Homenaje a Ciceron Marin

download Homenaje a Ciceron Marin

of 8

description

Homenaje a Ciceron Marin efectuado por el Edil Daniel Bentancor del Partido Nacional en la Junta Departamental de San José.

Transcript of Homenaje a Ciceron Marin

ACTA 40 CIPasamos al sexto punto del orden del da. Secretara le da lectura. (Se lee:)

1

"Mocin present a d a por el seor edil Daniel Bentancor par a exponer en Sala sobre `Ho m e n a j e y reconoci mi ent o al Coronel Cicern Marn". SEOR DANIEL BENTANCOR.- Pido la palabra. SEOR PRESIDENTE.- Tiene la palabra el seor edil Bentancor. SEOR DANIEL BENTANCOR.- Gracias, seor Presidente. No es mi propsito realizar una biografa del Coronel Cicern Marn, ni tampoco relatar los hechos histricos, en los que tuvo participacin, en forma exhaustiva debido a que, de intentarlo, mis pretensiones resultaran infructuosas por estar fuera de mi alcance y de mis fuerzas. La desmesura del tema slo me permite, modestamente y a manera de homenaje hilvanar, en el marco general, la informacin de los diversos cronistas que fueron testigos directos y, a la vez, participantes activos de las campaas revolucionarias del Partido Nacional, sobre todo las referidas a las que encabez el General Aparicio Saravia. Si bien Marn ser el centro de atencin de mi relato, el reconocimiento tambin lo quiero hacer extensivo a los miles y miles de uruguayos que sirvieron a la causa y, obviamente, a la figura inmensa de Saravia. Debo decir, adems, que la recordacin de estos hechos de nuestra historia, u otros, cobraran an ms relevancia y significado si de ellos procurramos extraer enseanzas y conceptos que, sin lugar a dudas, se mantienen en plena vigencia, por ms que frecuentemente se pretenda petrificarlos en el pasado. Ladislao Cicern Marn Deneo naci en San Jos el 27 de junio de 1841, del matrimonio entre Damin Marn y Gernima Deneo. Inici sus campaas guerreras siendo muy joven, participando, en abril de 1863, en las luchas contra el invasor Venancio Flores. Luego integr las fuerzas de Timoteo Aparicio en la llamada "Revolucin de las Lanzas", del 70 al 72, y en la Revolucin de Quebracho obtuvo el grado de Teniente Coronel como jefe ya de nombrada, consagrndose definitivamente en las guerras del 97 y 1904. Pero, a manera de introduccin me parece oportuno hacer mencin al contexto histrico institucional de la poca que se inicia en los albores del pas con la Constitucin de 1830, que adopt el sistema republicano representativo implicando la participacin popular en la eleccin y funcionamiento de los rganos de gobierno; sistema que la realidad del momento se ocupara de desvirtuar debido a diversos factores como lo fueron, entre otros, la carencia de tradicin arraigada del ejercicio del sufragio, la no existencia definida de partidos polticos - esto ocurre a partir de 1836 - que orientaran la accin cvica de los ciudadanos, y el criterio restrictivo que estableci la propia Constitucin respecto del ejercicio de la ciudadana que omiti, adems, disposiciones en materia de elecciones, librndolas a la ley ordinaria. La primera ley de elecciones del pas, de abril de 1830, dispuso el sistema de la mayora para distribuir las bancas del legislativo; esto signific que con la mitad ms uno de los votos emitidos el triunfador obtena todos los cargos, excluyendo a la minora de toda participacin. Con el agregado de que la propia Carta Magna mandataba a la Asamblea General a elegir al Presidente de la Repblica. Esto concit la indiferencia del pueblo a participar de las elecciones , no as a tomar parte en las luchas caudillistas que marcaron fuertemente aquellos primeros aos, a lo que se sum una elite doctoral urbana que pretenda eliminarlas, y una injerencia extranjera que pona en duda la real independencia del pas. Luego de la Guerra Grande se atena la influencia de los grandes caudillos, pero es reinstalada por Venancio Flores al invadir el pas en 1863 para derrocar al Presidente Bernardo Berro. Fue entonces que el Partido Blanco, derrotado y marginado, reaccion en 1870 en la llamada "Revolucin de las Lanzas" que encabez Timoteo Aparicio lo que condujo una solucin tosca de coparticipacin, pero que implic la organizacin de los partidos y el impulso con ms fuerza de la idea de una reforma electoral de representacin de las minoras por parte del, ahora, Partido Nacional. De todas formas, la intervencin oficial y los comicios fraudulentos seguiran siendo moneda corriente, sustentados an ms hacia fines del Siglo XIX por la doctrina de la "influencia directriz", que propugnaba el Presidente Julio Herrera y Obes.

