HORA SANTA PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR SEMANA No. 4 CICLO B

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MI CORAZON SE ALEGRA EN DIOS, MI SALVADOR”. Monitor: Semana No. 3 del Tiempo de Adviento, semana en la cual la iglesia nos recuerda, cual es la preparación que los Católicos y Católicas de todos el mundo debemos mantener ha esperas del nacimiento del Niño Dios, nos llama a la oración, a la vigilia y al compartir lo que Dios en su infinito amor a permitido que llegue a nuestras manos y nuestros hogares, Dios quiso y quiere compartir su gloria con el hombre, ¿acaso el hombre no debe compartir con sus semejantes lo que Dios le a otorgado? ¿o acaso están las iglesia llenas de malos siervos? El tiempo de Adviento también es tiempo de cambio: para perdonar, para compartir con el mas necesitado, tiempo para imitar a Cristo y darse al mundo, sin reservas y sin condiciones. CANTO:---------------------------------------------------------------------- Lector: La Iglesia peregrina en la historia se une hoy al cántico de exultación de la bienaventurada Virgen María, expresa su alegría y alaba a Dios porque la Madre del Señor entra triunfante en la gloria del cielo. En el misterio de su Asunción, aparece el significado pleno y definitivo de las palabras que ella misma pronunció en Ain Karim, respondiendo al saludo de Isabel: «Ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso» (San Lucas: 1, 49). Todos: Jesú s Sacramentado, en este tiempo de Adviento, veni mos rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez, pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas cosas en nuestra vidas, quizá lejos de nuestros otro hogares y familia. Lector: Gracias a la victoria pascual de Cristo sobre la muerte, la Virgen de Nazaret, unida profundamente al misterio del Hijo de Dios, compartió de modo singular sus efectos salvíficos. Correspondió plenamente con su «sí» a la voluntad divina, participó íntimamente en la misión de Cristo y fue la primera en entrar después de él en la gloria, en cuerpo y alma, en la integridad de su ser humano. Todos: Jesú s Sacramentado, en este tiempo de Adviento, veni mos rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez, pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestra vidas, que aun no alcanzo a entender , quizá lejos de nuestros hogares y familia, pero soy feliz porque te tengo a ti. Lector: El «sí» de María es alegría para cuantos estaban en las tinieblas “PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR” SEMANA No. 4 TIEMPO DE ADVIENTO CICLO B DICIEMBRE/22/2011 PARROQUIA SAN JOSE, ATHENS GA Búscanos en: WWW.SCRIBD.COM/ORELLANA8582 Siguenos en:  

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“MI CORAZON SE ALEGRA EN

DIOS, MI SALVADOR”.

Monitor:Semana No. 3 del Tiempo de Adviento, semana en la cual la

iglesia nos recuerda, cual es la preparación que los Católicos y Católicasde todos el mundo debemos mantener ha esperas del nacimiento delNiño Dios, nos llama a la oración, a la vigilia y al compartir lo que Dios ensu infinito amor a permitido que llegue a nuestras manos y nuestroshogares, Dios quiso y quiere compartir su gloria con el hombre, ¿acasoel hombre no debe compartir con sus semejantes lo que Dios le aotorgado? ¿o acaso están las iglesia llenas de malos siervos? El tiempo

de Adviento también es tiempo de cambio: para perdonar, para compartir con el mas necesitado, tiempo para imitar a Cristo y darse al mundo, sinreservas y sin condiciones.

CANTO:----------------------------------------------------------------------

Lector:La Iglesia peregrina en la historia se une hoy al cántico de

exultación de la bienaventurada Virgen María, expresa su alegría y alabaa Dios porque la Madre del Señor entra triunfante en la gloria del cielo.En el misterio de su Asunción, aparece el significado pleno y definitivo delas palabras que ella misma pronunció en Ain Karim, respondiendo al

saludo de Isabel: «Ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso» (SanLucas: 1, 49).

Todos:Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimos

rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas cosas en nuestra vidas,quizá lejos de nuestros otro hogares y familia.

