Horror de Heroe

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Aquello sucedió en un día hermoso ya muy lejano, cantaban las piedras con voz de soprano un aria italianizante a corazón abierto, un día radiante de sol llameante capaz de cegar cualquier mirada, llameante y abrasiva luz del sol de aquel día, sin duda de todos el mejor y último que fue en mi longísimo rosario de cuencas de ilusiones constreñidas y apretadas, apretadas y en cadena, talmente una procelosa procesión penosamente empezada de incontables ofrendas, infinitos cirios, una larga procesión de implacables verdugos de negras capuchas en lento camino, en monótono y andante camino al compás del son de la flauta del fauno. Y es que al llegar a la finitud del viaje, cuando ya todo queda atrás consumado y hecho, siempre nos vemos en perspectiva y recordamos el día extraño en que de alguna manera se singularizó nuestra vida y es que señores, yo soy.... - Shsst.., shsst.., no grites, podrían oírte - - Acercaos pues, os lo voy a decir callado, pegado al oído. Oís? - - Escuchad y escuchad bien. Yo soy un héroe! - - ……? - Forjaron el hierro los herreros de Wodan, bien parido en el vientre de mi pobre madre sin saber de mi destino, partí si, imberbe así, a la guerra, sin ocasión ni tiempo siquiera para secarme los primeros lloriqueos de cuna. No sentís curiosidad? No queréis saber como se atrevieron, como inventaron después el bluf con abnegación de cartón piedra de cinema y sangre de los pobres panteones de pueblo, entretejido y amasado en esta absurda forma de ofrenda tan concupiscente? - ……. - No digáis nada, no, guardar esas moralinas, yo sé qué queréis saber. Yo sé qué deseáis saber como proyectaron la quimera de rodillas venerada en los ahoras de estos días. Escuchad, escuchad con atención y seguidme. Seguidme con la tan vuestra característica y bulliciosa impaciencia de todos los todos. Todos vuestros ojos verán y quizás el corazón solo, este solo corazón vuestro, el será, si el será quien sentirá. Cómo? No lo sé. Quizá... - Olvida este quizá, suena tétrico y lúgubre al decirlo y al pensarlo? - - No puedo, quizás sentirán pena, quizá lastima, quizás indiferencia o quizás no. Quizás orgullo, envidia y veneración a la vez. - - Quizá eres incorregible, no te parece? - Y que tiene de bueno en realidad, ser héroe? Yo, que queréis que os diga, honradamente no sé. Dijeron: son necesarios, ejemplos vivos del genio y de la raza humana y si no, qué?. Bueno... se quedaron tan anchos con sus tópicos de vía estrecha. Se limitaron a decirlo así sin más, sin nada más, todo extremadamente superficial, nada que permita estar seguro, nada más. Y en

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narrativa poetica en llengua espanyola

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Aquello sucedió en un día hermoso ya muy lejano, cantaban las piedras con voz de soprano un aria italianizante a corazón abierto, un día radiante de sol llameante capaz de cegar cualquier mirada, llameante y abrasiva luz del sol de aquel día, sin duda de todos el mejor y último que fue en mi longísimo rosario de cuencas de ilusiones constreñidas y apretadas, apretadas y en cadena, talmente una procelosa procesión penosamente empezada de incontables ofrendas, infinitos cirios, una larga procesión de implacables verdugos de negras capuchas en lento camino, en monótono y andante camino al compás del son de la flauta del fauno. Y es que al llegar a la finitud del viaje, cuando ya todo queda atrás consumado y hecho, siempre nos vemos en perspectiva y recordamos el día extraño en que de alguna manera se singularizó nuestra vida y es que señores, yo soy.... - Shsst.., shsst.., no grites, podrían oírte - - Acercaos pues, os lo voy a decir callado, pegado al oído. Oís? - - Escuchad y escuchad bien. Yo soy un héroe! - - ……? - Forjaron el hierro los herreros de Wodan, bien parido en el vientre de mi pobre madre sin saber de mi destino, partí si, imberbe así, a la guerra, sin ocasión ni tiempo siquiera para secarme los primeros lloriqueos de cuna. No sentís curiosidad? No queréis saber como se atrevieron, como inventaron después el bluf con abnegación de cartón piedra de cinema y sangre de los pobres panteones de pueblo, entretejido y amasado en esta absurda forma de ofrenda tan concupiscente? - ……. -

