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1 Seminário Internacional Fazendo Gênero 11 & 13 th Women’s Worlds Congress (Anais Eletrônicos), Florianópolis, 2017, ISSN 2179-510X HUELLAS DE REPRESIÓN Y RESISTENCIA. VIVENCIAS DESDE LOS CUERPOS SILENCIADOS Maia Calvo Núñez 1 Resumen: A partir de relatos elaborados desde la vejez, se articulan discursos de varones gays, mujeres lesbianas y mujeres trans acerca de sus experiencias vitales desde el período de la dictadura uruguaya (1973 1985) en adelante, priorizando una lectura capaz de recuperar lo específico en la intersección de vejez y diversidad sexo-genérica para el ejercicio de la ciudadanía. Desde una perspectiva atenta a las transformaciones del contexto socio-histórico, convergen en esta ponencia trayectorias marcadas tanto por la invisibilización y el estigma, como por la resistencia, la organización y la lucha. Palabras clave: represión de Estado, resistencia, diversidad sexual 1. Entrar en el tema En los márgenes de lo pensado, en el silencio de sus cuartos, en los secretos de familia, en lo explícitamente prohibido, en lo legítimamente perseguido, en los manuales psiquiátricos y médicos, en terapias "correctivas", en sótanos sin luz ni aire, en registros policiales, en calabozos y esquinas, atadas cabeza abajo, torturadas. Valgan estas imágenes para encuadrar algo de lo que significó existir en dictadura desde cuerpos que soportaron las más perversas expresiones de la heteronorma y sobrevivieron para contarlo. Valgan porque se las ha intentado excluir de la Historia y sin ellas no puede haber justicia. Esta ponencia trata de la vejez no esperada, de la que deviene de una vida al margen de lo legítimo. Una vejez que no fue prevista, que fue ignorada por las agencias que publicitan el cuidado y, durante mucho tiempo, por los planes del Estado. El contenido en este documento presentado, se nutre de los hallazgos de la investigación realizada durante el año 2012 y 2013 2 , cuyo objetivo fue cruzar el eje de vejez con el de diversidad sexual para incorporar la perspectiva en las políticas sociales 3 . Como forma de recuperar las vivencias de las personas que fueron 1 Investigadora en proyecto Sensibilización y generación de información para la transversalización de las perspectivas de no discriminación y diversidad sexual en las políticas sociales (convenio ICP/FCS/UdelaR - MIDES). Integrante del colectivo Área Académica Queer. 2 Investigación realizada en el marco del convenio celebrado entre el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR) y el Ministerio de Desarrollo Social. 3 Ver: Calvo, M. (2013). “Contra viento y marea: la vejez y las identidades que aún sin poder ser, fueron”. En Sempol, D. (coord.) Políticas Públicas y Diversidad Sexual. Análisis de la heteronormatividad en la vida de las personas y las instituciones. Informe final de Proyecto Sensibilización y generación de

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Seminário Internacional Fazendo Gênero 11 & 13th Women’s Worlds Congress (Anais Eletrônicos),

Florianópolis, 2017, ISSN 2179-510X

HUELLAS DE REPRESIÓN Y RESISTENCIA.

VIVENCIAS DESDE LOS CUERPOS SILENCIADOS

Maia Calvo Núñez1

Resumen: A partir de relatos elaborados desde la vejez, se articulan discursos de

varones gays, mujeres lesbianas y mujeres trans acerca de sus experiencias vitales desde

el período de la dictadura uruguaya (1973 – 1985) en adelante, priorizando una lectura

capaz de recuperar lo específico en la intersección de vejez y diversidad sexo-genérica

para el ejercicio de la ciudadanía. Desde una perspectiva atenta a las transformaciones

del contexto socio-histórico, convergen en esta ponencia trayectorias marcadas tanto por

la invisibilización y el estigma, como por la resistencia, la organización y la lucha.

