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    a Revolucin Mexicana desde

    el

    punto de vista

    de los revolucionados

    uis

    onzlez

    l Revolucin Mexicana es un

    conjunto

    de Reform

    el

    rgimen de propiedad y las relacion

    acciones que arranca de 1910 al cual algunos laborales sin desdoro de

    los

    parvifundistas y

    intelectuales marxistas le niegan el carcter de las prcticas propias del capitalismo. No prete

    revolucin y la vox populi el carcter de mexi- di deshacer los usos liberales que s restrin

    cano. En este terreno lo nico indiscutido es la abusos. En lo cultural no fue de ningn mo

    fecha inicial. Nadie califica de inexacta la cele- ruptura con el pasado inmediato. Se mantu

    bracin del septuagsimo quinto aniversario del firme en el propsito de modernizar a Mxico

    inicio de

    la

    gran revuelta en este 1985. Se discu- los sectores de

    la

    economa

    la

    participacin

    te mucho el ao del acabose. Segn los voceros la cultura. En lo tocante a valores ticos esttico

    del grupo en

    e[

    poder e[ cierre de [a Revo[ucin cientficos filosficos y religiosos

    [a

    llama

    no llega todava y est an lejano. Para [os.

    que

    oficialmente Revo[ucin Mexicana no quiso ro

    ven e[ fenmeno con ojos de cineasta

    [a

    pica per con e[ Porfiriato y por [o mismo mantu

    revolucionaria emocionante por destructiva se [a poi tica cultural de

    [os

    cientficos por cie

    derrumba

    a[

    promu[garse e[

    texto

    constitucional hostil a

    [as

    tradiciones culturales de Mxico.

    de .:1917. Guienes consideran como meollo del opuso

    como

    [a Reforma a

    entrar

    en comp

    suceso [as reformas agraria laboral eclesistica nendas con [os valores culturales del pueblo.

    y naciona[izadora ven su muerte de cisne su

    Si

    se llama mexicano e[ conjunto de usos

    ltimo grito en [a expropiacin petrolera de costumbres de [a mayora de [os habitantes

    1938. Otros aseguran

    que

    [a mat A[emn en Mxico [a Revo[ucin no puede recibir e[ mism

    1946; otros que e[ puntillazo se [o dio Daz epteto

    Los

    caudillos de la Revo[ucin sal

    Ordaz en 1968. Para [os fines de este ensayo se Vil [a y Zapata rehusaban comparti r [os valor

    ha escogido

    1940

    como fecha terminal. culturales de

    [a

    gran

    m ayo

    ra de

    [a

    poblacin

    Guienes dicen que revoluciones slo son [a ms an estilo de cultura de alguna de [as ci

    rusa [a china [a cubana y [a nicaragense

    [a

    de minoras tnicas. Los insurgentes de 1910

    Mxico no [o es

    ni

    pretendi serlo. En [o po[ti- pensaban como

    [a

    parte mayoritaria del pa

    co dispuso e[ traslado a Pars de un presidente Indudablemente [a insurreccin a [a que llam

    de [a Repb[ica que no atinaba a bajarse por [as Madero se da en

    todos [os

    estados de [a Repb

    d e [ - p o d e r - - s u p r e m o - p e r o - n o - - s e ~ - - c a - p e r o - n i G a m e n t e - e n - [ o s - d e [ - - n o J : t e - d e - - m o

    deshizo de

    la

    estructura

    poltica imperante desde claro.

    E[

    grupo insurgente

    que

    derrumb

    al

    dic

    [a Reforma [ibra[ En lo econmico propugn dor

    Dazfueapenas

    el uno

    por

    mi[[arde[ hab

    por

    .una econom

    a

    mixta pero nunca quisoGon- demogrfico de Mxico. E[ maderista fue un m

    vertirse en administradora nica de empresas. vimiento de algunos pequeoburgueses. Aunq

