

    , porque ramos espritus fuera de sus cuerpos que se remontaban siempre hacia adelante, acerci a la velocidad del pensamiento. Cuando mir ante m vi un planeta, enorme, rojo y amenazeramente delante. bamos cayendo hacia l a una velocidad difcil de calcular. Aun cuando ido mucha experiencia en el viaje astral, senta las congojas de la alarma.La forma astral del Lama Mingyar Dondup ri telepticamente y dijo:Oh!, Lobsang, si furamos a chocar con ese planeta, no nos causara dao. Pasar

    echamente a travs de l: no habra obstculo.Al fin nos encontramos flotando sobre un mundo rojo y desolado; las rocas eran rojas, las arenas

    as y rojo el mar sin mareas. Cuando descendamos hacia la superficie de este mundo, vimos criaraas, como cangrejos enormes, que se movan letrgicas a la orilla del agua. Permanecamos e

    bre la costa de roca rojiza y miramos las aguas, sin mareas, muertas, con rojas espumas, espdiondas. Cuando mirbamos, la turbia superficie se agit a desgana; volvi a agitarse, y una extrraterrena criatura emergi; una criatura roja tambin, pesadamente acorazada y con cuiculaciones. Gimi como si estuviera cansada y desalentada y fue hacia la arena roja, dejndose

    ado del mar sin mareas. Sobre nuestras cabezas un sol rojizo brillaba opacamente, lanzando som

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    ribles de un rojo sangriento, duras y llamativas. En torno nuestro nada se mova ni haba ningn vida, salvo las extraas criaturas con caparazones que yacan medio muertas en el suelo. Aun cuestaba en cuerpo astral, me estremec de inquietud al mirar en torno mo. Un mar rojo sobre etaba una roja espuma, rocas rojas, arenas rojizas, seres de rojos caparazones y sobre todo un somo el rescoldo moribundo de un fuego que est a punto de extinguirse en la nada.

    El Lama Mingyar Dondup dijo:Es un mundo que agoniza. Dentro de poco no habr ya rotacin aqu. Este mundo flota a la del mar del Espacio, como satlite de un sol moribundo, que pronto se destruir, convirtindorella enana, sin vida y sin luz, que al fin ir a chocar con otra y de esa otra nacer otro mundo. do aqu porque, a pesar de todo, hay vida en este mundo; vida de un orden superior; vida que estra la bsqueda e investigacin de fenmenos como ste. Mirad en torno vuestro.

    Se volvi para sealar con la diestra hacia una remota distancia, y vimos tres torres inmensas qaban en el arrebol del rojo firmamento, y en lo ms alto de esas torres tres esferas de cristaucan y palpitaban con una clara y amarillenta luz, como si vivieran.Cuando nos hallbamos as cavilando, una de las luces cambi, y una de aquellas esferas se tor

    vivo azul elctrico.

    El Lama Mingyar Dondup dijo:Venid aqu; nos estn dando la bienvenida. Descendamos al suelo, donde ellos viven e

    mara subterrnea.Juntos avanzamos hacia la base de la torre y luego, cuando nos hallamos bajo la estructura, vimo

    ba una entrada fuertemente protegida con cierto extrao metal reluciente, que se destacaba comatriz sobre el rojo y desierto paisaje. Cruzamos por ella, pues ni el metal ni las rocas ni nada stculo para aquellos que son astrales. La traspasamos y cruzamos largos corredores rojos de ertas, hasta que al fin nos hallamos en un saln grandsimo. En torno haba cartas y mapas, ext

    quinarias e instrumentos. En el centro se encontraba una larga mesa alrededor de la que se hantados nueve hombres viejsimos, enteramente indiferentes los unos de los otros. Haba uno gado de cabeza puntiaguda, cnica. Sin embargo, el otro era bajo y de apariencia muy recia. Cadaquellos hombres era diferente a los dems y se hizo claro para nosotros que cada uno pertenecneta diferente o a una raza diferente. Humanos? Bueno, acaso humanoides sera una palabraopiada para describirles. Siendo todos humanos, algunos eran ms humanos que los otros.Nos dimos cuenta de que los nueve estaban mirando fijamente en nuestra direccin.Ah! dijo uno telepticamente, tenemos visitantes llegados de muy lejos. Os vimos

    rra sobre sta, nuestra estacin de investigaciones, y os dimos la bienvenida.Respetables Padres dijo el Lama Mingyar Dondup; os he trado a dos que acaban de ent

