Historia+de+Las+Ideas+en+El+Peru+Contemporaneo

download Historia+de+Las+Ideas+en+El+Peru+Contemporaneo

of 98

Transcript of Historia+de+Las+Ideas+en+El+Peru+Contemporaneo

HISTORIA DE LAS IDEAS EN EL PERU CONTEMPORANEO

JAIME CERRON PALOMINO ROBERTO AGUIRRE PALOMINO

HUANCAYO 1988

PRESENTACION El Presente Texto de Autoaprendizaje: Historia de las Ideas en el Per Contemporneo rene en sus pginas los conceptos, ideas, pensamientos y proyectos divulgados por nuestros ensayistas, pensadores, eruditos y filsofos connacionales que, valindose de la obra literaria, la poesa, la prosa, el ensayo, el discurso, la disertacin o la reflexin filosfica plasmados en artculos, folletos y libros, han bocetado la fisonoma de nuestra realidad nacional, expresando sus pareceres en los mbitos de la Universidad Peruana, los crculos intelectuales, gremios, congresos y seminarios. Hubiese sido interesante tocar como cuestin previa el desenvolvimiento de las ideas en los perodos prerrepublicanos: incanato, virreinato y emancipacin. Pero las disposiciones administrativas nos constrien a sintetizar la produccin intelectual del perodo llamado independiente. Al trmino de la tarea debemos decir que no nos ha sido posible incluir por razones obvias a todos los filsofos, historiadores, socilogos, antroplogos, educadores, juristas y otros investigadores sociales. Estn ausentes, por ejemplo: los lingistas, arquelogos, economistas y cientficos naturales, porque aparte de ser escasos los trabajos en estos renglones, an no hay una adecuada sistematizacin de sus escuelas. Inclusive no estn todos los filsofos de talla sobresaliente como son: Mariano Iberico Rodrguez, Walter Pealoza Ramella, Luis Felipe Alarco, Honorio Delgado, porque se ha dado prioridad a quienes se han sumergido con vehemencia a la temtica social. Para tener una idea del desarrollo global de las corrientes de pensamientos en el mundo nos hemos premunido de obras de dimersin ecumnica como son Historia de la Ideas Polticas (1966 de V.S. Pokrovski; e Historia de las Ideas (1968) de Rodolfo Mondolfo; de trabajos de alcance latinoamericano, como los de: Historia de la Filosofa en Latinoamrica (1958) de Manfredo Kempffe Mercado: La Filosofa Actual en Amrica Latina (1976) de Arturo Ardao y otros; Las Ideas en Amrica Latina, publicada por Casa de las Amrica-Cuba recientemente en 1985. cuando a bibliografa nacional, hemos contado con: La Filosofa en el Per 1954 de Augusto Salazar Bondy; Historia de las Ideas en el Per Contemporneo, del mismo autor (1965, dos tomos); el artculo: 1880-1980: 100 Aos de filosofa en el Per (1978) de David Sobrerilla Alczar, y Las Ideas en el Per Contemporneo (1980) del mismo Sobrevilla. Indudablemente que para analizar la situacin del proletariado hemos recurrido a: El Movimiento Obrero en el Per 1900-1956 de Denis Sulmont (1975), para comprender el papel del campesinado, se ha consultado: Los Movimientos Campesinos en el Per 1879-1965 de Wilfredo Kapsoli (1977);

para entender el indigenismo, se ha tenido a la mano: El Pensamiento Indigenista (1981) de Jos Tamayo Herrera; para similar el desarrollo del socialismo peruano, se ha contado con: El Pensamiento Comunista (1982) de Alberto Flores Galindo; para penetrar en el pensamiento positivista y anarquista de Prada se ha acudido a: El pensamiento de Gonzles Prada (1975) de Hugo Garca Salvatecci; para informacin de los grmenes del APRA, se ha ledo: Formacin de las Haciendas Azucareras y Orgenes del APRA (1976) de Meter Klaren; para entrever el Gamonalismo, nos ha servido: Los Dueos del Per (1975) de Carlos Malpica; para averiguar la gnesis de la aristocracia y el civilismo, hemos bebido en las fuentes de: La Oligarqua Peruana: Historia de Tres Familias (1982) de Dennos L. Gilbert; para examinar las ideas de Maritegui, hemos hojeado: Jos Carlos Maritegui y su Pensamiento Revolucionario de Diego Messeguer Illn (1974); para pertrecharnos de la aparicin del imperialismo y otros fenmenos conexos, hemos recurrido a: El Ocaso del Poder Oligrquico (1977) de Henry Pease Garca. Amn de que resulta forzoso tener al frente las obras de dos insignes historiadores: Historia de la Repblica y Per: Problema y Posibilidad (1978) de Jorge Basadre, y Trabajos de Historia (1977) de Pablo Macera (4 tomos). Para el enfoque del pensamiento de cada uno de los idelogos considerados en el Texto, evidentemente hemos tenido que abreviar de la misma produccin bibliogrfica. Es as que ha sido inesquivable leer: Pginas Libres y Horas de Lucha de Gonzles Prada; Siete Ensayos de Interpretacin de la Realidad Peruana y La Escena Contempornea de Maritegui; El Antiimperialismo y el APRA y Treinta Aos de Aprismo de Haya de la Torre; Tempestad en los Andes y Ruta Cultura del Per de Valcrcel, etc., es decir, lo que hemos indicado en la Bibliografa General. Por esta vez hemos presentado el pensamiento de nuestros intelectuales, sealando para cada uno de ellos, en lo posible, su extraccin y posicin de clase. Pensamos que esto puede ser mejorado si los agrupamos de acuerdo a sus tendencias. Prometemos en un trabajo ulterior hacer ello.

LOS AUTORES.

LAS IDEAS Y LA IDEOLOGIA EN EL PERU

Ofrecer al lector la diversidad de doctrinas y corrientes de pensamiento que se han difundido en el perodo republicado de nuestra historia implica

necesariamente ingresar al plano de las ideas y definir lo que se entiende por ideologa. Resulta que las ideas, segn Federico Engels (1), obedecen a ciertos mviles, generados unas veces por objetos exteriores y otras por ambiciones personales, es decir, por factores subjetivos. Sin embargo, el descubrimiento de esos mviles no es lo fundamental. Hay necesidad de revelar los resortes que se mueven detrs de esos mviles, porque esos resolver, constituyen las fuerzas determinantes que hacen que los hombres acten histricamente. As pues todo aquello que circula en la cabeza de los hombres, son al final de cuentas, efecto de causas materiales, que son presentadas por pensadores o profesionales de la filosofa bajo un ropaje ideolgico e incluso fantstico. Ahora bien, el estudio de las ideas o teoras que recorren en el medio social, es de inters para todos nosotros, porque al encontrar una heterogeneidad de criterios en torno a problemas cardinales, como el progreso de una nacin o las causas de su atraso, la cultura acumulada por una lite frente a la abultada ignorancia de sectores marginados, la explotacin de la mano de obra y la discusin acerca de las formas de abolirla, suscita obligadamente explicaciones divergentes que nos desconciertan cuando observamos que ciertas ideas plausibles son desplazadas por decisiones no siempre justificadas. Son pues ilustrativas las frases de Marx y Engels (2) cuando al analizar estos casos, sealan que las ideas de quienes carecen de los medios materiales y espirituales para producir, se someten a las ideas de la clase que tiene a su disposicin los medios para produccin material, por ende, espiritual. As las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada poca. La ideologa que, segn el filsofo francs Antonine Destutt de Tracy (17541836) es la ciencia de las ideas o segn los italianos Gallupi y Rosmini el estudio de las ideas esenciales en el ser humano, para Marx no es otra cosa que el enmascaramiento de la realidad econmica por las clases dominantes. Ya Maquiavelo (1469-1527), en el Siglo XVI, haba advertido que muchas veces no se daba la coincidencia entre la realidad poltica y las ideas vertidas acerca de esa realidad poltica. Ms tarde, Hegel (1770-1831), distingue entre: conciencia desgarrada y conciencia desdichada para indicar que la conciencia en su desarrollo histrico, sufre este disloque. Precisamente por ello, aos despus, Nietzsche (1844-1900) y Sorel (1847-1922) dirigirn sus esfuerzos a desenmascarar ideologas. La polmica de si la ideologa constituye o no una ciencia, fue dilucidada tambin por Wilfredo Pareto (1848-1923), para quien la ideologa es una teora no cientfica, puesto que no describe objetivamente la realidad social, desde que apenas es un conjunto de normas encaminadas a la accin. Empero, corresponde Kark Manheimn habernos aclarado que las ideologas pueden en unos casos ocultar y en otros revelar la realidad social, aunque es sabido que en el caso de los pensadores al servicio de las clases dominantes, lo nico que

hacen es oscurecer la realidad. Quiz por ello, Sastre (1905-1980) denomina idelogos a los filsofos no creadores, porque se limitan a explorar y explotar lo descubierto por pensadores autnticos. Para Jean Pal no es difcil descubrir quien es filsofo y quin idelogo. Por ejemplo, el existencialismo no pasa de ser una ideologa; en cambio, el marxismo es filosofa, porque encierra ya no la sola especulacin, sino la exigencia de una praxis comprometedora. El debate de si es posible o no que brote de nuestro propio suelo una filosofa propia para resolver problemas especficamente latinoamericanos o exclusivamente peruanos ha dividido a nuestros pensadores en dos vertientes. La primera, sostenida entre otros por Augusto Salazar Bondy (3), para quienes por el estado de subdesarrollo y atraso en que viven las comunidades indohispanas no es posible elaborar una filosofa genuina propiamente americana, pero que ser posible hacerla, una vez que se rompa la dominacin; entre tanto lo que toca al Per o cualquier otra repblica latinoamericana es adoptar un istmo europeo, es decir, pensar en tierra americana con los ojos puestos en Europa. La otra tendencia, formulada principalmente por Csar Guardia Mayorga (4), para quien, tomando las ideas troncales del materialismo histrico, concluyen que la filosofa no puede tener una etiqueta nacional o continental porque aspira a descubrir leyes de carcter universal, vlidas para el conjunto de la realidad objetiva, en su propsito cada vez ms creciente de acercarse a la verdad. En efecto, lo expuesto por Guardia, es cierto, porque las tesis atomsticas dadas por Demcrito en la Grecia antigua o la teora heliocntrica sustentada por el polaco Coprnico no han sido aprobadas slo por la hlade esclavista o por la Polonia de los tiempos modernos. El rgimen de castas aplicado diestramente por los esclavizadotes de Egipto y la India no han servido slo para Oriente, han sido tambin puestas en prctica por los peninsulares en la superficie americana y defendido ardorosamente hasta muy entrada la repblica tanto por Bartolom Herrera como por Destua, Riva Agero, Belande y Garca Caldern. Si la humanidad que an vive oprimida en gran parte del globo anhela lograr la liberacin de las condiciones desfavorables en que se desenvuelve, lo interesante no es conseguir que la filosofa sea inditamente peruana o americana. Lo que importa es interrogarse a quin sirve la filosofa o en su defecto la ideologa. En este sentido, por la misma bifurcacin abismal subsistente entre las clases sociales en nuestro pas, lo inmediato es discutir qu ideologas estuvieron y estn todava al servicio de los opresores y cules en cambio, se han preocupado por alcanzar superiores condiciones de vida. Es bajo esta ptica que el presente trabajo. Ofrece el pensamiento de nuestros estudiosos connacionales, divididos atendiendo a su extraccin, situacin y posicin de clase en tres segmentos. I. EL PENSAMIENTO ARISTOCRATICO-FEUDAL PRO-IMPERIALISTA.

