Hugo Cedeño Indiana Jones

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Hugo Centeno Mosquera, aventurero, arqueólogo sin primaria, es difícil definir la trayectoria y personalidad de este personaje a quien tuve la oportunidad de conocer Primera Parte Cuenteme de su vida, Don Hugo. Yo comencé hace mucho. Tengo 81. Comencé cuando vino el Dr. Evans y su esposa la Dra. Betty Meggers. Teníamos una lancha grande y mi padre me dijo: Ud. se va con ellos. Habían venido con Emilio Estrada, el los trajo. Los Evans eran directores del Smithsonian. Llegaron junto a los hermanos Dalton Walter Navarro, este último abogado. Bueno, nos fuimos a La Tolita, nos fuimos a la frontera (Porque la Tolita baja hasta el río Patía, a 20 km de Palma Real de Esmeraldas) Zona de mucho oro. Oro? Piezas arqueológicas? No, mucho oro. Allí llevó Blas de Lezo y Olavarrieta, la primera carga de negros (9.000) para trabajar en el oro. Hay también piezas precolombinas, pero aquí me refiero a minas, a lavaderos. Bueno. Continúe De la Tolita avanzamos a lagarto, Ostiones, Rocafuerte, Rioverde, y un pueblito que está cerca de la desembocadura del río Esmeraldas, se llama Camarones. De allí pasamos a Atacames, Tonchigue, Galeras, San Francisco. De allí avanzamos hasta Manabí. Fuimos hasta Bahía de Caráquez. De allí se antojaron y hubo que ir a dejarlos a Valdivia. De allí ellos se fueron. Desde allí me entró el gusto por la exploración, la excavación, buscar lugares donde nadie había estado y como tenía mi lancha y mi gente de confianza, todo fue muy bien. En que momento cambió eso

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Hugo Centeno Mosquera, aventurero, arqueólogo sin primaria, es difícil definir la trayectoria y personalidad de este personaje a quien tuve la oportunidad de conocer

Primera Parte

Cuenteme de su vida, Don Hugo.

Yo comencé hace mucho. Tengo 81. Comencé cuando vino el Dr. Evans y su esposa la Dra. Betty Meggers. Teníamos una lancha grande y mi padre me dijo: Ud. se va con ellos. Habían venido con Emilio Estrada, el los trajo. Los Evans eran directores del Smithsonian. Llegaron junto a los hermanos Dalton Walter Navarro, este último abogado. Bueno, nos fuimos a La Tolita, nos fuimos a la frontera (Porque la Tolita baja hasta el río Patía, a 20 km de Palma Real de Esmeraldas) Zona de mucho oro.

Oro? Piezas arqueológicas?

No, mucho oro. Allí llevó Blas de Lezo y Olavarrieta, la primera carga de negros (9.000) para trabajar en el oro. Hay también piezas precolombinas, pero aquí me refiero a minas, a lavaderos.

Bueno. Continúe

De la Tolita avanzamos a lagarto, Ostiones, Rocafuerte, Rioverde, y un pueblito que está cerca de la desembocadura del río Esmeraldas, se llama Camarones. De allí pasamos a Atacames, Tonchigue, Galeras, San Francisco. De allí avanzamos hasta Manabí. Fuimos hasta Bahía de Caráquez. De allí se antojaron y hubo que ir a dejarlos a Valdivia. De allí ellos se fueron. Desde allí me entró el gusto por la exploración, la excavación, buscar lugares donde nadie había estado y como tenía mi lancha y mi gente de confianza, todo fue muy bien.

En que momento cambió eso

Bueno, gente de dinero y de buena posición económica y política eran mis principales compradores.

De atrevido puse una galería en Quito porque tenía miles de cosas de La Tolita, y Hernán Crespo Toral me sacó a la carrera. Es irónico que quienes hicieron que el comercializar piezas arqueológicas fuera ilegal, eran los principales coleccionistas y compradores. Yo creo que lo hicieron para que sus propias colecciones subieran de precio y así poder vendérselas en millones al estado.

En Quito, una vez le vendí unas piezas a un conde alemán que era embajador, fueron policías y él conde entro en su Mercedes (Benz) y se fue. Hernán Crespo tenía problemas conmigo

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porque yo ayudé a recuperar un Ídolo en toda la frontera de este tamaño (indica aproximadamente metro y medio) las manos eran de hombre pero las uñas de tigre.

Yo lo llevé al Banco Central. Ya les había vendido bastante, entonces fui después de 20 dias con mi mujer y 2 hijas pequeñas. Y me decían: venga, regrese después de 15 días, que el Dr. Holm ha salido al exterior, etc que la Dra Di Capua no tiene tiempo. Volví después y nada. La tercera vez fui donde Hernán Crespo y le dije: Mira avísenme cuando uds. Se pongan de acuerdo.

Para esto el Dr. Luis Barriga y el Dr. Humberto Rosso, director del Museo del Banco de la República en Bogotá, quienes ya estaban interesados en esta pieza, que por la ubicación del hallazgo podría ser igual ecuatoriana que colombiana. Se los llevé, gracias a unb salvoconducto que me dieron.

Y tiene al ídolo parado sobre un pedestal. Y Hernán Crespo en medio del brindis dice: Esa pieza fue robada del BCe. Que le parece?

Ni siquiera la habñian querido ver. Continúe.

Bueno, como los papeles estaban en orden y no había en el inventario nada sobre este ídolo enorme. (Como creen que iba a poder sacar algo que pesaba 140 libras del BCE)

Pero ellos en Colombia si tenían el acuerdo previo conmigo, los papeles de la compra, la clasificación y datación. Entonces lo hicieron (A Hernán) que pida disculpas ante el directorio o lo metían preso por difamación. Y así lo hizo.

Que pasó después a donde lo llevaron los nuevos rumbos??

De allí cerré la galería y fui a Manabí, de allí me fui a Colombia, donde conocí al al Arqueólogo, con especialidad en Egipto, Carlos Federico Lehman y García, conocido. Nos hicimos amigos, pues éramos casi de la misma edad. Él tenía avioneta. Empezamos a volar desde Esmeraldas. El río ERsmeraldas era la subida, pues por el mar se llega hasta Esmeraldas con el viento; de3 alli hay que subir, caminar, entrar por el rio Taione, y llega a Atacames, de allí para allá se arma otra embarcación y se puede subir, porque la “punta gorda” no deja, se cruza, lo cuartea, palabras marinas. Pero siguiendo la corriente en esta área se puede a vela, llegar fácilmente hasta Japón.

Y es que en Esmeraldas se encuentran cosas que la arqueología convencional no reconoce. Artículos con símbolos asiáticos, y hasta artículos de los atlantes, como los que tenía el embajador colombiano en su hacienda.

Aquí hacemos una pausa, revisamos mi cuaderno de apuntes y le muestro una comparación de una Máscara funeraria del período Liao, un antecesor de los kara-kitai, grupo proto-mongol que en mi estudio está relacionado a loos magyares y también a asentamientos americanos en la costa ecuatoriana. El se sorprende al ver la gran afinidad con las mascaras que el conoce y ha encontrado en la Tolita.

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Hasta aquí la primera parte de su entrevista.