    Lamanidad y que son estudiantes serios en busca de sabidura.Ciertamente sean bienvenidos dijo el hombre alto, que pareca ser el jefe del grupo. Har

    alquier cosa para ayudarles, como te hemos ayudado anteriormente con otros.Esto fue ciertamente nuevo para m, porque no tena idea de que mi Gua hubiera hecho un viaje dilatado por los parajes celestiales.El hombre ms bajo me estaba mirando y sonrea. Dijo en la lengua universal de la telepata:

    Veo que t, hombre, ests grandemente intrigado por lo diferente de nuestras apariencias.Respetable Padre repliqu, un tanto intimidado por la facilidad con que haba adiv

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    uellos pensamientos mos que yo haba tratado de ocultar con firmeza; as es ciertamenteravillo de la disparidad de tallas y de formas entre vosotros y se me ocurre que no podis ser mbres de la Tierra.

    Lo has percibido acertadamente dijo el hombre bajo. Somos todos humanos, pero debdio, hemos alterado nuestra estructura y nuestra estatura en tanto, como puede verse tambin neta, donde en el pas del Tbet hay algunos monjes, que empleis como guardianes, y tienen ms metros de altura. Sin embargo, en otro pas de ese mundo tenis gentes que solo cuentan con la

    esa estatura a quienes llamis pigmeos. Unos y otros son humanos; ambos, capaces de reprodure s, a pesar de las diferencias de estatura, porque todos somos humanos formados con molculbono. Aqu, en este universo particular, todo depende de las molculas bsicas de carborgeno, porque son esos dos cuerpos los ladrillos que componen la estructura de su Univsotros, que hemos viajado por otro Universo mucho ms all de esta rama particular de nu

    bulosa, sabemos que otros universos utilizan otros diferentes ladrillos. Algunos emplean la slice,yeso, otros otras cosas; pero los de all son diferentes de los seres de este Universo, y descubn pena que nuestros pensamientos no son siempre afines a los suyos.

    El Lama Mingyar Dondup dijo:He trado a esos dos lamas jvenes aqu para que puedan ver las etapas de la mue

    scomposicin de un planeta que ha consumido su atmsfera y en donde el oxgeno atmosfrico mbinado con metales para hacerlos arder y reducir todo a un polvo impalpable.

    As es dijo el hombre alto. Nos gustara hacer notar a estos jvenes que todo cuanto namorir. Todo vive durante el espacio del tiempo que se le concede y ese espacio concedido

    mero de unidades vitales. Una unidad vital en cualquier criatura viviente es un latido de esa crivida de un planeta es de 2.700.000.000 de latidos, tras de los cuales el planeta muere; pero erte del planeta nacen otros. El humano vive tambin por espacio de 2.700.000.000 de latidos, y

    ce tambin el insecto ms humilde. El insecto que vive veinticuatro horas, durante ese tiempo 00.000.000 de latidos. Para un planeta los latidos varan, naturalmente, cada latido puede 000 aos, y, despus de l, habr una convulsin en ese mundo, como si se estremecierapararse al prximo latido. Toda la vida, pues prosigui diciendo, tiene el mismo espac

    mpo vital, pero algunos seres viven en una proporcin diferente de la proporcin de los otrosaturas de la Tierra, el elefante, la tortuga, la hormiga y el perro viven todos durante el mismo npulsaciones, pero todas tienen corazones que laten a velocidades diferentes y as puede pareceen ms tiempo o que viven menos tiempo.

