Héroes de casa · París. ‘Un gol caído del cielo’, ti-tuló aquel día L’Equipe, y Nayim...

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El Zaragoza y Aragón honran a los campeones de la Recopa en una situación excepcional Héroes de casa 25 años de la Recopa 10 DE MAYO DEL 2020

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El Zaragoza y Aragón honran a los campeones de la Recopa en una situación excepcional

Héroes de casa

25 años de la Recopa10 DE MAYO DEL 2020

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2 25 años de la Recopa10 DE MAYO DEL 2020

DOMINGOel Periódico de Aragón

ÁNGEL DE CASTRO / ROGELIO ALLEPUZ

Cáceres levanta la Recopa subido a una de las porterías del Parque de los Príncipes de París.

UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 La presentación

A lfonso Soláns lo vivió con los nervios a flor de piel en el palco del Parque de los Prínci-

pes. «Los ciento y pico minutos del partido fueron horribles. Y de pronto, pam, el loco de la co-lina. No sé cuánto estuvo el ba-lón en el aire, dos o tres segun-dos. Cuando vi que entró, me caí en el asiento. El Mohamed…». So-láns no lo olvidará nunca. David Hillier, jugador del Arsenal que había entrado en el campo en la segunda parte y ya visualizaba la tanda de penaltis después de casi dos horas de resistencia colosal, observó atónito a cinco metros de distancia cómo Nayim embol-saba el balón con un golpeo seco aunque dulce, técnicamente per-fecto y de una dificultad extrema pero al alcance de un pie como el del artista, una mano de seda moldeada para colarse en la eter-nidad con la parábola más fasci-nante que jamás se ha visto en una final, casi 50 metros de di-bujo arrebatador sobre el cielo de París. «Al principio cuando la pelota empezaba a subir me dije ‘no, esto es imposible’. Al siguien-te segundo me reafirmé: ’No pue-de ir dentro’. Instantes después ya era: ‘Vaya, pues puede que sí’. Cuando entró me quedé petrifi-cado y pensé: ‘No me jodas, esto no puede estar pasando’. Me sen-

SERGIO PÉ[email protected]

La noche de nuestras vidasEl Real Zaragoza

celebra el 25º aniversario de la Recopa, el título

que lo elevó hasta el cielo con la

parábola deNayim y que

Aragón nunca olvidará

tí derruido. Se nos cayó el mun-do encima». Hillier no lo olvida-rá nunca.

El italiano Piero Ceccarini era el árbitro del encuentro. A sus 41 años, en el techo de su carrera, vio lo impensable desde una pri-vilegiada primera fila. «Fue in-sólito. No se volverá a vivir algo igual. Enseguida supe que había asistido a un momento históri-co». Ceccarini no lo olvidará nun-ca. Tampoco, por supuesto, el au-tor de la maravilla. «Ese gol no se ensaya, simplemente sale. No se

puede imaginar ni en el mejor de los sueños, fue el guion perfecto de una película con final feliz». Por supuesto, Nayim no lo olvi-dará nunca. Ni él ni las miles de personas que todavía se lo siguen recordando 9.131 días después en un viaje perpetuo desde la in-mortalidad a un presente perma-nentemente inmortal.

Todos estos personajes, y unos cuantos más, desfilan con sus evocaciones personalísimas por este suplemento conmemorati-vo del 25º aniversario de la Reco-pa, conquistada por el Real Zara-

la familia Soláns (la historia ha acabado poniendo su legado en su justo lugar) y ejecutado en el campo de manera sinfónica por jugadores míticos, todos ellos, desde el primero al último. Un grupo de amigos, una familia en aquel tiempo y una familia toda-vía hoy con estrechísimos lazos entre muchos de ellos. Valga la anécdota. El pasado 20 de marzo, Teledeporte repuso la final en pri-me time. El grupo de Whastapp de la Recopa de la plantilla echó hu-mo. Humo y humor. Cada uno en su casa recordando con sus otras familias la noche de sus vidas.

Nayim no lo olvidará nunca. Víctor Fernández no lo olvidará nunca. Alfonso Soláns no lo ol-vidará nunca. David Hillier no lo olvidará nunca. Piero Ceccari-ni no lo olvidará nunca. Ningún zaragocista olvidará nunca el gol de Nayim y el icónico título de la Recopa. Ni ese día ni, por supues-to, el siguiente. Fue un momento de felicidad individual y colectiva absoluta que, ahora, en estas tar-des tristes, con la primavera flo-recida pero la vitalidad marchita, les invitamos a recordar a través de las voces de sus protagonistas más directos. Con la emoción, la capacidad de conmover y el orgu-llo de pertenencia completamen-te intactos 25 años después. Por-que, como bien dice Alfonso So-láns, «fue un momento único en la vida». Fue, en realidad, la no-che de nuestras vidas. H

goza un inolvidable 10 de mayo de 1995, la noche de nuestras vi-das. Un episodio utópico pero di-chosamente real para la historia futbolística, deportiva y social de Aragón que ni usted, ni yo, ni na-die de los que lo vivieron olvida-rá jamás. Tampoco los que por edad no pudieron disfrutarlo. Las generaciones previas que sí lo hicieron les han hecho partí-cipes de ello, con sus anécdotas, sus memorias y sus crónicas, con sus risas y sus lágrimas de ale-gría, contadas de padres a hijos, de abuelos a nietos hasta impreg-nar décadas de zaragocismo.

ÉXTASIS COLECTIVO / La Recopa fue la muestra más deslumbrante del infinito poder del fútbol para ha-cer feliz a millones de personas al mismo tiempo, de cómo una sociedad entera puede unirse en torno a un momento extraordi-nario de júbilo, alrededor de un éxito de una dimensión descono-cida: con todo Aragón fundido en las calles en un abrazo multitu-dinario con el Real Zaragoza. Un equipo que tocó la gloria gracias al golazo de Nayim (y al anterior de Esnáider, de gran belleza tam-bién) y que se gestó a partir de una idea atractiva del juego sa-lida de la cabeza de un jovencí-simo y audaz Víctor Fernández, con una magnífica elección de futbolistas de clase agrupados al-rededor de esa bendita propues-ta, con el club bien dirigido por

«Fue un momento único en la vida», como dice Soláns. Hoy lo evocamos en este suplemento

Andoni Cedrún

Alberto Belsué

Jesús Solana

Xavier Aguado

Fernando Cáceres

Santiago Aragón

Gustavo Poyet

Mohamed Alí Amar, Nayim

Juan Eduardo Esnáider

Miguel Pardeza

Francisco Higuera

Juanmi García

José Francisco Belman

Ángel de Juana, Geli

Jesús García Sanjuán

Marcos Evangelista, Cafú

Óscar Luis Celada

Darío Franco

José Luis Rodríguez, Loreto

Íñigo Lizarralde

José Aurelio Gay

Sergi López

Luis Carlos Cuartero *

Íñigo Rodríguez *

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PLANTILLA 1994-95

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PORTERO DELANTERODEFENSA CENTROCAMPISTA

*Jugadores del filial que disputaron un partido de Liga esa temporada

EDAD

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10 DE MAYO DEL 2020DOMINGO 325 años de la Recopa

el Periódico de Aragón

S. [email protected]

Lo sigue pareciendo 25 años después, pero no lo fue. Real co-mo la vida misma, guardado en el recuerdo y en el corazón de todo el zaragocismo aquel mi-nuto 14 y 50 segundos de la segunda parte de la prórroga cuando Mohamed Alí Amar de-cidió cambiar la historia y que el Real Zaragoza tocara la glo-ria. «Ese gol no se puede ima-ginar ni en el mejor de los sue-ños, es el guion perfecto de una película con final feliz. Ni el me-jor de los cuadros, ni la escul-tura más perfecta, ni la canción más bella… Es un sueño hecho realidad», asegura Gigi, 25 años después de aquella obra de arte en el Parque de los Príncipes de París. ‘Un gol caído del cielo’, ti-tuló aquel día L’Equipe, y Nayim mira hacia arriba y tiene cla-ro que lo que cayó fue una ayu-da divina para que esa locura, esa bendita locura, que ejecutó acabara en las redes de Seaman: «Leí que ese gol llegó ayudado por la Pilarica. Y me gustó. Es-toy seguro de que alguien desde allí arriba me ayudó, a pensar-lo, a decidirlo y a ejecutarlo».

«Lo sigo recordando como si fuera ayer». Y no le hace falta mucho esfuerzo. Los zaragocis-tas, o por extensión los aficiona-dos al fútbol, se lo recuerdan ca-si a diario. «Lo he visto cientos, qué digo cientos, miles de veces, me lo muestran por la calle, me lo envían… Ese gol lo tengo en la retina en toda la acción, el con-trol, el bote, el levantar la cabe-za, el golpeo y sobre todo ver las dificultades de Seaman cuando le llega el balón», dice el exjuga-dor, confinado en Zaragoza, ya que no pudo marcharse a Ceu-ta con su familia.

