Huaitro; El Joven Weichafe

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Historia de un guerrero mapuche, y como se enfrenta a la invasión de su territorio por parte de las tropas españolas, la historia se desarrolla casi un siglo después de la llegada de los colonizadores a Chile, antes de la independencia.

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    Huaitro; el joven Weichafe

    Cuentos de un guerrero

    26/01/2015

    De Karryman

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    En lo alto del cerro el joven Huaitro (Traro

    peleador) galopaba casi fusionado con su caballo,

    hombre y bestia se movan sincronizados, saltando

    piedras y troncos como si fueran un Pangi (puma)

    gigante, su rpido desplazamiento no se deba a

    alguna competencia o pruebas de valor que

    habitualmente los conas (Mocetones, jvenes)

    hacen para medir su hombra, hoy no es eso, es la

    furia ciega la que lo hace seguir los restos de una

    tropa de huincas (espaoles), que se adentraron

    en su territorio.

    Cuatro das antes; Cazaba guanacos el joven

    weichafe (guerrero) junto a sus peis (hermanos)

    en la cordillera, cuando vieron que un jinete se

    acercaba rpido desde el valle donde estaban sus

    rucas (casas), por lo que se volvieron para ver

    cules eran sus intenciones- Ese debe ser Coalef

    (rpido)- dijo el viejo Curaqueo (inquebrantable), es

    rpido el cona (Mocetn), pero ruidoso como una

    domo (mujer)- las risotadas saltaron rpidas entre

    los Weichafes de la partida hicimos bien en no

    traerlo, no hubiramos cazado ni una diuca

    sentencio el viejo. Pero cuando ms se acercaba

    las chanzas y bromas respecto, pasaron a ser

    rostros sombro de preocupacin, vean que el

    jinete tambaleaba sobre su montura, en vista de

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    ello, mando Curaqueo, a Huaitro y su hermano en

    busca de l. A mitad de camino se encontraron los

    3 jinetes.

    Malas noticias traigo peis dijo, mientras tragaba

    saliva los huincas atacaron las rucas peleamos

    bien mis peis, pero esos wekufes (diablos) eran

    muchos, mataba todo lo que vean sus ojos, ni las

    aas (abuelas), ni domos, ni siquiera los weis

    (nios), muchas sangre mis peis, que dolor de

    verlos ah tirados en suelo, gritbamos de rabia,

    pelebamos lo mejor que pudimos, as logramos

    salvar a algunos que se escondieron en el monte

    alcanzo a decir esto y cay desvanecido del

    caballo, se poda ver la herida que tena en el

    vientre.

    El terror se apodero de Huaitro, solo pensaba en su

    madre y hermana, salto para atender a su

    camarada, mientras le daba unas bocaradas de

    agua desde su trong-trong (cantimplora de cuero),

    viste a mi papay (mamita)? y mi Kupal (familia)? Se

    salvaron?, pero ya era tarde, su joven camarada ya

    no responda, los estertores de la muerte, hacan

    presa de su cuerpo.

    Ataron a la grupa de su propio caballo; al cona, y

    tomando las riendas se dirigieron a toda velocidad

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    hacia donde se encontraban sus camaradas. Al

    encontrase con ellos dijeron las terribles noticias

    que les haban entregado antes de morir. Un grito

    de rabia y agona se escucho en la cordillera, aves

    y animales huyeron espantados.

    Dejen el cuerpo aqu dijo el viejo Curaqueo -

    tpenlo rpido con piedras y ramas, sealen donde

    quedara enterrado, despus volveremos para

    rendirles los homenajes que el cona se merece lo

    que cazamos, guarden un poco para alimentarse,

    boten lo dems, debemos viajar ligero Pero

    Curaqueo, las rucas estn destruidas, nuestras

    gente est dispersa por monte, debemos llevarle

    algo que comer- se atrevi a replicar Huaitro- con

    una mirada severa respondi el viejo - es ms

    importante salvarlos, y vengarnos; que nuestra

    cacera, si es necesario matamos unos de nuestros

    caballos, pero en este momento, todo lo que sea

    innecesario; btenlo as quedo claro; porque era

    el lonko (jefe). Galoparon todo el resto del da y

    gran parte de la noche, por senderos que solo ellos

    conocan, as cuando despuntaba el sol del

    siguiente da llegaron extenuados, al casero; la

    partida de casi 20 jinetes se desplego alrededor de

    las rucas y con sigilo revisaron los alredores, pero

    ya no estaban los huincas, el panorama era

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    desolador algunas rucas seguan ardiendo, a su