    Jigme y yo encontrbamos todo esto extraordinariamente atractivo y nos explicaba muchas cosabamos percibido en nuestro pas natal, el Tbet. Habamos odo hablar en Potala de la tortuga quetos aos y de los insectos que slo viven una noche de verano. Ahora podamos comprender qu

    rcepciones deban haber sido aceleradas para seguir la marcha de sus acelerados corazones.El hombre bajo, que pareca mirarnos con considerable aprobacin, dijo:Y no es slo eso, sino que muchos animales representan funciones diferentes del cuerpo. La

    r ejemplo, como cualquiera puede verlo, es meramente una glndula mamaria que anda, la jiraello y el perro; bueno, todo el mundo sabe en qu est pensando: en olfatear el viento en bus

    icias, ya que su vista es tan escasa, por lo que todo perro puede ser considerado como una nariz.

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    males tienen afinidades semejantes con las diferentes partes de la anatoma de uno. El oso hormiAmrica del Sur puede ser visto como una lengua.Durante algn tiempo conversamos telepticamente, aprendiendo muchas cosas extraas c

    ocidad del pensamiento, como se aprende en lo astral. Luego, al fin, el Lama Mingyar Dondup sepie y dijo que era tiempo de partir.Bajo nosotros, cuando regresamos, los tejados dorados del palacio de Potala resplandecan en lsolar. Nuestros cuerpos estaban rgidos, eran pesados y difciles de accionar por tene

    iculaciones medio congeladas.Y as pensamos cuando nos ponamos con trabajo en pie ha dado fin otra experiencia

    je. Qu vendr despus?.Una ciencia en la cual sobresalen los tibetanos es la de curar con hierbas. Hasta ahora, el Tbet

    ado siempre cerrado para los extranjeros, y nuestra fauna y flora no fue nunca explorada por elloaltas mesetas crecen plantas extraas. El curare y la mezcalina, recientemente descubiertas

    nocidas en el Tbet desde hace siglos. Podramos curar muchas de las dolencias del mundo occidro es preciso que las gentes de Occidente tengan primero un poco ms de fe. Pero la mayor parte cidentales estn locos de todos modos; as que, para qu preocuparse?

    Todos los aos grupos de nosotros, aquellos que se destacaron en sus estudios, iban a hacepedicin para herborizar. Las plantas y el polen, las races y las semillas se recogan, se tratabanardaban cuidadosamente en sacos de piel de yak. A m me gustaba este trabajo y estudiaba a gora me encuentro con que las hierbas que conozco tan bien no puedo hallarlas aqu.Finalmente se me consider en condiciones para la ceremonia de la Muerte Pequea, acerca de lrib enEl Tercer Ojo . Mediante ritos especiales se me puso en estado de muerte catalptica e

    ofundidades del palacio de Potala y viaj por el pasado, a lo largo del Archivo Akasniko. mbin por los pases de la Tierra. Pero permitid que escriba lo que entonces sent.

    El corredor en la roca viva, a centenares de metros bajo la tierra helada, estaba oscuro ccuridad de la propia tumba. Avanc por l en toda su longitud, arrastrado como el humo, curidad y familiarizndome crecientemente con ella. Percib, al principio indistintamente, las verforescencias de la tierra vegetal adherida a las paredes rocosas. En ocasiones, all don

    getacin era ms prolfica y la claridad ms brillante, poda alcanzar a ver un resplandor amarilas vetas de oro que corran a lo largo del tnel rocoso.Me deslic a lo largo sin ruido, sin consciencia del tiempo, sin pensar en nada sino en que de

    s y ms hacia dentro por el interior de la Tierra, porque aqul era un da trascendental para m; e

    que volva, despus de pasar tres en estado astral. El tiempo transcurra y yo me encontraba cada s profundidad en la cmara subterrnea y en creciente negrura. Una negrura que pareca resonar

    reca vibrar.En mi imaginacin poda imaginar el mundo que estaba sobre m, el mundo al cual volva a

    da ver aquella escena familiar, ahora oculta por la oscuridad total. Esper suspendido en el aire a nube de incienso en el templo.