Palabras clave: represión de Estado, resistencia, diversidad sexual

1. Entrar en el tema

En los márgenes de lo pensado, en el silencio de sus cuartos, en los secretos de

familia, en lo explícitamente prohibido, en lo legítimamente perseguido, en los

manuales psiquiátricos y médicos, en terapias "correctivas", en sótanos sin luz ni aire,

en registros policiales, en calabozos y esquinas, atadas cabeza abajo, torturadas. Valgan

estas imágenes para encuadrar algo de lo que significó existir en dictadura desde

cuerpos que soportaron las más perversas expresiones de la heteronorma y

sobrevivieron para contarlo. Valgan porque se las ha intentado excluir de la Historia y

sin ellas no puede haber justicia.

Esta ponencia trata de la vejez no esperada, de la que deviene de una vida al

margen de lo legítimo. Una vejez que no fue prevista, que fue ignorada por las agencias

que publicitan el cuidado y, durante mucho tiempo, por los planes del Estado.

El contenido en este documento presentado, se nutre de los hallazgos de la

investigación realizada durante el año 2012 y 20132, cuyo objetivo fue cruzar el eje de

vejez con el de diversidad sexual para incorporar la perspectiva en las políticas

sociales3. Como forma de recuperar las vivencias de las personas que fueron

1 Investigadora en proyecto Sensibilización y generación de información para la transversalización de las

perspectivas de no discriminación y diversidad sexual en las políticas sociales (convenio

ICP/FCS/UdelaR - MIDES). Integrante del colectivo Área Académica Queer. 2 Investigación realizada en el marco del convenio celebrado entre el Instituto de Ciencia Política de la

Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR) y el Ministerio de Desarrollo Social. 3 Ver: Calvo, M. (2013). “Contra viento y marea: la vejez y las identidades que aún sin poder ser, fueron”.

En Sempol, D. (coord.) Políticas Públicas y Diversidad Sexual. Análisis de la heteronormatividad en la

vida de las personas y las instituciones. Informe final de Proyecto Sensibilización y generación de

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entrevistadas -gays y lesbianas cisgénero y mujeres trans-, en esta presentación se

retoman fragmentos de las entrevistas que echan luz a ciertas líneas interpretativas. Esta

apreciación no es caprichosa. En lo que respecta al alcance de lo que desde mi posición

puedo elaborar, lo primero es que no tengo memoria propia sobre la dictadura; nací en

democracia. Lo segundo es que coexisto, comparto cotidianamente con gente que sí

vivió ese período y que puede construir desde su propia experiencia un relato al

respecto.

Esta conjunción de memorias me fue permitiendo construir una idea del daño

ocasionado por la dictadura. Sin embargo, por fuera de él quedaban todas estas

memorias excluidas del relato colectivo (Sempol, 2013, 81) y el alcance que tuvo el

Estado en la represión.

El criterio de clasificación de los cuerpos que establece la heteronorma,

determina jerarquías basadas en la inteligibilidad o no que los mismos puedan presentar.

Son inteligibles aquellos cuerpos en los que se evidencia coherencia y continuidad en la

relación entre “sexo, género, práctica sexual y deseo” (Butler, 2001, 50). Son no

inteligibles aquellos cuerpos en donde no se manifiesta tal coherencia y continuidad, en

los términos en que la heteronorma impone. La no inteligibilidad que se asignó

especialmente a los cuerpos de mujeres trans y varones gays en dictadura determinó por

un lado, la vivencia de las consecuencias concretas -físicas, materiales y psicológicas-

que implica la represión. Por otro lado, el desplazamiento hacia lo abyecto que implica

la exclusión del lugar de inteligibilidad (Butler, 2005, 19 - 20), les privó de la

posibilidad de elaboración de un discurso público al respecto.

De esta forma, a través de la recuperación de los relatos de quienes son viejos y

viejas en la actualidad, apareció voz en el silencio y trajo imágenes de lo que significó

ser mujer trans, varón gay o mujer lesbiana en ese período. "No te olvides que en

Uruguay hubo una dictadura", indicó en casi la totalidad de los discursos, uno de los

puntos inflexivos de mayor implicancia al momento de historizar sus vejeces.