    paso encontraron los restos de sus seres queridos

    esparcidos por suelo, gritaron los weichafes

    alaridos de duelo, por sus aas, domos, weis y

    conas a medida que los iban reconociendo, Huaitro

    y su hermano en tanto se arrodillaron en frente de

    su papay atravesada por un lanzazo mientras

    protega su Lamngen(hermana) muerta bajo ella.

    Lloraron los hombres a su gente durante ese da y

    los enterraron lo mejor que pudieron, en tanto

    algunos de ellos buscaban los sobrevivientes por

    entre el monte, en los lugares secretos donde ellos

    saban que podan refugiarse. Una triste columna

    llego esa tarde de vuelta, no ms de 20, unas

    cuantas domos y sus weis y los valientes conas

    que resistieron con ellas, algunos heridos por los

    trabucos y espadas de los huincas.

    Al anochecer hicieron aillarehues (consejo militar)

    para prepararse para la guerra, astutamente

    Curaqueo haban mandado mensajeros a sus

    vecinos cuando supo de la masacre, algunos

    weichafes de Millaqueo y Melian ya haban

    llegado, en total cerca de 60 weichafes y 3 lonkos

    estaba reunidos en torno a la fogata, el primero en

    hablar fue Curaqueo Mis peis, es triste llamarlos

    en este tipo de situacin, no tengo, ni carne, ni

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    muday (alcohol) para festejarlos, como es la

    costumbre, todo se lo ha robado el huinca, tambin

    mis awes (hijas), lo que no se pudieron llevar, lo

    mataron, miren cuanta tristeza hay entre mis

    weichafes, no hay uno solo que no tenga que llorar

    a sus muertos hoy, por eso los llame, cada da el

    huinca viene y toma lo que quiere, sin que nadie se

    lo impida, hoy quiero venganza por mis Puen

    (hijos), hoy quiero que sepan que no pueden venir y

    tomar lo que no es suyo, sin que nadie se lo

    impida.

    Respondi Melian - mi viejo y querido amigo, supe

    de tu desgracia, y traje a mis mejores weichafes

    conmigo, tambin rastreamos a esos trewuas

    (perros), estn acampando cerca de las aguas de

    Millaray, ah comen y toman de lo que te robaron,

    pero su jbilo no les va durar mucho; los Melian

    irn contigo en este Maln (partida de guerra) -

    alzando su lanza grito Marichiweu! (venceremos

    10 veces), lo cual fue respondido por una gran grito

    Marichiweu!.

    Parndose Millaqueo, replico 30 weichafes vienen

    conmigo, otros ms se unirn maana, no

    dejaremos ningn huinca que se salga con la suya,

    en 2 das tendremos todas sus cabezas en

    nuestras lanzas, grande va ser el botn y

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    vengaremos a nuestros peis y Puen

    necesitaremos a un Toqui (jefe Militar), yo nombro

    a Curaqueo, pues fue su ruca la que fue atacada,

    Marichiweu!!

    Todos los conas se levantaron gritando Curaqueo -

    a lo cual el aludido pidi calma con las manos

    Gracias mis peis y conas por su confianza, iremos

    maana por nuestra venganza, tendr sus cabezas

    en la puerta de mi ruca, eso calmara mi alma, pero

    antes consultaremos a la machi, espero que tenga

    buenos augurios para el maln - se acerco una

    joven delgada, vistiendo el traje ceremonial,

    temblaba a medida que avanzaba entre los

    hombres, ya al lado de Curaqueo, le dijo al odo

    Mi toqui, tengo el don, lo herede de mi madre, ella

    muri ayer, pero no creo tener la sabidura para

    interpretar los augurios a lo Curaqueo respondi

    diles que todo ir bien, los weichafes necesitan

    confianza para la batalla que se aproxima.