No digáis nada, no, guardar esas moralinas, yo sé qué queréis saber. Yo sé qué deseáis saber como proyectaron la quimera de rodillas venerada en los ahoras de estos días. Escuchad, escuchad con atención y seguidme. Seguidme con la tan vuestra característica y bulliciosa impaciencia de todos los todos. Todos vuestros ojos verán y quizás el corazón solo, este solo corazón vuestro, el será, si el será quien sentirá. Cómo? No lo sé. Quizá... - Olvida este quizá, suena tétrico y lúgubre al decirlo y al pensarlo? - - No puedo, quizás sentirán pena, quizá lastima, quizás indiferencia o quizás no. Quizás orgullo, envidia y veneración a la vez. - - Quizá eres incorregible, no te parece? - Y que tiene de bueno en realidad, ser héroe? Yo, que queréis que os diga, honradamente no sé. Dijeron: son necesarios, ejemplos vivos del genio y de la raza humana y si no, qué?. Bueno... se quedaron tan anchos con sus tópicos de vía estrecha. Se limitaron a decirlo así sin más, sin nada más, todo extremadamente superficial, nada que permita estar seguro, nada más. Y en

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verdad no sé, no sé si aun así puedo dudar y francamente, resulta tan complicado, todo tan complicado que no sé. De todos modos..., he de hablar, no podría eludirlo aunque quisiera, en fin que quiero contaros como fui héroe, un héroe vuestro de los que tanto encumbráis. Si, otro, uno más, otro dé los muchos, otro héroe más de los más, para vosotros los muchos, los muchos que más inclináis la cabeza. Quiero contaros como fue, como fui y lo haré sin miedo, sin defraudar expectativas, sin decepcionar, tal como corresponde a los figurantes de este sempiterno héroe arquetípico que tanto admiráis. Ya cristales albinos despacio bajan del cielo, ya las hojas teñidas de un verde que se escapa, caen del árbol, ya las fotografías queridas se disfrazan de amarillo de muerto, ya el viento borra en el espejo, la imagen que antes me miró. Atrás quedé, atrás caí. Atrás como un ciprés gritador de suspiros porque la pesada metralla de algodones con alcohol perfumada ofrecióme su ramillete de abrazos de sangre, un ramillete de inmensas rosas rojas cayó en balas fatuas sobre mi desnudo torso de héroe, de hombre ya perdido por la vida, tal un hirsuto Apolo ultrajado por un dios extranjero y caló dentro, desgarrando, hiriendo. Allí, allí quedaron novia, padres, deseos y promesas, apelotonándose en confuso revoltijo, en informe montón allí quedaron sobre la tierra, quietos y marchitos. Y para que?, allí también tendido tan espléndido animal quedó, esta, la eterna pregunta a destiempo, también sobre la tierra, talmente una pequeñísima basura. Y yo, protagonista de la historia, fui último en saberlo y así en la comedia, actúo como aquel actor que olvidó su papel e improvisa.... y qué soy en realidad?, y..,., tantas y tantas otras cosas más... - Calma, calma, corazón - Nos dijeron: Avanzad! Adelante! Vencer o morir! Morir porque en la vida vuestra quedaría atrás muerta la patria. Hostia, la patria! La patria estallante de grandezas que tanto quisimos, de grandezas hoy viejas y roídas, olvidadas y ya lamentablemente no amadas. Inútil deshecho de esfuerzos baldíos, de esperanzas fallidas y ....Al diablo todo ello! Que puedo deciros si pretendo ser sincero? - Ciertamente, claro, nunca nada vale la pena - Moribunda tierra en la que nací, enfermas, mueres y el cuidado que te dan en estos días de locura, se pudre en hipotecados y calcinados dólares, limosna de efervescente coca-cola, penitencia de grandes y pequeñas humillaciones porque nunca pagarás, nunca estas lastimosas lástimas del albión de las américas. Pobre, pobre patria, la patria que como jamás antes sentí ahora que me fui, ahora que sé. Y estos que se quedan, pordioseros!, son los que se hacen llamar tus mejores hijos. Ya caes engañada, despeñada al abismo que te espera y, en este raudo rasgar, este hiriente aleteo en la caída, en tu caída madre, madre de todas las madres, tierra de mi madre, esta que más amo en tu suelo, daña mis rojas entrañas que es un chirriante despellejar en carne viva que nos arrastra con su imponente masa en la caída, en tu caída madre. Y estos fueron los que nos dijeron: Avanzad! Adelante! Vencer o morir! Y son también, aún lo son, los que se hacen llamar tus mejores hijos, así lo gritan y aseguran, sentados en la cómoda poltrona. - Hijos de puta! - Pero no, no fuiste tú la que recibió mi ofrenda, no fuiste tú, arrogante y estúpida matrona, arpía que rapiñas, la más vil de la tierra. No fuiste tú, subdesarrollado Imperio ahora, de Felipe y Carlos antes, ridícula! No, no es la Una, Grande y