Lector:Gracias a la victoria pascual de Cristo sobre la muerte, la Virgen

de Nazaret, unida profundamente al misterio del Hijo de Dios, compartió

de modo singular sus efectos salvíficos. Correspondió plenamente consu «sí» a la voluntad divina, participó íntimamente en la misión de Cristoy fue la primera en entrar después de él en la gloria, en cuerpo y alma,en la integridad de su ser humano.

Todos:Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimos

rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestravidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

Lector:El «sí» de María es alegría para cuantos estaban en las tinieblas

“PROCLAMA MI ALMA LA

GRANDEZA DEL SEÑOR”SEMANA No. 4 TIEMPO DE ADVIENTO CICLO BDICIEMBRE/22/2011 PARROQUIA SAN JOSE, ATHENS GA

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y en la sombra de la muerte. En efecto, a través de ella vino al mundo elSeñor de la vida. Los creyentes exaltan y la veneran como Madre de loshijos redimidos por Cristo. Hoy, en particular, la contemplan como «signode consuelo y de esperanza» (cf. Prefacio) para cada uno de loshombres y para todos los pueblos en camino hacia la patria eterna.

Todos:Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimos

rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,

pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestravidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

Lector: (se levanta e invita a todos a mirar a la virgen y diciendo:)Amadísimos hermanos y hermanas, dirijamos nuestra mirada a

la Virgen, a quien la liturgia nos hace invocar como aquella que rompelas cadenas de los oprimidos, da la vista a los ciegos, arroja de nosotrostodo mal e impetra para nosotros todo bien (cf. II Vísperas Himno).

Todos:Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimos

rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestravidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

Lector:La comunidad eclesial renueva en la solemnidad de hoy el

cántico de acción de gracias de María: lo hace como pueblo de Dios, ypide que cada creyente se una al coro de alabanza al Señor. Ya desdelos primeros siglos, san Ambrosio exhortaba a esto: «Que en cada uno elalma de María glorifique al Señor, que en cada uno el espíritu de Maríaexulte a Dios» (san Ambrosio, Explicación del Evangelio de San Lucas:

II, 26). Las palabras del Magníficat son como el testamento espiritual dela Virgen Madre. Por tanto, constituyen con razón la herencia decuantos, reconociéndose como hijos suyos, deciden acogerla en sucasa, como hizo el apóstol san Juan, que la recibió como Madredirectamente de Jesús, al pie de la cruz (cf. San Juan: 19, 27). Todos:

Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimosrendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestravidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti..

Lector:La página del Apocalipsis 12 proclama, al presentar la «gran

señal» de la «mujer vestida de sol» (Apocalipsis: 12, 1), afirma queestaba «encinta, y gritaba con los dolores del parto y con el tormento dedar a luz» (Apocalipsis: 12, 2). También María, como hemos escuchadoen el evangelio, cuando va a ayudar a su prima Isabel lleva en su seno alSalvador, concebido por obra del Espíritu Santo.

Todos:

Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimosrendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestravidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

Lector:Ambas figuras de María, la histórica, descrita en el evangelio, y

la bosquejada en el libro del Apocalipsis, simbolizan a la Iglesia. El hechode que el embarazo y el parto, las asechanzas del dragón y el reciénnacido arrebatado y llevado «junto al trono de Dios» (Apocalipsis 12, 4-5), pertenezcan también a la Iglesia «celestial», contemplada en visión

por el apóstol san Juan, es bastante elocuente y, en este tiempo deAdviento, es motivo de profunda reflexión.

Todos:Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimos

rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestravidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

Lector:Así como Cristo resucitado y ascendido al cielo lleva consigo

para siempre, en su cuerpo glorioso y en su corazón misericordioso, lasllagas de la muerte redentora, así también su Madre lleva en la eternidad«los dolores del parto y el tormento de dar a luz» (Apocalipsis: 12, 2). Yde igual modo que el Hijo, mediante su muerte, no deja de redimir acuantos son engendrados por Dios como hijos adoptivos, de la mismamanera la nueva Eva sigue dando a luz, de generación en generación, alhombre nuevo, «creado según Dios, en la justicia y santidad de laverdad» (Efesios: 4, 24). Se trata de la maternidad escatológica de laIglesia, presente y operante en la Virgen.

