HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta...

16
HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en la que empieza el texto. Bibliografía obligatoria: (PAG 2) BOBBIO, Juan Carlos, MATTEUCCI, Nicola y PASQUINO, Gianfranco: “Ciencia Política”,Diccionario de Política, Siglo XXI, 1993. (PAG 10) URBANI Giuliano: “Política Comparada”, Diccionario de Política de Bobbio y Matteucci(comp.), México, Siglo XXI, 1986. (PAG 13) TORRE, Juan Carlos: “A la sombra de la revolución y la dictadura. Una reflexión sobre la ciencia política en Argentina como empresa intelectual”, en Revista de Reflexión y Análisis Político PostData, Número 12, agosto 2007.

Transcript of HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta...

Page 1: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

HOJA DE RUTA UNIDAD 1

En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la

página en la que empieza el texto.

Bibliografía obligatoria:

● (PAG 2) BOBBIO, Juan Carlos, MATTEUCCI, Nicola y PASQUINO, Gianfranco:

“Ciencia Política”,Diccionario de Política, Siglo XXI, 1993.

● (PAG 10) URBANI Giuliano: “Política Comparada”, Diccionario de Política de Bobbio

y Matteucci(comp.), México, Siglo XXI, 1986.

● (PAG 13) TORRE, Juan Carlos: “A la sombra de la revolución y la dictadura. Una

reflexión sobre la ciencia política en Argentina como empresa intelectual”, en Revista

de Reflexión y Análisis Político PostData, Número 12, agosto 2007.

Page 2: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

Diccionario de Política

Norberto BobbioNicola MatteucciGianfranco Pasquino

SIGLO VEINTIUNO EDITORES

México, 1993

Este material se utiliza con finesexclusivamente didácticos

Page 3: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

2

CIENCIA POLÍTICA

I. Ciencia política en sentido amplio y en sentido estricto

La expresión “c. política” puede ser usada en un sentido amplio y no técnico para denotar cualquierestudio de los fenómenos y de las estructuras políticas, conducido con sistematicidad y con rigor, apoyado enun amplio y agudo examen de los hechos, expuesto con argumentos racionales. En esta acepción el término“ciencia” es adoptado en su significado tradicional como opuesto a “opinión” donde “ocuparsecientíficamente de política” significa no abandonarse a la creencia del vulgo, no lanzar juicios sobre la basede datos no atinados, remitirse a la prueba de los hechos. En este sentido la expresión no es nueva, pues hasido ampliamente usada en el siglo pasado, especialmente en Alemania; no resulta superfluo recordar que loscélebres Principios de filosofía del derecho de Hegel (1821) tienen como subtítulo Ciencia del estado[Staatswissenschaft] en compendio. Una importante tradición de “ciencia del estado” se desarrolla enAlemania en la primera mitad del siglo pasado por obra de estudiosos de la organización estatal (de laadministración pública) como Robert von Mohl y Lorenz von Stein. En Francia y en Italia la expresión c.política tenía mayor amplitud, como lo demuestra la célebre colección de obras italianas y extranjerasdirigida por Attilio Brunialti bajo el titulo de “Biblioteca de scienze politiche”, donde se publicó un ensayosobre Le scienze politiche nello stato moderno (vol. 1, 1884, pp. 9-74).

En un sentido más estricto y por lo tanto más técnico en cuanto cubre un área bastante biendelimitada de estudios especializados y en parte insitucionalizados, con cultores vinculados entre sí que sereconocen “politólogos”, la expresión c. política indica una orientación de los estudios que se proponeaplicar, en la medida de lo posible, el análisis del fenómeno político –o sea en la medida en que la materia lopermite, pero siempre con el mayor rigor– la metodología de las ciencias empíricas (sobre todo la que resultade la elaboración y de la codificación efectuada por la filosofía neopositivista). Más brevemente, “c. política”en sentido estricto y técnico designa a la “ciencia empírica de la política”, o a la “ciencia de la política”conducida según la metodología de la ciencia empírica más desarrollada, como en el caso de la física, de labiología, etc. Cuando hoy se habla de desarrollo de la c. política se hace referencia a las tentativas orientadas,con mayor o menor éxito pero que intentan obtener una gradual acumulación de resultados, a promover elestudio de la política hasta alcanzar el nivel de ciencia empírica (rigurosamente entendida).

En este sentido más específico de “ciencia”, la c. política se distingue cada vez más de toda búsquedadirigida no ya a describir y a comprender aquello que es sino a delinear, y por lo tanto a prescribir, lo quedebe ser, búsqueda apropiada a la que se suele ahora dar comúnmente el nombre de “filosofía política”. Si seacepta esta distinción, en la obra de los clásicos del pensamiento político resulta muy difícil señalar lo quepertenece a la ciencia y lo que pertenece a la filosofía; por el contrario, los “politólogos” contemporáneostienden a caracterizar su propia obra como “científica” en cuanto pone el acento sobre lo que la distingue dela filosofía. Si bien no es oportuno detenerse en el concepto de “filosofía política”, en cuanto distinta de la c.política, conviene por lo menos advertir que entramos nuevamente a la noción de filosofía política comoestudio orientado deontológicamente, tanto en las construcciones racionales de la república ideal, que handado vida al filón de la “utopía”, como a las idealizaciones o racionalizaciones de un tipo de régimen posibleo ya existente, característico de la obra de los clásicos del pensamiento político moderno (como Hobbes,Locke, Rousseau, Kant, Hegel). Más que sobre la distinción de proyección utopista e idealizante y análisisempírico, Sartori especifica la diferencia entre filosofía política y c. política en la falta de operatividad o deaplicabilidad de la primera, donde “la filosofía no es [...] un pensar para aplicar, un pensar en función de latraductibilidad de la idea en el hecho”, mientras que la ciencia “es teoría que remite a la investigación [ ... ],traducción de la teoría en práctica”, en suma un “proyectar para intervenir” (Sartori, 1972). Se podría objetarque, en cuanto a la operatividad, no está dicho que los ideales hayan sido, en la historia de los cambiospolíticos, menos “operativos” que los consejos de los “ingenieros” sociales.

