Historia Del Derecho

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UNIDAD I

LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA, LAS CIVILIZACIONES MÁS ANTIGUAS Y LA FORMACION DEL DERECHO

CAPITULO I.- ORIGENES Y EVOLUCION DEL HOMBRE PRIMITIVO

TEMA 1:

EL PALEOLÍTICO. P.2

TEMA 2:

EL MESOLÍTICO Y LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA. P.3

CAPITULO II.- LAS CIVILIZACIONES MÁS ANTIGUAS

TEMA 3:

MESOPOTAMIA. P.4

TEMA 4:

EGIPTO. P.5

TEMA 5:

CHINA Y LA INDIA; CRETA. P.6

TEMA 6:

ISRAEL. P.6

TEMA 7:

LOS FENICIOS. FRIGIA, LIDIA. P.7

TEMA 8:

CONEXIÓN DEL ANTIGUO MEDIO ORIENTE CON LA HISTORIA OCCIDENTAL ULTERIOR. P.8

INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL DEL DERECHO GUILLERMO FLORIS MARGADANT

ED. ESFINGE, México, 1994 Selección y Recopilación de Temas

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UNIDAD I LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA,

LAS CIVILIZACIONES MÁS ANTIGUAS Y LA FORMACION

DEL DERECHO

CAPITULO I.- ORIGENES Y EVOLUCION DEL HOMBRE PRIMITIVO

TEMA 1: EL PALEOLÍTICO.-

Nuestro planeta tiene unos 3,500 millones de años de edad. Desde hace aproximadamente dos mil millones de años (con la aparición de las primeras algas primitivas), parte de su materia ha entrado en un grado de evolución que permite el fenómeno de la "vida" y parece que el medio ambiente físico de nuestra tierra será apto para sostener la vida por otros dos mil millones de años más.

Hace sólo un millón de años, a fines del terciario, ya se presentan en Sudáfrica y en China unos "casi-hombres". Utilizaban huesos de grandes animales para matar a animales más pequeños, pero todavía no se servían de herramientas hechas ad hoc, es decir: aún no había surgido el homo faber.

Hace aproximadamente 700,000 años apareció el hombre de Java y el de Pekín, que supieron hacer uso del fuego (la primera hazaña técnica de la humanidad, recordada durante centenares de miles de años como un acontecimiento decisivo (Cf. el mito de Prometeo).

Durante los próximos centenares de milenios,

en circunstancias sumamente duras, el hombre no solo logra sobrevivir, sino que también continúa la serie de inventos técnicos que le ayudan a arrancar a la naturaleza su subsistencia. Se trata, en realidad, de un hecho admirable e inesperado. En comparación con los insectos (maquinitas de una eficacia increíble) y otros animales, el hombre primitivo, con manos y cerebro todavía en desarrollo incipiente, estaban muy defectuosamente equipados para la lucha por la vida. Es de suponer que su principal defensa inicial haya consistido en huir y ocultarse. En la mitología escuchamos aún un último eco del pavor del hombre primitivo, tan indefenso, frente a los enormes poderes destructores que lo amenazaban; observamos igualmente en el totemismo y en los rasgos animales de tantos dioses y demonios primitivos, residuos de la envidiosa admiración del hombre paleolítico por las superiores capacidades de los seres irracionales.

Como la cacería de los grandes animales se efectuaba en forma colectiva, fue esencial para la coordinación de las tareas, el desarrollo de idiomas primitivos, diferentes según las diversas partes del mundo. Tanto el carácter colectivo de esta cacería, como la necesidad de distribuir la carne, en caso de éxito, supone la existencia de un líder y una cierta jerarquía social, probablemente ligada a la existencia de familias primitivas. Encontramos rasgos de canibalismo mágico, pero aún no de guerras organizadas entre grupos (resultado, pero también causa, de una más clara estructuración social). Este hombre paleolítico ya no se contenta con los objetos que le ofrece la naturaleza, sino que comienza a ajustar los regalos del medio ambiente al fin para el cual los necesita. Encontramos en esta etapa utensilios adaptados, de piedra, cuerno y hueso, y también las primeras huellas de un arte primitivo, ligado a la magia. La evidencia de la existencia de brujos en esta larga fase y el hecho de que ciertas tumbas muestran más "lujo" que otras, sugiere que durante este paleolítico ya había diferenciaciones sociales dentro de grupos que, obviamente, por la dificultad en reunir y transportar el alimento, deben haber sido pequeños. Con este primer homo faber comienza también la

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importante fase de las cuatro épocas glaciales, todas ellas pertenecientes a la era paleolítica.

