Hojita 18 mayo

La hojitade los niños

Año XIX • nº 1.185 • 18 de mayo de 2014

¡la buena noticia para todos! • domingo 5º de Pascua

El mEnsajE dE

la Palabra dE dios

Para Esta sEmana

Hay algunas frases de

la Biblia que recuerdo

de memoria y, una de

ellas, justamente, está

en el texto del Evange-

lio de hoy: «Jesús es el

camino, la verdad y la

vida».

Me gusta repetirla en

silencio, haciendo que

resuene su imagen y su

significado en lo más

profundo de mi cora-

zón: «Jesús es el ca-

mino, la verdad y la

vida».

En momentos en que

no sabemos bien qué

hacer o cómo actuar,

detenerse y repetirla

es un buen ejercicio.

No es algo mágico, es

poner a Jesús en el

centro de nuestra vida

y así ver lo que nos

rodea de una forma di-

ferente.

s n u e j e n s

p m o p l o i a

s r a m u m c l

a e o n i t a o

n a b c a t n c

e l a p o a o i

m l a b r r r n

r a d e d i o d

a e s t e b a n

p s e p i l e f

Sopa bíblicaEncontrá en la sopa los nombres de los siete hombres

nombrados en Hechos 6, 1-7.

Pueden estar en forma horizontal, vertical u oblícua, del

derecho o del revés. Con las letras que no uses, en el

orden que aparecen, vas a poder leer una frase relacio-

nada con la tarea de esos hombres.

Escribí, dentro de este recuadro, la frase que encontraste.

03 - 18 de mayo 2014:LA HOJITA 1/21/14 6:29 PM Página 1

n aquellos días, como el número de discípulos aumentaba, los hele-

nistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desaten-

día a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los Doce convocaron

a todos los discípulos y les dijeron: «No es justo que descuidemos el ministerio de la Pa-

labra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen

entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y

nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración

y al ministerio de la Palabra». La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban,

hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pár-

menas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos, des-

pués de orar, les impusieron las manos.

Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba con-

siderablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.

urante la última cena, Jesús dijo a sus discípulos: «no se inquieten.

Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay

muchas habitaciones, si no fuera así, ¿les habría dicho a ustedes voy a prepararles un

lugar? Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos

conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del

lugar adonde voy».

Tomás le dijo: –Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?

Jesús le respondió: –Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por

mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y

lo han visto. Felipe le dijo: –Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta.

Jesús le respondió: –Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me

conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: «Muéstranos al Padre»?

¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no

son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el

Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que

cree en mí hará también las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al

Padre.

la biblia, el libro de la Palabra de dioslas lECturas dE la misa dEl domingo

PrimEra lECturaHECHos 6, 1-7

EvangEliojuan 14, 1-12

E

D


Una parte de la historia que vamos a contar,

la del carcelero, seguramente no ocurrió. La

ubicamos en el Perú hacia fines del siglo XVIII,

época del Virreynato, cuando los españoles

mantenían dominados a los habitantes origi-

narios del territorio.

A tal punto era esta división, que no compar-

tían las iglesias: al la-do

de las que estaban desti-

nadas a los españoles,

con altares recubiertos de

oro, estaban la de los ha-

bitantes originarios, con

altares de madera.

Un carcelero llegó a su

casa y le dijo a su mujer

que había renunciado al

trabajo. La mujer le pre-

guntó con qué le darían

ahora de comer a sus hijos si había abando-

nado su empleo.

¿Cómo se le ocurría renunciar justo en este

momento en que todos se estaban por que-

dar sin trabajo porque el comercio con el Vi-

rreynato del Río de la Plata estaba en crisis?

El carcelero le dijo que era una decisión to-

mada y nada iba a hacer que cambiara de opi-

nión porque algo que había visto y vivido esa

tarde le había cambiado la vida, y ya no podía

seguir siendo el mismo.

Le pidió a su mujer que se sentara, y le contó

que había visto ejecutar a un hombre que

había estado bajo su cuidado en la celda du-

rante varios días junto con su familia y ami-

gos. Cuando nadie lo veía, él entraba en la

celda para alcanzarle un poco de agua en los

días de intenso calor del Perú y el preso le ha-

blaba de cuando sus abuelos eran niños. Le

contaba cómo corrían por los campos y ha-

blaban con las flores y los pájaros. Le decía

que eran amigos del

viento que soplaba fuerte

en las altas montañas,

donde al hombre que no

estaba acostumbrado le

era muy difícil respirar, y

que a ellos correr entre

las piedras con tan poco

oxígeno no les afectaba

en lo más mínimo.