II. Caracteres de la ciencia política contemporánea.

La constitución de la c. política en ciencia empírica en tanto empresa colectiva y acumulativa esreciente, pudiendo ser consideradas obras de c. política –al menos en parte y en su inspiración fundamental ytambién en el sentido restringido y técnico de la palabra– algunas obras clásicas como las de Aristóteles,Maquiavelo, Montesquieu, Tocqueville, en la medida que ellas tienden a la formulación de tipologías, de

Page 4: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

3

generalizaciones, de teorías generales, de leyes, todas éstas relativas a los fenómenos políticos, fundadas enel estudio de la historia, o sea sobre análisis factuales.

Es verdad por otro lado que la c. política como disciplina y como institución nace en la segundamitad del siglo pasado: ella representa un momento y una determinación específica del desarrollo de lasciencias sociales, que ha caracterizado precisamente el progreso científico del siglo XIX y ha tenido susexpresiones más relevantes e influyentes en el positivismo de Saint-Simon y Comte, en el marxismo y en eldarwinismo social. En cuanto momento y determinación específica del desarrollo de las ciencias sociales, elnacimiento de la c. política moderna se produce a través de la separación de los estudios políticos respecto dela matriz tradicional del derecho (en particular del derecho público). No conviene en efecto olvidar que lafilosofía política moderna desde Hobbes hasta Kant se presenta como una parte, y sólo como una parte, deltratamiento del derecho natural, en la que el estado aparece como un ente jurídico, creado a través de un actojurídico (como el contrato o los contratos, que se constituyen en fundamento de legitimidad) y, una vezinstituido, creador él mismo de derecho (el derecho positivo). Esta separación de la matriz jurídica esevidente y esta dicha en forma taxativa por dos autores que más que el resto pueden ser considerados, a miparecer, como los iniciadores de la c. política moderna: Ludwig Gumplowicz, cuya obra Die soziologischeStaatsidee data de 1892, y Gaetano Mosca, que publicó la primera edición de los Elementi di scienza politicaen 1896.

En nuestro siglo el desarrollo de la c. política sigue de cerca la suerte de las ciencias sociales ysoporta su influjo ya sea porque utiliza el modo de aproximarse al análisis del fenómeno político (oapproach) o bien porque hace suyo el uso de ciertas técnicas de investigación. El país en el cual la c. políticacomo ciencia empírica ha sido cultivada con mayor intensidad, Estados Unidos, ha sido justamente el lugaren el que las ciencias sociales han tenido en los últimos años un mayor desarrollo. Con respecto al approach,se ha realizado con particular intensidad en los últimos veinte años (aunque su inicio puede remitirse alartículo de Charles E. Merriam, “The present state of the study of politics”, que es de 1921) el paso del puntode vista institucional (que reflejaba todavía la tradicional matriz jurídica de los estudios políticos) al punto devista “conductista”, según el cual el elemento simple que debe presidir todo estudio de la política quepretenda hacer un legítimo y fecundo uso de la metodología de las ciencias empíricas es el comportamientode los individuos y de los grupos que actúan políticamente, cual es por ejemplo el voto, la participación en lavida de un partido, la búsqueda de una clientela electoral, la formación del proceso de decisión a los másdiversos niveles. Respecto de la técnica de investigación se produce un pasaje también decisivo del usoexclusivo de la recolección de datos de la documentación histórica, del cual se han valido los estudiosospolíticos del pasado, desde Aristóteles hasta Maquiavelo y desde Montesquieu hasta Mosca, al empleo cadavez más frecuente (vuelto posible por lo demás por la tentativa conductista de la observación directa o decampo a través de la técnica, tomada de la sociología; de la investigación por sondeo o por entrevista. Detodo esto ha resultado un enorme aumento de los datos a disposición del investigador que requiere a su vez,para que puedan ser manejables y por lo tanto para su proficua utilización, del uso creciente de métodoscuantitativos. La cada vez más amplia utilización de los métodos cuantitativos en las ciencias sociales, y porreflejo en la c. política, tantas veces solicitada y no siempre fructífera en los hechos, y ante los cambiosproducidos en el objeto mismo de la investigación, aparece como inevitable; lo que no significa que sea, odeba devenir, exclusiva y exhaustiva.