La primera época glacial (la de Gunz) va de 600,000 a 540,000; después de la primera fase interglacial (Gunz-Mindel), vino la segunda época glacial, de 480,000 a 430,000 (Mindel); a la fase interglacial Mindel-Risz sucede la tercera época glacial). 240,000 a 180,000 (Risz), seguida de la fase interglacial Risz-Wurm. Desde fines de la tercera época glacial, el hombre de Neanderthal predomina en el panorama humano, desde China hasta el centro de Europa y parte de Africa. Durante la cuarta época glacial, de 120,000-10,000 a. C. (Wurm), empero, este hombre de Neanderthal cede su lugar al hombre de Cro-Magnon, de hace unos 30,000 años, verdadero comienzo del homo sapiens, que caracteriza al paleolítico superior.

Es a esta última fase del paleolítico a la que se debe un arte interesante (famosos murales en grutas de Francia y España, como las de Altamira, etcétera) que sugiere la existencia de una religión orientada hacia la obtención del éxito en la cacería, tema de vital importancia. También la manera de enterrar a los muertos apunta claramente hacia la existencia de una vida religiosa. TEMA 2: EL MESOLÍTICO Y LA REVOLUCIÓN

NEOLÍTICA. – Alrededor de 10,000-A.c. cuando comienza

la fase interglacial en la que actualmente nos encontramos y cuando retroceden los glaciares, expandiéndose los bosques, las condiciones más favorables para la vida, aunadas a la inteligencia superior del hombre del tipo Cro-Magnon, provocan varias innovaciones técnicas de consideración, se inicia el importante interludio del mesolítico (que, por lo que se refiere al Medio Oriente, dura aproximadamente de 10,000-5,000 a. C.) los hombres de esta fase viven en chozas de paja y en grutas, reunidos en pequeñas comunidades; elaboran el hacha de piedra y la flecha; se desarrolla un primitivo comercio gracias a ciertos medios de transportar tales como canoas y trineos; se perfecciona la alfarería; los adornos abstractos dan más personalidad a los utensilios y, lo más importante, se inicia el ennoblecimiento de ciertas plantas (granos, uvas) y la domesticación de algunos animales (como el perro, el caballo o ciertas aves).

Este cambio aumentó la importancia de la mujer dentro del grupo social. Dado que el hombre estaba dedicado a la cacería y a las largas caminatas, necesarias para la recolección de frutas, y que la mujer, ligada a la choza por los periodos de embarazo y por el cuidado de los hijos, se ocupaba más bien del ennoblecimiento de las plantas y de las primitivas tareas agrícolas, la creciente importancia de la agricultura está acompañada de un predominio de la mujer (a la cual contribuyó quizá la conexión mágica entre “mujer” y “fertilidad”). En el desarrollo de muchas sociedades primitivas observamos así, cómo esta revolución neolítica es caracterizada por cierto "matriarcado"; las mujeres no sólo dirigían la vida económica, sino también la mágico-religiosa (predominaban las sacerdotisas); por ello son, generalmente, más antiguas las diosas que los dioses. Los ritos nocturnos y la veneración a la Luna (no al Sol) caracterizaban la religión matriarcal; hubo ritos de fertilidad con íntimas ligas entre lo sexual y lo religioso (Cf., más tarde, la prostitución templaria). También la vida de familia sufre el influjo del matriarcado: el parentesco se formaba a través de la línea materna.

El asombroso descubrimiento del "otro mundo", al que el alcohol, producto del ennoblecimiento de la uva da entrada, se conecta con las religiones neolíticas, y así se explica que hayan sido las mujeres las que las que primero se dedicaron al expendio del alcohol (véase la Epopeya de Gilgamesh y el Código de Hamurabi).