Todos:Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimos

rendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestra

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vidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

Lector:Desde esta perspectiva, la Virgen del Magníficat nos ayuda a

comprender mejor el valor y el sentido de este tiempo de Adviento yainminente, tiempo propicio en el que la Iglesia universal se unirá a sucántico para alabar la admirable obra de la Encarnación. El espíritu delMagníficat es el espíritu de Adviento y Navidad; en efecto, en el cántico

profético María manifiesta el jubilo que colma su corazón, porque Dios,su Salvador, puso los ojos en la humildad de su esclava (cf. San Lucas:1, 47-48).Ojalá que este sea también el espíritu de la Iglesia y de todo cristiano.oremos para que este tiempo de Adviento y Navidad sea totalmente unMagníficat, que una la tierra y el cielo en un cántico de alabanza y acciónde gracias. A si sea.

 Todos:

Jesús Sacramentado, en este tiempo de Adviento, venimosrendidos a ti, para exaltar tu grandeza y reconocer nuestra pequeñez,pues, siempre haz hecho grandes y pequeñas grandezas en nuestra

vidas, que aun no alcanzo a entender, quizá lejos de nuestros hogares yfamilia, pero soy feliz porque te tengo a ti.

CANTO:----------------------------------------------------------------------

Lector:Lectura del Santo Evangelio según San lucas: 7, 24-30

Todos:Gloria a ti, Señor.

Lector:

En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y miespíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos enla humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas lasgeneraciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lopuede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación engeneración a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo:dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó alos humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos losdespidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda deIsrael, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, aAbraham y a su descendencia, para siempre”. María permaneció conIsabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

Todos:Gloria a ti, Señor Jesús.

Lector:MEDITACION PERSONAL EN SILENCIO DEL SANTO

EVANGELIO

Canto:------------------------------------------------------------------------

Lector:El Evangelio según San Lucas nos dice que, cuando el ángelanunció a María el misterio de la Encarnación, le dijo también que supariente Isabel había concebido un hijo en su vejez, y ya estaba de seismeses aquella a quien llamaban estéril. Poco después, María se fue conprontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá, Ain Karim, seiskilómetros al oeste de Jerusalén y a tres o cuatro días de viaje desdeNazaret. Llegada a su destino, entró en casa de Zacarías y saludó aIsabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó degozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; yexclamando con gran voz, dijo: «¡Bendita tú entre las mujeres y benditoel fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi

Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegríaen mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho elSeñor se cumplirá

Todos:Mi corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y

seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el queme ayuda. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

Lector:El saludo profético y la bienaventuranza de Isabel despertaron

en María un eco, cuya expresión exterior es el himno que pronunció a

continuación, el Magníficat , canto de alabanza a Dios por el favor que lehabía concedido a ella y, por medio de ella, a todo Israel. María, enefecto, dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor... porque hamirado la humillación de su esclava... Auxilia a Israel, su siervo, ... y sudescendencia por siempre». El evangelista San Lucas no nos ha dejadomás detalles de la visita de la Virgen a su prima Isabel, simplementeañade que María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a sucasa de Nazaret.

Todos:El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de

fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos;

y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Sieteveces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

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Lector:Muchos son los temas de meditación que ofrece este misterio.

Conocido el embarazo de Isabel, María marchó presurosa a felicitarla, acelebrar y compartir con ella la alegría de una maternidad largo tiempodeseada y suplicada: ¡qué lección a cuantos descuidamos u olvidamosacompañar a los demás en sus alegrías! El encuentro de estas dossantas mujeres, madres gestantes por intervención especial del Altísimo,sus cantos de alabanza y acción de gracias, y las escenas quelegítimamente podemos imaginar a partir de los datos evangélicos,

constituyen un misterio armonioso de particular ternura y embelesohumano y religioso: parece como la fiesta de la solidaridad y ayudafraterna, del compartir alegrías y bienaventuranzas, del cultivar laamistad e intimidad entre quienes tienen misiones especiales en el plande salvación. Sería delicioso conocer sus largas horas de diálogo, susconfidencias mutuas, sus plegarias y oraciones, sus conversacionessobre los caminos por los que Yahvé las llevaba y sobre el futuro quepodían vislumbrar para ellas y para sus hijos. Podemos pensar que, dealguna manera, se resumen en la bienaventuranza que Isabel dirigió aMaría, y en el cántico de acción de gracias por el pasado, el presente yel futuro, que ésta elevó al Todopoderoso. Y todo ello constituye unmagnífico programa para ir configurando nuestro corazón y nuestro

espíritu.