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CI

2

Por lo tanto, es evidente que la gran revolucin nacionalista de 1897 no obedeci a una causa singular, sino que fue la consecuencia natural de la evolucin poltica de la sociedad uruguaya que, luego de superadas las pocas del caudillismo y militarismo, busc el cauce para que el pueblo fuera protagonista en el escenario poltico, en busca de la efectiva vigencia de los principios democrticos, mediante el sufragio libre y la representacin de las minoras. Es bueno sealar que en los aos previos a la revolucin el Partido Nacional supo difundir ampliamente su pensamiento opositor y agrupar a los militantes ms activos. Es as que en 1896 se fundan clubes nacionalistas en casi todo el pas, como el de San Jos, llamado "Coronel Rafael D. Rodrguez", inaugurado el 6 de setiembre. Nos dice Luis Alberto de Herrera: "Todas esas inauguraciones fueron preludios de pampero; pero donde la nota de delirio regenerador vibr ms hondamente, fue en las asambleas de Florida, Minas y San Jos. Hubo mucha alegra y entusiasmo y los paisanos desfilaron a caballo con sus mejores prendas. Mil novecientos hombres formaron en la ciudad de la Declaratoria de Agosto; dos mil trescientos en la originaria de Lavalleja, extraviada como esperanza perdida entre speras serranas; seis mil en San Jos, la heroica." Poco tiempo despus, y luego de la intentona de Aparicio de noviembre del 96, la Junta de Guerra que funcionaba en Buenos Aires envi emisarios a los principales caudillos departamentales, con el fin de lograr adhesiones y recolectar fondos. En San Jos hubo una reunin secreta y reducida del propio Herrera, como comisionado de la Junta, con los comandantes Cicern Marn, Pedro Bastarrica y Ramn Batista, con el fin de engrosar las adhesiones locales . En esa instancia el club nacionalista maragato envi a la caja revolucionaria la suma de quinientos pesos. Y nos sigue narrando el autor de "Por la Patria": "Reunidos en consejo con otros oficiales antiguos, entregaron el mando superior de los escuadrones maragatos a Cicern Marn. No estuvo errada esa eleccin. Cicern Marn era un guerrillero de renomb re que enrolado desde nio en las milicias, haba salpicado su juventud inquieta con brillantes arrogancias. Baste decir en su abono, que el otro general Aparicio - Timoteo - , que saba calar como ninguno a sus subalternos, le dispensaba especial preferencia. Marn acept sin titubear la distincin con que se le obsequiaba y la acept para honrarla. Fue uno de los primeros en tomar las armas y de los ltimos en dejarlas. Durante siete meses, que tuvieron muchos lapsos oscuros, lo vimos marchando a la cabeza de su resistente Divisin. Al fin de la campaa, entraba en delirantes manifestaciones de agasajo, al pueblo natal. Era el mismo de antes, solo que traa ms copos de nieve en su canosa cabellera y culminada su alta reputacin. mm Comprometidos l y sus amigos a colaborar en la ardua empresa, repartieron su gente por montes y sierras. Los recursos escaseaban tanto que apenas se alcanz a obtener fusiles para la mitad. Hasta con tijeras de esquilar enastadas en caas tacuaras, a fuer de lanzas, se levantaron muchos. Pareca que el destino extremaba estas angustiosas estrecheses e imperfecciones para poner en mayor evidencia la esterilidad de las infatuaciones gubernamen tales. De acuerdo con una accin combinada, recibe el Comandante Marn de la Junta, en idntica forma y fecha que el Comandante Gonzlez, de Flores, la consigna de encontrarse el 3 (de marzo) al medioda en el paso de los Troncos. Con el objeto de dar cumplida realidad esa disposicin, Marn trasmite rdenes parciales a sus compaeros los Comandantes Bastarrica y Batista, quienes al oscurecer del da 2 se lanzan en rebelin a la cabeza de setenta y cinco hombres y toman rumbo a la sierra de Mal Abrigo, donde los aguarda el ncleo de los elementos departamen tales. Al amanecer llegan a las proximidades de la Comisara 5, donde averiguan, por dos prisioneros, que el comisario, seor Acevedo, estaba all con cuarenta hombres, en vsperas de recibir un armamento de la ciudad. Entonces resuelven atacar a la polica y lo hacen produciendo absoluta dispersin en las fuerzas enemigas y tomndoles seis prisioneros, pertrechos y aperos. Luego continan su avance, incorporndose el da 3 a la noche, a la columna del Comandante Marn, quien les esper en Isla Mala al mando de 225 ciudadanos. En ese punto, recibi Marn una nueva comunicacin por la cual se le adverta que el desembarco del Sauce - de los "22 de Lamas" - haba sufrido un retraso de veinticuatro horas.