    Gradualmente, tan poco a poco, tan lentamente que transcurri algn tiempo antes de que pudieuiera percibirlo, vino por el corredor un sonido, el ms vago de los sonidos, pero que gradualm

    aumentando de volumen y creciendo en intensidad. El sonido de cntico, de las campanillas de psigiloso sussus de pies ceidos de cuero. Al fin, despus de mucho, una fantstica luz parpad

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    reci brillar a lo largo de las paredes del tnel. El rumor se iba haciendo ahora ms fuerte. Espepenso sobre las losas de la roca en la oscuridad. Esper.Gradualmente oh, qu poco a poco, con qu penosa lentitud las movientes figuras se desli

    n cautela por el tnel haca m. Cuando se acercaron ms, vi que eran monjes de ropas amarillavaban en alto antorchas relumbrantes, antorchas preciosas del templo que estaba arriba, hechas maderas resinosas y de palos de incienso ligados juntos, que producan un fragante aromauyentar los olores de la muerte y de la descomposicin; luces brillantes para oscurecer y t

    isibles los malignos resplandores de la vegetacin exuberante.Muy despacio, los sacerdotes penetraron en la cmara subterrnea. Dos fueron a cada una dredes inmediatas a la entrada y buscaron a tientas en los anaqueles rocosos. Luego, una trasotaron a la vida parpadeantes lmparas de manteca. Ahora la cmara estaba iluminada y pude mirno mo, una vez ms, y ver como no haba visto desde haca tres das.Los sacerdotes permanecieron en torno mo sin mirarme; estaban en torno de una tumba de piedr

    scansaba en el centro de la cmara. El cntico creci y tambin el tintineo de las campanillas de fin, a una seal dada por un viejo, seis monjes se agacharon y, jadeando y gimiendo, alzaron la lodra que cerraba el sarcfago. Dentro, cuando mir hacia abajo, vi mi propio cuerpo, un cviado con la ropa sacerdotal de la clase de los lamas. Los monjes ahora cantaban ms fuerte.Decan:

    Oh, Espritu del Lama Visitante,que erras por la faz del mundo de arriba, vuelveporque ste, el tercer da, ha llegado y est a punto de pasar.Se ha encendido un primer palo de inciensopara llamar al Espritu del Lama Visitante.

    Se adelant un monje y encendi un palo de incienso de suave olor, rojo de colorido, y luego o de una caja, mientras los sacerdotes cantaban:

    Oh, Espritu del Lama Visitante,vuelve aqu, a nosotros.Apresrate, porque la hora de tu despertar se acerca.

    Un segundo palo de incienso ha sido encendidopara apresurar tu retorno.

    Cuando el monje solemnemente sacaba otro palo ms de incienso de la caja, el sacerdote recit:

    Oh, Espritu del Lama Visitante,esperamos para reanimar y nutrir tu cuerpo terreno.Apresrate en tu camino

    porque la hora est prxima y con tu retorno aquotro grado de tu educacin habr sido aprobado.

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    Un tercer palo de incienso se enciende como llamada de retorno.

    Cuando el humo suba en perezosas volutas, envolviendo mi forma astral, sent un estremecimienerte. Era como si manos invisibles tiraran de m, como si esas manos tiraran de mi Cordn de astrndome hacia abajo, devanndome, obligndome a entrar en aquel cuerpo fro y sin vida. Segidez de la muerte y mis miembros se estremecieron, en tanto que mi visin astral se iba haciendorrosa, y luego grandes jadeos atormentaron mi cuerpo, que temblaba sin poder contenerse. Los

    cerdotes se inclinaron sobre la tumba de piedra, alzaron mi cabeza y mis hombros y metieronrza algo amargo entre mis mandbulas fuertemente apretadas.Ah pens, de nuevo estoy de vuelta en este cuerpo donde me hallo confinado; otra vez

    cerrado en l.Pareca como si corriera fuego por mis venas, aquellas venas que estuvieron inertes durante tres

    co a poco los sacerdotes me libraron de la tumba, sostenindome, alzndome, mantenindome s pies, hacindome andar por la cmara de piedra, arrodillndose ante m, postrndose a misitando sus mantras, diciendo sus oraciones y prendiendo palos de incienso. Me obligaron a mentos, me lavaron, me secaron y me cambiaron de ropas.