Todos:Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es

quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. Mi corazón sealegra en Dios, mi salvador.

Lector:Dichosa tú por haber creído (San Lucas: 1,45). Vinculando esta

expresión de Isabel dirigida a María con la de Jesús dirigida a Tomás«dichosos los que crean» (San Juan: 20,29), vemos cómo estabienaventuranza, que interesa a toda la humanidad, designa el culmen

de la libertad humana: es dichoso y feliz y realiza el designio de Diosquien alcanza la plenitud de su vocación. La libertad humana está hechapara la fe, en la que obtiene su perfección y su culminación.Profundizando en los versículos de San Lucas y de Juan, podemosafirmar que la libertad humana se verifica entrando en una relación deconfianza con los demás y entregándose a ellos, y se deteriora cuandose encierra en sí misma. La libertad no es calculadora, sino que serealiza en el amor, que exige siempre gratuidad. Y sólo Dios esmerecedor de un abandono y una confianza sin condiciones ni límites,porque en Él la libertad humana puede realmente expresar por completosu voluntad de entrega. Pero la fe desnuda e incondicionada se purificaa través de la «noche de los sentidos y del espíritu», esa noche

magistralmente descrita en las obras de san Juan de la Cruz y en laexperiencia de santa Teresa de Jesús. El hombre se salva, nosimplemente obedeciendo a una ley exterior, sino amando, entregándose

y creyendo en Dios. María, dichosa por haber creído, es figuraantropológica de la vocación humana a la felicidad.

Todos:El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio,

para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

Lector:

Proclama mi alma la grandeza del Señor (v. 46). San Ambrosio,que en su comentario a Lucas escribe: «Esté en cada uno de nosotros elalma de María para glorificar a Dios», nos recuerda que elagradecimiento es la primera expresión de la fe. No lo son, en cambio, lalamentación, la crítica, la amargura, la autocompasión ni el derrotismo,que son actitudes de falta de fe, porque la verdadera fe prorrumpeespontáneamente en la alabanza y el agradecimiento. Alabanza por todocuanto Dios realiza en nosotros y en el mundo; agradecimiento alreconocernos agraciados y al tomar conciencia de que la misericordiadivina «se extiende de generación en generación». Es una invitación aconfesar que también muchos discursos eclesiásticos, por así decirlo,muchas recriminaciones y muchas amarguras son fruto de una fe

empobrecida.

Todos:Mi corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y

seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el queme ayuda. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

Lector:Ha hecho obras grandes en mi favor (v. 49). Nos preguntamos:

¿cuáles son esas obras grandes? Seguramente María puede intuirlas,por la fe, en el pequeño germen de vida apenas perceptible que lleva ensu seno; sin embargo, desde el punto de vista humano no es un hecho

extraordinario. Es la fe la que le hace descubrir realidades grandes encosas pequeñas, realidades definitivas en hechos incipientes, realidadesperennes en las realidades efímeras. Mientras que la poca fe nunca estácontenta ni satisfecha y querría siempre ver más, la fe verdadera estácontenta y reconoce en los más insignificantes signos, el poder de Dios.

Todos:El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de

fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos;y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Sieteveces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

Canto:------------------------------------------------------------------------

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Lector:Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación

(v. 50). María expresa aquí su fe en la certeza de que no sólo en elpasado y en el presente, sino que tampoco en el futuro decaerá lamisericordia del Señor ni se encogerá el brazo de Dios. Muchas veceshablamos como si la misericordia del Señor se hubiese detenido en lostiempos más gloriosos del cristianismo y no abarcase también a nuestrasgeneraciones. Querríamos retroceder cincuenta años atrás, cuando lagente frecuentaba las iglesias, a la vez que nos asalta la duda y el temor 

de que el Señor se haya alejado de nosotros. Sin embargo, Maríaproclama «su misericordia de generación en generación». Por otra parte,debemos reconocer que, si miramos a nuestro alrededor con los ojossencillos y limpios de la fe, podemos percibir la misericordia de Dios enfavor nuestro y descubrir a veces sus signos sensibles. El Señor continúa, pues, actuando, y sólo la fe puede hacernos conscientes de sucercanía y de su presencia.