Al hombre le gustaba re-

cordar la época en que su

pueblo no tenía que trabajar horas y horas en

las minas. Hombres, jóvenes, mujeres o

niños, ahora trabajaban sin parar para el

hombre blanco al que sólo le importaba el

oro que sacaban cada día.

Ese pueblo, que era libre y que tenía todo el

mundo a sus pies, ahora sufría el trabajo del

esclavo. Ese hombre le había contado que él

se había cansado de pedir que tuvieran más

misericordia con su gente, pero que no había

sido escuchado. Parecía que cada pedido

suyo acrecentaba el odio del encomendero.

Fue así que, poco a poco, se les había ocu-

rrido ir juntando armas.

Efemérides fantásticas

18 dE mayo dE 1781: asEsinato dE túPaC amaru

dE maría inés Casalá y juan Carlos Pisano - dibujo dE Hania KollEnbErgEr

Durante nueve domingos, a partir de la efeméride del día, vamos a dejar volar la imaginación. Es decir

que, si bien la efeméride será real, lo que escribiremos será ficción.

Si querés tener los nueve relatos, podés pedirlos a: [email protected]


• ¿Qué es la libertad para vos?

• ¿Qué estás dispuesto a dar para ser

libre?

• ¿Qué sentís hacia el que es diferente?

Para pensar y

conversar con los amigosBebéhojita se encuentra

con Jesús y quiere

ir a pescar con él.

Cualquier actividad que hagamos

junto a Jesús, es más agradable.

Tener armas estaba prohibido para el abo-

rigen. Algunas las conseguían y otras las fa-

bricaban. Y el que no podía hacer armas,

hacía banderas, que servían igual, porque

recordaban que el pueblo luchaba por la li-

bertad, por los días en que el arco iris podía

ser mirado sin apuro.

El hombre apresado tenía familia, esposa,

hijos, sobrinos y muchos amigos que lo que-

rían, admiraban y seguían.

Desde muchos lugares del país acudieron a

su llamado. Se inició una gran revolución

que buscaba la libertad del pueblo origina-

rio. Lucharon con todas sus fuerzas pero

fueron derrotados. El hombre, Túpac

Amaru, fue ejecutado junto con su familia

en Cuzco, Perú, el 18 de mayo de 1781.

Sus restos fueron enviados a los cuatro pun-

tos cardinales del Imperio incaico para que

todos aprendieran la lección.

Y la aprendimos muy bien, porque Túpac

Amaru, que nunca traicionó a los suyos aun-

que fue torturado sin piedad, y que entregó

su vida por la libertad de su pueblo, nos en-

señó lo que significa la traición y la lealtad y

a valorar la libertad y los derechos de todos

los hombres.

La hojita de los niños. Semanario religioso infantil de uso litúrgico. No reemplaza el uso de los leccionarios.Nihil Obstat: Conferencia Episcopal Argentina. Imprimatur: Arquidiócesis de Buenos Aires. Edita: Sociedad de San Pablo.Propietario Sociedad de San Pablo. Registro Nacional de la Propiedad Intelectual: nº 5.092.508 - 24/4/13Dirección: P. Aderico Dolzani y Juan Carlos Pisano. Redactores: Inés Casalá y Juan Carlos Pisano.Dibujos: Hania Kollenberger (cuento). Gladys y Margarita «Las Melli» Pérez.Dirección y administración: Riobamba 230 C1025ABF Bs. As., Argentina.Horario: Lunes a viernes de 9.00 a 18.00 / Teléfono (011) 5555-2424 / Fax: (011) 5555-2425E-mail: [email protected] / Impreso en G.S.Gráfica S.R.L. San Luis 540 - B1868ALD Piñeyro, Avellaneda. Correo ArgentinoSuc. 2 (B): Franqueo a pagar cuenta 14.471 – En Uruguay: SAN PABLO, Colonia 1591 (11200) MONTEVIDEO,tel.:24018332, cels.:09494307/095728681, Mail: [email protected]

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