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Libre que se agazapa tras altísimos pirineos de vergüenzas y traiciones incontables, de muertes y expolios, elevada a estas cumbres nevadas y solitarias por siglos y siglos de sigilo y decadencia y que queréis, las cosas son así. el mundo atónito, disimula y esconde la mirada sin enrojecer. Fuiste tú querida mía, la otra, la impronunciable, la mala, la maldita y perseguida, la que con tímidas letras minúsculas escrita está al nacer, en la cuna que nos mece, en esta pequeña tierra que aguantó mis pasos primeros y sostuvo después tales andares con inaudita resignación, en esta campiña ardua y dura a veces, que se empapó con el rocío de mis lagrimas de niño, que se embarró mas tarde, con los casquivanos escarceos de mi juventud, te encontraré siempre que te busque, en la calle gris y húmeda cercana al puerto, estrecha y vieja si, sumida en la miseria y la marginación pero diligente con tantos años que han pasado de artesanos, navieros y comerciantes, judíos prestamistas y gremios menestrales hacinados dentro murallas, castigados por pestes y hambrunas, soberanos e iguales en su enjundia dentro de la villa franca de sus fueros ante monarcas, el clero o la nobleza de sangre. Mundo mental a penas atisbado, vago recuento que ellos dejaron olvidado cuando nos quisieron borrar memoria y orgullo y no lo consiguieron. Estrecha y vieja, y qué?, pero ardiente y bulliciosa en el trabajo durante el día y en la noche, latente y contenida, solo turbada, gorra de plato y uniforme azul oscuro, por los pasos del "sereno" funcionario municipal, resonando sobre los adoquines de la calle desierta y callada, repleta ahora de hogares honrados y obreros recogidos con la luz cerrada, mi gente. Aquella viejísima callejuela portuaria de Barcelona acogió mi vida y mi niñez, ella si que fue toda mi patria. La patria por la que realmente morí, y.... no fui solo, por desgracia muchos me siguieron sin tener nada más, teniéndolo todo. Me sumergí, temblando, y me bañe en sus caldos y en sus heces, ahogado prematuramente al mojarme de miedo, sudor y plomo, con el grito abierto, desencajado el semblante. Y al acabar de inutilidad, horror y asco acribillado, esta me tuvo, me tuvo en su pecho enjuto de nodriza seca como su muñeco más amado o el fetiche más querido. Y allí dejé también, allí olvidé, tan insignificante motivo, tan pequeño, quizá, quizá, quizá como yo mismo. Allí lo dejé, lo dejé en un rincón del cuarto trastero como un balumbo estéril, tirado y desapercibido. Prensado y aterido, prendido en el ataúd de tierra y sombra, ya funerario al ser de color de guerra, allí espere, allí moría mi vida torva, agazapado y constreñido igual que el feto en el vientre de una partera, cual fruto no querido de una espigada muchachuela de mi ciudad, asaltada y penetrada por el anónimo macho de turno en el sin sentido del instinto y ya ves, aun así, maternal, la hembra, así, así pegaba mi cuerpo en una esperanza loca de huida y en las manos, el aleteo suicida de una bayoneta calada en goznes de agua nocturna, profunda y obscura brilla febril en la punta del cañón de mi fusil. En mis manos súbitamente el arma y el temblor se juntan con la ira y el espanto que vierte la batalla de los hombres redomados. - Cabrones! Mocosos, que con alevosía os cagáis en Dios! Pero que te hicieron compañero, que os hicieron, hostia!? - Escapa, escapa toda mi asesina escarcha y todo es un trueque de vidas a la voz de mi gatillo que se queda en un suspiro, miro a mi compañero, es como yo. Veo al hermano enemigo, no hay tiempo, se acerca ya, a zancas y a barrancas ya, y... comprendo que también es como yo, no hay tiempo, ya llega, Dios! y... cae de su salto sobre mi...., abatidos los dos sobre la tierra, nos fundimos en los misterios de la unidad del martirio, que delirio. Debajo las perneras de mis pantalones noto que resbala, atroz, la incontinencia de la orina y forma un charco a mis pies, que es como un nuevo bautismo pero al revés, puesto que ya

