Hombres del 68. Rafael Morales y Gonzalez

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, " .. , Q HOMBRES DEL 68 RAfAEl MORAlES YGONIAlEl Contribución al estudio de la historia de la Independencia de Cuba POR BL DR. V IDAL MORALES y MORALES, Jefe de los Archivos Nacionales. CON UN PREFACIO DE ENRIQUE JOSE VARONA y UNA CARTA DEL SR. TOMAS ESTRADA PALMA, Presidente de la República. HABANA IMPRENTA Y PAPELERrA DE RAMBLA Y BOUZA OBISPO 88 Y 811.-APAnTADO 600. 1904 Robado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova http://www.latinamericanstudies.org/cuba-books.htm

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    HOMBRES DEL 68

    RAfAEl MORAlES YGONIAlElContribucin al estudio de la historia de la Independencia de Cuba

    POR BL

    DR. VIDAL MORALES y MORALES,Jefe de los Archivos Nacionales.

    CON UN PREFACIO DE ENRIQUE JOSE VARONA

    y UNA CARTA DEL

    SR. TOMAS ESTRADA PALMA,Presidente de la Repblica.

    HABANA

    IMPRENTA Y PAPELERrA DE RAMBLA Y BOUZAOBISPO 88 Y 811.-APAnTADO 600.

    1904

    Robado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova http://www.latinamericanstudies.org/cuba-books.htm

  • PREFAO/O,

    Nada importa ms un J>ueblo, que conocer losperodos en que cambia la orien'hcin de su historia. Lalnea sinuosa que sigue todo grupo humano, para realizarsu atormentada existencia, forma veces recodos tanbruscos, que c.,i no se descubre la continuidad del camino,que parece haberse cerrado detrs. En realidad la pocadel cambio visible contina la antericr; pero pequeasfuerzas hasta entonces poco aparentes han ido acumulndosesobre un punto dado de la masa social, y han determinado,al cabo, la sbita sacudida que tuerce su rumbo.

    El ao de 1868 marca uno de esos perodos crticosde la vida del pueblo cubano; hasta ahora el de ms hondasconsecuencias. Cerca de medio siglo hab~ transcurrido,desde la emancipacin de las antiguas colonias espaolasdel continente, sin q,ue el gobierno metropolitano parecierahaberse dado cuenta de que ese suceso trascendentalmodificaba las condiciones todas de sus colonias insulares,y le impona, por tanto, un cambio completo de sistema ysobre todo de espritu en su poltica colonia1.

    Ni por un momento se detuvo fijarse en la estructurasocial de Cuba;para descubrir los elementos de trabazny resistencia, que podan servir mantener .la cohesinentre los otros menos bien conformados, y que deban

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    prestar base slida tt nn plan de gobierno, encaminado transformar la antigua factora en una sociedad moderna,sin que pasara por las convulsiones de que haban sidovctimas los otros pueblos americanos. La ruina espantHblede su imperio continental slo sirvi para encender en elnimo de los estadistas espaoles el rencor y el recelo contralos criollos; y para afirmarlos en su ciego propsito demantenerlos rgidamente exeludos de toda participacinen el gobierno de su pas.

    Esto era sencillamente desconocer que las funcionessociales no se adjudican capricho, y que en cada grupode hombres hay siempre ciertos individuos ciertas clasesms especialmente designados para la funcin de concertary regir, por ser producto de su propia evolucin. Estosindividuos estas clases pueden, en ciertas especialescircunstancias, ser importados, es decir ser extraos lapoblacin que gobiernan; pero el error apenas concebiblede los polticos espaoles consisti en pensar que esas eranlas condiciones actuales de Cuba.

    N o quisieron no supieron fijarse en que, durHnte sularga y obscura gestacin social, se haba formado en estaisla una clase numerosa, slidamente arraigada al suelo,rica, culta, morigerada, de extraordinaria influencia. Era laclase de los terratenientes, con sus variadas ramificaciones,cuyo ncleo lo componan las familias descendientes de losantiguos pobladores; la cual por todos los elementos de sucomposicin ofreca las mejores condiciones para ser unslido punto de apoyo social, la par resistente y plsticalo bastante, para permitir las sucesivHs adaptacionesdemandadas por un mundo en plena trHnsformacineconmica y poltiea.

    Pensaron nuestros gobernantes que el lastre de laesclavitud era suficiente para impedir todo movimientode avance en esa clase, y que su poltica habra deencontrar apoyo slido en la poblacin europea ad venticia,entretenida y aumentada por el comercio y la buroeracia.El resultndo dt~ esta fa!l-;a concepcin del sistema de gobiernoadecuado t Cuba fu tan funesto para la metrpoli comopara la colonia. El e8pritu cubano fu cristalizando entorno de un sentimiento de despego hacia Espaa, el cual

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    exacerbado por largos afios de persistente humillacin ~injusticia sistemtica se troc al fin en hostilidad manifi taoEn vez de crecer y robustecerse por el 'atinado u o tisus actividades, madurndose para los empefios de laadministracin y del gobierno, se desvi por los campo.'de la utopia poltica. Los cubanos se sentbn lleno deardor generoso y de nobles aspiraciones, pero, imp Ji lo?para abrirles un cauce normal, tuvieron que empl arIa'en los concilibulos Aecretos, en las conspiraciones y nI,conatos de revueltas, que prepararon la grande insurre ,ir nde los diez afios.

    Cuando lleg la hora del inevitable conflicto, E. paahaba perdido el amor de sus colonos, sin el cual todafundacin poltica es endeble; y stos no tena n (t r',lpreparacin para la guerra y la p~ena actividad polti a qut'su odio al sistema establecido en su patria, su entu ia.'mllpor elevarse la dignidad moral de hombres libr,' r HUfirme propsito de no retroceder ante ningn sacrifi ,jo,hasta derrocar el obRtculo que cerraba el paRO su nohlanhelo.

    No es de extrafiar, por tanto, que, acordes todo~ ('JIel o~jeto final de sus esfuerzos, que era romper el vnculopoltico con Espafia, sentido como insoportable cad 1l:J, lIOlo estuviesen en los medios. Las nicas ideas c1arauwntpdefinidas en la conciencia del mayor nmero eran la decolocarse de un salto en el extremo opuesto de aqul t'nque se encontraban, y cambiar totalmente la organiza '{msocial y poltica del pas, improvisando, como al golp devara de virtudes, un Estado y gobierno democrticos cuyossbditos fuesen todos modelos de civismo, donde no 1mIlip.'",otro imperio que el de la ley, y la guerra misma fn 'ra 1'1desempeflo de una funcin patritica, realizada por solda ItI':ciudadanos, dirigida por una asamblea de inspirado,,;.

    Pero si resultaba natural que esta quimel'll :-;(-'posesionase de los espritus de aquellos hombres sin.'I'I'():-;,arrebatados por nn torbellino de sucesos, que los, acahaviolenta y sbitamente de sus condiciones normales deexistencia, y arrastraba en giros de fuego cuant~ lps eracaro y precioso en la vida; no menos natural resulta JU

    ,fuese ella el germen de destruccin que llevaba en l' 11DI 1Z',d hy oog eRobado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova

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    la obra amasada con tanto dolor y tanta sangre.. Cuandoel humo de los ltimos combates se rasg, como un veloque hubiese envuelto inmenso campo de escombros ycadveres, mA que la riqueza destruda, ms que las vidassegadas en flor, pudo Cuba llorar la derrota de esa clasesocial, que tan patriticamente se haba inmolado por ella,y que la dejaba sin verdadero vigor, para resistir lastransformaciones que en su organizacin industrial habade imponerle en breve el cambio cumplido en torno suyopor el mundo civilizado.

    El estudio, con pruebas, del drama que tuvo porescenario visible los campos de Santiago, del Camagey ylas Villas, y por escenario mucho ms real el espritu delos patriotas, sacudidos y lanzados de la cspide de suhermoso delirio contra las duras pefias de la realidad; elestudio de los resultados de la guerra tremenda que les hizoEspafia y de los hondos quebrantos materiales y moralesque sufri Cuba en su consecuencia, y que culminaron enel traspaso de su verdadera potencia econmica de lasmanoe que la haban posedo otras nuevas, una masade poblacin, sin races en la tierra, es la rdna empresaque se ofrece al futuro historiador de la revolucin del 68.

    Mientras llega, la tilidad y el mrito de obras comola presente Sf~ demuestran por s mismas. No estudia msque un perodo de la tenaz contienda; pero aporta, paraescudrifiarlo, buena suma de documentos, los cuales ponena'l lector en contacto con los hombres y los conflictos desu espritu, de un modo ms inmediato que pudierala narracin ms fiel. Coloca, como figura central delcomplejo cuadro, un hombre, un mancebo interesante,que personific, sin saberlo ni pretenderlo, el espritudominante en la clase directora de los primeros tiemposde la guerra, el idealismo doctrinario, que hizo vivir tantos patriotas en un mundo flmtstico, en una especie deisla de ensuefio, separada, como por un mar de ideassublimes y fblgurantes, de la tierra firme, del suelo abruptodonde pugna, vence y reina la accin.

    De esta suerte, por el desarroll natural de su plan,logra el autor hacer perceptible el sordo conflicto, iniciadodesde el comienzo mismo de la lucha, entre las dos

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    tendencias que dividieron los patriotas, ningunatotalmente vencida, aunque veces ocupaba UDa el primerplano y pareca asumir la direccin del movimiento; ycuya pugna paraliz al cabo sus hericos esfuerzos yesteriliz sus (;'normes sacrificios. Como esta irreductibledivergencia entre el idealismo de los muchos y el sentidoprctico de algunos, aleccionados por la dura experienciaque les sala al paso, es la clave de toda aquella tormentosahistoria, cuanto nos permita v:>rla ms de relieve, seguirla travs de sus mltiples peripecias, y medir susconsecuencias, trae mayor cantidad de luz la concienciacubana. Nos hace comprender mejor la catstrofe; sinque palidezca por eso la melanclica admiracin con querecordamos los mrtires de aquella ineludible fatalidadhistrica.

    La vida, tan breve como significativa, de uno de ellosda materia este libro, escrito con amor sn noblememoria, con escrpulo y fidelidad en la informacin; yque por estas cualidades resulta pbulo excelente para lareflexin y el sentimiento. Nos hace ver hasta que puntopuede un ideal templar el carcter, dirigir en lnea rectala conducta, elevar el espritu; y nos obliga reconocerque no bastan las ms altas prendas personales, ni laintencin ms noble, ni el estoicismo ms presto al sacrificio,para dar cima una grande obra colectiva, si no se tomanen cuenta los materiales que existen mano, las condicionesdel lugar y las despticas exigencias del tiempo. Asaprendemos conservar inclume la estimacin por el altovalor moral de aquella legin de patriotas, aunque lasruinas del edificio que intentaron levantar, para nuestrahonra y provecho, nos permitan descubrir lo endeble desus cimientos.

    Evoquemos, con tristeza y amor, esas sombras. engrandecidas por su voluntario martirio, y oigamos, ensilencio reverente, la voz profunda con que hablan nuestros corazones, exhortndonos interpretar, en biende la patria, la leccin que nos dejaron escrita con su sangre.

    ENRIQUE Jos VARONA.

    190Robado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova http://www.latinamericanstudies.org/cuba-books.htm

  • ~arta dtl Sr. Coms Estrada Palma----0----

    Habana, 2 de 1I'Iayo de 1904.

    Sr. Vidal Morales i Morales.

    Ciudad.

    Mi estimado sefor i amigo:

    Desea Vd. insertar algunas lneas escritas por m sobreMoralitos, en la biografa de este ~jemplar patriota, quese propone publicar en breve.