«Sé que la mayoría de gente pensó cuando lo vio que a dón-de iba ese loco», comenta con una sonrisa pícara. Ese loco iba a abrir de par en par las puertas de la gloria con un gol imposi-ble que se hizo posible, una pa-rábola de 50 metros tras su dis-paro con el balón botando y que se elevó hasta los 12 metros de altura. Todo en dos segundos y 96 décimas imborrables. A Na-yim siempre se le recordará por ese gol, como a Iniesta por el del Mundial o a Panenka por su pe-nalti. Son ya referencias indiso-lubles. «Gané más títulos, con el Barça o el Tottenham, hice una carrera larga y tampoco vas a ir explicando a cada uno que no

tenemos los zaragocistas en un club que no ha llegado a menu-do a citas de ese nivel en su his-toria. Otros pensarán que el más decisivo fue el que dio una per-manencia, Andoni siempre dice que la salvación contra el Murcia fue el paso vital porque sin aque-llo no habría llegado lo demás», sentencia Nayim, que no puede evitar mirar al presente del club a ese ascenso tan necesario que parecía encarrilado antes del pa-rón por el coronavirus. «Subir es

las gracias, me hablan de qué hacían o dónde estaban enton-ces… Es una sensación especta-cular. El cariño es continuo. Y a mí me llena de orgullo».

Regreso frustrado a ParísAquel gol y su figura protago-nizan mucho de ese afecto, pe-ro todo en el marco de un equi-po inolvidable, que entró con letras de oro en la historia. Los Héroes de París son santo y seña del zaragocismo como lo fue-ron los Magníficos. «Éramos un equipazo espectacular, siempre lo digo y estaré agradecido a ese grupo de compañeros en el que seguimos en contacto, hablan-do todos los días. Se juntaron una calidad humana y una fut-bolística como ocurre muy po-cas veces», explica con convic-ción, con la misma que mues-tra que ese gol a falta de pocos segundos no habría sido necesa-rio si el fútbol fuera justo, por-que «teníamos que haber gana-

No digas que fue un sueño«Ese gol es el guion perfecto de una película con final feliz, ni en el mejor de los sueños se puede imaginar», reflexiona Nayim, autor de una obra de arte imborrable por la que el zaragocismo «aún me sigue dando las gracias y yo le estaré eternamente agradecido»

ahora más importante para el Za-ragoza que cualquier otra cosa».

Está claro que la realidad en es-tos 25 años ha cambiado mucho para el zaragocismo, de tocar el cielo en París a moverse en el fan-go de la Segunda. Lo que no ha cambiado es el cariño de la gen-te hacia Gigi, que tiene con su nombre una calle en Zaragoza, otra en Trasmoz y hasta un par-que en Alagón. «Estaré agradeci-do eternamente por las muestras de cariño. Aún me siguen dando

«El gol nos cambió la vida a todos, sobre todo la mía, y también la mentalidad del zaragocismo»

do mucho antes. Tuvimos oca-siones, de Paquete, de Pardeza o de Aguado, llegó el gol de Juan... Es que fuimos mejores».

Con ese buen ambiente, esa idea de familia tan asentada en aquel equipo, el coronavirus ha impedido un reencuentro de to-do aquel histórico equipo que era muy deseado por todos, 25 años después, en el escenario, en el estadio, en el mismo ho-tel, en los mismos lugares: «La idea del club también era esa. Celebrar es bonito, pero es se-cundario, ya habrá tiempo. Hu-biese sido algo espectacular ir a París, reunirnos y revivir anéc-dotas. Ahora lo más importan-te es superar esta crisis y ya ha-brá tiempo de ir. Si no es a los 25, pues será a los 26».

En el presente, en el hoy, el ca-lendario marca 25 años de una gesta para el zaragocismo y pa-ra toda España, más blanquilla que nunca ese día. «Poyet dice que ese gol nos ha cambiado la vida a todos, sobre todo la mía. Por cómo fue, por la importan-cia, por lo que significó… Cam-bió la mentalidad de los zarago-cistas e hizo feliz a mucha gen-te». Y no, no fue un sueño. H

solo hiciste eso. En todo caso, es agradable, por la ilusión con que la gente te pregunta y lo llevo con esa mirada optimista porque fue algo muy grande».

Ese gol mágico, que «no se en-trena, que no se ensaya, simple-mente sale», le dio al Zaragoza su mayor título en la historia. Solo por eso muchos ya lo sitúan co-mo el más importante en la tra-yectoria de un club que ya tiene 88 años. «Para mí lo es porque es el título más importante que

UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El héroe de la final

ROGELIO ALLEPUZ / ÁNGEL DE CASTRO

Un momento imborrable 8 Nayim, con la Recopa en la celebración en el Parque de los Príncipes.33

Su mejor recuerdo 8 El exjugador del Real Zaragoza posa con el trofeo en La Romareda.33

ÁNGEL DE CASTRO

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4 10 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

el Periódico de Aragón

UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El entrenador

—Ya han pasado 25 años.—Sí, va todo muy rápido, parece que fue ayer, pero ya es una cifra muy respetable, todo va a un rit-mo altísimo y coincidiendo con todo lo que estamos viviendo aún parece que te acerca más al pasa-do, pero el tiempo es el tiempo.

—¿Cómo le cambió la vida aquel 10 de mayo de 1995?—A nivel personal fue la culmina-ción a un trayecto que se inició varios años antes, desde que aga-rramos aquel equipo que estu-vo a punto de descender, que sal-vó la categoría y llegó a Europa. Fuimos construyendo un bloque realmente equilibrado, con mag-níficos jugadores y el título fue el colofón, el broche de oro. Jugar en París frente al Arsenal supuso la culminación de ese viaje y tra-jo la satisfacción a nivel profesio-nal y sobre todo personal.

—¿Supuso un antes y un des-pués ese título?—Trajo esa culminación, pero es-tá la otra cara de la moneda, por-que a partir de entonces inicia-mos el trabajo en otro proyecto, con otros jugadores, con gente jo-ven. Eso a nivel personal me pro-vocó mucho dolor y tristeza, por-que era otro proyecto con futbo-listas que luego también darían muchos beneficios económicos. A nivel personal representó to-do, el triunfo de todo Aragón. Y alcanzar un título europeo, si no eres un entrenador de un Madrid, Barcelona, Atlético o Valencia, es muy difícil, aún más en aquellos tiempos. Supuso tocar el cielo a todos los niveles, fundamental-mente a nivel futbolístico.

—El Zaragoza ya venía de dos fi-nales antes, una perdida ante el Real Madrid y otra ganada al Cel-ta. ¿Qué implicaron?—Con el Real Madrid, ellos eran los favoritos, pero no mostraron esa diferencia en el campo. Mere-cimos mucho más, pero fue un buen aprendizaje. Dijimos que volveríamos mucho más fuer-

S. [email protected]

Víctor Fernández«Supuso el triunfo de todo Aragón y tocar el cielo a todos los niveles»

tes, y así lo hicimos la tempora-da siguiente. Ante el Celta el par-tido no mostró la diferencia fut-bolística que había entre ambos en la Liga, donde le sacamos 20 puntos de ventaja. Esa aparente superioridad no la logramos de-mostrar en el campo, aunque en-contramos nuestra suerte en la tanda de penaltis. Nos sirvió pa-ra demostrarnos que estábamos preparados para competir para ganar. Es muy importante apren-der a ganar y ya habíamos apren-dido antes de la derrota. Lo hici-mos con mucha madurez, con-centración y competitividad.

—En la celebración, Cedrún avi-só que al año siguiente traerían la Recopa. Toda una profecía.—La Recopa era un mundo nuevo para nosotros. Andoni fue muy atrevido en el balcón del ayun-tamiento al decir que quería vol-ver ahí. Yo no tenía tan claro que se pudiera repetir jugando por un título europeo. Fue un rega-lo de Dios el poder recorrer ese camino, que tuvo también sus momentos de dificultad y otros de brillantez y que tuvo ese bro-che final en un escenario idílico

como el Parque de los Príncipes, en el último suspiro con ese gol de Nayim casi desde el medio del campo. Todo aquello engrande-ció la leyenda.

—También el rival la engrande-ció. No era cualquier cosa aquel Arsenal.—Por supuesto. Por nombre, his-torial y trayectoria, al venir de ser el campeón del torneo, con jugadores importantes y cotiza-dos. Era un desafío enorme y ju-gamos con la tranquilidad de que nosotros no éramos los favoritos. Aunque cuando uno afronta una final así no piensa en el papel de favoritos sino en ganar y en dar esa satisfacción a los miles de ara-goneses que acudieron a París, a los que estaban aquí y a todo el fútbol español. En ese sentido fue una noche imborrable.

—Hablaba antes del escenario, también magnífico.—Recuerdo que en la final en el Calderón el aforo estaba reparti-do entre seguidores del Celta y el Zaragoza y en el calentamiento estaba asustado porque no veía a los seguidores de nuestro equi-

po. En el calentamiento tuve ese shock de pensar, pero dónde está nuestra afición. Sin embargo, ese mismo shock lo viví en París al re-vés. Acudimos al campo con mu-cha antelación por las medidas de la UEFA, unas dos horas antes, y durante el trayecto y en los alre-dedores del campo solo veía zara-gocistas, con sus bufandas y ban-deras. Y ya en el césped volví a te-ner la sensación de que estaba inundado de zaragocistas y que los ingleses estaban en inferiori-dad. Había un reparto equitativo de las entradas, pero recuerdo que la afición del Zaragoza se im-puso clarísimamente desde el ca-lentamiento. Ese es otro recuer-do también imborrable.