III.

II. EL PENSAMIENTO PEQUEO-BURGUES PRO-IMPERIALISTA. EL PENSAMIENTO SOCIALISTA E INTERNACIONALISTA PROLETARIO. La ideologa aristocrtico-feudal pro-imperialista tienen como exegeta en una primera instancia al clrigo y fogoso orador Bartolom Herrera Rodrguez (5) quien se opone tenazmente a la intrusin de las ideas precapitalistas formuladas por Benito Laso, los hermanos Glvez y otros. En una segunda instancia, la ideologa ser asumida por los eruditos del Civilismo, que despus de mostrar una fugaz simpata por el positivismo, recalarn en los diversos matices del pensamiento espiritualista. Intrpretes de esta fase vienen a ser: Javier Prado Ugarteche, emparentado al linaje de los Prado; Joaqun Capelo, proveniente de la mesocracia; Manuel Vicente Villarn, vinculado a los crculos oligrquicos; pero quienes abogarn vehementemente por alargar el espritu virreinal sern: Alejandro O. Deustua, gonfalonero de la vieja mentalidad aristocrtica; Vctor Andrs Belande que en todo momento reflej su culto nostlfico de lo virreinal; Jos de la Riva Agero, de aliento colonialista, consertador y tradicionalista; Francisco Garca Caldern, de nimo ms bien hispano que peruano. Un tercer momento constituye el ideario difundido desde fines de la segunda guerra mundial por Mariano Iberico Rodrguez, Carlos Cuelto Fernandini, Alberto Wagner de Reyna, Honorio Delgado, Luis Felipe Alarco, Walter Pealoza Ramella, Francisco Mir Quesada y otros, que preferirn guarecerse en los ridos territorios de la Filosofa Analtica, la Epistemologa, el Neopositivismo, la Lgica Lingstica y el Neorrealismo para gestar un conjunto de trabajos que eluden la discusin de temas sociales de palpitante inters nacional y ecumnico, optando por oscurecer el horizonte de visibilidad de las clases a quienes corresponde el futuro, al remitirse exclusivamente a la preocupacin rigurosa de la verificabilidad de las proposiciones, al anlisis de los conceptos, desde una operacin lgica, que no admite porque as lo impide la Fenomenologa el cotejo con lo que sucede empricamente y objetivamente. Estos filsofos, por otro lado, estn imposibilitados para proponer ideologas favorables a la liberacin de la clase obrera, del campesinado y de los sectores pequeoburgueses, porque en su afn de mantener su propia heredad transmitida desde la colonia o como defensores de quienes ostentan esos privilegios, han ensamblado sus intereses con los del imperialismo, socio que no permite el desarrollo de una industria nacional autnoma a los pregoneros de un pretendido sistema burgus nativo. En su ansia de enmascarar la realidad, apelan a tesis de la trasnochada escuela humanista para paliar segn palabras de Marx (6)- en todo lo posible, las contradicciones de clase. Si bien deploran las penalidades del proletariado y campesinado, as como el desmedido lucro amasado de los burgueses, se concretan a aconsejar a los obreros a ser sobrios, producir ms y tener pocos hijos. La ideologa pequeo-burguesa pro-imperialista, se ha manifestado a travs de diversos rostros: por el canal del indigenismo, por la va del anarquismo y anarco-sindicalismo; a travs del aprismo, por el camino del socialismo de

Luciano Castillo, del Social-progresismo de Augusto y Sebastin Salazar Bondy, y de otras ideologas de corte reformista y populista. Sus principios fueron vertidos a travs del ensayo, la poesa, la novela y la literatura en general. En los indigenistas expres el deseo de ver libres de las amarras del gamonalismo, al aborigen productor de la sierra. Unos como Clorinda Matto de Turner, asumieron una postura paternalista, dotada de moralismo y resignacin cristiana o como Narciso Arstegui que solicitaba un piadoso trato para con el indio. Otros como Luis E. Valcrcel, sern esos baluartes de todo lo producto en el perodo prehispnico, descollarn de los incas el nivel de la infraestructura generada a lo largo del Tawantinsuyo y demandarn la preservacin de lo nativo, en su folklore, idioma, arte y medicina natural. Para Valcrcel y los de la Asociacin Pro-Indgena los antiguos habitantes del Per crearon una civilizacin igual o mejor que las cultura occidentales, de ah que velaban contra su mixtificacin, cuidaron que no se depredaran las fortalezas. Un tercer grupo de indigenistas constituido por Jos Uriel Garca e Hildebrando Castro Pozo, reconociendo la imposibilidad del retorno a un modo de vida tawantinsuyano, empezarn a dar sugerencia para transitar a sistemas superiores al capitalismo, aprovechando el espritu solidario y fraterno de los Ayllus, para arribar, por ejemplo, a formas cooperativas o socialistas de produccin. En la misma vertiente se hallar Jos Antonio Encinas, que desde el plano jurdico y en tono ms sincero que Manuel Vicente Villarn, alentar una l legislacin tutelar a favor de los indios. Por esos mismos aos, Luciano Castillo, fundar el Partido Socialista de matiz populista y nacionalista para diferenciarse del Partido Comunista. Con ms agitacin y beligerancia que los indigenistas se presentar en la escena peruana el movimiento anarquista, anarcosindicalista, animado por obreros grficos, panaderos, textiles, portuarios y de otros oficios que tuvieron como conductores a Manuel y Delfn Lvano, Carlos Barba, Carlos del Barzo, Florencio Aliaga, Luis Felipe Grillo, Abraham Gomero, Romilio Quesada y otros. El esfuerzo y sacrificio demostrados por estos trabajadores conquistar para el Per despus de memorables luchas la Jornada de 8 horas, accin que marca una etapa importante en la formacin del movimiento proletario urbano, y que seguidamente permitir movilizar a las masas en pro del abaratamiento de la subsistencias. En estas hazaas intervino como gua y animador el ensayista Manuel Gonzles Prada. Pero la proeza pequeo-burguesa ms encandilada se registra en 1928, cuando Haya de la Torre decide fundar el Pardido Nacionalista Libertador Peruano, al modo de Kou Min Tang chino o el partido laboralista ingles, que ms tarde se conocer como PAP (Partido Aprista Peruano). El desarrollo de esta agrupacin poltica es la ms conocida en los medios sindicales, universitarios, profesionales, polticos y acadmicos, por cuanto abraza seis dcadas de existencia pletrica en sus primeros aos de acciones heroicas, con secuelas de exilio, muertes, cruentas represiones; pero al mismo tiempo, en la otra cara de la medalla, nos mostrar la faz de sus veleidades y

claudicacin de sus primigenios principios, primeramente con su acercamiento a los plutcratas de la repblica oligrquica suprstite y luego su entendimiento con el imperialismo norteamericano. De all el carcter proimperialista de este movimiento, que gener en sus propias filas un descontento radical, determinando que parte de sus jvenes en ms de una vez intentaran retomar los originales postulados o decidieran como Luis de la Puente Uceda a levantarse en armas. Desde el punto de vista del materialismo histrico lo acontecido con el partido aprista no es un fenmeno singular. Es el curso ms o menos regular que le depara a todo partido pequeo-burgus, no pudiendo acentuarse su radicalizacin frente al imperialismo, lo que le quedaba era insertarse dentro del radio de los intereses del capitalismo monoplico. Con los desencantados del partido aprista, aparecieron nuevas agrupaciones como Accin Popular, Democracia Cristiana y otros de corte reformista. Pero otro punto interesante que marca nuevamente la frustracin pequeoburguesa, lo constituye la formacin del Movimiento Social Progresista, organizado por Augusto y Sebastin Salazar Bondy, Jos Matos Mar, Germn Tito Gutierrez, Alberto Ruiz Eldredge y otros intelectuales dedicados a la investigacin social histrica y econmica. Fue forjado en 1956 y postul a las elecciones de 1962, pero dado el impacto de la revolucin china y cubana, no tuvo mayor acogida y termin desintegrndose. Su ambivalencia frente al imperialismo y las transnacionales y su programa aparentemente neutro, lo convertan en los hechos, en sustentadores del rgimen imperante y del establishment. Termina el texto con la inclusin obligada del pensamiento socialista e internacionalista proletario, inspirado por Jos Carlos Maritegui, para quien las penurias existentes en el pas slo sern superadas a travs de una legtima lucha antiimperialista y antifeudal, para avizorar lo cual hay que tomar la ideologa universal del pensamiento marxista, asumiendo posiciones de clase y de partido, sin olvidar la postura nacionalista en oposicin al imperialismo. En esta misma direccin difunden a sus ideas una plyade de historiadores como Pablo Macera, socilogos como Julio Gotler, arquelogos como Guillermo Lumbreras, economistas como Ernesto Yepes del Castillo y filsofos como Csar Augusto Guardia Mayorga y Jos W. Lora Cam, para citar sinpticamente.

LA IDEOLOGIA ARISTOCRATICO-FEUDAL PRO-IMPERIALISTA Denominados ideologa aristocrtica-feudal pro-imperialista, al conjunto de la produccin terica, preparada y trasmitida por los intelectuales orgnicos de las clases dominantes del pas, a travs de sus dogmas, ensayos y planteamientos, en su afn de dilatar los privilegios que sus castas haban alcanzado en el perodo virreinal, propsito que al entronizarse el imperialismo, ser objeto de mixtificacin y yuxtaposicin de intereses, para extender el aliento y la accin de un sistema econmico y social que no permitir el desarrollo de un capitalismo independiente; muy al contrario, fomentar la reafirmacin de un rgimen semifeudal y semicolonial. En efecto, producido en 1821, el rompimiento de la dominacin que Espaa ejerci sobre nuestro territorio, sin la asuncin al poder de una moderna clase que fuera capaz de promover condiciones para la instauracin de un superior modo de produccin, el espritu y la praxis de un servilismo y fidelidad obsecuente con la corona por parte de los criollos, no se har esperar. Un nuevo reacomodo de los distintos sectores sociales habr de manifestarse. Es as que gamonales serranos, rentistas urbanos, capas de comerciantes, clrigos de diferentes rdenes, profesionales liberales, artesanos y caudillos militares se aunarn para reproducir y prolongar las tradicionales relaciones de produccin servil que presidieron el coloniaje. Hace poco, un estudio realizado por Dennos Gilbert (7) ha demostrado que gran parte de nuestro pas se haba reducido a enclaves semifeudales, en los cuales grandes terratenientes ampliaban sus imperios a expensas de las tierras comunales de los indgenas,