    Para complacerle no he de acudir la memoria, mebasta consultar el corazn, porque en l se conservan fIes-cas indelebles las impresiones que me dej aquel noblecarcter, formado en la lucha diaria desde muy tempranaedad, impulsos de un ideal pursimo de perfeccin en elorden social i poltico.

    V d. no necesita para completar Sil obra que yo le pro-vea de datos, ya recogidos ampliamente por Vd. mismo.

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    Estas lneas, por tanto, se habrn de referir slo lapersonalidad morfil del que es objeto de su trabajo bio-grfico. .

    Difcil es que se reunan en un mi~mo individuo conentera harmona todas las condiciones del espritu que serequieren para formar un carcter perfecto. Rara vez sepresenta este caso en la historia de todas las pocas, desdelas ms antiguas. An aquellos que ms se hall distin-guido por sus esfuerzos en pr del bien, han incurrido endebilidades que no han podido escapar al juicio sereno delhistoriador. Naturaleza privilegiada ha de ser la queofrezca, como fenmeno extraordinario, una excepcin la regla general. 1 este es en verdad, el mrito sorpren-dente de Rafael Morales. Como si hubiera nacido paraque se encarnaran en su alma todas las virtudes que unpueblo necesita para ser libre, su corta vida fu el msperfecto modelo de abnegacin i desinters, teniendosiempre por gua la conciencia del deber, sin que le detu-vieran para CUlIl plirlo, en la esfera privada en la esferapblica, ninguna clase de consideraciones, obstculos nipeligros. El llevaba consigo la Repblica ideal, soadapor tantos otros; Repblica de obreros de la patria, aten-

    . tos todos promover por el esfuerzo colectivo individual,el mayor bienestar posible del pueblo, i dando cada unoel ms alto ejemplo de civismo, honradez i moralidad.As se explica el cario profundo que inspir, el respetoque impuso, pesar de su juventud, i la influencia quelleg ejercer en los campos gloriosos de la Revolucinde Yara. All, durante los cuatro aos prximamenteque transcurrieron desde que desembarc en las costas dela Guanaja-Camagey, como expedicionario del "Galva-nic", hasta que muri en la alta cima de la sierra Maestra,recorri sin tregua ni descanso 'toda la escala de serviciospblicos; fu juez, Secretario de Gabinete, legislador isoldado, pero, sobre todo, fu el tipo ms puro, el ms per-fecto del patriota i ciudadano. Llegue, pues, hasta sutumba lejana, desconocida i solitaria, el eco de mi voz,como tributo que rinde su memoria quien sinceramentele quiso con afecto fraternal i quien tuvo ocasin deadmirar de cerca la nobleza de sus sentimientos, el temple

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    de su alma i sus grandes virtudes cvicas, que tanto con-tribuiran hoy modelar nuestras costumbres pblicas iprivadas, i que serviran de mucho en nuestro empefiode asentar slidamente, sobre base inquebrantable, las ins-tituciones democrticas de la Nacin eubana.

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  • "La Historia, sin duda, designar algn da con elhonroso ttulo de Los hombres del 68 todos aquellos quetomaron parte en aquella guerra gloriosa, y f que nosdebemos sentir orgullosos todos los que combatimos contesn y con lealtad, y al terminar como termin, emigramoscon la bandera y la esperanza. "

    Carta del General Mximo G6mez al seor TomsEl

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    RAFAEl MORALES Y GONZALEZ.

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  • HOMB~ES DEL 68

    RAFAEL MORALES y GONZLEZ

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    Nada vale tanto para sostener el entu-sia!\mo nlara1, COJno la contenlplaci6n devidali' puras, srncillas .r heroicos.

    JULIO PAYOT.

    Salvar del olvido en que injustamente permanece elnombre de Rafael Morales y Gonzlez, e:-; el objeto de eHteensayo biogrfico. . ..

    Veinte y trefol aos de edad tena este insigne cubano,cuando sali de la Habana acompaflado de un grupo deanimosoH jvenes, abandonndolo todo: familia, estudios ylas promesas de un lisonjero porvenir-tlue no hubierar-;ido aventurado presagiarle-para presentarse en los cam-pos del f'amagey, antes de los tres meses de haber inicia-do en Yara CarIaR Manuel de Cspedes-de imperecederamemoria-aquella revoluei6n que tan pobre:,; aparie[JeiaHreveHta, y (lile cn. breve adquiri iugentes proporeioneH, Hi]]() para conquistar en definitiva la independencia (le laPatria; almenoH para revP1ar al mUlldo el valor indomable,la tenacidad y la eonHtam'ia de un plwblo deeidido pug-llar vigoroso por re~.;jHtiry n~ncer la til'Uua; viniendo :-ieratIuella pie], lJl(~ha el prineipio de la dramtica trilogaque en lH(iH, en lH7!1 con la Guerra Ch1''1uita, y por lti-mo, l'n lH!l5, pn Rain', aeab eon la dominaci(1ll eHpaolaen ..:\ mprica.

    HaHta l'ntolll'l'S, 110 slo t~onocan la graudeza moral,la intachable probidad, la disciplina mental y laH bellascualidades de su carcter, los amigos y condiscpulosde Rafael :Morales y Gonzlez, los que eon l se reunantodos los das en las aulas y claustros del antigllo Conventode Balito Domingo, dond~ los Padres Predicadores habanfundado la U lliverHit1nd, silla llw' por:-iu notoriedad ~. fa-ma :-;c iball lUH'il'Ilt10 ('IHla vez nHR pllllieaH tan :-;eiialal1aHl'ualid:uk:-i; l'ueH posey antes filie. utros, el repO:-iO y la

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    madurez del juicio que slo se a(Iquieren con los ailos y lascontrariedades de la vida.

    Todo lo que vamos referir es bien sabido de cuan-tos tuvieron ocasin de conocerle y tratarle. Tememos sinembargo, que los rasgos qne hemos de trazar para di-sea}' su relevante personalidad, se le antojen algunosexajerados; pero debemos afirmar que nuestro propsito espresentarle tal como en realidad era: un joven de tan pri-vilegiado talento como generoso corazn; uno de los cuba-nos cuyas virtudes, cuyo valor cvico, le hicieron destacarseentre los suyos con un relieve personal por nadie amino-rado.

    De l pudiramos decir lo que de uno de laR hombresms notables de la Espaa contempornea ha dicho el m~competente de sus panegiristas: (rsu figura ,excede de la lnea general, la del vulgo; rebasa la de muchas doctasmedianas y la de algunas celebridades hechas de prisa) que propagan juicios despectivos, pues tuvo luz y calor, pensamiento y vida para macizar lo hueco de muchos) cerebros. (1)

    Relatar su intachahle y Reneilla vida, pouer de mani-fiesto su patriotismo, es honrar y enaltecer Cuba: no esesta la labor de un apasionado, es simplemente burilar enlas pginas de oro de nuestra gloriosa historia,-para queen ellas quede, perdurablemente grabada,-llna figura delpasado que se va borranao por la inatencin y la indiferen-cia de sus compatriotas.

    Fu 1\1orales, como estudiante, uno de los primeros yms notables de la Universidad de la Habana. Pero esasola circunstancia no huhiera bastado para su porvenir,pues por desgracia esas distincione8 conquistadas en la:-;nobles lides de la inteligencia, en colegios y universidades,se desvanecen demasiado pronto, sin traspasar muchas veceslos muros de los templos del saber.

    Sus condiscpulos-con quienes comparta siempregenerosamente el fruto de sus dH;quisicionel-l cientficas, sinnegarle nunca los dbiles de entendimiento e) de volun-tad su eficaz ayuda-le amahan y reR}Jeta1Jall por ';ll elevn-

    (1) Nkol~ Sall11er(1l1, 1101" Urhano COl14th.'z Sc..'rrallo.-Xru'stl"o TieuJ}Ju, n .. vis-ta mensunlJ Mndrid, octnhre 1~)o2.

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    do espritu, de que eran gallarda qmestra los briosos esfuer-zos que sigilosamente vena haciendo para aliviar la angus-tiosa situacin de los infelices esclavos y dar amplitud la instruccin primaria entre la gente del pueblo; la sazntan mezquinamente distribuida, que puede asegurarse, sintemor equivocacin, que nuestra tierra era uno de lospases ms atrasados del univerAo en esta materia, pues elEstado, que le impona esta colonia en el afio de 1868,un presupuesto de gastos de cerca de cincuenta millones deescudos, sean veinticinco millones de pesos, no invertaun solo centavo en la instruccin primaria. (1)

    Este solo hecho hubiera bastado para justificar la Insu-rreccin. Ella fu una consecuencia indeclinable, fatal deaquel sistema administrativo, econmico y social que elcriollo estaba sometido. Y pesar de ello; todava en 1892,ms de un setenta por ciento de nuestra poblacin no sabaleer ni escribir. (2)

    Al estallar el movimiento de Yara, propagado con larapidez de un incendio de Oriente al Camagey y del Ca-magey hlK Cinco Villas, se le present Rat~lel Mora-les y Gonzlez un Hllcho cllmpo sus anhelos patriticos,un escenario mucho ms amplio, en el cual habra de poner prueba el temple de su carcter. Ostentara sus dotes deorador tribunicio, por las que mereci que sus compafierosde la Hevolucin le llamaran Pico de 01'0,' hara gala desu vasta capacidad jurdica, y sus virtudes de austero yseversimo patriota, no dejaran de ser reconocidas y admi-radas.

    Cuatro afios, no cabales, vivi en los campos donde tre-

    (1) Isla de CUbil. Presupuestos generales de Ingresos y Gastos para el 8liode 1868 1869.

    (2) Antes de la ltima y decisiva guerra existan en In isla unas novecientasescuelas con unos 3fi lnil nios. En 1900 ascendan 3 mil con 130 mil Rlumno~.que hoy son YR. ms de 200 mil. c..:omo prueba de la incuria de Espaa, de 8U aban-dono, ele 8U injusticia, cita un conocido escritor espaol 4 Giner de los Rloe. quienhablando "obre elasnnto dice. que en 1863 percibi6 el gobierno e8paol de la 181ade Cuba unos treinta Jt1illones de p~sos. de 109 cuales no destin ti la edllcacin unsolo ce'ntR.vo; mientras que en 1901 el gobierno americano, que slo obtuvo unosdiez y siete tnillones, gnst ron educacin tres, sin contar con otros C'sfue-rzo., comola excursin de los] 200 Y tantos ml\estros Harvard. ejemplo (lnica tnl vez en elmundo. Lo que podrfa explicar mucha!\cosa~Y. entre otra~, dice Luis Morott', quees el aludido eRcrltor, 'Onue:-4tra rlerrota, que pe~e ti un mal entendido pntriotbnno,era un hechu tisico, lllel,.nico, absoluto y fatalmente neceBnrioo"-Luis MOTott.-.La historia corre para todos: El Mundo. Habana, 3U de Octqbre de 1902.