III. Sus condiciones de desarrollo.

En confrontación con los estudios políticos del pasado el estado presente de la c. política secaracteriza por la disponibilidad de un número de datos incomparablemente mayor que aquellos de los cualespodían hacer uso los estudiosos del pasado. Además del cambio en las formas de aproximación y de laintroducción de nuevas técnicas de investigación, el creciente número de datos depende también de laextensión gradual de los intereses de los politólogos más allá de la zona de las naciones europeas o deinfluencia europea, en el tiempo (civilización primitiva, mundo oriental, civilización precolombina) y en elespacio (las llamadas naciones del tercer mundo). En oportunidad de considerar las instituciones de México,India y China, Mosca había puesto ya de relieve la escasa importancia del análisis de Maquiavelo en lamedida en que había logrado sus datos únicamente de la historia romana y de algunas naciones europeas desu tiempo. La ampliación de los horizontes culturales de los politólogos de hoy por encima de los límitestradicionales de la ciencia europea permitiría devolver a Mosca la misma crítica que él había hecho aMaquiavelo. Karl Deutsch enumera nueve especies de datos desarrollados por los politólogos en los últimosaños o puestos a su disposición: sobre élites, sobre las opiniones de las masas, sobre el comportamiento delvoto de los electores y de los miembros del parlamento, los llamados datos agregados obtenidos a través de

Page 5: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

4

estadísticas relevantes para el estudio de los fenómenos políticos, datos históricos, datos producidos por otrasciencias sociales sobre las condiciones y los efectos de las comunicaciones, datos secundarios derivados denuevos procedimientos analíticos, matemáticos y estadísticos y de programas de computadoras. Para darsecuenta de la real entidad de los nuevos datos de que pueden disponer en la actualidad los politólogos,conviene añadir que cada una de las nuevas especies de datos resulta paulatinamente conseguibles en unmayor número de países. En otras palabras: la ampliación intensiva de los datos se realiza simultáneamentecon la ampliación extensiva.

El rápido crecimiento extensivo de datos ha hecho posible una cada vez más amplia comparaciónentre regímenes de los más diversos países, estimulando los estudios de política comparada, tanto como parainducir a algunos a identificar sic et simpliciter la c. política contemporánea en su especificidad, o sea en ladiferencia que la distingue de disciplinas afines y de los estudios políticos del pasado, con la políticacomparada. En realidad la política comparada no es una novedad: el estudio factual del fenómeno político,que se remonta con razón a Aristóteles, ha comenzado con la comparación entre distintas constitucionesgriegas. El Esprit des lois de Montesquieu nació de un gran intento por “comparar” entre sí el mayor númeroposible de regímenes de todas las partes del mundo. En realidad lo que resulta nuevo es, como se decía, lacantidad de datos a disposición; pero se trata de una diferencia cuantitativa, no cualitativa. Es probable que elparticular relieve otorgado a la política comparada por algunos de los más destacados politólogos de estosúltimos años dependa también de la circunstancia de haber erróneamente aislado de entre los otros métodosde que se sirve la ciencia política, cuales son, juzgados coherentemente, el método experimental, el métodohistórico y el método estadístico, un presunto “método comparativo” que tendría el monopolio precisamentede la política comparada. De hecho un método comparativo no existe: la comparación es uno de losprocedimientos elementales y necesarios de toda investigación que pretenda devenir científica. El queestudia el sistema político italiano, por ejemplo, se sirve habitualmente de la comparación cuando trata deanalizar la diferencia, digamos, entre el parlamento de hoy y el de ayer. El hábito lingüístico de designar“política comparada” al estudio que confronta instituciones de distintos países no impide que elprocedimiento usado sea idéntico al que se emplea cuando se quiere destacar las semejanzas y las diferenciasentre dos instituciones del mismo país en una determinada dimensión histórica. Esto valida la comparaciónincluso si lo que hace, a causa de un cierto uso lingüístico consolidado, no se llama “política comparada”.Por otra parte el estudioso de política comparada no se limita en modo alguno a emplear el procedimiento dela comparación a la confrontación de los regímenes de los distintos países, pues hace uso sin retaceostambién del método histórico y del método estadístico. En otras palabras: la política comparada no sólo notiene la exclusividad de la comparación (en el sentido de que sólo los politólogos comparatistas hacencomparaciones) sino que tampoco se identifica con ella (en el sentido de que los politólogos comparatistashacen solamente comparaciones).

IV. Las principales operaciones de la ciencia política.

La creciente acumulación de datos permite a la c. política contemporánea la posibilidad de procedercon mayor rigor en el cumplimiento de las operaciones y en el logro de los resultados que son propios de laciencia empírica: clasificación, formulación de generalizaciones y consecuente formación de conceptosgenerales, determinación de leyes, por lo menos de leyes estadísticas o probabilísticas, de leyes de tendencia,de regularidad o uniformidad, elaboración (o propuesta) de teoría.

Como ejemplo de clasificación se pueden citar las numerosas tentativas recientes por perfeccionar latipología de los regímenes políticos que durante siglos permaneciera anclada en la clasificación aristotélicade las tres formas puras y de las tres correspondientes formas impuras de gobierno. Un ejemplo ya clásico declasificación es la tripartición weberiana de la forma de poder legítimo (tradicional, legal y carismático),todavía en uso, aunque sea susceptible de una mayor articulación. Un procedimiento típico de generalizaciónes el que ha conducido a la formulación del concepto de poder. y que frecuentemente es considerado como elconcepto unificador de todos los fenómenos que caen en el campo de la política (en el sentido de que seconsidera como fenómeno político a aquel en el que se encuentra un elemento que remite al concepto depoder). Un ejemplo bastante fecundo de hipótesis, aunque esté lejos de ser verificada, es aquel que hapresidido la reciente proliferación de los estudios sobre el “desarrollo político”: la hipótesis es que a undeterminado estadio de desarrollo económico-social corresponde un determinado estadio de desarrollopolítico, de donde se saca la consecuencia (prescriptiva) respecto de la imposibilidad o de la inoportunidadde acelerar el desarrollo político si éste no va acompañado de una correspondiente aceleración de desarrolloeconómico. Respecto de la regularidad o uniformidad, la c. política parece hasta ahora dispuesta a dar mayorcrédito a aquella que ha originado a la teoría de la clase política o de las élites, y que afirma que en todo

Page 6: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

5

régimen, sin importar su “fórmula política”, siempre es una minoría organizada, o un número restringido deestas minorías que luchan entre sí, la que gobierna. En su estudio sobre los partidos Robert Michels haelevado esta regularidad a la categoría de ley (la llamada “ley de hierro de la oligarquía”).