los mercaderes extranjeros asumieron la actividad comercial de importacin y exportacin en las dcadas de 1830 y 1840, la poltica nacional pas a un estado de caos, permitiendo que los jefes castrenses desafiaran y desplazaran continuamente a los gobiernos instituidos en Lima. Esta situacin continu sin modificaciones hasta la era conocida por los historiadores como la Epoca del Guano (1840-1879). Al interior de la sierra y a lo largo de las haciendas, el gamonalismo que, segn Manuel Burga y Alberto Flores Galindo (8), se haba convertido en un poder local con fuerzas cuasi-militares propias de un seoro feudal de parroquia, prosegua cultivando un despotismo despiadado en contra de los siervos y usurpando tierras no obstante de que el latifundio, por su psima administracin tcnica le deparara slo escasa productividad, baja rentabilidad y lo que es peor, gran derroche de fuerza de trabajo. En el otro extremo, el Estado, segn las palabras de Jorge Basadre (9), estar asechado constantemente por las ambiciones militares que observando el vaco social que haban dejado los aristcratas peninsulares y sus acliltos al abandonar nuestros suelos en el tramo de la emancipacin, encontrarn la oportunidad propicia para tcitamente adjudicarse la administracin gubernamental por casi todo el siglo XIX. Era pues prcticamente la institucin mejor articulada que emple coyunturalmente su prestigio alcanzado en las guerras de la independencia. Dado que el rgimen econmico-social dominante del coloniaje no fue sustantivamente alterado, resulta iluso pensar que personas faltos de talento empresarial, con una larga costumbre formada slo para llevar un estilo de vida opulento inspirado en los modelos europeos, pudieran dar inicio a un florecimiento industrial. Al contrario, la poca del guano no nos dio empresarios y su influencia en el desarrollo econmico en general fue negativa, ya que la alternancia que se registr entre civiles y militares en cuanto al control del aparato estatal, lamentablemente derroch la caja fiscal en la remuneracin a las abultadas filas del Ejrcito y la burocracia, en la consolidacin de la deuda nacional, en la compensacin a los hacendados por la manumisin de los esclavos negros, en la construccin de ferrocarriles. Mientras esto ocurra a nivel del usufructo de la administracin central, el sector privado se satisfaca con una profusa importacin de artculos de lujo. Haba pues en las urbes una ausencia completa de manufacturas y fbricas, en tanto que en la sierra el latifundio no explotaba la tierra en todas sus reas, los artculos de panllevar tenan que ser solicitados a Chile y Ecuador. En una palabra, quienes gobernaron en la poca del guano no instalaron ninguna infraestructura que posibilitara el crecimiento econmico. Siendo esta la fisonoma real de nuestra nacin en lo estructural, es obvio concluir que en la esfera de la superestructura, no asomara tampoco cambios fundamentales. Si bien, a imitacin de Europa, a travs de sus discursos

jacobinos algunos liberales se desvivan en el Congreso Constituyente para darnos una legislacin de corte democrtico-burgus, al final slo conseguirn en las asambleas triunfos formales. Ello explica por qu a pesar de los esfuerzos demostrados por Benito Laso, los hermanos Glvez y otros tribunos, para derrotar a las fuerzas conservadoras nucleadas tras el verbo y la estrategia de Bartolom Herrera, no lograrn posibilitar un modo de produccin burgus. Es verdad que en 1871, a decir de Ernesto Yepes del Castillo (10), cerca de catorce mil personas, compuestas por burgueses incipientes, profesionales liberales, artesanos e incluso operarios de todo gnero, fueron movilizados en Lima con el propsito de contrarrestar el auge del inconstitucionalismo castrense. Este movimiento liderado pro Manuel Pardo, descendiente de la aristocracia de sangre, talento y dinero, suscit la formacin del Partido Civil como anttesis de la arbitrariedad militar, con la expectativa de ingresar de lleno a la formacin de una poltica precapitalista de produccin. Para ello, ideolgicamente se sirvieron de los fundamentos de la filosofa positivista, que deparaba para la mentalidad burguesa todo un futuro provisor. El civilismo que inicialmente, en 1872, asumiera el poder con Pardo y luego de interrupciones volviera a dirigir, logr despus del enfrentamiento con Chile, entre 1899 a 1912, controlar la maquinaria del Estado a travs de los regmenes de Lpez de Romaa, Manuel Candamo, Jos Pardo y Augusto B. Legua. En todo este trecho difundi en los crculos elitistas y en las aulas de San Marcos la ideologa de la burguesa triunfante de Francia, por intermedio de Javier Prado Ugarteche, Jorge Polar, Alejandro Maguia, Clemente Palma, Carlos Listn, Joaqun Capelo, Carlos Wiesse, Mariano H. Cornejo. Manuel Vicente Villarn y otros juristas, pero usando cmo conductores ideolgicos no a Comte, que fue declaradamente anticlerical, sino a Spencer, Fouille, Boutrox y Eucken, que predicaban slo un positivismo idealista, dejando a la religin la explicacin del dominio de lo incognoscible. La actitud pusilnime de estos pensadores respondi a su extraccin y situacin de clase, pues muchos de ellos provenan de una aristocracia rentista ligada en alguna forma a la propiedad terrateniente, de ah que no propagaron con el suficiente entusiasmo que el momento requera y ms bien retornaron a la ideologa que su lite ejercitaba desde la colonia. Por ello, no sern consecuentes con el impulso positivista y una vez instalado el imperialismo en nuestro suelo unos se apearn al pragmatismo norteamericano como lo hicieron Joaqun Capelo y Manuel Vicente Villarn, y otros, como Javier Prado Ugarteche, retornarn por sus convicciones msticas y de clase, a la ideologa clerical-feudal.

El civilismo no pudo, en consecuencia, hallar el despegue que haban planificado sus programadores. La clase rentistas nucleada a travs de las riquezas del guano se dedic a la especulacin de valores y la propiedad urbana; si bien se emprendi con la poltica de construccin de ferrocarriles, esta decisin implic el progresivo endeudamiento y a la postre, sirvi mas bien de infraestructura para los enclaves imperialistas. Esto explica tambin por qu consumada la guerra con el pas del Sur, quedamos en la bancarrota econmica. La solitaria voz de protesta lanzada por Gonzales Prada no tendr mayor resonancia en las esferas gubernamentales por encontrarse en ellas encaramados, prominentes miembros del gamonalismo andino, rentistas y consignatarios del guano y otros profesionales liberales al servicio de las castas oligrquicas. As es pues como en el plano ideolgico, la intelectualidad oficial ensayar tmidamente la circulacin del positivismo, pero dado que el compromiso de las castas latifundistas como el clero estaba fuertemente imbricado, los propios propagandistas de la filosofa burguesa de Comte excepto Gonzles Prada regresarn a los dominios del espiritualismo, que esta vez se remozaba con las tesis de Bergson y Klages y lo que es peor, algunos de ellos, anclarn en las playas del fascismo. Tal es lo que ocurre con nuestros pensadores como Alejandro O. Destua, Vctor Andrs Belande, Francisco Garca Caldern y Jos de la Riva Agero, cuyos ensayos as como los de los positivistas peruanos exponemos en las siguientes pginas. Sin embargo, es interesante hacer notar que el positivismo le servir a la clase terrateniente-oligrquico slo para frenar los mpetus de los sectores mesocrticos que pugnaban por arrebatarles formulando un serio programa reivindicativo. Capeado el temporal, la oligarqua optar por el fcil expediente de aliarse con el poder imperialista, el cual se instalaba en los enclaves mineros, petroleros, azucareros, laneros y arroceros. Esta coyunda, de hecho impedir que se lleve adelante la revolucin democrtico burguesa y por consiguiente, el nacimiento de una industria nacional autnoma. Desprestigiadas las cartas del civilismo y el facismo, por el incontenible avance de la propaganda socialista bolchevique, los crculos dominantes elegirn esta vez las corrientes irracionalistas que tambin llegaban de ultramar. As el como, por conducto de Walter Pealoza se difundir el neokantismo; por accin de Carlos Cuelo Fernandini y Nelly Festn se divulgar la Fenomenologa; por intermediacin de Alberto Wagner de Reyna y Vctor Li Carrillo, llegar el Existencialismo; por la iniciativa de Honorio Delgado y Luis Felipe Alarco se volver a hablar del Idealismo Objetivo; por intervencin de Augusto Salazar Bondy y Arsenio Guzmn Jonquera se pregonar la Filosofa Analtica; con la participacin de Leopoldo Chippo se reeditar el voluntarismo; a travs de Antonio Pea Cabrera, Antonio Pinilla y Mario Alzadora, se retornar al tomismo; y por su inclinacin a la Matemtica, Francisco Mir Quesada traer

la Epistemologa y la Lgica Moderna, aunque este ltimo, en su afn de diferenciarse de los anteriores, argir ser un ateista nostlgico y luego de haber intentado vanamente darle contenido ideolgico al Partido Accin Popular, nos entregar en 1969 la tesis de una nueva ideologa humanista que dice no haberse ensayado an en ninguna parte del mundo y que sin embargo afirma Mir Quesada - es superior al marxismo.

BARTOLOME HERRERA (1808 1864)

La postura que en el orden de las ideas asumi el telogo, filsofo, orador, parlamentario y jurista don Bartolom Herrera Vlez, al amanecer nuestra sociedad hacia el perodo republicano, ha sido la de un tpico conservador o como bien dice Jorge Basadre (11) un hombre de extrema derecha y de vocacin autoritaria. La situacin coyuntural que lo colocara como Rector del Real Convictorio de San Carlos, sirvi a Herrera, para que difundiese ideas de orden absolutista y desptico, pertinentes a una retrasada tesis iluminista, adverso a un tratamiento democrtico o liberal, como hubiese sido el anhelo de las fuerzas progresistas, encarnadas por entonces por tribunos como Benito Laso, Javier Maritegui, Vigil o Pedro Glvez Egsquiza. El epteto que el endilgara Guillermo Legua de reaccionario y restaurador encaja plenamente con la conducta y praxis poltica de este presbtero, para quien la idea de soberana popular preconizada en Europa desde Rousseau, constitua una generosa y extrema facultad, si se tiene en cuenta que los nativos de esta parte del continente, no eran sino una suma de individuos de corta edad y condicin, sin capacidad para hacer vida democrtica ni para ejercer actos delicados de legislacin, privilegio ste que ms bien estaba reservado para aristocracia de la inteligencia. Como reflejo del como en que Herrera impregn en las aulas del Convictorio su pensamiento, es conocido como sectario, elitista, dogmtico y portador de una ideologa feudal. En la oportunidad que tuvo para dirigirse a la ciudadana en un sermn del aniversario patrio de 1846, seal que si los hombres eran libres, lo eran porque s lo permita Dios, pero que esa libertad concedida por la divina providencia tena como condicin sine qua non la obediencia incontestable a las autoridades constituidas.