Después del intervalo del mesolítico, la humanidad inicia la fase neolítica en diversas épocas, según la región de que se trate: en América y en el norte de Europa, esta “revolución neolítica" se llevó a cabo miles de años después de haberse manifestado en el Sur de Europa, en Egipto y en Mesopotamia.

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CAPITULO II.- LAS CIVILIZACIONES MÁS ANTIGUAS

TEMA 3: MESOPOTAMIA.- Tiene especial importancia, como antecedente de la cultura Occidental, la fase neolítica de Mesopotamia ("tierra entre los ríos", región irrigada por el Éufrates, el Tigris y sus afluentes, y coincidiendo actualmente, grosso modo, con Irak). Como se trata de una región con poca piedra natural, la población comenzó a construir aldeas de ladrillo, una vez que la nueva agricultura permitió la vida sedentaria, a partir de unos 10,000 a 5,000 años antes de Cristo. En estas aldeas comenzó a desarrollarse una jerarquía social y cierta división de labores, que, ambas, han dejado sus huellas en la creciente diferenciación de los utensilios y de los objetos de lujo, que nos muestran los hallazgos arqueológicos. La división de labores interregional llevó a un comercio intenso que, a su vez, provocó la necesidad de contar, calcular y registrar. Así se desarrolló en Mesopotamia la escritura, primero pictográfica y luego fonética, cuyas letras cuneiformes fueron grabadas en arcilla fresca, con ayuda de una pajilla. Después de varias civilizaciones primitivas que se desarrollaron en esta región (la civilización Hassuna; la cultura Halafi; la Ubaidiana) que pronto recibió influencias semíticas, se establecieron allí alrededor del año 3500 antes de Cristo, los sumerios, pueblo no semítico, procedente de Asia Central. Ellos pronto llegaron dominar sobre los demás pueblos que encontraron en Mesopotamia meridional, y formaron la gran cultura de Sumeria. A sus especulaciones debemos aún la división del día en 24 horas y la del circulo en 360 grados; su religión, por estar imbuida de ideas astrológicas, dio nuevos impulsos al desarrollo de las matemáticas.

La cultura primitiva de Mesopotamia fue de aldeas; algunas adquirieron prosperidad, con lo que surgió la envidia interregional y comenzaron, durante esta fase neolítica, las guerras en gran escala, que se manifiestan por el hecho de que, según los hallazgos arqueológicos,

de pronto las aldeas aparecen circundadas de murallas. Los lideres militares que alcanzaron la victoria en tales empresas bélicas, regresaron a sus pequeñas ciudades con incrementado prestigio y fueron a menudo, durante los intervalos de paz, poderosos jueces. En esta combinación de general-juez podemos encontrar el comienzo de la figura del rey (desde aproximadamente 3000 a. C.) asistido por la nobleza y por los sacerdotes. La jerarquía militar, sin embargo, se fundía constantemente con la religiosa para tener éxito en la guerra era necesario contar con el favor de los dioses. En torno a los monarcas y a los sumos sacerdotes surgen palacios, templos y ciudades relativamente grandes, con sus ventajas y desventajas. La vida neolítica se vuelve complicada, y es desde este nuevo ambiente urbanizado que la humanidad comienza a recordar con melancolía la sencillez y libertad de la pasada "edad de oro".

La necesidad de organizar el riego, de construir canales y de limpiarlos a intervalos regulares, pronto dio lugar a una auténtica burocracia, con una creciente rama fiscal que, como consecuencia de las conquistas, a menudo se vio complicada con la administración de los tributos de los vencidos. Así, unos tres mil años antes de Cristo, cuando el neolítico cede a la época de bronce, encontramos en Mesopotamia varias ciudades-estado de los sumerios, centradas alrededor de templos y dominadas por los lugares que eran simultáneamente, sumo Sacerdote, juez y jefe militar. Uruk, Eridú y Lagash son famosos ejemplos de estos primeros estados sumerios, consistentes en una gran ciudad con su hinterland