    Con el retorno de la consciencia a mi cuerpo, por alguna extraa razn, mis pensamirocedieron errabundos hacia los tres das anteriores en que haba acontecido un suceso semetonces fui tendido en este mismo sarcfago de piedra. Uno por uno me haban mirado los lamas. Lsieron la tapa sobre el sarcfago y apagaron los palos de incienso. Haban partido solemnemencorredor de piedra, llevndose las luces, mientras yo yaca inmvil y un poco asustado en aq

    mba de piedra, asustado, pese a toda mi preparacin, pese a saber lo que iba a ocurrir. Ya haba ela oscuridad, en el silencio de la muerte. Silencio? No, porque mis percepciones habanestradas y eran tan perspicaces que poda or la respiracin de los sacerdotes, los rumores de laortigundose cuando se alejaban. Tambin poda escuchar el rumor de sus pies que se iba hacs y ms dbil, y luego, oscuridad, silencio, quietud, la nada.La muerte misma no poda ser peor que esto, pens. El tiempo se arrastraba, pasaba sin fin, mie

    ca all, ponindome ms y ms fro. De pronto todo estall como en una llamarada dorada y dejnfines del cuerpo, la oscuridad de la tumba de piedra y la cmara subterrnea. Me abr paso a tla tierra, aquella tierra cubierta de hielo, penetrando en el fro aire puro, muy lejos del

    malaya, muy por encima de la tierra y de los mares, muy distante de los confines del planeta, cocidad del pensamiento. Err solo, etreo, como fantasma en lo astral, buscando las ciudades

    acios de la Tierra, adquiriendo conocimientos al observar a los otros. Ahora, ni los subterrneoretos estaban cerrados para m, pues poda errar tan libremente como el pensamiento y entrar emaras Secretas de todo el mundo. Los dirigentes de todos los pases cruzaban ante m en connorama, con sus pensamientos al descubierto para mi mirada indagadora.

    Y ahora pens cuando aturdido me pona con dificultad en pie, ayudado por los lamas, go que referir todo lo que vi y lo que experiment. Y luego? Acaso pronto tendr que soporta

    periencia anloga. Despus de eso habr de viajar por el mundo occidental para sufrir las penalidonosticadas.

    Despus de muchas preparaciones y de muchas durezas tambin, dej el Tbet para recibir

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    paracin y ms durezas. Cuando mir hacia atrs, antes de cruzar el Himalaya, vi los primeros sol que asomaba sobre la cordillera y tocaba los tejados dorados del edificio sacro, convirtinvisiones de deleite que cortaban la respiracin. El valle de Lhasa pareca dormido an, y hasnderas de las Plegarias cabeceaban somnolientas en sus mstiles. Junto al Pargo Kaling, slo cernir una reata de yaks; eran comerciantes que madrugaban como yo, pero que partan para la Ientras que yo me diriga hacia Chungking.Fuimos por la cordillera, tomando los senderos hollados por los comerciantes que traen el t al

    prensado de la China que, con la tsampa, es uno de los alimentos ms importantes de los tibetanos1927 cuando dej Lhasa y nos encaminamos a Chotang, una pequea ciudad a orillas de

    ahmaputra. Seguimos a Kanting, descendiendo a las tierras bajas, a travs de selvas lozanas, de ve exhalaban vapores de vegetacin hmeda; proseguimos, padeciendo todos al respirar, porque bamos habituados al aire de 4.500 metros de altura o ms. Las tierras bajas con su densa atme pesaba sobre nosotros, nos deprima el espritu, nos oprima los pulmones y nos haca sentimos a ahogarnos. Seguimos da tras da, hasta que, tras unos mil seiscientos kilmetros ogamos a las afueras de la ciudad china de Chungking.