    Trajeron los hombres un potrillo y lo colocaron

    frente a la joven machi, quien imploro a los

    espritus por los buenos augurios en estas crticas

    horas, luego Curaqueo, sacando su cuchillo degoll

    al animal y con su sangre la machi interpreto Son

    buena noticias mis Weichafes, antes que terminen

    estas lunas unas gran victoria traern a sus rucas

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    todos los peis!!!, lo cual respondido nuevamente

    Marichiweu!!!!

    Retomo Curaqueo las palabras - Vayan y

    descansen mis buenos Weichafes, los das que nos

    esperan son duros y crueles, saldremos maana

    con las primeras luces del da.

    Huaitro no poda comprender, porque se quedaban

    a descansar, si los huincas trewuas estaban cerca,

    lo mejor era salir de inmediato para matarlos como

    los trewuas que eran, desde la manta en que

    envolva poda or el llanto apagado de su hermano

    menor, lo que lo intranquilizaba aun mas, casi

    poda ver el sufrimiento de su madre y hermana,

    muertas tan vilmente, no poda dormir, su alma solo

    peda a gritos la muerte de los invasores,

    finalmente se levanto y se fue acurrucar a junto a

    su hermano, como lo haca cuando los dos eran

    unos weis. Ya el Sol haba salido, cuando sinti un

    golpe en su hombro, los weichafes estaban ya en

    pie, se haba quedado dormido junto a su hermano.

    Se levanto de un salto, se sinti avergonzado, pero

    los ms viejos le hicieron seas para que se

    tranquilizara, prepararon sus armas, Huaitro tomo

    su lanza, sus flechas, su maza, dos cuchillos con

    mango de hueso, una coraza de tambin de Tepa

    que se amarro a su pecho. Pero de todas esas

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    armas su preferida era la maza, hecha de Tepa,

    con una piedra filosa en la punta, muy liviana, pero

    a la vez dura como el metal, herencia de su padre

    que haba muerto en una guerra anterior, le

    gustaba por que le recordaba a l, valiente

    weichafe con varios muertos a su haber, que cay

    en defensa de su tierra.

    Curaqueo se acerco al Joven Huaitro, dicindole

    cuida bien a tu pei, el aun no ha pasado las

    pruebas de hombre, pero en estos momento, no

    puedo prescindir de ningn cona, somos apenas

    26, en cualquier otra situacin lo hubiramos

    dejado, el aun no tiene la fuerza y sabidura de un

    hombre, adems Uds. son lo nico que queda de la

    ruca de mi Buen amigo el viejo Huaitro. Agradeci

    las palabras, pero eso ya lo tena asumido desde

    que vio los cuerpos de su gente; se acerco a su

    joven hermano, reviso sus armas, apret su coraza,

    reviso su montura y le dio un apretn suave en el

    hombro, no necesitaron palabras, ambos saban el

    cario que se tenan

    La columna de ms 50 jinetes avanzo rpido por

    los senderos cordilleranos, mientras de la columna

    principal, se desplegaban mensajeros y

    exploradores a medida que avanzaban, era un da

    de distancia hasta las aguas de Millaray, segn lo

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    exploradores, los huincas no se haba movido. Los

    mensajeros llevaban las noticias hacia otros

    caseros con la esperanza que ms se unieran

    antes de enfrentar al enemigo.

    Nuevamente los mapuches se desplazaron de

    noche, con la buena fortuna, que la luna iluminaba

    su camino, as al amanecer del tercer da, estaban

    en las aguas de Millaray, en su camino se haban

    juntado mas weichafes y conas, ya su nmero era

    de un centenar, el grueso de sus fuerzas acampo

    en medio de un Monte de Coihues mientras que

    los Lonkos, mas algunos exploradores y sus

    mejores weichafes se movieron sigilosos hacia el

    campamento huinca, ah estaban en medio de un

    pampa a orillas del rio, algunos estaban borrachos,

    tendidos en el suelo, vieron tambin con pena

    algunas domo muertas cerca de las tiendas, sin

    embargo a pesar de su borrachera, estaban

    prevenidos de ataques, empalizadas rodeaban su

    centro, haban vigas custodiando, los trabucos

    estaban armados cerca de las tiendas, adems de

    varias docenas de yanaconas (tropas indgenas

    auxiliares de los espaoles) por algunos minutos

    Curaqueo conto a los que se podan divisar, unos

    70 hombres, seguramente otros ms estaran

    descansado dentro de las tiendas. Huaitro en tanto

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    apretaba con furia la rama del rbol en la se