Marx y Engels, y también Lenin, formularon leyes de tendencia en lo que se refiere a la gradualextinción del estado en el llamado “estado de transición”, partiendo de la hipótesis de que el aparato estatales necesario mientras dure la división de la sociedad en clases antagónicas. Si por “teoría” se entiende, enuno de sus múltiples significados, un conjunto de proposiciones (sin que tengan necesariamente el estatus deproposiciones empíricas) en relación entre sí para formar una red coherente de conceptos, que sirvan deorientación para la explicación (y para la previsión)en un campo bastante amplio, una de las teorías másaceptadas, o por lo menos discutidas, entre los politólogos, es la “sistemática” (general system theory)propuesta por David Easton, y según la cual la vida política en su conjunto debe ser considerada como unproceso de inputs (demandas) que provienen del ambiente externo (económico, religioso, natural, etc.) y quese transforman en outputs (respuestas), como son las decisiones políticas a todos los niveles, que a su vezretroactúan sobre el ambiente circundante provocando nuevas demandas, y así sucesivamente.

V. Explicaciones y previsiones

A través de esta serie de operaciones que van desde la clasificación a la formulación degeneralizaciones, de uniformidad, de leyes de tendencia y de teoría –operaciones que la acumulacióncreciente de datos torna siempre más fecunda, pero en general siempre más difícil–, la c. política persigue suobjetivo, que es el propio de toda búsqueda que ambiciona el reconocimiento del estatus de ciencia(empírica), esto es de explicar y no solamente describir los fenómenos que tiene por objeto. El enormenúmero de datos de que puede disponer el estudioso de los hechos políticos, unido al uso de los métodoscuantitativos que le permiten dominarlos y poder servirse de ellos con cada vez mayor rapidez, ha puesto encrisis el tipo de explicación predominante en las ciencias sociales tradicionales y artesanales, que estabafundado en la búsqueda de uno o de pocos “factores”, y ha alentado a los investigadores a tener en cuentauna notable pluralidad de variables significativas cuyas interrelaciones pueden ser analizadas confiando en elcálculo estadístico. El estadio presente de la c. política, caracterizado por la difusión de la técnica del análisiscon muchas variables (multivariate analysis), representa, respecto del objetivo principal de toda búsquedaque se quiera presentar como ciencia, o sea respecto a una explicación, más que nada un momento crítico, oen el mejor de los casos reconstructivo, pero todavía no el esperado momento constructivo e innovativo. Lasexplicaciones tradicionales son refutadas por su carácter simplista en la medida que no tienen en cuenta lamultiplicidad de factores que interactúan, pero, precisamente como consecuencia de esta reconocidamultiplicidad, el proceso explicativo deviene siempre más complejo y sus resultados aparecen al menos hastaahora siempre más inciertos. A medida que aumenta el número de correlaciones, la interpretación de ellas, dela que depende la credibilidad de una explicación, resulta cada vez más compleja.

El proceso de explicación está estrechamente conectado con el de previsión, aunque sea posible unaexplicación que no permita la previsión y una previsión no fundada en una explicación: se explicageneralmente para prever. La previsión es el principal objetivo práctico de la ciencia (así como la explicaciónes el principal objetivo teórico). Desgraciadamente, cuando el proceso de explicación es incompleto no sepuede hablar de previsión científica sino en el mejor de los casos de conjetura o, peor aún, de profecía. Sepuede añadir que en las ciencias sociales, que tienen por objeto comportamientos humanos, es decir un serque es capaz de reacciones emotivas y de elecciones racionales, se verifica el doble fenómeno bien conocidode la previsión que se autodestruye (profecía verdadera que no se realiza) o que se autosatisface (profecíafalsa que se realiza). En su actual fase de desarrollo la c. política está bien lejos de poder hacer previsionescientíficas. Lo que no impide que algunos estudiosos de la cosa política busquen extrapolar ciertasprevisiones, si bien a medias, de las conclusiones una y otra vez alcanzadas. La tendencia a hacer previsioneses tan irresistible que un grupo de estudiosos de la política encabezados por Bertrand de Jouvenel estáelaborando de hace algunos años a esta parte un programa de investigación sobre los llamados “futuribles”.La diferencia entre la utopía de ayer y el futurible de hoy estriba en que el proyecto utópico está construidode una manera independiente de las líneas de tendencia del desarrollo social y por lo tanto de su mayor omenor grado de realización, mientras que el futurible es el conjunto de aquello que puede acaecer si serealizan determinadas condiciones; no es el futuro imposible (ni tampoco el necesario) sino el futuro posible.El futurible es el producto típico de la actitud científica frente al mundo, en especial frente al mundohistórico, mientras que la utopía es el producto típico de la imaginación filosófica.