    Acampamos para pasar la noche, nuestra ltima noche juntos, porque, al da siguiente

    mpaeros deban partir en viaje de retorno a nuestra amada Lhasa. Acampamos juntos y charlesadumbrados. Aquello me entristeca a m bastante ms que a mis camaradas, a mi squitotaban ya como a alguien que hubiera muerto para el mundo, como a alguien condenado a vivdades de las tierras bajas. As, al da siguiente fui a la Universidad de Chungking, donde casi profesores, casi todo el personal docente se esforzaba por garantizar el xito de los estudi

    udndoles de cualquier modo posible, y slo una pequea minora se mostraban difciles operantes o sufran de xenofobia.

    En Chungking estudi para ser cirujano y mdico. Tambin hice los cursos de piloto areo, porqu

    a estaba trazada, predicha hasta el ms minsculo detalle, y yo saba, como se demostr ser el e posteriormente tendra mucho que hacer en el aire y en la medicina. Pero en Chungking slo n cuchicheos sobre una prxima guerra, y la mayor parte de la gente de esta ciudad, mezcla de antimoderna, viva disfrutando da a da de las dichas corrientes y realizando sus tareas habituales.sta fue mi primera visita, en lo fsico, a una ciudad importante. En realidad mi primera visita

    dad cualquiera, si se excepta Lhasa, aun cuando en forma astral haba visitado la mayor parte dandes ciudades, como puede hacerlo cualquiera que desee ejercitarse, porque no hay nada difcilgico en lo astral; es tan sencillo como andar y ms fcil que montar en bicicleta, porque entonce

    e guardar el equilibrio, y en lo astral basta con servirse de los dones y facultades que se nos conr el derecho de nacer.

    Mientras estaba estudiando an en la Universidad de Chungking, se me mand que volviera a Lrque el Treceavo Dalai Lama estaba a punto de morir. Llegu all y tom parte en las ceremoniauieron a su muerte. Luego, despus de atender a algunos asuntos en Lhasa, volv de nuevo a Chunguna entrevista postrera con el Abad Supremo, Tai Shu, se me persuadi de que aceptara un carfuerzas areas chinas, y as part para Shanghai, una ciudad que, aun sabiendo que tena que viseca de atractivo en absoluto para m. De ese modo, una vez ms, fui desarraigado de donde est

    encamin a otra residencia. En Shanghai, el 7 de julio de 1937, los japoneses fingieron un inciel Puente de Marco Polo. Aqul fue el verdadero comienzo de la guerra chino-japonesa, y pus

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    sas muy difciles para nosotros. Tuve que dejar mi clientela, muy lucrativa, de Shanghai, y poneposicin del Consejo Municipal de la ciudad durante algn tiempo; pero despus dediqu todras de que dispona a volar con las fuerzas chinas. Yo y otros bamos volando a sitios donde hn necesidad de ciruga de urgencia. Volbamos en un viejo aparato que en realidad estaba desec

    ra cualquier uso, pero que se daba como satisfactorio para aquellos que no luchbamos, sinarbamos cuerpos.Fui capturado por los japoneses, despus de derribarme, y me trataron con toda rudeza. Yo no t

    pecto de chino y ellos, que no saban siquiera qu pensar de m, a causa de esto, de mi uniformegraduacin, estaban muy disgustados.Consegu escaparme y me dirig hacia las fuerzas chinas con la esperanza de proseguir mi tareaenviaron primero a Chungking para cambiar de ambiente antes de volver al servicio a

    ungking entonces era una ciudad distinta de aquella que yo haba conocido. Los edificios eran nums bien algunos de los viejos edificios tenan fachadas nuevas, porque la ciudad habambardeada. Estaba enteramente llena de gente y las empresas comerciales de las ciudades chinaportantes se haban congregado all, esperando escapar a la devastacin de la guerra que bramab

    das partes.Despus de reponerme un tanto, fui enviado a la costa, bajo las rdenes del general Yo. S

    mbr oficial mdico encargado del hospital. Pero el hospital era simplemente una serie de arroeramente anegados. Pronto vinieron los japoneses, que nos apresaron y dieron muerte a todo

    fermos que no podan levantarse o andar. Me llevaron otra vez y me trataron extraordinariamentees me reconocieron como aquel que haba escapado y a los japoneses les gusta muy poco las ge se escapan.

