Hojita de los niños, Domingo de Ramos

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La hojitade los niños

Año XIX • nº 1.178 • 13 de abril de 2014

¡la buena noticia para todos! • domingo de ramos

El mEnsajE dE la Palabra dE dios Para Esta sEmana

Jesús entra a Jerusalén, la ciudad más importante de su época, porque allíestaba el templo. Jesús fue a celebrar la pascua judía, es decir, cuandoDios había salvado al pueblo judío de la esclavitud de los egipcios.Jesús nos salva de otra esclavitud, la del pecado, que no nos deja vivir comoverdaderos hijos de Dios y hermanos entre nosotros.Recibamos a Jesús en nuestro corazón para que él nos cambie.

¡Hosanna ¡Hosanna al Hijo de David!al Hijo de David!¡Bendito el que viene ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!en nombre del Señor!

¡Hosanna en ¡Hosanna en las alturas!las alturas!

ES EJSSÚ, LE RPEOFAT EDZETANAR NEILEGALA

Jesús fue recibido comoun rey por la gente queestaba en Jerusalén.

Nosotros, ¿cómo recibi-mos a Jesús en nuestrocorazón?

Poné en orden las letraspara poder leer lo quedecían todos en la ciu-dad cuando les pregun-taban: ¿Quién es este?»

¡Domingo de Ramos!

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l mis mo Se ñor me ha da do una len gua de dis cí pu lo, pa ra que yo se pa re con for tar al fa ti ga do con una

pa la bra de alien to. Ca da ma ña na, él des pier ta mi oí do pa ra que yo es cu che co mo un dis cí pu lo.

El Se ñor abrió mi oí do y yo no me re sis tí ni me vol ví atrás.

Ofre cí mi es pal da a los que me gol pea ban y mis me ji llas, a los que me arran ca ban la bar ba; no re ti ré mi ros tro cuan do me

ul tra ja ban y es cu pían. Pe ro el Se ñor vie ne en mi ayu da: por eso, no que dé con fun di do; por eso, en du re cí mi ros tro co mo

el pe der nal, y sé muy bien que no se ré de frau da do.

nos días an tes de

la fies ta de Pas -

cua, los Su mos Sa cer do tes y los an cia -

nos del pue blo se reu nie ron en el

pa la cio del Su mo Sa cer do te, lla ma do

Cai fás, se pu sie ron de acuer do pa ra

de te ner a Je sús con as tu cia y dar le

muer te. Pe ro de cían: «No lo ha ga mos

du ran te la fies ta, pa ra que no se pro -

duz ca un tu mul to en el pue blo».

En ton ces, uno de los Do ce, lla ma do

Ju das Is ca rio te, fue a ver a los su mos

sa cer do tes y les di jo: «¿Cuán to me da -

rán si se lo en tre go?».

Y re sol vie ron dar le trein ta mo ne das

de pla ta. Des de ese mo men to, Ju das

bus ca ba una oca ción fa vo ra ble pa ra

en tre gar lo. El pri mer día de los Áci -

mos, los dis cí pu los fue ron a pre gun tar

a Je sús:

«¿Dón de quie res que pre pa re mos la

co mi da pas cual?».

Él res pon dió: «Va yan a la ciu dad, a la

ca sa de tal per so na, y dí gan le: el

Maes tro di ce: Se acer ca mi ho ra, voy

a ce le brar la Pas cua en tu ca sa con mis

dis cí pu los».

Ellos hi cie ron co mo Je sús les ha bía or -

de na do y pre pa ra ron la Pas cua.

Al atar de cer, es ta ba a la me sa con los

Do ce y, mien tras co mían, Je sús les di -

jo: «Les ase gu ro que uno de us te des

me en tre ga rá». Pro fun da men te ape -

na dos, ellos em pe za ron a pre gun tar le

uno por uno: «¿Se ré yo, Se ñor?».

Él res pon dió: «El que aca ba de ser vir -

se de la mis ma fuen te que yo, ése me

va a en tre gar. El Hi jo del hom bre se va,

co mo es tá es cri to de Él, pe ro ¡ay de

aquél por quien el Hi jo del hom bre se -

rá en tre ga do: más le val dría no ha ber

na ci do!».