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CI

3

En consecuencia, as se explica que concurriera a fusionarse con Gonzlez recin un da despus y por qu este Jefe, que no tuvo noticia de la postergacin mencionada, se creyera vctima de imperdonables engaos. Esta variacin pstu ma hecha al plan primi ti vo pudo haber ocasionado sensibles entorpecimient os. Si debido a causas fortu itas, no se detienen algo ms de lo estipulado los meritorios compro metidos del Interior, la expedicin Lamas habra estado expuesta a un fracaso muy probable, aislada entre medanos y con el avispero alborotado al frente." El da 5 de marzo, Lamas y sus compaeros desembarcan en Puerto Sauce, en el departamento de Colonia, y son recibidos por las fuerzas de Marn que unidas a las de Jos Gonzlez marchan en forma inmediata hacia el norte. El 16 del mismo mes, con toda justicia, se le confiere el grado de Coronel al caudillo maragato, quien particip valientemente con su gente al da siguiente en la batalla de "Tres rboles", a las rdenes del Coronel Diego Lamas, en jornada memorable y victoriosa. De inmediato, la columna de Lamas, donde marchaban los maragatos, sale a la bsqueda de Saravia y lo encuentran por fin el 28 de marzo a orillas del Tupamba. Das despus, se produce un incidente que retrasa a Lamas y es la separacin del Coronel Nuez en Corrales y su posterior desercin, dejando al Jefe del Estado Mayor solo con unos trescientos hombres, en su mayora del leal Marn, quienes tuvieron que salir nuevamente a la bsqueda del General por zonas desconocidas y plagadas de enemigos. Luego de unido todo el ejrcito nacionalista, la 8 Divisin del Coronel Marn participa en todos los combates, desde Cerro Colorado, Cerros Blancos, etctera, hasta el de Acegu, que fue la ltima batalla importante de 1897. Despus vendra el Pacto de la Cruz y tras el desarme y licenciamiento, el Coronel Marn al frente de su Divisin llega a San Jos el 28 de setiembre, quedando para el recuerdo una hermosa fotografa en el momento que cruzan, cargados de gloria el ro San Jos por el Paso de los Carros. "Hombre singular es el Coronel Cicern Marn, viejo de larga barba blanca. Psase la vida refunfu an do, renegando y echando palabrotas. Algunas se harn famosas entre los oficiales y soldados, que las comentarn divertidamen te. Es tambin dscolo, rabioso, camorrero. No aguanta pulgas. Pero es de muy buen fondo y muy recto. Ha peleado desde muchacho." Esta es otra descripcin del caudillo local, que en los aos que vinieron se desempe en San Jos como Inspector de Policas. Por su parte Saravia se haba despedido de sus soldados con una significativa proclama, que ser la gua de sus hombres en los tiempos futuros y que aqu reproducimos en parte: "Qu mayor gloria para vuestras armas y todos los buenos sin distincin de banderas? Encarrilados los poderes pblicos en procedimientos que son una satisfaccin a las aspiraciones populares, mediante el solemne compro miso que se incorporar en breve a nuestra legislacin electoral ese precepto digno de los pueblos de mayor adelanto poltico y firmemente convencida de que ante el resurgim ien to de la opinin pblica como fuerza eficiente y ante los ejemplos dados, no ser posible que queden defraudadas las esperanzas de la Repblica, la revolucin depone sus armas, deseando no volver jams a apelar al supremo recurso de los oprimidos." Pero tranquilizados los blancos, en el 98 son los "colectivistas" liderados por el ex presidente Julio Herrera y Obes, desplazados del poder, que se vuelven contra el propio Presidente Cuestas, hasta hace poco tiempo uno de ellos. Hubo motines militares, conspiraciones y hasta conatos de invasin desde la Argentina, que felizmente el propio gobierno pudo dominar, con la vigilancia atenta de Saravia, celoso guardin de lo pactado. Marn, demostrando permanentemente fidelidad a su mximo jefe, solicita rdenes por si pasan los colectivistas por San Jos, y requerido por los compaeros dice en carta fechada el 20 de octubre de 1898: "Mi contestacin se reduce a decirles que el Partido Nacional no puede seguir otro rumbo que el que le seale el Gral. Saravia, a quien obedezco en todo terreno." El Coronel, ante el agravamiento de la situacin moviliz a su gente, pero por suerte el movimiento fue sofocado sin mayores consecuencias. As lo hace saber en una carta que remiti al peridico "El Pueblo": "Seor director de El Pueblo - Don Juan M. Menndez - Distingu ido correligio nario y amigo. Le ruego conceda un espacio en su popular peridico a estas lneas por medio de las cuales quiero expresar mi gratit ud a todos los seores jefes, oficiales y ciudadanos, tanto de este departamento como de la Colonia, que vinieron a ponerse bajo mis rdenes en la reciente intentona colectivista, felizmente para el pas terminada sin gran trabajo con la prisin de los revoltosos.