    Al cabo de cierto tiempo fui enviado como oficial mdico de prisin a un campo de prisionerdas las nacionalidades. All, debido a mi preparacin especializada en la cura con hierbas, pude

    mejor uso posible de los recursos del campo para tratar a mis pacientes, a quienes de otro modo biera negado toda clase de medicamentos. Los japoneses opinaron que me estaba tomando demaers por las prisioneras y que no dejaba que murieran en nmero suficiente. Por eso me enviaron ampo de prisioneros en el Japn, campo que decan estaba destinado a los terroristas. Cruzamos e

    Japn en un barco que haca aguas y fuimos muy mal tratados. Me torturaron duramente yntinuas torturas me produjeron una pulmona. No queran que muriese; as que me cuidaron a su m

    proporcionaron un tratamiento. Cuando me estaba curando no dejaba que los japoneses supien que me estaba curando la tierra tembl. Cre que era un terremoto, pero luego mir por la ve

    i que los japoneses corran aterrados y que todo el cielo se haba puesto rojo; pareca como si hubiera oscurecido. Aun cuando no lo saba, aquello era la bomba atmica de Hiroshima, el daosto de 1945, cuando se lanz la primera de stas.

    Los japoneses no tenan tiempo para cuidarse de m; pens que necesitaban todo el tiempodarse de ellos. As consegu hacerme de un uniforme, de una gorra y de un par de pesadas sandego sal con paso vacilante al aire libre por una puertecilla que no estaba guardada y logr llegarcosta, donde encontr una lancha de pesca. Al parecer, el propietario haba huido aterrado cuanmba cay, pues no se vea a nadie. La lancha se balanceaba ociosa en su fondeadero. En el fon

    a haba trozos de pescado pasado, que ya empezaba a oler con el olor de la descomposicin. Un

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    hojalata abandonado tena agua de muchos das que an poda beberse, pero nada ms. Conrtar la delgada cuerda que sujetaba el bote a la orilla y part. El viento henchi la vela andrando consegu izarla horas despus, y el bote empro lo desconocido.

    El esfuerzo haba sido demasiado grande para m. Ca en el fondo de la embarcacin, sufrienmayo profundo.Mucho tiempo despus, no puedo decir cunto, slo pude juzgar del paso del tiempo por el esta

    scomposicin del pescado, despert en las penumbras del crepsculo. El bote segua andanqueas olas golpeaban las amuras. Estaba demasiado enfermo con la pulmona para achicar el ague tuve que yacer, sin ms, de espaldas, con la parte inferior del cuerpo en el agua salada y entre desechos que arrastraba. Posteriormente, ya de da, sali el sol con fuerza cegadora. Senta cosesos se me cociesen en la cabeza, como si mis ojos fueran a achicharrarse. Me pareca que la l

    me hinchaba hasta tener las dimensiones de mi brazo, seca, dolorosa. Mis labios y mejillas esquebrajados. Era demasiado dolor para que pudiera soportarlo. Sent que mis pulmones iban a esnuevo y comprend que la pulmona haba atacado otra vez a ambos. La luz del da se debilit paa de espaldas, inconsciente, en el agua del fondo del bote.El tiempo no significaba nada; era simplemente unas manchas rojizas con intervalos de oscurida

    or me acometa furioso y me mantena incierto en la frontera entre la vida y la muerte. De prontoa violenta sacudida y el rechinar de piedras bajo la quilla. El mstil se inclin como si fumperse y los andrajos de la vela flamearon alocados en la brisa persistente. Yo, sin conocimientoslic hacia adelante en el fondo del bote, entre las aguas hediondas y arremolinadas.

