Hito 4

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Reflexión talleres 3, 4 y 5. El taller 3, que consistía en elegir 6 frutos de la democracia y sus beneficios, parecía una actividad sencilla; pese a que nos tomó tiempo discutir y ponernos de acuerdo como grupo, me llevó a pensar en que nos guiábamos por un idealismo que no nos ha representado en ningún ámbito y que dista bastante (me referiré solo a mi) de cómo actuamos realmente, del tipo de ciudadana que soy. En esta instancia cuestioné nuestra selección, la participación podrá ser un beneficio que poco o nunca he aprovechado, expresarse en la actualidad puede convocar conflictos por los desacuerdos, la libertad de opinión puede disentir de lo que cotidianamente ocurre, donde si yo pienso distinto del otro y él se siente ofendido por mi opinión, será un beneficio para ambos que me la guarde. Mientras que las instancias para expresarme mi opinión y mis ideas no son aprovechadas, porque de cierta forma creo que me ha costado demasiado, llevándola a un caso puntual como son las elecciones, asistir y hacer valer mi opinión, que apenas en 3 ocasiones he validado a través de un sufragio (las últimas elecciones municipales y presidenciales). Antes de esto pensaba que al no sentirme representada no valía la pena ir a marcar una línea o anular mi voto; mi voz, me sonaba tan cliché que si muchos dejaran de pensar así se podía hacer una diferencia… y hoy estoy totalmente de acuerdo. Por qué yo podría criticar la elección de los demás si no fui capaz de hacer lo mismo que ellos, desprecié un derecho que me otorga el vivir en democracia. Por otro lado nos encontramos con que la democracia nos brinda opciones para elegir, pero en el sistema con que contamos hoy las opciones no son tan representativas; si no estoy de acuerdo ni con el candidato de derecha ni el de izquierda, quiero un candidato nuevo (no esos que llevan años disfrutando de puesto que los llena de beneficios y dinero

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Reflexión talleres 3, 4 y 5.

El taller 3, que consistía en elegir 6 frutos de la democracia y sus beneficios, parecía una actividad sencilla; pese a que nos tomó tiempo discutir y ponernos de acuerdo como grupo, me llevó a pensar en que nos guiábamos por un idealismo que no nos ha representado en ningún ámbito y que dista bastante (me referiré solo a mi) de cómo actuamos realmente, del tipo de ciudadana que soy. En esta instancia cuestioné nuestra selección, la participación podrá ser un beneficio que poco o nunca he aprovechado, expresarse en la actualidad puede convocar conflictos por los desacuerdos, la libertad de opinión puede disentir de lo que cotidianamente ocurre, donde si yo pienso distinto del otro y él se siente ofendido por mi opinión, será un beneficio para ambos que me la guarde. Mientras que las instancias para expresarme mi opinión y mis ideas no son aprovechadas, porque de cierta forma creo que me ha costado demasiado, llevándola a un caso puntual como son las elecciones, asistir y hacer valer mi opinión, que apenas en 3 ocasiones he validado a través de un sufragio (las últimas elecciones municipales y presidenciales). Antes de esto pensaba que al no sentirme representada no valía la pena ir a marcar una línea o anular mi voto; mi voz, me sonaba tan cliché que si muchos dejaran de pensar así se podía hacer una diferencia… y hoy estoy totalmente de acuerdo. Por qué yo podría criticar la elección de los demás si no fui capaz de hacer lo mismo que ellos, desprecié un derecho que me otorga el vivir en democracia.

Por otro lado nos encontramos con que la democracia nos brinda opciones para elegir, pero en el sistema con que contamos hoy las opciones no son tan representativas; si no estoy de acuerdo ni con el candidato de derecha ni el de izquierda, quiero un candidato nuevo (no esos que llevan años disfrutando de puesto que los llena de beneficios y dinero sin hacer nada por quienes lo llevaron allí), es tan poco probable que este logré ser mi representante porque el sistema binominal es como un símbolo infinito que se cierra a que se efectúen realmente los principios de la democracia que hemos definido.

Ahora, retomando parte de lo que se comentó en las clases, en ámbitos más cotidianos de la vida, tampoco son visibles o estos beneficios de la democracia, lo que es más palpable para las personas. Esto hace todavía más lejana la democracia como una forma de vivir en la que nos comprometemos. Replicamos lo que la sociedad ha construido a distintas escalas, en la escuela con superiores que reciben presión de sus propios superiores, profesores que actúan bajo el mismo dominio y que poco a poco olvidan esos paradigmas bajo los que fueron formados (en la teoría) y se transforman en otros productores de niños serviles al mismo sistema, sin estímulos y motivaciones, escasos de creatividad, de crítica y poco reflexivos… finalmente todos hacemos vista gorda a aquello en lo que nos hemos convertido. Nos resulta simple hablar desde lo que suena correcto, pero practicarlo es difícil porque debemos ir contra la corriente y para ello debemos aprender tanto de la vida, de nuestra historia, de nuestras raíces y las influencias que recibimos; es complejo ser objetivo y para ello solo nos queda intentar formarnos como personas y profesionales íntegros, éticos, competentes.