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    fue mayor el nmero de personas que hicieron

    armas contra la dictadura de Huerta, no llegaron

    al cinco

    por

    millar. Por

    otra

    parte, la mayora

    de la minora sublevada fue

    sbdita de

    los dos

    caudillos que de ninguna manera representaban

    la ortodoxia de los gananciosos. Ni Villa ni Zapa-

    ta,

    quienes pod an ser aspirantes al ttulo de I de-

    res de

    Juan

    Pueblo, fueron los triunfadores de la

    rebelin. En resumidas cuentas,

    el

    grupo que

    se

    hizo del poder a partir de 1917, el de

    la

    prvula

    clase media, nunca fue verdaderamente revolucio-

    nario, slo reformista, y jams dej de ser

    la

    vo-

    luntad de unos cuantos. Por tales razones, la

    Revolucin es apenas revolucionaria y mexicana.

    Con todo, produjo

    el

    escndalo del siglo, y como

    tal sigue siendo

    argumento

    de muchas historias.

    Sobre el complejo llamado Revolucin Mexi-

    cana existe un material histrico abundantsimo.

    Esto se

    ve

    muy a las claras en el Handbook o

    Latin American Studies en

    donde

    Stanley R Ross

    estuvo informando de las publicaciones relativas

    a tal contienda

    al

    travs

    de

    varios aos. Tambin

    se puede advertir lo torrencial de tal literatura

    histrica en Fuentes de l Revolucin Mexicana

    cuya serie sobre artculos es tambin obra de

    Ross. u n tercer testimonio del torrente historio-

    grfico a que nos referimos

    lo

    da la

    Bibliografa

    Histrica Mexicana

    que

    desde

    1956

    publica El

    Colegio de Mxico. No cabe duda que el asunto

    de

    la

    Revolucin Mexicana es un manamial que

    no cesa de inspirar volmenes, artculos, video-

    cartuchos y pel culas, hechos, en su gran mayora,

    desde

    fueron difundidas por crnicas period sticas

    durante el primer lustro de la Revolucin se m

    traron

    desfavorables a la lucha maderista

    antiguo rgimen mantuvo en pie su ejrcito y

    medios de informacin hasta 1914. Como es

    sabido, Madero no tuvo buena prensa mien

    recorra

    la

    Repblica como candidato presi

    cial ni

    tampoco

    durante la lucha. No hizo

    por ganarse la venia de los periodistas

    cuando

    presidente, y sus seguidores no pudieron conq

    tar los peridicos durante

    la

    dictadura contra

    volucionaria de Huerta.

    En 1914, por los Tratados de Teoloyucan

    licencia al ejrcito de Porfirio D az, y sin nin

    convenio, se esconde o

    se

    atena la informac

    hostil

    al prC?ceso

    revolucionario.

    De

    entonces

    ac, la mayora de las crnicas period sticas

    man el partido de la trifulca, y

    dentro

    de ell

    del constitucionalismo. El grupo intelectual.d

    lite revolucionaria irrumpe en la mayor

    part

    las pginas de la prensa peridica y no fue p

    en piropos para los hombres y los hechos d

    hora. Desde los das de Carranza, los diarios y

    revistas semanales prodigan, adems de report

    de la accin cotidiana de signo oficial y rev

    cionario, relaciones breves de mritos y servi

    de

    quienes capitaneaban la

    contienda.

    Algunos no se contentaron con dar a cono

    sus hazaas en las hojas efmeras de peridic

    revistas. El general Alvaro Obregn no quiso

    menos que Hernn Corts y

    produjo

    sus O

    mil kilmetros en campaa equiparable a

    Cartas de relacin

    del extremeo del siglo X

    Entre 1917 y 1940

    tomaron

    el camino auto

    grfico y autopaneg rico del sonaren se, Pe

    -=E:::I...,m=ir. ,a=d=o,-r=d ,e--.lo ,s -,-,rev=o ,lu ,c ,i ,o,-,n ar,-,i ,o,,,s,, _ J _ A l m a d a ~ E l i x _ e a l a v _ i c i n i , _ A l b e r t o _ f a n i , J

    que

    no desde el punto de v ista de rbitros aca-

    dmicos, contras y gente comn. Desde su naci-

    miento,

    las peripecias

    de

    la vida revolucionaria

    6

    Rubn Romero y

    Jos

    Vasconcelos.