Reproduciendo la concepcin esclavista del rgimen de castas, deca que en una sociedad jerarquizada, los intelectuales, por lo comn, eran poseyentes tanto de la sabidura como de la propiedad, en tanto que los trabajadores slo lo eran de sus manos y sus pies. En el Congreso Constituyente de 1860, Herrera que ofici de presidente, recibi de Laso e incluso de uno de sus discpulos como Pedro Glvez Egsquiza la ms acerada crtica por su conservadurismo, pues los liberales de entonces se afirmaron en sus posiciones formalmente. Aquella vez, stos combatieron a la reaccin sirvindose de los argumentos de la filosofa empirista de Bacon y Locke y de las tesis racionalistas de Descartes y Leibnitz. El derechismo de Herrera lleg a tal extremo que cuestion tenazmente el derecho de voto de los indgenas y analfabetos, es decir, el sufragio universal. Esto responda, por otro lado, a su nocin providencialista de la historia, ya que el telogo estimaba que, as como una grey incsica haba civilizado a los aborgenes del imperio por mandato divino, tambin Espaa haba sido encomendada para civilizar a los indgenas de Amrica y si bien por la influencia jacobina de los independentistas haba logrado su liberacin, incluso esa gracia se la deban al Hacedor.

BENITO LASO (1783 1862)

La participacin de Benito Laso como un idelogo que se enfrent a las posturas antihistricas de la derecha peruana, si hicieron palmarias en la oportunidad en que contrapuso al telogo don Bartolom Herrera. Laso haba manifestado sus inclinaciones reivindicativas a favor de los oprimidos de nuestro pas, desde el instante en que por un lado Pumacahua y por otro Zela, insurgieron en la arena histrica encabezando levantamientos all pro el ao 1814, acciones por las que incluso ser confinado y desterrado. En 1819, ante la inexistencia de una clase social decidida a reemplazar a los peninsulares, Laso har esfuerzos para llamar a San Martn y preparar la

cruzada libertadora. vehementemente.

Despus

se

unir

a

Bolivar

y

lo

reforzar

Coronado el deseo de expulsin de los dominadores, Laso, conocedor de la realidad peruana y que se autodenominaba incorruptible como Robespierre y que segua defendiendo acaloradamente sus ideas en el Correo del Per, participar en la actividad poltica, siendo designado en 1826, representante por Puno, ocasin que le servir para sustentar sus ideas liberales, oponindose el jurista conservador. En esa aventura, estar secundado por Javier Maritegui y Vigil, y despus ser reemplazado por los propios discpulos de Herrera: Pedro y Jos Glvez Egsquiza. El comentario dado por Basadre en Per: Problema y Posibilidad (12) es elocuente al respecto: La aparicin de Herrera marca una reaccin liberal que tiene tres importantes manifestaciones iniciales: la polmica de Laso con Herrera, las discusiones parlamentarias entre Pedro Glvez y Herrera y la rivalidad Guadalupe San Carlos. Laso, fundador de la independencia, antiguo defensor del autoritarismo poltico, que no haba actuado a travs de una trayectoria nica, vuelto a su credo liberal al ocupar un sitial en la Corte Suprema, objeto a Herrera sus ideas sobre la soberana expuestas por ste resuelta y dialcticamente en el famoso sermn de 28 de julio de 1846 y defiende el dogma de la soberana del pueblo. Pedro Glvez ha sido el mejor discpulo de Herrera en San Carlos y la hace el mejor homenaje como tal: el homenaje de la discrepancia doctrinaria y sus duelos oratorios culminan en el debate sobre el sufragio de los indgenas en 1849. De otro lado, Guadalupe fundado para dar instruccin elemental a los hijos de don Domingo Elas va creciendo en importancia, se convierte en foco de enseanza superior bajo el rectorado de Sebastin Lorente y de Pedro y Jos Glvez y entra en rivalidad con San Carlos: ella no est en las materias mismas sino en los Principios filosficos y polticos. San Carlos - ya lo ha dicho Jorge Guillermo Legua encarna el sentido del orden, Guadalupe el de la libertad. San Carlos, el espritu aristocrtico o mejor dicho aristrquico; Guadalupe el espritu democrtico. San Carlos la doctrina de la soberana de la inteligencia; Guadalupe la doctrina de la soberana del pueblo.

ALEJANDRO O. DEUSTUA (1849 1845)

Extraccin y posicin de clase. A decir de David Sobrevilla, el filsofo Alejandro Octavio Destua Escorza, procede de las canteras de la clase media provinciana de Huancayo. Pero que tras su incorporacin en el estamento profesional sanmarquino abandona su primigenia condicin, para tornarse en encendido defensor de los intereses de la oligarqua peruana. En el punto ms lgido de sus elucubraciones lleg a plantear posiciones que bordean en el genocidio o exterminio de la raza aborigen. Como intelectual tradicional, justific la hegemona de la clase dominante y asumi en todo instante una actitud reaccionaria y profeudal. Su pensamiento. Como todos los idelogos del civilismo, Destua empez recogiendo las premisas del positivismo europeo, pero la ocasin que tuvo de viajar a Francia en 1898 en circunstancias en que en el viejo mundo se suscitaba un acalorado debate entre el positivismo y el vitalismo, desconcert a nuestro connacional, al punto que gir definitivamente hacia el espiritualismo. Formado ntegramente con una visin fornea de la cultura, en ningn instante examin Destua las verdaderas races de la peruanidad y por el contrario, sintindose incorporado a los crculos dominantes de la metrpoli se convirti en el abanderado del antipositivismo en el Per.

Posedo del pensamiento de Kant y Krause y de los idealistas objetivos Shelling, Hegel y Scheler, as como del voluntarismo de Nietzsche, emprendi sus reflexiones filosficas fundamentalmente en torno a la esttica, la tica y la axiologa en general.

Sus trabajos referentes a la Filosofa del Arte: Esttica General (1923), Esttica Aplicada (1929), y otras concomitantes lo llevan a concluir que la experiencia esttica presenta tres momentos: en el primero se establece el contacto entre el sujeto y el objeto bello, desarrollndose una fuerza expansiva del sujeto y una fuerza atractiva del objeto hasta producirse un lazo interno de simpata y satisfaccin. En el segundo instante se produce la emocin esttica en s, en la que la conciencia experimenta un goce puro y sereno, libre de toda coaccin. En la ltima fase, que es el ms alto nivel de la vivencia esttica se llega a configurar y objetivar la belleza vivida subjetivamente. Es el rato en que el artista dotado de aptitud siente la necesidad de crear la obra de arte. De donde concluye que la vida esttica es la ms alta forma de la espiritualidad. La temtica de la Filosofa Moral es abordada por Destua en su trabajo: Sistema de Moral (1938), publicado en dos tomos. All trata del problema de la libertad, porque segn el pensador, es la meta de la moralidad pues es la clave del fenmeno esttico y el motor de la conducta moral. Es una energa creadora, una fuente inagotable de accin, un factor de expansividad, de enriquecimiento del ser. La esencia del espritu no es pues sino La Libertad. En su obra: Las ideas de orden y libertad en el pensamiento humano (1919), Destua nos ensea que la idea de orden representa el momento de reposo y la Idea de libertad el momento de la actividad. Por libertad entiende el filosofo una actividad creadora, el cambio, el orden es la misma libertad pero convertida en una estructura rgida. Ambos son necesarios porque sin libertad no hay dinamismo y sin orden no hay libertad. Tocando los predios de la Axiologa, Destua dice que el valor es el producto de la libertad interior, es la libertad, la nica categora primitiva irreductible coexistente del espritu. El espritu es creador de ideales y de fines. Los valores no pueden ser aprehendidos por medio de la representacin o de cualquier otra operacin sensorial. Slo puede captarse por la intuicin. Son valores plenos los lgicos, ticos y estticos; no as los econmicos, jurdicos, polticos y religiosos. El espritu est supeditado a la naturaleza cuando estamos frente al que hacer econmico. En este caso, el hombre est sujeto a las relaciones mecnicas que gobierna el mundo material. La ciencia, en cambio, realiza una operacin conciliadora entre la libertad y el orden. De su lado, la religin permite al

hombre emanciparse de la tirana de lo sensorial, pero al mismo tiempo cae preso de un poder superior, al cual debe someterse.

Sobre la Realidad Nacional. Entre los problemas que abruman la vida nacional Destua seala los siguientes: la falta de vas de comunicacin para integrar el territorio nacional; el problema indgena, cuya educacin no abriga muchas esperanzas; el mestizaje, que tienen resultados funestos, la inmigracin y el imperio del valor econmico que ha terminado corrompiendo nuestros sentimiento. En el terreno estrictamente poltico, constituye otro problema el hecho de que nuestra nacin oscila entre despotismo y revolucin; la circunstancia de que nuestro Estado sea un organismo de fuerza y no de derecho, por fundarse ms en lo econmico y no en la libertad. Es manifiesta la ausencia de guas espirituales porque slo hay ocasionales caudillos. El Problema del Indio. Destua tiene una visin pesimista del indio porque considera que esta raza ya ha cerrado definitivamente su ciclo evolutivo y ha llegado por ende a una disolucin psquica, como consecuencia del trabajo forzado que ha sufrido, la masticacin de la coca, que es en l un hbito inveterado y la ingestin incontrolable del alcohol. El filsofo no valora la voluntad colectiva de las comunidades ni las energas del pueblo; tienen una concepcin fatalista de sus actitudes, por ejemplo, dice que es un ocioso, desconfiado, miedoso, rencoroso, hipcrita, incivil; est limitado por una serie de taras. En consecuencia, observa al antigua peruano como un ser carente de redencin, empero encuentra una vlvula de escape cuando acota que muestran un atisbo de inteligencia al ser educados, de ah que el mestizaje podra ser una suerte de solucin, pues el indio que se tona mestizo hace renacer sus energas, a travs de la educacin; pero para cumplir esta meta, los mestizos tambin requieren de educacin. Sin embargo, estas expectativas se desvanecen porque la historia nos ha demostrado que los mestizos son quienes explotaron al indio hasta colocarlo en esas condiciones, ya que el contacto entre el espaol degenerado y el indio desintegrado, ha creado segn Destua una especia de persona perezosa y botarate, por ende, se ha organizado una nacin ablica que requiere de una purificacin de conciencia. Segn nuestro codepartamento el nico momento en que disfruta el indio es en las fiestas religiosas donde llega a desbordarse desenfrenada e irresponsablemente. Ahora bien esta regeneracin no podr venir de la voluntad del pueblo, sino del grupo dirigente. Es que el indio no es ni puede ser, sino una mquina, pues congnitamente es inferior, slo es libre cuando desencadena sus apetitos sensuales.