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me ha quitado el nombre, me lo han quitado! Horror, arrancan el cielo de mis venas y la bondad también salta, al estallar en trozos, toda la masa encefálica. Suenan las campanas y el campo queda sembrado de ojos desorbitados y manos mutiladas que tantean desesperadas en busca de luz, escudriñando un regreso a la tierra que las haga anónimas para siempre. Así aquellos enjutos labradores del ocaso sembraron el terreno de bombas y metrallas, así aquellos que se hacen llamar tus mejores hijos, gritan aun, lejos, desde las cómodas poltronas con voces muy sibilinas y nosotros, no contestamos ya con tanto silencio que nos penetra. Renegué y te escupí, apostaté y te maldecí al acabar en la frontera que divide la trinchera. Y me llamaron héroe, escogieron al azar cuando todo quedo allí quieto y en paz, tal un cáliz en su sacristía. Y qué falso! Y qué burla! Y qué inútil! Y tantas otras cosas más. Y antes que yo fueron muchos, todos tan jóvenes, de mi misma edad aproximadamente, muchos otros como yo, todos hermanos. Así baila dentro de la cuenca de mis ojos, este trasnochado bolero antillano de moda en estos cortos días del ahora, como un macabro son de olvido de ceniza al compás de maracas de calaveras huecas y bongos de ayes de saliva, sin siquiera un reposo del absurdo que nos salve. Y yo, reconvertido en aliento, pregunto si fuimos conscientes, si tan estéril motivo nos justifico, si efectivamente nosotros somos tan pequeños y tan grande el nombre de la patria. Señor militar de carrera, no se apure usted, ya cumplió con su deber. Que más quiere, no me amenace ahora con la muerte porque yo le amenazo con la vida. Atrás! - Tómate un respiro, ya nada se puede hacer - Y allí tendido, si, allí fue. Y la hora, ésta fue, toda mi impotencia, todo mi odio y toda mi pena, mi pena toda, derramose en los surcos profundos de mis ojos y mis dientes mordisquearon y masticaron tierra, barro y roca dura de suelos y caminos que el destino inclemente ofrecía paseando burlón dibujos anticipados en un instante rutilante, de hombres ya héroes entre disparos y luces, al oír estos ayes concluidos con un negro necrológico que hería el alma, al....... Ya el charco de mis lágrimas se funde con el de mi sangre y mis dedos impotentes se hunden en el lodazal que brota de mi cuerpo igual que si fueran los esbeltos juncos de un cañaveral. Y allí tendido, el dibujo repetido se calca en mi y al momento amortajan el guiñapo en papel de celofán y ya no lo ven más. Y de mi boca desesperada no brotan bonitas palabras impresas que lo harían todo fácil, si no que escupo a tinta negra y bien escrito, un gargajo lleno de blasfemias con mi peor letra. Y mi puño cerrado y crispado, como una amenaza hasta las estrellas queda así levantado, será el gesto de mi postrer adiós. Retén esta fotografía, corazón. Atrás quedan el desprecio y el olvido, mientras los otros afirmando lejos, desde la cómoda poltrona, que son los mejores hijos de la patria, allí quedan. Ay! la patria grande y ancha que siempre fue sorda a mis oídos, la que por incapaz ignore y no descifré nunca, ni aun en aquella hora tan maldita, tan ajeno y prehistórico jeroglífico, atrás quedé para siempre sin querer saber de su lectura. - No he de salvar tu razón en esta sin razón, pero por desgracia, siempre ha sido así por los siglos de los siglos -

Y, como quedé! Quedé atrás cerrado de firmamento y el astro lunar planeó su frígido y blanco vuelo sobre mi careta de disfraz partida en trozos, panza arriba y tripas afuera, el gorro lleno de agua y el grito en la frente. Aquellos charolados zapatos de claque para sacarte a bailar, brillantes y lustrosos con rebrillos

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encamados, fueron toda la donación en mi ultimo testar, los labios que cálidamente te besaban fueron carbón de hulla y nada más y las manos, estas manos que apretaban las tuyas con ternura, que asían el mundo y dominaban, fueron solo tensa y tirante fibra. Y los ojos? Los ojos lívidos y abiertos quedaron con la vastedad completa de un plato vació. Y todo lo dejé atrás así y lo olvidé tal como un adolescente abandona el gastado escapulario de su niñez. Espectadores que lo visteis, sé que sois caníbales, podéis masticar mis atributos si queréis, paladeadlos y deglutirlos bien servidos por el chef de tumo... que os haga a todos, buen provecho, pues.