La sociedad heteronormativa en la que vivimos hoy, tenía por entonces mayor

legitimación. En este sentido, los avances a nivel de política pública4 que implicaron

información para la transversalización de las perspectivas de no discriminación y diversidad sexual en

las políticas sociales (pp. 129-163). Uruguay: Ministerio de Desarrollo Social. ISBN: 978-9974-8395-8-8 4 Se destacan: Ley Nº 18.246: Unión Concubinaria (2007), modificación de la Ley N° 18.590 que

habilita adopciones por parte de parejas de personas del mismo sexo (2009), Ley N° 18.620: Derecho a la

identidad de género y al cambio de nombre y sexo en documentos identificatorios (2009), Ley Nº 19.075:

Matrimonio igualitario (2013), Ley Nº 19.167: Regulación de las técnicas de reproducción humana

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modificaciones a nivel cultural, social y material, se han alcanzado especialmente en la

última década. Esto implica que aquellas personas que en el transcurso de sus vidas

evidenciaron los límites de la heteronorma impuesta, fueran viviendo desde identidades

de género no previstas o relacionándose erótica y afectivamente con alguien de su

mismo género, experimentaron de acuerdo a la ininteligibilidad desde la que fueron

interpretados sus cuerpos, distintas formas de vínculo con el Estado.

En la inexistencia de amparo o consideración de derechos, primero, y siendo

expresa y brutalmente reprimidas después, las corporalidades son incluidas actualmente

en un marco general de avances legislativos, pero no llegan a ser concebidas de manera

particular de acuerdo a situaciones específicas que se asocian a su etapa vital.

2. De cuerpos y deseos clandestinos

El desamparo que significó la imposibilidad de existencia desde identidades

distintas a las de hombre o mujer cis y heterosexual, configuró un escenario desde el

cual las personas que no cumplían con esta imposición fueron privadas no solo de

participar de espacios afectivos, educativos y de salud sin ser sometidas a múltiples

violencias, sino que además limitó severamente las posibilidades de poder pensarse por

fuera de esa relación de sometimiento. Su vivencia, mucho menos su supervivencia,

fueron contempladas por el Estado, y además de sus experiencias cotidianas se vio

seriamente afectada su capacidad de proyección.

Es innegable que las situaciones de discriminación que el desamparo habilitó

atraviesan las concepciones de vejez y las formas de vivir esa etapa. Sin embargo, hubo

momentos en los que el Estado hizo más que negar el acceso a una vida digna. Desde

años anteriores a la dictadura hasta finales de la década de los ’80 (Sempol, Graña,

2012, 89-95), (Sempol, 2013), el Estado se encargó de hacer de las identidades no

coherentes con lo que la heteronorma impone, otro de los enemigos de la sociedad y el

aparato represivo. Así lo expresó una de las personas que vivió la violencia estatal en

cuerpo propio:

Te tenían de siete a diez días, solo por el hecho de prostituirme. Pasabas de

todo: frío, hambre, muy, muy, muy bravo y no tenías delito. Muy bravo, muy

intenso, no sé cómo explicarlo. Te tiraban adentro de un calabozo y

asistida (2013), transferencia económica para personas trans a través de la Tarjeta Uruguay Social del

MIDES (2012), implementación de cuotas para el acceso de personas trans a programas de capacitación y

empleo (2014), incorporación de tratamiento hormonal a la canasta de prestaciones básicas e intervención

quirúrgica opcional (2015), implementación del Primer censo nacional de personas trans (2016).

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olvidate… Después en el ‘80 y pico fue amainando la policía hasta ahora.

Tengo entendido de que tenés que controlarte, pero no te llevan presa

(Entrevista a mujer trans, 61 años, 27/07/2012).

La clandestinidad que previamente se había impuesto de manera menos explícita

a los cuerpos y deseos no legítimos, fue reglamentada por el Estado que obligó, a base

de chantajes, tortura, secuestros, violaciones y asesinatos, a que las identidades no

dispuestas por la norma regresaran, en el mejor de los casos, a la privacidad de sus

dormitorios o al exilio. Sirva de ejemplo otro testimonio de una persona que tuvo que

exiliarse a Brasil durante la dictadura:

Acá no podías nada, te rompían la puerta, te sacaban, no podías ni dormir. Te

metían en un calabozo y te torturaban. Picana y todo. Solo por el hecho de ser

travesti. Travesti y gay (Entrevista a mujer trans, 50 años, 27/07/2012).