    parapetaba, Curaqueo lo vio y le hizo seas de que

    se calmara, los poda delatar

    Volvieron hasta sus camaradas y contaron lo que

    vieron, entonces Curaqueo explico su plan,

    atacaran al anochecer, ayudados por la luna llena

    que les daba buena visibilidad, se dividiran en tres

    escuadrones rodeando el campamento,

    arrinconndolos contra el rio que no podran cruzar

    con sus armaduras metlicas, Curaqueo y su gente

    tendra el honor de empezar la contienda, por

    mientras estableceran campamento a su alrededor

    para evitar que alguno escape, y descansaran

    dejando vigas por las posibles rutas de escape.

    Al anochecer del tercer da, el monte empez rugir

    como si mil demonios se acercaran, eran los

    mapuches, que aullando y cantando himnos de

    guerra se acercaban al campamento. Los huincas

    y yanaconas salieron espantados de sus tiendas

    algunos ponindose la ropa aun, saban bien de

    que se trataba, pero ya era tarde a unos cien

    metros galopaban los weichafes, lanzas en ristre; la

    lucha haba empezado, tomaron sus armas e

    hicieron fuego muchos jvenes weichafes cayeron,

    pero eso no detuvo la masa de hombres y caballos

    que se les vena encimas, ms aun, los trabucos

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    que eran tiles armas capaces de matar a muchos

    enemigos, eran lentas de recargar y en tal corta

    distancias no haba tiempo para eso, as que

    rpidamente se hicieron de sus lanza y espadas

    para defenderse del ataque, las fuerzas eran

    parejas, casi un centenar de huincas y yanaconas

    contra un poco ms de un centenar de mapuches,

    as que los Huincas se atrincheraron detrs de la

    empalizada, mientras su alrededor los mapuches

    lanceaban a los que no pudieron esconderse en su

    trinchera, a la media hora de lucha, las cosas iban

    parejas mientras los cuerpos se iban

    amontonndose en el campo de batalla, Los

    hermanos Huaitro luchaban montados, a orillas del

    ros, enfrente de ellos tenan a unos cuatro huincas

    tambin montados rodendolos, pero los jvenes

    conas eran ms flexibles y livianos que sus

    oponentes; limitados por los corazas, Huaitro

    asesto con su lanza una certera estocada por el

    lado de un jinete, que emiti un sordo quejido de

    muerte cayendo en medio de la refriega, en tanto a

    su hermano protega su espalda, los huincas que

    quedaban se revolvan en sus monturas

    lancendolos, as que el mayor de los hermanos

    arrojo su lanza y le asesto en la frente del segundo

    jinete, al mismo tiempo que tomo su maza y se

    acerco decido al 3er huinca, golpendolo en el

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    pecho rudamente, mientras su espalda su hermano

    menor daba cuenta del cuarto jinete de otro certeza

    estocada en el cuello, no sin antes recibir un

    lanzazo en la pierna, el grito de dolor de su

    hermano hizo que se descuidara y el huinca

    pudiera salvarse, arrancando entre sus lneas.

    Rpidamente Huaitro retiro a su hermano y su

    montura de la lucha, en los lindes del monte reviso

    su herida, all varios otros weichafes y conas

    heridos durante el combate, la pierna sangraba

    abundantemente, pero por fortuna no haba sido

    una herida mayor, por lo que vendo y comprimi la

    herida Qudate aqu le dijo debo regresar a

    ayudar, si la lucha se ve mal para nosotros huye- al

    menos unos de nosotros deber sobrevivir para

    vengar a nuestra familia. Asinti con la cabeza

    mientras vean volver a su hermano mayor a la

    batalla, que eran un infierno sombro, de hombres

    matndose, por toda aquella pampa, bajo una luna

    lgubre.

    Curaqueo comprendi que si bien tenan algo de

    ventaja numrica la empalizada, era un obstculo

    que impeda acercarse a los huincas, mientras ellos

    utilizaban ballestas, flechas y trabucos desde sus

    posiciones, lo cual le haba causado bastante

    bajas, as ordeno lacear las empalizadas, abriendo

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    varios boquetes por donde pudieron ingresar los

    mocetones, desde ah en adelante la lucha se hizo

    aun ms cruenta, por unos de ellos ingreso Huaitro

    atropellando a unos cuantos huincas con su

    montura, saltando despus sobre otros con su

    maza en la mano, quebrando el crneo de un

    primero que estaba sin casco y rompiendo la

    quijada de otro.