Sobre el Problema de la Educacin. En La Cultura Nacional (1937), que se trata de una compilacin de varios temas publicados por el filsofo, esboza que no es la ignorancia de las multitudes sino la falsa sabidura de los directores lo que constituye la principal amenaza contra el progreso nacional. No est pues abajo sino arriba la solucin del problema de la felicidad comn. Ahora bien, resulta que se presenta una disyuntiva en la resolucin de este caso. Una es la propuesta por la Iglesia que cifra sus esperanzas en los efectos de la voluntad y la libertad; la otra, que formula el positivismo y se funda en el intelecto y en el orden. En este sentido, Destua cree que lo mejor es armonizar ambos enfoques. En opinin de nuestro coprovinciano la masa trabajadora no tiene capacidad de autoelevarse a niveles superiores de vida. Esto slo puede hacerlo la clase dirigente, pero como sta est desquiciada, debe formarse previamente una nueva lite, pues la educacin debe ser entendida como un quehacer eminentemente formativo, centrando la configuracin de la persona; educar es pues crear la conciencia moral coordinando los sentimientos que lo verdadero, lo bello, lo divino y lo bueno engendran en el alma el problema peruano. Segn Yepes del Castillo, para Destua la educacin debera orientarse selectivamente hacia la clase dominante. Este mismo humor fue compartido por los componentes de la generacin del Novecientos. De su parte, Augusto Salazar Bondy (13) articula que el bergsonismo le sirve a Destua como auxilio ideolgico para buscar la armona de los grupos antagnicos. Una reflexin formulada por el filsofo brasileo Washington Vita (14), califica la inspiracin bergsoniana como de cuo reaccionario. Y ms adelante dice que el arielismo al cual perteneci Destua- precisamente se aliment de Bergson y luego combin con los postulados del circunstancialismo de Ortega y Gasset. Hoy por hoy, empero, lo ms urgente no es ocuparse de la teora de la libertad, a la que dedica Destua denonados esfuerzos, sino a la teora de la liberacin. El carcter retrgrado de la ideologa de Destua, se desliza en las pginas de La Cultura Nacional (15) donde hallamos sentencias como stas: Sin nocin del vnculo de la nacionalidad; sin experimentar ninguna emocin que le haga comprender que esa patria es su patria, que este suelo le pertenece, que la sociedad est constituda para su progreso, que las autoridades tienen la misin de protegerlo; sin poder calcular siquiera, que en medio de hostilidades que lo rodean por todas partes pueda adquirir otra felicidad diferente del reposo, vive sin inters alguno, bajo el imperio exclusivo de las necesidades materiales que satisface como las

bestias, que son sus nicos modelos, y peor que las bestias cuando las excitaciones del alcohol avivan la brutalidad de sus instintos sin disciplina. Sin nocin del vnculo de la nacionalidad; sin experimentar ninguna emocin que le haga comprender que esa patria es su patria, que este suelo le pertenece, que la sociedad est constituda para su progreso, que las autoridades tienen la misin de protegerlo; sin poder calcular siquiera, que en medio de hostilidades que lo rodean por todas partes pueda adquirir otra felicidad diferente del reposo, vive sin inters alguno, bajo el imperio exclusivo de las necesidades materiales que satisface como las bestias, que son sus nicos modelos, y peor que las bestias cuando las excitaciones del alcohol avivan la brutalidad de sus instintos sin disciplina. Qu influencia podr atener sobre esos seres, que slo poseen la forma humana, las escuelas primarias ms elementales? Para qu aprendern a leer, escribir y contar, la geografa y la historia y tantas otras cosas los que no son personas todava, los que no saben vivir como personas, los que no han llegado a establecer una diferencia profunda con los animales ni tener ese sentimiento de dignidad humana principio de toda cultura? Por qu habran de ser ms felices, con esas ideas, que los dems no podrn aplicar en su vida extraa a la civilizacin y de que algunos podran hacer uso contra sus semejantes? Slo un concepto intelectualista de civilizacin puede concebir la felicidad en esas condiciones. No, lo que esos desgraciados necesitan es, ante todo y sobre todo, librarse de la tirana implacable de sus amos. Pero cunto tiempo y cuanto dinero y cuanto esfuerzo se necesita para esa labor!.

JAVIER PRADO

(1871 1921)

Extraccin y posicin de clase. Javier Prado Ugarteche, est considerado por sus bigrafos como el intelectual de la familia ms adinerada que ha habido en nuestro pas (los Prado); dado su riqueza fue componente de los crculos dominantes en el Per, a tal extremo que esta pertenencia determin el curso de las coyunturas polticas, conspirando unas veces en contra de los caudillos de cierta raigambre popular y en otras, colocando en el palacio de Pizarro, a quienes compartan con su programa poltico. Poseedor de la biblioteca ms costosa de la capital y de la mejor coleccin de ciencias naturales, Javier Prado lleg a regentar la Ctedra de Esttica y Filosofa Moderna e incluso ocup el Rectorado de San Marcos; como usufructuario del poder econmico alcanz funciones de Ministro en el gobierno de Jos Pardo. Fue figura clave en el Partido Civil, el cual lo dirigi con los Miro-Quesada y los Pardo. Fiel a los intereses de su clase se manifest adverso a los reclamos del proletariado, movimientos que consider que estaban promovidos por agitadores. Su pensamiento. En este idelogo podemos advertir claramente la presencia de dos fases bien marcadas: la primera, que corresponde a su filiacin positivista, practicada desde fines del siglo pasado hasta por lo menos 1907. Es la poca en que escribe: El Mtodo Positivo en el Derecho Penal (1890); La Evolucin de la Idea Filosfica en la Historia (1891) y pronuncia un discurso: Sobre el Estado Social del Per Durante la Dominacin Espaola (1894). La segunda fase la experimenta despus de su asuncin al rectorado en 1915, donde vira hacia la filosofa espiritualista bergsoniana. En su primer tramo Javier Prado critica al perodo virreinal del Per, porque ste conden la ciencia y propici el fanatismo y la religin, siendo por tanto un factor negativo. Es decir, critica la metafsica por su inevitable subjetivismo y su religiosidad. Muy al contrario, propugna el reconocimiento de la experiencia, la verificacin, lo objetivo, como las verdaderas pautas metodolgicas. Remarca que la influencia de la metafsica es perniciosa para las ciencias humanas. Consecuente con ello, asume el positivismo en el Derecho, porque est convencido de que fenmenos como el alcoholismo, la locura, la epilepsia, tienen que ser analizados experimentalmente y no a travs de especulaciones, aunque observa que hay limitaciones en el saber humano y una relatividad en el conocimiento. Indica que no hay mejor procedimiento de investigacin filosfica que el mtodo positivo. De ah que se adhiere tambin al evolucionismo de Spencer. En Psicologa, siguiendo a Comte desecha el mtodo de la introspeccin. Se adhiere a una gnoseologa relativista, negando que exista lo absoluto.

Sin embargo, Prado ha sido calificado como positivista acadmico y de derecha, porque no es enteramente positivista, ya que considera que la ciencia debe ser complementada con la filosofa, pues ciencia que no se vincula con la filosofa sera un saber parcial y la filosofa que prescinda de la ciencia sera una abstraccin dogmtica. Todava ms, dado su carcter de clase conservador, en su afn de salvar la religin nos dice que la ciencia no puede inmiscuirse en los predios de la creencia. De esta manera mezcla el kantismo y el spencerismo. Y es que Prado se aliment del positivismo idealista de Fouille, Guyau, Hoffing y Wundt. No obstante lo dicho, en este estadio, todava Prado contina considerando la ciencia como la fase madura de la reflexin. El segundo tramo lo constituye su mutacin hacia el espiritualismo vitalista de Bergson, donde recibe el influjo de Nietzsche, Boutroux, Eucken y James, con cuyas doctrinas compondr una suerte de eclecticismo para afirmar principio de creacin y vida, pero tampoco es un bergsoniano consecuente, por que critica el uso exclusivo de la intuicin y temen de que las cosas puedan tratarse slo a nivel instintivo, lo cual sera un fatalismo ciego. Sobre el Problema Nacional. Como militante de las filas del civilismo Prado, igual que Garca Caldern, tena simpatas por la solucin bovina de nuestra raza, pues dice que hay que renovar nuestra sangre y herencia con el cruzamiento de otras razas. Asevera que nos falta una religin; apunta que el capitalismo es tipo de sistema que debe adoptar el Per para forjar su progreso econmico, tomando como paradigma al pas del Norte, donde no slo hay un florecimiento industrial sino una verdadera prctica de la libertad. Sobre la Educacin. Arguye que un pueblo vale ms por su educacin, pero sta debe estar fundada en el trabajo y en la industria. Slo la educacin puede darnos una unidad nacional. La verdadera educacin est en la praxis y por ende, la escuela tiene la misin de educar para la vida productiva. A la escuela de las palabras debe suceder la escuela de la accin, que aconseja utilizar los sentidos y formar el espritu de observacin. Opuestamente a Destua y Riva Agero piensa que la educacin no slo debe estar dirigida a una lite directora, sino tambin a las clases populares.

Sobre el Problema del Indio. En su Discurso: Estado Social del Per Durante la Dominacin Espaola, pronunciado en 1894, Javier Prado, grafica la situacin del indio durante el virreinato en las siguientes frases (16): Tena tambin la raza india un vicio predominante; aqul que perturba la razn, que quita la conciencia de la vida, que enerva an ms, un organismo dbil que aspira a la somnolencia, al reposo: era la embriaguez, en la que el indio se consideraba libre del mecanismo social que lo encadenaba; se olvidaba de aqul constante trabajo sin estmulos, sin aprovechamiento personal; se separaba del mundo Pero, sobre todo los vicios del indio, en aquella vida desgraciada - en la que estaba condenado a prescindir de las cosas ms necesarias para su conservacin - la embriaguez lo dominaba irresistiblemente, absorbiendo su vida, formando su nica satisfaccin, por encima de todos los peligros y de todos los martirios. El indio desde aquella poca se embriagaba. Si las propiedades de la bebida no hubieran neutralizado la funesta accin del alcoholismo, vicio secular del indio, a travs de tres civilizaciones, ya su raza, sino se hubiera extinguido del todo, habra llegado al ltimo extremo de aniquilamiento fsico, de degradacin moral y de embotamiento intelectual, de idiotismo o de imbecilidad. Y de esta suerte, separadas, divorciadas, sin lugar a formar jams un cuerpo homogneo, han vivido las diversas razas en el Per, durante la poca colonial; y no habindose ellas fusionado, no ha existido tampoco los sentimientos y esfuerzos comunes, los ideales y los intereses nacionales, que son los nicos agentes que pueden conducir a los pueblos por el camino del progreso.