Aunque las regulaciones esencialistas sobre los cuerpos y los placeres no agotan

los objetivos de la dictadura uruguaya, así como tampoco la extensión del daño, la

construcción de la otredad en sus discursos explicitó la vinculación de los “desviados” -

personas no que no se adaptaban al binomio heteronormativo- a los “subversivos”,

instalando mecanismos específicos de persecución y tortura para personas que

cuestionaran en última instancia la posibilidad del proyecto de familia tradicional

(Sempol; Graña, 2012, 90), (Sempol, 2013, 45). Me gustaría traer de nuevo la voz de

una protagonista que permite dar cuenta de que no era algo casual ni aleatorio, y que

además evidencia algunas formas de organización para la resistir sobreviviendo:

Era como un reto que se nos daba. Dos días (…) por vestir ropa femenina,

dos porque te encuentren con un cliente y te esté pagando. Emigré a

Argentina por la dictadura. Muy represora la policía y era la época de la

picana. Estabas en las pensiones y te sacaban; yo no estaba robando ni

haciendo nada (…) En democracia te dejaban poner una frazada. En

dictadura tenías que dormir en el piso. Nosotras salíamos con un bolsito con

una frazada… los calabozos con agua hasta por acá (Entrevista mujer trans,

46 años, 30/06/2012).

A partir de los relatos recuperados, es posible identificar al menos tres imágenes

que dan cuenta de la utilización de elementos de tortura como formas de construcción

de los cuerpos, o de corrección de las entonces llamadas “inversiones”. La capucha, el

calabozo y la roldana, se transforman en objetos que por haber sido sometidas/os a ellos

o por temor a serlo, condicionaron la existencia de identidades a lo marginal y

clandestino. Como elementos de tortura cumplieron el papel de anular al otro, ocultar de

la sociedad y someter a la inversión física -literal-, infligiendo todo tipo de violaciones a

sus cuerpos y sus derechos:

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Te levantaban de noche, te iban a buscar a Bulevar en la época nuestra.

Ahora es un paraíso, pero en la época nuestra estaba la época de la dictadura

y después en la democracia era lo mismo. No era como en la dictadura tan

agresivo, pero igual te llevaban. Habían distintos grupos (…) De repente

escapabas de uno pero te agarraba el otro, de repente te tenían dos días, tres

días o te agarraban todos los días; como de repente te pedían plata y te

dejaban, depende. Creo que la época más jodida, era la de la dictadura. En

esa época te agarraban, te encapuchaban, te mataban y te dejaban tirada en la

rambla. Algunas compañeras laburaban pero tenían que estar escondidas;

iban y te buscaban y te sacaban de donde estuvieras. En esa época me

cuidaba más, no me vestía tanto de mujer (…), pero las compañeras me

contaban que la pasaban muy feo, compañeras que tenían que vivir a veces en

un sótano. La gente que las rodeaba se aprovechaba porque ta, hacían dinero

pero tenías que pagar a alguien que te fuera a hacer mandados, que te trajera

comida (…) Después, cuando vino la democracia, ahí estaban los otros

grupos que te llevaban y tenían presa en un cuadrado así de grande, y dormías

en el piso que a veces estaba limpio, a veces estaba sucio; de repente te

pegaban, de repente no te pegaban (…) En orden público está, capaz que la

sacaron ahora, pero había una roldana que (…) te ataban de los pies y te

colgaban, te ponían cabeza abajo, te hacían mucha cosa (Entrevista a mujer

trans, 50 años, 08/08/2012).

Una de las particularidades que tuvo esta forma de control y castigo, radica en el

hecho de que no todas las personas fueron de hecho sometidas a las expresiones más

severas de la violencia estatal; sin embargo, el despliegue del aparato represivo sobre

cuerpos y sentires disidentes, fue punto de referencia ineludible. Es así que para algunas

personas el repliegue en sus casas estuvo condicionado no por lo que les había pasado,

sino por lo que de hecho sabían que les podía pasar.