Page 7: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

6

VI. Dificultades propias de la Ciencia Política.

Todo lo que se ha dicho hasta ahora sobre las tentativas que se realizan para acercar los estudiospolíticos al modelo de las ciencias empíricas no debe esconder las enormes y peculiares dificultades que seinterponen a la consecución del objetivo. En lo que respecta a la clasificación de la ciencia con base en lacomplejidad creciente, la c. política ocupa uno de los últimos puestos: en cuanto el sistema político es unsubsistema respecto del sistema social general, la c. política presupone la ciencia general de la sociedad (unpartido político, antes de ser una asociación política, es una asociación); en cuanto que el subsistema políticotiene la función primaria de permitir la estabilización y el desarrollo de un determinado subsistemaeconómico, y la coexistencia o integración del subsistema económico con determinados subsistemasculturales (de los cuales el principal es la iglesia o las iglesias), la c. política no puede prescindir de la cienciaeconómica mientras que ésta sí puede desechar a aquélla (es la misma relación que existe entre física ybiología); tampoco puede prescindir de los subsistemas culturales (considérese la importancia que tiene paralos estudios de política, por ejemplo, el problema de los “intelectuales” y de las ideologías).

La c. política es además una disciplina histórica, o sea una forma de saber cuyo objeto se desarrollaen el tiempo y está en continua transformación: lo que hace imposible de hecho uno de los procedimientosfundamentales que permite a los físicos y a los biólogos la verificación o falsificación de sus propiashipótesis, esto es la experimentación. No se puede reproducir una revuelta de campesinos en el laboratoriopor razones más que obvias, entre las cuales la más significativa es la siguiente: una vez reproducida, nosería más una revuelta (piénsese en la relación entre una acción escénica, que se puede repetirindefinidamente, y la realidad representada: el Hamlet de Shakespeare no es el príncipe de Dinamarcarealmente vivido).

En fin, la c. política, en cuanto ciencia del hombre, del comportamiento humano, tiene en común contodas las otras ciencias humanas dificultades específicas que derivan de algunas características de la acciónhumana, de las cuales tres son particularmente relevantes: a] el hombre es un animal teleológico que cumpleacciones y se sirve de cosas útiles para el logro de fines no siempre declarados y frecuentementeinconscientes: se puede asignar un significado a la acción humana sólo si se logra conocer el fin, de donde laimportancia que tiene en el estudio de la acción humana el conocimiento de las motivaciones (ningunaciencia social, y por lo tanto tampoco la c. política, puede prescindir del aporte de la psicología); b] elhombre es un animal simbólico que se comunica con sus semejantes mediante símbolos (el más importantede los cuales es el lenguaje): el conocimiento del hacer humano requiere el desciframiento e interpretaciónde estos símbolos, cuyo significado es casi siempre incierto, a veces ignoto y reconstructible sólo porconjetura (las lenguas muertas o primitivas); c] el hombre es un animal ideológico, que se sirve de valoresvigentes en el sistema cultural en que está inserto para racionalizar su propio comportamiento, que hace usode motivaciones distintas de las reales a los efectos de justificarse o de obtener consenso, y de allí laimportancia que asume en la investigación social y política la tarea de develamiento de lo que está oculto.esto es el análisis y la crítica de la ideología.

VII. El problema de la avaloración.

Si una forma de saber está más cercana al ideal-límite de la cientificidad cuanto más logra eliminar laintrusión de juicios de valor (la llamada “avaloración”), la c. política está ciertamente entre aquellas cienciasen que la avaloración se presenta corno más difícil de lograr. Cuando se habla de avaloración no se hacereferencia ni a la valoración que preside la elección del argumento por estudiar (elección que puede dependermuy bien también de una preferencia política) ni a la valoración que el investigador puede sacar de losresultados de la investigación a los fines de reforzar o debilitar un determinado programa político (en esoconsiste la función crítica o prescriptiva a la que la c. política no puede renunciar). Se hace aquí referencia ala suspensión de los propios juicios de valor durante la investigación para evitar de esa manera ser influida yperder objetividad. Es necesario tener siempre presente la distinción entre la ciencia como operación humanasocial, que en cuanto tal es asumida y utilizada para objetivos sociales, y los procedimientos prescritos parael mejor cumplimiento de esta operación, entre los cuales ocupa un puesto importante la abstención dejuicios de valor. La avaloración, que es garantía de objetividad (sólo el carácter de objetividad asegura a laciencia su característica función social), es perfectamente compatible con el compromiso ético y políticorespecto del argumento previamente elegido o de los resultados de la investigación, que garantiza larelevancia de la empresa científica. El peligro de que una investigación en la que el investigador estádemasiado empeñado carezca de objetividad no es menos grave que el peligro inverso, esto es que unainvestigación perfectamente objetiva carezca de relevancia (como podría ser una investigación sobre el color

Page 8: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

7

de las medias de los diputados italianos de la tercera legislatura). Es realmente deplorable la confusión, comoya se hizo notar, entre objetividad e indiferencia: la objetividad es un requisito esencial de la ciencia; laindiferencia es una actitud –no provechosa para la buena investigación científica– del hombre de ciencia.

La avaloración, como canon (uno dé los cánones) de la investigación que pretenda ser objetiva, noexcluye, como se ha dicho, la función práctica (o prescriptiva) de la investigación misma a través de lautilización de los resultados alcanzados. Así, la c. política tanto más cumple su función práctica cuando másobjetiva es: el desarrollo de las ciencias sociales en general (comenzando por la economía y terminando porla c. política) está estrechamente conectado con la convicción de que el conocimiento científico del sistemasocial general y de los subsistemas que lo componen, y de sus relaciones, justamente en cuanto objetivas,prestan un servicio útil a la acción política y contribuyen a la realización de una sociedad “más justa”:piénsese en la función práctica que ha venido asumiendo desde hace más de un siglo el socialismo“científico” y en la conexión entre su función práctica y su (proclamada) cientificidad. El desarrollo real dela c. política está guiado más o menos conscientemente por el ideal de una política científica, es decir de unaacción política fundada en el conocimiento cada vez más riguroso de las leyes objetivas del desarrollo de lasociedad y por lo tanto no abandonada al caso o a la intuición de los investigadores políticos. En la luchacontra toda falsificación ideológica de los móviles reales de la acción humana, en su concepción “realista”general del hacer humano, la c. política nace ella misma en un contexto social e ideológico bien específicodonde se va abriendo paso el ideal de la política como ciencia, es decir de una política no ideologizada. Enconsecuencia, la tarea más urgente y al mismo tiempo también más comprometida en lo que respecta a estafase de la c. política es la de someter a análisis y, eventualmente, de poner en cuestión la propia ideología dela política científica; examinando su significado histórico y actual, poniendo de relieve los límites y lascondiciones de practicabilidad, en fin, indicando las eventuales líneas de desarrollo.