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agrario. En los próximos siglos se manifiesta la guerra desde dos aspectos: las sostenidas contra los "extranjeros", como los semitas (babilonios y asirios, juntos llamados acadios), indoeuropeos (Hititas) o asiáticos (elamitas, casitas); y las que libran las ciudades sumerias entre sí. Varias veces algún rey de un estado-ciudad sumerio logró imponerse a sus vecinos y convertirse en Rey de los Reyes, o sea en “emperador". Así, v. gr, entre 2500 y 2360 a. C., Lagash pudo convertirse en capital de un imperio sumerio. Con frecuencia creciente, empero, partes de Mesopotamia son organizadas bajo el poder invasores, a menudo semíticos, como el famoso Sargón, alrededor de 2300, que desde el territorio de Akkad, en el norte de Mesopotamia, unificó esta región y extendió su poder hasta la India, Egipto y Etiopía; luego, después de un nuevo florecimiento sumerio bajo Ur-Nammu y sus descendientes, los elamitas - no semíticos- los amorreos (o sea los babilonios) semíticos, hacen lo mismo. Sin embargo, los conquistadores absorben la cultura Sumeria y conservan la lengua Sumeria para fines religiosos (Cf. la supervivencia del latín en la actualidad). Los babilonios (semitas) predominaron en Mesopotamia desde 1728 a. C.; llegaron al poder gracias al famoso Hamurabi (1728-1686 a. C.), autor de una obra legislativa a la que haremos referencia en las próximas páginas. Después, los casitas, tribu no semítica, del Irán, tuvieron la hegemonía en Mesopotamia entre 1530 y 1160 a. C.; luego predominaron desde el norte de Mesopotamia los crueles asirios, que tenían a Nínive como capital. Desde 539 a. C., después de un brillante regreso de los babilonios (ó25-539, con reyes como Nabucodonosor II, quien provoca el primer exilio de los israelitas), viene el régimen de los persas, benigno y humano en comparación con el despotismo de los asirios. El modo Occidental de enseñar la historia universal nos ha acostumbrado a identificarnos con los griegos y a ver en los persas a "los enemigos", actitud que a veces nos impide darnos cuenta de los altos méritos del tolerante despotismo ilustrado de los gobernantes Persas de la excelencia de su administración. Con su magna estructura estatal, los persas constituyen el brillante fin de la historia de las primeras grandes culturas del Medio Oriente.

El próximo gran sacudimiento de esta parte del mundo viene por parte de Alejandro Magno, en 331 a.C., tema al que haremos alusión en el capitulo II. Como hemos visto, la prosperidad originada por la presencia de los dos grandes ríos, la inteligencia de los sumerios y las favorables oportunidades para un comercio interregional, habían atraído hacia Mesopotamia frecuentes oleadas de invasores, desde Arabia, el norte, e Irán, y esta circunstancia, en combinación con la falta de límites naturales (como serian el mar o los desiertos), dio a la citada región una historia turbulenta, difícil de reconstruir. TEMA 4: EGIPTO.- Mucho más rectilínea resulta la historia de la segunda gran cuna de la cultura neolítica: Egipto, país cuyo nervio central es un río con una faja de tierra fértil a ambos lados y una delta, configuración geográfica debida a la terminación de la cuarta época glacial. La necesaria dominación del Nilo obligó a la coordinación de esfuerzos y a la planeación económica por parte de un estado central, burocráticamente organizado que, con altas y bajas, ha existido desde hace unos cuatro mil años antes de Cristo hasta la época actual. La primera época, 3400-2050 a. C., o sea la del Viejo Imperio (1 -11 dinastía), es la de las grandes pirámides; muestra un socialismo de estado comparable a la de los incas, con haciendas estatales puestas bajo la dirección central de un monarca hereditario, de origen divino, encarnación del "Dios Magno" (el halcón Horus) e hijo del Sol. Bajo la influencia de las necesidades de la burocracia y del culto se desarrollo, también aquí, la escritura que asimismo se transformó de pictográfica en fonética. Durante la última fase del Viejo Imperio, los señores feudales combaten, con éxito, el poder central del faraón. Este logra restablecer la unidad, alrededor de 2050, con lo que se inicia el Imperio Medio (2050-1600 a.C.) de la 12 a la 171 dinastía, con arquitectura (laberintos, templos), escultura (esfinges) y literatura notables. Entre perturbaciones internas e invasiones de los hicsos, termina el Imperio Medio. En 1580 un nuevo faraón enérgico expulsa a los hicsos y