    De

    los

    a

    bigrafos del cuarenta para

    ac,sobresalen A

    do

    Aguirre, ,Alfredo Breceda, Lzaro ,Crde

    Federico Cervantes, Andrs Figueroa, Ado

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    de

    la

    Huerta, Emilio Portes Gil, Jorge Prieto

    Laurens y Francisco L Urquizo. Junto a esta

    manera autobiogrfica de encomiar la lucha cre

    ci

    el modo

    biogrfico de ver la cada del pr

    fido

    D az y sus

    malvados

    cientficos y

    el

    ascenso al poder de los capitanes revolucionarios.

    Todava no cesa el alud de biograffas encomisti

    cas sobre los Flores Magn, Madero, Villa, Zapa

    ta, Carranza, Obregn, Calles y Crdenas, as

    como

    de los hroes secundarios.

    Tambin forman legin dentro de esta historia

    recordada, memorial stica y laudatoria los libros

    de sucesos militares e intrigas polticas, propicia

    dos por el Instituto Nacional de Estudios I-listri

    cos

    de la

    Revolucin y otros rganos oficiales.

    Han sido difundidas las obras de Florencia Barre

    ra Fuentes, Isidro Fabela, Juan Gualberto Amaya,

    Diego Arenas Guzmn, Alberto Calzadas, Eduar

    do Luqun,

    Miguel Snchez Lanego, Alfonso

    Taracena, Juan Barragn, Juan Manuel Torrea,

    Jess Romero Flores y Jos

    C

    Valadez, el mayor

    de

    todos.

    Las obras histrico-prorrevolucionarias que se

    basan en recuerdos de protagonistas y cuya obje

    tividad nadie est dispuesto a defender, suman

    centenares.

    fruta de lo establecido por los veteranos, prod

    abundantes historias apegadas al dogma ofic

    historias con informacin poco creble y muc

    olor

    a incienso. Quiz la obra ms representa

    va de

    la

    especie sea

    la

    que

    sale con

    el

    rtulo

    Cincuenta aos de Revolucin Mexicana

    m

    conocida bajo el nombre irnico de Cincue

    aos de felicidad mexicana.

    Con

    todo,

    lo predominante en los ltimos ve

    ticinco aos ha sido una nueva concepcin re

    lucionaria, obra de propios y extraos, p

    siempre de historiadores profesionales. Recur

    se que a partir de 1940,

    El

    Colegio de Mxic

    la Facultad de Filosofa y Letras de

    la

    UNA

    comenzaron a formar investigadores de

    la

    histo

    mexicana. Por

    las

    mismas fechas creci en los

    tados

    Unidos

    el

    inters por historiar profesion

    mente lo que Ross llam la revolucin prefer

    por el gobierrlO yanqui. La creciente preferen

    externa y la creciente seriedad interna de los

    tudios

    histricos han conducido a un anli

    mltiple del pasado inmediato de Mxico desd

    El mirador de los cientficos,

    Al

    irse desgranando

    la

    mazorca revolucionaria de los practicantes de las ciencias del hom

    disminuye la cosecha de epopeyas escritas por

    que

    alardean de objetividad, paciencia y neutr

    veteranos de la Revolucin, por adalides y a la dad y que viven encastillados en los institutos

    vez narradores de sucesos acaecidos en el periodo investigacin de universidades extranjeras y nac

    1910-1940. Con todo,

    la

    historia reverencial, nales, o en institutos autnomos

    como

    los

    conmemorativa de los personajes difuntos, sigui sistema Colmex, que desde la fundacin del Co

    dndose en los discursos del 20 de noviembre, en gio de Michoacn, tienden a ser muchos, m

    artculos de diario y revista y aun en volmenes profesionales y un poco heterodoxos. Lo cie

    celebratorios de los aniversarios de las hazaas es que desde mediados del siglo se vigoriza u

    a C - d m i c a - d e - t F e s - c a F a s - - l l l - - n i s t o f i c l s

    vienen

    autores

    que no se apartan

    dela

    imagen positivista

    y

    la

    marxista),

    unahistcricgra

    oficial de la lucha. Personas ajenas a ls tiroteos monogrfica, carente de vibraciones oratorJ

    y las correras de los aos diez y a los acaeceres que produce, entre otros, librs tan vastos

    co

    reformistas-del veinte al cuarenta, gente

    que

    dis- la

    Historia de l Revolucin Mexicana

    en

    v i n

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    Michaell. Robert Quirk, Stanley Ross, Ra