Page 9: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

8

BIBLIOGRAFÍA

Sobre el objeto, el método y los fines de la ciencia política: A design for political science: scope, objectives,and methods, Filadelfia, American Academy of Political and Social Sciences, 1966;U. Cerroni, Introducción al pensamiento político (1967), México, Siglo XXI, 1967;J.C. Charlesworth, Teorie e metodi in scienza politica (1967), Bolonia, II Mulino, 1971;M. Duverger, Métodos de las ciencias sociales (1959), Barcelona, Ariel, 1967;H. D. Lasswell, El futuro de la ciencia política (1964), Madrid, Tecnos, 1971;N. Matteucci, La scienza politica, en Le scienze umane in Italia, Bolonia, II Mulino, 1971;E. J. Mechan, The theory and method of political analysis, Homewood, Dorsey, 1965;J. Meynaud, Introducción a la ciencia política (1959), Madrid, Tecnos, 1971;G. Sartori, Alla ricerca della sociologia politica, en Rassegna Italiana di Sociologia, IX, 1968;G. Sartori, La scienza politica, en Storia delle idee politiche, economiche e sociali. dirigida por L. Firpo,

Turín, UTET, 1972, vol. VI;G. Sartori, Política: lógica y método en las ciencias sociales (1979), México, Fondo de Cultura Económica,

1984;G. Sartori (comp.), Antologia di scienza politica, Bolonia, II Mulino, 1970 (en particular Metodi, approcci e

teorie, con una introducción de G. Urbani);V. van Dyke, Ciencia política: un análisis filosófico (1960), Madrid, Tecnos, 1971;H.V. Wiseman, Politics the master science, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1969.

Sobre la situación de la ciencia política en los principales países:O. Stammer (comp.), Politische Forschung, Colonia, Westdeutscher, 1960;para Estados Unidos:A. Somit y J. Tanenhaus, The development of poltiical science, Boston, Allyn and Bacon, 1967;en sentido crítico:B. Crick, The American science of polifics: its origins and conditions, Berkeley, University of California

Press, 1959;para Francia:La science politique, en Revue de l´Enseignement Supérieur, 1965, núm. 4;para Italia:N. Bobbio, Saggi sulla scienza politica in Italia, Bari, Laterza, 1969;N. Bobbio, Teoria e ricerca politica in Italia, en II Politico, XXV, 1961; A. Spreafico, Studi politici escienza política in Italia, en Annuario Politico Italiano, Milán, 1964.

Page 10: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en
Page 11: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en
Page 12: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en
Page 13: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

A la sombra de la revolución y la dictadura. Una reflexión sobre la ciencia política en

Argentina como empresa intelectual*

por Juan Carlos Torre**

* Intervención en el Congreso de la Asociación Brasileira de Ciencia Política, Belo

Horizonte,2006. **

Profesor de Ciencia Política en la Universidad Torcuato Di Tella. E-mail:

[email protected].

Para trazar en forma sintética la trayectoria más cercana de la ciencia política he escogido

un punto de partida -los años setenta- y una hoja de ruta organizada sobre tres dimensiones:

(a) las condiciones del campo intelectual, (b) los ejes temáticos de la disciplina y (c) la

relación entre el saber intelectual y la vida pública.

Comenzando, pues, por el punto de partida, los años setenta, recordemos que éstos fueron

los años transcurridos en medio de la vorágine política desatada por la activación de la

protesta social y por la violencia armada. Una de sus consecuencias fue la gran recepción

alcanzada por la consigna Todo es política. A lo largo de los diez años previos, en los

estudios sociales se había ido gestando trabajosamente un campo intelectual,

crecientemente autónomo, esto es, con reglas propias de reconocimiento y validación de las

credenciales profesionales. Este desarrollo, congruente con transformaciones similares que

se operaban en otros ámbitos de la cultura, recibió un golpe mortal por obra de esa vorágine

política que en forma arrolladora invadió el campo intelectual. Contra este nuevo telón de

fondo, el intelectual comenzó a legitimarse ya no por lo que sabía, según criterios

profesionales, sino por lo que hacía, y lo que hacía era cada vez más una práctica

directamente política motorizada por la idea de la revolución. Bajo el imperio de esa idea y

de la expectativa de su realización, segura e inminente, numerosos escritores dejaron de

escribir, numerosos pintores dejaron de pintar, numerosos científicos sociales dejaron de

investigar y subordinaron sus habilidades a las demandas de la acción política. Las

excepciones, que las hubo, no lograron detener la pérdida de la autonomía de la cultura

precipitada por la consigna Todo es política.