Todos:Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es

quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. Mi corazón sealegra en Dios, mi salvador.

Lector:Ha auxiliado a Israel, su siervo (v. 54). Cuidó de su hijo y siervo

Israel, como cuidó de María su sierva («se ha fijado en la humillación desu esclava»). El verbo «cuidar» aparece en otros pasajes del NuevoTestamento: «El Espíritu cuida de nuestra debilidad» (Romanos: 8,27);«No cuida de los ángeles, sino de los hijos de Abraham» (Hebreos:2,16). «María, hija de Sión, Madre de Jesús y de la Iglesia, concédenosentrar en el misterio de tu fe y de tu alabanza y percibir cómo miras a tupueblo, a la humanidad y a la historia. María, colmada de dones divinos,no se detiene a contemplar solamente su caso personal, sino quecomprende que esos dones son una manifestación de la misericordia de

Dios hacia todo su pueblo. En ella Dios cumple sus promesas con unafidelidad y generosidad sobreabundantes. El Magníficat, inspirado en elAntiguo Testamento y en la espiritualidad de la hija de Sión, supera lostextos proféticos que están en su origen, revelando en la «llena degracia» el inicio de una intervención divina que va mas allá de lasesperanzas mesiánicas de Israel: el misterio santo de la Encarnación delVerbo.

Todos:El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio,

para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

Lector:La Virgen Madre está constantemente presente en este camino

de fe del Pueblo de Dios hacia la luz. Lo demuestra de modo especial elcántico del Magníficat que, salido de la fe profunda de María en laVisitación, no deja de vibrar en el corazón de la Iglesia a través de lossiglos. Lo prueba su recitación diaria en la liturgia de las Vísperas y enotros muchos momentos de devoción tanto personal como comunitaria.

Todos:Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es

quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. Mi corazón se

alegra en Dios, mi salvador.

Lector:María es la primera en participar de esta nueva revelación de

Dios y, a través de ella, de esta nueva «autodonación» de Dios. Por estoproclama: «Ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo». Suspalabras reflejan el gozo del espíritu, difícil de expresar: «Se alegra miespíritu en Dios, mi salvador». Porque «la verdad profunda de Dios y dela salvación del hombre... resplandece en Cristo, mediador y plenitud detoda la revelación» (Dei Verbum, 2). En su arrebatamiento Maríaconfiesa que se ha encontrado en el centro mismo de esta plenitud deCristo. Es consciente de que en ella se realiza la promesa hecha a los

padres y, ante todo, «en favor de Abraham y su descendencia por siempre»; que en ella, como madre de Cristo, converge toda laeconomía salvífica, en la que, «de generación en generación», semanifiesta Aquel que, como Dios de la Alianza, se acuerda «de lamisericordia». Todos:

El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio,para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

Lector:

La Iglesia, que desde el principio conforma su camino terrenocon el de la Madre de Dios, siguiéndola repite constantemente laspalabras del Magníficat. Desde la profundidad de la fe de la Virgen en laAnunciación y en la Visitación, la Iglesia llega a la verdad sobre el Diosde la Alianza, sobre Dios que es todopoderoso y hace «obras grandes»al hombre: «Su nombre es santo». En el Magníficat la Iglesia encuentravencido de raíz el pecado del comienzo de la historia terrena del hombrey de la mujer, el pecado de la incredulidad o de la «poca fe» en Dios.Contra la «sospecha» que el «padre de la mentira» ha hecho surgir en elcorazón de Eva, la primera mujer, María, a la que la tradición suelellamar «nueva Eva» y verdadera «madre de los vivientes», proclama confuerza la verdad no ofuscada sobre Dios: el Dios Santo y todopoderoso,

que desde el comienzo es la fuente de todo don, aquel que «ha hechoobras grandes». Al crear, Dios da la existencia a toda la realidad.Creando al hombre, le da la dignidad de la imagen y semejanza con él