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CI

4

Felictome de que no haya sido necesario regar nuevamente con sangre generosa de orientales el frtil suelo de nuestra querida patria; esperando que siempre que peligren nuevamente las insti tuciones o la causa del pueblo acudirn todos presurosos como esta vez a empuar las armas para defenderlas. Termino agradeciendo nuevamen te a todos los ciudadano que me hicieron el honor de acompaarme; significndoles que hallarn siempre en m un amigo. Sin ms, saluda al seor Director, Cicern Marn, San Jos, febrero 10 de 1899. " SEOR YARWINN SILVEIRA.- Perdn, seor edil, me permite una interrupcin? SEOR DANIEL BENTANCOR.- S, cmo no. SEOR PRESIDENTE.- Puede interrumpir el seor edil. SEOR YARWINN SILVEIRA.- Seor Presidente: solicito que se le prorrogue el tiempo al seor edil para que pueda finalizar su exposicin. SEOR PRESIDENTE.- Se somete a votacin una prrroga de quince minutos. Quienes estn por la afirmativa, srvanse manifestarlo. (Se vota:) 19 en 19. Afirmativa. UNANIMIDAD. Puede continuar el seor edil. SEOR DANIEL BENTANCOR.- Gracias al seor edil Silveira y al resto de los compaeros ediles. Pero nuevos tiempos conflictivos se acercaran prontamente. Batlle al ser electo Presidente en 1903 entendi que el Pacto del 97 haba caducado y dispuso medidas violatorias del mismo, entre otras, nombrando directamente en las jefaturas de San Jos y Rivera a dirigentes calepinos, sin consultar previamente al Directorio Nacionalista, como deba. La reaccin del General no se hizo esperar e inmediatamente llam a revolucin. Y a la cita de Nico Prez concurrieron como siempre los leales maragatos conducidos por Marn. Del archivo de Saravia, que documenta y sirve de base a la obra de Nepomuceno Saravia Garca, "Memorias de Aparicio Saravia", reproducimos la siguiente carta: "Campamento en Marcha, Marzo 24 de 1903. Santa Clara de Timote. Sr. General Aparicio Saravia. Seor General: tengo el agrado de comunicarle que cumpliendo con lo ordenado por el seor General en un telegrama cifrado de fecha 16, recibido por el Sr. Jefe Poltico de San Jos Dn. Vicente Ponce de Len y sin prdida de tiempo, adopt todas las medidas necesarias a fin de poder reunir en el da las fuerzas que deba poner a sus rdenes. An cuando el tiempo de que se dispuso fue reducido, el patriot is mo de nuestros correligionarios, ha hecho se me incorporaran unos mil trescientos hombres ms o menos, de los cuales tendr unos quinientos bien armados y municio nados y el resto munidos de armas particulares y todos regularmente montados. Me encuentro incorporado a los coroneles Jos Gonzlez, Jos Ma. Pampilln y Jos Saura, formando un total de fuerzas de dos mil quinient os a tres mil hombres, que marchan en tres columnas paralelas comandadas por los dos primeros citados y el que suscribe, respectivamen te. Nuestra marcha ha sido en perfecta unin, dndole al Coronel Gonzlez la direccin de ella, con amplias facultades; no obstante este jefe consulta diariamente a los Coroneles Saura, Pampilln y al que suscribe. Tambin comuncole que seguimos rumbo a Nico Prez, hasta tanto el seor General no disponga otra cosa. Deseando llegue el momento de poder saludarlo personalmen te, adelntole mis votos porque D.G.M.A. Cicern Marn." Lo de Nico Prez signific el punto ms alto de la carrera de Aparicio, que luego de pactar la paz, volvi a despedirse de sus compaeros con una nueva proclama, que seguir guiando a los nacionalistas y dice en parte:

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CI

5

"Viejos guerreros de nuestras campaas legendarias, que contais vuestros aos por sacrificios, por vuestros laureles; jvenes soldados que al hallaros aqu confirma is la realidad de nuestra raza. Al regresar ahora a vuestros hogares con la satisfaccin del deber cumplido, tened presente que no es slo con la lanza y la carabina con que se triun fa; hay otra forma - la boleta de inscripcin en los registros cvicos - que no debe faltar a ningn nacionalista, pues ser con ella que obtendremos en la paz la victoria completa que en el camino de la guerra acabamos de renunciar a perseguir." am. Pero el Presidente ocultaba otras intenciones, quiso la paz para armarse y al tiempo comenz a tomar medidas de guerra enviando fuerzas al interior en actitud ofensiva , sorprendiendo en todas partes a los blancos. Los paisanos decan: "el gobierno se ha sublevao". Todava, el 2 de enero de 1904 el Coronel Marn deca en San Jos a Ramn Galain: "No te muevas de tu casa, porque son cosas de Batlle que se ha tirado una plancha y no s cmo se las va a arreglar para justif icarse ante el pas". Demostracin clara de que los blancos no queran la guerra. Pero no habra marcha atrs. Al otro da, Saravia llam nuevamente a la revolucin. En esta nueva contienda nos dice ngel Baz Robert sobre Marn: "En 1904 se encuentra firme en su puesto y su Divisin, la misma del 97, repuestas las bajas por nuevos soldados ciudadanos de su departament o. No retrocede sin dejar bien sentado su valor , dejando recuerdos en el enemigo de que ste haba tenido como contrarios a los ` ter ribles maragatos?. Al frente de 800 soldados de su divisin integr la columna que fue destacada hacia el norte para alcanzar el parque conducido por Abelardo Mrquez. Su proverbial valor le salv en Yacu de caer prisionero, no sin haber perdido parte de su apero, pero dejando en pago de l, algunos enemigos en tierra". Javier de Viana al llegar a San Jos con el fin de recolectar fondos para la revolucin tambin nos relata: "El coronel Cicern Marn - cuya pera blanca parece un rejn de lanza, amenazador como la mirada dura de sus ojos azules - nos deca severamente: Traten de juntar bastante dinero; con eso compramos armas y cuando tengamos armas suficientes, ya vern cmo los zumacos disparan buscando cuevas de tucu - tucus para esconderse." Es que el drama del ejrcito nacionalista siempre fue la carencia de armamento y municiones y paradojalmente, quizs cuando mejor pertrechados estaban, cuando al caer la tarde del 1 de setiembre se avizoraba una gran victoria en Masoller luego de un ensangrentado enfrentamiento, cuando la paz digna se acariciaba con las manos, sobreviene la tragedia. La muerte del hroe de la libertad electoral termin con aquella revolucin, pero la bala que le peg nunca podr matar el legado que nos dej, lleno de lecciones imperecederas que vienen de la esencia de su alma y que deben ser, en homenaje efectivo, fuente inspiradora permanente de todos los orientales. Cmo olvidarnos , por ejemplo, de lo que le escribiera a su hermano Basilicio? "La Patria es el poder que se hace respetar por el prestigio de sus honradeces y por la religin de las instit uciones no mancilladas; la patria es el conjun to de todos los partidos en el amplio y pleno uso de sus derechos, la patria es la dignidad arriba y el regocijo abajo". Aquellos guerreros fueron voluntades de acero, templadas en el amor a la democracia que salvaron en nuestra patria algo ms que el honor de la raza y de la ciudadana: pusieron a buen recaudo con su tenacidad, que lleg frecuentemente a los lmites de la inmolacin , el arca santa de las libertades pblicas. Uno de esos guerreros fue Marn, quien nos diera adems su ejemplo en el seguimiento de los ideales y principios de su mximo jefe, hasta su muerte. Pero dejemos a Baz Robert que termine su resea del viejo caudillo local: "Fue un noble y altivo soldado del derecho, su desinters puesto siempre al servicio de la libertad. Marn no fue solo bravo como el cndor de las cumbres , fue tambin vigilante, como el chaj , de nuestros compaeros. Jinete de hierro y un baquiano prodigioso, con sus piernas giles, con su cuerpo enjuto y musculoso, con su faz atrayente, con sus cabellos blancos, con su parla campera, con sus sacrificios y sus cicatrices.