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    molaba ,el pabelln tricolor,sirviendo su. patria comomagistrado de un alto tribunal militar, como diputado de laCmara de Representantes, y como secretario de lo Interiordel Gabinete de Carlos Manuel de Cspedes; luchandohericamente con sus bravos compatriotas y compartiendocon ellos, la gloria y los peligros de la guerra, pues sabacumplir con su deber como lo cumplen los hombres dehonor. En obscuro combate fu gravemente herido, vinien-.do morir extenuado, fillnlico y febricitante, algunosmeses despus, cnando se preparaba {L salir de la Isla paradesempear una misin que el gobieruo

  • Desde diciembre de 18GH no volvimos verle ms;pero no ~oreso caret'amos de noti('ias de su vida ell la Rt'-voluci6n. Le Regualllof; ('on cariiiosa atenci6n en aquelnlllgestuoso eseC'uario, y de C'ste perodo df' su ex istpneia tp-m'mOR dutoR proporcionados por sus eOlllpaeros el gC'\wl'lllMximo GmC'z, Ralval10r Cislleros BC'tancollrt, FC'dcrieoBetancollrt, FerIHllulo FigllC'l'pl1o SO(':IlTs, j>t'dJ'o ~IaJ't\WZ Frf'yrt', .MlI\llwl Salliilily, .JosP ~Iaru fzaguirre, An-tOllio Espinal, ~fodeRto FOIIs('('a, Francist,o Arrf'dondo::\1 iranda; y por t'l1o dehf\llosles : todos gr'utitlld; u.; comoal s eRpeeiales, no podemoi"l meneionar en estas lineas,en virtud de lmmdato expreso dt'la mi8ma. Al bu('namigo, Domingo Figarola-Caneda, director de la BibliotecaN a

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    oradores, el elocuentsimo Rafael 1\lontoro, al inaugurarseen el Alenen y Urculo de la Hahana, la seRin en queEnriqne .Jos{> Varona inieia1m laR l'Onfl'rl'nl'in:; de ('S(' Ins-tituto: llegada parece en verdad la hora en que recobren 8U ascendiente natural sobre los espritus, los fines permanen- tes de la vida humana, Jos intereses fundamentales de la)) civilizacin, la riqueza, el derecho, el arte, In reli?;in" la ciencia, la filosofa. Las luchas de la vida poltiea telll- plany vigorizan, sin duda, el earetr nacional, RiPlllpre que se HU bordinen los altoK ideale:; tIel Estado. Pero no deben absorber la aetivitIad social. Illlportn recordarle sobre todo la juventud, y hacerle ver con actos de e8ta clase, que hay algo mt;jor, ms noble y mH fUJl(l?-mental que esa lucha violenta y estril en que suelen hoy consu- mirse sus ms nobles actividades, y moverla levantar el pensamiento y el corazn contiendas de ideas ms dignas'de su entusiasmo y de su f. )J

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  • CAPITULO I

    Nacimiento de Rafael Morale. y Gonzlez. SUBpadre.. Sus hermanos. Queda hurfano de padre lo. do. ao. de edad. Prdida de la fortuna paterna.La escuela. El colegio de Ituarte. Informe. de lo.que alll le conocieron: de Jo. Miguel Macfa. y deRafael Maa Merchn. Creacin de la. cla.e. deoQjetos. Artculo. laudatorios de El Siglo, acercade los exmenes pblicos de sus alumnos. Su vidade estudiante. Jos Victoriano Betancourt. Cla.e.particulares. Nuestros recuerdos personales. Clasede filosofa: el Dr. Jos Manuel Me.tre. Dlscu.ione.en el Aula Magna. Diversos estudios que Moralesse consagraba.

    Rafael Simn Morales y Gonzlez naci el da vein-tiocho de octubre de 1845 en San Juan y Martnez, pin-toresca poblacin de la provincia de Pinar del Ro, encuyo feraz y riqusimo territorio se recogen las ms valio-sas cosechas de tabaco de nuestra Isla y donde posea supadre, el bachiller Rafael Morales y Ponce de Len, nietode la acaudalda seora doa Rosario de Sotolongo, valio-sas propiedades (1).

    Era todava un nio, cuando el 27 de septiembre de1847, perdi su padre en la misma poblacin, quedando

    (1) Al morir el bachiller D. Rafael Morale. y Ponce de Len, dej una vegade cinco caballeras de tierra, en el cuartn de San Sebastin; un tren de explota ..cin de mangle en la costa del sur y un capital acensuado, impuesto en 26~ caba-Het1as de las haciendas "Las Mar.tinas" y "San Sebastin," Adems, quedaron BUS herederos sus derechos la herencia de D~ Rosario de Sotolongo. que duranteel curso del juicio de abintestato de dicha seora les proporcionaba algunos recur-so. para librar la subsistencia.

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    viuda su madre D~ Rafaela Gonzlez de la Cruz Camero~con tres hijos legtimos, frutos de aquel matrimonio: dofiaRosala Ana de J ess, D~ Mara Regla y D. Rafael Simn~todos nacidos y bautizados en la parroquia de San Juany Martnez. No obstante haber dejado su padre bienessuficientes para que su familia tuviera lo necesario para lavida, vise de repente incuamente despojada por quienms obligado estaba ampararla.

    Sometido desde nifio las duras exigencias que impo-ne la lucha por la vida, empez Morales trabajar paraabrirse camino en el mundo y buscar la subsistencia de~aquellos seres queridos que en lo sucesivo habran de de-pender en gran parte de los esfuerzos de aquel adolescenteendeble y delicado, quien habra de valerse para ello de lo-nico que poda hacer, que era ensear lo que aprenda.Muy mezquinos eran los recursos que obtena; pero conellos y las escasas rentas de su madre, bastaban para susmodestsimas aspiraciones: que los suyos no les faltaraun pobre hogar, ni carecieran del pan cuotidiano y que lpudiera seguir sus estudios y graduarse algn da de li-cenciado en Derecho en nuestra Universidad, sueo que nopudo ver realizado.

    Aunque Morales fu muy precoz en su infancia, sinembargo, su vida no puede ser citada como uno de tantoscasos de nios prodigiosos que deslumbran esplendentespara marchitarse y languidecer en breve como las rosasmatinales. Aquella planta que haba florecido y habaproducido tempranos frutos en su adolescencia, los prome-ta ms sazonados cuando en todo el vigor y lozana de sujuventud la agost el rigor de la ardua lucha en que se em-pefi. Por todas las cualidades que despleg en su cortaexistencia, es de presumir que si hubiera. vivido algunosafios ms y alcanzado los grandes progresos cientficos defines de siglo, aquellos grmenes hubieran llegado sucompleta madurez y desarrollo, su entendimiento hubieraadquirido el ms alto grado de actividad y energa en unmedio ms adecuado y hubiera logrado, no dudarlo, en-vidiable renombre.

    Recibi gratutamente la instruccin primaria elemen-tal en la escuela de don Jos Fors, situada en la Calzada

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    -de San Lzaro, de donde pas con recomendacin es-pecial de dicho profesor, al colegio de Santo Toms, diri-gido por don Ramn Ituarte, maestro de grata recordacin-tlntre los que con ms fervor y ms desinteresadas mirasse consagraban en aquella poca al ingrato y difcil apos--tolado de la ensefianza. All curs Morales las asignatu-ras superiores, pagando pronto, con creces, el beneficio quese le dispensaba, desempefiando con notable acierto y ver-dadera vocacin el delicado cargo de instructor de losnifios de corta edad.

    El honorable patricio y educador cubano Jos MiguelMacas, que hace afios reside en la vecina repblica deMxico, respondiendo una carta en la .que le pregunt-bamos qu recuerdos conservaba de Rafael Morales, nosdice lo siguiente: c( ~omo el interrogante se remonta una) poca anterior al glorioso imperecedero grito de Yara,) muy difcil me sera complacerle, maestro de cinco gene-) raciones, si no diera la concomitancia de tratarse de un) adolescente tan distinguido, que habra de dejar profundas huellas en su trnsito por el colegio de Santo Toms, diri-) gido por el clebre pedagogo Ramn Ituarte, en cuyo plan-) tel fung como director poco de mi regreso de Europa.

    c( En virtud de lo expuesto anteriormente, manifiesto ) usted que recuerdo bien que en el citado instituto cursaba) estudios primarios al principio y secundarios ms adelan- te, un joven de pequefia estatura, pero de suma alteza in-) telectual, llamado Rafael Morales y Gonzlez. Por su di- minuta talla, elegante porte, simptico aspecto y por las)) excelsas dotes morales que lo realzaban, alumnos y profe-:ll sores le estimaban mucho y le llambamos todos Moralitos.

    ((Despus de mi separacin del colegio por haber ido) fundar un establecimiento docente en Guanajay, no) volv tener otra noticia del simptico inteligente Mo-) ralitos, si no la de que combati con denuedo por la liber-'ll tad de su patria; empero, supongo que constantemente cautivara sus paisanos, porque la capacidad desmedida,) la conducta intachable y el poco comn aprovechamien-; de sus primeros afios, debieron haber dado pimos frutos.

    Era compafiero de Morales, como profesor del mismo.colegio de Santo Toms, el insigne humanista Rafael Ma-

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    ra Merchn, quien tambin hemos acudido con el pro-pio objeto. En carta del 12 de iIloviembre de 1902, nosdice lo siguiente:

    N o es mucho lo que puedo decirle sobre Rafael Md- rales, Moralitos, como se le llamaba generalmente.Ambos ramos, en 1867,profesores del colegio Santo To- ms, de don Ramn Ituarte; nos veamos diariamente, y pude apreciar sus grandes cualidades de inteligencia y de carcter. Apesar de ser un nifio, el sefior Ituarte) respetaba sus indicaciones como las de un anciano. Losalumnos lo adoraban; estar en clase con l no era para ellos una pena, sino una delicia. Sus explicaciones eran claras, lmpidas, amplias: no haba ms remedio que entenderlas. En la clase de objeto!; lleg ser una especialidad. )

    En poltica no transiga con nada que de cerca de lejos chocase con su modo de ver. Es seguro que los. afias habran modificado esta intransigencia, porque era) demasiado inteligente y honrado para no comprender que) ningn ideal se realiza completamente. A Pozos Dulces) no le perdonaba lo que escribi cuando el Diaro de la) Marina lo puso entre la espada y la pared (*). Daba) lecciones en la casa del sefior Leonardo Del Monte los) nifios de ste y agradeca las atenciones con que lo trata-) ban, pero no estaba satisfecho: hay all demasiado mr-) mol, me deca. Se burlaba de Chateaubriand, porque quiso demostrar la verdad del catolicismo por su belleza.

    Es todo lo que recuerdo de esa alma inmaculada que se llam Rafael Morales.

    Afias despus, cuando Morales se hallaba en el ca;mpoinsurrecto, Merchn le escribi desde N ew York dndolenoticias de su familia. Una de esas cartas cay en poderde los espa:l'i.oles y fu publicada en La Voz de Cuba.

    Era nuestro buen amigo un asduo y concienzudomaestro, enemigo del empirismo y la rutina. Conoce-dor profundo del mtodo de Pestalozzi, fu el primero queestableci en Cuba, durante el afio de 1865, las llamadasclases de objetos, en el colegio de Santo Toms, tomando pormodelo la obra del Dr. Mayo, titulada Lecciones de objetos,

    (*) El famoso arUculo de 24 de marzo de 1864.

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    la que lleg superar en sus explicaciones. Otros cole-gios adoptaron, aos despus, ese sistema que tan buenosresultados produjo. El Siglo, rgano de la opinin genuina-mente cubana, deca que esas clases eran de reciente in-troduccin en el pas; que ese progreso se deba exclusiva-mente al estudioso joven Rafael Morales y Gonzlez; quesu utilidad era inmensa, 'pues con ellas no slo se aprendanlas diferentes cualidades de los cuerpos, sino que los estu-diantes en esa gimnstica intelectual, adquiran un cono-cimiento exacto de la significacin de muchas voces igno-radas; que adems del anlisis, se hacan excursiones entodos los ramos de los humanos conocimientos, adquiriendocon tal motivo los alumnos, de un modo indirecto y fcil,nociones importantes en todas las materias. El jovenMorales, ha sabido comprender perfectamente el mtodo dePestalozzi, siendo digno de elogio por el cuidado, la cons-tancia y el entusiasmo con que desempeaba aquella clase.