    Eduardo Ruiz, Peter D. Smith, Berta Ullo

    John Womack se

    diluyen

    las poses arrogante

    los hroes y los poderosos.

    La

    historia-batal

    cede

    el

    trono

    a

    la

    historia-cocina.

    La

    preocupac

    por lo

    econmico

    amengua

    el

    inters en las h

    rias militar y poi tica.

    Tambin

    se cuelan e

    nueva historia los

    asuntos de

    ndole socia

    cultural. Hoy

    la

    Revolucin Mexicana es vista

    el

    lado

    de

    sus ideas

    por

    Octavio Paz, Abela

    Villegas, LLiis Villoro y Leopoldo Zea; por

    e

    la

    plstica,

    al

    travs

    de

    las obras

    de

    Justino

    nndez, Raquel Tibol y Luis Cardoza;

    por e

    ligioso, en algunos libros

    de Jos

    Bravo Uga

    Jean

    Meyer y Alicia Olivera.

    La

    historia

    de

    la

    Revolucin

    que

    se

    autonom

    seria rechaza lo ms posible

    la

    retahla de notic

    condena

    lo

    anecdtico,

    desprecia los hechos

    meros y relampagueantes y se complace e

    consideracin de las

    estructuras.

    Rehuye

    el

    ch i

    y la narracin de

    acontecimientos. Pretende

    rar

    el

    bosque del pasado

    inmediato

    de Mxico

    dejar

    fuera

    ninguna clase de rbol o mat

    pero a

    bastante

    distancia, desde un divisad

    donde no es posible

    la contemplacin

    placen

    trs

    volmenes,

    con

    pie de

    imprenta de

    l

    Co-

    de

    las hojas y las flores, salvo un

    tro

    de exc

    legio de Mxico, y numerosos

    artculos

    distri- ciones.

    buidos

    por

    revistas

    tan

    serias

    como Historia

    Por lo dems,

    la

    historia

    de

    los profesion

    Mexicana

    no se

    queda

    en

    el

    cuento

    de

    estructuras. C

    La

    historia nueva

    seha

    apartado de los enfoques siempre se

    enreda

    en explicaciones. Como

    puramente

    polticos

    y biogrficos de la Revolu- trumento explicativo se usa

    generalmente

    cin. En los nuevos libros ha

    dejado de

    escucharse filosofa especulativa

    de

    la historia. Por ejem

    el

    fragor

    de

    las batallas; no se dice mayor cosa

    de Amaldo

    Crdova,

    Adolfo

    Gilly, Pablo Gonz

    las intrigas palaciegas, y en algunos

    de

    ellos se Casanova y Juan Felipe

    LEal

    aclaran

    el

    proc

    vuelven un

    nmero

    los

    hombres que la

    historia revolucionario

    de

    Mxico

    con la doctrina

    del

    p a F t i d i s t < l e s G u l p i e n b F e n c e . E n l a s h i s t e F i z a c i e ~ t e r i a l isme-his Fice.-EI-enfeque-ma rxista-e

    nes

    de

    Hctor Aguilar

    Camn, BarryCarr,

    Arnal-

    duda

    el

    ms persistente,

    pero no

    el

    nico.

    d()Crdova, Charles Cumberland,

    Jos Fuentes

    gracia

    a la

    brevedad,

    om to la

    mencin de o

    Mares, Moiss GonzlezNavarro, Federico Katz,

    cuerpos

    tericos al servicio de

    la

    historiogr

    Enrique Krauze, los tres Meyer (Jean, Lorenzo y

    que estudia el

    pasado reciente de Mxico.