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CI

6

Hasta 1908 , fue Inspector de Polica en San Jos, nombrado una vez que terminara la revolucin de 1904. Falleci en su ciudad de San Jos, donde siempre residi, el 2 de diciembre de 1919". No pudo disfrutar de la libertad electoral que el ayud a gestar, pero a l tambin le debemos el eterno reconocimiento. Un soldado suyo, el doctor Salvador Estrad, quien fuera uno de los oradores en el acto del sepelio en nombre del Directorio del Partido Nacional, le deca a una multitud acongojada: "Don Cicern Marn fue inmensa en la eficacia cansancio general pona era mucha , en inscribir cambiaba de forma, pero siempre uno de los ms entusiastas partidarios del sufragio tena una fe regeneradora del voto, en su virtud civilizadora , y por eso, cuando el una tregua entre dos perodos revolucionarios, empleaba su actividad, que ciudadanos y conducirlos luego a las urnas electorales. Para l, la lucha no de finalidad".

Pero no quiero terminar este homenaje con el da de la muerte del caudillo, mi inters es en su vida y al recuerdo permanente de la misma. Finalizo con un da feliz , el da que se festejaba un nuevo aniversario de su nacimiento, ya viejo s, pero rodeado como siempre por sus familiares, amigos y soldados de la noble causa y donde como regalo perenne el Cura Miguel Lacroix, el autor del conocido himno maragato: "Vivo en un rancho", le dedicara el 27 de junio del ao 1915, las siguientes estrofas: "`A l seor Cicern Marn? al cumplir 74 aos En los galpones de Agero saluda al viejo Marn, con sus notas el clarn del batalln fogonero. Sabroso asado con cuero Y en vanguardia el cimarrn; escolta de admiracin le rodea por los flancos, como aprecio de los blancos al Jefe de Divisin. Hoy festejamos el da de tu edad aniversario en ambiente partidario, campamento de alegra; el sol sus rayos enva, iluminando el fogn y en el monte su cancin deja sentir el zorzal, como una diana triun fal que alegre tu corazn. Oficiales y soldados te aprecian en lo que vales por tus nobles ideales y sacrificios probados contigo marchan confiados, pues llegada la ocasin saben bien que, cual len, sacudiendo la melena, avanza con faz serena el viejo don Cicern. Recorriendo va tu vida,

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CIde los aos el galope y es como bandera al tope para nosotros querida. Nunca fue tu carne herida al frente de la legin, guerrero de corazn, cien veces en las cuchillas alentaste a las guerrillas, sin miedo ni turbacin".