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funda el Nuevo Imperio (184-241 dinastía) que dura hasta 715. Desde entonces, Egipto vive, total o parcialmente, bajo la dominación de extranjeros (abisinios, asirios, persas, Alejandro Magno, Tolomeo, romanos, bizantinos, árabes).

TEMA 5: China y la India; Creta.- Además de las culturas de Mesopotamia y de Egipto, debe mencionarse la cultura china, conocida con bastante detalle desde el comienzo de la dinastía Shang (1500 a.C.) y las antiguas culturas de la India, que han dejado claras huellas a partir de unos 3,000 años antes de Cristo y que caen, alrededor de .1500 a.C., bajo la dominación de ciertos invasores indogermánicos, arios, que importan allí la religión brahmánica (cuyos Vedas son los escritos religiosos más antiguos de la humanidad), y el sistema de castas. Las mencionadas cuatro culturas se formaron alrededor de los ríos. A ellas debe añadirse la primera gran cultura marítima, de Creta, que florece desde 2000 a.C., para ser destrozada en 1425 a.C., por los invasores indogermánicos, desde el continente europeo (o quizás por un terremoto anterior a esta invasión). Las invasiones arias.- En la historia de estas primeras grandes culturas humanas hubo un factor importante: las sucesivas olas de bárbaros que penetraron regularmente en las regiones ya civilizadas, desde el centro de Asia o el norte de Europa. Desde la nada, en forma repentina, solían presentarse frente al esplendor de las primeras grandes ciudades, para forzar su incorporación a la historia. A menudo, su éxito militar se debía a sus nuevas técnicas bélicas (así, los arios que invadieron el mundo semítico de Mesopotamia entre 1850 y 1700 a.C., llegaron con caballos domesticados y con armas de hierro, dos factores que les aseguraron varias victorias). una oleada aria, la de los hititas, después de causar grandes perturbaciones (poniendo en movimiento, por ejemplo, a aquellos hicsos que destrozaron el Imperio Medio de Egipto) se establecieron en Asia Menor, donde florecieron de 1600 a 1200. Otra invasión aria, la de los dorios, sembró pánico en Grecia alrededor de 1200; y los medos y persas establecieron en el Medio Oriente una gran civilización indogermánica, desde aproximadamente 700 a.C., hasta Alejandro Magno.

Durante el segundo milenio antes de Cristo, los arios también este Imperio se compone de una primera fase, que termina con los desórdenes de la época de Akehnaton y sus sucesores inmediatos, y una segunda fase que comienza por la reorganización del estado, por Haremhab (19 dinastía, 1350 a.C.)penetraron en Italia (umbríos, latinos, ilirios, etcétera y cuando, ya en plena fase histórica, el Imperio Romano de Occidente es, al fin, aniquilado por la presión desde el norte de Europa, por parte de los germanos que reclaman su derecho de entrar a la civilización mediterránea (476 d. C.), estamos en presencia de un último ejemplo de tales invasiones de "bárbaros" indogermánicos en civilizaciones ya formadas. Entre 1200 y 800 a. C., hubo un periodo de relativa tranquilidad (o de cansancio) en la política internacional del Medio Oriente, y es en estos siglos cuando surgen microculturas en territorios reducidos, no perturbadas excesivamente por colosales vecinos; todas ellas fueron absorbidas, finalmente, en grandes estructuras estatales posteriores, como la del Nuevo Imperio Asirio (873-612 y la del Nuevo Imperio Babilónico (625-539), la del Imperio Persa (559-330), Va de Alejandro Magno y sus sucesores (después de 330), y por último, la del Imperio Romano. Entre estas pequeñas culturas, tan importantes para el desarrollo de la civilización, es necesario mencionar a Israel, a los fenicios, a los frigios y a los lidios. TEMA 6: ISRAEL.- En cuanto a Israel, entre 1500 y 1250 se establecieron en la región respectiva varias tribus semitas, en parte inmigradas desde Egipto bajo Moisés (quizás un aristócrata egipcio).