El colapso de la idea de revolución y la muerte de la generación de jóvenes que tomó las

armas en su nombre por obra del terrorismo de Estado fue el segundo momento crítico de

los años setenta. La dictadura prosiguió, a su turno, con la devastación del campo cultural,

centrada ahora contra la figura de "los subversivos desarmados", mediante los múltiples

dispositivos de una maquinaria represiva que no tenía precedentes en la larga historia

argentina de golpes militares. El resultado fue la creación de un sofocante clima

intimidatorio en los círculos intelectuales. Muchos optaron por irse del país y continuar su

labor en el extranjero; los que no lo hicieron se replegaron en un exilio interior, con

frecuencia dentro de pequeños centros de estudios para-universitarios. Estas dos

experiencias, la que tuvo lugar en el exterior y la que se desenvolvió en la llamada

"universidad de las catacumbas", constituyeron a su tiempo los ámbitos propicios para que

comenzara el cuestionamiento de la relación entre cultura y política predominante en los

años setenta. Más concretamente, fueron experiencias que contribuyeron a reponer la

separación entre prácticas culturales y prácticas políticas y, al hacerlo, pusieron en marcha

un auspicioso desarrollo institucional, a saber, la convivencia de intelectuales con

diferentes posturas ideológicas dentro de una misma comunidad académica.

Page 14: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

Con la vuelta del país a la democracia en 1983 los frutos de ese proceso de despolitización

de la cultura, -según la definición de Silvia Sigal en su libro Intelectuales y poder en

Argentina- encontraron la atmósfera adecuada para su maduración. Se asistió, así, al

establecimiento de jerarquías culturales reconocidas, esto es, de pautas de vida académica

compartidas por sobre los contrastes ideológicos y éstas pavimentaron el sendero para la

consolidación de las ciencias sociales como empresas intelectuales. La disciplina que sacó

partido de este nuevo escenario fue la ciencia política. Hasta entonces su desenvolvimiento

había sido opacado por el de la sociología, la cual supo expresar mejor el paradigma de la

modernización en boga en los años cincuenta y sesenta. Ahora, con el fin de la dictadura y

frente a los desafíos de la transición democrática, la ciencia política fue proyectada a un

lugar más sobresaliente. Gracias a ello experimentó una creciente expansión: dejó de estar

confinada a la actividad de pequeños núcleos intelectuales para ser la vedette de la nueva

oferta académica de varias universidades públicas y privadas, superando a los estudios de

sociología e incluso atrayendo a sus filas un cierto número de sociólogos.

La expansión experimentada por la ciencia política fue hecha posible por la convergencia

previa en torno de criterios profesionales compartidos. Esa convergencia permitió, en

efecto, que intelectuales con posturas ideológicas diferentes se pusieran de acuerdo a la

hora de discriminar entre un texto de corte académico y un texto políticamente motivado y

que sometieran por igual sus argumentos a la prueba de su coherencia lógica y su refutación

empírica. Sobre este fondo común se diferenciaron distintos estilos de trabajo. Al respecto,

una clasificación frecuentemente utilizada los distingue según sus exigencias

metodológicas, en breve, una metodología más blanda versus una metodología más dura.

En el primer casillero tenemos a los trabajos más cualitativos, en el segundo las

investigaciones más cuantitativas y formales. Vista desde este ángulo, la evolución de la

disciplina se ha caracterizado -como ocurre en otros países de la región- por un

pronunciado eclecticismo, por la ausencia de un abordaje uniforme y canónico. Este ha sido

un desenlace previsible en una comunidad académica cuyas figuras principales se formaron

tanto en los Estados Unidos como en Europa y sobre todo, en momentos diferentes.

No obstante, si tuviéramos que hacer un corte en los estilos de trabajo, sería un corte de

carácter generacional: los graduados en ciencia política en los recientes años noventa

tienden a construir sus objetos de estudio con un mayor énfasis en los aspectos

metodológicos, en armonía con tendencias predominantes en la academia de los Estados

Unidos. El despliegue de estas tendencias tropieza en Argentina con un fuerte obstáculo: la

carencia de una masa voluminosa y confiable de datos cuantitativos. Una buena parte de los

esfuerzos de investigación está dedicada precisamente a superar ese déficit. No sorprende

que, frente a este estado de cosas, las preguntas que se formulan a los fenómenos políticos

se concentren sobre cuestiones que admiten un tratamiento cuantitativo y se omitan otras

para las cuales no están disponibles los instrumentos que se reputan adecuados. Finalmente,

para cerrar esta breve incursión sobre los estilos de trabajo, hay que destacar que existe en

la disciplina una difundida curiosidad por las experiencias políticas de otros países de

América Latina. Son numerosos los proyectos en colaboración a través de las fronteras que

han acercado a investigadores con preocupaciones afines. Señalemos, sin embargo que,

fuera de ejemplos aislados, esa curiosidad ha funcionado como un antídoto del

provincialismo pero no se ha traducido en análisis comparativos de carácter sistemático.

Dirigiendo ahora la atención a los ejes temáticos de la disciplina tenemos una primera

constatación: la ciencia política acompañó la trayectoria de la Argentina en la transición

hacia la democracia y orientó el análisis y la investigación a los desafíos políticos que el

Page 15: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

país tenía por delante. Esta sintonía con la agenda pública fue la expresión del compromiso

intelectual gestado a la sombra de la derrota de la utopía revolucionaria y de la experiencia

límite en los años de la dictadura. La revalorización de la democracia política, en la que se

cruzaron tragedias colectivas y personales, por un lado, definió los tópicos de la reflexión

de los científicos políticos y, por otro, influyó sobre el talante de sus intervenciones en la

vida pública. De este último aspecto nos ocuparemos al final de nuestro recorrido. En

cuanto al primero, -los ejes temáticos de la disciplina-, digamos que después de los debates

sobre la transición a la democracia de principios de los ochenta la reflexión apuntó luego a

dos tópicos principales, la calidad de la democracia y la dinámica e impacto de las

instituciones del gobierno democrático. Llevaría más tiempo del que disponemos hacer el

inventario de los estudios sobre la presidencia, la relación del ejecutivo y el congreso, los

partidos políticos, las reglas electorales y las elecciones, el federalismo político, los grupos

de interés y las políticas públicas, la opinión pública y las prácticas ciudadanas, etc.