La jerarquización manifiesta de individuos que se realiza durante el período de

la dictadura también pone a operar la categoría de estigma (Goffman, 1989) como una

herramienta de regulación. Las orientaciones sexuales no heterosexuales como las

identidades de género no reducibles al binomio cisgénero varón-mujer, fueron

difundidas como atributos no deseables.

En este sentido, las personas que hicieron uso del espacio público sin ocultar el

atributo que las evidenciaba en falta con la norma impuesta, o quienes fueron

expuestos/as forzosamente mediante las razzias realizadas a los boliches que se sabían

de público gay (Sempol, 2013, 53), se atuvieron a las consecuencias de ser interpretadas

socialmente como "desacreditadas" (Goffman, 1989, 14). Ser de llano una persona

“desacreditada” no solo implicó el castigo mediante la tortura, sino una serie de

sanciones que devienen de la desaprobación social: rechazo de la familia, exclusión de

circuitos formales de estudio y trabajo, exposición a infecciones de transmisión sexual y

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a la muerte en el comercio sexual en calle5, imposibilidad de relacionarse con el resto de

la gente de una manera que no fuera extremadamente racionalizada ni implicara la

construcción de una “segunda vida (…) a las escondiditas” que ocultara un “muertito en

(…) [el] placard” (Entrevista a varón gay, 73 años, 01/08/2012).

Así también, quienes limitaron su visibilidad e hicieron de sus identidades no

deseadas un secreto, mantuvieron con el estigma designado socialmente una relación.

No desacreditados ni blanco directo de las formas más severas de represión, pero sí

"desacreditables" (Goffman, 1989, 14) y plausibles de ser repudiados si se hiciera

público su atributo oculto. De la siguiente forma lo expresó una de las personas que

vivió la fragilidad que implica la posibilidad de ser de ser expuesto:

Ese ocultamiento es negativo para uno también (…), constantemente

haciendo esfuerzos para disimular, esa es la parte de vivir en la

clandestinidad. No es una palabra que estoy largando así nomas, es la

clandestinidad que tenía sus códigos, su comportamiento. Uno está

constantemente tergiversando cosas o negando cosas que no eran para negar

ni para tergiversar… uno se pregunta: ¿hasta qué punto eso es psíquicamente

sano para una persona? Yo lo hice y creo que no fue para nada sano

(Entrevista a varón gay, 65 años, 25/07/2012).

Las consecuencias del estigma, asimismo, no acaban en las vivencias de

menoscabo de derechos que experimentaron en aquel momento. Se traducen en que

quienes fueron expulsados de los circuitos formales de estudio y trabajo se encuentran

actualmente imposibilitados a jubilarse, quienes fueron relegadas al comercio sexual

como única forma de sustento contrajeron en muchos de los casos infecciones de

transmisión sexual, quienes abusaron de sustancias psicoactivas para soportar las

condiciones laborales a las que fueron relegadas/os sufren hoy de deficiencias renales o

cardíacas, quienes ocultaron su identidad viven hoy con “la sensación de que yo perdí

mucho tiempo” (Entrevista a mujer lesbiana, 68 años 24/08/2012).

El que se negara a personas capacidades mínimas de proyección a cuentas de

que en su entorno quienes no eran torturados/as o muertos/as, eran echados/as de sus

casas o trabajos, hizo que una generación de gays, lesbianas y trans se pensara en el

presente y resolviera de ello las problemáticas que fueran surgiendo.

Pensar el cruce de diversidad sexual y vejez trae aparejado este dilema. Como

consecuencia de la trayectoria recorrida en el camino hacia esta etapa vital, en Uruguay

no existe un colectivo que asuma reclamos específicos que pudieran asociarse a vivir

5 Los datos que proporciona el Censo trans realizado por el Ministerio de Desarrollo Social en el 2016

indican que de poco menos del 70% de las personas trans tiene vínculo con el trabajo sexual (32% lo

realizaba en el pasado y 35 % lo continúa realizando) (MIDES, 2016).