    Morales saba preparar al nio para la enseanza ob-jetiva, y de ah su xito prodigioso. Despertaba su naturalcuriosidad y cuando se mostraba vido de conocer y hacaal maestro frecuentes interrogaciones que revelaban susdeseos' de investigarlo todo, entonces era cuando la .accineducadora empezaba producir el codiciado fruto. El-mtodo que l observaba era el inductivo, yendo siemprede lo fcil lo difcil, de lo simple lo compuesto, de lorelativo lo absoluto.

    Uno de los maestros que adoptaron el plan de Mora-les y que ms contribuy la propaganda de ese sistemadoctrinal, fu el inolvidable Santiago Pujol, que andandoel tiempo habra de s~r un elocuente orador forense y unode los abogados ms afortunados de su poca. En el apo-geo de su juventud y de la considerable riqueza que adqui-ri ejerciendo la abogaca, muri vctima de la terribleenfermedad del muermo.

    Otra clase notable por el mtodo seguido en ella, dicetambin El Siglo, era la de Psicologa y Etica, dada porel mismo Morales nios de siete diez aos, quienes ex-plicaban los fenmenos del espritu, la distincin entre elderecho y el deber, el bien y el mal, la virtud y el vicio,con definiciones y ejemplos infantiles, segn el citado sis-

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    tema de Pestalozzi, modificado y perfeccionado por elidneo profesor. La idea era de Pestalozzi, la forma deMorales (1). Los alumnos nombraban las facultades, ope-raciones y fenmenos del alma, probando con sencillsimosejemplos de su peculiar cosecha, que se dahan exacta cuen-ta de que existan en su espritu; distinguan la justicia dela caridad; comparando las acciones del hombre, se:t1alabanBU progreso, estacionamiento retroceso; defendan la res-ponsabilidad personal y atacaban la trascendental; recha-zaban la pena de muerte como castigo inmoral, todo estoacompafiando ejemplos sacados, unos de su vida diaria, yotros de la historia universal; disertaban sobre los progresos.de la civilizacin; haciendo consideraciones acerca de lavida y actos morales de nifios clebres, como el espafiollraeta y los americanos Washington y Franklin; de muje-res notables en la historia, como la tebana Antgona y laateniense Leona, y de hQmbres abnegados y patriotas, co-mo el espartano Leonidas y los espafioles Viriato y Guzmnel Bueno. Los .nifios no se aprendan las definiciones, ycon sus propias palabras, en Sil propio estilo, exponan los(Jjemplos histricos.

    El Si.qlo contina su artculo dando la enhorabena al. l3efior Ituarte por el celo, mtodo y entusiasmo con que diri-ga su colegio, ee y porque saba encomendar las clases ms)) difciles interesantes jvenes que, como Rafael))Morales, tenan por nico objeto en el mundo buscar la

    )1 verdad hasta encontrarla, para ponerla la vista de los)) dems hombres. ))

    Es digno de recordacin el hecho, referido por variosperidicos del afio de 1865, que la noche en que por vezprimera present el sefior Ituarte i examen los discpulasde la Glase objetiva, presida el acto el ilustrado mdico ypensador doctor Ramn Zambrana, vocal de la .JuntaSuperior de Instruccin Pblica, quien sorprendido de losgrandes adelantos de aquellos nifios y de sus variados co-nocimientos cientficos, hubo de llamar y de abrazar p-blicamente al adolescente maestro, felicitndole por el.brillante resultado de su evanglica obra; hecho conmove-

    (1) El Siglo.-30 de diciembre de 1865 y 29 de diciembre de 1867.

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  • EL LDO. JOSE VICTORIANO BETANCOURT.

    ) tz' ~ ,yGoogleRobado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova http://www.latinamericanstudies.org/cuba-books.htm

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    dor'que fu calurosamente aplaudido por los concurrentes.Del colegio de Ituart;e pas Morales las aulas de la

    Universidad Literaria de la Habana, donde la sazn re-ga el plan de estudios anterior la reforma de 1864 yexista la Facultad de Filosofa. En ella ingres el diezde septiembre del afio de 1860, obteniendo en 1861 el premioextraordinario de conducta y al siguiente afio, el de aplica-cin, sobresaliendo siempre en los exmenes de prueba decurso, en los cuales obtena las ms ele-yadas calificaciones.. No tenemos noticias de la vida de nuestro Rafael Mo-rales y Gonzlez ni durante su infancia, ni en los primerosafios de su adolescencia. N o conocimos su madre ig-noramos qu clase de influencias ejerci sobre l y las do-tes que le debi, por lo que no es posible que pretendamosescribir una completa ,biografa suya. En todo trabajo deesta ndole hay que investigar los rastros de la herencia,de la raza y las influencias del hogar. Fltannos elemen-tos para estudiar la formacin de su carcter: no sabemos quien debi la energa de su voluntad, que revel por ladecidida aficin los estudios, al trabajo ordenado y me-tdico y por la iniciativa en todo lo que era grande y pa-tritico. Slo es posible definir'y descifrar un hombrecuando se conoce cuanto le ha rodeado en sus primeros afiosy la manera como ha sido educado.

    Lo nico que sabemos es que Morales pasaba la mayorparte de su existencia, en aquellos afios que predecieron la gran Revolucin, en el hogar respetable y santo de undignsimo patriota: el del jurisconsulto Jos VictorianoBetancourt, padre de sus amigos ms ntimos, quienesam y consider toda su vida como unos hermanos idola-trados, Luis Victoriano y Federico Betancourt; que enaquel hogar donde se renda acendrado culto al amor laPatria y donde se respiraba una atmsfera de odio al des-potismo y la tirana, tambin se estudiaban los ms esca-brosos problemas del derecho, al par que se cultivaban lasbellas letras, olvidndose por breves horas el Digesto y lasLeyes de las Doce Tablas. Don Jos Victoriano Betan-court, que haba conspirado en 1851 con los partidarios deNarciso Lpez, era, adems, uno de los ms celebrados es-critores de costumbres, costumbristas, como ahora se dice,

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    que con Jos Mara de Crdenas y Rodrguez (Jeremas:Docaransa), Francisco Valerio (Narciso Valor y F), Fran-cisco de P. Gelabert y Luis Victoriano, hemos tenido enCuba. De l hered ste su elegante y donosa pluma, ycon l aprendi y se perfeccion Morales en los estudios-jurdicos y filosficos. Su influencia moral obraba sobrela imaginacin de nuestro amigo: l le alent en sus prime-ros pasos, y le inspir profundo amor la Patria y la jus-ticia, guindole po~ la senda de la honradez, de la virtud yde la bondad. Todo el que e'ltraba en aquella casa renaa-culto al ideal de la libertad y de la independencia tan fervo-rosamente acariciado por nuestros compatriotas. Los pri-meros que llegada la hora, consecuentes con aquel amor, locomprobaron fueron Morales y los hijos del anciano patriota,quien resignado y triste, pero abrigal.ldo la firme conviccinde que algn da vera resplandecer, esplndida y brillante,en el bello cielo de su Cuba amada, la estrella solitaria, fil morir proscripto, lanzado por las convulsiones polticas desu patria, en la ciudad de Crdoba, en Mxico, all por elmes de abril de 1875, sin haber podido ver realizado elsueflo de toda su vida.

    La selecta biblioteca de este venerable patricio eraconsultada con frecuencia por Rafael Morales, quien porsus escasos medios de fortuna no poda adquirir ni aun lasobras que servan de texto en las asignaturas que cursabaen la Universidad, y- como el licenciado Betancourt cono-ca su decidida aficin por los estudios, su buen sentido y laviveza de las observaciones que sola hacerle acerca de losautores que lea, gustoso le franqueaba sus libros, ayudaque generosamente le ofreca tambin el sabio americanista,historiador de nuestra civilizacin y cultura, nuestro deu-do inolvidable, el sefior Antonio Bachiller y Morales.

    Muchas veces vimos llegar Morales la Universidad,poco antes de entrar en clase, sin haber podido estudiar laleccin sefialada, por falta de texto, que algn compafiero lefacilitaba, y bastarle la rpida lectura de las pginas sefiala-das, para asistir despus al aula, donde interrogado por elcatedrtico, disertaba sobre el tema en cuestin, cual lo hu-biera hecho un meno interesante conferencista. Erapreciso haberlo visto para creerlo y afirmarlo. Sus con-

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    discpulos admirados, oan con encanto su sugestiva pala-bra, envidiando muchos sus brillantes dotes de expositor ysu portentosa facultad de abstraccin (1).

    El camino de la vida no fu nunca completamente llanopara l. Adems de atender nuestro Morales sus estudiosy las clases particulares de que estaba encargado, entreotras casas de conocidas familias, en la del acaudalado cuba-no Leonardo Del Monte y Aldama, 'quien le tena confiadala educacin de sus hijos, era el agente, en el bufete del doc-tor Antonio Mara Tagle, catedrtico de Griego, del juiciode testamentara de su bisabuela doa Rosario de Sotolon-go y Gonzlez Carvajal, poseedora de vastsimos terrenosen la jurisdiccin de Pinar del Ro, y que hubiera sidoprobablemente el origen de una cuantiosa fortuna si no lohubiera abandonado todo para ir engrosar las filas de loslegionarios de la independencia de la patria, sin ms fuer-za que la del derecho y sin ms confianza que su inque-brantable energa (2).

    Cuando conocimos Rafael Morales y Gonzlez, alempezar nuestros estudios en la Facultad de Derecho, en laantigua Universidad, tendra unos diecinueve veinte aos.Era de menos que mediana estatura, de color moreno, derostro aguileo y de ojos de color verde obscuro, que se .iluminaban con un fulgor especial en el ardor de la con-troversia. Grave, sin afectacin, se rea con poca frecuen-cia y era, sin embargo, de simpticoaspecto y siempre cau-tivador. Atrado por el culto de un ideal, se mantenaalejado de cuantos placeres ftiles y pueriles devaneos se-ducan y dominaban sus jvenes compaeros; as es queslo tomaba parte activa importante en las discusionesque entre ellos se suscitaban cada paso por cualquier tema

    (1) El eutor de esta obra conserva como un inestimable recuerdo de su queri-do amigo y condiscpulo Rafael M orales y Gonzlez, el libro en que estudi6 el Dere-cho civil de Espafia, el segundo volumen de los Elementos de dicha asignatura porel eminente jurisconsulto ~r. Pedro G6mez de la Serna. El valioso texto se hallaprofusa y concienzudamente anotado con la diminuta letra del aventajado estu-diante, cual obra de benedictino, con aquellos mismos microsc6picoscaracteres conque condensaba, en una cuartilla de papel, 1a8 explicaciones del catedrtico y que,.vidos, solicitaban de l sus compaeros.

    (2) En una poca fu Antonio Bachiller y Morales albacea de e.ejuicio, en elcual intervinieron, entre otros abogados ms, Jos Morales Lemus, Francisco Gre-gario de Tejada, Francisco Javier de Urrutia y Manuel Costales, que representaba la madre de Morales.