Ju das, el que lo iba a en tre gar, le pre -

gun tó: «¿Se ré yo, Maes tro?».

«Tu lo has di cho». Le res pon dió Je sús.

Mien tras co mían, Je sús to mó el pan,

pro nun ció la ben di ción, lo par tió y lo

dio a sus dis cí pu los, di cien do: «To men

y co man, es to es mi Cuer po».

Des pués to mó una co pa, dio gra cias y

se la en tre gó, di cien do: «Be ban to dos

de ella, por que es ta es mi San gre, la

San gre de la Alian za, que se de rra ma

por mu chos pa ra la re mi sión de los pe -

ca dos. Les ase gu ro que des de aho ra

no be be ré más de es te fru to de la vid,

has ta el día que be ba con us te des el

vi no nue vo en el Rei no de mi Pa dre».

Des pués del can to de los Sal mos, sa -

lie ron ha cia el mon te de los Oli vos.

En ton ces Je sús les di jo: «Es ta mis ma

no che, us te des se van a es can da li zar

a cau sa de mí.

Por que di ce la Es cri tu ra:

He ri ré al pas tor, y se dis per sa rán las

ove jas del re ba ño.

Pe ro des pués que yo re su ci te, iré an -

tes que us te des a Ga li lea».

Pe dro, to man do la pa la bra, di jo: «Aun -

que to dos se es can da li cen por tu cau -

sa, yo no me es can da li za ré ja más».

Je sús le res pon dió: «Te ase gu ro que

es ta mis ma no che, an tes que can te el

ga llo, me ha brás ne ga do tres ve ces».

Pe dro le di jo: «Aun que ten ga que mo -

rir con ti go, ja más te ne ga ré».

Y to dos los dis cí pu los di je ron lo mis -

mo.

Cuan do Je sús lle gó con sus dis cí pu los

a una pro pie dad lla ma da Get se ma ní,

les di jo:

«Qué den se aquí, mien tras yo voy allí

a orar».

Y lle van do con él a Pe dro y a los dos

hi jos de Ze be deo, co men zó a en tris te -

cer se y a an gus tiar se. En ton ces les di -

jo: «Mi al ma sien te una tris te za de

muer te. Qué den se aquí, ve lan do con -

mi go».

Y ade lan tán do se un po co, ca yó con el

ros tro en tie rra, oran do así: «Pa dre

mío, si es po si ble, que pa se le jos de mi

es te cá liz, pe ro no se ha ga mi vo lun -

tad, si no la tu ya».

Des pués vol vió jun to a sus dis cí pu los

y los en con tró dur mien do.

la biblia, el libro de la Palabra de dioslas lEcturas dE la misa dEl domingo

E

U

EvangEliomatEo 26, 3-5. 14–27, 66

PrimEra lEctura isaías 50, 4-7

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Una vez más nos reunimos en la plaza. Esa ma-ñana el jardinero había cortado el pasto y pare-cía que se le había ido la mano. Algunas partesparecían peladas. Tuvimos que caminar bas-tante para encontrar un lugar donde sentarnossin que nos quedara el pasto pegado en la ropa. De pronto, Leo pegó un grito y se quedó inmóvilmirando algo que había en el suelo. Nos acercamos corriendo yvimos que había una pie-dra que tenía una fecha yuna cruz. Es una lápida aseguró Leoque, además de gustarle elorden y hacer listas, eramedio exagerado. Aunqueesa vez parecía que teníarazón.Celeste sacó su celular ytomó varias fotos. Nosotros salimos corriendo hasta la comisaríaque estaba enfrente de la plaza. Entramos gri-tando, y el policía que estaba de guardia seasustó. Hablábamos todos al mismo tiempo, yno podía entender lo que decíamos. Hasta queCeleste le mostró la foto. El policía llamó inmediatamente al Juez de Paz,y éste llamó al médico de la Policía.Todos los convocados se reunieron en la plaza,alrededor de la piedra. –Parece que enterraron a alguien acá –observóseriamente el oficial.Los chicos estábamos de lo más emocionados,porque nunca había pasado algo así en el pue-blo, que se caracterizaba por la tranquilidad.