—El Zaragoza se adelanta con el gol de Esnáider, un muy buen tanto tapado por el de Nayim.—Pasa a la historia el gol de Na-yim, pero el de Esnáider era de una belleza, de una plasticidad y de una agresividad en el dispa-ro tremendas. Es un gol que co-rresponde a un crack, como era Juan. Ese giro, ese disparo con la violencia que lo hizo y el cómo explotó con su gol, que llegó en un momento decisivo. Yo creía que el que se adelantara en el marcador tenía muchas posibili-dades de ganar. Fuimos mejores que ellos en la segunda parte, pe-ro no resultó suficiente, no pasó mucho tiempo y nos empataron, lo que fue un jarro de agua fría.

—¿Tuvo que transmitir mucha tranquilidad al equipo?—Sí, pero no quiere decir que no estuviera nervioso. Procedía transmitir esa tranquilidad, por-que a un grupo de futbolistas que va a luchar por la gloria tie-nes que ofrecerles esa serenidad y tranquilidad suficientes para su-perar esa responsabilidad y dar lo mejor de sí mismos y, sobre todo, darles el mensaje de tener la con-ciencia tranquila de que había-mos dado absolutamente todo. Vivimos momentos de tensión, nuestro gol, el de ellos, llegar a la prórroga, calmar los ánimos por-que era como sentir que se te ha-bía escapado esa final tras haber-

«Fue un regalo de Dios poder recorrer ese camino que tuvo ese broche final enun escenario idílico»

«Nuestra afición se impuso claramente desde el calentamiento. Es otro recuerdo imborrable»

«El gol fue una explosión máxima de júbilo, era la plenitud, ya nada más sepodía alcanzar»

33Víctor saluda al técnico del Arsenal, Stewart Houston, antes de la final.

ÁNGEL DE CASTRO / ROGELIO ALLEPUZ

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510 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

el Periódico de Aragón

te adelantado, recuperarnos en el plano anímico y físico... Todo eso lo conseguimos, hubo una gran respuesta del equipo, que quiso hasta el último instante y encon-tró la gran recompensa.

—Con ese gol...—El destino estaba preparado pa-ra Nayim y se dieron todas las cir-cunstancias que, si uno lo anali-za después fríamente, piensa qué casualidad. Yo ya no estaba pen-sando en el partido en los últi-mos dos o tres minutos, sino en los penaltis, en tener calma, me-ditar los jugadores para lanzar-los y confirmarlo con ellos si es-taban preparados. De hecho, to-mé la decisión de sacar al campo a Geli, que era una especialista y quitar a García Sanjuán. La en-trada de Geli supuso que Nayim, que estaba jugando en la izquier-da, pasara al sector derecho y des-de ahí hizo su golpeo con su pier-na buena, con la derecha, aunque golpeaba con las dos. Era el desti-no, porque en un equipo golea-dor, Nayim no había metido un gol en toda la temporada. El des-tino le reservaba ese espacio para los dioses, para la gloria, por me-ter el gol, por cómo lo metió, des-

«El destino estaba preparado para Nayim, le reservaba ese espacio para los dioses, para la gloria»

«Vivo ahora con una responsabilidad mayor que entonces. No soy capaz de verme más o menos relajado»

de dónde y en qué posición. Se juntaron muchas cosas. Viví ese gol como una explosión máxima de júbilo, era la plenitud, ya na-da más se podía alcanzar.

—¿Cómo lo vivió?—Yo oía que entraba, que entra-ba... A lo largo del partido haces comentarios de que tiren, que puede ser gol. En este caso ocu-rrió, se tenía que dar y se dio en el mejor momento porque ellos ya no tenían ninguna capacidad de respuesta. La explosión de fe-licidad y de alegría fue absoluta, de plenitud, de júbilo, de todo lo que puedes sentir, pero sobre to-do fue compartido. Estabas loco de alegría y mirabas a la grada y era un grito unánime de Zarago-za campeón. Eso hay que vivirlo, no tengo vocabulario suficiente

para expresar toda esa alegría.

—¿Aún se emociona al verlo?—Esta vez aún no lo he visto, por-que mi cabeza con la incertidum-bre que vivimos no me ha permi-tido agarrarme a esos momentos. Cuando lo he visto mi corazón se acelera. Solo al hablar de las vi-vencias ya noto que va mucho más rápido, porque me traslada a un escenario donde las pulsa-ciones y el corazón se imponían a cualquier cosa.

—Y al día siguiente la fiesta en una plaza del Pilar abarrotada.—Otro momento único. Participé en alguna manifestación contra el trasvase, viví la celebración de la Copa el año anterior, también un pregón de fiestas que me tocó hacer, pero esta fue la mayor ma-nifestación social que he visto en Zaragoza y en las calles. Fue úni-ca, incomparable por el número, no hubo otra igual, ya que se su-peraron las 300.000 personas y a mí me llamó mucho la atención cómo los padres sacaban a los ni-ños, con las banderas y con las ca-ras pintadas. No sé si se volverá a repetir en esta ciudad y, si lo ha-ce, que sea por un hecho reivindi-cativo como es el sentirte zarago-cista y partícipe de un éxito tan histórico y a apoteósico.

—¿Siente que su responsabilidad es mayor ahora que entonces?—Mi cabeza y mi corazón me lle-van a vivir los días actuales con una responsabilidad que compa-rativamente es mayor al momen-to de la Recopa. No soy capaz de verme más o menos relajado aho-ra, al contrario, estoy superres-ponsabilizado en el momento de la historia reciente del Zaragoza. Y si me voy a aquellos instantes es como si no tuviera responsabi-lidad porque aquello es un hecho consumado que salió bien y aho-ra tenemos muchas incertidum-bres con este drama que estamos viviendo a nivel social. Tenemos ganas de que esto termine bien, para la sociedad y a nivel futbo-lístico con el ascenso.

—El zaragocismo le tiene como un referente. ¿Cómo lo asume?—Me ha tocado vivir este papel de referente al tener la suerte de que me ha ido bastante bien. He teni-do momentos para todo, porque es muy difícil entrenar en tu tie-rra y tantos años seguidos. Noto el cariño de la gente y es mutuo. Trato de dar lo mejor de mí mis-mo e irme con la tranquilidad a casa de que he intentado dar lo mejor posible para defender un fútbol que logre emocionar a la afición y demostrar que se puede ganar así, como hemos demos-trado en otras épocas anteriores y también en esta. Eso es lo más importante e imagino que esa co-municación sincera y de corazón es la que me permite llevar tan-tos años en el Zaragoza. H

S. [email protected]

Inteligencia, valentía, prepara-ción y capacidad de absorber lo mejor de otros entrenadores son las virtudes que destacan de Víctor los miembros de su equi-po de trabajo en aquellos años que desembocaron en la con-quista de la Recopa. Con solo 30 años tomó las riendas del Zara-goza para sustituir a Maneiro después de que en las dos tem-poradas anteriores fuera segun-do de Antic y allí estaban Mano-lo Nieves, preparador de porte-ros, Paul Knapp, fisioterapeuta y Kabir Nana, masajista.

Desde San Pedro de Alcán-tara, su lugar de residencia, al masajista paquistaní del Zara-goza, donde estuvo más de 20 años, hasta el 2004, solo le sa-len palabras de elogio hacia Víc-tor. «Es un gran hombre y un magnífico trabajador. Soy un admirador suyo y siempre digo que mereció dirigir a un equi-po muy grande», asegura Kabir, que destaca el carácter vocacio-nal de Víctor con el fútbol, su gran pasión. «Lo lleva en la san-gre y lo conoce mejor que cual-quier otro técnico. Está hecho para entrenar y no le tiene na-da que envidiar a Mourinho, a Klopp o a Pep».

«Dejaba trabajar, confiaba en sus ayudantes, en los que está-bamos ahí. A mí jamás me dijo que a un jugador lo quería pa-ra el domingo. Le echó un par de huevos para lograr con el Za-

Vocación y valentíaManolo Nieves, Kabir Nana y Paul Knapp hablan de la evolución de Víctor hasta la Recopa. «Lleva el fútbol en la sangre», asegura el exmasajista

su juventud. «Se fijaba mucho en otros entrenadores para apren-der, copiaba hasta expresiones, por ejemplo de Valdano, con una forma de hablar muy argen-tina. Absorbió lo mejor de cada uno para hacer su estilo, su idea-rio, con esa apuesta por el balón y por un juego ofensivo. Y supo rodearse bien, de gente que le ayudó mucho, de Chaves, Herre-ra, Arjol... Es muy listo, supo evo-lucionar y adaptarse», sentencia el exfisioterapeuta del Zaragoza, que tras su paso por el club ya se quedó a vivir en la capital arago-nesa y que tiene claro cuál fue la

mejor virtud de Víctor en aquel equipo mítico: «No tocó lo que funcionaba, tenía un once fijo que iba a bien y no lo movía. Lo-gró una máquina que iba a las mil maravillas y que supo po-ner a punto».