    Casi dos horas de empezada la cruenta lucha la

    tropa huinca estaba diezmada, algunos cuantos de

    infantera haba arrancado al monte, donde se

    defendan a duras penas de los weichafes

    mapuches, los jinetes tuvieron ms suerte, una

    decena haba salido a sangre y fuego de la

    emboscada y huan por las senderos del valle,

    Curaqueo, que haba sido herido en un brazo

    ordeno a Huaitro la persecucin; con una veintena

    de jinetes, mientras l se encargaba de exterminar

    a los que no podan escapar. La batalla estaba

    terminada, los mapuches eran los dueos del

    Campo.

    Durante la noche acosaron a la docena de jinetes

    huinca que lograron escapar, ningn respiro,

    ninguna clemencia, uno a uno fueron cayendo, los

    malditos trewuas, hasta que al final solo quedaban

    2, los ms fuertes del grupo. Ordeno a sus

  • 15

    weichafes perseguir a uno que iba herido,

    mientras l y otro weichafe se encargaran del

    barbn trewua que alcanzaban a or a lo lejos. As

    amaneci el cuarto da, la montura del huinca ya se

    estaba a punto de reventar de cansancio, mientras

    que su fieles caballos todava daran una horas

    ms, por lo que el destino del invasor estaba

    sellado, as que apuro el galope dispuesto a

    terminar esto de una vez, grito al otro weichafe que

    no interfiriera, solo si el mora en la lucha. Ya casi

    encima de l, tomo la voleadoras con que sola

    cazar guanacos y las lanzo a los pies del caballo,

    tumbndolo con gran estrepito en las laderas de un

    cerro, pero el jinete era hbil, salto junto a antes de

    desgraciarse con su caballo, rodo un poco mas all,

    y se levanto desenvainando su espada; Huaitro ,

    saco su maza, y de un salto se desmonto,

    abalanzndose contra l.

    Los dos rodaron por el suelo, parndose

    magullados, se miraron un instante, saban que

    esto era una lucha a muerte, el primero en atacar

    fue el huinca, lanzando una certera estocada al

    pecho del joven cona, quien la rechazo de costado

    con un rpido movimiento de su maza, mientras le

    daba de nuevo el frente a su enemigo, saco unos

    de los cuchillos y lanzo un mazazo a la altura de su

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    cabeza, lo cual fue repelido a duras penas con la

    espada, entre tanto con la otra mano lanzo una

    cuchillada al pecho de su oponente, el cual fue

    repelido por el guantelete de hierro del huinca, as

    fue durante varios minutos, fintas y estocadas,

    ninguno de los contendientes dejaba una espacio

    para el golpe de gracia. Ambos reconocieron en su

    adversario un digno oponente

    Se separaron unos momentos para tomar aire y se

    lanzaron de nuevo al ataque, esta vez el huinca

    decidi equipara el duelo sacado su daga, seria

    espada contra maza, cuchillo contra daga, en unas

    de esas fintas la espada logro cortar el hombro de

    Huaitro que se retiro adolorido, sintindose

    victorioso el huinca se lanzo hacia adelante, pero el

    joven weichafe no estaba vencido, soltando el

    cuchillo tomo la maza con las 2 manos y de

    costado golpeo la mano que sostena la espada,

    lanzndola lejos, mientras que con su cuerpo

    empujaba al huinca contra las rocas, de nada sirvi

    el puntazo que logro asestar con la daga, para su

    mala suerte se haba atorado en la coraza

    mapuche, dejndolo ya sin armas, sin perder

    tiempo Huaitro asesto el golpe final con la maza,

    impactando el crneo de su oponente de lleno, su

    muerte fue inmediata, cayendo sobre las rocas,

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    arrodillado y sin aire quedo a su lado el joven

    weichafe, luego de reponerse tomo un cuchillo,

    levanto el crneo y tomo la cabeza del vencido,

    seria la ofrenda a sus muertos, era hora de

    regresar a casa. Fin.