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una vejez que no fue planeada por el Estado. En una sociedad en que la heteronorma

determina los pasos a seguir, los roles a asumir, las actividades a realizar, las formas de

enfermar y de morir, la existencia de ciudadanos/as cuya imagen de crecimiento y vejez

fue negada explica en gran parte la ausencia de reivindicaciones enunciadas

explícitamente desde allí.

Asimismo, la propia concepción de vejez que ha establecido el Estado,

homogeniza en los hechos esta etapa y se presenta rígida respecto a las posibilidades de

pensar aspectos que puedan particularizarla, hecho que agrava las situaciones que estas

personas viven.

3. Definiciones particulares para historias particulares

La vejez es una etapa relevante dentro de ciclo de vida que requiere una atención

específica de las políticas públicas. Dicho esto es necesario revisar cuáles son las

lecturas que sobre ella realiza el Estado y en función de ello, qué aspectos se priorizan.

Desde la intersección que en esta ponencia se hace foco, se evidencia la

necesidad de habilitar la emergencia de un abordaje social capaz de dar cuenta de la

cultura que contextualiza a esta etapa (Huenchuan, Rodríguez-Piñero, 2010, 14 - 15),

que pueda articularse con un abordaje cronológico y/o fisiológico de la vejez que rige la

perspectiva actual6.

Desde esta perspectiva se cuestiona la construcción de una etapa amparada en

abordajes cronológicos que marginan a las construcciones identitarias que los

cuestionan y se aboga por concepciones capaces de dar cuenta del carácter construido

de las clases de edad a partir del cual se presentan relativas, contextualizadas y

contingentes (Filardo et al., S/D, 4).

Se entiende que la primacía actual del dato cronológico para definir a la vejez

prioriza un abordaje heteronormativo que aún desde un discurso que pretende concebir

la vejez desde una perspectiva integral7, deja de lado las particularidades inherentes a

cuerpos y vidas cuya exclusión no está determinada por su ingreso a esta etapa vital,

sino que ha sido parte constitutiva de sus trayectorias a lo largo de toda la vida.

6 En Uruguay la Ley define el ingreso a la etapa de vejez a partir de los sesenta y cinco años de edad. Ver:

Ley N° 17.066: Política general en materia de ancianidad, Ley N° 17.796: Normas para la promoción

integral de los adultos mayores, Ley N° 18.617: Instituto Nacional del Adulto Mayor. 7 El abordaje desde una perspectiva integral es un punto inflexivo en la significación social del

envejecimiento. Previo a esta concepción, la etapa vital era comprendida desde un paradigma que la

concebía homogénea y cargada de connotaciones negativas (Berriel, 2010, 104 - 105).

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De esta manera, el retraimiento respecto a la vida pública y los espacios de uso

común a los que se asocia a la vejez principalmente por el quiebre respecto a la

vinculación con el mercado de empleo y la escasez de espacios de uso colectivo

(Osorio, 2010, 62), (Fassio, 2010, 47), (Miño, 2010, 76) forman parte constitutiva de

toda la trayectoria de gays y lesbianas mayores, que en todo caso se agravan al

envejecer pero que no dependen exclusivamente de ello. El retorno al ámbito doméstico

no es para estos grupos una característica enteramente determinada por la edad

cronológica ni biológica sino una consecuencia de haber vivido vidas no concebidas -ni

permitidas- desde el imaginario social o desde la política pública que se construye a

partir del mismo.

Para las mujeres trans, se suma al hecho planteado que la desvinculación del

mercado de empleo, además de estar determinada por el paso del tiempo, lo está por

otros factores como son el deterioro físico directamente relacionado con las

vinculaciones específicas con el mercado de trabajo, las situaciones de represión y

tortura mencionadas en el apartado anterior, la marginación respecto al sistema de salud,

la ausencia histórica de políticas sociales que contemplen su trayectoria particular8.

Se torna necesario explicitar trayectorias. No es lo mismo llegar a la vejez

habiendo sido torturada/o por usar el espacio público o silenciando vivencias, que llegar

a una vejez que aún en las enormes vulneraciones, se concibe esperada.