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    -cientfico, histrico social. A no ser por esos motivos, -'Cuando se trataba de ejercer su propaganda de precursor,permaneca cierta distancia de aquellos joviales y bulli-ciosos grupos, que se formaban para concertar alguna trave-

    -sura contra el bedel contra algunos compaeros. Enton-ces se alejaba de aquella estrepitosa algazara y continuaba

    -sus estudios por los amplios claustros del viejo convento delos Padres Predicador~s. Absorbido por sus meditacionesy envuelto en una nube de tristeza, pareca como que tra-vs de las cambiantes ondulaciones de su agitada vida, divi-

    -saba y presenta su pavoroso porvenir.Una de las clases ms concurridas en aquellos tiempos

    en nuestra Universidad, era la de Filosoa, que con tonosmagistrales y sugestivos acentos explicaba el prestigioso ea-

    o tedrtico doctor Jos Ma)luel Mestre, de gran talento y devigorosa dialctica. Perteneca al selecto grupo de compa-triotas, entre los cuales, unos, como Jos Ignacio Rodrguezy Francisco Fesser y Diago, Nicols Azcrate y Escobedoy Antonio Gonzlez de Mendoza, todos abolicionistas yanti esclavistas, fundaron y continuaron la Revista de Ju-risprudencia; y otros, tambin de las mismas ideas, comoAlvar~ Reynoso, Jos Silverio Jorrn, Jos Antonio Eche-verra, Antonio Daz Albertini, Antonio Mestre, JoaqunMara Lebredo, Jos Mara y Jess Benigno Glvez, Ri-cardo del Monte, Francisco y Jos de Fras, Domingo G.de Arozarena, N stor Ponce de Len, Enrique Pi.eyro,Luis de la Calle, Carlos Navarrete y Romay, Rafael Ma-ra de Mendive, Juan Clemente Zenea, Jos Gabriel delCastillo y Anselmo Surez y Romero estudiaban lasciencias y las letras con el exclusivo objeto de hacer de lacultura intelectual un medio de- progreso para su Patria.

    La ense.anza de la filosoa entonces (lo ha dicho En-rique Jos Varona) marc un cambio de rumbo en la direc-

    . cin de estos altos estudios. Se.al el nico perodo en quela infiuencia de don Jos de la Luz y Caballero se d~jsentir en las doctrinas ,enseadas en nuestras aulas. Eltexto oficial que el gobierno haba designado para aquella

    -- clase eran los Elementos de Filosofa del presbtero donJ aime Balme~, el gran filsofo catlico espaol, con cu-

    _yas doctrinas, que afianzaban el al~ar y el trono, no poda

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    estar de acuerdo ni el mismo catedrtico. El tratado de'L6gica, por ejemplo, mejor dicho, las breves pginas que,el autor dedica su exposicin, no correspondan en aque-lla poca al estado de esos estudios en otros pases.

    Morales, que era un revolucionario desde que tenacatorce afios, un genio puramente analtico, de espritu re-belde contra todo principio de autoridad, batallador ince--sante, discutidor incansable, que no aceptaba ningunateora que no hubiese sido prviamente comprobada por lapiedra de toque de su precoz criterio, promova en aquellaclase intrincadas discusiones, que dando lugar los msruidosos altercados, llamaban la atencin de los jvenes es-tudiantes, no slamente de Filosofa, sino de los dems cur-sos universitarios. Las sesiones de los jueves y de los sba-dos, que en el lenguaje de las aulas se llamaban ccjuevinasl)y sabatinas,ll eran las ms nutridas de concurrentes. Seefectuaban en el saln destinado los actos ms solemnes,denominado el Aula Magna, y en esos das no e!a bastan-te para contener lJl gran concurso de estudiantes que alliba admirar el poder de su dialctica, y vido de oir lafcil y armoniosa palabra de aquel adolescente, que en loscampos de Cuba Libre habra de distinguirse como dipu-tado en la famosa Cmara de Guimaro, histrico y sacro-santo lugar dnde se discuti y promulg nuestra primeraCarta Constitucional.

    Morales era el alma y la vida de aquellas refiidas lidesuniversitarias, las que asistan llenos de jbilo y entusias-mo por calmar su sed de ilustracin, Ignacio Agramonte yLoynaz, Luis Ayestern y Moliner, Antonio Zambrana yVzque7., Marcelino de Castro y Allo, Jos Ignacio Re-yes, Andrs Clemente V zquez, Juan Miguel Ferrer y Pi-cabia, Jos Eugenio y Guillermo Bernal, Ramn de Armasy Senz, Jos Manuel Pascual y Argelles, Leopoldo Can-cio, Antonio Govn, J ulin Gassie, MIlnuel Jos Moralesy Xenes, Jos Gregorio Campos y el que esto escribe y otrosestudiantes ms menos avanzados en sus carreras. La ori-ginalidad de sus ideas, su impetuosa inagotable verbosidad,la entonacin nerviosa de su improvisacin, su indomabley batallador espritu, su lgica formidable 'eran el encantoy la admiracin de su auditorio, y el que ms alientos le

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    jnfunda con su aplauso, era su profesor, aquel mismo afa-ble y docto Jos Manuel Mestre, quien pocos afios despus,veramos figurar como agente del gobierno de la Repblica-Cubana en los Estados Unidos de Amrica y ComisionadoDiplomtico de la Junta Revolucionaria de New York.

    Comprueba la prodigiosa flexibilidad y el vasto ta-lento, penetrante y analtico, de Rafael Morales y Gonz-lez, su aplicacin y competencia, no slo en los estudiosfilosficos y jurdicos, sino en los cientficos, el hecho deque no hallndose conforme con la nomenclatura qumicade Csares, que era el autor del texto adoptado por el plande estudios para la ensefianza de esa asignatura en la Uni-versidad, hizo de la misma un severo y slido anlisis-crtico, tan acertado y tan profundo, que mereci los mscalurosos plcemes de su catedrtico el doctor don Caye-tano Aguilera, que era muy parco en estas demostraciones.

    Tambin en la clase de Economa Poltica, cuyo texto,era la ob:r:a de Carballo, alter la clasificacin de las in-dustrias, que presentada al doctor Jos Ramrez Ovando,,se discuti en clase y fu aprobada por el catedrtico y losdems alumnos.

    Fu objeto del ms espontneo aplauso del sabio yquerido don Felipe Poey, catedrtico de Historia Natu-ral, la teora especial de la visin, formulada por RafaelMorales, ampliando las ideas de Young, hasta enton-ces aceptadas para explicar ese complicado y misteriosomecanismo, y cuando aquel eminente cubanu, cuyo nom-bre es conocido y respetado en el mundo cientfico, se laoy exponer por vez primera, no pudiendo dominar suasombro y posedo de entusiasmo, le estrech carifiosamen-te en sus brazos, le felicit y le hizo grandes elogios por,su afortunada concepcin, animndole para que la remi-tiera al Instituto de Francia. Morales, con su habitual mo-destia, no quiso nunca publicar su trabajo, que asimismosometi la aprobacin del que entonces era profesor de F-sica del colegio "El Salvador," el inolvidable doctor donJoaqun Garca Lebredo, quien le haba hecho varias ob-jeciones su sistema (1).

    (1) Sentimos no po:!!teer la teora exacta, que conocemos solamente por refe-!encias de algunos contemporneos que se la oyeron exponer su autor.

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    PARTIDA DE BAUTISMO DE RAFAEL MORALES y GONZALEZ.

    "Hay un sello 39 del ao de 1867.-Doctor don Pau-lino Alvarez Agu:iga, Catedrtico y Secretario del Ins-tituto de 2~ Ense:anza de la Habana.-Certifico: que enel expediente de carrera literaria de don Rafael SimnMorales y Gonzlez, que existe en este Instituto, constauna partida de bautisml) que dice: Pbro. D. Ramn Ben-tn, Cura Bend.o por S. M. de la Iglesia Parroquial de as-censo de San Juan y Martnez. Certifico: que en el Librosexto de bautismos de espaoles, fojas betenta y una vuel-ta nmero cuatrocientos sesenta y uno est la siguiente:Domingo veinte y ocho de Diciembre de mil ochocientoscuarenta y cinco afios: Yo don Manuel de la Cruz Villa-franca, Sacristn Mayor por S. M. de la Iglesia Parro-quial de Pinar del Ro, y Cura de almas en su auxiliar deSan Juan Bautista: bautic solemnemente Rafael Simn:que n~i el veinte y ocho de Octubre prximo pasado;hijo legtimo del Br. D. Rafael Morales y de D~ RafaelaGonzlez y de la Cruz, naturales de la Habana; abuelospaternos D. Toms Domingo y Da Rosala Ponce de Len;maternos D. Francisco y p.~ Agustina Gonzlez Carnero;fueron sus padrinos el Ldo. D. Carlos Tarafa y Da Marade la Luz Tagle, quienes advert el parentesco espiritualy lo firm.-Manuel de la Cruz Villafranca.-Es confor-me su original.-San Juan y Martnez, Agosto trece demil ochocientos sesenta.-Ramn Bentn.-Y por decretodel Sr. Director solicitud del interesado expido la pre-sente autorizada con el sello de este Instituto de SegundaEnsefianza de la HalMna trece de Marzo de mil ocho-cientos sesenta v siete.-Vto. Bno.: El Director, Bachi-ller.-Rubricado.-p. Alvarez Agufiiga.-Rubricado.-Hay un sello de tinta que dice:-Instituto de 2a Ensefian-.za de la Habana."

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  • CAPITULO 11

    Labor admirable de Rafael Morales. Situacinde la Isla deCuba en 1868. Vida literaria de la po-ca. Rigor de la previa censura. Crecimiento de laesclavitud africana. Ignorancia popular. Funda-cin de la sociedad del vientre libre. Breves rasgosacerca de los esfuerzos hechos en Cuba en pr de lainstruccin primaria. Nombres ilustres. Proyectode Jos Rilverlo Jortin. Iniciativa de RafaelMorales.Obstruccin del gobierno de la colonia. Clases noc-turnas los obreros. LectuX:Rs en los talleres. Es-critos en los lbums. Ep;sdio histrico del Liceode Santiago de las Vegas. Morales apartado de lapolftka contina estudiando Derecho en la Universi-dad, donde se grada de bachiller en esa Facultad.Sus polmicas jutidicas. Fracaso de la Junta de In-formacin. Regreso de los comisionados. Prepa-rativos de la revolucin de Yara. Estalla el 10 deOctubre de 1868. lo:xodo de patriotas cubanos deoccidente para auxiliar los camageYJlDos.

    La obra de Rafael Morales y Gonzlez era verdade-ramente admirable. Ningn otro joven, su edad, contan escasos y pobres recursos, viviendo en el medio am-biente de corrupcin y de despotismo en que siempre sevivi en Cuba, y ms en el perodo que precedi la granRevolucin, hizo tanto como l por la causa del progreso yde la civilizacin de su pas. Su vida entera fu una seriede continuos sacrificios y su alborada juvenil, llena deatractivos y de seducciones para casi todos los seres huma-nos, fu la iniciacin de sus luchas y de sus a,zarosas aven-turas.

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    Aquella alma catoniana no poda transigir con losopresores de su patria, y por eso, comprendiendo la inuti-lidad de los lamentos y de las protestas que no haban deproducir un levantamiento en masa contra la que fu nues-tra Metrpoli, se propuso minar lentamente los cimientos,que parecan inconmovibles, del secular edificio de la socie-dad colonial; lo que pudiramos llamar sus institucionesfundamentales, la ignorancia en que viva la clase populary la esclavitud del negro.