    8

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    otra parte, aqu importa poco averiguar las fuen

    tes ideolgicas de los. historiadores de la Revolu

    cin de nivel universitario. Es ms importante

    saber de dnde extraen sus noticias y sentires

    acerca de

    la

    vida mexicana del periodo 1910-1940.

    Los cientficos de

    la

    historia suelen, dicen, ver

    como al pardear las biograt'as y autobiografas

    revolucionarias.

    Su

    formacin los conduce a los

    manuscritos de los archivos y los impresos raros

    de las biblitecas. Muchos de ellos se regodean

    con las estadsticas y toda clase de papeles pic

    tricos de nmeros. Son pan cotidiano las quejas

    contra las ancdotas de la gente menuda y las

    alabanzas a las fuentes estad sticas, y en general

    a

    todo

    lo conservado en archivos, museos y bi

    bliotecas. Junto a eso crece el inters por

    la lla-

    mada historia oral,

    por

    los testimonios de la

    lucha que se recogen en sonograbadora o en video

    cartucho. De hecho, se dan varias corrientes,

    opiniones encontradas, sobre

    la

    mejor manera

    de

    documentar

    nuestro conocimiento de la Re-

    volucin. Con todo, y pese a lo que se dice,

    la historia acadmica suele formular sus juicios

    acerca elel primer tercio de este siglo en base a

    los

    puntos

    de vista de los revolucionarios sin

    tomar

    mayormente en cuenta

    la

    historia de

    la

    Revolucin vista desde

    El mirador de los revolucionados

    chos veteranos que no escribieron sus recuerd

    para que los digan delante de una grabadora.

    cambio es muy infrecuente el uso de pruebas

    noticas oriundas de las personas slo revoluc

    nadas.

    Ciertamente el testimonio popular sobre

    etapa trepidante de Mxico no es fcil de adquir

    Los peridicos rara vez le han permitido el acc

    so a sus pginas a los puntos de vista de la gen

    humilde.

    La

    historia recordada por el pueblo ra

    pocas veces atrae el inters de los reporteros.

    esa I oea, son excepcin Jean Meyer y

    Vct

    Ceja Reyes que han puesto por escrito y publica

    muchos testimonios de insurgentes contra la d

    tadura anticatlica de Plutarco Elas Call

    Tampoco los eruditos que se dedican a

    la

    hechu

    de compilaciones documentales suelen apor

    los testimonios

    que

    permitan reconstruir la

    sin de los vencidos. Sin embargo, aqu tambi

    se da lo inslito; en este caso, el archivo de

    palabra del Instituto Nacional de Antropolog

    e Historia, del INAH.

    La historia sentida por los revolucionados es

    en oferta para los historiadores profesionales

    algunas novelas y en un tipo de literatura que l

    acadmicos no suelen frecuentar:

    la

    historia pu

    blerina,

    que

    se produce con cierta abundanc

    en lo

    que

    va del siglo, en todos los rincones

    Mxico. Salvo las excepciones en que esa CI

    menuda trata de ser como la oficial o

    como

    acadmica en su modalidad generalizadora, rec

    que fueron la mayora de los habitantes de M ge la conciencia del pueblo, el sentir y el sab

    xico entre 1910 y 1940. Basta ojear lasbibliogra- popular acerca de su pasado, las observacion

    fas finales de los libros de historia acadmica de cada comuna sobre lo acontecido all y en

    para percatarse

    de

    la utilizacin de un material contorno. Ya sobrepasaron

    la

    cifra

    de

    mil

    p a r a ~ a f l J e r a ~ s f n n a l j i t : e : l a s - C r C f r i . i t : a - s - ~ - - o I L J m 1 e r a e

    m i c r . J j i s t o r i l l - - m e x i t : a n f -

    ~ p a r e c i d a s

    en los peridicos de los

    h a c e d o r ~ s

    de.

    mayora atestados de fallas tcnicas,

    Acaba.

    la

    Revolucin, y

    sobretodo,

    las publicaciones bio: agregarse a

    esamole

    dismbola de r e l a c i o n e s p u

    grficas y las me[Tloriasdetalesr ombres. Todava blerinas .uncohjnto de respuestas a una invi

    ms:alguhos investigadores van ayer y or a mu- in lanzada

    por

    el Museo de Culturas Popular

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    1

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    Este invit a

    todo

    mundo a escribir sobre el tema

    de Mi pueblo durante

    la

    Revolucin , y propu

    so premio para los treinta trabajos mejores .