- Necesitas hablar, lo sé, lo sé pero, no te abandones, de nada servirá. Amigo, tales excesos solo muestran una muy precaria cordura, cierto? - Y así fui héroe, otro héroe más de tantos y tantos. Son tantas las historias que deben justificarse que el recuento es tarea imposible, imaginad la arena de las playas del mundo y tendréis la medida. Y no parece que hayamos aun satisfecho la voracidad de la patria, ni tampoco a los de la cómoda poltrona y ....para qué? Si, allí quedó también, aquel interrogante preguntado a destiempo. Quedó conmigo escondido, sepultado boca abajo, mirando la tierra por vergüenza de mirar al cielo y las moscas ávidas se cernieron sobre mi y sobre el, chupando la cera de mis orejas, libando el esperma de mi hombría y toda la reseca sangre abandonada y se llevaron hasta el agua de mis sienes pegada en sus groseras y velludas patas negras las moscas zumbando a ras de suelo sobre mi y sobre el. - De todos modos apaga la luz, cuando te vayas - Todo, todo quedó acabado en aquel prado de flores de voz callada y éste, y no otro, es vuestro héroe. Así ofrecí la vida entera en recuerdo de lo mío, si, en un rapto de lucidez renegué de lo superfluo con que querían envenenarnos, renegué de lo que querían hacernos creer para así poder lucir vestidos de gala, el trabajoso pan amasado con intolerancias de viejas castas. Y que palabra inventaran que describa tal motivo, un motivo que los justifique a los ojos de los cándidos, de los que desechan pensar? Desnaturalizados, unos y otros! Y es tan poca cosa, tan insignificante su pútrida desvergüenza que buscarán estoy seguro, disculpa y olvido pero aunque la tierra tape todos los hoyos no los olvidaremos nunca, jamás mientras perviva la memoria en uno y otro bando. Adiós madre, si, te perdí porque en este último momento tan postrer, no supe encontrarte a mi lado. Adiós, Dios que dijiste y creaste, de ti sí me acordé, naturalmente me acordé y te deje y te perdí, tan grande fue mi obligada nueva conversión a la muerte sin resurrección. Adiós, pequeña tierra que me engendraste y acogiste, lazos queridos que unen y reúnen tal como el cordón umbilical ata al niño a su primer ataúd de cristal y rosas, tan previo y tan deseado, lazos queridos del ayer que me retienen a amigos, novia y recuerdos, adiós. Aquí queda rota la soga, la curva del camino lleva donde no ves y el paisaje se borra en la nada, se apaga la luz y el cielo se torna sin estrellas ni referencias, adiós. Y dejo satisfecha así, vuestra curiosidad insana y aun me permitiré un ultimo consejo, si deseáis vivir y lo queréis a toda costa, podéis ofrecer algo que es siempre más precioso, más caro, más exquisito y delicado, ofreceréis amor, ternura, silencios encarnados, canciones amarillas, palabras añil, esperas tornasoladas, esperanzas color violeta, un variopinto ramillete de flores, no me seáis cobardes y no temáis que os llamen traidores, vivir! Todo será infinitamente mejor, más sutil y mejor que un grosero morir informe y sin motivo aunque para justificarse, finalmente os falseen la verdad. Silenciad a los de la cómoda poltrona con voces que sean todavía más fuertes y

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que nunca más aquellos cantos de sirena, fuercen el rumbo de Ulises. Con el puñal del sacrificio ritual silenciad todas las mentiras, estas parcas agoreras que preludian un mañana de remordimiento y postración y salir a vivir que es posible, el sol radiante calentara cualquier frío y abra esperanza para todos los hombres del mundo.

- Descansa en paz.-

Los héroes en verdad se levantan en muralla pero, exigen prenda en su vuelo tan perturbador. Compañeros, nunca quedaros atrás conmigo, es este polvo y es esta ceniza alcalina que desliza el viento suave, ved así, todo mi horror de héroe y apartaros de su vaho corruptor que es todo lo que queda. Es la muerte. Adiós amigos, un adiós para siempre desde esta ciudad de imposibles arquitecturas y vanos afanes que ya para mi, no son ni serán nada.

Que venga a ser, superadas ya las inevitables lecturas de tebeos de "Hazañas Bélicas" de mi niñez, algún que otro libro de Erich Maria Remarque y alguna película antibelicista después, pero sin duda, desde la memoria de una guerra atroz que me contaron, igualada a todas las guerras ciertas del mundo pero vivida desde una proximidad que otros intentaron ocultarme, meses después de la batalla del Ebro, nací. Un homenaje a todos los que murieron para nada y que sea un canto a la vida que es posible siempre.

Ramón