    La situacin de-la Isla de Cuba no poda ser ms en-vidiable, vista por el prisma espaol. Atravesaba aquelperodo de su historia sintetizado por la aspiracin al bien-estar material, por el ansia de riquezas, muy semejante alque el Sr. Enrique Jos Varona ha pintado, con el pincelmaravilloso de Gustavo Dor, en su .grandilocuente dis-curso sobre Los Cubanos en Cuba, refirindose los tiem-pos que mediaron entre el Zanjn y Baire. Su riqueza eraextraordinaria, hasta traspasar los lmites de la ms gran-de opulencia. Era una sociedad fastuosa, que en sus pa-seos, en sus teatros, en sus espectculos pblicos, haca ungran derroche de lujo, revelando un refinamiento de civili-zacin material; pero todo ese fausto estribaba en una basede poca resistencia: en una riqueza ficticia y mal distribuda,de la que slo algunos privilegiados disfrutaban y que ema-naba del trabajo del negro esclavo, del producto de laexplotacin del hombre por el hombre. Aquel magnficoedificio sostenido por el deleznable pedestal del trabajo ser-vil, que era la illcua negacin de todo derecho humano,tena al fin que derrumbarse como se derrib la estatua deN abucodonosor.

    En sociedades as constitudas, la cultura del esp-ritu es tambin una prerogativa Hay pequeos grupos)) privilegiados, dice el seor Varona, y todo lo que)) constituye una defensa social se organiza de una otra)) suerte en forma de privilegio. Indivduos grupos ais-)) lados se fortifican con el estudio. Hay quienes leen y)) escriben; es verdad que se lee escondidas, en libros que)) han llegado subrepticiamente; y que se escribe para im-)) primir fuera, lejos de la mirada inquisitorial de la censu-)) ra; es verdad que el saber toma carctet exclusivo; que

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    no hay sociedades de propaganda, sino cenculos de ini- ciados; pero con el impreso que entr de contrabandohan penetrado las ideas: han cado en uno, en dos, en diez cerebros, y fructificarn tarde temprano. (1)

    Rafael Morales y Gonzlez fu uno de aquellos pri-vilegiados, fortificado por el estudio, de los que no abri-gando temor alguno por las consecuencias de su viril pro-paganda, pusieron manos la labor de transformar yregenerar aquella sociedad, en la que, como dijo algunosafias despus el insigne orador Rafael Montara desde sufulgurante tribuna, haba algo podrido, que era preciso am-putar resueltamen te. N o podemos conferir Morales nicomo estadista, ni como reformador, ni como publicista, elalto rango que nuestra historia tiene asignado un Aran-go y Parrefio, un Varela, un Luz, un Saco, un DelMonte, un Pozos Dulces y un Lugarefio; . diferenciade stos, que no tenan por mira inmediata la revoluciny la independencia de la patria, Morales, desde que el es-tudio madur prematuramente su razn, no tuvo otro en-suefio ni ms anhelo ardiente que la emancipacin deCuba. Modestamente, dentro de los estrechos lmites enque le fu dado moverse, ya aisladamente, ya auxiliadopor meritsims campafieros (2), no se conform nunca conlas vanas declamaciones y las protestas mudas, sino queprocur siempre llevar la prctica sus generosos empe-fios por la regeneracin y la libertad de la patria, y fu unopositor tenaz y convencido contra aquel rgimen de ini-quidad y de ignominia. En la lucha que emprendi vigo-riz y templ su alma para las vicisitudes del porvenir.

    A fin de dar una solucin conveniente al pavoroso pro-blema de la esclavitud, no bastaba la legislacin contra latrata, que era letra muerta: haba que combatir el intersy la codicia del esclavista, y uno de los medios ideados porMorales y su grupo de colaboradores, fu el de iniciar unapropaganda abolicionista, fundando una sociedad con elexclusivo objeto de arrancar siquiera unas cuantas vcti-

    (1) Los Cubanos en Cuba-Discurso pronunciado en el teatro Jan-la nochedel 6 de agosto de 1888, en una velada de la Caridad del CerrCl'

    (2) Entre estos se hallaban los hermanos Betancourt y Salgado (Luis Victo-riano y Federico), Pedro Dlaz Torres, Jos AureJio Prez, Francisco de P. Flores,Jos ToymiJ, Jos Romay y Carreras y Manuel del Portillo y Junco.

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    mas aquel monstruo insaciable. El lema de su banderano poda ser ms simptico.

    La asociacin que di vida se conoca con el nombredel vientre libre. Fu, tal como se ide, una piqueta sordarevolucionaria, un instrumento de combate contra la es-clavitud de la raza africana, que produca no solamente lacruel explotacin del hombre de color, sino la sumisin yabyeccin de un pueblo entero, convirtiendo esta hermosatierra en una abominable ergstula, y si sus resultados po-sitivos no fueron tan satisfactorios como hubiera sidode desear, por causas varias, aquella propaganda en loscentros docentes y en los hogares, obra de la robusta y fe-cunda iniciativa de Rafael Morales, iba produciendo suefecto levantado y moralizador.

    Contribuan al auge de la filantrpica obra de aque-llos reformadores, los jvenes estudiantes de la Universidad,del Instituto y de 10R colegios, catedrticos y maestros yotros muchos hombres de nobles sentimientos que as ren-dan homenaje la justicia, pesar de hallarse respirandoaquella atmsfera deleterea que se estaciona sobre todopas de esclavos. Recordamos que uno de los que msllenos de entusiasmo aplaudi aquellos propsitos generosos,fu el inolvidable Jos DO!fiingo Guerrero, catedrtico deDerecho Poltico y Administrativo, de gran talento y por-tentosa memoria.

    Morales lleg propagarla en nuestros mismos hoga-res, interesando en la obra, que no poda ser ms conforme la doctrina de Cristo, nuestras caritativas y fervorosascompatriotas. El propsito era que cada uno, con su mo-desto bolo, contribuyera reunir cantidades suficientescon las que peridicamente se libertara un determinadonmero de vientres de esclavas. El dominio del frutopendiente, que era el que esas infelices llevaban en su seno,se adquira de su propietario, mediante la entrega de vein-ticinco pesos en oro. Mientras ms cuotas se reunie-ran, mayor sera el nmero de seres redimidos de la servi-dumbre. Era preciso contribuir de cualquier modo cegar una de las dos fuentes de la esclavitud, y ya que eraimposible intentarlo con el comercio de la costa de Africa,haba que disminuir la estadstica de los nacimientos de

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    esclavos. Trabajbase cautelosamente, .en la obscuridad,exigiendo los contribuyentel; el ms riguroso sigilo, y elgobierno no lleg tener noticia de la existencia de esaasociacin, que en poco tiempo obtuvo resultados relativa-mente importantes y siempre beneficiosos.

    De esa manera, Morales y sus amigos y colaboradores,anticipndose las ideas que en la Junta de Informacinhabra de exponer el grupo de Comisionados reformistas y los planes del Sr. Segismundo Moret y Prendergast,aquel Ministro de Ultramar que di nombre una ley fa-mosa, obtuvieron en premio de su generoso afn la inefablesatisfaccin de que cada da nacieran menos esclavos enla Patria (1).

    * * *

    Despus de la dcada floreciente de 1830 1840, quefu la edad de oro de nuestra modesta hietoria literaria;despus de aquel hermoso exponente de nuestra cultura,la generacin subsecuente perdi sus bros durante el te-rror que imper en la colonia en los tiempos en que dura-mente rigieron sus destinos 'facn, 'Donnell y Concha.

    Al soberano esfuerzo de Domingo Del Monte, huma-nista de acendrado y exquisito gusto, debi nuestra lite-ratura su poca ms brillante. Agrupbanse alrededorsuyo, atrados por la irresistible seduecin de su carcter,sus jvenes diRcpulos Ramn de Palma, Jos Jacinto Mi-lans, Jos Antonio Echeverra, Cirilo Villaverde, Jos Z.Gonzlez del Valle, Anselmo Surez y Romero, Jos Ma-ra de Crdenas y Rodrguez, Ramn Zambrana, JosVictoriano Betancourt, Jos Agustn Govantes, Rafael

    (1) Entre los ll'randes adelantos que con inquebrantable perseverancia y fesupieron algunos inteligentes propietarios cubanos poner en prctica en sus inge-nios, no debemos olvidar los que en el Amistad, en el valle de Gines, yen el Tin-/rusro. en Coln, plantearon los laboriosos hacendados Joaqun de Ayestern y loshermanos Pedro, Francisco y Fernando Diago. y los de Benigno Gener en la LimB,demostrando la posibilidad de dividir las faenas agrfcolas de las fabriles, y 10 queimporta ms to~av{a, la conveniencia de ir ret'_mplazando la antigua organizaci6nde nuestro trab'lio rural, por el que estriba en la base moralizadora y fecunda delinters recfproco. Allf los esclavos fueron sustitufdps por hombres libres,

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  • soMatamoros y TlIez, Jos Silverio J orrn, Plcido, el Lu-garefio y otros que frecuentaban asduamente el entresuelode la calle de la Muralla esquina la de la Habana, pararespirar, siquiera rfagas, las auras vitales de la civili-.,zaClOn.

    De all salieron, en 1838, el Album, donde Ramn dePalma public su Pascua en San .J.lfarcos y el Clera en laHabana, y Villaverde su Excursin la Vuelta AbaJo; ElPlantel, dirigido por Ramn de Palma y J os AntonioEcheverra, y donde ste .di luz notabilsimos artculosacerca de los tiempos del descubrimiento y de la conquista,y Pedro AI~jandroAuber y Felipe Poey escribieron sobrehistoria natural; y la Cartera Cubana, que di conocernuestra mejor novela, el Antonel!i, del mismo culto y ele-gante prosista Echeverra, las lecciones literarias de BIasMara de San Milln, el irreemplazable profesor del cole-gio de Carraguao, versos de Anacleto Bermdez (Fileno),y de Gabriel de la Concepcin Valds (Plcido).

    Ninguna de esas publicaciones alcanz el renombre yla importancia de. la famosa Revista Bimestre Cubana.Empez sta publicarse mediados del afio de 1831; fuel rgano oficial de la Comisin Permanente de Literaturade la Sociedad Econmica: en sus pginas aparecieron, sinlas firmas de sus autores, selectos trabajos que eran delmencionado Domingo Del Monte, de BIas Oss, de los pres-bteros Flix Varela y Francisco Ruiz, de Pedro Sirgado,de Joaqun Santos Surez, de Francisco Guerra Bethen-court, d Anastasia Carrillo y Arango, de Jos de la LuzCaballero y de Jos Antonio Saco, quien en abril de1832, por acuerdo de la Comisin de Literatura, se hizocargo de la direccin de la Revista, la que mereci ser elo-giaua por el gran Quintana, el insigne Martnez de la Ro-sa y el doctsimo Ticknor. De ella dijo el primero deestos eminentes hombres de letras, que haba sido el mejorperidico e,~paol que se haba publicado de mucho tiempo esta parte (1832), por la justa elevacin, noble enterezay saludables miras que lo animaban. Ese peridico queas honr las letras espafiolas, desapareci despus de lasupresin de la Academia Cubana de Literatura y del os-tracismo de su ilustre director, el insigne bayam~ Jos

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    Antonio Saco (1). All insert ste un artculo muy no-table parlas ideas, por la riqueza de datos estadsticos, porla importancia del asunto y por las dolorosas consecuen-cias que tuva en su vida. N o fu otra cosa, segn dicePedro J. Guiteras, que una exhortacin altamente patri-tica contra el comercio clandestino de esclavos africanosque se haca en Cuba.