Era la primera vez que el policía, el único quehabía, debía alejar a la gente del lugar. Hasta elintendente se hizo presente, algo absoluta-mente inusual porque su oficina está en otropueblo que es la cabecera del partido. Al llegar,echó un vistazo y ordenó que levantaran la pie-dra. En un principio, nadie sabía si el intendentetenía la autoridad para ordenar eso, pero como

todos estaban curiosos porver qué había allí, la levan-taron. A los chicos nos mandarondetrás de los bancos dondelos más grandes esperabansaber qué había sucedido. Debajo de la piedra habíauna caja. La abrieron y en-contraron unos huesos. Unos abuelos estaban sen-tados en uno de los bancos

mirando desde lejos, como si nos les interesaralo que pasaba. Como nos habían echado de ahí,nos pusimos detrás de ellos y escuchamos queestaban murmurando, y nos dimos cuenta deque en realidad se estaban riendo. Cuando advirtieron nuestra presencia, nos con-taron de qué se reían y nos hicieron prometerque no diríamos nada. Nos relataron con detalles que, en su niñez, ha-bían fundado un club con actividades secretas.Se reunían una vez por semana, los sábados ala hora de la siesta. Caminaban por el pueblo sin que los vieran. Devez en cuando hacían alguna broma o inventa-ban algún juego para pasar la tarde.

cazadores de imágenescaPítulo 7 • una broma PEsada

dE maría inés casalá y juan carlos Pisano - dibujo dE Hania KollEnbErgEr

Este cuento tiene once capítulos que se publican en La Hojita de los Niños desde el 2 de marzo hasta el

27 de abril de 2014. Si querés el relato completo, pedilo por mail a [email protected]

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• ¿Qué tipo de bromas hacés?• ¿Te reís con alguien o de alguien?• Antes de hacer una broma, ¿pensás en que

no le haga daño a nadie?

Para pensar y

conversar con los amigos

Bebéhojita y sus amigos siguen viajando por el mundo,

pero no calcularon que,al pasar por África,

las hojas de olivopodían correr peligro

Un día de lluvia se habían quedado en la casade uno de ellos, y se les ocurrió hacer unabroma. La idea original fue de uno que era muytranquilo, o que en realidad parecía tranquilo,pero que siempre estaba pensando en hacerbromas. De todas maneras. no se le podíaechar la culpa a él solo ni cargarlo con toda laresponsabilidad porque todos habían estadode acuerdo. Pusieron en una caja de madera unos huesosde plástico que pertenecían a un juego didác-tico para aprender las partes del cuerpo hu-mano, que parecían huesos de verdad. Después habían enterrado la caja en un des-campado y, cuando estaban por finjir que laencontraban, no pudieron volver hasta el lugar,porque habían empezado las obras para laconstrucción de la plaza. Pasaron los días y seolvidaron; y ahora ya habían pasado como se-tenta años.En el pueblo, se habló de este asunto durantemucho tiempo.Los siete nos sacamos una foto antes de irnosa casa y guardamos el secreto.Por la noche, en cada familia se comentaba elrevuelo que se había armado en el pueblo porunos huesos de plástico.

La hojita de los niños. Semanario religioso infantil de uso litúrgico. No reemplaza el uso de los leccionarios.Nihil Obstat: Conferencia Episcopal Argentina. Imprimatur: Arquidiócesis de Buenos Aires. Edita: Sociedad de San Pablo.Propietario Sociedad de San Pablo. Registro Nacional de la Propiedad Intelectual: nº 5.092.508 - 24/4/13Dirección: P. Aderico Dolzani y Juan Carlos Pisano. Redactores: Inés Casalá y Juan Carlos Pisano.Dibujos: Hania Kollenberger (cuento). Gladys y Margarita «Las Melli» Pérez.Dirección y administración: Riobamba 230 C1025ABF Bs. As., Argentina.Horario: Lunes a viernes de 9.00 a 18.00 / Teléfono (011) 5555-2424 / Fax: (011) 5555-2425E-mail: [email protected] / Impreso en G.S.Gráfica S.R.L. San Luis 540 - B1868ALD Piñeyro, Avellaneda. Correo ArgentinoSuc. 2 (B): Franqueo a pagar cuenta 14.471 – En Uruguay: SAN PABLO, Colonia 1591 (11200) MONTEVIDEO,tel.:24018332, cels.:09494307/095728681, Mail: [email protected]

www.sanpablo.com.ar

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