7

Seor Presidente, voy a hacer llegar una mocin a la Mesa que paso a leer: "MOCIN. VISTO: La necesidad de efectuar un reconocimien to al Coronel Cicern Marn en homenaje a su figura, que gui a los maragatos en las luchas por el efectivo cumplim ien t o de los preceptos democrticos y la libertad electoral que encabez el General Aparicio Saravia. CONSIDERANDO I: Que si bien el Coronel Marn militaba en filas del Partido Nacional, los fines perseguidos van ms all de las banderas polticas debido a que son compartidos por la unanimidad de la sociedad democrtica uruguaya. CONSIDERANDO II: Que en el nomencltor de la ciudad de San Jos no figura su nombre. CONSIDERANDO III: Que sera oport uno, teniendo presente que luego de la revolucin de 1987 al llegar a San Jos lo hizo al frente de su octava Divisin por el Paso de los Carros en el ro San Jos, segn consta en el registro fotogrf ico por todos conocidos, cambiar el nombre de la Avenida Manuel D. Rodrguez en el trayecto que va desde la interseccin de sta con la Avenida Lavalleja hacia el este hasta el Paso de los Carros, por el nombre de Avenida Coronel Cicern Marn. ATENTO: A lo precedentemente expuesto y a lo dispuesto por el Artculo 19 Numeral 31 de la Ley 9515. La Junta Departamental de San Jos , RESUELVE: Solicitar al seor Intendente Municipal de San Jos tome la iniciativa para el cambio de nombre de la Avenida Manuel D. Rodrguez en el trayecto que va de la interseccin de sta con la Avenida Lavalleja hacia el este hasta el Paso de los Carros sobre el ro San Jos por el de Avenida Coronel Cicern Marn.". Seor Presidente, solicito adems que mis palabras pasen a ambas Cmaras del Parlamento Nacional, al Directorio del Partido Nacional , al seor Intendente Municipal de San Jos, a la Comisin Departamental del Partido Nacional de San Jos , a todas las Juntas departamentales del pas, al diario "El Pas" de Montevideo y a la prensa departamental. Nada ms.

SEOR PRESIDENTE.- Si no hay ms ediles que quieran hacer uso de la palabra, Secretara le va a dar lectura a la mocin que ha llegado a la Mesa. (Se lee) "MOCIN: VISTO: La necesidad de efectuar un reconocimiento al Coronel Cicern Marn en homenaje a su figura, que gui a los maragatos en las luchas por el efectivo cumplim ien to de los preceptos democrticos y la libertad electoral que encabez el General Aparicio Saravia; CONSIDERANDO: I)Que si bien el Coronel Marn militaba en filas del Partido Nacional, los fines perseguidos van ms all de las banderas polticas, debido a que son compartidos por la unanimidad de la sociedad democrtica uruguaya; II)Que en el nomencltor de la ciudad de San Jos no figura su nombre; III)Que sera oportuno, teniendo presente que luego de la revolucin de 1987 al llegar a San Jos, lo hizo al frente de su 8 Divisin por el Paso de los Carros, en el ro San Jos, segn consta en el registro fotogrfico por todos conocido, cambiar el nombre de la Av. Manuel D. Rodrguez en el trayecto que va desde la interseccin de sta con la Av. Lavalleja hacia el este, hasta el Paso de los Carros, por el nombre de Avenida Coronel Cicern Marn.

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001

ACTA 40 CI

8

ATENTO: A lo precedentemente expuesto y a lo dispuesto por el Art. 19, numeral 31 de la Ley 9.515; LA JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS R E S U E L V E: Solicitar al seor Intendente Municipal de San Jos, tome iniciativa para el cambio de nombre de la Av. Manuel D. Rodrguez, en el trayecto que va de la interseccin de sta con la Av. Lavalleja, hacia el este, hasta el Paso de los Carros sobre el ro San Jos por el de Av. Coronel Cicern Marn. Asimismo, solicito que mis palabras pasen al Directorio del Partido Nacional, al seor Intendente Municipal de San Jos, a la Comisin Departamental del Partido Nacional de San Jos, a todas las Juntas Departamentales del pas, al diario `El Pas?de Montevideo y a la prensa departamental. Daniel Bentancor . Edil." SEOR PRESIDENTE.- Se somete a votacin la mocin. Quienes estn por la afirmativa, srvanse indicarlo. (Se vota:) 21 en 21. Afirmativa. UNANIMIDAD

JUNTA DEPARTAMENTAL DE SAN JOS

11 de junio de 2001