    En 1853 fundaron la Revista de la Habana el dulcecantor Rafael Mara de Mendive y el ilustrado Jos de Je-ss Quintiliano Garca, y dur hasta 1858, auxilindoles consus trabajos los escritores ms conspcuos de la poca: Pal-ma, Tanco, Bachiller, N oda, Zambrana, Turla, J orrn, queen su gegunda poca insert en sus pginas la descripcinde sus viajes por Italia, Fox, Blanchi, Roldn, Lpez deBrifias, Ramn Pifia, Zenea, Crdenas y Rodrguez, Mes-tre, Lebredo, Jos Mara Casal, Jos Ignacio Rodr-guez, los hermanos Guiteras, Peoli, Surez y Romeroy otros. Tratando de rivalizar con ella, sucedironla:La Floresta Cubana (1856), de Brioos, Ramn V -lez Herrera, Jos Fornaris y Joaqun F. Aenlle; LaPiragua (1856), de Fornaris y Joaqun Lorenzo Lua-ces, y en la cual leemos con cierta melancola, al re:'cardar su martirio, una excursin la sabana de Yarapor el inmortal autor del himno bayams: Pedro Figue-redo; Brisas de Cuba (1855-56), de Nstor Ponce de Len,Fernando Valds Aguirre y Santiago de la Huerta; G"ubaLiteraria (1861 1862), dl mismo Fornaris y Jos So-corro de Len, en la que nuestro Felipe Poey di luzfragmentos de su traduccin de las Dcadas de Pedro Mal'-tyr de Anglera y su donoso viaje los Cayos de la Isla;

    . y en la misma poca. la Revista Habanera de Enrique Pi-fieyro y Juan Clemente Zenea, publicaciones que ((nacany moran sin echar races J'rofundas y ve.qetaban manerade hongos, tenan una vida emera y no podan remon-

    (1) La obra del insigne Barn de Humboldt titulada EnsaJ:o Polftico dela Isla de Cuba no pudo circular libremente en este pars. "Era una obra bajociertos aspectos apreciabillsima, decfa en 1827 el Ayuntamiento al Gobierno, perosobre manera peligrosa entre nosotros, por las opiniones de su autor acerca de laesclavitud, y ms que todo por el cuadro tanto ms terrible, cuanto es ms cierto,que presenta las gentes de color su inmensa fuerza en esta Isla y su preponde-rancla decisiva en todas las Antillas y las costas del continente que nos cerca."

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    tal' el vuelo las ms elevadas regiones por temor larigidez de la. previa censura. Adems, en pases mercanti-les como Cuba, carecan de lectores y era mxima repetidaque las mejores letras eran las de c,.ambio. Acerca de lo quefu en Cuba la previa censura, vase, adems del interesantey erudito trabajo del Dr. Ramn Meza sobre la obra pstu-ma de Aurelio Mitjans, en la Re'lJista Cubana de 1891, loque dicen Enrique Pifieyro en su Vida y escritos de JuanC. Zenea, y Nicols Heredia en. sus Puntos de Vista.

    Eran censores regios de esa poca (1851) los sefioreslafieta y Medina y Rodrigo, quienes entre otros informesal Gobierno, refirindose al.Faro Industrial, le dijeron unavez que se haba hecho notable, ms por lo que calla-ba que por lo que publicaba, recordando con tal motivoel silencio que dicho papel haba guardado sobre algunasde las recientes glorias militares de Espafia en el mundomartimo, reticencias que lo hacan muy sospechoso. Ensus escritos vean tendencias la anexin y toda clase deideas disolventes,. por lo que casi crean que poda haberen El Faro manos enemigas que escriban en l, cu-yas ideas eran perniciosas. El general Concha lo su-primi airadamente, y por real orden de 16 de octubrede 1851 vino aprobada la suspensin de su publicacin.

    Los censores, desde el afio de 1858, en que el desem-pefio de estos cargos fu encomendado un oficial de laSecretara del Gobierno Superior Civil, fueron facultadospor la real orden de 12 de agosto de ese afio; para no ex-poner los motivos en que fundaban las prohibiciones quedictaban: fueron convertidos as en autcratas del pensa-miento (1).

    (1) En cierta ocasi6n trat6se de publicar el siguiente soneto Al Aguila (sep- .tlembre de 1851) y ambo. censores regios se opusieron ello so pretexto de quelas alusiones eran tan directas como crimftJales la rapidez y extensl6n de lllllconquistas del AguiJa Norte-Americana, y que las tendencias de dicho diario erandemasiado escandalosas.

    "AL AGUILA

    T, que lucientes rfagas despidesDel fuego que en tus ojo. reverberay surcando los aires altaneraEl curso del relmpago presides.T, que del ter los espacios midell,VenciendQ al luracn er la carrer~

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    Desaparecido violentamente 'El Faro Industrial, quedesde 1841 hasta 1851, dirigieron, entre otros escritores,Ildefonso Vivanco, Jos Q. Suzarte, J ohn S. Trasher, Am-brosio Aparicio, Andrs. Stanislas, Jos G. Arboleya, yAntonio Bachiller y Morales, del cual era editor respon-sable Carlos del Castillo, y que fu uno de los m~joresdiarios de la poca y por esa razn muy sospechor'lo al Go-bierno; continuaron dominando el campo poltico el Diariode la Marina y la Prensa, pues hasta 1862 no vino al es-tada El Siglo, fundado por el culto y veterano periodistaJos Quintn Suzarte, y el que en 1864 pas manos deuna asociacin compuesta de Francisco J. Caldern yKessel, marqus de Casa Caldern, Jos Morales Lemusy Jos Manuel Mestre, quienes se agregaron despus co-mo accionistas, Miguel de Aldama, Pedro Martn Rivera,J os Valds Fauli, Antonio Fernndez Bramosio, Jos S.J orrn, Francisco Fesser, Jos Ricardo O'Farrill, Domin-go G. Arozarena, Julio Ibarra, Jos Antonio Echeverra,Leonardo Del Monte y otros (1). En mayo del sesenta ytres se encarg de su direccin el profundo y castizo es-critor Francisco de Fras, conde de Pozos Dulces, Pont-fice del reformismo, como le llam Pifieyro, y hermanopoltico del famoso y valiente caudillo de Crdenas y LasPozas, Narciso Lpez. En 18.52 estuvo el Conde grave-

    y Dios buscando en la celeste esfera,Nueva regin donde volar le pides.Desde el ocaso al luminoso Oriente,:lJs all de los !lmites del mundoy del sol en el disco refulgente,Al comps de tus cantos de victoriaGrita, aunque ruja el rayo furibundo,GI~ria las artes y las letras gloria!" (0)

    (0) En 1850 fu impreso, con algunas variantes, en The Beacon of Cuba (elFaro de Cuba) que en ingls y en castellano publicaba en NuevaOrleans el Sr. JohnS. Trasher, que habla dirigido el Faro Industrial en la Habana y fu procesado porla Comlsi~" Militar. A111 apareci dicha poesla suscrita por Cuyaguateje, seudnimo que usaba el poeta patriota Pedro Ailgel Castelln.

    (1) Los mencionados seores solicitaron del gobierno en 29 de febrero de1864, que se les autorizara para constituir una sociedad annima para el mejorsostenimiento y fomento del peridico El Siglo, constituyendo al efecto una socie-dad por ms de diez aos, con un capital de 60 mil pesos, hacindose dos emisio-nes de ' 30 mil cada una, repartidas en acciones. Contribuyeron al progreso de:El Siglo las ms distinguidas clases de nuestra sociedad, propietarios, hacendados,banqueros. comerci&.ntes, abog~do8. m9icos, literatos, Consejeros de Administra-ci6n, miembros de la Inspecci'',de estudios, regidores, ttulos

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    mente comprometido con Gonzlez y Cristo en la causaconocida por la de la Vuelta Abajo y por ella fu conde-nado destierro la villa de Osuna, provincia de Sevi-lb (1).

    Cuando El Siglo di conocer su programa, dijo quehaba venido cerrar la era de las revoluciones y iniciarla de la evolucin. El Conde elev el periodismo polticoen Cuba, como ha dicho Merchn, la dignidad de unamagistratura: no era el suyo un peridico de partido, por-que la sazn no los haba organizados en Cuba, pero slo era de principios, esos principios que as en poltica co-mo en econma, en legislacin, en materias de enseanzay en cuanto es objeto de la ciencia social, eran los msavanzados de la escuela liberal.

    (( Gracias la propaganda de El Siglo, deca el Con-) de en uno de los editoriales del clebre diario cubano, al)) empuje de la poca y la iniciativa individual, en el)) pas se operaba una evolucin favorable al espritu de)) progreso, mas no eran grandes los adelantos realizados,)) pues Jo conseguido en realidad era el principio regenera-)) dor: era la realizacin de los primeros pasos, yeso si era) mucho en una poblacin que permaneca inmvil y es-)) tacionaria, no lo era en absoluto. Varios jvenes se ha-)) lIaban en Europa estudiando la ciencia agrcola, se)) haban abierto muchos colegios gratutos en extremo be-)) neficiosos, se haban fundado en diferentes localidades)) bibliotecas pblicas (2); en los talIereR de artesanos se)) adoptaron prcticas civilizadoras y hasta se inaugur el) sistema de lecturas populares establecidas en Inglaterra)) y en otros pases adelantados.) (3)

    Las doctrinas de El Siglo, que fueron expuestas en el

    (1) En lS!l7 haban fundado El Correo de IR TRrde, Domingo G. de Arozare-na, Jos Q. 8uzarte y el inolvidable patriota, prcer ilustre del 68, Pedro Figueredoy Cisneros, insertndose en c!l las interesantsimas cartas que el Conde de PozosDulces escriba rlesde Parla sobre agronoma, que tuvieron entonces extraordinarioxito, y le dieron conocer como escritor, preparndole el camino que ms tardehabrta de continuar en la afortunada dlrecci6n de El Siglo.

    (2) Muchas de ellas debironse los merltsimos esfuerzos del buen patriciocubano Francisco Javier de Balrnaseda, uno de los que en 1869 sufrieron el tremen-do martirio del satnico viaje Fernando Poo.

    (3) Crdenas fu la primera poblaci6n de Cuba que di6 paso de tanta Impor-tancia. Rafael R, de Carrer, Presidente del Liceo de dicha Vl1la, estableci6 ll, en1867, las lecturas cientficas.

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    f~moso artculo del 24 de marzo de 1864, no podan ser msconformes con el dogma poltico espaol ms ortodoxo, ysi alguna vez un nutrido y respetable grupo de cubanosempez trabajar de buena f, pero excptico y sin entu-siasmo, fu en verdad en aquella ocasin que la antigua Me-trpoli no supo ni quiso aprovechar. Entonces toda su aspi-racin consista en la asimilacin, la igualdad de derechosentre espaoles y criollos, aceptndola como punto de par-tida para todas las conquistas, sin pensar todava en laautonoma en que con posterioridad culminaron esos idealesde gran nmero de compatriotas. Pero esas no eran lasideas de los espaoles sin condiciones, de los integristas,quienes queran que continuase impp.rando en la coloniael rgimen absolutista: la factora. Cuando el Sr. Rodr-guez Ferrer publicaba su Revista de Espaa y de Sll.~ po-sesiones de Ultramar (en 1851), fu prohibida su circula-cin en la Isla porque sus propsitos eran reformistas, ypeda la representacin de estas provincias en el Parla-mento espaol. Los censores expusieron que dicha pu-blicacin era contraria la buena poltica: que las Amri-cas no se hicieron independientes por su soada falta deconcesiones y garantas, sino precisamente en los instantesmismos en que fueron llamadas la representacin nacionaly la participacin igual con la metrpoli en todos losderechos civiles y polticos. Esto nos demuestra, decan,que el sistema de concesiones no ha formado hombres pac-ficos y leales, sino revolucionarios ingl"atos.