Dentro de la vejez, los y las viejas referidos/as en esta ponencia comparten con

otros y otras los problemas de salud y de vivienda, las dificultades de acceso a espacios

de socialización y el estigma de ser “inactivos/as” en una sociedad que premia la

producción y el consumo. Sumado a ello, sufren el hecho de que sus arreglos familiares

no son tenidos en cuenta, de que muchas veces deben silenciar sus pautas de

convivencia, de que muchos/as no tienen descendencia porque vivieron su adultez en un

contexto que negó la posibilidad de comaternar o copaternar. Son expuestas al riesgo

de contraer enfermedades por malos controles ginecológicos que asumen que después

de cierta edad no se es sexualmente activa, o por la no concurrencia a urólogos para

evitar el sometimiento a la discriminación que implica la negación de su identidad de

género. Transitan vidas que no tienen modelos, que son ante todo no deseadas, que son

8 La primera acción afirmativa que contempló la trayectoria de las personas trans y la relación de

desigualdad a la que las ha sometido también el Estado data del año 2012 cuando el Ministerio de

Desarrollo Social implementó la Tarjeta Uruguay Social para personas Trans (TUS Trans) (Rocha, 2014,

59).

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forzadas a reproducir desde el silencio las mismas formas de vincularse que cuando sus

vidas eran explícitamente prohibidas, a través de circuitos solo para entendidos que

cambiaron la prostitución en calle por la atención de clientes en los domicilios, y los

boliches gays por las salas de chat donde se mantienen códigos que las hacen todavía

clandestinas.

4. Empezar por reparar

El 17 de mayo del corriente, en un nuevo aniversario del Día Internacional

contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia, el Consejo Consultivo de la

Diversidad Sexual9 presentó al parlamento el Proyecto de Ley Integral para Personas

Trans.

El mismo abarca diversas problemáticas que atañen a la población trans y

presenta propuestas con relación a la promoción de acciones afirmativas tendientes a

garantir igualdad y acceso al ejercicio de derechos. En este sentido, propone por

ejemplo, la modificación en el trámite para el cambio de nombre y sexo en los

documentos identificatorios de manera de que el mismo sea más ágil y por fuera de la

órbita judicial como lo es hasta el momento, plantea la ampliación de cuotas laborales,

propone la incorporación de la variable identidad de género en todos los sistemas

oficiales de información estadística, realiza propuestas en relación con el acceso al

derecho a la salud, la educación y la cultura, así como da un paso en materia de

visibilización de la situación de las personas trans durante el período de la dictadura

estableciendo:

un régimen reparatorio para las personas (…) nacidas antes del 31 de

diciembre de 1975, que por causas relacionadas a su identidad de género

fueron víctimas de violencia institucional o hayan sido privadas de su libertad

(…) habiendo sufrido daño moral, físico y/o psicológico e impedimentos en

el ejercicio pleno de los derechos de la libre circulación, acceso al trabajo y

estudio debido a prácticas discriminatorias ejercidas por el Estado (...)"

(MIDES, 2017).

Se trata en este caso de un reconocimiento del Estado que por primera vez da

cuenta de la violación a los derechos humanos que sufrieron las personas trans que

vivieron su adolescencia y adultez durante el período de la dictadura y siendo además

explícito respecto a que las causas de la violencia se asociaban a la identidad de género

de las personas.

9 El Consejo Consultivo de la Diversidad Sexual funciona en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social.

Creado en el 2013, se integra por representantes de organizaciones de la sociedad civil (MIDES, 2013).

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Si bien es aún un Proyecto de ley que no se ha llegado a discutir en el

Parlamento, su lanzamiento fue noticia en diversos medios de comunicación. A pesar

del camino recorrido en materia de avance en la universalización de los derechos

humanos, gran mayoría de los titulares que informan la noticia en los portales web,

tanto así como extensos cometarios de usuarios de éstos, son muestra de cómo se

intentan perpetuar ciertos privilegios y de cómo la heteronorma mediante la cual se

legitimó la tortura de los cuerpos que no se adaptaban a ella, legitima todavía la

pobreza, la exclusión y la culpa que atribuye a las propias personas violentadas.