    Eh, Hank, en el fondo del bote hay un vagabundo! Me parece que est muerto!La voz nasal despert en m un destello de consciencia. Yac all, imposibilitado de move

    apaz de hacer ver que me encontraba vivo.Pero qu te pasa? Te asustas de un cadver? Necesitamos el bote, no es as? Pues aydam

    aremos.Fuertes pisadas hicieron que el bote se bamboleara y amenazaron con aplastar mi cabeza.Hombre, hombre! dijo la primera voz. Este pobre diablo sin duda ha cogido una insol

    ede ser que respire an, Hank. Qu te parece?Bah, deja de gruir. Est completamente muerto. Tralo fuera. No podemos perder el tiempo.Unas manos rudas y fuertes me asieron por los pies y la cabeza.Fui balanceado, una, dos veces, y luego me dejaron ir. Pas sobre el costado del bote y ca, choc

    n crujir de huesos en la playa de guijarros y arena. Sin mirar hacia atrs, los dos hombres alzaro

    uerzo el bote. Gruendo y maldiciendo trabajaron penosamente, echando a un lado los guijarrosdras. Al fin el bote qued libre y con ruido de cascajo aplastado flot poco a poco de popa en el

    esas de pnico, por razones que me eran desconocidas, los dos hombres treparon frenticos al brtieron, dando una serie de torpes bandazos.

    El sol segua llameando. Los pequeos seres de la arena me mordan y sufra las torturas del rpco a poco el da se fue acabando, hasta que, al fin, el sol se puso, rojo como la sangre y amenazagua bati contra mis pies, trep hasta mis rodillas, subi ms. Con tremendo esfuerzo me ar

    os cuantos pasos, hincando los codos en la arena, contorsionndome, forcejeando. Luego to

    vid.Horas ms tarde, o acaso fueron das, despert, hallndome con que el sol caa a raudales sobr

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    mulo, volv la cabeza para mirar en torno. Lo que me rodeaba era algo desacostumbradompleto. Estaba en una choza de una sola pieza y el mar centelleaba y resplandeca a lo lejos. Cuv la cabeza, un viejo sacerdote budista me miraba. Sonri, vino hacia m, se sent en el sueloo. A saltos y con dificultades considerables, conversamos. Nuestras lenguas eran semejantes, penticas, y con mucho esfuerzo, supliendo y repitiendo las palabras, tratamos de la situacin.Desde hace tiempo dijo el sacerdote saba que iba a tener un visitante de cierta eminenci

    a grandes tareas en la vida. Aunque viejo, yo he seguido subsistiendo hasta que mi tarea qu

    mplida.El aposento era muy pobre, muy limpio y el sacerdote era evidente que se hallaba a punto de mombre. Estaba extenuado y le temblaban las manos por la debilidad y los aos. Sus ropas vieslucidas mostraban las lneas de puntadas cuidadosas con las cuales haba reparado los deterusados por el tiempo y por los accidentes.

    Vimos cuando te arrojaron del bote dijo. Por mucho tiempo cremos que estabas muertopodamos llegar hasta la playa para comprobarlo a causa de los bandidos que merodeaban por al

    er la tarde, dos hombres del pueblo salieron y te trajeron aqu. Pero de esto hace cinco das; has ey enfermo, ciertamente. Sabemos que vivirs para viajar lejos y que tu vida ser dura.Dura! Por qu todos me dicen tanto que mi vida ser dura? Creern que eso me agrada? Sin

    dura, lo fue siempre y yo detesto esa dureza como cualquiera.sta es la poblacin de Najin continu el sacerdote. Estamos en las afueras. En cuanto p

    cerlo, debes marcharte, porque mi muerte est prxima.Durante dos das anduve con cuidado por la habitacin, tratando de recobrar mis fuerzas, de rec

    nuevo el hilo de la vida. Estaba dbil, muerto de hambre y casi me era indiferente vivir o morir. antos viejos amigos del sacerdote vinieron a verme y me sugirieron lo que deba hacer y cmo jar. A la tercera maana, despus de haberme despertado, vi que el viejo sacerdote yaca rgido

    mi lado. Durante la oscuridad renunci a su apego a la vida y haba partido. Con la ayuda de unigo de l cav una fosa y lo enterr. Envolv en un pao el poco alimento que haba quedado, y cio palo para ayudarme part.Despus de andar un kilmetro o cosa as, estaba agotado. Me temblaban las piernas y mi c