Podemos sí destacar, concientes de la simplificación, que al cabo de esa exploración nos

encontramos de nuevo, cara a cara, con viejos demonios tutelares de la vida política

argentina, como el caudillismo democrático y la tentación persistente por la concentración

del poder, como la fragilidad de las mediaciones políticas y su contrapartida, los brotes

periódicos de lo que se llamó el pretorianismo de masas y hoy se conoce como la política

ciudadana en las calles. A lo largo de estos años, uno y otro se han alternado en el escenario

político del país, manteniendo entre sí una estrecha solidaridad.

De vuelta de las ilusiones de los tiempos de la transición aprendimos en primera persona

una verdad conocida de la ciencia política: la construcción de un orden institucional se

parece muy poco al acto de pintar un cuadro sobre una tela en blanco. Más bien, la

construcción de un orden institucional es tributaria de la trayectoria previa de sus

tradiciones y prácticas políticas y lleva la marca de sus circunstancias históricas. Así,

mientras se diluían las expectativas de un nuevo comienzo se fue delineando con el paso

del tiempo el perfil de la democracia argentina realmente existente, esa en la cual el acceso

al poder es democrático en tanto que el ejercicio del poder tiende a ser bastante autocrático.

Para concluir me referiré a la tercera de las dimensiones de la hoja de ruta con la que he

procurado describir la evolución reciente de la ciencia política: la relación entre el saber

intelectual y la vida pública. Al respecto, comenzaré destacando que en los últimos

venticinco años los científicos políticos han tenido una fuerte visibilidad en los debates

públicos. Al contrario de lo que ocurre en la academia norteamericana, cuya actividad se

desenvuelve habitualmente entre las paredes de las universidades, aquí y en general en

América Latina, las solicitaciones de los medios y de los círculos de opinión y del gobierno

están a la orden del día. Esta palabra pública de los científicos políticos no es sólo un

fenómeno de demanda; ella también responde a su más nuevo compromiso cívico con la

suerte de la democracia. Con este compromiso participan de los debates sobre los cambios

institucionales y la coyuntura política, interviniendo como titulares de saberes específicos y

profesionales y ya no como portavoces del Pueblo o la Nación.

Dicho esto, quiero llamar la atención a un desarrollo reciente: en los últimos tiempos y por

fuera de la disciplina ha comenzado a aflorar un cierto malestar con el talante moderado

que caracteriza la palabra pública de figuras importantes de la ciencia política. En la busca

de razones para ese malestar y haciendo un ejercicio de introspección, en el cual me

incluyo, se puede decir que ese malestar tiene sus fundamentos: después de haber abogado

por la ruptura y celebrado el conflicto somos muchos los que reclamamos ahora un país

normal para los argentinos, uno donde el sistema político sea capaz de filtrar las demandas

Page 16: HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los ... · HOJA DE RUTA UNIDAD 1 En esta hoja de ruta encontrarás los textos que están en la Unidad 1 como la página en

de la sociedad, de regular la pugna de intereses y de producir decisiones, en fin, un sistema

político capaz de aventar el fantasma del caos y el quiebre institucional.

Esta visión de un país normal ha comandado buena parte de la reflexión política durante

estos casi ventitrés años de experiencia democrática. Se trata de una visión que nos

devuelve con precisión al lugar peculiar que ha ocupado nuestro país en el continente. La

imagen de la desigualdad social y del atrofiamiento de la ciudadanía a la que generalmente

se asocia la América Latina, en rigor, no captura del todo lo que tiene de propio y

característico la Argentina: ser el país de la recurrente inestabilidad institucional. Fue a

partir de esta singularidad argentina que la aspiración a un país normal generó una suerte de

consenso blando en segmentos importantes de la ciencia política. Esa aspiración -sostienen

críticamente sobre todo aquellos que han arribado a la vida pública en tiempos de

democracia y sin las hipotecas del pasado- ha tornado a nuestras intervenciones públicas

demasiado razonables, demasiado moderadas. Con estos términos lo que se impugna es la

nueva representación de lo posible producida por la mutación que nos condujo de la ética

de la convicción a la ética de la responsabilidad, para decirlo con la fórmula acuñada por

Max Weber.

El cuestionamiento a esas intervenciones públicas, por su excesiva prudencia, suele venir

acompañado, asimismo, por un cuestionamiento al abordaje de los fenómenos políticos, en

el que se identifica un sesgo en favor de las instituciones y una paralela desconfianza ante

la expresión del conflicto. Vale la pena destacar que esta discusión en curso tiene sentido

porque los destinatarios de ese malestar todavía continúan concibiendo su labor académica

en estrecho contacto con un compromiso intelectual. A la vista de la evolución de la

disciplina, su mayor consolidación, es muy probable, sin embargo, que la resonancia de

esos cuestionamientos diminuya. Este puede llegar a ser el caso porque en las camadas más

jóvenes tiende a prevalecer un entendimiento de su actividad en términos más

profesionales; podría decirse que entre ellos está perdiendo fuerza la concepción de la

práctica de la ciencia política como empresa intelectual.

Fuente:http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-

96012007000100009&script=sci_arttext