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Desde 1200 se establecieron en la costa los filisteos, de manera que Israel, hasta aquel momento gobernado por jueces, tuvo que unificarse bajo un rey para hacer frente a la presión que aquellos que ejercían ("Palestina" es un nombre derivado de los filisteos, enemigos de los israelitas). Los reyes más importantes fueron Saúl (ungido por Samuel, el último juez), David y Salomón, entre 1010 y 926 a. C. Era la época del poder internacional de Israel, de grandes riquezas debidas al comercio y del embellecimiento de Jerusalén (el Templo). Salomón, empero, se dejó seducir por el éxito; tomó como modelo el despotismo ilustrado oriental y se apartó de la original democracia judía, que ya poco antes había sufrido un primer golpe cuando los jueces fueron sustituidos por un rey. Mientras que los gastos del palacio habían sido cubiertos, antes, por los ingresos de los dominios personales del soberano, Salomón instituyó impuestos. Por el descontento general, así provocado, se reparte su reino después de su muerte; en el sur hallamos Judea, con Jerusalén como capital, y en el norte Israel, que toma Samaria como capital. Por Ultimo, el norte es conquistado por los asirios; parte de la población es deportada y el resto se mezcla con extranjeros, convirtiéndose en “samaritanos" fuera de Israel .. Judá logró mantenerse mejor en los vaivenes de la política internacional; sin embargo, siempre existían allí numerosas perturbaciones internas, en parte debidas al conflicto entre los partidarios de Jehová y los de los otros dioses (Baal, etcétera), conflicto que se manifiesta, inter alia, en los siglos VIII y VII a. C., en la violenta actividad de exaltados profetas que tratan de disciplinar inclusive a los más poderosos de Israel, recordándoles en forma severa su pacto con Jehová. Finalmente, los babilonios conquistan Judá y destrozan Jerusalén, mandando a muchos de los "judíos" (de Judá, otro término para designarlos sería el de "hebreos") a Babilonia. Este "exilio Babilónico" (580-538), empero, no era exclusivamente una desgracia para los judíos: purificó sus instituciones religiosas y fortaleció su nacionalismo. La colonia judía en Babilonia se convirtió pronto en un centro de cultura y de prosperidad. Desde 539 Judá pertenece al Imperio Persa, que permite que los exiliados regresen desde Babilonia a Judá. Como no todos aceptaron esta proposición, se puede tomar el

"exilio Babilónico" como el principio de la famosa Diáspora (dispersión) de los judíos. Bajo el tolerante régimen persa florece en círculos judíos aquella típica mezcla de teología y derecho cuyo centro es la Sinagoga. En 332 los hebreos son conquistados por Alejandro Magno y después de la desintegración del imperio creado por éste, quedan bajo el dominio de sus sucesores, los seléucidas, logrando conquistar luego, mediante frecuentes rebeliones, un alto grado de autonomía. Desde 63 a. C. (Pompeyo) los judíos quedan en forma indirecta (como con Herodes el Grande, de 39 a 4 a.C.) o directa, bajo el poder romano. La fracasada rebelión de 66-70 d. c. motivó la destrucción de Jerusalén, y una nueva rebelión (133) dio por resultado que todos los judíos tuvieran que salir de esta región. El nuevo centro de su vida espiritual fue Jamnio; paralelamente se desarrolló una importante vida intelectual judía en Alejandría, donde hubo una colonia judía desde unos tres siglos a. C., y en Babilonia (restos del famoso "exilio Babilónico"). A este último centro se debe el Talmud Babilónico, importante complemento del Pentatéuco (o sea, de la Torah).