Manolo Nieves se encargaba de la preparación de los porte-ros en aquel Zaragoza. Lo hizo, de hecho, entre 1985 y el 2004, salvo en tres temporadas (90-93), donde se hizo cargo del fi-lial, precisamente para sustituir en ese puesto a Víctor cuando este dio el salto. Antes fue por-tero del equipo durante 14 tem-poradas, una cifra que solo su-pera Yarza y después pasó por la secretaría técnica del club. «Cogió al equipo con muy po-ca experiencia, pero era ya un tío muy preparado. El bagaje lo adquirió rápido, Víctor es muy inteligente y enseguida mostró una filosofía de trabajo y de ver el fútbol muy ofensiva y que funcionó. Tenía ya unas cuali-dades, una buena base, pero la fue desarrollando», relata.

El exguardameta cerró el cír-culo con Víctor al coger el ban-quillo del primer equipo un par-tido cuando el técnico fue desti-tuido en noviembre de 1996 y antes de la llegada de Espárra-go: «Es un entrenador que sa-be confiar en la gente que está con él. Para mí su mayor mérito es que formó un bloque que ju-gaba a ciegas, acoplar un equi-po durante un periodo de tiem-po largo, ya que fueron varios años, no es nada fácil». H

ragoza aquella gesta», relata el exmasajista, parte fundamental en la recuperación de los jugado-res en aquella época junto a Paul Knapp, fisio holandés que llegó al club para trabajar en las recupe-raciones de Sirakov y Pardeza y que desde 1990 entró ya en la en-tidad hasta el 2005. «Cuando Víc-tor llegó era casi un niño, había jugadores hasta mayores que él y hay que ser valiente para eso, porque no tenía mucho equipaje ni bagaje», recalca Knapp.

Esa valentía en la que insiste viene acompañada de un proce-so de aprendizaje que le exigía

UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El equipo de trabajo

Knapp: «Llegó siendo casi un niño y hay que ser valiente para eso. Es muy listo y supo rodearse bien»

ÁNGEL DE CASTRO / ROGELIO ALLEPUZ

El saludo 8 El entrenador del Zaragoza, junto a Javier Clemente en el estadio y antes de la final.33

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6 10 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

el Periódico de Aragón

UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 Los recuerdos de los propietarios

L a Recopa fue la hecatom-be. Cuando ves el vídeo del gol se te pone la car-ne de gallina», recuerda

Alfonso Soláns, vicepresidente del Real Zaragoza entonces, pre-sidente después. El gol. Sin más, con mayúsculas. Los tres segun-dos más mágicos e inolvidables, un instante que sigue provocan-do felicidad 25 años después. El zapatazo de Nayim sacudió el fondo lleno de zaragocistas del Parque de los Príncipes, a toda Zaragoza, a todo Aragón. Tam-bién el palco, donde un padre y un hijo, el zaragocismo siempre se transmite así, lo disfrutaron cada uno a su manera.

«Él estaba delante y yo más atrás. Y todo el público se levan-tó. El palco del Parque de los Prín-cipes era muy malo porque se le-vantaban los de delante y no te dejaban ver, con lo cual todos nos levantamos. El balón no sé cuán-to tardó, serían dos segundos o tres, pero ahí estábamos viendo

RAQUEL MACHÍ[email protected]

La familia del éxitoAlfonso Soláns Soláns repasa aquella noche mágica, el antes y el después del 10 de mayo desde la perspectiva de su padre, presidente, y la suya propia, entonces vicepresidente de la entidad

la trayectoria y cuando vi que en-tró, me caí en el asiento. Buf, es-to ha terminado. Todo el públi-co gritando. Yo me quedé senta-do, pensé muchas cosas. Fue muy emocionante, un momento en la vida. Luego me dijeron que cuan-do la televisión volvió a conectar ya había terminado el partido. Se habían hecho cambios pensando en los penaltis, nadie se imagina-ba aquello. El Mohamed...», reme-mora Alfonso Soláns como si lo estuviera viendo otra vez.

A él, el vicepresidente en 1995, le correspondía un papel más ins-titucional, reuniones con la UE-FA, cuestiones de seguridad. A su padre lo que le gustaba era la pri-mera fila, hablar con los jugado-res, bajar al vestuario y revolucio-narlo, «¡que juegue fulano!». Por eso no se perdió ningún viaje de aquella Recopa, por eso lo disfru-tó en París, por eso bajó al césped. «Sí, en el palco de París, aquí, en el autobús, camino del Ayunta-miento. No se perdió nada. Fue-ron dos días, el del partido y el del siguiente, inolvidables. El día del partido por el final, los cien-

to y pico minutos de partido fue-ron horribles, y qué va a pasar, ahora penaltis, una lotería... y de pronto el loco de la colina, pam, y dónde va este tío...», repasa su hijo, como si aún costara creerse un final tan perfecto.

Un estallido de felicidad que el Real Zaragoza no había expe-rimentado desde Los Magníficos, un éxito europeo que marcaría a toda una generación, que conver-tiría a ese equipo en el de todos. Después del Parque de los Prín-cipes había que celebrarlo. «Hu-bo una cena después en el mis-mo hotel de concentración, en un salón. Pero esas cosas nunca sabes, siempre tienes la duda. En las finales siempre me pregunta-ban, qué hacemos luego. Pues có-gelo con hilvanes. ¿Preparan al-go para comer? Pues que tengan algo que puedan hacer sobre la marcha, ya sabrá el hotel cómo actuar. Y ahí lo mismo, cuando acaba el partido, venga a llamar corriendo para que lo preparen, porque desde que termina hasta que llegas pasa un rato. Fue una celebración típica, los jugadores

con sus parejas, mucha alegría, mucho brindis, mucha broma. Esas cosas que te dejan un poso bonito», explica Soláns, señalan-do la unión entre la plantilla co-mo fundamental para ese y para cualquier éxito.

El 10 de mayo es la fecha, el mo-mento, pero el día 11 es igual de inolvidable para quienes lo vivie-ron. Zaragoza no ha estado nun-ca tan feliz. Banderas y bufandas por todas partes, un único tema de conversación, un único moti-vo de orgullo, unos únicos colo-res que desembocaron en ese mar que fue la Plaza del Pilar. «Yo es-taba en tercera fila en el balcón. Me asomé un momento para ver aquello porque era un espectácu-lo. Donde sí me puse en primera fila fue en el autobús desde el ae-ropuerto. No sé si hay algún ví-deo pero fue algo que no se pue-de narrar. El autobús abriéndose camino, la Policía apartando gen-te, el paseo Independencia inva-dido, el autobús a tres por hora... hasta la plaza del Pilar. Se me po-nen los pelos de punta», repasa Soláns, aún emocionado.

nuRiA sOleR

Alfonso Soláns Soláns posa en un despacho de sus oficinas. Alfonso Soláns Serrano celebra la Recopa sobre el césped del Parque de los Príncipes.

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«Fue muy emocionante»

Alfonso SolánsEXPRESIDENTE DEl REal zaRagoza

«Nos levantamos todos y, cuando vi que entró, me caí en el asiento. Pensé muchas cosas»

«Lo que tengo más grabado es el día del Chelsea, que mi padre se puso la camiseta encima del traje»

Ese fue el final de un largo via-je que había comenzado antes, mucho antes. En la final perdida de Urío, en el desquite del año si-guiente contra el Celta en el Cal-derón, en la desconocida Bistri-ta, en el exilio de Valencia, en la batalla contra el Chelsea. «Lo que tengo más grabado es ese día de la eliminatoria del Chelsea, que mi padre se da la vuelta y vuel-ve con la camiseta encima de la americana, que siempre iba con americana y corbata, y se planta encima la camiseta, levantando los brazos y bajando a la banda. No sé si hasta dio la vuelta con los jugadores en el campo».

Y es que Soláns Serrano no se perdía ninguno. «Él iba a casi to-dos, salvo que estuviese acatarra-do. Aparte de que era una defe-rencia del propio club de cara al equipo rival, que no era un equi-po de la Liga que lo ves cada año en las reuniones de la Liga. Lue-go eran oportunidades fantásti-cas de un viaje directo de Zara-goza al destino y siempre había una mañana o un ratito para ha-cer un poco de turismo. Y luego

mos que participara. Aparte de que fueron cuatro años de gran-des éxitos, eso es indiscutible. No sé si ha habido cuatro años con-secutivos con tantos éxitos en la historia del club. El primero ya comenzó jugando la final de la Copa», rememora su hijo.

El mismo cariño que sentía de puertas para adentro, de la plan-tilla, técnicos y demás trabajado-res del club, que veían en él una figura entrañable, aunque tam-bién era estricto y exigente. Pero lo que le gustaba era el día a día, pisar el césped, el vestuario. «Sí, sí, hablaba con todos, con el ma-sajista, con el entrenador, con los jugadores, se metía en el vestua-rio... (ríe) Un poco lo revolucio-naba todo aquello. Tenía su par-te positiva porque todo el mundo lo consideraba como el abuelo y su parte un poco complicada por-que a veces entraba y decía, ¡qué juegue fulano! Lo vivía mucho por dentro, con mucha fuerza, muchas ganas».