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de manera singular respecto a todas las criaturas terrenas. Y nodeteniéndose en su voluntad de prodigarse no obstante el pecado delhombre, Dios se da en el Hijo: «Porque tanto amó Dios al mundo que dioa su Hijo único» (San Juan: 3,16). María es el primer testimonio de estamaravillosa verdad, que se realizará plenamente mediante lo que hizo yenseñó su Hijo (cf. Hechos: 1,1) y, definitivamente, mediante su Cruz yresurrección.

Todos:

El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven defuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos;y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Sieteveces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

Canto:------------------------------------------------------------------------

Lector:La Iglesia, que aun «en medio de tentaciones y tribulaciones» no

cesa de repetir con María las palabras del Magníficat, «se veconfortada» con la fuerza de la verdad sobre Dios, proclamada entonces

con tan extraordinaria sencillez y, al mismo tiempo, con esta verdadsobre Dios desea iluminar las difíciles y a veces intrincadas vías de laexistencia terrena de los hombres. El camino de la Iglesia, pues, ya alfinal del segundo Milenio cristiano, implica un renovado empeño en sumisión. La Iglesia, siguiendo a Aquel que dijo de sí mismo: «(Dios) me haenviado para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (San Lucas: 4,18),a través de las generaciones, ha tratado y trata hoy de cumplir la mismamisión.

Todos:Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es

quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. Mi corazón se

alegra en Dios, mi salvador. Lector:

Su amor preferencial por los pobres está inscrito admirablementeen el Magníficat de María. El Dios de la Alianza, cantado por la Virgen deNazaret en la elevación de su espíritu, es a la vez el que «derriba deltrono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los hambrientos loscolma de bienes y a los ricos los despide vacíos..., dispersa a lossoberbios... y conserva su misericordia para los que le temen». Maríaestá profundamente impregnada del espíritu de los «pobres de Yahvé»,que en la oración de los Salmos esperaban de Dios su   salvación,poniendo en Él toda su confianza (cf. Sal 25; 31; 35; 55). En cambio, ella

proclama la venida del misterio de la salvación, la venida del «Mesías delos pobres» (cf. Isaias: 11,4; 61,1). La Iglesia, acudiendo al  corazón de

María, a la profundidad de su fe, expresada en las palabras delMagníficat, renueva cada vez mejor en sí la conciencia de que no sepuede separar la verdad sobre Dios que salva, sobre Dios que es fuentede todo don, de la manifestación de su amor preferencial por los pobresy los humildes, que, cantado en el Magníficat, se encuentra luegoexpresado en las palabras y obras de Jesús.

Todos:El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de

fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos;y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Sieteveces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. Mi corazónse alegra en Dios, mi salvador.

Lector:La Iglesia, por tanto, es consciente y en nuestra época tal

conciencia se refuerza de manera particular de que no sólo no sepueden separar estos dos elementos del mensaje contenido en elMagníficat, sino que también se debe salvaguardar cuidadosamente laimportancia que «los pobres» y «la opción en favor de los pobres» tienenen la palabra del Dios vivo. Se trata de temas y problemas

orgánicamente relacionados con el sentido cristiano de la libertad y de laliberación. «Dependiendo totalmente de Dios y plenamente orientadahacia Él por el empuje de su fe, María, al lado de su Hijo, es la imagenmás perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y delcosmos. La Iglesia debe mirar hacia ella, Madre y Modelo, paracomprender en su integridad el sentido de su misión»

Todos:Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es

quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. Mi corazón sealegra en Dios, mi salvador.

Canto:------------------------------------------------------------------------Lector:

ORACIÓN DE SAN FRANCISCOSanta Virgen María, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a tientre las mujeres, hija y esclava del altísimo y sumo Rey, el Padrecelestial, madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa delEspíritu Santo: ruega por nosotros ante tu santísimo amado Hijo, Señor ymaestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es

quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. Mi corazón sealegra en Dios, mi salvador.