TEMA 7: Los fenicios. Frigia, Lidia.- En cuanto a los fenicios: cuando se derrumbó el imperio marítimo cretense (1425 a. C.), las estado-ciudades fenicias (cuyo principal representante fue Tiro) heredaron el comercio mediterráneo. Aproximadamente entre 1000 y 700 a. C., alcanzaban gran poder; luego fueron conquistados sucesivamente por los asirios, babilonios y persas. Su actividad fue importante, ya que pusieron en contacto las diversas invenciones civilizadas de diversas regiones del Mediterráneo y del Medio Oriente (sabido es, además, que en su alfabeto se encuentra el origen de las letras griegas que, a su vez, dieron luz a los alfabetos ruso y romano) - La presión de los asirios impulsó la colonización fenicia en el occidente del mediterráneo, lo que dio lugar a que varias ciudades españolas costeras sean de origen fenicio. Su fundación más importante fue Cartago, que domino el occidente del mediterráneo del siglo IX al III a. C., vencido. Finalmente, por su sucesor: Roma.

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Alrededor de 800 a.C. encontramos también un florecimiento temporal de Frigia y luego de Lidia, en la región actualmente ocupada por Turquía donde antes, entre 1600 y 1200, se había desarrollado el poder hitita. Frigia nos ha dejado "la gorra frigia”, símbolo de la religión de Mitra, que después -a causa de su absorción en el simbolismo masónico-- aparece ligada a la Revolución Francesa, y que ahora figura en nuestras monedas de veinte centavos. A los lidios debemos la idea de que mediante las monedas acuñadas podemos evitar la molestia de controlar perpetuamente el peso y la ley del metal que sirve de base para él sistema monetario. Unos siglos más tarde, estos pequeños y valiosos estados fueron otra vez absorbidos por los nuevos colosos políticos (renacimiento del poder de los asirios; luego, el imperio de los persas), siendo destrozados (como en el caso de las tribus eliminadas de Israel) o bien convertidos en satélites (como en el caso de Judea). Sólo las ciudades griegas lograron conservar su independencia (recuérdese la sorprendente victoria de Atenas sobre los persas, en Maratón), de manera que la cultura griega pudo desarrollarse con relativa autonomía, aunque nunca en un ambiente de seguridad, convirtiéndose en uno de los grandes factores de la cultura moderna Occidental. En cambio los Israelitas fueron absorbidos por los asirios y los persas; sus desgracias provocaron una reacción religiosa, intuitiva, que finalmente dio lugar a tres de las cinco grandes religiones modernas: al judaísmo, al mahometanismo y al cristianismo.

TEMA 8: Conexión del antiguo medio oriente con la historia occidental ulterior En los siglos alrededor del nacimiento de Cristo, Roma logra arrancar a Persia la parte oriental del Mediterráneo, adicionándole el Mediterráneo Occidental, formando así un gran imperio que reunía las orillas del Mare Nostrum, y elaborando durante esta hazaña nuevas ideas sobre política y derecho que, en unión con la filosofía griega y la religiosidad israelita, constituyen el fundamento de la cultura de aquella Europa que surge, finalmente, cuando los bárbaros del norte se fusionan con los vestigios

del Imperio Romano de Occidente, desintegrado por ellos en 476 d. C. Esta cultura europea Occidental se divulgará con posterioridad, durante el Renacimiento, por todo el planeta, como consecuencia del colonialismo, transformándose sobre todo en una cultura atlántica, basada en aquella herencia greco-romano-hebrea y combinada con las ciencias exactas modernas. Más tarde, Marx, de origen judío, típico producto antitético de la civilización burguesa Occidental, presentó un singular esquema para analizar el desarrollo humano, que llegó a mezclarse con la revolución social en un territorio marginado del resto de occidente: Rusia, causando un movimiento ideológico anticolonialista de gran trascendencia para la liberación de las naciones asiáticas y africanas colonizadas, que actualmente se encuentran en plena transformación. Es sorprendente ver con qué lentitud la historia universal se puso en movimiento hace unos 7,000 años y, en cambio, en nuestra época, cuántos cambios históricamente esenciales se presentan en el transcurso de una sola vida humana. Spengler, con su eterno pesimismo, dice al respecto que la piedra, rodando desde la montaña, da brincos cada vez más grandes y rápidos, al acercarse al abismo.

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