EL PALCO / Otra cosa, claro, era el palco. «Ahí las directivas están se-paradas normalmente, al menos en Europa. En el Parque de los Príncipes estábamos separadas. Y ahí se exteriorizan mucho más las alegrías. Allí estuvo con la in-fanta y con Marichalar, los trata-ba como si fueran sus hijos. Aquí como estamos juntos un presi-dente con otro, el alcalde, el pre-sidente de la comunidad o quien sea, pues te aguantas. Cuando acaba el partido y se retira la di-rectiva rival es cuando saltas. O vas al vestuario pegando gritos. Y si se ha perdido, intentando cal-mar los ánimos», explica Soláns.

Fueron catorce años de mo-mentos inolvidables entre los que sobresale ese 10 de mayo en París que todavía vuelve y vuelve a la memoria de todos. «El negro Cáceres viene alguna vez y me dice, presi, ¿nos subimos al lar-guero? Ni tú puedes, ni yo puedo subir al larguero, que está muy alto». Esa es la imagen de la feli-cidad, el paraíso zaragocista. Fer-nando Cáceres agitando la Reco-pa al cielo de París desde el lar-guero, Poyet llorando como un niño, Pardeza con la medalla en la boca, Aragón bebiendo del tro-feo, la plantilla ofreciendo el tí-tulo ante un fondo desbordado, Alfonso Soláns manteado con la Copa de las Copas. Las fotos de un éxito eterno. H

rogelio allepuz / ángel de castro

«Me puse en primera fila del aeropuerto a la Plaza del Pilar: el autobús abriéndose camino a tres por hora, la Policía apartando gente, Independencia invadido... Se me ponen los pelos de punta»

Alfonso Soláns Serrano celebra la Recopa sobre el césped del Parque de los Príncipes.

la tensión del partido y del am-biente previo con el entrenador. Con los jugadores no, porque a mí nunca me ha gustado meter-me en esos líos, pero sí transmi-tir. Sí que venía casi siempre. A veces iba en un vuelo privado, otras con la expedición porque a veces había que ir dos días an-tes», indica.

UN PRESIDENTE FOROFO / Pasajes que demuestran el carácter de Alfonso Soláns Serrano, un presi-dente forofo, sin pelos en la len-gua, que se ganó el cariño de to-dos los zaragocistas. «Así es, él era un apasionado y el motivo por el que se metió en la Sociedad Anó-nima es porque le apasionaba y le gustaba y quería estar. Y afortu-nadamente los cuatro años, por desgracia no más, fueron fantás-ticos», apunta su hijo. Él tuvo que aguantar después rayos y truenos en el palco, pero su padre recibió el cariño de la grada.

«Él se sintió querido porque, afortunadamente, conseguimos que viviera esa parte positiva, ale-gre, en lo negativo no lo dejába-

710 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

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raquel machí[email protected]

«Soy el abonado número 42», di-ce con orgullo pero sin exhibi-cionismo, señalándose la insig-nia de oro que lleva en la solapa. «Me la puse a mí mismo porque era el vicepresidente cuando se instauró este reconocimiento por los 50 años de socio», expli-ca Alfonso Soláns. Su relación con el Real Zaragoza empieza in-cluso más allá de lo que su me-moria le permite recordar. El ca-mino en coche desde casa en la Gran Vía por Fernando el Católi-co para llegar a la vieja Romare-da y un palco compartido con su padre hasta que los estudios le llevaron fuera de Zaragoza.

Padre e hijo compartían la misma pasión, el mismo apre-cio por su equipo, el mismo afecto por su tierra, pero de ma-nera muy distinta. Alfonso So-láns Serrano era apasionado e impulsivo y eso le llevó prime-ro, en 1982, a poner Pikolín en la camiseta del Real Zaragoza y, en 1992, a liderar la conversión en Sociedad Anónima del club y convertirse en máximo accio-nista y presidente. Alfonso So-láns Soláns, mucho más conte-nido, más comedido en sus for-mas, «nunca he sido forofo», resume él mismo, tuvo su pri-mer contacto en 1982, cuando tuvo que resolver un problema del patrocinio, y en 1993 entró al club como vicepresidente.

«Sí, para ayudar a mi padre. Porque el hombre no estaba en plenitud de facultades y para ayudarle, hacerme cargo del día a día y pasarle digamos la par-te bonita de la vida del club. Los partidos que veías que iba a ha-ber una bronca le decías, papá no vengas que hace mucho frío y no merece la pena, por evitar-le el bochorno que todos hemos sufrido en el palco. Él era la ca-beza visible, él tomaba las deci-siones y yo estaba ayudándole como su brazo derecho en con-tacto con todos los miembros del consejo», explica el expresi-dente, aunque reconoce que su padre no hacía mucho caso de sus recomendaciones.

En 1996 asumió la presiden-cia de la entidad tras la muer-te de su padre. «Me hice cargo del patrimonio como heredero y, además, de la responsabili-dad de la presidencia. No sé ser titular de un patrimonio y no gestionarlo», razona. Su ejem-plo fue su padre y la gestión de la empresa familiar que Soláns

El abonado número 42La familia Soláns lleva más de 70 años vinculada al Real Zaragoza como abonados, patrocinadores y máximos accionistas. Bajo su presidencia, de 1992 al 2006, el equipo sumó tres títulos de Copa, la Recopa y una Supercopa de España

administración». Con la saga So-láns al frente, de 1992 al 2006, el Real Zaragoza ganó tres Copas y jugó dos finales más, conquistó la Recopa y una Supercopa. El ex-presidente, en cambio, no se re-crea en la vitrina, lo importan-tes es el medio y largo plazo. «Es

más importante subir a Prime-ra que un trofeo», asegura. Qui-zá por eso su imagen más recor-dada sea la celebración del as-censo del 2003 en la ducha con los jugadores. Ahora, el abona-do número 42 espera, desde ca-sa, un nuevo ascenso. H

Serrano fundó en 1948 y que aún dirige con éxito Soláns Soláns, Pikolín. Aunque un club de fút-bol es una sociedad muy diferen-te, aplicó recetas similares. «Era por un lado imprimir ese orgullo de permanencia al club y luego el criterio de rigor económico en la

UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 Una saga de alta fidelidad

«Por un lado quería imprimir el orgullo de pertenencia al club y, por otro, el rigor económico»

ChuS mARChAdOR

la celebración 8 Soláns festeja con la plantilla el regreso a Primera división en la temporada 2002-2003.33ALLEPuZ / dE CASTRO

la gloria 8 Soláns padre, celebrando la Recopa en París.33

BAyOnA / GALindO

el último 8 Con la Supercopa del año 2004.33

Desde Sevilla 8 Con Luis Costa y la Copa del 2001.33ánGEL dE CASTRO

8 10 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

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UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El testimonio del jugador del Arsenal

Pocas veces una voz de aquel ves-tuario del Arsenal se ha dignado a hablar de aquel partido que les marcó. David Hillier, centrocam-pista de los gunners, recuerda 25 años después los entresijos de una final que dejó huella en Hig-hbury. La voz de la otra cara. La frustración que se oculta tras el éxtasis eterno que ha vivido el Za-ragoza tras un gol apoteósico.

–¿Cómo recuerda los días pre-vios a la final?–Lo recuerdo todo muy bien. Nos alojamos en el hotel más bonito de París, el Tianon Palace. Pare-cía que estábamos en una pelícu-la, aunque las películas no siem-pre tienen un final feliz.

–Ustedes estaban a las puertas de repetir título.–Fueron unos días maravillosos antes de la final. Creíamos que íbamos a repetir lo del año pasa-do. Teníamos esa experiencia. Yo era un chaval entre gente vetera-na en finales y partidos impor-tantes. Estaba muy motivado por poder formar parte de algo gran-de como era una Recopa.

–Dicen que París tenía un am-biente especial durante aquellos días.–El escenario era increíble. ¿Pue-de haber un sitio más idílico que París para una historia bella? No solo se respiraba fútbol. La ciu-dad, el ambiente, la gente… Te hacía creer que esa final era dis-tinta al resto.

–No estaba siendo la mejor tem-porada para ustedes.–No eran buenos días para el Ar-senal. Habían despedido a nues-tro entrenador George Graham, no íbamos muy bien en Liga, esta-ba siendo una temporada bastan-te mala. Le sucedió Stewart Hous-ton, su mano derecha, que ape-nas cambió nada. Nuestro único

lUis [email protected]

David Hillier«Cuando marcó Nayim pensé: ‘No me jodas, no puede ser’»

objetivo para salvar la temporada era esa final. Pero cuando piensas que nada puede ir a peor llega un gol desde más de 50 yardas y di-ces ‘¿por qué a mí?’.

–¿Qué se respiraba en los instan-tes previos al partido?–No se me olvidará el viaje de ida al estadio. Llegábamos tarde al Parque de los Príncipes y había un atasco tremendo. Nos dijeron que muchos eran aficionados que iban al partido. De pronto apare-cieron un montón de policías, unos 20 o 25, que abrieron el trá-fico como Moisés cuando apartó las aguas. Fue igual. Fue absoluta-mente increíble. Eso te hacía pre-ver lo que era aquella final.