JOAQUIN CAPELO (1852 1928)

Extraccin y posicin de clase. En representacin del pensamiento burgus y liberal que pareca desarrollarse en nuestro pas en los ltimos lustros del siglo pasado y comienzos del presente, se alz la figura del pensador Joaquin Capelo, socilogo, abogado, escritor, orador y parlamentario procedente de la clase media, que lleg a la ctedra de San marcos para ensear las ciencias matemticas. Aunque no

dict Filosofa en los claustros, sin embargo dirigi sus esfuerzos al campo de la educacin y la sociologa. Su pensamiento. A decir de Capelo, por fatalidad en nuestra nacin no existe preocupacin por desarrollar la Filosofa, pues lo que ms se difundi es el catecismo de la doctrina cristiana y slo un escaso nmero de interesados se dedica a la actividad reflexiva. Ahora bien, la reflexin filosfica es necesaria, porque son los filsofos, los que han sacado al hombre de la vida salvaje que discurrieron los bosques para congregarlos en populosas ciudades. La Filosofa es la que nos revela que existe un orden preestablecido y que somos objeto y sujeto, espritu y materia unificados en un Yo. Capelo se adhiri vivamente al pensamiento positivista de Comte y Spencer y al evolucionismo de Darwin. No piensa como otros positivistas que la Filosofa sea intil. Muy al contrario precisa la distancia que existe entre Ciencia y Filosofa, afirmando que mientras la ciencia se ocupa de los hechos concretos y visibles a la Filosofa le queda reservado el terreno de lo incognoscible, dado que se ocupa de los primeros principios y de las leyes universales. Compartiendo con lo sostenido por el evolucionismo deca que desde el tomo hasta el hombre haba una cadena ininterrumpida de existencia, segn una ley progresiva y ascendente hasta tipos ms perfectos, pero que en esa evolucin la materia no es lo sustancial, puesto que es una sustancia indeterminada y primitiva; por lo que no opta por el materialismo y ms bien se adscribe al espiritualismo monadolgico de Leibnitz que conduce a reconocer un ser absoluto como es Dios. El Problema Nacional. Conocedor de la estructura social del Per, afirmaba con suficiente fundamentacin que la poblacin aborigen constitua las cuatro quintas partes de la nacin y que incluso en la metrpoli resida un quince por ciento de ellos, y que de cien mil habitantes en Lima, unos 16,000 eran artesanos entre carpinteros, herreros, sastres, zapateros y otros. Tomando como modelo el auge del capitalismo norteamericano incentivaba seguir su ejemplo y como Saint Simon reconoca que en la produccin concurran el obrero y el gerente creando la riqueza; pero al mismo tiempo consciente de que nuestro territorio haba sido atrapado por el imperialismo, sealaba que los monopolios eran nocivos y difciles de destruir. Empero, sacando a relucir su optimismo propiciaba que irrumpieran braceros, libros de las ataduras de la servidumbre, jornaleros, operarios aptos para las actividades manufactureras.

El Problema del Indio. Su misma profesin sociolgica y su temperamento sensible, lo llev a preocuparse del problema indgena, al punto de organizar con Dora Mayer y Pedro Zulen la Asociacin Pro-Indgena, de la cual fue su presidente en 1912, y cuando tuvo la oportunidad de ser tribuno denunci los execrables abusos que se cometan con los nativos. Alguna vez, le toc reforzar las huestes pierolistas. Versado en las corrientes modernas de la psicologa y sociologa, afirmaba que el problema racial era postizo, puesto que no existe diferencia de raza y es falso que los indios no puedan asimilar las enseanzas, y si el indio permaneca en ese estado era ms bien fruto de la accin del gamonalismo y las clases dirigentes, que haban convertido a la nacin en un organismo enfermo. Sobre el Problema de la Educacin. Igual que Villarn notaba que requeramos de hombres de empresa capaces de hacer producir la tierra y crear la industria, pero que para plasmar este anhelo haba que fomentar una educacin activa que no discriminara el trabajo manual y que ms bien impulsara el capital y el trabajo asociados, porque el feudalismo mantena estagnado a nuestra sociedad y sobre todo a la metrpoli en una situacin de parlisis y pesimismo. Como socilogo que era, estudi minuciosamente los confines de Lima, valindose de una interpretacin organizacio organicista de la composicin econmica, social, moral y fsica de la capital, todo lo cual est resumido en su obra Sociologa de Lima (17). Wilfredo Dapsoli, al escribir: El Pensamiento de la Asociacin Pro-Indigena (18), trascribe un artculo interesante que se public en El Deber Pre-Indigena en 1915, en los siguientes trminos: Es la base econmica la que precisa cambiar. La educacin que no tenga ese cambio, por objetivo principal, est dems. En el Per, el cambio de la base econmica prima sobre todo otro cambio, porque de all nace el mal mayor de que padecen aqu los individuos, las colectividades y la Nacin toda. Viene el mal de muy lejos y sus races arrancan de muy hondo Todos los centros industriales, mineros, agrcolas y ltimamente tambin los centros ganaderos, son propiedades extranjeras en su mayora y se alimentan y sostienen con capital extranjero. Para los peruanos de hoy no hay otro campo que el de dependientes, agentes a empleados de esas empresas, como fueron los indios nobles de la poca de Atahualpa respecto a los conquistadores. Lo propio est pasando ahora con los herederos de Pizarro y de sus huestes.

En cambio, miremos del lado del Norte y all, ms all del Ecuador contemplemos esa gran nacionalidad americana que asombra al mundo ms que con su riqueza y su grandeza con sus mtodos, su modo de ser y su modo de actuar y vivir, en lo individual y en lo colectivo. Esa nacin tiene base econmica enteramente distinta que la del Per. Lo fundaron unos cuantos hombres libres, que abandonaron la patria europea, precisamente en busca de libertad y autonoma, y que al fundar la nueva nacionalidad, pusieron todas sus esperanzas y todas su expectativas solamente, nicamente, en el propio e individual esfuerzo en su trabajo inteligente y honrado, y en la confianza de s mismo, por eso han hecho un gran pueblo donde nada haba. Es esa base econmica la que el Per necesita; la base del trabajo inteligente y honrado, del trabajo que dignifica y ennoblece, tanto el obrero como el gerente de la empresa que crea la riqueza y la hace brotar de la nada, haciendo el reparto del esfuerzo como del provecho, a la sombra de la justicia y la libertad, no del despojo y del privilegio.

MANUEL VICENTE VILLARAN (1873 1958)

Su extraccin y posicin de clase. Manuel Vicente Villarn y Godoy, procede de una familia civilista del Per. Fue abogado de oficio como su padre, desempe funciones de parlamentario y postul a la presidencia de la repblica; fue vocero de la incipiente burguesa al comienzo del presente siglo; expres una tendencia democrtica en su ideologa, pero no simpatiz con temas de ndole socialista por conceptuar que econmicamente conduce a la miseria. No obstante, a diferencia de Alejandro Octavio Destua que prepar en las mentes fascistas la prctica de un genocidio simulado en contra de las comunidades, Villarn sali en defensa de los indios, aunque al final termin amparando los intereses agro-exportadores en su calidad de abogado del enclave minero de la Cerro de Pasco. Su Pensamiento.

La concepcin de Villarn pasa por tres instantes. Primeramente fue idealista y como abogado estuvo difundiendo las ideas del Jus-naturalismo tradicional. Despus, ingres al positivismo, para luego acantonar en el pragmatismo. En el primer momento de su pensamiento est adscrito al a Filosofa del Derecho, incluso piensa que las ciencias morales, adems de usar la induccin deben acudir a la deducacin de tipo especulativo. En 1907, despus de abjurar del idealismo metafsico, asume posturas positivistas, pero las toma en forma moderada y progresista. Aduce que es preferible abandonar la Filosofa del Derecho y situarse ms bien en el realismo sociolgico. Como jurista, estima que la Filosofa del Derecho parte de la razn, se apoya en la metafsica, la psicologa y la ciencia social. Recogiendo los preceptos de la revolucin francesa, en esta fase considera que son derechos naturales: la integridad fsica y mental, el honor, la libertad, la igualdad, la propiedad y la defensa. Aparece como defensor de la clase oprimida, al sostener que las ciencias morales son positivas, independientes, de toda metafsica. Ataca al latifundio y al gamonalismo. Preserva, en cambio, la propiedad comunal. Arremete contra el idealismo krausista y ampara las ideas de la escuela sociologista. Pone en vigencia el estudio del mtodo comparativo en el Derecho, e introduce autores de la escuela analtica. Desecha todo punto de vista trascendental. El concepto de libre albedro es rechazado por ser incompatible segn Villarn con las leyes del pensamiento, porque experimentalmente es indemostrable. Critica los remedios formales y las simples soluciones legislativas. Villarn que viaj al Norte y que en los Estados Unidos haba observado el xito de la burguesa, en su tercera fase adopta posiciones de corte hedonista y utilitarista, ahora ama la vida, desea el placer y la unin fraternal entre los dems seres; es antropocentrista. Aboga por la pequea propiedad individual. Teme los levantamientos campesinos. Desde el punto de vista pragmtico, explicar que el atraso de nuestro pas no se debe a causas imputables a la raza indgena, sino a la ausencia de un mercado interno. Esta deficiencia podra ser subsanada convirtiendo a nuestros hombres en seres laboriosos y positivos. Por consiguiente, en esta tercera fase, despus de relegar el positivismo, Villarn ya no cuestiona a la clase aristocrtica y seala que la causa de los males no son los que egostamente manejan el pas, sino que hay otras causas de origen geogrfico-natural.

El Problema Nacional.

Villarn asevera que nos encontramos en un pas con un territorio geolgico fragmentado en retazos por las cordilleras, desiertos y selvas; de ah que hay necesidad de resolver los problemas a travs de la apertura de vas de comunicacin; para ello espera de las bondades de la estructura capitalista, esto es, de la expansin de la industria, la creacin de la riqueza, la mayor produccin, la implantacin de empresas con maquinaria productiva y en la formacin de empresarios, pues no olvida que el progreso econmico es el factor primordial para germinar una clase dirigente. El destacado jurista critic acremente a la sociedad peruana de su tiempo por estar fuertemente aristocratizada y centralizada y por tener aficin slo por la retrica y a los versos; segn l, por esa unilateralidad nos encontramos con una fuerza productiva deficiente, estamos saltos de hombres laboriosos. Existe en el pas una predileccin exagerada por el cultivo de las letras, prueba de ello es que a fines del siglo pasado, haban 5,496 clrigos entre frailes y monjas, de otro lado, la clase oligrquica entendi por labor la dedicacin al a poltica como ocupacin dominante en vez de una prospeccin hacia la industria y el comercio. Hay en nuestra nacin el vicio del funcionarismo; nos refugiamos tras la tranquila nave del Estado. Tan pronto como un hombre comienza a sentir sus fuerzas tiende sus brazos hacia un puesto pblico. El universal e inmoderado deseo de obtener empleos burocrticos retrae a la juventud a seguir carreras industriales y mercantiles. Los nacionales solo sentimos vocacin por la burocracia y dejamos a los extranjeros que tomen a su cargo los trabajos productivos. Contagiados por la ideologa platnica y escolstica se pens en el Per que el trabajo era propio para traficantes y plebeyos. Esta concepcin contribuy a acrecentar la aversin por el trabajo y la diferencia de las razas. Todos los blancos queran parecerse a los condes y marqueses. Comentaban que las faenas fsicas era cosa de indios y negros. De este modo, se crearon las condiciones para el indio siervo originara ricos ociosos. Una seal de esto nos dice el censo de 1770, que delata la existencia de 20,000 vagos, slo 1,000 artesanos. El Problema del Indio. Dado que la clase dominante estaba a la caza de los diplomas, el sector que haba quedado inmune a esa adiccin era el campesinado, residente en las comunidades, instituciones que inclusive, pese a la amenaza de la despoblacin en la colonia y su exterminio en la repblica, ofreca resistencia como un contrapeso al caciquismo semifeudal. Era pues meritorio que estas instituciones tradicionales hubieran sobrevivido ante la amenaza blanca, que usurp sus tierras y por ello el gobierno estaba en el imperativo de dictar