No se trata de que ingenuamente se confíe en que titulares y comentarios

transfóbicos y basados en la intención de no mover la balanza que tiene a unos bien

arriba y a otras y otros bien abajo, puedan cambiar todo lo que desde hace años los

movimientos sociales que trabajan por transformar la sociedad en pos de la igualdad de

derechos vienen logrando. Simplemente evidencia la forma en que en una sociedad que

gusta de llamarse integrada (Real de Azúa; Rama en Sempol, 2013, 80), se reproducen

formas extremas de opresión y de daño que no parecen alterar el imaginario social de

cómo somos. Quizás sea necesario revisar los marcos desde los que se parte ya no para

observar con tranquilidad lo mucho que sí se consiguió, sino para problematizar el

alcance de todo eso conseguido. Cuando se manifiesta en los hechos la resistencia a

incorporar un marco que busque reparar algo del daño ya perpetrado sobre ciertas

corporalidades, queda claro que la explicitación de la vulnerabilidad no necesariamente

nos une en intentos de reparación (Butler, 2010, 15). Especialmente cuando esa

vulnerabilidad es consecuencia de las formas en que se concibe lo humano y sus

derechos inherentes. Retomando nuevamente un relato:

Ahora hay una pregunta que yo te la voy a hacer a vos: ¿por qué somos tan

marginados? En un mes mataron cuatro travestis, nunca se supo nada ¿Por

qué los derechos humanos no nos defienden? (Entrevista a mujer trans, 74

años, 27/07/2012).

No caben dudas de que en los procesos de revertir las consecuencias más duras

de la heteronorma, hay acciones que son más urgentes que otras en tanto modifican

condiciones materiales concretas de las personas. Ese camino ya ha empezado. Urge

además, continuar trabajando en la inclusión de estos temas en la educación de manera

continua para asegurar condiciones de habitabilidad y permanencia, pero también para

construir un marco de posibilidad (Butler, 2006, 56) que permita formas de pensarnos

distintas/os a lo que se espera y no ser perseguidas/os en el intento de llevarlo a cabo.

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Seminário Internacional Fazendo Gênero 11 & 13th Women’s Worlds Congress (Anais Eletrônicos),

Florianópolis, 2017, ISSN 2179-510X

Existen realidades que son propias de cómo el Estado se relaciona con ciertas

construcciones identitarias, y eso no las hace estáticas sino contingentes. La forma en

que se es viejo/a desde una identidad que no es la esperada por la heteronorma debe

leerse contextualizadamente. El autocontrol infligido durante toda su vida, las

estrategias de sobrevivencia, la incapacidad de pensarse posibles, es constitutiva de esta

generación. Quienes son personas mayores hoy, son portadores de esa historia, la han

construido también ellos y ellas, y por eso es imperioso que la política pública articule

con ello, como lo hace el Proyecto de Ley que se mencionó antes.

Finalmente, esta ponencia pretendió dar cuenta de vidas que aún por fuera de lo

pautado, se vivieron; de personas que aún sufriendo las más violentas agresiones,

lucharon contra un sistema opresor y generaron además espacios para la organización y

la lucha. Al coraje de sus testimonios debemos la recuperación de parte de la Historia y

a esto último la convicción de que cuando decimos que no haya Nunca más terrorismo

de Estado, también a eso referimos.

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Trilce, 2012, 85 - 103.

Traces of repression and resistance. Experiences from silenced bodies

Based on stories from old age, discourses of gay men, lesbian women and transgender

women are articulated about their life experiences from the period of the Uruguayan

dictatorship (1973 - 1985) onwards, trying to prioritize a perspective capable of

recovering the specifics at the intersection of oldness and sexual and gender diversity

for the exercise of citizenship. From an attentive perspective to the transformations of

the socio-historical context, this presentation converges in paths marked by invisibility

and stigma, as by resistance and organization.

Keywords: Repression, resistance, sexual diversity