–¿sabían algo del Real Zaragoza antes de aquellos días?–Comenzamos a saber sobre el Real Zaragoza porque algunos miembros del Arsenal fueron a hacer scouting a España para to-mar informes de ellos. Algo de información teníamos. Nos gus-taba Gus (Poyet), conocíamos a Nayim por el Tottenham. Pero del resto no sabíamos mucho. Cuando vimos lo que le hicieron

al Chelsea todos pensamos que no eran unos novatos. No le voy a engañar, queríamos jugar la fi-nal contra el Chelsea. El Zaragoza nos quitó esa fiesta londinense.

–¿No le consideraban un gran-de?–Al Real Zaragoza se le conside-ró un grande europeo después de la final.

–les puso las cosas muy compli-cadas.–Ya lo creo. Fue un partido muy duro. Nos costaba tener la pelo-ta. Ellos tenían demasiado peli-gro cada vez que se acercaban. Yo tuve que entrar porque hubo una lesión. Me tocó lidiar mucho con Santi Aragón. Fíjese, cuando aca-bó el partido me cambié la cami-seta con Sanjuán. La guardo toda-vía. Un recuerdo amargo.

–¿Cómo fue la secuencia del gol de Nayim desde su perspectiva?–No se me olvidará. Estaba a unos cinco metros. Fue todo a cámara lenta. Al principio cuando la pe-lota empezaba a subir pensaba ‘no, esto es imposible’. Seguía su-biendo: ’No puede ir dentro’. Ins-tantes después: ‘Vaya, pues pue-de que sí’. Cuando entraba den-tro me quedé petrificado y pensé: ‘No me jodas, esto no puede es-tar pasando’. Me sentí derruido. Se nos cayó el cielo encima. Me vi-nieron muchas cosas a la cabeza.

–¿Cómo cuáles?–Esto no era la primera vez que le pasaba a Seaman. No era la prime-ra vez. Tuvo un par más de esas. Lee Dixon le hizo una en propia puerta. Y luego le pasó otra vez contra Gazza (Gascoigne).

–acaba el partido. El Real Zara-goza levanta la Recopa. ¿Qué pa-só en el vestuario?–Estamos muy cabreados. Algu-nos gritaban, otros pegaban pu-ñetazos a la pared… Había mucha ira, frustración y tristeza. Entró el entrenador a poner orden y a

que nos calmásemos. Nos habían dado unas medallas, una placa y en una mesa había unas cajas. Yo estaba muy enfadado y lancé con todas mis fuerzas una de esas ca-jas. Cuando cayó al suelo vi que era un reloj de una calidad subli-me con el escudo del Real Zarago-za. Debía de ser un regalo. Enton-ces, sin que nadie me viera, la de-jé en la pila con el reloj roto y me llevé otra. Alguien del equipo se llevó una sorpresa. Le regalé el re-loj a mi suegro y todavía lo lleva.

–¿Cómo estaba seaman en el vestuario?–Fue difícil. Yo creo que la altura y velocidad del balón le confun-dieron. Todos cometemos erro-res. Él estaba entero. No dijo una palabra en el vestuario. Cada vez que cometía un fallo no hablaba. Reflexionaba en silencio. La labor del portero es muy solitaria, ima-gine en ese día y tras ese momen-to. No fue sencillo para él. Cuán-tas cosas pasarían por su cabeza.

–¿Dejó marca?–Muchos compañeros míos llora-ron. Fue un momento muy duro. La Recopa era un pequeño pelda-ño por debajo de la Champions y para nosotros hubiera sido un hi-to ganarla dos años seguidos.

–¿Cómo fue el viaje de vuelta?

«Dios hizo algo. Absolutamente. Eso no fue solo Nayim. Ese tanto marcó el fútbol europeo»

«Seaman no dijo ni una palabra en el vestuario. La altura y la velocidad del balón le confundieron»

–Nadie habló de nada. Nosotros viajamos con un grupo de perio-distas y aficionados y nunca vivi-mos nada como esa vuelta. Silen-cio absoluto. Los fans nos daban ánimos. Fueron muy leales con nosotros. Siempre lo fueron. Se hacían miles de kilómetros aun-que no estuviésemos bien.

–Ese gol trajo muchas burlas por los aficionados del Tottenham.–Bueno. Pensábamos que si aque-llo era lo que mejor tenían para burlarse de nosotros es que no hablaba muy bien de ellos, por-que no ganaron nada. Así que es-tá bien que sigan recordándolo. Es gracioso. En realidad estas co-sas están bien, porque hacen el fútbol ser lo que es.

–¿Cree que Dios tuvo algo que ver?–Sí (ríe). Absolutamente. Dios hi-zo algo. Eso no fue solo de Na-yim.

–Han pasado 25 años. ¿Qué pien-sa reflexionando de aquel día?–¿Qué hubiera pasado sin ese gol? ¿Qué hubiera pasado sin la ayu-da divina? Sabíamos que éramos mejores en los penaltis y, créame, ahí es donde pensábamos ganar. Pero la historia fue muy distinta por uno de los goles que marca-ron el fútbol europeo. H

33David Hillier, con la camiseta del Arsenal en su etapa de jugador.

ARsenAl

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UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El camino hacia la final

R ecuerdo a la vuelta a Londres cómo las cá-maras de televisión nos grababan en el ae-

ropuerto de Gatwick. Tenía san-gre en mi camiseta del Chelsea. Fue uno de los peores partidos de mi vida», relata Harry. Uno de los cientos de aficionados del Chel-sea que fue engullido por el bes-tial estallido hooligan que sacudió a La Romareda el día que el Real Zaragoza acarició la final de París tras un apoteósico 3-0. Momen-to donde el éxtasis resultó ensu-ciado por una pesadilla azul que quedó marcada a fuego en el fút-bol europeo de los noventa.

Mirada ruda. Desafiantes. Algu-nos de ellos volvían a salir de In-glaterra después de los feroces in-cidentes que protagonizaron en el partido de cuartos de final de la Recopa en Brujas. La liaron tan-to que varios fueron deportados. «Nos zurraron nada más llegar al aeropuerto de Zaragoza. Fue una advertencia por cómo éramos al-gunos», dice BlueLondon76. No quiere comentar su verdadero

LUIS [email protected]

Paz y amor enuna pesadilla azulEl Real Zaragoza-Chelsea, ida de la semfinal, se hizo leyenda por los terribles disturbios que protagonizaron los ‘hooligans’ londinenses. 25 años después, algunos hinchas del conjunto ‘blue’ que estuvieron aquel día en el estadio de La Romareda recrean lo vivido bajo su espinosa perspectiva.

nombre, no le gusta hablar de es-to. Tras aterrizar en Zaragoza fue corriendo al baño. «Salí y me puse a cantar. Me pegaron un porrazo. Nos querían tranquilos». Zarago-za se había preparado para el des-embarco de cerca de 1.200 fans londinenses. De esos, unos 250 habían conseguido entrada fue-ra de los protocolos oficiales del Chelsea. Esos eran catalogados co-mo los más peligrosos. Por eso las fuerzas de seguridad diseñaron un plan para estar alerta, en espe-cial con esos hinchas que tenían antecedentes a sus espaldas.

Las calles estaban custodiadas por cerca de 800 agentes distri-buidos entre Policía Nacional (con un gran número proceden-te de Madrid), Policía Local y em-presas privadas. Era uno de esos días cargados por una atmósfera electrizante; ese ambiente chis-peante que se percibe en la ante-sala de las grandes gestas. Era una ebullición de ilusión; un frenesí de ansias de gloria canalizado en noventa minutos. Aunque en es-ta fiesta había un puñado de villa-nos de taberna sedientos de pro-tagonismo, dispuestos a enfangar la belleza. «Teníamos mala fama y

se notó en cómo nos recibieron», comenta BlueLondon76. Su pri-mera parte del partido comenzó sobre las cinco de la tarde, cuan-do la cerveza –y algo más– empe-zó a controlar sus estímulos. Esta-ban repartidos por distintos pun-tos de Zaragoza.

Víctor Fernández, curioso, sa-lió del hotel para contemplar la atronadora llegada de los ingle-ses a la explanada de Rogelios, la zona de bares de al lado de La Ro-mareda. Los minutos pasaban. El alcohol subía. Los decibelios au-mentaban; así que llegaron los problemas. Primero, un grupo de fans del Chelsea se pelearon en-tre ellos cerca del hotel Don Yo dejando varios heridos. Después, unos seis aficionados foráneos fueron detenidos tras increpar a algunos ciudadanos en el bus de la línea 40 antes del partido. «No todos fueron unos energúmenos, pero desgraciadamente el ruido de unos empaña a la mayoría», comenta Harry, otro fan que es-tuvo en Zaragoza. Antes de entrar muchos aficionados apenas se te-nían en pie. Incluso hubo un par que no vieron el partido al estar abrazando la intoxicación. El cal-

La actuación de los hinchas llegó al Parlamento y fue criticada por el primer ministro

«Nos zurraron nada más llegar al aeropuerto. Fue una advertencia», dice un ‘hooligan’

Llegaron 1.200 londinenses y se desplegaron 800 agentes de seguridad por las calles

Carga policial sobre los hooligans.

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ARCHIVO EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Imagen de los incidentes provocados por los aficionados ingleses, con sillas volando.