normas tuitivas en pro de los indgenas. Felizmente, pese a los negativos esfuerzos del gamonalismo, ste no haba podido arrebatar la integridad de sus territorios. Esto demostraba palmariamente que el campesinado estaba apto para elevarse a la altura de otras razas. Todo era cuestin de dotarles de una instruccin apropiada, fundamentalmente dndoles tcnica. Villarn se opone a la parcelacin de las tierras de las comunidades, por que rpidamente podra ser absorbida por la gran propiedad. Sali en defensa de la comunidad porque era el nico instrumento de defensa popular en contra de los apetitos del gamonal, pues es bien sabido que los blancos quitan a los indios, desde la poca colonial, las tierras bien situadas y slo dejan aquellas prdidas en puntos lejanos e inaccesibles. El Problema de la Educacin. Segn Ernesto Yepes del castillo (19) Villarn, en 1905 lleg a plantear el desarrollo econmico como base de cualquier intento de educacin nacional. Postula que la educacin debe alcanzar democrticamente a todas las clases sociales, pero que su contenido debe variar segn la jerarqua social, fomentando una educacin para el trabajo en las masas populares. El campesinado debe educarse, pero con orientacin al trabajo productivo. La escuela es apenas un auxiliar de la cultura, un medio inventado para acelerar el perfeccionamiento de las gentes civilizadas. En 1908 Villarn resume la nueva educacin como democrtica, simple, comn y profesional, tendiente a despertar energas fsicas y mentales, estimular el trabajo y formar hombres. Deseaba que la educacin sirviera como arma para vencer la explotacin obrera, la servidumbre indgena y todos los obstculos retrgrados. La educacin est sujeta pues al desenvolvimiento econmico. Elabora una pedagoga positivista aplicable a la educacin peruana y contraponindose a lo propuesto por Destua opina que la herencia espaola ha fomentado las carreras liberales y por lo mismo, ahora tiene que virarse hacia las profesiones productivas. Rememora que en el coloniaje la gente vivi preocupada ms por la obtencin inmediata de los diplomas, para cuyo efecto an viajaban desde Quito y Buenos Aires. Es que, por entonces, los ideales de la clase dominante como hata hoy- era obtener el doctorado, alcanzar una ctedra en la universidad. Como corolario de esto, hay abundantes maestros de historia, literatura, latn teologa, leyes filosofa y matemtica; pero no hay ninguno que nos ensee a labrar la tierra, a cuidar el ganado, explotar la selva, navegar, comercial, fabricar cosas tiles. En suma, preferimos una educacin que adorna, en vez de buscar una que aprovecha.

Hasta hoy, empero, los Ministerios siguen propiciando una enseanza que sirva para distraer el ocio de los ricos y no la que ensea a trabajar a los pobres. Este mal no slo es de la capital tambin est en la serrana. En un discurso pronunciado en 1936, transcrito en Pginas Escogidas (20) puede leerse lo siguiente: Gran parte de las expectativas de grandezas del Per se fundan en la sierra. Desarrollemos pronto esta inmensa regin del territorio, pletorita de posibilidades. Sus atrasos provienen de factores geogrficos, no de deficiencias humanas. Muchas de sus ricas secciones viven empobrecidas por fatal aislamiento. Si aproximamos la sierra a la costa y a la montaa y acercamos entre si las zonas serranas, puede asegurarse que en muy corto plazo, la potencia econmica del Per dar un avance incalculable. Respecto de la montaa, es no solamente una reserva nacional de futuras riquezas; es tambin, en grandes trechos, campos vastsimo de poblamiento y trabajo, actualmente aprovechable. Lo nico que falta es hacerle accesible y fomentarla con obras y servicios pblicos eficaces. Y haciendo campaa electoral en su carrera poltica, aada: Lo que ms interesa a los proletarios y empleados, si bien calculan su verdadera conveniencia, es que se conserven la paz y el orden para que la prosperidad no se interrumpa. Yo no les aconsejo el conformismo ni desapruebo sus reivindicaciones. Las comprendo y apoyo.

JOSE DE LA RIVA AGERO (1885 1944)

Extraccin y posicin de clase. En Jos de la Riva Agero y Osma, podemos encontrar el prototipo del ms rancio abolengo hispanista que siente an el espritu de casta. En efecto, estuvo emparentado a la oligarqua limea y al civilismo tradicional. El mismo se reputaba descender de la aristocracia bera y de una lite de sangre. Dado su linaje lleg a ser Ministro de Oscar Benavides. No obstante esa extraccin de clase, tuvo un rato en que adopt posiciones liberales y ateas, para luego retornar a los predios del conservadurismo, y lo que es peor, organiz un movimiento fascista. Lo curioso del caso es que Riva Agero, temiendo ser reprimido por Legua se autoexili.

Su Pensamiento. Este pensador hispanfilo antes que filsofo es un poltico e historiador. Ciertamente, como dice Sobrevilla, son rescatables sus escritos sobre poltica, no as lo atinente a su reflexin filosfica. En este caso, a quien ms ha exaltado es a Gabriel Dnnunzio, el fascista italiano, por su patriotismo, gallarda y aristocratismo. Es que, Riva Agero hizo apologa de la contrarrevolucin mussoliniana, sealndolo como arquetipo de regeneracin para los pueblos latinoamericanos. En esta misma lnea elogo al falangismo de Franco. Calificndolo de realizador de una gran cruzada. En su primavera liberal (1912), critic al escolasticismo, subrayando que es propio para fanticos y leguleyos; combati el eclecticismo de Cousin por ser vaco, verboso y utpico; tambin al positivismo, calificndolo de estrecho, por ser una filosofa para oprimidos y vencidos; en cambio, influido por Bergson, salud a Mariano Iberico Rodrguez porque el espiritualismo segn Riva abre a la actividad personal y por lo tanto es una filosofa promisora. Como hombre versado en las letras el pesador mostraba una admiracin ciega por las grandes obras y movimientos de su poca, entre ellos los promovidos por Vctor Hugo, Anatole France, Andr Gide, Roman Rolland, etc. La oportunidad en que fue positivista tuvo un enfoque realista del aborigen peruano, reconocindolos como los msculos del Estado, por eso los calificaba

de luchadores tenaces y los admiraba pro sus cualidades militares. Pero ms adelante, Riva Agero va terminar justificando la conquista y el aporte hispnico, apuntando que el Clero realiz una indiscutible labor civilizadora sobre la raza nativa. Por eso se ha dicho que hay dos Riva Agero: el joven, el que representa a la inteligencia cultivada y se preocupa por forjar la conciencia nacional, y el Riva Agero de la etapa final que represent al historicismo despus de 1930 y preconiz el ms ardoroso y combativo grupo de los fascio.

El Problema Nacional. En opinin de Luis Alberto Snchez (21), a pesar de que Riva Agero interior del Pas a mula, tren y caballo no lleg a conocer la realidad de la patria. Esto, porque prim fundamentalmente en l, la concepcin idealista de la historia, de figurar como elementos providenciales que imprimen su personalidad para el progreso humano, a los hroes, santos y estadistas. Inspirado por el fascismo italiano, insufl su comportamiento de patriota, pero entenda por patria slo un conjunto de smbolos vacos. En su afn de aclimatarse a nuestra idiosincrasia, tambin fund el Partido Civil Independiente (Futurista) en el cual ncleo a intelectuales como Antonio Mir Quesada, Javier Prado, Matas Manzanilla, Manuel Vicente Villarn y otros.

Sobre el Problema del Indio. Riva Agero lleg a expresar que el indio era un ser degradado, dotado de una psicologa de inferioridad, acostumbrado al servilismo, a tal punto que recibieron a los conquistadores con resignacin. Y es que para Riva Agero, los incas no pasaron de ser unos esclavos taciturnos, por expresar una raza en decadencia y degeneracin, por lo que estara justificado inclusive su exterminio; desprecia as el aporte indgena a la cultura peruana y termina por convertirse en un apologeta de la clase dominante. Con esta revisin de sus conceptos abandona sus primigenios criterios de acre censura al civilismo y olvida su acercamiento a la Asociacin Pro Indgena. Es verdad que se adhiri a las tesis que reclamaban la proteccin legal del indgena, pero su racismo qued de manifiesto cuando present como alternativa la solucin bovina del cruzamiento para el mejoramiento de la especie. Reprobando las proposiciones de Riva Agero, el historiador Pablo Macera califica a Riva de profeudal y procortesano, una especia de vuelta hacia atrs, aunque en 1920 fue una gran promesa, que se contradice cuando salido del Per se distrajo en otros asuntos. Otro mrito que rene es el hecho de que en 1936, dict excelentes y polmicas lecciones sobre los incas, pero se perdi en lo pseudo orgullo y antes de morir ya era un sobreviviente cultural. De su parte, Basadre pondera su libro Historia del Per (1910) por ser un trabajo de

primera categora por la amplitud del panorama y por la independencia de sus juicios; es ms, tambin es laudable que Riva haya iniciado en 1917 un movimiento neogarcilacista. Desde otras pticas se le ha observado a Riva Agero de ser refractario a la asimilacin de las ideas socialistas, al parecer porque jams compatibiliz con estas doctrinas, de las que afirmaba que eran escorias del hegelianismo. En su obra Carcter de la Literatura en el Per Independiente, a pesar de que Riva estima que la naturaleza humana jams vara, emite juicios notables en torno al inters de las clases sociales (22): Qu ganara el Per con a formacin de partidos de principios? En Europa como en Amrica, en las grandes potencias como en las naciones pequeas, los partidos de principios, cuando existen, no son sino el signo bajo el cual se agrupan intereses de clases y de personas. No se lucha por las ideas, sino por los intereses que representan. Mejor dicho, las ideas polticas no son nunca ms que el smbolo o la expresin abstracta de determinados intereses. As sucede en Inglaterra y en Francia, en Alemania y en Rusia, en Italia y en Espaa y como no hemos de cambiar la naturaleza humana, as suceder en el Per. Variaramos de nombres, y nada ms que de nombres. El fondo sera idntico; tendramos lo que hoy tenemos. Merece una cuestin de palabras tantos afanes? Nuestra regeneracin no puede venir de all, vendr del progreso en la educacin; del incremento en la riqueza; del desarrollo de la actitud; del combate sin tregua contra inercia, contra la pereza criolla que nos mata; de la consolidacin de la paz; de la estabilidad de los gobiernos; de una acertada reforma constitucional, que limite la rbita de los poderes pblicos y que asegure la permanencia en los propsitos, en vez de la incesante y catica mutacin de rumbos y polticas.

FRANCISCO GARCIA CALDERON (1883 1953)

Extraccin y posicin de clase.