    . Algunos de ,los

    textos

    concursantes contienen

    los recuerdos escritos o dictados por personas

    octogenarias que les toc vivir

    la

    poca violenta

    de

    la

    Revolufia; otros

    la

    memoria de sesentones

    que vieron con sus ojos

    la

    etapa reformista de

    los veinte y los treinta, y otros, los resu Itados

    de

    la

    indagacin de personas de aspecto juvenil

    sobre

    la

    presencia

    de

    hombres de armas y de

    teodol itos en

    su

    pueblo.

    En

    suma, ya

    es

    posible leer testimonios vlidos

    de

    la

    mayora revolucionada

    que se

    puso

    las ma

    nos sobre

    la

    cabeza

    al

    producirse los estallidos

    blicos y oratorios de

    la

    dcada de los diez.

    Ya

    no

    slo se tienen disponibles

    las

    memorias y alegatos

    de quienes encendieron

    la

    mecha.

    Ya se

    pueden

    aprovechar,

    si se

    manejan con sabidura crtica,

    los sentires de quienes recibieron las quemadur.as

    o de los

    que

    quedaron como estaban. Como quie

    ra, an

    se

    requiere una larga tarea de barbecho

    para or con 'nitidez

    la vox popul

    en el juicio

    que se sigue a la Revolucin despus de setenta

    y cinco aos de haberse puesto en obra.

    Hasta ahora

    lo

    que se entreoye de

    la

    confusa

    voz de algunos millones

    de

    revolucionados testi

    gos de

    la

    accin de algunos millares de revolucio

    narios,

    se

    puede resumir en diez puntos.

    cuencia las andam.ds de los grandes jefes; los m

    recuerdan las fechoras de cabecillas locales o d

    ejrcitos numerosos

    que

    ca an como mangas d

    langosta en su pequeo mundo.

    En

    Michoacn

    un capitn de bandidos, Ins Chvez Garca

    queda en el recuerdo colectivo como el hombr

    que

    tipifica

    la

    peor forma de conducta revolu

    cionaria.

    2)

    La

    memoria de

    la

    gente del pueblo munic

    pal

    y confuso suele distinguir muchas revolucio

    nes desde

    la

    de Madero. Se habla con much

    naturalidad

    de la

    revolucin del chaparrito de

    norte,

    la

    revolucin de los carranclanes,

    la

    revo

    lucin

    de

    Villa,

    la

    revolucin de Zapata,

    revolucin de Chvez o su equivalente en otro

    puntos,

    la

    revolucin obregonista,

    la

    revoluci

    delahuertista,

    la

    revolucin de Escobar,

    la

    revo

    lucin cristera,

    la

    revolucin de Cedillo y no

    s

    cuntas ms. Como qu iera, no a todas

    se

    les tien

    en el mismo grado de estima o desestima. L

    maderista dej buenos recuerdos cuando n

    indiferencia.

    3)

    La

    etapa que suscita rememoraciones m

    vivas y dolorosas

    es la

    de 1913-1917. Aquel lustr

    fue para los revolucionarios de grandes hazaa

    y heroicidades, y para los revolucionados, de cr

    menes atroces, robos, secuestros, difuntos co

    gantes, mujeres violadas e imgenes religiosa

    desposedas de sus milagros' y sus dijes.

    L

    gente 'que

    se

    autonombra

    pacfica , la

    gran ma

    1) La gran mayora del pueblo nunca logra una yor a de

    la

    gente,

    tanto la

    rstica como

    la

    urbana

    imagen global de

    la

    Revolucin Mexicana.