Algunos hinchas del Chelsea tuvieron que ser trasladados en ambulancia tras los altercados que ellos mismos provocaron. «Vi a un aficionado gritando en el suelo con la clavícula destro-zada», comentó Peter Rooney, un aficionado blue al Gazzette. Su comportamiento fue denun-ciado por la prensa inglesa, que reconoció a viva voz que habían vuelto a ser la vergüenza del fútbol inglés. El escándalo fue tal que aquellos disturbios fue-ron trasladados a la House of Commons, donde se criticó la actuación policial, la forma en la que la prensa local caldeó el ambiente creando alarma con la llegada de aficionados ingle-ses o, incluso, controlar venta de alcohol a los ingleses.

Aunque también hubo tiem-po para los reproches: «Le escri-bí al señor Primer Ministro Jo-hn Major para actuar sobre es-te asunto pero su respuesta fue patética. Todos sabemos bien que él es un conocido fan del Chelsea», comentaron en la sa-la. Querían lanzar todas las cul-pas a la policía española de lo sucedido, pero en una carta Ma-jor dijo: «La verdadera respon-sabilidad de lo que ocurrió en España recae directamente en aquellos que deliberadamente se propusieron crear un caos en lugar de mirar el fútbol».

Los periódicos, televisiones y radios inglesas hablaban al unísono con un mismo mensa-je: «Los aficionados del Chelsea han vuelto a humillar al fútbol inglés». Algo que el propio pre-sidente blue Ken Bates rebatió con un «sois los medios los que realmente estáis dañando la re-putación del club». Así se con-sumió un episodio que desem-bocó en la Recopa de París. Un partido en la que la gloria se empañó levemente por la des-honra. Donde la leyenda fut-bolística se dio la mano con la mitología de un simple cánti-co. Fue una de esas noches de grandeza en cada rincón, de esas que han forjado la histo-ria del Real Zaragoza. Cuando ni la ferocidad hooligan, ni la pesadilla que provocaron, con-siguió callar el fútbol de salón blanquillo. H

do de cultivo era el idóneo pa-ra la jarana. Solo quedaba que algo prendiera la mecha.

Tifo histórico a campo com-pleto, gradas a rebosar y una energía atómica que hacía re-tumbar las bases de la ciudad. Cada aficionado era un volcán; cada poro era una garganta. To-dos conscientes de que estaban a las puertas de la historia. Una creencia que se iba confirman-do a base goles. Pum, Pardeza. Pum, Esnáider. Pum, Esnáider. Locura en cada rincón del cam-po. Mientras el presidente So-lans representaba a la cáma-ra con sus dedos los tres goles marcados, un sector de la gra-da visitante en la zona baja del gol sur comenzó a agitarse.

Unos hooligans empezaron a arrancar sus asientos y a lan-zarlos contra la policía españo-la, que no reaccionó cargando contra ellos una vez y al poco tiempo una vez más, provocan-do una estampida por la grada hacia una esquina. «Nos echa-ron a nosotros la culpa, pero nadie cuenta que antes de los altercados algunos aficionados locales nos lanzaron monedas y otros objetos, provocando así nuestro enfado», explica Blue-London. La violencia incontro-lada dio paso a uno de los mo-mentos más icónicos del fútbol europeo. El ‘Peace and Love’.

LA CONFUSIÓN / Bien es sabida la historia de aquel cántico béli-co entonado por Bilardo y que se adoptó en las gradas de La Romareda. El ‘písalo, písalo’ se ha escuchado durante mu-chos años, pero aquel día to-mó una forma distinta, o así se interpretó desde fuera. «No-sotros estábamos acorralados. Nos paramos porque no podía-mos huir ni hacer nada más. Yo y muchos amigos no escu-chábamos nada de ‘Peace and Love’. Más adelante lo hablá-bamos con otros y nada. Y si lo hubiéramos escuchado tampo-co nos hubiera importado mu-cho», rememora Ewell. «Esto fue porque al día siguiente lo contaron algunos periódicos e informativos ingleses. Creo que es más leyenda que reali-dad», matiza Harry.Esnáider intenta marcharse de un rival durante el partido.

1110 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

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12 10 DE MAYO DEL 2020DOMINGO25 años de la Recopa

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HÉROES DE PARÍS

25 AÑOS DE LA RECOPA

EL LIBRO QUE ESTABA ESPERANDO TODA LA AFICIÓN DEL REAL ZARAGOZA

10 DE MAYO DE 1995.Un gol antológico de Nayimle dio la Recopa al Real Zaragozaen la final ante el Arsenal. Ocurrióen los últimos segundos de unaapasionante prórroga en el Parquede los Príncipes. Millonesde aficionados celebraronla increíble gesta. Veinticincoaños después, este libro recorreel camino que siguieron los Héroesde París hasta alcanzar la gloria.

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JAVIER LAFUENTE GONZÁLEZ

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UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El árbitro de la final

Los ojos de Piero Ceccarini fueron testigos en una posición privile-giada del gol que cambió la his-toria del Real Zaragoza. El cole-giado, nacido en Livorno (1963), fue uno de los árbitros más des-tacados del fútbol italiano de los años 90 y encontró uno de sus ca-pítulos más bonitos en la final del Parque de los Príncipes. Des-pués de medio siglo vuelve a re-cordar aquel día con un gran ca-riño por lo que consiguió el equi-po aragonés.

–25 años después de la final, ¿qué es de Piero Ceccarini?–Colgué el silbato hace mucho. Ahora soy presidente del PRO Livorno, un club que está en la quinta división italiana. Estamos líderes, muy cerca de ascender a la cuarta categoría del fútbol dentro de poco.

–Un cuarto de siglo ha transcu-rrido ya desde aquella final euro-pea. ¿La recuerda bien?–Quién lo diría. Ha pasado todo tan rápido. Casi una vida. Esa fi-nal fue un momento muy bello que me guardo de mi carrera co-mo árbitro. Cuando usted me pregunta por ese par-tido lo primero que me viene a la cabeza era la atmósfera que se vi-vió en el campo. Fue muy sentida. Muy bella.

–¿Cómo se prepa-ra un árbitro para un evento así?–La preparación fue muy exhausti-va. Para esos días hay que realizar un trabajo previo mental muy fuer-te. Se van a vivir muchas emocio-nes y hay que sa-ber cómo gestio-narlas. Había que estudiar a cada ju-gador: si era tem-peramental, si pro-

LUIS [email protected]

Piero Ceccarini«Enseguida supe que estaba ante un momento histórico»

en defensa. Hay muchos aspec-tos. Además del plano físico, te-nía que estar en plena forma. Era un día muy especial para mí, por-que era la coronación de una ca-rrera larga como árbitro. Ese par-tido que siempre quieres pitar a nivel europeo.

–¿Le han recordado durante este tiempo eso de ‘gol de Nayim’?–Claro, más de una vez. Haber si-do partícipe de eso es algo único. Es que no fue normal. Era el últi-mo minuto, con un partido muy igualado. La lejanía. El tipo de

disparo. La parábola. Fue algo in-sólito en el fútbol. No se volverá a repetir algo igual.

–¿Cómo recuerda aquellos ins-tantes previos a la final?–En la mañana previa al parti-do fuimos los árbitros a dar una vuelta para ir a ver la Torre Eiffel y nos encontramos a muchos afi-cionados del Real Zaragoza que estaban por ahí. Algunos nos re-conocieron y se acercaron a ver-nos. Fueron muy simpáticos, me decían cosas, alguno incluso me pidió una fotografía. No estaba acostumbrado y fue un episodio muy bello.

–Fue un día muy bonito para cual-quier amante del fútbol.–Así es. La organización de la UE-FA fue perfecta. El estadio estaba lleno. Hubo tifo a la entrada de los jugadores que fue muy senti-do por la gente. Era uno de esos días que arbitrabas y disfrutabas a la vez.

–¿Cómo fue de exigente de arbi-trar ese partido?

–Los primeros minutos fueron un poco movidos. Tuve que ad-vertir verbalmente a más de uno por alguna acción brava. Cuando pasaba el tiempo se calmó todo y la determinación en las acciones se templó. No lo recuerdo como un partido difícil de arbitrar.

–¿Cómo vivió los instantes fina-les del encuentro?–En los últimos instantes de una final hay que estar muy prepara-do mentalmente y muy atento, porque se trata de una fase deci-siva. Sentía que todo se iba a deci-dir en los penaltis, porque se pal-paba en el césped ese miedo a no perder que tenían los dos equi-pos. Pero claro, uno no está men-talizado para ver la forma en la que se decidió ese partido. Fue una sorpresa.

–Usted presenció el gol desde una posición privilegiada.–Yo estaba por el centro del cam-po para seguir la acción. Lo ló-gico hubiera sido que la jugada progresase con un pase en pro-fundidad así que me movía para intentar seguir el avance del Real Zaragoza. Desde luego me quedé un poco parado cuando Nayim chutó.

–¿Qué pensó en ese mismo ins-tante?–(Ríe) Pensaba que se trataba de un simple gesto de rabia. Como un triple en el último segundo. Lo que no sabía qué iba a ser uno de los momentos más increíbles de mi vida deportiva.

–Entra la pelota y qué es lo que pasa por su mente.–Cuando entró el tiro de Nayim supe que había asistido a un mo-mento histórico. No tuve ningu-na duda ni la tengo ahora, es uno de los goles más sublimes de la historia del fútbol europeo.