Hijo del ex presidente de la repblica que lleva el mismo nombre, Francisco Garca Caldern Rey, es descendiente de la aristocracia peruana y a decir de Augusto Salazar Bondy, por formacin y extraccin social, pertenece a la clase gobernante; representa la conciencia burguesa ldica en actitud mediadora y a la par que es el intelectual orgnico del civilismo oligrquico. Segn Ernesto Yepes del Castillo, desde adulto, la mayor parte de su vida transcurri en Europa e incluso sus obras las escribi en francs. La derecha peruana despus de Garca Caldern, Riva Agero, Belande y Mir Quesada no ha vuelto a tener idelogos preponderantes. Su Pensamiento. Como le ocurriera a Belande, Garca Caldern en una primera instancia toma partido del positivismo de Spencer cuando sta filosofa estuvo en boga y siguiendo las huellas de su maestro se apega despus al vitalismo de Bergson por influencia de Fouille, Tarde, Wundt, Guyau, Nietzsche, Rodo y Boutroux. Igual que Javier Prado Ugarteche, el civilismo peruano en su conjunto, a imitacin de lo que sucedi en Francia, estim urgente asumir el triunfalismo de la filosofa positivista, animado por la idea de progreso y con el oculto propsito de arrebatar sus banderas a posturas ms radicales como las que haba formulado Gonzles Prada, el anarquismo y los socialistas. Al declinar el civilismo, Garca Caldern prefiere cobijarse en posiciones idealistas y neotomistas. Esto es natural en Garca porque sus ideas estaban ligadas ms bien al pasado. Algo ms en una suerte de eclecticismo, Garca Caldern enlaza las ideas del clericalismo de Bartolom Herrera con las que propona difundir el liberalismo, con miras a formar un crculo que mantuviera la aristocracia del espritu. En el fondo, buscaba asegurar un evolucionismo pacfico presidido por una lite nueva, debidamente cultivada, cohesionada y progresista, para proponer un proyecto reformista. En concepto de nuestro pensador, el miembro de la clase dirigente debera ser rico, talentoso y tradicionalista. Como colofn de este comentario debemos decir con Salazar Bondy que, Garca Caldern no tiene un genuino libro de filosofa, sino ms bien ensayos breves como: Hombres e Ideas de Nuestro Tiempo (1907); El Per Contemporneo (1907); Profesores de Idealismo (1909); Ideologas (1917); Ideas e Impresiones (1919); y La Herencia de Lenin (1929). Encomiaba a Bergson por constituir el filsofo de las razas jvenes, animado de espritu vencedor y optimista, que afirma la libertad moral, el valor del esfuerzo y de la lucha.

Se pronuncia as a favor del idealismo y declara estar convencido de que toda la Amrica es idealista, pero hay necesidad de aadirle algn elemento pragmtico, para que no sea estril ni abstracta. Garca, con frecuencia, sola tener opuestos puntos de vista; le seduca el pensamiento aplicado a la vida, anhelaba huir de todos los exclusivismos y radicalismos; deseaba una nueva tabla de valores donde hubiese tolerancia, solidaridad y cooperacin, buscaba un equilibrio entre el ideal moral y la lucha econmica. Incluso, desechaba la intransigencia de la religin. Entenda por sta una manera de vivir mejor y no un credo. Resumiendo Garca segura que la filosofa triunfante en nuestro pas es la bergsoniana.

El Problema Nacional. En su obra El Per Contemporneo, explica que en lo econmico, el Per es un pas eminentemente agrcola, con buen futuro en su algodn, pero que su industria avanza lentamente. Entre los palpitantes problemas seala la irrigacin de la costa y la inmigracin. Hay un centralismo que impide la autonoma y el avance de las provincias y sin embargo, hay una excesiva burocracia. En suma, hace una crtica global de la sociedad, objetando la familia, la religin, la educacin, el Estado, las instituciones pblicas, el ejrcito, la prensa, las fuerzas sociales y econmicas. Aborda el renacimiento peruano, la evolucin de los hechos, las fuerzas polticas y educativas, la situacin internacional y el porvenir. En sus primeros captulos, previamente se ocupa de la geografa y la historia. Refutando las ideas de Manuel Gonzles Prada en el sentido de que el Per pudiera ser una nacin inarticulada, expresa que no es verdad que hallan mltiples naciones, sino slo una, pero con fuertes limitaciones, las cuales podran ser superadas con la entronizacin de la tecnologa, la inmigracin europea, la modernizacin, etc. Con ello persigue un camino provisor sin hecatombes ni mesianismo para lograr prosperidad e industrialismo moderno, aunque advierte que el Per se halla amenazado por los Estados Unidos, Alemania y Japn. Caracterizando al Estado peruano, revela que es omnipotente y practica la dictadura. El ejecutivo cumple equivocadamente una actividad legislativa: los partidos polticos son dbiles e inestables y estn al son de un caudillo. Garca quiere en cambio un gobierno democrtico dirigido por una nobleza que debe unir intelecto, riqueza y tradicin. Es partidario de la unificacin de todas las naciones sudamericanas, pues Amrica Latina, por su tradicin y origen, est unida por el legado del espritu que dej Espaa y Portugal.

Entre los males visibles de nuestra idiosincrasia est el hecho de que el peruano tiene una voluntad dbil, busca el personalismo y el decoro. En el criterio de Mariano Valderrama (23), Garca Caldern fue incapaz de identificar las verdaderas causas de nuestros males sociales; no estuvo preparado para estudiar la base econmica del pas y sealar sus contradicciones fundamentales, todo lo cual denuncia la incapacidad de la derecha peruana para realizar un anlisis objetivo de la realidad nacional, pues a lo sumo presentan como alternativa de un cesarismo democrtico, pero manejado por una oligarqua que sea capaz de establecer un orden interno. En suma, El Per Contemporneo para muchos crticos, encierra el proyecto de una clase social que se frustra.

El Problema del Indio. En concepto de Garca Caldern, la poblacin indgena est conformada por nios envejecidos que requiere proteccin frente a sus explotadores: los curas, caciques y gamonales. Caracterizando el temperamento de los habitantes peruanos, Garca precisa que mientras el costeo es idealista, generoso, aunque superficial en el verbo, y con gran amor a la apariencia; inversamente el indio es la manifestacin de la ignorancia y el rechazo de la civilizacin, en consecuencia, la personificacin del Per, no puede ser el indio, sino el hombre costeo, de ah que la solucin sea la inmigracin europea, que indiscutiblemente es la raza superior capaz de elevar las cualidades morales y espirituales del aborigen. Slo el blanco est en capacidad de impulsar la explotacin de nuestros recursos naturales, a travs de la irrigacin en la costa. Empero, el conflicto de razas es un mal que puede ser resuelto mediante la libertad poltica, proteccin econmica, y la defensa de la raza indgena, contra el cura y el cacique.

El Problema de la Educacin. Se queja de la influencia que el clero tiene sobre la educacin, aunque reconoce que los colegios confesionales son mejores que los laicos. Observa que la educacin femenina est desatendida. Y en lo concerniente a la Universidad, sta sigue siendo escolstica. En gran parte nuestra Universidad es culpable porque fue la formadora de secretarios de dictadores, intelectuales que legitimaron gobiernos de facto y que redactaron manifiestos golpistas. Al final de cuentas la universidad se concret a formar una patria de doctores, una nacin de mandarinato poltico, donde los abogados son directores de la mquina administrativa y fiscal, de ah que el nico intelectual que admira es a Gonzles Prada.

Para Salazar Bondy, Garca Caldern es un preclaro representante de la generacin del Novecientos, que no llega a revolucionario, tampoco desea la vuelta al pasado ni al inmovilismo, propugna una reforma sin vicios idlicos; pero otros intelectuales como Degregori y Lych han tipificado a Garca como un precursor del neocolonialismo por su tesis inmigracionista. A juicio de stos, Garca Caldern observa a nuestro pas como una suerte de chacra grande, a la que le falta un buen administrador. La imbricacin existente entre el Clero y la Educacin, la explica Garca Caldern en su cimera Obra (24), en cuyo Captulo V, al tratar sobre las Fuerzas Educativas nos dice: El Clero tiene en sus manos la educacin de las clases dirigentes del pas. Ha habido, espordicamente, ensayos de educacin laica, de espritu religioso, como en el Instituto de Lima; pero la elite se educa en los colegios de las congregaciones. Esta formacin tiene, en el Per los defectos de una educacin laica: es un bosquejo, un ensayo sin coordinacin ni progreso positivo. La Educacin clerical, congregacionista, es, en principio, peligrosa para la formacin del carcter peruano, ya que favorece por su accin, todos los vicios hereditarios: la pereza intelectual, responde con soluciones dadas, con afirmaciones sin crtica y su condena al anlisis; a la debilidad de la voluntad, con la disciplina universal y la direccin minuciosa y autoritaria de la conciencia La educacin de los colegios laicos, ha tenido en el Per notable inferioridad por su influencia y nmero, y con los mismos defectos latinos y clsicos de la educacin religiosa. Ha sido liberal, pero superficial, retrica y literaria, dotada de una filosofa espiritualista y carcter democrtico. Sin ser clerical, acepta la religin, ensendola en su totalidad. La religin ha tenido accin poco fecunda sobre el pueblo. Una cierta aspereza en las costumbres y la propensin al alcoholismo y el libertinaje se ha debilitado gracias a su orientacin; pero ni la energa ni la resistencia para el trabajo, ni la educacin o los ideales, se han incrementado por la fuerza de la fe. La religin se ha ligado al molde nacional: superficial, verbal y material, no ha dotado de gran objetivo a la vida y accin colectivas.

VICTOR ANDRES BELAUNDE (1883 1966) Extraccin y posicin de clase. Es descendiente de una familia aristocrtica y catlica provinciana de Arequipa; regent la ctedra de Historia de la Filosofa en la Universidad de San Marcos y en la Universidad Catlica. Fue diplomtico, periodista, orador. Manuel Vicente Villarn y Ral Porras Barrenechea han dicho de l que ha sido el ms brillante, lcido abogado de los derechos territoriales del Per. Riva Agero lo considera como el mejor orador parlamentario por su elocuencia. Desempe la presidencia de las Naciones Unidas. Se insert en la mediana burguesa. Est considerado como el intelectual que ms ha justificado el papel de la Iglesia como institucin evanglica de la raza indgena. En efecto, es un preclaro pensador feudal y racista que asumi posturas conservadoras al extremo de reputrsele un pensador orgnico de la derecha. David Sobrerilla lo califica proibrico que preconiza un corporativismo cristiano. Su pensamiento. Como ha sucedi con la mayora de nuestros idelogos, Belande no se ubica desde el comienzo en una sola orientacin; muy al contrario, recorre por diferentes predios filosficos, como producto de los vaivenes a que estuvo obligada a actuar la clase y el sector social a que perteneci. Vctor Andrs, antes que forjar un pensamiento nacionalista, tuvo colocada su mirada hacia Europa, de ah que, aprender de ultramar las corrientes doctrinarias que convendrn a los intereses de su lite. Es as como en sus primeras incursiones ancla en la arena de la filosofa positiva, para despus de unos aos, virar hacia el bergsonismo y desembocar finalmente en el agustinismo. Ante la insurgencia de corrientes innovadoras como el populismo y el socialismo, Belande, el Partido Civilista del Per y los sectores de la plutocracia nativa se guarecieron bajo el manto de la filosofa positivista que, como se sabe es una doctrina que tuvo su aparicin en la Francia capitalista y competitiva, teniendo en Comte a su mejor intrprete. Pero como esta filosofa all donde se desarrolla una clase social burguesa triunfante, encontr fuertes escollos en nuestro pas, donde no exista una clase capitalista robusta ni una industria nacional expectante, a causa precisamente de la indecisin de los polticos criollos que haban preferido coaligarse con los intereses forneos antes que posibilitar una revolucin democrtico-burguesa. En este episodio que fue fugaz,