    El

    recuerda con

    chinitos

    en el cuerpo los ao

    comn

    de

    la

    gente percibe distintas acciones

    re-

    cruciales de

    la

    Revolucin.

    De

    aquel lustro d

    volucionarias en el espacio y en el tiempo. Mejor tantas revoluciones, quemazones, colgazones, ba

    dicho:

    por lo

    que se refiere

    al

    espacio, los ms laceras y sacrilegios, se rememora con subid

    todava muy lejos de ,los

    r c j j o ~

    de

    transistores-

    Dr, ManuelServn escribe: si pudiera sintetiza

    supieron poco de lo que no pas en suao y

    su

    en pocas palabras el recuerdo que I

    p

    Revoluci

    terruo.

    Para casi

    toda

    la

    gente las diferencias dej para siempre en

    la

    mente de

    mi

    madre

    fu

    regionales cuentan mucho.

    Se

    olvidan con fre- el del hambre

    y la

    muerte,

    tomados

    de

    la mano

  • 7/26/2019 historias_8-9_5-14

    8/10

    4) La promulgacin de la Carta Magna de 1917

    no ocupa ningn espacio en

    la

    historia recordada

    por la mayora de la gente, pero al personaje de

    Carranza y a sus corifeos se les evoca como los

    carranclanes y epnimos del verbo carrancear,

    que quiere decir algo as como sustraer lo ajeno.

    Para una poblacin mayoritariamente catlica,

    la

    actitud irreverente de algunosjefescarrancistas

    ante curas e imgenes de santos, produjo

    retorti

    jones, hizo ver la presencia del Diantre, la intro

    duccin del Diablo en el cuerpo de los seguidores

    de Barbastenango.

    5) Los zapatistas fueron especialmente mal

    recibidos en la ciudad de Mxico. Como quiera,

    un viejecito de la metrpoli se acordaba en 1984

    que los zapatistas abran

    las

    tiendas a culatazos;

    tomaban una parte del ma

    z

    para sus necesidades

    y repartan

    el

    resto a la gente . De los zapatistas

    qued el recuerdo doble de ser brbaros y

    al

    mis

    mo tiempo generosos con

    los

    pobres. Adems,

    tanto ellos como' los villistas

    se

    encomendaban a

    Dios y a los santos y eran incapaces de cometer

    robos sacrlegos.

    6) Quiz los nicos caudillos revolucionarios

    de los que se ha mantenido una buena memoria

    en amplios crculos populares sean Madero y Villa.

    La fama de delincuente de Pancho Villa surge de

    ,la lite revolucionaria, no de la voz del pueblo,

    sobre todo del pueblo de la mitad sur de la Rep

    blica. Supongo que a los villistas se les recuerda

    con cario por ser hostiles a los carranclanes,

    por haber vapuleado a

    los

    geros y por ser sim

    patizadores de los padrecitos y las prcticas re-

    que en los veintes

    los

    villanos fueron Obre

    Calles y

    el

    gobierno , y los hroes los m

    de Cristo Rey. Curiosamente el recuerdo po

    ha borrado las brutalidades cometidas en no

    de Cristo por los cristeros. Desde

    el

    punto d

    ta de los revolucionados la cristiada fue bue

    por lo menos perdonable.

    8) El agrarismo que lleg a su plenitud e

    das del presidente Crdenas dej en general

    nos recuerdos

    entre

    los campesinos pobr

    malos

    entre

    los parvi y latifundistas. Estos

    mos han querido dejar una imagen deforme

    general Lzaro Crdenas. Con todo, nadie h

    dido despojar al ltimo presidente de

    la

    Re

    cin del reconocimiento

    mayoritario

    del pu

    La historia recordada por la gente del com

    complace en el episodio de la expulsin del

    Mximo, conseguido sin derramamiento de

    gre; en

    el

    reparto al por mayor de las hacie

    en la reapertura del culto catlico; en los m

    multitudinarios, y sobre todo en las grandes

    nifestaciones con que' se apoya la medida

    popular del proceso revolucionario, la expr

    cin de los bienes de las compa as petrolera

    g

    Los revolucionados nunca vieron con

    nos ojos

    la

    etapa violenta de

    la

    Revoluci

    decenio 1911-1920, dizque por:

    Haberse visto cosas muy duras

    en esas revoluciones:

    estropicios, quemazones,

    golpizas y colgaduras.

    ligiosas. Tampoco le perdonarn a Obregn y Call

    7) La inquina contra la Iglesia Catlica de los persecucin religiosa. El pueblo

    comenza

    o s l l e - ( ) b r l l g n ~ C a l l e s , , - P o r t e s - G i l l J a T e c e - - t o m a r l l l gusto--a-lifLan-cm:area'da-Re17ulu

    ser

    la

    causa mayor del poco aprecio popular para cuando se

    le

    puso un hasta aqu a raz del

    la

    poca jacobina

    de

    nuestra lucha. Quienes ahora flicto petrolro de 1938. Por lo

    menosa

    cumplen de setenta a ochenta aos de edad erilos deduce de los fragmentos de historia oral

    pueblos de Michoacn, Jalisco y Colima recuerdan

    ,historia

    pueblerina de que se dispone, no ob

    12

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    9/10

    te

    que se trata de una historia muy contaminada

    por la escuela y los medios oficiales de comu ni-

    cacin.

    10

    No

    podemos incurrir en

    la

    ingenuidad de

    creer que

    la

    historia recordada de los revolucio

    nados, y en definitiva de

    la

    mayor parte de

    la

    gente de Mxico que vivi las dcadas de los

    diez, veinte y treinta, no se ha dejado influir

    por

    el concepto oficial de

    la

    Revolucin que se ense

    a en los diversos niveles escolares, en la prensa

    peridica, en

    la

    radio y en

    la

    televisin. En a

    gunos casos

    se

    fusionan

    el

    discurso histrico de

    gobierno y

    la

    memoria colectiva; en otros sim

    plemente se yuxtaponen. Quiz en ningn mo

    mento

    la

    tesis oficial ha borrado

    la

    certidumbr

    del pueblo.

    Aunque las anteriores notas son merament

    provisionales, no invalidan la tesis de que

    Revolucin Mexicana ha sido contemplada d

    manera muy diferente por el recuerdo histric

    de los revolucionarios o la clase media que asum

    el poder en Mxico a partir de 1911, por

    la

    histo

    ria exquisita de los acadmicos o

    la

    crema unive

    sitaria y por

    la

    memoria de los revolucionados

    el pueblo municipal y espeso. Tambin se man

    tiene la afirmacin que la historiografa acadm

    ca, rbitro en

    la

    contienda de los perfumados

    y la gente rasa, ha odo con la atencin

    el

    punt

    de vista de aqullos y hasta ahora ha escuchad

    muy poco a

    la

    memoria colectiva. La historiogra

    fa culta

    se

    ha dejado conducir por

    el

    discurs

    histrico oficial. Hasta

    se

    ha aceptado la satan

    zacin hecha por los revolucionarios en

    el

    pode

    del recuerdo histrico de los revoluionados. S

    dice de ste que carece de espontaneidad

    que es simple reflejo de las tesis reaccionarias d

    curas y aristcratas. Se confunde bajo

    el

    mism

    anatema la literatura histrico-conservadora y

    e

    recuerdo de las mayoras.

    Con todo, es enorme la diferencia

    entre

    l

    memorizado por las atribj.Jladas familias decente

    que novel Mariano Azuela y los recuerdos de

    l

    gente beneficiada con las reformas de

    la

    propie

    dad de

    la

    tierra y del trabajo en talleres y fbricas

    _. - - ~ j I I D - l a - r n e l l t e - C m l u s i a - e n c l l e n , a - l m - e H m i s m

    llera historiaspeblerinas

    yloslibrosso,br

    la R e v o l u c i n h e c h ~ s p o r autores resentidqs; po

    contrarrevolucionarios. de las dos aristocracias.

    los dos cleros.

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