–¿Hubo ayuda divina?–No sé si Dios tuvo algo que ver. Lo que estoy seguro es que Nayim solo no fue. Tuvo que rezar mu-cho para tener esa pizca de for-tuna.

–¿Cómo sintió el gol en el am-

«La parábola. La lejanía. El momento. Lo de Nayim fue insólito. No se volverá a vivir algo igual»

«Estaba en el centro del campo. Creí que era un gesto de rabia, como tirar un triple en el último segundo»

biente, en las gradas?–Fue una explosión de entusias-mo detrás de la portería zarago-cista y un silencio sepulcral en el lado inglés. Eso es lo que recuer-do de ese pasaje.

–No le abrazaría algún jugador zaragocista después de que el éxtasis se apoderara de ellos...–Sí, pero de forma simbólica. Na-da sentido.

–Una vez terminado todo, ¿ha-bló con el resto de árbitros sobre aquel gol?–En el vestuario hablamos solo de cosas estrictamente arbitrales, sobre qué habíamos hecho, deci-siones que tomamos y circuns-tancias similares. No comentá-bamos las cosas de forma direc-ta, pero sí recuerdo que aquel día compartimos todos nuestra sor-

presa por ese gol en el último mi-nuto y por la belleza irracional de la acción.

–¿Felicitó a la gente que lideraba la expedición del Real Zaragoza en París?–Sí, lo único que hice fue saludar a todos los dirigentes del Real Za-ragoza y me fui para el hotel.

–¿Le dio vueltas a lo que había pasado?–Tras los partidos, cuando estaba solo en los hoteles repasaba en si-lencio todo lo que había pasado para corregir errores y ser cons-ciente de lo sucedido. Ese análisis también lo hice en París. Me que-dó un buen sabor de boca por ha-ber hecho un gran trabajo en to-da una final europea. Si además a eso le sumas todo lo que ocurrió con ese gol… El recuerdo es bellí-simo. Algo inolvidable. Hvocaba o era rudo 33Piero Ceccarini, antes de uno de sus partidos internacionales.

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UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El nuevo zaragocismo

L a Recopa es el máximo exponente de grandeza del Real Zaragoza entre un océano de gloria, de

épocas para el recuerdo y tardes y noches inolvidables. El palma-rés que recuerda que, aunque se vivan tiempos de zozobra, el Real Zaragoza sigue siendo grande. Enorme. Un gigante dormido. Es un pasado que sigue presente, un legado que perdurará por siem-

ALBERTO [email protected]

Los otros hijos de la RecopaVarias generaciones sienten y se emocionan con el título a pesar de no haber nacido o ser muy pequeños para disfrutarla en mayo del 95. Todos se han empapado de ella con vídeos e historias

pre, porque los trofeos viven has-ta en la eternidad.

Cualquier zaragocista de bien puede recitar de memoria a los Magníficos, quién marcó el gol de la final de Copa del 86 o recor-dar partidos históricos. Va en el ADN. Pero también sabe que la Recopa es el súmmum, la cúspide. ¡Un título europeo! Pocos tienen semejante honor, reservado solo a los elegidos. Y se sabe aunque no se haya vivido.

Es el caso de la generación de

los aficionados blanquillos que siente al Real Zaragoza en el fon-do de su corazón, que vibra, sufre y llora como los demás y que son plenamente conscientes de se-mejante hito, pero que se queda-ron sin vivirlo en primera perso-na. Unos ni habían nacido y otros eran tan pequeños que no eran conscientes de lo que el Real Za-ragoza acababa de lograr. Ni sa-bían quizá por aquel entonces que sus corazones iban a ser blan-quillos, aunque eso no ha impe-

dido que se hayan empachado del aroma de París y el Parque de los Príncipes hasta el tuétano de los huesos.

Para Dani Álvarez, la Recopa es «el mayor recuerdo del zara-gocismo» y un motivo de envi-dia sana «por los que pudieron vivirlo». Él todavía no había na-cido. «Es parte de nuestra histo-ria, lo que nos hace ser un gran-de a nivel mundial», apostilla Al-mudena Galicia, que por ejemplo recuerda que «fui a Bruselas con

Los jugadores del Real Zaragoza brindan desde el balcón del Ayuntamiento la Recopa a una Plaza del Pilar abarrotada el 11 de mayo de 1995.

Es muy habitual que cada poco tiempo sientan la necesidad de ver el gol de Nayim

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UN TÍTULO PARA LA HISTORIA 3 El nuevo zaragocismoEL PERIÓDICO

nes zaragocistas y, además, las imágenes icónicas de la Recopa son como una pequeña droga, ya que todos necesitan una do-sis de alegría y nostalgia cada cierto tiempo, un sentimien-to que, cuando se recuerda, re-mueve el corazón blanquillo. «Creo que todos los zaragocis-tas lo vivimos como si hubiéra-mos estado allí», cuenta Rochdi Sabour, marroquí que llegó a Monreal del Campo cuando era un niño y que se enamoró del Real Zaragoza antes de ve-nir a la capital aragonesa. «He perdido la cuenta de las veces que he visto el gol de Nayim o el de Esnáider, cómo todos sa-lían al campo a celebrarlo y la gente eufórica», agrega.

Diego Moles, otro acérrimo zaragocista, tampoco había nacido, pero se conoce la Reco-pa al dedillo: «Me sé de memo-ria la narración de los goles de aquella final de las veces que la he visto repetida y la cantidad de documentales, reportajes y entrevistas que he visto y he leído de ese partido. Me gusta ver cada poco tiempo esos mo-mentos que hacen recordarte lo grandes que hemos sido», cuenta.

Y resulta curioso que ningu-no de ellos lo viviera, pero que todos ellos vieran la final cuan-do fue emitida hace unas pocas semanas en televisión y que a todos les aflorara el sentimien-to. «Siempre que veo el gol de Nayim repetido un escalofrío me recorre el cuerpo y se me pone una sonrisa en la cara, es inevitable», agrega Diego. Por ejemplo, Almudena quedó te-lemáticamente con sus amigas para ver y comentar la final y, aun sabiendo cómo iba a aca-bar, «lo vivimos a tope, como si fuera la primera vez, con un hormigueo y un nerviosismo constante». De hecho, Rochdi se acuerda de qué hubiera pa-sado si Víctor hubiese quitado a Nayim.

«El partido completo la pri-mera vez que lo vi fue hace unas semanas, pero los goles, resúmenes o las narraciones, ni idea, 20 igual son pocas. No cansa nunca y los jóvenes esta-mos muy orgullosos», subra-ya Dani. «Con los goles todavía te emocionas. Antes del parti-do estaba tranquilo porque ya lo había visto y sabes lo que va a pasar, pero al verlo cambia. Lo recordé en Pamplona, don-de vivo ahora, y les expliqué a mis compañeros de piso la im-portancia que tuvo para Zara-goza y parecía como un regre-so a 1995». Y un deseo para el futuro: «Me da un poco de en-vidia no haber podido vivirla y no haber estado en la Plaza del Pilar al día siguiente, pero vol-veremos a sentir algo así más pronto que tarde, estoy segu-ro», finaliza Javier. H

una camiseta del Real Zaragoza y un señor de Holanda se acercó y me recordó que el Feyenoord fue eliminado por nosotros en aque-lla Recopa». Laura Martín va más allá: «Es historia del fútbol». Poca duda cabe.

COMO LA PRIMERA VEZ / Dentro de ese proceso para ser conscientes de la grandeza de la Recopa cada cual se ha ido nutriendo de expe-riencias y vivencias, de lo que le han contado o lo que descubrió a través de las pantallas, de lo que vio en el antiguo museo del club junto a la tienda. Mil y una for-mas. «Los que lo vivieron nos lo han inculcado por su importancia y es un síntoma de que fuimos, so-mos y seremos grandes. Mi abue-lo siempre me lo decía, que somos muy grandes y hacemos cosas muy grandes. Luego tuvo alzhéi-mer, pero a pesar de ello al hablar del Zaragoza se le ponían los ojos brillantes», explica Laura.

En este caso, internet es uno de los grandes aliados de los jóve-

Internet es el gran aliado de los jóvenes, que disfrutaron de la reposición de la final en marzo

Rochdi es marroquí, llegó a Monreal de niño y se enamoró del equipo antes de venir a la capital aragonesa

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Diego Moles

«No había nacido pero me sé de memoria la narración de los goles, he visto documentales, reportajes y he leído de todo de ese partido»

Javier Coque

«Me da un poco de envidia no haber podido vivirla, pero volveremos a sentir algo así más pronto que tarde, estoy seguro»

Almudena Galicia

«La Recopa es lo que nos hace ser un grande mundial. Un señor de Holanda me recordó en Bruselas que dejamos fuera al Feyenoord»

Daniel Álvarez

«Es el mayor hito del zaragocismo. No cansa nunca recordarloy los jóvenes estamosmuy orgullosos»

Rochdi Sabour

«Creo que todos los zaragocistas sentimos la Recopa como si hubiéramos estadoallí, en París»

Laura Martín

«Los que lo vivieron nos inculcaron su importancia. Mi abuelo decía que fuimos, somos y seremos grandes»

las frases

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