    En frente de El Siglo, para combatirle rudamente,estaban el Diario de la Marina y la Prensa de la Habana.firmes sostenedores del statu qua, del rgimen de absolu-tismo vigente y antecesores de los pertinaces integristas delos tiempos que vinieron despus. Atribuan osado fili-husterismo 10 que no era ms que entereza y dignidad deldiario reformista, la aspiracin y la protesta del espritucubano, vido de expansin y de progreso (1); y pedan con-tinua y porfiadamente, su supresin, so pretexto de que suspredicaciones causaban espanto cuantos tenan algo queperder en Cuba, para cuya desventura y ruina, decan,

    (1) "Ricardo Del Monte.-oct. 25 de 1887.-BI Pa/s.

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    se publicaba El Siglo. La ms implacable censura noslo mutilaba los magistrales artculos del conde de PozosDulces, sino que le privaba hasta del derecho de legtimadefensa, pues sus enemigos denuncindolo como eminente-mente revolucionario y antinacional, decan que proReguael reprobado camino en nefando maridaje con La Voz dela Amrica, La Aurora y otros peridicos, llegando va-rias veces hasta pedir para l la hopa sangrienta de losparricidas. En la redaccin auxiliaban al director, Ri-cardo y Casimiro Del Monte, Rafael Mara Merchn,autor del famoso artculo Laboremus; Jos de Armas y Cs-pedes, Luis Victoriano Betancourt, Cristbal y TomsMendoza y algunos otros, que con sus trabajos de colabora-cin, amenizaban y enaltecan aquel magnfico diario cu-bano.

    Tuvo favorable xito por sus buenos escritos y cari-caturas el semanario La Serenata, donde esgrimi sugallarda y castiza pluma Jos Gabriel del Castillo y Azc-rate, censurando siempre el vicio y promoviendo el bien yel adelanto de la patria, y el Alburn Cubano de lo Buenoy lo Bello, dirigido por la egregia poetisa Gertrudis G-mez de Avellaneda (1860). La Revista del Pueblo (1865)fundada por los esposos Zambrana y continuada por eleminente crtico Enrique Pifieyro, revivieron los noblesimpulsos de la inolvidable Revista Bimestre Cubana.

    En Guanabacoa, en casa del elocuente orador forensey entusiasta hombre de letras Nicols Azcrate y Escobe-do, que haba heredado el don de gentes de su maestroDomingo del Monte y la brillante palabra de su clebreto Nicols Manuel de Escobedo, reunanse principiosdel afio de 1865, los ms esclarecidos literatos de su tiem-po. En aquellas memorables soires literarias y artsticas,que mantenan entre nosotros el culto de lo bello, leancomposiciones en prosa y verso, los jueves de cada semana,Luisa y Julia Prez de Montes de Oca, Mara de SantaCruz, Mercedes Valds Mendoza, Jos Fornaris, Isaac Ca-rrillo, Felipe Poey, Jos de Armas y Cspedes, los herma-nos Selln, Joaqun Lorenzo Luaces, Enrique Pifieyro,Carlos Navarrete y Ramay, Anselmo Surez y Romero,Alfredo Torroella, Saturnino Martnez, Eamn Zambrana,

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    Juan Clemente Zene y Jos S. Jorrn, quien improvisun bellsimo discurso sobre la importancia de la literatura,en el que fantsticamente represent la historia literariadel mundo civilizado por medio de alegricos y vvidoscuadros. Estos trabajos se reunieron y publicaron des-pus en dos hermosos volmenes por el Sr. Azcrate, conel ttulo de Noches Literarias (1). .

    Celebraban reuni~nes en sus respectivas moradas lospoetas Jos Fornaris y Rafael Mara de Mendive, dequien deca Surez y Romero que, despus de Del Monte,era el cubano que ms haba contribudo que no se apa-gara entre nosotros el entusiasmo por el arte. En ellas seleyeron el magnfico discurso, exponente de nuestra altacultura, sobre si las bellas artes reflejan n el carcter dela civilizacin de los pueblos, que despus reley su autor,el Sr. J orrn, en el Liceo de Guanabacoa; fragmentos deltrabajo sobre la literatura en los Estados Unidos por JuanG. Zenea; las bellsimas traducciones de las melodas deMaore, por Mendive, muy elogiadas por )1enndez Pelayo;poesas por el inspiraJo y tico Carlos Navarrete y Romay,los hermanos Selln y otros, revelando su vasta competen-cia en materias econmicas el profundo pensador FernandoEscobar (2).

    (1) Habana.-Imprenta La Antilla.-1866.[2] Publlcbanse en esta popa [de 1865 1~68] entre otros peridicos, el

    semanario La Aurora, dedicado los artesan08, cuya circulacin no era muy gra-ta al gobierno, por Marcos de J. Melero, Fernando Valds Aguirre, Joaqun Loren-zo Luaces, Jos Fornaris, Jos J. Govantes, Santiago Pujol, y que despus dirigie-ron Francisco Selln y Saturnino Marlfnez; La Dil'lcreci6n, de Augusto MartfnezAyala y Francisco Obregn y Mayal; el Rigoletto de Luis Victoriano Betancourt,Isaac carrillo, Manuel Castellanos y Aurelio Almeyda; y El Revoltoso. El Revol-toso aadfa su titulo que era un peridico literario, satrico y burlescc, dirigido yredactado por estudiantes de negro humor y amigos de bromas pe.adas, 1868. Encasi todos ellos vdanse las firmas de los hermanos Selln, de Antonio Zambrana,de Alfredo Torroella, de Suturnino Martfnc::z, de Carlos Navarrete y l

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    Inquiriendo de nuestro amigo, el conocido poeta y ve-terano periodista, Saturnino Martnez, si Morales habacolaborado en La Aurora, me dice lo siguiente: no me es dable facilitarle otros datos de Rafael Morales y Gon-)J zlez que los que me proporciona el recuerdo, siempre vi-)J vo imborrable, de aquel joven de alma grande, corazn)J fogoso, palabra persuasiva y conmovedora quien todos)J llambamos Pico de Oro, y que la. sazn bulla en formaJJ saliente, al lado de Luis Victoriano Betancourt, Antofii-)J co Zamhrana, Jos J. Govantes, Torroella, Isaac Carrillo)J y 'Farrill y otros muchos que escriban en La Aurora,JJ al lado de Fornaris, Luaces, Bachiller y Morales, donJJ Felipe Poey, Andrs Daz, el doctor Juan Hav y un sin nmero de cubanos que en aquel tiempo formabanJJ nuestro selecto mundo intelectual. Moralitos era una es-JJ peranza, un prestigio, un carcter, de nobles y atrevidos)J pensamientos; fuse la guerra y ... all qued. JJ

    Las reuniones literarias en casa de Fornaris dieronorigen que en 1864 fundara el popular abogado y cultohombre de letras, Ramn Francisco Valds, el Ateneo Cu-bano, donde empez ostentar sus sorprendentes dotes ora-torias Antonio Zambrana y Vzquez, que haba dejadoluminosa estela de su gran talento en la Universidad ydonde resonaron al mismo tiempo tal vez las ltimas ora-ciones del elocuente abogado Manuel Costales. Tambinleyeron poesas casi todos los poetas ya mencionados, co-brando grande animacin sus sesiones dominicales con mo-tivo de la lectura de los dramas El jJfendigo Rojo, de Luaces,y La HiJa del Pueblo, de Jos Fornaris, que suscitaron in-teresantes debates, precursores de las famosas tertulias lite-rarias del Liceo de la Habana, instituto que cobr nuevavida bajo la direccin del marqus de Casa Caldern, re-cordando los buenos tiempos de Ramn Pint y JosRamn Betancourt. Iniciadas en el mes de febrero del

    sa y verso de Lebredo, Pieyro, Luis la Calle, Fornaris, Saturnino Martfnez, Ma-ra de Santa Cruz, Teodoro Guerrero, Navarrete y Romay, Felipe Poey, Carrillo yO'Farrill, Jos M. Mestre, Luisa Prez de Zambrana, Julia Prez Montes de Oca,Mercedes Valds Mendoza, Juan Clemente Zenea, Narciso Fox,Jos Marfade Cr-denas y Rodrfguez, Francisco J. Balmaseda, el conde de Pozos Dulces," RamnZambrana, Casimiro Del Mc.lnte. Jos V. Y Luis Victoriano Betancourt, l' icols Az-crate, Rafael Maria de Mendive y Jos Socorro de Len. Habana, Imp. de ElTjempo.-1864.

    Robado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova http://www.latinamericanstudies.org/cuba-books.htm

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    afio de 1868, concluyeron cuando estaba prxima estallarla gran revolucin: celebrbanse unas veces bajo la preHi-dencia del poeta Fornaris y otras bajo la de J OH Ma-nuel Mestre y Carlos Navarrete y Romay. Se disertaba,leanse dramas y sostenanse intert'sant('H diHellsiones lite-rarias. En una de aquellas habl el joven ~fanllel f4anguily,que empezaba desplegar sus alas de guila, a('('I'('a de laHtres unidades dramticas, arguyndole Fornaris, Pifieyl'o,Zambrana y Prriga,-Manuel Prriga, ('spl:lfiol, pl'ofeHorde griego del colegio de Jos AlonRo y 1>elgallo, en elCerro,-Blas Lpez Prez, Saturnino )Iartm'z, RafaelMorales, Jos J. Govantes, Casimiro Del )Ionte, J m. ~Iara Cspedes, Jos de Po, Andrs Daz y los ya mencio-nados, eran los ms asduos con('urrentes, siendo )Ierchnel redactor de las crnicas de aquellas l/Iatinhx. ({ De vezen cuando se hicieron aplaudir all, diee )Ianucl Hanguilyen su magistral estudio Hobre lbs Oradorf'x cubaJlI),~, Ra-fael Morales y Gonz lez, de entendimiento poderoHo, def~xpresin corriente y clliltiza y dotado de genial originali-dad en casi todas las materias que aplicaba su inteligen-cia muy pOl'O comln. Oyse aRlJniHJIlo la fllH'nte, Heveray enrgica palabra de Ignacio Agramonte y Loynaz,quien por su elocueIicia y extraordinarias dotpH de earc-ter, tan gran papel haba de hacer en 1m; eonvulHioneHpolticas que sobrevinieron. ))

    Todo esto no deba realmente llamarse vida literaria,primero, porque no poda haberla en un pas donde lastrabas de la censura no tenan lmites, y porque eHas aHO-ciaciones, dedicadas al l'u!tivo de las bellas letras, eran po-co ms que reuniones de aficionados, que })('sar de susnobles esfuerzos no podan vencer la letal indif('I'E'ncia denuestro pueblo, la sazn preocupado en la Holucin delos problemas materiales de la vida, y que se mantenaapartado de los ms graves del penHeuniento contempor-neo. (1) Venan ser, en realidad, como una especie de

    tI) Para dar una idea delo que era entonces la previa . intolerante censura,4. CUYOfl caprichos se hallaba sujf'ta la prensa peridica, agostando en la inaccinla imaginacin ardiente de nuestros compatriotas. tan dados los combates delperiodismo COlno . las luchas de la palabra. haci.ndoles reconcentrar su entusias-mo y su energt'a en la organizacin de sociedades Sf"cretas y en trabajos de cons-piraciones, referirmos la siguiente ancdota que oimos con tar nuestro inolvi-

    Robado del archivo del Dr. Antonio Rafael de la Cova http://www.latinamericanstudies.org/cuba-books.htm

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    vlvula de seguridad, si se nos permite la expresi6n, delespritu revolucionario de aquellos cubanos, que inconfor-mes con el humillante y maldecido dominio del sable y dela opresin con que se les trataba, tarde temprano jnten-taran sacudir el yugo.

    * * *La hjstoria de los esfuerzos que de han hecho en Cu-

    ba por el am;nento de la instruccin primaria, ha sido es-

    dable amigo y maest